El Monstruo de las Sombras Escrito e Ilustrado por… Renato de Paula Impreso el 19 de Febrero de 2020, por New Press Impress, sede Puerto Dulce 1
ÍNDICE Capítulo 1: Ali Umbrasol Pág 7 Capítulo 2: El Reino de las Sombras Pág 9 Capítulo 3: Maria, Emilia y Dorothy Pág 12 Capítulo 4: Ranas y Bestias Pág 18 Capítulo 5: El Estudio de Andrés Umbrasol Pág 23 Capítulo 6: Varias Facetas Pág 29 Epílogo Pág 35 2
Dedicado a todas las personas que el miedo no las paraliza, sino que lo utilizan como una motivación para cumplir su objetivo. 3
Agradecimientos: Le quiero agradecer a mis padres, por haberme apoyado en la creación y edición de este libro y por haberme inculcado la lectura desde pequeño, a Guatinni, la profesora de Idioma Español, por haberme presentado este desafío y a todos los escritores de los libros increíbles que he leído. 4
Prólogo: Desde pequeño siempre me fascinaron las historias sobrenaturales, la magia y la fantasía. Desde que tengo memoria recuerdo crear mundos fantásticos, imaginativos, creo que esa es la razón por la que me gusta tanto escribir y leer; es una manera de plasmarlos. Teniendo claro que mi historia iba a ser un relato fantástico, pensé en las sombras, elementos que siempre me resultaron misteriosos. Es así que se me ocurrió la trama para este libro que ahora tienes en tus manos. 5
“T odo tiene belleza, pero no todo el mundo la ve” - Confucio 6
Capítulo 1: Ali Umbrasol Ali miró al crepúsculo a través de las cortinas de la ventana mientras jugueteaba con su collar. Faltaban pocos minutos, pero para ella la espera parecía horas. Para distraerse, miró a las otras chicas dormidas en las camas del cuarto: Emilia, la chica más creativa pero más frágil que conocía, Maria, una chica voluminosa y fornida que era increíble en cualquier deporte y Dorothy. Paró la mirada cuando llegó a Dorothy. Sus puños se tensaron y sus ojos se arrugaron con furia. La odiaba, simplemente la odiaba. Siempre la delataba cuando robaba velas para hacer su propio show de sombras, cuando trataba de atar una cuerda a los dos árboles del jardín para hacer una tirolesa y, para resumir, cuando trataba de hacer cualquier cosa interesante. Lo peor de todo era que los voluntarios en el orfanato la trataban como un ángel o algún tipo de dios caído del cielo; se pasaban todo el día diciendo: “Oh, que lindo Dorothy” “Oh, que bien que haces todo Dorothy” ”Oh, vamos a hacer un templo solo para alabar a Dorothy”. La luz del amanecer en su ojo interrumpió sus pensamientos. Rápida como una liebre, sacó una caja de abajo de su cama y la abrió. Dentro había cuatro objetos: un cable de metal grueso y torcido, un mapa marcado y tachado, un marcador y una piedra negra, caliente al tacto. Utilizó el cable para forzar la cerradura de la ventana y, sin ni siquiera levantar la cortina, salió por la ventana con la caja en sus manos Ali y las otras chicas vivían en el primer piso del orfanato Swiftsharp, el orfanato más aburrido del mundo (al menos, según Ali, quien estuvo en un solo orfanato en toda su vida). 7
Era una casa antigua alta, con tres pisos y un jardín trasero con tres árboles, dos robles y uno grande y podrido que nadie sabía qué tipo era. Después de haber salido al jardín, Ali se encaminó hacia uno de los robles, apoyó la caja en el piso, y lo examinó con cuidado, buscando el punto de menos resistencia. Las sombras largas y débiles del amanecer se mezclaban con el pelo negro de Ali mientras ella sacaba de la caja la piedra negra y la apoyaba con el brazo extendido en la superficie del roble. Cerró los ojos, inhaló profundamente y murmuró dos palabra bien elegidas: - U mbra Altum ¡CRAC! Una grieta apareció en el punto donde había puesto la piedra. Ali retiró la mano para observar mejor como la grieta aumentaba de tamaño hasta transformarse en unas fauces oscuras y huecas. Ali sonrió como la primera vez que había hecho este conjuro. Agarró la caja, entró a las fauces del roble y, con la piedra en su mano, murmuró: - K örma Sultien Si alguien hubiera estado mirando al jardín del orfanato Swiftsharp a estas horas de la mañana, hubiera visto una escena más que fantástica: una chica de casi trece años de pelo negro entrando a un roble abierto, y ese roble cerrando sus fauces para consumir a la chica. 8
Capítulo 2: El Reino de las Sombras Ali se sumió en la oscuridad, pero su cara no mostraba miedo, sino calma y felicidad. Y esa felicidad aumentó cuando delante de ella apareció una puerta dorada, que brillaba a pesar de que no había luz. Abrió la puerta y dejó atrás el interior del árbol para adentrarse en El Reino de las Sombras. Se adentró al mismo mundo en el que había estado; el mismo amanecer, el mismo patio, el mismo orfanato, solo que con una gran diferencia: todo estaba hecho de sombras. Las casas, el orfanato, todo era alargado, distorsionado como las sombras del amanecer. El sol, rojo y anaranjado, no se encontraba en el horizonte, sino que estaba en la cima del cielo, como un rey poderoso observando a sus súbditos. Era un paisaje de ensueño, digno de las fantasías más fantasiosas. Ali ya había estado aquí antes, antes de todas las locuras del orfanato. Pero, a diferencia de otras veces, ella no venía a divertirse; venía con una misión. Guardó todos los objetos que había en la caja en sus bolsillos y dejó la caja en el espacio oscuro dentro de las Puertas Doradas; no la iba a necesitar por ahora. Luego de cerrar las puertas doradas, Ali salió del patio del orfanato por la puerta trasera y caminó por la calle murmurando: - Ya fui a la Plaza de la Paz, la Plaza de la Guerra… huh, estas plazas están muy cerca entre sí, me pregunto si tendrán algo que ver… mmm… pasé por Punta Mansa, Marindiana… para, ¿Pasé por Marindiana? Voy a chequear en el mapa 9
De su bolsillo extrajo el mapa. Lo desenrolló y lo observó mejor; las zonas que ya había visitado estaban tachadas: la Plaza de la Paz, la Plaza de la Guerra, Punta Mansa y… no había una cruz en el barrio Marindiana. Segura de su destino, Ali atravesó las calles de sombras. A pesar de que todo menos el cielo era negro, se podía diferenciar el pasto de la calle; los autos de los semáforos; las personas de las ventanas. Mientras caminaba, no pudo evitar recordar los momentos compartidos junto a su padre, las veces que recorrieron estas calles cuando era pequeña: Las memorias se derramaron sobre su mente; se acordó de la vez que casi se perdieron explorando los restos de la Ciudad Muy Vieja, la primera vez que lanzó el conjuro para entrar al Reino de las Sombras, la ocasión que su padre le había dado su propia Piedra de Conjuros. No pudo evitar que la expresión de su padre se hiciera presente cada vez que se adentraba en este Reino; sus ojos centelleantes como esmeraldas, su pelo corto y ondulado. Pero, como cada vez que recordamos, llegó a su memoria más desagradable. Su mente volvió al momento que había llegado a su casa dada vuelta, cubierta de una sustancia oscura y desagradable. Sacudió la cabeza para espantar ese recuerdo. Ya había llegado al portón que separaba el barrio en el que estaba, Puerto Dulce, de Marindiana. Cruzó el portón y caminó por las calles del barrio, gritando el nombre de su padre Si alguien hubiera estado a esa hora, despierto, en Marindiana, hubiera visto una sombra solitaria, sin cuerpo, vagando por las calles, y escuchado el susurro del viento, llevando las palabras de una chica en una misión. Buscó por mucho tiempo, nunca visitando el mismo lugar dos veces, hasta que notó que las sombras se estaban acortando y que el cielo 10
estaba cambiando de rojo a anaranjado. El sol estaba saliendo de su nido en el crepúsculo; se había distendido demasiado y ahora iba a llegar tarde. Con un suspiro, sacó el marcador de su bolsillo, tachó a Marindiana en el mapa y comenzó el retorno a la puerta. 11
Capítulo 3: Maria, Emilia y Dorothy Ali entró corriendo a las Puertas Doradas. No podía permitirse que la descubriera Dorothy. Bueno, podría, pero no quería. Una vez dentro, cerró las puertas y, con la piedra en mano, expulsó otro conjuro: - Körma Tergus Las Puertas Doradas fueron consumidas por la oscuridad. La calma reinó por unos segundos, hasta que el roble del patio se abrió en dos, dándole a Ali un pasaje de vuelta a su mundo. Salió corriendo, con la caja en las manos y murmuró un último hechizo antes de entrar por la ventana. Afuera, el roble cerró sus fauces, volviendo a su estado original. El silencio reinaba en el cuarto. Ali miró a las camas de las otras chicas: Emilia estaba dormida, Maria estaba en su cama y…la cama de Dorothy estaba vacía. Ali maldijo en sus pensamientos. Guardó la caja y se metió en su cama, pero justo cuando disponía taparse completamente, Dorothy apareció en el marco de la puerta. - Mmm…. ¿Qué haces despierta a estas horas, Ali? - pronunció su nombre como si estuviera diciendo una mala palabra - ¿Haciendo una caminata por el patio, tal vez? ¿Haciendo alguna otra cosa ilegal? Ali maldijo otra vez en su mente. Mirada desde afuera, la escena era nada menos que ridícula: Ali, medio metida en sus 12
sábanas revueltas, congelada mirando a Dorothy sonriendo maliciosamente. - Aunque es de esperarse. Pequeña Ali, siempre tarde, siempre molestando. ¿Qué estabas haciendo, Pequeña Ali? ¿Jugando con esos árboles torcidos? ¿Robando comida de alguna tienda? ¿O… - Su sonrisa malvada se ensanchó - ...buscando a aquel padre gamberro que teni… - Podrías ser más explícita, ¿por favor? Escuchar a tu voz irritante es muy malo para la salud, ¿sabes? La cara de Dorothy se contorsionó con disgusto. - Mucho cuidado, Ali, debes acordarte que no tienes la ventaja en esta situación. - Su boca volvió a abrirse en una sonrisa - Pero supongo que debería decirle a los ayudantes que estuviste afuera a tempranas horas de la mañana. Ja, solo pensar lo que te harían si supieran esto, tal vez no te dejarían salir más, si sabes lo que digo… Pero, supongo que esta vez - puso su dedo índice en su boca, lo besó y los metió en su bolsillo - me lo guardaré. Caminó hacia la derecha y desapareció del marco de la puerta. Furiosa, Ali se tiró en la cama y se tapó hasta la frente con sus sábanas. No podía creer que había sido tan tonta como para caer en la trampa de Dorothy. Normalmente, la hubiera confrontado, pero el orfanato tenía una ridícula regla de que si rompías las reglas tres veces, te mandaban al lugar del castigo: el interior del árbol podrido del patio. Ali aún recordaba cómo había sido su experiencia con ese árbol. 13
Ocurrió hace tres semanas apenas, cuando Dorothy la había descubierto tratando de meter una colonia de hormigas en el cajón de la directora del orfanato. El recuerdo seguía vívido en su memoria: como habían sentado a todos los chicos del orfanato para que vieran, cómo la habían arrastrado hasta ese árbol y la habían tirado dentro de ese tronco hueco, cómo pasó una media hora gritando y sacudiéndose para que las ratas, las arañas, y las culebras que había ahí no se treparan sobre ella. Lo peor de todo fue que, cada vez que miraba hacia afuera por un agujero en el tronco, veía la cara malévola de Dorothy, sonriendo y burlándose de ella. Ali se estremeció al pensar en eso. Pero bueno, pensó Ali, para que no diga lo que pasó solo tengo que no enojar a Dorothy, ya lo he hecho antes. Se removió en sus sábanas y cerró los ojos, para aprovechar unos últimos minutos de sueño. (...) Ver la odisea que las chicas del Orfanato hacían para llegar al liceo a tiempo es similar a ver una danza tradicional: siempre igual pero siempre diferente. Lo que pasaba era que el orfanato solo las dejaba levantarse a las 8:30, y el camino hacia el liceo más cercano tardaba veinte minutos a pie. Ya que el liceo empezaba a las nueve, las chicas tenían solo diez minutos para desayunar, cambiarse y salir. La danza empezaba con las campanas que anunciaban la hora de despertarse. Eso indicaba la entrada a la escena principal, la cocina, de las tres bailarinas principales, Ali, Emilia y Maria. Con unas piruetas ellas preparan el desayuno y lo engullen a velocidades olímpicas. Después, las chicas vuelven a entrar al fondo de la escena, el 14
dormitorio, para cambiarse al segundo disfraz, el uniforme del liceo. Vuelven a entrar a la escena, mochilas en la espalda, pocos segundos restantes, pero salen victoriosamente y a tiempo, concluyendo así la danza. Esta danza pasaba todos los días, y Dorothy nunca formaba parte de ella porque los ayudantes la dejaban irse más temprano. Las chicas conversaron todo el camino, disfrutando el placer de una danza bien realizada. Al llegar al liceo, las chicas se dividieron, Maria y Ali hacia una clase y Emilia para otra. La primera clase que tuvieron fue Inglés, que para Ali estaba en la Lista de Clases Más Aburridas de la Historia (Una lista que incluye casi el 90% de las materias existentes). Se pasó toda la clase leyendo un libro que había encontrado en el orfanato: Perla de Oro. Era la historia sobre una chica gorda que sufría bullying, pero, con la ayuda de unas cartas misteriosas, logra volverse la chica más popular del colegio. La historia era interesante, pero no se comparaba con lo bien escrita que estaba. Después de aguantar casi dos horas de otras clases aburridas, Ali salió del salón y caminó hacia el patio. Se separó de Maria cuando el grupo de chicos atléticos la llamó, y se sentó en la mesa de piedra de siempre. Alrededor de ella, los chicos corrían y gritaban, la única persona que parecía estar calmada era Emilia, que estaba delante de ella, dibujando. - ¿Que dibujas Emi? - preguntó sin escrúpulos - Oh! - Parecía recién darse cuenta del resto del mundo - Nada, un boceto, no más, no me quedó muy bien. 15
- ¡Seguro que te quedó muy bien! ¿Puedo verlo? - Emilia le dio la hoja sobre la que estaba dibujando - ¡No está tan mal! Un poco borroso, pero muy bueno. - Gracias - Se pausó un segundo - Escuché tu discusión con Dorothy - Oh - su expresión se volvió seria - Creí que estabas dormida - La voz irritante de Dorothy no solo es mala para la salud, también es mala para el sueño - dijo con una sonrisa. - Sí, había salido a respirar un poco de aire fresco, y ahora Dorothy me odia por eso. - dijo, y le devolvió la sonrisa Los ojos de Emilia se entrecerraron. - Mientes muy mal, ¿sabes? - ¡No estoy mintiendo! - En serio? Ali exhaló - No - dijo después de una pausa - Me había olvidado lo perceptiva que eras. Lo que estaba haciendo afuera… es 16
algo que hacía con mi padre, no sé, me hace sentir más… conectada a él - ¿Qué hacías? - Es… complicado de explicar - ¿Puedo ir? - No - dijo fríamente - ¿Por qué? - No voy ahí por diversión, voy allí con un objetivo. Además… no lo entenderías. - ¡Yo te puedo ayudar! Además, soy mucho más abierta que Maria y Dorothy, probablemente lo entenderé… Ali estuvo a punto de negarle de vuelta pero se contuvo y lo pensó mejor: no le vendría mal otro par de ojos para buscar. - Está bien, puedes venir conmigo. Después del liceo encuéntrame en el patio del orfanato, cerca del roble más alto. 17
Capítulo 4: Ranas y Bestias No hablaron mucho en el liceo, ni en el camino de vuelta, algo que preocupó a Maria. Cuando llegaron, Ali fue al cuarto de las chicas, dejó su mochila, agarró los objetos de la caja y fue hacia el roble del patio para esperar a Emilia, pero se sorprendió al ver que ella ya estaba allí. - Entonces ¿cuál es el plan? - dijo rápidamente por la emoción Ali miró a los costados. El patio estaba abarrotado de chicos de todas las edades, todos del orfanato. - No vamos a poder hacer… eso aquí. Vamos a necesitar que los demás se vayan. - Mmmh…. Maria me debe un favor. Podría pedirle que lanzara algo a la oficina de la directora, unas ranas o algo por el estilo. Eso haría que todos entraran Emilia fue hacia donde estaba Maria y hablaron por unos minutos. Ali vio cómo entraron al orfanato y salían con una bolsa, que Ali supuso estaba llena de ranas. Emilia volvió al roble y se sentó en el suelo, lista para disfrutar la escena. Maria sacó una rana de la bolsa, se la puso en el pulgar y la estiró, como quien lanza una gomita de plástico. Soltó a la rana y esta salió disparada por los aires, pero faltó poco para que llegara a la ventana de la directora. Maria lanzó otra, pero esta tampoco llegó a su destino. Estaba a punto de desistir cuando lanzó la 18
tercera y esta, con un arco en el aire, entró a la oficina de la directora. ¡¡¡¡¡AHHHHHH!!!!! Ese grito había sido el de la directora. No conforme, Maria lanzó otra rana, y esta aterrizó en la oficina con el ruido de algo frágil rompiéndose. Furiosa, la directora sacó la cabeza, pero antes de que pudiera ver quién era el que estaba lanzando ranas, Maria lanzó una tercera que aterrizó en su cara. El patio explotó en carcajadas. Entre gritos, la directora trataba de quitarse la rana de la cara, pero esta se agarraba como si su vida dependiera de eso. Desapareció de la ventana y todos los chicos, incluyendo a Maria, entraron para verla mejor. El patio quedó vacío y en ese momento Ali recordó la misión. Sacó la piedra de su bolsillo y la apoyó en el roble, mientras murmuraba el conjuro de entrada. El roble se abrió en dos y Ali entró corriendo a la cavidad, pero Emilia se quedó en el lugar, boquiabierta. - Vamos, no tenemos mucho tiempo - dijo mientras arrastraba a Emilia para adentro Cuando ambas estaban adentro, Ali murmuró el segundo conjuro. Las fauces se cerraron y las chicas quedaron sumidas en la oscuridad. Emilia inhaló. - ¿Q-q-que acaba de pasar? ¿Cómo diablos abriste este árbol? ¿Y cómo estamos dentro del árbol? 19
- Mira, sé que tienes muchas preguntas, pero va a ser mucho más fácil de explicar cuando lleguemos, lo cual - chequeó su reloj de pulsera - va a ser muy pronto. En el momento que terminó esa frase las Puertas Doradas aparecieron detrás de ella, brillando en la oscuridad. Ali las abrió y entró al Reino de las Sombras, seguida de Emilia. Emilia miraba a su alrededor, maravillada con las construcciones oscuras. - ¿Qué es este lugar? - Este…. es el Reino de las Sombras. - ¿Cómo conoces este lugar? - ¿Te acuerdas cuando les conté que mi padre era un neurólogo cerebral? - Sí, que yo no te creí porque todos los neurólogos son cerebrales por definición. - Bueno, estaba mintiendo. Mi padre era, en sus palabras, un investigador sombrío. Básicamente, su trabajo era investigar las propiedades de las sombras y los reinos. Mi familia descubrió el secreto de cómo acceder al Reino de las Sombras - habían salido del patio y ahora estaban caminando por la calle - Siempre lo guardó y lo estudió, porque sabían que este Reino poseía algo que el nuestro no. Magia. Esta piedra - le mostró la piedra - me da el 20
poder de hacer conjuros, conjuros para acceder y manipular este mundo. - Antes, - Emilia dijo después de una pausa - mencionaste un tipo de objetivo - Ah, sí. - Exhaló profundamente - Hace casi un mes y medio mi padre… desapareció. En un accidente en sus experimentos. Yo sé que sigue vivo, en este mundo, no importa lo que diga la policía, por eso vengo todas las mañanas a buscarlo. Sé que hay pocas posibilidades de encontrarlo, pero es mejor que sentarse y no hacer nada. Se calló y siguieron caminando. Emilia la miraba con compasión, una mirada que Ali odiaba. Finalmente, habló: - Te quiero ayudar - ¿Cómo? - Te quiero ayudar en la búsqueda de tu padre. - ¿En serio? - Ali sonrió - Entonces bienvenida a la Organizacion Buscadora de mi Padre… bueno no es tu padre así que, ¿padre de Ali?... voy a pensar en el nombre - Ok - dijo Emilia sonriendo - Bueno, entonces, deberíamos aprovechar este momento para busca… La sorpresa no le permitió terminar la frase. Adelante de las chicas, en la esquina de la calle, había aparecido lo que solo 21
podía describirse como la versión sombría de Emilia. Estaba en cuatro patas, doblada y encorvada como un animal malherido. Sus ojos oscuros bullían de furia. El silencio sumió a la ciudad, que solamente fue interrumpido por el pitido del reloj de Ali anunciando las siete de la tarde. Entonces, la sombra rugió y corrió en cuatro patas hacia ellas. Las chicas se dividieron y la sombra siguió a Emilia. La tiró al piso y le mordió el brazo. Ali, furiosa, apuntó la piedra a la sombra y gritó un conjuro defensor - ¡ DESUMBRA! Un rayo salió de la piedra e impactó en la bestia. Esta fue tirada para atrás, pero se incorporó de vuelta y se lanzó hacia Ali. Ali le pegó un golpe en la cara y el monstruo fue lanzado hacia la pared de un edificio cercano. Por segunda vez, la sombra se incorporó, pero, viendo que la derrota era segura, corrió hacia la esquina y desapareció entre las calles. Ali y Emilia se quedaron unos momentos quietas, mirándose. Solo sabían una cosa: debían volver a las puertas antes de que esa cosa volviera. Caminaron por las calles, acompañados por las sombras de las personas volviendo a casa, hasta que llegaron al patio desierto. Entraron a las Puertas y salieron del Reino de las Sombras. 22
Capítulo 5: El Estudio de Andrés Umbrasol - Estoy cansada - dijo Ali mientras se tiraba en la mesa de piedra. Emilia levantó la vista de su dibujo. Sus ojeras, como las de Ali, eran notorias. - Naturalmente. No pude dormir nada con lo que pasó anoche, estaba demasiado afectada - dijo, y se frotaba el brazo lastimado. - No es por eso que estoy cansada. Estoy cansada de que la policía no encuentre nada, a pesar de que constantemente le doy ayuda. Estoy cansada de vagar por las calles buscando sin encontrar nada. Y estoy cansada de que mi padre me haya dejado en ese estúpido orfanato como si no le importara. - Tu padre te quiere mucho, Ali. - Él sabía que algo así podía pasar, y no me preparó en absoluto. - Ali, tu padre seguro que te cuidó toda su vida. Además, ¿Qué se puede hacer? - Cuando era pequeña, mi padre me enseñó cómo entrar a su estudio, un cuarto secreto donde él hacía sus experimentos más oscuros. Me prohibió el acceso excepto 23
en momentos especiales, y creo que este momento es más que especial. Emilia se paralizó un segundo - ¿Estás planeando entrar a un lugar restringido por la policía, ergo, un lugar ilegal? - Técnicamente el lugar le pertenece a mi padre, y ya que soy su hija, es mi lugar, e rgo, - dijo en un tono levemente burlón - no es ilegal. Así que, ¿te sumas o no? Emilia se tomó un segundo para pensar si la idea era una demencia o no - Hace menos de un día mi sombra me mordió el brazo, y hasta ahora nadie me ha explicado porqué pasó. Si ahí hay respuestas, entonces voy contigo. - Genial. - dijo con una sonrisa - Encuéntrame después del liceo en la parada de autobús. (...) El edificio viejo de Ali estaba delante de ellas. Ali suspiró; ir allí le recordaba malos momentos. Pero ya era demasiado tarde para retroceder. Haciendo tripas al corazón, entró, junto a Emilia, al edificio. No había portero ni nadie en la recepción. Subieron por escalera al cuarto piso y se encaminaron hacia la puerta con cintas amarillas de seguridad. Tantearon la puerta y, 24
viendo que estaba sin cerrojo, quitaron las cintas y abrieron la puerta. El apartamento era como cualquier otro apartamento de familia: tenía una televisión, un sofá, dos cuartos, un baño, varias repisas; todo muy normal, excepto que todo estaba roto y dado vuelta. Las chicas entraron y Emilia empezó a curiosear. - ¿Qué es esta sustancia? - dijo al encontrar una sustancia cremosa y negra en un rincón - Glicerol Sombrío. Un resto de muchos experimentos de mi padre. Había mucho antes, mucho más que lo común, pero la policía limpió la mayor parte cuando estaban investigando, no creían que era importante. Ali caminó hacia el único mueble que no estaba roto o tirado; una biblioteca atornillada a la pared. Pasó el dedo por varios libros hasta que encontró el volumen que estaba buscando: Varios Volúmenes de Valientes Vladimirs Venciendo Vampiros Veloces. Lo agarró, tiró de él y, como en cualquier película de misterio barata, el libro no era de verdad un libro, sino el picaporte de una puerta secreta. Ali entró al cuarto secreto, el estudio de su padre, un cuarto lleno de estantes atiborrados de instrumentos extraños, libros, papeles sueltos, dibujos, libros, frascos llenos de sustancias extrañas, libros y más libros. Emilia entró y miró a su alrededor, asombrada por las cosas en los estantes. 25
- Hey, - Ali dijo, cortando a Emilia de su ensueño - no te distraigas. Tenemos que ser eficientes. Empieza a buscar en los libros a ver si encuentras algo. Ali agarró el libro más cercano a ella y ojeó la tapa. “Usos del hongo Mukkkk”. No le iba a servir ese. Lo dejó en el piso y agarró otro. “El prisma de las sombras: Cien tonos de negro”. No, ese tampoco le iba a servir. Otro: “Las leyes fundamentales de Gáustier” No, tampoco. “Completo volumen de conjuros”. No. “Lenguaje de Sombras, entiende que significa ‘α ᄄፐτឞ ‘“. No, inútil. “Vida o Muerte, ¿lo mismo o diferente?” No. “Guía para Ali, por si acaso” Tampoco. “Lectura de Ma…. Un momento, ¿que decía el último libro? - “Guia para Ali, por si acaso” - leyó en voz alta - Huh, al parecer mi padre sí me preparó. Emilia dejó de buscar entre los estantes y se acercó a Ali. El libro era ridículamente delgado, solo de dos o tres páginas de ancho. Estaba forrado con un cuero roto y el título estaba escrito a lápiz, con trazos rápidos y desprolijos. Ali abrió el libro y sonrió: era la letra de su padre. Inhaló profundamente y empezó a leer en voz alta. Querida Ali, si estás leyendo este libro después del 18 de Agosto de 2019, entonces a) ha pasado lo que traté de prevenir o b) mi último experimento ha resultado sin problemas y ahora te estás infiltrando ilegalmente. Si ese es el caso, por favor retírate silenciosamente para evitar un castigo. 26
Si el caso es a) entonces es hora de que te diga cosas que te he estado ocultando todo este tiempo. También vas a aprender que me ha pasado y la verdadera historia detrás del apellido “Umbrasol” Antaño los fundadores de nuestra familia eran magos y alquimistas reconocidos en estas tierras. En esos tiempos las personas eran aterrorizadas por demonios sombríos, criaturas bordeando el límite entre vivos y muertos. Probablemente te estarás preguntando cómo estas criaturas tienen vida, y para responder, voy a tener que revelar un secreto: cuando un objeto es destruido, su sombra no muere, sino que sigue existiendo, en un “Mundo Diferente”. No es el Reino de las Sombras, sino uno diferente. Y es más, cuando un ser viviente muere, su sombra absorbe esa vida, y se va a ese mundo como un ser viviente. El problema con las sombras vivientes es que ellas pueden elegir ir a ese otro mundo, o quedar en este mundo vagando como ser sólido. Y eso eran esas sombras, “Vagabundos”. Pero, para la suerte de estas tierras, nuestros ancestros descubrieron cómo encarcelar estas criaturas en piedras y utilizar su poder para el bien. Es así como reveló el segundo secreto: las piedras de conjuros son, en realidad, prisiones de sombras. Igual, no sientas pena por ellas, hicieron cosas verdaderamente horribles. Pero sí deberías sentir pena por la piedra que está en tu mano. 27
Mira, originalmente había muchas piedras de conjuros, pero con el tiempo muchas de las piedras fueron destruidas o perdidas. Finalmente quedaron solo tres, pero hace menos de diez años dos de ellas fueron destruidas en un experimento que mató a tu madre. Para que vos tuvieras una piedra de conjuros a la edad donde los Umbrasoles reciben una, los nueve años, tuve que crear una piedra con mi sombra. Esa sombra no tenía vida en ese momento, pero cuando creé la piedra, un poco de mi esencia saltó hacia la sombra. Ahora, vamos a hablar de por qué viniste aquí. Hace unos días se me ocurrió una forma de hacer mi piedra, una piedra con un demonio, más segura, por si algo pasaba y la sombra se liberaba. Aparentemente, eso falló y ahora soy prisionero de la furia de este demonio sombrío. Viniste aquí en busca de respuestas y una forma de rescatarme. Si estuviera allí, te diría que dejes esta misión peligrosa, pero te conozco, y sé que no vas a desistir. Así que te facilitaré la misión: esa piedra sigue conectada conmigo, así que si usas el encantamiento Verávelio la piedra empezará a apuntar hacia donde estoy yo. Te deseo suerte Ali. Con Amor, Andrés US. Ali terminó de leer; había lágrimas en sus pestañas. Atrás de ella, Emilia estaba boquiabierta, pero su asombro no podía compararse con el de Ali. Sacó la piedra y por primera vez, vio en ella la versión sombría de su padre, mirándola con ojos tristes. Frunció el ceño; la iba a liberar, pero antes tenía que encontrar a su padre. 28
Capítulo 6: Varias Facetas Ali se removió bajo sus sábanas. Era finalmente el día que iba a rescatar a su padre; el día que iba a enfrentarse al demonio que lo capturó. Sacó el libro que estaba leyendo, “Perla de Oro”, y lo abrió; la espera la iba a matar si no se distraía con algo. Leyó la última página que le quedaba y cerró el libro, contenta con la resolución; pero justo en ese momento notó que había algo escrito en la parte de atrás de la contratapa. Abrió de vuelta el libro y leyó esa frase. Sus ojos y su boca se abrieron en sorpresa. Leyó la oración de vuelta, y otra vez más para asegurarse de que la estaba leyendo bien. - Diario de Dorothy Coleman - repitió, casi ineludiblemente. Ali estaba impactada. ¿Dorothy había sido gorda? ¿Dorothy había sufrido bullying? ¿Dorothy había sufrido en general? Ella creía que Dorothy era una especie de demonio, traída a este mundo para hacerla sufrir. La luz del amanecer la golpeó en el ojo; ahora no podía concentrarse en Dorothy. Sacó la caja de abajo de la cama, destrabó la cerradura de la ventana y salió por ella. Atrás de Ali, Emilia salió al patio, torpemente debido a la falta de práctica. Las dos se encaminaron hacia un roble, lo abrieron, y entraron. Después de una corta espera, salieron de las Puertas Doradas al Reino de las Sombras. Las dos pararon y Ali sacó la piedra de su bolsillo. - V erávelio 29
En ese momento, el color de la piedra se tornó un verde chillón y brillante. Estuvo un segundo así, entonces el verde se concentró en un lado. No importa en qué dirección giraba la piedra, ese verdor seguía apuntando en la misma dirección. Empezó a caminar en la dirección que apuntaba el verdor, como si fuera una brújula, hasta que llegaron a un bar viejo que hizo que la brújula vibrara. Entraron y fueron recibidos por una oscuridad profunda. Por suerte, Ali sabía un conjuro para mirar en la oscuridad, el cual les permitió observar una escena digna de una pesadilla: Un hombre de sombras, amenazador y con piernas y brazos largos que terminaban en tres garras, dado vuelta y encorvado sobre una figura que Ali suponía que era su padre. Se quedaron un momento petrificadas, sin saber bien qué hacer. Entonces, Ali se llevó un dedo a los labios, indicando a Emilia que debía permanecer callada, y extendió la mano con la piedra. - Desumbra - murmuró, casi susurrando Un relámpago fue disparado de la piedra, que impactó a la criatura por la espalda. Esta lanzó un bramido de dolor y explotó en un líquido oscuro que se esparció a todas partes. Las chicas corrieron hacia la figura en el piso: era el padre de Ali, inconsciente y lleno de rasguños, pero vivo. Aguantando las lágrimas, Ali miró a Emilia. - ¿Crees que puedes llevarlo al orfanato por tu cuenta? - Un momento, ¿no me vas a ayudar? 30
- Ese monstruo va a volver y no puedo permitir que también los lastime a ustedes. Emilia iba a discrepar pero la mirada potente de Ali la calló. Apoyó los brazos del padre de Ali en sus hombros y salió del bar, arrastrándolo detrás de ella. En el momento que Emilia salió del bar, la puerta se cerró y los restos de la sombra se empezaron a juntar en una esfera que levitaba en el aire. La esfera, oscura como la sombra original, borboteaba como un líquido hirviendo. Cuando todas los restos ya estaban juntos, la esfera se lanzó hacia Ali, rápida como una bala. Ali apenas había tenido tiempo para esquivarla cuando la esfera rebotó en la pared y fue hacia ella nuevamente. La eludió, pero esta volvió como un rayo a atacar. - ¡DESUMBRA! Un relámpago salió de su mano extendida, pero la sombra simplemente la sorteó y siguió avanzando. Ali saltó para esquivar la esfera y se escondió detrás del mostrador del bar. Por unos segundos no se escuchó nada, y Ali creyó que estaba segura, pero estaba muy equivocada. La esfera rompió el mostrador e impactó contra Ali, tirándola al piso, pero en vez de rebotar en ella la sombra pero su rigidez y se volvió una especie de líquido que le cubrió el pecho. El líquido empezó a apretarle y a expandirse a través de su cuerpo. Ali soltó un grito: la sombra estaba tratando de ahogarla. Ali buscó la piedra con la mirada; se le había caído en el ataque. Encontró la piedra, estaba lejos. Dio un pequeño salto con sus piernas medio cubiertas y quedó boca abajo, como una oruga: Todo su cuerpo, del cuello para abajo, estaba fosilizado. Estiró el brazo, 31
pero no podía llegar, no podía. Dejo de sentir el aire frío en sus brazos, en su cuello y en sus mejillas. El dolor punzante del apriete resonaba en todo su cuerpo. La criatura le cubrió la nariz y los ojos. Solo quedaba su boca descubierta. La sombra le tapó la boca lentamente, como si disfrutara de ahogarla. Ya estaba completamente atrapada. Relajó los músculos. Ya todo estaba perdido. Pero, de repente, sintió la presión de la piedra en su mano. La piedra había rodado hacia su mano, como si tuviera vida propia. Con la fuerza que le quedaba agarró la piedra, apoyó la mano en su pecho cubierto y gritó: - ¡ DESUMBRA! El apriete de la sombra cesó. Ali sintió como la sombra temblaba por la electricidad y, finalmente, explotaba. Ali tomó una bocanada de aire, se paró y se puso en posición defensiva, preparada para el contraataque de la sombra. Pero no surgió. Los restos líquidos de la sombra salieron del bar, deslizándose como orugas oscuras. Ali las siguió y vio, al final de la calle, como las sombras se unian a una sombra más grande: un tornado. Adentro del tornado vio a dos figuras, que ella supuso que eran Emilia y su padre. Furiosa, lanzó el encantamiento del relámpago. El rayo surco por el aire, pero en vez de deshacer al monstruo el rayo fue absorbido. Ali se quedó estupefacta: ¿Cómo había resistido el relámpago? Probó de nuevo, pero el rayo, en vez de desintegrar al monstruo, lo enfureció. Un viento negro la tiro al piso, rasguñandola como si estuviera compuesto de vidrios rotos. Alrededor de ella, una negrura la estaba envolviendo. Un pitido doloroso le retumbó en los tímpanos, obligándola a ponerse las manos en los oídos. 32
Se le dificultó la respiración. Un tornado se había formado alrededor de ella. Cuando el viento la tocaba, la rasguñaba o la mordía como un animal salvaje. La estaba matando. En el borde del tornado vio la silueta de Emilia, tratando de entrar a una tumba ya cerrada. - ¡Huye! - le gritó a Emilia mientras le tiraba la piedra. La piedra pasó sin problemas por el tornado. La silueta de Emilia agarró la piedra, quedó unos momentos expectante, sin saber bien qué hacer, y finalmente desapareció de la vista. Ali suspiró; al menos alguien se iba a salvar. Ya todo estaba perdido, ni siquiera podía probar defenderse con la piedra. Recordó todas las aventuras que había tenido hasta ese momento: la desaparición de su padre, el orfanato, Emilia, Maria, la carta de su padre y Dorothy. Y tuvo una idea. - ¿¡Por qué haces esto!? Los rasguños pararon. Las revoluciones del tornado disminuyeron y sus pulmones pudieron respirar el aire que tanto deseaban. Ali había hecho algo imposible, dejar estupefacto a un tornado - ¿Por qué haces esto? - repitió, esta vez más suavemente La sombra estaba sin palabras. Incluso si supiera hablar, estaba sin respuesta. El tornado dejó de girar y el dolor en sus oídos desapareció. Hubo unos segundos de silencio. 33
- Yo se porque haces esto. - empezó Ali - Estás asustado de que te vuelvan a encarcelar en esa piedra y furioso con mi padre y conmigo. Crees que al matarme, vas a tener venganza sobre mi padre por lo que te hizo. Creeme, yo pensaba como tu. - Soltó un suspiro - Pero, en esta última semana he aprendido que la gente tiene más de una faceta. Creía que Emilia era una chica creativa y débil, cuando en realidad tenía una faceta valiente y aventurera escondida. Creía que Dorothy era un demonio insoportable que no podía sufrir, cuando en realidad había sufrido en el pasado. Creía que mi padre era un santo, pero él es también un encarcelador de sombras. Y yo se que tu no eres completamente malvado; que tienes una parte bondadosa, escondida entre las sombras. Así que le pido de corazón a la faceta amable, bondadosa y razonable esto: no me mates, porque si lo haces, no serás mejor que la peor faceta de mi padre. Hubo unos segundos de calma. La sombra estaba quieta, paralizada, y Ali no sabía si había entendido en absoluto sus palabras. Entonces, la sombra se desintegró. Delante de ella, las pequeñas partículas de sombra se estaban rearmando, transformándose en otro ser: primero se creó el cuerpo, después una cabeza, un pico, dos patas y para finalizar, dos alas en los costados del cuerpo. Era una paloma. La Paloma Negra se quedó mirándola por unos segundos, e hizo una reverencia, como si estuviera agradeciéndole. Abrió las alas y emprendió vuelo, desapareciendo entre las nubes oscuras de la mañana. Ali sonrió. La sombra había entrado al Otro Mundo. 34
Epílogo Ali miró al crepúsculo a través de las cortinas de la ventana mientras jugueteaba con su collar. Faltaban pocos minutos, pero para ella la espera parecía horas. Para distraerse, miró a las otras chicas dormidas en las camas del cuarto: Emilia, la chica más valiente y creativa que conocía, Maria, una chica voluminosa y fornida que era increíble en cualquier deporte, incluyendo el lanzamiento de ranas y Dorothy. Sonrió al ver a Dorothy. Finalmente, después de casi dos meses, había hecho las paces con Dorothy. ¿Porque habían tenido tanta mala sangre entre ellas? Ni siquiera se acordaba. O no quería acordarse. Hoy era el día más feliz de su vida: los médicos decían que su padre ya se había recuperado de sus heridas, y estaba listo para volver a su vida normal. No quería que ningún mal recuerdo le arruinara el día. En ese momento, se acordó de algo que tenía que hacer. Sacó de debajo de su cama el cable torcido y la piedra de conjuros. Destrabó la ventana, salió al patio, y caminó lentamente hacia el roble. Miró a la piedra en su mano. La sombra de su padre le sonrió, y ella le devolvió la sonrisa. Entonces, tiro la piedra al piso y la machacó con un pisotón. De los restos de la piedra apareció una sombra en el piso, la sombra de su padre. Con una fina contorsión la silueta se transformó en otra criatura, una paloma. La paloma emprendió vuelo, achicándose como si se estuviera alejando, hasta que desapareció. Ali se desperezó, junto los pedazos rotos de la piedra, y entró de vuelta al orfanato. Ya había cumplido su promesa. 35
¡Dong! ¡Dong! ¡Dong! Era la primera vez que Ali no se quejaba de las campanas al despertarse. Eran muy molestas: los despertaban a la misma hora que los días de escuela a pesar de que no tenían nada que hacer en todo el día. Ali saltó de la cama y corrió hacia la cocina, engullendo el desayuno a velocidades olímpicas. Volvió al cuarto, se cambió, agarró la maleta con sus cosas del orfanato y fue hacia la entrada, esperando a que viniera su padre. En el momento que ella se sentó su padre apareció en la puerta, puntual como un reloj. - ¡Ali! - dijo riendo mientras agarraba a Ali y la atrapaba en un abrazo de oso - Vamos a sacarte de aquí, ¡tengo muchas cosas que contarte! Le dio un beso en la mejilla y se acercó feliz al escritorio principal. Vio como la encargada le daba los papeles que su padre tenía que firmar. - Así que, ¿ya te vas, eh? Había sido la voz de Emilia. Se dio vuelta y vio, en la puerta del pasillo, a Emilia y Maria, con una expresión que era una mezcla entre felicidad y tristeza. Detrás de ellas, entre las sombras, estaba Dorothy, con la misma expresión en su cara. Al verlas, los labios de Ali se curvaron para abajo y sus ojos se humedecieron. ¿Porque estaba tan triste si este era uno de los días más felices de su vida? Entonces, le vino una idea. Detuvo el brazo de su padre, que iba a firmar el último de los papeles, y preguntó: 36
- Papá, en este orfanato yo hice amigas, amigas que, como yo, perdieron a sus padres - Tragó saliva - Me estaba preguntando si tal vez las podemos, no se, adoptarlas. Sus nombres son Emilia Sohndiquis, Maria Martinez y… - Se tomó un segundo para pensar en el último nombre. Pienso en lo mal que la había tratado, pero también en el lado bueno que tenía escondido. Y se convenció - ...Dorothy Coleman. Su padre paró un segundo y abrió la boca para responder, pero basándose en la sonrisa en la cara de su padre, ella ya sabía la respuesta. 37
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