Los hábitos y las virtudes
Cada sujeto que obra, en vez de ser un agente esquemático constituido teóricamente por una razón y uma voluntad, está influido en su acción por ciertas maneras de ser que le son propias, y por las disposiciones permanentes que le afectan, de las cuales las principales son los hábitos y las virtudes. Cada uno de los esfuerzos hechos porel hombre para alcanzar su fin, en vez de caer en la nada, se inscriben en él y le dejan su huella. El alma del hombre, como su cuerpo tienen una historia; conservan su pasado para gozar de él y utilizarlo en el presente: la forma más general de esta fijación de la experiencia pasada se denomina hábito. El hábito, tal como SantoTomás lo concibe, es en efecto una cualidad, es decir, no la sustancia misma del hombre, sino cierta disposición que se le agrega y la modifica. Resulta de lo dicho que jamás puede describirse un hábito cualquiera sin que la calificación de bueno o malo figure en su descripción. Si recordamos que todo tiene un fin y una función se puede decir que los hábitos de uno determinan la manera cómo realiza su propia de finición, es también decir cómo realiza su esencia y a qué distancia se encuentra de su propio fin. Hay hábitos que aumentan nuestra esperanza de vida, libertad, racionalidad y otros que provocan todo lo contrario. Si los hábitos de un ser se aproximan al tipo ideal hacia el cual tiende, dichos hábitos son buenos; si al contrario lo alejan de él,son malos hábitos. Así que podemos definir los hábitos como las disposiciones según las cuales un sujeto está bien o mal dispuesto respecto de su fin. ¿Qué condiciones se requieren para que un hábito pueda desarrollarse? La primera, la que implica en el fondo a todas las otras, es la existencia de un sujeto que se encuentre en potencia con respecto a muchas determinaciones diferentes y en el que puedan combinarse muchos principios diferentes para producir una sola de dichas determinaciones. Es decir que Dios, por ejemplo, por estar totalmente en acto, no podría ser sujeto de ningún hábito. En realidad
el verdadero sujeto de los hábitos es un alma como el alma humana, y más concretamente el intelecto. Considerado bajo su aspecto más profundo, el hábito se nos presenta como una exigencia de progreso o de regresión, en todo caso como una exigencia de vida en el intelecto humano y, por el intelecto, en el alma humana toda entera. Decimos exigencia, ya que donde se hallan reunidas las condiciones re queridas para el desarrollo de los hábitos, su desarrollo es, no solamente posible, sino necesario Hemos dicho, en efecto, que los hábitos sonn disposiciones, tanto hacia lo mejor, como hacia lo peor. Puesto que el hábito sitúa al individuo más o menos lejos de su propio fin, haciéndolo más o menos conforme con su propio tipo, hay que distinguir a los que lo disponen a cumplir un acto conforme a su naturaleza de aquéllos otros que lo disponen a cumplir un acto que no le conviene. Los primeros son los buenos hábitos, que son también las virtudes; los otros son los malos hábitos, que son a su vez los vicios. El bien del hombre consiste en estar de acuerdo con la razón. El mal, en cambio, consiste en hacer todo lo contrario a la razón. El bien de cada cosa es lo que le conviene, dada su forma. El mal es lo que contradice dicha forma y tiende en consecuencia a destruir su orden. Por ejemplo, el mal de un animal es no beber, no descansar o no alimentarse. Por lo tanto, puesto que la forma del hombre es su alma racional, se dirá que es bueno todo acto conforme a la razón, y malo todo acto que le sea contrario.
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