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Publicación2

Published by dahiana.blandon, 2019-11-10 07:56:10

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MIS TEXTOS 1

El Lago Caspio Cuatro de la mañana y esa alarma ruidosa que odiaba todos los días para ir a trabajar, hoy era un concierto de música sinfónica, era domingo y por fin ha- bía llegado el día que tanto había esperado durante meses, saldría con su hi- jo Horacio de 9 años a pescar, cumpliendo con una tradición familiar que vie- ne desde mucho antes que su tatarabuelo. Todo estaba listo, las redes, las varas, los anzuelos, la carnada, las bebidas, la radio, la ropa, bueno, eran tantas cosas y cada una meticulosamente en una lista que revisó cien veces porque todo tendría que salir perfecto. Al despertar, lo primero era revisar que todo estuviera en orden, y seguido despertar a Horario, quien también estaba muy entusiasmado por esta aven- tura. Se levantó corriendo, desayunaron y se subieron al carro, con rumbo al Lago Caspio, que estaba a 2 horas del pueblo, donde alquilarían un bote de motor por el resto del día y se adentrarían en este inmenso lago, cuyas orillas no se ven desde el centro. Era el punto perfecto para pasar el día con su hijo y enseñarle todo lo que había aprendido de su padre. Era el año 1982, el auge de las telecomunicaciones apenas estaba entrando en furor y para Emilio no tenía importancia, era algo pasajero, no le interesa- ba la tv, dedicaba su vida al trabajo, a su familia, a la pesca y a leer libros de ciencia ficción. Prendió el motor y llevó el bote sin rumbo fijo hasta que no pudieran ver más que agua a su alrededor, ya sabía cómo regresar, lo había hecho muchas ve- ces y ahora Horacio ya tenía edad para acompañarlo. Las primeras horas fueron muy divertidas, hablaron, rieron y contó a su hijo muchas historias de 2

su niñez y su juventud, quería ganarse la confianza de Horacio y que pudiera siempre contar con él. Se acercaban las 12 del mediodía y el sol se encontra- ba justo sobre ellos, eran unos 38 grados centígrados golpeando sus cuerpos embarnizados con protector solar, que no podía evitar hacerlos sentir agota- dos y con una sensación de que se estuvieran asando. ¡La sombrilla! Gritó Emilio, ¡sabía que algo no estaba en la lista! No lo podía creer, había hecho esto mil veces y justo cuando nada podía fa- llar, se le olvida algo tan importante, atribuyó su error a la emoción de com- partir este día con su hijo, estaba tan entusiasmado que olvidó ese detalle. Bueno, ya que, pensó, esto lo hará más fuerte, esto tiene que vivirlo, replica- ba su mente. Era extraño, era domingo y no habían visto un solo bote más, ¿qué pasaba? se preguntaba, esto no es normal. No le dio mucha importancia, pues su hijo se sentía agotado por el insoportable calor que a la 1 de la tarde ya se había subido a los 41 grados. Es hora de volver, dijo a Horacio, este asintió con la cabeza roja, estaba destruido. Se desplazó al final del bote para encender el motor y para su sorpresa, había desaparecido, su asombro y estupor no le permitió reacción alguna, estuvo dos minutos paralizado, con la mente en blanco, esto nunca había sucedido y ahora tenía a su lado a su mayor adora- ción, sufriendo de calor y ya no tenían agua que beber. Cuando retomó en sí, no quiso espantar a Horacio, debía buscar una res- puesta a esto y salvar su salud, pues cada vez se le veía más colorado y se- diento, agotado y con síntomas de desmayo. En ese momento, cayó en cuen- ta que no habían atrapado un solo pez, ahora esto ya era una pesadilla, nada era como antes, ¿qué pasaba?, ¿qué era esto? CONTINUARÁ... 3

Mi proyección a 10 años Cuando yo tenga 24 años voy a estar viviendo en una casa en México o tal vez en algún país de Europa, trabajando en mi propio gimnasio o en un club reconocido, ganando más de 8mil dólares mensuales, me estaré transportando en mi propio auto y seguramente estaré casada y sin hijos. En ese momento habré conocido Cuba, Brasil, Argentina y Alemania, académicamente habré terminado mi pregrado y finalizado mi especia- lización en fisioterapia, así mismo, mi patrimonio será mi gimnasio, una casa en Pereira y mis acciones en diferentes empresas. De salud estaré muy bien, pesando 59 kg y cuidándome de los malos hábitos. Los fines de semana estaré descansando con mi esposo o via- jando y finalmente me faltara por cumplir todas las metas con las que siempre he soñado, llegaré muy lejos en mi vida personal y laboral. 4

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La pistola No soportó que Miguel por enésimo mes consecutivo lo vacilara con su dinero, había que tomar una decisión. Diego no estaba para servir de beneficencia, su situación no era la misma de hace 5 años, cuando tenía su propia compañía y esta era lucrativa, ¡no!, ahora estaba em- bargada por el gobierno, sólo tenía deudas con los bancos y en im- puestos. Entonces, ¿que podría hacer?, si Miguel no quería pagar y necesitaba mandar dinero para sus hijos, su esposa, Linda, lo había dejado hace 4 años, cuando una depresión lo llevó al alcoholismo. Llevaba mucho tiempo solo, sin amor, sin comprensión. Por Dios, estaba desesperado y lo único que podría solventar por un momento su situación era cobrar una deuda antigua que ya daba por perdida. Había un penúltimo recur- so y lo iba a gastar, esperó que fuera día de paga y lo llamó, como ya lo sabía, su respuesta fue “no te voy a pagar”. Tal cual lo planeó por muchas semanas, iba a ejecutar su plan final, para salvar su honor y dejarle a sus hijos un seguro de vida que lo te- nía cubierto, mataría a Miguel y se quitará la vida porque ya no había otro camino. Se dirigió al sótano y entre unas cajas viejas buscó lo úni- co material que su padre le había dejado y que éste había recibido de su abuelo, una pistola, una Luger 45 ACP, tenía 4 balas y era un teso- ro familiar. Lo primero era comprobar que funcionaba y efectivamente así era, ahora sólo era cuestión de ubicar a Miguel y preguntarle por última vez si estaba dispuesto a pagarle sus 7 millones de pesos, de 6

CONTINUARÁ... 7

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