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Published by Luis Fernando Londono Bolivar, 2019-11-07 21:19:24

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Luis Fernando Londoño Bolívar

Papel sobre el agua. (Texto narrativo)

En las orillas de un pueblo onírico de calles como El sustento de la familia, ahora conformada por ríos, un padre vivía con su hijo. El padre tenía un el padre y su hijo, provenía de su trabajo artesa- carácter fuerte, pero tenía un amor muy grande nal, sus creaciones eran barcos de papel. Estos hacia su primer y único hijo. Era un hombre más le eran muy útiles a los vecinos del pueblo, por- bien delgado, pero a pesar de ello contaba con la que era el único medio de transporte que tenían presencia y actitud suficiente como para imponer para llevar de un sitio a otro personas o cosas respeto a las adversidades que se pudiera en- para el comercio; soportaban un gran peso. Por contrar en su camino de vida. Su niño, de unos lo tanto, construyeron un gran barco de papel, diez años de edad, era reservado con sus expre- uno de mucha calidad ya que era para una oca- siones y emociones, un joven introvertido; y aún sión muy importante. El padre miró a su hijo or- más después de la muerte de su madre unas se- gulloso una vez terminado el barco, su mirada lo manas atrás. En aquel pueblo onírico de calles decía todo, era quizá el mejor barco en el que como ríos se vivía alrededor del agua, no sola- habían trabajado jamás. El hijo, con algo de tris- mente de manera literal, sino que el estilo de vida teza en su rostro, pero consciente de que el via- de las personas y sus costumbres giraban en je que iban a emprender era de gran valor para torno al agua. Por lo tanto, todo el proceso de vi- su padre, dejó salir una sonrisa sincera. da se empezaba, se transcurría y se terminaba en agua. Así, como era costumbre, tras pasar las Con todos los preparativos listos, entre esos un semanas de luto, se debía devolver el cadáver al mapa y los tres tripulantes a bordo de aquel agua. Existía una zona profunda y alejada del magnífico barco de papel, zarparon con el obje- pueblo llamada “Dulce Zona”, donde el padre y tivo de encontrar la Dulce Zona antes de la me- su hijo tendrían a que dejar sumergir hasta las dia noche, ya que era la hora límite, como lo profundidades el cuerpo de su ser querido que ya dictaba la tradición. El viaje fue calmado. El pa- no se encontraba con vida, para que volviera a dre y el hijo mantuvieron el silencio durante casi ser parte del agua y de las corrientes una vez todo el trayecto, más por respeto hacía la situa- más. Esa era su misión. ción que por otra cosa.

A pesar de ser un gran barco de papel y de te- él durante su vida. Le agradeció, además, por ner una gran calidad, se comenzaba a hundir. su padre ya que había sido un gran hombre con Eso ocurría con cualquier barco de papel, da- ideales claros y puros, que le tuvo un gran amor do el material. Los dos hombres preocupados tanto a él, su hijo, como a ella. De alguna mane- comenzaron a tomar acciones para evitar el ra, esto fue escuchado por su madre, y su pe- hundimiento. Usaron las mejores técnicas de cho se iluminó con una luz azul más bonita que la artesanía de barcos de papel, pero eso solo jamás había visto. De ese mismo color se ilumi- detuvo un poco el proceso de sumergimiento. nó el agua a su alrededor. La barca se comenzó El padre preparó con un trozo del barco origi- a balancear más de lo normal, el hijo miró hacia nal una pequeña barca donde su hijo podía lle- abajo y vió la figura de una gran ballena azul var el cuerpo de su madre a Dulce Zona. El hi- que estaba saliendo hacia la superficie. El niño, jo, con miedo, se negó a subirse porque no no lo podía creer, era como mágica. Además, quería abandonar a su padre y mucho menos ¡en su lomo la ballena llevaba su padre! ¡Era co- sabiendo de que iba a morir en una zona que mo un milagro! Como si el espíritu de su madre no era la apropiada. El padre le respondió que estuviera acompañándolos a través de esa gran era necesario hacerlo, que él, al ser su hijo, ballena. El hijo saltó sobre el lomo de la ballena debía cumplir la misión para que su madre y los dos, padre e hijo, se dieron un abrazo de quedara en paz y porque no tenía tiempo sufi- reencuentro. ciente ya que se acercaba la media noche. El hijo, con lágrimas en los ojos, asintió con la ca- La gran ballena, los llevó hacia Dulce Zona, beza, subió el cuerpo de su madre a la barca donde se despidieron de la que fue madre y es- pequeña de papel y siguió su navegación ha- posa. Los dos hombres no se sentían tristes, se cia Dulce Zona. A lo lejos, veía como su padre sentían alegres, ya que su mujer favorita estaría se hundía junto a aquel barco de papel. ahora en común unión con las corrientes del agua y la vida. Durante el trayecto, el hijo le habló a su madre. Le dio las gracias por todo lo que significó para ~Fin~

Proyección a Cuando tenga 29 voy a estar viviendo 10 años. en una casa a las afuera de la ciudad trabajando en un colegio como docente ganando más de 1’500.000 de pesos, me estaré transportando en una de las mejores motos. Estaré soltero y no ten- dré hijos. En ese momento habré conocido San Andrés, Suiza e Italia. Académicamente habré terminado el pregrado y una especialización. Así mismo, no tendré patrimonio. De salud estaré excelente, pesando al- rededor de 70Kg y cuidándome de EPOC. Los fines de semana “puebliando”. Finalmente, me faltará por cumplir tener la sensación de un hijo.

Tu cuerpo refleja lo que (Texto narrativo) tu mente crea.

Todo comenzaba alrededor de las 8pm en el me acercaba al agua: las manos se me pusie- barrio San Vicente de la ciudad de Cartago, ron frías, sudaba frío, lagrimeaba por el temor a Valle, en donde Andrés Montes y Jose Lopez morir, esa era mi última noche. A escasos me- que son amigo y primo respectivamente, me tros de tocar el agua tuve un shock, en el cual invitaban a dar una vuelta en las motos. La desperté y sentí que todo era real en mi mente idea era ir hasta el parque La Isleta a comer pero solo ahí, porque físicamente solo estaba unos deliciosos granizados que venden cerca en mi casa, en mi habitación, en mi cama, aquel al coliseo de dicho parque. Cada uno de noso- lugar oscuro al que llamo “cueva”. tros cogió su moto y arrancamos hacia nuestro destino cogiendo la avenida del río La Vieja. Alardeábamos con la velocidad a la que po- dían llegar nuestras motos hasta que llegamos a un descenso que es en curva, en ese mo- mento iba una mula sobre el carril izquierdo y nosotros nos encontrábamos a escasos me- tros detrás de ella. Decidimos adelantar por el lado derecho justo donde empezaba la curva y el conductor de la mula decidió cambiar de ca- rril. Yo iba de último y me di cuenta que ya no alcanzaba sobrepasarlo debido a que la mula ya estaba a escasos metros de terminar de cruzar, fue en ese momento en el que perdí el control del vehículo y me salí de la carretera sobrepasando el muro de contención del río y cayendo en dirección a este, sentía que el tiempo se ponía cada vez más lento mientras

Realizado por Luis Fernando Londoño Bolívar


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