Antología Vuelos Insomnes II Poesía - Narrativa 101
Antología Vuelos Insomnes II Jorge Vicente Eneas Piccoli nació el 24 de abril de 1970 Es abogado de extensa trayectoria en la función públi ca ejerciendo responsabilidades en organismos provinciales y municipales. Organizó el 8vo. Congreso de Historia de los Pueblos para el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires (2001). Trabajó en el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires. Fue Secretario de Promoción Social y Políticas Cultu rales del Municipio de Ituzaingó (2011- 2017). Fue concejal de Ituzaingó en dos períodos (2007 - 2011 y 2017 - 2021). Como Concejal de Ituzaingó presidió la Comisión de Cultura y Educación del HCD. Aunque escribe desde hace tiempo esta es la primera vez que publica uno de sus cuentos. E-mail: [email protected] 102
Sueños con la Abuela 29 de noviembre 2020 En mi niñez he vivido intensamente el cariño de mis abuelas. Guardo en mi memoria imágenes, momentos, olores de ricas comidas, voces inolvidables y el contacto con manos que nos aferraban o nos acariciaban. Mi abuela materna se llamaba CLARISA y tenía de voción por sus nietos. Mi madre, la más chica de todos sus hermanos, era la que más la frecuentaba. Eso permitió que nuestra unión con ella fuera tan especial. BREVE HISTORIA Alguna dolencia de salud que como nietos pequeños no sabíamos, hizo que en agosto de 1976 se fuera de este mundo a los setenta y siete años. Yo tenía seis años y recuerdo el preciso momento en que mis padres nos comunicaban a mi hermana de cuatro añitos y a mí, tan triste noticia. Cuatro años después, en 1980 mi abuela paterna SEMPRONIANA, a quien yo visitaba todos los días al regresar de la escuela, también se iba al cielo ingresando así a nuestro recuerdo eterno. Pocos días después y fiel a mi FE religiosa tomaba la primera comunión. Tal vez no era consciente del todo pero me faltaba el afecto importante de mis abuelas. REGALO DE COMUNIÓN Un día viernes a finales de noviembre de 1980, a mis diez años de edad me fui a dormir como todas las 103
Antología Vuelos Insomnes II noches, pero esa vez iba a ser diferente. Tuve un sueño maravilloso y angustiante a la vez. Soñé que mi abuela CLARISA venía a mi casa. La vi llegar y me puse contento. Hacía cuatro años que no la veía (1976) y estaba allí, conmigo, elegante con su clásico BATÓN claro. Su peinado prolijo y sus clásicos anteojos. Fina, distinguida, suave y con piel rozagante. Me obsequió un paquete con un moño al que yo sentía como un regalo relacionado con mi primera comunión católica. Me tomó de los hombros y nos recostamos en una ca ma que había en el lugar. Al abrir el paquete vi que se trataba de un álbum de fotos en donde podía observar SOLDADOS desfilando (sin imaginar ni por cerca que en 1982 se desataría la guerra por nuestras Islas Malvinas). No hablábamos. Ella tomó el álbum y comenzó a mostrarme las fotos una por una. Eran en blanco y negro. Los soldados se mostraban a paso marcial con sus fusiles, cascos y uniformes. Luego de un momento, ella se levantó, se acercó a la puerta y de repente desapareció de mi vista. Entonces me incorporé yo también y me asomé a la puerta para ver donde estaba. No la encontraba, ya no podía verla. Me comencé a preocupar y decidí salir a la vereda para ver si estaba en la calle. Era calle de tierra. Dos árboles en la puerta de lo que era mi casa. Miré hacia la derecha y no la vi. Pero al mirar hacia la izquierda observé que a una cuadra de distancia había un automóvil Modelo Falcon y marca Ford de color muy clarito brilloso, ya en posición de partida. Veo a mi abuela subir adelante del lado del acompañante. La luz interior del vehículo estaba encendida. Y quien conducía llevaba una túnica blanca y el cabello largo y casi rubio. 104
Fue en ese momento en que el vehículo comenzó a avanzar hacia adelante y a los pocos metros, fue como si levantara vuelo hacia el cielo para perderse entre las nubes en segundos. Yo estaba asombrado. Inmediatamente imaginé que quien conducía era Jesús Cristo y mi abuela CLARISA volvía cielo al con EL. Luego de ver ese suceso, miro mis manos y veo que no tenía el álbum de fotos que mi abuela materna me trajo de regalo para mi primera comunión. Me fijé en el suelo, en la zanja que bordeaba la vereda y no lo encontré. Volví a casa desesperado , lo busqué debajo de la cama y por todos lados pero no lo encontré. Comencé a llorar de la desesperación hasta que entre sollozos mi madre me despertó en medio de un llanto incesante casi sin aire para emitir palabra. Ya era sábado tipo diez de la mañana y llovía torrencialmente. Mi madre me abrazó fuerte hasta que pude hablar y contarle el sueño que hoy y a cuarenta años recuerdo con lujo de detalles. CUARENTA AÑOS DESPUÉS En una época y aún pequeños, mi hermana y yo acompañábamos a mi madre, cada tanto, a llevarle flores a mi abuela a su lugar de descanso eterno. El campo santo donde mi abuela había comprado con gran sacrificio una parcela para su última morada y la de una hija que está con ella. Ya en este siglo XXI y desde hacía años habíamos de jado de concurrir a ese ritual de los recuerdos. Pero de un tiempo para acá mi madre tenía el temor de que mi abuela y su hermana ya no estuvieran allí por el atraso en el abono de los impuestos. Pidió ayuda en esas 105
Antología Vuelos Insomnes II averiguaciones pero nunca tuvo éxito. Cuando acudió a los familiares tampoco pudieron darle respuesta, y entonces acudió a mí por mis vínculos con la función pública y mi desempeño como Delegado del Defensor del Pueblo de la Provincia. En esos tiempos no tenía conocidos en ese municipio. Cada tanto salía el tema y yo decía: “No conozco a nadie de confianza que nos pueda ayudar al respecto. Ni bien pueda lo vamos a averiguar…” Y así pasaron más de veinte años sin encontrar la solución pero cada tanto salía una vez más el tema y la misma respuesta. Ya en el año 2020 y en plena Pandemia Mundial por el COVID 19 (Corona Virus) un día me llaman mis superiores de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires y me piden si podía intervenir en un caso donde una persona había fallecido en su casa. Era en un municipio que no está en mi jurisdicción de trabajo, pero me pedían por favor que me encargara yo porque confiaban en que podría resolverlo. Me puse a trabajar y a tratar de encontrar a alguien allí. De repente me acordé de MANUEL un amigo con quien habíamos gestionado juntos allá por el año 2002 y yo sabía que él era de ese municipio. Le expliqué el caso y luego de pensar y averiguar me dio el teléfono de RAMON que era el encargado de cementerios de ese distrito. Lo llamé a RAMON, a quien jamás había visto ni conocido y de inmediato me orientó y nos pusimos a trabajar y logró ayudarme a resolver el problema. La familia agradecida y entre todos habíamos hecho una obra de bien. Pasaron varios meses de aquel momento. Seguía el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, en Argen tina y gran parte del mundo, cuando cae un nuevo caso a 106
la Delegación Ituzaingó de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, donde una mamá había encontrado a su hijo fallecido luego de una larga búsqueda pero que estaba en un campo santo del conurbano y deseaba trasladarlo a la Ciudad de Buenos Aires. Cuando comencé a trabajar en el tema me acordé de volver a consultar a RAMON quien seguramente me podría orientar en cómo aconsejar a esa familia para que realizara dicho traslado. Hecho eso y estando trabajando HOME OFFICE (desde casa), mi madre me acerca un MATE característico de nuestras costumbres argentinas a mi escritorio de trabajo. Y cuando agarro el MATE, miro detrás de mi madre y veo la foto de mi abuela CLARISA que me acompaña desde la pared de mi oficina. Como un flash del momento recordé el pedido reite rado de averiguar sobre el lugar de descanso de mi abuela y ahí me di cuenta de lo siguiente: RAMÓN es el director del área que cuida el lugar donde descansa mi abuela. Le comenté a mi madre e inmediatamente le envié un mensaje a RAMÓN que decía lo siguiente: “…Por último te cuento que mi abuela y dos tías mías están desde hace muchos años en el Cementerio de tu municipio. Mi madre de 83 años siempre me pregunta sobre ellas ya que hace años que no concurre a visitarlas y llevarles flores. Mi abuela había comprado la parcela y allí está ella y una de sus hijas. Cuando puedas me podrás decir si sigue todo igual? Así mi madre se queda tranquila. Desde ya gracias por la buena predisposición de siempre”. Le pasé a RAMÓN todos los datos y me dijo que es una 107
Antología Vuelos Insomnes II tierra arrendada por cien años y que me quedara tranquilo. El 6 de octubre del 2020 me envió un mensaje diciendo: “Flaco, ya encontré todo!! Desde 1989 está a nombre tuyo y de tu hermana. La ficha la tengo yo y acercate cuando puedas que está todo bien”. O sea que desde hace treinta y un años mi hermana y yo somos los titulares de esa parcela que compró mi abuela: Sepultura 5 - Tablón 36 - Sector 1 Y por qué relato todo esto? Porque esa misma noche tuve un sueño maravilloso que quiero registrar para nunca olvidar: “CERCA DE M'HIJITO” El 6 de octubre de 2020 había tenido un día de intenso trabajo. Me fui a descansar por la noche con gran cansancio físico y eso hizo que me durmiera profundamente. Pero a eso de las cinco treinta de la madrugada del 7 de octubre desperté en el silencio pero me mantuve con los ojos cerrados como para seguir descansando una hora más. De repente sentí una voz fuerte y clara. Era la voz y luego la imagen de mi abuela CLARISA que me dijo: —Gracias M'hijito por ocuparse de mis cosas. —Dígale a la Beba que la quiero mucho. (A mi madre en su familia le dicen Beba). —Los que estamos acá, estamos bien. —Los que hemos rezado toda la vida mientras estu vimos allá, estamos mejor. —Quédese tranquilo que todo va a estar bien!!! 108
—Tenga FÉ porque DIOS está a su lado…”. Increíblemente emocionado escuché ese mensaje y no podía creer la claridad y detalles de las palabras. La vi en la imagen y supe que era su inconfundible voz. A cuarenta años del último sueño que había tenido con ella y a cuarenta y cuatro años de haberla visto por última vez, me sentí bendecido una vez más por esos mensajes divinos que a uno le llegan cuando más lo necesita. ¡¡Te quiero abuela!! Te siento cerca y le sigo pidiendo a Dios que te tenga a su lado junto a todos nuestros seres queridos. 109
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