PROLOGO
HISTORIA 1 Asdrubal, el novio tóxico Por mucho tiempo Angelina fue una estudiante increíble, ejemplar en su secundaria, a decir verdad era muy linda, un poco acomplejada con su acné, pero era algo normal a su edad de dieciséis años. Ella notaba que todas las demás chicas de su grupo y otros niveles ya tenían novio, hasta el momento ella nunca había tenido uno, realmente en silencio tenía su ¨crush¨ o varios. Estaban Mathias de décimo año, George de undécimo año, Bastian de noveno año y Joaquín de su mismo grupo. Todos eran del equipo de fútbol de la secundaria, altos y fornidos. Todas las chicas de su grupo pasaban hablando de ellos pero a Angelina le daba muchísima pena hablar de chicos, solo lo conversaba con su mejor amiga Fiorella, sin embargo Fiorella siempre le decía que un chico puede ser demasiado atractivo pero si en el fondo era un idiota con las chicas, no valdría la pena. Angelina tenía varias fotos de los crush que tenía, los guardaba en su diario, un libro que absolutamente nadie más conocía. Por lo general en los almuerzos cuando salía con Fiorella, iban a las canchas a ver los partidos, comía algo liviano mientras veía a los chicos jugar. Así pasó hasta que salió de la secundaria. Los chicos que tanto le gustaban tenían como novias a las chicas más populares y lindas de la secundaria, algo muy típico según ella. Luego de que terminó la secundaria, aún no entraría a la universidad puesto que su familia se mudaría temporalmente a una ciudad donde la
universidad más cercana no daba la carrera que ella quería, pero si matriculó un par de cursos libres, Portugués y Diseño Digital. Fue ahí donde conoció a Asdrubal, un joven de veinte años. A decir verdad se veía muy atractivo y según ella era bastante inteligente, eran compañeros en Diseño Digital. El primer día se sentaron juntos, Asdrubal se veía un poco tímido al principio, no se hablaron en la primera hora, pero luego del receso ella tuvo una duda y el profesor había salido de la clase, fue cuando tuvo que romper su silencio incómodo y preguntarle a Asdrubal, quien sorprendido le contestó y le ayudó, ella le agradeció un poco sonrojada. Al cabo de tres semanas en el receso se sentaron juntos a tomar un refresco de la máquina expendedora, las mesas estaban frente a las aulas. El profesor acababa de dejar un proyecto de curso que era en parejas y Asdrubal le dijo que si le gustaría hacerlo con él, puesto que no conocía a nadie más en el grupo, Angelina aceptó, Asdrubal tenía todo el software en su casa, Angelina no, por lo que le convenía estar con él, ella no le hablaba a nadie más y al parecer todos los demás ya tenían pareja, en el grupo solo había dieciséis personas, por lo que serían ocho parejas de trabajo nada más. Angelina no acostumbraba trabajar con chicos, solo había hecho trabajos con Fiorella, era algo nuevo para ella. Así que el primer día que fue a casa de Asdrubal, estaba un poco incómoda, algo callada y tímida. Sin embargo Asdrubal y su familia la hicieron sentir muy bien, fue recibida como alguien muy especial, en la casa de Asdrubal se acostumbraba tomar té por la tarde con alguna repostería liviana, por lo que cuando ella estaba en la habitación de Asdrubal trabajando con él le llevaron la comida ahí para que no tuvieran que parar para bajar a comer. Doña María Teresa, la madre de Asdrubal era una mujer muy amable, le dijo que por favor se quedara a cenar luego del trabajo, a lo que Angelina aceptó, aunque se sentía extraña, nunca cenaba fuera de su casa a excepción de cuando estaba con Fiorella. Las semanas pasaron y las visitas a la casa de Asdrubal eran semanales, se convirtieron un muy buenos amigos, inclusive le comenzó a parecer atractivo, él también jugó fútbol en su secundaria y además de que practicaba kartismo los sábados por la tarde. Luego de dos meses invitó Asdrubal invitó a Angelina a una carrera muy importante que tendría, decía que su sueño era llegar a ser piloto de Fórmula 1, pero que, según su padre, debía ser el mejor en kartismo primero puesto que en la final llegaría personas importantes de la Fórmula 1 a ver la carrera y que podría
existir una oportunidad para el futuro. Angelina no dudó en ir, ahora hablaba siempre de Asdrubal con Fiorella quien le dijo que fuera despacio y no se desesperara porque además su estancia en esa ciudad era temporal. Angelina se molestó con Fiorella por eso, sin embargo tenía razón, no sabía cuántos meses faltaban para regresar a su otra ciudad y tal vez no volvería a ver a Asdrubal. Pasó el tiempo, el curso acabó y Angelina se interesó cada vez más por el diseño digital, Asdrubal le dijo que había una universidad cercana que tenían un excelente programa para esa carrera y que él entraría el otro mes, Angelina no sabía qué hacer, pero ahora estaba tan interesada en la carrera y en Asdrubal, no quería acudir a Fiorella, le recordaría de nuevo que su estancia sería temporal. Angelina le explicó a Asdrubal la situación del trabajo de su padre y por qué estaba temporal en la ciudad, lo cuál era el motivo de por qué había matriculado los cursos libres y no una carrera formal. Asdrubal tomó sus manos, la vio a los ojos y le dijo que él apoyaría lo que ella decidiera hacer mientras la hiciera feliz, aunque eso significara no volverla a ver. Ella por primera vez sintió que le gustaba a un chico, dejó de lado su timidez y lo abrazó. Le dijo que le preguntaría a su padre sobre la fecha exacta del cambio de ciudad puesto que quería matricular diseño digital ahí. Al llegar la noche, Angélica habló con su padre quien le dijo a ella y a su madre que la empresa para la que trabajaba decidió dejarlo permanente en esa ciudad como jefe del departamento de operaciones, esto alegró grandemente a Angelina y de inmediato avisó a Asdrubal sobre la noticia. Quedaron de verse al día siguiente para ir a la universidad y averiguar todo lo que ocuparían. El padre de Angelina estuvo de acuerdo en pagar sus estudios en ese lugar, pero con la condición de que encontrara al menos un trabajo medio tiempo para poder pagar también la computadora que necesitaría y algunas otras cosas personales. Al cabo de una semana Angelina y Asdrubal matricularon el bloque completo, cuatro materias, en el mismo horario. A la mitad del cuatrimestre Asdrubal la invitó al cine donde además le robó un beso, ella no sabía qué hacer o decir, fue algo nuevo, pero que además esperaba. Para la semana diez de clases, Asdrubal le pidió que fueran novios, ella inmediatamente aceptó, inclusive él propuso ir a hablar con sus padres y presentarse formalmente. No hubo mayor problema y también en la casa de Asdrubal, doña María Teresa estaba más que encantada pero le dijo que ya era hora de que su hijo tuviera una
buena mujer como novia y no como las otras. Eso dejó pensando a Angelina, puesto que nunca le preguntó a Asdrubal sobre su vida amorosa anterior, de hecho nunca hablaron de sus vidas personales mas que lo que querían estudiar o el deporte de Asdrubal. Esa semana Angelina le contó a Fiorella sobre su primer novio a lo que Fiorella le preguntó sobre las cosas que tenían en común o qué le había gustado de Asdrubal, Angelina se dio cuenta que no sabía nada de la vida de Asdrubal y que aparte de la carrera, no estaba seguro de si tenían o no algo en común. Había llegado el segundo cuatrimestre y con este algunos inconvenientes, el profesor Iván de Mercadeo I decidió hacer nuevas parejas de trabajo para la presentación final, y Angelina no estaría con Asdrubal, él trabajaría con William, Angelina trabajaría con Víctor un estudiante que sin duda parecía un completo nerd, no muy alto de estatura, con lentes y fan del animé. Según Asdrubal era el típico hombre que a él no le simpatizaban, además de que ya había tenido problemas en su secundaria por golpear a varios otakus como les llamaba él, además de que le dijo a Angelina de forma despectiva que no soportaba a los nerds. Angelina se sintió muy ofendida porque ella se consideraba una nerd y le gustaba ser así, pero ahora no encontraba la forma de expresar su disgusto, Asdrubal simplemente no soportaba la idea de que ella trabajara con Víctor. Conforme pasaban las semanas, en clase las parejas de trabajo debían estar juntas para realizar avances, Asdrubal no dejaba de escribirle a Angelina, a pesar de estar en el mismo salón, le enviaba comentarios despectivos sobre Víctor, en la semana cuatro luego de la clase, Asdrubal vio que Víctor se despidió de Angelina con un beso en la mejilla, algo normal entre amigos, sin embargo Asdrubal fue directo donde Angelina y le reclamó sobre lo que había hecho Víctor, tomándola fuerte del brazo le dijo que si lo veía haciendo eso de nuevo le rompería los dientes a él. Angelina estaba realmente asustada, tenía ahora en su brazo la marca de la mano de Asdrubal, nadie nunca la había tratado así. Al llegar a su casa le escribió a Fiorella quien le dijo que debía terminar con Asdrubal, puesto que claramente era un hombre abusivo. En la semana cinco Víctor debía ir a casa de Angelina para hacer parte de la presentación, fue viernes por la noche y cuando el chico salió de trabajar con ella, se fue caminando y fue interceptado por Asdrubal quien lo esperó a unos cien metros, lo tomó del bolso y lo tiró al suelo golpeándolo en la cara hasta
hacerlo sangrar, le dijo que se apartara de Angelina y que no lo quería ver cerca de ella nunca más, mucho menos en su casa, le escupió la cara y se fue. El sábado siguiente en clase de Mercadeo I, Angelina debía presentar el primer avance formal a su profesor, sin embargo Víctor no llegó a la clase, no le contestaba mensajes ni llamadas, de hecho ni siquiera le llegaba sus mensajes, como si tuviera el teléfono apagado. Cuando ella pasó no sabía explicarle al profesor por qué su compañero no estaba, el profesor no sabía nada, Asdrubal pasó con una sonrisa muy extraña durante toda la presentación de Angelina. Al salir de la clase, él le preguntó que por qué se veía preocupada, a lo que ella le respondió que Víctor debía presentar con ella y que no había venido, Asdrubal le dijo que posiblemente estaba en algún hospital, ella se asustó y le preguntó que si sabía algo y él le confesó con una gran sonrisa y una risa que lo había visto el día anterior saliendo de la casa de ella y que le había dado una lección para que se apartara de ella. Angelina se enojó como nunca y se fue corriendo, Asdrubal se fue detrás de ella y la tomó del brazo en el parqueo y le dijo que no le dijera a nadie o ella también tendría consecuencias porque no debía meter ningún otro hombre en su casa. Ella no aguantó le gritó en el parqueo de la universidad que Víctor y ella solo hacían el trabajo y que cómo se la había ocurrido golpearlo, muchas personas cerca se quedaron viéndolos, el oficial de seguridad se acercó a ver qué ocurría y notó que Asdrubal sujetaba muy fuerte a Angelina, por lo que decidió intervenir de inmediato ordenándole que la soltara o llamaría a la policía, Asdrubal la soltó y se retiró. Angelina se quedó llorando y unas chicas se acercaron a ella. Unos minutos más tarde una de las chicas la acompañó a tomar un taxi a su casa, al llegar llamó a Fiorella y le explicó todo lo acontecido, ella le insistía en terminar con Asdrubal y que visitara a Víctor, era importante, además de que denunciara a Asdrubal por agresión. Esa noche Asdrubal llamó a Angelina, luego de varios intentos de llamada ella contestó, él se disculpó con ella y le dijo que él no era así, fue un momento de celos y que no volvería a pasar, le pidió que lo perdonara y que se vieran el domingo para recompensarla por lo sucedido, lamentablemente Angelina accedió a ir con él. Asdrubal la llevó a un restaurante en un centro comercial, le pidió disculpas otra vez, ella accedió a perdonarlo, además le dijo que su primo George estaba de cumpleaños y que habría una reunión familiar en un par
de horas y que quería que fuera con él y conociera a su familia, Angelina aceptó. Horas más tarde ella notó que no era una fiesta de cumpleaños como las de su familia, en esta había alcohol por todas partes, cigarros y hasta marihuana. Ella no estaba acostumbrada a ese tipo de actividades sociales, de hecho detestaba el olor a alcohol. Desde que entró en el lugar se sintió incómoda, ni siquiera era la casa de su novio. Cuando Asdrubal la llevó a conocer a George quien se encontraba fumando marihuana, este los saludó y le preguntó sobre lo que había pasado con Annie, a lo que Asdrubal un poco incómodo le dijo que era una historia complicada pero que ya no estaba, George le dijo que cómo era posible si hacía unos días los había visto juntos, Angelina no sabía qué decir, nunca había escuchado nada sobre una tal Annie. Asdrubal trataba de ignorar la reacción incómoda de Angelina, saludó a todos en el lugar y le buscó un par de cervezas para él y la chica. Ella le dijo que no tomaba y además no le gustaba el olor de la cerveza. Asdrubal fue y le trajo una gaseosa, al rato de sentarse con ella y reír con sus demás primos, ella le preguntó sobre quién era Annie y cómo es que hacía unos días estaba con ella. Asdrubal le dijo que su primo estaba muy drogado y que pudo haberse confundido, puesto que hacía más de un año había terminado con Annie, su exnovia y que no le mentiría. Angelina no preguntó más, sin embargo no le creía del todo a Asdrubal. Un par de horas más tarde la madre de Angelina la llamó al celular para informarle que algo había pasado en su casa con su padre y que necesitaba que regresara de inmediato. Angelina le dijo a Asdrubal quien se molestó porque aún era muy temprano, habían llegado más de sus amigos y otros primos, y no quería perderse la fiesta de George, Asdrubal le dijo que si tenía que irse que podía hacerlo, así que ella tomó su bolso, pero al intentar salir por la puerta principal, Jimmy, otro de sus primos puso su brazo en la salida y no la dejaba pasar, le dijo que aún no había bebido nada e intentó darle un beso, ella lo empujó y él derramó cerveza en su blusa. Ella sumamente incómoda y molesta salió corriendo del lugar y paró un taxi que iba pasando, se dirigió directo a su casa. El taxi duró más de una hora en hacer el recorrido, puesto que había ocurrido un accidente en carretera y habían quedado en medio de varios autos y no podían moverse. Al llegar a la casa sus padres no estaban, ella llamó a su madre quien le informó que su padre se había desmayado y hacía unos veinte minutos había tenido un paro cardiaco, llamó a la ambulancia de inmediato e iban de camino
al hospital; su madre le dijo que no se moviera de la casa, que hiciera algo de comer porque no sabía si regresarían el mismo día o el siguiente. El padre de Angelina nunca había experimentado algo así y ella se sentía terrible, lloró demasiado, se sentía fatal, en ese momento le entró una llamada de Víctor, a ella le sorprendió, decidió aceptar la llamada, él quería pedirle perdón por lo sucedido en la universidad y le contó que regresaría de nuevo y que esperaba que no hubiera más problemas con Asdrubal. Ella se sentía muy mal por lo ocurrido con él. Al final ella terminó contándole lo que acababa de pasar con su padre, él la tranquilizó y le dijo que si necesitaba algo que podía contar con él aunque esperaba no tener problemas con Asdrubal. Al día siguiente Asdrubal no apareció sino hasta las cinco de la tarde, él la llamó al menos unas siete veces pero ella no quería contestarle, él le escribió disculpándose de nuevo por lo sucedido y que la fiesta había acabado en la madrugada. Angelina no le contestó el mensaje, su novio se había comportado como todo un imbécil, sin embargo, ella no era capaz de terminar con la relación aún, sabía que si le contaba a Fiorella lo ocurrido ella le diría que terminara con él de inmediato. Al final del día Angelina aceptó una llamada de Asdrubal quien la invitó a salir el día martes, ella aceptó. Fueron a una cafetería en el centro, mientras terminaban de comer, Asdrubal fue al baño, dejó su celular en la mesa al lado de unas servilletas, y fue cuando le entró una llamada de Annie, en el nombre de contacto tenía además un emoji de corazón. El teléfono sonó al menos cuatro veces, fue cuando entró un mensaje de parte de ella diciendo: ¨Asdru, recuerda que nos veremos en la noche, la fiesta de tu primo estuvo increíble¨. Angelina se molestó demasiado, cuando Asdrubal llegó ella le dijo que su celular había estado sonando y que le entró un mensaje, Asdrubal tomó el teléfono, vio el mensaje y las llamadas perdidas, a lo que trató de explicar que no era lo que ella creía y que George había invitado a Annie al ver que no había llegado. A Angelina le bajaron las lágrimas, tomó su bolso y se fue del lugar, Asdrubal salió detrás de ella, sin embargo un mesero lo detuvo en la entrada y le dijo que no podía irse sin pagar. Angelina tomó un taxi que estaba en frente y se fue. Ella le escribió un mensaje diciendo que terminaban, que no podía continuar con tanta inseguridad y que no se sentía nada cómoda con él, bloqueó el contacto de Asdrubal, no quería saber nada de él. Llegó a su casa y llamó a Fiorella para contarle todo. Al final también llamó a Víctor para contarle sobre su padre que había
regresado del hospital en horas de la mañana, además le contó también lo sucedido con Asdrubal, fue cuando Víctor le dijo que Asdrubal se había comportado como todo un tóxico y abusador, y que era mejor que ella se alejara totalmente de personas así, puesto que en su casa había pasado el mismo problema con sus padres, su padre los había dejado hacía diez años, se había comportado como un novio tóxico con su madre quien creyó que cambiaría al casarse y fue un agresor por años hasta que se fue de la casa. Angelina no podía creer la historia de vida de Víctor. Ella nunca había vivido algo así en su hogar, hasta ahora conocía a una persona tóxica, Asdrubal. Ahora Angelina sentía gran empatía por Víctor, aunque lo conocía poco, ahora creía que todo eso que había vivido provocó que fuera de alguna forma tan tímido e introvertido, tal vez no tener una figura paterna en su hogar complicó las cosas. Una semana después, Angelina no había visto a Asdrubal ni en la universidad, le parecía un poco extraño. Llegó el nuevo cuatrimestre y con este la matrícula de Teoría de la Publicidad, entre otras materias, esta vez Asdrubal y Víctor serían compañeros de nuevo junto con Angelina. Asdrubal estaba sentado al final de la clase el primer día de lecciones, vio entrar a Angelina junto con Víctor, venían hablando muy entretenidos hasta que Angelina vio a Asdrubal al final de la clase. Antes de terminar la clase Víctor tuvo que irse porque su madre le escribió que se fuera de inmediato porque la rama del árbol del patio había caído sobre una parte de la casa, había llovido con mucho viento. Al terminar la clase, Asdrubal se adelantó para hablar con Angelina, ella se mostraba indiferente, le pidió que por favor lo dejara invitarla a un café, ella accedió. Una vez en la cafetería, él le pidió que por favor lo perdonara, que había sido un gran estúpido, pero que deseaba volver a estar con juntos. Ella le expresó que no quería estar con él, no se sentía bien, había sido engañada descaradamente. El lo aceptó y dijo que no cualquier hombre aceptaría tal cosa a menos de que amara verdaderamente a una mujer, Asdrubal era un gran lavioso, sin embargo Angelina le sonrió dándole así un poco de esperanza. Ella se levantó y se fue; al llegar a casa llamó a Fiorella y le contó lo sucedido, su amiga le preguntó que si era estúpida y que se diera cuenta que Asdrubal solo jugaba con ella, que le decía palabras bonitas para tenerla en la palma de su mano de nuevo. Angelina creía realmente que había sanado su corazón y consideraba darle una nueva oportunidad, tal vez no de inmediato, pero si en unas semanas, según cómo se
comportara Asdrubal. Semanas más tarde Angelina se sentaba solo con Asdrubal en clase, ya su amigo Víctor había quedado solo adelante, ella le hablaba menos que antes, por un lado evitaba que Asdrubal le hiciera algo a Víctor y por otro lado quería volver también con Asdrubal, aunque en el fondo sabía que cometía un grave error. En semana siete, el profesor de curso asignó una tarea en parejas, ese día Asdrubal no fue a clase porque estaba enfermo, Angelina hizo el trabajo con Víctor y quedaron de terminarlo en la noche en casa de ella. Al día siguiente Asdrubal la llamó para ver cómo había estado la clase, ella le contó, pero Asdrubal al saber que ella lo hizo con Víctor se molestó y comenzó a hablar cortado hasta que colgó la llamada. Asdrubal no quería a Víctor para nada, lo detestaba, le ¨caía mal¨, no soportaba su presencia, ya lo había golpeado una vez y no dudaría en hacerlo de nuevo. Un par de días después Asdrubal invitó a Angelina a comer de nuevo, luego de comer le pidió que volvieran, ella le dio una nueva oportunidad, pero no le contó a Angelina, aunque Víctor sí lo notó en la siguiente clase y él se sintió muy incómodo. Angelina ya no saludaba a Víctor como siempre, ahora lo hacía a lo lejos. Asdrubal era un hombre controlador, siempre quería saber dónde estaba ella, con quién estaba y por qué. El día que ella salió con Catalina, su prima que la visitó, Asdrubal se molestó y la llamó al menos siete veces, Angelina no contestaba porque estaban en el cine y había guardado el teléfono en el fondo del bolso. Al salir del cine Asdrubal la llamó de nuevo y le gritó, esto asustó a Catalina, Angelina trataba de calmarlo porque no le había avisado nada, al final él colgó y a Angelina le salían lágrimas. Catalina no entendía la situación, le preguntó a Angelina sobre quien llamó, pero Angelina no quiso dar explicaciones. Un par de semanas después, Angelina fue con su madre al centro, una vez en el parque su madre le dijo que por favor se quedara ahí esperando a su tía que no conocía el lugar y que ella se iría al otro lado a ver si andaba por ahí, puesto que su tía había avisado que venía de camino pero que casi no tenía batería en su celular. Angelina se quedó sentada por si llegaba su tía Gloriana, pasaba mucha gente por ese lugar, era muy visitado además. Fue cuando Víctor iba con su celular en la mano como buscando algo, Angelina lo vio y llamó, Víctor no esperaba verla ahí, de inmediato guardó su celular, volvió a ver para todo lugar y se acercó a ella, la saludó, ella lo invitó a sentarse junto a ella. El seguía fijándose hacia los lados y le preguntó si ella esperaba a Asdrubal, Víctor se sentía
intimidado por él. Angelina le explicó que esperaba a su tía Gloriana. Fue cuando de pronto venía un grupo de unos cinco jóvenes caminando, era Asdrubal y sus primos, Víctor no los había visto, pero Angelina si, al ver a su novio, quien de paso no sabía que ella estaría ahí y mucho menos con Víctor, se puso nerviosa y se asustó, Asdrubal llegó y la saludó con un enorme beso y le preguntó sobre lo que hacía con ese otaku asqueroso, Víctor se asustó, Asdrubal lo tomó de la camisa y le dijo que le había advertido semanas atrás que se apartara de Angelina pero que por lo visto no había aprendido la lección y que necesitaba una lección más, Angelina aún más asustada le dijo que no se atreviera, que Víctor solo iba pasando y que ella esperaba a su tía. Asdrubal le ignoró, levantó a Víctor y lo tiró al suelo, entre él y sus primos lo golpearon y lo patearon. Angelina se tapaba la cara y lloraba, Asdrubal le decía que no fuera tan ridícula y que le había advertido que no debía estar con nadie que no fuera con él. Mientras seguían pateando a Víctor, llegó la madre de Angelina junto con su tía. Su madre no sabía que Asdrubal era un hombre violento, le dio con el bolso por la espalda, Asdrubal se volvió muy molesto pensando que había sido Angelina, fue cuando vio a su madre y a la tía que mencionó Angelina. Asdrubal le dijo a sus primos que dejaran a Víctor y trató de explicarle a la madre de Angelina que habían encontrado a Víctor molestando a su hija y que ellos llegaron a defenderla, Angelina seguía llorando, su madre no parecía creerle mucho a Asdrubal, él y sus primos se fueron dejando a Víctor en el suelo, quien tardó un poco en poder ponerse de pie, recogió su bolso cruzado y se fue lo más rápido que podía. Angelina no paraba de llorar ni siquiera se dio cuenta cuando Víctor se fue. La madre de Angelina y su tía se sentaron con ella para tratar de calmarla. Horas después, ya en su casa, su tía llegó a la habitación de Angelina y le dijo que quería que le contara la verdad. Angelina no pudo ocultar más todo y le contó a su tía con lujo de detalle toda la historia. Su tía Gloriana le dijo que estaba en un noviazgo tóxico, que además Asdrubal era un agresor y controlador y que era mejor que terminara de inmediato esa relación porque le llevaría a malas decisiones, no era amor verdadero, era un apego emocional, su tía le aseguraba que por algún motivo se sentía segura con Asdrubal, o tal vez importante o aparentemente defendida, sin embargo estaba controlada, agredida psicológicamente y no llegaría a nada bueno. Su tía le ofreció ayuda para terminar con Asdrubal, pero Angelina no quería hacerlo aún, ella decía
que él era un buen hombre, solo que era muy celoso, ella trataba de defenderlo, sin embargo su tía le explicaba que eso no era amor. Angelina le prometió que hablaría con él y que todo saldría bien. Días después en la universidad, Víctor de nuevo no fue a clases, Angelina le dijo a Asdrubal que debían hablar, Asdrubal le dijo que podía ser luego de clases en su casa, habría una fiesta con sus primos luego y que esperaba que ella lo acompañara, no que se fuera a un parque otra vez. Al salir de clases, Angelina iba muy callada en el auto de su novio. Al llegar a su casa Asdrubal le dijo que lo esperara en su habitación porque él iría a bañarse rápido. En la habitación de él, ella tuvo la curiosidad de abrir un cajón en una mesita de noche, encontró una fotografía impresa de una chica junto con Asdrubal, por detrás decía: ¨Para mi príncipe hermoso de Annie¨ además de la fecha de hacía dos semanas. También había una caja abierta con preservativos. Angelina escuchó los pasos de Asdrubal, cerró el cajón de la mesita de noche y se sentó en la cama. Al llegar Asdrubal la vio extraña, abrió el cajón de la mesita de noche, se quedó viendo hacia el cajón abierto, volvió a ver a Angelina, tomó un preservativo, lo abrió, la volvió a ver y le dijo que se quitara la ropa. Un par de horas más tarde Asdrubal había forzado a su novia a tener sexo, ella realmente no quería acostarse con él, ella soñaba con entregarle la virginidad a quien fuera su esposo el día de su boda. Angelina estaba ahora llena de moretones en sus brazos, sus piernas, su cuello. Tomó su ropa entre sollozos, Asdrubal le dijo que si quería podía ir a bañarse pero que en diez minutos comenzarían a venir sus primos para la fiesta así que debía apurarse. Ella se puso su ropa, bajó las escaleras pero en vez de dirigirse al baño se fue hacia la puerta principal y alejó de la casa de Asdrubal tan rápido como pudo. Tomó un taxi que iba pasando y se fue a su casa, se sentía sucia, abusada, violada y además agredida por alguien quien le había prometido cambiar pero que se había convertido en todo un monstruo.
PREGUNTAS PARA EL LECTOR 1. ¿Qué opinas sobre la relación entre Angelina y Asdrubal? 2. ¿Cuál consejo le darías ahora a Angelina? 3. ¿Crees que los jóvenes de hoy en día se fijan solo en el físico de la otra persona y no le dan importancia a quien es en realidad? 4. ¿Qué crees que se necesite antes de comenzar un noviazgo con alguien? 5. ¿Por qué será que Angelina no quiso atender al consejo de su tía ni a los de su amiga Fiorella? 6. No te olvides de Víctor, ¿qué le dirías si pudieras ir a buscarlo ahora?
HISTORIA 2 Un padre, una canción y una cuchilla. No todos logramos entender lo que nos ocurre emocionalmente, algunos solo dejamos pasar las cosas, otros permiten que les afecten, pensamos demasiado en algo, aún cuando tal vez no es real, hasta llegamos a creer que sí sucedió tal cual lo pensamos. Todo lo que escuchamos llena nuestra mente y afecta nuestro corazón, cambia nuestra forma de ver las cosas y hasta la manera en que hablamos y tratamos a los demás. Esta es la historia de Irina Brown, una chica de catorce años con problemas en su hogar que la llevaron a buscar amistades que afectarían sus emociones a un nivel de estar al borde de la muerte. Irina estaba en su segundo grado de secundaria, o bien en el octavo grado como se le conoce en algunos países, hacía un gran esfuerzo por estar concentrada en sus clases, sin embargo se distraía mucho, no presentaba todas sus tareas y le iba un poco mal en los exámenes. El año anterior, cuando recién entró a la secundaria era un poco diferente, más aplicada, mejores calificaciones, participaba en clases, pero ahora, es como si fuera otra Irina. Octavio, el profesor orientador de octavo grado se dio cuenta que Irina iba muy mal, sin embargo cuando la llamó a su oficina ella no quiso dar detalles, ahora andaba con un abrigo siempre, aunque hiciera calor, no se lo quitaba, había faltado por un mes entero a clases de
educación física, estas eran el viernes a primera hora del día, Irina simplemente se quedaba en las bancas y le decía al profesor que no se sentía bien, pero nunca entregaba ningún dictamen médico. Octavio vigiló a Irina por una semana, notó que en los recesos se sentaba detrás del comedor con otros tres chicos y una chica, a quienes los demás los conocían como “emos”. El año anterior Irina no se sentaba con esos chicos y la otra chica era nueva en la secundaria. Octavio citó de nuevo a Irina para el viernes de esa semana y le dijo que la había notado que andaba muchos con esos chicos, los tres hombres eran de tercer año, todos repitentes y la chica según el registro acababa de entrar a segundo año como repitente de nivel, procedente de otra escuela. Irina le dijo que no tenía por qué contarle a nadie y que no quería hablar con ningún otro maestro. Octavio se preocupó mucho y envió un correo a la madre de Irina, según el registro, su madre estaba divorciada. Quien contestó el correo minutos más tarde fue un hombre quien se identificó como Alfonso, padre de Irina. A Octavio le pareció extraño, además porque el señor Alfonso dijo que hablarían con Irina apenas llegara a la casa. La semana entrante, Irina no se presentó a clases. Los profesores reportaron sus ausencias, Octavio escribió al correo de la madre de Irina y de nuevo Alfonso fue quien contestó diciendo que habían tenido algunos problemas familias y que por eso Irina no había ido a clases pero que pronto volvería. A Octavio le pareció extraño que la madre de Irina no era quien contestaba. El miércoles de la semana siguiente Irina regresó a clases, ahora mucho más seria, usaba el cabello cubriéndole la mitad de la cara, andaba un suéter negro que no se quitaba en ningún momento, además llevó una carta de parte de su padre Alfonso solicitando que Irina no participara de las clases de educación física por problemas de salud. Las calificaciones de Irina se mantenían bajas, a excepción de Arte donde llevaba notas excelentes, ella era muy buena dibujante. Paulina, compañera de Irina, era la única con la que hablaba, Octavio pidió a los profesores que le informaran con quién hablaba Irina aparte de los chicos con la que la veían en los recesos y almuerzos, fue entonces donde Octavio le solicitó a Paulina ir a su oficina el viernes siguiente cuando Irina volvió a faltar, él le preguntó a Paulina sobre Irina porque realmente le preocupaba mucho. Paulina le contó todo lo que sabía con la condición de que Octavio no le dijera a Irina que ella le había contado todo. Según Paulina, la madre de Irina había vuelto a ver a su exesposo Alfonso y lo
había llevado a su casa varias veces y que ahora desde enero estaban viviendo juntos, sin embargo, Alfonso había vuelto a golpear a la madre de Irina, era un hombre iracundo, controlador y agresor, además de tener problemas con el alcohol y las drogas. Pero que era quien sostenía la casa de Irina, le pagó las deudas a la madre de la chica y había hasta comprado muebles nuevos, Alfonso no solo consumía drogas sino que también las vendía y le generaba mucho dinero. Su ex esposa acudió a él por los problemas económicos en los que se encontraba la familia, a pesar de saber que era un hombre con el que realmente no podía vivir. Todo esto afectó a Irina quien se desesperó y un día que salió de su casa llorando, vio a Tomás afuera sentado, él era un chico del tercer grado de secundaria, se acababa de mudar a la casa de al lado, él la llamó al verla llorando, ella no le hablaba realmente, pero era la única persona cerca, Tomás la invitó a su casa y le contó que él también pasaba por sufrimientos y que se refugiaba con su grupo de amigos, la música y algunas otras cosas. Según Paulina, desde ese día Irina es completamente otra persona, Irina le contó que había sido la primera vez que había escuchado música que la hacía sentir cosas diferentes, Tomás tenía una canción favorita llamada Pain de un grupo de género screamo. Según Irina, la canción describe todo lo que sentía y no paraba de escucharla. Desde que Irina comenzó su amistad con Tomás, no dejaba de comportarse de forma extraña, pasaba mucho tiempo con los amigos de Tomás en los recesos entre clases, el cabello a media cara, siempre con suéter o algún abrigo que la tapara por completo, cambió su maquillaje por uno más oscuro, y además, recientemente Paulina había notado cortadas en las muñecas de Irina. Todo esto preocupó mucho a Octavio quien decidió hablar con la directora general de la secundaria. Las semanas pasaban y las calificaciones de Irina no mejoraban, su comportamiento era cada vez más extraño, el profesor Adolfo de matemática reportó que Irina había intentado clavar un lapicero en la mano de Rubén, su compañero luego de que este quisiera ver sus muñecas. Irina siempre estaba a la defensiva. Octavio llamó de nuevo a Paulina quien le dijo que Irina era irreconocible, era completamente una ¨emo¨, sus cortadas eran ahora más profundas y no solo en las muñecas, la misma Irina le había mostrada fotografías, se había cortado en los brazos, el cuello, los muslos, el pecho y los pies, deseaba sangrar tanto como pudiera, quería morir, no soportaba más los problemas en su casa y aunque deseaba irse, no tenía a dónde. Paulina le
ofreció su casa, pero con la condición de que dejara todo eso en lo que estaba ahora metida. Irina dejó de hablarle y le dijo que ni loca dejaría la música que la hacía sentir diferente, ni tampoco a sus amigos, su abrigo o lo que ahora estaba fumando. Octavio citó a los padres de Irina, pero Alfonso dijo que él estaba demasiado ocupado como para ir a perder el tiempo a la secundaria por una pequeñez y que la madre de Irina estaba enferma y no podía salir de la casa. Octavio muy molesto y con autorización de la directora, le respondieron a Alfonso que la reunión sería con el Ministerio Público de Familia, puesto que tenían información confidencial sobre problemas de agresión familiar y drogadicción. Al día siguiente de que este correo fue enviado, Irina no volvió más a la secundaria. Cuando Paulina pasó a buscarla a la casa días después, se dio cuenta que se habían mudado, no habían dejado rastro ni información de nada sobre su paradero.
PREGUNTAS PARA EL LECTOR 1. ¿Cómo crees que Octavio debió ayudar a Irina? 2. ¿Qué le dirías a Irina con respecto a su cambio? 3. ¿Cómo debería una institución educativa manejar este tipo de situaciones? 4. ¿Conoces personas con este tipo de problemas? 5. ¿Crees que la música influye de alguna forma en lo que los jóvenes hacen?
HISTORIA 3 Bullying, más allá de la escuela. Hola, soy Josh Anderon y les contaré una parte de mi vida que desearía que no hubiera pasado nunca, no le deseo esto a nadie y los que lo estén pasando, no se queden en silencio. Desde mi niñez tuve problemas de sobrepeso, siempre el gordito de la familia. Cuando mis primos llegaban a visitarme y siempre querían que jugáramos a las luchas, a mí eso no me gustaba, para ellos era el mejor deporte. Siempre terminaban golpeándome en el estómago, las costillas, los muslos, decían que yo era como un saco de boxeo, suave y regordete. Yo prefería no salir a la calle, me gustaba el otoño, las montañas de hojas, era la fecha del año en que visitaba a mi abuela, ella siempre tenía un rico pie de manzana, mi postre favorito. Aunque a decir verdad detestaba que cuando llegaba lo primero que ella hacía era pellizcar mis mejillas rosadas, a decir verdad yo era muy pálido y mis mejillas rosadas, mi abuela me tenía un apodo que para ella era de cariño, pero que a mí no me gustaba mucho, ella al verme me decía “mi bodoquito de azúcar”. Pero bueno, siempre había postre y cosas deliciosas para comer así que me aguantaba su apodo que al fin y al cabo era de cariño. En la escuela primaria donde asistí, había pocos niños, en mi salón éramos catorce estudiantes, de los cuales cinco teníamos problemas de sobrepeso, y de hecho en otras clases también había varios niños así. De alguna forma yo lo veía normal, sin embargo, al llegar la graduación de primaria, mi abuela falleció, tan solo una semana después de mi graduación, ella
estuvo con nosotros pero de pronto se puso mal, la llevamos al hospital y falleció. En su testamento, el cual estaba listo desde hacía dos años, le había dejado a mi madre, su única hija, su terreno, casa, el antiguo Volkswagen del abuelo, su colección de tazas de porcelana y un pequeño negocio que era una tienda a unos dos kilómetros de la casa. A mis padres les pareció una excelente oportunidad, vendimos nuestra actual casa, mi padre decidió invertir el dinero en bienes raíces y nos fuimos para la casa de la abuela; esto significaba que además no vería más a mis primos que me golpeaban. La primera semana fue un poco difícil, emocionalmente duro para mi madre, sin embargo ahora tenía un negocio que atender, mi padre pidió traslado en su misma empresa y ahora trabajaba a diez minutos de nuestra nueva casa. Limpiamos toda la casa, mi habitación estaba en el segundo piso y era muy grande, tenía una ventana que daba hacia el frente de la casa, inclusive me quedaba muy cerca una rama del enorme árbol que había sembrado el abuelo hacía muchísimos años y tenía la idea de hacer ahí una casa del árbol, puesto que siempre había sido mi sueño. Tiempo después cuando comenzó mi primer año de secundaria, las cosas se tornaron muy complicadas. Saint George School era bastante más grande que mi escuela primaria, me impresionó que los grupos eran de treinta estudiantes, teníamos casilleros en los pasillos, el mío era A415, ahí podía guardar mis libros, cuadernos y otras pertenencias, era espacioso de cierta manera, inclusive podría guardar una patineta, si tan solo tuviera una y supiera usarla. Mi grupo fue el 1-F y siempre estaría en el salón 1106, al principio pensé que eran demasiados salones, pero me di cuenta que el primer número representaba el edificio, puesto que habían seis, el segundo número era el piso y los últimos dos representaban el número de salón en ese piso, así que yo estaría en el salón 06 del primer piso del primer edificio. En la primera lección con el profesor Mario de Matemática, quien era nuestro profesor guía, todo iba aparentemente bien, hasta que el profesor tuvo que salir cuando lo llegó a buscar otro profesor. Fue cuando un grupo de compañeros que estaban atrás me lanzaron una bola de papel al volverlos a ver se rieron y me hacían gestos haciendo referencia a mi gordura. No les dije nada, ellos hacían mucho ruido mientras llegaba el profesor, se reían muy fuerte, se creían muy graciosos, uno de ellos se paró para hacerle punta a su lápiz y al pasar a mi lado me clavó la punta
en el brazo y solo dijo ¨—Perdón, espero no haberte desinflado¨, todos en el salón se rieron de mí, yo no sabía qué hacer o qué decir, todos en el grupo parecían ser delgados excepto yo. Mi brazo me dolía, no había sangrado al menos. Cuando el profesor ingresó de nuevo al salón, volvió a ver al grupo de estudiantes que me habían hecho bromas y les dijo que esperaba que este año si se portaran bien y que aprobaran porque no podrían repetir por tercera vez el nivel. Eso me hizo mucha gracia y los volví a ver con una sonrisa como de venganza, fue lo peor que pude haber hecho. Al salir al receso, tomé mis cosas e iba hacia el casillero donde debía buscar el cuaderno para la siguiente clase. Al cambiar el cuaderno de clase y cerrar el casillero, estaban ellos, Rick, Luis, Carlos y Michael. Rick golpeó mis cosas y todo cayó al suelo. cuando me agaché para juntarlas, Luis me dio un puñetazo en el estómago, provocando que yo cayera al suelo. Carlos y Michael me patearon, Rick se agachó y me dijo al oído ¨—Bienvenido al infierno gordito¨. Yo no podía respirar bien, estaba tirado en el suelo y con dificultad pude recostarme al casillero de abajo, cerré mis ojos y trataba de respirar, sabía que todos me veían, me sentía mal, no quería ir a la siguiente clase y ser molestado de nuevo. Alguien puso su mano sobre mi hombre, era un compañero de salón, Eduardo, nunca había visto a alguien más delgado que él, era demasiado flaco, tenía los dientes torcidos y el pelo casi anaranjado. Con mucha dificultad me ayudó a ponerme en pie, él me acompañó a comer algo. El resto de clases traté de estar lejos de Rick, Luis, Carlos y Michael, ellos eran jóvenes de al menos dos o tres años mayores que yo, mucho más grandes, experimentados y evidentemente más fuertes que yo. Defenderse contra ellos sería una locura. Al parecer a otros compañeros del salón también les parecían intimidantes. Otros trataban de reírse de sus burlas, tal vez creían que así evitarían ser molestados o agredidos por ellos. Luego de varios días, llegó el viernes, y con este el día de la clase de deportes. Yo no era para nada deportista, era evidente, me gustaba mucho el basket, pero si corría veinte metros me cansaría y tendría taquicardia, ya me había pasado en otras ocasiones. El lunes anterior el profesor Mario nos dijo que en el gimnasio había vestidores con baños y que luego de la clase teníamos cuarenta minutos para bañarnos o cambiarnos y comer algo antes de la siguiente lección del día. Mi madre se tomó esto muy en serio y me envió una bolsa con cambio de uniforme para el resto del día, un paño y un jabón. Al llegar al colegio, iríamos
primero a una clase de música y luego a deportes, como era el primer día de música, no sabía qué usaríamos así que no llevé cuaderno y llegué de una vez con mi bolsa de ropa, paño y jabón, al entrar no tardaron mucho en llegar las burlas, el profesor no había llegado, notó que ningún otro compañero había llevado algún tipo de bolsa tan grande como la mía, llevaban algo pequeño con zapatos de cambio y el uniforme, pero al parecer solo yo llevaba paño y uno enorme por cierto. ¨—Que no se le caiga el jabón al gordito¨ —dijo Rick en un tono muy burlista, todo el salón rió, inclusive Eduardo. Al entrar el profesor al salón notó que todos se reían, al volver a ver al fondo le dijo a Rick y a sus amigos lo mismo que el profesor Mario. Todos quedaron en silencio. Luego de la clase de música salimos todos hacia el área de deportes, Eduardo iba caminando a mi lado, vimos como Rick y sus amigos corrían hacia deportes empujando a varios compañeros y haciendo que uno de ellos cayera al suelo. Al llegar al gimnasio, fui con Eduardo directamente a los vestidores, ya Rick y sus amigos se habían cambiado y estaban siendo pesados y medidos por el entregador Joseph. En los vestidores debíamos dejar nuestras cosas en unas bancas de madera, no había casilleros, el baño olía horrible, el lugar era espantoso, agua por todo lado, las duchas solo eran tubos de plástico hacia abajo, estaba completamente descuidado. Aunque yo deseaba poder hacer algún deporte, me cansaba muy rápido, Rick y sus amigos se burlaron de carcajadas de mí cuando vieron que pesaba 115 kg. El entrenador nos envió a dar diez vueltas a la cancha, no había corrido ni treinta metros cuando yo ya no aguantaba más, tenía taquicardia, Rick y sus amigos iban por la segunda vuelta ya, yo me agaché, tenía la garganta seca, no podía respirar bien, Michael me empujó y caí al suelo. El entrenador me gritaba a lo lejos que me levantara y siguiera, que eso no era nada y que tenía que bajar de peso porque estaba muy obeso. Todos mis compañeros se reían de mí, fue horrible. Lo peor no fueron las burlas, sino que luego de la clase debía ir a los vestidores, bañarme y cambiarme, estaba completamente sudado a pesar de no haber hecho mucho para el entrenador. Mientras todos jugaban fútbol, yo debía seguir corriendo y si, tiraban balonazos para golpearme al propio, yo era como el payaso de circo. Al final, traté de ser el primero en llegar a los vestidores, me duché tan rápido como pude, pero al salir no estaba mi ropa, yo la había dejado a la par de la puerta y no había escuchado a nadie llegar. Pensé que debió haber sido Rick o alguno de sus amigos, tuve que
esperar en la ducha mientras sostenía la puerta para que nadie entrara, de igual forma no creía que alguno fuera a ducharse mas que yo. Al esperar unos veinte minutos, todos salieron, yo salí tapándome esperando que nadie me viera, mi bolsa con ropa no estaba en ningún lado, ahí estaba mi ropa interior, mi uniforme y mis zapatos, mi bolso estaba en una esquina, lo abrí, aún estaban mis útiles y mi teléfono, no sabía a quién llamar, llamar a mis padres me haría ver como un idiota, aunque a decir verdad llamar a quien fuera me haría ver como un idiota. Llamé a Eduardo puesto que la vez anterior me había dado su número en caso de que algo sucediera, no sabía cómo explicarle, era muy penoso; Eduardo estaba cerca, me dijo que varias veces había visto bromas así y que lo habitual era esconder la ropa en el vestidor de las mujeres, puesto que había una pared que los separaba de los vestidores de hombres y arriba en una esquina había un agujero por donde podían pasar cosas. Eduardo se dirigió a los vestidores, no habían mujeres ahí, así que entró sin que el entrenador se diera cuenta, y encontró al final mis cosas aunque con mucho olor a perfume de mujer, salió tan pronto como pudo y me las dejó, así que en diez minutos yo estaba listo, no sabía cómo agradecerle a Eduardo, al final me dijo que nadie se bañaba luego de la clase de deportes y que no lo intentara de nuevo. La clase siguiente era de literatura, en efectos mis compañeros no esperaban que yo llegara con mi uniforme tan pronto, así que decidí entrar como si nada hubiera pasado, todo el grupo quedó en silencio, sin embargo, Rick dijo en voz alta: ¨— Huele a jabón y con cierto aroma a perfume de mujer—¨. Todos se rieron, como si se hubieran puesto de acuerdo en hacerme la broma. yo no quería estar ahí más. Al final del día me fui caminando, Eduardo me alcanzó y me dijo que fuéramos por un helado donde Willy´s, una famosa heladera, así que le avisé a mis padres que llegaría un poco más tarde y fui con Eduardo, para mi sorpresa en el lugar estaban Rick y sus amigos. Era como si me persiguieran, Eduardo me dijo que ahí no podían hacer bromas puesto que el dueño les había advertido que si hacían otra más los echaría del lugar. Al entrar Rick y sus amigos se me quedaron viendo fijamente con una sonrisa malvada. Ellos salieron y no los ví más, me quedé con Eduardo, compramos helados, duramos como una hora en el lugar, era realmente grande para ser una heladería, había muchas mesas. Cuando salimos de ese lugar, Eduardo se despidió y se fue hacia su casa, yo seguí caminando y a unos trescientos metros de la heladería, mientras
iba mirando mi celular, alguien me puso un enorme basurero encima, me empujaron y me hicieron rodar por un parque, era inclinado así que terminé a unos cuarenta metros muy golpeado, algunas personas se acercaron para ayudarme, al salir, no vi quién pudo haber sido, pero si sospechaba de quiénes fueron. Al salir del basurero maloliente, lleno de quien sabe qué cosas, vomité, estaba muy mareado, fue inevitable, de verdad que fue el peor día de mi vida, o al menos hasta ese momento. Llamé a mis padres, les expliqué un poco lo que sucedió y les pedí que me recogieran, diez minutos después mi madre llegó por mí, no podía creer cómo me veía, estaba golpeado, tenía algunos moretones y hasta cáscaras de mandarina en mi pelo. Al llegar a casa le pedí a mi madre que por favor me cambiara de escuela, ella dijo que aún no se podía y que debía estar ahí al menos tres meses más, me dijo que hablaría con la directora para que hablaran con los estudiantes que me estaban molestando, pero le dije que no era solo algo tan simple, y que no lo entendería, solo que no quería regresar más. La semana siguiente me negué en ir a la escuela, falté toda la semana, Eduardo me llamó y fue a mi casa a visitarme, me dijo que Rick y sus amigos habían sido suspendidos por dos meses por haber empujado por las escaleras del segundo piso a un estudiante del 1-E, provocándole una quebradura en un brazo y una conmoción cerebral, y si los padres del estudiante presentaban cargos, podían ser expulsados e ir a la cárcel inclusive. Si Rick y sus amigos no estaban, yo podría regresar tranquilamente, o al menos eso pensaba yo. El lunes siguiente me presenté a clases con la esperanza de que todo iba a mejorar, pero en el almuerzo conocí a Bob, un enorme estudiante del 3-A, era bastante más gordo que yo y mucho más alto, con una cara de pocos amigos y acompañado de otros dos más, intimidaba a cualquiera. En el comedor había postre gratis, pero solo uno para cada estudiante, yo tomé el último, al sentarme tranquilamente sentí una gran mano en mi espalda que me tocó, Eduardo comía frente a mí y se quedó helado viendo hacia arriba, de inmediato entendí que algo andaba mal, al volver a ver hacia atrás, vi a Bob quien dijo que mi postre era suyo, no dude en dárselo, pero luego dejó caer un plato con puré en mi cabeza, al menos estaba tieso y no se me embarró mucho. Bob siguió caminando y amenazando a otros para que le dieran postre también, salí librado e ileso, pero no sabía hasta cuándo, prefería no tomar más postre de ahora en adelante. A la salida
del comedor, yo iba hablando con Eduardo tranquilamente, cuando sentí de nuevo esa enorme mano, estaba vez sujetando mi hombre derecho, al volver a ver, era Bob de nuevo, se me quedó viendo y me soltó, casi me orino del susto. Eduardo se había adelantado, más adelante me esperaba y me dijo que por segunda vez yo había salido ileso y que un golpe de Bob podía matar a cualquiera y que incluso el año anterior había golpeado en la cara de un codazo al profesor de Literatura cuando intentaba separar una pelea entre él y otro estudiante de segundo año, ese golpe que había sido sin querer le quebró la nariz al profesor, por eso Bob había sido expulsado dos meses y había perdido el año, ahora estaba repitiendo con la condición de tener un buen comportamiento, sin embargo para Bob era difícil contenerse. Las semanas pasaron y literalmente sobreviví a Bob, lo evité cada día con éxito, le pasé al lado en varias ocasiones mientras golpeaba a otros estudiantes, me sentía invisible, por otro lado Rick, Luis, Carlos y Michael no estaban, ahora estaban en un proceso judicial muy complicado y habían sido expulsados, de igual forma en educación física seguía siendo el peor de todos, me cansaba fácilmente, el profesor me exigía demasiado y para mí las lagartijas y los jumping jacks eran los peores ejercicios. Los meses pasaron y llegaron las vacaciones de medio año, había logrado llegar a pesar 90kg, fue lo más difícil que había hecho en toda mi vida, el médico me había diagnosticado pre diabetes, así que no podía descuidarme, tenía una dieta muy estricta. Pasé mucho tiempo con Eduardo paseando, jugando videojuegos y andando en bicicleta, inclusive me enseñó a andar en patineta, aunque me caí al menos diez veces antes de lograr mantener el equilibrio. Luego de regresar de vacaciones, llegó una compañera nueva a la clase, su nombre era Carolina, tenía un pelo rizado muy largo hasta la cintura y de color negro, sus ojos también eran negros, pero un negro muy profundo, era un poco seria, saludaba a la distancia a todos, y era sumamente linda, más que cualquier compañera u otra estudiante que haya visto en todo Saint George. En clase de Ciencias Naturales el profesor Steven McDowell hizo parejas al azar y me tocó trabajar con Carolina, me sentía nervioso, no le hablaba a ninguna chica, de hecho yo no tenía amigas. Carolina y yo nos comenzamos a llevar muy bien, ella era sumamente inteligente, especialmente en matemática, idiomas y ciencias, detestaba educación física porque decía que se le quedaban viendo y le incomodaba, pera era
aún más incómodo que ella me viera ser un desastre en esa clase. Eduardo me dijo que era evidente que me atraía Carolina, a decir verdad si era cierto. Cuando algún compañero hacía un chiste de gordos ella me defendía, inclusive en clase de educación física le decía al profesor que tenía que ser más consciente de mi salud. Desde que comenzamos a andar juntos, Bob no se nos acercaba, no entendía por qué, Carolina se veía demasiado indefensa, Bob no tenía por qué temerle. A final de año todo salió muy bien, los compañeros que me hacían bullying ya no estaban, Bob no molestaba, todo parecía ir mejorando. Ahora en el segundo año volví a estar con Eduardo en la 2-C, pero Carolina estaba en la 2-E, nos veíamos solo en algunos tiempos de descanso y en los almuerzos. Este grupo era muy grande, éramos treinta y tres, al menos podía sentarme con Eduardo, en la segunda semana dos compañeros comenzaron a hacer bromas de gordos, aunque yo había bajado de peso, no era lo suficiente, me faltaba muchísimo. Uno de ellos, Sebastián, quien de paso era muy alto, comenzó a hablar de temas sexuales para que los demás hablaran de sus experiencias, yo no sabía nada de eso, ni mucho menos tenía algún tipo de experiencia, a decir verdad el tema me incomodaba, puesto que Sebastián hablaba con mucho conocimiento y cada día hablaba de lo que había hecho con otras chicas de la secundaria. Todos en el 2-C parecían ser mucho mayores, o al menos tenían bastante más experiencia que yo. La segunda semana yo me sentía un poco mal del estómago y pasé mucho tiempo en el baño antes de la clase de educación física, llegué unos diez minutos tarde y ya mis compañeros estaban listos, pero no habían salido aún de los vestidores, al llegar se estaban dando golpes en los brazos para ver cuál golpeaba más, a decir verdad se veían muy fuertes, todos habían jugado, menos yo. Me fui a cambiar a una esquina y cuando terminé todos me estaban esperando y dijeron que faltaba yo pasar por la prueba de dolor, así que Sebastián y Luis me agarraron y no me soltaron y todos uno por uno comenzaron a darme un puñetazo en el brazo derecho, inclusive Eduardo, solo que él lo hizo más suave, al final de todos, Luis me golpeó y por último Sebastián quien lanzó su puño directo a mi barbilla y me dejó tirado en el suelo, me golpeé la cabeza y se me salieron las lágrimas del dolor, él dijo que yo era muy bajo y se le había resbalado el puño. Todos se rieron de mí, menos Eduardo quien me ayudó a levantarme. Luis dijo que solo era un juego y que no fuera tan llorón, todos salieron. Me había dolido tanto que al tratar de levantarme tuve un
accidente relacionado con mi malestar estomacal. Hasta Eduardo se alejó de mí un poco. Decidí levantarme como pude y cambiarme, me puse de nuevo mi uniforme y escondí mi ropa interior sucia así como mi pantaloneta al fondo del basurero. Salí de los vestidores directo al salón de clase. Ahí me esperé más de una hora hasta que todos comenzaron a llegar, yo estaba sentado en la esquina en la entrada de la puerta, cosa que fue una pésima idea, puesto que conforme iban llegando mis compañeros me iban golpeando el hombro, en verdad me dolía. Para la hora del almuerzo, al salir de la clase Sebastián me hizo tropezar al propio con su pie, caí al suelo y tiré el recipiente de vidrio de mi comida derramando todo en el suelo y echándolo en los pies de Luis, quien de inmediato me pateó en el suelo al menos ocho veces y me obligó a limpiarle los zapatos con mis manos. A decir verdad fue algo muy humillante, alrededor de nosotros se hizo un círculo de estudiantes que se rían y otros se quedaban asombrados. Al terminar de limpiar un poco los zapatos de Luis, él me dio una última patada en el costado y para rematar Sebastián aprovechó para darme una patada en la espalda baja, yo no entendía por qué me que odiaban tanto, ahí estaba tirado, no podía levantarme, solo me hice a un lado del pasillo donde Eduardo me ayudó a sentarme. El día no podía empeorar, no tenía comida, estaba muy golpeado y tal vez con una que otra costilla rota. Eduardo me dijo que fuera a la enfermería y que acusaría a Sebastián y Luis en la dirección, pero eso podría generar más problemas. Me quedé sentado al lado del salón, fue cuando todo empeoró, Bob llegó, me vio solo y dejó caer sobre mí el resto de lo que fue un batido de la cafetería. Se agachó y me dijo: ¨—Por fin solo¨, ¨—¿Yo qué te hice?¨ —pregunté con cara de dolor y desesperación mientras muchas personas nos veían fijamente pero nadie se animaba a acercarse a Bob quien me dijo algo que me hizo entender por qué me odiaba: ¨—La tienda de tu madre debió haber sido de mi padre y tu lo vas a pagar¨— se levantó y se fue. Yo no podía entender por qué, la tienda era una herencia, no entendía por qué debió de haber sido de su padre. En ese momento solo deseaba irme de ese lugar, así que como pude me levanté, tomé mis cosas y salí del colegio me sentía como un fantasma, en la salida había una gran fila de estudiantes con permiso escrito, yo solo salí en medio de todos, le pasé por detrás al oficial de seguridad y me fui, andaba un poco de dinero así que tomé un taxi directo a la tienda de mi madre, necesitaba saber qué había pasado con la tienda antes de que se la heredaran porque ahora
alguien quería vengarse de mí sin ser yo culpable de nada. Mi madre se sorprendió al verme llegar, yo iba caminando con un poco de dificultad y lleno de batido de algo que parecía ser fresa con sandía. Le expliqué lo que me había estado pasando, ella no lo podía creer, fue cuando me contó que el padre de Bob había intentado comprar a la abuela la tienda, pero que le había hecho varios pagos, pero luego de un año le dejó de pagar, le faltaba aún la mitad y el hombre no quiso pagarle más, fue cuando la abuela lo demandó por incumplimiento de pago según un contrato que habían firmado y logró quitarle la tienda la cual había convertido en un bar, así que el hombre perdió el dinero y al mes fue cuando la abuela falleció y dejó la herencia. Ahora tenía sentido la amenaza de Bob, pero ahora definitivamente no quería volver a Saint George. Luego de eso mi padre me llevó al médico, tenía dos costillas rotas, una astillada, se me había regado un poco el líquido de la rodilla por la caída que me habían dicho, y además un fuerte dolor en un riñón por la última patada que me dio Sebastián. Esperamos una semana y mis padres me acompañaron a la secundaria para hablar a la dirección y pedir traslado al Central Scientific School a diez kilómetros de Saint George. No sentía miedo al llegar a la secundaria, iba con mis padres, sin embargo mientras esperábamos en la recepción de la dirección, vi pasar a Carolina de la mano de Sebastián, se detuvieron en la entrada de la recepción de la dirección, Carolina me vio y entró junto con Sebastián que quedó pasmado de que ella me saludara con un gran abrazo pero no dejé que lo hiciera por las quebraduras. Le dije que no podía abrazar por problemas de salud, no le dije que tenía costillas rotas, a decir verdad no quería explicar mucho, menos con Sebastián ahí. Me presentó a Sebastián como su novio, yo no lo podía creer, por qué una chica tan inteligente se fijaría en un burlista tan patán cómo él. Mientras lo presentaba él estaba en silencio, claramente Carolina no sabía que éramos compañeros de grupo, él hizo como que no me conocía y me saludó. Ella notó que yo no andaba el uniforme y me dijo que no me había visto en una semana y que le hacía falta pasar tiempo conmigo, a lo que Sebastián le llamó la atención, era muy notable que no podía entender qué clase de relación teníamos Carolina y yo, o al menos la que tuvimos el año anterior. Le dije que me trasladaría de escuela por asuntos del trabajo de mis padres. En ese momento mi madre vio a Carolina, se puso de pie para saludarla, le dio un gran abrazo y le dijo que extrañaba que
fuera a la casa como antes, y que me trasladaría porque había sufrido bullying desde hacía más de un año y que hace una semana me habían empujado al suelo, me habían pateado provocándome mucho dolor, costillas rotas y un problema en un riñón por una patada en la zona lumbar. Sebastián se asombró mucho, entendió que había sido culpa suya. Yo no lo quería volver a ver a los ojos, no quería que Carolina sospechara que nos conocíamos, pero por otro lado quería que ella supiera que su novio era un burlista, agresor y que solo buscaba a las mujeres para sus intereses sexuales como siempre alardeaba en clase. Carolina se sorprendió demasiado y preguntó si había sido Bob a lo que le dije que no, pero parte del motivo del traslado sí era por Bob. Carolina me pidió que le dijera quién había sido el que me pateó, solo le dije que no quería hablar de eso. En ese momento llegó el señor Andrew Morgan, el director de la secundaria y nos pidió pasar, así que me fui de inmediato hacia adentro, ni me despedí de Carolina, solo caminé. Al volver a ver atrás, Sebastián también volvió a verme y agachó la cabeza, tomó a Carolina de la mano y la apresuró a salir de ahí. El director me pidió contarle todo, así que lo hice, mis padres no podían creer mi historia. El señor Morgan se disculpó por la falta de seguridad en la institución y aunque nos trasladábamos, prometió revisar las cámaras de ese pabellón puesto que grababan dos semanas y que llevaría hasta el final de las consecuencias a los implicados. Mis padre le prometieron al director denunciar a los implicados y que necesitaban con urgencia las grabaciones. Yo nunca había notado las cámaras del lugar, hasta que cuando fui con mis padres a mi casillero las vi en las esquinas de los pabellones. A lo lejos vi a Carolina hablar molesta con Sebastián, mi padre tomó mis pertenencias y nos fuimos caminando hacia la salida. Iba pensando sobre cuál podría haber sido el motivo de la discusión de Carolina, Sebastián no le pudo haber confesado lo ocurrido, sería muy tonto de su parte y tampoco el director pudo haber ido a buscarlo tan pronto. Salimos de la secundaria, directo a nuestra casa. Pasaron algunas semanas, en la nueva secundaria me enviaban el material puesto que yo no me había recuperado todavía y en verdad me dolía caminar y moverme. Durante ese tiempo Carolina me visitó en una ocasión y me contó que el día que me fui, al salir ella con Sebastián de la dirección, Luis llegó a saludarlo y le dijo que acababa de verme y que claramente lo habían dejado muy bien por como caminaba. Luego de eso Luis se fue mientras
ella explotó de furia contra Sebastián, no sabía que era un agresor y burlista. También me reclamó por nunca haberle contado nada de lo que me pasaba, pero a decir verdad me daba mucha pena contarle a ella. Estar en casa sin moverme casi nada y comiendo tan poco me hizo perder diez kilogramos más de peso, ahora estaba en setenta y cinco kilos y me sentía muy débil. Un par de semanas después tuve que ir terapia física, ya podía moverme un poco más, debía ejercitarme un poco, cambiar de nuevo mi dieta, temía subir de peso otra vez. Luego de las dos semanas llegaron las vacaciones, debía volver a clases presenciales así que ahí estaba yo entrando en una secundaria con un enfoque científico, creí que el bullying se había acabado pero fue todo lo contrario, el calvario apenas comenzaba. Era el segundo semestre de mi segundo grado, ahora estaba en el 2-E, éramos solo veinte estudiantes, el grupo se veía agradable, todos parecían ser buenos estudiantes, el profesor Charles Stephenson de Biología me recibió el primer lunes de clase, todos mis compañeros se presentaron, al final de la primera semana, llegó el viernes y con él la la clase de educación física o Atletismo como le llamaban en esta escuela, había una carta del médico que respaldaba que yo no podía hacer cualquier tipo de ejercicio, así que el entrenador Ronald Crown me adecuó un programa paralelo a mi recuperación, a decir verdad era la primera vez que me sentí bien en una clase de educación física. Al salir de clase, debía tomar un taxi hacia mi casa, pero no había ninguno, el camino de regreso era casi en línea recta, así que como me sentía bastante bien decidí irme caminando, fue una pésima decisión. Al pasar por un parque a unos cinco kilómetros, estaban al menos ocho estudiantes de la nueva secundaria, todos sentados en las bancas del parque, pero cuando notaron que yo me acercaba, se pusieron de pie, tuve un mal presentimiento, de entre ellos salió Bob, no podían conocerlo, no era de la misma secundaria. —Hola Josh, —dijo Bob con tono sacástico. Como ves tengo contactos en todas partes. Hizo un gesto y el grupo de estudiantes me rodeó, no había nadie en ese parque, era muy boscoso, realmente sabía que no estaba a salvo, no podía correr, estaba rodeado y todos me veían con cara de que me odiaban. —A él. —dijo Bob mientras me empujaban y me pateaban en el suelo. Como un ángel caído del cielo llegó un policía y al verlo los demás corrieron dejándome tirado. Fueron al menos un par de minutos los que estuve siendo agredido, aunque para
mi duraron una eternidad. El policía me llevó a casa y tuve que contarle a mi madre sobre Bob. Mi padre puso la denuncia así como una orden de alejamiento y también habló con el nuevo director de la secundaria sobre lo ocurrido. A partir de ese día, todo empeoró. Cada día de clases, aunque no tenía compañeros que me molestaban, el salir a receso o almuerzo era un trauma, todos los días alguien me empujaba, y al volver a ver solo había estudiantes caminando, algunos me veían y pasaban con cuidado para no pisarme y no siempre alguien me ayudaba a levantarme, es como si aquellos ocho me vigilaran todos los días, ahora prefería llevar cosas livianas para comer, inclusive en el almuerzo, y como no se podía comer en los salones, debía hacerlo en los pasillos, siempre trataba de estar cerca de algún profesor, no podía solo decir que siempre alguien me empujaba sin tener pruebas de algún culpable. Ya no me iba caminando, esperaba a mi padre o un taxi, no quería que Bob me topara de nuevo. Me costaba concentrarme en clases, pero me esforzaba mucho, era un lugar muy exigente académicamente. Un par de semanas después, fui al baño en clase de Matemática, algo me había afectado el estómago, así que me senté en el servicio sanitario, podía asegurar que los baños de esta secundaria eran bastante más limpios que los de Saint George, hasta tenían aromatizantes. Mientras esperaba escuché que entraron varios estudiantes —Al fondo. —dijeron mientras reían. De nuevo presentí que algo malo ocurriría. Fue cuando de pronto cayó sobre mí un montón de basura de los otros sanitarios, alguien además lanzó una cubeta con agua maloliente, era como cloaca. Después me lanzaron una cubeta con algo con un olor muy fuerte, parecía algún combustible. —Adios Josh. —dijo una voz mientras vi cuando de pronto se encendió el piso, me puse en pie tan pronto como pude, me subí el pantalón y abrí la puerta, salí corriendo, ya no había nadie en el baño, creo que de alguna forma el agua de cloaca ayudó a que no se me quemara la ropa. Al salir al pasillo, venía caminando un conserje viendo hacia todas partes como buscando algo. Al verme se asustó, yo no sabía qué decir o cómo explicar, solo le dije que me habían hecho una broma de muy mal gusto. Al ver que salía fuego del baño entró a revisar, se activó la alarma de humo y en pocos minutos el fuego se apagó. Yo estaba ahí quieto, cuando de pronto el profesor de matemática llegó porque yo había tardado demasiado, me vio de pies a cabeza, él no podía creer lo que estaba viendo, estaba atónito. Ese día mis padres tuvieron que llegar a recogerme con ropa limpia, el director me
tuvo en el baño de la dirección, mi olor era espantoso. Mi padre le exigió ver la grabación de las cámaras de seguridad, pero esta secundaria no tenía. No había manera de saber quiénes habían salido corriendo del baño. Al menos esta vez no me habían golpeado. Pero yo no quería regresar, el problema no era el área académica o su complejidad, sino mi seguridad. El director nos prometió que pondría seguridad cerca mío, lo que significaba que uno de los auxiliares estudiantiles estaría cerca de mí en los recesos y habría profesores vigilando las zonas de comida y pasillos. Luego de esos las siguientes dos semanas no pasó nada, me sentía seguro y a gusto. Noté además que comenzaron a instalar cámaras de seguridad por toda la escuela, el director dijo que no podía arriesgar la seguridad de los estudiantes. A los días de nuevo comenzaron los empujones en los pasillos, pero no eran tan fuertes para tirarme al suelo como antes. Una tarde de jueves, en el receso necesitaba ir al baño de nuevo, al salir no vi a ningún auxiliar estudiantil ni tampoco profesores, pensé que nada malo pasaría, me dirigí al baño tan pronto como pude, pero estaba cerrado, así que bajé al pabellón de atrás, había un letrero de limpieza, así que tuve que bajar cerca de la zona de Atletismo donde había otros baños, no ví a ningún estudiante mayor que pudiera eventualmente hacerme algo. Entré tranquilo al baño, mientras esperaba escuché que alguien cerró la puerta de un golpe. Se escuchaban pasos, esos baños eran enormes, estaban al lado del gimnasio escolar, me extrañó no ver a nadie dentro, estaba vacío. Cuando abrí mi puerta y me dirigí hacia los lavamanos, salió un enorme estudiante, posiblemente de cuarto año, era muy alto y grueso, no recuerdo haberlo visto con Bob el día del incidente en el parque. Este estudiante se me puse en frente, había cerrado la puerta del baño, no me dejaba pasar, sabía que se iba a poner muy feo. Este estudiante no decía una sola palabra, me tomó del cuello, me empujó hacia el fondo, yo no podía gritar, apenas y podía respirar un poco, me golpeó en el abdomen, del lado de las costillas rotas, luego en el estómago, me dejó sin aire, me levantó del cuello contra la pared, luego me dio un rodillazo entre las piernas, nunca había experimentado un dolor tan horrible, ni el de las costillas fue tan fuerte, luego me levantó y me metió de cabeza en un basurero grande que había al fondo, estaba hasta la mitad con papel higiénico de los baños, al parecer lo llenaban durante varios días, mientras sacaban los basureros pequeños de los baños, olía tan mal que aún estando de cabeza y sin aire terminé vomitando, fue lo peor. trataba
de mover mis piernas, estaba a punto de quedar inconsciente, cuando el basurero cayó de medio lado, salí de él a como pude, lleno de papel higiénico sucio y vómito, no podía oler peor. Fue cuando entró un conserje y me vio, yo apenas y podía respirar con mucha dificultad. Me llevó a la dirección, yo no podía caminar bien del dolor en mis genitales y no soportaba las costillas. Cuando el director me vio quedó completamente asombrado. —¿Otra vez Josh? no puede ser. —dijo. Le expliqué dónde había sido. —Ahí aún no hay cámaras. —dijo con tono de preocupación. Me pidió tratar de identificar al estudiante con fotos del anuario del año anterior pero este no salía en ninguna foto, debía ser un estudiante nuevo y faltaban dos meses para las nuevas fotografías. Revisó la lista de estudiantes nuevos de ese año para tratar de identificar quién había sido con base en las características que le había dado. Todo indicaba que no había ningún estudiante con esas características. —¿Se habrá infiltrado? —preguntó hablando en voz baja. Llamó a seguridad para que revisara las cámaras de las entradas, todo parecía estar en orden a excepción de la entrada cerca de Atletismo, aún no había cámaras de ese lado. Al llamar a mis padres el director estaba completamente avergonzado, mi padre llegó a la media hora. Pidió que se alistara un documento con mis calificaciones porque me sacaría de ese lugar de inmediato e interpondría una denuncia formal contra la institución por negligencia en la seguridad estudiantil. para mi padre no era suficiente unas cuantas cámaras. Me llevó de inmediato al médico, mis costillas no se habían roto de nuevo, solo estaba golpeado y mis genitales estaban bien, solo había sido un fuerte golpe, tenía moretones en el cuello, claro aquel chico me había agarrado muy fuerte. Mi padre decidió inscribirme en una secundaria con servicio Home School, así que tendría profesores que me visitarían para asignarme materia y proyectos. Pensé que con esto se detendría el bullying, las bromas pesadas y demás, pero no fue así. Luego de terminar el segundo grado de secundaria. Decidimos continuar en Home School para el tercer año, pero yo estaría asistiendo a un gimnasio para poder continuar con ejercicios de atletismo como los recomendó el médico en la secundaria anterior. Esperamos a finales de enero mis padres me matricularon en Power Gym, llevamos la hoja de ejercicios recomendados y me asignaron un entrenador personal que me acompañaría en cada ejercicio. A principios
de febrero comencé con mis rutinas tres veces por semana, las primeras dos semanas todo iba bien. Me había aprendido los ejercicios así que el entrenador Leonard Maxwell ya no estaba conmigo, solo al principio y al final de cada entrenamiento. Fue en la tercera semana cuando llegaron cinco adolescentes nuevos al gimnasio, se veían corpulentos y bastante más altos que yo, sin embargo eran realmente unos idiotas. Pidieron poder escoger sus propios ejercicios y máquinas, así que el dueño del gimnasio les dijo que no habría problema siempre y cuando limpiaran las máquinas y no hicieran ruido innecesario. Ellos iban los mismos días que yo, así que era realmente incómodo, puesto que siempre estaban cerca mío alardeando del peso que levantaban, de sus músculos en los espejos, guiñándole el ojo a las chicas más jóvenes que andaban por ahí. Las bancas estaban todas alineadas para levantar pesas y mancuernas, yo solo podía levantar mancuernas de 15 libras y con cierta dificultad y con la pesas de barra solo podía levantar con discos de 15 libras con bastante más dificultad, realmente me esforzaba mucho, sin embargo los otros cinco jóvenes levantaban más del triple que yo y se burlaban claramente de mí, especialmente por mi notable abdomen y por ser tan lento y débil con otros ejercicios. Al mes de estar ahí llegó una chica nueva, a los otros cinco les llamó la atención de inmediato, ella levantaba mucho peso y siempre estaba a mi lado, me daba mucha vergüenza ser tan débil. Los otros chicos no dejaban de verla, le decían cosas sobre sus músculos y figura, hasta que un día ella les preguntó cuánto estaban levantando en mancuernas, uno de ellos le contestó. —35 libras con cada brazo y pronto 40, no como ese que no pasa de 15— haciendo referencia a mí que estaba al lado respirando con dificultad por el dolor en las costillas que aún me agobiaba. Ella volvió a verme con cara de seriedad y me quitó la mirada de inmediato. —No podía ser. —pensé de inmediato, ¿ahora una chica se burlará de mí también? Al final del entrenamiento del día, mi entrenador llegó a preguntarme cómo iba y dijo que debíamos cuidar las costillas que se habían roto así que haríamos unas variantes para el siguiente entrenamiento. Me dio una palmada en la espalda y me dijo que estaba haciendo un excelente trabajo de recuperación. Los otros cinco no escucharon esto, estaban muy ocupados sacándose fotografías en los espejos del fondo, pero si lo escuchó la chica de al lado. Cuando me levanté me mareé un poco, la chica lo notó y me dijo que tuviera cuidado, ella también había sufrido fracturas por un accidente en años anteriores
y que no me preocupara por ir lento, era mejor así al ritmo que el médico y el entrenador recomendaran y que no me preocupara por los idiotas de al lado, ella sabía que se inyectaban esteroides y se drogaban antes de llegar porque conocía a quien les ayudaba. —Soy Gina. —dijo con una enorme sonrisa. —Josh, mucho gusto. — respondí. Eso a decir verdad me hizo sentir mucho mejor, seguía siendo débil, pero me sentía de alguna forma apoyado. Me retiré del gimnasio a esperar a mi padre, Gina salió, se montó en su motocicleta y se fue. Pasados veinte minutos mi padre me envió un mensaje de texto, no podría recogerme, estaba en una video llamada urgente de su trabajo, ahora debía irme en taxi, yo había visto que era habitual que pasaron por ahí, así que esperé. Diez minutos después salieron los cinco chicos, noté cómo olían algo con su mano, de pronto se acercaron donde yo estaba, —¡Hey 15 libras, por qué tan inútil eh! —dijeron en tono burlista. Yo solo quise ignorarlos a decir verdad, no quería bullying en el gimnasio también. En ese momento llegó un taxi y me fui de inmediato. En la próxima visita al gimnasio, la chica no estaba, pero si aquellos cinco chicos, esta vez yo el entrenador me dio la indicación de cambiar el peso de las mancuernas por otras de diez libras, él debía retirarse y solo quedó la recepcionista del lugar. Yo me fui al fondo, el gimnasio estaba vacío, siempre había mucha gente, aunque esta vez era un feriado. Esos cinco chicos estaban levantando barras con mucho peso a mi lado otra vez, yo me corría y ellos también. Fue cuando me retaron a levantar la barra y a llamarme pendejo, así que estúpidamente accedí a levantarla, me dijeron que me ayudarían para lograrlo, me coloqué en la banca, levanté mis brazos para sostener la barra, no vi cuánto peso le pusieron, me ayudaron a levantar la barra, la bajé a mi pecho, la subí con su ayuda, todos se volvieron a ver y la soltaron, no soporté el peso, fue demasiado, la barra cayó sobre mi pecho pero a como pude la hice de medio lado y no quedar prensado. Ellos no dejaban de reír, fue cuando Gina llegó corriendo para ayudarme, les gritó a los otros chicos y los trató de lo peor, sus gritos llamaron la atención de la recepcionista quien llegó a ver qué había pasado. De inmediato llamó a mi entrenador quien por fortuna vivía muy cerca, él estaba en la fiesta de cumpleaños de su novia, por eso se había ido. Claramente me regañó por lo que yo había intentado hacer con un peso que no podía levantar aún ni en varios meses, no me había roto nada, solo me golpeé el pecho,
expulsaron a los cinco chicos del gimnasio, decidí no contarle a mi padre, no había ido tan grave a decir verdad. Los meses pasaron, terminé mi tercer año de secundaria y le dije a mi padre que quería regresar a Saint George, había logrado bajar mucho de peso, Bob no podía acercarse a mí, investigamos y había sido expulsado de la secundaria. Creía que podía enfrentarme al mundo, buscar de nuevo a Carolina y tener un nuevo comienzo. Decidí no dejarme más, nadie tenía por qué hacerme daño, ninguna persona tenía ese derecho sobre mi vida, solo porque eran más fuertes, más altos o con problemas familiares, nadie tiene por qué meterse conmigo.
PREGUNTAS PARA EL LECTOR. 1. ¿Qué hubieras hecho en lugar de Josh luego de la primera experiencia de bullying? 2. ¿Crees que las escuelas deberían tener una mejor seguridad en sus instalaciones? 3. ¿Qué opinas sobre la decisión de Carolina de estar con un chico como Sebastián? 4. ¿Consideras que fue muy abusivo el comportamiento del primer profesor de educación física de Josh por su condición de peso? 5. ¿Qué le recomendarías a Josh ahora que volverá a Saint George School?
HISTORIA 4 Cuando ser bueno e inteligente es lo de menos. Desde pequeño mis padres me exigieron ser el mejor en todo lo que hacía, no se valía participar, se debía ganar. No era pasar el examen, era obtener la mejor nota posible. Así me enseñaron y así lo he hecho desde entonces. Soy Joseph y esta es mi historia. En el preescolar fui un niño muy normal aunque quería llamar la atención de mi maestra, como todo niño inocente me gustaba mi maestra. Era tan linda, yo solo quería agradarle más que los demás. Yo debía ser el mejor, cuando alguno de ellos hacía algo mal o se portaba mal, yo siempre le decía a mi maestra. Era como el guardián de la clase. Cuando llegué a primaria debía hacer tareas, proyectos y exámenes, mis padres me exigían mucho y si no me portaba bien me castigaban sin jugar con mis carritos de juguete, así que trataba de ser el mejor en todo, claro había cosas para las que, al parecer, no estaba hecho, por ejemplo los deportes, mi padre insistía infructuosamente en enseñarme a jugar fútbol, pero en la escuela podía correr detrás de un balón, patearlo y lanzarlo a cualquier lugar menos la cancha. Me paraba sobre él y me caía, era el peor, nunca me escojían en los equipos, a decir verdad prefería andar corriendo como loco por toda la escuela, saltando las gradas de los pabellones y jugar bolinchas o como le dicen algunos, canicas. En eso si era bueno. Recuerdo terminar como mejor promedio en muchísimas ocasiones, era el mejor de mi clase, inclusive en segundo año pedía prácticas y tareas extra de matemáticas, al final de ese segundo año me hicieron pruebas de
tercer año y me ¨brincaron¨ de año, fui directo a cuarto año, a nadie se lo he dicho, pero a veces prefiero que eso nunca hubiera sucedido, ya no era compañero de mi mejor amigo, Ahora yo era el menor de una clase con un montón de niños mucho más experimentados en la vida que yo. Como todo niño inocente decía que me gustaba una compañera, a la cual le costaba matemáticas, según yo de inocente la conquistaría ayudándole con prácticas de matemáticas, ¡qué inocente! Detestaba cuando mis compañeros hacían ruido y no dejaban a mi profesor dar las clases, les gritaba para que lo dejaran hablar, en mis últimos tres años de primaria, desde cuarto hasta sexto, tenía compañeros realmente inteligentes, realmente difíciles de superar en calificaciones, eran impresionantes. Al llegar a la secundaria o colegio como le llamamos en mi país, comenzó un proceso muy doloroso en todo sentido que si no hubiera saltado de año, me hubiera ahorrado muchas experiencias dolorosas. Por exigencias de mi madre, debía ir con las faldas metidas dentro del calzoncillo para que no se me salieran como a otros ¨mal amansados¨, el carné de estudiante siempre debía ir en mi bolsa de la camisa del uniforme, mi cabello peinado al medio lado sin gel o cera, el pantalón subido hasta la cintura, debía verme impecable a los ojos de mi madre aunque para todos los demás era un ridículo y se burlaban de mí todos los días. Se va a ahorcar decían por mi pantalón hasta arriba, solo para mi madre eso era correcto. Llegué de once años al colegio, era un niño, muchos de mi grupo tenían dieciséis años, contaban sus experiencias con cigarros, alcohol, marihuana y sexo. Yo no sabía nada de eso. Para mí, ser el mejor académicamente, era lo más importante para poder hacer sentir orgullosos a mis padres. Creía que si al profesor se le olvidaba recoger una tarea, yo estaba en el deber de recordarle y así fui siempre, el sapo del grupo como me decían, eso me hacía ganar enemigos, especialmente los vagos del grupo, quienes a veces me pedían tareas o ayuda en exámenes. Recuerdo a mi casi único amigo en ese primer año, Gustavo a quien de cariño le decíamos Pinky, solo andaba con él, solo comía con él y solo hablaba con él. También me decía sapo, pero con él me sentía bien. Para el segundo año, ya no vestía igual que el anterior, no me ¨ahorcaba¨ con el pantalón, no usaba el carné y me peinaba diferente. Este año fue más agradable, el tercer año, conocí a un par de chicas, eran primas, Virginia y Ana, me gustaban ambas, aunque Virginia mucho más, tenía unos colochos perfectos, muy hermosa a mi parecer y sumamente
inteligente, entre ese año y el cuarto año, nos reuniamos los tres para estudiar matemática, yo disfrutaba estar a su lado, en varias ocasiones hasta me enseñaban a bailar, yo era de lo peor en el baile. Un día me aventuré a decirle a Virginia que me gustaba a lo que lla respondió: — Ay Joseph, primero mi madre no me deja tener novio y si me dejara nunca estaría con usted. —dijo seriamente partiendo mi corazón. Ese fue mi primer rechazo oficial. Descaradamente me atraía mucho Ana, era muy simpática, la acompañaba a la cafetería, a la biblioteca con tal de estar con ella aunque fueran minutos. Hasta que un día me pidió acompañarla donde Rob, alguien que tenía fama de malas notas y por algún motivo a las chicas le encantaba. La acompañé y la esperé mientras veía cómo ella besaba a Rob. Sé lo que estás pensando, ¡qué estúpido! Pues tienes razón. Llamar la atención de una chica en la secundaria solo porque era aparentemente inteligente, era imposible. Siempre que me atraía alguna chica y trataba de ser bueno con ella y ayudarle en algo, terminaba yéndose con el patán, mal estudiante, vago, rebelde y mala fama. ¿Por qué? Ni idea. En otra ocasión, conocí a otra chica que llegó a decirme: —Joseph me encantaría tener un novio como usted, inteligente, amable, buena persona y lindo. —dijo mientras yo me ilusionaba con ella. Como a los dos meses le declaré que me gustaba muchísimo y me dijo que yo no le gustaba y que no estaba lista para un novio. Un par de semanas después comenzó una relación de noviazgo con otro chico quien anteriormente se besaba con la prima de ella. Eso tampoco lo entendí jamás. Parecerá ridículo pero yo solo quería ser amado por una buena chica, que fuera inteligente, que valorara el estudio, que quisiera ir a la universidad y ojalá que no le gustara el fútbol. Llegué a la universidad siendo aún menor de edad. Esforzándome aún más que en la secundaria, sabía que una materia perdida representaría dinero perdido, así que una tarea, proyecto o examen que no hiciera representaban dinero. Así que sin importar la opinión de mis compañeros, de igual forma le recordaba al profesor los trabajos y tareas, debía ser el mejor, aunque ahora era mucho más difícil. Mi búsqueda por una chica continuaba, tenía la fe de ser amado por alguna, ya sé, hasta suena patético, Una de las pocas que me gustó realmente en la universidad, debía hacer horas beca conmigo, la pasábamos genial, pero no le impresionaba para nada el que fuera inteligente como ella, solo le agradaba. Año tras año me pasaba lo mismo, no importaba lo que me
esforzara en buscar chicas inteligentes, de buenos valores y realmente agradables, siempre fui el amigo o compañero agradable, inteligente, que las ayudaba, pero no era tan bueno como los vagos, rebeldes, mal hablados, controladores y tóxicos que a ellas les gustaban. ¿Por qué? No lo sé y es una pregunta que muchos chicos se hacen cada día. Recuerdo a Alondra, era impresionantemente inteligente, la mejor en matemáticas, impresionante en ciencias, especialmente en química, rechazó a Raúl un increíble estudiante que se le declaró con un enorme girasol, yo presencié a lo lejos cuando lo rechazó, por primera vez vi a un chico adolescente llorar por ser rechazado. Ella prefirió a su vecino John, quien no quiso ir al colegio, tenía vicios, mal hablado y realmente controlador y de pésimo carácter. Raúl no lo podía superar y cada vez que hablábamos demostraba su dolor y lloraba, a decir verdad era desesperante. Hoy Alondra, quien creía que John podía cambiar y hasta defendía su actitud agresiva y controladora, es mamá soltera y fue agredida más de una vez por Raúl, quien inclusive le prohibió hablarle a sus amigos del colegio. A veces creía que sentía el dolor de John, yo había sido rechazado más veces que él. Trataba de ponerme en sus zapatos. —¿Cómo lo haces, cómo lo soportas? —preguntaba John cada vez que nos veíamos. —Levanto mi cabeza, con una gran sonrisa, sigo adelante aunque mi corazón se parta en pedazos porque hay muchas cosas que lograr y no me puedo detener por un rechazo. Aunque no lo crean eso ha sido así toda mi vida. Todos mis años de secundaria vi como las chicas inteligentes se iban con los peores. Aunque a decir verdad Rodrigo que era una eminencia de estudiante decidió tener una relación con Vilma apenas terminó la secundaria, ella había dejado el colegio tirado en el cuarto año, no quería nada con el estudio, siempre pasaba con las calificaciones más bajas, pero era sumamente atractiva, he de decir que Rodrigo no acabó bien, salió de la universidad en el primer año, su novia le demandaba tiempo, ella no entendía por qué él pasaba tanto tiempo estudiando, él soñaba ser abogado, la dejó embarazada y tuvo que buscar trabajo como mensajero. Así que en ese caso, ser inteligente y bueno, tampoco fue suficiente, él decía que podía sacar adelante a la chica, motivarla para estudiar, demostrarle que era bueno superarse, pero no lo logró.
PREGUNTAS PARA EL LECTOR: 1. ¿Qué le aconsejarías a Joseph si lo hubieras conocido en el primer nivel de secundaria? 2. ¿Te ha pasado algo similar que a él? 3. ¿Qué opinas sobre la frase que Joseph le dijo a Raúl sobre cómo seguía adelante? 4. ¿Por qué crees que pasan cosas como las que le ocurrieron a Joseph? 5. ¿Rodrigo es un caso diferente, qué le hubieras aconsejado antes de comenzar su relación con Vilma?
HISTORIA 5 LAS RISAS NO FALTARON El tiempo perdido no se recupera, lamentablemente muchos cuando fuimos adolescentes gastamos horas enteras en cosas que no nos dejarían nada en la vida. Les contaré cómo me divertí por algunos años, pero hoy me doy cuenta que fue pésima idea. Soy Norberto y esta es mi historia. A decir verdad mi paso por la escuela primaria fue un poco atravesado, mi madre siempre debía andar detrás mío para que hiciera tareas, detestaba hacer cualquier trabajo escolar y ni para qué los exámenes, prefería salir a jugar fútbol con mis amigos, usar mi nintendo o andar en bicicleta en el parque. Aún no sé ni como pasé la escuela. Sin embargo ahí estaba yo ahora en el año 2005 haciendo fila con mi madre para entrar al colegio Luis Alberto Moraga. Yo no quería ir al colegio, pero para mi madre yo debía ser el primero de la familia en poder llegar a la universidad, creo que a decir verdad era la meta de ella, porque por mi mente no pasaba estar años de años estudiando. Mi primer año en el Moraga traté de agradar a mi madre en todo, me daba lástima que se esforzara por mí para darme pasajes para el bus, alistarme almuerzo y hasta me daba frutas o galletas para los tiempos de receso. Yo era un estudiante no muy aplicado, solo quería pasar y evitar tener que hacer más exámenes, sin embargo no lo logré. Me pusieron en el grupo 7-3, éramos treinta estudiantes, era un grupo muy serio, casi nadie
se reía, estaban todos como muertos, así que decidí alegrar el ambiente y ahí comenzó todo. Los miércoles nos correspondía ir a la clase de Cómputo con el profesor Will, él nos daba media hora de explicación de algún programa, luego media hora para trabajar, y otros veinte minutos para hacer lo que quisiéramos. A decir verdad yo hacía todo lo más rápido posible para ponerme a ver videos, jugar en línea o lo que yo quisiera hacer. Un día, decidí hacer mi primera broma, el profesor salió para el baño, a decir verdad creo que andaba mal del estómago porque tardó como veinte minutos, sonó la campana para salir de clase y él aún no había regresado, así que aproveché para intercambiar los teclados de las treinta computadoras, como eran inalámbricos me fue muy fácil hacerlo, le pedí ayuda a David quien se había convertido en uno de mis amigos, entre los dos hicimos la broma. Salimos tan rápido como pudimos, el profesor no había regresado aún y ya estaba entrando un grupo de octavo, el profesor entró casi corriendo puesto que una re las reglas de la clase de cómputo es que nadie se sienta hasta que el profesor lo indique, a mi parecer era una regla muy estúpida. Así que David y yo esperamos fuera, al lado de la puerta que estaba abierta, el profesor dio la instrucción de entrar a Excel cuyo acceso estaba en la barra de tareas, él procedió a mostrar en el proyector la clase del día, todos estaban en silencio, y fue cuando el profesor dijo: —Pueden comenzar a escribir. —mientras se comenzaban a escuchar quejas de que los teclados escribían otras cosas. David y yo comenzamos a reírnos, comenzó un gran alboroto en la clase y el profesor no entendía qué pasaba, así que nos fuimos corriendo. Ya que la siguiente clase que nos correspondía era la de Religión y ninguno de los dos quería estar, así que nos dirigimos hacia la cafetería. El Moraga tenía una cancha de fútbol con zacate muy alto, estaba muy descuidada, ahí nos daban la clase de Deportes con el profesor Rodrigo, o como le llamábamos, Rigo, él era muy simpático, pero no era un buen profesor de Deportes, era muy gordo, siempre andaba con ropa Nike, y aunque hiciera calor siempre vestía hasta con chaqueta, es como si quisiera demostrarle a todos que era patrocinado por Nike, aunque todos sabíamos que la compraba de imitación. La cancha del Moraga estaba abierta al público los sábados y domingos, los lunes temprano se cerraba por completo y solo era utilizada por el colegio. Hubo un cambio de horario y nos colocaron Deportes los lunes a las 8:00 a.m. así que se me
ocurrió una nueva broma, le dije a David que hiciéramos nudos en el zacate de la cancha, como era tan alto podíamos hacerlo sin problema y no sería notable. Fuimos a hacerlo el domingo por la noche, no había nadie jugando, así que aprovechamos, invitamos a Daniel y a Yósmer, ellos eran de la 7-5, pero siempre almorzaban con David y conmigo, habían estado en la misma escuela que él. Tardamos como dos horas anudando el zacate, esa noche hacía mucho frío y no había nadie jugando, así que no nos vio ninguna persona. El lunes siguiente en la primera lección Daniel y Yósmer tenían la clase de Religión y no fueron con tal de ir a ver qué sucedía con nuestra broma. Al profesor Rodrigo le gustaba ponernos a calentar corriendo en la cancha de lado a lado. David y yo ocupábamos una buena excusa para no hacer la clase ese día pero si presenciarla. Convencí a mi madre de hacerme una nota de no hacer la clase porque me dolía el estómago, y David se había enfermado por el frío, así que llegó estornudando, él además era asmático, así que ambos nos quedamos en las bancas. El profesor le dio indicaciones al grupo de correr de lado a lado durante veinte minutos para calentar antes. Esperamos pocos segundos hasta que al menos veinte compañeros se tropezaron y cayeron golpeándose. Fue sumamente gracioso, no parábamos de ir, el profesor salió corriendo detrás de ellos para ver qué había pasado, no puedo quitar de mi mente al profesor Rodrigo correr hacia todos los que estaban en el suelo y a los diez metros él también terminó en el suelo, todos comenzaron a reír, algunos un poco adoloridos porque si dieron golpes fuertes, otros chocaron entre ellos, todo iba muy bien en nuestra broma hasta que notamos que el profesor se revolcaba del dolor en el suelo, todos dejaron de reír y se acercaron a él, algunos volviendo a caer al suelo por otro nudo, fue cuando David y yo nos acercamos caminando con cuidado hacia el profesor, se revolcaba en el suelo, tenía lágrimas en sus ojos, no creíamos que hubiera caído tan fuerte, bueno era bastante gordo, pero no era para tanto, hasta que notamos que se agarraba su rodilla, se la había roto, el líquido se le había regado, realmente estaba sufriendo mucho. Dejó de ser gracioso, se acercó otro profesor de Deportes tropezando también con un nudo en el zacate, David y yo volvimos a reír. Pero la sonrisa se nos fue de inmediato cuando el profesor Jorge llegó tirándose al suelo para tratar de calmar al profesor Rodrigo, llamó a la Cruz Roja quienes llegaron a los diez minutos, ahora la broma se había convertido en un momento incómodo. La semana pasó
y aún nadie sospechaba quiénes fueron los de la broma, el director llegó a nuestra clase a preguntar sobre si alguien sabía quién o quiénes fueron los culpables, posiblemente habría preguntado en los otros grupos, solo esperábamos que Daniel y Yósmer no hubieran dicho nada. Para el viernes nos juntamos David, Daniel, Yósmer y yo, ninguno había dicho nada y ahora sabíamos que el profesor Rodrigo seguía en el hospital y posiblemente sería incapacitado por un largo tiempo. A decir verdad la broma fue bastante buena, pero no esperábamos que alguien saliera tan herido. Los días pasaban y sentía que debía preparar una nueva broma, pero que no dañara a alguien como al profesor Rodrigo. Fue cuando se me ocurrió retar a mis compañeros a tirar un enorme panal de abejas que estaba detrás de la cafetería, al que lo lograra le daría una entrada al cine que me habían regalo y vencía en un día. Ocho compañeros aceptaron el reto, así como tres de octavo y uno de noveno. Todos lanzarían piedras uno por uno, y el que lo lograra ganaría. Yo me alejé mientras todos comenzaban a lanzar piedras hasta que Adolfo lanzó una tan piedra con tanta fuerza que tiró el panal, pero este quedó atorado en una barra que estaba atravesada, todas las abejas comenzaron a salir pero entraron por la ventaba del área de cocina de la cafetería. De dentro de la cafetería comenzaron a gritar todos, salieron corriendo tanto estudiantes como profesores, fue realmente gracioso, le di la entrada a Adolfo quien salió corriendo así como todos los demás. No pasaron ni tres días cuando ya estaba planeando mi nueva broma. Había un profesor que de verdad detestábamos todos, el de Ciencias Sociales, se llamaba Aarón Gut, nos ponía siempre trabajos un casa muy largos, tareas difíciles, era mal encarado, nos trataba mal, parecía como enojado con el mundo y se desquitaba con nosotros y pronto vendrían los exámenes. Los profesores tenían baños separados de los estudiantes, de un lado había baños de hombres, al otro lado baños de mujeres y en medio el de profesores. Notamos que siempre los lunes, miércoles y viernes al finalizar el día, el profesor Aarón iba al baño y tardaba al menos veinte minutos en salir, él se cambiaba para ir a ejercitarse. Pensé una muy buena broma para desquitarme de él. Los techos de los baños eran muy altos, pero particularmente el baño de profesores era alargado y solo podía haber una persona a la vez, arriba de ese baño habían vigas de madera y una abertura a modo de espacio para poner una ventana, pero
no tenía ninguna, era un enorme hueco. Mi idea era simple, colocar un balde con desechos y aceite en la orilla de ese espacio y empujarlo, pero debía caer de tal forma que no golpeara directamente al profesor, si no podría morirse del golpe. Así que desistí de hacerlo, luego se me ocurrió poner vasos de estereofón con aceite en las vigas, junto con otros de agua y también jabón en polvo, amarrarlos de tal forma que solo debiera tirar de una cuerda por el hueco donde no había venta, Ahora solo ocupaba una escalera, los vasos, el aceite, el agua y el jabón en polvo. A decir verdad podía conseguirlo todo de mi casa, excepto el aceite pero pediría en la cocina, puesto que guardaban el aceite usado para otras cosas, no sé qué cosas, pero lo dejaban en un galón afuera de la cocina de la cafetería. Como las clases terminan a las 4:30 p.m. Me salté la clase de las 3:50 p.m. que era con el profesor Aarón. Llevaba una enorme botella de agua en mi bolso, un paquete de 24 vasos, una bolsa grande de jabón en polvo y al menos diez metros de cuerda de la que usaba mi tío para construcción, fui a la soda por el galón de aceite. Le pedí a don Tulio, nuestro encargado de mantenimiento, que por favor me prestara una escalera porque me habían tirado algunas cosas en un baño en una broma, así que él amablemente me la prestó. Ahora debía tratar de abrir el baño de los profesores, pero la puerta tenía una particularidad, no se abría con llave, sino introduciendo un palo de metal, así que usé clips largos para abrirla, con el cuidado de que nadie me viera. Entré con la escalera, mi bolso y el galón de aceite, procedí a amarrar los vasos en grupos de tres y un pequeño lazo para luego amarrarlos todos juntos, en esto tardé unos veinte minutos, me quedaba poco tiempo, así que me apresuré, a las 4:25 p.m. estaba saliendo del baño con todo listo, dejé la cuerda guindando por detrás del enorme hueco de la pared. Salí y aún no pasaba nadie, así que dejé el aceite en el baño de las mujeres y llevé la escalera con don Tulio tan rápido como pude, le agradecí y le mostré una camisa de Deportes que según yo era la que debía alcanzar. Don Tulio cerró su bodega y se retiró por la parte trasera del colegio donde estaba el estacionamiento de profesores. Yo me fui tan rápido como pude para el baño. Me coloqué por detrás y fue cuando se me ocurrió que podía agregar más cuerda y jalarla desde la puerta del baño de hombres. Así que eso hice, ya estaba saliendo mucha gente, yo tenía la cuerda en la mano, nadie la notaba. Me senté en el suelo y saqué un cuaderno, una calculadora y un lápiz, como si estuviera haciendo alguna tarea. Fue
cuando vi al profesor Aaron salir con un enorme bolso con lo que supuse era su ropa deportiva. Esperé unos diez minutos y jalé la cuerda lo más fuerte que pude, provocando que dentro del baño se escuchara un grito, fue tan fuerte que todos se detuvieron en el pasillo. Dentro del baño de profesores se escuchaba como el profesor se caía varias veces, claro, había jabón, aceite y agua por todas partes, así que me puse de pie, guardé mis cosas y me quedé viendo un poco de lejos solo quería ver al profesor Aaron cuando saliera del baño, él debía dirigirse al estacionamiento, así que me fui un pabellón más hacia atrás para esperar verlo pasar. Había un gran tumulto de estudiantes, profesores y conserjes. Fue cuando desde abajo vi que alguien abrió la puerta. Me acerqué para ver mejor, la profesora Olivia de Lenguas intentó entrar para ayudarle a levantarse, pero ella también se resbaló en el suelo provocando que se golpeara muy fuerte la cabeza, eso no estaba contemplado en el plan, así que entre varios la sacaron a ella con cuidado y luego al profesor Aaron quien tuvo que salir arrastras del baño. Todos los estudiantes se estaban riendo a carcajadas, para mí era suficiente lo que había visto del profesor, así que me fui inmediatamente, aunque un poco preocupado por la profesora Olivia. Al día siguiente no tuvimos clase de Lenguas, nos dijeron que la profesora estaba en el hospital, eso me preocupó muchísimo. Mientras estábamos fuera de clase, llegó el director a buscarme, eso me asustó mucho, me dijo que le habían dicho que me vieron llevarme el galón de aceite de la cafetería. Le pregunté que quién había dicho tal mentira y me dijo que fue Erick, un chico del 7-1 que iba a recoger el aceite para un proyecto de Ciencias y me había visto a lo lejos tomar el galón y dirigirme con una escalera al baño. También el director me dijo que le había preguntado a don Tulio si me había prestado una escalera y en efecto así había sido. Yo no tenía cómo negar todo. Así que acepté las acusaciones, tuve que ir con el director, llamaron a mis padres para que me recogieran, les entregaron un informe de conducta con una reducción de 40 puntos y una carta de expulsión por un mes por haber atentado contra la integridad física de dos docentes, sin embargo, me enviarían copia de la materia que se viera en cada clase junto con las tareas, proyectos y debía presentarme para hacer exámenes en dirección. Ese mes fue un caos, en mi casa me obligaron a trabajar medio tiempo como peón de construcción junto con mi tío. En las tardes debía estudiar, ponerme al día y entregar tareas.
Al volver al colegio ya no estaba el profesor Aarón, había sido trasladado a otro lugar y ahora teníamos una nueva profesora. El resto del año evité hacer bromas pesadas, solo algunas a mis compañeros como esconderles cosas, almuerzos y tirar basura, aunque ya todos sabían que era yo, era difícil innovar y no dejar rastros. Terminé ese primer año con notas bajas, tuve que hacer exámenes en vacaciones para poder llegar al siguiente grado y fue en ese nivel donde todo empeoró. Al comenzar el octavo grado fui colocado en el 8-8, el último grupo de esta sección donde al llegar me di cuenta que estaban los peores estudiantes, muchos repitentes de grado, inclusive varios burlistas y con problemas de conducta. A decir verdad me di cuenta que ahora tenía competencia, pero eso no me detendría para mis bromas, debía superarme. Las semanas pasaban y así los meses, llegó medio año y no pude perpetrar una sola broma, mis nuevos compañeros eran muy buenos, aunque ganaron mala fama entre estudiantes y profesores, a decir verdad eran odiados por muchos y admirados por muy pocos, entre esos yo. Aún no lograba entrar en su círculo, quería impresionarlos con una broma, una suprema. Ideé una nueva bomba, mi víctima sería el director, él usaba un viejo Fiat, así que planeé algo sencillo, ahogar el auto, en el receso de la tarde del último viernes de junio fui directo al parqueo de profesores, me aseguré que nadie me viera, metí al menos cuatro papas en el tubo de escape del carro del director. Solo le conté a Víctor, uno de los bullys de la clase y el único con el que me llevaba bien. Mi idea es que él le contara a los demás y fueran a ver el resultado de mi broma. Así que a la salida de clases, todos se acercaron cuidadosamente hacia el parqueo donde pudieran ver al director, cuando este salió, se montó en su auto, lo encendió y a los pocos minutos comenzó a llenarse de humo, y algo saltó en la tapa del motor, él se bajó a revisar, al parecer se le había quemado algo, no sospechaba del tubo de escape, aunque para mi sorpresa esto no impresionó a ninguno de los bullys de la clase, solo se devolvieron caminando sin decir una sola palabra. Vinieron las vacaciones de medio año y sentía que iba para atrás con mis planes de bromas, mis notas iban mejor, obvio no me estaba enfocando en las bromas que quería hacer.
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