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VTP 2 render final

Published by enlaza2cr, 2021-05-29 21:44:44

Description: VTP 2 render final

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Casi al año, empezó a dar sus primeros pasos, era pasear con él vigilante aunque suene horrible a cualquier acercamiento. Lo llevaba de la manita, perdía la paz cada vez que tocaba algo. Un día me dije: “esta es la nueva normalidad, pues a adaptarnos…”. Me concentré en las sonrisas, distraerlo con muchas opciones para que la palabra “no” descansara un rato. Eso me ha permitido aceptar lo que es y ser ese sol a medianoche. 51

Los extremos de la pandemia Hazell Chaves Méndez, 44 años. San Rafael de Heredia Como polos opuestos, nos hemos visto contrariados en nuestro accionar. Guardando distancias que duelen y causan pesar; uniéndonos solidariamente con quienes por ayuda hoy deben clamar. Cubriendo nuestro rostro, no con intenciones nefastas como a veces solía pasar; sino con la misión de la vida salvaguardar… Oculto queda, por el momento, el rostro de la vanidad. Haciendo uso de la tecnología y acortando distancias con mucha novedad; deseando regresar a épocas de antaño cuando ni por la mente nos pasaba el uso de un celular. 52

Yo en pandemia Amelia Amén Espinoza, 10 años. Alajuela Ver galería virtual 53

Atravesar el mundo, atravesar el miedo Elena Durán Navarro, 26 años. Barcelona, España Temer a los hombres Ir más allá de mi ilusión Temer a mujeres La misión de la liberación Temer a los grandes Se va formando mi opinión Temer a los críos sobre los mundos en remisión, Temer al contacto La consciencia en transformación y Temer sin sentido Me convierto en el corazón Temer tener hambre que late a través de la historia, Temer tener frío. el tiempo, la sangre y las memorias. Temo a muchas cosas Yo soy quién habita, y en ellas me olvido. este cuerpo y la vida que invita Pero no soy una víctima No más soy la dueña del nido. encontrarme en los demás A través del temor Para mirar adentro y escuchar está la puerta al vacío. la poesía de mi travesía Ave, águila y el amor incondicional libre albedrío… Libertad de la de verdad Sonrío y Fuego en la oscuridad. voy tomando una decisión. Soñar en función de la conexión 54

Este poema surge luego de un año de experiencias inolvidables. La pandemia nos puso una red de ataduras que nos tuerce y nos retuerce, pero siguen volviendo a mí las palabras de Viktor Frankl “nos pueden robar todo, menos una cosa, la última de las libertades del ser humano, la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancias, la elección del propio camino”. Si bien es cierto, soy una mujer llena de privilegios, la pandemia también me ha recordado esto: tengo una familia y amigos que me aman, tengo comida en mi mesa, abrigo y cama, tengo sueños y oportunidades, así como tengo miedos y fallas. Pero no importa cuál haya sido mi situación particular, la decisión viene de otro lugar. Estar en medio de una emergencia mundial, y aun así luchar. En el momento menos indicado me llegó la carta de aceptación, no tenía dinero ni mucho ánimo. Pero el amor de quienes han visto mi ilusión por años me impulsó a buscar la manera de volar y ganar. Ganar vida, ganar camino, ganar sentido. Logré llegar a España y ha sido un sueño cumplido. Desde aquí le sonrío a mis nuevos desafíos. 55

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Sin título Elena Durán Navarro, 26 años. Barcelona, España Ver galería virtual 57

COVID 19 – Absoluta visión Fabio Falcón Campos, 48 años. San Rafael de Alajuela ¿Es pausa…? ¿O un volver? Replantear, reorganizar, reestructurar, volver a ver, volver a pensar, volver… ¿Son acaso este tipo de planteamientos el verdadero regalo de la pandemia? Lo que fue, ya no es; lo que hagamos prevalecerá. 58

Bici y Volcán Turrialba 59 Wilberth Eduardo Guillén Hernández, 31 años. , Cartago Ver galería virtual

Abrazando la incertidumbre Josué Solano Morales, 33 años. Tibás, San José En los primeros meses de pandemia, pese a que la incertidumbre asomaba sus narices, no imaginaba que se convertiría en una gran protagonista dentro de la historia de mi vida. Luego de aproximadamente nueve meses de vivir con diversas restricciones y cambios drásticos, es imposible apartarla de casi todos los ámbitos donde me he tenido que desenvolver. Pese a que en algunos momentos ha intentado sabotear mis planes, aprendí a vivir con ella. Si miro en retrospectiva, la incertidumbre no logró impedir que disfrutara de mi graduación universitaria, celebrar la vida frente al mar en la fecha de mi cumpleaños, pero sobre todo, no impidió que me comprometiera con la mujer que amo en un momento lleno de magia, ternura y amor. A las puertas de un nuevo año, donde ella sigue más que presente, desconozco cuándo volveré a abrazar a mis amigos y compañeros, cuándo podré disfrutar de “andar en la calle” con tranquilidad, cuándo volveré a trabajar en mi cubículo. 60

No sé quién podrá acompañarme cuando se celebre mi matrimonio en unos pocos meses; sin embargo, tengo claro que la incertidumbre me ayudó a convertirme en una persona más flexible, abierta a los cambios, pero sobre todo, en alguien que pese a las circunstancias no tan “favorables”, sigue disfrutando de los momentos más significativos de la vida. Hay un sentimiento en mi vida más poderoso que la incertidumbre, ese sentimiento es la esperanza. Una esperanza que sueña con un mundo mejor después de la pandemia, donde se valore lo que realmente debería importar, y donde haya personas más resilientes para enfrentar las diversas pruebas que aparezcan en la vida. La esperanza es el motor que me ha permitido tolerar la incertidumbre hasta llegar a abrazarla y agradecerle por los cambios que suscitó en mí. 61

Diciembre en tiempos de pandemia Jorge Manuel Badilla Mena, 64 años. Montes de Oca, San José Diciembre de 2019: rumores sobre un virus en China, sin importancia para quienes habitamos este lado del planeta. Iniciamos un año más con grandes significados, principalmente de bienestar individual y colectivo: 2020, grandes proyectos y celebraciones, sin imaginar que con el nuevo año la humanidad se estremecería, no por el zumbido de las balas, los tanques o todo aquello que provoca destrucción y muerte, sino por el suave susurro del viento, esparciendo partículas invisibles y letales que acaban con la vida de muchas personas en el mundo; aún, realmente no se sabe a ciencia cierta lo que sucedió, pero si de algo debemos estar conscientes, es de que con la naturaleza no se juega. El planeta ha tenido un respiro, porque ha obligado al ser humano a obedecer, a cuidar el medio en donde habita, extender el brazo para marcar el terreno, 1.8 metros que pueden significar la distancia entre la salud y la enfermedad, la vida o la muerte; colocarse la armadura, no tan resistente y pesada como las que vemos en las películas romanas de Semana Santa, sino tan frágil como un cubre bocas de tela o una careta de plástico, pero tan efectivas como un chaleco antibalas. 62

Hemos aprendido que no es necesario abrazarse para sentirnos cerca, ser vigilantes de la salud, cuidarnos, trabajar desde la casa, reconocer el trabajo de los demás, dar gracias. Gracias a todas esas personas que en el mundo luchan día a día contra este mal. Muchas oraciones para el ejército de Ángeles que han dado la vida, en el campo de batalla para defender la vida de su prójimo, Gracias a las autoridades del mundo por las medidas implementadas de higiene y convivencia. Sobre todo, gracias a Dios por permitirme estar hoy, en este momento, aquí, dando gracias. 63

Seguimos “covideando” Patricia Anaya Campana, 60 años. Vancouver, Canadá Seguimos “covideando”, esto no se acaba. Sale el sol, luego la luna, nos llenamos de esperanza, luego de desaliento. Olas que vienen y van y como en el mar, no tienen cuándo acabar. Seguimos confinados, la vida de antes ya muy lejos, los sueños de antes como en un espejismo. Nos toca reinventarnos, reubicarnos en tiempo y espacio, porque este virus vino para quedarse y nosotros a adaptarnos. Los 104 rollos de papel higiénico fueron los mudos testigos de nuestro pánico intestinal durante la primera ola, hoy seguimos juntándolos, con algo de fatiga, con desazón de pensar que no será la última vez. Aun, así como en las olas del mar, se visualizan hermosos momentos, nuevas formas de comunicarse que alegran el alma. Se vive aquí y ahora, quien sabe que traiga el Mañana, el Ayer fue hermoso y es Hoy que toca sonreír. 64

Seguimos covideando   Patricia Anaya Campana, 60 años. Canadá Ver galería virtual 65

Diálogos en pandemia Ani Brenes Herrera, 68 años. San José Y los días fueron largos y las noches se enredaban en pesadillas y sueños. La rutina era un camino sin señales, sin luces y sin letreros. Y pregunté al calendario la razón de mis desvelos, lo culpé por hacer planes sin preguntarme primero. Luego miré a la pared, donde había colgado el tiempo y descubrí que el reloj me miraba con recelo: señalaba con su horario y agitaba el minutero. Dialogué con la cocina, los sartenes, el trastero… Ninguno me dio razones, todos guardaron silencio. Busqué amigos en el patio y me ignoraron de nuevo. Un grillo me dio la espalda, siguió el pájaro su vuelo, 66

la araña tejió cortinas la lluvia pasó de lejos. Mis preguntas son hormigas camino del hormiguero. ¿Acaso es lunes o martes? El miércoles no lo encuentro. ¿Esa luna es la de anoche? El cielo ¿es el mismo cielo? Vuelvo de nuevo a la cama vuelvo de nuevo a mi sueño. La almohada me habla al oído, me da un abrazo y me duermo; las preguntas de mañana se acomodan en el suelo. 67

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Paciencia y tranquilidad Gabriel Esquivel Camacho, 24 años, Heredia. Ver galería virtual 69

Convergencias positivas Carlos Durán Rodríguez, 51 años. Cartago Me quiero enfocar en los aspectos positivos de la pandemia. Por muchos años he trabajado extensos horarios, no solo por lo normal del horario de oficina, sino también por el tiempo en presas, filas y otros detalles, a veces tan obvios que no los contabilizamos como un tiempo que no vamos a recuperar. Se nos ha presentado la oportunidad de mejorar nuestras capacidades virtuales, reuniones, compras, investigación, desarrollo personal, entre muchos otros aspectos, sin tener que considerar el lugar de procedencia o la ubicación geográfica. Estos días de pandemia he tenido la oportunidad de convivir más, realmente convivir con mi familia, escuchar más y mejor, opinar más y también ¿por qué no?, investigar un poco más sobre los gustos y los temas en las redes sociales de las nuevas generaciones. 70

Por eso, aun cuando puedo enumerar un montón de detalles que extraño (besos, abrazos, palmadas, deportes) me quedo con lo aprendido en estos meses. Me siento positivo porque vivo en un entorno de permanente comunicación, en el cual los jóvenes han actuado con suma responsabilidad, algunos han dedicado su esfuerzo en investigar tendencias para compartir las mejores prácticas de cara a la pandemia; es decir, cuento con un entorno en el cual los más jóvenes tratan de ubicarnos, aconsejarnos y se preocupan de muchos detalles preventivos en términos de la propagación de la pandemia. Finalmente, la pandemia me deja un aprendizaje primordial: la salud es primero, el cuido de nuestros adultos mayores es lo principal y cualquier sacrificio que se deba hacer, se compensará en un futuro; por lo general, no será un futuro inmediato, ¡claro que no! Pero ahí radica el ser positivo, saber que ese futuro llegará y muchos que vienen atrás también aprenderán y lo disfrutarán. 71

La importante labor del agricultor Roberto Guillén Córdoba, 44 años. Potrero Cerrado, Oreamuno, Cartago Definitivamente el 2020 marca un antes y un después en la vida de cada ser humano, ya nada será igual. En este año de pandemia, el coronavirus nos sorprendió a todos y nos hemos visto obligados a tomar medidas sanitarias que ni el más adivino podría haberse imaginado, ejemplos: uso de mascarillas, lavado de manos, alcohol en gel; también hemos experimentado restricciones vehiculares fuertes, cierres de negocios totales o temporales, una tasa de desempleo como nunca antes habíamos visto, pero a pesar de toda estas difíciles situaciones, hay una actividad que nunca dejó de funcionar y producir: LA AGRICULTURA. La agricultura nunca paró su actividad y en tiempos de pandemia se comprobó la importancia que tiene para un país. Gracias a la labor diaria del agricultor en Costa Rica nunca han faltado alimentos en nuestros hogares, nuestros hospitales u otros lugares. Por desdicha, los gobiernos nunca le han dado el valor real al agricultor, siempre lo han dejado a la deriva y a la mano de Dios, como popularmente se dice. Pero de lo que sí estoy seguro y orgulloso es de que ser agricultor es una bendición. ¡Que Dios siga bendiciendo a COSTA RICA! 72

Agricultores a primeras horas de la mañana   Roberto Guillén Córdoba, 44 años. Oreamuno, Cartago Ver galería virtual 73

Y pasaron los días Cecilia Macha Tenorio, 49 años. Lima, Perú Y pasaron los días, semanas y meses desde el inicio de la pandemia. A veces pareciera que todo lo acontecido este año ha sido un mal sueño... Creo que este 2020 se caracterizará entre otras cosas– por haber sido un año de grandes cambios y también de sentimientos muy profundos para todos…; sentimientos propios, sentimientos de nuestros familiares y amigos, de quienes nos rodean. Y, también sentimientos muy profundos de seres humanos que, aunque no hayamos conocido en persona, nos han impactado sobremanera y sus huellas permanecerán en nuestros recuerdos y nuestros corazones. Hemos sido testigos del dolor más profundo, la enfermedad, el temor, la desesperación de miles de personas ante el sufrimiento de sus seres amados. Nos hemos visto en la necesidad de aprender a acompañar a nuestra familia y amigos a la distancia; “a hacer sentir nuestra presencia, nuestra compañía y nuestro abrazo, a pesar de estar físicamente lejos”… 74

Hemos aprendido a despedirnos de nuestros seres amados sin poder acompañarlos hasta su lugar de descanso final, sin poder darles un último abrazo, un último beso… Gracias a Dios también hemos sido testigos de grandes y maravillosos actos de amor, solidaridad, entrega y sacrificio, y, justamente son esos actos los que creo nos han ayudado a sostenernos todo este tiempo, y los que nos permiten abrigar grandes esperanzas para el futuro. Deseo de corazón que no olvidemos todo lo que hemos vivido y sentido este año, pero principalmente deseo que sigamos esforzándonos en aprender cómo ser mejores seres de luz para nosotros y para todos los que nos rodean. 75

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Seamos seres de luz 77 Cecilia Macha Tenorio, 49 años. Lima, Perú Ver galería virtual

12 de agosto del 2020, regreso a Kiev, Ucrania Jeannette María Arauz Muñoz, 49 años. Kiev, Ucrania Durante agosto de 2020, después de estar un mes de vacaciones en España, regresé junto con mi esposo a Kiev, donde residimos. Al iniciar el viaje desde España seguí todos los protocolos de higiene dados por la OMS, para evitar la propagación del virus; es decir, llevaba mascarilla, protector facial, lavado de manos, uso de gel desinfectante y respetaba el distanciamiento social. Al arribar a Ucrania, de acuerdo con las disposiciones sanitarias del país, para poder entrar al territorio había que practicarse una prueba COVID19. En el aeropuerto de Boryspil se había dispuesto un espacio para hacerse el examen y eso nos tranquilizó mucho. Digo tranquilizar porque una de las sensaciones que he experimentado con la pandemia es la zozobra por tener que enfrentarse a la incertidumbre; pues no se sabe lo que pasará. Una vez realizada la prueba pasamos los controles de seguridad, recogimos el equipaje y nos fuimos a casa. Luego, pasadas 24 horas nos enviaron al correo los resultados del test, que gracias a Dios dieron negativos. ¡Reconozco que leer el informe fue uno de los momentos de mi vida más angustiante y feliz a la vez! 78

SecuenciaTest PCR Jeannette María Arauz Muñoz, 49 años. Kiev, Ucrania Ver galería virtual 79

En modo positivo María Auxiliadora Zablah Córdoba, 51 años. San Salvador, El Salvador Al recorrer este 2020 en modo positivo, me doy cuenta del proceso enriquecedor que ha sido, un proceso que tiene entrada, actividades y salida. El inicio fue abrupto, no esperado, disruptivo y podríamos llenarlo de adjetivos. Las actividades han sido muchas, desde aprender cosas nuevas, retomar cosas viejas, encontrar nuevas pasiones o buscar antiguas. Me detengo en todas esas actividades: en mi caso busque aprender dar clases virtuales, hacer dinámicas de grupo en entornos digitales, conectar a través de una cámara, hacer videos, recibir clases de bordado en punto de cruz, integrarme a un grupo de oración, compartir historias en Café ConVerso, acercarme a mis amigas - hermanas latinas, conectar con mucha gente de las que aprendo tanto y hoy emprendo vendiendo mis labores de bordado. El resultado final aun no lo tengo, pero sé que será el de una persona diferente, más consciente de las bendiciones y de esas actividades sencillas, pero de gran valor. 80

He tenido la bendición de estar con mis padres nuevamente, cuidar de ellos, aprender aspectos que me hacía falta saber y solo la experiencia de ellos me podía enseñar. Pondría todas las palabras que son sinónimo de alegría, felicidad, éxito, bendición, amor, experiencia, despedidas, apoyo, pasión, unión, conexión y sobre todo AGRADECIMIENTO. ¡Gracias por el proceso y cada paso dentro de él! Seguiremos tejiendo historias de aprendizaje en MODO POSITIVO. 81

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En modo positivo María Auxiliadora Zablah Córdoba, 51 años. El Salvador Ver galería virtual 83

Esperanza en tiempos de pandemia Inés Morales Carvajal, 68 años. Curridabat, San José A casi diez meses de la llegada de esta cruel pandemia que ha dejado llanto, dolor y luto en tantas familias alrededor del mundo, yo, como persona con cierto nivel de riesgo, podría hablar de mis temores, con una madre de 102 años y podría comentar sobre mis ratos de soledad y esa angustia que nos carcome el alma. Pero… NO, no voy a referirme a eso. Voy a escribir del amor, la alegría, la unión familiar y la esperanza en tiempos de pandemia. ¿Cómo puedo expresarme de manera optimista en este momento? ¡Claro que puedo! Y, es que el mismo día en que se anunciaba a nivel mundial la pandemia, en mi familia llegaba una noticia maravillosa, la cual iluminó nuestras vidas desde ese marzo, hasta el 6 de octubre que vimos brillar sus ojitos por primera vez. Sí, estoy hablando de la pequeña Alana, mi sexta nieta, que nos mantuvo llenos de agradecimiento y fe y en un Dios que cada día nos da tanto y a menudo olvidamos; pues según diagnosticó el médico, mi nuera ya no podía procrear. Hoy, Alana tiene dos meses y cada día vemos en sus ojos color cielo, la inmensidad del amor, de lo imposible, lo ansiado, lo que ha hecho que nuestra familia se una en torno a una pequeñita que simboliza el amor, la felicidad y la esperanza en tiempos de pandemia. 84

Esperanza en tiempos de pandemia 85 Inés Morales Carvajal, 68 años. Curridabat, San José Ver galería virtual

Bendita pandemia Sofía Castillo Abarca, 45 años. San Rafael de Alajuela Esposa de Fabio F. Mamá de Fer (11) y Anto (6) ¡¡A la casa por cuarentena!! Fueron las palabras que resonaban un 12 de marzo de 2020 desde la oficina y con los niños ya en casa. En mis adentros dije: “cuarentena = 40 días. ¿Qué son 40 días? ¡¡No pasa nada…!!”. Y así, hoy después de nueve meses en casa puedo decir que, si pasó y todo…. Esas ganas de renunciar a todo, si a tooodo … Pero, que satisfacción da el saber que Dios tejía cada momento vaciando mi corazón de tantas vanidades para llenarme de muchas bendiciones. La principal bendición: tenernos al 100%, haciendo de nuestro hogar una oficina, una escuela y alcanzando nuestras metas solo mostrando los Ojos. ¡¡Bendita Pandemia!!! Que nos hizo regresar a Nuestra Fuente, Fuente de Vida…. 86

Solo mostrando nuestros ojos  87 Sofía Castillo Abarca, 45 años. San Rafael de Alajuela Ver galería virtual

No hay luz sin oscuridad Lygia Morales Vega, 60 años. Sabanilla de Montes de Oca, San José Meses de trabajo en casa, jornadas extenuantes con los ojos resecos por la pantalla. Transmutaciones de la Psicología Laboral del contacto personal a lo físicamente distante, con la intención de encontrar lo humano al otro lado de los dispositivos… Horas de apoyo emocional a compañeros diagnosticados con COVID-19, algunos agradecidos porque fue leve, otros temiendo una complicación, el contagio de sus adultos mayores. Otros, se preguntaban qué hicieron mal para contagiarse, algunos se recuperaban del casi aniquilamiento de su cuerpo después de pasar por la temida UCI. Y…, luego ver partir a mi amigo y compañero Julio, arrebatado de la vida, de sus sueños, por un virus tan pendejo que desaparece con jabón y tan catastrófico como lo permita la rueda de la fortuna. Telón de fondo: mis hijos artistas reinventándose para sobrevivir, mis nietos, mi madre con quien después de meses de encierro panicoso, empecé a recibir el sol mañanero. ¡Oh Dios! ¡Qué luz tan reconfortante…! Verla a sus 82 años emocionada y sorprendida por los pinceles de Dios…, pequeñas flores en las orillas de los caños, en las hendijas de las aceras, en el charral del vecino…, bellezas reflejadas en su hermosa sonrisa… ¡Eso lo valoro ahora más que nada en la vida! 88

La luz de su rostro 89 Lygia Morales Vega, 60 años. Sabanilla, San José. Ver galería virtual

Mi historia COVID-19 Emily Gabriela Alvarado Chavarría, 9 años. San Rafael, Heredia Cuando llegó el COVID-19 nos dijeron que teníamos que quedarnos en Casa y desde entonces he aprendido muchas cosas. Estas son actividades que hice en tiempo de pandemia, es más fácil para mí hacerlo así, con una lista: Aprendí: 1. A dibujar mejor. 2. A pintar mejor. 3 .Que la sala se puede convertir en un campamento. 4. Que, aunque nuestra casa es pequeña, se pueden hacer muchas cosas adentro. 5. Que puedo conversar con amigos y amigas por medio de Microsoft Teams y WhatsApp aunque no estemos en físico. 6. A dibujar espacios y pintarlos. 7. Que puedo escribir historias de diferentes temas y con dibujo. 8. Aprendí a chatear y conocer más aplicaciones. 9. Jugar más con mis juguetes y peluches. 11. A usar la bicicleta y mantener el equilibrio. 12. A disfrazarnos en nuestros cumpleaños. 90

13. A jugar juegos de mesa como Monopoly. 14. A hacer cuadernos y portadas con mi mamá. 15. Aprendí a cocinar algunas cosas en la cocina. 16. A divertirme más con mi hermana. 17. A remodelar la casa. 18. …, y me divertí jugando online. 19. A pasar tiempo con mi abuela y pintar y hacer sopa de letras con ella. Y muy importante, hice muchas cosas con mi familia, como con mi mamá, mi papá, mi hermana y yo. Esta es mi historia de pandemia del COVID-19. 91

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Mi historia COVID-19 Emily Gabriela Chavarría, 9 años. Heredia Ver galería virtual 93

Mi historia del COVID–19. La pandemia Tabatha Alvarado Chavarría, 9 años. San Rafael, Heredia. Cuando llegó el COVID-19, nos dijeron en la escuela que nos íbamos para la casa, mi papá y mi mamá nos explicaron a mi hermana y a mí, que para cuidarnos teníamos que estar en la casa. Mi hermana y yo empezamos a recibir clases en línea en la casa y mi mamá a trabajar desde la casa, para papi fue más fácil porque ya él trabaja desde la casa unos días. Para nadie fue fácil y al principio nos aburrimos mucho, nos hacía falta nuestras amigas, pero después nos fuimos acostumbrando y descubriendo que podía hacer muchas cosas Aquí dejo una lista de lo que más disfruté: 1. Aprendí a dibujar técnica Animé mejor y compartirlo virtualmente con mis amigas. 2. Nos reunimos en grupo por medio de Teams y WhatsApp, aprendí a usarlos. 3. Aprendí que la opinión de los niños, niñas y adolescentes es importante, porque participé en actividades del consejo participativo PANI donde mami colabora. 4. Estuve más tiempo en familia. 94

5. Dibujé muchas cosas, como: escenarios, ambientes y paisajes. 6. Me divertí con mi hermana. 7. Fuimos a la playa y disfrutamos de playas solo para nosotros. 8. Canto mejor que antes, porque tuve más tiempo para practicar. 9. Remodelamos la casa en familia. 10. Fuimos a una granja y alcé a una cabrita bebé. 11. Visitamos un río y aprendí a nadar en una poza. 12. Aprendí a dibujar una persona de minecraft. 13. Vimos películas e hicimos campamentos en la sala. 14. Estuve más tiempo con mi abuela y mi hermana. Y lo más importante, aprendí a pasar más tiempo en familia y aunque las cosas salieron como esperábamos, lo importante es que seguimos unidos y nos preparamos para un 2021 aprendiendo más. ¡Gracias por leer MI HISTORIA! U-U 95

Soledad, tristeza, adaptación y esperanza Gabriela Montiel López, 56 años. Krefeld, Alemania Vivo en un país en donde la gente no se caracteriza por ser sociable y amigable como lo es la latina. Si a ello le agregamos que por causa de este insignificante pero poderoso “bicho” hemos tenido que aislarnos aún más entre nosotros, no tengo mucho más que explicar el por qué el COVID me trajo una soledad que nunca antes había sentido en tantos años de vivir aquí. Me provocó tristeza al darme cuenta de cuánto hemos castigado a la naturaleza en nombre del progreso. De cómo la gente se pelea e insulta por un paquete de papel de baño. Del egoísmo y la necedad de quienes se niegan a respetar las normas sanitarias y alegan que ellos deciden sobre su vida, sin darse cuenta que no es solo su vida la que corre peligro, sino también la de la gente que les rodea e incluye la de aquellos que los pudieran salvar de morir. Es increíble ver cómo nos adaptamos y readaptamos “al son que el virus nos toca”: usar mascarilla, guardar la “sana distancia”, convivir durante meses las 24 horas del día con la gente con la que se cohabita, trabajar desde casa con 96

toda la logística que ello implica, ponernos al día en lo básico del uso de las telecomunicaciones para poder continuar relacionándonos; instruir, aprender o notificarnos algo, cambiar hábitos de compra; improvisar para vender: adecuando las formas, estrategias, espacios en el mercado y exposiciones de algunos productos. El percatarnos de que no todo lo que tenemos lo necesitamos: que podemos vivir igual con menos. Que, sin una fiesta, si hay amor, la gente también se casa... Yo también deseo que esta situación se termine y hayamos aprendido la lección; sin olvidar agradecer de que este año con tantas muertes estamos vivos aún. 97

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Recordatorio en el andén Gabriela Montiel López, 56 años. Krefeld, Alemania Ver galería virtual 99

El día que volvió la esperanza Andrés Sandí Vargas, 39 años. Woking, Inglaterra Trabajo en un hospital de Reino Unido desde mayo de 2020, como asistente de pacientes ya que soy médico general, pero la pandemia no me ha permitido acreditarme para ejercer acá. Trabajo en el área de COVID y he visto todo tipo de historias, muertes, recontagios y recuperaciones. Los que trabajamos en Salud hemos tenido que redoblar esfuerzos, porque hay muchísimo trabajo y aunque aquí había mermado con las medidas tomadas, la nueva variante nos tiene al tope de contagios, hospitalizaciones y muertes de nuevo. El 8 de diciembre fue un día esperanzador: ¡llegó la vacuna! A los que estábamos trabajando nos preguntaron si queríamos vacunarnos y la mayoría levantamos la mano. La vacuna promete ser la salida de la pandemia, y nos motiva a seguir trabajando con la garantía de no enfermarnos ni contagiar a nuestras familias cuando llegamos a casa. ¡La vacuna es la esperanza de que ganaremos la batalla! 100


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