Relatos de colores Martín Sabbar
Relatos de Colores Martín Sabbar 2016
Relatos de Colores Martín Sabbar 2016
“Sacudidas” Relatos de Colores: ROJO Abril, 2016 Martín Sabbar 2016
“Sacudidas” Relatos de Colores: ROJO Abril, 2016 Martín Sabbar 2016
A veces me cuesta olvidarte. Otras no, otras me dejo llevar por el escalo- frío que se dispara desde mi nuca al creer que aún estás al otro lado. Cierro los ojos y lo siento. Te siento. Oigo tu respiración deslizándose por mis hom- bros, cubriéndome en seda, dejándose caer hacia mis brazos. Envolviéndome, enredando tus dedos en mi pelo, recreándote por el tobogán de mi cuello hasta notar la fuerza de tus manos sobre mis hombros, para atraerme hacia ti. Sólo tengo la referencia de tu voz entrecortada y el calor que desprendes. Estás tan cerca. Te oigo sonreír al ver mi cara de idiota cuando me susurras al oído: — 'Déjate llevar' — y me pones de espaldas, tapándome los ojos con una venda impregnada de gotas de tu perfume.
A veces me cuesta olvidarte. Otras no, otras me dejo llevar por el escalo- frío que se dispara desde mi nuca al creer que aún estás al otro lado. Cierro los ojos y lo siento. Te siento. Oigo tu respiración deslizándose por mis hom- bros, cubriéndome en seda, dejándose caer hacia mis brazos. Envolviéndome, enredando tus dedos en mi pelo, recreándote por el tobogán de mi cuello hasta notar la fuerza de tus manos sobre mis hombros, para atraerme hacia ti. Sólo tengo la referencia de tu voz entrecortada y el calor que desprendes. Estás tan cerca. Te oigo sonreír al ver mi cara de idiota cuando me susurras al oído: — 'Déjate llevar' — y me pones de espaldas, tapándome los ojos con una venda impregnada de gotas de tu perfume.
Sonrío ¿quizás con miedo? No, es una sensa- ¡Dios! Te siento, cómo siento tu mano ción de extrañeza que me atrae. Tanto, que me enguantada sobre mi brazo ¿o es la mía? obligas a mordisquearme ligeramente. Quién sabe ya... Siento el foco de la lámpara sobre mi pecho, sobre mi, es un calor doble, por dentro y por fuera, Sólo sé que me cuesta tanto olvidarte. Aún que serpentea erizándome la piel, al notar el dorso hoy, cuando abro mi cartera y encuentro tu fotogra- de tus manos colándose entre mis axilas, patinando fía, me estremezco, cierro los ojos y me dejo llevar, con dulzura por mi costado, hasta detenerse en mi una vez más. vientre. Siempre, una vez más, como un tonto. Mientras tus labios se escurren húmedos y firmes sobre mi espalda. La tela se desliza suave- mente con el movimiento de tus manos, y me roza el pecho haciendo que me endurezca por fuera, me envuelves tanto. La excitación se apodera de mis muslos, y un fuego húmedo empieza a dejarse notar por ellos, suave muy suave, un simple movimiento de tu pierna me produce sacudidas de placer al notar la humedad que empieza a manar en mi, por ti, de nosotros.
Sonrío ¿quizás con miedo? No, es una sensa- ¡Dios! Te siento, cómo siento tu mano ción de extrañeza que me atrae. Tanto, que me enguantada sobre mi brazo ¿o es la mía? obligas a mordisquearme ligeramente. Quién sabe ya... Siento el foco de la lámpara sobre mi pecho, sobre mi, es un calor doble, por dentro y por fuera, Sólo sé que me cuesta tanto olvidarte. Aún que serpentea erizándome la piel, al notar el dorso hoy, cuando abro mi cartera y encuentro tu fotogra- de tus manos colándose entre mis axilas, patinando fía, me estremezco, cierro los ojos y me dejo llevar, con dulzura por mi costado, hasta detenerse en mi una vez más. vientre. Siempre, una vez más, como un tonto. Mientras tus labios se escurren húmedos y firmes sobre mi espalda. La tela se desliza suave- mente con el movimiento de tus manos, y me roza el pecho haciendo que me endurezca por fuera, me envuelves tanto. La excitación se apodera de mis muslos, y un fuego húmedo empieza a dejarse notar por ellos, suave muy suave, un simple movimiento de tu pierna me produce sacudidas de placer al notar la humedad que empieza a manar en mi, por ti, de nosotros.
“Sueños y zapatos” Relatos de Colores: ROJO Abril, 2016 Martín Sabbar
“Sueños y zapatos” Relatos de Colores: ROJO Abril, 2016 Martín Sabbar
Da igual lo que pase, quien pase, que digan. No puedo evitarlo, todo saldrá según lo Estoy bien así, extrañamente a gusto. previsto, entrará como marejadas y se irá como tempestades. Esta vez me sorprendió, a veces le No sé si necesito más o escapar de nuevo y adivinaba, hoy no. Removiendo un viento cálido ser libre. ¿Lo soy? Un poco más, sólo quiero un que me nace desde el interior. poquito más de todo, de lo que tuve y de lo que ya nunca habrá, sentir que esto es bueno para mi y Y no voy a consentirlo. nada más. ¿Lo es? A pesar de saber que quizás esta vez pudié- Le robé nuevamente esa cara, en el momento ramos caminar lejos, muy lejos, la tarde cae, mi justo que cierra los ojos, y se duerme, esa es sólo pelo cae, mi falda cae, voy a dejarme caer. mía. Pequeños instantes donde rozar que todo pudiera ser verdad. Y escurrirme entre sus dedos , Mis zapatos están cada vez más desgastados. da igual ganar o perder.
Da igual lo que pase, quien pase, que digan. No puedo evitarlo, todo saldrá según lo Estoy bien así, extrañamente a gusto. previsto, entrará como marejadas y se irá como tempestades. Esta vez me sorprendió, a veces le No sé si necesito más o escapar de nuevo y adivinaba, hoy no. Removiendo un viento cálido ser libre. ¿Lo soy? Un poco más, sólo quiero un que me nace desde el interior. poquito más de todo, de lo que tuve y de lo que ya nunca habrá, sentir que esto es bueno para mi y Y no voy a consentirlo. nada más. ¿Lo es? A pesar de saber que quizás esta vez pudié- Le robé nuevamente esa cara, en el momento ramos caminar lejos, muy lejos, la tarde cae, mi justo que cierra los ojos, y se duerme, esa es sólo pelo cae, mi falda cae, voy a dejarme caer. mía. Pequeños instantes donde rozar que todo pudiera ser verdad. Y escurrirme entre sus dedos , Mis zapatos están cada vez más desgastados. da igual ganar o perder.
Relatos de Colores: ROJO Febrero, 2016 Martín Sabbar
Relatos de Colores: ROJO Febrero, 2016 Martín Sabbar
Una lágrima se estampará 'sur la Seine' al cruzarlo. Mira en la distancia y espera el momento exacto para andar, llegar al “Champ de Mart” y sentarse allí, protegida en su paraguas, su lugar reservado e íntimo. Lo externo no debe afectarle, nada puede pasar, nada que perder, que sufrir. Ya no importa si él se fue, porque nunca llegó. Sólo armonizar palabras al compás de una sonata en si menor, y en cuatro tiempos, de Listz, depositar en ellas anhelos, alegrías y penas, a la espera de quien le ayude a cerrar el paraguas, sonreír a la lluvia de la mañana y esperar. Desde la 'Place du Trocadéro', la chica del paraguas rojo observa el puente de Jena y piensa en Desde la plaza del Trocadero, la chica del paraguas rojo, quizás vuelva a morir, otra vez. el próximo bateaux-mouche, donde tres parejas se besarán.
Una lágrima se estampará 'sur la Seine' al cruzarlo. Mira en la distancia y espera el momento exacto para andar, llegar al “Champ de Mart” y sentarse allí, protegida en su paraguas, su lugar reservado e íntimo. Lo externo no debe afectarle, nada puede pasar, nada que perder, que sufrir. Ya no importa si él se fue, porque nunca llegó. Sólo armonizar palabras al compás de una sonata en si menor, y en cuatro tiempos, de Listz, depositar en ellas anhelos, alegrías y penas, a la espera de quien le ayude a cerrar el paraguas, sonreír a la lluvia de la mañana y esperar. Desde la 'Place du Trocadéro', la chica del paraguas rojo observa el puente de Jena y piensa en Desde la plaza del Trocadero, la chica del paraguas rojo, quizás vuelva a morir, otra vez. el próximo bateaux-mouche, donde tres parejas se besarán.
“Un crujido ancestral” Relatos de Colores: NEGRO Noviembre. 2015. Martín Sabbar
“Un crujido ancestral” Relatos de Colores: NEGRO Noviembre. 2015. Martín Sabbar
CRÓNICAS DE EXTRAÑA 9:00 horas. En un pueblo de Extraña. Ni el frío viento de la mañana , ni el dolor de lágrimas congeladas en su cara hicieron estremecerle. Carmen, ya no lo sentía. Le arrancaban de un tirón la última conexión con sus ancestros. s — ¡Familiares de Josefa Armengol! Gritaba el funcionario público, leyendo el listado de nombres . Nadie contestó.
CRÓNICAS DE EXTRAÑA 9:00 horas. En un pueblo de Extraña. Ni el frío viento de la mañana , ni el dolor de lágrimas congeladas en su cara hicieron estremecerle. Carmen, ya no lo sentía. Le arrancaban de un tirón la última conexión con sus ancestros. s — ¡Familiares de Josefa Armengol! Gritaba el funcionario público, leyendo el listado de nombres . Nadie contestó.
Todas las familias allí citadas eran avisa- — Sí, aquí lo tiene , 968 euros, ingresados das, una por una, para saber qué iban a hacer con en la cuenta del BBX. los huesos de sus difuntos. — Perfecto, ¿quiere reconocer los restos? — Sí. Según la normativa municipal en materia de Cementerios, toda tumba temporal a los diez Tras un pequeño andamio, rodeado de años caduca. Si los restos no se reclaman, en la telas de arpillera blanca, respetando el mínimo de mayor de las suertes pasan a formar parte del intimidad, el hombre miró. osario municipal. Quizás no debiera haberlo hecho. Porque al salir de ese Sancta Sanctorum, encontró a su Para Carmen no, sus antepasados acaba- padre aún entero. rían esparcidos como abono de jardines. Dos empleados del cementerio partían sus — ¡Familiares de Pedro González Lucas! huesos , como el que divide una barra de pan volvió a leer esa voz. congelado. El crujido resonaba en la distancia. Su padre ahora, sí , cabía en la pequeña caja — ¡Sí! Aquí estoy. preparada para recoger sus restos por otra déca- da más. Un hombre se acercó sorteando el pequeño pasillo entre tumbas. Más nombres resonaban en la parcela del cementerio, hombres y mujeres salían desenca- — ¿Ha traído su justicante de pago?- jados de ese pequeño espacio, ausentes, como preguntó el funcionario. poseídos por una extraña fuerza.
Todas las familias allí citadas eran avisa- — Sí, aquí lo tiene , 968 euros, ingresados das, una por una, para saber qué iban a hacer con en la cuenta del BBX. los huesos de sus difuntos. — Perfecto, ¿quiere reconocer los restos? — Sí. Según la normativa municipal en materia de Cementerios, toda tumba temporal a los diez Tras un pequeño andamio, rodeado de años caduca. Si los restos no se reclaman, en la telas de arpillera blanca, respetando el mínimo de mayor de las suertes pasan a formar parte del intimidad, el hombre miró. osario municipal. Quizás no debiera haberlo hecho. Porque al salir de ese Sancta Sanctorum, encontró a su Para Carmen no, sus antepasados acaba- padre aún entero. rían esparcidos como abono de jardines. Dos empleados del cementerio partían sus — ¡Familiares de Pedro González Lucas! huesos , como el que divide una barra de pan volvió a leer esa voz. congelado. El crujido resonaba en la distancia. Su padre ahora, sí , cabía en la pequeña caja — ¡Sí! Aquí estoy. preparada para recoger sus restos por otra déca- da más. Un hombre se acercó sorteando el pequeño pasillo entre tumbas. Más nombres resonaban en la parcela del cementerio, hombres y mujeres salían desenca- — ¿Ha traído su justicante de pago?- jados de ese pequeño espacio, ausentes, como preguntó el funcionario. poseídos por una extraña fuerza.
— ¡ Último aviso para los familiares de Tres años desempleada, 53 años, toda una Josefa Armengol! — gritó el funcionario por últi- vida de esfuerzos truncados, siendo autónoma no ma vez. tenía derecho a nada. — Procedan — dijo a los empleados. Esa mañana descubrió que tampoco lo tenía Una vez más los chasquidos helaban la para recoger a sus muertos, novecientos sesenta y sangre de Carmen. Los restos de su madre eran ocho euros eran impagables. Ya no le quedaba lanzados a un contenedor de obra, de esos metáli- dinero ni para comer. cos de escombros. Incrementando el montón de restos funerarios de otras familias que no los Carmen se derrumbó, sólo sentía en la reclamaron. Con rumbo al crematorio. lejanía el rumor del gentío que se arremolinaba a su alrededor. Miraba la escena, sin perder detalle, con las — ¡ Dejen aire! ¿Un médico, hay algún manos muertas de frío en los bolsillos de su gastado médico? abrigo de paño gris. Su mano derecha notó el roce — ¡Ayuda! exclamaban otros. de la carta que meses antes había recibido y que — ¡Llamen al 112! aún seguía allí. Tres eternos minutos, donde la soledad, la 'Distinguida Sra Pérez Armengol. impotencia y el miedo mandaban. Carmen pudo levantarse, tambaleándose, retornó el camino de Este tribunal ha desestimado su petición , al no haber reunido las condiciones obligatorias vuelta, oyendo los murmullos de la gente. para serle concedida la ayuda de Renta de Mínima Inserción solicitada en esta oficina. En Extraña, a tantos de tantos. — Lo siento, Madre. No puedo hacer nada más. Fdo. Dpto. de Funcionariado Público.' Fueron sus últimas palabras al cortante aire frío.
— ¡ Último aviso para los familiares de Tres años desempleada, 53 años, toda una Josefa Armengol! — gritó el funcionario por últi- vida de esfuerzos truncados, siendo autónoma no ma vez. tenía derecho a nada. — Procedan — dijo a los empleados. Esa mañana descubrió que tampoco lo tenía Una vez más los chasquidos helaban la para recoger a sus muertos, novecientos sesenta y sangre de Carmen. Los restos de su madre eran ocho euros eran impagables. Ya no le quedaba lanzados a un contenedor de obra, de esos metáli- dinero ni para comer. cos de escombros. Incrementando el montón de restos funerarios de otras familias que no los Carmen se derrumbó, sólo sentía en la reclamaron. Con rumbo al crematorio. lejanía el rumor del gentío que se arremolinaba a su alrededor. Miraba la escena, sin perder detalle, con las — ¡ Dejen aire! ¿Un médico, hay algún manos muertas de frío en los bolsillos de su gastado médico? abrigo de paño gris. Su mano derecha notó el roce — ¡Ayuda! exclamaban otros. de la carta que meses antes había recibido y que — ¡Llamen al 112! aún seguía allí. Tres eternos minutos, donde la soledad, la 'Distinguida Sra Pérez Armengol. impotencia y el miedo mandaban. Carmen pudo levantarse, tambaleándose, retornó el camino de Este tribunal ha desestimado su petición , al no haber reunido las condiciones obligatorias vuelta, oyendo los murmullos de la gente. para serle concedida la ayuda de Renta de Mínima Inserción solicitada en esta oficina. En Extraña, a tantos de tantos. — Lo siento, Madre. No puedo hacer nada más. Fdo. Dpto. de Funcionariado Público.' Fueron sus últimas palabras al cortante aire frío.
Cuatro meses después, un conocido al que ' Número de Subasta: X-134-M. la vida aún le trata bien, me comenta que tiene un Fecha de Procedimiento Ejecutivo: dinero ahorrado y que va a invertirlo en un piso, 11-11-2014. Detalles del Inmueble: 50 m2. Exterior. Buen estado. ahora que están baratos. Titular: Carmen Pérez Armengol” — Mira, estas son las subastas, mira que precios tío. 45.000 euros un pisito de 50 metros, ¡cojonudo! Desconozo la razón, pero un frío helado me recorrió la espalda dejándome como ausente. Sin — Vaya, pues nada, tú que puedes a por entender nada, aquel nombre desconocido me ello. ¿ Qué subastas son? dejó sin habla. — Proceden de embargos, del Banco de — Tío ¿qué te pasa? — me preguntó el Extraña, te apuntas y cada mes te pasan las amigo. ofertas de pisos que salen a subasta. Si te interesa — Tengo que sellar el paro el próximo 11 alguno, sólo tienes que ir y pujar. ¡Es un chollo tío! de Diciembre, que no se me olvide o me quitan la prestación. Me extendió el listado mensual , dieciséis pisos a subasta pública. Un nombre me llamó la Es lo único que pude articular. atención, sin saber porqué.
Cuatro meses después, un conocido al que ' Número de Subasta: X-134-M. la vida aún le trata bien, me comenta que tiene un Fecha de Procedimiento Ejecutivo: dinero ahorrado y que va a invertirlo en un piso, 11-11-2014. Detalles del Inmueble: 50 m2. Exterior. Buen estado. ahora que están baratos. Titular: Carmen Pérez Armengol” — Mira, estas son las subastas, mira que precios tío. 45.000 euros un pisito de 50 metros, ¡cojonudo! Desconozo la razón, pero un frío helado me recorrió la espalda dejándome como ausente. Sin — Vaya, pues nada, tú que puedes a por entender nada, aquel nombre desconocido me ello. ¿ Qué subastas son? dejó sin habla. — Proceden de embargos, del Banco de — Tío ¿qué te pasa? — me preguntó el Extraña, te apuntas y cada mes te pasan las amigo. ofertas de pisos que salen a subasta. Si te interesa — Tengo que sellar el paro el próximo 11 alguno, sólo tienes que ir y pujar. ¡Es un chollo tío! de Diciembre, que no se me olvide o me quitan la prestación. Me extendió el listado mensual , dieciséis pisos a subasta pública. Un nombre me llamó la Es lo único que pude articular. atención, sin saber porqué.
Relatos de Colores Martín Sabbar En breve... más 2016 Si le están gustando mis relatos, hágamelo saber. [email protected] Salud!
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