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_Experiencia Letras Nro 9. 2021 (1)

Published by kpiriz2_10, 2021-10-09 22:08:16

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Publicación Literaria Año 9 - Número 9 Octubre 2021







Taller Literario Experiencia Letras Experiencias de vida

© Taller Literario “Experiencia Letras” © Editado por Taller Literario “Experiencia Letras” Todos los derechos reservados Impreso en La Matanza, Argentina 1ra edición: Octubre 2021 Propiedad intelectual en trámite

El presente número está dedicado a nuestra querida compañera Stella Maris y a su familia. El COVID-19 se ha llevado a un maravilloso ser humano. También a todas aquellas personas que han enfrentando a este virus que aqueja no solo a quien padece esta enfermedad sino, también, a toda su familia directa o indirectamente. Pidamos por ellos, por nuestro país, por un mundo más humano y para que los poderosos recapaciten.



Contenido Contenido 8 Editorial Otoño - Invierno 14 I 16 Entre piolines y utopías 17 II 18 Música y foto 19 Si acaso sucediera 20 Instinto 22 Stigmata 23 Sangre que huele a flores 25 El flamenco 26 26 Documental Triana pura y pura 2013. 27 I 28 II 29 III 30 Nunca Vencidas 31 ¿Cómo Embarcar...?

Vibró en el aire... 32 Vivencias dispersas 33 La casa de las moscas 34 Dicen que en el futuro… 37 Soy 39 II 41 Claroscuros 42 El hombre moribundo 43 Los compañeritos 44 Una de vampiros 45 Editorial Primavera - Verano 50 Rosa oviedo 52 I 52 Graciela Ibieta 53 Mazmorra 53 Amanecer... 56 Arrojo 57 Karina Piriz 58 Carta a la memoria 58 Ricardo A. Valdez 61 Una puerta 61 ‎A mi fiel compañera 62 Cuatro décadas 63

¡Qué vas hacer! 63 Una cárcel 64 Decio Peralta 65 Desamor de pandemia 65 Después de tantos años 66 La luz mala 67 Marilaria Estévez 68 No es fácil 68 Encantamiento 69 Teresa Inés Vilas 70 Libros 70 La mentira 70 Beatriz Vanella 71 Virus 71 Las moscas 72 Mariel Bolasell 74 El zorzal 74 Sobre el amor 74 Sueños de dragones 75 Recuerdos 76 Xavier Romero 77 Aviso 77 Salvavidas 77 Silencio 78

Una casa 78 Consignas de escritura 81 Fusión entre música y foto. 81 Guiso de palabras 81 Imagen y sentimiento 81 El binomio fantástico 82 Biografías 86 Bibliotecas Populares de La Matanza 91 Contactanos 92 Señaladores 93

Colección Otoño-Invierno



Editorial Otoño - Invierno “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” Philip Dick. “El futuro llegó, hace rato”, dice una canción redonda y de ricota. Hoy, como en toda situación de guerra, el futuro se la historia reciente, esa historia que hoy llamaríamos “relato” o plantea incierto, aunque sin abandonar las esperanzas. La “fake news”, para repartirse el mundo. Eso sí, se oponen a todo diferencia es que el enemigo es invisible y ambiguo... muy revisionismo histórico en pos de la otra verdad, la silenciada, la ambiguo; es tan imbécil como para morir con agua y jabón y tan de los que siempre pierden, para no perder cocardas y otros astuto como para acecharnos dos semanas antes de ahogarnos, privilegios que los saqueos y crímenes de sus ancestros han quitándonos lo que todavía no se vende, lo que es gratis, cometido. Siempre son los mismos, intercambiando los roles de aunque a veces esté corrupto; el aire. El virus demostró que no amigos y enemigos según sus intereses. se necesita ser inteligente para exterminarnos, como alguna vez observó Einstein: “que la estupidez humana es infinita; y con eso Vivimos varias quemas de libros y censura durante la alcanza”. última Dictadura como en “Farenheit 451” de Ray Bradbury, en donde leer y pensar estaba prohibido, donde la estupidización de Muchísimas obras literarias de ciencia ficción nos la sociedad era lo normal, lo que está bien, lo legal. En “Un advertían de un futuro destruido. Hoy podemos decir que se mundo feliz”, de Aldous Huxley, el mundo real padece pero vive hicieron realidad las distopías pronosticadas en ellas, metáforas según sus sentimientos humanos, es un mundo de los excluidos, más, metáforas menos. En “La naranja mecánica” de Anthony negado por una sociedad artificial, privilegiada, con el único Burgess: los jóvenes son los culpables de todos los males de la mérito del miedo de caerse de su sistema encapsulado que sociedad y son expuestos como criminales que actúan con depende de drogas para anular el dolor y tener algún violencia cuando es la misma sociedad que los hace como son y sentimiento que no llega a ser el amor, con la creencia de que los usa. En “El centinela” de Arthur Clarke buscamos respuestas logrará así la felicidad. Es el placer lo que importa, a nuestra existencia en el universo y dejamos que la inteligencia extremadamente volátil, vacío y frío que no llega a dar consuelo. artificial nos gobierne en desmedro de nuestra propia inteligencia. Y qué se puede decir de “1984” de George Orwell, Por nuestros pagos, tenemos a Bioy Casares con “La creador del “Gran Hermano” que adoctrina, controla y domina invención de Morel”, en donde la acción, rutinaria, se repite maquiavélicamente a toda la sociedad desde las pantallas, automáticamente y que para llegar al amor, el único ser humano haciendo uso de la neolengua para generar confusión y cambiar con vida debe meterse en esa virtualidad holográfica generada por una máquina, sabiendo que le consumirá la vida

desintegrándolo de a poco, pero es la única forma de lograr un Stella Maris Quiroga, madre, docente y bailarina. Lamentamos amor eterno y artificial, que sólo es una ilusión óptica. También y lloramos su pérdida irremediable. La adorábamos. Se apagó está el querido Hector Germán Oesterheld con “El Eternauta”, en su luz, pero su brillo estelar nos sigue iluminando inolvidable. cuya obra poderosos extraterrestres dominan al país y al mundo Nos empujó durante el primer año de la pandemia a juntarnos en con una nieve mortal generada por extraterrestres con armas y la virtualidad activamente con su sonrisa contagiosa, con su seres de otros mundos incapaces de escapar del sometimiento a mirada brillante, con su dulce voz de maestra jardinera. los que se suman algunos humanos con sus mentes dominadas e incapaces de pensar; con armas poderosas los invasores En el medio de todo esto hay, en la vida de los integrantes buscan aniquilar a la humanidad para apoderarse de sus de este taller, luchas por el equilibrio emocional, por la unión recursos naturales, lo que generará la destrucción del planeta. familiar, cuidados de la salud (más que nunca) de humanos y de Pero el enemigo principal, el antagonista que maquiavela todo, mascotas (quizás más humanas que nosotros y nos apuntalan), no aparece mientras que el héroe principal está condenado a se sostienen amores, hay exposiciones de alta cocina, se viajar eternamente en el tiempo solo, a costa de perder a su realizan encuentros virtuales y debates literarios internos; se dan familia, aunque el héroe es colectivo y avanza a pesar de sus consignas de trabajo para que la mano no se enfríe, se piensa miedos. Cualquiera diría que la película norteamericana en el futuro del grupo y en seguir cuidando lo que nos sigue Terminator le ha plagiado alguna idea. manteniendo humanos, sensibles y felices: el espacio del arte, la cultura y la literatura. *** Desde este espacio aportamos nuestro grano de arena La pandemia golpeó a los integrantes de Experiencia para que la humanidad actual y la venidera no llegue a vivir Letras y a sus familias. Rezamos, oramos y tiramos buenas como pronostica la novela nombrada de Dick: la extinción de ondas por los casos que tuvieron un lado A y un lado B: los todos los seres vivos de distintas especies animales, porque graves y los que se vieron agobiados con algunos síntomas después vendrá la nuestra. leves pero preocupantes para toda la familia. El lado B, lamentable, es que perdimos a una gran compañera y amiga: Seguimos adaptándonos a los tiempos tecnológicos que corren y ampliando nuestros horizontes. Parafraseando al gran Eduardo Galeano: somos un mar de fueguitos. Al igual que Picasso: que la inspiración nos encuentre trabajando. Xavier Romero

I Entre lo simbólico y lo psicológico van pasando las hojas en blanco. Entre dos contrincantes acérrimos circula la palabra. La palabra lucha, la palabra huye. Huye porque está atemorizada ante el análisis. El análisis es una pesadilla, la palabra está alerta y va mutando en diferentes formas y significados. Las formas no son un gran problema, el desafío es el contenido. Contenido íntimo, frágil. Contenido que puede dejar de ser íntimo, por lo tanto pide ayuda a las formas, las formas son una especie de tregua. Tregua casi invisible, apenas unas gotas de tinta para salpicar los renglones; los renglones se nublan para entorpecer la lectura del análisis. Ninguno de los dos actores quiere abandonar el combate. Combate cultural que debe visibilizarse. Ser visible para otrxs, otrxs que temen acercarse a la hoja como espacio tangible. Ni lo simbólico, ni lo psicológico son verosímiles para el común. Común y perteneciente a la mayoría. La mayoría necesita despertar, recorrer la hoja escrita, no recorrer el vacío. Vacío impuesto por combatientes ajenos a la vida en blanco. Todo sigue en blanco, sin tregua. Así es la incertidumbre, todxs lo saben, nadie lo dice.

Entre piolines y utopías crear un espacio nuevo para terminar con tanta miseria humana alcanzada, Cada dos décadas nacería otro hombre nuevo. aparece el infierno. Con sólo dos páginas del enemigo Durante dos décadas agazapado, caímos otra vez en el precipicio las utopías nos abrazan. hablamos, escribimos, convocamos En un principio quisimos para no repetir historias conocidas cambiar el mundo las cabezas engañadas, cerradas y y fuimos alambrados aturdidas por la repetición lo impidieron. nos convertimos en No supimos llegar. exiliados, muertos y desaparecidxs. Nos convertimos nuevamente en presxs Tuvimos una efímera primavera de las miserias y sufrimos cada uno sin sin total convencimiento. espacio, en el sitio impuesto. Todo atado con piolines Fuimos pocxs lxs no aceptantes con la fragilidad al palo. de la disciplina y salimos a gritar Llegó otra oportunidad a los cuatro vientos para el fanático, no para la respuesta fue palo y más palo. el/ la esclarecida veteranx Con el lomo acostumbrado construimos La mentira estaba a la vista otra realidad con bríos más apaciguados. a la vuelta de la esquina Ahora el enemigo es otro y nos resignamos. los cómplices son lxs mismos Llegó un tiempo de bonanza A pesar de todo llevo colgada la utopía nos convocó nuevamente. siempre una utopía. Vimos crecer a otra generación desde el pie creímos ingenuamente que perduraría ya no queríamos cambiar el mundo

II Ayer escuché en el bosque sonidos propios, y en el medio un silencio confuso se alteró bajo la música de un hombre que sabía mirar, sabía escuchar, sabía de resistencias y lo expresaba suavemente como un susurro apenas arañando las cuerdas de un viejo violín. En ese espacio, también considerado propio, creyó que nadie humano lo habitaba; él simplemente buscaba fusionar sus acordes con los misteriosos sonidos de ese bosque colmado además de formas y colores. Otro día abrió los ojos mientras hacía el homenaje a la soledad tan buscada y conocida, fue entonces que se encontró con ellxs, con lxs otros habitantes del bosque, ocultxs por temor al hombre blanco; lxs mismxs que finalmente se atrevieron a interrumpirlo para pedirle “...toque esa música limpita...”. Tan limpita como ellxs. Perplejo, pero entusiasmado y asombrado siguió con ese maravilloso pedido. Otro día el encuentro no se produjo, sólo lxs habitantes llegaron a la cita y regresaron día tras día con una tristeza infinita por la ausencia del hombre blanco y su música limpita. El bosque se silenció con un silencio raro, como un presagio. Otro día el hombre blanco se entregó forzadamente a una vieja computadora que lo identificaba con un número. Sufrió un infierno, una destrucción planificada total, un cautiverio inentendible; tampoco entendió su liberación tiempo después. Se vio sin identidad, sin vida, solamente un número en una larga lista de números perseguidxs, atrapadxs, donde todos los gritos de dolor se unificaban, se apagaban bajo otro sonido ensordecedor de otra música que acompañaba a la picana y a la sangre y a los golpes. Otro espacio de rutina, donde el habitante era el torturador de turno, pava en mano con una crueldad infinita. Otro día el hombre blanco de la música limpita se encontró en el mismo bosque al lado del árbol que le servía de refugio, en ese momento de libertad distinguió a lxs habitantes que lo habían esperado y le traían otro instrumento a modo de remedo para todxs, una guitarra. Ayer escuché en el bosque nuevamente al hombre blanco, a lxs habitantes propixs y a la música limpita. Miguel A. Estrella fue ese hombre blanco. (Detenido, desaparecido, torturado en un campo de concentración en Uruguay, durante las últimas Dictaduras Cívico-Militares-Clericales en el Cono Sur, con la aplicación del Plan Cóndor, liberado gracias a las movilizaciones y pedidos de Organismos de Derechos Humanos a nivel internacional).

Música y foto La melodía con múltiples notas me permite conocerte entre las sedas blancas que te envuelven. Mi brazo sostiene tu cuerpito en el ondular de sonidos. Tus ojos cerrados entre las pausas musicales suaves y un ligero vaivén como quietud va embelesado este abrazo. Se acentúan las notas, no quiero interrupciones, me recuesto en un espacio luminoso que sólo me induce a mirarte. El compás vuelve, ondula, se precipita, enloquece, pero nuestro encuentro se mantiene imperturbable. Rosa Oviedo

Si acaso sucediera Pinto. Y a cada rodillazo la pared parece agrandarse. La pared no es medida en metros, su medida es el tiempo. La miro: esta pared mide medio día. Y ahí lo descubro. Permanece quieto, a la espera de algún movimiento. Pincelo por debajo de su posición, en un semicírculo. Este movimiento lo perturba. Se dirige hacia el noroeste, me adelanto y coloreo, cerrándole el paso. Con más entusiasmo, tal vez deba decir temor, se encamina hacia el noreste. Me anticipo y completo el círculo con el color verde. Se detiene. Puedo escuchar sus latidos que se aceleran a más de 120 por minuto. El pequeño arácnido, de aproximadamente 0.5mm, ha puesto a funcionar sus pedipalpos, es decir, órganos táctiles y olfativos. Los mueve en todas direcciones. El fuerte olor de la pintura lo hiere. Podría calcular que, si se dejara caer, su minúsculo peso no le acarrearía ningún problema, pero está atravesando un momento sumamente crítico, hay más atavismo que razón en su proceder. Finalmente sus pequeños mamelones o hileras, comienzan a moverse y por allí emerge un líquido que en contacto con el aire se solidifica: es la preciosa seda. La que en un extremo se adhiere al centro de ese círculo verde, y que le permite arrojarse al vacío, sin importar la altura. ¿Hay un recipiente de pintura llamado destino? El camino que evitó, fue tal vez el camino que lo llevó a cumplir con su destino. Desafortunada y colorida fatalidad.

Sumerjo el colador de pintura por debajo de él y lo elevo, hasta depositarlo chorreando, en la tapa del recipiente. Se salva de esa muerte inminente, pero no de la otra, esa muerte tan cercana como inexorable. La pintura comienza a secarse en su parte ventral, sellando el oviducto; y en las patas, constituidas por siete artejos, se inicia un lento proceso de inmovilidad. El pequeño artrópodo solo puede pensar, y lo hace a propósito de su destino. Había soñado con el momento ansiado de encontrar a la hembra, que el destino le tenía reservado, y en el futuro instante en que con sus pedipalpos acicalados, pudiera iniciar la danza del cortejo. Conocía que, una vez fecundada la hembra, ésta lo devoraría. Ese era el determinismo biológico y social, para el cual estaba adecuadamente prevenido, y no para este otro final en el que resultaban inoperantes el instinto y la voluntad. Depongo mi actitud pintora y me despatarro sobre los diarios, con sus viejas noticias, que cubren el parquet. Las aspas del ventilador en su incesante retorno, me animan a observar ese vals que gira sin trasladarse, cumpliendo ciclos que se repiten. La pintura se seca en mi piel y especulo acerca de mi destino.

Instinto Bebed, (...) porque esta es mi sangre, (...) derramada para remisión de los pecados. Mateo 26, 27-28. Era imperioso que terminara con el trabajo iniciado. Mantenía muchas tareas inconclusas y su editor le estaba reclamando un resumen para finalizar esta etapa. Estuvo garabateando unos círculos y reparó que podrían representar esos mundos que se superponen, de manera espiralada, sin dejar de pertenecer al mismo mundo. Tuvo sed y recordó que el dulce vino estaba en el refrigerador pronto para ser degustado. Buscó el sacacorchos en el cajón de los cubiertos, y un leve pinchazo le hizo retirar la mano con rapidez. En un gesto atávico, observó la pequeña esfera de sangre y lamió. Mantuvo su boca sobre la herida mínima y cerró los ojos. Permaneció así un instante, el suficiente para rescatar el momento previo. Tomó una copa, la llenó del vino de misa, y en lugar de inclinar la copa para beber, introdujo la boca en el líquido rojo y lo atrajo con su lengua hasta la garganta sedienta. No tuvo necesidad de encender la luz, conocía el lugar y su visión nocturna había mejorado notablemente. Se acercó a la ventana, olfateó el aire, y de un salto se encaramó a la misma. Su cuerpo oscuro se confundió con la oscuridad de la noche. La mañana, tibia y luminosa, aportaba efectos que se mezclaban con las imágenes de sueños incomprensibles y recuerdos desvaídos. Escribió: “en el texto original irrumpen los leopardos”. ¿Por qué Abelardo los transforma en panteras? Con ello evita mencionar a las hembras leopardos, y juega con el género para que sea una fémina la que proponga la transgresión.” Debía entrevistarse con el editor en el centro de la ciudad. Odiaba tener que trasladarse en coche, por ello estacionó en cierta calle y continuó el viaje en subterráneo. Para regresar, caminó un par de cuadras, hasta donde había dejado el auto. “Las luces, que no había visto temprano, correspondían a cierto lugar donde engañosas panteras, como las atractivas jóvenes de Moab, le ofrecían un presente mejor.” Escribió: “Eran mujeres, para las que el sexo no era un punto de llegada sino de partida; no debieron reiterarle la invitación, y cruzó el umbral” Utilizó así una de las metáforas más arcaicas para conectar espacios. “Penetró a la habitación precedido por la figura de felino andar; sus patas almohadilladas ahogaban todo sonido. El decorado rojo del ambiente estimulaba sus sentidos, podía oír el flujo del torrente sanguíneo, debajo de la piel perfumada. Entendió que lo que sucedería a continuación sería parte de un rito y que no harían falta ni copas, ni cálices para calmar la sed que lo quemaba. El precioso líquido aparecería derramado, como resultado de una libación y luego, la nocturna oscuridad volvería a ocultar sus pasos.” Abuelo Poroto

Stigmata de Virginia Mariel El insoportable dolor me lleva de mi cálido estado onírico a un gélido infierno. Veo los martirios de los apóstoles sobre cuadros en óleo. Treinta y dos espinas crecen desde mi cráneo y florecen atravesando mi carne y piel. Sangre que huele a flores. Me siento sobre la cama y con mis dedos temblorosos, trato de quitar las espinas: la inútil y pavorosa tarea. ¿Por qué lo hice? Largos surcos se abren violentamente en mi espalda. Escucho risas y copas de vino brindándose entre sí como en un jolgorio. Una a una se abren, treinta y dos cataratas rojas. Otros gritan espantados. Hay muchas personas a mi alrededor. No lloren por mí. Sangre que huele a flores.

Brisas arenosas se pegan con sus granos dentro de las colosales heridas. La peor aflicción menos esperada. Intento desmayarme volcando mi cuerpo hacia el colchón. Plumas de madera y resortes petrificados sostienen mis brazos con gran solidez horizontalmente. Una perforación en mis muñecas rompe la vigorosa relación de los brazos con las manos. Las manos decaen como flores marchitas. ¿Quién es aquel que disfruta desgarrar carnes con metales punzantes? Incesantes goteras rojas.

Sangre que huele a flores Siento como juntás mis piernas. Siento como reciben el mismo destino que mis brazos. Siento que no voy a volver a caminar. Siento que esta desapacible cama no me suelta. Siento la tibia sangre que recorre los lugares sanos. Sangre que huele a flores. Solo espero a la muerte. Un descanso eterno luego del peor suplicio. ¡Te espero Longinus! Abrime esa herida de la que tanto desconfió Tomás y luego le sorprendió. Ven pronto. Esto es intolerable. Jesús resucitó. Yo no lo creo… ...soy un estigma que huele flores.

El flamenco Esta Obra es un cuadro de mi autoría (Pintura Artística) intervenido usando acrílico, la técnica se llama Mixmedia. Medidas: 60x40. A continuación, en el enlace https://youtu.be/bsu19Z6bUWM veremos un documental interesante sobre las raíces puras de esta danza que expresa la alegría, el compás, el contratiempo que es el tiempo del zapateo, las palmas y la guitarra y el olé de \"Triana\" que guarda la memoria. Documental Triana pura y pura 2013. Documental donde la historia y sus comienzos de la sangre flamenca, se fue entramando. La pasión y el arte por la misma, reunía en el corazón del pueblo La ������(Cultura y Costumbres) donde el escenario también significaba \"familia flamenca\" contando un poco la magia que envuelve el alma gitana, de la cual también son parte tantos abanicos que se abren. Espero que disfruten un poco de esta práctica cultural donde todos/as somos Cultura.

I La vida en mi barrio respira un domingo de lluvia. Donde el encierro se respeta a medias sin sobresaltos, y los barbijos que antes no existían tienen el decorado de la ciudad. Brillos que juegan a ser estrella de cine. Sin embargo, nos queda ser inmunes del circo que nos domina. Y no se sabe quién es murciélago, u otras extrañezas que desatan el caos que me hace reflexionar… ¿Cuál es la vacuna que mejor nos hermana? Y sigo regando la semilla de un pozo negro que está ahí donde florece la vida.

II Es placentero llegar a casa encontrarse con uno mismo y divagar en proyectos sin proyectar… Detener el tiempo en instantes. Entre tanto las agujas del reloj captan la hora que no me digo, se instala sin permiso donde nunca es tarde para toda esta distancia y poder ver juntos crecer la noche.

III Lo que cae entre la lluvia es el sonido de los días, moja mi pluma de arcoíris. Se desliza en abstracto formando un remolino en cada gota que desvelo en tus ojos colgando de la nada . Verónica Elizabeth Zaino

Nunca Vencidas Imposible olvidar la felonía represiva de los genocidas. Que esas Madres reclamaban con un grito ahogado en sus gargantas y un diluvio silencioso rodando en sus mejillas, con la impotencia del desamparo en sus manos unidas en plegarias rogando por el milagro de lograr rescatar de manos represoras a sus hijos vivos o desaparecidos. Sin poner violencias, ni precios por sus propias vidas en esa lucha desigual y traicionera. de quienes se sentían dueños invencibles, de los ideales de vidas libres e independientes en libertad de opinar sus pensamientos.

¿Cómo Embarcar...? ¿Cómo embarcar a mis sueños? En las ansías del destino divagando fantasías en busca de un horizonte. ¿Cómo encontrar ese puerto donde anclar las ilusiones que atisba mi corazón al buscar nuevos amores? ¿Cómo lograr concretar en la dura realidad mis más caras ambiciones? ¡Alegrías espontáneas plenas de felicidad!

Vibró en el aire... El momento fue y todo paso. Pero algo quedó plasmando el recuerdo: el calor de aliento de un beso sediento que vibró en el aire con ensoñación, de amor y pasión. Y todo pasó, veloz huracán que desborda y arrasa las ansias del ser que se queda al fin convertido en sueños y sin realidad.

Vivencias dispersas Retazos de memorias refulgen al ocaso con fugaz transparencia de inagotable fuente. Evaluando esa nostálgica dulzura de vivencias dispersas en un total de vida en las que predomina un conceptual valor. ¡Experiencias vividas!

La casa de las moscas Cuando transcurría el año 1815, una familia acaudalada se mudaba a un barrio distinguido de Nueva Inglaterra. La familia estaba integrada por un rico hacendado, su esposa y su hija Doroty de seis años. La propiedad fue restaurada a nuevo, ya que era una construcción antigua. Unos días antes en dos grandes carretones, tres sirvientes de color a cargo de un mayordomo, llegaron para descargar muebles ,vajillas, ropa, obras de arte, cuadros y un gran piano de cola; del que luego se oiría su magistral sonido de las manos de la señora y su pequeña Doroty. Con la llegada de los nuevos vecinos, la sociedad de clase alta fue invitada a una gran fiesta de presentación. En el imponente pórtico con escaleras y columnas de mármol, los Williams se presentaban a sus vecinos. Los sirvientes tomaban las capas y galeras de los caballeros y los tapados finos de las damas, pués las noches de fines del verano se volvían más frescas. En el fastuoso salón principal se sirvió el banquete. Variedad de platos y licores circulaban en un ambiente de curiosidad y asombro por los recién llegados. Después del banquete pasaron al salón de música, la señora Williams interpretó hermosas melodías frente al piano. Fue ahí donde Dorothy lo vio. El niño vestía un traje gris de pantalón corto, camisa blanca y moño. Su pelo rizado y negro como la noche. Pronto se hicieron amigos, él vivía en la calle de deformes adoquines, le contó que sus padres fueron actores de teatro, pero murieron en Estados Unidos. Fue adoptado por unos tíos lejanos, que escaparon de la guerra y se mudaron a Nueva Inglaterra. Su padre adoptivo era un hombre de negocios del tabaco, y su madre una insufrible dama de sociedad. También le contó que había oído una historia macabra sobre la propiedad donde vivía Doroty; decían que hace muchos años el padre de familia había asesinado con un hacha a todos los integrantes de la misma. Incluso a los tres sirvientes. Luego los enterró a todos en el jardín trasero. Las víctimas de la familia eran seis: la esposa, dos hijos varones y tres niñas… y los tres sirvientes. En total fueron nueve cuerpos los que tuvo que sepultar. Era tanto lo que debía cavar para hacer las fosas que le llevó tres días completos de trabajo.Trabajo que lo terminaba con suma prolijidad. Poniéndoles flores, plantas y piedras para disimular que ahí había un cadáver.

―Creo que fue para esta época .¡No! Fue en pleno verano, porque cuando estaba por enterrar el último cuerpo, el de su esposa, el mosquerio era tan grande, más que el olor a descomposición de los cuerpos. Y eso fue lo que llamó la atención de los vecinos, los cuales dieron aviso a las autoridades para atraparlo. Es por eso que a esta finca la llaman “La casa de las moscas”. Doroty no pasó una buena noche. Tuvo pesadillas. Moscas que venían por ella, o que se comían a sus padres. Cuando se levantó, un grito desgarrador despertó a todos los integrantes de la casa. Su madre y la nana llegaron primero. Dorothy perpleja de miedo solo señalaba la ventana, la cual estaba cubierta de moscas. Tantas moscas que no dejaban traspasar la luz del sol que recién asomaba. Doroty le contó a sus padres la historia que aquel niño le narró la noche anterior. Un sirviente valiéndose de una larga escalera subió a limpiar el vidrio de la ventana y pudo observar un trozo de hígado de cerdo en estado de putrefacción que emanaba un líquido amarillento y chorreaba del tejado hacia la ventana. “Es como si alguien lo hubiese lanzado desde la calle hacia el techo” -dijo el sirviente mientras limpiaba el cristal de la ventana. Desde la finca de enfrente, se veía al niño de pantaloncitos cortos y camisa blanca esbozando una mueca de desaprobación. El señor Willams cruzó a la finca de los Allan con el trozo de hígado de cerdo envuelto en un lienzo y tapándose la nariz con un pañuelo. ―¿Quería preguntar si su hijo sabe algo de esto, Mister Allan? Dijo extendiendo el lienzo. El hombre arrugó la nariz y frunció el ceño y seguido a eso se le oyó gritar ― ¡Eeeedgar ven enseguida! ―¿Qué significa esto? ― Sólo fue una broma, dijo el niño agachando la cabeza ―Sepa disculparme mister Williams, él no es mi hijo,es sólo un descarriado que trajimos a vivir con nosotros y así nos paga. Le aseguro que recibirá un castigo ejemplar y no volverá a ver a su hija. Conforme con las disculpas y el hecho de que ese niño no volviera a ver a Doroty, era suficiente, pero el señor Williams antes de retirarse le preguntó ―¿Cómo es el nombre de ese niño tan raro? ―Edgar...Edgar Allan Poe ―respondió. Decio Peralta

Superposición Estaba leyendo algún poemario sin prestarle la atención que merecía cuando, de repente, vi pasar a la ráfaga, corrí hacia ella y la tomé. ¡Pude lograr lo imposible! “Ahora me acompaña este pedacito de viento”, pensé. Le construí una casa muy linda, pulcra y ordenada. Le di todas las comodidades que pude. No querría perder de vista mi humildad, pero ciertamente era una casa magnífica. La ráfaga se sentó en el sillón individual que le compré, mientras yo dibujaba más calles, más comercios, más soles. Se sentía muy a gusto conmigo, y yo con ella. No obstante, cuando estuvo completamente instalada empezó a tirar colillas de cigarrillo en el jardín. Dejaba basura por todos lados. Cuando vi todo el hogar contaminado y revuelto le imploré que dejara de hacerlo; ella no me escuchó. Transcurrieron los días y todo seguía igual. Tuve que pedirle que se fuera, pero no quería, reclamaba con vehemencia que no podía echarla de su casa, ella ya era parte de mi realidad. Quise atraparla de nuevo, pero se escapaba con una audacia magistral. Al final opté por guardar silencio y luego de ese altercado estuvimos un tiempo conviviendo juntas, pero como esperaba, comenzó a tornarse insoportable su compañía. La casa era un desastre. Extrañé en demasía la tranquilidad que parecía tener aquella muchacha leyendo en su habitación. Tomé la decisión de irme, pero la ráfaga no me dejaba, cada vez que caminaba hacia la puerta ella me tumbaba al suelo con un poco de su viento. Sin embargo, fue tan fuerte mi convicción que logré vencerla después de muchos intentos. Me fui. Cuando miré atrás, comprobé que ya no había nada. Sonreí, un poco vacía. Más tarde comprendí que podía convertir a la ráfaga en otra cosa, algo más bello. Quizás en gerberas, en dulces, en abrigos. Quizás en el futuro tenga suerte y pueda convertirla en olvido. Mariel Bolasell

Dicen que en el futuro… Ilustración de Arön Nimzowitsch Niños abandonados son dieta de los veganos Niñez olvidada, prole sodomizada Niñas, como crías despreciadas ¡Salvemos a los perritos! Cachorros humanizados dieta equilibrada de alimento balanceado juegos diarios rutinarios. Canes acomodados que ven pasar los nines del hombre: sucios, moquientos, cagados. Niñas como escoria sacrificadas al desencanto. Niñez de una sociedad maloliente con lenguaje fantochado. Inclusiva es la violencia que no para de azotarlos Maternizan las mascotas, domestican a los pibes suicidan voluntades, implorando por los chiques. Chicos que regalan sonrisas putrefactas dentaduras de leche, bocas violentadas por el semen cuerpos desgarrados, almas que temen…

Niños privados de protección entregados a la miseria. Presos de los horrores, de la injusticia Escapistas de abusos, negada la inocencia huérfana queda la patria, la vida, la existencia. Algunos llegan, a ser aquellos jóvenes en patineta, skaters de ensueño adultos de proteica, militantes del cerocarbo, surfeando fantasías y desamparo. Edulcorados de vida, desprejuiciados de metas vegetarianos insulsos, ciegos, apátridas negadores, pseudoprofetas.

Soy Tolerante de la idiotez suburbana graciosa ironía de la vida empática apasionada del encuentro con la tristeza pujante cuando el destino del egoísmo arrecia impetuosa y rebelde frente a los sueños fuerte frente al embate de los tiempos lindura superficial y anecdótica constante de fidelidades absolutas trabajadora incansable, rutinaria e iracunda. Impaciente frente a las acciones simples ansiosa ante las simples acciones arrebatada en el hacer de las acciones atribulada por haber concluido las acciones ambiciosa en la búsqueda... de las acciones, perfeccionista del hacer consumista de experiencias de la experiencia hecha objeto de consumo del consumo de la vida y la pervivencia de nuestras almas subsumidas, esencia.

I odio aquellas palabras me avaricia dicen todo amor egoísmo solidaridad enemigo estas palabras no me fake news dicen nada empatía soledad amistad necedad poesía mérito amanecer discusión comprensión dólar lucha prisión fraternidad imperialismo Pachamama guerra mentira libertad corrupción populismo machismo paz verdad justicia feminismo

II mapaelegir un. Todos los mapas son incompletos o tienen errores. Pero .tenemos que O s i nvivir rumbo.

Claroscuros con ningún mito infinito que verse: “En un principio fue la oscuridad…”, Oscura noche te convocamos ni con ninguna teoría irracional que dicte: en este aquelarre “Comenzó con un big-bang…” de los súbditos de las artes y las ideas. Somos aquellos buscadores Contaré, sencillamente, de luces entre tantas sombras, que en mis principios somos aquellos reproductores de esos viejos deseos todo era blanco o negro era, que Platón vislumbró desde su caverna. que despreciaba los dudosos e indefinidos grises, En este rito, que, como siempre sucede en los caminos, en este día de Venus, el prisma fue un amor nos extasía mezclar en esta pócima humana que desarmó mi tosquedad, el amor y la belleza y la locura y deslumbró con su arco iris, Y la razón y los placeres y corazones, luciendo una mirada soleada, solamente, y sazonarlos con nuestras luces, que se hundió como un puñal de flores con nuestras sombras, en la oscuridad de mi alma. de nuestras tragicómicas vidas agridulces de eufemismos, Hoy florecen como grillos y lograr con esta magia algo tan fácil en mi pluma estas palabras. como tan difícil: cambiar nuestra rutina por algo de jarana. No pienso aburrirlos

El hombre moribundo Anoche mis hijos y yo estábamos sentados en el living hablando de las tantas cosas de la vida. Entre otras, estábamos hablando del vivir y del morir. Les dije: \"Hijos: nunca me dejen vivir en estado vegetativo, dependiendo de máquinas y líquidos de una botella. Si me ven en ese estado, mi último deseo es que me desenchufen de los artefactos que me mantienen vivo. ¡¡¡PREFIERO MORIR!!!\" Entonces mis hijos, estupefactos, se levantaron con cara anonadada, enmudecidos, desesperanzados y: me desenchufaron el televisor, el DVD, la televisión de cable, el modem de Internet, la PC, el teléfono inalámbrico, me quitaron el MP5 y el teléfono celular, la notebook y la tablet. Después me tiraron todas las botellas de vino y cerveza... ¡¡¡¡¡¡CASI ME MUERO!!!!!!

Los compañeritos Mi nombre es Sandra y una vez estaba sentada en la sala de espera del dentista para mi primera consulta con este profesional. Investigando la pared buscando sus títulos, vi su diploma universitario de odontólogo con su nombre completo. Recordé a un muchacho alto, buen mozo, con una tupida cabellera rubia, con el mismo nombre. Era mi compañero en el secundario, como 40 años atrás. ¿Podría ser el mismo chico del cual yo estaba secretamente enamorada? Al verlo en el consultorio, rápidamente deseché esos pensamientos: lejos del cuerpo atlético de mi compañero, este desgarbado era un hombre pelado, canoso, gordo, y su cara acordeonaba arrugas. Lucía muy viejo como para haber sido mi compañerito de clase. Después de que examinó mis dientes, le pregunté si era egresado del “Instituto Mariano Moreno de Tres Lomas”. ―¡Sí, Sí! -sonrió con orgullo. ―¿Cuándo se graduó? -inquirí. ―En 1982. ¿Por qué me lo pregunta? ―¡Vos estabas en mi clase! Y él me miró fijamente analizando mi rostro detenidamente. Sus ojos se iluminaban mientras el tiempo en su mente retrocedía décadas a zancadas. Entonces ese feo, calvo, arrugado, gordo, canoso, decrépito, vil e inhumano ser me preguntó: ―¿Profesora de qué materia era usted?

Una de vampiros Sucedió que el señor Morronés se propuso eliminar a los últimos tres vampiros que existían en su pueblo, que se estaba quedando sin habitantes a causa de este flagelo, que lo llevaba a vivir escondido. Para tal fin estuvo un año comiendo ajo que él mismo preparaba de incontables formas para sobrellevar el aburrimiento. Al año los convocó a los tres, dos hombres y una mujer, y los desafió a que él no se convertiría en vampiro luego de succionarle su sangre. Los dos hombres, ansiosos, le saltaron a la yugular y cayeron fulminantemente muertos. La vampira se fue indignada por tan mal trato que le dan a los vampiros en este pueblo.

El bibliotecario Arcimboldo, Giuseppe. Descripción: Óleo sobre lienzo. 97 x 71 cm. Localización: Skoklosters Slott. Suecia



Colección Primavera-Verano


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