Dicen que el papel tiene los días contados. Que los periódicos, las revistas y los libros quedarán barridos por el huracán de las nuevas tecnologías. Dicen… También se decía esto cuando apareció la radio, y luego la televisión. Sin embargo, el soporte de papel ha continuado conviviendo con sus nuevas y más rápidas compañeras de viaje, aunque para ello haya tenido que hacer de tripas corazón y reinventarse (la competencia siempre es buena). No sé si los agoreros que predican el fin de la imprenta tendrán razón. Es difícil imaginarse en una peluquería, con los cabellos tiesos por el tinte, chateando con los amigos en vez de hojear el Holao tomando el café del domingo al sol mañanero en una terracita de Barcelona con una tabletaen la mano en vez de un dominical. O el sector joyero-relojero español sin esta bella y elegante revista decana, que es Arte y Joya. Quizá, más que una crisis del papel, lo que estamos viviendo es una crisis de valores educativos e intelectuales. Nuestros
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