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MARIA ISABEL LEON ESTRADA

Published by Claudia Mo, 2021-12-15 16:49:47

Description: Testimonio, Viña del Mar, Julio de 2021

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Testimonios María Isabel León Estrada Viña del Mar, Julio de 2021

Descubriendo el mágico mundo de la lectura

Es noche, en el enorme dormitorio de la casona Fotografías por: María Isabel León Estrada de campo; la luz de la vela o de la ampolleta de 25 w se pierde en la altura de los muros. Al lado mío, Mimí, mi hermana mayor lee en su cama, con esa tenue luz; un poco más allá, al otro lado del velador, Ximena, mi hermana del medio, también lee. Yo tengo entre 5 y 6 años. Las admiro y también quiero entrar en ese mundo que las absorbe y que las aleja del mundo exterior. Sólo existe para ellas lo que tienen entre manos. ¿Qué hay en esas revistas y cuentos de tapas de colores? Sólo puedo mirar las imágenes que me cautivan y me hacen soñar con las historias que cuentan. Al vivir en el campo relativamente cerca de Molina (VII Región). Sólo veía a mis hermanas el fin de semana, las echaba de menos y me sentía sola. Mamá decidió llevarme a la escuela rural unidocente del lugar, para que aprendiera algo de lectura y jugara con otros niños. Fue en septiembre de 1946. Tenía 6 años. Como dato de la época, les cuento que existía un silabario sólo para niños de escuelas rurales en que todo el léxico y los temas eran del mundo campesino. Se llamaba “Mi tierra”. Puedo suponer dos razones: una, que para estos niños les era más fácil aprender a leer con dibujos y palabras que les eran familiares, o bien dejarlos limitados a su mundo para que así siguieran en el lugar, trabajando igual como lo habían hecho sus padres. Me inclino por la segunda opción. El Estado no daba cuadernos a las escuelas rurales, sólo hojas de carátula del tamaño de un cuaderno, sin líneas y que las mamás debían coser por un costado para que quedaran como cuaderno.

Aprendí a leer… y el mundo de la lectura y su magia entraron en mi vida para siempre. Lo primero que comencé a leer por propio interés, fue El Peneca.

Apenas me llegaba la débil luz, recuerdo haberle preguntado a mi hermana Mimí cómo se leía la palabra gnomo. Nos llegaba también la revista argentina “Billiken”, anteriormente Mimí recibía “El Cabrito”. No alcancé a conocerlo, pero por un hecho casual llegaron a mis manos, no hace mucho, unas páginas de esa revista. Muy buena, pero demasiado didáctica y no daba el entrenamiento del Peneca, aunque sí, muchas cosas interesantes. A Mimí años después le llegaba “El Fausto” y durante un tiempo recibimos las revistas “Aladino” y “Simbad”, que pasaron sin pena ni gloria. Cómo se explica el acceso a tantas revistas, siendo que mi papá era administrador de una Viña (sin muy buen sueldo). Sucede que en Rengo, dos tíos muy cariñosos, tenían una librería y eran representantes de todas las revistas que se vendían en Chile en esa época. Mi mamá recibía “Margarita”, “Rosita” (revista de modas, tejidos, etc.) “Eva” y de Argentina “Para ti”, y mi papá la revista de humor político “El topaze”. A eso hay que agregar que uno de ellos era casado con una profesora de castellano, que siempre se preocupó de que todos sus sobrinos tuvieran acceso a la buena lectura y nos enviaba cuentos de Constancio Vigil y otros, las fábulas de Samaniego y quizá cuántos libros más. Una vez al mes llegaba la encomienda con todas las revistas, ¡con qué entusiasmo la abríamos y empezábamos a hojearlas! O sea que fuimos privilegiadas. Me llamaba la atención cuando entré al colegio de Molina, que en general me iba mejor que a mis compañeras; ya madura llegué a la conclusión de que mis compañeras no tenían la oportunidad de leer como nosotras. El Peneca era una revista de formato relativamente pequeño que sólo tenía en colores las tapas con dibujos de Coré, que me llamaban mucho la atención y encontraba que los niños dibujados siempre tenían la cara triste. Las contratapas eran de dos colores, rojo y blanco. O sea era una revista económica, para hacerla de más fácil acceso.

Estas historietas en dos colores, las recuerdo nítidamente, me llevaban a un mundo ajeno a Chile, ampliando mis horizontes. Recuerdo por ejemplo “El rubí de Ratael” (o algo así) ambientada en el desierto, con personajes árabes, sus vestimentas, sus títulos como jeque, emir, fueron ampliando mi vocabulario y hasta hoy me ayudan cuando hago puzzles. Además, mantenían el suspenso, lo que hacía esperar con entusiasmo el próximo número. También recuerdo una similar sobre aventuras de piratas con galeones muy bien dibujados. Luego venía una historieta en blanco y negro “El tesoro del avaro”, muy entretenida y de suspenso con dos protagonistas adolescentes entrañables. Luego la página de poesías enviadas por los lectores. Cuando tenía 9 o 10 años, envié un pequeño poema sobre la Bandera Chilena, que no fue publicado. Me impresionó mucho que Roxane contestara a los lectores. El mensaje decía “muy buena su poesía, la vamos a publicar. Cuide su ortografía”. Escribía así, muy cortante. En las páginas centrales, las infaltables historietas cómicas, como el inolvidable “Papá Rucha y su hijo Mote”. Lo más enriquecedor e interesante eran esos largos cuentos entregados por capítulos. Sólo recuerdo “Los príncipes fugitivos”. Me cautivó. Era lo que más esperaba leer, cuando llegaban las revistas. Seguía sus aventuras, huyendo de su país junto a su institutriz, como si las viviera yo. Hay imágenes de esa historia que nunca he olvidado. El Peneca nos dio a conocer obras destacadas de la literatura universal como por ejemplo “El Príncipe feliz” de Oscar Wilde, “La Isla del tesoro” de Robert Stevenson, etc.

Fotografías por: María Isabel León EstradaTestimonios Desgraciadamente no tengo ni un solo ejemplar del Peneca, para compartirlo con ustedes. Es increíble, ya que mamá los hizo empastar. Total, 9 tomos, a partir del año 1943. Sucedió que hace muchos años, en circunstancias familiares muy dolorosas, mi mamá se fue a vivir a Rengo, previo remate del menaje de la casa y ahí se fueron los Penecas. Todavía no comprendo cómo no atiné a guardar siquiera un tomo, el primero. Lo he sentido tanto.

Testimonios www.elpenecacomunidadeslectoras.cl PROYECTO FINANCIADO POR EL FONDO DEL LIBRO Y LA LECTURA 2021 REGIÓN DEL BIOBÍO


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