Liderazgo en el siglo XXI
“Cómo emprendedor y empresario he tenido que dotarme de una serie de herramientas, normas y nociones, necesarias, para gestionar mi vida y mis negocios. Entre estas puedo destacar la del liderazgo. Una palabra con un uso muy generalizado pero cuya comprensión es vital para el éxito. Aquí les traigo algunas reflexiones que espero les sean tan útiles como a mí.”
¿Qué es el liderazgo? Mucha gente cree que un líder es aquel que manda, es escuchado y los demás obedecen. En mi opinión dista mucho de la realidad. Yo tengo mi propia definición de líder: Es aquel que para conseguir un objetivo o llevar a cabo una acción, gestiona correcta y eficientemente a las personas que tiene a cargo. Tiene que ser ejemplo y encarnar los valores del equipo y servir de guía en momentos de crisis. Consiguiendo que cada integrante del equipo alcance el máximo de su potencial.
¿Qué significa? Significa que el rol del líder debe cambiar según la situación. Habrá momentos donde tenga que ser disciplinario; otras donde tenga que tomar decisiones en solitario y otras donde las tome colegiadas con el equipo. A veces tendrá que ser mentor o apoyo, otras dar fortaleza y seguridad y otras empatizar con el equipo. Por tanto, el liderazgo es contextual.
Un liderazgo para cada situación Para garantizar el éxito debe haber un tipo líder para responder eficientemente a cada situación por lo que se suelen utilizar diversos estilos de liderazgo. Aunque hay muchas clasificaciones, destacaré los siguientes: Liderazgo democrático Liderazgo autocrático Liderazgo laissez-faire Liderazgo transaccional
Liderazgo democrático Este estilo se utiliza mucho en pequeños equipos. Es tremendamente útil para que las personas a cargo se sientan protagonistas en el proceso y en la toma de decisiones. Esto mejora enormemente la implicación, la actitud y la afiliación del equipo con la compañía. Su debilidad está en la multitud de opiniones y falta de consenso que puede haber en un momento dado, cosa que aumenta considerablemente en equipos grandes.
Liderazgo autocrático Es el rol clásico asociado a una jefatura o algún responsable de equipo. El líder toma las decisiones, planifica y fija las directrices y el equipo las ejecuta. Es un rol que ha ido perdiendo popularidad en favor del democrático y laissez-faire, especialmente en momentos de estabilidad y consecución de objetivos según expectativas. No obstante, es de gran utilidad en momentos de crisis y frustración, donde es necesario decisiones rápidas y difíciles, y es necesaria la figura de un líder fuerte y resolutivo. También es un rol necesario cuando hay que adoptar decisiones impopulares.
Liderazgo laissez-faire Es conocido como liderazgo delegativo o no intervencionista. Se basa en ejercer el menor control posible y no suele existir un feedback regular. Se utiliza para equipos donde los integrantes tienen gran experiencia y autonomía, donde la injerencia del líder puede ser más un problema que una solución o en áreas muy creativas. También en grandes empresas donde un supervisor tiene a cargo a varias sucursales o numerosos equipos de trabajo. Para que funcione es necesario una alta motivación e integridad del equipo.
Liderazgo transaccional Es un tipo de liderazgo que se basa en transacciones, procesos de intercambio entre el líder y su equipo. Sirve para dinamizar el trabajo y motivar al equipo a través de beneficios al desempeño. De esta forma, el líder establece unos baremos, metas o competiciones, que en caso de cumplir con éxito, el equipo o el integrante, es recompensado, normalmente, de manera económica. Muy útil en momentos de estabilidad donde el trabajador conoce bien su función y desempeño.
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