El aislamiento geográfico que vivió el Ecuador en el siglo XIX lo marginó de las corrientes migratorias de la época y, en consecuencia, de los beneficios que ellas llevaron a otros países de América Latina, en los que introdujeron ideas, conocimientos y adelantos que florecían en Europa y Estados Unidos. La falta de la positiva influencia europea impidió que los ecuatorianos aprendieran buenas prácticas económicas, adoptaran modos de vida saludables, adquirieran conocimientos, aprendieran tecnologías y fueran insuflados por un espíritu de laboriosidad, aportes que tan útiles habrían sido para la modernización del país, como en pequeña medida ocurrió en Guayaquil. Ausencia que fue vista como perjudicial por los viajeros que llegaron al Ecuador en el siglo XIX, para uno de los cuales la inmigración era \"la necesidad más grande del país, en mucha mayor escala que el capital foráneo”. La condición portuaria de Guayaquil le puso en contacto con el exterior y fomentó su progreso, en cambio el confinamiento andino de Quito sumió a la capital en el atraso. Este fenómeno, determinado por la geografía, es registrado por Terry al señalar que “las relaciones con el extranjero han hecho menos para modificar las costumbres y las maneras de ciudadanos de Quito que las de ciudadanos de Guayaquil\", por lo que a diferencia de lo que sucede en el puerto, en la capital vive \"un pueblo atrasado del mundo en un siglo”. DISMINUIDO PAPEL DEL RÉGIMEN JURÍDICO El sistema político republicano y democrático que el Ecuador adoptó luego de la Independencia, pese a ser radicalmente diferente del que imperó en la Colonia, no contribuyó a que se crearan condiciones jurídicas que indujeran cambios en las conductas de los habitantes del nuevo Estado, a pesar de que el poder público fue dividido en las funciones ejecutiva, legislativa y judicial y de que las nuevas instituciones fueron discutidas y aprobadas por 51
los propios ciudadanos, a los que se les reconoció la condición de iguales ante la ley y el derecho a elegir autoridades y vigilar su ejercicio. Las libertades, los derechos y garantías consagrados en la primera Constitución y ampliados en las once cartas políticas que se expidieron en el siglo XIX tuvieron poca significación práctica para la mayoritaria población indígena, que continuó sometida a una explotación y exclusión parecidas a las que sufrió en la Colonia. Como para los indios no rigieron las disposiciones legales, no pudieron hacer valer sus derechos, obtener la protección de las autoridades, y tampoco crearse condiciones que les permitieran salir de la pobreza, escapar de la dominación a la que se hallaban sometidos y convertirse en ciudadanos capaces de ejercer su libre albedrío. Más bien resultaron perjudicados si se compara el contenido de la legislación colonial con la republicana, ya que la primera fue más amplia y explícita en la protección de los derechos indígenas. Y porque bajo el supuesto teórico de que todos los ecuatorianos eran iguales, desmentido por la realidad, paulatinamente fueron desapareciendo las normas protectoras de los pueblos nativos contenidas en las Leyes de Indias. En cambio, el grupo blanco fortaleció su posición dominante, al sumar al poder económico con el que contaba en la Colonia el poder político que adquirió en la República, del que se valió para afianzar privilegios, mantener la desigualdad social y multiplicar sus abusos. Por lo que continuó viva una estructura social que marginaba a una porción mayoritaria de la población, obstaculizaba el progreso de las actividades económicas particulares y perturbaba la buena gestión del desarrollo nacional. El hecho de que la autoridad se origine en la voluntad de los electores, se renueve periódicamente y se halle sometida a la ley, y de que los ciudadanos dispongan de instrumentos jurídicos para hacer valer sus derechos, no implicó que el estilo de autoridad de presidentes, dictadores, jefes supremos, encargados del poder, ministros, gobernadores e intendentes fuera diferente 52
del que acompañó a quienes gobernaron la Audiencia de Quito en representación del rey. Ni siquiera en los breves períodos en que rigieron efectivamente las disposiciones constitucionales y hubo un Estado de derecho. Por estas razones no fue posible que el sistema jurídico, con sus normas, y las autoridades, con su ejemplo, crearan condiciones para que se produjeran modificaciones en las actitudes conformadas en la Colonia, y transmitidas a la República, con respecto al trabajo y a los emprendimientos, y menos para que se organizara una sociedad que ofreciera iguales oportunidades para que cada individuo se ocupara de asegurar su futuro económico. La primera Constitución del Ecuador contiene una sola referencia a la población india. Los \"padres fundadores\" de la democracia ecuatoriana, en lugar de reconocerle la igualdad jurídica pregonada por el nuevo sistema político, y establecer garantías para que pudiera darse, expresaron el menosprecio peyorativo que la sociedad blanca sentía por sus conciudadanos indios, concepto que no se modificó durante el resto del siglo XIX y se manifestó permanentemente en las relaciones económicas, sociales y políticas entre las dos etnias. En efecto, el artículo 68 atribuye a los indios una intrínseca e insubsanable inferioridad con relación a los otros grupos humanos integrantes del nuevo estado republicano, al disponer que los curas párrocos sean sus \"tutores y padres naturales, excitando su ministerio de caridad a favor de esta clase inocente, abyecta y miserable\". Si nada menos que en la Constitución se consagraba una disposición de esta naturaleza, no debió llamar la atención que caballos y mulas fueran llamados \"bagajes mayores\" y asnos e indios \"bagajes menores\", expresiones que según Hassaurek colocaban a los indígenas \"al mismo nivel de los burros\". En realidad, el indio fue visto como la \"bestia de carga más importante y barata\"' que existía en el mercado. De Avendaño relata la experiencia personal que vivió cuando su hija fue transportada en guando por una cuadrilla de indios, que armaron una improvisada hamaca para que no se fatigara subiendo una 53
cuesta de cinco leguas. En una improvisada camilla cargada por indios fue transportado Whymper de cerca de Riobamba hasta Ambato, distantes sesenta kilómetros, para ser atendido por la lesión que sufrió en una de sus excursiones. A lomo de indio, así se decía en el lenguaje de la época, también se trajeron a la Sierra desde Babahoyo artículos frágiles y costosos, por ejemplo pianos y espejos, y otros más pesados como una estatua de bronce del general Sucre que pesaba tres toneladas, transportada a Quito sobre un andamiaje cargado por indios”. Quienes fundaron el Ecuador, escribieron constituciones, expidieron leyes y gobernaron en representación del Estado no eran hombres de pensamiento y sentimientos democráticos, pues los blancos, en cuyas manos estuvieron aquellas responsabilidades, no consideraban como sus iguales a la mayor parte de los habitantes, conformada por indios y mestizos. Al no existir la igualdad ante la ley, pregonada en las constituciones, las normas jurídicas no estuvieron en condiciones de ofrecer a hombres y mujeres de color las mismas oportunidades que tenían los blancos, por lo que se mantuvieron, sin alteración alguna, las rígidas jerarquías sociales coloniales y las discriminaciones que les eran inherentes. En la sociedad ecuatoriana del siglo XIX, según Orton, los políticos \"hacían leyes para que otros las obedezcan\" y bajo este concepto \"tramaban revoluciones cuando un partido rival estaba en el poder\". Hassaurek añade que era generalizada la creencia de que las normas jurídicas habían sido hechas \"para personas de bajo estatus social - indios y cholos - pero no para personas de rango\", las que, por ser tales, \"tenían el derecho de elaborar las leyes mas no de obedecerlas\". Esta ausencia del imperio de la ley le llevó a concluir que los ecuatorianos habían \"establecido una forma republicana de gobierno sin ser republicanos'', y a Terry a señalar que se había fundado una república \"sin que los requisitos básicos de dicha forma de gobierno fueran acatados”. El peso de la estructura de poder conformada en la República fue 54
tan grande, que las medidas que algunos gobiernos tomaron para mejorar las condiciones de vida de los sectores sociales excluidos no pudieron generar los efectos positivos esperados. Es lo que sucedió al ser eliminada la esclavitud en 1851, pues los negros para conseguir un ingreso que les permitiera vivir tuvieron que convertirse en conciertos, pues el concertaje era el único medio a través del cual podían conseguir un trabajo estable. Más bien empeoraron sus condiciones económicas con relación a la que tuvieron cuando fueron esclavos, ya que a los dueños de las plantaciones les resultaba mucho más barato darles un crédito para que devenguen con su trabajo que comprarlos y mantenerlos. La supresión de las protegturias de indios en 1854, del tributo en 1857, del trabajo obligatorio para la construcción de caminos en 1895 (subsidiario del impuesto en efectivo), de la contribución territorial y de los diezmos y primicias en 1898, si bien contribuyeron a aliviar las cargas económicas a las que estaban sujetos los indios, no cambiaron el estado de subordinación, dependencia y explotación al que estuvieron sometidos en las haciendas, por parte de los gamonales blancos y sus intermediarios mestizos: mayordomos y administradores. Los abogados de indios, nombrados para que en cada provincia velaran por el respeto de sus derechos y comparecieran ante las autoridades para defenderlos judicialmente, más bien se confabularon para perjudicarlos, pues eran los profesionales \"más libertinos y despreciables de la comunidad\". No sólo las costumbres y los comportamientos de las personas impidieron que se cumplieran las leyes, sino que además terminaron pervirtiendo las normas jurídicas al ponerlas al servicio de intereses particulares. A lo largo del siglo XIX, quienes tuvieron poder se valieron de su influencia y de sus relaciones personales para imponer sus intereses por sobre los públicos. Para el común de las personas los perjuicios que sufriera el Estado no 55
importaban, como tampoco que se antepusiera el beneficio individual y se menoscabara el colectivo, como lo ilustran viajeros extranjeros en sus crónicas. El historiador Van Aken asegura que en el gobierno del presidente Flores, con el que se inauguró la República, \"la deshonestidad en una escala monumental fue la más importante causa del déficit presupuestario\". Añade que el \"hecho delictivo de los recolectores de impuestos y de los funcionarios de hacienda era horrendo\", prácticas que a pesar de producirle al Gobierno pérdidas por \"enormes sumas de dinero\", no llamaban la atención porque estaban \"arraigadas en la naturaleza humana\" y eran honradas por la costumbre. Onffroy de Thoron afirma que el Ecuador era gobernado por hombres \"incapaces, de ideas estrechas, que siempre sacrificaron los intereses generales de su nación a su interés personar\". Holinski anota que las autoridades \"absorbidas en las luchas políticas casi no se ocupaban de solucionar los desórdenes sociales\", ya que la justicia era \"venal y corrupta\" y la policía \"una industria lucrativa\" que llegaba a acuerdos con ladrones y asesinos y se beneficiaba con grandes sumas de dineral\". Crawford de Roberts cuenta que los ingeniosos contrabandistas, valiéndose de sus conexiones políticas, burlaron constantemente las leyes de aduana en el puerto de Guayaquil, ocasionándole un perjuicio económico al Estado, que a nadie llamaba la atención pues el contrabando era visto como una práctica \"respetable\". Hassaurek señala que el pago que les correspondía percibir a los antiguos propietarios de esclavos, por haber sido liberados, sólo se canceló a los \"que tenían el favor del gobierno\", mientras que a los otros se les extendieron certificados que, como solía suceder con la deuda doméstica, nunca fueron redimidos. 56
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