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Hilando Palabras

Published by Ediciones ANKA, 2022-10-30 19:12:41

Description: Antología Hilando Palabras

Keywords: Poesia,literatura,cuento,antologia

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["HILANDO PALABRAS Graciela Rosa Montenegro Argentina 101","HILANDO PALABRAS Naci\u00f3 en San Crist\u00f3bal, pero adopt\u00f3 a Tres de Febrero como su patria chica. Profesora para la Ense\u00f1anza Primaria; Profesora Superior de Castellano, Li- teratura y Lat\u00edn; T\u00e9cnica Superior en Conducci\u00f3n Educativa; Diplomada en Escrituras, Creatividad Humana y Comunicaci\u00f3n; Diplomada en Pol\u00edticas Culturales (UBA). Se desempe\u00f1\u00f3 hasta 2016 como Supervisora Escolar Titular del Distrito Es- colar N\u00b020\u00ba, \u00c1rea Primaria, en CABA. Profesora fundadora de la Escuela Municipal de Arte y Comunicaci\u00f3n de Tres de Febrero (EMAC) desde el 2008. Creadora de la Carrera de Formaci\u00f3n del Escritor de la que actual- mente es coordinadora y profesora de la asignatura Coordinaci\u00f3n de Talle- res Literarios desde 2008. Coordinadora de talleres literarios desde 1998, y desde 2008, del Taller Lite- rario Del Alberdiguero, en Caseros (Tres de febrero). Socia fundadora de SADE, Seccional de Tres de Febrero y actualmente su presidente. Organizadora y co-fundadora de las Tertulias Literarias de SADE desde 1998. Jurado en concursos locales, de distritos vecinos y Jurado de preselecci\u00f3n en el Premio Nacional de Literatura de Tres de febrero, rubro poes\u00eda. Creadora y directora de la Revista Literaria \u201cF3\u201d. Obras publicadas: Galopes y pasos, 1996; En tr\u00e1nsito hacia el azul, 1997; Miliu- na, 2003; Memoria del desarraigo, 2015 En preparaci\u00f3n: Esencias y resignaciones 102","HILANDO PALABRAS 103","HIHLIALANNDDOO PAALLAABBRRAAS S 11044","HILANDO PALABRAS 105","HILANDO PALABRAS 106","HILANDO PALABRAS MATRIX \u00bf\u00a1de qu\u00e9 nos servir\u00eda seguir clamando si la mirada imp\u00e1vida no nos ve!? la matrix sabe adormecernos con su ap\u00f3crifo canto de sirena y sabe amamantarnos con su nefasta leche de fibra \u00f3ptica \u00bfqui\u00e9n ha visto una esperanza flotando entre las nubes camufladas o tan siquiera una promesa columpi\u00e1ndose entre asombros naranjas? y aquellos que alertados abrieron la salmodia de las grises ausencias y los que dieron voces de alarma al descorrer los tules al tiempo fueron parte de un paisaje anodino. 107","HILANDO PALABRAS \u00bf\u00a1de qu\u00e9 nos servir\u00eda seguir clamando si la mirada imp\u00e1vida no nos ve!? he cercenado mi cable algunas horas y he podido subir a superficie para ver el desierto el erial multiforme el p\u00e1ramo infinito pero a\u00fan respirable 108","HILANDO PALABRAS M\u00f3nica Teresa M\u00fcller Argentina 109","HILANDO PALABRAS Naci\u00f3 en Adrogu\u00e9, Provincia de Buenos Aires. Docente. Estudi\u00f3 periodismo, servicio social y mediaci\u00f3n. Autora de cuentos, cr\u00f3nicas y relatos, en: Palabras de Taller, Los de Adentro, Homenaje a Oliverio Girondo, Torbellino de Palabras, Sue\u00f1os Dirigidos, Polifon\u00eda, El Lector y otros Emojis, Embajada de Emociones, Grupo Literario Ayacucho. Ha obtenido premios y menciones. Fue miembro fundador de la revista: Visto desde aqu\u00ed. Colabora en la revista virtual Uno y Tres. Forma parte del consejo editorial de la revista virtual Taches y Tachones. Escribe una columna en el Diario S\u00edntesis Hidalgo de M\u00e9xico. Particip\u00f3 en el Programa Cultural de Barrios en CABA. 110","HILANDO PALABRAS Los espejos Estaba en la parada del colectivo. A un lado, el kiosco de diarios me proteg\u00eda del viento que atacaba gorros y bufandas en una descontrolada pelea invernal. \u201cLa Avenida 9 de Julio es majestuosa\u201d, pens\u00e9, mientras me entreten\u00eda con las luces de las carteleras en la noche de Buenos Aires. Me fascin\u00f3 ver a las palomas que se atrev\u00edan a espiar desde los recovecos de las construcciones. Un escalofr\u00edo me recorri\u00f3 la espalda. Reconoc\u00ed que el abrigo era insuficiente adem\u00e1s de no estar acorde con el resto de mi atuendo y, como hab\u00eda decidido pasar por alto mis miradas en el espejo del recibidor de casa, el que en \u00e9pocas pasadas utilizaba a diario, no quise insistir porque con seguridad mi vestimenta era un mamarracho. Por fin, luego de casi media hora de espera, el transporte fren\u00f3 junto al cord\u00f3n de la vereda y sobre el asfalto h\u00famedo con un sonido alborotador. No bien el chofer abri\u00f3 la puerta, sub\u00ed y me ubiqu\u00e9 en el mismo lugar de todos los d\u00edas despu\u00e9s de dejar un: \u201cHola\u201d. \u2015Cada vez se hace m\u00e1s dif\u00edcil \u2014rezongu\u00e9 dirigi\u00e9ndome al chofer mientras ve\u00eda su imagen en el espejo\u2014 Voy a comprar un aerosol para dejarles un recuerdo a los que estacionan en el espacio de los colectivos. El conductor me mir\u00f3, pero sin contestar. Observ\u00e9 a cada uno de los pasajeros que dormitaban en los asientos, recorr\u00ed el transporte con la mirada y encontr\u00e9 que todo estaba igual que el d\u00eda anterior, hasta la escritura detr\u00e1s del asiento que dec\u00eda: \u201cRadi\u00f3logo busca novia\u201d, seguida del tel\u00e9fono celular. Me topaba con el mismo chofer todos los d\u00edas y a la misma hora. Aquel hecho cotidiano de viajar se acercaba al camino de lo importante, pero a\u00fan lo descono- c\u00eda. Lo mir\u00e9 por el espejo que estaba frente a \u00e9l. Unos cuantos pelos parados me provocaron una carcajada que pude lograr contener. \u201cAntes no era as\u00ed\u201d, murmur\u00e9. La casi calvicie en la que se entremezclaban cabellos rubios con otros blancos amarillentos me conmovi\u00f3, pero no registr\u00e9 la necesidad de tintura para los m\u00edos. Me entretuve con la gente que ascend\u00eda y descend\u00eda en cada parada y dejaba sus 111","HILANDO PALABRAS olores y perfumes artificiales. Abr\u00ed la ventanilla, me sent\u00eda sofocada. Vigil\u00e9 el ros- tro del chofer. El espejo manten\u00eda cautiva su fisonom\u00eda, pero ahora deduzco que no era la que yo quer\u00eda ver. \u201cAntes no era as\u00ed\u201d, reconoc\u00ed, mientras miraba una cara regordeta con cejas abundantes. Suspir\u00e9 y mir\u00e9 hacia la calle; el viento sacud\u00eda los \u00e1rboles y les quitaba el polvillo a las hojas de un oto\u00f1o que, en ese instante, opacaban con malicia la ciudad. El silencio ma\u00f1anero del transporte condiment\u00f3 mi intento de relax pre oficina, pero estaba inquieta. De pronto, la m\u00fasica de un celular desterr\u00f3 los sue\u00f1os, ca- beceos y modorra de todos los pasajeros y la cumbia enardeci\u00f3 al conductor que pidi\u00f3 con amabilidad forzada, que se bajara el volumen. El due\u00f1o del m\u00f3vil toc\u00f3 el timbre de inmediato no sin antes putear hasta a la tatarabuela del chofer y, no bien pis\u00f3 la vereda, sell\u00f3 el entredicho con un golpe contra la carrocer\u00eda del micro. La cara del conductor en el espejo me present\u00f3 la imagen de un hombre en estado de c\u00f3lera. Le rec\u00e9 a San Expedito, hasta que lo vi distendido. Pasado el altercado, cerr\u00e9 la ventanilla y mir\u00e9 a trav\u00e9s del vidrio: garuaba. La llovizna poco a poco se hizo intensa y choc\u00f3 contra los cristales. Los transe\u00fantes buscaban refu- gio bajo los toldos de los comercios y los autos reduc\u00edan la velocidad. Apret\u00e9 los dientes por el rechinar del limpiaparabrisas del micro. El chofer estaba inquieto. El espejo me dijo que las luces de los veh\u00edculos le molestaban y not\u00e9 que los an- teojos, anta\u00f1o ausentes, buscaban caprichosos deslizarse por el tabique aguile\u00f1o de su nariz. \u201cNo es el mismo\u201d, murmur\u00e9, mientras no pude dejar de rescatar de entre mis recuerdos a aquella figura de cuando comenc\u00e9 a viajar desde Plaza de Mayo hasta casi la terminal de la l\u00ednea. El hombre dicharachero y al que todo \u201cle importaba un pomo\u201d, como dec\u00eda, hab\u00eda trasmutado a retra\u00eddo. El flaco de la unidad 29 indudablemente hab\u00eda cambiado, no solo por fuera sino tambi\u00e9n en su interior. Cambi\u00e9 mis pensamientos porque Buenos Aires bajo la lluvia hechiza a los obser- vadores. Sent\u00ed placer al ver que las calles con asfalto como las adoquinadas emi- t\u00edan reflejos gestados por los rayos del sol que intentaba desafiar la negrura de las 112","HILANDO PALABRAS nubes. Los paraguas eran \u00f3leos que se adue\u00f1aban del espacio y matizaban, con la complicidad de sus due\u00f1os, la vastedad de las avenidas. Los carteles de propa- ganda amenizaban con verdades y mentiras la apertura solidaria de Buenos Aires. Sab\u00eda que el ch\u00f3fer era hijo de gallegos que hab\u00edan llegado a la Argentina luego de la guerra, que su esposa era tucumana y que ten\u00edan tres hijos. Me di cuenta de que a pesar de no ser amigos, yo sab\u00eda de su vida gracias a la intromisi\u00f3n de mis o\u00eddos y al inter\u00e9s de la mirada sobre las im\u00e1genes de un espejo peque\u00f1o, intrascendente, pero lo suficientemente real como para hacerme conocer hasta los m\u00ednimos gestos del hombre durante las dos horas de recorrido los veinte d\u00edas de cada mes durante gran parte de mi vida. \u00c9l conoci\u00f3 de mi vida la lucha diaria porque dialog\u00e1bamos en los viajes en los que, por momentos, era la \u00fanica pasaje- ra. Muchas veces pens\u00e9 que el espacio limitado del colectivo, luminoso y aireado, resultaba apropiado para confesarse. No pasaba a menudo, pero notaba que al hablar se modificaban los gestos de nuestros rostros y luego, no volv\u00edamos a tocar los temas conversados en los anteriores trayectos. Reconozco que aquel viaje fue el de la verdad. La frenada del colectivo ante un cami\u00f3n que se hab\u00eda cruzado en el camino hizo que el espejo se moviera y se adue\u00f1ara de otro rostro: del m\u00edo. Tan solo en minutos se trazaron l\u00edneas paralelas entre el chofer y yo. El espejo me hab\u00eda ofrecido la verdad y era el momento justo para aceptarla. Yo como \u00e9l, ten\u00eda antepasados, hijos, historia, pero las canas jugaban en mi cabello, las arrugas me hab\u00edan dejado la sabidur\u00eda de la calle y, como el de \u00e9l, mi car\u00e1cter hab\u00eda cambia- do. Me pareci\u00f3 que era mentira el hecho de que ambos, sin haber compartido un caf\u00e9 ni tenido un intercambio profundo de ideas, nos conoci\u00e9ramos. \u00c9ramos los personajes de un cuento que nos manejaba a placer gracias a las circunstancias con las que la vida nos modelaba. Aquel d\u00eda regres\u00e9 a casa. Y, frente al espejo grande del recibidor en el que los jazmines ocupaban un lugar de privilegio junto a una copia de Quinquela Mart\u00edn, me par\u00e9 con temor, pero de cara a la verdad. Adem\u00e1s de las canas, las arrugas y la sabidur\u00eda callejera, yo tambi\u00e9n intent\u00e9 a diario poner en su lugar los anteojos que buscaban caprichosos deslizarse por el tabique de mi nariz. 113","HILANDO PALABRAS 114","HILANDO PALABRAS Narda Ludue\u00f1a Argentina 115","HILANDO PALABRAS Naci\u00f3 en la ciudad de Santiago del Estero. Reside en Florencio Varela, pro- vincia de Buenos Aires. Escribe desde los 13 a\u00f1os poemas y cuentos. Ha participado en varias anto- log\u00edas y en tertulias nacionales e internacionales. Ha recibido varias menciones y reconocimientos por su participaci\u00f3n en eventos. Obras publicadas: Desde mi coraz\u00f3n (2021) M\u00e1s all\u00e1 del tiempo (2021, Libro virtual) 116","HILANDO PALABRAS Indiecita fea Hace tiempo ya, cuando cumpl\u00ed los 12 a\u00f1os y viv\u00eda en el mismo barrio que en la actualidad, pero m\u00e1s pobre, despoblado y humilde, con calles de tierra y zanjas despu\u00e9s de la vereda, los \u00e1lamos en cada puerta, eran el techo fresco para las mateadas del verano. Hab\u00eda nacido la escuela. Los ni\u00f1os concurr\u00edan con alegr\u00eda pues se ver\u00edan con sus vecinos. Las charlas se cortaban cuando ta\u00f1\u00eda la campana de bronce, lustrosa por- que era nueva como la escuela. Los juegos eran la mancha, la escondida, al don pirulero, la rayuela. Tambi\u00e9n el puchero de figuritas, el intercambio y adem\u00e1s la entrega de la merienda para completar el \u00e1lbum. Los temas especiales, como las investigaciones sobre los guaran\u00edes, poblaban las paredes de las galer\u00edas de la escuela: \u201cEl f\u00edsico de los guaran\u00edes era armonioso y robusto, estatura mediana, rostro ova- lado, pelo oscuro y abundante. Los guaran\u00edes o av\u00e1 usaban el tembet\u00e1, que po- n\u00edan en el labio inferior al llegar a la pubertad. Sus aldeas, asentadas a orillas de los r\u00edos, estaban protegidas con empalizadas. Cazaban, pescaban, recolectaban y criaban animales dom\u00e9sticos. Para poder sembrar ten\u00edan que cortar \u00e1rboles y malezas. Cultivaban mandioca, batata y ma\u00edz. Eran sedentarios; constru\u00edan casas comunales donde viv\u00edan familias y eran alfa- reros. Las mujeres tambi\u00e9n trabajaban en el cultivo y en la cosecha. La yerba mate no hab\u00eda necesidad de sembrarla, crec\u00eda en los bosques\u201d. 117","HILANDO PALABRAS Y los actos escolares, \u00a1qu\u00e9 actos! Teatralizaciones, bailes, recitado de poemas aprendidos con amor y patriotismo. Eran motivo de ansiedad porque quer\u00edamos ser elegidos para actuar. Siempre quer\u00edamos bailar y recitar las coplas. Recuerdo la del bailecito: \u201cDicime, changuito, cu\u00e1nto me quer\u00eds\u201d. \u201c\u00a1Cu\u00e1ntito no s\u00e9, pero m\u00e1s que a m\u00ed!\u201d. Recuerdo la m\u00fasica del bailecito y el sonrojo al replicarle al com- pa\u00f1ero\u2026 El a\u00f1o de mis 12 a\u00f1os transcurr\u00eda entre lecturas, problemas, bandera, campana, juegos y canciones. Dos meses antes de que terminaran las clases la maestra cit\u00f3 a las madres porque quer\u00eda preparar un acto inolvidable para despedir a los egre- sados. Deseaba colaboraci\u00f3n para la vestimenta de los ni\u00f1os. La propuesta fue que para cerrar el tema especial sobre los guaran\u00edes que hab\u00eda- mos investigado tanto, actuar\u00edamos la leyenda de la flor del ceibo. Ese d\u00eda nos la ley\u00f3 a todos en presencia de los padres, que no pod\u00edan creer que por un rato volv\u00edan a ser alumnos. Y comenz\u00f3 diciendo: \u201cCuenta la leyenda que a orillas del r\u00edo Paran\u00e1 viv\u00eda una indiecita llamada Anah\u00ed. Era fea, muy inquieta y vivaz y ten\u00eda una voz muy dulce, tierna y melodiosa. En las tardecitas cantaba para toda la gente de su tribu canciones inspiradas en los dioses. Un d\u00eda, un triste d\u00eda, llegaron los invasores, hombres de piel blanca, desde tierras muy lejanas, m\u00e1s all\u00e1 del horizonte, y arrasaron las tribus y les robaron las tierras y la libertad. Anah\u00ed fue tomada prisionera junto con otros ind\u00edgenas. Pas\u00f3 muchos d\u00edas llorando, pensando y planeando como escapar para solicitar auxi- lio a las tribus vecinas. Un d\u00eda Anah\u00ed escap\u00f3. Corri\u00f3 muy r\u00e1pido y sin parar pero hizo ruido y despert\u00f3 a los guardias. La buscaron en todos los escondites posibles con mechas encendidas y la encontraron. Estaban enfurecidos por la burla y la desobediencia. La acorralaron con fuego, pero el dios Fuego al que tantas veces Anah\u00ed le cant\u00f3, la protegi\u00f3 creando una barrera, de fuego que la separ\u00f3, de sus captores. Cuando las llamas se apagaron, los espa\u00f1oles descubrieron que Anah\u00ed se hab\u00eda convirtiendo en \u00e1rbol, con flores muy rojas como la sangre y hojas muy verdes. A ese \u00e1rbol hoy lo conocemos como el ceibo\u201d. 118","HILANDO PALABRAS Recuerdo la emoci\u00f3n de mi madre aquel d\u00eda de la actuaci\u00f3n. Las l\u00e1grimas rodaban por sus mejillas. Yo ten\u00eda un traje de arpillera y mis compa\u00f1eros hermosos trajes a la usanza de los invasores. Fue impactante: los que hac\u00edan de invasores prepararon la hoguera, me ataron al \u00e1rbol y encendieron el fuego. La gente no pod\u00eda creer lo que ve\u00edan: \u00a1yo en medio de la hoguera! Es el d\u00eda de hoy que muchos de los que compartieron aquel tiem- po de la escuela, recuerdan aquella recreaci\u00f3n de la leyenda de la flor del ceibo y nuestra actuaci\u00f3n. Una amiga me dijo: \u201cYo te admiro desde tu actuaci\u00f3n como Anah\u00ed\u201d. Yo no lo recordaba mucho y ella, que tiene menos a\u00f1os que yo, hab\u00eda que- dado impactada. Recobr\u00e9 el sonido de la m\u00fasica y la letra de la canci\u00f3n \u201cAnah\u00ed\u201d en su honor y a su autor, Osvaldo Sosa Cordero: \u201cIndiecita fea \/ de la voz tan dulce \/ como el agua\u00ed. \/ Anah\u00ed, Anah\u00ed \/ tu raza no ha muerto, perduran sus fueros \/ en la flor rub\u00ed\u2026\u201d Y dijo la maestra al final del acto: \u201c\u00a1Ojal\u00e1 los abor\u00edgenes recuperen su identidad, con sus credos, su fe y las palabras sabias que inspiran sus nombres, y sean otra vez ellos due\u00f1os de sus tradiciones y de su cultura! \u00a1Este cuento lleno de esperanza ha terminado! 119","HILANDO PALABRAS Sin nombre\u2026 Nunca quiso estar en ese espacio tan l\u00fagubre, silencioso, triste, opaco y oliente a moho. No recordaba por qu\u00e9 estaba all\u00ed. No comprend\u00eda por qu\u00e9 tanta tristeza lo invad\u00eda ni por qu\u00e9 nadie le hablaba ni visitaba. La \u00fanica luz que ve\u00eda era la del sol cuando entraba por la mirilla de la llave o al anochecer cuando se encend\u00edan las luces del patio. Nadie lo llamaba por su nombre y \u00e9l no lo recordaba. No sab\u00eda cu\u00e1nto tiempo hac\u00eda que estaba all\u00ed. Cuando abr\u00edan la puerta llev\u00e1ndole el alimento, escuchaba a los otros habitantes del lugar. No sab\u00eda d\u00f3nde estaba. No se atrev\u00eda a preguntar por temor a la verdad. \u00bfEstar\u00eda preso o tendr\u00eda sus fa- cultades mentales alteradas? Dorm\u00eda en un colch\u00f3n tan delgado que sus huesos casi tocaban el desnivelado piso de cemento. Cierto d\u00eda so\u00f1\u00f3 que caminaba por las calles arboladas perfumadas de azahar. A trav\u00e9s de las ramas de los \u00e1rboles los rayos del sol se filtraban y dibujaban el arco\u00edris a su paso. Caminaba respirando profundo como hac\u00eda tiempo no lo hac\u00eda. Las calles empedradas hac\u00edan un poco dificultoso el andar por sus zapatos gasta- dos. A pocos metros la calle comenzaba a ser de asfalto y el sol segu\u00eda dibujando el arco\u00edris. Continu\u00f3 caminando, disfrutando de su libertad. Se detuvo para inun- darse de sol, ese que hac\u00eda tanto no ve\u00eda. Contempl\u00f3 el espacio y se sorprendi\u00f3 al 120","HILANDO PALABRAS descubrir una rosa en el asfalto. Se sent\u00f3 a su lado, la acarici\u00f3 y se impregn\u00f3 de su aroma. Qued\u00f3 extasiado. Horas m\u00e1s tarde las radios informaron lo sucedido en una c\u00e1rcel de m\u00e1xima segu- ridad: la desaparici\u00f3n de un hombre en horas de la noche y lo anunciaron como fuga y misterio. Nunca se supo nada, nada del nombre del protagonista ni de la fuga ni del miste- rio de una rosa en el asfalto. 121","HILANDO PALABRAS Recuerdos Comenzando el oto\u00f1o despu\u00e9s de un largo febrero de playa. A\u00fan llevo la sombra del verano en mi piel. Caminaba por la bah\u00eda, hasta el acantilado desde donde pod\u00eda comprobar que all\u00ed estaba la luz. Esa que cada amanecer formaba el camino brillante sobre las olas y que las altas paredes del acantilado no me permit\u00edan divisar. A partir de ese descubrimiento, cada amanecer y cada atardecer, sentada sobre los riscos me permit\u00eda recibir los primeros y los \u00faltimos rayos del sol en mi cuerpo casi desnudo. D\u00eda tras d\u00eda, cual ritual asist\u00eda y fue oscureci\u00e9ndose mi piel hasta casi ser una con la sombra del acantilado en la arena fresca. La sombra del verano, tan ansiada despu\u00e9s del calor intenso, iba intern\u00e1ndose en mi piel, tatuando en ella la sombra del ocaso y la luz del amanecer. Hoy, comenzando la frescura del oto\u00f1o... al cerrar mis ojos, recuerdo esos meses estivales. Donde en alg\u00fan momento deseaba la sombra del verano del \u00e1lamo po- blado de nidos y trinos\u2026 en las veredas del barrio y en el patio de la casa de mi infancia. 122","HILANDO PALABRAS M\u00f3nica Pino Argentina 123","HILANDO PALABRAS M\u00f3nica Pino naci\u00f3 y vive en Caseros. Actualmente cursa la Carrera de For- maci\u00f3n del Escritor en EMAC (Escuela Municipal de Arte y Comunicaci\u00f3n). Forma parte de la Comisi\u00f3n Directiva de SADE, Filial Tres de Febrero. Es integrante del taller Al pie de la letra. Particip\u00f3 en diversas antolog\u00edas. 124","HILANDO PALABRAS A diez cuadras de la estaci\u00f3n Esta noche no lo despierta la campanilla del reloj sino una luminosidad que se cuela por las hendijas de la ventana. Los p\u00e1rpados se despegan autom\u00e1ticamente y las pupilas se clavan en el techo de la pieza. No hace m\u00e1s que saltar de la cama cuando el ruido despiadado de un trueno lo sacude. Sus pies tocan la humedad de las baldosas, entonces la boca gime un \u201cOtra vez\u201d. Camina hasta el lugar donde duermen los chicos. La espalda no puede endere- zarse, el trabajo del d\u00eda anterior se hace sentir y la crema que le recomend\u00f3 el farmac\u00e9utico no lo afloja. El due\u00f1o de la panader\u00eda necesitaba que pintaran dos paredes de la cuadra y ah\u00ed estaba \u00e9l como tantas veces, dispuesto a ganarse unos pesos extras. Corre la cortina. El Mati y la Mica duermen sin enterarse de nada. Por el borde de una de las paredes de la pieza un hilo de agua apurado llega hasta el pasillo, la lluvia no pudo esperar el cobro de la changa. Lo frena con trapos y toallas viejas. El tic tac marca las dos. \u201cPara qu\u00e9 acostarme\u201d, se dice, \u201csi en un rato tengo que sa- lir\u201d. Pone la pava en la hornalla. Cada tanto la casa vuelve a iluminarse. Mira por la ventana. \u201cEn lo de la Patri tambi\u00e9n hay luz y seguro est\u00e1 pasando por lo mismo\u201d, murmura. Despu\u00e9s de la \u00faltima tormenta, Miguel le prometi\u00f3 que en cuanto pu- diera arreglar\u00eda los dos techos. Sabe lo buena que es: a cambio de nada se ofreci\u00f3 a cuidar a sus hijos cuando la madre los abandon\u00f3 a los tres. Los momentos esos llegan con un sentimiento mezcla de bronca y vac\u00edo porque la quer\u00eda y \u00a1cu\u00e1nto la quiere a\u00fan!. Un estremecimiento lo recorre entero: por defenderla cort\u00f3 la rela- ci\u00f3n con su madre despu\u00e9s de que la escuch\u00f3 decir que se iba a arrepentir, que no era para \u00e9l. M\u00e1s tarde el portazo y \u201c\u00a1Pobre vieja!\u201d, piensa. La pava anuncia que el agua hierve. Agrega un chorro de la canilla por el pico. Imposible quemar la yerba, la cuida como el oro. Prepara las viandas para los chicos, no se permite que a ellos les falte nada. Todos 125","HILANDO PALABRAS los d\u00edas les pide que le pongan garras al estudio, que es la \u00fanica manera. Una son- risa se pega a su cara cuando la Mica dice que va a ser ingeniera y el Mati que va a dedicarse a las computadoras. Se hicieron las cuatro. La lluvia es m\u00e1s tranquila porque el viento cambi\u00f3. Abril es traicionero, un fr\u00edo de aquellos se levanta. Agrega unas camperas en las mochilas de los chicos y antes de salir suma una manta en cada cama. La falta de revoque en la pieza hace que el lugar se sienta destemplado. El Mati abre los ojos y le de- dica una media sonrisa. Miguel cruza la calle en su bicicleta, pasa un papelito por debajo de la puerta de la casa de la Patri. Le escribi\u00f3 que est\u00e1 todo preparado, el gracias acostumbrado completa las l\u00edneas. Ella siempre le repite que est\u00e9 tranquilo, que sabe lo que est\u00e1 viviendo, que cuidar a tres y a cinco es casi lo mismo, que con el pan y las facturas de todos los d\u00edas es m\u00e1s que suficiente. El pedalear cuesta, las ruedas se empantanan y complican la marcha. Amanece. Las nubes van y vienen r\u00e1pidas y Miguel ve como a lo lejos el cielo empieza a lim- piarse. Siente que el andar pesa menos. Las luces indican que la estaci\u00f3n est\u00e1 cerca, cruza las v\u00edas y del otro lado la vida es m\u00e1s f\u00e1cil. La esperanza se renueva cuando los de la Municipalidad dicen que en un a\u00f1o llegar\u00e1 el asfalto. Piensa que tambi\u00e9n tendr\u00e1n que poner luces, en el invierno esas lamparitas de las esquinas no sirven de mucho, pero sabe esperar. Pudo alquilar esa casita a medio terminar y algo le dice que con el tiempo va a ser suya. Es su mayor sue\u00f1o. La marquesina de la panader\u00eda est\u00e1 enfrente. Se saca el buzo que chorrea sin pie- dad, el sal\u00f3n todav\u00eda est\u00e1 en silencio. Un saludo c\u00e1lido lo acerca a sus compa\u00f1eros del turno anterior, se disculpa por la demora. Las bandejas empiezan a entrar y salir del horno. Todos lo felicitan porque la pintura qued\u00f3 muy bien. El encargado de lavar las mesas le avisa que el due\u00f1o lo anduvo buscando. Lo ve llegar con el sobre del pago en su mano. El dinero es m\u00e1s que lo esperado. \u201cTe lo merec\u00e9s, Miguelito\u201d, lo oye decir. 126","HILANDO PALABRAS Lleva las masitas hasta el mostrador, las acomoda. El pibe nuevo lo invita a ver Boca\/R\u00edver el domingo en su casa. No le asegura nada, le prometi\u00f3 a los chicos ir al campito. Toca el sobre que guard\u00f3 en el bolsillo. Esa misma tarde encargar\u00e1 las chapas. Se lo ve contento porque si termina de soldarlas, cuando ocurra la pr\u00f3xi- ma lluvia dormir\u00e1 tranquilo y la Patri y los chicos tambi\u00e9n. Tiene un rato libre, busca el mate, su compa\u00f1ero en todas. Es jueves, falta un d\u00eda y le traer\u00e1n las zapatillas que pagar\u00e1 por semana. Se imagina las caras en el mo- mento de verlas: \u00a1Un par para cada uno! La nena se va a poner loca de alegr\u00eda, le hizo caso a la Patri y eligi\u00f3 unas con brillo. Estira el brazo para cambiar el dial de la radio, est\u00e1 harto de promesas, a unos pocos n\u00fameros est\u00e1 su preferida, la que pasa los cl\u00e1sicos de los 80. Mira a trav\u00e9s del vidrio del horno: \u201cEl pan est\u00e1 a punto\u201d. Prepara la pr\u00f3xima placa y otra y otra m\u00e1s. La crema que le recomend\u00f3 el farmac\u00e9utico empieza a hacer efecto. Las manos enharinadas dejan huellas en su delantal. Levanta la vista y agradece otro d\u00eda m\u00e1s de trabajo. 127","HILANDO PALABRAS Insomnio Cuando ni las cenizas quedan del d\u00eda que fue la soledad me acompa\u00f1a hasta la ventana los ojos traspasan los vidrios afuera todo es silencio mi sombra se agiganta en la pared me conoce me entiende sabe lo que significa esa hora oscura donde el sue\u00f1o se escapa por la ranura baja de la puerta. Pero esta noche esta precisa noche juego a no estar sola cierro las cortinas camino hacia el cuarto te imagino y todo vuelve a ser como entonces. 128","HILANDO PALABRAS La casa de la playa El fr\u00edo y la llovizna castigan como agujas finitas. Elige caminar por la arena. Las huellas que deja son profundas igual que su dolor por la despedida. Cada tanto levanta la vista busc\u00e1ndola. Siente un profundo amor por esa construcci\u00f3n a\u00f1osa que la cobij\u00f3 durante tantos veranos. La ansiedad le acelera el paso. Est\u00e1 cerca, el latir de su coraz\u00f3n se lo hace notar. Empuja la puerta con esfuerzo. La tela con los \u00faltimos trazos hechos por su madre descansa a\u00fan sobre el atril. Desde la cocina llega el recuerdo fresco del bizcochuelo de lim\u00f3n. Pasa sus dedos por los muebles, por las paredes. Quiere llevarse en su interior todas las sensaciones posibles. Entra en el cuarto donde las canciones infantiles vuelven a sonar. Una l\u00e1grima recorre su mejilla. Sobre el estante, entre unicornios y hadas, las mu\u00f1ecas parecen observarla. Se detiene en una, su preferida, la de los ojos de botones y pelo de lana oscura que cosi\u00f3 la abuela para cumplirle un sue\u00f1o. La aprieta tanto contra su pecho que el vestidito a lunares se pliega en una sola arruga. Permanece as\u00ed hasta que las primeras som- bras del anochecer entra en el lugar. Mira su reloj: \u201cYa es hora\u201d, piensa. Necesita descansar. La espera un largo, largu\u00edsimo viaje. 129","HILANDO PALABRAS 130","HILANDO PALABRAS Marisol Schmidt Argentina 131","HILANDO PALABRAS Naci\u00f3 el 6 de julio de 1995 en la Provincia de Buenos Aires. Cursa la Carrera de Formaci\u00f3n del Escritor en la Escuela Municipal de Arte y Comunicaci\u00f3n de Tres de Febrero (EMAC). Escribe cuentos y poemas. Participa con cr\u00f3ni- cas y rese\u00f1as para Microscop\u00edas Radio y es co-conductora de Narractuando, programa de Hiperv\u00ednculo Radio. 132","HILANDO PALABRAS El hilo Cuando revis\u00f3 los viejos cajones, Eugenia encontr\u00f3 el peque\u00f1o buzo de lana que supuestamente hab\u00eda tejido su abuela. Con la garganta anudada coloc\u00f3 la deli- cada prenda sobre la cama, se arrodill\u00f3 sobre la alfombra blanca e impoluta y comenz\u00f3 a llorar sin consuelo. En eso, sola y hecha pedazos, repar\u00f3 en un hilo rojo deshilachado y tir\u00f3 de \u00e9l. Todo dio vueltas a su alrededor y, presa de gran confusi\u00f3n, cay\u00f3. 133","HILANDO PALABRAS El buzo de lana se acurruc\u00f3 entre las pastillas de naftalina. Los trozos del certifi- cado de nacimiento falso se unieron como si estuvieran imantados, volvieron en una sola pieza a las manos temblorosas de Eugenia, fueron guardados en el sobre de papel madera arrugado y volvieron a su escondite en la habitaci\u00f3n de los pa- dres a\u00fan biol\u00f3gicos de la muchacha.\u00a0 Los huevos y la yerba se desprendieron dificultosamente de Eugenia y ella entr\u00f3 en la facultad para rendir el \u00faltimo examen para recibirse de Licenciada en Socio- log\u00eda. Luego se dirigi\u00f3 al comedor para repasar sus apuntes antes de presentarse a la evaluaci\u00f3n final tan esperada, su novio la bes\u00f3 en la frente y le quit\u00f3 el cho- colate que fue a devolver al buffet.\u00a0 Eugenia se coloc\u00f3 por primera vez un vestido largo, disfrut\u00f3 de su fiesta de egre- sada con su primer novio y devolvi\u00f3 a una copa de champa\u00f1a todo su contenido espumante. Volvi\u00f3 del viaje a Bariloche, las diapositivas de las fotograf\u00edas se os- curecieron, los negativos se enrollaron en las c\u00e1maras y le depositaron en cuotas el precio del transporte y la estad\u00eda.\u00a0 En su fiesta de quince a\u00f1os, su mejor amiga le hizo notar lo distinta que era res- pecto de toda su familia. Las mariposas negras de su est\u00f3mago se disolvieron en \u00e1cido, ella se solt\u00f3 del c\u00e1- lido abrazo con su maestra favorita de la primaria e ingresaron en el aula tomadas de la mano. La docente borr\u00f3 sus propias palabras con la tiza blanca, las cursivas dieron la vuelta carnero hacia atr\u00e1s y Eugenia vio todo borroso al guardar sus len- tes en el estuche. En el patio olvid\u00f3 los juegos de la infancia y desconoci\u00f3 a todos sus compa\u00f1eros. Una ni\u00f1a igual de peque\u00f1a dej\u00f3 de verla saltar sola en la Rayuela y ella se alej\u00f3 del Cielo para pararse en el n\u00famero uno.\u00a0 En el Jard\u00edn de Infantes se volvi\u00f3 cada vez m\u00e1s peque\u00f1a y los cuentos se hicieron ajenos. Los pa\u00f1ales de tela suplantaron a las bombachas rosas y dej\u00f3 de com- prender la mayor\u00eda de las palabras. Su cuerpito erguido se desplom\u00f3 en un gateo r\u00e1pido y seguro. Las ropas por el suelo desgarradas aclararon sus manchas y el buzo de lana tejido por su abuela se sutur\u00f3 con una piedrita sus hilachas. Volvi\u00f3 a 134","HILANDO PALABRAS los brazos de su madre que entreg\u00f3 el certificado de nacimiento falso a un hom- bre con uniforme verde y se volvi\u00f3 una extra\u00f1a.\u00a0 La ni\u00f1a fue sostenida por brazos r\u00edgidos y fr\u00edos. El amanecer se escondi\u00f3 en el horizonte y la noche alcanz\u00f3 su punto de mayor oscuridad. El auto sin luces que transportaba en marcha atr\u00e1s a la reci\u00e9n nacida ingres\u00f3 en el garaje clandestino y una enfermera c\u00f3mplice de la crueldad la llev\u00f3 al ba\u00f1o donde iba a nacer. El blanco en los ojos de su verdadera madre dio paso al color de la vida. La frente de la mujer dispar\u00f3 una bala hacia el arma de su verdugo, la cual absorbi\u00f3 brusca- mente el sonido del disparo. Comenzaron a escucharse gritos desgarradores por todo el lugar, la beb\u00e9 ahog\u00f3 su llanto y regres\u00f3 al c\u00e1lido vientre. Meses m\u00e1s tarde se movi\u00f3 fastidiosa y dolorida, para luego devolver al exterior el shock el\u00e9ctrico de la picana. En la nebulosa l\u00edquida, el feto se convirti\u00f3 en embri\u00f3n, su coraz\u00f3n comenz\u00f3 a latir cada vez m\u00e1s r\u00e1pido y su madre la nombr\u00f3 Laura. 135","HILANDO PALABRAS Melod\u00edas del ayer En este solitario y polvoriento cuarto donde me encuentro a\u00fan resuenan alegres en mi memoria las melod\u00edas de mi mejor \u00e9poca junto a aquel que era mi com- pa\u00f1ero. En las v\u00edsperas de las pe\u00f1as viaj\u00e1bamos hacia la casa de alg\u00fan amigo a ensayar las canciones que se pensaban con esmero para cada ocasi\u00f3n. Todos finaliz\u00e1bamos la jornada exhaustos, pero sab\u00edamos que pronto recibir\u00edamos la re- compensa de tanto esfuerzo. En los d\u00edas de fiesta mi compadre me lustraba y me ve\u00eda orgulloso y sonriente. \u201cEsta noche vas a ser la estrella\u201d sol\u00eda decirme; pero no, la estrella era \u00e9l. En los bailes sub\u00edamos a escenarios muchas veces improvisados y produc\u00edamos la m\u00fasica m\u00e1s alegre que cualquiera pudiera imaginar. La gente se reun\u00eda para celebrar la vida, era todo un espect\u00e1culo. Mi fiel amigo me sacaba con cuidado de mi estuche aterciopelado, se sentaba en la silla m\u00e1s c\u00f3moda que encontraba y me colocaba firmemente en su regazo. Pasi\u00f3n, eso era lo que se sent\u00eda. Entre nosotros florec\u00eda una conexi\u00f3n insondable que solo quien tuviera un amor in- tenso podr\u00eda comprender. El anfitri\u00f3n de turno ped\u00eda silencio a la multitud y nos presentaba, d\u00e1ndonos as\u00ed el pie para comenzar a tocar. Mi compa\u00f1ero recorr\u00eda con gran destreza mis botones con sus manos \u00e1speras por el trabajo en el campo y me extend\u00eda con ritmo para que entrara y saliera aire por mi gran pulm\u00f3n que se desplegaba cual abanico. Nuestro trabajo en equipo con toda la banda era inigua- lable, sin nosotros las celebraciones eran vac\u00edas y aburridas. El valseado, el cha- mam\u00e9 y la ranchera hac\u00edan que las noches se volvieran especiales e inolvidables. Mi momento favorito de aquellas reuniones era cuando los amantes, motivados por un amor naciente, se acercaban de manera t\u00edmida a la pista y finalmente se entregaban profundamente a una danza de seducci\u00f3n y extrema alegr\u00eda. Las mujeres llevaban polleras largas que, al hacer el giro final, envolv\u00edan sutilmente las piernas de los caballeros uniendo as\u00ed a la pareja en una figura majestuosa. Terminada la fiesta muchas chicas se acercaban para saludarnos y conversar. Mi compa\u00f1ero no me guardaba enseguida, de vez en cuando hac\u00eda sonar en m\u00ed al- 136","HILANDO PALABRAS guna melod\u00eda que hac\u00eda suspirar a las muchachas embelesadas. Qu\u00e9 linda \u00e9poca, qu\u00e9 bellos recuerdos. Todo cambi\u00f3 cuando mi amigo encontr\u00f3 compa\u00f1era. Se casaron prematuramen- te, construyeron una casita y tuvieron hijos. Todos los s\u00e1bados, d\u00edas de descanso, mi compadre me sacaba del estuche, me lustraba y me llevaba al jard\u00edn para en- tonar canciones con los ni\u00f1os. Mis melod\u00edas danzaban en el aire con su canto y las risas de los peque\u00f1os. Todo era felicidad hasta que la bruja de la esposa dec\u00eda que ya era suficiente y los llamaba para que la ayudaran a hacer las tareas del hogar. As\u00ed fueron mis fines de semana hasta que los ni\u00f1os crecieron y perdieron el inter\u00e9s por la m\u00fasica, ninguno se mostr\u00f3 deseoso de aprender a hacer un d\u00fao conmigo a pesar de las insistencias de mi querido amigo. Recuerdo la \u00faltima vez que sal\u00ed de mi estuche ahora h\u00famedo y maltrecho. Mi compadre hab\u00eda cambiado, su pelo se hab\u00eda vuelto blanco y su cara estaba tan arrugada como los pliegues de mi gran pulm\u00f3n, pero sus ojos me segu\u00edan mirando con el mismo amor de siempre. En esa ocasi\u00f3n tocamos algunas polkas de anta\u00f1o para una ni\u00f1a que nos miraba cautiva desde el banquito de madera donde estaba sentada. \u00c9l la llamaba \u201cnietita\u201d, era tan dulce como encantadora. Cada vez que termin\u00e1bamos una canci\u00f3n aplaud\u00eda sonriente y nos ped\u00eda otra, pero mi amigo ya estaba cansado y se le entumec\u00edan los dedos as\u00ed que le prometi\u00f3 que har\u00edamos m\u00e1s m\u00fasica para ella en otro momento. Lastimosamente, aquello nunca sucedi\u00f3. Aquel que me daba vida muri\u00f3 al d\u00eda siguiente y yo me qued\u00e9 sin nadie que me pusiera en funcionamiento, que es como estar muerto. La bicha, como \u00e9l sol\u00eda lla- marla a sus espaldas, se deshizo prontamente de sus pertenencias porque dec\u00eda que en su casa no quer\u00eda cosas tristes y a m\u00ed me tir\u00f3 en el cuarto que usaban para guardar los cacharros que mi amigo acumulaba con la promesa de arreglarlos al- g\u00fan d\u00eda. Lo \u00faltimo que la escuch\u00e9 decir fue que no quer\u00eda que esa \u201ccosa\u201d volviera a sonar de nuevo. As\u00ed fue como termin\u00e9 aqu\u00ed, encerrado y olvidado; pero con la esperanza de que alguien, tal vez \u201cnietita\u201d, hurgue alg\u00fan d\u00eda en su memoria y me recuerde con ganas de rescatarme y escucharme otra vez. 137","HILANDO PALABRAS 138","HILANDO PALABRAS Lucrecia Su\u00e1rez Argentina 139","HILANDO PALABRAS Reside en Vedia, provincia de Buenos Aires. Docente jubilada de Educaci\u00f3n Especial. Es embajadora cultural ACAN. En diciembre de 2021 organiz\u00f3 el Primer Encuentro Interprovincial de Escrito- res Unidos por la palabra en Vedia Bs. As. Asiste de manera virtual a los talleres literarios Puente Espejo y Taller de Literatura Infantil que dependen de la SADE, filial Tres de Febrero y de la LIJ, respectivamente. Participa de los encuentros internacionales de escritores organizados por el Instituto Cultural latinoamericano, Jun\u00edn, provincia de Buenos Aires. Fue invitada a programas radiales nacionales e internacionales. Particip\u00f3 en Ferias Virtuales Internacionales. Participa en las tertulias mensuales realizadas por la SADE, Filial de Tres de Febrero. Obras publicadas: Ni\u00f1os y adolescentes: De Animalejos y otros Lejos \/ \u00a1Que rejunte! \/ Derrapan- do con la \u201cRochi\u201d \/ Pepinillo cuenta Historias. \/ Cuentos y no tan cuentos Adultos: \u00a1Y ans\u00ed fue nom\u00e1s! 140","HILANDO PALABRAS Amor desordenado Cerr\u00e9 mis \u00e1reas con tres rectas al saber que me enga\u00f1abas. Ya no quise que tu \u00e1rea a mi \u00e1rea con tus v\u00e9rtices entrara. \u00a1Ay de m\u00ed!! \u00b4pol\u00edgono aband\u00f3nico si en tus lados ya no puedo recostarme como anta\u00f1o. Si supieras cuanto a\u00f1ora mi equil\u00e1tero tus v\u00e9rtices para apoyarme en tus lados. \u00bfAcaso pretendes que lo sea con rect\u00e1ngulos y acut\u00e1ngulos? Tengo entre mis v\u00e9rtices un \u00a1no! para tanto desacato. Si el desvelo por tus v\u00e9rtices mi locura ha desatado 141","HILANDO PALABRAS si ya no puedo equil\u00e1tero poseerte ente mis \u00e1ngulos que la geometr\u00eda condene este amor desordenado. Recuerdos desnudos Un apuesto caballero vestido de negro se paseaba ansioso por la plaza de San Pedro. A sus espaldas la construcci\u00f3n del Vaticano, con sus imponentes paredes que ser\u00edan testigo de un encuentro. Jos\u00e9, se sent\u00f3 en un banco. Para no pensar, sac\u00f3 de su malet\u00edn negro la Biblia. Inspir\u00f3 profundo, tratando de relajarse. Por m\u00e1s que lo intent\u00f3 no pudo. Los pen- samientos lo ten\u00edan cercado. Aunque no quer\u00eda reconocerlo, estaba entre dos fuegos: el deseo desenfrenado de sentirse hombre y su obligaci\u00f3n. Angustiado, quiso encontrar la raz\u00f3n de su desdicha. Si no hubiese sido por la educaci\u00f3n r\u00edgida que hab\u00eda recibido, tal vez podr\u00eda seguir hurgando en los huecos de ese amor re- ci\u00e9n nacido. El final ya estaba escrito. No pod\u00eda desobedecer mandatos familiares y menos a\u00fan rebelarse contra las ense\u00f1anzas dadas desde la cuna. Apenas un ni\u00f1o y ya rezaba el rosario, apenas un ni\u00f1o y ya recitaba las letan\u00edas, apenas un ni\u00f1o, se dijo y sus palabras cayeron dentro de las ra\u00eddas hojas de la Santa Biblia del Pueblo de Dios. Cu\u00e1nto lo lament\u00f3. Ya estaba decidido. No ser\u00eda la oveja negra de la familia. Mar\u00eda cruz\u00f3 la plaza excitada por el encuentro. Estaba hermosa con una diminuta 142","HILANDO PALABRAS mini y sus tacones altos. Ella, una dulce y educada joven de unos treinta y pico, suspiraba por ese enigm\u00e1tico caballero quince a\u00f1os mayor. A ella no le importaba. Sus deseos de formar una familia la ten\u00edan ansiosa. Justo ese d\u00eda iba a dec\u00edrselo, justo ese d\u00eda en que Jos\u00e9 la llam\u00f3. All\u00ed, en la Plaza de San pedro. Mucho lo amaba. Al verlo el coraz\u00f3n se le desboc\u00f3. Lo abraz\u00f3 fuertemente. \u00c9l, hecho un t\u00e9mpano de hielo la separ\u00f3 de su cuerpo. \u2014Tenemos que hablar \u2014le dijo. Ella lo mir\u00f3 sin entender. \u00c9l la tom\u00f3 de los hombros y la oblig\u00f3 a sentarse. All\u00ed, en la plaza de San Pedro donde hab\u00eda nacido el amor. All\u00ed, en ese bendito lugar, munido de valor y con el rostro adusto, le dijo: \u2014No voy a renunciar a mi vocaci\u00f3n sacerdotal. Al escuchar esas palabras Mar\u00eda ech\u00f3 a correr. En la carrera un sobre se despren- di\u00f3 de sus manos. Un sobre donde pod\u00eda leerse: Ecograf\u00eda. Paciente: Mar\u00eda Paz Iraz\u00e1bal. Mar\u00eda Paz, a quien la paz le fue arrebatada por un mandato familiar, se perdi\u00f3 entre las callejuelas de la plaza de San Pedro. Sobre las baldosas a\u00fan yace desco- lorido un sobre a su nombre. Testigo de una historia cuyos recuerdos habitan el tiempo. Si pudiera dibujarla Ella deambula por las calles polvorientas bajo un cielo n\u00edtido y un calor abrasador. Descalza y su vestidito ra\u00eddo y su miseria. Miseria que lleva grabada en la mirada. La cubre una t\u00fanica oscura desde la cabeza a los pies. Apenas resaltan sus ojos verde esmeralda. Apenas doce a\u00f1os y est\u00e1 destinada a ser la concubina de un hombre veinte a\u00f1os mayor. 143","HILANDO PALABRAS Reglas obsoletas de una raza impiadosa: la tradici\u00f3n apura la entrega. Ella ignora la vida que le espera. Indiferente, camina hacia ninguna parte solo acompa\u00f1ada por una mu\u00f1eca sucia, miserable como ella. Con esa miseria que atraviesa sus huesos, que la carcome por dentro; desbastadora y cruel, con el dolor del hambre en su est\u00f3mago, con el semblante transparente y los ojos hundidos pensando en vaya a saber qu\u00e9. Alguien cargado con un friso, pinceles y un atril repara en la ni\u00f1a de doce a\u00f1os. La observa, la escruta a la distancia, la mira, le duele, se compadece y, conmovido por esa et\u00e9rea imagen, llora en silencio. Sin casi pensarlo, despliega bajo el cielo n\u00edtido y premonitorio de Afganist\u00e1n el friso, decidido a retratarla. Su cabeza vaga por el contorno de esa figura et\u00e9rea, cadav\u00e9rica, casi irreal. La sue\u00f1a despierto. La imagina feliz en un mundo donde los ni\u00f1os son respetados como tales. Los pensamientos se agolpan: \u201c\u00bfPara qu\u00e9? \u00bfPor qu\u00e9 hacerlo, si a na- die le importa el sufrimiento ajeno, si la indiferencia es la moneda corriente de un mundo donde los seres a\u00fan no han aprendido a ser humanos?\u201d, se pregunta. En un acto de indignaci\u00f3n el friso vuela por el aire, los esmaltes se desparraman por el suelo sembr\u00e1ndolo de purpura. Un s\u00f3rdido estruendo irrumpe sobre el cie- lo premonitorio y di\u00e1fano de Afganist\u00e1n. El eco de una bomba. En segundos todo se ti\u00f1e de rojo. Una ni\u00f1a de doce a\u00f1os se salva de la entrega. Un friso manchado de sangre yace a su lado. Un artista llora un destino marcado. 144","HILANDO PALABRAS Desnudez El asombro corroe la desnudez. Un cuerpo inerte se yergue sobre el amanecer. La luz tenue ilumina la habitaci\u00f3n en penumbras. Atr\u00e1s los recuerdos atesoran los a\u00f1os de juventud. En el hoy de un ma\u00f1ana la libertad que otrora suspira y se consume por lo que no pudo ser. Un cuerpo inerte sin alma sin coraz\u00f3n lleno de pasi\u00f3n ansiado de amor implora su perd\u00f3n. 145","HILANDO PALABRAS Anhela una vida mejor. Entre los suspiros se deslizan temblorosos aquellos besos de amor despojados que en un amanecer quedaron naufragando entre l\u00e1grimas de olvido. 146","HILANDO PALABRAS Mar\u00eda Teresa Volosin Argentina 147","HILANDO PALABRAS Naci\u00f3 en la ciudad de La Plata en diciembre de 1956. Vivi\u00f3 varios a\u00f1os en CABA y en 1987 se traslad\u00f3 con su familia a la ciudad de Hurlingham. Es Profesora Nacional de M\u00fasica, jubilada, y se desempe\u00f1\u00f3 en los niveles Inicial, Primario y Secundario en colegios de CABA y de la provincia de Buenos Aires. Realiz\u00f3 varios cursos de especializaci\u00f3n sobre R\u00edtmica, Folklore y Nuevas pedagog\u00edas musicales. Es maestra de ingl\u00e9s, e int\u00e9rprete de Lengua de Se\u00f1as, habiendo realizado los tres niveles b\u00e1sicos. Actualmente estudia italiano y cursa la carrera de Formaci\u00f3n del Escritor en la EMAC de Tres de Febrero. 148","HILANDO PALABRAS Un mundo mejor Hab\u00eda llegado la \u00e9poca de las fiestas. Aquella fue una de las m\u00e1s felices para m\u00ed. Pap\u00e1 y mam\u00e1 compraron muchas vituallas porque ir\u00eda toda la familia a mi casa el 24. Muchos adornos de colores con motivos navide\u00f1os poblaron cada habitaci\u00f3n du- rante todo el mes de diciembre. El d\u00eda 8 arm\u00e9 el arbolito. Era alto y ten\u00eda muchas ramas. Le colgu\u00e9 copos de nie- ve-algod\u00f3n y muchas lucecitas. \u201c\u00bfPor qu\u00e9 nieve si era verano?\u201d, me pregunt\u00e9. Tambi\u00e9n coloqu\u00e9 guirnaldas en ventanas y puertas. Por \u00faltimo, el detalle m\u00e1s im- portante. En el suelo, sobre una tela verde, arm\u00e9 el pesebre. Puse al ni\u00f1ito Jes\u00fas descansando entre las vacas y los burros. Al d\u00eda siguiente escrib\u00ed mi cartita a Pap\u00e1 Noel. Mam\u00e1 me ayud\u00f3 porque yo no sab\u00eda escribir. \u201c\u00bfC\u00f3mo hac\u00eda el cartero para que las cartas llegaran todas? \u00bfY si un nene escrib\u00eda a \u00faltimo momento? \u00bfY si el cartero no era muy r\u00e1pido?\u201d, segu\u00ed plante\u00e1ndome. El d\u00eda 23 pap\u00e1 volvi\u00f3 de la oficina m\u00e1s temprano. Ese d\u00eda todos los pap\u00e1s llegaban antes a su casa y no retornaban al trabajo hasta el d\u00eda 26. Cuando lo vi, pens\u00e9 que los festejos estaban cada vez m\u00e1s cerca. Era una se\u00f1al que me hac\u00eda refeliz. Su jefe hab\u00eda repartido juguetes entre los empleados que ten\u00edan hijos: un cami\u00f3n a elecci\u00f3n para los nenes y una mu\u00f1eca tambi\u00e9n a elecci\u00f3n para las nenas. Y segu\u00ed pensando: \u201c\u00a1\u00bfNo habr\u00eda cambios alguna vez?!\u201d Me llam\u00f3 y me entreg\u00f3 el paquete tan esperado. \u00a1Por fin! Record\u00e9 que la del a\u00f1o pasado patinaba. Ten\u00eda hermosos ojos azules y el pelo dorado brillante. Romp\u00ed el envoltorio y lo tir\u00e9 por ah\u00ed. Abr\u00ed la caja. Entonces escuch\u00e9 unas palabras amargas que rompieron el encanto de ese d\u00eda. Era mam\u00e1, desilusionada. Mientras yo abrazaba a mi mu\u00f1eca nueva, ella la despreciaba con todas sus fuerzas: 149","HILANDO PALABRAS \u2014\u00bfNo hab\u00eda otra para elegir? \u00bfTen\u00eda que ser esta? \u2014A m\u00ed me gust\u00f3 \u2014dijo pap\u00e1\u2014, me pareci\u00f3 original. \u00bfTe gusta? \u2014me pregunt\u00f3 y me mir\u00f3 con una expresi\u00f3n alegre, muy distante del pensamiento de mam\u00e1. \u2014\u00a1Qu\u00e9 linda mi mu\u00f1eca negra! \u2013exclam\u00e9. Era verdad: una mu\u00f1eca de piel morena, ojos oscuros y pelo rizado. Su ropa era roja, amarilla, verde y azul. Todos los colores brillaban sobre su cuerpo. Sonre\u00eda con grandes dientes blancos. Me sonre\u00eda. \u2014\u00a1Es hermosa, pap\u00e1! \u2014le asegur\u00e9. Mam\u00e1 no entend\u00eda por qu\u00e9 pap\u00e1 la hab\u00eda elegido. Inquiri\u00f3: \u2014\u00bfQui\u00e9n otro, salvo vos, podr\u00eda decidirse por un obsequio as\u00ed para su hija?. Ne- gra. La peor. No es un regalo para Navidad. Fijate si la pod\u00e9s cambiar \u2014sentenci\u00f3 mam\u00e1. Ella, una mujer amorosa, pac\u00edfica, amante de los ni\u00f1os como buena maestra que era, incapaz de ofender a nadie, hab\u00eda reaccionado de la manera m\u00e1s equivocada que se pod\u00eda esperar. Me qued\u00e9 muda, mirando. No entend\u00ed qu\u00e9 hab\u00eda pasado. Sin que nadie me dijera nada, dej\u00e9 la mu\u00f1eca en su caja y me fui a jugar al patio. Nunca m\u00e1s se habl\u00f3 de ella. No la vi en ning\u00fan lugar de la casa. Cuando lleg\u00f3 Na- vidad, se reuni\u00f3 la familia. Como siempre, brindamos por un mundo mejor. 150"]


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