No sólo se trata de lo que se tiene (capital económico), lo que se sabe (capital cultural) o lo que se es y los contactos inherentes a ello (capital social). La socióloga Catherine Hakim ha introducido un nuevo activo personal que por ahí andaba pero hasta ahora nadie le había puesto nombre: el capital erótico. No se circunscribe al atractivo sexual, el capital erótico posee diversas facetas y la suma y combinación de todas ellas perfilan su poder ante los demás. Esta experta internacional en empleo femenino y políticas sociales define hasta seis elementos inherentes. Someramente enumerados: belleza, atractivo sexual, encanto o don de gentes, vitalidad, el arte de la presentación social, y el sexto, la propia competencia sexual. Los cánones de belleza dependen según civilizaciones, grupos sociales e incluso gustos personales, pero convendrán que hay hombres y mujeres que sin ser bellos tal cual, ejercen una gran atracción sobre los demás. ¿Será su carácter optimista
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