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Liliana Golubinsky e-book

Published by INLUXUS, 2023-04-17 22:34:03

Description: Liliana Golubinsky e-book

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Todos somos equilibristas 2005 Técnica mixta 130 x 130 cm

Te sostengo 2008 Pastel sobre lino 174 x 200 cm



Congestionamiento 2006 Técnica mixta 60 x 80 cm



El vestido azul 2007 Técnica mixta 70 x 140 cm





Pájaros en la cabeza 2006 Técnica mixta 110 x 120 cm

Soportando 2007 Técnica mixta 195 x 175 cm Página siguiente Detalle







Yo te embisto tu me embistes 2007 Técnica mixta 150 x 150 cm





Del mismo palo 2005 Técnica mixta 180 x 200 cm

Un poquito de viento 2006 Técnica mixta 180 x 200 cm



Ayudenme a salir (díptico) 2008 Pastel sobre lino 140 x 140 cm Páginas siguientes Cuando periquito era calvo 2009 Políptico. Acrílico sobre tela 120 x 120 cm Llueve en mi ciudad 2009 Políptico. Acrílico sobre tela 120 x 120 cm Se le subió a la cabeza 2009 Políptico. Acrílico sobre tela 120 x 120 cm Me escuchas 2012 Políptico. Acrílico sobre tela 150 x 150 cm













Soy la mujer de tus sueños 2006 Acrílico sobre tela 150 x 150 cm

No seas negativo 2008 Técnica mixta sobre lino 160 x 130 cm



A vos no te lo presto 2010 Pastel sobre lino 100 x 70 cm



Anda a tocar la pandereta 2009 Pastel sobre lino 150 x 180 cm Páginas siguientes Soy frágil como un cristal 2009 Técnica mixta sobre tela 150 x 200 cm Cuidado, me haces ver las estrellas 2009 Técnica mixta sobre tela 150 x 200 cm







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entRe disputAs y festejos El año 2010 deja su marca en la obra de Liliana Golubinsky. Los festejos del bicentenario de la Revolución de Mayo reavivan las reflexiones sobre la historia argentina y la realidad política del país. En este contexto, la artista ofrece su propia mirada sobre estos tópicos con la ironía y el humor que la caracterizan. Bicentenario. Mirando la historia con ojos de niña (2010) adopta esta perspectiva crítica. La obra está dividida en dos partes claramente diferenciadas. En la inferior, un grupo de pequeñas escolares parecen jugar y divertirse. Por encima de ellas, en una suerte de nube de historieta, aparecen diversos personajes asociados a la historia nacional: mujeres con abanicos y peinetones, soldados con escarapelas, el General San Martín y los picos de Los Andes, una virgen protectora. Pero el centro de la nube está ocupado por tres diablos rojos que también atraviesan como espectros la zona inferior del cuadro. Esta marca discordante obliga a repensar todo el conjunto. Al respecto, la artista hace referencia a la famosa frase «el diablo metió la cola», a las interferencias e imprevistos que siempre están a la vuelta de la esquina y que podrían cambiar el sentido de los festejos. En esta misma línea de pensamiento, Golubinsky posa su atención sobre las figuras de los próceres, esas personas ensalzadas por la memoria, sobre las cuales, toda una sociedad deposita sus esperanzas. Su mirada, por supuesto, no es para nada condescendiente. Una pieza como El prócer tambalea (2011), lo pone de manifiesto de inmediato. Sin embargo, no se trata de echar por tierra a estos baluartes de la historia sin más. Se trata, en cambio, de formular una profunda reflexión sobre la heroicidad, sus posibilidades y consecuencias, pasadas, presentes y futuras. ¿En qué se han transformado los héroes de nuestra historia? ¿Cómo son instrumentados por los discursos que los convocan desde la actualidad? En este sentido es interesante la obra que la artista dedica a la hazaña de nuestro héroe máximo en San Martín (2011). En ella, el cruce de la Cordillera de los Andes aparece como una tarea compleja, esforzada, titánica, que no es llevada adelante por una única persona, sino por un numeroso grupo de osados. Restituir el valor de lo colectivo y desacralizar los nombres propios es parte de un proceso revisionista que todavía nos queda por completar. LA dinámicA de LAs muLtitudes A medida que avanza el primer decenio del siglo XXI, Liliana Golubinsky va desarrollan- El prócer tambalea do y perfeccionando una forma de composición heterogénea, compleja y abigarrada. Las 2011 telas se pueblan de numerosos personajes que se aglutinan en masas informes y que Técnica mixta sobre tela transmiten el sentido del anonimato, propio de las grandes extensiones humanas. En su 100 x 100 cm 85

Pateandola para otro día I interior, los individuos aparecen ocupados en actividades simultáneas e incongruentes. 2010 Cada uno en su propio mundo, con poca percepción sobre los demás, lleva adelante unas tareas que no parecen aportar al beneficio del conjunto. Así, no hay un verdadero sentido Marcador sobre tela de lo comunitario, sino más bien una conjunción de soledades reunidas en un espacio 120 x 100 cm –por lo general muy estrecho– que pugnan por encontrar un lugar propio, sin lograrlo. Familia numerosa (2009) es una de las primeras pinturas que exhiben este tipo de estruc- tura. Aquí, personas de diferentes edades se distribuyen en hileras que van ocupando, de manera vertical, la totalidad del cuadro. Entre ellas hay niñas escolares, madres con bebés, señoras y señores, chicos y adultos, retratados de frente y de perfil y en las actitudes más diversas. Sólo los abuelos se separan del conjunto, generando un espacio singular que contrasta con la uniformidad del resto de la masa. Sobre la base de esta estructura compositiva, Golubinsky ensaya una multiplicidad de soluciones que enriquecen su trabajo. A veces es posible identificar a cada uno de los per- sonajes que integran una multitud –como en el tríptico Pateándola para otro día (2010) o en Todo es frágil (2011)–; otras veces, por el contrario, la masificación alcanza un grado tan elevado que apenas se distinguen algunos rasgos desdibujados de rostros perdidos, como en Mi mundo y el mío (2012), por ejemplo . A veces, las figuras se distribuyen libremente sobre un espacio diáfano logrando retener cierta identidad –como en Mi agüita (2012)–; otras veces, las muchedumbres son confinadas a porciones reducidas del espacio pictóri- co, que contrastan con otros de mayor amplitud y libertad –en Tirame un salvavidas (2012) o El miedo (2013), por ejemplo –. Finalmente, hay ciertas obras en las cuales las figuras se ubican en capas de diferente opacidad, creando un interesante efecto de simultaneidad –Día de campo (2013), por ejemplo –, y otras en las cuales los rostros que se amontonan generan efectos tridimensionales –como en Desde las sombras (2012)–. Todos estos recur- sos enaltecen la obra de Golubinsky otorgándole una visualidad siempre renovada. Esta sumatoria casi compulsiva de criaturas y situaciones induce consecuencias sintác- ticas y semánticas. Ante todo, promueve el desenvolvimiento de una narrativa no lineal completamente a tono con el mundo contemporáneo. Las nuevas tecnologías nos han acostumbrado a distribuir la atención en informaciones instantáneas y simultáneas, que instan a construir relatos a partir de inputs parciales o fragmentados. Este tipo de atención es por demás pertinente a los trabajos de Liliana Golubinsky. Aquí, la acción general es el resultado de la adición de los acontecimientos unitarios, aun cuando éstos no sean nunca congruentes. Pero es que incluso esos acontecimientos no son en sí mismos completos. Muchos apenas sugieren lo que son, otros son prácticamente irreconocibles, otros son engañosos. No obstante, reunidos en una totalidad, construyen una atmósfera dramática peculiar que no carece de sentido. 86

Por otra parte, este tipo de organización visual pone de manifiesto la confluencia de espa- cios y tiempos simultáneos, que muchas veces son igualmente incongruentes. Es común la inversión espacial: que los automóviles vuelen, que los edificios crezcan por debajo de las personas, que los animales floten patas para arriba, etcétera. También son habituales las distorsiones de escala que provocan un extrañamiento de la representación realista. A veces, las situaciones parecen desarrollarse a diferente velocidad pero, sobre todo, la dislocación temporal se produce en el nivel de la contemplación. Al haber zonas con una concentración de actividades y otras con ausencia de éstas, el espectador se ve obligado a desplazarse visualmente sobre la superficie de la tela a diferentes velocidades, imprimien- do su propio ritmo sobre los universos imaginarios en función de su avidez e intereses. El trabajo que realiza el ojo del espectador merece una consideración especial. Porque la multiplicidad de estímulos que recibe desde la superficie pictórica lo obliga a mantenerse casi en movimiento permanente. Este movimiento no se produce exclusivamente sobre la bidimensión de la representación plástica, sino también en una suerte de oscilación continua entre la proximidad y el alejamiento, que permite apreciar la pieza desde dife- rentes perspectivas. Efectivamente, ésta presenta distinta información visual desde cerca y desde lejos, y es tarea del espectador armonizar esta variedad de puntos de vista en la construcción de una totalidad que posea algún grado de coherencia que lo satisfaga. Este desplazamiento ocular contradice en alguna medida la organización espacial del cuadro. Porque si bien ésta se articula sobre los ejes cartesianos del ancho y la altura, el ojo del observador circula libremente entre rostros, acciones y objetos que llaman su atención y que inducen una contemplación abierta y libre. micRoRReLAtos y micRomundos Las acciones individuales que realizan la mayoría de los integrantes de las multitudes que Mi agüita pueblan las obras de Golubinsky, promueven una estructura narrativa basada en micro- 2012 rrelatos. En ocasiones, éstos desintegran por completo la unidad enunciativa para pro- Marcador sobre tela yectarse en una miríada de situaciones aisladas. En Mi agüita (2012) esto se percibe con 190 x 200 cm claridad. Aquí, los personajes se distribuyen sobre la superficie de la tela, ubicados sobre pequeñas islas que les proveen un lugar propio. En cada una de ellas se llevan adelante las acciones más dispares: una pareja se besa, una mujer riega una casita en miniatura, un marinero es rodeado por barcos y otro mira por un catalejo; un pescador saca un pez del agua y lo coloca en la sartén de un cocinero que habita otra isla, una niña observa su reflejo mientras un señor abandona su sombra. No hay forma de establecer un eje que unifique a todos estos sucesos. Y es que, justamente, esta es la propuesta de la artista: 87

La casa se esta quemando... ofrecer una cosmología de seres y acontecimientos que permitan al espectador crear de 2014 manera lúdica su propia aproximación a la experiencia artística. Sin embargo, a través de estas imágenes se desliza la mirada autoral de Golubinsky, una Técnica mixta sobre lino mirada que incomoda, que se sumerge en la profundidad, que señala puntos de conflicto. 180 x 200 cm En Tirame un salvavidas (2012) un amplio sector de la tela exhibe una carrera de rodados mientras en los sectores laterales, derecho e inferior, se apiña el público asistente. Pero visto desde cerca, se percibe que el público no está prestando atención a la disputa deportiva. Hay una mujer desnuda y un hombre que pareciera cantarle una serenata. Otra mujer baila una danza. Hay parejas que se besan y un hombre que esgrime un garrote. Hay, incluso, un busto de un prócer, pájaros, perros y otros animales. Un hombre ubicado hacia la mitad del borde izquierdo tambalea rodeado por un salvavidas, mientras varias personas en la mu- chedumbre parecen jugar con estos elementos de salvataje. Pero nadie presta atención a la carrera. Algo similar sucede en La casa se está quemando (2014). En la parte inferior de la pin- tura, un grupo de personas mira hacia adelante o hacia al costado en diferentes actitudes. Pero ninguna observa el magnífico incendio de un caserío que tiene lugar a sus espaldas. Parecen anestesiadas, o perdidas, o indiferentes. Esta reacción –o, más bien, esta falta de reacción– formula un comentario sobre quienes habitamos el mundo actual, impulsados a ser cada vez más insensibles hacia las tragedias que se multiplican sobre el globo. Todo es frágil (2011) agrega a este tipo de composición abigarrada, el recurso plástico del trabajo con diferentes marcadores que genera una superposición de figuras y acciones. En primera instancia, la artista trabaja con tintas transparentes que crean un universo espectral. Luego utiliza un color semitransparente, como el amarillo, y agrega siluetas que por momentos se funden con las anteriores. Finalmente, emplea un marcador de una opacidad más neta, como el negro o gris, que añade otra capa figurativa que complejiza el conjunto. En esta pieza, la relación entre cercanía y lejanía es crucial, como lo son las interrelaciones de los diferentes registros y las asociaciones que se producen, voluntaria e involuntariamente, en la confrontación de los dibujos superpuestos. Dos obras recientes se desvían un poco de los temas habituales en el trabajo de Liliana Golubinsky y pueden servir a manera de conclusión para este ensayo. Son las que llevan por título Los paraísos por encontrar I y II (2013). Se apartan del resto de su producción, prin- cipalmente, porque abordan la iconografía bíblica. En ambas aparecen los tópicos clásicos del libro del Génesis que relatan la transgresión a la ley de Dios, la expulsión del Edén y la instauración del Pecado Original: el árbol de la sabiduría, la manzana de la tentación, la ser- piente, la desnudez cubierta por hojas de parra. Sin embargo, el tono general no es trágico sino más bien festivo. Como si el acceso al conocimiento fuera una suerte de liberación, de potencialidad inesperada, de futuro promisorio. Así parece confirmarlo el título. 88

indicar que obra puede ir aqui En estas obras hay un ambiente juguetón y un sentido optimista que de alguna manera Los paraísos por encontrar II sintetizan el espíritu de toda la producción de la artista. Porque hasta los trabajos más 2014 críticos no abandonan nunca la perspectiva lúdica y humorística que fomenta la reflexión Técnica mixta sobre madera constructiva. Así como estas obras prometen paraísos por encontrar, las piezas más con- 150 x 150 cm flictivas describen el campo de operaciones de unas batallas que todavía se pueden ganar. 89

Alicia en el país de las maravillas 2011 Acrílico sobre tela 130 x 130 cm



Querés que te cuente un cuento 2012 Carbonilla sobre tela 120 x 120 cm





Se le subieron los humos a la cabeza 2012 Carbonilla sobre tela 120 x 120 cm

Bicentenario, mirando la historia con ojos de niña 2010 Pastel sobre lino 170 x 170 cm




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