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Paulo Coelho - Brida

Published by Vender Mas Mendoza. Revista Digital, 2022-07-02 03:05:06

Description: Paulo Coelho - Brida

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Él asintió con la cabeza. —Entonces vamos a seguirlo juntos. —Pero tú no me amas —dijo el Mago. —Sí te amo. Aún no conozco mi amor por ti, pero te amo. Tú eres mi Otra Parte. La mirada del Mago, sin embargo, estaba distante. Se acordaba de la Tradición del Sol y una de las más importantes lecciones de la Tradición del Sol era el Amor. El Amor era el único puente entre lo invisible y lo visible que todas las personas conocían. Era el único lenguaje eficiente para traducir las lecciones que el Universo enseñaba todos los días a los seres humanos. —No me voy —dijo ella—. Me quedo contigo. —Tu enamorado te está esperando —respondió el Mago—. Yo bendeciré vuestro amor. Brida lo miró sin entender. —Nadie puede poseer una salida de sol como aquélla que vimos una tarde —continuó—. Así como nadie puede poseer una tarde con lluvia golpeando las ventanas, o la serenidad que un niño durmiendo derrama alrededor, o el momento mágico de las olas rompiendo en las rocas. Nadie puede poseer lo más bello que existe en la Tierra, pero podemos conocer y amar. A través de estos momentos, Dios se muestra a los hombres. »No somos dueños del sol, ni de la tarde, ni de las olas, ni siquiera de la visión de Dios, porque no podemos poseernos a nosotros mismos. El Mago extendió la mano hacia Brida y le entregó una flor. —Cuando nos conocimos, y parece que yo siempre te conocí, porque no consigo recordar cómo era el mundo antes, te mostré la Noche Oscura. Quería ver cómo enfrentabas tus propios límites. Ya sabía que estaba delante de mi Otra Parte, y esta Otra Parte iba a enseñarme todo lo que yo necesitaba aprender, éste fue el motivo por el que Dios dividió al hombre y a la mujer. Brida tocaba la flor. Era la primera flor que veía en muchos meses. La primavera había llegado. —Las personas dan flores de regalo porque en las flores está el verdadero sentido del Amor. Quien intente poseer una flor, verá marchitarse su belleza.

Pero quien se limite a mirar una flor en un campo, permanecerá para siempre con ella. Porque ella combina con la tarde, con la puesta de sol, con el olor de tierra mojada y con las nubes en el horizonte. Brida miraba la flor. El Mago volvió a tomarla y la devolvió al bosque. Los ojos de Brida se llenaron de lágrimas. Estaba orgullosa de su Otra Parte. —El bosque me enseñó esto: que tú nunca serás mía y por eso te tendré para siempre. Tú fuiste la esperanza de mis días de soledad, la angustia de mis momentos de duda, la certeza de mis instantes de fe. »Porque sabía que mi Otra Parte iba a llegar un día, me dediqué a aprender la Tradición del Sol. Sólo por tener la certeza de tu existencia, es por lo que continué existiendo. Brida no conseguía reprimir las lágrimas. —Entonces tú llegaste y entendí todo esto. Llegaste para liberarme de la esclavitud que yo mismo me había creado, para decirme que estaba libre, que podía volver al mundo y a las cosas del mundo. Yo entendí todo lo que necesitaba saber y te amo más que a todas las mujeres que conocí en mi vida, más de lo que amé a la mujer que me desvió, sin querer, hacia el bosque. Me acordaré siempre de que el amor es la libertad. Ésta fue la lección que tardé tantos años en aprender. »Ésta fue la lección que me exilió, y que ahora me libera. Las llamas crepitaban en la hoguera y los pocos invitados que quedaban comenzaban a despedirse. Pero Brida no escuchaba nada de lo que estaba pasando. —¡Brida! —oyó una voz distante. —El te está mirando, muchacha —dijo el Mago. Era la frase de una vieja película que había visto. Se sentía alegre, porque había girado otra página importante de la Tradición del Sol. Sintió la presencia de su Maestro, él había escogido también esta noche para su nueva Iniciación. »Me acordaré toda la vida de ti, y tú de mí. Así como nos acordaremos del atardecer, de las ventanas con lluvia, de las cosas que tendremos siempre

porque no podemos poseerlas. —¡Brida! —volvió a llamar Lorens. —Ve en paz —dijo el Mago— y seca esas lágrimas. O di que se deben a las cenizas de la hoguera. »No me olvides nunca. Sabía que no necesitaba decir aquello. Pero, de todas formas, lo dijo.

Wicca reparó en que tres personas habían olvidado sus botellones vacíos. Tenía que telefonearles y pedir que vinieran a buscarlos. —Dentro de poco se apagará el fuego —dijo. Él continuó en silencio. Aún había llamas en la hoguera y tenía los ojos fijos en ellas. —No me arrepiento de haber estado un día enamorada de ti —continuó Wicca. —Ni yo —respondió el Mago. Ella tuvo unas ganas tremendas de hablar sobre la muchacha. Pero permaneció callada. Los ojos del hombre que tenía a su lado inspiraban respeto y sabiduría. —Qué lástima que yo no sea tu Otra Parte. Ella retomó el tema. —Habríamos sido una gran pareja. Pero el Mago no escuchaba lo que Wicca estaba diciendo. Había un mundo inmenso delante de él y muchas cosas por hacer. Era necesario ayudar a construir el jardín de Dios, era necesario enseñar a las personas a aprender por sí mismas. Iba a encontrar a otras mujeres, enamorarse y vivir intensamente esta encarnación. Aquella noche completaba una etapa en su existencia y una nueva Noche Oscura se extendía ante él. Pero iba a ser una fase más divertida, más alegre y más cercana a todo aquello que había soñado. Lo sabía gracias a las flores, a los bosques, a las chicas que llegan un día dirigidas por la mano de Dios, sin saber que están allí para conseguir que se cumpla el destino. Lo sabía gracias a la Tradición de la Luna y a la Tradición del Sol.

PAULO COELHO (Río de Janeiro, Brasil, 1947). Se inició en el mundo de las letras como autor teatral. Después de trabajar como letrista para los grandes nombres de la canción popular brasileña se dedicó al periodismo y a escribir guiones para la televisión. Con la publicación de sus primeros libros, El Peregrino de Compostela (Diario de un mago) (1987) y El Alquimista (1988), Paulo Coelho inició un camino lleno de éxitos que le ha consagrado como uno de los grandes escritores de nuestro tiempo. Publicadas en más de ciento cincuenta países, las obras de Paulo Coelho han sido traducidas a sesenta y dos idiomas, con más de setenta y cinco millones de libros vendidos. Ha recibido destacados premios y menciones internacionales, como el Premio Crystal Adward que concede el Foro Económico Mundial, la prestigiosa distinción Chevalier de l'Ordre National de la Légion d'Honneur del gobierno francés y la Medalla de Oro de Galicia. Desde octubre de 2002 es miembro de la Academia Brasileña de las Letras. Paulo Coelho escribe una columna periodística semanal que se publica en medios de comunicación de todo el mundo. Página web del autor: www.paulocoelho.com


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