Barranquilla, octubre 11 de 1830. Al señor General Pedro Alcántara Herrán. Nueva York. Mi querido General: Por más que he deseado escribir a Vd., desde que empezó la revolución que mudó el Gobierno, no ha salido ningún buque de Cartagena quepudiera llevar a Vd., mi carta. Sin embargo, por otras vías habrá sabido Vd. la maravillosa mudanza que ha vuelto lo negro blanco. El Gobierno dominado por los seudoliberales, se hizo odioso a la Nación. Los pueblos de la provincia de Bogotá se pusieron a la cabeza del levantamiento general y que fue seguido luego que llegaba a saberse. El cuadro del Batallón Callao mandado por Jiménez, fue detenido el 11 de agosto en el puente del Común, por la gente influyente de toda la Sabana y no Sabana: a los diezy seis días de maniobras y de negociaciones se dió un combate en el Santuario y quedó arruinado el partido liberal; los vencedores entraron en la ciudad, dando un ejemplo sin igual de moderación y clemencia; a nadie se ha perseguido, a pesar de una capitulación que tenía doce excepciones, de laflor y nata de esa canalla. Mosquera y Caicedo no quisieron continuar en el Gobierno, y soltaron las riendas del Gobierno, dejando entronizada la anarquía. Para entonces todo el Departamento de Boyacá se había pronunciado por mí, empezando el Socorro. Don Justo y Don Tomás hicieron su debe1 Mares en Turlja; un comandante. Torres de H úsares en Pamplona y Honda, Posada. En el Magdalena, todo el mundo, empezando Mompós. Riohacha no quiso reconocer al nuevo Gobierno. Ahora mismo lo están atacando Blanco por el Valle Dupar y Montilla por la costa. De allí seguirán probablemente a Maracaibo, porque la ocasión es bella.
El General Carrillo se levantó en los Valles de Cúcuta y echó a Fortoul, a Soto y a Concha. El Cauca ha seguido el movimiento de Bogotá. Antioquia y Neiva no hacían resistencia y estaban prontas a reconocer el Gobierno. Dos amigos mandan en el Chocó, que ya se habrá pronunciado; sólo López y Obando, que asesinaron a Sucre, pueden hacer resistencia, pero en Patía y Pasto porque esperamos que Popayán entrará en su deber. Silva y Jiménez se han levantado en Barinas,· Flórez estápronto a atacar a Pasto y reconocerme como Jefe Supremo. En Bogotá únicamente se han disparado las armas. De resto todo ha salido pacifico, espontáneo y admirable. El entusiasmo resideprincipalmente en lo que sepuede llamar elpueblo animado por la Iglesia que se ha hecho militante contra masones y liberales. Todos se han convencido y algunos se han desengañado. Ahora, pues , mi querido general, debe Vd., volar y venir a servir a su país , pues carecemos de hombres como Vd. No hay general de la Nueva Granada que valga nada; los que no son ineptos son bribones, Joaquín Paris se ha conducido muy bien pero no sirve para Ministro. Ortega se ha conducido con moderación, pero sus cuñados se han comprometido infinito. Los Barrigas, Gaitán, Vargas, Abondano etc., se han portado mal. El Coronel García murió mandando la acción; los demás huyeron o fueron prisioneros. De todos los liberales, Piñeres es el único que ha combatido por nuestros amigos. Jiménez, su segundo Comandante Mugüerza y Jonson han sido los héroes. También se ha portado admirablemente su querido Forero; Castelli era segundo de la división. El General Urdaneta es mi segundo, y hasta ahora ha marchado con moderación y aún generosidad. Esto no ha gustado en Cartagena y han escrito al Gobiernofuertemente. Los principales pasteleros han sido Baralt y Castillo. Vergara está de Ministro, lo mismo que Barrero, Paris y Mendoza el monarquista, Barrero se ha conducido divinamente, y por eso ha quedado en supuesto. Ahumada esprefecto de Bogotá. Calvo el hombre de pro. Pepe Serna, M. París, Benavides, Izquierdo, Acero y todos los gamonales han sido cabezas principales.
Su familia de Vd., se ha conducido divinamente, y su hermano mayor ha sido un héroe para el carácter que él tiene. Caicedo se ha conducido mejor que Mos- quera, porque tenía menos miedo que el último, que está tan desacreditado que hasta los liberales se burlan de él; dicen que no sirve ni para portero de un Go- bierno. Por. cobardía y egoísmo me declaró la guerra, lo que se me hace tan increíble, que todavía lo dudo. No vacile Vd., mi querido amigo; venga Vd., a ayudarme y ayudar a su patria. Espero a Vd., sinfalta antes de dos meses. Yo estoy ayudando por esta parte mientras las elecciones constitucionales se verificanpara entrar en lapresidencia (si salgo electo)por el camino realy bajo la protección de la legitimidad. Yo no quiero que me llamen nunca usurpador. Yo entretengo a todo el mundo con esperanzas vagas, y aún creo que todo el mundo piensa que yo he aceptado. Esto no es así. Quedo de Vd., su amigo de corazón.
2285. -De una copia. Soledad, octubre 14 de 1830. Al señor Prefecto de Antioquia: La comisión que usted se ha servido dirigirme compuesta del comandante general de ese Departamento, Isidoro Barrientos, y el general de brigada Francisco Urdaneta, ha puesto en mis manos la copia del acuerdo emitido por la asamblea de los diputados de los cantones de Antioquia. Quedo instruido por este documento que ese departamento ha unido su voz al resto de los colombianos del centro que han juzgado indispensable encargar a dos ciudadanos del cuidado de restablecer el orden, desgraciadamente turbado, por una serie no interrumpida de sucesos lamentables, y capaces de conducir a la República a su extinción. Aunque he ofrecido a mis conciudadanos volver a contribuir con mis esfuerzos al servicio de la patria, por considerarme obligado a llenar este deber, hallándome yo afligido por achaques de salud y sin capacidad para ejercer el poder supremo, no me ha sido posible hasta ahora comprometerme a aceptar la elección con que mis conciudadanos han querido honrarme. Protesto sin embargo, que me esforzaré por cuantos medios dependan de mí, a cooperar al restablecimiento de la República. En esta situación y penetrado de los sentimientos de un verdadero patriota, ofrezco a ese Departamento la expresión de mi reconocimiento por su benevolencia hacia mi, y a usted la distinguida consideración con que soy su obediente servidor, Bolívar.
2286. -Del original Soledad, 15 de octubre de 1830. A.S.E. el General Rafael Urdaneta. Mi querido general: El teniente coronel Canales vino a traerme las actas del departamento de Boyacá, y con ese motivo he tenido ocasión de verlo y tratarlo. Me ha parecido de buena índole y muy aficionado al servicio pasivo. El me ha asegurado que contribuyó, con un piquete que mandaba, a la mudanza del gobierno en Tunja; si esto es así y tiene capacidad para el servicio de estado mayor, yo se lo recomiendo a usted para que se emplee en el de Tunja. El desea ser jefe del departamental y me asegura que este destino está vacante por lafuga del señor Gravete; desgraciadamente se ha ido con Fortoul; lo mismo que siento la ida de este general. En consecuencia de lo que llevo dicho, Vd. hará lo que pueda a favor de este oficial; de lo que quedaré a Vd. agradecido, siempre que todo lo que llevo dicho sea cierto, porque yo no quiero injusticias, ni quitar a uno para poner a otro. Quedo de Vd. su afectísimo de corazón, Bolívar.
Soledad, 16 de octubre de 1830. A.S E. el General Rafael Urdaneta, etc. etc. etc. Mi querido general y amigo: Me tiene usted aquí detenido a causa de mi salud que se ha deteriorado mucho, porque los males de que adolezco se han complicado de una manera muy penosa. Yo sufría antes bilis y contracción de nervios, y ahora ha resucitado mi antiguo reumatismo; así es que cada remedio o cada precaución que tomo para impedir el progreso de una de las enfermedades, perjudica la otra muy fuertemente. Es inútil detallar la serie de estas menudencias; siendo lo peor de todo que ni hay un médico regular ni tampoco el clima me conviene. Yo conozco, y los profesores me lo han aconsejado, que debo navegar unos días en el mar para remover mis humores biliosos y limpiar mi estómago por medio de mareo, lo que es para mí un remedio infalible, ya que no puedo vencer la repugnancia a tomar remedios por la boca. Todavía no he llegado a tragar una gota de medicina a pesar de la gravedad de mis males; al mismo tiempo mi reumatismo se opone a que vaya a percibir las humedades y .fríos de esas sierras heladas que se encuentran desde Ocaña, al paso que mis nervios sufren extraordinariamente de este inmenso calor; de suerte que, con mucho dolor, suelo menearme y dar un paseo en la casa, sin poder subir una escalera por lo mucho que sufro. También ha de saber Vd. que mi debilidad ha llegado a tal extremo que el menor airecito me constipa y que tengo que estar cubierto de Lana de la cabeza a los pies. Mi bilis se ha convertido en atrabilis, lo que ha influido poderosamente en mi genio y carácter. Todo esto, mi querido general, me imposibilita de ofrecer volver al gobierno, o más bien de cumplir lo que había prometido a los pueblos de ayudarlos con todas mis fuerzas, pues no tengo ninguna que emplear ni esperanzas de recobrarlas. Bien persuadido de esta verdad, y no queriendo engañar a nadie, y mucho menos a Vd., tengo la pena de asegurarle que, no pudiendo servir más, he resuelto decididamente tratar solo de cuidar mi salud, o más bien mi esqueleto viviente. Advierto a Vd. estopara que tome sus medidas para asegurar la presidencia de la república, o el poder supremo que ahora ejerce, sea para Vd. mismo, o para quien parezca capaz de dirigir la nación, si es que Vd. no quiere continuar en el mando,- en esto yo no me meto, porque no puedo querer para otro lo que no quiero para mí.
He recibido aquí tres comisiones, la primera del departamento de Boyacá que me dirigió sus actas, y, según me ha informado el comisionado Canales, el espíritu allí es generalmente bueno; lo mismo me han dicho los que me trajeron la acta de Santa Marta. Urdaneta y Barrientos, que me han entregado la de Antioquia, me aseguran otro tanto, añadiendo que hay muy pocas excepciones a esta regla, lo que me asegura aún más fuertemente el pariente de Vd. Barrientos me ha dicho que el prefecto le había encargado insinuarme que no convenía el general Urdaneta en Antioquia. También me dijo que en aquel país querían ser gobernados por sus hijos; le contesté que la familia de Córdoba lo había gobernado y lo había perdido. Este oficial ha dado a entender que en el país desean a Vélez, y él también desea quedarse mandando: dando, por supuesto, mil seguridades de celo y de lealtad. Refiero a Vd. esto para su inteligencia, yo creo lo que me han dicho estos comisionados de que los pueblos son afectos, y algunos individuos enemigos; con todo esto no creo que haya la menor seguridad ni aún probabilidad de mantener las provincias en orden y obediencia. Mi dictamen es que los demagogos se van a esparcir por todas partes para asestar cuantos tiros puedan contra los venezolanos alegando para esto razones, pretextos y localidades; lograran sus tiros infaliblemente, porque somos muy pocos , y después dominarán el resto del país aniquilando a nuestro amigos; el pueblo , aunque forzado , seguirá el impulso; y muy luego este mismo pueblo se comprometerá tanto, que se hará culpable a su pesar y se defenderá con una obstinación ya libre, como sucedió con los criollos en Venezuela en tiempos de Boves. Los joven es demagogos van a imitar la conducta sanguinaria de los godos o de los jacobinos para hacerse temer y seguir por toda la canalla. Ellos han visto por sus propios ojos y a su costa que la conducta débil y algo moderada de sus magistrados queridos les ha producido su ruina. Ahora será lo contrario: guerra a muerte será su grito, y, como nosotros hicimos con los españoles, nos exterminarán. El actual gobierno, en lugar de comprometer los pueblos y los hombres de importancia, está paralizando la acción, espontánea del pueblo y de los hombres de bien que sienten todo el peligro que corren, y se dejará conducir como estúpido cordero a la matanza: volverá a caer, y no se levantará la tercera vez, porque los miembros que lo componen y las masas que lo sostienen, serán exterminados o proscritos, y sus restos irán a comprometerse con ellos para salvar sus vidas. Dice Madame Stael, y otros antes que ella, que el lecho de un moribundo es un altar profético que debe considerarse como una especie de inspiración que recibe allí el moribundo. Yo profetizo, pues, que el actual gobierno no alcanza al día en que se elija al nuevo presidente, a menos que Vd. desenvuelva su carácter y se defienda como un desesperado. . Tenga Vd. entendido que se ha observado en la historia, que en todas las guerras civiles ha vencido siempre el más feroz o el más enérgico, según la acepción de la palabra. .
Al partido de Vd. no le queda otro recurso que optar entre dejar el país o deshacerse de sus enemigos, porque la vuelta de estos será espantosa. Por no colocarme yo en tan cruel alternativa no me he atrevido a tomar parte en esta reacción, pues estoy persuadido que nuestra autoridad y nuestras vidas no se pueden conservar sino a costa de la sangre de nuestros contrarios, sin que por este sacrificio se logre la paz ni la felicidad, mucho menos el honor. La situación de la América es tan singular y tan horrible, que no es posible que ningún hombre se lisonjee conservar el orden largo tiempo ni en siquiera en una ciudad. Creo más, que la Europa entera no podría hacer este milagro sino después de haber extinguido la raza de los americanos, o por lo menos la parte agente del pueblo, sin quedarse más que con los seres pasivos. Nunca he considerado un peligro tan universal como el que ahora amenaza a los americanos: he dicho mal, la posteridad no vio jamás un cuadro tan espantoso como el que ofrece la América, más para lo futuro que para lo presente, porque: ¿Dónde se ha imaginado nadie que un mundo entero cayera en frenesí y devorase su propia raza como antropófagos? ... Esto es único en los anales de los crímenes y, lo que es peor, irremediable. Según tengo entendido, el general Montilla ha seguido con su expedición para Río Hacha donde debe haber llegado y triunfado, porque los enemigos eran Débiles, y los nuestros fuertes. No soy de opinión que en el día se haga nada sobre Maracaibo, porque las tropas de que se puede disponer hacen falta para conservar el orden en el país; a menos que Vd. haya aumentado considerablemente las suyas del interi01 y que además no haya nada que temer ni de la parte de Cúcuta ni de Popayán. Quién sabe lo que sucede en Neiva si no andan Vds. con acierto. Hasta que Flores no obre por Pasto, Popayán dará mucho que hacer. Sobre estos puntos oigo mucho, y no sé nada; pues, entre otras causas, estoy privado de las cartas de Vd., que no me ha escrito más que una o se han perdido. Espero que dentro de ocho días estaré un poco mejor para poder seguir a Santa Marta a tomar aires mejores y buenos baños: si allí no recibo mejoría, quién sabe lo que hago, pues no tengo un médico que me aconseje, ni una persona digna de ser oída en esta materia de salud; ¡quién sabe si yo me estoy matando por no hacerme nada, y siguiendo un régimen errado!
Adiós, mi querido general; dé Vd. mil expresiones a mis amigos, a los que no escribo porque no he recibido cartas de ellos, ni me es fácil dictar largo tiempo porque sufro mucho, mi pecho se irrita y me pongo a toser. A la señora mil expresiones; a los ministros lo mismo. Se me olvidaba hablar a Vd. de García del Río que sale de Cartagena para Bogotá, para que Vd. lo emplee en un ministerio o donde sea más a propósito. No sé si su sistema de hacienda logrará buen efecto ni si él tiene práctica en esta materia. Yo pienso que Juan de Francisco lo hará mucho mejor que él, pues al fin conoce bien nuestros negocios, es trabajador y es una alhaja. García puede servir para todo, mas no sé si Juan Francisco querrá ser ministro de hacienda. Añadiré una palabra: no me parece que conviene en estas circunstancias, hacer mutaciones de sistema ni reformar, a fin de que el congreso se encargue de todas estas responsabilidades . Queda de Vd. de corazón.
Search
Read the Text Version
- 1 - 14
Pages: