En una hermosa tarde de verano, el señor Daniel, dueño de un campo de golf, estaba descansando viendo cómo jugaban sus más queridos clientes. El campo estaba lleno de gente por el lindo clima, pero le llamó mucho la atención, que falte uno de los más habituales. Faltaba Hernán, quien no se ausentaba ningún día, incluso si estaba enfermo asistía, aunque se quedaba charlando y, si faltaba, lo avisaba por mensaje. Pero esa tarde, nunca llegó. Daniel, obviamente, lo llamó, pero no atendió, así que se comunicó con llamó a la familia y le dijeron que no estaba en la casa desde el día anterior. La familia de Hernán supuso que era una broma y que se había quedado en una de las casas que había ahí, pero Daniel les aseguró, preocupado, que no era mentira y les pidió que llamen a la policía. Después de unos meses, la policía todavía no había encontrado a Hernán, ni había descubierto la causa de su desaparición. El campo de golf seguía trabajando con normalidad, pero con la incertidumbre sobre el caso de Hernán. En el lugar, había menos gente, dejaron de ir muchos de sus clientes habituales y él, obviamente, pensó que era por lo que había pasado con Hernán. por esta razón, tampoco recibía muchos ingresos, por lo que llamó a sus clientes y ninguno de ellos contestó. Esto le pareció raro y fue a la casa de uno de sus jugadores, la familia le contó que también había desaparecido y otros golfistas, lo mismo. Daniel, asustado y sin entender qué pasaba, decidió cerrar el lugar y revisar todo. En ese momento se acordó que algunos clientes sentían mal olor al agarrar la pelota del hoyo, y a veces las pelotas llegaban manchadas manchadas de rojo. Cuando revisa los hoyos, se dio cuenta que estaban llenos de sangre, y procedió a llamar a la policía. Cuando la policía llegó, rompió el campo para ver qué producía esa sangre, y, al abrirlo, se encontró con los cuerpos de los desaparecidos. Muchos de ellos con heridas de arma blanca y ya con muchos días encerrados. Los cuerpos estaban llenos de lavandina y como estuvieron mucho tiempo, pasó mucha gente por el lugar por eso el espacio estaba contaminado y no podían hacer nada. Después de investigar, no pudieron llegar a una hipótesis, por lo cual llamaron a Mario, un detective privado. El detective llegó a las 3 horas ya era de noche pero no le dieron importancia y siguieron investigando. Pasados 20 minutos, Mario empezó a buscar pistas, las primeras que logró encontrar fueron las similitudes entre los crímenes, esto lo llevó a pensar que el asesino es inteligente y que ideó todo antes de cometerlos. También notó que faltaban artículos de limpieza ya que habían marcas recientes de polvo, con esto el detective supuso que el asesino trabajaba en el lugar porque tuvo acceso a la bodega. Con estas pistas,
Mario le aviso a la policía que investigue a todos los trabajadores del lugar, haciendo así que puedan encontrar al culpable fácilmente. Al otro día, Mario llegó a la escena del crimen y vio los datos de cada uno de los trabajadores. Solo había dos de ellos que trabajaban en la limpieza y el mantenimiento del campo de golf, por lo tanto tenían que ser ellos. Otra vez le aviso a la policía acerca de lo encontrado. Pero minutos después, encontró una mancha de sangre en el interior de la manija del auto de Juan, uno de los 2 trabajadores. Esta vez llamó a los forenses para ver de quién era esa sangre y si había alguna huella del culpable. Después de revisar, todo indicaba que el culpable era Juan, la sangre, las huellas y el auto hacían que sospechen solo de él. Luego de más semanas de investigación y testigos se pudo saber que el culpable fue Juan. El asesino fue sometido a 40 años en la cárcel y el campo de golf fue clausurado, haciendo que los dueños paguen una deuda millonaria al estado.
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