SALTA C0N OJOS DE WICHI María Estela Ceballos Salta bajo la mirada Wichi de Hatay Cacique Indalecio Calermo
Estela Ceballos Queda hecho el depósito que exige la Ley 11.723 Copyright © by María Estela Ceballos. o por cualquier medio electrónico o mecánico, incluyendo fotocopiado, grabación o cualquier otro sistema de archivo y recuperación de información, sin el previo permi- so por escrito de la autora. IMPRESO EN LA ARGENTINA
Agradecimientos A mis hijas: Diana y Daniela A mi gran amor Martin Carranza A mis queridos hermanos: Indalecio Calermo Simona Ruarte También mi agradecimiento para los periodistas: Darío Alberto Ilíanes Florencia Gelso José Delfor Piedra Melina Sola Juan Carlos Acevedo Docentes de la comunidad la Mora A todas las personas que apoyaron este viaje
PROLOGO - do en cuenta lo que representó esta “experiencia vital” llevada a cabo por una mujer que desde que la conocí nunca perdí de vista. De hecho, el relato que el lector aún perduran. ¿Qué decir de esta sensible pluma? Pocas personas se animan a desprenderse de - Intrépida y audaz. Batalladora lucha quijotesca emprendió esta mujer en su bús - queda de visibilizar a “los nadies”, labor que muchas veces ni un camión de humani- dad alcanza. Pero esta negra, india, aborigen, todo corazón, lo hizo. Un día se subió al micro en - senta la sabiduría- para ayudar primero, solidariamente, y luego a través de este li- bro, intentar hacer conocer otras culturas, otras comunidades, otros seres humanos, Loca, si, “muy mucho”. Hermosamente loca. Locura que revolucionó a propios y extraños en la comunidad wichi “La Mora” de Tartagal, Salta, y que dejará su sello incondicional como agradecimiento al cacique Don Indalecio Calermo y a su compa- Así Es ella, lo lleva en la sangre. Esa incorregible tozudez por ayudar al otro. Amor y compasión son valores de los que sigo aprendiendo a su lado porque para eso vino a este mundo: para dar sin esperar nada a cambio.
5 CEBALLOS MARÍA ESTELA
PRIMERA PARTE
9 CEBALLOS MARÍA ESTELA Niños de Tartagal
11 CEBALLOS MARÍA ESTELA Renacimiento Si uno tuviera la fortaleza de sacarse el pasado de la piel, como si pelara una fruta madura de estación, sin dejar vestigios de los vínculos que queman, se reproducen y vuelven a crecer como algas plegadas de inocencia. Estiro mi anterior piel y se vuelve adherir. Dejo arrastrar mi pasado que se despega como hollejo, los ojos arden ante el resplandor de lo aún desconocido. Pesa ser mujer cuando elijo desprenderme de todo lo que me consagro como tal. Renuncio a cuanto tuve y soy. Puedo asegurar que en la raíz del dolor esta en el despegue. La excusa no es otra que ir en busca de lo natural, De volver netamente a la fuente o tener la ingenua ilusión de despertar En un cielo abierto donde todos seamos considerados iguales. En este ansiado viaje un nuevo amor me sorprende en el camino y no es el de la humanidad, es el de un hombre bien terrenal que, me iluminó la sonrisa, e hizo que sintiera, su alma parpadear dentro mi pecho. “Todo o nada” dijo, el silencio de su voz inquebrantable. Y finalmente elegimos el todo de la vida.
12 SALTA CON OJOS DE WICHI Hoy vivo con un regadero de imágenes de jardines Desiertos de ßores colores, fra- gancias o forma alguna. Lamentablemente estamos educados Para ver sus ßores y no sus semillas. Mis jardines hoy son un poco así, un símbolo Llano por la superficie, sin ßores que lo denuncien Que lo justifiquen, que lo diferencien, o los ocupen. Claro que si miraran debajo verían que están plagados de las semillas más fértiles prontas a germinar. “en la semilla NO se ve el árbol Pero el árbol, está en la semilla”. Estas semillas no son otras que mis ideales Como óvulos enterrados, intento embrionar mis pasos Que darán de sí mismo, los mejores frutos… Dedicado con mi mayor devoción, a mi gran amor Martin Carranza. Quien acom- paño este hermoso aprendizaje que es vivir… Para sentir… Para la completud de mi ser… Este libro es para mí, es un documento insoslayable para compartir el conoci- miento que me dejo la vida. Una gran experiencia que engroso mi patrimonio social, espiritual y cultural. El haber podido ser participe necesaria de una cultura que cada día que pasa el tiempo, la marginalidad socava sus raíce. Más no seré una testigo silenciosa de esas injusticias. Nuestro patrimonio de construcción de saberes no formales Es dativo, jamás se agota y sé auto incrementa como la leche materna que nos nutre, alimenta y nos desarrolla vigorosos de expectativa. Siempre pensé que para “conocer el barro” no queda otra que embarrarse. El haber andado los caminos de esos pueblos origina- rios, el compartir su pan. Ver como brota el sufrimiento en sus ojos, sus pupilas blan- quecinas, muchas de ellas miran sin ver. Sus rostros surcados por los grandes vientos del destiempo y los padecimientos milenarios. El poder ponernos un poco en sus alpargatas, es como volver la fuente y encontrar nuestras raíces que están en su “pacha mama” y poder pedirles PERDON en nombre de todos los salvajes, por la colonización, por el par binario “civilización o barbarie” por la injusticia y abandono generalizado de políticas de exclusión sistemáticas. La justicia un día deberá llegar sin anunciarse y tomar cartas en el asunto que, es suma- mente complejo en una historia llena barbarie y desigualdad de nuestros hermanos aborígenes.
13 CEBALLOS MARÍA ESTELA
14 SALTA CON OJOS DE WICHI Túpac Amaru y su resistencia. La rebelión del falso inca es un antecedente de la insurrección de Túpac Amaru en el Cuzco en (1780) intenta recuperar el poder de su pueblo, exigiendo autonomía indígena y que terminen con las distintas formas de explotación en los obrajes, y la inmediata liberación de los esclavos. Pero las fuerzas rebeldes fueron derrotadas. Un año después eso trajo como consecuencia su sangrienta ejecución, y dieron muerte a su mujer Micaela y su pequeño hijo. La historia actual del indio es la de la defensa, de su identidad recupero de sus tierras, mantener su idioma y la lucha por sobre las derrotas y sometimientos pasados. La evangelización Va a superponerse a las diversas cosmovisiones indígenas y (reorganizar la vida comunitaria) ya con una mirada religiosa con todo lo que eso representa. Luego las comunidades se convierten en misiones. También dio origen al arte con carácter re- ligioso, las misiones reflejadas en un trabajo artistico de relevamiento con el rescate de ruinas, hoy tarea exclusiva de arqueólogos. Además se dio la fusión de estos para- lelismos de (reorganización “el mestizaje y la evangelización” que dieron origen a un fenómeno cultural que, fueron más tarde las culturas criollas que, en medio de ese tironeo hoy sigue la lucha de poder entre (criollos y aborígenes) Siguen actualmente las disputas porque se les cede las tierras pero nunca las escrituras. La tierra, ellos sienten que (provienen de ella) y tiene ese historial simbólico y de pertenencia, más que como recurso de vida en lo económico y producción. Representa un sentimiento vivo con la que ponen en manifiesto su identidad como pueblo. Sin embargo y a pesar de eso, las tierras que ocupan hoy son el remanente de su pérdida de territorio a lo largo de su historia y muchos de ellos están bajo el régimen de “Reserva indígena” Teniendo en cuenta que los desmontes y el mercado sojero va socavando no solo sus derechos, sino también su cultura. Muchos de estos paisanos siguen siendo evangelistas, de esa manera no tienen consumo de alcohol, las muje- res son mayoría las que concurren al templo, y sienten una gran alegría danzando al son de la música y rezando por el bienestar de su familia. Etnias en pugna Tártago. Planta herbácea que crece hasta un metro de altura, con tallo corto, ho- jas lanceoladas, opuestas, en cruz, enteras y ßores unisexuales sin corola, y fruto seco, capsular, redondeado, con semillas arrugadas,. Tiene virtud purgante y emética muy fuerte. Debido a la abundancia de estas plantas dio orígenes a la región de Tartagal. Guaraníes, Matacos, Chorotes, Tobas, Cháguanos, Churupies da igual. Todos sufren
15 CEBALLOS MARÍA ESTELA y mueren de lo mismo, falta de asistencia, desnutrición, infecciones. Lo más terrible es que carecen de identidad. Sin derecho alguno, muchos de ellos son (N: N) por no tener ningún documento que acredite su existencia. Y así, en ese marco de desconocimiento vienen los políticos con sus promesas de regularizar su situa- ción. La intención no es otra que juntar votos, mas los punteros que a través de ellos consiguen la personería jurídica y muchos de ellos son estafa- dos. Así se benefician Y ellos quedan enfrentados entre las misiones. La situación es tan irregular que no se pueden inscribir en los colegios o que el que tiene documento su edad es estimativa por ejemplo, hay chicos que tienen trece años y en su documento figura de cuatro años. Cualquiera puede robar un niño, o matar a alguien, pero... ¿cómo reclamar? Y en todo caso ¿dónde? Si esa persona para la ley literalmente... NO EXISTE. Es- tas misiones supervivientes del desamor. Ya vie- nen a este mundo con su futuro hipotecado, por la desnutrición y problemas en el aprendizaje. También son fuertemente discriminados por no ser “puros” sino mestizos. En el pai- saje Tartagalense se divisan las misiones que dependen cada una de un cacique y a la vez todas dependen de un cacique general que, con su jerarquía hace cumplir la ley del aborigen a rajatabla. Todo tiene que pasar por su propio filtro. Los caciques de- ben atender las necesidades de su misión Estos deben ser escuchados, Luego se reú- nen los caciques e informan al cacique general Indalecio. Él es el jefe Muy bien se desempeña como tal, a la hora de gobernar, Indalecio es el cacique que lleva adelante su gente. Su gran responsabilidad es defender a sus paisanos y luchar hasta las últimas consecuencias. Doy fe que Indalecio sus luchas fueron y son muchas y a la vez arduas, ya que es un hombre que lidia con una salud muy precaria por una cardiopatia, diabetes, mal de Chagas. Y con muy malas costumbres que no lo ayudan en absoluto. Muy pocas horas de sueño, mala alimentación, vive sometido a grandes presiones, poco descanso y es el que todos esperan que “saque las papas del fuego” Indalecio es un especie de “salvador”. Primero para su familia y su comu- nidad. Es un líder absolutamente paternalista. Eso en un punto no es bueno, porque no deja desarrollarse a cada persona sus propios recursos, ya que todo lo esperan se su esfuerzo, no importa cuanto sea. Entre sus sueños realizados, consiguió hacer una escuela y durante años, lucho por la titularidad de sus maestras. Consiguió luz, com-
16 SALTA CON OJOS DE WICHI putadoras, pero lamentablemente no sabían usarlas las maquinas. Durante muchas luchas con el gobierno se consiguió un Tractor y herramientas para trabajar la tierra y realizar Caminos etc. En su gran lucha se destaca el cacique por sus grandes enfren- tamientos, muchas veces con el poder de turno, todo su ímpetu para lograr derechos de sus hermanos. Es muy grande el sufrimiento los hermanos aborígenes se los trata diferente. toda su vida fueron discriminados, los marginan sé los excluye dejándolo solo por ser indio y socialmente esta ya instalado en el colectivo imaginario (Indios − salvajes) (indios − vagos) Sería bueno recapacitar en la despersonalización que sufren en nuestro país y en el mundo, valga la redundancia… donde, políticamente siempre pierden los más débiles, en realidad, si nos ponemos a revisar la historia, a simple vista, vemos que los que van cambiando en el contexto históricos excluyentes son los actores sociales. Esclavos, los gauchos, los indios, los inmigrantes, Del siglo XVIII los inmigrantes del siglo XIX y lo nuevos esclavos modernos contemporáneos. Los Nadies Tartagal, Provincia de Salta Sueñan las pulgas con comprar- Misión La Mora se un perro y sueñan Los nadies con salir de pobres, que algún mágico día. Llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cán- taros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los na- dies la llamen y aunque les pi- que la mano izquierda, o se le- vanten con el pie derecho ,o empiecen el año cambiando de escoba.los nadies: hijos de nadie, los dueños de nada.los nadies: los ningunos, los nin- guneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos: Que no son aun- que sean. Que no hablan idiomas, sino dialectos. Que no profesan religiones, sino supersticiones. Que no hacen arte, sino artesanías. Que no practican cultura, sino folklore. Que no seres humanos, sino recursos humanos. Que no tienen cara, sino brazos. Que no tienen nombres, sino numero. Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local. Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata. Eduardo Galeano
17 CEBALLOS MARÍA ESTELA EL VIAJE Salta capital. Siendo las 01:00 hs. Con mucha lluvia llego la despedida. Venia de la casa de familiares con la compañía de Adriana, mi sobrina. Era el día 24 de enero 2001. Casi llegó tarde y pierdo el micro. El mal tiempo hacia que el tráfico este complicado, estaba a unas 30 cuadras de la terminal. El remis no apare- cía. La copiosa y empinada lluvia no paraba. La sensación de angustia me cerraba la garganta. La nostalgia, era muy grande, el dolor de las pequeñas despedidas que ar- dían en cada adiós. Con mucha razón dicen que “la raíz del dolor, está en el despegue” Estuve en la casa de la chelita, un familiar entrañable que hacía unos escasos meses había perdido a una de sus hijas, mi sobrina Olga, por una supuesta mala praxis. Así que el clima no era el mejor. Hablaba con cada uno de ellos, es una familia extensa, gente de bien. Pero el dolor que todos padecían era desolador. Así es la vida y sus equivalencias… te quitan por un lado y te da por otro, es como para poder sobrellevar el dolor. A si es que Olga partió pero dejo una hija hermosa, llamada Ana Laura. Todos los habitantes de esa casa muy hospitalarios. Tuve la suerte de que una vecina, los padres vivan en Tartagal y la hija me dio una carta para que le llevara a los padres y me permitieran dejar los bolsos, hasta que logre acomodarme. Esa gente tan solidaria dejándome un gran amor fraternal y ma- terial, me llenaron de comestibles, ropa, zapatos, bebidas y hasta monedas para el colectivo. Esa gente realmente demostró su afecto incondicionalmente Lo que hace que la partida sea más complicada para llevar a cabo poder partir. Subo al micro con la voz entrecortada y el asiento estaba ocupado. Me confirman que tenía que cambiar de micro. Pero la aventura comenzaba y ese viaje cambiario para siempre la vida. Si bien iba en búsqueda de nuevas verdades. No sabía a ciencia cierta si esas verdades estarían en otro lugar. El micro partió los vidrios de las ventanillas descom- ponían las luces en aureolas de colores. Finalmente cerré los ojos y tenía muchos pensamientos y emociones muy contradictoria estaba feliz porque ahí empezaría a escribir mi nueva historia.
18 SALTA CON OJOS DE WICHI Había conocido a un hombre hermoso en el camino... para mi impensado. Fue un amor a primera vista, sabía que volvería a verlo tarde o temprano. Pero tenía la certeza que era el momento para reparar cuestiones de la vida, suspendidas en el tiempo. Senti como una gran fuerza, mi propio nacimiento y yo, si vine a este mundo, es para ser inexorablemente feliz… pero la verdad es que estaba devastada por den- tro. Una gran amiga, de la vida, Marcela, acababa de perder a su hijo de 12 años, el gordito Alejandro por una “leucemia debut”Cuando este tipo de leucemia aparece ya nada se puede hacer, solo es cuestión de horas y yo a más de mil seiscientos kilóme- tros de distancia! No estaba acostumbrada a estar lejos de mis amigos En las malas.. No ya acomodada en el micro me dormirte un rato. Siento gritos de una mujer mayor que desesperada decía ¡No déjeme... déjeme por favor! La cuestión que era un gen- darme, grande como un ropero y el muy desgraciado nos alumbraba con una linterna muy potente en la cara. Me despierto con esa luz y los gritos, Con un fuerte dolor de cuello y me senti como una liebre encandilada, paralizada de miedo y confundi- da. El hombre me pide los documentos, pregunto ¿dónde voy y a que voy? Tartagal dije, pero igual me hizo bajar del micro junto a tres mujeres. La lluvia a esa hora era muy intensa. Me dieron vuelta el bolso en el piso con barro y el agua, toda mi ropa tirada, alimentos, remedios, antidotos de víboras y arañas, toda mi ropa incluyendo la interior estaba desparramada, toda embarrada, cuadernos, lápices, etc. Nadie me explicaba que pasaba, la realidad era que estaban buscando una mujer por tráfico de estupefacientes y con características similares. Por eso bajaron a varias, luego de revolverme hasta el estómago, me dejaron subir al micro y dejaron a la señora mayor detenida ella era de nacionalidad Boliviana, la dejaron por llevar, cinco cartones de cigarrillos. Como pude me recosté en el asiento duro y al poco tiempo, aun de noche, escucho uno voz femenina que vende empanaditas de dulce de cayote y el chofer que grita ingresamos a Tartagal. Bajo del micro y junto los bolsos. Ya en Tartagal. Consigo un taxi y pregunto por esa dirección, calle Araos al 900. Me dijo que quedaba a diez cuadras. Llego al lugar era una casa vieja, con muchas plantas. Estaba pintada de color gris y persianas de color verde inglés. Aún no había amanecido, la gente pasaba caminando para su tra- bajo. Yo aproveche el agua caliente del termo y me puse a tomar unos mates aunque no estaba caliente. Aun no me daba para despertar a la gente de la casa, me sentia muy ansiosa, el cielo estaba hermoso. Escuchaba un gallo, loros y diferentes sonidos de aves. En eso veo un hombre mayor que se asoma y viene caminando. Saluda ama- blemente, lo miro y le digo. Que traigo una carta de su hija Elida. Me mira y recibe, la carta y sin leerla me hace pasar a una galería Llena de plantas. Se mete en la casa y habla con la mujer, también una señora mayor. Adela la mujer se levantó inmediata- mente y me dijo dónde podía dejar los bolsos. La casa era muy grande, muy limpia, todo perfectamente ordenado. Contentos me invitaron a desayunar, la señora puso un mantel y lleno la mesa con panes caseros, mermeladas, manteca, pastel de choclo dulce, tome mate cocido, pero era una mesa increíble, palta, huevo batido con opor-
19 CEBALLOS MARÍA ESTELA to, eso me hizo volver a mi infancia y en mi familia nuclear. Un lujo su hospitalidad, conté como conocí a la hija y agradecí. De inmediato Escuche que me proponían que me quede ahí los días que quiera que, me quede ahí que irme a otro lado puede ser peligroso para una mujer sola. Convengamos que me asustaron un poco. Me dieron todos los datos para ir al hospital. Lo primero que tenía que armar estrategia para insertarme. Seria voluntaria en el hospital y así poder ayudar gente. Hospital presidente Juan Domingo Perón. “La sumatorias de las culturas provinciales, son las que construyen la identidad nacional para luego, interactuar con la cultura universal” Me dirijo al nosocomio, hay una parte en construcción. La parte vieja quedaría para los aborígenes y la nueva con mejor tecnología quedaría para los criollos. Eso era obvio y a mí me indignaba. Hablo con el interventor de turno y me dice: “No puede aceptarla como voluntaria porque no sabe cómo manejar ese tema porque acá nadie viene a trabajar de voluntaria y eso me sorprende. El problema es que tiene que estar dentro de un marco institucional. Si le pasara algo, nadie se haría cargo. Le aconsejo que viaje a Salta capital y valla a Caritas y que de ahí me envíen en condición de misionera” Voy saliendo muy desanimada por la respuesta.. Un señor Que era aborigen y ha- bía escuchado la conversación, se acercó y me dijo: “Disculpe señorita, yo escuche su conversar, yo quería decirle si me permite. Hay un hombre muy bueno que seguramente la va a ayudar. Es el cacique de la misión la Mora, Queda a 3 kilómetros de acá, valla hablar con él. Se llama Indalecio Calermo. El ayuda mucho a la gente. Acá todos lo conocen. Allá en la esquina sales las camioneta y la llevan, el viaje sale 0.25 centavos, es kilometro tres. Ahí no más esta la Mora, hay una escuela” Le agradecí por la información y volví rumbo a la casa en la calle Araos 900. Llegue a la casa muerta de calor, ya era hora del almuerzo y me estaban esperando con la comida. Comí lechón con ensalada mixta, puré de palta y flan de huevo. Luego dis- frute un buen baño y me acosté a dormir la siesta. Tome un par de mates con tortilla de choclo dulce y me fui a caminar por el Centro. Si bien es un lugar austero, había mucha vida. Puestos de venta de artesanías, ciber, el mercado de las pulgas y la plaza San Martin me encanto.
20 SALTA CON OJOS DE WICHI Plaza San Martin Fui a caminar al centro. Se hizo de noche. Me sorprendió lo hermosa que era la plaza. Llena de vida. Hacía un calor tremendo. Me senté en la escalera del mástil y me puse a escribir lo maravilloso que estaba viviendo. Pero la noche era muy difícil pasarla, el recuerdo de mi familia me calaba hondo. Decidí volver a la casa quedaba a unas 8 cuadras. Llego y me estaban esperando para cenar. Cuando me voy a acostar, no contaba con que no había ventilador. Unos grillos grandes volaban y se te venían a la cara, la cabeza, el cuerpo, eran muy asquerosos. Yo me tapaba la cabeza con una manta. Más el calor. Cansada agarre un cartón y me puse a apantallarme y a espantar a esos bicharracos. Al día siguiente ayude a limpiar la casa de Adela que era Una mu- jer de casi 80 años y se encargaba de limpiar y cocinar Ni en el mejor hotel de 5 estre- llas estaría tan bien. Gente realmente muy buena, el hijo Tomas. Separado también Vivian con ellos y a una amiga que llamaban la salteña estaba de visita en la casa. Si bien estaba entusiasmada aunque por las noches extrañaba mucho a mi familia, recordaba toda la gente que había apoyaron este viaje. Leía y releía las cartas que me dieron amigos y familiares. Pensaba como me iría en esa comunidad ¿qué pasa- ría, me aceptan o no? Yo tenía muy claro que no iba a ser fácil. No dejaba de ser una intrusa en sus vidas. Con el cacique de Yacuiba, con quien me encontraría, fui estaba la mujer, sabía que yo iba, pero ella no me podía recibir si él no estaba, y para colmo estaba de viaje en Bolivia. El lugar era a unos 30 km de Bolivia, monte adentro, eran chozas de piedra y telas, no había luz, estaban rodeados por un arroyo nauseabundo así que decidí ir para la comunidad la mora. Esa mañana luego un gran desayuno. Me fui en busca de las camionetas. Hable con un señor que estaba esperando la camio- neta. Le pregunte por la Mora, el era de otra comunidad. Pero luego de hablar un rato me dijo que él era hermano de Indalecio Calermo. Su nombre era Saqueo. Tome la camioneta y todos íbamos sentados en un tablón que se apoyaba en 2 tambores y del otro lado otro tablón, subimos como diez personas. Todos me miraban, mujeres niños hombres que hablaban en su idioma (wichi) la polvareda que se levantaba era una gran nube de tierra en la que te introducías y se hacía irrespirable.
21 CEBALLOS MARÍA ESTELA La camioneta andaba por el camino muy irregular, yo tenía un miedo de caerme bárbaro, todas las mujeres y niñas estaban con polleras de muchos colores, algunas con pañuelos, se reían. Yo estaba con un vaquero viejo y una remera. El corazón ace- lerado por estar por descubrir una nueva cultura. Primera llegada a la Mora. Voy llegando la comunidad la Mora. Baje de la camioneta y camine 2 cuadras, la calle remataba en la tranquera. Veo varias personas hablando, vi algunas mujeres que levantaban las miradas, todas al mismo tiempo, estaban silenciosas e inmóviles. Mi corazón latia tan fuerte que sentia que se me salía por la boca. Me senti muy ner- viosa, se acercan unos jóvenes. Después supe sus nombres eran, Juan Carlos y otro hijo Víctor Calero. Le pregunte por el señor Indalecio Calermo y me respondió que, no se encuentra y que es muy difícil encontrarlo. Yo le comente a groso modo, que venía de la provincia de Buenos Aires, para conocer su cultura y escribir sobre ellos. También si era posible alfabetizar o trabajar como agente sanitario. Los jóvenes me escucharon atentamente y el mayor respondió que, él le iba a comentar sobre mi visita. Pero que él, anda siempre por aquí y por allá. Recibió un papel con la dirección donde estaba hospedada. Le di las gracias y me fui pensando… a este hombre, no lo voy a ver nunca, si es que viaja de un lado para el otro. La camioneta no pasaba y
22 SALTA CON OJOS DE WICHI decidí venir caminando, el sol caí y quebraba la tierra, a tres metros veo una víbora de unos 40 centimetros cruzar la calle. Yo me detuve y cuando desapareció apure el paso. Regrese a la casa llena de tierra, cansada y un poco desanimada por no encon- trarlo. Había mucha gente es ese lugar, me senti muy mirada y me incomodaba. Me quede mucho tiempo bajo la ducha. Luego de comer. No me sentia bien, estaba muy cansada. La gente de la casa se había ido a dormir la siesta ya que era sagrada. Suena el timbre. Salgo, tenía puesta un vestido y una toalla en la cabeza y veo un muchacho parado en la puerta, una ambulancia vieja ya fuera de servicio que parecía venir de la post guerra. Un hombre adentro. El muchacho de la puerta, Pregunta por la señora fulana de tal. Y respondo inmediatamente Soy yo. El joven volvió a la camioneta le hablo al hombre que acompañaba, era Félix a todos lados al cacique. Bajo un hom- bre de mediana estatura, medio cabizbajo, morocho de contextura robusta. Se me acerco y dijo: “yo creo que no va a ver problema, nosotros valo- ramos mucho la gente que viene de afuera a querer ayudar, ¡como no- sotros no vamos a recibir gente que se preocupan por aborígenes, eso no es muy común hoy día!” Le conteste que ¡mu- chas gracias! Que yo había traído una carpa para dormir, él sonrió hizo un no con la cabe- za. Algún lugar siempre conseguimos. Me dio un fuerte apre- tón de manos y Se fue- ron. Era increíble como cambiaba mis estados de ánimo, me quede muy feliz. Que se molestara ir a verme y en la pri- mera impresión me dio mucha confianza, lo veía muy tranquilo, educado, correcto y senti que me
23 CEBALLOS MARÍA ESTELA estuvo estudiando, cuando respondía sus preguntas se quedaba pensando. También senti en su apretón de manos. Sé que le caí como anillo al dedo, ambos estábamos agradecidos de que la vida nos cruzara y establecer un gran vinculo de respeto, cari- ño y prospera convivencia. Les conté a los dueños de casa y vi que mucho no les gustaba la idea que me valla, ya nos habíamos encariñado mucho. Era gente muy buena. Me regalaron un juego de sabanas y un tul para los insectos. Me hicieron sentir muy bien en su casa, voy a venir a visitarlos. Sin duda alguna. Realmente al calor de hogar que recibí de parte de todos los integrantes de la casa. Siempre pensé que hay que irse para poder volver. Lamentablemente no tengo registro fotográfico de estas personas y la casa por- que se había velado el rollo de foto. Pero todo lo vivido está bien registrado en la memoria La Mora. El lunes bien temprano. Desayune muy bien, Adela era una mujer adorable. y Don Lorenzo cargo mis cosas en su auto y me llevo a la Mora. En el camino me recomendó que me cuide y que cuente con ellos, yo me comprometi a ir a visitarlos los fines de semana y de paso llamaba a mis hijas. Lugar que no tiene una historia escrita, lugar que me depararía vínculos entraña- bles. Ni bien cruce la tranquera me recibió una mujer amorosa, morocha, con ojos profundos y cabello renegrido atado, unos mechones rodeaban su rostro, la mujer caminaba con mucha tranquilos y hablaba en idioma con sus hijos. Dio orden que lle- ven mis bolsos. El lugar era abierto, con poca vegetación. Se veía a 4 metros una gran escuela, bien construida, con muchas ventanas. Yo pregunte si podía tomar mates y se reían, los grandes y los chicos. Sin lugar a dudas yo era una no- vedad que les pasaba, me mi- raban como un animal exótico. Se reían por todo. Esa mujer morocha que cargaba un niño de meses dándole la teta, era Simona, la mujer del cacique. Aunque ella no hacia alarde de eso. Me fue presentando a to- dos los hijos. Marcela, Juan Carlos, Víctor, Arnaldo, Marle- ne, Vanesa y una nieta que criaba Rebeca. Más el bebe Fa-
24 SALTA CON OJOS DE WICHI cundo y Wilson... Todo un familión. Conté de mi familia, mostré fotos. A la hora de comer me pusieron una pata de pantalón de vaquero cortada como mantel. En ese momento le explique que no quería diferencias. “lgual que todos”. De ahí en más, tuve una relación hermosa con todos, de respeto, humor, cariño y solidaridad. Mu- chas veces me senti admirada y que ellos deseaban que me quede para siempre y si podían casarme con alguien mejor... todo era alegría, si bien fue todo un aprendizaje tuve buena adaptación y senti que a su vez que ellos me hacían sentir como parte de la comunidad. Ellos me bautizaron en idioma “sulu humm” fue Calermo que me lla- mo así. Noche de perro (sinaj- tony) La noche era realmente un hecho deseable y necesario, luego de un día agotador, ya sea por las gran cantidad de actividades y las altas temperaturas te secaba la piel, la lengua al hablar, la saliva siempre era escasa. Había que poder soportar una temperatura de 50 grados. De día la situación era diferente, cuando no daba más del calor, me empapaba con la ropa puesta, y al estar con la ropa mojada que, se termi- naba secando en el cuerpo eso era un alivio, ya que tampoco había muchos árboles para dar sombra. Pero…Por las noches, era todo más placentero. Me quedaba desde un punto fijo, largo tiempo caminando con los ojos paseando por el cielo nocturno, el cielo abría su boca grande y divisabas una garganta llena de estrellas que parecía tragarte… De noche… te perdías en esos confines de cuerpos luminosos celestes, que te cargaban de energía positiva. Eso lo había leído en el libro, “la novena revelación” la energía extraídas del cosmos y de la belleza de la naturaleza. Esa noche me sentia muy cansada mi día había empezado muy temprano y estaba exhausta. Una reunión en el sindicato indígena se había generado muchas tensiones. Igual esa noche nos quedamos mucho tiempo halando con Hatay, me fui a acostar tarde pero no tenía ganas de escribir lo vivido en el día, ya que esa era una conducta muy rigurosa. Claro que escribir con luz de vela y el cansancio me terminaba de liquidar la vista. Una tar- de que Simona me veía escribir casi en sombras me dijo: “Usted se está comiendo la vista de sus 60 años” Más tarde acostada, luego de hablar con Arnaldo que me contaba de sus amoríos. Marlene me preguntaba ¿por qué era yo así? lo decía por como hablaba, o que no le temía a nadie. Muy dulcemente dijo: “Yo de grande me gustaría mucho ser como usted” ¡Muchas gracias! Yo estaba bastante incómoda por compartir la habitación con varias personas, ya que dormía vestida y tapada, Arnaldo tenía 16 años y estaba muy enfermo de los pulmones, era muy flaquito, timido y durante la noche se la pasaba tosiendo y expectorando. Marlene 12 y Vanesa de 5 nos dormimos todos en el pe-
25 CEBALLOS MARÍA ESTELA queño espacio entre camitas y colchones en el piso luego de escuchar una radio que quedo sin pilas y reírnos por tonteras, felizmente nos dormimos. Dos horas más tarde nos despierta un desolador aullido de un perro. Era muy estremecedor, Pero el au- llido seguía y era cada vez más in- tenso. Me levante y llame a Arnal- do dos veces pero este no me contestaba. Yo tenía palpitaciones al despertarme con ese chillido de perro, miro por la ventana y lo veo a Indalecio que venía caminando hacia el galpón en pantalón corto y un machete en la mano derecha. Yo siempre tenía un palo al costado de la cama por si entraba una serpiente, eso siempre me habían aconsejado. De solo pensarlo como se deslizaba la víbora por la chapa, me asustaba mucho, eso hacía que duerma con la cabeza toda tapada, de paso me cubría de los bichos que se te metian hasta por las orejas. Pero mi susto ya era casi pánico de no entender lo que pasaba. La sombra de Hatay realmente asus- taba. Parecía decidido a todo. Su parada como un vikingo en guerra. Pero su voz me tranquilizo Zulú…zulú. Tengo un gran problema ¿me podría ayudar? Necesito que me dé una mano… Corrí la cortina, de la ventanita y salí rápido mientras corría las chapas y me puse a su disposición. -¿Calermo, que pasa? Su voz triste y firme no tardo en decir: “Algún mal nacido me ha hachado al perro en la cabeza y está muy mal. Alguien entro a la cocina donde dormía el perro y lo ataco” Solo me salió… ¿quién? Y me dijo: “Es un mensaje mafioso para asustar a mi familia y a mí en particular. Por lo del sindicato… ¿vio que yo estoy luchando por las tierras de kilómetro 8? que fue la discu- sión del sindicato de hoy día. De esta forma quieren vencerme pero… igual, yo voy a seguir en mi lucha por las tierras. No se asuste, a mí no me van a amedrentar aunque pierda la vida y ellos lo saben. Pero quieren hacer daño y yo voy a saber quién fue,
26 SALTA CON OJOS DE WICHI porque el indio no sabe guardar secretos, así que hoy, mañana, o de acá seis meses, yo voy a saber quién fue. Y le voy a “cortar las pelotas” y movía el machete, yo sin sa- ber que cortar las pelotas era, echarlo de la comunidad, no cuidarlo, soltarle la mano” - ya salgo Él se fue hacia el perro que estaba a una distancia de media cuadra, mientras yo me puse y acordone los borcegos y salí, casi me caigo, por un cable negro que me engancho en el pie. Fui rápido. el cielo estaba hermoso, había una luna tan desprejui- ciada, el lucero imponente que alumbraba el camino, al llegar a la cocina, vi al perro que para colmo se había revolcado en las chapas de las brasas y se había quemado todo un costado, lomo y patas y la cabeza cortada entre frente y ojo y ojo, y hocico ¡Terrible! El cacique estaba parado mirando al perro, ya sin el machete que dejo sobre la mesa, luego de inspeccionar el lugar. Ya sabré quien fue, le voy a cortar las pelotas! A esa altura entre el mensaje ma - fioso, el perro y lo que vendría yo ya empezaba a foguearme y saber que mi lugar estaba al lado de él. Tratamos de poner la camioneta en marcha, empujamos hasta que arranco. Cargamos al perro que no sabíamos cómo ponerlo, ya eran más de las cuatro de la mañana y me daba mucha lástima, Hatay que hacia un día que no dormía por un viaje a Victoria, y estaba reventado, llegamos al centro de Tartagal y en una farmacia compramos vendas, agua oxigenada y cinta. Luego tuvimos que esperar a conseguir una veterinaria que lo cocieran y atendieran las quemaduras. No dio ga- rantias que el perro se salve. Más porque podría hacer una infección en los genitales que estaban muy quemados, de regreso al llegar el perro quedo como un refugiado en posición fetal debajo de la mesa de la cocina, por cocina se entiende 4 palos y unas chapas. Días más tarde de la operación del hachazo está bien, los 19 puntos ci- catrizaron bien pero las quemaduras andaban muy mal dijo; si en tres día no se cura lo voy a tener que matar…lo voy a ahorcar en el árbol. La noticia corrió rápida por la sentencia de del jefe. Todos sabíamos cómo él quería a su perro, que lo esperaba y siempre era el primero que lo recibía y quien lo despedía hasta que la figura de su jefe desapareciera. Finalmente… los paisanos Traían, medicamentos, aceite quema- do, lo embadurnábamos al pobre perro que, afortunadamente, sobrevivió a su no- che trágica… esto deja a las claras lo vaivenes que vivía a diario el cacique Indalecio Calermo. Con todo lo que lidiaba este ser humano, esto es solo una parte de un día de su vida. le conté que en Jujuy me contaron una tradición, que el perro es el que tiene el don de salvar el alma, Haydee una tia de Martin que vive en huma huaca te- nía un perro, y luego de un tiempo casi un año vinieron familiares del hombre que se lo había regalado porque el ya había muerto; entonces el perro también debía morir, en ese increíble ritual el perro es ahorcado en el árbol que este más cercano al difun- to, en la creencia que “en el portal del cielo el perro alado lleva el alma del dueño y así tendrá la salvación divina”
27 CEBALLOS MARÍA ESTELA MISION EL PARAISO. “Este es propio reßejo en el negativo guardado de una foto sacada después de mucho tiempo.” Viaje para llevar mercadería febrero de 2001. Rio Tonono Salida para misión el Paraíso y Tonono Habíamos partido a las 14hs de la Mora, era día sábado 24 de febrero2001 comi- mos unos chorizos a la parrilla, pero estos estaban quemados por fuera y crudos por dentro. Pero comí dos por la insistencia de Simona. Con 48º de calor un viaje de dos horas, lo habíamos hecho en ocho, llegamos al lugar y todos estaban alborotados. La cara de los niños llena de felicidad y timidez, descalzos se notaba su alegría. Tocaban los bolsones de mercadería eso representa- ba que unos días comieran. También las embarazadas sonreían y eran las primeras en precipitarse a la bolsa. El cacique les dijo: “Necesito que me presten atención. sé tienen que sacar fotos para que en el gobierno vean su pobreza y se apiade de noso- tros, así ve en qué condiciones viven y en vez de tener vergüenza nosotros, que sean ellos lo que la tengan, por cómo nos tiene tirados en el monte.“La señora que vino de Buenos Aires es mi hermana y vino para ayudarles a ustedes, les va a sacar fotos de ustedes y del lugar, porque hay una empresa que va a donar materiales para hacer otra escuelita, de aquí, de este lado del rio. Para no se mueran mas sus hijos, cuando poray abren las compuertas, crece el rio y lo arrastra como ramas y ellos no se pueden
28 SALTA CON OJOS DE WICHI defenderse del rio. Asique esperemos que se pueda construir. También trajimos hasta acá, la mercadería y yo la voy a repartir personalmente. Porque me eh enterado que la vez pasada, no se repartió para todos como corresponde. Se repartido muy mal, y eso a mí no me ha gustado nada, hay algunos vivos que también se aprovechan de sus propios hermanos. Entonces yo vine a comunicárselo a todos ustedes”Y luego dijo que Bueno… espero que cumplan con los materiales, zulú humm (mujer fuerte) se va encargar de escribir. Ustedes contesten sus preguntas así las cosas salen mejor, ella va a saber lo que va hacer y que nadie se pase de vivo. No se olviden que es mi herma- na. La gente mayor vivía esta situación con mucha vergüenza que sé mezclaba con alegría porque llegaba gente extraña, cuando le pregunte a una nativa adolescen- te−¿Querés sacarte una foto? Hizo un no silencioso con la cabeza −¿Por qué, no? −Sé van a reír de nosotros. Sé junto a toda esa gente y tenía el desagrado de tener que fotografiar su desgracia en contra de su voluntad ya que si el cacique da la orden hay que cumplirla y yo sentia que con el disparador de la cámara les disparaba un tiro, en las primeras fotos bajaban la cabeza, se tapaban la boca, algunos cerraban los ojos. Pero después de unas cuantas ya se incorporaban y algunos sonreían mientras se ta- paba la boca por la ausencia indiscriminada de dientes Luego de sacar fotos del lugar charlamos un rato. Los más timidos se fueron animando y como sabían que yo estaba en el hospital me pedían si le podía conseguir medicamentos, me mostraban recetas viejas, estos hermanos son muy desafortunados. Pero me generaban mucha ternura, su rostro, la ropa con colores. Luego se fueron animando y me mostraban los lugares. La falta de baños no es problema menor, estos nativos construyen letrinas y están muy expuestos a infecciones renales y a los accidentes domésticos producidos por desmoronamientos. De estos baños precarios e inseguros para los niños. Además no había médico en ese lugar, todo contribuyo a que no se pueda salvar mucha gen- te a fallecido sin atención médica. Luego de escuchar sus desgracias, empezamos a despedirnos. Les enseñe a sacar fotos y me sacaron una foto con victoria de etnia guaraní. Todos estaban muy contentos con Calermo que les llevo mercadería el pa - quete contenía. Aceite, fideos, azúcar, yerba, tomate, leche en polvo, arroz y polenta. Todo por unidad Indalecio se encargó personalmente que todas las familias reciban su paquete.
29 CEBALLOS MARÍA ESTELA − ¡bueno... hemos cumplido, ahora nos iremos porque si nos agarra la lluvia en el camino y ahí sí que estamos perdidos! EI tiempo ya visIumbraba un temporaI y si nos quedamos encajados en el mon- te, solo dependíamos de un tractor que nos auxilie. Salimos con las primeras go- tas, luego de hacer 30 km nos encaja- mos yo a esa altura ya estaba muy debi- litada y descompuesta mal. Hatay (Indalecio y Félix) se bajaron de la vieja ex ambulancia bajo la mismísima lluvia, el cacique me pedía para que le alcanzara las herramientas, yo con la descompostura que los chorizos me habían causado, más el agua que Victoria me había dado y Ia Ieche de cabra... tenía una revoIución intestinaI. Llego un momento que Félix me pidió unas cadenas para ponerle a las ruedas. Ya se había hecho noche le alcance las cadenas y le dije que estaba muy descompuesta, además de Io físico sentia que era un probIema más para eIIos, vino IndaIecio a Ia caja de atrás y me vio que estaba tirada en eI piso de Ia camioneta sobre una rueda de auxilio oxidada, −¿Qué le anda pasando doñita? Calermo... estoy descompuesta .¿De qué? Del estómago y dolor de cabeza. Bueno... Quédese tranquila que pronto lo solucionaremos esto que está pasando. EI siguió bajo Ia IIuvia tirado en eI piso tratan- do de ponerle cadenas a las ruedas. Decidí bajame de la camioneta como pude, si fuerzas, mareada y me IIeve Ios dedos a Ia garganta para provocarme eI vómito y aliviarme, ya que otra solución no tenia, las buscapinas que había traído, se las deje a esas personas indefensas y desprovista de todo en Tonono. Luego de vomitar aI costado de Ia camioneta parecía que me caía, Ias piernas me tembIaban me sentia débil muy débil, en ese momento, estaba transpirando mucho y tenía retorcijones de estómago, para no mojarme y a la vez por el sudor que tenía, sin duda era un ataque de hígado. Me saque la camisa gruesa y los bichos se me pegaban en los brazos que- mados por el sol de Tartagal. Indalecio y Félix estaban empujando la camioneta y yo también ayude, Félix empujaba con el hombro y por la presión se rompió el vidrio que quedó clavado en el hombro de sinaj. Lo cure con un poco de papel higiénico ya que esa zona sangraba mucho, voIvimos a empujar y por fin saIió de ese Iugar, nos pusimos contentos aunque yo veía como estaba ese sendero y de Ia forma en que IIovía, sería imposibIe seguir por mucho tiempo. TaI cuaI hicimos dos cuadras o tres y fuimos a parar con Ias ruedas IateraIes en un zanjón. Trataron de sacarIa pero fue en vano, se encajaba más, el cacique estaba todo mojado y embarrado, la lluvia era cada vez más intensa y Ia noche cerrada, Ios árboIes parecían personas petrificadas, fan- tasmas, estatuas del demonio que cobraban vida, si uno las miraba mucho, parecían moverse, Hatay y FéIix se fueron a Ia parte de Ia caja de Ia camioneta que estaba llena de bichos, grillos grandes, mosquitos de alitas grandes y transparentes y mos- cas también, era insoportable, de pronto me golpean la ventanilla yo me pegue un
30 SALTA CON OJOS DE WICHI susto bárbaro era Hatay. Doñita disculpe que venga aquí adelante con usted, es que me siento muy mal, tengo mucho dolor de pecho y espalda, el frio y la fuerza me des- compusieron. le abrí la pesada puerta y me corrí bien para mi lado , me saque la ca- misa y la puse sobre su espalda, luego se durmió. Yo estaba muy incómoda y con una cuota de miedo por estar en el lugar más inhóspito que había conocido en mi vida y a la vez, estaba feliz por esa gente que tenían comida. el cacique se despertó y pren- dió un cigarrillo ,me dio para que fume para espantar los bichos, como fumamos los dos, la cabina se llenó de humo y cuando baje un poco el vidrio los bichos salieron despavoridos y otros eran estampados contra el vidrio , comprendí que... ya tener miedo o desconfianza a esa altura ya era tarde. pensé que Calermo era una buena persona y que Félix no haría nada que el cacique no esté de acuerdo, solo sentia que yo debía guardar distancia y mantenerla y no hablar nada que lo pueda confundir. El sintió mi miedo... después de un rato se reía y dijo “quédese tranquila que, él respetaba mucho mi valentia de mujer, que se intere- sa por el sufrimiento de los demás −−sulú humm así la bautizamos y quiere decir en nuestra lengua materna. (Mujer fuerte o mujer dura, que resiste al sufrimiento) usted se va a llevar todo lo que vino a buscar, y así usted podrá conocer como es nuestra vida miserable, y nuestra cultura pero... dentro de lo que se puede ser honrado ¿Me entiende? Usted puede saber cómo vivimos y ve que no mentimos y si usted escribe lo hará con lo que vio. Si quiere quedarse a vivir con nosotros, será como parte nuestra en nuestra comunidad y si alguien le falta el respeto yo le voy a dar su merecido. De repente siento un sonido en la boca cerrada de la noche que me estremeció-¿E- so qué es? Es el cacuy. El abuelo de mis hijas, cuando eran chicas su abuelo Daniel (El Pe) le había contado que, cuando era joven era guardabosque de Salta y les hablo de la leyenda del cacuy. y ahora que lo estaba escuchando en la realidad el sonido triste y sollozó del cacuy. Estaba muy emocionada por la historia, si bien el ya murió hace mucho tiempo yo, lo imaginaba en esos bosques cuando escuchaba el cacuy. Cuenta la leyenda que el kakuy o (cacui) es un pájaro nocturno que vive en las selvas del norte argentino. Dicen que una niña muy cruel que atormentaba a su her- mano. Un día se treparon en un árbol en búsqueda de miel, el muchacho bajo solo de las alturas cortando las ramas, para que su hermana se quedara arriba y así poder librarse de su maldad, ella para siempre en la copa del árbol, de tanto llorar se mutó en pájaro; desde entonces llama si cesar a su hermano con un canto estremecedor parecido al de un lamento. Mis lágrimas rodaron como un confite transparente y no podían brillar en semejante oscuridad, yo sentia que corrían como gotas de vaselina tibia y no podía creer realmente ese momento de pureza emocional que estaba pa- sando y nada más y nada menos que naturaleza en estado puro. yo era una especta- dora de esa obra tan mística; mientas mis lágrimas se deslizaban y sé abrían arrasán- dome la cara pensé, ¡cómo me gustaría revivir si tuviera ese don a ese anciano para que podamos hablar de este lugar que era tan extraño, tan oscuro y con sus bosques
31 CEBALLOS MARÍA ESTELA de árboles espectros, tenía una belleza natural deslumbrante y que dejaba tan atrás a la civilización con sus ruidos molestos y aun con la ausencia de la belleza de una luna llena, como una luna embarazada de estrellas o de hermosos jardines sepulcra- les, los bosques, conventos donde reina la paz, un nacimiento, nada se parecía a esa paz que irradiaba esa profunda oscuridad que, estaba llena de luz interior. Lo que estaba aconteciendo en mí ser... era un temblor producido por la naturaleza el mejor y más intenso de mi sentir en medio de la nada. Con lo que soñaba de chica, mis dos mayores deseo en la vida. El primero estaba cumplido, ser madre de dos niñas. y el que siempre pensé incumplible, estar en medio de la selva con nativos y poder ayu- darlos y aprender de su cultura. Y estaba ahí en cuerpo y alma. Calermo vio mis lágri- mas silenciosas, sé conmovió y acotó: “Doñita no es justo que usted este padeciendo el sufrimiento del aborigen, nosotros nacimos acá y estamos acá como resignados ¿me entiende? Esto también es política, al indio le cuesta mucho defenderse, y está acostumbrado a agachar la cabeza y entonces los pasan por encima o hablando mal y pronto muchas veces se tiene que bajar los pantalones por esa razón, es que usted ha sido testigo que yo reprendo a mis hijos que estudien, que vallan al colegio y que tengan relacionen con otras personas y que aprendan a defenderse por ellos mismos. Yo los defiendo lo más que puedo pero... Yo estoy muy enfermo y todo lo que haga me cuesta mucho, nos que me esté quejando, pero es todo así. Cuando el cacique habla- ba se tomaba su tiempo yo lo escuchaba con mucha atención y admiración, me sedu- cía su sabiduría, todo lo que me contaba era nuevo para mí, y era vitamina , la mejor sangre en caudal de abundancia y de proteínas venían en su información, anécdotas o historias para abastecer a la escritora vampira que moribunda y sedienta existia dentro mío, mi interés por conocer, mi ansiedad desbordada por saber le clavaba los colmillos a sus palabras y así saciar mi sed de conocimiento y aprovechar afondo esa enorme oportunidad que la vida me está poniendo frente a mí. Cuándo lo escucha- ba atentamente pensaba ¡qué clara que la tiene! Hablando en criollo de no ser así, no habría llegado donde llego, con su sufrimiento, marginado por ser mestizo. Pero sin embargo llego muy lejos y tiene el poder absoluto y la capacidad de ese poder utilizarlo no en función de su propia vida y si, puesto al servicio de sus comunidades en una lucha constante a pesar de su enfermedad y enfrentamientos. El siguió di- ciéndome; −“cuando lleguemos a la Mora, yo mañana le saco el pasaje y se va con su familia. Le transmiti a Hatay que no lloraba por sufrimiento que, lloraba de emoción por el cacuy, el sonrió y dijo: ¡Uh! Si habrán historias ¿conoce la del yaguareté−aba?Es el hombre tigre; dicen que son viejos indios bautizados que de noche se vuelven tigres para comerse a sus compañeros u otras personas se dice que es un animal muy feroz y sanguinario es de cola corta, casi rabón y en la frente no tiene pelos. También está el teyu−yagua; es un enorme lagarto con cara de perro que provoca naufragios este tiene 7 cabezas que lanzan aullidos y solo se calma con sacrificios humanos. Vive en cavernas o escondidos en los yerbales se dice que se lo encuentra en salta, misiones, corrientes y Paraguay que atrae a los hombre o los animales con su aliento para de- vorarlos. −¿y cómo trata a los forasteros? Calermo dijo:- masomenos a las mujeres
32 SALTA CON OJOS DE WICHI se las come primero, es bicho pero no es tonto. Pero si viniera, yo en la caja tengo el machete y le voy a dar bien. Se reía como un niño travieso. Esa era otra cosa que me gustaba del cacique que, tenía sentido del humor. También me conto una historia que tuvo de joven con una monja. Pero… todo un pecador había resultado Hatay. −Mire yo tengo que arrepentirme de muchas cosas, porque antes fui muy perverso, hoy soy muy diferente, yo era muy ignorante y la ignorancia usted sabe que nos hace ser muy animales. No medir las consecuencias y ante la mirada dios. Los errores se pagan caros, yo soy un hombre con mucha suerte porque eh sabido defenderme de la vida. Pero quien sabe todavía lo tenga que sufrir, que yo aún desconozco .sabias palabras del gran cacique. Esa noche conocí más a Hatay en profundidad. Me conto que estaba muy enfermo por un par de infarto que tuvo, también sufre de mal de chagas, de joven sufrió un accidente de moto que se había desplazado el corazón. Fue fumador empedernido, más la vida agitada que suele llevar duerme muy poco, come rápido y todo el tiempo vienen con preocupaciones y problemas que tiene que resolver. Él es consciente que no tiene mucho tiempo para lograr cosas para su gen- te. Una de sus preocupaciones, es cuál de sus hijos será el capaz de seguir su misión. Pero tiene tantos proyectos tanta confianza en sí mismo que eso supera su frágil sa- lud, actualmente estaba luchando por la titularidad de sus maestras rurales que, día a día se hacen presente en la escuela que, logro la luz, consiguió computadoras y su lucha desde hace dos años por un tractor. Esa noche me conto como se enamoró de su mujer Simona Ruarte, me hablo de su supuestos hijos. Pero a quien siempre quiso mucho es a Simona, una mujer muy sabia y pensante, sensible, fiel compañera que lo atiende con dedicación, y le trasmite mucha paz. Su rol es el de estar abocada a la crianza de sus hijos y nietos, trabaja como docente bilingüe en la escuela. Hablamos de Simona y de su operación de ligamento de trompas, Hatay con una voz de tristeza que susurro así – “Ahora quiero conseguir en Salta, la titularidad para ella, ya que si yo muero ¡qué va hacer la pobrecita entonces! Yo quiero dejarle un trabajo seguro si ella tiene la titularidad ahí ya la cosa cambia” Después de charlar amenamente le dije bueno voy a tratar de dormir un rato me acurruque bien contra la puerta y dormí como pude, cuando desperté ya era de día y mi vejiga explotaba, timidamente le dije a Félix con quien me reí porque se quejaba de todas las pica- duras que tenía, también por la herida del hombro que se había hecho cuando empujaba, con el vidrio de la puerta de la vieja ambulancia. Yo le explico que me voy alejar porque quiero conoce el lugar y cargándo- me me dijo: “Félix−¡ojo que es zona de víboras! Y son- rió, no se aleje mucho” Yo me imagine la escena y en
33 CEBALLOS MARÍA ESTELA vez de darme miedo me genero risa .camine una cuadra y estaba fascinada con esos verdes y los aromas de las plantas, él oxígeno en abundancia, luego de estar perse- guida un rato con que alguien me vea, pude hacer pis y senti un gran alivio. En el aire había un montón de insectos, aun no me sentia bien del todo y me tire en un atajo que estaba limpio con tierra pura y sin vegetación, me acosté en el piso, me tape la cara con un pañuelo que tenía, respiraba profundo disfrutando mi soledad y mi en- cuentro con migo misma, soy sumamente feliz, amo a esta gente a este lugar tan bello de día. Cuando regrese había dos personas más que supusieron que estábamos encajados y vinieron en ayuda, traían un pedazo de sandía y tortas fritas. ¡Ah! con el hambre que tenía me pareció una exquisitez, un manjar, luego de dos horas salimos. La camioneta arranco patinaba mucho saliendo humo de sus cubiertas y salpicando barro por doquier. Luego de sacarla salimos y a dos kilómetros nos volvimos a enca- jar seis horas después paso un tractor y nos sacó y nos remolco 16 km que, había una misión. Llegamos al lugar y habían árboles de troncos hermosos y de formas que sus gruesas y pesadas ramas formaban arcos, las chosas estaban entre sus ramas el piso estaba barrido con una suerte de escoba de ramas, la gente hablaba con Indalecio en “wichi” y yo escuchaba; nos hicieron comida era un guiso de corzuela y gua suncho, tenía arroz y papas, la carne de estos supuestos bichitos era blanca similar al chivito, luego nos limpiaron un poco la camioneta y salimos de nuevo al fango. El cacique ya a esa altura estaba con mucha tos seca por la mojadura, afortunadamente, ya el día estaba soleado y sin viento, yo salí en busca de maderas o ramas secas y tenía que hacerlo descalza para no embarrarme las botas que ya estaban muy pesadas por estar mojadas, conseguí un par de maderas de corteza de árboles que le quitaba como piel de lagarto secas, mientras caminaba, mis pies se enterraban en el barro en la profundidad, yo sentia algo pantanoso debajo mis plantas, pero disfrute ese barro y dije yo haré de tu barro letras. Cuando llego voy a limpiarme los pies y me encuen- tro con lombrices chiquitas y negras que parecían sanguijuelas, un verdadero asco, parecían que a mis pies les habían crecido raíces ¡que terrible! Mis pies arraizados en ese barro, sin embargo mis pies se deslizaban livianos. Pero bueno... los chicos y las mujeres de esa misión se reían de mi cara de asco. También tenía que tener cuidado de los jejenes, estos eran como pulgas que se meten debajo de las uñas de los pies y esos sí que duelen mucho, porque hacen nido y se sacan escarbando únicamente con aguja. Y eso trae como consecuencia infecciones y complicación en las personas dia- béticas. la gente fue respetuosa con Indalecio y muy generosa con mi persona, algu- nas mujeres me tocaban la cabeza otras sé acercaban y me sonreían, las más jóvenes hablaban entre ellas y los chicos miraban todo lo mío que les llamaban poderosa- mente la atención, la lapicera, cámara de foto , el termo en el que timidamente me cargaron el agua caliente, yo me senté frente a un horno que habían construido de forma muy rudimentaria, parecía el nido de un hornero en otra escala lógico pero de igual formato. Pude ver como el hombre aprenden de la dedicación y creación de los animales, incluyendo los mismos materiales. Esa es su arquitectura. Me recosté so- bre rama añeja donde mi esqueleto reposaba feliz, con tanta belleza con tan buen
34 SALTA CON OJOS DE WICHI oxigeno que purificaba mi sangre y me ensanchaba el corazón bombeando el doble de sangre, practique la respiración abdominal, podía sentirme con el mundo a mis pies y para mi sola... ¿Qué tamaña osadía la mía no? Pero queridos humanos, el mun- do no tienen sentido si no tenes con quien compartirlo, deje de lado mi egoísmo para abrir el paquete arrugado de yerba la tranquera, con serias secuelas del barro y de la lluvia campestre, así es la vida deja huellas de lo vivido, lo transcurrido; había una parte que sé había endurecido por la mojadura, pero igual pude rescatar y prepare el mate; el asombro de los espectadores no era el mate que ya lo conocían, sí que quie- ran tomar mates con ellos, en principio que les conviden eso les generaba vergüenza y hacían un gesto muy tierno con la cabeza como si vieran pasar una pelota de (ping poing) en cámara lenta pero ante mi insistencia empezaron a aceptarlos y así se fue- ron abriendo a una charla y a querer saber cosas mías. la sorpresa fue realmente mía cuando me entere que ellos ya sabían de mi existencia por alguien que me conoció en embarcaciones, en la casa de un familiar del cacique y este ya les había contado de lo que yo estaba haciendo. y pensé... en mi respuesta afectuosa deje florecer mi eterno agradecimiento por su confianza que, depositaban en mi persona y algo que para mi gusto era demasiado de manejar, ese aura de esperanza que depositaban en mi llegada y que acentuaban cuando hablaban de sus necesidades. Pero llego la hora de despedirnos mis despedidas mayormente eran con lágri- mas mediante desde la emoción , aun- que esta vez era distinto, no solo eran lágrimas, les hable de mi vergüenza aje- na y pedirles disculpas por todos los que los abandonaron en ese estado de des- protección, les hable de que tal vez un día vuelva, tal vez no, pero lo único que yo estaba segura que jamás los olvidaría y que escribiría sobre ellos, que de algu- na manera tendrán noticias que, les mandarria sus fotos y que si un día andan por Bs As, que tenían mi casa y mi familia a su disposición. Los chicos y los paisanos como se dicen entre ellos, nos despedían y nosotros nos pusimos en marcha mientras esa gente frágil quedaba atrás, nosotros recorríamos una ruta de papel carbónico. Llegamos a la Mora después de seis horas más, llegamos muy cansados, Igual me puse a escribir. No había agua para bañarme, yo tenía todos los pies cuarteados por el barro ya seco, y marcas de las sanguijuelas en las piernas. Pero realmente conocer a toda esa gente valió realmente la pena. A Indalecio lo esperaba una larga cola de gente por varias razones. Y los escucho a to- dos, no sé de dónde saca fuerzas este hombre, nunca vi a alguien tan extenuado y no quejarse, y seguir. Igual que las vidas de esas personas teniendo una realidad tan cruda y que su sin futuro. Estaba agotada, Calermo se acostó a las 22 horas, estaba
35 CEBALLOS MARÍA ESTELA muy afiebrado y dolorido de la espalda. Tardamos 2 días en esa misión, sin comer, ni beber, empapados. Con un gran sufrimiento de gente que esta tirada en el monte sumamente invisibilizados, sin asistencia, poca educación. Con faltas de caminos, de médicos, docentes y con muchas enfermedades que carecen de diagnósticos y por ende de medicación. Muchos de ellos morían sin asistencia médica. La escuela de la comunidad la Mora Escuela de la comunidad. Reparto de comida y naranjas. Marzo 2001 La escuela es un punto de vida muy importante en la comunidad y la iglesia, son los espacios referenciales de sociabilidad para los niños. Ellos en estas comunidades están acostumbrados a resignarse y subordinase, en especial las mujeres. Pero la edu- cación es ese gigante que puede cambiarles la realidad, motivando las ganas y tener el placer de aprender, es la única manera hecha oportunidad de que conozcan la his- toria. Estudiar les abre la mente y la esperanza de poder cambiar algo. Maestras en muchos casos poco valorados, y sufren a diario de ver niños desnutridos, que le cuesta más aprender. Ellas con su responsabilidad en la escuela esta la enorme dedicación y muchas veces sin recursos. La llegada de los niños al universo de la educación, les da
36 SALTA CON OJOS DE WICHI la llave de abrir la puerta donde tendrán el conocimiento de saber que tienen dere- chos y obligaciones. Niños que podrán escribir sus nombres por primera vez, mamá, papá, Abuelos, hermanos, amigos, solidaridad. Escribirán la palabra amor, la palabra suerte, y la más prometedora que es la palabra libertad. Para ellos y para nosotros sociedad en su conjunto, para sus hijos. Podrán también escribir una carta de agradecimiento a sus maestros. Reconocer, diferenciar todos los que tuvieron la grandeza y la vocación, la sensibilidad social de mirar dentro del monte y de saber que además de ßora y fauna hay Corazones que laten con sangre caliente, ojos que parpadean, que ven colores. Pretender ser reconocidos como lo que son, La fuente de nuestra cultura. Nacen entre las cenizas, huelen a leños a ropa ahumada, duende Que se duermen sin sueños. Ni- ños que sufren y no se quejan, tal vez algún día le ganemos a la desidia institucional, a la violencia simbólica. Defendamos la educación de todos.
37 CEBALLOS MARÍA ESTELA Escuela la Mora 2010-2016 La huerta de la escuela de la Mora. Ya con jardín de infante, Primaria y secundaria. Alrededor de 300 alumnos pasan por la escuela con comedor incluido. 20 docentes son el personal. La dirección está a cargo de la directora Nely Ruaja. Una gran alegría para los niños. La escuela es una segunda oportunidad que el niño tiene por si tienes problemas en su seno familiar. Experimenta la sociabilidad por la multiplicidad de subjetividades. Si bien son miembros de la misma comunidad. Construyen conoci- mientos. Lo bueno de la huerta es sacar la educación formal fuera de la escuela y apropiarse del espacio como educación (no−formal, fuera de la institución) El amor de las docentes logra con esfuerzos puestos en las escuelas rurales, Como los maestros bilingües. La educación, herramienta para nuevas oportunidades.
38 SALTA CON OJOS DE WICHI La maternidad de la mujer aborigen. “Nunca hay que descartar que alguien que se crea superior a ellas, las discriminen por ser indias, por ser negras, por ser pobres, por ser mujer. En estos polos de identi- dad donde no son respetadas Si nos imaginamos como algunas muje- res en especial tienen familia muchas de ellas recibimos el maltrato de las pro- pias mujeres. ¿Cómo creen que será en los pueblos originarios? Hay muy poco escrito sobre historias de mujeres en el mundo. Quien escribe sobre la mujer aborigen, ¿a quién le importan? Traba- jando de voluntaria en el hospital presi- dente Juan Domingo Perón de Tartagal. Encontré realmente una gran desolación para nuestras mujeres a la hora de dar a luz, ya que no llegan bien alimentadas, con sus respectivos controles, nunca voy a olvidar a una mama pronta a dar a luz, estaba sola en una camilla y con una convulsión se cayó de la camilla alta, obviamente su bebe murió. Para poner en contexto histórico del 2001. No había director por internas políticas, los interventores pasaban. Ni voy a olvidar, la pobre mujer que se bajó de un micro trucho a orinar porque su vejiga no daba más y un escuerzo se prendió de su vagina fértil, la trajeron ya convulsionando pues, la falta de ambulancia hizo que la traigan en una camioneta. Era de noche, la joven mujer y su hijo murieron. Producto del veneno del escuerzo. Podría estar toda la noche describiendo situaciones horrendas que estas mujeres pobres vivían. La mujer de la fotografía es Marcela Calermo, embarazada de seis meses con una gran infección urinaria y tuve que hacer un gran escándalo para que la atiendan. Después la retaron diciéndole “¿desde cuándo ustedes tienen quien las defienda?” Son mu- chos los riesgos que corrían estas mujeres y sus embarazos. Todo tipo de riesgos. Lo que note al llegar en las misiones fue la gran cantidad de de niños con discapacidad. Los problemas madurativos, parálisis cerebral, por mujeres que no tienen llegada al hospital. Si el parto no viene bien, es incalculable el padecimiento y al pasar el parto la falta de oxígeno la sufre el bebe a esos impedimentos. Estela Ruarte, la mujer de la foto, hermana de Simona. Estaba muy anémica a la hora de nacer su hijo. Y no la transfundieron. Estas mamas, casi todas están en peli- gro, ya sea porque no hay caminos, están en pleno monte, no tienen como pedir auxilio. O por accidente domésticos, sin solución. Estas misiones que son muy pero muy pobres. No tienen baños, lo que había era un pozo en forma de letrina. Un día una joven embara-
39 CEBALLOS MARÍA ESTELA zada, no la encontraban, la buscaron por todos lados, pero producto de las lluvias y los pozos hechos sin contención, hizo que cuando fue al baño, se desmoronara los bordes y cayó a la letrina. La joven mama, nadie la escucho. La encontraron con po- cos signos de vitales, ya era tarde. Mujeres que llegan tan anémicas que no tienen fuerza para pujar, Se hinchan por la falta de sangre. O si tienen diabetes, toxoplasmosis o celiacas ¿Quién controla eso? Abortos espontáneos. Si a todo este cóctel de abandono y desidia le sumamos que son engañadas por algunos hombres, y las abandonan, el padre las desprecia por haber quedado embarazadas. Más el maltrato a la hora de tener familia. Es más que una problemática. Es una aberración y es estrictamente cultural y hay que cambiar- lo. Las políticas neoliberales no ayudan en lo absoluto, esas políticas concretamente me atrevo a decir que matan. Puede dejar a los integrantes de ese país por medio de relaciones de poder y de economías globalizadas con la consecuencia de que cada vez estas personas estén inmersas en un sistema perverso y donde la brecha es cada día más grande entre (pobres y ricos) (pobres − marginados) (marginados − marginal) generando cada vez nuevas políticas de exclusión social coyuntural. La mayoría de estas personas viven una situación de irregularidad cívica ej.; un niño murió en Salta capital y estuvo dos meses en depósito por no estar anotado. Figuran como “N.N”
40 SALTA CON OJOS DE WICHI Hatay Indio libre, fuerte y decido, Indalecio te llamaron. Niño indio cercado por la muerte. Que vienes hincado del monte triste, Hatay de nacimiento, tus ojos son de viento, tu sonrisa arbolada, tozudo de cuna con cuero duro. Niño guacho de pelo renegrido, manos curtidas de sol adverso, el cielo Vio inflar tu pecho y desarrollar tus fuerzas huracanadas. Corriste Entre los maizales con tus pies heridos. Tragaste ríos de injusticias, Masticaste el barro, pero… Vos escupiste hijos y derechos. Nunca te dormiste sin sueños. Hiciste de tus comunidades la sangre de tus venas. Hoy que a tu cabellera la orino una luna embarazada tu salud escupió ramas secas, que se menean frágiles en viento. Tus ojos ven detrás del humo Pariste valentia por tus luchas, secaste tu lengua cortante. Solo cuando dejes tu cruz de huesos a un costado y te duermas en un sueño profundo Indio… niño… anciano… ¡Por fin serás libre!
41 CEBALLOS MARÍA ESTELA “EI gran cacique” Indalecio Calermo… lo puedo definir como un hombre paciente, cons- tante, que sabe muy bien lo que quiere, para quien lo quiere y lo más difícil de todo, el cómo lograrlo. Un “resiliente activo”a superado, so- ledad, abandonos múl- tiples, las peores incle- mencias del tiempo en pleno monte. (Posee la fortaleza que nace de la adversidad, capitaliza su experiencia y se hace más fuerte) Es un gran trabajador que trabaja a destajo, un luchador. Un hombre que asume sus errores sabiendo los altos costos que esto le cuestan, no solo en el afuera. En su conciencia y acepta el castigo que Dios le impon- ga. Es un gran“Guerrero contemporáneo” Alguien sensible, con mirada de chico sin amor, solidario, agradable. En un haz de luz asoma desde los huecos de sus ojos, el anciano milenario que habita en su sabiduría. En él se encuentra al indio ingenuo y la picardía del criollo. Esa mezcla se conjuga con Su valentia que lo llevaría hasta tener que arriesgar la vida si es necesario, por su pueblo. Un ser comprometido, un líder natural y paternalista político. Un Gran Hombre que sin duda pasaran muchos años para que alcancen su audacia y habilidad. Hombre de mucho carácter, razonable a la hora de aflojar. Pero su tenacidad lo hace vivir al límite. Sabe que la parca le anda pisando los talones, pero él sigue librando batallas y esta un paso adelante de todo. Del bien y del mal. “El diablo más sabe por viejo que por diablo”viejo zorro,. Tigre desconfiado. Sus ironías y humor condimentan las conversaciones que deja desban- dar al niño sin infancia que fue algún día.
SEGUNDA PARTE
45 CEBALLOS MARÍA ESTELA Indalecio Calermo en su ciudad natal. Embarcaciones provincia de Salta Vida del indio mestizo (Hatay) Bueno… mi madre se llamaba María Soruco era aborigen y mi padre Juan Calermo, él era criollo. Por eso yo me llamo Indale- cio Calermo. Nací en La Loma en Em- barcaciones. El 1 de mayo de 1956. Di- cen que por eso salí tan trabajador… Tuve muchos hijos y mi mujer es Simo- na Ruarte. La historia que cuenta mis antepasados, dice que cuando naci- mos, éramos dos y cuando habíamos terminados de nacer para colmo melli- zos. Habíamos nacido, y ya estaba dada la orden de algunos de mi familia que nos mandaron a matar. Porque en aquéllos años, no se aceptaba la rela- ción entre criollos y aborígenes. Por- que los criollos pensaban que nosotros habíamos hecho mucha maldad, que habíamos hecho muchos atropellos, muchas muertes y por eso no querían
46 SALTA CON OJOS DE WICHI aceptar la integración, pero por suerte, ya habiendo dado orden de que maten, y por suerte no naci mujer, porque así me hubiese ido, me terminaban matando en el mo- mento. Entonces uno de mis abuelos dijo que no, porque yo era varón. Dijo que era una lástima matarlo porque yo podía ser útil en el futuro. Entonces… Me dejaron vi- vir, yo creo que en ese momento eh vuelto a nacer de nuevo. Después me hecho grande. Yo sufrí mucho, mi mamá se tuvo que ir a otro lugar, y yo me quedé en otro lugar, entonces no tenía quien me cuide y tenía que sobrevivir como dios diga ¿no? Además los aborígenes, los paisanos me trataban mal porque sabían que yo era un mestizo. Entonces me fui y me escondí bien adentro el monte y pase, frio hambre, mi picaban bichos, yo casi no hablaba porque no tenía con quien hablar. Después como a los 9 años yo sembraba y con una carretilla que me pesaba mucho, me venía al pueblo y vendía algunas verduras y con eso fui sobreviviendo como podía. Después me encontré con un abuelo indígena que era curandero, y ese abuelo indígena que era muy sabio, me dijo. Un día yo iba a ser cacique general, que yo iba a ser una per- sona que aquellos que me maltrataban, a esos estúpidos, todos iban a venir después a mis pies. Al mismo tiempo que me iba haciendo grande, me relacionaba con los otros viejos aborígenes, me contaban historias, me contaban lo que era la maldición del bien. Y antes que se muera mi abuelo, era él, lo único que tenía, el hizo muchos favores siendo curandero, curaba mucha gente. Terminando su vida, yo estaba en la calle y me ha hecho llamar mi abuelo, me mira fijo, ya estaba muy mal el pobre y me dice: “Indalecio, yo quiero que usted me prometa algo, de todo lo que le paso no quiero que tomes venganza, porque tus hermanos no saben lo que hacen. Por eso yo quiero que seas protector, vos vas a hacer cacique general, vas a hacer el que maneje y or- ganice todas estas comunidades el día de mañana. Entonces te voy a leer tu futuro; vas a tener muchos hijos, vas a tener una mujer, vas a tener familia, tu familia va a ser de bien. No vas a ser rico, pero no te va a faltar un pedazo de pan. Vas a llevar anillos de oros como ninguno de nosotros pudo, Pero… yo lo único que quiero es que, me prometas que todo los que te hicieron mal. No tomes venganza ni represalias ni nada por el estilo, te pido el favor de que seas una buena persona y atiendas a todos los aborígenes, porque ellos no saben lo que hacen ahora. no saben que tenemos un atraso de vida, de ignorancia en las comunidades por nosotros mismos. Entonces por eso yo quiero que usted luche, y que se preocupe siempre por su pueblo y van a llegar los cargos para usted” Se cumplió todo, se dio todo eso. A los doce años ya era coordinador de la gente tiempo Y indígena, coordinador. Y ahí ya empecé a ejercer, sin saber que tenía guar- dado el puesto de mi abuelo, quien era cacique. Y cuando cumplí trece años me lla- maron para que tomara el puesto con algunos asesores y ahí emprendí como cacique. Y después me trasladé a Tartagal. Ya era muchacho y quisieron correrme pero yo me plante firme y le desafié a pelear y ahí nomás les dije a los paisanos de otras misiones que, iba a formar mi propia misión llamada La Mora, que el que quiera venga, algunos
47 CEBALLOS MARÍA ESTELA se vinieron conmigo. Me siguieron va… y bueno… entonces yo tome responsabilidad por ellos y, me puse a trabajar duro. Después al año siguiente vieron que yo trabajaba en serio y se vinieron muchos y así se formó la historia de este lugar. Acá hay mucha gente. También alguno puede estar desconforme por lo que he hecho… y no los culpo por eso, tendrán sus razones, pero yo hice cosas lo mejor que pude, si reconozco que puedo equivocarme ¡cómo no! cualquier persona. Yo no soy marciano. Ha pasado mucho tiempo, y aquí en Tartajal me converti en Cacique general. Ya la misión La Mora se convirtió en comunidad. Hoy no puedo creer ser cacique General, sino tam- bién director de una institución indígena, y desde 2008 pertenezco como delegado en el Instituto Nacional de asuntos Indígenas (INAI) en Buenos Aires. También me meti en la política, ayudé a directivos, ayudé a maestras. Hice un proyecto para maestros bilingües. Peleamos por diferentes tolderías, peleamos diferentes derechos de tierras. Porque el indígena, considero que si no tienen sus tierras, es mejor muertos, porque no es indio. En el año 1916 todo este territorio que vos ves eran todos aborígenes, no conocíamos a la gente criolla, eran extraños los criollos para nosotros. Me acuerdo que unos rusos habían pasado con Geep por las comunidades, y algunos de los aborí- genes se caían desmayados porque nunca habían visto un Geep, una persona de piel blanca. Esa historia quedó en el recuerdo siempre de los aborígenes, cuando vieron por primera vez esas características tan extrañas o bien, ni cuando vieron pasar por primera vez un avión. ¡Mi dios! pensaba que era una maldición. Y ese fue el primer encuentro con la tecnología. Y muchos años después. Vinieron las disputas cuando aparecieron los ce- lulares, los que estaban de acuerdo y los que no. En el Movicon estaban en el centro con una combi y a la salida del banco, los esperaban y los convencían y les vendían los celulares por 100 pesos con 100 pesos de crédito. Calermo abalo a la tecnología con el tema de que ellos no estaban comunicados con nadie. Se quedan encajados, o se enferma alguíen y no pueden pedir auxilio al hospital y se cagan muriendo. Noso- tros tenemos que no tener miedo al progreso, sino no somos nadie. Eso no significa que nos olvidemos de nuestras raíces, los indios por más que nos lustremos siempre
48 SALTA CON OJOS DE WICHI seremos indios. Por eso le permiti a la Estela le Que escriba para que este lugar tenga una historia, Porque no puede ser que no figure en un libro, porque no puede ser que no existamos. Pero bueno… a mí lo único que me importa es lograr beneficios para mi comunidad y ojala todas las Comunidades en el mundo, tienen que ser dueños de sus derechos. Cansado, preocupado por todas las problemáticas. El caso de los jóvenes. Que van al secundario en el centro y caen en la droga. El prometió luchar para hacer un secundario para las comunidades
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