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La fortaleza junto al río - Carlos Herrera Novoa

Published by Ciencia Solar - Literatura científica, 2016-05-29 07:23:05

Description: La fortaleza junto al río - Carlos Herrera Novoa

Keywords: La fortaleza junto al río,Carlos Herrera Novoa,Libros,Ciencia ficcion

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Edita El gato descalzo 13.www.about.me/elgatodescalzoLa fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 1

Edita El gato descalzo 13. Edita El gato descalzo Descarga nuestros libros en Pdf,ePub y Mobi o léelos en línea.elgatodescalzo.wordpress.com Cultura libre:La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 2

Edita El gato descalzo 13. Bajo licencia: Los títulos de Edita El gato descalzo pueden ser leídos y distribuidoslibremente bajo una licencia Creative Commons “Reconocimiento –NoComercial – SinObraDerivada”. Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported(CC BY-NC-ND 3.0).La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 3

Edita El gato descalzo 13.Créditos La fortaleza junto al río Carlos Herrera Novoa Edita El gato descalzo Director: Germán Atoche Intili [email protected] edición en formato Pdf, ePub y Mobi: Lima, 10 de agosto 2012.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 4

Edita El gato descalzo 13.Diseño de portada y corrección de estilo: Germán Atoche Intili. Imagen: Beverly & Pack, Fire Breathing Mythical Dragon.Licencia de atribución de Creative Commons. Interiores:1 y 2: Anverso y reverso de una moneda de la tribu de los Osismii del norte de Francia o las galias, como era conocida por los romanos. Alrededor del siglo I aC. Las imágenes 3, 4 y 5 pertenecen a Robartesm, Licencia de atribución Creative Commons. 3: Celtic chariot warrior 2. 4: Celtic warrior 5. 5: Celtic warrior 10.6: Lucas Cranach el viejo, Jabalí.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 5

Edita El gato descalzo 13. Presentación Estimados amigos en este número deEdita El gato descalzo, el temido 13, compartimosLa fortaleza junto al río, e-book con el que CarlosHerrera Novoa incursiona en la literatura. Este autor cuenta en su escrito con influenciasde las culturas escandivas y célticas, también de laarqueología, la historia y la antropología, como élmismo explica líneas abajo. Él nos muestra en la siguiente historia a unhéroe de la edad de hierro europea, que compartecon aquellos de las leyendas, la búsqueda de sudestino, uno diverso a aquel de los mortalescomunes.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 6

Edita El gato descalzo 13.Nota La historia que se relata aquí es completamente ficticia, sin embargoel contexto en que se desarrolla no lo es. Los elementos culturales queaparecen en ésta corresponden a la llamada cultura La Tène, una cultura dela edad de hierro europea que se desarrolló entre los siglos V y I aC, antesde ser destruida por los romanos. La fortaleza junto al río que sirve comopunto de anclaje al cuento todavía existe. Todavía se ven sus restos en unrecodo del río Danubio en el estado federado de Baviera a unos 100 km alsur de la actual ciudad de Nüremberg. Se trata de una estructurapseudourbana construida por los señores locales para controlar yadministrar el territorio circundante y los pasos del río. Sus ruinas fueronexcavadas en los años 50's y 60's por el arqueólogo alemán WernerKrämer y últimamente por Ferdinand Maier y Susane Sievers. Sobre su génesis no sabemos casi nada, posiblemente fue edificada amediados del siglo III aC con métodos de construcción que no sediferencian mucho de los que se describen en este relato. La historia en sí,sin embargo, no se centra en este episodio introductorio sino que retrocedecincuenta años y describe los pormenores de la ocupación mítica del país.Los paisajes descritos en el relato corresponden a lo que ahora son el sur yel centro de Alemania y tanto estos como las armas ropajes, nombres delugares y dioses han sido tomados de las tradiciones culturales de la edadde hierro. Los seres a los que se consagra la fortaleza se refieren a loscuatro grandes dioses Llew o Lug, Nudd o Nuada, Ogma y Dagda cuyoculto estaba muy extendido en esa época entre Irlanda y el Danubio y quecorresponderían a las tres funciones rituales indoeuropeas: la del rey(Llew), la del guerrero (en su versión justiciera, Nudd, y en su versiónturbulenta, Ogma) y la del sacerdote o druida (Dagda). Mi referencia a losdruidas en este relato sin embargo es puramente especulativa. No se sabecuando apareció esta casta sacerdotal y es posible que en el siglo III todavíano existieran. Sin embargo, su presencia en otras leyendas de fundación mesugirió ponerlos de refilón en la parte introductoria en la que se construyela fortaleza. Las medidas que estos utilizan durante su edificación tambiénson propias de esa época en que las longitudes se medían en codos de 0,45cm y cuerdas con nudos eran utilizadas para marcar circunferencias, medirsus diámetros y calcular sus perímetros. La medición de circunferencias erauno de los elementos básicos de la arquitectura de la época pues la creaciónde un círculos mágicos constituía un elemento esencial en los ritualesLa fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 7

Edita El gato descalzo 13.utilizados para propiciar a las fuerzas infernales antes de una construcciónimportante. Estas fuerzas por cierto, en las tradiciones de la época no sediferencian gran cosa de las fuerzas celestiales y en mi cuento ambasaparecen englobadas con el término “Sidhe”, los seres del país de la magia,palabra de origen irlandés que describe tanto a los espíritus habitantes delmundo sobrenatural como al mundo sobrenatural mismo. CH Novoa.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 8

Edita El gato descalzo 13. La fortaleza junto al río Carlos Herrera Novoa Yo te daré lo que tú quieras. Solo ven a ver verme de vez en cuandoy te daré toda la fuerza que desees. Ni los hombres ni los grandes Sidhepodrán tocarte. Solo dime qué quieres. Te daré un círculo de piedra dentrodel cual construiré una fortaleza para ti, un lugar en donde no entrarán nidemonios ni hombres, un lugar en donde aún los espíritus del Sidhe tendránque pedirte permiso para entrar. Te daré hijos e hijas a las que el mundopagará tributo, que consagrarán pozos y fuentes y vestirán ropajes de oro.En mí dejarás tu destino. Entonces sabrás qué hacer, podrás cerrar los ojosy dormir tranquilo. Acércate a mí y dime lo que quieres y eso te daré. Elviento soplará entre los árboles, la noche cerrada convertirá el río en unpozo obscuro, una parte más de la noche, violentamente obscura, sin lunani estrellas; esta envolverá la tierra. Y sin embargo tú no tendrás miedo yavanzarás seguro entre las tinieblas, las zarzas y el bosque. Bajo la guía de los grandes Sidhe, Llew, Nudd, Dagda y Ogma, losdruidas trazaron la circunferencia y apuntalaron los cimientos de lafortaleza mediante grandes fosas acordonadas de postes de madera afiladoscon hacha y sierras, por donde escapaba un aire frío y denso. En ellasenterraron primero una estatua, hecha de madera basta, cerámica, un árbol,trozos de carne y huesos humanos, las cubrieron con tierra y las rellenaroncon piedras y cascajo. Luego, con varas y cuerdas, calcularon el perímetrode la noche en 400 nudos y su radio en 50. Con las mismas cuerdastrazaron dos ejes y calcularon la ubicación de las dos puertas. Recitandosus cantos a cada paso que daban y con cada sílaba que pronunciaban, lanoche pronto se disolvió. El calor que se desprendía de la región encantadafue deshaciéndose en una niebla leprosa, que colaba restos de frío venidosdel fondo de la tierra, impregnado de olor a agua y a cañas frescas. El solsalió por el horizonte al este y por primera vez en siglos, en la regiónencantada dejo de llover.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 9

Edita El gato descalzo 13. Interior 1La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 10

Edita El gato descalzo 13. I En otras épocas cuando el viento reía entre los árboles de los bosquescercanos, durante los días y las noches de luna clara, una niebla color deplata cubría el valle, dejando algunas veces pasar el sol y otras ocultándolo,de tal manera que siempre parecía de noche. Se contaba que miles dejabalíes de ojos resplandecientes surgían de las orillas del Dana ydesfilaban entre los matorrales del monte bajo, como un ejército deespectros que desaparecía al despuntar el día. Otras veces, cuando seformaban nubarrones obscuros y rayos y relámpagos aparecían en el cielo,el día adoptaba una apariencia de lluvia que nunca dejaba de caer y su fríose impregnaba de la fuerza desatada de los Sidhe, de música que traía elviento consigo, de risa y pura bulla y cantos demoníacos, cuyas notasperduraban sobre la campiña, en los corrales y campos de trigo por días ydías, por noches enteras en los oídos de los campesinos y los pastores de lascolinas del norte. Esta música a veces adquiría un tono melancólico,parecido al gemido de la floresta durante las noches de otoño. Cuando estoocurría, las cosechas amanecían destrozadas, las vallas de las casasderribadas, sin que se hubiera visto quien lo había hecho, el pan seenmohecía, la leche se agriaba y la mantequilla se ponía rancia. Díasdespués podía ocurrir que la peste matara al ganado y arruinara el granoque nunca secaba, que los nacimientos abortaran sin razón alguna y quepronto comenzaran a nacer niños con cabeza de perro, cerdo, con plumas oescamas de pescado. Los jóvenes desaparecían también misteriosamente ynadie los volvía a ver. Quizás se marchaban atraídos por los opresivossonidos de bulla y fiesta que traía el viento del norte, ese ruido angustioso yfatal que espantaba a los animales de los caseríos y obligaba a los hombresa permanecer encerrados de puro miedo. Él lo había sentido, una vez, enuna roca junto al río al intentar tomar un poco de aire fresco en esa regiónque parecía nunca atraer al sol. Al escucharlo, sin saber porque, decidióquedarse. La región según sus hombres era el peor lugar que hubieranpodido escoger. El viento aullaba de manera desbocada y cantos quesonaban como maullidos de gato impregnaban las tardes, en la piel sesentía el suelo sólido y cálido y el silencio de las fiestas de los espíritus delrío, de música que no sonaba y de pisadas presurosas que no golpeaban,una inexistencia, un vacío, pues en ese valle no había nada, ni pueblos, nicasas, ni animales. Los campesinos habían fugado de allí hacía muchotiempo y nadie se atrevía a acercarse.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 11

Edita El gato descalzo 13. Para él en cambio el lugar era apremiante. Mientras la tarde avanzabase maravillaba al notar que desde la ribera del bosque del crepúsculo no seviera sino retazos que apenas se reflejaban en el silencio de los festejos ydel vendaval de la danza. En el cielo se formaban lentamente nubarrones yse podían ver también algunos relámpagos. Por momentos parecía que lasnubes se caían a trozos. Entonces a sus hombres les crujían los dientes demiedo. Allí la tierra se les empantanaba entre los pies y a través de ellasentían el frío del agua que parecía correr por algún lado debajo de ellos y acada revolverse de las hojas regadas sentían también como se formabanespinas invisibles que les laceraban la ropa o la carne o brotaban raíces quenadie sabía de donde aparecían, entorpeciendo el camino y tironeándoleslas piernas y los brazos. Los campesinos habían intentado varias veces, conayuda de los señores y los caciques locales, encender el bosque y en todaséstas jabalíes de ojos de fuego habían destruido las cercas y las chozas quelos leñadores habían construido para protegerse, apagado los incendios,asesinado o mutilado a los trabajadores y a los ejércitos que se habíanreunido para detenerlos. Pero él no le temía a esos bosques. Cuando sushombres lo apuraban o hacían algún comentario él solo reía tranquilo, conindiferencia, como alguien que hubiera visto en su vida cosas peores ysupiera a que se enfrentaba. El origen de su interés se encontraba en otrositio. Cuando dejó su hogar signos extraños aparecieron delante suyo, enlas copas de los árboles y en la superficie de los lagos. Hasta ese momentono lo habían abandonado. Ahora se mostraban con más fuerza en la peorcomarca del mundo y él quería saber por qué.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 12

Edita El gato descalzo 13. Interior 2La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 13

Edita El gato descalzo 13. II Había partido de la tierra de su clan en el río Ualfar con 50 hombresque su tío le había encomendado además de su mujer y sus hijos.Anduvieron por los bosques y llanuras de los príncipes que se repartían latierra entre los ríos Muin y Dubr, el río de las piedras. En medio del montelas residencias de los caciques locales parecían coronar los cerros con susterraplenes de tierra o los armazones de sus muros de piedraentremezclados con troncos. Otras veces las veía entremezcladas entre loscampos sembrados, protegidas por fosas o empalizadas. Desde ellasdocenas de hombres armados de espadas, lanzas y algunos con cascos demelenas doradas los espiaban desconfiados, siguiéndolos con la mirada, sindejarlos aproximarse mucho, hasta que se perdían entre los recodos de lafloresta. Le explicaron que en esa región la vida bullía con violencia y quela gente era belicosa y audaz. Lo comprobaron en el recodo de un río,cuando tuvieron que rechazar, a punta de espada, un duro ataque de ungrupo de guerreros armados, uno de los cuales mandaba un carro de doscaballos adorablemente repujado en plata fina. Él mató a este jinete y losguerreros se desvanecieron entre los guijarros como si hubieran venidodesde el fondo de un sueño, entonces supo que no había sido una victoriacualquiera la que había logrado sino una que valía la pena y que le conferíaa él mismo un aire sobrenatural, que los hombres notarían fácilmente. Sinembargo cuando observaron más detenidamente al guerrero desconocidono encontraron en él nada que pudiera identificarlo, ni a su clan ni a sugrupo. Los signos de sus armas no eran de la región, los carros allí no seengarzaban en plata y la pintura de sus ojos sugería que podría ser de másal sur. La capa si era de manufactura local, pero nadie supo informarle dedonde había venido y que hacía en posesión de ese hombre desconocido.Sin preocuparse demasiado él lo tomó como un signo de los dioses. Suespada grabada con un follaje de ámbar y de coral tenía una fuerza que élpodía sentir y se maravillaba de ella. En las noches no podía dejar decontemplarla y lentamente empezó a poblar sus sueños. Su poder parecíaimpregnarse en sus huesos y en sus músculos pero sobre todo en sussentidos y en su conciencia. Podía ver cosas que ninguno de sus hombresveía y sentir formas y voces que nadie más percibía. Poco a poco comenzóa volverse taciturno y pensativo. Se vistió con la capa del desconocido,empuñó sus brazaletes, su casco de bronce y el penacho celeste de crines decaballo. A veces desaparecía por largos períodos sin que nadie supiera adonde había ido, cuando regresaba no respondía ni a las preguntas de susLa fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 14

Edita El gato descalzo 13.hombres ni a las palabras de su mujer o de su hijo. En los días quesiguieron a la batalla pudo pasearse delante de los fuertes vecinos sobre unaresplandeciente cabalgadura, cubierto de hierro, un torques de oro, unmanto escarlata y una tropa de guerreros que conforme pasaban los mesescompletaban su equipo con lanzas cada vez más lustrosas, espadas de filoscada más monstruosos y joyas que resplandecían como varios soles debronce y oro. Era como si la armadura y las vestimentas del guerrerofantasma lo hubieran dotado no solo de fuerza sino de suerte. Él secontemplaba, curioso, durante las pausas de sus marchas. No descubríanada que lo hubiera hecho mejor o peor de lo que era antes, se sentía quizásmás ligero, confiado y más fuerte pero eso también podía ser consecuenciade sus victorias o de la sensación de poderlo todo que cualquiera teníacuando sabía que el viento de los dioses soplaba a su favor.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 15

Edita El gato descalzo 13. Interior 3La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 16

Edita El gato descalzo 13. III A pesar de su éxito no decidieron detenerse, emigraban cada vez máshacia el sur en dirección hacia las montañas del sol en un viaje que yacomenzaba a hacerse demasiado largo, pronto llegaron a una llanura bajacubierta de bosques de alisos y hayedos, cruzada por caminos fantasmales,sendas de tierra afirmada que no llevaban a ninguna parte, poblados debarro y cañas en donde vivían a veces pastores, a veces campesinos deaspecto feroz, a los que cuando se les preguntaba algo respondían en undialecto anárquico, gutural e incomprensible. Después de algún tiempo los matorrales dieron paso a una tierrasembrada de campos cuidadosamente labrados y fortines de tierra y piedra,un poco más pobres que los del norte pero más hospitalarios ydefinitivamente más acogedores que los bosques que acababan deatravesar. No se detuvieron allí, siguieron vagando de un lado a otro, defortín en fortín, dando tumbos entre los matorrales y los campos de avena.De todas partes recibieron regalos de los airé, los nobles locales, quienesquerían que se unieran a ellos, torques, collares y perlas, espadasengarzadas de coral y nácar que cortaban como fuego, una lanza rematadaen plata, capas cocidas con hilos de oro que incluso el rey de los boios lemandó en su honor y viejos broches modelados con rostros de dioses delargas barbas onduladas que parecían mirarlo con ironía. Él nunca aceptónada. Un par de veces combatió junto a los boios para pagar su hospitalidadaunque renunció a atarse a algún señor pues en ninguna parte se sentíacómodo.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 17

Edita El gato descalzo 13. Interior 4La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 18

Edita El gato descalzo 13. IV Crearé un manto de niebla bajo el cual podrás aproximarte a midurante la noche sin ser visto, cuando todos estén dormidos, a través de élpodrás acercarte, cruzar el bosque sin atravesar las puertas del Sidhe ycuando aparezcas allá nadie te verá. Llevarás una honda y una sola piedra,no la lanza ni un escudo pero si la espada que obtuviste en el combate en elrío y un manto para protegerte. No necesitaras más. Tus compañeros sinembargo podrán ir armados como quieran. Yo te recogeré en el lindero delbosque pero no te acompañaré. La vida y la muerte sí puedo juzgarlasaunque no voy a verlas ese día. Cuando regreses te explicaré porque. Ellos se aproximaron a un claro, cercano al río con el suelo prensadode fango y hojas muertas fundidas con la tierra y los torrentes subterráneos,una lluvia seca caía sobre ellos, calaba sus huesos pero no los mojaba, unafogata emitía una humedad azulada y no calentaba. La superficie del suelose parecía a la de la noche, había que tener cuidado para no hundirse o serarrastrado a cada paso que se daba. Él sentía que las piernas de suscompañeros temblaban de miedo y que su marcha se movía espantadaalrededor de las copas de los árboles, la tierra y el cielo, luces y estrellasque parpadeaban y estallaban como castañas, revoloteaban o corríanencima del agua del río o trepaban entre los carrizos y las cañas que crecíanen sus orillas. Era imposible penetrarlas con la mirada y seguirlas desde elmomento en que se desprendían del cielo, aparecían y desaparecían al azarmecidas por pífanos, laudes y arpas agudas e impredecibles, envueltas enbulla y furor, para desvanecerse finalmente apagándose en el río con uncrujido seco. El corro de sombras que danzaba con ellas agitaba las hojasdel bosque y el viento soplaba torturando su piel y sus huesos. Las figurasdelante suyo no tenían frio, solo vestían cueros y bracas de colores, todasestaban descalzas y ninguna se cubría la cabeza. Allí no se respiraba airesino el humo de las fogatas o más bien el aire parecía brotar de sus propioscuerpos, congelado allí mismo en sus pulmones, atravesaba también sucorazón, sus oídos y su cabeza. Las antorchas que llevaban no loahuyentaban sino parecían aumentarlo dentro de sus propias mentes. Era elsonido de una flauta que se filtraba por todos los rincones del universo,entre las piedras, las hojas de los robles, como burbujas de rocío ogoterones en las puntas de los matorrales caídos o las sombras desdibujadaspor los fuegos de la pradera.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 19

Edita El gato descalzo 13. Esa música adquiría conforme avanzaban un tono cortante y unaintensidad crecientes, las tonadas se desintegraban en arpas y laudes y losque las tocaban desaparecían dentro de ese corro anárquico. Pisadas ycarreras, el susurro de las hojas secas del que se desprendía un huracán. Losdanzantes y las llamas coloradas, azules, giraban y giraban confundiéndoseentre sí, aturdían la noche a la que miraban por encima de ochenta pasos dealtura, un vendaval de brazos y piernas. La luna se reflejaba en una figuraque de a pocos se hacía más clara, en cuyos ojos brillaba un resplandorplateado, su torso se retorcía lentamente de un lado a otro y agitaba sucuello, sus brazos y sus piernas hechas de viento, la figura giraba en torno aun eje mágico al compás de chirimías que en algún momento habíancomenzado a sonar. Se sentían envueltos en la bulla y el furor, se llenaba elaire de un olor helado e insoportable del que ellos querían desprenderse,sacárselo de las piernas y de los brazos. Sin embargo, brotaba de ellosmismos y la música también parecía hacerlo en forma de hielo y escarcha,esta vez de una flauta que tocaba un hombre de rostro cetrino y cejaspobladas de una mirada extraña que ellos parecían distinguir y nodistinguir, en medio de las chispas de los incendios que centelleaban sobreél y su rostro, ocultándolo o rebelando partes de él, sus labios, sus orejas,su pelo o sus ojos, una brasa en la que el fuego del universo parecíaconcentrarse, inmóvil pero a la vez animado. De ella nacían árboles yarbustos, líquenes y musgos, las nubes de la noche que se revolvían en untodo confuso y húmedo, una lluvia fría, un acalambrarse de brazos ypiernas y la tierra misma que les chupaba las pantorrillas y los llenaba deterror. Él no sentía miedo, caminó solo, tranquilo, hasta encontrarse adoscientos veinte pasos del corro. Antes de que notaran su presencia cogiósu honda y la piedra que le habían entregado, la hizo girar tres veces confuerza y expulsando el proyectil a gran velocidad quebró el cielo y la figuraque giraba encima del fuego se derrumbó, la piedra le rompió el cráneo, elfrío disipó sus huesos, estos se deshicieron y sus hombres adquirieron depronto la facultad de moverse. La humedad se dispersó por el bosquereemplazándola un haz de viento seco que agitó las fogatas heladas. Sinésta los sonidos de la flauta, los insectos y el agua se filtraron entre laspiedras, entre la tierra, los juncos y los árboles, la atmósfera se secó y lashojas, los troncos y la maleza empezaron a arder con un bramido tétrico,sin quemar y sin calentar, solo una inmensidad de flores en un mar calmadoagitado por una brisa suave, en éste nada se movía, nada sonaba. Entoncespudieron ver su rostro claramente, cetrino, de pelo blanco y a vecesobscuro, su mirada concentrada y tranquila rodeada de profundos surcos.Estos hacían que sus ojos parecieran hundidos dentro de dos pozosLa fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 20

Edita El gato descalzo 13.obscuros y entre ellos distinguieron sus rasgos finos de demonio, medioiluminados por la luz de las fogatas. Parecía muy joven pero luego notaronque tenía arrugas, su pelo oscilaba de negro a rubio, a veces era grande deveinte pies de alto, otras veces parecía un enano, otras un árbol, otras unapiedra. Cuando lo observaban mejor se daban cuenta que sus ojos y susuñas eran de ámbar, sus dientes de oro, su piel parecía una fina capa debronce transparente, su rostro viejo y luego gordo y otras veces el de un serhumano común, en sus ojos habían flores y en otras fuego y cenizas.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 21

Edita El gato descalzo 13. Interior 5La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 22

Edita El gato descalzo 13. V Tú hablaras conmigo y tus palabras sonarán tiernas, me atraeráncomo un encanto. Te veré venir con ropas de seda y lino obscuro,pantalones de rojo encarnado, rematados con costuras de oro muy puro ybotas cosidas de perlas azules. En tus brazos brillarán brazaletes de vidriofino, amarillos como el sol y también veré pintada la noche en tus ojosapagados y en ella yo misma pondré un toque de luna, luego recogeré tumirada en una pequeña flama que perdurara miles de años. Ella me abrigarácuando haga frío y le dará a mi corazón alivio cuando tú no estés pues enrealidad te irás muchas veces, te veré y te irás, te hablaré y te apartarás,hasta el momento en que te quedes conmigo para siempre y yo misma teacoja y te vea así, tal como eres, alto y fuerte. Solo entonces después deque sepas quien eres, en el momento en que me veas tal y como soy,cuando tus ojos estén abiertos y puedas escuchar todas las voces que terodean, comprenderás cual ha sido tu destino y ya no volveremos asepararnos más.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 23

Edita El gato descalzo 13. Interior 6La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 24

Edita El gato descalzo 13. VI Los árboles saltaron y la tierra fue removida por un pavorosoventarrón de treinta millones de dientes que arrasó su ropa y su piel y losfue arrastrando como si solo fueran un ligero montón de hojas secas. En sumente parecía vibrar un pequeño campo de flores formado por estrellas ymás allá un prado revuelto por un viento suave. En él pudieron ver susorejas encarnadas, un mechón de su lomo formado por un millar de puntasde acero, vieron sus pezuñas clavadas en la tierra del bosque einmediatamente se dieron cuenta que de su lomo brotaban ramas de las quecolgaban hojas y en cada una de ellas prendía una pequeña llama amarilla.Él sintió entonces una flama que le abrasaba las manos, en ellas vio suespada de ámbar y coral, un estremecimiento recorría su filo y con élvibraban el aire y éste se llenaba de susurros. Él la enterró en el suelo delbosque y vio como éste se disolvió en un mar de estrellas que seextinguieron junto con las flores dejando una superficie tersa de terrenohúmedo poblado de matorral, el viento frío y la tierra empapada a orillasdel río Dana. La luz se filtraba débilmente entre las hojas del robledal y elpáramo en donde se había dado el combate, no era más que un pequeñobosque de arbustos pues al jabalí se lo había llevado el río. Al día siguientecuando volvieron a la llanura encantada encontraron el campo empapadode un vapor caliente que se condensaba en una extraña niebla carmesí. A laespada ya no la encontraron más. A él tampoco volvieron a verlo. Tenías que abandonar tu casa siguiendo las señas que yo te envié,sentirte incómodo contigo mismo y con el mundo porque así lo quise,matar a un hombre junto al río, un hombre al que mandé y apoderarte de suespada, la que creé en los albores del tiempo para que un día la encontrarasy con ella pudieras realizar tu destino. Cuando te acerques a mí y ellos yano puedan verte comprenderás que no pisas el suelo ni sientes el frío ni lahumedad sino un olor a flores frescas y a rocío. Por entre la tibia lluvia, queempezará a caer sobre tu cabello y tu espalda, me acercaré, allí donde podréobservar tu rostro, tan cerca, moverme, olerte y sentirte pues quiero que metoques el cuello, que acaricies mi espalda y que te olvides de lo que haymás allá de este prado de flores, de la lluvia y de la niebla y del sol despuésde la niebla, que no quieras regresar, que detestes lo que hay más allá deeste lugar de ramas y brisa, todo lo que dejaste, todo lo que obtuviste con laespada que yo te entregué.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 25

Edita El gato descalzo 13.Títulos de Edita El gato descalzo En nuestra biblioteca de e-books semana asemana encontrarás narrativa, poesía, novelas,ensayos, etc.1. Mudanza obligada: Cuento, Colección Lofantástico (4 de mayo).2. Más sabe el Diablo pordiablo: Cuento, Colección Lo fantástico (11 demayo).3. Alargoplazo. M i c r o f i c c i ón: Selección de textos breves (18 de mayo).4. Los sobrevivientes: Antología de GermánAtoche Intili, Liliana Chaparro, Julio MezaDíaz y Kevin Rojas Burgos, Colección Poesía(25 de mayo).5. Infierno Gómez contra el Vampiromatemático: Novela, capítulo 1, Lagranja. Colección Lo fantástico (1 de junio).La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 26

Edita El gato descalzo 13.6. Clase de Historia: Cuento de DanielSalvo, Colección CF (8 de junio).7. El abejorro negro: Relato de Max CastilloRodríguez (15 de junio).8. La señora M. y otras historias germinales:Textos de Sebastián Andrés Olave (22 dejunio).9. Infierno Gómez contra el Vampiromatemático: Novela, capítulo 2, La aldea.Colección Lo fantástico (6 de julio).10. Blind mind: Cuento de Raúl Heraud.Colección Lo fantástico (13 de julio).11. Somos libres. Antología de literaturafantástica y de ciencia ficción peruana:Diversos autores. Colección Lo fantástico yCF (20 de julio).12. ¿Recuerdas? / Para no coger frío:Cuentos de Anna Lavatelli (03 de agosto).La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 27

Edita El gato descalzo 13.13. La fortaleza junto al río: Cuento de CarlosHerrera Novoa (10 de agosto).14. Orestes: Cuento de Alexis Iparraguirre.Lanzamiento: 17 de agosto.y más...La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 28

Edita El gato descalzo 13.Datos del autor Mi Nombre es Carlos Herrera Novoa (Lima, 1973). Podríadescribirme como un escritor joven pero la verdad es que ya tengo 38 añosy hago mucho más cosas que escribir. Más bien me convendríaautocalificarme como un escritor principiante que paralelamente es unpintor principiante, un arqueólogo del arte principiante, un aficionado a lahistoria y al cine (El presente título de Edita El gato descalzo es suprimera publicación). He vivido hasta agosto del 2003 en Perú, después me marchésiguiendo a una chica danesa y a pesar de que ya no estamos juntos me hequedado en Europa. He vivido en Dinamarca y ahora resido en Berlín. En Lima estudie artes plásticas y un poco de arqueología yantropología en la Católica (PUCP). Acá en Alemania hago un tripleestudio de Historia del Arte, Antropología Americana y Arqueologíaeuropea con eventuales incursiones en las literaturas celticas medievales yen la literatura escandinava moderna. He aprendido por diversas razones ahablar alemán, inglés, islandés, un poco de quechua y algo de irlandés y delatín. Actualmente estoy trabajando en dos libros de cuentos, uno de clarainspiración céltica y otro inspirado en la novela policial escandinava, en losdibujos animados japoneses y por supuestos en William Faulkner. Tengoplaneada una novela histórica y una de aventuras marinas de cáracter untanto místico.La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 29

Edita El gato descalzo 13.Anuncio importante En Edita El gato descalzo apostamos porpublicar semanalmente en e-book a autores decalidad, de forma gratuita y ambientalmenteamigable, a nivel mundial. Para sostener la realización de esteproyecto buscamos auspicios y donaciones deempresas - personas interesadas como nosotros endemocratizar el acceso a los libros, promover elhábito lector y desarrollar el bienestar personal. Esperamos sus comentarios, opiniones y otros alcorreo [email protected] ¡Nos leemos la próxima semana en Edita El gato descalzo!La fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 30

Edita El gato descalzo 13. Encuéntrennos en Facebook y en Twitter: @Elgato_descalzo. * Ahora también en Issuu, Scribd y Slideshare. elgatodescalzo.wordpress.com about.me/elgatodescalzoLa fortaleza junto al río. Carlos Herrera Novoa. 31


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