ENTRE ABRAZOS Y PALABRAS IKRAM CHAARA EL MOUSSATI 0
Este libro va dedicado a los residentes del Hospital Español de Tánger, cuyas historias y experiencias han enriquecido las sesiones de lectura, recordándonos la importancia de escuchar y aprender de nuestros mayores. Vuestra sabiduría y generosidad nos han inspirado y nos han recordado el valor de la conexión humana. A los compañeros y compañeras que se unieron a esta maravillosa y nueva experiencia con entusiasmo y genuino interés por conocer a los residentes. Vuestra empatía y apertura de corazón han creado lazos de amistad que trascienden las barreras generacionales. A ti, que sostienen este libro entre tus manos, te invito a abrir tu corazón y descubrir el poder transformador de la compañía y la escucha activa, y espero poder inspirarte a tomar acción y a acercarte a aquellos que se encuentran en busca de un poco de compañía y amistad. Que este relato sea un recordatorio de que a través de la lectura y la amabilidad, podemos construir puentes entre generaciones y llenar los días de nuestros mayores con sonrisas y conservaciones significativas. 1
En la vasta danza de la existencia, donde los días se funden en eternidad, emergen vínculos de pura esencia, la compañía, sublime realidad. Un abrazo cálido en noches frías, una sonrisa que alivia cualquier pesar, un hombro amigo en las melancolías, presencia que nos ayuda a soñar. En el eco del silencio compartido, se tejen los hilos de un alma en flor, la presencia en el ser, tan preferido, nutre el corazón con su dulce amor. Es la compañía un faro en la distancia, un refugio en tiempos de tempestad, un aliento que inspira esperanza, una luz que ilumina nuestra identidad. En el cálido abrazo de un ser querido, en la mirada cómplice y sincera, en la cercanía que nunca se ha ido, hallamos la esencia más verdadera. La compañía es bálsamo y cobijo, es presencia que da fuerzas al andar, es el lazo que afirma nuestro destino, y en cada encuentro, nos hace vibrar. Que nunca falta en nuestro caminar, esa compañía que nos hace crecer, la presencia que nos ayuda a brillar, y en nuestra historia, siempre prevalezca el ser. -Anónimo 2
ÍNDICE Un nuevo capítulo para mi vida………………………………………………………………. pág. 6 El poder de la presencia……………………………………………………………………….… pág. 8 Regalos, dulces y mucha alegría………………………………………………………….….. pág. 9 Una visita llena de emociones……………………………………………………………..…. pág. 10 Reflexiones sobre la vida y los abuelos en esta aventura……………….…....... pág. 11 Cuando la rutina se convierte en cariño y compañía………………………..…….. pág. 12 Las lecciones de vida de los residentes en el hospital……………………...……… pág. 13 Visita de una investigadora…………………………………………………………………..… pág. 14 Visita al hospital con sentimientos encontrados…………………………………..… pág. 15 Intercentros……………………………………………………………………… …………………… pág. 16 Despedida………………………………………………………………………… ………………….. pág. 17 3
UN NUEVO CAPÍTULO PARA MI VIDA Estoy nerviosa, siento que vomitaré lo que desayuné por la mañana. Os estaréis preguntando qué me pasa. Fácil, estamos a punto de conocer a los residentes del Hospital Español que hay aquí en Tánger para hacer un grupo de lectura con ellos y así hacerles un poco de compañía. El hecho de tener el Hospital español cerca nos motivó para llevar a cabo este proyecto servicio, trabajar con los mayores de la residencia nos podría enseñar lecciones nuevas sobre el Tánger de su época, la inmigración, la relación entre españoles y marroquíes, los obstáculos de sus vidas…, todo esto con el fin de ver la vida desde una nueva perspectiva. Esto de conocer gente nueva me hace ponerme muy nerviosa y morderme los labios, señal de mi ansiedad. ¿Y si no quieren formar parte del grupo? ¿Y si no están cómodos con nosotros? ¿Y si les caemos mal? ¿Y si ocurre algún problema?... Más y más preguntas dan vueltas en mi cabeza pero decido tomar aire al ver que ya estamos en la entrada del hospital. “Venga, tú puedes. Solo vas a entrar, ser tú misma, hablar con los residentes y escribir lo que te vayan diciendo. Es fácil.” Una vez dentro, me asombré por cómo estaba de ordenado todo pero había mucho silencio para mí, supongo que es normal que sea raro al ser la mayor de cuatro. Cogimos algunas sillas del comedor y las llevamos a la sala que íbamos a utilizar de ahora en adelante siempre que viniésemos. Nos colocamos y esperamos a que viniesen. Al estar todos ya presentes, la profesora Pilar explicó en qué consistía nuestra visita y cuál era nuestro objetivo. Cada uno de los residentes se emparejaron con nosotros y empezamos a conocernos. Mi compañero de esta experiencia se llama Juan, tiene 74 años, es un poco alto, con ojos verde esmeralda, barba grisácea y supongo que con problemas auditivos pues vi que tenía un audífono en su oreja derecha. Era muy amable conmigo, desde el principio me decía que podíamos hablar de lo que quisiera y que yo eligiera el tema de conversación. Al principio fueron temas típicos de cuánto tiempo estuvo aquí, a que se dedicó, el porqué de estar en la residencia de Tánger, etc. A medida que me iba contando me interesé mucho, me contó que había trabajado en una fábrica textil en varios sitios de Europa pero al estallar la Gran Crisis viajó a Casablanca para intentar expandir su negocio. Con el paso de los minutos nos fuimos adentrando en una bonita conversación como si fuéramos dos viejos amigos que hacía mucho no se veían. Hablamos de sueños, de cómo está la vida en la actualidad, de la muerte, de la vida, de las experiencias, de las aventuras, de la relación con la familia, las diferencias que hay entre España y Marruecos… Durante toda nuestra conversación hubo cosas que me interesaron muchísimo por la manera en la que me las contó. Una de ellas es que le gusta mucho pintar aunque no lo haga bien, me explicó que se desconectaba mucho al hacerlo y aunque él sabe que lo hace mal, no le importa porque plasma lo que piensa y cómo es él mismo en un trozo de papel importándole poco el típico miedo que tenemos todos hoy en día, en algunas ocasiones yo también, del “qué dirán”. La segunda cosa me dijo es que no tenía miedo a la muerte y que sí o sí tenemos que aprender a vivir en soledad. Me dio que pensar porque Juan está completamente en lo cierto, en algún 4
momento de la vida no vas a estar con nadie y no sabrás qué hacer si nadie está contigo, puede ser que te hayas ido a la cafetería solo o estés simplemente en tu habitación haciendo los deberes. El tema se dio por finalizado con un “si no sabes hacer las cosas solo y en soledad, nadie las va a hacer por ti”. También me dijo una frase que se me grabó en la mente “cada uno que piense lo que quiera y que soporte lo que pueda”. Cada uno puede tener diferentes opiniones sobre un mismo tema, nunca encontramos a un grupo de gente que piense exactamente lo mismo, siempre habrá una gran diferencia que resalta que todos somos únicos y especiales a nuestra manera. Por otra parte, nadie debe soportar los problemas de otros, por ejemplo, una persona puede soportar tener muchos conflictos mientras que otra no puede ni con uno, cada uno tiene su manera de resolver y de soportar las cosas que posiblemente otros no puedan. Otro ejemplo es la muerte de un ser querido, una persona puede pasar días como si nada, alimentándose del recuerdo, mientras que otra persona puede no soportarlo y entrar en depresión por ello. Al finalizar la visita, me fui a casa y seguí mi día como uno normal y corriente hasta que llegó la hora de dormir. No sé si soy la única que lo hace, pero yo reflexiono sobre lo que hice durante el día siempre antes de dormir, para rememorar todas las situaciones para evitar que me olvide de algo. Me quedé reflexionando sobre la visita de ese día, en cómo se emocionaron los residentes cuando nos vieron, en cómo hablaban entusiasmados con nosotros, en cómo sus ojos brillaban de alegría al estar pasando el rato con alguien que no fuera del hospital. Y ahí es cuando me di cuenta. Me di cuenta que lo más importante en la vida de las personas es la presencia, la posibilidad de estar con ellos, de convivir, de salir, de hablar, de preguntarles al menos cómo están o tan solo decirles buenos días. Con todos estos pensamientos, mis ojos se fueron cerrando lentamente y al final caí dormida con la imagen de los abuelos mirándonos con la alegría de empezar a conocernos mutuamente. 5
EL PODER DE LA PRESENCIA Otro día más para esta nueva experiencia… Ya estamos en el hospital, hicimos la misma rutina de la vez pasada, cogimos unas cuantas sillas del comedor y las posicionamos alrededor de la sala para que cada residente se pudiese sentar de la forma más cómoda posible y pasar la sesión juntos. Lamentablemente, mi compañero de experiencia no iba a venir hasta enero porque se fue a visitar a su hermana a Cataluña por temas familiares, pero aun así quise ir para ver qué tal iba la cosa. Me senté en el sillón y vi a la abuela de una compañera, Victoria, saludándola y llevándola a su mesa para empezar con su libro. Después entró José con un tablero de ajedrez. La profe Pilar le preguntó para qué lo trajo y él le respondió con un “Hoy vamos a jugar a no leer”. Al terminar de decirlo nos partimos de risa por la situación. Y así fueron entrando uno a uno, saludándonos y preguntando por nuestro día, nuestra familia, cómo nos fue la semana… Y ahí me di cuenta, cómo la presencia puede alegrar el día a una persona, con solo una mirada, con solo decir un buenos días, con solo mirar y sonreír, con solo estar ahí y conversar aunque sean tres minutos, con solo eso puedes cambiar el humor de las personas de una forma positiva. Los abuelos que estaban se veían muy contentos por nuestra visita, supongo que pensaban que no íbamos a venir otra vez, que era una broma o algo así, pero les enseñamos que era todo lo contrario. Cuando una persona se compromete a estar en el grupo nos mantenemos en contacto por si acaso alguno de nosotros no puede venir y así buscar a alguien que lo sustituya y que su residente no se quede solo. Por eso nos tomamos muy en serio este proyecto, no nos gustaría para nada hacer sentir mal a alguno de ellos. Al pasar la hora de la visita, recogimos todo, nos despedimos y nos fuimos del hospital cada uno por su lado. Al llegar a casa, le conté como siempre como fue mi día a mi madre, me metí en mi habitación y empecé a escribir mientras recordaba la visita. Espero que Juan se lo esté pasando bien en su viaje. Con esto terminó este día. 6
REGALOS, DULCES Y MUCHA ALEGRÍA Ya estamos en diciembre, eso significa que ya casi es Navidad. Hace unos días la profe Pilar, Saber, Houdaifa y yo fuimos a comprar unos regalos de Navidad para los abuelos en una cooperativa de mujeres, ahí nos explicaron que son una asociación que ayudan a la gente necesitada de Tánger como por ejemplo niños que tienen una adicción a respirar pegamento, adolescentes embarazadas, discapacitados… Al final como no sabíamos que les gustaban a cada de nuestros mayores decidimos comprarles unos jabones que son muy buenos para la piel. Al llegar al hospital, vimos un gran árbol de Navidad en la entrada, era muy bonito. Todo estaba decorado. Llegamos a la sala, nos acomodamos y esperamos a los residentes. Una vez iban llegando, todos los saludamos y les deseamos una feliz Navidad mientras que ellos se emocionaron y nos sonreían mirándonos con unos ojos alegres que parecían brillar. Los residentes que no estaban o no podían venir porque estaban enfermos o simplemente no podían, les guardamos sus regalos para la próxima vez que viniésemos y así se lo pudiésemos dar. Cada uno se puso a leer, hablar o pasar el rato con su abuelo mientras que los que no tenían, me incluyo en el grupo, nos sentamos disfrutando el panorama. En ese momento, una de las compañeras, Selma, me preguntó si le podía ayudar a preparar unas cosas en el comedor. Al entrar vi unas cajas de bombones y unas galletas, ahí ya entendí todo. Cogimos unos platos y ordenamos todo, pusimos en diferentes platos los bombones, tanto sin azúcar como con azúcar porque hay varios abuelos diabéticos, y las galletas. Una vez listo los pusimos en un carrito y fuimos a la sala. Al llegar fuimos pasando el carrito para que cogieran algún dulce y de paso los demás compañeros y profesores para que también cogieran alguno. Después de eso tuvimos la idea de pasar por algunas habitaciones y repartir bombones y desearles una feliz Navidad, no solo a los residentes, sino también a las enfermeras que había por ahí. Nuestro último destino fue la habitación de Paula, la abuela de Saber, que no pudo estar presente porque se encontraba un poco enferma. Nos enteramos de que había sido su cumpleaños, por lo que le cantamos el cumpleaños feliz y le regalamos unos cuantos dulces. La verdad fue muy divertido, aunque haya faltado gente, nos lo hemos pasado bien, vimos una partida de ajedrez entre Houdaifa y José, aunque la verdad no sé quién ganó. María, una de las abuelas, nos cantó una copla de la cual no recuerdo el nombre pero empezaba por “Sólo le pido a Dios…” y Victoria y Sina jugaron al dominó. Si no tienes nada que hacer, pasar el tiempo con gente casi siempre es una muy buena opción, charlar de la vida, de recuerdos, de consejos, de fiestas, de historias, de naturaleza, de moda, de ropa, de gente, de lo que sea. Cada día que venimos al hospital, me confirmo a mí misma que una persona puede alegrarle el día a otra. Nos vemos el sábado. 7
UNA VISITA LLENA DE EMOCIONES Otro día más en esta aventura en este nuevo año. Hemos vuelto de las vacaciones y ahora mismo estamos en la sala esperando a los abuelos como todos los sábados. Poco a poco empezaron a llegar cada uno de ellos y se sentaron con sus respectivos compañeros, todos menos el mío. Estaba confundida porque me dijeron que Juan iba a estar aquí en enero así que no entendía por qué no venía, supongo que estaría cansado del viaje. Por si las dudas, fui a preguntarle a un enfermero que nos acompañaba algunos sábados, Anas, y me contestó que Juan no había venido de su viaje todavía y no vendría hasta unos días más tarde. Le agradecí la información y me senté en el sillón pensando qué hacer al ver que mi abuelo estaba ausente. Saqué mi cuaderno y me puse a pensar en cómo empezar a escribir una de las sesiones mientras dibujaba hojas, hasta que una idea se me vino a la cabeza y la escribí inmediatamente. Así pasé la primera media hora de la visita, dibujando cosas mientras que a la vez escribía ideas en el cuaderno para acordarme después de escribirlas, por ejemplo el ambiente que hacía, lo interesados que se veían con las lecturas… Mientras estaba en mi nube de pensamientos e inspiración, escuché a María cantar otra de sus coplas a Sara, una de las compañeras. María tiene una voz preciosa que podría perfectamente escucharla durante todo el día sin cansarme de ella. Me quedé embelesada por su canto, parecía que estaba mirando a la nada y seguramente parecía tonta pero en serio que la copla cantada por ella parecía ser sacada de una grabación de estudio o algo así. Si no supiera que era María quien la estuviera cantando, perfectamente podría haber dicho que era alguna cantante antigua expresando sus sentimientos a través de la copla en la radio durante la tarde. Todo esto lo sé debido a que soy una chica que se lo pasa escuchando música de todo tipo la mayor parte del tiempo, la mayoría de canciones que escucho son o porque me identifico con ellos o porque me transmiten lo que la o el cantante quiere expresar, por lo que me fue un poco fácil sentir esas emociones que expresaba María a través de su canto. Una vez que terminó de cantar, volví a mi cuaderno y empecé a dibujar hojas porque eran tantas las emociones que tenía, que sentía que si no las expulsaba de alguna manera iba a estallar. Escucharla cantar me recordó a mi abuela cuando era pequeña, siempre que íbamos de visita nos cantaba alguna canción ya sea de alguna que salía en la tele o alguna de la familia que se cantaba siempre para hacer algo en familia o pasar el rato. Recuerdo que de pequeña, íbamos a la playa y que al volver, una vez ya duchada, me peinaba el pelo y me lo trenzaba mientras que me cantaba una canción que le solía cantar mi bisabuela de pequeña. Al volver a la realidad, decidí escribir las primeras cosas que se me venían en mente: amor, sentimiento, nostalgia, fuerza, alegría, plenitud, cariño, deseo, sueño, paz, calma, llena… Lo único que sabía de este día, es que iba a ir a mi casa con un montón de sentimientos y emociones encontradas. Con esto se termina esta bonita visita. 8
REFLEXIONES SOBRE LA VIDA Y LOS ABUELOS EN ESTA AVENTURA Nuevo día en esta aventura… Hoy tampoco vino mi abuelo, Juan, por lo que también me dediqué a escribir en mi cuaderno. Hoy no vino María porque se fue a España por asuntos médicos, por lo que mi compañera Sara y yo estuvimos hablando sobre esta experiencia. Sacamos el tema de los residentes, de cómo nos han llegado a cambiar la perspectiva de la vida. Hablamos de algunos consejos que le dieron a Sara, como no fiarte de las personas porque “el lobo se viste de cordero en algunas ocasiones para beneficiarse”, hablamos de ello y reflexionamos más en profundidad. También hablamos de cómo nos sentimos haciendo este proyecto, cómo nos sentimos cuando nos cuentan sus historias, sus aventuras, sus vidas, de cómo nos sentimos cuando nos cuentan alguna situación triste que han tenido que pasar, de cómo han tenido que sentirse al pasar por esas situaciones… Estuvimos hablando de todas estas cosas y muchas más durante un tiempo mientras que escuchábamos alguna que otra anécdota que contaban los demás, como por ejemplo, nos contó cómo sacaba a su marido de la casa para que de un paseo cuando estaba harta de él. Al estar hablando de esos temas y escuchando algunas historias, me puse a reflexionar sobre ellos, sobre su vida, de cómo lo han tenido que pasar y pienso que su vida ha sido difícil, que han tenido que adaptarse a un nuevo país. Algunos de ellos tuvieron una vida muy dura, por ejemplo María nació en la Segunda Guerra Mundial y su familia no tenía casi nada que comer por lo que ella tuvo que salir de su Málaga de pequeña para vivir mejor. Esto me ha hecho darme cuenta que hasta la persona más fría del mundo podría dejar escapar alguna que otra lágrima al escuchar su historia. Cada uno de ellos tuvo sus problemas, tormentas, huracanes, que arrasaron, dejaron todo desordenado y hecho un caos, pero consiguieron seguir adelante, unos con gente apoyándolos otros siguiendo el camino solos, pero lo consiguieron. Eso es lo que me dieron a entender qué es la vida. Al parecer, estoy en un punto de mi vida en el que cada vez que salgo del hospital, voy a casa con algo nuevo aprendido. 9
CUANDO LA RUTINA SE CONVIERTE EN CARIÑO Y COMPAÑÍA Nuevo sábado y nueva sesión. Esto de ir al hospital todos los sábados se está convirtiendo en una rutina placentera. Es muy reconfortante llegar, y encontrarte con que los abuelillos deseando que lleguemos para tener una simple charla, una lectura, o simplemente que alguien les pregunte cómo están. La verdad es que les hemos cogido muchísimo cariño y sentimos como que vamos a visitar a nuestra propia familia, ya no son unos desconocidos para nosotros. Después de los saludos y de las presentaciones de algunos compañeros nuevos que acaban de incorporarse a esta aventura, hemos comenzado con nuestras sesiones habituales de lectura. Empecé a hablar con María, una abuela de lo más tierna. La verdad es que me pasaría las horas hablando con ella, porque mientras te habla es como si el tiempo se detuviera. Es una señora muy culta, con mucho que contar, ha vivido muchísimas historias durante su vida, algunas muy alegres, y otras muy tristes y con las que aún se le salta alguna lagrimilla cuando las cuenta, como por ejemplo nos contaba cuántos pretendientes tenía y ella los rechazaba porque no estaba interesada, de cómo llegó a enamorarse de su marido, nos habló de sus hijos y de sus nietas…Aquí te das cuenta de lo importante que es saber escuchar a las personas, para ella contar sus vivencias es como un desahogo, y a la vez es reconfortante saber que alguien presta atención a lo que quieres transmitir. Después Sara comenzó con ella la sesión de lectura, en la que ella también prestó muchísima atención a cada una de las palabras que Sara leía. La verdad es que mientras les lees, sientes como se transportan al lugar de la lectura, viven el momento y lo más importante es que lo disfrutan al máximo. Aunque dejadme confesar en que la verdad no avanzamos nada pero vale la pena al ver que nuestra compañía y cariño es lo que les importa. Al terminar siempre tan amables ellos nos preguntan sobre nuestras familias, cómo llevamos el curso escolar, y realmente se preocupan por nuestro estado de ánimo. Antes de salir nos echamos unas risas con ellos, en esta sesión estaban muy animados, tenían ganas de charlar, contar chistes y gastarnos bromas. Lo más bonito de esta actividad es que siempre logramos sacarles alguna sonrisa a todos y cada uno de ellos. 10
LAS LECCIONES DE VIDA DE LOS RESIDENTES EN EL HOSPITAL Nueva sesión del año. Hoy la profe Pilar nos tenía una sorpresa, era la visita de Maribel Méndez que trabaja en el Instituto Cervantes. Nos dio la sorpresa, porque al parecer la señora estaba muy entusiasmada por el proyecto y quería ver cómo era, aparte de que así podríamos aprovechar para ir más veces a la biblioteca y utilizar libros para leerlos a los residentes. Al llegar al hospital, nos saludamos y nos pusimos manos a la obra para empezar con la visita. Me senté con María y Sara mientras que la señora iba dando una vuelta saludando y presentándose para que los abuelos supieran quién era. Nosotras, mientras, seguimos un poco con la lectura, y siempre que se daba la ocasión, María nos daba algún que otro consejo que nos podría ayudar mucho en nuestra vida. Cada vez que íbamos avanzando en la lectura, notamos que María iba recordando cosas de su vida, por lo que decidimos parar un poco y escuchar cada uno de sus recuerdos que nos quería contar. Cada vez que hablaba se le notaba la alegría en su voz de ser escuchada y sus ojos brillaban de ilusión al vernos concentradas e interesadas en su historia. Cada pregunta que hacíamos nos la contestaba sonriendo y cada vez que le pedíamos consejos de alguna situación similar por la que estábamos pasando y ella ya la había pasado nos aconsejaba con una voz tan firme que parecía que sabía la respuesta de todas las preguntas que podrían haber en el mundo. Y así pasamos la hora en el hospital, leyendo, preguntando, consejos, preguntas, leyendo, un poco de emoción por alguna anécdota… Al final, recogimos todo y cada uno se fue a su casa. Al llegar, fui reflexionando sobre todo lo que pasó hoy, los consejos, las emociones, las lágrimas que dejamos salir, las aventuras que María nos había contado, todo y sé que todas estas cosas las voy a llevar conmigo, todas las historias que nos cuentas con tanta emoción, todos los sentimientos que nos expresan en canciones, toda esa alegría que se asoma en su voz cuando preguntamos algo que le interesa, ese brillo en los ojos cuando se dan cuenta que les ponemos atención, todo eso te hace tener un sentimiento cálido y lleno en el pecho y ahí sabes que todo está bien. Los consejos que nos dan los abuelos nos pueden hacer mucha falta en nuestra vida porque al fin y al cabo ellos son los que más saben porque han vivido primero, uno de ellos es “no callarse”, expresar cómo te sientes y lo que te pasa con alguien en quien confíes porque guardarte todo dentro de ti puede ser dañino. Esas historias son la asignatura de historia que estudias en el instituto pero contada de una forma menos pesada y más divertida. Las aventuras que tuvieron, los viajes que hicieron, las personas que conocieron, los problemas que tuvieron, todo eso te hace crecer y aprender del mundo y la vida de una forma diferente y eso es lo que nos han estado enseñando desde el primer día que hemos llegado. 11
VISITA DE UNA INVESTIGADORA Otro día en este proyecto… La profe Pilar nos tenía otra sorpresa y esta vez fue la visita de una investigadora japonesa llamada Garam Kwon que estaba justo aquí en Tánger investigando para su doctorado. Quería saber sobre lo que hacíamos, quería ver y hablar con los residentes para indagar cómo fue Marruecos por esos años. Al entrar hicimos lo mismo de siempre, entramos, cogimos algunas sillas del comedor, las llevamos al salón y esperamos a que viniesen nuestros queridos abuelos. Una vez ya estaban viniendo todos, la investigadora se presentó y fue saludando a cada uno de ellos para conocerlos mejor. Al final decidió sentarse con María, Sara y conmigo. Una vez que ya estábamos todas, de inmediato, hubo como una especie de conexión entre la investigadora y María. Al principio empezaron a hablar de María y su vida en España, cómo llegó a Marruecos, cuando se casó, sus hijos, los problemas que tuvo, alguna que otra historia para animar el ambiente, así como alguna que otra copla cantada por ella. Después nos fue preguntando sobre nosotras para conocer un poco más la cultura árabe así como los sitios que habían antes y ahora. Nosotras también le hicimos preguntas para conocerla y saber un poco más de ella, le preguntamos sobre su trabajo, sobre su experiencia, su vida, algún problema que haya tenido, los idiomas que habla, culturas que ha investigado… Así fuimos conociéndonos poco a poco hasta que la profe Pilar me llamó informando que Juan acababa de llegar, fui a saludar y a preguntar sobre su viaje y como lo había pasado. Me contó el porqué de su tardanza, cómo lo pasó, lo que echaba de menos, que hacía, etc. También me preguntó sobre mí, cómo estaba, mi familia, mis cursos escolares… Después me sacó el instituto como tema de conversación y, al parecer le llamó la atención, porque no paraba de preguntarme algunas cosas. Al final, sació su curiosidad y se fue a ver la partida de ajedrez que estaban jugando José y Houdaifa. Después de eso, volví con María y las chicas para seguir hablando y conociéndonos mutuamente. Mientras estábamos hablando, vi de reojo cómo Juan empezaba una partida de ajedrez con Houdaifa y José les estaba haciendo fotos para después seguir haciendo fotos a los demás. Me hacía gracia la situación porque José quería estar disimulado pero conseguía todo lo contrario, aun así le dejamos hacernos todas las fotos que quiso para que las tenga de recuerdo y así recordarnos siempre que quiera. Al final de toda la visita, nos despedimos deseándoles un bonito día y fin de semana. 12
VISITA AL HOSPITAL CON SENTIMIENTOS ENCONTRADOS Hoy ha hecho un día precioso y primaveral. En los centros educativos Ramón y Cajal y Severo Ochoa, se celebran las jornadas deportivas Intercentros. Hemos ido al Hospital a por los abuelos para que pudieran disfrutar de las sesiones en nuestra compañía, pero finalmente ninguno de ellos ha querido asistir, y lo entendemos perfectamente. Para ellos es mucho trajín estar de un lado para otro, incluso molesto al haber tanto ruido en las gradas de los centros. Así que como la decisión estaba en sus manos y no se sentían cómodos, no hemos querido molestarles más y sacarles de su paz y tranquilidad. Aprovechamos nuestra llegada al hospital para visitar a una de las internas, que está la pobre en una situación bastante complicada. Y es que una de las cosas más duras y difíciles que le pueden pasar a una persona es “perder las ganas de vivir”. La pobre señora tiene una tremenda depresión de la que no logra salir. La verdad es que está recibiendo mucho apoyo psicológico, mucho cariño y muchas muestras de amor para que consiga superar este difícil bache. La sesión de hoy ha terminado con muy mal sabor de boca, ver a una persona que está sufriendo y llorando y sin saber por qué, es muy duro. Espero que todo salga bien para ella y pueda recuperarse pronto. 13
INTERCENTROS Hoy es el segundo día de intercentros. Teníamos en mente ir al Hospital y traer a algunos abuelos que podían caminar por algún tiempo para ver cómo es nuestro instituto. Lamentablemente no pude ir, pero por lo que me contaron vinieron José y Juan que rápidamente se fueron al ajedrez a ver a Houdaifa. Vino también Paula y María que pasearon por el centro, poco porque María no puede caminar mucho. Luego se tomaron algo en la cafetería del instituto. Como Juan conduce, llevó su coche y María y Paula no pudieron negarse a venir al centro. 14
DESPEDIDA Esta es la última sesión de esta experiencia. Al querer despedirnos de una manera divertida y alegre, decidimos venir todos vestidos como si fuéramos a la playa para traer el ambiente de verano a la residencia. La profe Pilar también traje sombreros extra para ponérselos a los abuelos, trajimos algunas galletas, bebidas y pusimos música para alegrar el ambiente y que no sea una de las típicas despedidas con lágrimas en los ojos y sentimientos de tristeza. En las caras de los abuelillos se les notaba cómo aprovecharon esta aventura para enseñarnos cosas de la vida, darnos consejos y tener compañía simplemente para hablar de todo lo que se les ocurra. También nos ha ayudado a nosotros como personas para entender el concepto de compañía y presencia en la vida de las personas. Si me dieran la oportunidad de volver a intentar esta experiencia o alguna otra totalmente diferente, sin pensarlo dos veces diría que sí, por las cosas que aprendes para tu vida, por las personas que conoces y no sabes si seguirán en tu vida o no pero dejarán una huella marcada en ti. Lo último que puedo decir es que muchas gracias por esta oportunidad de poder ser mejor. 15
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