Historias de Vida Lidia Susana Puterman 1
Hecho el depósito que indica la Ley 11.723 Impreso en la Argentina Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna, ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopias, sin permiso previo del editor y/o autor. 2
DEDICADO Verónica Esteban Milton Walter Camila Lucila Joaquín Valentina Micaela Thiago Mateo 3
PRÓLOGO Cuando Lidia Susana Puterman me invitó a realizar el prólogo de este nuevo hijo de las letras, no pude más que sentirme orgullosa y ansiosa por expresar lo que recomendaría de él. La autora, a quien conozco por haber escrito conjuntamente con ella, es… ¡Increíble! Su mente es audaz, aguerrida y avasallante; no deja espacios librados al azar. ¡Su pluma es incansable…, no para jamás! Historias breves pero movilizadoras, no existen espacios expresados a medias tintas, sin vacíos, ni preceptos concebidos, donde se abre al lector sin salvavidas y, en cada desenlace, es como tirarse desde un trampolín en aguas abiertas. En este libro de narrativas cortas, el lector se verá atrapado por una lectura que lo sumerge en sus profundidades y, junto a Lidia Susana Puterman, podrán encontrar la escalera de ese capricho llamado “final”. Y recuerden, queridos lectores que, con cada final de historia, “un impregnante perfume de magnolias quedará flotando en el ambiente”. Susana Rebequi Escritora 4
CUENTOS 5
Absurda Vanidad Teresa Segovia era una mujer audaz, decidida. Lograba todo lo que se proponía de la manera que fuera; nada le impedía alcanzar sus objetivos. Con sus 35 años había conseguido destacarse como empresaria y escalado hasta la más alta jerarquía. Sus negocios crecían gracias a su desempeño, aunque significara sobrepasar los límites de la ética y la moral. Casada hace 5 años con Hugo del Solar, pretendía que sus ambiciones crecieran a la par suya. Hugo trabajaba como vendedor en una concesionaria de automóviles, la mayoría eran importados, sobretodo de Francia, Italia y Alemania; esto le permitía tener buenos ingresos…, aunque nunca fueron suficientes para el nivel de vida al que Teresa estaba acostumbrada. Ella había nacido y crecido en una familia de alcurnia, en el centro de Madrid, Ahora sus pretensiones se habían convertido en desmedidas. Desde el principio de su relación, esto acarreaba desde pequeños roces hasta fuertes discusiones, que a veces terminaban con gritos de disconformidad y salidas airosas que desconcertaban a Hugo; el diálogo se había perdido y los enojos crecían hasta el desborde. Una mañana, queriendo complacerla en sus gustos, -siempre tan exquisitos-, con una gran sonrisa, le llevó el desayuno a la cama y agregó sobre la bandeja…, un regalo. Sin embargo, cuando Hugo entró a la habitación, Teresa ya estaba aprontándose para ir a trabajar. Al verlo entrar con la bandeja, lo primero que notó fue el regalo que sobresalía, por su gran tamaño y brillante envoltorio. Se detuvo sorprendida. Sus ojos irradiaban placer anticipado…, que pronto se frustró al ver que era un bolso ordinario. —Esperaba al menos que fuera con marca de diseñador— Dijo con enojo mientras trataba de no arrojarlo. Continuó con su mordaz verborragia —Tal parece que la promesa de ascenso…, va a quedar en promesa…, como siempre— 6
—Me lo confirman en estos días. Te pido un poco más de paciencia— Solicitó Hugo en tono de súplica. —Hace años que espero tus confirmaciones…, mi paciencia se está agotando— Concluyó Teresa mientras salía dando un portazo. Así terminaban siempre sus conversaciones. Un mes después, sábado por la tarde, mientras Teresa estaba tomando sol, recibió un mensaje en su celular. Desde el ventanal de la cocina, Hugo la observaba. Ella esbozó una amplia sonrisa, mezcla de complicidad y complacencia. Minutos más tarde, fue hasta el dormitorio y se preparó para salir…, sin siquiera notar la presencia de Hugo en la cocina. Tomó un remis y media hora después estaba ingresando en el bar “Joséalfredo”, famoso por sus cócteles originales y sus tentempiés; un lugar poco iluminado y bohemio, con sofás de terciopelo y espejos. Juan Ignacio Galván ya estaba esperándola. Era el primer encuentro. Los dos lucían sonrientes…, Teresa más todavía, cuando él le entregó un obsequio, que de inmediato notó que era de diseñador, por el logo en el envoltorio. Después de casi dos horas de amena charla, él la invitó a su pent-house, para disfrutar de una velada más íntima. Llegaron abrazados, con la promesa implícita de una gran noche de pasión. Teresa dejó el obsequio sobre el amplio sillón, -que invitaba al despliegue- y, le mostró insinuante su negligé, que llevaba escondido en su bolso. Antes que se cambiara, Juan Ignacio le comentó que primero quería darle una gran sorpresa preparada especialmente. Teresa pensó que iría en busca de champagne, que estaría enfriándose en la heladera. Se sentó a esperarlo en el amplio y mullido sillón. Grande fue su asombro cuando vio entrar a Hugo al living. Sus ojos se abrieron en desmesura y no pudo pronunciar palabra. —Te preguntarás cómo me enteré— Dijo Hugo mirándola de frente, sin pestañar. 7
Teresa bajó la mirada tratando de hallar las palabras para disculparse. —Conocía en demasía tus excesivas pretensiones…, siempre insatisfechas. Hablé con Juan Ignacio, mi viejo amigo y le pedí ayuda. Juntos ideamos este plan para que se conozcan, por medio de la página de “citas” en la cual descubrí que estabas. Sabía que el lujo y los obsequios costosos te atraerían como un imán— Explicó Hugo con un dejo malicioso en su voz. —Pero yo quería que progresaras, que tuvieras ambiciones, un puesto jerárquico…— Comenzó a excusarse Teresa. — ¿Querías un ascenso para mí? — Preguntó Hugo socarronamente mientras le mostraba un escrito de la confirmación del mismo. —Perdón…, me equivoqué. Quiero que vayamos a casa y así podremos hablar…— Trató de disculparse Teresa. — ¡Estamos en casa! — Dijo Hugo con satisfacción mientras sostenía en su mano la llave del pent-house — ¡Y no te quiero en ella! — Concluyó mientras abría la puerta para que saliera. Esta vez, él dio un portazo…, de despedida. 8
Acertada Intuición Melanie Jackson, morena y esbelta, mantenía un buen cuerpo a pesar de sus 38 años. Era una afamada pintora internacional. Sus cuadros estaban colgados en las mejores y más reconocidas galerías de arte del mundo; continuamente realizaba giras para sus presentaciones. Las mismas eran organizadas por su “marchand”, que a la vez era también su esposo, Carson Blake. Llevaban casados casi cuatro años y su química parecía estar un poco desgastada con tantos viajes y compromisos de parte de ambos. Carson era un hombre joven, diez años menor que Melanie, se mantenía en forma, apreciaba la buena comida y los vinos costosos. Tenía su propia bodega en el sótano, con una colección envidiable. Solían realizar eventos en el parque de su mansión ubicada en West Village, situada en el Bajo Manhattan y bordeada por el río Hudson. Con motivo de informar a sus amigos y familiares una gran noticia, Melanie decidió realizar una fiesta sorpresa en el mes de marzo, al inicio de la primavera. Contrató a la mejor empresa, “Delicious Food” para organizar el almuerzo con bocadillos y una torta de varios colores. También a “Decor House” -decoración de parques y jardines- , quienes adornaron con banderines y globos todo el espacio verde. Los invitados asistieron encantados y a la vez muy curiosos, pues no sabían el motivo de tal evento. Cuando la reunión estaba en su apogeo, Melanie tomó del brazo a Carson y anunció, públicamente, su inminente embarazo. Carson, sorprendido y emocionado quedó mudo; solo atinó a abrazar y besar a su esposa, al tiempo que comentaba que había que hacer un brindis para festejar tal anuncio. Bajó al sótano en busca de la mejor cosecha de sus vinos. Al traspasar la puerta, se encontró con Hannah, que lo interpeló. 9
— ¿Acaso no me dijiste que ibas a separarte de ella…? ¡Y ahora vas a ser padre! ¿En qué queda lo nuestro…? — — ¡Por favor…, que pueden oírnos! — suplicó Carson tratando de suavizar su enojo. — ¿Dónde quedaron tus promesas…? O ¿Acaso ya te olvidaste de lo que habíamos planeado? — exclama Hannah aún más encolerizada. Al notar Melanie que Carson demoraba, decidió bajar al sótano a ver qué ocurría. Al llegar escucha la última parte de la conversación. — ¡Pronto lo resolveré…, no te preocupes! — insiste Carson. — ¿Qué debes resolver pronto con tu hermana, querido? — pregunta Melanie con visible curiosidad. Para salir del aprieto, Carson comenta —Es un asunto de negocios querida…, nada para alarmarse— — ¿De qué se trata…? ¡Sabes que puedes confiarme lo que sea! — insiste Melanie. —Se trata de una deuda que tengo con Hannah…, casi insignificante…— se excusa Carson. —No te preocupes Hannah…, pagaré la deuda de Carson pues soy la administradora de la empresa que tenemos en conjunto. Subamos, me dirás el monto y te haré un cheque— dijo Melanie resuelta. Al inicio de semana, se reunieron muy temprano Carson y Hannah en un bar en las afueras de New York. Deseaban estar lejos del bullicio de la gran ciudad para poder hablar tranquilos de sus próximos planes. —Creo que logramos sacarle un buen dinero a tu esposa— mencionó Hannah con una radiante sonrisa que iluminaba su rostro. — ¡Debemos tener mucho cuidado…, puede haber reporteros o fotógrafos merodeando…, yo soy muy conocido al igual que ella! — explicó Carson mirando atemorizado a todos lados. —Tranquilo amor…, cobraremos el cheque en cuanto abran los bancos y nos iremos muy lejos de New York y cambiaremos 10
nuestras identidades. Ya verás que nadie podrá encontrarnos— dijo resuelta Hannah mientras trataba de besarlo. — ¡Aquí no por favor…, podrían vernos! — le dijo al tiempo que la apartaba casi con brusquedad. — ¡Ya es hora…, vamos! — anunció ella mientras se ponía de pie. Entraron al banco y se anunciaron en el mostrador. En breve una asistente les pidió que aguardaran sentados en los sillones, en una sala privada, contigua a donde estaban ubicadas las cajas de seguridad. Pasaron más de 30 minutos y la asistente no regresaba con el importe del cheque presentado. La demora hacía que Hannah se sintiera atemorizada y Carson mostrara signos de inquietud. Ambos comenzaron a pasearse de un lado al otro de la sala, mientras sus rostros comenzaban a tensarse; ninguno se animaba a decir palabra. De pronto la puerta de la sala se abrió y entró la asistente. Detrás de ella ingresó Melanie con una caja de seguridad en sus manos. —Hola querido, hola Hannah ¿O debería llamarte Chloe? — comentó Melanie con sarcasmo. Detrás de Melanie, pequeña y delgada se asomó una mujer, que con la voz quebrada dijo —Hola Carson querido… ¿Me recuerdas…? ¡Soy Hannah…, tu hermana!— “Estafa y Fraude Agravado” fue el rótulo de la carpeta que apareció en el escritorio del abogado defensor, elegido por el Estado, con los nombres de Chloe Wyatt y Carson Blake. 11
Adrenalina El autódromo nacional de Monza, “la catedral de la velocidad”, es un circuito mítico, legendario y tal vez sagrado, que, inevitablemente evoca el brillo de glorias pasadas, así como la pesadumbre de las tragedias vividas en medio de una incipiente Fórmula 1. Giulia Mancini, es una de las favoritas. Corre desde los 20 años y con su Ferrari ya ha dejado huellas de gloriosas carreras en distintos circuitos automovilísticos del mundo. Hoy, cerca de los 27 años, se ha convertido en una mujer, además de bella, en aguerrida y avasallante. Su cuerpo, parece una escultura cincelada por Miguel Ángel, que atrae en forma continua y sin tapujos, tanto las miradas masculinas como las femeninas; en éstas últimas, al punto de provocar cierta lógica envidia. Su principal sponsor es la empresa de neumáticos Silverstone y su dueño, Enzo Vitale, su más ferviente admirador. Enzo, 30 años, de contextura atlética, cabellos canos y un perfil romano, la conoce como corredora de Fórmula 1 desde sus inicios. Estuvo tratando de conquistarla, en infinitas oportunidades, con obsequios y viajes, pero…, nunca tuvo la posibilidad de un acercamiento íntimo. Giulia siempre tenía una excusa a flor de labios que le cortaba de raíz sus idílicas intenciones. Si alguien los veía desde lejos, podía afirmar que eran la pareja ideal; jamás se los vio pelearse ni discutir por ningún tema. Entre ellos fluían amplias sonrisas y dulces palabras. Igor Conti solía vigilarlos en cada ocasión que le era posible. Como el mecánico privado de Giulia, permanecía siempre cerca de su coche, aunque no necesitara revisión alguna, con la sola excusa de estar próximo a ella. Le tenía un profundo e inalcanzable amor; a veces le resultaba tan doloroso quererla, que le provocaba fuertes espasmos o terribles migrañas. No podía soportar el hecho que otro hombre la amara, ni siquiera podía llegar a imaginarla en brazos de alguien más que no fuera 12
él. Su obsesión era casi enfermiza, estando siempre a la expectativa de lo que ella hiciera. El Gran Premio de Italia se celebrará el 11 de setiembre en dicho circuito. Su longitud es de 5,793 kilómetros. Durante la carrera se darán 53 vueltas, cubriendo una distancia final de 307,029 kilómetros. Todos los preparativos se estaban realizando en tiempo y forma para el gran espectáculo. Giulia concurría muy temprano todas las mañanas a realizar ensayos para acortar tiempos y mejorar sus maniobras. Igor siempre tenía preparado su auto. La esperaba desvelado desde la madrugada y la espiaba para verla llegar. Adoraba cada parte de su cuerpo, como si fuera una diosa. Le encantaba verla caminar, deslizándose sigilosamente como gacela e introducirse en su Ferrari colocándose el casco protector. Era una ceremonia que le provocaba un gran placer y lo disfrutaba a pleno…, siempre en silencio para no perturbarla. Llegó el día de la tan ansiada carrera. Las gradas estaban atestadas de gente, que eufórica, aguardaba el inminente desarrollo del gran acontecimiento deportivo. Los periodistas estaban distribuidos estratégicamente en las entradas del autódromo, para entrevistar al público que iba ingresando, mientras los fotógrafos evidenciaban con sus cámaras y flashes, sonrisas y anhelos. Todo era una fiesta y la algarabía fluía como río. Nada estaba librado al azar. Todo era cuidadosamente registrado, tanto corredores, como mecánicos y sponsors. Era costumbre que antes del inicio de cada carrera, Enzo pasara a saludar a Giulia, para desearle éxitos. En esta ocasión, él se tomó el atrevimiento y la sorprendió con un largo y efusivo beso, que no pasó inadvertido, especialmente para Igor. La carrera comenzó y Giulia llevaba, en un principio, la posición del quinto puesto. De a poco fue ganando terreno y tres vueltas antes de finalizar la carrera, pasó al segundo puesto. Cerca de llegar a la meta, Giulia quería lograr su objetivo: el primer puesto. 13
Fue un desafío extraordinario, manejando a una velocidad de más de 200 km/h y realizando peligrosas maniobras para sobrepasar al conductor que llevaba la delantera. Cuando estaba por alcanzarlo, sintió en el volante un ruido extraño que provenía de una rueda de su auto, que en un instante salió disparada y se desintegró al golpearse contra el paredón que separaba la pista de las gradas. Giulia, con solo tres ruedas, logró sobrepasar, con un increíble y diestro manejo, obteniendo así el primer puesto. El público estaba enardecido, aplaudía y gritaba vitoreando a Giulia. Mientras ella salía del auto, periodistas y fotógrafos se acercaron para entrevistarla. Al mismo tiempo y frente a ellos, varios policías estaban deteniendo a Igor Conti. Giulia miraba a su alrededor y no entendía que estaba sucediendo. Preguntó a uno de los policías por qué se lo llevaban — ¡Por intento de homicidio! — Fue la respuesta inmediata del Jefe de Policía Darío Da Costa. — ¡Si no eres mía…, no serás de nadie! — Gritó Igor a voz en cuello, con sus ojos inyectados en sangre, poniendo en evidencia su macabra determinación y culpabilidad. En ese preciso momento, pasó como pudo entre el gentío, empujando a quién se le cruzara. Llegó hasta donde estaban los periodistas haciendo la entrevista, extendió sus brazos, que se colgaron del cuello de Giulia con calidez y ternura y mirando desafiante a Igor le dijo con absoluta seguridad y convicción. — ¡Soy Alessandra…, la esposa de Giulia!— 14
Aniversario de rubí Elsa y Miguel consolidaban un matrimonio de más de 35 años de casados. Vivían en las afueras de Madrid en un barrio de casas muy lujosas, con todas las comodidades necesarias para pasar una vejez tranquila y sin privaciones. Ellos no habían podido tener hijos, por lo que sus empleadas, con muchos años de antigüedad, casi tanto como ellos de casados, formaban parte de la familia que no habían logrado. Maruja, el ama de llaves, manejaba la organización de la casa a las mil maravillas, tanto así, que Elsa no debía preocuparse por nada; ella estaba en todos los detalles. Coordinaba, con habilidad y destreza, al resto de los empleados: Perla, la cocinera, Renata la mucama y Francisco el chofer. El jardinero, José, venía solamente los fines de semana a ocuparse de las plantas y flores, así como también de emprolijar el césped, que siempre lucía impecable. Próximos a cumplir los 40 años de casados, bodas de rubí, Elsa decidió realizar una fiesta con toda la magnificencia. Le pidió a Maruja que se ocupara de buscar un servicio de lunch y una empresa de decoración para realizarlo en el jardín, donde estaba ubicada una fantástica glorieta, la cual deseaba fuera adornada con sus flores preferidas, las del almendro. Mientras tanto, Elsa viajó a la ciudad para elegir y comprar un regalo para su esposo. Francisco, el chofer, la llevó al centro de Madrid, donde estaban los negocios más emblemáticos. Elsa recorrió algunos comercios hasta que encontró lo que realmente deseaba. El día del tan esperado aniversario llegó. Mientras Miguel se estaba vistiendo, Elsa le entregó su obsequio guardado en una brillante caja con un moño, todo en color rojo, igual que su contenido. Miguel quedó maravillado y le agradeció con un beso en la frente. La fiesta se desarrolló con los recaudos necesarios para que nada estuviera librado al azar. Todo fue de excelencia: las flores 15
en la glorieta, el servicio de lunch…, los invitados estaban encantados. Elsa fue la primera en bajar a saludar a todos. Estaba radiante con su vestido púrpura de gasa, acorde con el clima de mayo. La temperatura era de 27º y a pesar del frescor en el jardín, todas las mujeres estaban aprovisionadas con sus abanicos, lo cual mostraba un esplendoroso arco iris de múltiples colores. Una hora más tarde del inicio de la fiesta, Elsa comenzó a preocuparse que su esposo no bajara a la reunión. Le pidió a Francisco que fuera a buscarlo y lo ayudara, si era necesario. El chofer encontró a Miguel en la habitación, tendido en su cama, a medio vestir. No quiso tocar el cuerpo que parecía estar sin vida. A partir de ese momento, todo fue un caos. Casi de inmediato, una ambulancia se hizo presente y el médico a cargo diagnosticó, en primera instancia, muerte por paro cardíaco. Elsa no podía creer que un hombre tan lleno de salud, de vida, se fuera así de pronto…, sin más ni más; estaba desbastada…, no quería ver ni hablar con nadie. Solo se quedó sentada a su lado, mientras todo se desarrollaba con la mayor rapidez para llevar el cuerpo a la morgue, realizar la autopsia y determinar si hubo engerimiento de alguna bebida o droga que provocara su deceso. De pronto notó que algo faltaba…, la mitad de su regalo. Buscó con la mirada para ver si podía encontrarlo en la habitación: miró sobre la repisa, en el suelo, sobre la cama. Se puso de pie, abrió los cajones y placares, corrió las sillas y banquetas…, nada. Decidió que se realizara el entierro con el mismo lujo que siempre habían tenido. Al velatorio asistieron todos sus allegados; amigos y vecinos no podían dejar de despedirlo. Mientras todos se acercaban para brindarle sus condolencias, Elsa permanecía de pie junto al ataúd, sin querer moverse de su lado. Parecía como si también estuviera muerta. 16
Maruja se le acercó para brindarle su asistencia, mientras que Perla le llevaba café y agua para reanimarla. Elsa solo quería que todo terminara. Le dolía mucho la cabeza, pues sus pensamientos evocaban hermosos recuerdos de su vida conyugal. Se dio cuenta que necesitaba recostarse un poco para recomponerse y calmarse. Se sentía abrumada con tantos y tan vertiginosos sucesos ocurridos. Maruja la acompañó a su habitación para que pudiera dormir un poco. Renata la convenció de tomar un calmante para que pudiera relajarse y descansar, aduciendo que al día siguiente era el entierro y tenía que ponerse en pie. Al momento de tomar el calmante, Elsa notó algo que brillaba en el interior del bolsillo del uniforme de Renata…, había encontrado la mitad de su regalo. El par de gemelos de rubíes fueron guardados en su rojo estuche. Al día siguiente Elsa despidió a Renata sin ningún remordimiento; tampoco lo tuvo al no asistir al entierro de su difunto esposo. 17
Capricho Fortuito Jasmine y Logan Harper se conocían desde la universidad. Ambos habían estudiado la misma carrera, Farmacia y Bioquímica. Al finalizar, ella había tomado como destino laboral, ser farmacéutica. Logan prefirió el refugio de un laboratorio, para lo cual compró un amplio equipo con todo lo necesario para desarrollar sus fórmulas medicinales y lo instaló en su pequeño garaje…, en forma provisoria. Entre números y preparaciones, nació el amor, que fue creciendo a pasos agigantados, hasta que ambos tomaron la decisión de casarse. El primo de Logan que era abogado, Chase Cooper, le recomendó que ambos firmaran un contrato prenupcial, para salvaguardar los bienes previos y posteriores al matrimonio. En el mismo se estableció que si alguno de los cónyuges fuera infiel, el otro recibiría en el divorcio todos los bienes. Compraron un departamento, amplio y luminoso, en el centro de San Diego…, pero Logan no podía trasladar allí su laboratorio, por lo que decidió alquilar un lugar especial para instalarlo. El mismo estaba ubicado a una hora de viaje de la vivienda, lo que a veces ocasionaba que se demorara mucho en regresar, a pesar de haber adquirido un auto para realizar los viajes en menos tiempo. Después de algunos meses, Logan comenzó a llegar a altas horas de la madrugada. Estas largas ausencias en las noches, empezó a hacer mella en la pareja y provocar ciertos roces. Jasmine comenzó a sospechar que Logan tenía una aventura. No tenía los medios económicos para contratar a un investigador privado, por lo que pensó en pedirle ayuda a Naomi, su asistente. El jueves por la tarde, en la trastienda de la farmacia, Jasmine explicó a Naomi sobre sus sospechas y le solicitó que consiga pruebas, pues de ser cierto, pediría el divorcio y tendría la posibilidad de quedarse con los bienes, por haber incumplido el 18
contrato prenupcial. Esa misma noche, Naomi viajó hacia las instalaciones del laboratorio en busca de indicios. El viernes por la mañana y, sin tener novedades de Naomi ni haber regresado Logan al departamento, Jasmine se dispuso a preparar su valija para viajar a Los Ángeles; el vuelo salía al mediodía. Debía asistir a un Congreso de Farmacéuticos que tendría una duración de tres días. Con la ansiedad de todo lo que tenía que hacer y el hecho de no tener noticias de su esposo, olvidó dejar una nota para anunciarle de sus próximas actividades. Logan regresó a media mañana, fatigado y hambriento, ya que había trabajado hasta altas horas de la madrugada y no había probado bocado alguno. Se dio un largo y relajante baño, comió lo que encontró en la heladera y después decidió acostarse a dormir todas las horas que el cuerpo necesitara. Cerca de las diez de la noche se despertó sintiéndose más descansado y con mucho apetito. Cuando se percató de la hora, también se dio cuenta que Jasmine no estaba en el departamento. La llamó a su celular, pero solo se escuchó el buzón de voz; prefirió no dejar mensaje. Se levantó de la cama, comenzó a caminar por la habitación, nervioso, cavilando. Una sensación de incertidumbre empezó a crecer en su mente, hasta que de pronto se percató que…, su maleta no estaba. Trató de pensar dónde estaría, con quién… « ¿Acaso me estará engañando?» Se preguntaba una y otra vez. «Si descubro que me es infiel…, pediré el divorcio y me quedaré con los bienes gananciales» Logan seguía mascullando rabia. Volvió a llamarla…, nuevamente no obtuvo respuesta. Se vistió y salió a la calle. Necesitaba aturdirse, beber un trago…, no quería estar solo. Jasmine trató en principio durante el fin de semana de comunicarse con Logan para explicarle de su repentino viaje, pero las comunicaciones estaban cortadas por los fuertes temporales invernales. 19
Durante el Congreso de Farmacéuticos, se plantearon diversos temas, algunos se definieron y otros abrieron nuevos interrogantes, por lo cual se decidió prorrogar el mismo por tres días más. Esto produjo serios inconvenientes en todas las familias involucradas, porque nadie pudo avisar de la continuación de las reuniones. Por otro lado, Logan fue el lunes a primera hora a hablar con Naomi, para saber si conocía el paradero de su esposa. Pero al llegar le informaron de su ausencia, porque estaba con gripe. Durante los siguientes días, los temporales invernales se incrementaron, ocasionando algunas caídas de árboles y techos de casas. Esto trajo aparejado la interrupción en los vuelos además de los cortes en todo el servicio telefónico. Logan, desconociendo el paradero de Jasmine, después de tantos días de ausencia y sin enviar ningún mensaje, sobrentendió que no regresaría. Decidió hablar con su primo abogado y solicitar el divorcio planteando “Ausencia Premeditada”. Chase inició los trámites para llevar a cabo lo solicitado. Una semana más tarde, un jueves por la tarde, a mediados de diciembre, se reunirían en su despacho para ejecutar las acciones legales pertinentes. Logan se alistó para dirigirse al despacho. Subió a su auto y antes de poner el coche en marcha, un fuerte terremoto, de magnitud 3.2 en la escala de Richter, provocó el resquebrajamiento de la calle, como si un río de cemento la atravesara. . Sus destinos fueron arrebatados por los caprichos de la naturaleza. 20
Círculo cerrado Francia es un país lleno de contrastes con ciudades y pueblos bonitos que permiten disfrutar del mar, de la naturaleza, de monumentos históricos, del ocio más cosmopolita y de la mejor gastronomía. La hija de Chantal Dubois, Aline, que residía en Toulouse, se casaría en breve; al fin tenía un pretexto para conocer tan hermosa ciudad. La misma es caracterizada por sus casas de ladrillos terracota Está repleta de maravillas, de las cuáles, Chantal hizo una lista para visitar, como la Place du Capitole, la basílica Saint-Sernin o el claustro de los Jacobinos, el Jardín Japonés, el Museo de Saint- Raymond. Pero por otro lado, estaba muy ansiosa con la boda, por lo que decidió planificar sus paseos para después de realizada la ceremonia. El vuelo de Air France de Paris a Toulouse duró apenas 80 minutos. Chantal no tuvo demasiado tiempo para pensar. Quería conocer al novio personalmente, ya que solo sabía su nombre y profesión –era un renombrado arquitecto, con oficinas propias-. Al llegar al Aeropuerto de Toulouse-Blagnac, Aline y Claude estaban aguardándola con un gran cartel con su nombre para que pueda verlos desde lejos. La alegría de Chantal al ver a su hija, tan radiante y hermosa, después de casi tres años, con 24 años por cumplir, le nublaban la vista de emoción. Madre e hija se abrazaron durante unos minutos, tratando de compensar tanto tiempo de ausencia. Cuando ambas se repusieron, Aline le presentó a Claude y se dieron también un largo y fraternal abrazo. Al desprenderse, Chantal sintió un leve escalofrío, pero no dijo ni una palabra, solo atinó a esbozar una leve sonrisa para disimular su asombro. 21
En el auto camino a la casa de Aline, Chantal se sentó en el asiento trasero. Su mirada divagaba entre la charla de su hija y el perfil de su yerno. Al llegar, estaban reunidos algunos amigos y los padres de Claude, que Aline le presentó a su madre. Blanche era una mujer alta y algo regordeta, mientras que Antoine, era más bajo que su esposa y muy delgado. Chantal se percató que Claude no se parecía a ninguno de los dos, por lo cual deseaba obtener respuestas para sus inquietudes y se animó a preguntarle a Blanche, en el oído, si su hijo era adoptado. Antoine que estaba a su lado, al ver que su esposa no se atrevía, confirmó que lo era. Un fuerte sonido se escuchó cerca de la puerta que daba al jardín de la casa. Chantal había sufrido un ligero desmayo. Con rapidez, Claude y su padre, la levantaron y recostaron en el sillón. Aline trajo unas sales y después de olerlas, Chantal al fin se repuso. — ¡Claude…, es mi hijo! — dijo Chantal con un hilo en la voz. —Lo reconocí por el lunar en su cuello… Cuando tenía dos años fue arrebatado de su cuarto mientras dormía…, jamás supe nada de él— Continuó diciendo Chantal. Aline miró a su madre horrorizada por lo que escuchaba. No podía creerlo, no se animaba a hablar. Al ver su expresión demacrada, Chantal la tomó de la mano y le dijo tratando de contener sus lágrimas —Ante la inevitable pérdida de mi hijo…, decidí adoptarte mi querida Aline… ¡La vida da tantas vueltas y al fin el círculo se ha cerrado! — 22
Claridad en las tinieblas La florería “Jazmín del aire”, abría puntualmente todos los días a las 08.00 hs., incluidos domingos y feriados, aunque llueve o granice…, sin excusas; sin embargo, el lunes 7 de marzo, fue la excepción. Chiara Rossi, su dueña, había sufrido un terrible accidente, regresando el domingo por la noche, de la fiesta de cumpleaños de su prima Agustina. Franco, el novio de Chiara, conducía el auto; la calle estaba mojada por una repentina y torrencial lluvia. Las gomas estaban bastante gastadas, por lo que no pudieron aferrarse al pavimento, provocando que el auto patinara y se incrustara en un paredón. Semi aturdido Franco por el impacto, pudo solicitar una ambulancia. Ambos fueron trasladados de inmediato al hospital más cercano. Según el diagnóstico médico, Franco había sufrido una contusión en la cabeza y debían realizarle una serie de placas para comprobar el grado de gravedad. El de Chiara fue más complejo…, el golpe le había provocado algo terrible: había quedado ciega. Los días pasaron, la florería era atendida por la empleada de Chiara, su prima Agustina. Cuando Franco fue dado de alta, comenzó a ir a la florería para ayudarla. Mientras tanto Chiara, ya en su domicilio, se reponía de los golpes y contusiones, pero…, psicológicamente, no podía superar su invalidez por la ceguera. Franco la visitaba todas las tardes, pero Chiara sentía en su interior, que los sentimientos hacia ella, ya no eran los mismos. Su sexto sentido se había agudizado por su estado y…, no se equivocaba. Su prima fue lentamente enamorando a Franco, con el planificado ardid, de quedarse con el manejo total y absoluto del negocio. Para lograrlo necesitaba un cómplice y…, nadie mejor que Franco para eso; él era astuto y tan malicioso como ella, ya que pensaba casarse con Chiara para manejar, en forma desmedida y para su propio beneficio, sus finanzas. 23
Debido a su condición de salud, Carmina, la madre de Chiara la acompañaba y asistía en todo lo necesario; se puso al frente del negocio para administrarlo y vigilar, sobre todo a Franco, ya que dudaba de sus intenciones…, en el cuidado y protección de Chiara. Cierta mañana, Carmina llevó a Chiara al local y tuvo que ausentarse para la elección y compra de macetas para las nuevas plantas que entregarían en los próximos días. Cuando Chiara ingresó al negocio, se dirigió hacia el fondo del mismo en busca de su prima, para avisarle que había llegado. A mitad de camino se detuvo en seco; pudo escuchar susurros y jadeos que imaginó, provenían del galpón donde se guardaban las herramientas. Permaneció inmóvil en el lugar tratando de hacer ningún ruido. Un rato después, escuchó el saludo de su prima y luego de unos minutos, Franco se acercó para abrazarla. Chiara no pronunció palabra. Una semana más tarde, sin avisar, dejó de ir al negocio. Carmina comentó que el padre de Chiara, Don Luigi, la llevó a pasar unos días al campo y a pasear por el puerto de Trapani, al oeste de Sicilia; necesitaba cambiar de aire, su estado de salud se lo estaba exigiendo. Quería estar lejos de todo y de todos. Casi tres meses después, cuando el verano estaba en su esplendor en el mes de agosto, Chiara volvió sin anunciarlo, ni siquiera a su madre; quería sorprenderla, especialmente a ella. Llegó a su casa, un domingo por la noche y entró con su padre; Carmina casi se desmaya al verlos. Al día siguiente, llegó al local antes del horario de apertura. Esta vez quiso ir sola, sin la compañía de su madre; necesitaba averiguar qué estaba ocurriendo. Decidió esconderse en el galpón. Eligió unos macetones altos, se sentó a esperar sobre unas bolsas de fertilizante…, allí nadie la encontraría. Un rato más tarde, escuchó pasos, acompañados de voces y risas, ingresando al galpón. Cuando ambos estuvieron en pleno “romance”, salió de su escondite y los interpeló. 24
— ¡Mis sospechas eran ciertas…, no quería creerlo! ¡Mi ceguera estaba en mi interior! ¡Ahora puedo ver todo, con absoluta claridad! — Exclamó Chiara con la voz llena de ira. Franco quedó totalmente perplejo, en una situación ridícula, con el pantalón bajo y absolutamente mudo. Agustina trataba de abrocharse la blusa mientras balbuceaba palabras incoherentes. Cuando Franco pudo reaccionar, lo primero que hizo fue tomar a Chiara del brazo, alzarla y sin preguntar nada, la metió en el baúl del auto. Agustina dubitativa al principio, decidió luego correr detrás de Franco. Se subieron rápidamente al auto y Franco condujo a tontas y a locas. — ¿Qué vamos a hacer? — Preguntó asustada Agustina mirando a Franco tan indeciso. — ¡Puede ver…, nos vio! ¿Cómo es posible…? — Gritaba angustiado y temeroso mientras seguía conduciendo sin rumbo fijo. — ¡Tenemos que deshacernos de ella…, no hay otra salida! — Resolvió Agustina sin dudarlo. Franco seguía conduciendo sin pensar bien hacia dónde ir. De pronto, una imprevista lluvia estival, se convirtió en pocos minutos en un fuerte diluvio. Las gomas del auto, que nunca fueron reemplazadas, volvieron a patinar sobre el asfalto, mordieron la banquina y el auto terminó incrustado en un árbol. El baúl, se abrió a causa del impacto y Chiara pudo salir. Franco y Agustina, debido a la desesperación de huir, no habían tomado la precaución de ponerse los cinturones…, murieron instantáneamente. 25
Convaleciente A pesar de su apariencia, un poco tosca y bastante introvertido, Alexia está enamorada de Lucas Valente. Son novios desde hace cuatro años y viven juntos casi desde el inicio. Hay planes de casarse en pocos meses. Ella trabaja en un comercio de ropa deportiva. A veces sus horarios se extienden más allá de la hora habitual de cierre del local, pues tiene que hacer inventario o acomodar las prendas que llegan de los distintos fabricantes. El 14 de febrero, es una de tantas noche en que Alexia llega tarde al departamento que comparten. Al entrar no encuentra a Lucas esperándola. Lo llama al celular y después de algunos minutos, aparece la voz del buzón para dejar mensajes. Un rato más tarde vuelve a llamarlo y sucede lo mismo…, entra el buzón de voz. Casi a la medianoche Lucas llega al departamento. Encuentra todo en absoluto silencio y total oscuridad. Al traspasar la puerta del dormitorio, Alexia sentada en la cama, enciende la luz del velador. Lucas queda mudo por la sorpresa. Alexia lo encara preguntándole de dónde viene. Lucas tratando de sopesar las palabras mentalmente antes de pronunciar alguna, le comenta que se ha demorado porque tuvo que asistir a una amiga después de haber tenido un accidente en la calle, al caerse de la bicicleta, cuando quiso doblar en una esquina y un auto se le atravesó, cayendo al asfalto, de espaldas, sufriendo golpes y raspones, por lo que tuvo que llevarla a la clínica para que la atendieran. Al escuchar el relato en la voz acongojada de Lucas, lo mira con suma extrañeza mientras trata de asimilar lentamente lo ocurrido. Al rato le pregunta por qué no atendió su celular, ya que lo ha llamado un par de veces. Lucas se excusa diciendo que estaba en la clínica y no lo había escuchado. Después de todo su parlamento, Alexia le comenta que había olvidado su cita para cenar juntos y festejar el día de los 26
enamorados. Lucas sorprendido en falta, queda mudo otra vez. Alexia tampoco quiere continuar la conversación. Un domingo por la tarde, para suavizar la tensión que se ha generado entre ambos, Lucas la pide que lo acompañe a visitar a su amiga Eleonora que ya está en su domicilio, para que se conozcan. Al llegar, aún convaleciente, Eleonora los recibe y agradece a ambos por visitarla. Se desarrolla una charla cálida y agradable hasta que Eleonora comenta, como algo sin demasiada importancia, que el médico la ha diagnosticado que debe operarse de la espalda, pues en esas condiciones y en breve tiempo, por la caída y los golpes recibidos, la columna vertebral sufriría daños irreparables. Lucas y Alexia se muestran preocupados y tratan de darle ánimos a Eleonora. —El problema se suscita por la falta de dinero para realizarla— comenta como corolario de toda la conversación. Lucas trata de tranquilizarla y animarla aduciendo que de alguna manera se resolverá. Cuando vuelven al departamento, Alexia, que ha quedado realmente shockeada por todo lo sucedido y pensando realmente en el difícil trance que está atravesando Eleonora, le comenta a Lucas que ha tomado una decisión. —Voy a darle a Eleonora los ahorros de mi boda para que pueda operarse— Lucas queda impactado por esta declaración. La mira con ternura y le pregunta si está segura de hacerlo. Alexia con una sonrisa le responde —Ningún sueño vale más que la vida humana— El lunes al mediodía en su horario de almuerzo, Alexia llama a la clínica donde atendieron a Eleonora, para hacer una donación para su próxima intervención quirúrgica… Le informan que Eleonora Castillo no es paciente de esa clínica. Un escalofrío recorre la espalda de Alexia; se siente absoluta y totalmente traicionada. Días después le pide a Lucas ir a visitar a Eleonora con la excusa de ver como se encuentra y comprar los alimentos 27
necesarios, que al vivir sola, nadie puede brindarle ningún tipo de ayuda. Ya en casa de Eleonora, después de los debidos saludos, Alexia sale a comprarle provisiones. Un rato más tarde regresa acompañada del Doctor Edgardo Alfaro, comentando que es amigo de la familia y un afamado traumatólogo, cirujano del aparato locomotor. —Alexia me habló de su situación y me gustaría hacerle algunas preguntas. Según tengo entendido se queja de debilidad y dolores frecuentes de cabeza, un impulso involuntario de ponerse en cuclillas. El 95% de los pacientes desea hacerlo con el fin de reducir la tensión en las articulaciones, regular el flujo sanguíneo y por lo tanto estabilizar la presión arterial Voy a mostrarle, siéntese derecha, hombros hacia atrás y mantenga el equilibrio— — ¿Es grave doctor? — pregunta asustada Eleonora. — ¡Claro que sí! Veo a una persona diagnosticada con fraude cerebral! — increpa con determinación el Doctor Alfaro. Minutos después ingresan intempestivamente dos policías al domicilio. Mientras salen esposados Lucas y Eleonora, con una amplia sonrisa Alexia los despide comentando: —El médico que te ha revisado es en realidad Edgardo Alfaro, Comisario Inspector de la policía bonaerense del partido de Tigre— 28
Deseo por cumplir Se habían casado muy enamorados…, como la mayoría de los jóvenes de casi 25 años. Marisol era dulce y cálida…, su nombre era propicio a su personalidad. Siempre tenía una sonrisa a flor de labios y muy rara vez se enojaba. Ella era de la opinión, que cualquier tema o situación, podía resolverse en calma conversación. A Fabricio a veces, se le encendían los ojos con chispas, cuando surgía alguna desavenencia; pero ella sabía cómo hacer para solucionarlas. Solo estaban siempre de acuerdo, desde el inicio de su relación, en que deseaban ser padres y, en lo posible con más de un hijo; ambos eran hijos únicos y no querían repetir la historia. Al inicio, por lógica, lo intentaron varias veces durante la semana. Luego, para mayor seguridad, en las fechas que ella tenía mayores probabilidades de fecundación. Luego de un año y, a pesar de todos sus esfuerzos, los intentos resultaron infructuosos. Un domingo, mientras tomaban un café en el barcito más coqueto del barrio de Palermo “Macondo”, Fabricio inició una conversación sobre el tema, de manera sutil. —Debemos pensar en otras opciones— Comenzó a insinuar. —Mañana voy a pedir turno con un especialista— Comentó ella decidida. — ¿Qué le vas a decir? — Preguntó Fabricio preocupado. — ¡Voy a contarle sobre todos los intentos frustrados por más de un año! — Exclamó compungida tratando de no llorar. — ¡Alguna solución vamos a encontrar…, yo también voy a hacerme los análisis que sean necesarios! ¡Quiero ser padre! — Concluyó Fabricio con efusividad. — ¡Yo lo deseo más que nada! — Manifestó Marisol sin poder contener más el llanto. Una semana más tarde, Anabel, una de las mejores amigas de Marisol, la llamó por teléfono para contarle que estaba muy 29
deprimida, por la ruptura con su pareja, después de cinco años de relación. Marisol, para consolarla, la invitó a su casa para conocer los detalles, pensando que tal vez, podría existir alguna forma para ayudarla en su reconquista. Al día siguiente, después de las 19.00 hs, Anabel fue a la casa de Marisol, para confiarle los pormenores de su separación. También estaba presente Fabricio, quien se alió con Marisol para animarla. Dos meses después, un lunes por la tarde, Marisol regresó del laboratorio con el resultado de los estudios médicos de ambos. Las explicaciones del Dr. Quesada, habían sido muy claras y precisas. Debían realizarse más análisis…, aunque las posibilidades de quedar embarazada eran escasas o casi nulas. Marisol estaba deprimida. No tenía muy claro cómo se lo iba a decir a Fabricio…, se sentiría muy desilusionado ante el futuro panorama. Entró a su casa cabizbaja. Necesitaba un café bien cargado para reconfortarse. Fue a la cocina a prepararlo. En breve llegaría Fabricio y necesitaba darse ánimos para enfrentar la tormenta que se avecinaba. Mientras el agua hervía, fue hasta el baño a higienizarse. De pronto escuchó voces del otro lado de la puerta del dormitorio, que estaba entreabierta. Se asomó con cautela y…, lo que vio le resultó increíble. No podía emitir palabra. Buscó su celular, que siempre llevaba en su bolsillo y…, filmó. Varios días más tarde, a fin de mes, Marisol preparaba con mucho esmero, una cena para varios invitados…, el festejo de cumpleaños de Fabricio debía ser un evento “inolvidable”. Venían sus primos, que viajaban especialmente de Puerto Madryn, algunos compañeros de trabajo de su esposo con sus mujeres y, por supuesto, sus infaltables amigas, desde la secundaria, Georgina, Carola y Anabel. 30
La cena transcurrió en un clima de mucha algarabía, entre risas y anécdotas. A los postres Marisol trajo la torta decorada con crema chantilly y frutillas. Sobre la misma estaba el número 25, formado con velas multicolores. Marisol las encendió y le indicó a Fabricio que pidiera los tres deseos y soplara. Muy emocionado él cerró los ojos y después de concentrarse para pedir sus anhelados deseos…, sopló las velas. Cuando los efusivos aplausos se aplacaron, Marisol anunció que tenía una sorpresa. Tomó el control remoto del video casetera y la encendió. De pronto aparecieron imágenes perturbadoras y desconcertantes. — ¡Jurándose amor, en mi cama, como dos adolescentes! — Empezó a detallar Marisol. — ¡Lo siento…! — Trató de disculparse Fabricio. — ¡Ella diciéndole con su mejor cara de inocente que está embarazada de él! — Continuó Marisol entre lágrimas. — ¡También lo siento…! — Quiso escapar Anabel — ¡Los dos son unos viles hipócritas… Vos Fabricio, por serme infiel…, en mi propia casa…, en nuestra cama… Y vos Anabel, ingrata traidora…, tantos años de amistad, mentirme en la cara, de esa forma…! ¡Entérense todos! ¡Ese hijo no es de Fabricio…, como ella se lo declaró…! ¡Él es estéril! ¡Aquí está el papel que lo prueba! — Vociferó Marisol a viva voz…, respiró hondo y concluyó — ¡También te dejo, al lado de tu torta de cumpleaños…, los papeles de divorcio! — 31
Desmedida ambición En la parte superior de la ciudad de Brunate y alejada del resto, se yergue majestuosa la Villa Santa Emiliana, bautizada en honor a la madre de Nicoletta Lombardi, actual dueña de la mansión. Era una mujer muy delgada, sumamente elegante, con exquisito buen gusto para la joyería y vestimenta. Siempre aparentaba una gran amabilidad y displicencia, lo que resultaba ser un imán ineludible. Pero lo más atrayente no era su personalidad avasallante…, era su inmensa e incalculable fortuna, la cual siempre fue motivo de múltiples acercamientos masculinos; algunos pudieron convertirse en sus esposos. Nicoletta era además muy superficial, defecto que por supuesto escondía, sobre todo en los innumerables eventos a los cuales concurría, para evitar malas interpretaciones. Esto hacía que sus matrimonios no resultaran ser de largo plazo. Los maridos se hastiaban de sus frivolidades, caprichos, malos tratos y, definitivamente la dejaban. Solía pasear por los alrededores del Lago Di Como, visitando, entre otros, el pueblo de Cernobbio; la Piazza Risorgimiento y la Iglesia de San Vincenzo. En varias oportunidades iba a La Cittadella della Seta, donde se encontraba una de las fábricas más famosas de producción de seda, para adquirir telas bellísimas para realizar sus vestidos de fiesta. Acostumbraba a pasar sus vacaciones en la imponente Bellagio, pueblo encantador con vista al lago, destino turístico favorito de la nobleza y la burguesía superior lombarda desde el siglo XIX. Massimo Ferrara, visitaba Bellagio, alojándose en la casa de su primo Guido. Le encantaba recorrer el pueblo en bicicleta; así podía admirar sus inigualables bellezas. 32
Una tarde, regresando a la casa de su primo, por estar ensimismado en sus contemplaciones, no se percató que un auto venía cruzando por la bocacalle y fue embestido, cayendo al asfalto con un significativo porrazo. El chofer del auto salió en su auxilio, quiso ayudarlo a levantarse, pero Massimo prefirió solicitar una ambulancia. Desde el interior del auto se escuchó una voz que con firmeza exclamó —De ninguna manera…, lo llevaremos de inmediato a la sala de urgencias— Entre el chofer y la pasajera lo subieron con sumo cuidado, al igual que a la bicicleta en el baúl y lo trasladaron. Al día siguiente, Massimo recibió la visita de quien fuera la pasajera, Nicoletta, quien lo acompañó durante varias horas y dejó pago los gastos médicos. Massimo había recibido un fuerte golpe en la cabeza, lo que provocó una contusión y, también como resultado de la caída, un brazo enyesado por fractura del cúbito y radio. Nicoletta, sintiéndose responsable por el accidente, decidió alojarlo en su villa hasta que se repusiera; Massimo encantado, no se negó. Allí comenzó una relación idílica, a pesar de la amplia diferencia de edad, Massimo 35 Nicoletta 59; sin embargo al verlos juntos tan enamorados, la edad no se notaba en absoluto. Comenzaron, una vez repuesto totalmente Massimo, a concurrir juntos a los eventos a los cuales Nicoletta era invitada. Allí lo presentaba como su “pareja” y, por supuesto Massimo, se sentía radiante por ello. Él provenía de una familia de bajos recursos y, trataba de desarrollarse como gestor inmobiliario, trabajando para varias firmas. El intervalo que tuvo por su accidente, mermó mucho sus ingresos. Massimo tenía grandes ambiciones de alcanzar un futuro promisorio y Nicoletta podría ser el “trampolín” para concretarlas. Nicoletta, conociendo sus limitados recursos, decidió que se casaran. De esta manera él no tendría que continuar trabajando y podrían estar juntos. Ella tenía suficiente dinero para vivir 33
ambos cómodamente y además, tendría alguien a quien poder manejar a su antojo, como lo había hecho con todos sus maridos. Al poco tiempo de casarse, Massimo comenzó a urdir planes para ser un “viudo adinerado”. Empezó a vislumbrar los gustos y lo que no le agradaba a ella, a vigilar sus salidas sin su compañía, sus horarios de masajes, sus lugares de compras habituales, sus escapadas en horarios nocturnos…, en fin todo lo que pudiera serle de utilidad. Una tarde, le avisó a Massimo que iría de compras al pueblo de Cernobbio; sin embargo ella salió, sin su chofer, a caminar por Brunate, cerca de la villa. Massimo, cuando ella se fue, subió al auto y sigilosamente comenzó a seguirla; estaba seguro que le mentía. La vio entrando a un hotel del brazo de un hombre alto, joven y fornido, de cabello rubio y muy elegantemente vestido, quien al girar la cabeza para saludarla y tomarla del brazo, pudo distinguir al director de la fábrica de seda, donde ella adquiría sus telas. Massimo regresó a la villa. Se sentía frustrado pero, sin embargo, eso le dio más ánimos para continuar con sus proyectos. Preparó cocteles, que ella adoraba tomar, con un ingrediente “especial”, para esperarla. Esa noche se cumplían 6 meses desde su casamiento y era imperioso festejar. Nicoletta llegó cerca de las nueve de la noche, muy ebria…, ya había festejado con su amante. Al ver los cocteles preparados, solo atinó a decir — ¡Bebamos juntos hasta desfallecer! — y cayó fulminada por un paro cardíaco, justo cuando sus labios se apoyaron en la copa, sin alcanzar a probar el coctel. El ama de llaves ingresó a la sala al escuchar el ruido y vio a Nicoletta en el piso, al vaso roto y líquido derramado sobre la alfombra. Minutos después, el laboratorio de criminalística determinó que el contenido impregnado en la alfombra, poseía pesticida. ¡Qué ironía del destino! Massimo fue arrestado, sin siquiera provocar, directamente, su deceso. 34
Dictamen imprevisto Con más de 40 años de continuo y mucho esfuerzo, Manuel Alcántara, de 72 años, se desempeñaba como ingeniero industrial en su propia empresa, en la ciudad de Madrid. Años atrás se había casado con una profesional, igual que él, pero había fallecido en un accidente automovilístico, dejando a Manuel en un estado de profunda depresión. Tres hijos habían tenido con su difunta esposa. Hoy lo acompañaban en su empresa como socios. El mayor, Antonio, se había recibido de ingeniero civil y era el gerente de “Constructora Crear y Crecer”. Javier, el hijo menor, realizaba muy pocas tareas en la empresa, porque aún estaba cursando la carrera, que ya llevaba más de cinco años y no parecía tener el menor interés de finalizarla. Por su parte Pilar, no asistía con regularidad a la empresa, porque se dedicaba a realizar trabajos de relevamiento y planificaciones de los emprendimientos que iban ganando por licitaciones. Con ayuda profesional, lentamente Manuel fue sintiéndose mejor en su vida personal. Tiempo después de haber enviudado, casi tres años, Manuel decidió iniciar una nueva relación. Su asistente, Isabel Ballester, fue despertando en él, cálidos sentimientos y en algunos meses decidieron vivir juntos. Sus hijos cuestionaron su decisión, observando en principio, la gran diferencia de edad…, más de treinta y cinco años; prácticamente le duplicaba la edad. Además y sumado a ello, Isabel, divorciada, tenía una hija pequeña de 7 años, quien a veces estaba presente en la empresa, correteando por las oficinas e interrumpiendo las tareas de los empleados. Por supuesto Manuel, hacía oídos sordos a todos esos comentarios y se había propuesto, a esa altura de su vida, ser total y absolutamente feliz. Por dicha razón y contrariamente a los deseos de sus hijos, decidió casarse. Isabel Ballester de Alcántara pasó a ser una nueva socia de la empresa constructora, con el mismo porcentaje que tenían los hijos de Manuel, lo que causó mucha tirantez en las relaciones 35
familiares con sus hijos y grandes desavenencias a nivel empresarial. Manuel trataba de mantener, con mucho esfuerzo, el equilibrio comercial dentro de la estructura; consiguió nuevas licitaciones y dispuso trabajo para cada uno de ellos para que estén ocupados, tanto en cuerpo como en mente y mantener una prudencial distancia entre todos. Tanto esfuerzo y dedicación, mellaron en la salud de Manuel, que pronto se vio obligado a permanecer en su domicilio para recuperarse. Una tarde de setiembre, en pleno otoño, llegó a verlo Pedro Aguilar, encargado de mantenimiento de la empresa. Manuel se sorprendió por su visita, a lo que Pedro le comentó que debía hablar con él por un asunto de gravedad. Manuel conocía muy bien a Pedro. Junto a su padre, Rafael Aguilar, había trabajado durante años, ya que fue el jefe de mantenimiento por más de treinta años, hasta que éste falleció. Ahora su hijo, Pedro, era el encargado y…, también su confidente. Pronto Manuel supo de las controversias que se estaban gestando en la empresa, las disputas que ocasionaba el incompetente desempeño de su esposa y además que…, entraba y salía a su antojo. Manuel le solicitó a Pedro que pusiera cámaras de seguridad en la empresa, en lugares estratégicos, pero que nadie supiera de dichas instalaciones; de esa manera, él podría vigilarlos desde su domicilio. El siguiente viernes después que todos se habían retirado, Pedro se quedó para realizar lo que Manuel le solicitó. Llegó diciembre y el invierno con toda su potencia. La enfermedad de Manuel fue empeorando y su salud se vio totalmente deteriorada. Decidió que era el momento de realizar su testamento. Por tal motivo, le pidió a Carmen, su ama de llaves, que solicitara una inmediata reunión con su abogado, Emilio Cáceres, en su domicilio. Al día siguiente, Manuel dictó, 36
en sus plenas facultades mentales, sus decisiones para la redacción de dicho documento. La Nochebuena estaba cerca. Manuel pensó que era una fecha muy especial para encontrarse con sus hijos, después de tanto tiempo de estar ausente de la empresa. Organizó una cena con la ayuda de Carmen. Avisó a sus hijos y todos, con sus mejores galas y caras de hipocresía, se reunieron en su casa. La tensión reinaba como una invitada más, pero a pesar de ello, la cena transcurrió con bastante calma. A la hora de servir el café, todos se trasladaron a un amplio salón de la residencia, con imponentes y mullidos sillones de pana gris perla. Sin que nadie lo imaginara, Emilio Cáceres se hizo presente y anunció que debía cumplir con una solicitud requerida por Don Manuel. Acto seguido se sentó y abriendo su carpeta, pasó a leer frente a todos, la lectura del testamento. De pronto la tensión volvió a instalarse en el ambiente. Nadie comprendía que estaba sucediendo. ”Yo, Manuel Alcántara, en pleno uso de mis facultades mentales, decido entregar mi patrimonio comercial a Don Pedro Aguilar, fiel empleado y amigo. Mi patrimonio personal a Doña Carmen Molina, fiel empleada por más de 30 años. Decreto que mis hijos, si así lo quisieran y a pesar de haberme defraudado en sus desempeños, podrán continuar con sus trabajos dentro de la empresa, bajo las órdenes de Don Pedro Aguilar, que será el nuevo Director General”. Todos se miraron atónitos…, pero ninguno de los hijos se animó a protestar por las resoluciones tomadas por su padre. Isabel, sintiéndose excluida de las resoluciones dictaminadas en el testamento, estaba por hacerlo, cuando la imagen de un video se encendió en la pantalla…, todos pudieron descubrir su relación lésbica con Pilar. 37
Elección errónea Faltaban pocos días para el cumpleaños de Juan Martín Salazar y todavía no había decidido que regalarle. Llevaban juntos desde la finalización de la escuela secundaria, tres años de noviazgo y casados casi dos. Carolina Palacios creía conocer sus gustos, pero siempre dudaba antes de comprarle obsequios; por su propia inseguridad, no quería defraudarlo. Decidió en esta ocasión pedirle consejo a su suegra. La llamó por teléfono y juntas fueron a elegirlo. Aprovecharon para charlar largo rato y tomar un café para amenizar la tarde. Carolina, sin poder resistirse, decidió contarle las últimas novedades de su trabajo; grandes cambios se avecinaban para ella y su esposo. Noemí se puso realmente muy contenta ante tales noticias y pronto quería ver la cara de su hijo al enterarse. Carolina le daría la gran sorpresa en el festejo de su cumpleaños. Después del encuentro con su suegra, Carolina debió volver a la oficina a poner en orden su trabajo. La esperaban varios e intensos días, con mucha actividad, ya que en breve iba a conseguir lo que tanto ansiaba y por lo que se esforzó con mucho ahínco. Un día antes del cumpleaños de su esposo, viernes por la tarde, justo antes de retirarse de la oficina, su secretaria, Juanita, la esperaba a la salida, con el pretexto que se había olvidado una carpeta con sus documentos personales sobre su escritorio y debía subir a buscarla. Carolina sonrió nerviosa al percatarse de dicho olvido e ingresó nuevamente en la empresa. Justo antes de llegar a su escritorio, un fuerte sonido de trompetas, con despliegue de globos y estridentes aplausos, la recibieron en el hall de entrada. Fue realmente tan grande su sorpresa que casi se pone a llorar de la emoción. Su jefe, Julián Suárez, fue el encargado de darle el anuncio que tanto estaba esperando: el nombramiento de Directora General de Zara-Oxford Street Flagship Store en la ciudad de Londres, la empresa de ropa femenina de mayor prestigio y glamour. 38
Carolina estaba radiante, feliz. No solo por ella, sino que también Juan Martín tendría la posibilidad de un excelente puesto de trabajo como contador de la firma, ya que hacía casi un año que no había logrado conseguir un empleo que colmara sus expectativas. El día de cumpleaños de Juan Martín había llegado y Carolina debía hacer todos los preparativos para la cena, conjuntamente con la sorpresa del regalo comprado, con la ayuda de los consejos de su suegra. Sumado a todo eso, también le daría a Juan Martín y a sus suegros, las fabulosas noticias de su ascenso y el inminente viaje de ambos a Londres que se realizaría al finalizar el cumpleaños. Mientras Juan Martín se ocupaba de las compras de las bebidas y el postre, Carolina ingresaba a su departamento con el propósito de esconder el regalo; sabía cuál sería el mejor lugar. Sus suegros y amigos llegaron cerca de las 20.00 hs. y todos se acercaron con mucha efusividad a saludar a Juan Martín por su cumpleaños. La cena transcurrió tranquila, con muchos brindis, excelente comida preparada por Carolina y también se deleitaron con el postre helado almendrado que había elegido Juan Martín. Carolina estaba inquieta porque sabía que en breve debía dar a conocer las maravillosas noticias de su trabajo y el futuro laboral de Juan Martín. Algunos charlaban, reían y bebían mientras Carolina y Juan Martín bailaban al compás de “Contigo Aprendí” bolero interpretado por la dulce voz de Armando Manzanero. ¡Se los veía tan enamorados! Más tarde, Carolina sirvió café acompañado con masas secas y mientras todos lo degustaban, se decidió al fin contar las excelentes noticias. Todos quedaron impactados a la vez que sumamente entusiasmados por las buenas nuevas, sobre todo Juan Martín ante las fantásticas posibilidades de viajar y poder lograr sus 39
metas, porque estaban realmente casi perdidas sus esperanzas de crecimiento y mejora de su futuro. Fue en ese preciso momento que Carolina recordó que aún no había entregado su regalo de cumpleaños a Juan Martín. Con una excusa fue a buscarlo al lugar donde lo había escondido; entró a su dormitorio y lo sacó de debajo de su cama. Notó que un poco de polvo había ensuciado el gran moño rojo del envoltorio…, pero al verlo más de cerca se dio cuenta que no era polvo. Quedó totalmente anonadada y con el paquete en sus brazos, cayó sentada sobre la cama. No podía creer lo que estaba viendo, no le parecía real… ¡Había quedado en shock! Al ver que no regresaba, Juan Martín comenzó a buscar a Carolina. No podía encontrarla en ninguna habitación. Pensó que estaría en el baño…, tampoco la encontró. Empezó a preocuparse pensando que estaría desmayada…, tantas emociones juntas tal vez le produjeron una baja de presión y… Le avisó a su madre y Noemí fue a buscarla también. Salió al jardín, buscó en el quincho y hasta en la pileta…, nada. De pronto se escuchó un fuerte estruendo. Un enorme paquete con un gran moño rojo, rodaba escaleras abajo desde el segundo piso de la residencia de Carolina Palacios de Salazar. Impactó con gran fuerza sobre los pies de Juan Martín. Noemí al escuchar el increíble ruido, entró corriendo desde el jardín. Vio el paquete a los pies de Juan Martín y descubrió que tenía pegado una nota. Leyó en voz alta: “Mi regalo de cumpleaños tiene una sorpresa adherida al gran moño rojo: un deshabille negro…, que no es mío. Te lo dejo de recuerdo. ¡Por elegir baratijas…, te perdiste un diamante!”. 40
Frustrado En su interior se negaba a hacerlo…, pero no se lo permitían; la persecución era constante, inescrupulosa y amenazante. Stella sufría de ansiedad…, todo a su alrededor le producía esa sensación. Quería complacer a su esposo, cocinarle, atenderlo…, pero todo resultaba poco o insignificante para él. Marc, para evitar esos estados, insistía en que debía tomar las pastillas recomendadas por la terapeuta matrimonial. Su persistencia se había convertido en un hostigamiento insoportable para Stella…, pero al final debía tomarlas muy en contra de sus deseos. Unos días después, en su visita semanal a la terapeuta, Marc comentó que ella se negaba a tomar la medicación recetada, por lo que la ansiedad de ella le provocaba, un estado de malestar que se le hacía insostenible de soportar. Stella, miraba a ambos sintiéndose incómoda con las palabras de su esposo, mientras la terapeuta la observaba también con cierto recelo, lo cual le produjo inquietud por no sentirse tampoco apoyada por ella, que se mostraba un tanto distante y lucía, como siempre, muy elegante, con nuevos atuendos y joyería costosa; en su defensa, comentó que las pastillas la hacían sentir mareada, con náuseas y le producían insomnio. Para dar por finalizada la sesión, la doctora Jessica Young, fue a buscar una nueva medicación. Al entregársela adujo que era más suave que la anterior, pero en este caso debía duplicar la medicación. Unas semanas más tarde, el estado de Stella, era cada vez más preocupante. Había adelgazado varios kilos, se la veía ojerosa y demacrada; hasta había descuidado su higiene personal y lucía desarreglada. Pero lo peor de todo era su estado mental; divagaba y no podía concentrarse en nada. Un domingo por la tarde, mientras terminaba de acomodar la casa, Marc la increpó diciéndole que en pocas horas llegaría su jefa con su esposo a cenar. Stella, en su penoso estado de salud, no estaba preparada para recibir visitas…, menos aún a los que estaban por llegar. Sin embargo, muy a su pesar, se ocupó de 41
preparar la cena y arreglarse lo mejor que pudo. Su ánimo estaba muy decaído y tuvo que hacer enormes esfuerzos para cumplir con todo. La cena transcurrió bastante apacible. La jefa de Marc, Joanna Steven y su esposo Will, eran muy agradables y simpáticos; la hicieron sentir cómoda, sin comentar absolutamente nada de su visible y poco agraciado estado. Al servir el postre, Joanna le comentó a Marc que después de evaluar su impecable desempeño en la empresa, durante los últimos 6 meses, había decidido darle un ascenso…, sería el nuevo Gerente General de “Great Trips” en la sucursal de Tampa —Florida—, que pronto se inauguraría. Deberían viajar al día siguiente para conocer las instalaciones y las zonas aledañas para poner todos los engranajes necesarios en marcha, para encauzar su nuevo cargo laboral. Marc se sentía como si flotara…, no podía creer que en tan poco tiempo había podido lograr tanto. Ansiaba salir de Atlanta —Georgia—, ya el aire se había convertido irrespirable en su hogar. En el rostro de Stella se dibujó una mueca de desaprobación. Sentía como una traición el ascenso y viaje de su esposo, percibía algo secreto y oscuro en esa súbita maniobra de “nuevo nombramiento”. De pronto se sintió mareada y con náuseas. Decidió recostarse y pidiendo permiso, se retiró del salón comedor. Los invitados también querían retirarse para no incomodar, pero Marc insistió que se quedaran, comentando que el malestar de Stella era algo pasajero y pronto se sentiría mejor. Mientras Joanna y Will continuaron haciendo planes para el futuro de Marc, Stella se recostó en el sillón para aliviar su malestar; se sentía inquieta y a la vez malhumorada por la falta de apoyo e interés de su esposo. De pronto, encontró algo que no esperaba, algo que… Sintió en su interior que todo desbordaba y…, sin embargo ahora veía las cosas con mayor claridad. 42
Al día siguiente, decidió ir al consultorio de la terapeuta a contarle sus descubrimientos. Al llegar, entró sin anunciarse y le dijo abiertamente que sabía que su esposo la engañaba con su jefa, que había leído sus mensajes y los había visto juntos. Comentó apesadumbrada que como trabajan juntos, viajarían a Tampa esa misma noche, para abrir una nueva sucursal…, pero estaba segura que solo era una excusa. La doctora Young le hizo notar que estaba siendo paranoica y veía fantasmas donde no había. Insistió que debía continuar con la medicación pues la ayudaría a ver mejor todo. Horas más tarde en el aeropuerto de Atlanta, Marc ingresaba con Joanna a la plataforma de despacho de equipaje. En ese preciso momento y justo antes de entregar su pasaporte en ventanilla, recibe un llamado. Al ver de quien se trataba atiende, le comenta que está por salir de viaje y la llamará a su regreso. Del otro lado de la línea se escuchó fuerte y claro el mensaje: “Me temo que hoy no irás a ninguna parte… No debiste engañarme con tu jefa… No debiste envenenar a tu mujer…”. Ante las palabras escuchadas, Marc quedó atónito y enmudeció; sintió a sus espaldas las contundentes voces de los policías que le estaban poniendo las esposas. Jessica colgó el teléfono mientras observaba a lo lejos la escena. Una mano tocó su hombro al tiempo que le decía: “Hermoso collar…, lo encontré en mi sillón…, por cierto, tiene el cierre falseado”. Stella se lo devolvió con una socarrona sonrisa al tiempo que la policía se la llevaba arrestada. 43
Juego sucio El cumpleaños de Letizia, estaba planeado para iniciar a las 16.00 hs. Sus amiguitos llegaron puntuales, con sus regalos, risas y mucho bullicio. El vestido adornado con flores en lilas y rosas, elegido por Carmen, su madre, le quedaba más que pintado. Completaba el atuendo con una tiara de pequeñas flores, asentada sobre su blonda cabellera de pequeños rulos. A pesar de la demora de Javier, como siempre injustificada, Carmen decidió dar inicio a la fiesta, para celebrar el cumpleaños número diez de su hermosa hija. El tiempo pasó muy rápido y el disfrute fue increíble…, salvo por la ausencia de su esposo. Carmen, si bien estaba acostumbrada a sus constantes desatenciones y faltas, no dudó en recriminárselo cuando él llegó después de la medianoche. —Te esperaba más temprano— Comenzó a plantear Carmen. —Mucho trabajo, llamadas del exterior, reuniones con ejecutivos y…— Se excusó Javier. — ¿Te acordás que día es hoy…? ¡El cumpleaños de Leti! — Carmen se mordió el labio inferior para intentar no llorar. — ¡No importa…, volveremos a festejarlo otro día! — Comentó con un dejo de soberbia y fue directo al dormitorio. Se echó en la cama y en segundos se quedó absolutamente dormido. Carmen decidió pasar la noche en el cuarto de Letizia, que se durmió después de una larga charla, planeando paseos para el día siguiente. Temprano el domingo, después de un desayuno de jugo con tostadas, ambas salieron para visitar la nueva galería inaugurada la semana anterior. Recorrieron vidrieras, hicieron compras, almorzaron pasta y fueron a ver una película que duró más de dos horas. Cuando regresaron a la casa, Javier aún no había regresado de su partido de golf, que habitualmente practicaba con su jefe, todos los domingos. El ritmo de la semana, movía los hilos de todos en la casa: Javier en la oficina de bienes raíces, tenía visitas a casas o 44
departamentos para su alquiler o venta, de acuerdo a lo que Manuela, su secretaria, le manifestaba. Por su parte Carmen, estaba muy atareada en su salón de belleza, atendiendo clientas y distribuyendo las tareas a sus empleadas. Por las noches, se encontraban ambos agotados y con pocas ganas de charlar. Nina, la mucama y también cocinera, les preparaba algo rico para la cena, que apenas probaban; solo Letizia disfrutaba de sus exquisitas comidas. Su matrimonio estaba por cumplir trece años. Carmen sentía que hasta el número le daba mala espina. Las desavenencias entre ellos iban en aumento y dudaba de llegar a festejar su próximo aniversario, el 15 de agosto, a dos meses del cumpleaños de Letizia. Por su parte Javier, tenía sus propios planes…, y no eran justamente de festejar su próximo aniversario. Sus amoríos con Manuela, si bien trataba de mantenerlos en secreto, iban en aumento, a lo igual que sus propósitos de divorcio, con sus respectivos beneficios. Para poder obtenerlos, debía realizar algunos artilugios. En pleno centro de Madrid, con una barra de madera y estaño, cantidad de botellas y barriles, adornada con azulejos multicolores, se encuentra la taberna castiza Bodega de la Ardosa, una de la más antigua de la ciudad madrileña. Allí se reunió Javier con Manuela y Hugo Ávila, un viernes a la hora del almuerzo. Hugo era un hombre de negocios, de cualquier tipo…, siempre y cuando hubiera un buen dinero de por medio. — ¡Quiero que enamore a mi esposa! — Le planteó Javier. —Entiendo, pero… ¿Cuál es el propósito? — Quiso saber Hugo. —Cuando nos casamos, hicimos un contrato prenupcial, donde se estipulaba que “si uno de los cónyuges fuera infiel, el otro recibiría, al momento del divorcio, todos los bienes constituidos dentro del matrimonio”. Dicho esto, se dará cuenta que deseo 45
quedarme con ellos; enamorando a mi mujer y con las debidas pruebas, yo recibiré todo al momento de solicitarlo— Concluyó Javier esbozando una sonrisa cómplice Manuela, después de semejante explicación, sin ningún tipo de tapujos y con total desfachatez, le dio a Javier un apasionado beso en la boca. El pacto entre ambos hombres quedó sellado con un fuerte apretón de manos y un adelanto en dinero, que Javier le entregó mientras decía que el resto, lo tendría al momento de presentar las pruebas necesarias que determinaran la infidelidad de Carmen. Javier y Carmen vivían en el famoso Barrio de las Letras, que fue el hogar de grandes escritores del siglo XVII, como Lope de Vega, cuya casa ahora es un museo con obras de arte de la época y un patio con jardín. Una semana más tarde, un sábado al mediodía, Hugo se presentó en la casa de Carmen, con una gran canasta de frutas de obsequio, con la excusa de ser un nuevo vecino, aduciendo haberse mudado pocos días atrás. Carmen, sintiéndose halagada por su inesperado obsequio, lo invitó a pasar y convidarle con una café. Justo había horneado galletas para la merienda de Letizia, por lo que aprovechó a servirle también. Mientras Carmen preparaba el café, Hugo la observaba, preguntándose por qué esta hermosa mujer estaba siendo engañada por su esposo y deseaba dejarla en una completa ruina. También se percató de cómo estaba todo bien dispuesto, limpio y ordenado en su casa. Charlaron muy a gusto de sus actividades y proyectos, hasta que Hugo no soportó más la incómoda situación de su personificación. —Carmen tengo algo que confesarte… ¡Tu marido te está engañando! — — ¿Cómo conoces a mi marido? ¿Por qué dices eso? — Preguntó ella mostrándose visiblemente inquieta. 46
Hugo le comentó sobre su encuentro, le habló de su amante y el trato que ambos pactaron. Sin poder resistirlo y con un gran esfuerzo, Hugo se despidió de Carmen, sin haber probado el café. Carmen se quedó atónita por unos segundos, sin poder dar crédito a sus oídos. Si bien no estaba del todo sorprendida, porque algo intuía en su interior, se sentía muy dolorida por esta revelación. Al fin la máscara de Javier se había caído…, al mismo tiempo que la venda de sus ojos. El domingo por la noche, después de su habitual juego de golf, Javier llegó a su casa rendido. En lo único que pensaba era en un baño caliente, dormir y recuperar fuerzas para encarar el trajín de la semana. La mañana del lunes, amaneció lluviosa y fría. Javier se despertó con un fuerte dolor de cabeza y somnoliento, se percató que Carmen ya se había levantado; le llamó la atención pues aún no eran las 7 de la mañana. Se preparó para ir a la oficina y luego bajó a tomar su desayuno…, tampoco estaba Carmen en la cocina con su habitual café preparado. Buscó a Letizia en su habitación y tampoco estaba. La cama estaba arreglada como si no hubiese dormido allí. Se sintió inquieto…, « ¿Qué está ocurriendo? ¿Dónde se han metido? » Pensó Javier. Su adolorida cabeza trataba de encontrar respuestas. Intentó llamarla al celular varias veces, pero entraba directo su buzón de voz. Decidió ir a la oficina y desde allí volver a llamarla. Mientras manejaba, seguía pensando…, su confusión aumentaba al mismo tiempo que su dolor de cabeza. Entró como una tromba a su despacho, dio un portazo y se sentó en su sillón. Abrió los cajones en busca de aspirinas y llamó por el intercomunicador a Manuela para que le trajera agua. 47
— ¿Qué está pasando? — Preguntó inquieta Manuela al ver a Javier tan enloquecido, con ojeras en su cara demacrada. — ¡Eso mismo quiero saber yo! — Respondió desencajado. — ¿Cuál es el problema? — Quiso saber ella al tiempo que le acariciaba la mejilla con visible cariño. — ¡Antes de las 7 de la mañana, mi esposa y mi hija no estaban en la casa…, la llamé varias veces y va directo al buzón de voz…, no dejó ninguna nota, no sé donde están! — Respondió Javier con voz fuerte y clara, tratando de poner en claro sus pensamientos. — ¡Tal vez se escapó con Hugo Ávila…! ¿Acaso no era lo que querías…, que tuviera un amante para culparla por infidelidad y así quedarte con todos los bienes al pedir el divorcio? — Conjeturó Manuela con una sonrisa socarrona. — ¿Tan rápido…? ¡Apenas pasaron unos días! ¡No puedo creerlo! — Concluyó semi aturdido Javier. — ¡Mucho mejor para nosotros! ¡Así podremos encarar nuestra relación abiertamente! ¡Llevamos tres años encontrándonos a escondidas! — Adujo Manuela resuelta. — ¡Fuerte y claro quedó el video! ¡Está listo para entregarlo al juez…! ¡Te espera la absoluta y total bancarrota! — Concluyó Carmen saliendo del baño con la cámara en mano y una amplia sonrisa en los labios. 48
Imagen Manifiesta Lisa viajaba a Miami con frecuencia por su trabajo de vendedora de cosméticos. Era una empleada modelo, no solo por su desempeño, sino también por sus atributos naturales: alta, delgada, de ojos color cielo y blonda cabellera, lo cual le facilitaba realizar su labor, aunque más con los hombres, que se rendían a sus encantos y eran sus principales compradores. En uno de sus tantos viajes y, después de haber realizado una importante venta en un local del centro, tropezó con un cliente que estaba ingresando al mismo, provocando la caída de su maletín cargado con muestras de sus productos, que se desparramaron por el piso del negocio. Él le pidió disculpas y ayudó a recogerlos, sintiéndose muy avergonzado por los inconvenientes causados. Por ese motivo y, sonrojándose de pies a cabeza, porque además quedó cautivado por su belleza, la invitó a tomar un café. A partir de ese momento fueron inseparables. Lisa estaba radicada en Los Ángeles y se encontraban una vez al mes en Miami, donde permanecía una semana para realizar sus visitas a los clientes. Tim la llenaba de lujos y regalos. Salían de noche a cenar y como broche de oro se refugiaban en el departamento de él para el disfrute y el placer. Meses después, una tarde soleada, mientras paseaban tomados de la mano, de pronto él se detuvo. Sorpresivamente, se hincó sobre su rodilla, la miró a los ojos y le pidió que se casaran. Ella aceptó radiante…, el anillo lucía maravilloso en su dedo y un apasionado beso selló el compromiso. Decidieron casarse de inmediato en Las Vegas y vivir juntos en Miami. La boda fue muy íntima…, solo estuvieron presentes las testigos, amigas de Lisa, Olivia y Emma, que viajaron especialmente de Los Ángeles para acompañarla. Después de la ceremonia en el civil, fueron a un restaurant a festejar, brindaron y bailaron. Las amigas de Lisa se ocuparon de sacar muchas fotos para el recuerdo. 49
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