El armariosecreto...
En una tarde del mes de octubre, Doña Ligia.me encontraba escondida en un ar- Empezaron a surgir los interrogato- rios para todos y cada uno de losmario ya que mis padres habían habitantes alrededor de esta casa,llegado y aún no había lavado la lo-za que tanto me habían recordado pero a nosotros no nos pasaba na-en hacerlo. Me pareció extraño que da, suponiendo los policías que erami hermana menor estuviera la única familia cuerda de por ahí, además que éramos muy jóvenes yausente ya que es una niña de a nadie se le pasaba por la mentepocas amistades, fui a buscarla por el hecho de que pudiéramos come-las habitaciones y no la encontré, al ter un crimen.fin y al cabo mis padres me rega-ñaron por mi irresponsabilidad Resultó ser la culpable del crimen, mi hermana, que huyendo del espo-sabiendo que es un deber ya que so de la señora Ligia, cayó por lasvivo y convivo allí… escaleras a mucha velocidad, peroHoras después escuché que toca- nunca pudimos entender la razónban la puerta con mucha urgencia, de su escape…resultó ser mi hermana, corriendo yagitada subió las escaleras y se en-cerró en su cuarto sin producir soni-do alguno, más extraño me parecióeso que el hecho de que estuvieraen la calle. No quiso hablarnos du-rante ese día; al amanecer, la en-contré llorando en la orilla de mi ca-ma, pero no me dirigió ni una solapalabra, a eso del mediodía, la casade la vecina que más husmea todoslos aconteceres del barrio, estabarepleta de gente, mi cabeza se en-contraba a punto de estallar de tan-tas dudas e interrogantes que mesurgían con cada mirada que hacía,lentamente fueron entrando unosagentes de criminalística y no tarda-ron en sacar un cuerpo envuelto ensábanas blancas, era más que ob-vio que se trataba del esposo de
Me desperté envuelto en sudor y en plena oscuridad dentro del armario,mis piernas estaban dormidas porque me había recostado en una posi-ción incómoda el cual me produjo este calambre, saqué mi celular del bol-sillo delantero de mi pantalón, encendí la linterna y me encontraba muydesorientado, ya que a mi lado se encontraba el esposo de Ligia, que mehabía dopado para no sé qué cosas hacerme, al instante abrieron la puer-ta del armario, era mi hermana que lo había dopado a él y terminó hacien-do lo mismo conmigo…
El mejor noviembre... Todos tranquilos, a carcajadas, elEra una tarde de domingo, a medi- momento perfecto para vivir allí.ados del mes de noviembre; me en-contraba en casa de mi novio, nosacompañaban su prima, sus her-manos y su madre, él nos preparabala cena y su prima y lo ayudábamos,ella empezó a decir cosas muy ocur-rentes y graciosas, me dolía la panzade tanto reír, me senté en el suelopor la rosa y todos estábamos a car-cajadas, terminamos riéndonos de larisa del uno y del otro.Al haber cenado, nos dirigimos alcuarto de mi suegra, yo llevaba pocotiempo de noviazgo con él, pero mesentía en muy buenos brazos, yo es-taba sentada con él, mientras meabrazaba, todos estábamos en lacama de ella (mi suegra), escuchan-do historias del pasado de cada unode sus hijos, finalmente se centró enél y ha llevado una vida típicamenteadolescente, encajando en la modadel momento, él estaba sonrojado alver que yo me reía de él y me abra-zaba fuertemente...
Marian Nataly OsorioGarcía.
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