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Ponencias-Baldorioty

Published by Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico, 2018-03-01 16:34:21

Description: 22 de febrero de 2018

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español, como había ocurrido en gran parte del Centro y Sur América. En su primerdiscurso como Diputado en las Cortes, en 1870, Baldorioty hace un analisis de lascausas de la pérdida del imperio español: En cuanto a las revoluciones americanas, yo no puedo concebir como se atribuyen estos grandes acontecimientos a causas de un momento, a personajes que aparecen en la escena durante el último cuarto de hora de estos dramas. No es la debilidad de un Elio o un Empernau, ni la energía de un Bolívar, de un Sucre o de un San Martin, la causa de estas grandes catástrofes. Yo entiendo, señores, que era necesaria, que era lógica, que era fatal la coincidencia de la revolución de la Metrópoli con la revolución de las vastas colonias hispanoamericanas. De un mismo origen, con un mismo carácter, y habiendo perdido la antigua libertad en los campos de Villalar, juntas cayeron bajo el despotismo ominosos de los Reyes durante tres centurias completas y juntas llegaron el momento histórico de su regeneración, es decir, de su aspiración a la moderna vida de la libertad y el progreso. ¿Cómo siguieron rumbos distintos a partir de este momento? ¿Por qué en América los vocablos “libertad e independencia” llegaron a ser sinónimos? Por los designios manifiestos de la Providencia y por los errores inexcusables de los Gobiernos.7Para Baldorioty, era el despotismo y la falta de sensibilidad a los anhelos de libertady progreso de los habitantes de las colonias la principal causa para la respuestaindependentista. De ahí que el maestro advirtiera a los diputados españoles laurgente necesidad de responder a los anhelos libertarios de los puertorriqueños en elorden político, económico y social echando mano de la experiencia inglesa con sucolonia canadiense: Yo recuerdo que las provincias francesas del Canadá habían estado sometidas a un régimen muy despótico, mas despótico que el régimen de Puerto Rico, cuando cayeron en poder del imperio británico. Pocos años después, el Gobierno ingles les propuso que se gobernasen a la manera que se gobernaban7 Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes, Sesión del lunes 23 de mayo de 1870, p. 8250 6

sus demás colonias americanas, es decir, bajo un régimen liberal. Los canadienses dijeron por el momento que no, que les parecía difícil desenvolver su situación con las turbulencias y agitaciones que siempre son propias de la vida de la libertad, pero el pueblo ingles se desentendió de estas razones y dotó a las provincias del Canadá de ciertos elementos de libertad que después se han ido desarrollando gradualmente. ¿Qué ha sucedido, señores? Vinieron los tiempos en que la Inglaterra perdió el tino que le había distinguido antes para imponer a las colonias del Norte instituciones que eran agenas (sic) a sus costumbres. Se produjo aquella lucha en que tomó una parte gloriosa la Nación española. La veleidad de Jorge III y de sus ministros costó a Inglaterra la perdida de aquellas colonias, y formaron la gran nación que se llama Estados Unidos de América. ¿Por qué no se separó el Canadá? El Canadá había tenido y tenia instituciones libres. No se separó porque no le convenía en manera alguna, y no le convenía porque no tenia necesidad de correr eventualidades para poseer una libertad que ya gozaba.8¿Estaba Puerto Rico en condiciones de, para obtener las libertades que permitieranese transito del despotismo a la modernidad, emprender una lucha similar al caminode los pueblos de Sur América? Para Baldorioty era un asunto de realismo frente alpanorama existente: La isla de Puerto Rico, que es el objeto principal de mi obligación en este instante, no esta ni quiera Dios que se vea nunca, en la situación de los países que he citado. El caso es muy distinto. Es de pequeñísima extensión; no tiene riquezas considerables; su población toca ya al máximum que puede alcanzar. ¿Cómo ha de tener aquellas aspiraciones? Allí no hay ni los medios ni las aspiraciones a separarse de España; su porvenir puede y debe ser moralmente mejor que su pasado. Creo interpretar fielmente en esto el sentimiento y las aspiraciones de los habitantes de la isla. ¿Por qué, pues, negarle los derechos y las instituciones que para sus legítimos progresos reclama y se le deben?98 Ibid.9 Ibid. 7

Ese realismo en Baldorioty al abogar por la solución autonomista no significaráresignación a la ignominia y la indignidad del despotismo colonial. En su ánimo ysu acción el pragmatismo no es sumisión. En ese mismo primer discurso en lasCortes, advierte que la paciencia de los liberales reformistas tiene límites: Puerto Rico tiene hambre y sed de justicia, sí; pero allí reina la paz y aquí reclaman sus representantes, dentro de la legalidad nacional, sus derechos. Andando el tiempo, si la suerte le es adversa, si por una fatalidad incontrastable pierde la esperanza y cae de nuevo, o, mejor dicho, continua bajo la injusta reprobación de 1837, ¡oh! Entonces yo no creo en las ventajas de un pugilato desigual e imposible, pero temo su desgracia, porque los pueblos como los individuos, cuando pierden el ultimo rayo de luz de la esperanza, o se degradan o se suicidan.10En el poco tiempo que representó a Puerto Rico en las Cortes Españolas, de 1870 a1872, el maestro ahora diputado a Cortes intentó rápidamente darle carne de realidada sus ideales. No llegó a las Cortes españolas a bañarse en las mieles del poder. Llegóa buscar justicia para su pueblo, de ahí que la primera proposición de ley queradicara, el 4 de noviembre de 1871, en unión a los diputados Francisco MarianoQuiñones, José Facundo Cintrón, Joaquín María Sanromá, José Antonio ÁlvarezPeralta, José Julián Acosta y Juan Hernández Arbizu fue dirigida a declarar que: “Laesclavitud queda abolida en la isla de Puerto Rico”.11 La segunda proposición de ley,iba dirigida a extender a Puerto Rico las disposiciones de la Constitución Españolade 1869, incluyendo la plena igualdad de derechos políticos y electorales.10 Ibid., pp. 8250-8251.11 Cruz Monclova, p. 52. 8

Para Baldorioty de Castro era pieza clave de su proyecto de modernización de la Islala superación de la economía agrícola de servidumbre y el tránsito a una economíaindustrial y comercial dentro de una sociedad educada y liberal donde susciudadanos disfrutaran de los derechos individuales que poco a poco ibanconformando las nacientes democracias. Para el maestro, la libertad era un conceptointegral que iba a la raíz de los reclamos de justicia del pueblo puertorriqueño. En suprimer mensaje a las Cortes españolas anteriormente citado, deja en manos de suscompañeros diputados contestarse esos reclamos a manera de interrogante a laconciencia: Yo dejo a la conciencia de la Asamblea, yo dejo a su rectitud que decida si una provincia española que tiene una población de 650,000 almas y un grupo de esclavos a quienes con tanta facilidad podría darse libertad, puede vivir de esta manera; yo dejo a la ilustración de la Asamblea que decida si una provincia española puede vivir con esta vida, con la esclavitud del hombre por el hombre abajo, con la servidumbre política arriba, con una tiranía en el hogar doméstico, con otra tiranía en la plaza pública, encallecida la conciencia, perturbado el sentido íntimo, sin alegrías y llena de perpetuos sobresaltos.12Las aspiraciones que expresará Baldorioty de Castro como diputado a las Cortesespañolas son las mismas que años después plasmará, luego de vivir años de exilioen la Republica Dominicana, en su propuesta programática al Partido LiberalReformista para que se transforme en Partido Autonomista y que se conocerá comoel Plan de Ponce, en 1887. Tres serán los elementos principales de esa propuesta:12 Diario, Ibid., p. 8253. 9

1. El credo democrático, consagrando como principios del partido los derechos individuales, la libertad de cultos, la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, la libertad de reunión, la libertad personal, el derecho de petición, la inviolabilidad del domicilio, el sufragio universal, la independencia de los poderes legislativos, ejecutivo y judicial, la separación de los gobiernos civil y militar, la identidad en materia civil y criminal con España, el matrimonio civil para los efectos civiles, la libertad de bancos y la uniformidad de comercio interior y exterior; 2. El objetivo como fórmula de gobierno en cuanto a la relación con España de una autonomía provincial y municipal con la mayor suma de poder político y administrativo en manos de los puertorriqueños, “pero siempre dentro de la unidad nacional”; 3. La reiteración de que “el Partido Liberal Reformista no renunciará jamás a emplear todos los medios legales para mejorar o transformar las instituciones y las leyes vigentes en cada actualidad, si así lo juzgase conveniente para el bien público”.13Era predecible que un régimen despótico como el que ejercía España en Puerto Ricoiba a recibir ese programa con una respuesta represiva. Y el liberalismo reformistatransformado en Partido Autonomista luego de la asamblea del 7 al 9 de marzo de1887 celebrada en el Teatro La Perla de Ponce, fue objeto de una descarnadapersecución que llevó a su liderato, encabezado por el maestro, a las galeras delMorro, y a sus militantes a sufrir el azote de la furia violenta del estado en lo que seconoce en nuestra historia como la “era del componte” en lo que muy bien bautizóPedreira como “el año terrible de 1887”. A pesar de la organización de redesclandestinas como “La Torre del Viejo” y “La Boicotizadora”, que intentabanresponder, golpeando los intereses económicos españoles en la colonia, a la13 Cruz Monclova, P. 126. 10

represión militar encabezada por el bárbaro gobernador General Romualdo Palacios,el autonomismo fue seriamente lacerado en su potencial de acción política, y solouna activa campaña en Madrid logró eventualmente la excarcelación de Baldoriotyde Castro y el resto de los lideres autonomistas y la remoción de la Isla del generalPalacios.Baldorioty pagó con su salud su aspiración a un país liberado de la pesada taracolonial a través de los medios que entendía dadas las condiciones de su tiempo lohacían posible. Pudo conformarse con aceptar la herencia del pasado y continuarabogando por la atrasada formula política del asimilismo y contemporizar con elpoder en aras de disfrutar de las migajas de este en complicidad con el despotismo yla corrupción. Pero prefirió luchar por lo que creía hacia avanzar en su tierra demanera mas eficaz la libertad y el progreso de la modernidad. Al final, murió enPonce el 30 de septiembre de 1889 desilusionado, sentenciando meses antes de supartida física, al renunciar a la presidencia del autonomismo que: “la brega contra laenvidia y otras pasiones bajas, así como la intriga, son cosas harto viejas en estemundo”.14Pero el maestro dejó un legado. Un legado que convoca a avanzar allí donde máslejos pueda llegar la libertad dentro de las condiciones que rodean el espacio dondenos toca dar la lucha, sin resignarnos a ser herederos y arriesgándonos a ser14 Cruz Monclova, p. 345. 11

visionarios, aunque nos cueste la libertad personal, las posibilidades de riquezamaterial e inclusive la vida. Ese, y no otro, creo es el legado del maestro Baldorioty.Para Baldorioty de Castro, la aspiración autonomista a mediados del Siglo XIX erauna transacción pragmática con la realidad de la correlación de fuerzas entre lacolonia y la Metrópoli que pretendía superar la obsolescencia y limitaciones de laopción asimilista, entendiendo que la meta debía ser la conquista de las libertadesdemocráticas que permitieran una eficaz acción política para abogar y obtener unamplio grado de gobierno propio que permitieran a Puerto Rico transitar del atrasoa la modernidad. De ahí que en Siglo XIX, en su tiempo, viera la autonomía como“el sistema definitivo del porvenir”. Subrayo en su tiempo porque hoy, al menospara mí, conformarnos con el reclamo de la autonomía política representa unalimitación autoimpuesta en cuanto a aspiración libertaria del pueblo puertorriqueñodado el progreso material y avance en madurez de la sociedad civil, aun dentro dellimitado espacio de ejercicio de derechos políticos y electorales y facultades degobierno interno tolerado por la metrópoli dentro de nuestra realidad colonial.Hoy la autonomía política dentro de una relación que mantenga sobre nuestro pueblolas limitaciones de la colonia no es ni digna, ni suficiente, ni necesaria. Es necesarioplantear la superación de ese concepto, como lo hizo Baldorioty con el asimilismoen su momento. 12

La aspiración, si como Baldorioty anhelamos la superación del colonialismo y elprogreso de la patria, debe ser diseñar, a través de la más completa y rápida evoluciónen poderes políticos para el pueblo de Puerto Rico, el tránsito de la colonia al plenoy total ejercicio de nuestra soberanía nacional puertorriqueña dentro de la mejorrelación posible con los Estados Unidos de América.Esa aspiración debe recogerse en un tratado que reconozca nuestra soberanía depueblo-nación a través de un acuerdo de libre asociación definida según ha sidoreconocida por el Derecho Internacional y la experiencia constitucional del propioEstados Unidos de América, entendido ese acuerdo de libre asociación comofórmula de transición a termino fijo que nos lleve, por vía del ejercicio de poderes yel mantenimiento de las necesarias relaciones jurídicas, económicas y políticas conla metrópoli a quienes nos unen lazos prácticos y afectivos, hacia la plenaindependencia y la necesaria integración económica al resto del mundo.Lo otro, es usar a Román Baldorioty de Castro de manto para cubrir nuestras llagasmorales y de conciencia y tratar que su luz borre la sombra de nuestras propiascarencias. Y eso no lo merece ni la ilustre y digna memoria del maestro ni el alma,el suelo, la dignidad y la humanidad herida del pueblo de Puerto Rico.Muchas gracias.El autor es historiador, profesor universitario y analista político 13


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