Llegué a pensar que tal vez sería bueno que mis víctimas fueran mis propios compañeros bullys, superarlos a todos al mismo tiempo, pero ¿cómo lo lograría? Las semanas pasaron y debía regresar a clases. Luego de pensar mucho pensé hacer una fiesta falsa, invitar a todos los bullys y que fueran a una casa abandonada cerca de la escuela y asustarlos de muerte. A un kilómetro de la escuela en un alto había una casa abandonada, a decir verdad era bastante aterradora, todos la conocían como Creppy House, ese nombre no le ayudaba en lo absoluto, nadie iba ahí y quienes la visitaban evitaban volver. La idea era increíble pero yo también tenía mucho miedo de acercarme al lugar. Le pedí ayuda a mis primos Javier y Arnaldo, ellos habían ido varias veces, inclusive habían acampado ahí con otros amigos de ellos, conocían muy bien la casa abandonada. Ideamos todo un plan que incluya puertas que rechinaban, muebles que se movían aparentemente solos, ventanas que se rompían, algunas trampas en agujeros en el suelo, humo, y una trampa en el sótano de la casa. Todo estaba muy bien elaborado, tardamos una semana en planear y un fin de semana en colocar todas las cosas. El lugar ya no me parecía aterrador, pero no pretendía pasar ahí una sola noche solo. Me las ingenié para colocar en los bolsos de los bullys la invitación para la ¨fiesta¨, sería el viernes siguiente a las 8:00 p.m. Mis primos me ayudaron a colocar algunas luces y unos pocos adornos, aunque no era Halloween todavía, la invitación decía que debían ir disfrazados, también invitamos a otras personas para no levantar sospechas. El día de la fiesta la música sonaba con al menos cuatro parlantes viejos conectados a una radio que reproducía un CD con música de moda, la decoración parecía ser de fiesta, pero no había nadie recibiendo invitados, mis primos estaban disfrazados relativamente cerca, pero nadie los conocía, organizamos que dentro hubiera algo de bebidas y algunos snacks, para que pareciera fiesta, pero el lugar seguía igual de sucio y desordenado. Los bullys no tardaron en llegar, ahí estaban mis diez compañeros que serían víctimas, algunos de ellos llevaban a sus novias, además había otras quince personas ya en el lugar. Mi primo Javier que había conectado un viejo micrófono dio una bienvenida sin que nadie lo viera, todos los invitados estaban dentro de la casa, y fue cuando todo comenzó. Arnaldo se encargó de cerrar las puertas sin que nadie se diera cuenta. Las ventanas del lugar estaban selladas por fuera
con madera. Nadie podía salir del lugar. Habíamos colocado algunas hileras de luces rojas. Fue cuando yo quiene estaba escondido en un cuarto me encargué de apagar todas las luces que habíamos puesto a excepción de las rojas y soltamos el humo, mientras la música cambió a algo lúgubre. Javier dijo por el micrófono que comenzaría un reto y era encontrar un tesoro muy valioso y el que lo encontrara podría dejárselo así como lo que estaba escondido en el sótano. Todo iba demasiado perfecto, todos creían que estaban en una fiesta real. Fue cuando Arnaldo dejó caer unas botellas de vidrio, solo era para provocar sustos, no queríamos que nadie saliera herido. En ese momento se hizo un gran silencio, ni siquiera la música sonaba y Arnaldo se encargó de mover algunos muebles, varias personas gritaron, otros decían que solo era una broma. Después movimos unas sábanas negras y provocó aún más pavor entre algunas chicas, las sábanas parecían sombras. —¨En el sótano¨ — susurró Javier por el micrófono. Así que los bullys comenzaron a caminar con cuidado a buscar cómo ir al sótano, todos ellos fueron juntos, iban directo a la mejor parte de la broma. Para ir al sótano había que bajar por unas gradas que tenían una puerta encima, cuando el último de ellos bajó, solo había un foco en la entrada, estaba ahí al propio para que lo tomaran, pero alumbraba muy poco. Ellos eran los típicos que no mostraban miedo a nada, se creían los más fuertes. Uno de ellos, Rob, dijo, —¨Sospecho que esto es una broma¨ —mientras bajaba. Cuando ya estaban todos adentro, me encargué de empujar la puerta y dejar caer un enorme mueble encima. Como todo estaba muy oscuro, solo se escuchaban gritos de las chicas. Abajo los bullys comenzaron a insultar a quien fuera el de la broma, Javier tenía una excelente trampa abajo, había llenado cubetas con sangre de cerdos, la había raído de la granja de su tío Ben. En el momento en que caminaran y tocar con sus pies una cuerda de pescar las cubetas caerían y así fue, el lugar se llenó de sangre, Javier dejó caer unos ataúdes, ya que el sótano fue un antiguo taller de carpintería y aún había al menos tres ataúdes terminados. Las luces amarillas del sótano se apagaban y encendían por un corto circuito que había. Teníamos sillas y muebles amarrados para que pareciera que el lugar estaba embrujado. A decir verdad les dimos el susto de sus vidas. Moví el mueble de arriba para dejarlos salir, todos salieron corriendo del lugar. No podían sospechar que era yo. Mis primos y yo esperamos al
menos una hora, nadie regresó, nos quitamos los disfraces, los quemamos en la parte trasera del lugar y nos fuimos por otro camino. Al día siguiente en la escuela, mis compañeros no habían llegado, el grupo de bullys faltó completo. A decir verdad tanto mis compañeros como profesores respiraron paz ese día. El martes regresaron, pero para mi sorpresa, en el receso colocaron papeles por todos los baños que decían: ¨Se busca al organizador de fiesta de disfraces para ser parte del grupo selecto, el responsable debe llegar al bosque de la calle Recta¨ Esa podría ser mi oportunidad, tal vez habían quedado tan asustados que querían que yo fuera parte de su grupo, sin embargo era muy arriesgado ir y que me golpearan entre todos. ¿Qué creen que hice? Fui. Iba bastante nervioso, no le había dicho nada a mis primos. Llegué a la casa Recta, fui al final, entré al bosque, era como un gran parque con árboles muy altos, no era tan amplio, al final podía ver a los bullys sentados esperándome. —¨No puede ser¨ —dijo Rick, el que era la mente maestra de las bromas del grupo. —En serio eres tú. —dijo Víctor, asombrado. — Fue una fiesta algo diferente. —dijo Rick mientras se ponía en pie, con una sonrisa fingida. —¨He de decir que esperaba algo mejor, sin embargo las chicas se asustaron bastante, las luces eran lúgubres y el truco de la sangre real fue muy bueno, lástima que el traje que andaba quedó inservible por la sangre, me lo había prestado mi tío, el director a quien de paso le estropeaste el motor de su auto¨ —dijo Rick ahora más serio de lo normal. Mi corazón se aceleró, me sentía asustado, había sido una pésima idea haber venido, correr sería inútil, solo podía esperar las consecuencias. El grupo me rodeo, comenzaron a empujarme, hasta que caí al suelo, me patearon entre todos por al menos unos cinco minutos. Me escupieron, inclusive me vaciaron un basurero encima. Luego de los eternos minutos de dolor en el suelo, dejaron de patearme y Rick dijo: —¨Estás dentro¨. Me dejaron ahí tirado y se fueron. Esa había sido mi iniciación en el grupo.
Las siguientes semanas estuvieron llenas de bromas, ahora era parte de un grupo selecto de burlistas. las bromas eran cada vez mejores y más creativas. Sin embargo mes a mes mis calificaciones iban decayendo y comenzaron los problemas en mi casa. Meses después debía presentar exámenes de ampliación para poder pasar el nivel, fue todo un problema. Para el siguiente año, entré a la 9-6, no conocía a nadie, los había visto a lo lejos pero nada más, ninguno de los bullys era ahora mi compañero. Debía esperar un poco y ver si había algún otro burlista en el grupo. Pasó un mes y el grupo de bullys no me buscaban para bromas, me evitaban de hecho, me sentía extraño. Decidí volver a hacer bromas yo solo, En noveno año nos darían un bloque de talleres tres veces a la semana, tendría que cursar Mecánica básica, Carpintería y Manualidades. Así que comencé a idear bromas para hacer en los bloques de taller. A decir verdad detestaba Mecánica básica, odiaba al profesor Bruno, me parecía un señor arrogante y sin vocación por la educación. Fue cuando idee darle una lección al profesor, habían llevado un antiguo Buick para que aprendiéramos a arrancarlo y cambiar algunas partes básicas, tenía poco combustible. Investigué un poco y en el tiempo de receso, durante dos semanas comencé a revolver diferentes químicos hasta tener una mezcla posiblemente peligrosa. La eché en el tanque de combustible y esperé a que llegara al profesor Bruno. Le dije a una compañera que había olvidado cómo encender el auto porque el profesor nos habló algo de un problema que tenía el auto y que me daba pena preguntar. Así que ella le preguntó al profesor por mí quien a regañadientes dijo que lo volvería a encender el auto con la puerta abierta para que viéramos lo que hacía. Fue entonces cuando al girar la llave y acelerarlo provocó una explosión en el motor, salía tanto humo que tuvimos que salir del taller corriendo. Al volver a ver atrás, el auto se había incendiado en llamas y el profesor Bruno no había salido aún de auto, o al menos no lo había visto salir, la puerta estaba abierta, no tenía porque haberse quedado encerrado. Entonces lo vi tirarse y arrastrarse por el suelo. Se puso de pie y corrió, nos sacó a todos y llamaron a los bomberos. Nadie sabía qué había pasado. Unos diez minutos después llegó un camión de bomberos por la entrada trasera que daba directo al taller. Yo quedé viendo desde lejos en el pasillo, la broma había funcionado, fue entonces cuando llegó Rick, me puso una mano en el hombro y me dijo: —¨al parecer las bromas con
autos te gustan mucho, evita que sepan que fuiste tú o tendrás más problemas de los que desearías.¨ Un par de días después de la broma del taller, llegó el director al taller de Carpintería, yo estaba encendiendo un torno para darle forma a lo que sería una ficha de ajedrez. No había visto al director entrar, iba con un par de policías. Yo tenía a lo mucho un minuto dándole forma a un peón cuando me apagaron la máquina, volví a ver y era el director. —¨Acompáñenos¨ —dijo mientras los dos policías me tomaban de los brazos. Todos mis compañeros se quedaron asustados. Yo estaba realmente asustado. Fuimos directamente a la dirección donde para mi sorpresa estaban mis padres esperándonos. Entramos todos a la oficina del director donde también estaba el profesor Bruno con varios vendajes por quemaduras. El director leyó al menos diez faltas que había cometido, nos mostró las grabaciones de las cámaras de seguridad del taller donde claramente se veía cómo yo estaba preparando la mezcla y cómo yo la eché en el auto. No había forma de que yo saldría bien de esto. Me expulsaron de la escuela, sin derecho a volver, además de que la escuela misma puso un recurso legal contra mí por tentativa de homicidio contra el profesor Bruno, la policía me leyó mis derechos, me esposaron y me llevaron en patrulla hacia una cárcel temporal en la comandancia de policía, pasé ahí una semana, hasta que un juez dictó una sentencia contra mí, por ser menor de edad me enviarían a la Correccional Furtham donde terminaría ese nivel, al final de año mis padres decidirían si me quedaba ahí o si me pasaban a un sistema ¨Home School¨. Ahora estudiaría cada día hasta las 3:00 p.m. y luego debía trabajar hasta las 6:00 p.m., los fines de semana trabajaría hasta el medio día en lo que me asignaran, era además un sistema con estilo militar. Lo primero que me hicieron hacer al ingresar fue raparme, mi uniforme era amarillo con negro, había un control muy estricto, inclusive había cámaras de seguridad en cada habitación donde dormíamos ocho personas. Fue muy difícil para mí aunque aún no descartaba el hacer alguna broma en ese lugar. Terminé mi tercer año de secundaria y le pedí a mis padres que me pasaran al sistema Home School, prefería estar en mi casa, estudiar y no estar en la correccional, mis calificaciones eran buenas y mi comportamiento era excelente así, así que me autorizaron a pasarme de programa, sin embargo debía ir los fines de semana a trabajar con ellos por los próximos dos años. Se me prohibió además salir del país por los próximos dos años,
básicamente hasta terminar la secundaria y una vez que entrara a la universidad, debía ir a la correccional a firmar una vez al mes durante otro año más. El regresar a casa no fue lo más placentero, a decir verdad se volvió incómodo, mis padres habían colocado dos cámaras en mi habitación y otras en ciertos lugares de la casa, me sentía vigilado en todo momento, no tenía privacidad, solo cuando estaba en el baño. El hacer bromas, aunque fue divertido y las risas no faltaron, me hicieron perder mucho tiempo, quedar mal, tener una pésima reputación, quedé como un idiota delante de mi familia y de mis pocos amigos, de hecho ya no tenía amigos, inclusive algunos me tenían miedo. Desearía regresar en el tiempo y decirme a mí mismo que no haga ninguna broma porque nada saldrá bien.
PREGUNTAS PARA EL LECTOR 1. ¿Qué le hubiera aconsejado a Norberto en su primer año de secundaria? 2. ¿Si usted fuera el director de la secundaria, qué hubiera hecho desde la primera broma? 3. ¿En el caso de que usted fuera el padre o madre de Norberto, qué hubiera hecho luego de la primera vez que se le informó de lo ocurrido? 4. ¿Qué debería hacer una institución educativa para evitar este tipo de situaciones? 5. ¿Ha sido usted víctima de bromas escolares? 6. ¿Tiene alguna experiencia haciendo bromas a otros? ¿Qué pasó? 7. ¿Qué opina sobre la consecuencia por la última broma de Norberto?
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