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HH, pastores

Published by kevin210cr.quesada, 2020-03-27 13:11:27

Description: HH, pastores

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HISTORIA 1: Correcciones inesperadas para un avance eclesial Hola, soy el pastor Mario y les contaré mi historia de cómo planeé un año 2011 con muchas expectativas perfectamente realizables y cómo resultaron algunas cosas. Todo comenzó en noviembre del año 2010 cuando estaba orando con mi esposa Elena. El mes apenas comenzaba y nos preguntábamos cómo mejorar el trabajo de cada ministerio en la congregación que por la gracia y misericordia de Dios estábamos pastoreando desde hacía ya cinco años. Actualmente teníamos casi doscientas personas y realizábamos dos servicios cada domingo, además de un servicio de estudio bíblico los días jueves por la noche. Nuestra congregación ¨El Gran Yo Soy¨ había nacido con un pequeño grupo de estudio de la Palabra en la casa del hermano Rodrigo, un hombre mayor de unos setenta años, él es un gran siervo de Dios, nunca dice que no y está presente en todas las actividades que hacemos. Su esposa doña Marta, siempre nos lleva pan casero luego de cada servicio de jueves. Su hogar fue el lugar donde Dios comenzó esta obra. Cada semana que hacíamos el estudio bíblico, llegaban más

personas, luego de seis meses ya habíamos treinta personas en la sala del hermano Rodrigo. Un día un hermano del grupo dijo que por qué no comenzábamos una iglesia. Nosotros éramos solo un grupo de estudio de la iglesia donde mi esposa y yo pertenecíamos, pero nunca había pasado por nuestra cabeza ser pastores. Un domingo, nuestro pastor, el señor Edgar Morris nos dijo que había estado orando durante la semana por las nuevas iglesias que comenzarían a abrirse y que deseaba visitar las células más lejanas a la congregación, nuestro grupo estaba a veinte kilómetros de la iglesia a donde íbamos. El miércoles siguiente el pastor Edgar llegó a la casa de los hermanos Rodrigo y Marta unos minutos antes de que iniciáramos la célula. Ese día llegaron treinta y ocho personas, fue un tiempo glorioso, tuvimos un lindo tiempo de alabanza, una media hora de estudio de la Palabra y hasta un tiempo de intercesión y clamor. El pastor Edgar estaba impresionado de lo que Dios estaba haciendo en ese lugar y decidió que para enero de 2006 iniciaríamos como congregación alquilando un local esquinero que tenía un pequeño parqueo, estábamos a tres meses de eso. Al tiempo, con un parlante, un micrófono, mi computadora personal, cuarenta sillas y un podio improvisado, comenzamos la iglesia ¨El Gran Yo Soy¨. Gracias a Dios no hemos tenido problemas financieros y con las ofrendas del pueblo hemos podido sostener la obra, ayudar a hermanos desempleados con diarios, hasta enviamos una ofrenda misionera a un hermano que está en Perú levantando una congregación. Pero ahora tenemos como seis meses de no pasar de doscientas personas, ya casi no vienen visitas a los servicios o son máximo cinco por domingo y la asistencia de los jueves ha bajado a cuarenta personas, cuando antes era de al menos ochenta personas. Mi esposa y yo nos metimos en un tiempo de ayuno y oración, le pedimos apoyo a todo el liderazgo de la iglesia. Queríamos ver un crecimiento mayor, no por el hecho de ser muchos, sino por el hecho de alcanzar más personas para Cristo, como decía mi buen amigo Fidel Aurelio, ¨no es llenar la iglesia, es llenar el cielo¨. Así que nos sentamos a trazar una estrategia de trabajo, con actividades evangelísticas, nuevos grupos

celulares, una mejor capacitación bíblica para todos los siervos, reorganizaríamos las reuniones de estudio bíblico de los jueves para tener un mejor orden de los temas a estudiar, motivaríamos a los siervos a ir al seminario bíblico los días sábado por la mañana para que tengan una mejor preparación. Sin embargo, había otras cosas que teníamos que hacer y era la corrección de algunas cosas que detectamos: -El hermano Augusto de la célula de Barrio Hernán, maltrataba a su esposa con gritos muy seguido y su cuñada le acababa de poner una denuncia por maltrato. -Fabricio, el director del ministerio de alabanza, que de paso era la mejor voz de todo el ministerio, tenía seis meses de engañar a su novia Patricia del ministerio de Artes dramáticas, con Johanna, la corista. -Juan y Julissa, la pareja que lideraba el ministerio de matrimonios, tenían tres meses de estar separados, y Julissa vivía con su madre al lado de la casa. -Filiberto, o Filix como le decimos de cariño, el sonidista principal, fue visto de la mano con Timoteo, uno de los maestros de niños con más tiempo en la iglesia. -Doña Lupe, la ujier que nunca falta a servir los jueves y que llega domingos cada quince días, fue acusada por doña Elizabeth de que compraba lotería todas las semanas en el puesto de la esquina al sur de la iglesia. -Jose Ignacio, un hombre de unos cuarenta y cinco años, quien lideraba el grupo de hombres solos, tenía varios meses de estar saliendo con una mujer no cristiana quien había tenido cuatro divorcios. -Mariela, la líder del ministerio de Artes dramáticas, y mejor amiga de Patricia, la novia de Fabricio, tenía dos meses de embarazo y solo le había contado a Patricia, diciéndole que usaría trajes que disimularan su embarazo hasta saber qué haría.

-Osvaldo, uno de los guitarristas del ministerio de alabanza, tenía ocho meses de ser novio de Mariela y fue quien la dejó embarazada, él solo le había comentado a Jose Ignacio en una consejería que le pidió. -Don Antonio, un hombre de unos cincuenta y cinco años, saludaba muy estrechamente a varias jovencitas de la iglesia, ofreciéndoles inclusive llevarlas a su casa a tomar café, él era un hombre viudo desde hacía dos años, y al parecer estaba acosando a Raquel con mensajes, ella tiene veinte años y es una de las coristas del ministerio de alabanza. -Jessy, una mujer de cincuenta años que tiene ya cuatro años con nosotros, y es quien nos ayuda con la contabilidad de la iglesia, fue vista en varias ocasiones por hermanos de la iglesia tomando billetes del cajón de la ofrenda que ella contaba, para dárselos a su hijo mayor Christian, quien de paso es un adolescente malcriado que llega al final servicio a lo sumo veinte minutos, y solo se la pasa atrás sentado hablando con otros muchachos y pidiéndole dinero a su madre para irse a comer con ellos apenas termine la reunión. -John, o como le decimos, el negro, es un joven de unos veintitrés años, es el único baterista de la iglesia, además está a cargo del evangelismo, tiene ocho meses sin asistir a los servicios de estudio bíblico, diciendo que estudia de noche, sin embargo nos enteramos que realmente está en un equipo de football y que entrena los jueves por la noche, además de que el último domingo de octubre no llegó a la iglesia por motivo de enfermedad, pero realmente estaba en un partido a la misma hora del servicio. -Kimberly, una danzora de unos dieciocho años, quien además tiene una célula en su casa, fue visitada por sorpresa por la hermana Berta quien es la persona que nos ayuda a coordinar las células. La hermana Berta llegó un sábado por la mañana luego de ir a la librería, para dejarle unas invitaciones para la actividad de mujeres del sábado siguiente. En la librería encontró a los padres de Kimberly quienes estaban escogiendo materiales para una actividad del grupo de niños de la iglesia. Cuando la hermana Berta llegó a la casa de Kimberly, notó que afuera estaba una motocicleta negra y un joven que salía rápido de su casa, quien

montándose en la motocicleta, se fue de inmediato. La puerta de la casa de Kimberly estaba abierta y de fondo se escuchaba música de cierto género urbano muy vulgar. La hermana Berta tocó a la puerta aunque estaba estaba abierta, y Kimberly gritó desde adentro: ¨Dejaste las cervezas mi amor¨ y al salir, creyendo que había sido el joven, quedó perpleja al ver a la hermana Berta en la entrada de su casa. -Abdiel, un líder muy fuerte de la iglesia, quien tenía tres años con nosotros y servía con el ministerio de jóvenes, se había convertido en alguien de confianza, sin embargo, nos ponía una cara en las reuniones de los siervos de la iglesia dando a entender que estaba de acuerdo en todo lo que decíamos, pero realmente estaba hablando mal de mi esposa y de mí, murmurando con varias personas de la congregación, y todo porque no lo habíamos nombrado pastor. Nos dimos cuenta que quería figurar con un cargo más alto y que le había dicho a algunas jóvenes de la iglesia que pronto sería pastor, que tendría un salario en la iglesia, que el Señor le daría una motocicleta y que había soñado que predicaba y las personas caían al suelo. El mes pasado se presentó con una jovencita nueva de la iglesia, Laisa, de veinte años, dándose a conocer a ella como el pastor Abdiel, le ofreció consejería, y además, que podía invitarlo a tomar café a su casa para hablarle más de la iglesia, y de cómo Dios lo usaba en profecía. Lo que Abdiel no sabía es que Laisa era nuestra sobrina y que estaría viviendo con nosotros cuatro meses ya que había sido enviada de su trabajo en Estados Unidos para una capacitación. Así que Laisa, que no sabía de la situación, nos habló del ¨pastor Abdiel¨ quien no conocía nuestra casa, y le dijimos que podía traerlo, lo que él menos se esperó fue la sorpresa al pasar a la sala de la casa y escuchar a Laisa decir que su tío le traería un té, y fue cuando yo salí y me senté a su lado. Abdiel estaba petrificado, se levantó y se fue, desde entonces no sabemos nada de él. Todas estas situaciones estaban entorpeciendo el caminar de la iglesia y de alguna forma frenando nuestros esfuerzos. Había demasiado pecado oculto, mentira, engaño, fornicación, murmuración, de todo teníamos en

la iglesia, y aunque no hay iglesia perfecta, no era posible que estas situaciones se estuvieran dando entre siervos. Fue entonces cuando mi esposa y yo decidimos hacer una reunión general de urgencia con todas las personas que estaban sirviendo y se les comunicó que tendríamos una cita con cada uno pero sin un orden específico, no les dijimos quiénes serían los primeros, por supuesto que quienes estaban implicados en los problemas detectados serían quienes estarían citados antes que el resto. En esa reunión hablamos sobre lo que deseábamos hacer el próximo año pero que no podíamos continuar como estábamos caminando ya que en diferentes áreas de servicio se estaba ministrando ¨fuego extraño¨. Al decir esto varias personas agacharon su cabeza, John salió del lugar a contestar su teléfono aparentemente, Kimberly comenzó a llorar, Filix volvió a ver a Timoteo que estaba al otro lado, y otros solo quedaron en silencio con un rostro de asombro. Les explicamos que queríamos ver una iglesia unánime, caminando sin murmuración ni chisme, sin pecado, siervos comprometidos con la obra cuidándose y dando buen testimonio, no en pecado sirviendo. Les explicamos que queríamos tener cincuenta células abiertas para final del próximo año, que iniciaríamos un discipulado general cada martes por la noche y que cada dos meses haríamos una actividad evangelística en el parque, y que además soñábamos con comenzar un ahorro para comprar un terreno y construir un local propio. Al decir esto muchos se pusieron de pie, aplaudieron y dieron gloria a Dios, pero otros se quedaron en sus sillas cabizbajos. Era una situación incómoda, pero como pastores no podíamos permitir que todo siguiera pasando como si nada y nosotros ahora sabiendo sobre esto.

Comenzó diciembre e iniciamos las citas con los involucrados en los problemas. El primero fue el hermano Augusto, le preguntamos sobre la célula, la cual tenía ya diez miembros, todo iba aparentemente bien, ninguno de ellos vivía cerca por lo que no sabían sobre los problemas familiares. Le expresamos que lo queremos mucho y que él y su esposa son especiales para nosotros pero que estábamos preocupados por la situación de su matrimonio, sabíamos sobre la denuncia de su cuñada sobre el maltrato verbal hacia su esposa y que no podían seguir liderando la célula en esa condición. Le ofrecimos una consejería matrimonial urgente los sábados por la mañana, él aceptó todo y dijo que estaba dispuesto a cambiar y ser aconsejado. Citamos a su esposa para el día siguiente y de igual forma aceptó la consejería y el proceso que vendría ahora. Decidimos enviar a un matrimonio que no tenían grupo celular aún para que nos asistiera durante seis meses con ellos, pero que de igual forma don Augusto y su esposa debían seguir ahí apoyando, ya que esta célula era en su casa. Este matrimonio pasó por el proceso de seis meses y hoy en día son una pareja ejemplar, que se perdonaron y están caminando firmemente en la iglesia, además son quienes nos ayudan ahora los sábados por la mañana con citas de consejería de parejas. La siguiente cita fue con Jose Ignacio, mi esposa no fue a esta cita, no era necesario. Jose Ignacio tuvo libre el día martes, así que quedé de ir a su casa. Le llevé una revista de motores ya que sabía que le gustaba, además que era a lo que se dedicaba, él trabajaba también por horas en un proyecto personal donde estaba restaurando un viejo BMW e30, así que eso fue el tema inicial de conversación, un rompehielo para llegar a donde quería. Jose Ignacio había estado soltero toda su vida, era un buen hombre, ejemplar, trabajador, un gran siervo de Dios, pero había puesto su mirada en una mujer que fue su clienta en el taller. Esta mujer no era cristiana sin embargo era una mujer agradable, estudiada, trabajaba en un banco y vivía a unos dos kilómetros de la casa de Jose Ignacio. El mayor

problema, no era cristiana, además que había tenido ya cuatro divorcios en tan solo diez años. Como Jose Ignacio dirigía el ministerio de hombres solos, le pregunté sobre su vida emocional, sus relaciones afectivas y fue ahí donde comenzó a contarme los detalles de esta mujer, no fue necesario que yo le dijera que yo sabía un poco sobre ella. Él tenía cuatro meses de salir a comer todos los viernes con la mujer, se había enamorado de ella, eran algo así como mejores amigos, pero con algunos derechos extra, ya que los últimos tres meses se habían besado y Jose Ignacio reconoció haberse acostado con ella al menos cinco veces. Él sabía que no le convenía esa mujer, no era cristiana, creía en Dios pero no quería nada con las iglesias cristianas, ella respetaba que Jose era cristiano pero le había dicho que no la invitara a nada de la congregación. Ella tenía dos hijos de su último matrimonio, no hablaba mucho sobre el tema, solo que había tomado con la mala suerte de estar con hombres mujeriegos y que veía en Jose Ignacio un hombre que valía la pena conocer. Él comenzó a llorar y dijo que se sentía sucio y apenado porque había fornicado con esa mujer, no se la podía sacar de la cabeza, estaba muy enamorado de ella pero sabía que le estaba costando su vida espiritual, ya que cada vez se sentía más sucio al ir a orar, oraba menos, no se concentraba en las vigilias, ya no ayunaba y en las últimas dos actividades del ministerio de hombres solos ni siquiera estuvo presente, no se sentía digno. —¿Qué hago pastor? ¿cómo la saco de mi mente y de mi corazón? no quiero seguir pecando y no quiero que esto me afecte con mi vida espiritual y el ministerio. —dijo Jose Ignacio. Él estaba realmente afectado y confesando su pecado, así que abrí la escritura en Proverbios 28:13: “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.”

Oramos juntos, él pidió perdón a Dios y accedió a terminar esa relación, inclusive quedamos en vernos los viernes a las siete de la noche para tener un tiempo de consejería de hombre a hombre. Tiempo después Jose me contó que le fue muy difícil terminar con la mujer pero que ella simplemente le dijo que sabía que no funcionaría porque él era demasiado “santulón” para ella. Así que con el corazón roto comenzó su tiempo de consejería. A veces Dios nos quita cosas que creemos que ocupamos para darnos lo que conviene realmente. Cuatro meses luego de esto, se mudó cerca de la iglesia una mujer que venía de México, por cuestión de trabajo ahora viviría aquí, traía su carta de recomendación pastoral, era una mujer de treinta y siete años, soltera, y con experiencia en el servicio de escuela dominical para niños. En un desayuno para siervos que hubo, conoció a Jose Ignacio, comenzaron a hablar, se sentaban juntos en algunas reuniones, él me pidió consejo para invitarla a salir, así que comenzó una lista amistad. Ella no quería un noviazgo largo, quería algo corto y un matrimonio firme en Cristo, pero con un hombre que fuera siervo fiel, ejemplar, trabajador y esforzado por el servicio, según le comentó ella a mi esposa. Antes de que el año terminara Jose Ignacio y esta mujer, Michelle, comenzaron un noviazgo que tardó solo seis meses y se casaron. Hasta hoy son una pareja ejemplar, tienen un creciente grupo celular en su casa y han comenzado a estudiar los sábados en un seminario bíblico ya que desean prepararse más para la obra del ministerio. Los siguientes fueron Osvaldo y Mariela. Osvaldo era realmente un excelente músico, técnicamente hablando, rara vez se equivocaba, era de los más responsables en los ensayos, nunca faltaba. Osvaldo era un hombre muy sujeto a Dios a sus autoridades, no tenía problemas con obedecer aunque no siempre estuviera de acuerdo con lo que se le pedía.

Les envié un mensaje para vernos el siguiente sábado por la mañana, ya que Osvaldo estudiaba entre semana por las noches y solo podía sábado antes del ensayo del medio día, y Mariela tenía todo el sábado libre. Cuando llegó el momento de vernos le dije a Osvaldo que en verdad estaba muy contento de que fuera tan buen guitarrista, y a Mariela que hacía un trabajo excelente en el ministerio de Artes, les expresé que quería saber cómo se sentían en los ministerios donde serían y en la iglesia en general, además de cómo les estaba yendo con su noviazgo. Osvaldo fue el primero en hablar, contó que en la iglesia se sentía muy bien, aunque algunas veces le incomodaba el comportamiento de Filix, ya que consideraba que era muy afeminado algunas veces, especialmente en ensayos cuando llegaba Timoteo, esto era algo que tenía guardado en su corazón y no encontraba la manera de decirlo o expresarlo, solo lo había hablado con Mariela, simplemente le incomodaba el comportamiento de Filix. Además mencionó que consideraba que era necesario que se buscaran más guitarristas, inclusive que él podía los sábados a las diez de la mañana dar algunas clases con lo que él sabía. Todo parecía ir muy bien en la reunión, yo le dije que también debía hablar con Filix y Timoteo y que estaba de acuerdo con la necesidad de más músicos en general ya que debíamos crecer en todo aspecto. También mencionó que algunas veces le parecía extraño que Fabricio, el líder del ministerio de alabanza le diera tanta importancia a Johanna, la corista, omitía sus errores, no le regañaba por sus llegadas tardías como a todos los demás, inclusive cuando ella se equivocaba mucho con algo le decía delante de todos que luego lo verían en su casa para poder mejorar su afinación o cualquier cosa que sucediera. Nadie entendía en el ministerio porqué Fabricio era así con ella. Luego habló Mariela y expresó que en la iglesia se sentía muy bien, aunque la hermana Julieth, quien era la ujier encargada de la puerta, le hablaba un poco grosero desde el día que rechazaron a su hija para el ministerio de danza ya que no quería quitarse los aretes de la nariz. Le dije que hablaría con la hermana ujier en algunos días para hablar sobre eso también. Con respecto al ministerio Mariela expresó que las integrantes eran realmente muy

esforzadas pero que no estuvo de acuerdo con la idea de integrar hombres en el área de danza, no estaba convencida de esto. Cuando le pregunté que a qué se debía esto, me dijo que Timoteo le había preguntado si podía audicionar para danza ya que él estaba en un club de Ballet y Danza Contemporárea en su colegio. Timoteo era uno de nuestros maestros de niños y de paso quien nos ayudaba con las coreografías para actividades de niños. Le dije a Mariela que hablaría con él sobre ese tema también. Después de esto les pregunté cómo estaba su relación, qué metas tenían como novios y si la responsabilidad de ambos en sus ministerios les afectaba de alguna forma en el noviazgo. No le mencioné nada de que yo sabía del embarazo, quería que ellos mismos me lo dijeran. Ellos se volvían a ver, Mariela se frotaba el abdomen. Me volvió a ver y me dijo ¨—Pastor, creo que no podemos guardar más esto, y es el momento para confesarlo, tengo dos meses de embarazo. No sabíamos cómo decirlo, sabemos que nos sentará y que pecamos, fue un descuido enorme, no debimos habernos quedado solos en mi casa nunca¨. Osvaldo comenzó a llorar y ella también, no hubo que preguntar mucho, yo no quería señalarlos, ni siquiera respondieron lo que había preguntado, solo confesaron de inmediato su pecado y que ahora vendría un bebé. Mi esposa no había podido estar en esta cita con Mariela y Osvaldo, pero ya habíamos acordado lo que haríamos. Ambos eran mayores de edad, Osvaldo trabajaba durante el día, estudiaba por la noche, Mariela era asistente de contaduría en un banco, no tenían deudas y ambos vivían con sus padres. Dijeron que querían darle lo mejor a su bebé, ser padres responsables, afrontar las consecuencias ya que sus familias aún no lo sabían tampoco, y que habían hablado de casarse desde antes de que sucediera el embarazo. Estos dos jóvenes fueron sentados inmediatamente, y se asignó para ellos un tiempo semanal de consejería de pareja, además se comunicó en sus ministerios que ambos estarían fuera por un tiempo indefinido. Como pastores fuimos sinceros, les dijimos que Osvaldo y Mariela esperaban un bebé, que no queríamos que nadie hablara mal de ellos ni que los juzgaran, les recordamos lo que dice Gálatas 6:1: ¨Hermanos, si alguno

fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado¨ La siguiente cita fue con Fabricio, el director del ministerio de alabanza, quedamos de vernos el domingo por la tarde, a él no lo citamos junto a su novia Patricia del ministerio de Artes, ellos tenían dos años de ser novios sin embargo, por medio de una fuente de información, una vecina de él y hermana de la iglesia, nos dimos cuenta que hacía seis meses que salía a escondidas por las noches con Johanna, la corista. De paso también Osvaldo mencionó del trato especial que le tenía Fabricio a la chica y que era incómodo. Al escuchar a Fabricio lo primero que mencionó fue que sabía que era la mejor voz del ministerio y que no sabía por qué lo llamaban si él hacía el mejor trabajo posible y que solo quería ayudar a sus compañeros coros a realizar la mejor labor posible. Ya de entrada llegó a la defensiva y hasta un poco prepotente. Le dijimos que queríamos aclarar una situación y era sus salidas a escondidas alguien del ministerio, no le dijimos que era la corista, además le mencionamos que alguien los había visto además besándose desde hacía mucho tiempo, seis meses aproximadamente. El inmediatamente nos dijo que había tenido varios problemas con Patricia su novia, no se sentía amado ni cuidado por ella y que no tuvo más opción que buscar a alguien que si lo entendiera y lo cuidara, y fue donde encontró a Johanna. El mismo lo confesó, nosotros no la mencionamos en ningún momento. Afirmó que salía con ella desde hacía medio año, y no en plan de amigos, si no en plan de algo más, solo que no encontraba la manera de terminar su relación con Patricia. Decía que era una celosa, controladora y manipuladora. Le dijimos que si esto era así hacía tiempo debieron haber terminado su relación ya que si es como él decía, era una relación tóxica que no los llevaba a ningún lugar, sin embargo, esto no era justificación para que engañara a su novia con otra chica y además que sabíamos que tenía un trato preferencial con ella con respecto a los otros miembros del ministerio y esto no podía ser así. Le dejamos en claro que lo que había hecho era una falta de ética tanto

hacia su novia a la cual realmente no quería pero con la que seguía saliendo, y para con el ministerio por el trato que estaba dándole a alguien que los demás veían que no daba la talla. También que se esperaba de él humildad y mansedumbre, y no que fuera prepotente. Lo sentamos por seis meses y le dijimos que debía hablar esa misma semana con su novia y terminar con esa relación, ser sincero con ella con respecto a Johanna y dejar las cosas claras. Con respecto al ministerio de alabanza dejamos a William a cargo del ministerio, William era el otro guitarrista y también cantaba, no tan bien como Fabricio, pero sabía dirigir muy bien la alabanza y la adoración. Después de esto, por la noche citamos a Filiberto y a Timoteo, ambos en lugares diferentes, pero a la misma hora, Filiberto en la iglesia conmigo y mi esposa con Timoteo en nuestra casa. A Filiberto le dije que tenía que hablar con él sobre algunas cosas del departamento de Sonido y Multimedia, y mi esposa como está a cargo también del ministerio de niños, citó a Timoteo para hablar algunos temas sobre esto, de forma de ninguno de los dos muchachos sospechó algo. Con respecto al departamento de sonido, Filix es el encargado principal, luego de él hay otro muchacho de unos veintitrés años y una chica de unos veinticinco años que recién se integró pero tiene experiencia en sonido en otras iglesias. Le dije a Filix que el sonido había estado muy bien este año y que pensaba mejorar el equipo para el próximo año con ayuda de las cotizaciones que me había facilitado semanas atrás. Sin embargo le mencioné algunas quejas de varias personas de la iglesia sobre su comportamiento un tanto afeminado y que cuando él llegó a la iglesia nunca se había comportado así, además de que había sido visto de la mano con Timoteo, además de que en los ensayos el ministerio de alabanza los ha notado muy juntos, casualmente los últimos dos meses Theodoro y Alysa, los otros sonidistas, no habían ido a ensayo de los sábados por petición de Timoteo, le fui sincero y le dije que esto no me parecía para nada ya que, ya excepción de trabajo, estudio o enfermedad, ellos deben estar en el ensayo también, no se excluye a nadie por ningún

motivo, especialmente que Alysa viene de otra iglesia y necesita aprovechar todo el tiempo posible para conocer nuestro equipo. Quería saber a qué se debía esta decisión suya, porque además Timoteo tenía dos meses de estar acompañándolo a ensayos de los sábados con el pretexto de ir a acomodar las clases de los niños, pero realmente esto lo estaba haciendo los domingos llegando hora y media antes, así que no estaba haciendo nada en la iglesia los sábados con él en la cabina de Sonido y Multimedia, yo quería saber qué estaba pasando, si ellos tenían algo, además le mencioné sobre un estado en redes sociales, el día de la marcha gay, su estado fue ¨Todos tienen derecho a dar amor y ser amados¨ y terminaba con un emoji bandera gay. Le dije que varios miembros de la iglesia me escribieron sobre esto y que quería saber la verdad sobre su vida y su posición al respecto con este tema. Así que él dijo que orgullosamente era gay hacía ya tres años, solo que siempre lo había ocultado, pero que con Timoteo se sentía libre de ser quien era en realidad y que no quería cambiar su posición al respecto, mencionó que sabía lo que la Biblia mencionaba sobre este tema pero que no podía creer como un Dios de amor estuviera en contra de amarse entre personas del mismo sexo, y que la iglesia debería abrirse y entender a estas personas que son rechazadas, dijo también que sabía que éramos una iglesia cerrada en cuanto a ese tema y que prefería renunciar a su cargo y retirarse para ir a un ministerio con mente más abierta y que recibieran a homosexuales que desearan ser cristianos sin dejar de tener a su pareja. Lamentablemente Filix no quiso escuchar nada más de mi persona, se levantó y se fue. Envié un mensaje a mi esposa quien me dijo que aún no había terminado con Timoteo pero que le quedaba poco para finalizar, así que le di una media hora de tiempo, me quedé orando y me fui para la casa. Al llegar le pregunté por Timoteo, y me dijo que confesó que tenía dos meses de tener algo más que una amistad con Filix, pero que lo presionaba para que se declara gay y comenzaran formalmente una relación. Timoteo no se sentía a gusto con esta idea, ya que aunque sentía que Filix lo entendía y le daba atención, también se dio cuenta que Filix era posesivo, tóxico y controlador. Dijo que no quería dejar la iglesia ni a Cristo, que realmente

no era gay solo que estaba confundido, prefería una consejería y dejar la escuela dominical por el tiempo que se le pidiera. Explicó que había perdido a su padre desde los cinco años y que había sido criado por su madre y sus cinco hermanas, por lo tanto estaba acostumbrado a ser delicado y casi como una mujer, inclusive su madre lo había alentado a entrar a Ballet y danza en la secundaria, era realmente bueno pero esto le había traído burlas y desprecio, aunque las compañeras lo admiraban por su destreza, ninguna lo veía como un posible novio, de hecho creían que era gay, pero Timoteo solo quería amor y aceptación. Así que procedimos a sentarlo y asignarle consejería semanal durante seis meses para ver cómo él avanzaba el tema, él seguiría dando ideas para el ministerio de niños, iría a las capacitaciones, pero no serviría en el ministerio hasta nuevo aviso. Se separó por completo de Filix y lo ayudamos a integrarse un poco más con el grupo de jóvenes de la iglesia. Luego de Filiberto y Timoteo quedamos de vernos en la iglesia con Juan y Julissa. Ellos eran una pareja de la iglesia que lideraban el ministerio de matrimonios. Sabíamos que vivían separados, pero queríamos la verdad de parte de ellos. Lo primero que notamos fue que no llegaron juntos, Julissa llegó en un taxi unos diez minutos antes que su esposo que llegó caminando. Al preguntarle a ella por qué llegó antes que él nos dijo que debían hacer algunas diligencias antes y que esperaba que su esposo no se atrasara mucho ya que debía comprar algunas cosas para la casa que ella le había pedido. Una vez que estuvieron los dos notamos que el saludo fue como de una sonrisa fingida y solo asintieron la cabeza, parecían más bien adolescentes saludándose de lejos, pero estábamos en la misma mesa. Mi esposa le preguntó que cómo le había ido con las compras de la casa y él se extrañó por esto, así que yo cambié el tema de inmediato y dije que íbamos a orar primero. Luego de esto les pregunté sobre el ministerio de alabanza y cómo se había desarrollado en este año, así como la propuesta para el trabajo del otro año. Ambos contestaron muy positivamente, todo parecía ir bien, solo dijeron que el último mes había sido complicado para ellos para planear un cierre de fin de año y

que su equipo de trabajo les había ayudado en los meses anteriores para poder hacer la reunión mensual. Les dijimos que estábamos de acuerdo con que el equipo de trabajo también estuviera a cargo y enseñaran, ya que en eso se ve la formación. Luego mi esposa les preguntó por su matrimonio y cómo estaba porque antes que el ministerio nos importaba lo que estuviera pasando a lo interno de la relación. Fue cuando Julissa bajó la cabeza, hizo un gesto triste, volvió a ver su esposo y dijo que se habían separado hace tres meses y que ella vivía con su madre a pocas cuadras de su casa. Les preguntamos por el motivo de la separación, todo había comenzado porque Juan había aceptado ser fiador de su hermano Alfred, un hombre con un pasado de alcoholismo y muchos problemas de deudas por vicios, así que convenció a su hermano Juan para que fiarle un préstamo de veinte mil dólares. Alfred no pagó y desapareció, ahora Juan está pagando el préstamo y afectó a la economía de la familia, por este motivo se dio la separación, ya que nunca le contó a su esposa y había conseguido un trabajo por las noches algunos días en una tienda para poder tener el dinero que ahora le estaba faltando. Julissa estaba muy dolida por la falta de comunicación de su esposo ya que nunca le tomó parecer, habían quedado en un acuerdo de nunca salir fiadores de nadie, ni aún de la familia. Ella realmente lo amaba, pero su enojo fue tanto que decidió irse con su madre estos meses. Juan estaba realmente arrepentido y reconocía que había sido un error enorme no preguntar a su esposa antes, además de haber confiado en su hermano sabiendo su historial. Esta pareja realmente no tenía otros problemas mayores aparte de este, eran un matrimonio ejemplar, sus pequeños conflictos internos siempre los habían solucionado rápidamente y en paz, pero esto detonó una pequeña bomba en el hogar. Ellos se pidieron perdón el uno al otro, él por haberle fallado en confianza y comunicación a pesar del acuerdo que tenían como pareja, ella por haberlo dejado ya que realmente sabía que no debió haberlo hecho. Decidieron seguir juntos, ella le dijo que lo apoyaría y que vendería un auto que le había heredado su abuelo y que estaba en el garaje de su madre desde hacía un año, con eso pagarían un setenta y cinco porciento de la deuda, y hablarían con el banco para bajar

la cuota mensual. Decidimos no afectar su servicio en el ministerio de matrimonios, pero deberían dar cuentas de cómo iba la situación financiera de hogar, les buscamos una cita con un coach financiero amigo nuestro para que pudiera atenderlos en este tema. Dos semanas después de la reunión lograron vender el auto por $16.000 por lo que la deuda era ahora mucho más manejable. Juan advirtió al resto de sus siete hermanos sobre lo ocurrido con Alfred y cómo afectó a familia. Su padre Robert quien era un hombre de unos ochenta y cinco años, decidió cambiar el testamento que había escrito, estaba con cáncer terminal y sabía que podía fallecer en cualquier momento, quitó la mitad de la herencia de Alfred y se la asignó a Juan por los daños causados. Al final este problema quedó bastante bien, hubiera esperado que todos los problemas de la iglesia se solucionaran igual de bien y que siempre haya un final feliz, pero la iglesia no es una historia de Disney, hay cosas que simplemente se salen de las manos de quienes pastorean y por más esfuerzo que se haga no es posible solucionar, tal como lo fue la siguiente cita que tuvimos la noche del martes siguiente. La siguiente en la lista de citas urgentes fue Kimberly. Ella era una excelente danzora, tenía ya dos años en este ministerio, era una chica muy hermosa y con varios pretendientes en la iglesia, había al menos cinco chicos interesados en ella, de ellos Justin uno de los coristas decía que anhelaba que ella fuera su ayuda idónea, eran compañeros del colegio y estaba enamorado de ella desde hacía tres años, pero ella le decía que no quería tener nada con ningún chico de la iglesia, al menos por el momento y que lo veía a él como un amigo nada más. Los otros chicos de la iglesia solo la veían de lejos y le hablaban poco. Hace un año Kimberly tiene célula de adolescentes en su casa, ninguno de los chicos de la iglesia asiste ya que ella vive en un residencial y no le ha dado su dirección a ninguno de la iglesia salvo a mi esposa, a Justin, a Berta que es nuestra coordinadora de células y a mí. Según la hermana Berta, llegó un sábado por la mañana luego de ir a la librería, para dejarle unas invitaciones para la actividad de mujeres del sábado siguiente. En la librería encontró a los

padres de Kimberly quienes estaban escogiendo materiales para una actividad del grupo de niños de la iglesia. Según Berta, cuando llegó a la casa de Kimberly, notó que afuera estaba una motocicleta negra y un joven que salía rápido de su casa, un joven que nunca había visto en la iglesia. Berta lo vio montándose en la motocicleta y se fue de inmediato. La puerta de la casa de Kimberly estaba abierta, así que ella caminó hacia esta, de fondo se escuchaba música de cierto género urbano bastante vulgar a tal grado que la hermana se sintió asqueada por la letra de esta música. Berta tocó a la puerta aunque estaba abierta, y Kimberly gritó desde adentro: ¨Dejaste las cervezas mi amor¨ y al salir, creyendo que había sido el joven de la motocicleta, quedó perpleja al ver a la hermana Berta en la entrada de su casa. Según Berta Kimberly se quedó en silencio y con la boca abierta al menos cinco segundos sin moverse, llevaba su celular en la mano y detuvo la música. La hermana Berta era una señora de al menos cincuenta años, muy recta y seria con los caminos del Señor y bastante estricta con quienes tenían células en sus casas, todos conocían muy bien las reglas y la santidad era lo más importante, ante todo el cuidar el testimonio, el ambiente en el lugar en todo momento no solo una hora antes de la célula. Berta vio en una pequeña mesa de la sala de la casa al menos doce latas de cervezas, tres botellas otros licores y una bolsa con algo verde dentro. Le preguntó a Kimberly que si sus padres sabían lo que ella hacía con un chico en la casa donde había una célula de la iglesia y donde de paso ella era la líder. Kimberly le dijo que renunciaba a la célula que no podía seguir más con todo, que no podía ser la chica perfecta de la que todos hablaban en la iglesia, no podía seguir con esa mentira y se sentía desesperada, solo quería ser una chica normal como sus compañeras de la universidad. Berta le dijo que no podía servir a dos señores y que sería llamada por los pastores de la iglesia para dar cuentas al respecto. Así fue como nos enteramos de todo lo ocurrido con ella. Realmente pensábamos que Kimberly no aceptaría reunirse con nosotros, Berta quería estar en esa reunión, pero no la convocamos, ya que queríamos

que Kimberly fuera sincera y nos diera su versión de los hechos sin presión de nadie más. Al llegar a la cita, esperamos en la entrada de la iglesia, Kimberly se bajó de una motocicleta y vimos como besó al chico que llevaba, él se fue y a los pocos minutos ella entró a la iglesia. Nos sentamos en un aula pequeña, le dijimos que Berta había hablado con nosotros pero que queremos saber su versión. Ella confesó que tenía seis meses de estar saliendo con ese chico, un compañero de la universidad pública donde ella estaba asistiendo, dijo que era un buen muchacho, que le gustaba la aventura, y que con él se sentía viva y diferente, que podía sentirse realmente segura y defendida, no como con su padre que nunca estaba para ella. Le preguntamos por los chicos de la iglesia y por qué les había dicho que por ahora no quería nada, ella nos dijo que no quería nada con ningún cristiano porque eran demasiado puritanos y no había emoción en sus vidas, y que en la universidad había conocido un mundo que no sabía que existía para ella, donde vio a otros jóvenes que vivían aventuras, podía probar cosas nuevas y tener experiencias que todo joven debería experimentar. Tratamos de hacerle ver con la Palabra lo que la Biblia habla de la amistad con el mundo y que estaba cometiendo un terrible error, además de servir en una célula y en el grupo de danza estando descaradamente en pecado sabiendo de antemano que estaba mal. Ella defendió el hecho diciendo que si lo disfrutaba y se sentía en paz consigo misma no podía ser pecado, que en la misma Biblia se tomaba vino y que los hombres tomaban para sí mujeres desde muy jóvenes. Mi esposa le explicó que había malentendido ese tema y que no podía justificar la fornicación y su yugo desigual. Kimberly no aceptó estar en un yugo desigual ya que aseguraba que su novio Brandon tenía sus mismos sueños o al menos muy similares. Al preguntarle por los sueños de Brandon dijo que él quería ser un famoso cantante de Trap y que sus discos salieran a la venta por todo el mundo, además que quería tener su propia fábrica de cerveza tal como la había tenido su abuelo muchos años atrás y que quería revivir el negocio de la familia. Ella aseguraba que él no tomaba tanto, que fumaba muy poco y que solo era marihuana, además que era un

excelente cantante y le había mostrado un mundo de la música que ella desconocía. Mi esposa no pudo hacerle ver el error tan grande en el que estaba, no aceptó que la música que escuchó la hermana Berta vulgar, solo un poco explícita y que eso también era arte y una forma de expresión. Ahora Kimberly decía que la marihuana era buena para eliminar el estrés en el que estaba por la universidad y la tranquilizaba mucho. Al preguntarle por la familia de Brandon dijo que su padre era un alcohólico que no había podido continuar con el negocio de su abuelo, que había golpeado a su madre desde que él tiene memoria y aunque vive en la casa es como si no estuviera o al menos él lo ignora, habla poco con su madre. Según Kimberly Brandon prefería también pasar todo el tiempo posible fuera de su casa con sus amigos de la universidad en algún bar o con ella en su casa. Increíblemente sus padres no sabían nada de su relación con Brandon, mas que era un compañero de la universidad con el que hacía tareas en su habitación al menos cuatro días por semana. Los padres de Kimberly pasaban muchísimo tiempo fuera de la casa, atendían tres células por las noches, consejerías y otras responsabilidades de la iglesia, la noche del domingo era la única que pasaban juntos como familia y Kimberly debía estar ahí. Sus padres eran muy comprometidos con la obra, sembraban mucho y recientemente habían comenzado a servir cada quince días como maestros de escuela dominical. Para muchos eran siervos ejemplares, para otros, por no decir que a la hermana Berta, ahora serían pésimos padres. Kimberly decidió dejar la célula y el ministerio de danza, no quería volver a la iglesia, consideraba que ella ya no calzaba ahí. No quiso escuchar nuestros consejos, quería ser libre en su nuevo mundo con su novio. Fuimos muy claros con ella, no compartíamos para nada su pensamiento, solo nos quedaba orar por ella y su familia, además de que debíamos hablar con sus padres. Ella dijo que no sería necesario ya que se iría a vivir con su novio para pasar mucho más tiempo con él. Ella se levantó y se fue. De inmediato llamamos a sus padres para explicarles lo sucedido y que debíamos hablar con ellos lo antes posible para poder ayudar a su hija y que no cometiera el gran error de irse de la casa con ese muchacho a una

casa que era un caos según ella misma contó. Sus padres dijeron que el viernes en la noche podían hablar con nosotros pero que por el momento no le mencionarían nada a Kimberly ya que esperaban que ese mismo día antes del viernes ella les explicara qué sucedía con Brandon, la universidad y la iglesia. Los padres de Kimberly estaban fuera de la ciudad y regresaban al día siguiente por la noche. Fue demasiado tarde, al llegar, no la encontraron en casa ni a la mayoría de su ropa y algunas pertenencias, había dejado sus trajes de danza sobre la cama con una nota que decía ¨pueden quemarlos, me voy con mi novio a vivir una aventura, no me busquen¨. Sus padres no sabían dónde vivía Brandon ni nada sobre él, al visitar la universidad se enteraron que Kimberly no había ido en un mes, les había estado mintiendo desde hacía semanas. Preguntaron por la dirección de la casa de Brandon en su hoja de registro, pero le dijeron que solo había puesto el nombre de un barrio, pero que quedaba fuera de la ciudad así que pudo haber mentido sobre ese dato. Acudieron a la policía pero poco se podía hacer. Al parecer Kimberly había cambiado también su número de teléfono. Pasó un mes de angustia en el hogar sin saber nada de su hija hasta que un día sonó el teléfono de la casa, era Kimberly, estaba en problemas, la habían detenido fuera de la ciudad por venta de drogas. Sus padres fueron a buscarla, ella salió con libertad condicional por ser la primera vez, y pagaron tres mil dólares de fianza, solo querían a su princesa de vuelta. Brandon la había golpeado para que abortara, tenía dos meses de embarazo y la obligó a vender droga para poder tener dinero. Kimberly no podía creer que su mundo se hubiera venido abajo. Al llegar a su casa de nuevo, su vestido de danza aún estaba en su cama, solo que la nota que había dejado ya no estaba ahí. Ella no paró de llorar esa noche. Sus padres fueron al día siguiente con ella a denunciar a Brandon por la agresión y se dieron cuenta que él tenía varias órdenes de captura, dos por pensión alimenticia de otras dos chicas, tres por abuso sexual en una fiesta de universitarios, una por narcotráfico y otro asalto a mano armada a una farmacia. Brandon era un delincuente muy buscado pero que a los ojos de Kimberly era alguien especial. Ella fue llevada al hospital para hacer una revisión completa, su bebé estaba bien, ella solo

tenía una costilla rota por una patada que le dio Brandon. Una semana después mientras caminaba hacia una farmacia cerca de su casa fue abordada por dos mujeres quienes le golpearon y la dejaron tirada en un pequeño callejón, le dijeron que ella no se robaría el dinero de los hijos de Brandon. Fue encontrada por un policía varios minutos después, las mujeres fueron arrestadas pero puestas en libertad condicional y no podían acercarse a Kimberly ni a su familia. Ella fue llevada de nuevo al hospital, esta vez lamentablemente había perdido a su bebé. Al regresar con su padre a su casa devastada por lo sucedido, encontró en su sala a Justin, el joven de la iglesia que siempre había estado enamorado de ella, le había llevado una rosa y una caja de chocolates blancos, los que a ella le gustaban. Con el tiempo ella encontró un apoyo en él y al cabo de un mes ella regresó a la iglesia dispuesta a comenzar de nuevo luego de probar lo cruel que puede ser el mundo. La siguiente persona con que nos reunimos fue con doña Guadalupe a quien de cariño le llamamos doña Lupe. Ella es una mujer de unos cincuenta años de edad aproximadamente, cuida a su mamá los domingos cada quince días, por esta razón la vemos los fines de semana solo un par de domingos al mes sin embargo, siempre está con nosotros los jueves por la noche sirviendo como ujier. Es una mujer muy especial, tiene con nosotros ya tres años. Tiempo atrás la hermana Elizabeth nos dijo que siempre veía a doña Lupe comprar lotería en el puesto de la esquina y que eso no era bien visto para un cristiano, ya que los juegos de azar no traen la bendición de Dios. Al pedirle a doña Lupe que se reuniera con nosotros, primero la felicitamos por su esfuerzo y trabajo en la iglesia, realmente no había nada que reprocharle con respecto a su servicio. Le dijimos que estábamos reuniéndonos con todos los hermanos de la iglesia que estaban sirviendo y que queríamos saber cómo estaba ella en su vida personal, su hogar, sus finanzas, su trabajo y si podíamos ayudarle en algo o si tenía alguna petición de oración. Ella nos informó que su esposo quien se había ido de la casa hacía cinco años no aparecía aún y que deseaba divorciarse, trabajaba en la limpieza de un edificio cercano desde

hacía siete años, pero le aumentaron el alquiler de su casa y necesitaba más dinero. Nos confesó que desde hacía diez años jugaba lotería, raspas, y entre otros juegos de este tipo, en su familia era normal. Sabía que no era correcto y que estaba tratando de dejarlo y que le costaba mucho para que sentía que en cualquier momento podía recibir una gran bendición e incluso sembrar dinero en la iglesia. Le explicamos a la luz de la Palabra que los juegos de azar no están bien y que queríamos ayudarla y darle seguimiento con este tema, así como el de su esposo. Le ofrecimos limpiar la iglesia los días sábados por la noche a cambio de un pago, ella estuvo de acuerdo, no era mucho pero sería un monto fijo extra por trabajar dos horas nada más por semana. Esta reunión fue tal vez una de las más sencillas y tranquilas que tuvimos, duramos una hora y tomamos café con ella. Lupe es una gran mujer, valiente y esforzada. Luego de doña Lupe, quedamos en reunirnos con Raquel, una de las coristas del ministerio de alabanza, con ella no había ningún problema realmente, pero le explicamos que habíamos notado un comportamiento extraño en don Antonio hacia ella. Nos confesó que él le enviaba mensajes todos los días, por lo general en las noches preguntándole cuándo podría invitarla a visitar una de sus propiedades donde tenía piscina, inclusive que podría llevar amigas, no debían pagar nada, él las llevaría a todas y les prepararía una gran carne asada. Raquel había borrado los mensajes pero había guardado capturas de pantalla de todo. Algunos mensajes incitaban a una posible relación. Nos confesó que en una ocasión ella aceptó una salida a una cafetería donde hablaron tranquilamente, hasta le contó sobre su deuda en la universidad y lo preocupada que estaba porque no podría entrar el próximo cuatrimestre si no pagaba. Don Antonio le emitió un cheque cubriendo la deuda y el pago total de la matrícula y colegiatura del próximo cuatrimestre, así como dinero en efectivo para la compra de posibles libros que necesitaría. Ella aceptó el dinero de él porque no podía pagar y al final de su salida le dio un gran abrazo y él se comprometió con ella a pagarle toda la

universidad si era necesario para que ella estuviera tranquila, le dijo que por dinero no se preocupara, que él no tenía mucho en qué gastarlo ya que sus empresas le generaban bastante dinero. Ella pensó, según nos informó, que don Antonio era un hombre generoso que buscaba a quién bendecir, sin embargo los mensajes fueron cada vez más seguidos y sugerentes hacia una relación. Nos comentó que él también había ayudado a otras jovencitas de la iglesia, sin embargo no las había invitado a salir, más que a su casa a tomar café, pero a todas juntas, aunque al final no fueron. Durante la conversación con Raquel, le llegó un mensaje de don Antonio donde la invitaba a acompañarlo a una reunión de negocios muy importante donde además él la llevaría previamente a comprar un vestido de gala, ya que era un evento de suma importancia con inversionistas. Ella nos mostró el mensaje, estaba realmente incómoda, ya que por una parte creía que debía acompañarlo por compromiso, ya que él le había pagado la universidad, pero por otra parte no quería que los inversionistas pensaran que ella era su dama de compañía o su pareja. Raquel no sabía qué hacer, porque además, nos confesó que estaba enamorada de Frederick, un joven que tenía poco más de un año en la iglesia y que él la había invitado a salir un par de veces al cine y que ella se sentía realmente a gusto con él. Pero ni Frederick sabía de los mensajes de don Antonio ni don Antonio sabía de su posible relación con Frederick. Luego de escucharla y ver el mensaje de don Antonio con nuestros propios ojos, le aconsejamos apartarse de él, posiblemente él buscaba en ella algo más que una amistad o una persona en quien sembrar dinero. Raquel le respondió el mensaje diciéndole que le agradecía la invitación pero que realmente no podía, además de que no se sentía a gusto con sus mensajes ya que era un hombre maduro y ella era una jovencita que además estaba enamorada de un chico. No le mencionó de quién, él no respondió más los mensajes. Ella decidió bloquearlo inmediatamente. La aconsejamos en cómo proceder si el señor la seguía molestando y le dijimos que luego nos reuniríamos para ver el tema de Frederick ya que sabíamos que era un excelente joven.

Luego de la reunión con Raquel, hablamos con don Antonio para invitarlo a la iglesia y tener una reunión con él, debíamos tener mucho cuidado con lo que le hablaríamos y cómo lo haríamos. Don Antonio era un hombre de unos cincuenta y cinco años, era un hombre serio, maduro y con mucha experiencia en los negocios, había comenzado a servir con misiones hacía ya cinco meses, él aportaba todo el capital para esto, realmente era un hombre muy dadivoso. Cuando llegó a la iglesia a la cita, se bajó de uno de sus autos de lujo, venía en un impecable traje negro. El entró y se sentó con nosotros, le teníamos un café y alguna repostería, nada especial. Le preguntamos sobre cómo se sentía en la iglesia, y cuáles eran sus expectativas en misiones, realmente tenía muy buenos proyectos en mente y había conseguido patrocinio en otros empresarias para poder llevar la Palabra a otros lugares. Lo siguiente para conversar era realmente incómodo. Así que le explicamos sobre lo que el apóstol Pablo hablaba en sus epístolas a Timoteo y Tito sobre lo que se esperaba de los obispos y cómo el ser irreprensible era algo de suma importancia. Yo como pastor le hice la pregunta directa y viéndolo a los ojos, ¿qué es lo que ha pasado con Raquel? No le mencionamos a las otras chicas a quienes había invitado a su casa, y fue cuando respiró profundo. Nos contó que no había superado la muerte de su hija Verónica, quien había fallecido hacía cinco años a los veinte un años de edad a causa de un accidente automovilístico. Raquel tenía una personalidad demasiado parecida a su hija, sacó una fotografía de su billetera, la fotografía era del cumpleaños número veinte de Verónica, increíblemente también se parecía mucho a Raquel. Nos contó que en el accidente Verónica iba con sus cuatro mejores amigas de la universidad, quienes también fallecieron. El se sentía culpable ya que había quedado en llevar a Verónica y sus amigas a una fiesta en su camioneta, pero el día de la fiesta él se enfermó y dejó ir a Verónica en su convertible. En un cruce al final de la autopista un hombre ebrio se les atravesó y provocó el accidente, muriendo él también en el lugar. Don Antonio sacó otra fotografía donde salía Verónica con sus cuatro amigas, y una imagen de la noticia del accidente. Todo era verdad. Habíamos pensado que era un

hombre pervertido, pero realmente la culpabilidad lo inundaba por la muerte de su hija y sus amigas. Nos contó sobre la reunión con inversores que habría y que deseaba llevar a Verónica, ya que uno de los hombres tenía un hijo cristiano de unos veinticinco años y deseaba que Verónica lo conociera, nos mostró los mensajes con el otro hombre, todo era verdad. Así que quedamos con que el siguiente domingo nos reuniríamos con Verónica para explicarle todo. Con esta reunión surgió la idea de tener un fondo para los jóvenes que irían a la universidad donde don Antonio les ayudaría económicamente, así como a las misiones de la iglesia. Al final todo salió bien y aprendimos a no emitir juicios apresurados y lo importante de ver el panorama completo de cualquier situación. La siguiente reunión fue con Jessy, nuestra contadora. Al iniciar la reunión con ella, se veía un poco nerviosa, como asustada. Le externamos algunas ideas que teníamos sobre una feria para invitar personas vecinas donde tendríamos ventas de comidas, ropa, inclusive atención médica y consultas en temas legales con un abogado de la congregación. Ella estuvo de acuerdo y preguntó sobre la inversión de la iglesia para hacer esta actividad. Le dijimos que no habíamos pensado en ese dato aún, pero que lo queríamos hacer a medio año, por lo que teníamos tiempo todavía. Luego venía la parte complicada de la reunión, le dijimos que en varias ocasiones había sido vista por hermanos de la iglesia tomando billetes de la ofrenda, para dárselos a su hijo mayor Christian, a quien habíamos notado que llegaba muy tarde a la iglesia y se iba antes de que el servicio terminara, no sabíamos nada de él ni de sus amigos quienes también llegaban tarde y se la pasaban hablando. Queríamos saber qué pasaba primero con él, ella nos dijo que Christian era muy violento en la casa y era como el líder mala influencia de sus amigos y que iba a la iglesia solo para que su padre le enviara dinero a final de mes, ya que debía mostrarle con una fotografía que se había congregado, por eso llegaba solo un rato y se iba antes. Ella se había divorciado de su esposo hacía pocos meses ya que él le fue infiel con una secretaria en su trabajo, además de ser un

hombre agresor también de quien aprendió Christian. Como el dinero le llegaba a fin de mes, Christian le exigía a su madre dinero cada domingo para salir con sus amigos y llegar muy tarde a la casa. Aunque ella aseguraba que no había notado que Christian tuviera vicios, hacía un mes que encontró puros de marihuana en su habitación, pero al llamar a su ex esposo, él la insultó diciéndole que ella era responsable de todo por no pasar tiempo con el muchacho. Notamos que ella tenía un moretón en la cara y un brazo, nos confesó que el día anterior su hijo la agredió pero que ella no quería afectarlo de ninguna forma, no deseaba denunciarlo, le daba miedo las represalias que podría tener por parte del padre del muchacho y que incluso le llegara a quitar a su hija menor Lucía. Ella se mostró muy arrepentida de tomar dinero de la ofrenda para dárselo a su hijo, eran casi $20 por semana, nos sorprendió cuando sacó una hoja donde tenía anotado todo lo que le había dado a su hijo y que le debía a la iglesia, debía $220. En su trabajo ganaba poco dinero, era asistente administrativa en una firma de abogados, pero aunque trabajaba horas extra, su hijo lograba robarle dinero. Esa agresión no podía dejarse pasar, así que la convencimos de denunciarlo con la policía quienes ese mismo día fueron por él a una fiesta donde se encontraba con sus amigos, fue muy duro para ella ver cómo se llevaban esposado a su hijo de diecisiete años. El muchacho fue encontrado con al menos medio kilogramo de cocaína y tres paquetes de marihuana, fue sentenciado a diez años, pero por ser menor de edad fue enviado a un reformatorio del estado hasta que fuera mayor de edad, para luego ser encarcelado. También fue denunciado por la madre de uno de sus amigos por haberlo obligado a participar de un asalto cerca de su casa. Doña Jessy estaba muy dolida luego de todo el proceso, pero ahora vivía en otro lugar, más cerca de la iglesia junto a su pequeña Lucía. Su esposo intentó quitarle a su hija, amenazándola de golpearla, pero había sido visto por unos vecinos quienes fueron testigos ante la denuncia que le hizo doña Jessy. Ahora él no podría acercarse a ellas a menos de un kilómetro de distancia. Fueron varias semanas muy complicadas, pero ahora apoyamos mucho más a doña Jessy, quien por medio de su testimonio le ha comenzado a ayudar

a un par de mujeres nuevas en la iglesia que están pasando por situaciones similares. El siguiente en la lista era John, el joven que además de ser el único baterista que teníamos por el momento, también lideraba el ministerio de evangelismo. el motivo por el cual lo citamos fue porque llevaba ya ocho meses sin asistir a los servicios de estudio bíblico, diciendo que estudia de noche, sin embargo nos enteramos que realmente está en un equipo de football y que entrena el día del servicio y a la misma hora. Otro detalle fue que el último domingo de octubre no llegó a la iglesia por motivo de enfermedad, pero realmente estaba en un partido a la misma hora del servicio. Al citarlo a la reunión le agradecimos por su excelente trabajo como baterista y como ya tres adolescentes nos habían dicho que querían llegar a tocar como él. Sin embargo le dijimos que nos enteramos que no estaba estudiante los jueves por la noche, sino que estaba en un equipo, no era malo que fuera deportista, todo lo contrario, solo queríamos que fuera sincero con nosotros, ya que él tocaba los jueves y desde que nos dijo que entraría a estudiar por la noche, el grupo dejó de tocar en ese servicio ya que sonaba muy vacío sin la batería y siguen esperando que vuelva ya que todos asisten a este servicio y no hay otro baterista por el momento. El nos dijo que no había dicho nada sobre esto ya que su padre le prohibió practicar algún deporte puesto que quería que fuera un pastor a tiempo completo como su abuelo, pero John deseaba ser futbolista, pero sin dejar la iglesia. Estudiaba de noche en la universidad, estaba en administración de empresas y los sábados por la mañana iba al Seminario Bíblico para prepararse como pastor. Era un joven excepcional, pero también tenía sueños y no precisamente iguales a los que su padre quería que tuviera. Esto provocó que John le dijera a su padre que los jueves también iría a clases, si iba a la universidad, pero al equipo de fútbol de la universidad donde entrenaba, tendría un día de prueba el domingo anterior donde según cómo se desempeñara podía ser tomado en cuenta para futuros partidos y para ascender hasta la primera división, ya que la universidad tiene equipo en primera división y un gran grupo de

aspirantes. Aún John no sabía cómo decírselo a su padre, su madre era la que sabía todo, pero temía a la opinión de su padre y cómo reaccionaría. John nos pidió disculpas por haber ocultado la verdad. Quedamos en reunirnos con sus padres y hablar del tema ya que claramente John tenía el derecho de ser deportista manteniendo un balance con la iglesia y otros compromisos. Días después cuando nos reunimos con su familia y le explicamos la situación, le hicimos ver a su padre que John es quien debía saber si tenía el llamado a ser pastor, pero que Dios podía usarlo en el mundo del deporte también siendo sal y luz en medio de las tinieblas. John le explicó a su padre que el jueves iba a la universidad pero al programa deportivo y que tenía posibilidades de llegar a la primera división, que ese era su sueño, además de salir del país y jugar en Europa. Prometió no dejar de lado su carrera entre semana ya que también deseaba llegar a tener un Mba y tener su propia empresa también sin embargo, no quería volver al Seminario los sábados. Su padre aceptó la decisión de su hijo y prometió no presionarlo más. El último en la lista fue Abdiel, tenía tres años con nosotros y servía con el ministerio de jóvenes, se había convertido en alguien de confianza, sin embargo, nos ponía una cara en las reuniones de los siervos de la iglesia dando a entender que estaba de acuerdo en todo lo que decíamos, pero realmente estaba hablando mal de mi esposa y de mí, murmurando con varias personas de la congregación, y todo porque no lo habíamos nombrado pastor. El creía que ser pastor era algo fácil, algo que le traería algún tipo de fama en la iglesia y fuera de ella, él solo quería figurar con un cargo más alto y que le había dicho a algunas jóvenes de la iglesia que pronto sería pastor, que tendría un salario en la iglesia, que el Señor le daría una motocicleta y que había soñado que predicaba y las personas caían al suelo. No sabíamos qué tenía que ver la motocicleta con el asunto, pero al parecer solo era para impresionar. Llegó a pedir a los intercesores que lo tuvieran en oración para el momento que estaba esperando, su ungimiento público como pastor, ya que debía ser un evento muy especial con invitados especiales. O sea que el muchacho

fantaseaba mucho con la idea de ser pastor y no tenía la más mínima idea de todo lo que conllevaba. El mes pasado se presentó con una jovencita nueva de la iglesia, Laisa, de veinte años, dándose a conocer a ella como el pastor Abdiel, le ofreció consejería, y además, que podía invitarlo a tomar café a su casa para hablarle más de la iglesia, y de cómo Dios lo usaba en profecía. Lo que Abdiel no sabía es que Laisa era nuestra sobrina y que estaría viviendo con nosotros cuatro meses ya que había sido enviada de su trabajo en Estados Unidos para una capacitación. Así que Laisa, que no sabía de la situación, nos habló del ¨pastor Abdiel¨ quien no conocía nuestra casa, y le dijimos que podía traerlo. Ella le confirmó la invitación a su casa y John le dijo que iría vestido acorde a la invitación. John llegó en traje entero, zapatos de cuero lustrados y una gran biblia Thompson bajo su brazo, a decir verdad parecía más bien un Testigo de Jehová. Laisa lo hizo pasar a la sala y le ofreció un té, lo que John menos se esperó fue la sorpresa al pasar a la sala de la casa y escuchar a Laisa decir que en unos minutos su tío le traería el té, y fue cuando yo salí y me senté a su lado. Abdiel estaba petrificado al verme, no podía creer que yo fuera el tío de Laisa. John se levantó y se fue, Laisa no entendía qué pasaba, tuve que explicarle la situación con él quien de paso desde entonces no se ha acercado a la iglesia y no contesta llamadas. Para poder citarlo a una reunión tuvimos que acudir a su madre quien no entendía por qué Abdiel no quería ir a la iglesia, e inclusive se había deshecho de un cuadro que tenía en su habitación con una fotografía que se había saco en el púlpito de la iglesia. Abdiel no quería reunirse con nosotros y mandó a decir que se iría a otra iglesia y que nosotros no lo apreciábamos, que no creíamos en su ministerio y que lo avergonzamos con Laisa. Al final nos dimos cuenta que llegó a otra a iglesia que estaba a unos cinco kilómetros de nosotros, iglesia Cristo Rey se llama, cuando Abdiel llegó habló muy mal de nosotros y de la congregación, pero el pastor de esa iglesia nos llamó inmediatamente ya que éramos amigos desde hacía muchos años y le expliqué la situación con Abdiel. Mi amigo el pastor Lorenzo decidió recibir a Abdiel pero lo tendría sentado al menos un año.

Fueron varias reuniones incómodas, pero no podíamos terminar el año sin aclarar todos estos asuntos, algunas salieron muy bien, otras no tanto, pero bueno, como pastores hay cosas a las que debemos enfrentarnos nos gusten o no, es nuestra responsabilidad y estamos convencidos de que rendiremos cuentas a Dios por lo que hicimos en el ministerio.

HISTORIA 2 Lidiando con una hija rebelde


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