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Taddhaeus - Mario Hinojosa

Published by Ciencia Solar - Literatura científica, 2016-05-29 08:08:54

Description: Taddhaeus - Mario Hinojosa

Keywords: Taddhaeus,Mario Hinojosa,Science fiction,´ciencia ficción,Ebooks,Libros

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REVISTA DE CIENCIA FICCIÓN 3PRIMAVERA 2012 - VOL. 1 - NÚM.FUTUROSCOPIAS www. futuroscopias. comTHADDAEUS por Mauro Hinojosa y otros relatos por Antonio Morera y Juancho Carrillo

Ilustración por Ricardo García Hernanz

FUTUROSCOPIASRevista de ciencia ficción Contenidos para Vol. I, Núm. 3, Invierno 2012EDITORIAL .................................................................................................... 4Taddhaeus .................................................................. por Mauro Hinojosa ... 6 Durante el trayecto centenario de la humanidad a través del espacio en busca de un nuevo hogar, un extraño accidente mortal en una de las naves­colonia obliga al alto mando a recurrir al capitán Thaddaeus Jomonat, responsable de la Conservación de la Humanidad, para descartar la reaparición de un comportamiento que se creía ya desterrado: el comportamiento criminal.Visiones ....................................................................................................... 23 Pensando a la fuerza ..................................................................................... por Antonio Morera. Veterano de las guerras psíquicas................................................................ por Mauro Hinojosa. Nivel seis ...................................................................................................... por Juancho Carrillo.Walden III ................................................................. por Antonio Morera ... 38 La amenaza nuclear es lo único que impide a los burócratas de la Unión Europea desmantelar toda la comuna. Un equipo de reporteros de nuestra revista ha conseguido visitar la comuna autónoma de Walden III y entrevistar a su fundador, Amador Casares. Activista, gurú, filósofo y tal vez terrorista, Casares defiende el uso de las impresoras tridimensionales como el único medio para poder vivir como hombres libres en las próximas décadas del siglo XXI.Prisma: Rutas ........................................................... por Juancho Carrillo... 60 Los viajes espaciales no son sencillos. Existen rutas, caminos que cruzan el espacio profundo con miles de balizas señalizadoras. Orientan a las naves como si fueran faros y conectan todos los planetas colonizados. Pero el sistema no es perfecto. Cada tramo de balizas está controlado por cuatro técnicos, en turnos de seis meses, que comparte un pequeño satélite en medio de la nada. ¿Quién estaría dispuesto a aceptar un trabajo así?Retazos de un futuro incierto........................ por Ricardo García Hernanz ... 90Edición y maquetación: Ricardo García Hernanz.Corrección y ayudante del editor: María Requena Castañol.Ilustraciones por Marcos Hidalgo y Ricardo García Hernanz.Portada y contraportada por Ricardo García Hernanz.Diseño de la página web por [email protected]: [email protected] http://www.futuroscopias.com Futuroscopias revista de ciencia ficción se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento­NoComercial­CompartirIgual 3.0 Unported. Esta licencia aplica a este número de la revista como un todo único. Todos los derechos de las obras publicadas en esta revista son propiedad de los diferentes autores, quienes han cedido los derechospara su publicación únicamente en este número de la revista. Los autores se reservan los derechos deotorgar a sus obras cualesquiera otros usos que consideren en el futuro. Todos los relatos de esta re­ vista son obras de ficción y cualquier parecido con la realidad es casual.

FUTUROSCOPIAS EDITORIAL ¿Cómo que no lees ciencia ficción? En las referencias a la ciencia ficción como «literatura de género» suele percibirse cierto me­nosprecio al valor de sus novelas y relatos. Pocos escritores de renombre se reconocen como afi­cionados a la ciencia ficción o la tratan en sus novelas y, a la inversa, la consideración de literatono parece adjudicarse a los escritores de ciencia ficción, se los trata como meros fabricantes de en­tretenimiento para niños que quieren ser astronautas. No hay que preguntar a sesudos estudiosos del arte de juntar palabras: todos conocemos ávi­dos devoralibros, con más o menos gusto, pero grandes aficionados a la lectura, que reconocen sinreparos no haber leído nunca ciencia ficción porque no les llama la atención, les da pereza o creenque no les va a gustar. (¡Todo un género!) Parece que los estudiosos se avergüencen del género y cuesta encontrar entre ellos alguno quereconozca leerlo, o que realmente lo lea. Pero no hay que olvidar que antes que literatura de géne­ro, una novela de ciencia ficción no deja de ser un libro y debería valorarse como tal, intentandoevitar los prejuicios que surjen cuando una obra se aleja de la norma. La ciencia ficción suele plantear cierta controversia cuando se pretende «etiquetar»: por unlado, no se considera literatura de masas porque esta definición alude a un público general, sindistinción y con vocación universal, cosa que no ocurre con la ciencia ficción; por otro lado, tam­poco se considera literatura «seria» por su cariz de entretenimiento y menor valor literario y pro­fundidad. Esta concepción del género la lleva a encontrarse en tierra de nadie y dirigida a unpúblico minoritario pero no por ello se la considera valiosa, como sucede con otras obras más esti­madas por la crítica literaria. Además, pese a su atribuido carácter meramente recreativo, muchoslectores creen que para disfrutar de la ciencia ficción son necesarios conocimientos científicos ytécnicos previos o, al menos, tener un cierto interés por estos temas. Por todos estos motivos, la literatura de ciencia ficción no tiene el gancho que presentan obrasde otros géneros más populares, aceptados o reconocidos. Casi todos los aficionados conocemos aalguien que alguna vez nos ha reconocido que «no lee ciencia ficción». Sin argumentos adiciona­les. Una afirmación radical que priva de grandes experiencias que nadie debería perderse. Sonmuchas las razones por las que leer ciencia ficción y nos gustaría exponer unas cuantas con la es­peranza de animar a más gente a disfrutar de este tipo de obras. Para empezar, existen obras de ciencia ficción con valor literario consensuado y conocidasuniversalmente, que cumplen con creces con el canon de obras literarias y que son consideradasdignas de estudio. Fahrenheit 451 de Ray Bradbury y 1984 de George Orwell son dos claros ejem­plos de obras con enorme valor literario a pesar de ser literatura de género. Menos conocida pue­de ser En alas de la canción, de Thomas M. Disch, considerada un clásico en lengua anglosajona ysu autor se encuentra entre los mas apreciados. Otra razón de peso es la maravillosa sensación de sorpresa que provocan sus ideas creativas,originales y sorprendentes, muchas veces tan verosímiles que ni siquiera es necesario esforzarsepor conseguir la suspensión de la incredulidad ante la lectura de nuevos mundos y conceptos quemientras dure la novela abren todo un nuevo abanico de posibilidades a nuestra existencia tal ycomo la conocíamos hasta ese momento. Además de su valor literario, muchas obras de ciencia ficción poseen un importantísimo valoreducativo y divulgativo, si bien es cierto que no siempre se lee para aprender, qué caramba, sino 4

FUTUROSCOPIASpara divertirse, emocionarse, entretenerse o simplemente para pasar el rato. Pero el hecho de ex­perimentar todas estas cosas y además aprender algo por el camino es un valor añadido que pre­sentan muchas obras de ciencia ficción, lo cual se puede utilizar como recurso para la enseñanza,ya que ese valor educativo se ve reforzado por los elementos de estructura y trama que hacen másatractiva cualquier obra de intención didáctica y facilitan el acceso a conceptos propios del corpuscientífico. Muchos escritores de ciencia ficción son también escritores de textos divulgativos. Segura­mente el más famoso sea Isaac Asimov, que en su obra El universo recorre multitud de áreas delsaber científico de forma que cualquiera interesado en la materia pueda entenderlo. Otras novelas de ciencia ficción cumplen con creces con esta función divulgativa y técnica. Co­mo ejemplos tenemos la trilogía Marte rojo, Marte verde, Marte azul de Kim Stanley Robinson,Mundo anillo de Larry Niven o Cita con Rama de Arthur C. Clarke, que contienen un desarrollotécnico que resulta mucho más accesible al estar incluido en una narración literaria. La ciencia ficción no solo enseña, sino que también inspira. Muchos científicos reconocenque la ciencia ficción fue una importante fuente de inspiración a la hora de empezar su carrera ocomo punto de partida de inventos o para el desarrollo de conceptos científicos, como cuentaSergio L. Palacios en su artículo «¿Ciencia ficción? Sí, gracias» desde Naukas, una estupendaplataforma de divulgación científica. El peligro de despreciar un género al completo, el peligro de encasillarlo, es que se pierde mu­cho de lo que puede ofrecer. Además, podría quedarse sin disfrutar de obras que mezclan distintosgéneros en una única novela, como sucede en Lágrimas en la lluvia de Rosa Montero, una novelapolicíaca ambientada en el distópico universo de ¿Sueñan los androides con ovejas mecánicas?de Phillip K. Dick. Por supuesto, el lector aficionado a la ciencia ficción puede ser una persona que no solamenteencuentra placer en la literatura sino también en la ciencia, un lector con miras lo suficientementeamplias como para disfrutar al mismo tiempo del placer de la palabra escrita y la estimulación in­telectual que se le propone. Pero realmente no hace falta tanto para disfrutar de la ciencia ficción:haz la prueba. Queremos que la ciencia ficción siga existiendo como género. Nos gusta lo que rodea a la cien­cia ficción. Nos gustan los lectores que se consideran aficionados a la ciencia ficción. Nos gustanlos temas que nos proponen y los retos que nos ofrece. Pero también creemos que se deben derri­bar las barreras que hacen que este género no sea tomado en serio para que una mayor cantidadde lectores puedan disfrutar de todo lo que puede ofrecer. No etiquetemos, que nos perdemos mucho. El editor. 5

«En el pasillo que recorría, las luces no parpadeaban y eran amarillas. Surgíanen dos filas desde el suelo y el techo y recorrían toda su longitud a intervalos de unmetro entre ellas. En el inmenso catálogo de códigos lumínico­acústicos, esacombinación informaba de que se había producido un imprevisto de clase 1, el másgrave de todos.»

FUTUROSCOPIAS TADDHAEUS Por Mauro Hinojosa Ilustración de Ricardo García Hernanz ANTES DEL SUEÑO El cuadro estaba justo delante de la imagen Escribió su nombre, su nombre completo, real que imitaba, un paisaje galáctico estáticoen la esquina inferior del lienzo, en rojo ardien­ visto desde la amplia ventana. Comparándolos,te sobre el negro estelar salpicado de diminu­ el cuadro carecía de la exacta perspectiva entretos puntos blancos. Taddhaeus Jomonat. El los distintos cuerpos celestes, pero a cambionombre provenía de la expresión terráquea ‘el compensaba la desproporción cromática yque alaba’, en una lengua ya muerta mucho an­ creaba un todo más equilibrado, más sereno.tes de que el primero de los hombres dejara la Movía emociones. Decía algo. Ese era el moti­atmósfera del planeta y se enfundara un traje vo último de su presencia allí, el resultado deespacial. Sus padres lo eligieron a sabiendas de los inmensos esfuerzos que los miembros de suque nadie lo llamaría así excepto ellos. Todos equipo habían realizado para convencer al al­sus demás conocidos lo llamaban Tadd, y aho­ mirantazgo y la presidencia de la flota de lara que sus padres habían muerto, no tenía a na­ importancia de incluir una hora semanal dedie más a quien rogar que pronunciara su «conservación de la humanidad» dentro delverdadero nombre. Ni siquiera podía esperarlo horario de trabajo de la tropa. La verdadera lu­de un hijo, si alguna vez solicitaba hacerse las cha, una vez razonada la propuesta, había sidopruebas de aptitud para ello. conseguir que se sacara ese tiempo de la jorna­ Dio dos pasos cortos hacia atrás que resona­ da laboral. Aquello sí fue una auténtica guerra,ron en el silencio de su camarote. La obra esta­ pero había valido la pena. Ahora cada nave dis­ba lista, ya tenía entidad propia. Ya no le ponía de un «guardián de la humanidad» connecesitaba. rango efectivo de oficial de grado dos, lo que –¡Vive! –gritó de repente, y se echó a reír. equivalía al máximo cargo responsable de cualquier especialidad a bordo: ingeniería, 7

FUTUROSCOPIAScomunicaciones, telemetría… En un sentido al­ cluido en una cláusula muy conveniente dego vanidoso, toda la tripulación estaba a su car­ actuación ante imprevistos. Denominar im­go, ya que, excepto sus iguales jerárquicos y la previsto a una maniobra de reabastecimientocomandancia, todos eran sus alumnos. Dado por el hecho de que no había sido programadaque en la Sinergia servían doscientas cuarenta de antemano, sino que se había decidido aly una almas (un término que la tripulación pro­ reparar en la riqueza de recursos del planetabablemente aún no estaba lista para escuchar durante una lectura exploratoria de rutina,en alto) sin contarle a él, había decidido utili­ alentaba a Taddhaeus a pensar que al menoszar la división militar para facilitar la agrupa­ los mandos superiores no carecían de ciertación, un total de ocho cuerpos de servicio imaginación para elaborar interpretacionesrepartidos en las distintas tareas de la nave. abstractas en su beneficio y que no había sidoEso daba un promedio imposible de treinta co­ tan mala idea acceder a no incluirlos en lasma ciento veinticinco alumnos por clase. Re­ listas de alumnos. Su afán de encontrar ladondeando (otra palabra que tampoco usaría parte positiva en todo le había dado la ideaalegremente) había decidido establecer clases para su próxima clase después de un cuartocon un número variable de alumnos, entre ca­ de estación de receso. Una idea algo aventura­torce y diecisiete en función de sus tareas parti­ da, quizá excesiva, pero que valía la pena siculares y otras consideraciones. En definitiva, lograba de ellos una reacción nueva. El lienzodisponía del tiempo suficiente para predicar era esa idea, un paisaje que veían continua­con el ejemplo, es decir, para cultivar aficiones mente, que seguirían viendo durante al me­más allá del trabajo, para descubrir el placer y nos dos generaciones en su viaje hacia lala propia identidad mediante ejercicios de abs­ colonia de Alfa Uno, y que ya no les decía ab­tracción. Las clases habían comenzado hacía solutamente nada.menos de dos estaciones estándar y ya había lo­grado que Geoff, un soldado de primera clase Taddhaeus se estremeció ante la inmensi­muy dado al ejercicio físico, le solicitara una dad del cosmos, ante su osadía al intentar cap­lectura para su esparcimiento. Se lo había ex­ tar tanto en tan poco espacio. Recordó laspresado mediante los canales habituales, avi­ investigaciones que hizo durante su juventud.sando a toda la plana mayor del puente, Mientras se preparaba para su examen de gra­haciendo constancia impresa y cuadrándose de­ do superior en Aplicación de la Conceptualiza­lante de él, pero algo era algo. Taddhaeus ción Reflexiva, estudió el movimiento dehabía respondido entregándole intencionada­ inercia redundante. Su principal proposiciónmente un ejemplar de Frankenstein. A partir era que, en un universo infinito tendente a lade él, otros empezaban a manifestar cierto gra­ expansión, la distancia era inversamente pro­do de empatía con la clase, e incluso de interés porcional a la importancia del tiempo. Por loen momentos concretos, especialmente (tampo­ tanto, la existencia consciente, la vida misma,co podía esperar otra cosa) cuando trataba te­ sus actos, eran en el fondo intrascendentes.mas técnicos o proporcionaba datos de fechas Simplemente, el ser humano no importaba enexactas. el orden del universo. Al recordar las antiguas enseñanzas, sus ojos se quedaron atrapados Creamos máquinas para actuar como en la eternidad exterior. Consciente de que sushombres, y ahora creamos hombres para ac­ reflexiones alimentaban su percepción, saltótuar como máquinas. de estrella en estrella y las recreó a su volun­ tad. Fabricó en su mente un cosmos sin esqui­ Pese a todo, aún tendría que esforzarse nas para añadir su firma en rojo. Por lomás. La Sinergia se mantendría estacionaria demás, era su obra, una más, sacada de la mis­durante otras tres jornadas para obtener mues­ ma fuente. Había creado, fuera lo que fuera eltras en el planeta seis del sistema Roset. Lo significado de esa palabra. Si cualquiera debueno era que había dispuesto de tiempo para sus alumnos fuera capaz de hacer algo así porterminar su obra: la llamaría Momentum. Lo propia voluntad, incluso sin proponérselo, sumalo era que se habían doblado los turnos y se objetivo se habría visto cumplido con creces.habían cancelado las clases, procedimiento in­ 8

FUTUROSCOPIAS Un aviso de atraque se elevó desde los alta­ ludó y esperó a que hubiera terminado suvoces junto a una luz verde, parpadeante. cometido. Al menos habían posicionado cincoTaddhaeus miró su reloj, una antigualla de pul­ escuadras completas. Era un asunto delicado.sera que se negaba a morir con dignidad. El se­gundo turno volvía pronto. La luz verde –Alférez –el suboficial se cuadró a toda ve­significaba, además, que su presencia era re­ locidad–, descanse. ¿Se han desplegado ya to­querida. Un pinchazo de inquietud recorrió su das las unidades? ¿Quién comanda estaespalda mientras se lavaba rápidamente las ma­ fuerza?nos y se ajustaba la chaqueta de oficial. Echóun último vistazo para asegurarse de que todo –Afirmativo, señor. El mando ha ordenadoestuviera en su sitio, incluso el lienzo, montado un despliegue de contención reforzado. El te­sobre el caballete en el centro exacto del cama­ niente Benoit está al cargo.rote. Cerró la puerta utilizando su código perso­nal y las verificaciones vocal y ocular. Aun así, –Continúe.toda seguridad sabía a poco con la cantidad de Hubiera añadido un «gracias» antes de se­contramedidas que proporcionaba el acceso a guir su camino, eso y una sonrisa, si hubierauna tecnología siempre creciente. Muchos años estado en la Tierra antes del reclutamiento, deatrás resultaba más seguro ser el único posee­ la instrucción, antes del despegue y de los díasdor de una llave de acceso. Ahora, las garantías entre técnicos y soldados en el interior de unade la privacidad se fundamentaban precisamen­ enorme y fría nave autónoma. Sin embargo, note en aquello que su cometido pretendía abolir, hubiera servido de nada. Si ya era bastanteuna lógica aplastante que juzgaba ridícula la en­ difícil conseguir de ellos una reacción leve­trada a un habitáculo cuyo acceso se había de­ mente visceral en la clase, donde se encontra­negado. ban fuera de su entorno, desubicados y frente a un mando que les solicitaba en lugar de orde­ En el pasillo que recorría, las luces no par­ narles, que les preguntaba su opinión acercapadeaban y eran amarillas. Surgían en dos filas de cualquier cosa o les animaba a describir losdesde el suelo y el techo y recorrían toda su lon­ cambios que se producían en su interior trasgitud a intervalos de un metro entre ellas. En el escuchar una melodía, obtener una respuestainmenso catálogo de códigos lumínico­acústi­ empática mientras cumplían con su deber di­cos, esa combinación informaba de que se recto era poco menos que un sueño de locos.había producido un imprevisto de clase 1, el Los militares eran, de entre todas las posiblesmás grave de todos. A Taddhaeus se le aceleró profesiones, el paradigma de la represión deel corazón a la vez que apretaba el paso. La cla­ deseos, desplazados por una implacable jerar­se 1 se restringía a muertes, desapariciones con quía. Aquel era otro síntoma sutil de la deshu­menos de un veinticinco por ciento de resolu­ manización, podían comprender y analizarción o desconexiones permanentes. La investi­ información transmitida mediante lenguaje nogación de las primeras se asignaba solo a verbal, pero no la sentían como propia. La em­humanos, la de las segundas, a robots y maqui­ patía estaba prohibida más allá del uso del de­naria pseudoconsciente. Tras el primer cruce, ber, sustituida por la obediencia inmediata,otros pasos resonaron por los pasillos cerca­ proporcionada y eficiente. «Los sentimientosnos. Soldados perfectamente sincronizados se generan reacciones lentas y predisponen a ladesplegaban siguiendo las indicaciones de los desobediencia», había llegado a leer en un ma­paneles activados junto con las primeras ins­ nual. Como era de esperar, fueron los que mástrucciones sonoras: Personal autorizado. Dirí­ se opusieron a la inclusión de sus hombres enjanse al hangar 6. Taddhaeus ajustó su paso las clases de «conservación de la humanidad»,para incorporarse a la marea de cuerpos entre y cada cierto tiempo la administración le hacíados escuadras de infantería de marina. Siguió llegar una copia de las quejas que formulabanel ritmo vivo que imprimían hasta distinguir la los responsables tácticos por el deterioro en lasfigura espigada del alférez Velock distribuyen­ habilidades cognitivas de las tropas. Así quedo unidades a toda prisa. Se dirigió hacia él, sa­ abandonó al alférez en unos términos que este comprendía bien y se dirigió a cumplir sus propias órdenes todo lo rápido que era capaz 9

FUTUROSCOPIASsin dar la sensación de haber cedido a la fría ló­ naré el cuerpo. Informe de ello al comandante.gica militar. Encontró al teniente justo a tiem­ –Sí, señor.po, ni tan pronto como lo habría hecho un El oficial se cuadró de nuevo. Taddhaeussoldado entrenado, ni tan tarde como lo habríahecho un descuidado civil. siguió el recorrido completo de su musculatu­ ra, que luchaba por regresar al estado de tensa –Teniente Benoit –frente a este, un hom­ convicción con la que le había recibido. En rea­bre de pelo oscuro y rostro amplio se cuadró y lidad, las señales eran minúsculas, los cambiosse esmeró en la mecánica del saludo–, informe. mínimos, pero alguien que había pasado tanto tiempo como él estudiando los matices y la in­ –Durante la extracción de hoy, un atacante terpretación de los gestos externos, distinguíasin identificar ha matado al soldado Mills utili­ cada vibración, cada zona de presión, y sabía lozando un cortador de plasma, señor. Se ha reu­ que significaban. La lucha por el dominio totalnido a todo el turno y se los ha aislado en los de las reacciones más primitivas, la certeza dehangares dos y tres. El cuerpo del soldado está que la negación de los instintos y las pulsiones,siendo trasladado al hangar seis en este instan­ de la naturaleza humana, en suma, era el cami­te para las certificaciones y los exámenes opor­ no hacia la perfección metódica y el refina­tunos, señor. miento final de la especie. Taddhaeus sintió compasión por el atribulado militar, y dejó que El teniente había hecho el informe de corri­ su cuerpo lo mostrara. El soldado sabría reco­llo sin abandonar la posición de saludo. Los nocer los gestos, pero no entendería el motivo,ojos, como siempre, miraban al rango, no al por lo que no pensaría que iba dirigido a él.hombre. Era algo literal. Las pupilas fluctua­ Taddhaeus se dirigió al fondo del hangar seis,ban dentro de la superficie azul del iris sin enfo­ donde ya se preparaba un grupo de recogidacarle. encabezado por el equipo médico­sanitario de la nave. El doctor Evon Tallfax. Ambos se salu­ –¿Matado? ¿Otro tripulante?… Descanse, daron conforme al protocolo.teniente. –Capitán. –No lo sabemos con seguridad todavía. –Capitán. Taddhaeus lo miró a los ojos. En su inte­ El doctor era un hombre tranquilo que ac­rior había inquietud por la situación, pero no tuaba sin pausa tanto para identificar las do­la exteriorizaba. Nunca lo hacían completamen­ lencias como para proceder a su tratamiento.te, ni siquiera a medias. Al menos, había relaja­ Daba la sensación de que, para él, el tiempodo la posición a su orden. transcurría a una velocidad diferente, sin apre­ –¿Se descarta el accidente? mio ni asueto, solo segundo tras segundo. –La última información que he recibido así –¿Cuánto tardarán en traer el cuerpo?lo dice, señor. –Estará aquí en menos de dos minutos. – Está bien, teniente. ¿Debe informar al co­ ¿Qué hace usted aquí? Usted se ocupa de losmandante? vivos. El rostro del militar experimentó un leve –Y no quiero perder tiempo, así que nece­temblor al ser incapaz de reflejar la sorpresa sito saber algunas cosas a través del cuerpo. Sique había producido la pregunta. Terminó con ha sido provocado, puede que haya algo en éluna mueca a medio camino entre la impertur­ que me ayude a identificar al criminal.babilidad y la indecisión. –Yo le podré decir todo lo que necesite sa­ –Es el procedimiento, señor. ber cuando termine mi examen. –No olvide mencionarle que voy a inspec­ Taddhaeus negó con la cabeza.cionar el cuerpo junto al médico. –No tiene que ver con hechos, sino con in­ –Señor –la mueca del teniente se retorció tenciones. Usted proceda, no le molestaré.un poco más. Casi parecía genuinamente sor­ El timbre y la luz de aviso de llegada delprendido–, se le ha designado como parte del ascensor coincidieron con la ceja enarcada enpersonal de investigación, en labores de interro­ el rostro del doctor. Taddhaeus reprimió unagatorio. Su función… –Conozco perfectamente mis funciones, te­niente –interrumpió su superior–. Inspeccio­ 10

FUTUROSCOPIASsonrisa y contempló cómo las puertas se desli­ el proceso fue grabado desde varios ánguloszaban para mostrar un equipo de recogida com­ para dejar constancia y efecto y que pudierapuesto por seis hombres enfundados en sus ser revisado por las autoridades que lo solicita­trajes de protección ambiental. Tras ellos, un sen. Las pruebas, embolsadas; las muestras,panel deslizante sostenía el cuerpo del soldado clasificadas. El registro sonoro de los comenta­Mills. Como esperaban, habían elegido cuidado­ rios del doctor quedó cifrado. Taddhaeus nosamente el modo de transporte para que se con­ pudo escuchar nada, ya que la zona de esterili­servase lo más fielmente posible a como lo dad servía también para prevenir que cual­encontraron. Al haber muerto en un entorno quier sonido se propagara al exterior. El doctorde seguridad comprometida, el examen superfi­ Evon Tallfax podía ser más expresivo de lo ha­cial se había hecho a través de los ojos de un or­ bitual en su gesticulación, pero en lo referenteganismo sintético, que tomó imágenes y realizó a su trabajo, era hermético como el sellado delun barrido completo del área según los dictados casco de una nave espacial, e igualmente ina­de su protocolo de investigación, supervisado bordable.por el almirante Shelby a través de su holocáma­ra. Todo el empeño en mantener la integridad de Cuando terminó todo, la frente del doctorla información física en el traslado para la autop­ estaba perlada de pequeñas gotitas de sudorsia era indiferencia en lo referente al trato perso­ que reaparecían por mucho que las enjugara.nal del cadáver. Para ellos, ya no era un ser Dejó que su ayudante y la escuadra de solda­vivo, solo un cuerpo inerte formado por com­ dos se encargaran de recogerlo todo y se diri­puestos orgánicos que no interactuaban para gió a Taddhaeus, encogiéndose de hombros.proporcionar una conciencia. A Taddhaeus nole parecía mal que lo vieran como lo que era, lo –Bien, ya lo ha visto. Es bastante notorio.que le producía desazón era que lo miraban co­ –Sí que lo es.mo si nunca hubiera sido otra cosa. –¿Tiene lo que quería? –Me ha ayudado mucho, sí. –Dejadlo aquí –ordenó el doctor. –Si ha conseguido encontrar un culpable y Había traído todo lo necesario para hacerle necesita las pruebas de la autopsia, rellene lalas pruebas esenciales allí mismo, una unidad documentación apropiada y le haré llegar loportátil de examen que manejaba su ayudante, que se me autorice compartir.sus instrumentos y un sintetizador de burbuja –Gracias.de esterilidad ajustable para crear un entorno Se saludaron levemente. El doctor jugabaadecuado y poder analizar las muestras al mo­ con sus manos como si aún estuviera lavándo­mento. Taddhaeus se acercó al límite de la zo­ selas y regresó a dedicarse a la tarea adminis­na estéril para observar mientras el doctor trativa. Taddhaeus comprobó el cambio deprocedía. Con ojo crítico, el profesor atendió a actitud sutil que obraba en aquel hombre sa­la autopsia en todas sus fases sin hablar ni ha­ ber que debía cumplir con un requisito que, acer ningún gesto, como si no fuera más que diferencia de la autopsia en sí, no le producíaotro elemento del hangar. Observó que el cadá­ ninguna satisfacción. No pudo evitar fijarsever presentaba una quemadura atroz que le re­ en él mientras operaba, aun a costa de pasarcorría el tórax y otros cortes menores algo importante por alto, su dedicación, sudiseminados por el cuerpo, realizados aparente­ cuidado, solo podían provenir a semejante ni­mente al azar en brazos, piernas, cuello y costa­ vel de alguien que se encontraba plenamentedos. Mientras que el ataque principal había realizado. Aquel era otro de los preceptos pordesgarrado la piel y había reventado los órga­ los que luchaban él y su grupo: la imposiciónnos superiores por el calor, los demás apenas de un examen especial psicológico para des­habían producido una laceración limpia, casi cubrir el grado de satisfacción consciente endelicada en algún caso, difícil de realizar con el cumplimiento de las funciones laborales.un instrumento que se utilizaba para seccionar Hasta el momento, solo se consideraban lasfragmentos de roca. El doctor Tallfax trabajó in­ aptitudes genéticas o físicas más evidentes adistintamente en cada una de las heridas. Todo la hora de ser seleccionados para una u otra ocupación. 11

FUTUROSCOPIAS Taddhaeus regresó a su camarote, donde –Se le requiere en la cámara de conserva­se sentó frente a la consola personal, desconec­ ción. Corto.tada del resto de terminales por un protocolode seguridad rojo, el más restrictivo, que le per­ El doctor siempre terminaba sus escuetosmitía disponer de un sistema operativo incom­ mensajes con «corto», incluso los que incluíanpatible con el resto de los presentes en la nave. a otros miembros de la oficialía. Taddhaeus seBuscó entre sus archivos hasta dar con un regis­ desperezó y comprobó que no se había quitadotro del resumen de sucesos. Mientras grababa ni siquiera la chaqueta, de modo que salió in­el informe, repasaba mentalmente las conclu­ mediatamente. Recorrió otra vez el pasillo, pe­siones que no se atrevía a compartir en aquel ro esta vez en sentido opuesto, hasta llegar a lamomento. Había algo familiar en la forma en cámara de conservación, en uno de los pisos enla que el soldado Mills había sido atacado, algo el vientre de la nave, cerca de la popa. Al en­literario, mucho más pintoresco que la habi­ trar en la cámara le invadió la misma sensa­tual referencia al ángulo de corte, ese recurso ción que tenía siempre de estar en un recintocinematográfico tan manido y tan apropiado sagrado. En un principio no se dio cuenta, pe­por el que el asesino resultaba ser zurdo, lo ro tras alguna visita reconoció que la impre­cual terminaba por delatarlo tras alguna hábil sión venía de las columnas que se diseminabanargucia del investigador. En este caso, el asesi­ por la amplia habitación, unidas entre sí porno, si podía atreverse a utilizar ese término tan arcos que recordaban la estructura de una igle­arcaico, había obrado con la diestra. Pero aque­ sia, uno de esos lugares de adoración de entesllo no diría nada, ya que cualquier soldado de abstractos que abundaban en épocas pasadas.la nave, incluso él mismo, había sido neurológi­ Taddhaeus había leído sobre ellas. Incluso es­camente tratado para ser ambidextro. Como peraba mostrar ilustraciones y dedicar algunamucho, podría decirse que la posición que el clase a la historia de las creencias religiosas enatacante ocupaba respecto a la víctima aconse­ el pasado.jaba el uso de un ángulo de corte efectuado des­de la derecha. La cámara de conservación era un lugar dedicado a mantener y distribuir el flujo de La duda provenía de un rincón más recón­ energía a demanda desde el generador princi­dito de su mente, un lugar reservado a los re­ pal hacia cada sección de la nave. A pesar decuerdos antiguos, poco frecuentados, de difícil ser un proceso automatizado, siempre habíaacceso en el entramado de conexiones sinápti­ un técnico dedicado a su mantenimiento, encas. Taddhaeus se tumbó un instante para faci­ comunicación directa con el cuerpo de ingenie­litar la extracción intuitiva de la información. ros. Cada una de las columnas, cada uno de losEn lugar de ello, se quedó dormido. arcos, contenía un cableado específico que analizaba los requerimientos de todas las esta­ Soñó con una tormenta, un lugar alto. Un ciones intermedias y gestionaba el envío de losrayo final, maldito desde que empezó a ser ge­ paquetes de energía disponibles. De todas lasnerado. secciones de la Sinergia, la cámara de conser­ vación era probablemente la más minuciosa­ Le despertó el zumbido del altavoz. La luz mente diseñada. Se había construidoverde volvía a invadir el camarote. Se levantó a encajando módulos semiindependientes quedisgusto, bostezó, miró el reloj. ¿Cuánto había actuaban como un todo único, interactuando ytranscurrido? ¿Dos horas? No se acostumbra­ optimizando entre todos el rendimiento de ca­ba a la duración del tiempo en la nave. Una ho­ da uno. Taddhaeus siempre creyó que el nom­ra estándar de vuelo equivalía a casi una hora bre de la nave se había puesto como homenajey media de la Tierra, pero eso al reloj de muñe­ a este paradigma de la eficacia.ca anticuado que llevaba no le importaba. Paraeste, habían pasado dos horas. Además de la Al verlo, el doctor Tallfax hizo un gesto bre­luz verde, había un indicador de mensaje en­ ve de saludo. Había dos soldados apostados entrante en la consola. La activó tras el segundo los arcos que franqueaban la entrada a una he­bostezo. La voz del doctor Tallfax sonó casi es­ misala con enormes computadores en las pare­tridente. des y una mesa desordenada con instrumentos 12

FUTUROSCOPIASde análisis de los sistemas, paneles de datos lo. Tallfax se adelantó, al verlo inspeccionar laportátiles, holodivagadores y un plato con res­ máquina.tos de comida. –Los droides obtendrán alguna conclu­ –La víctima comía aquí en algunas ocasio­ sión, pero hay abrasiones mecánicas evidentesnes. Dada su tarea, le estaba permitido. en la superficie. Diría que golpearon la carcasa aislante para exponer piezas internas, pero eso –¿Dónde está la víctima? es una hipótesis que ni usted ni yo podemos El doctor señaló el otro lado de la mesa, de demostrar así. Mejor dejar ese trabajo a lasdonde provenía un leve olor a quemado. Al ro­ máquinas.dearla, Taddhaeus descubrió un cuerpo en elsuelo, tirado como un trapo viejo, con la espal­ Taddhaeus asintió y volvió su mirada alda apoyada en el ordenador de la pared. Se dio cuerpo. La espalda estaba desgarrada y carbo­cuenta entonces de que esa sección del entra­ nizada. No necesitaba el empleo de droides pa­mado informático no emitía señales, estaba ra imaginar lo que había ocurrido. Buscó lashuérfana de luces y del siseo continuo de los di­ muñecas de la víctima y constató que teníasipadores de calor. Al principio no había nota­ marcas profundas de ligaduras en ambas.do algo tan evidente, y le invadió una francasensación de decepción consigo mismo. Quizá –Le ataron las manos a las plataformas ex­estaba aún demasiado cansado. traíbles –teorizó. Se colocó de espaldas a la –Aún no hemos comenzado con el análisis, máquina y puso los brazos en cruz. Él era máspero estoy por pensar que fue electrocutado, alto y menos robusto que el técnico muerto,justo lo que parece. El procesador ha sido deli­ pero incluso así, sus manos coincidían casiberadamente dañado en varios puntos, aquí y exactamente con los puntos en los que se an­aquí –el doctor señaló dos huecos donde claban los reproductores extraíbles.debían haber estado reproductores de discosde datos extraíbles, cada uno en un extremo –Eso pienso yo.del gran computador, a la altura de los hom­ El grado de empatía implícito en la brevebros de Taddhaeus–. Los restos están disemina­ aserción de Tallfax le sorprendió. En realidad,dos por aquí. El mando quiere que observe, el doctor le escuchaba con atención mientraspero que no interfiera, así que no toque nada. preparaba su rutina preoperatoria. –Entiendo. –Por cierto –añadió tras un momento–. –Bien. Los droides de análisis están ya lis­ He terminado el informe de la autopsia del pri­tos. Si quiere mirar algo más de cerca, puede mer cadáver. Recibió dos heridas graves con elhacerlo. No toque nada –insistió. cortador de plasma, todas en el pecho, pero re­ Taddhaeus hizo el gesto de haberlo enten­ sultaron meramente incapacitantes. La heridadido la primera vez. Se acercó y examinó el mortal fue la tercera, y fue lo suficientementecadáver. Conocía al hombre, claro, Leggon aparatosa como para hacerse evidente al asesi­Bar, uno de sus alumnos. Era joven y tenía no que lo había matado. Así que tengo que de­una expresión de sorpresa ante la muerte an­ cir que, si le provocó veintiuna heridas más,tes que de dolor o de miedo. Lo último que le fueron a sabiendas de que había muerto.había pasado por la mente era que no podía –¿Se ensañó? –Taddhaeus abrió mucho loscreerse aquello. Pero aquello ocurrió y acabó ojos.con su vida. Se dio cuenta de que en ambos –O era rematadamente idiota, y ningúnasesinatos había recibido más información tripulante de la Sinergia lo es hasta ese punto.corporal de las víctimas cuando habían muer­ Los cortes destrozaban el cuerpo, pero noto que cuando estaban vivos. Suspiró. El pro­ tenían más propósito que ese. El soldado ya es­cesador estaba chamuscado en puntos taba muerto. Además… algunos de los cortesconcretos en los que partes de él se exponían eran delicados, casi cuidadosos. No, no pudoal exterior. Parecía haber sido estropeado a ser por torpeza.propósito para ello. Como medida de seguri­ Taddhaeus sintió que una parte recónditadad, habían desconectado la energía del módu­ de su mente le llamaba la atención sobre ello, le indicaba que allí estaba la respuesta, pero se negaba a revelársela. 13

FUTUROSCOPIAS –¿Es el mismo? –Todos nos conocemos aquí, Tadd –el re­ –¿Cómo dice? pentino uso de su apelativo oficial hizo que –Pregunto si es el mismo asesino, en su opi­ Taddhaeus se estremeciera interiormente–.nión. ¿Qué espera encontrar? –Desde un punto de vista médico prelimi­nar, nada lo sugiere, pero tampoco puedo des­ –Cualquier confirmación de que no estoycartarlo, de momento. Eso es más tarea de los loco –respondió con una sonrisa amargada–.droides y, por lo visto, suya. Creo que se conocían bien y que quizá eran Taddhaeus asintió y se separó del cuerpo. amigos. Y desde luego, podía entrar en la salaTuvo la sensación de que ya no encontraría na­ sin despertar sospechas del técnico ni de nadie.da más, ni quería ceder a la tentación de tocarel cadáver en busca de una improbable ilumina­ –Ya veo. Tenga cuidado con sus afirmacio­ción. nes. Lo de que está loco, me refiero –aclaró el –¿Está ya disponible alguna información doctor, haciendo un gesto muy pasado de mo­relativa a la anterior víctima? ¿Han sido pro­ da–. Antes de llegar usted aquí, yo era el rarocesadas y liberadas las imágenes tomadas por de la tripulación, y no hay que tomarse el títulolos droides o alguna de las pruebas recogi­ a broma.das? –Aún no. Le avisaré en cuanto sepa algo Taddhaeus miró al techo, a las paredes, a to­–el doctor Tallfax se enteraba de todo lo rela­ dos lados.cionado con su trabajo, aunque no le interesa­ra ni fuera de su incumbencia–. En este caso –¿Por qué no hay cámaras aquí?no se están siguiendo los cauces habituales. –Por las interferencias. No se ha podidoHuelga decir que el secreto de emisión es com­ demostrar nada, pero el equipo de ingenierospleto, y su rotura implicaría consecuencias se­ no quiere arriesgarse a sacrificar un ápice delveras. rendimiento de la sala por ese detalle. Taddhaeus volvió a mover afirmativamen­ –Ya. Supongo que perder un técnico y te­te la cabeza, aunque en esta ocasión su mente ner que detener uno de los procesadores por else había separado de la escena y viajaba desde destrozo que ha sufrido les hará cambiar deallí hasta el lugar en el que había sido encontra­ opinión. Ah, me olvidaba, ¿se ha levantado yado el cadáver del soldado Mills. No había podi­ el aislamiento en los hangares de los turnos dedo ver la escena todavía, y se le antojaba una trabajo que estuvieron en la superficie del pla­pieza vital en el entramado de información in­ neta?completa. –Aún no. ¿Piensa interrogarlos? –Este técnico se llamaba Leggon Bar, ¿no –Descartarlos, más bien. Si están confina­es así? dos bajo vigilancia, ninguno de ellos ha podido El doctor emitió un gruñido que pasó por hacer esto.afirmativo. El doctor asintió como si acabase de caer –Su rostro parece genuinamente sorprendi­ en la cuenta.do. Pienso que no se creyó lo que le estaba pa­ –¿Piensa que ambas muertes son cosa desando ni siquiera al final. la misma persona? Mientras terminaba de disponer al fin todo –¿Cree más probable dos asesinos distin­el material, Tallfax enarcó una ceja. tos en tan corto período de tiempo? –Normalmente, la muerte no entra dentro Tallfax se encogió de hombros.de nuestros planes inmediatos. –Los exámenes hasta ahora no me hablan –Ya, pero aquí hay otra cosa. Este hombre de nada de eso. Las formas de matar son lo su­era fuerte. Hágame un favor y examine bien el ficientemente distintas como para no permitircuerpo en busca de heridas recientes, pero ante­ una comparación objetiva. No sé si es más pro­riores a la fatal. Creo que el asesino lo conocía bable una cosa que la otra, pero sí sé que, si nobien. me estoy perdiendo nada, usted tampoco tiene pruebas para afirmar que haya sido una sola persona. –¿Y qué sabemos seguro hasta ahora? –Lo que me ha dicho hace un momento: 14

FUTUROSCOPIASque es fuerte, y que se ensañó con el primer como axioma, no se erradica la agresividad,cuerpo. pero sí hemos aislado la posibilidad de trai­ ción. Porque la traición de un individuo contra –Y que no es uno de los técnicos retenidos. los suyos… no es lógica. No para el conjunto. –No en este caso. Con el primer cuerpo, Solo para el individuo. Para el individuo puedeeso ya es otra cosa. ser aceptable. Entonces… ¿se trata de un trai­ Taddhaeus resopló. Su razonamiento en dor?voz alta chocaba contra la fría lógica del doctor. –He terminado aquí. Si tiene alguna cosa La señal sonora de aviso, configurada paranueva tras la autopsia… imitar un silbido suave, indicó que ya había –Me hará el favor de rellenar esta vez los datos previos disponibles en la consola de da­documentos apropiados para solicitar la infor­ tos. La encendió y buscó ávidamente entre losmación, y no tendré que pensar qué puedo de­ documentos de entrada almacenados. Resultócirle y qué no –completó el otro la frase. no ser gran cosa, un informe de los objetos que Taddhaeus asintió y se despidió. Volvió a se echaban en falta en el escenario. Al tratarsesu camarote directamente y allí, frente a la con­ de un informe técnico, Tadd tuvo que buscar lasola de datos, derramó como una cascada los definición de varios de ellos por su cuenta. Enpensamientos que se agolpaban en su mente. realidad, la ausencia de muchos podía respon­Incluyó sin dudarlo aquellas cosas que, como der fácilmente a necesidades puntuales. Elel doctor le había recordado, no podía probar, percutor de diamante, por ejemplo, el anula­pero que para él resultaban hechos incuestiona­ dor de polaridad o el regulador de tensiónbles. Enfrentado a su propia mente analítica, servían para reparaciones de urgencia en mo­justificó su decisión con una frase que había mentos determinados. Como eran artefactosleído en algún lugar: cuando todo lo lógico ha caros y difíciles de fabricar, había solo unossido descartado, lo ilógico, aunque resulte im­ pocos de cada por nave. El registro de acceso aprobable, es la verdad. esas herramientas aún estaba siendo compro­ –Están relacionadas –se oyó decir–. Las bado.muertes están relacionadas porque el asesinoes el mismo. Incluso la estadística estaría de Taddhaeus resopló y sintió el aire calientemi parte. Así que no es un técnico del grupo rebotar en las palmas de sus manos, aún cu­de recogida. Y, si no lo es, entonces es uno de briéndole el rostro. Le asaltó la risa. Utilizabalos soldados de apoyo. la lógica para encontrar el fallo de la lógica. Los soldados. No se les consideraba parte Tan ridículo como válido. Si se niega la nega­de los turnos, porque no participaban estricta­ ción… Miró hacia atrás, y el espacio oscuro demente en ellos, ni siquiera coincidían en los ho­ su camarote se le hizo infinito, como si se fusio­rarios de extracción, pero allí estaban. Subían y nara con el vacío del exterior, un vacío que aho­bajaban por las plataformas. El sistema de se­ ra se le mostraba hambriento, un espía de milguridad. Taddhaeus recordó su reflexión ante­ ojos brillantes que lo acechaba. Revisó otra vezrior: la lógica hacía irracional que nadie la negrura interior, conjurando y, a la vez, te­quisiera atacar lo que debía proteger. Pero miendo la llegada de los resplandores lumino­eso… eso solo se sostenía si el individuo no sos que anunciaban las incidencias. Pero lo quetenía capacidad de pensamiento individual, si vio fue un cuadro, el cuadro que había bautiza­no podía separarse del conjunto para razonar do como Momentum. Su recreación del univer­por sí mismo. Si lo hacía, si se alienaba, podría so en un instante, su moderno Prometeo.ocurrir cualquier cosa. Taddhaeus se llevó lasmanos a la cara, agotado. Los ojos se le abrieron como estrellas en la –Las guerras del hombre contra el hombre oscuridad, su respiración se agitó. Lo tenía. Seno han cambiado en cientos de años, siempre levantó tan rápido que casi tiró la silla al suelo.hay contra quién guerrear. Sin embargo, han Fue a conectar el comunicador cuando recibióevolucionado. Al eliminar los sentimientos, al un aviso de espera ante su puerta. Activó el vi­adoptar la razón y la simplificación del deber sor para saber quién lo reclamaba, pero la ima­ gen apareció interferida. Con un gruñido impaciente, golpeó el botón de apertura de la 15

FUTUROSCOPIASpuerta. Casi al instante, la figura que se esbozó hasta apagarse. El doctor Tallfax se pasó lalevantó un brazo y descargó un único golpe terri­ mano por la quebradiza cabellera. La Sinergiable que sumió a Taddhaeus en el olvido. había sido declarada en estado de emergencia tras el grave incidente que había dejado el ca­ DURANTE EL SUEÑO marote del capitán Tadd Jomonat a –84 °C con él dentro. Según dictaba parte del informe, –Hipotermia intensa, sí, señor. El diagnós­ la pérdida de temperatura se había completadotico está claro. El capitán Tadd Jomonat pre­ en menos de dos minutos tras el fallo repenti­senta además una herida contusa que debió ser no de uno de los reguladores del cableado dela que lo incapacitó. soporte vital individual, un lujo del que solo disponían los oficiales y que se hacía necesario –¿Ha habido algún cambio en su estado? en aquellos camarotes que se encontraban tan –No, señor. Su caso corresponde a ese insi­ cerca de la carcasa exterior de la nave.dioso cero coma treinta y siete por ciento quepermanece en un estado comatoso difícil de ca­ Tras este incidente, la estadística, que ha­talogar. Es profundo, pero no podemos asegu­ bitualmente servía para dirigir el curso de unarar que sea irreversible. decisión compleja o incluso para ratificarla o –¿Cuál es su estimación? descartarla, se había visto desautorizada como –No me atrevería a establecer un cálculo, herramienta de diagnóstico. En ello habíanseñor, ni siquiera aproximado. Pondría el míni­ contribuido un detalle y la aplicación de unamo en un qunce por ciento y el máximo en un lógica abrumadoramente cartesiana. Según losochenta y cinco por ciento. técnicos, la forma en que había sido derivada –Ninguna estimación fluctúa tanto, doctor. la tensión de la línea en el ordenador local de –Precisamente porque ciertas cosas no pue­ soporte vital solo podía ser producida por unden estimarse, ya que si se hiciera… bueno… anulador de polaridad; como por el ejemplo,tendrían resultados como este. uno del modelo que faltaba en el escenario de –Esperamos información más concreta pa­ la muerte de Leggon Bar en la cámara de con­ra el análisis. No nos proporciona nada. servación. Tras el registro de los accesos a las –No hay nada más, señor. En absoluto. El herramientas que habían sido echadas en falta,capitán Jomonat puede salir o no del coma. se comprobó por varias vías que no existía re­Quizá sepamos algo más adelante. Sí puedo es­ gistro alguno de la apropiación del anulador detar razonablemente seguro de que, si sale, es­ polaridad modelo CR­33­K, subtipo Dallastar.tará libre de secuelas más allá de fallos No había mucho que añadir al respecto. Si algopuntuales de memoria. desaparecía en el escenario de un crimen y –¿Cuán seguro? aparecía relacionado en el escenario de un (de –Al ochenta y cinco por ciento. momento) atentado, ambos acontecimientos La imagen holográfica del prefecto almi­ quedaban indefectiblemente asociados en larante emitió un parpadeo al regular automáti­ investigación. El doctor Tallfax no sabía qué lecamente un aumento puntual de energía. El hacía sentir peor, si el hecho de que las teoríasbreve zumbido que lo siguió arañó el silencio del capitán Jomonat habían sufrido una consi­en el que se habían sumido ambos interlocu­ derable inyección de credibilidad o el hecho detores. que, de haber recibido cierto crédito previa­ –Procese y archive las pruebas, y envíelas mente, quizá su situación no fuera tan delicadaen cuanto estén listas. El Consejo emitirá un ve­ como lo era en ese preciso momento.redicto. Mantenga la comunicación regular. Re­cibirá instrucciones del comandante llegado el Se giró para encarar la camilla en la quemomento. yacía el capitán Jomonat. Sus constantes vita­ La imagen parpadeó otras dos veces y se les, débiles pero estables, se distribuían ho­apagó. El círculo emisor permaneció un instan­ mogéneamente en los monitores que lote iluminado antes de ir perdiendo intensidad rodeaban. Todavía era pronto para hacer nin­ guna estimación, y más aún para mentir deli­ beradamente al Consejo con un dato que no 16

FUTUROSCOPIAStenía. Le habría encantado poder quitárselos Al fin, el doctor pudo regresar a sus obliga­de en medio, pero no de esa manera. Él era un ciones. Descubrió que apenas pasada una ho­profesional. ra, la presencia del escolta se le había hecho imperceptible, por lo que pudo concentrarse Justo en el momento en que su mente co­ en su actividad. Como le había advertido, enmenzaba a divagar, un timbre de acceso llamó una ocasión tuvo que hacerle salir, a lo que elsu atención. Activó el comunicador y permitió soldado obedeció puntualmente. Volvió a en­que una voz grave anunciara su presencia. trar de nuevo tras un rato y, antes de sentarse, de la misma forma que antes, volvió a solicitar –Soldado principal Geoff Torque del Segun­ permiso para hablar.do de Ingenieros, señor. Solicito permiso paraentrar al módulo. –Concedido, si con eso deja de molestar. Elija bien lo que dice, porque será lo último –Concedido –Tallfax lenvantó una ceja–. mientras esté aquí. Sea consecuente con el es­Entre. tado del capitán. El soldado era un hombre corpulento, muy –Sí, señor. ¿Despertará el capitán, señor?musculoso. El doctor ya lo conocía. Su rostro –Otra vez la misma pregunta. No puedoestaba tallado en la misma piedra de adiestra­ saberlo, soldado. Todavía es pronto.miento y disciplina, pero bajo la fachada, –Y lo que hace, señor. ¿Ayudará a que des­había una mente brillante que resolvía los pro­ pierte?blemas con inusitada dedicación. El capitán Jo­ El doctor arrugó la frente.monat, hablando sobre la marcha del curso de –No lo empeora, desde luego, igual que su«conservación de la humanidad», le había co­ presencia aquí, excepto que hace demasiadasmentado que albergaba curiosas esperanzas preguntas.en el desarrollo del aprendizaje en ese alumno –Comprendo.en concreto, incluso le había prestado un libro –¿Eso es todo?para que lo leyera, seguro de que operaría un –No, señor –el soldado parecía repentina­cambio en su interior. mente incómodo. Había dejado el libro a un la­ do y se removía en el asiento–. Quería conocer –El teniente Benoit me ha dado permiso pa­ su opinión profesional. Durante mi servicio, hera escoltar al capitán Jomonat mientras perma­ visto compañeros caer en estados parecidos,nezca en coma –informó desde su aunque ellos mantenían los ojos abiertos, in­impresionante altura. cluso a veces se mantenían en pie y sostenían su equipo, como si estuvieran simplemente de­ –No tengo inconveniente –mintió Tallfax– tenidos. Quería saber si esto era lo mismo.siempre que no toque nada ni me moleste. In­ –No, no lo es. Lo que usted describe es uncluso en alguna ocasión le ordenaré que aban­ trastorno distinto, producto del estrés deldone la habitación para que yo pueda realizar combate. Aún no ha sido completamente erra­mi trabajo como es debido. Siempre que entien­ dicado. No ha debido verlo muchas veces.da eso, doy mi permiso. –Tres veces, señor. Las dos últimas hace poco tiempo. –Entendido, señor. Permiso para leer, –¿Y qué impresión le supuso verlo, soldado?señor. –Me desconcertó, señor –el hombre había adoptado una expresión de absoluta inocencia, El soldado ya se había acercado una silla y la como un niño ante sus primeras lecciones–.había situado junto a la camilla, pegada a la pa­ No le encontré ningún propósito.red. Llevaba un libro en una mochila estándar. Tallfax entrecerró los ojos.Encendió la pantalla y pasó los dedos por la su­ –No lo tiene, soldado. Es una reacciónperficie táctil para buscar una página concreta. consecuencia del exceso de tensión emocional. Sucede igual que con cualquier otra fuerza físi­ –Concedido. ca. Si se ejerce con suficiente presión, termina En ese momento, se sentó. –Permiso para preguntar, señor. –¿Es este el concepto que tiene usted de«no molestar», soldado? –respondió Tallfax,encarándolo–. Permiso denegado. El soldado no cambió el gesto. Volvió a sulectura sin decir palabra. 17

FUTUROSCOPIASpor quebrar el objeto que lo resiste. Es una lu­ En ese momento resonó un trueno que re­cha de fuerzas. verberó en las estrechas paredes de la cámara, apenas amortiguado por el casco. Algo como –Pero nos entrenan para no mostrar nada, un soplido fuerte impactó contra su espalda y,señor. al volverse, quedó horrorizado. La puerta de seguridad estaba hecha añicos. Por el hueco se Al doctor se el escapó una sonrisa breve. veía la imagen del soldado Torque quien, con –Por más esfuerzo que pusieran, no el mismo rostro neutro, en lugar de un libro,podrían adiestraros a que detengáis vuestro co­ empuñaba un arma sónica portátil.razón. Podéis dejar de respirar hasta desmaya­ros, pero una vez inconscientes, nadie puede –¿Qué locura…?contener la respiración. Los mecanismos fi­ Otro impacto lo arrojó al interior del labo­siológicos perduran. Están demasiado arraiga­ ratorio. Cuando el doctor golpeó el suelo,dos en un interior al que no podemos acceder. ahogó un gemido de dolor. La repentina con­Ni deberíamos. ciencia de haber recibido una onda sónica lo –Entonces, ¿hay impulsos que no podemos desconcertó. Posó las manos sobre su vientre.evitar? ¿Eso no es contrario a nuestras leyes? Exteriormente, no había sufrido ningún daño. –Es usted un soldado veterano. Lo que yo Sin embargo, sus órganos internos… No podíale diga ya no importa. Por eso lo hago. Sí, hay estar seguro. El soldado pasó a su lado sin per­cosas que no podemos evitar, pero no es algo der tiempo.que deban saber ustedes durante su instruc­ –Le pido disculpas, señor. No he encontra­ción, cuando son más manipulables. A ustedes do una forma menos violenta de actuar y nose les enseña a asimilar únicamente certezas, a podía perder tiempo reduciéndole. Cuento conactuar con decisión y rapidez. menos de dos minutos. –La decisión de otros, señor, otros a quie­ Los sonidos que se reproducían en el labo­nes no se instruye como a nosotros. ratorio anunciaban que el protocolo de emer­ –Cierto. Es usted un soldado peculiar, Tor­ gencia ya se había activado. Tallfax levantó unque. Me pregunto si no debieron realizar con poco la cabeza. El hueco que había abierto lausted una revaluación. onda sónica ya estaba obliterado por una lámi­ –En realidad lo hicieron, señor. Me diag­ na de material oscuro que había debido des­nosticaron algo que no gustó a mi familia. Nun­ cender en cuanto los sensores captaron unca me dijeron qué, solo me inscribieron en el compromiso para la estanqueidad. Era muycuerpo de solicitantes de la Armada y se asegu­ improbable que el soldado hubiera tenidoraron de que me incluyeran en esta misión. Mi tiempo de pasar en circunstancias normales.familia es influyente. En la enfermería recibo Al utilizar un pulso sónico, pensó Tallfax, lu­un complemento para una deficiencia que su­ chando por permanecer consciente, el aire sefro. Todo ello me ha venido muy bien, porque habría revuelto y habría confundido temporal­he tenido menos sueños. mente a los sensores. No se le ocurría otra co­ –Pero no menos inquietudes, ya lo veo. sa. Se desmayaba. –Eso no, señor. –No sé qué está haciendo… soldado –mu­ –No permita que eso menoscabe sus funcio­ sitó–, pero… le ordeno que… se detenga y senes, soldado. presente… ante… –No, señor. Sería incumplir mi propósito. No pudo reprimir un ataque de tos. SuDebo cumplir mi misión. cuerpo se convulsionó y se tensó, producién­ –Magnífico, soldado. dole un dolor repentino y espantoso. Tras un breve momento de interés, el doc­ –Le recomiendo que no hable, señor. Puedetor volvía a encontrarse distraído. Los cultivos haber sufrido lesiones internas moderadas, in­de ovonia ya debían estar listos. Se ajustó el tra­ cluso graves, que pueden empeorar si se esfuer­je de seguridad y entró en la cámara de depura­ za. No quiero engañarle. Estoy configurando elción; una vez completado el circuito, una luz lector para que ignore la cuarentena y disperseverde anunció que podría abrir la puerta opues­ el virus Iota que está usted estudiando. Si lota hacia el laboratorio. 18

FUTUROSCOPIASconsigo, todos moriremos y además, hasta el se dirigen hacia el objetivo designado para pro­momento final seremos portadores. teger y perpetuar nuestra especie, ¿qué es lo que van a proteger si ya no somos los que em­ –¿Por qué…? pezamos? ¿Señor? ¿He conseguido explicarme? El soldado no contestó. Mantuvo su concen­tración en los monitores que manejaba con sor­ Tallfax no respondió, no podía hacerlo. Soloprendente soltura. Las luces de alarma sus ojos respondían, luchando por no cerrarse.brillaban con intensidad, pero no había sonido.Todo había quedado en el silencio de la espera, –Por otro lado, señor. ¿Lo merecemos?de la inevitabilidad. El momento en el que más ¿Debemos sobrevivir? Seamos lo que seamos,preguntas se agolpaban, cuando ya no quedaba lleguemos como lleguemos, ¿merecemos lle­tiempo. Tallfax fue repentinamente consciente gar? ¿Merecemos siquiera el trayecto? Hemosde lo que iba a suceder. Casi no necesitaba las dejado atrás un planeta exhausto que ya norespuestas del soldado. De todas maneras, no podía sustentarnos. Las primeras colonias nun­tardaría mucho en no poder escucharlas. ca fueron buenos sustitutos. Eran hostiles, co­ –Está hecho, señor –dijo Torque de repen­ mo si quisieran sacudírsenos. ¿Y si ha pasadote–. No sé si el virus superará todas las fases nuestro tiempo? Yo creo que sí, yo creo que he­de seguridad y se esparcirá lo suficiente, pero mos sobrepasado las expectativas del universo.no puedo hacer más. Ahora, permita que le ad­ Somos una creación fallida.ministre algo para el dolor. Tallfax sintió un leve pinchazo en un hom­ El soldado se levantó al escuchar el sonidobro. El dolor empezó a remitir casi inmediata­ de escapes hidráulicos al otro lado del labora­mente, pero seguía demasiado débil para torio. Puso el arma sónica a un lado y dejó cui­moverse. El soldado se sentó a su lado. dadosamente la chaqueta del uniforme sobre –Este libro es sorprendente, señor. No es­ la mesa.peraba que produjera en mí un efecto tan ex­traordinario. No sé si lo ha leído. Es muy –Lo peor, señor, es darse cuenta de que noantiguo. Habla sobre un hombre que crea vida hay un propósito. Ser consciente de que todo esy esa vida se vuelve contra él, no por lo que hi­ irrelevante. Durante cientos de misiones en lu­zo al crearle, sino por lo que le hizo después. gares indistintos, he comprobado que las formasYo llevaba tiempo sin encontrar equilibrio, de vida que más se aferran a la existencia sonseñor. Sabe usted que nos insisten mucho en el aquellas que más inferiores consideramos. Es eladiestramiento sobre el equilibrio mental para truco de la eternidad, hacernos mirar hacia otrosoportar todas las situaciones y yo sentía que lado, concentrarnos en lo inmediato. El ser hu­no estaba preparado. Lo que no sabía era que mano ha trascendido todo esto. No me extrañaeste era el problema –se tocó la sien con un de­ que siempre hayamos querido matarnos.do–. Las palabras del capitán Jomonat duran­te las clases… disculpe, señor, no hablo mucho Un sonido desagradable, como un globo quede lo que pienso, no es mi función… algo en se infla demasiado rápido y explota, reverberóellas tenía sentido. Si el ser humano es lo que en el laboratorio. Inmediatamente entraron va­es por esas características que está perdiendo, rios hombres armados que abatieron al soldadoentonces, señor, ¿no deberíamos desaparecer Geoff. Como si fuera la señal que su cuerpo hu­antes de dejar de ser humanos? Quiero decir, biera estado esperando para desconectarse, eléramos otra cosa antes que lo que somos, así doctor Tallfax finalmente se desmayó.que cuando pase el tiempo suficiente, volvere­mos a cambiar, y cada vez seremos menos lo DESPUÉS DEL SUEÑOque habíamos sido al principio y más algo quenunca había sido antes. Si eso es cierto, en este –No sabía si me volvería a despertar –re­viaje que iba a durar al menos noventa ciclos, conoció Tallfax, postrado aún en la cama–. Encambiaremos muy rápido. Tanto que, ¿qué es realidad, creo que sabía que no, algo parecidolo que salvamos? Es decir, todas las naves que a lo que pensaba de ti. Sentado en una silla de apoyo junto al doc­ tor, Tadd había escuchado atentamente toda la historia. 19

FUTUROSCOPIAS –Entonces, el soldado Geoff… rado para evaluar otras mentes. No lo sé. No –No se nos permite saber nada con seguri­ lo sé.dad hasta donde yo he podido preguntar –eldoctor se encogió de hombros. A pesar de los –Taddhaeus –el doctor enunció el nom­fármacos, el gesto le produjo dolor–. No estoy bre completo, pero no fue solo el nombre loseguro de cómo se procede en estos casos. El que produjo un estremecimiento en el ca­comportamiento del soldado Geoff ha sido sim­ pitán Jomonat, sino el tono, cálido, cercano,plemente inconcebible. Lo más prudente es su­ terriblemente incómodo. Ninguno de los dosponer que está muerto. mencionaba que, desde que habían vuelto a Tadd emitió un sonido difícil de interpre­ verse tras todo lo ocurrido, se tuteaban sintar. Parecía muy cansado. El pelo se le había lle­ más–, date un tiempo para recuperarte. Denado de canas, los hombros estaban más esto podemos sacar otras enseñanzas. Túcaídos, la piel era más pálida y los ojos simple­ piensas ahora que tus convicciones han pro­mente dejaban escapar un pedazo de vida en ca­ vocado esto, pero si hubieras oído hablar ada parpadeo. Era la imagen de la desolación Geoff como lo hice yo, sabrías que, si bien turesignada, muda, inconsolable. Por lo demás, participación pudo haber encendido la chis­no parecía que hubiera sufrido ninguna secue­ pa en él, fue su razonamiento lo que le llevóla neurológica. Aún cojeaba al caminar y le fal­ a tomar la decisión de matarnos a todos. Ca­taban fuerzas, pero eso se corregiría. Al fin y al si lo hace, el muy cabrón. Recuerda que hancabo, ambos habían pasado media estación re­ muerto doce hombres y que varios aún estáncuperándose. en observación. Hizo lo que hizo porque su –Supongo que ya sabrás que el prefecto al­ lógica le llevó a ello. De bicho raro a bichomirante, o quizá todo el consejo, no sé, han de­ raro, seguramente porque todo esto que im­cidido suprimir tu entrenamiento de partías despertó en él algo visceral que su«conservación de la humanidad» –Tallfax adiestramiento no supo manejar.tragó saliva cuando Tadd asintió casi con indi­ferencia–. Me han consultado, bueno, me han –Te comprendo –dijo mientras daba unpedido opinión. Les he dicho que podrías muy sorbo de agua de un dispensador entre ellos–.bien ser reciclado en labores de evaluación psi­ Sí, sé lo que dices. Lo que no tengo tan claro escológica de la tropa. Creo que lo están conside­ si eso cambia nada o mejor aún: si ese es pre­rando seriamente. Llevaste bien la cisamente el problema, si ya hemos atravesa­investigación, incluso averiguaste quién era el do el umbral más allá del cual es mejor dejarsujeto antes de ser atacado. Algún día te en­ las cosas como estaban, con el precario equili­señaré los vídeos; te despertaste gritando: brio que ha seguido siempre nuestra historia,«¡Geoff, Geoff!». antes que arriesgarnos a provocar más casos Al fin, Tadd sonrió, brevemente, antes de como este. Cada vez que lo pienso, lo encuen­suspirar contenido y fijar la vista en la pared tro más probable. Provocarlos, quiero decir.de color neutro. Su voz sonó quebrada, como a Generar anomalías que devengan en desas­punto de romperse. tres. Aquí, en una de las naves que componen –No había pensado en esto. Quiero decir, una unidad de transporte. No somos tantosen la posibilidad de que algo así sucediera; como para escatimar en seguridad. Con loen despertar lo malo, no lo bueno. No recuer­ ocurrido, estoy de acuerdo con la decisión deldo eso que dices. Mi primer recuerdo des­ Consejo. Sea lo que sea en lo que nos hemospués del ataque es un desayuno pastoso y la convertido, lo que seamos cuando al fin lle­sensación de tener la lengua pegada al pala­ guemos a nuestro destino, la «conservación dedar. Durante el interrogatorio tuve una sen­ la humanidad» podría ponerlo en riesgo. Sisación de ausencia, como si estuviera estado tengo que elegir entre cambiar o morir, elijocontando la historia de otro, como si hablara cambiar, incluso aunque no me guste el cam­de ficción, de algo que nunca había ocurrido bio. Es biológico, es moral y es lógico también.y solo yo lo imaginaba. No sé si estoy prepa­ El doctor Tallfax permaneció callado. En su interior, sintió que una esperanza recóndita se había roto, pero se encontraba demasiado 20

FUTUROSCOPIAScansado para cuestionarla en ese momento, y se asemejarían a los siguientes colonos, cuan­sabía que más adelante sería demasiado tarde. do estos llegaran decenas de años después?Mientras se tumbaba de nuevo completamen­ ¿En qué se parecerían a sus propios ancestros?te, con la vista fija en el techo blanco de agrada­ Y lo mejor, a la vez lo peor, de todo, ¿qué im­ble luz difusa, se imaginó el nuevo mundo. Lo portaba aquello? ¿Qué premio recibirían porque le vino a la mente fue progreso, eficacia, mantener o por recordar?éxito, todos los motivos que habían ofrecidolos anunciadores para apostar por el gran via­ FINje: el nuevo Éxodo. La diáspora de la especiemás allá de su último límite. Ellos serían losprimeros, pero ¿los primeros de qué? ¿En qué 21



FUTUROSCOPIAS VISIONES Ilustración de Marcos Hidalgo De Metal Hurlant a Futuroscopias. Ese es el camino que estas visiones hanrecorrido para llegar a ser lo que son. A finales de los setenta, un grupo de autores decidió unirse en un esfuerzocreativo sin precedentes en una industria como era la del tebeo francés. ConMoebius, Jean­Pierre Dionnet, Bernard Farkas y Philippe Druillet a los mandos,se formaron los Humanoides Asociados, una agrupación de autores con un amorcomún por la ciencia ficción y el cómic. Tenían un objetivo claro: querían evolu­cionar y hacer evolucionar la industria de su país, para lo cual crearon una nuevarevista donde publicar sus obras. De ahí surgió la revista Metal Hurlant, cuya versión estadounidense se deno­minaría Heavy Metal. En pocos años, estos autores acompañados de muchosotros revolucionaron el panorama del cómic francés y americano de ciencia fic­ción. Años más tarde, la industria del cine se fijaría en esta revista y contrataría asus autores como ilustradores, autores de storyboards y diseñadores de produc­ción en general para muchas creaciones de principios de los ochenta. El siguien­te paso lógico era que se dirigiesen a las historietas de estos autores en busca deinspiración para sus producciones. Y así, adaptando directamente varios serialespublicados en la revista, se inició el proyecto de la película Heavy Metal. Obrasde Moebius, Richard Corben, Juan Giménez y Berni Wrightson entre otros fue­ron adaptadas por el equipo de producción y se decidió que la banda sonora queacompaña a la producción debía estar en consonancia con los temas de fantasíay ciencia ficción que mostraba el film. Y así llegamos a Blue Oyster Cult y su Veteran of the psychic wars, la can­ción utilizada para ambientar los compases iniciales de la historia llamadaHarry Canyon. La cinta de VHS donde grabé la película de una de esas proyec­ciones que se hacían de madrugada estaba machacada de tanto reproducirla, pe­ro sin duda el fragmento peor conservado era el comienzo, y la culpa la tenía lacanción de Blue Oyster Cult. Su música y letra me resultaban evocadoras y siem­pre significaron para mí la ciencia ficción en estado puro. Más tarde, descubrí que la canción terminó en la película por casualidad, yaque el grupo había grabado otra canción que se decidió desechar por ser dema­siado reveladora con el argumento. También acabé descubriendo la conexióncon Michael Moorcock, escritor de ciencia ficción y fantasía y también creadorde las letras de la canción (pero eso son anécdotas para otro momento). La can­ción y la ilustración que acompaña a estas «Visiones» son lo único que necesita­ron nuestros autores para mostrarnos lo que significa para ellos ser un veteranode las guerras psíquicas. Espero que estas historias les gusten tanto como me han gustado a mí. El editor. 23

FUTUROSCOPIAS PENSANDO A LA FUERZA ta que busca la alienación del producto de las por Antonio Morera masas trabajadoras, facilitando su expropia­ ción sin justiprecio por parte de las élites bur­ ―Muy buenos días, amigos oyentes. Hoy es guesas.jueves, diecisiete de enero. San Elpigio, San Si­sebuto y San Gundisalvo, virgen y mártir. Por­ »Se produjeron escenas de pánico cuandoque fue las dos cosas: virgen y mártir. No, de citas de Slavoj Žižek comenzaron a retumbarSan Gundisalvo no se ha sabido nunca que qui­ en las mentes de los fieles allí congregados,siera formar parte de un matrimonio múltiple, que abandonaron el templo en desorden, oca­ni que tuviera ideas de género, ni vínculos po­ sionándose varios contusionados leves. El ar­liamorosos de ningún tipo. Él: virgen y mártir. zobispado de Madrid ha confirmado dos víctimas de apostasía. »Hoy, la actualidad viene dominada, unavez más, por un nuevo ataque... absolutamente ―Gracias, Ana. Bueno. Hasta aquí, los da­cruel... absolutamente violento. Absolutamente tos resumidos, sin que tengamos más informa­terrorista. Dirigido contra la religión católica. ciones, o más completas, sobre la identidad oY es que ayer, uno de esos animales de bellota afinidades del terrorista. Aunque las afinida­que tanta pena dan a la izquierda progre y liber­ des, que siempre son electivas, en este caso, co­ticida de este país asaltó a los fieles católicos mo en todos los demás, están bastante claras:que asistían a misa en una iglesia madrileña. un americano, expatriado, asilado político, se­Nuestra compañera, Ana Maderero, tiene to­ ducido por la intelectualidad progresista euro­dos los datos. pea. Como ven, nada que no haya pasado antes, si bien en este caso debemos lamentar dos víc­ ―Efectivamente, Federico. Ayer, a las doce timas. Dos pobres e inocentes y honradas per­del mediodía, mientras los fieles se congrega­ sonas que se han vuelto ateos, que hanban en la iglesia de Santa María del Buen Des­ renunciado a la fe de sus padres y que ahora es­canso, en el barrio madrileño de Saconia, un tarán en sus casas, traumatizados, debatiéndo­hombre, completamente desnudo, asaltó la igle­ se entre si la socialdemocracia sueca o Lacan.sia. El hombre, de nacionalidad estadouniden­se, que fue detenido por la policía y que »No es la primera vez que suceden estos he­responde a las iniciales J. T. K., es, según infor­ chos violentos y abominables, pero pocas vecesmaciones confirmadas por el ministro del Inte­ hemos visto una cosa tan abyecta. Nunca, nuncarior, un veterano de las guerras psíquicas. hemos visto a un salvaje, a un energúmeno, ¡a unTodo parece indicar que el hombre había deja­ terrorista!, entrar pensando, ¡pensando! en unado de tomar la medicación inhibidora de sus iglesia. Este caso es especialmente terrible, por­habilidades telepáticas y que no asistía al psi­ que, según familiares de los que sufrieron elcoanalista desde hacía más de dos semanas. asalto, que han hablado con redactores de nues­ tra cadena, no solo tuvieron que soportar los dic­ »Según informes de las víctimas del ata­ terios del barbudo esloveno, sino también citasque, en medio de un avemaría y sin previo avi­ de Noam Chomsky y hasta de Bertrand Russell.so, los fieles comenzaron a pensar que la ¡En misa! ¡Bertrand Russell en una iglesia católi­inmaculada concepción es un mito fundacional ca! Adónde iremos a parar. En fin, se pueden ha­en el asalto de las sociedades matrilineales por cer una idea de lo que fue aquello.parte de un patriarcado que busca sustituir elpoder sexual y generativo del que la mujer era »O bueno, mejor no, mejor no se la hagan.la única depositaria y transformarlo en algo »Este ha sido el último de una cadena deque sucede por voluntad de un poder omnímo­ ataques terroristas telepáticos sufridos endo y masculino. nuestro país. El anterior, que horrorizó a Es­ paña entera... porque es que conviene recordar »El asalto continuó durante varios minu­ que el anterior asalto de este tipo fue contratos, durante los cuales los fieles allí congrega­ una guardería. ¡Contra niños pequeños, quedos se vieron obligados a pensar en la Iglesia empiezan a formar sus conciencias! Es ciertocomo parte de una superestructura imperialis­ que en aquel caso no pasó nada porque Dios no quiso; que los niños no sufrieron ningún 24

FUTUROSCOPIASdaño porque el asaltante había memorizado cialista de turno que gobernaba ese gran paísunos ensayos de Derrida y eso no lo entienden que es Estados Unidos, que es grande cuando noni los adultos. lo gobiernan socialistas, salió con el programa de eliminación de objetivos terroristas rastreando »Pero es que esto ya no es una panda de en­ sus pautas mentales. Que era una cosa que se in­fermos mentales que merezcan nuestra conmi­ ventan para reducir los mal llamados daños cola­seración. Esto es ya, en toda regla, una guerra: terales. Que yo me pregunto, ¿qué daño colateraluna auténtica guerra contra los católicos y con­ le hace a un crío que le caiga un misil encima,tra los liberales, ejercida por mercenarios ex­ comparado con que le eduquen en el Islam?tranjeros. ¡Porque es que aquí hay un patrón!Porque ustedes no verán a un señor de dere­ »Pero es que la izquierda, en su sectaris­chas entrando en una sede de Comisiones Obre­ mo, estaba en contra de todo. Estaba en con­ras pensando en las cartas de John Adams o en tra de defender a Israel, de defenderse de loslas novelas de Ayn Rand. ¡O en un miserable terroristas, de defender a la civilización occi­artículo de Oriana Falacci! Estamos siempre, dental que en el fondo quieren destruir. Y es­siempre, siempre, frente a ataques lanzados taba en contra de los bombardeos de Kosovo.desde la intelectualidad izquierdista europea Y estaba en contra de los misiles de la OTANcontra las conciencias de la clase media y con­ en Afganistán. Y estaba en contra de los ata­tra la religión cristiana. El odio africano de la ques con aviones no tripulados, ¡aunque mata­progrez euroboba, de los catedráticos de Eura­ ban a menos gente! Y por supuesto que en subia, o de Eurobabia, o de vaya usted a saber es­ origen estaba en contra de que esos dronesto en lo que nos metió Aznar. ¡Porque es que persiguieran a los terroristas leyéndoles lasnadie piensa ya en Aznar! ¡Y mucho menos en pautas mentales, que al principio ni siquierapúblico! ¡Como si nos diera vergüenza! Porque les leían el pensamiento. Y venga a que si no sees que en este país nadie está dispuesto a defen­ puede hacer la guerra desde lejos, que si tienender ni sus valores, ni sus ideas, ni sus creen­ que estar controlados por humanos, que si lacias, ni a su equipo de fútbol. Ni nada de nada. rebelión de las máquinas... »Yo ya lo dije, cuando empezó todo este »Y en seguida, se vio lo de siempre: quelío. ¿Se acuerdan? Que eso de proyectarse con lo que las élites políticas de Eurabia queríanel pensamiento, se hubieran tomado las drogas era que los americanos diseñaran la tecnologíaque se tomaran, por muy controlados que estu­ para fusionar cerebros con máquinas y perpe­vieran, que era una cosa que se sabía cómo em­ tuarse en el poder. Y vieron el cielo abierto ypezaba pero no cómo terminaba. dijeron: “Uy, pero si esto es una cosa estupen­ da, así podemos guardar las memorias de to­ »¡Porque es que esto empezó bien! Nadie dos los eximios y preclaros dirigentes delpuede negar que empezó bien. Por malas razo­ partido y pedirles consejo en las crisis por ve­nes, pero no podemos discutir... Porque es que nir, provocadas por sus acciones pasadas”.conviene recordar que las guerras psíquicas em­piezan cuando Noruega, país enemigo de Es­ »Y pasó lo que tenía que pasar.paña a lo largo de tantos siglos, aliado de los »Rubalcaba.ingleses, de los franceses, de todos los que nun­ »Rubalcaba fue de los primeros en hacerse unca quisieron un Imperio español ―y católico―, backup de la calvorota en la sede de Ferraz. Ru­corta relaciones diplomáticas con Israel por­ balcaba, y Felipe, y Zapatero, aunque de ese no seque Israel, en legítima defensa, tira unos cohe­ sabe que tenga backup de nada, fueron los quetes en Teherán y mata a unos niños noruegos inspiraron a la Unión Europea a que presionara aque estaban jugando. Estados Unidos para que dejaran de lobotomizar a sus veteranos de guerra, o dejaran de meterlos »A saber a qué jugaban. en Guantánamo. Porque, claro, a ellos les parecía »Y entonces son los noruegos los que cor­ estupendo eso de ver a soldaditos telépatas, pa­tan relaciones diplomáticas con Israel y se mon­ seándose por Times Square, acordándose de lasta una batahola en esa cosa siniestra que es la últimas cosas que había pensado un terrorista an­ONU, donde todo tirano tiene su asiento y toda tes de morir. ¡Y lo pensaban en voz alta!democracia, su cadalso. Y entonces, el bobo so­ 25

FUTUROSCOPIAS »Y eso no puede ser. Porque si los ciudada­ VETERANO DE LAS GUERRASnos se dan cuenta de lo que significa matar, en­ PSÍQUICAStonces, ¿quién va a querer matar?» por Mauro Hinojosa »Y claro, si has ofrecido asilo político a losiraníes, a los kurdos, a los tibetanos, a todos 22 de Tuleste, año 2883los indeseables y a todos los feos, del mundomundial, ¿no le vas a ofrecer asilo a un marine Me obligan a escribir un diario como parteamericano alto, rubio, pintón? de la terapia. Recuperación de la memoria, di­ cen. Introspección, reflexión. No entiendo na­ »Y nos metieron el problema a los españoles. da. Es tarde, empezaré mañana.Y ahora se ve por qué. Porque no se quería ayu­dar a unos pobrecitos soldados cuyo gobierno 23 de Tuleste, año 2883quería eliminar, porque eran armas ambulantes,para proteger a la población. Y no nos hemos gas­ No recuerdo gran cosa, pero siguen ha­tado millones de rublos de nuestros impuestos ciéndome preguntas. Por lo visto, participé enen pagarles el psicoanalista durante años para un conflicto interplanetario, conocido comoque estos pobrecitos se curen. ¡Esto ha sido una guerras psíquicas, como miembro de un equi­estrategia desde el principio! ¿O es que a un sol­ po especial naval, algo con muchas siglas.dadito de Iowa le da por leer a Wilhelm Reich ¿Qué dicen? ¡Mi último recuerdo es salir deasí, motu proprio? ¡Se lo dan a leer! Le dan unas pesca! Cada mañana, en el mismo pueblo enmedicinas para que no pueda pensar en voz alta el que nací, salía de mi pequeña casita juntoy le dan a leer libros que... en fin, si Juan Benet o al lago y me adentraba en la niebla. Allí pes­Simone de Beauvoir no tienen que ir al expur­ caba y leía, una vida tranquila. No me imagi­go... Ay. Si existiera todavía el Índice de la Iglesia no alistándome en nada, aún menos en unaCatólica. guerra que no recuerdo. Sin embargo, mis sueños son distintos. En ellos, veo fogonazos »Y se lo dan a leer... con un objetivo concre­ en la oscuridad, escucho gritos de alarma, ór­to, definido y malvado: que es que lo vaya pre­ denes que no comprendo, disparos, llamara­dicando por ahí. Que vaya pensándolo en voz das, huelo a estática y a miedo. Estoy en laalta por ahí. ¡En vez de lobotomizarlo como orilla de una playa o algo así. Llevo un casco yDios manda, se le llena la cabeza con el simbo­ hay agua cerca. El agua siempre me ha relaja­lismo y el yo qué sé qué, y se lo deja ir por esos do. Dentro de mi cabeza resuenan códigos ex­mundos de Dios para que nos haga pensar a traños y me muevo a través del sueño como silos demás sus tonterías! supiera lo que estoy haciendo. Al final siempre hay un edificio que se hunde lentamente bajo »Porque es que estos se arrogan el derecho la superficie líquida. Me sumerjo con él, lanzode poder decirle a todo el mundo lo que están un arpón sónico para anclarme y digo algo, nopensando. ¡Hombre, no me diga lo que piensa, con palabras, sino con mi pensamiento, comodígame algo bonito! uno de esos psiónicos de los que había leído en las revistas. Me comunico con un control cen­ »¡La gente tiene derecho a que no le den la tral, no sé cómo llamarlo, ellos me devuelventabarra! ¡A que no la insulten! La gente, cuan­ una clave, no como si me la transmitieran, sinodo la educan en valores... y nosotros hemos he­ como si me implantaran ese conocimiento, co­cho siempre hincapié en eso: en la educación mo si despertasen algo que siempre estuvo ahíen valores. En el liberalismo. En el cristianis­ dentro, escondido en mi cerebro. Llego hastamo. España, la Cruz y el libre comercio. una escotilla cuando hay cientos de metros de líquido entre la superficie y yo. Introduzco el »¡¡Porque cuando te educan en valores, código y se abre vomitando una burbujapues ya no tienes que pensar más!! enorme que esquivo por poco. Entro, vuelvo a »Esto.... esto es una situación muy peligro­sa. Y va a ir a más. »En fin. Lo comentaremos en la tertulia.Antes, el tiempo, con Yacimientos PetrolíferosFiscales, una compañía argentina. 26

FUTUROSCOPIAScerrarla y activo el sistema de igualado de pre­ de que recupere la memoria. No sé si creeros osión para abrir al otro lado. Ya está, eso es to­ no. Sigo sin recordar, nunca aparecéis por lado, pero siguen haciéndome preguntas. sala, estoy solo y cr…<Interrupción de datos confirmada. Inicio de las pruebas Ypsen a 27 de Tuleste, año 2883 Tho> Estos días han estado haciéndome pruebascognitivas bastante sencillas, pero creo que so­ 34 de Tuleste, año 2883lo es una excusa para mantener mi mente tran­ Casi agradezco esto del diario. Me dejan enquila. Según los registros, cada día he dormido paz más a menudo con las pruebas. La habita­unas nueve horas. Yo nunca duermo nueve ho­ ción también parece mejor iluminada. Sé queras. Lo escribo aquí para que lo sepáis. No me hacéis esto para que escriba más, pero aun asíengañáis con lo que sea que estéis haciendo. es más agradable. La sala tiene mejor aspecto. 28 de Tuleste, año 2883 Me he animado a cambiar la cama de sitio, Después de lo que escribí ayer, pensé que aprovechando que no veo a nadie nunca. Heharían algo, pero no, me han dejado tranquilo podido moverla sin mucho esfuerzo. Ahoraen mi sala. Yo la llamaría celda. Siempre que está entre las dos ventanas de la pared que hayestés confinado en un espacio, este es una cel­ frente a la puerta. Veo la puerta cuando meda, da igual cómo sea, ya tenga barreras energé­ despierto, eso me relaja. El blanco general queticas de contención, burbujas beta o un lo ocupa todo también lo hacía, pero ahora mesimpático hombrecito que te dice que debes agobia. Todo es blanco, hasta mi ropa, inclusopermanecer controlado por tu propio bien. En lo que hay tras las ventanas, un paisaje sin sue­mi caso ese hombrecito me habla por una ren­ lo, solo aire, una cama de nubes sobre un cielodija en la puerta. Su voz es desapasionada, ni si­ muy claro. A veces tengo que mirarme las ma­quiera fría, como si hablase con alguien que no nos para asegurarme de que no he dejado deestuviera allí, como si estuviera grabada de an­ ver colores. Incluso cuando las veo, en una otemano. Pero no lo es. Está allí, al otro lado, yo dos ocasiones no distinguí la diferencia entrecreo que sí. Estoy escribiendo como un auténti­ el tono de mi piel y el de la camisa. Ya meco diario para seguiros el juego. Sé que estáis diréis si eso es una buena señal.conectados, que estudiaréis cada detalle de lo No estoy recuperando la memoria, porque escribo: cuándo lo hago, qué errores come­ cierto. Supongo que las pruebas ya os lo dejanto, lo que tardo en terminar una frase o lo que claro, pero también os lo puedo decir yo. No séme cuesta mencionar según qué cosas. Si estáis qué estáis haciendo, dónde hurgáis, pero sigoesperando a que empiece a hablar de mi padre, sin recordar nada después de la última maña­ya podéis olvidarlo. No lo conocí. Y a mi madre na que pesqué en la niebla. Es cierto que a ve­la odiaba (fijaos lo poco que he tardado en es­ ces sueño que estoy allí, en mi lago decribirlo. Del tirón). No sé por qué tanto teatro Hobbion, y que el edificio que persigo emergepara que recupere la memoria. A veces me cues­ en lugar de sumergirse tras lanzar el anzuelo.ta obedecer las instrucciones. La voz del micró­ Es un sueño raro, casi divertido, porque lafono del techo también es neutra y apenas me caña hace como el arpón y se engancha en elexplica el porqué de lo que hacemos. No me sien­ edificio, pero dura poco. Lo demás es todo os­to como un paciente, sino como un objeto de es­ curidad, datos inconexos, quizás algún desayu­tudio. no junto a mi mujer antes de que muriese. No 29 de Tuleste, año 2883 puedo recordar, pero supongo que su muerte Hoy toca programa intensivo de pruebas. tuvo algo que ver con que me alistase, no se meDurará varios días. Me aseguráis que se trata ocurre otra cosa. También lo he dicho durante las pruebas, pero quizás ayude que lo recalque. Echo de menos alguna distracción que no sea una prueba, una televisión, por ejemplo, o un libro, incluso una historia contada por esa 27

FUTUROSCOPIASvoz sin espíritu del techo. Imagino que todo tie­ 3 de Lloma, año 2883ne que ver con mis sueños y no queréis que mi Me duele la cabeza desde que desperté. Es­mente elabore distracciones. Aun así pensad pero que no me hayáis hecho nada. He gritadoque quizá podría despertar algo. Quizá si tuvie­ mucho, e insultado al techo y a la puerta, sinra un estímulo que no me suponga concentra­ respuesta. No tengo nada en la cabeza. ¿Porción, se rompería alguna barrera. qué no puedo tener un espejo? No tiene color propio, no va a reflejar nada que no sea blanco. 2 de Lloma, año 2883 ¿Es necesario que no pueda verme? Hoy no re­ Me fío de que hemos cambiado de mes. cuerdo lo que he soñado. No tengo nada másMe fío de la fecha, en fin, ya viene impresa en que decir, y si no empezáis a explicarme algo oel registro y no tengo forma de saberlo. Ayer me quitáis este dolor de cabeza, se acabó se­por la mañana, cuando iba a escribir, vi preci­ guir escribiendo este puto diario.samente que el espacio del día 1 no existía. Lo 8 de Lloma, año 2883comprendí cuando del suelo empezó a ema­ Os ha llevado bastante decidiros. Así quenar un gas, incoloro e inodoro. Me sugirieron es eso, lo que pensaba, me alisté tras la muerteque me tumbara y eso hice, pero reconozco que de Brisa. No creo que mi mujer lo hubiese que­estaba nervioso. Sigue sin gustarme que me pi­ rido, pero no me extraña ahora que sé lodan tanto sin darme nada. Al final me alegré. demás. Así que el edificio que asalto estaba enTuve un sueño vívido, mucho más claro que to­ mi lago. Llegó un día sin más y tomó posesióndos los demás. Empecé donde siempre, en de la superficie, luego se sumergía y emergíauna especie de batalla nocturna. Me lanzaba cada pocos días. Es normal que me alistase. Noal agua y entraba en un edificio que se su­ sé si lo dije durante el reclutamiento, o si me lomergía. Nunca fui más allá hasta anoche. En preguntaron siquiera, pero por si sirve, hundími último sueño vi por fin lo que había tras la el cuerpo de mi mujer en ese lago. Por eso ibasegunda puerta: un pasillo oscuro con un sue­ allí todas las mañanas a leer y a pescar, paralo de baldosas cuadradas que se iluminaban a sentir que estaba cerca de ella. Gracias pormedida que las pisaba. Después de avanzar contármelo y por quitarme el maldito dolor deun poco se abrió de nuevo en mi mente un ca­ cabeza. Creo que estamos cerca, así que decid­nal de transmisión, pero no llegó nada, no hu­ me qué toca ahora.bo instrucciones ni petición de informe. 9 de Lloma, año 2883Tampoco podía cerrarlo. Me detuve y me con­ Más gas a la hora de dormir. Este últimocentré en emitir lo que estaba viendo. El ma­ sueño ha sido aún más completo. Por supues­pa que habían impreso en mi memoria me to, comencé donde siempre, ya sabéis, la bata­indicaba que estaba en la ubicación correcta, lla a la orilla de mi lago, me sumerjo, entro enpero allí no había nada de lo que suponían el edificio y el pasillo oscuro. Sigo por donde loque habría. El briefing sugería que, por infor­ dejé, el pasillo se bifurca varias veces, eso sig­maciones previas, allí habría un núcleo de nifica que al pisar algunas baldosas se ilumi­control al que podría conectarme. Recordé al­ nan otras delante y a los lados, pero esta vezgo importante en mi sueño, lo cual no he podi­ no me resulta extraño encontrarlas como en eldo hacer despierto. Se me educó durante años sueño anterior. Esta vez las esperaba, estabanpara establecer canales mentales no enlaza­ contempladas en el mapa que tengo implanta­dos, emisiones sin receptor concreto. Eso sig­ do. Así que las sigo, y cuando llego a la última,nifica que soy una especie de espía y que lo esta emite una luz rojiza muy suave. Extiendoque estáis intentando hacer es recuperar la in­ la mano y encuentro un panel. Desde el canalformación que robé de dondequiera que estu­ abierto de mi mente me llega información so­viera. Reconozco que saberlo me producebastante relax, aunque sigo sin entender porqué me alistaría. 28

FUTUROSCOPIASbre otro código. Lo introduzco en el panel y es­ NIVEL SEIScucho deslizarse una puerta. En ese momento por Juancho Carrillosoy consciente de que llevo puesto el casco. Noes que importe, pero hasta ese momento no me La puerta se deslizó lateralmente con un leve so­había dado cuenta. Supongo que la atmósfera nido y Esther entró en el despacho con paso firme.que respiran esos alienígenas es tóxica para no­ Miró con desconfianza a los dos hombres que la espe­sotros. Llego por fin a la sala. Al pisar la prime­ raban. Al primero ya lo conocía, era el coronel Don­ra baldosa, se encienden todas. Estoy en el ner. Un hombre con gesto inexpresivo, piel arrugadalugar adecuado, el centro de control de inmer­ y pequeños ojos grises. Él la recibió con un leve asen­siones. En mi cabeza empiezan a descargarse timiento de cabeza. El otro la desconcertó un poco.instrucciones que me producen cosquilleos en Iba vestido con un elegante traje, lo cual era extrañolas terminaciones nerviosas, una sensación dentro de un recinto militar. Quizás era un visitante,muy agradable, de paz, de calma. Luego me como ella, o un asesor civil. Sonreía amistosamente,despierto. con una mirada inteligente detrás de unas gafas con cristales de color ámbar. Parecía una de esas personas 10 de Lloma, año 2883 que caen bien a todo el mundo. Hoy hemos hecho el último ejercicio. Ya es­toy mucho más relajado y he podido abrir men­ –Siéntese, señorita Winters –dijo de formatalmente un canal libre de comunicación. No respetuosa el coronel Donner, señalando una derecuerdo cómo puedo hacerlo, pero ha funcio­ las sillas con la mano.nado y hemos podido recuperar toda la infor­mación que aún había dentro de mi cerebro. –¿Voy a poder ver a mi padre de una vez?Ahora ya sé el porqué de todo este lío. Estaba –contestó Esther de pie, conteniendo su rabia.bloqueado y así no podía abrir el canal. Segúnme han confirmado, era información de seguri­ El militar y el civil intercambiaron una rápi­dad valiosa. Siento haber ofrecido resistencia da mirada.inicial a las pruebas. Cierro esto y me acuestopara que me volváis a gasear. Entiendo que es­ –Eso depende de usted... Esther –dijo elte lugar debe permanecer en secreto. Si os soy desconocido con una amplia sonrisa–. ¿Puedosincero, si supiera dónde está, lo destruiría. llamarla Esther? Su padre me ha hablado mucho <Fin de misión YT­33­AL­01> sobre su pequeña Esther. <Resultado: Éxito> <Estado del prisionero: –Llámeme señorita Winters. Y me temo que Eliminado mediante sedación y posterior a mí no me han hablado de usted. Ni siquieraintoxicación con cianuro tras la extracción de nos han presentado –la mujer fulminó con la mi­información de relevancia. Su fisiología cere­ rada a su interlocutor mientras tomaba asiento,bral será estudiada conforme a lo definido en aunque el hombre apenas perdió la compostura.el protocolo previo> <Información resultante: –¡Que despiste por mi parte! –dijo él, en un Obtenido 96% datos esperados, incluidos tono que bordeaba peligrosamente la diplomaciacódigos de seguridad zhellon y thero, así como y la burla–. Mi nombre es Desmond Svenson,transcripciones de inteligencia del ejército mar­ asesor de contraespionaje y psíquico de nivelciano­terráqueo> cuatro. Ya conoce al coronel Donner, ¿verdad?, <Informe detallado en curso> estratega militar y psíquico de nivel... ¿tres? –le <Emersión programada para 0458> preguntó haciendo un gesto con la mano, como invitándole a que le refrescara la memoria. –De nivel dos –contestó secamente Donner. Casi podría decirse que lo dijo con vergüenza. Pero Esther no se dejó embaucar, parecía que aquel hombre, Desmond, conocía perfectamente el nivel psíquico del militar. –Dos, eso era –completó Desmond con una falsa sonrisa. Le contempló un segundo en silencio, como remarcando su inferioridad. Des­ pués volvió la cabeza hacia Esther–. Pero sobre us­ 29

FUTUROSCOPIASted... ¡nadie parece saber nada! En su expediente –No –respondió Esther extrañada.dice «nivel psíquico no clasificado». ¿A qué se refie­ –¿Cuál es su nivel psíquico?re exactamente? Tengo entendido que tanto su pa­ –Nivel... –Esther intentó encontrar la mira­dre, el capitán Ethan Winters, como su madre son da de Donner, pero le fue imposible–. Nivel seis.psíquicos del más alto grado. Ya sabe. Nivel cinco. Al oír la respuesta, fue el coronel el que la miró. –No existe el nivel seis –dijo Donner negan­ Esther contuvo su mal humor. Aquel hombre do con la cabeza–. El cerebro a duras penas pue­era peligroso. Hablaba como un político, dirigién­ de contener un nivel cinco.dola hacia trampas hábilmente colocadas en el Se hizo un incómodo silencio en la sala. Des­lenguaje. Respiró profundamente y le devolvió mond sacó un cigarrillo y se lo puso en la boca.una sonrisa tan falsa como le fue posible. Buscó algo en sus bolsillos sin éxito, para termi­ nar mirando a Esther con una sonrisa. –El nivel psíquico de mi padre creo que es alto –¿Le importaría...?secreto, una simple civil como yo no sabe esas cosas. El coronel miró a ambos con el ceño frunci­ do, sin entender lo que ocurría. Desmond se rio, golpeando con elegancia la –No estoy bajo sus órdenes. Soy una ciuda­mesa con un dedo. dana libre. Rechacé la invitación del ejército ha­ ce años –replicó Esther, cruzándose de brazos. –¡Fantástica! –exclamó, dando una palma­ –Vaya... –suspiró Desmond–. La verdad esda. Posó la barbilla sobre las manos, aún unidas, que me gustaría fumarme este cigarrillo y ha­y cambió ligeramente la entonación de su voz–. blarle de lo que le ocurre a su padre. Pero si noPero lo que le he preguntado, señorita Winters, quiere oírlo...es si es usted psíquica. El cristal de la mesa emitió un quejido cuan­ do la escarcha se formó en su superficie. Donner Esther percibió el tono inquisitivo en sus pa­ se asustó al ver cómo de su boca salía vaho, y selabras. Miró de soslayo al coronel Donner, pero quedó petrificado cuando una llamarada salió deeste desvió la mirada hacia abajo, evitándola. Se la nada y redujo el cigarrillo a cenizas.supone que él y su padre eran amigos desde Desmond miró los restos del filtro que teníahacía décadas. Habían combatido juntos en las entre los dedos y asintió.guerras psíquicas, y más de una vez le había oído –Muy precisa –añadió con un tono de admiración.comentar que lo consideraba un hermano. Algo –Es por su bien, Desmond. Fumar podríano iba bien. Nada bien. matarle –dijo Esther con un tono ambiguo–. ¿Va a hablarme de mi padre ahora? –No busque aliados. No aquí. No ahora –Des­ –Por supuesto –admitió Desmond–. Su pa­mond la miraba con ojos penetrantes tras el cris­ dre... el capitán Winters, se encuentra en la habi­tal ámbar–. Y antes de que me responda, le diré tación contigua. Aunque su estado es... delicado.que una de mis especialidades es la veritanesis. ¿Conoce el término hibernación psíquica?Si me miente, lo sabré. Si no dice toda la verdad, Esther miró hacia la pared de su derecha,lo sabré. Si no piensa toda la verdad, lo sabré. donde había un espejo alargado, y se mordió el labio inferior con angustia. A Esther se le aceleró el pulso. Primero, le –No... no exactamente.había llegado la comunicación de que su padre es­ –Verá... –comenzó a explicar Desmond mi­taba herido e ingresado en el hospital militar de diendo sus palabras–. Su padre está en una espe­recuperación psíquica. Después, habían pasado cie de coma. Un coma inducido por él mismo. Suvarios días sin noticias. Y ahora, un asesor de cuerpo tiene el ciclo vital ralentizado y su mentecontraespionaje con poderes psíquicos especiali­ está bloqueada.zados en interrogatorios la presionaba. –¿Ha dicho que se lo hizo él mismo? –Eso es. El capitán estaba en una misión se­ –¿Es usted psíquica? –preguntó simple y di­ creta, tras las líneas enemigas. Si le atrapaban,rectamente Desmond. tenía órdenes de inducirse la hibernación para... Esther notó cómo la temperatura de la habi­tación bajaba dos grados y el vello de los bra­zos se le erizaba. Había un poder psíquicopresente en la sala. –Sí –contestó ella con un suspiro de resignación. Desmond asintió antes de proseguir. –¿Ha contactado psíquicamente con el ca­pitán Ethan Winters en los últimos quince días? 30

FUTUROSCOPIASproteger información clasificada. Si el enemigo –Lo intentaré –afirmó Esther, tomando unatuviera acceso a lo que sabe su padre, tendría lenta bocanada de aire–. Pero deberíais salir deuna gran ventaja. la sala. Esto se va a poner realmente... gélido. –¿Le capturaron entonces? Desmond asintió al coronel y ambos salieron –Sí, pero afortunadamente, pudimos resca­ de la habitación, dejándola sola.tarle. El problema es... –Desmond se quedó calla­do, buscando las palabras adecuadas. Esther concentró toda su energía en un fino –Déjame continuar a mí, Desmond –interrum­ punzón psíquico. Cerró los ojos y percibió cómopió Donner–. El problema es que Ethan cree la temperatura de la sala comenzaba a descen­que aún está capturado por el enemigo. Ha le­ der. Buscó algún hueco en el escudo de su padre,vantado un muro en su mente, y quien intenta pero sabía de antemano que no lo habría.traspasarlo para avisarle de que está a salvo...muere. Así que simplemente escogió un punto y gol­ Esther se llevó la mano al pecho y se le paró peó. La resonancia psíquica del choque hasta lala respiración unos instantes. mareó. Intentó recomponerse, pero no lo hizo sufi­ –Una de las especialidades de Ethan es la cientemente rápido. Ella era una psíquica de niveldesintegración mental. Ya ha dejado sin mente seis, pero no tenía entrenamiento de combate men­a tres de mis hombres. Cuerpos vegetales sin tal. Cuando quiso darse cuenta, una fuerza habíaactividad cerebral. penetrado en sus defensas y ahogaba su mente. –Verá que la situación es complicada –intervi­no Desmond–. Hasta donde sabemos, una hiber­ –Padre... soy yo. Esther... tu pequeña Esther...nación psíquica solo puede romperse por un nivel Pero no obtuvo respuesta. No hubo vacila­superior de poder. Pero su padre es nivel cinco. ción. Solo la respuesta programada de un exten­ Esta vez, Donner y Desmond se quedaron so entrenamiento y años de experiencia militar.mirándola fijamente. Solo un golpe, solo una descarga de un veterano –Ya... ya veo por qué estoy aquí –dijo ella de las guerras psíquicas.asintiendo. La puerta de la sala volvió a deslizarse late­ –Y eres su hija –añadió el coronel–. Él de­ ralmente, rompiendo la escarcha que se habíabería reconocer tu patrón psíquico y despertar. formado en su hendidura. Los dos hombres –Pero podría no reconocerlo –dijo Des­ entraron lentamente y contemplaron el cuerpomond, esta vez sin sonreír, mirando hacia el espe­ de Esther desvencijado como una muñeca so­jo–. Es tu decisión, como ciudadana libre. No bre la silla. Sin mente, sin alma.podemos obligarte a intentar algo así, claro. Pero El coronel Donner parpadeó varias veces,el coronel Donner, que conoce bien a tu padre, atónito. No creía lo que veían sus ojos.cree que puede funcionar. –Una pena –dijo Desmond sacando otro ci­ Las palabras del asesor estaban de repente garrillo–. Ella casi lo consigue, aunque le faltabacargadas de emotividad. Esther vio lo que inten­ entrenamiento. Pero miremos el lado positivo. Notaba hacer, pero lo cierto es que la situación de podemos tener psíquicos de nivel seis por ahí suel­su padre la había dejado en shock. Acompañó la tos sin control, ¿verdad? Digamos para el informemirada de Desmond y proyectó su patrón psíqui­ que este problema... se ha resuelto por sí solo.co hacia la habitación. Donner todavía no entendía lo que había Notó la presencia del patrón de su padre, era ocurrido en realidad. Miraba a Desmond como siinconfundible. Su intensidad era cegadora. El mu­ lo viera por primera vez.ro mental parecía totalmente infranqueable. La ha­ –¿Lo ha visto? Esa... resonancia, nos ha de­bitación debía de estar a temperaturas bajo cero. jado a todos ciegos mentalmente por unos ins­ –¿Lo notas? –preguntó Donner, sacándola de tantes. ¿Cómo ha podido verlo?su concentración–. ¿Crees que puedes ayudarle? –¿Nivel cuatro? ¡Vaya! Soy malísimo con Esther notó la súplica en la voz del coronel. los números. Nunca recuerdo si soy de nivelEra auténtica. Nada comparable a la astucia cal­ cuatro o seis.culada de Desmond. Una llamarada apareció en el aire con ele­ gancia y encendió la punta de su cigarrillo. 31

«Y ahí se grabaron los vídeos que yo vi por televisión. Los de un enjambre denaves espaciales, perfectamente esféricas, precedidas por un rumor brusco,horrísono, enervante, que traía a la mente la imagen de alguien que restriega susdientes por una roca granito hasta quebrárselos.»

FUTUROSCOPIAS WALDEN III Por Antonio Morera Ilustración de Ricardo García Hernanz Por tanto, estudiemos la virtud, pero la virtud puramente humana, porque solobuscamos el bien humano y una felicidad humana. Cuando decimos la virtud humana,entendemos la virtud del alma, y no la del cuerpo, porque, para nosotros, como queda dicho, la felicidad es una virtud de alma. Aristóteles. Ética a Nicómaco. Foto: Una anciana con un hato de cebada la Unión Europea―. Muchas cosas han cam­para hacer cerveza posa junto a la lanzadera biado desde que mi bisabuelo salió de aquí pa­nuclear de Walden III (Reuters). ra nunca regresar, pero supongo que la lluvia y el verdor del paisaje continúan como siempre. En el último reportaje de nuestra serie, he­mos tenido el privilegio de visitar el que segura­ Es curioso, pero no experimenté ningunamente sea el lugar más misterioso y aislado de sensación especial cuando traspasé la linde deltoda Europa occidental. Y, por qué no decirlo, territorio de la comuna. La carretera, en muytambién el más temido y, si no odiado, al me­ malas condiciones, no permitía detenerse paranos del que más se desconfía. festejar nada. Y los frondosos bosques que la ro­ dean tampoco invitaban a adentrarse en ellos a Perdone el lector que interrumpa con mi alguien que, como la gran mayoría de los ameri­propia biografía, pero es que mi bisabuelo na­ canos, es alérgico a la práctica totalidad de losció en esta tierra, en Galicia. Una región lluvio­ frutos silvestres. No fue hasta que el camino sesa y aún verde situada al noroeste de la despejó, y a la vuelta de una curva divisé la co­península Ibérica ―en el extremo occidental muna, cuando realmente me sentí entusiasma­del continente europeo―. La agricultura y la do, pues fue en ese momento cuando sentí quepesca siempre fueron los motores de esta re­ fructificaba el trabajo de tantos meses.gión y aquí el mar siempre tuvo un significadoespecial. Quizá por eso, a diferencia de la ma­ No voy a aburrir al lector con las dificulta­yoría de mis coetáneos, los gallegos no le tie­ des que hemos encontrado a la hora de elabo­nen el mismo pavor al mar que yo. rar este reportaje. El Departamento de Estado no nos ayudó en absoluto a gestionar nuestra Cuando mi bisabuelo emigró a la isla de Cu­ petición ante la Unión Europea en Moscú.ba, Galicia pertenecía a la Segunda República Tampoco se lo podemos reprochar, pues laEspañola, que aún era un país independiente. existencia de estas comunas es un tema espi­Pero actualmente es un departamento adminis­ noso a ambos lados del Atlántico.trativo más del Protectorado Federal de Es­paña ―el más austral de los protectorados de Pero lo cierto es que lo más difícil fue es­ coger el enfoque adecuado. En la redacción 33

FUTUROSCOPIASdiscutimos muchísimo sobre cómo abordar es­ versación de las muchas que tendremoste reportaje. Reconozcámoslo: a nadie le hace durante los siguientes días.ninguna gracia que un grupo de hippies tengauna bomba atómica. ―¿Esta estufa la han fabricado ustedes? Es muy bonita. A mí mismo me cuesta abordar este repor­taje de una manera equilibrada. A pesar de las ―No, me temo que no. Estaba aquí desde...objectivity peer reviews que ostenta nuestra re­ qué se yo... desde que se construyó esta casa,vista ―considerada de las más neutrales de Es­ supongo. Y sigue funcionando. El material quetados Unidos―, lo cierto es que yo me gano la quemamos en parte sí. En concreto, son trozosvida contando lo que pasa. Y estos tipos han de madera que sobran una vez fabricadas lasconstruido una utopía sobre la idea misma de piezas que usamos en las labores de carpin­que ya no va a pasar nada más, pues hemos al­ tería y construcción.canzado el fin de la historia humana. ―Y la madera, ¿de dónde la sacan? De nuevo en el coche, no tardo en llegar ―Del mismo lugar que el polímero y el me­hasta la entrada del pueblo de Walden III. Una tal: vendiendo lo que producimos aquí.antigua aldea de labriegos cuyas viejas casas de ―Así que ustedes comercian con el exterior.piedra han sido restauradas. Puedo ver a una ―Naturalmente. Vamos, no sé...pareja con dos niños arreglando un tejado. Du­ ―Lo cual implica una aceptación tácita dedo durante un instante si tocar la bocina, pero las leyes sobre comercio terrestre dictadasno es necesario. En seguida, el niño grita algo por...en un idioma que no puedo entender ―mi bisa­ ―¡Aaah! Ya veo adónde quiere ir a parar.buelo sí hubiera podido― y al poco aparece la ―Bien. Por tanto, ustedes aceptan el con­persona a la que deseo entrevistar. El hombre trol del Estado sobre el comercio terrestre su­al que la práctica totalidad de los medios de co­ jeto a la ley, y hacen uso del mercado libre paramunicación no sometidos a revisiones de obje­ adquirir los materiales básicos que necesitantividad consideran poco menos que la para fabricar prácticamente de todo con susreencarnación de Fidel Castro. impresoras tridimensionales. Un mercado li­ bre en el cual las armas son también una mer­ Lo cierto es que la barba de Amador Casa­ cancía, así como la propiedad industrial eres es bastante más larga que la del antiguo re­ intelectual.volucionario cubano. Pero también mucho más ―Usted lo ha dicho: es una mercancía.blanca. Se acerca hacia el vehículo envuelto en ―Que ustedes no han comprado.la misma ropa ajada con la que aparece en afi­ ―Porque nadie nos la ha vendido. Nadieches contraculturales de medio planeta y me es­ nos la ha querido vender.trecha la mano con efusión. ―Bueno, ¿no le parece lógico que no le quieran vender una bomba atómica? Confieso que experimenté un gran alivio ―Pues sí. O sea, quiero decir. ¡No es lógi­tras estos primeros saludos. Casi seiscientos co! Vamos a ver. Tomemos este último ejem­años transcurridos desde el descubrimiento de plo y cojamos el toro por los cuernos, porqueAmérica no han hecho cambiar tanto el idioma al final esa es la razón por la que usted estáespañol. Él es perfectamente capaz de compren­ aquí, ¿no? Tenemos una bomba atómica,der mi inglañol de Miami y yo, al menos, pue­ cierto. Que es un peligro y a nadie le da másdo descifrar sus palabras a pesar de su extraño miedo que a mí, créame. No, no. Se lo digo enacento, con el que parece hablarle a su barba serio. A mí me aterroriza dormir al lado demás que al oyente. esa cosa. Pero lo cierto es que la necesitamos. La amenaza nuclear es lo único que impide a Pasamos a un salón con una vieja chime­ los burócratas moscovitas de la Unión Euro­nea de hierro fundido en la que arden unos pea desmantelar toda la comuna. Nos guste otroncos. Me sorprende este dispendio, pero el no nos guste, necesitamos un arma atómicacalor que emana del fuego resulta extraordina­ para acojonar. Y nadie nos la va a vender. Porriamente relajante en este clima que, sin llegar lo tanto, nos bajamos un tutorial de interneta ser frío, tampoco es particularmente agrada­ble. Y ahí mismo comenzamos la primera con­ 34

FUTUROSCOPIASy la construimos en casa. Y aunque le sorpren­ Y es que los americanos estábamos acos­da, no es ilegal enriquecer plutonio en una cen­ tumbrados a los abusos de las compañías ase­trifugadora. Aunque esa fue la máquina más guradoras: uno iba al médico, le recetaban unadifícil de construir, eso sí. terapia concreta y acudía raudo a someterse a ella, aunque fuera dolorosa. ¡Porque al fin y al ―O sea, que es usted un liberal radical que cabo te la habían recetado y tenías un seguro!preferiría que los ciudadanos pudieran com­prar libremente armas atómicas para defender­ Pero entonces llegaban las cartas del segu­se del Estado. ro donde te decían que, tras cautelosas y sesu­ das consideraciones, habían llegado a la ―No. Yo preferiría que el gobierno mosco­ conclusión de que esa terapia no estaba «mé­vita me protegiera y me dejara en paz y no ne­ dicamente justificada» en tu caso y que, porcesitar estas cosas, pero no nos queda más tanto, no iban a pagar ninguna de las sesionesremedio. Y el mismo argumento es aplicable que ya habías recibido.a todo lo demás. Mire, joven, yo llevo deba­tiendo esto casi desde que tenía pelo. Enton­ Y se acabó. De repente, tenías que abonarces era que si la música, que si la cultura, que media docena de visitas al psicoanalista. Elsi los puestos de trabajo... pero ya entonces asunto no pasaba de ser una de tantas injusti­se les negaban los medicamentos contra el vi­ cias que el americano medio sufría durante to­rus del sida a los que no lo podían pagar. Es­ da su vida. Algo como una multa de tráfico otoy hablando de antes de la vacuna. Pero es una demanda de alguien que se hubiera trope­que si yo me estoy muriendo de sida necesito zado en tu portal. A veces llegaba a las porta­los medicamentos. Y si no me los dan a un das de los medios de comunicación: cuandoprecio que pueda pagar, pues compro masa consideraban que solo era médicamente nece­biológica fundamental, una impresora tridi­ sario operarte de la vista en un ojo y no en elmensional con sintetizador biológico y con otro. Y ni así.cualquier programa bioquímico, que hay unmontón de código abierto, y me fabrico la va­ Casares, claro está, recuerda cómo empezócuna o la medicina en mi casa. Y ya estoy cu­ la última, o penúltima, crisis de la economíarado. Si ustedes... perdón, si el gobierno, o la global.industria, o quien fuera, me facilitara el medi­camento o la vacuna, pues no tendría que de­ ―Claro que sí. Cuando yo era joven, esas co­dicarme a eso. sas me las contaban mis amigos que vivían en los Estados Unidos. Y todos aquí nos burlábamos de Lo cierto es que Casares no miente. Real­ los americanos. ¡Sin ánimo de ofender!, ¿eh? Pe­mente ha cogido el toro por los cuernos y ha en­ ro nos parecía algo completamente surrealista.trado, no sin bastante retranca gallega, en el Tenga usted en cuenta que, cuando yo era jo­mayor problema que actualmente enfrenta el go­ ven, ya le digo, España, como muchos otros paí­bierno estadounidense: la nacionalización forzo­ ses... sí, sí, entonces era un país... digo, comosa de las compañías de seguros sanitarios tras el otros países de la Unión Europea, tenía un esta­colapso de las aseguradoras privadas. do del bienestar y un sistema de salud más o menos universal. Los economistas más conservadores denuestra revista, y los que trabajan para muchas »Lo demás es historia. En el 2020, la Segu­otras fuentes nada sospechosas de partidismo ridad Social española firmó un contrato conalguno, estiman que la estructura sanitaria es­ una multinacional norteamericana para factu­tadounidense no podrá durar más de cinco rar aquellos servicios de asistencia sanitariaaños, antes de que el gobierno federal se vea que no estuvieran «clínicamente justificados».obligado a nacionalizarla e intervenir por leylos precios de los servicios sanitarios, sacándo­ »Me acuerdo perfectamente del ministrolos del mercado libre. Paradójicamente, el mis­ Innombrable argumentando que era comomo año en el que Casares fundó Walden III, cuando la Guardia Civil le pasaba la factura delnosotros comenzamos a exportar nuestros pro­ rescate a los excursionistas que se perdían en elblemas. bosque yendo de acampedo. ¿No sabe lo que es el acampedo? Luego se lo explico, joven. Pero lo peor fue la puta prensa. Jalearon el tema de 35

FUTUROSCOPIAStal manera que... claro, como pagaban botellas En ellas se veía que Laurenciano era ciegode vino del caro al ministro Innombrable, eso en y que la catana era un bastón extensible queaquel momento todavía no se sabía, le sugirie­ había sido manipulado con Photoshop.ron, o se le ocurrió potando en el baño, pedo deVega Sicilia, vaya usted a saber... se le ocurrió Laurenciano no tenía familia y había perdi­que iba a hacer una campaña de Navidad contra do la vista luchando en Afganistán. La historialos accidentes domésticos que colapsaban las ur­ del soldado ciego que vuelve a su patria paragencias hospitalarias. De hecho, hoy día, uno de malvivir de una pensión, y al que una multina­los más grandes secretos de la España de las últi­ cional americana cobra una factura equivalen­mas décadas sigue siendo la identidad de las te a su pensión de dos meses, volvió a dar lalumbreras de la agencia de publicidad que per­ vuelta al mundo, pero esta vez como paradig­geñaron los anuncios. «Jesusito de mi vida, si ma de la manipulación abyecta que los medioseres niño como yo, no dejes que beba tanto ni de comunicación ―especialmente partidistasme corte con el jamón». ¡Se lo juro! en España― podían perpetrar. »Y el caso es que al principio moló, por­ ―Yo contribuí a redactar ―recuerda Casa­que yo creo que nunca había visto al país des­ res― el manifiesto que se leyó al final de la pri­cojonarse tanto de un ministro como del mera manifestación contra la prensa. DecíaInnombrable. Claro, el problema vino luego. algo así como que el derecho a la informaciónCasi todos, o sea, todos los españoles tenían a lo tienen los ciudadanos, joven, no los perio­alguien en su familia que había recibido una distas. Cuando un periodista manipula una no­factura de la compañía estadounidense por la ticia, está violando el derecho a la informaciónque se les reclamaba el dinero de las urgen­ de los ciudadanos. Y cuando el que se tiene quecias por cuestiones domésticas. Y además, es ocupar de que tú ejerzas tu derecho es el que loque me acuerdo perfectamente, cuatrocientos viola, eso es muchísimo más grave que cuandosetenta y tres euros con quinientos sesenta y lo hace otro. Es como cuando un juez prevari­siete por cada punto de sutura. ¡Me acuerdo ca, o un policía te roba, o un cura se folla a tuporque entonces no había milésimas de euro! hijo. Esto último me lo caparon, claro.Pero claro, los de la empresa americana no losabían. Y luego, inmediatamente después, vi­ Basándose en aquello, un académico de lano lo del pobre hombre aquel que no me Universidad de Cambridge publicó un artículoacuerdo de cómo se llama, que cambió la pro­ en el que proponía un índice de objetividad ba­fesión de usted. sado en un sistema de votación por revisiones de los artículos de prensa publicados en inter­ Efectivamente. La muerte de Laurenciano net. Y no en una mera encuesta que tuvieraCorcóstegui Matanavero. La historia es archicono­ que contestar un lector más o menos a ciegas,cida por todos. La foto de Laurenciano atacando sino en un análisis semántico realizado por uncon una catana a un policía arrodillado dio la vuel­ motor de búsqueda basado en una recensiónta al mundo. Incluso fue portada de Newsweek. escrita por un lector identificado y registrado.Los periódicos del país en pleno exigieron lacondecoración del policía que, heroicamente, se The Guardian fue el primer periódico endefendía con su magro escudo de plástico del apuntarse al sistema. E inmediatamente lo si­ataque samurái de un anciano asilvestrado. guieron la práctica totalidad de las grandes ca­ beceras europeas y americanas; las españolas Laurenciano murió como consecuencia de fueron, curiosamente, las últimas.los golpes recibidos por parte de la policía. Pe­ro un muchacho de veinte años ―que había gra­ ―De hecho, al principio hubo una auténti­bado todo con su teléfono móvil y había ca avalancha de gente que se registró como re­permanecido cinco días en el hospital por cau­ visor de objetividad ―recuerda Casares―. Casisa de las contusiones provocadas por esa mis­ todos eran, o del PP, o batasunos. Pero lo ciertoma policía― colgó en internet la serie de es que el motor de búsqueda semántico estabafotografías en alta resolución que había toma­ muy bien diseñado. Cualquier frase del tipo «esdo en cuanto le dieron el alta. evidente que el periodista», o que incluyera cualquier proceso de intenciones sobre las po­ sibles razones ocultas que pudieran esconderse 36

FUTUROSCOPIASdetrás de la noticia, era eliminada. Y al final Foto: Unos niños juegan con unos anima­había recensiones de objetividad que, tras ver les junto a las naves donde se guardan las im­borradas casi todas sus frases por cosas así, se presoras tridimensionales. En Walden III, sequedaban en dos palabras. Aquello fue tam­ permite a los niños jugar en campo abierto sinbién un pitorreo nacional al principio, pero que los acompañen adultos armados (Reuters).cuando salieron las primeras clasificacionesmundiales y la prensa española quedó por Casares me había sugerido que al día si­detrás de la de Birmania y Belice… pues la ver­ guiente me levantara a la hora que me diera ladad es que fue un cataclismo. gana, pues en la comuna nadie seguía un hora­ rio fijo. Pero como buen americano, ya estaba La noche cae sobre Walden III y Casares en pie al amanecer. Tras leer someramente losse disculpa alegando que él ha quedado a ce­ títulos de los libros que me había dejado, dinar con un amigo y que yo tendré que cenar so­ una vuelta por el lugar.lo o con cualquiera de los miembros de lacomuna que quiera acompañarme. Walden III es, básicamente, una aldea. La gente vive en casas de piedra de dos plantas re­ Me sorprende que no haya comedores don­ paradas y acondicionadas con sumo cuidado.de todos cenen juntos y se lo digo. Los muebles del interior copian los diseños de Ikea que pueden encontrarse en casi todas las ―Mire joven, esto es una comuna, no un es­ casas del planeta, pero construidos en maderatablo. Trabajamos juntos, pero no cagamos jun­ ―o incluso a veces en metal― de mucha mayortos. Todos los intentos comunales de la calidad que la que la multinacional sueca eshistoria han fracasado porque se imponen capaz de proveer.unos criterios de uniformidad, desde el supues­to de que todo el que entra en la comuna tiene La mayoría del terreno de la comuna estáque aceptarlos. Nosotros, precisamente, nos ba­ dedicada a tierras de labor. De hecho, los pas­samos en el principio de las diferencias indivi­ tores trashumantes, que continúan existiendoduales y el mínimo común conductual. Cada en esta tierra desde tiempos inmemoriales,uno en su casa y Dios en la de todos. pueden entrar libremente en las tierras de la comuna. Cuidar de los animales de los que nos Casares me muestra mi habitación, que alimentamos es algo que siempre, siempre,está ocupada casi por completo por los libros tendrán que hacer los hombres, no importaque se usan para adoctrinar a los miembros de cuán avanzada esté la tecnología.la comuna cuando estos entran a vivir en ella. Ahí, en medio de la pradera, continúo la ―Vea, vea y juzgue usted. A lo mejor apren­ conversación a la mañana siguiente, interrum­de algo. piendo otra charla en el mismo idioma estrafa­ lario que no puedo comprender. No voy a mentir al lector diciendo que laprimera noche me la pasé en vela leyendo. De ―¡Buenos días! ¿Qué le parecieron los li­hecho, lo cierto es que me repelía la idea de su­ bros?mergirme entre tantos libros, y más de papel,pues temía acabar con el cerebro lavado. Así ―No me he leído ninguno. Temía que per­que le dije que pensaba irme a la cama y dor­ turbaran mi objetividad. Solo los títulos.mir todo el rato. ―¿Y bien? ―Que sueñe con los angelitos. ¡Ah! Y no se ―Pues me ha sorprendido bastante quepreocupe por el mar. No hemos hablado de eso, casi todo fueran libros de psicología e in­pero intuyo que debe estar cagado de miedo. formática.Aquí nunca hemos tenido ningún problema. ―Sí. Así es. Como sabe, no es fácil entrar en esta comuna. No es que seamos elitistas, pero sí que exigimos una formación. ―Confirma usted que los aspirantes a en­ trar en la comuna deben pasar primero por un período de aprendizaje, ¿o debo decir de adoc­ trinamiento político? 37

FUTUROSCOPIAS ―Puede llamarlo político, pues nuestra acti­ tinguiendo, hay más que nunca. Uno de losvidad no está exenta de connotaciones políti­ grandes problemas de internet es que la gentecas. Pero me parece excesivo llamarlo perdió la capacidad de leer durante un períodoadoctrinamiento. Nosotros buscamos formar a de tiempo lo suficientemente prolongado. Y asílos miembros de la comuna en las ciencias psi­ surgen esas tonterías que, en el mejor de loscológicas y computacionales. Los ordenadores casos, son regurgitaciones de la filosofía grie­y la conducta humana son los dos campos del ga. Coges un poquito de estoicismo epicureis­saber más básicos. Amén de la filosofía, claro ta, unas gotitas de Confucio y cuatro frases delestá, que siempre es necesaria. Tao, y ya montas un portal dedicado al creci­ miento personal. No, no. Nosotros lo que pre­ ―Se rumorea que ustedes someten a psi­ tendemos es que la gente sea consciente de suscoanálisis a los aspirantes a entrar en la comu­ condicionamientos, de cómo toman decisio­na y que son todos ustedes expertos en nes. Nada más. Si la gente sabe que le estánelectrónica, programación, filosofía, idiomas y empujando a pensar y comportarse de una de­economía. terminada manera, y aun así decide seguir ha­ ciéndolo, nos parece estupendo. Pero exigimos ―¡Sí hombre! ¡Y a torear! Qué más quisié­ que la gente sepa cuándo piensan así porqueramos. No, no es así. La psicología y la filosofía quieren pensar así y cuándo les han metidosí son fundamentales. Nosotros, sencillamente, una idea en la cabeza, nada más.les enseñamos todo lo que humanamente sabe­mos o, al menos, hasta donde nos llegan las en­ ―¿Y el resto del proceso de formación?tendederas, sobre la influencia de todos los ―Bueno, desde principios de siglo, si no sa­condicionantes sociales sobre sus decisiones bes usar un ordenador eres tan iletrado como elpersonales: desde su historial de aprendizaje o que no sabe escribir. A partir de ahí, cada unolas influencias grupales hasta el papel de los descubre los campos del saber que más le apa­medios de comunicación. Y a la vez, les enseña­ sionan y se entrega a ellos. Salvo en las tareasmos las técnicas terapéuticas que casi todos los manuales de mantenimiento de la comuna, enpsicólogos utilizan en la práctica clínica habi­ las que todos hemos de participar. Y créametual para modificar su conducta, a su gusto. que es útil saber cómo cambiar un enchufe. ―Supongo que sí. Pero este proceso de for­ ―¿Asumen ustedes que todos estamos mación me despierta un recelo. Dígame, ¿has­locos? ta qué punto la gente es libre de pensar libremente y disentir en el seno de la comuna? ―No, no, no. Al contrario. Eso es una estu­ ―Hasta el mismo punto en que la gentepidez. La conducta humana estadísticamente in­ puede pensar libremente en la sociedad: enhabitual no es locura. Todas las variables ningún grado.biológicas presentan distribuciones normales ―¿Perdone?donde ciertos valores son poco frecuentes. A la ―Le diré, joven. Uno de los primeros expe­conducta humana le sucede lo mismo. Pero eso rimentos que me explicaron cuando estudiabano significa nada, salvo que uno se machaque, la carrera me dejó absolutamente aterrorizado.o lo machaquen, con la cosa de que estás loco, Cogían a una clase de alumnos universitarios yde que eso que haces es de locos, etcétera. Si a les decían que iban a hacer con ellos un experi­uno lo que le gustan son las vacas, y se las folla mento de atención. Y entonces proyectaban unaen la intimidad de su establo, ¿quién es la comu­ diapositiva en la que aparecían dos líneas: unanidad científica para decir que está mal? Para ligeramente más corta que la otra. Y les pedíanque haya enfermedad tiene que haber sufri­ a los alumnos, uno por uno, que valoraran si lasmiento. No, nosotros enseñamos psicología y fi­ líneas eran de igual o diferente longitud. Perolosofía para que la gente sea capaz de modificar había un truco. Los primeros alumnos en ha­aquellas conductas que no les gusten. blar estaban compinchados con el experimenta­ dor: mentían y decían que las líneas eran de la ―Una especie de maestría en autoayuda. misma longitud. Pues solo con eso, la mayoría ―¡Autoayuda! Por Dios. Mire joven, los li­bros de autoayuda son una de las industriasque más detesto. Y usted que vive de juntar le­tras, debe saber que, desde que nos estamos ex­ 38

FUTUROSCOPIASde los estudiantes, que veían perfectamente humana trae a la memoria, inevitablemente,que ambas líneas tenían distinta longitud, dije­ las más aterradoras ensoñaciones sobre regí­ron en voz alta que no, que las líneas eran igua­ menes totalitarios. Y así se lo digo.les. Solo una mínima parte llevaba la contraria.Algunos sabían que eran de distinta longitud y ―¡Pero claro! Entienda una cosa. La liber­decían lo contrario de lo que veían por no ha­ tad no existe psicológicamente salvo como sen­cerse notar. Pero otros realmente veían altera­ timiento, como afecto. Pero sí existedas sus percepciones. políticamente. Es un concepto esencialmente político que se define en función de la percep­ »Pues eso sucede constantemente en la so­ ción de su ausencia. En las democracias occi­ciedad exterior. La gente te dice: «Yo es que dentales, muchos homosexuales de mipienso así». Y yo te digo: «No. Tú piensas así generación se sentían plenamente libres por­porque tus amigos piensan así y tu familia pien­ que podían irse a Chueca ―una plaza de Ma­sa así». Casi todo el mundo lee, por un lado, drid, epicentro de la actividad gay― a hacer lomedios de comunicación con coeficiente de ob­ que quiera que fuera la moda entre los homo­jetividad, pero los medios sin dicho coeficiente sexuales de mi generación.siguen existiendo y la gente los sigue también.La gente escoge a alguien que le confirme que ―¿Es usted homófobo?tiene razón en su visión del mundo. ―No, hombre. Es cierto que cuando esta­ ban oprimidos molaban más, porque se les ―¿Y cuál es el papel de la libertad indivi­ podía defender heroicamente, pero desde quedual? se pueden casar… Es broma, si yo me llevo muy bien con los homosexuales y tengo amigos que ―Inexistente. lo son desde hace años. Aunque me costó acos­ ―Eso que usted dice es muy grave. tumbrarme. Reconozco con vergüenza que a mí, ―No tanto. Vea, la libertad, desde un pun­ como a muchos varones heterosexuales, ciertoto de vista meramente psicológico, no existe. grado de afeminamiento me ponía nervioso. Y losNo existe salvo como sensación subjetiva, pero tipos barrigones y peludos con correajes de cuerono en la toma de decisiones. Robert Heinlein me acojonaban, directamente. Pero con el tiem­decía que tomar decisiones era la única liber­ po me acostumbré. Ahora bien, estoy demasiadotad verdadera que tenían los seres humanos breado en discusiones lógicas como para negar ―También decía que le violencia ha resuel­ que un día tuve prejuicios. Eran mis prejuicios yto más problemas a lo largo de la historia de la les tenía cariño. Pero lo que le quería decir: algu­humanidad que cualquier otro método. nos homosexuales se sentían libres; otros, por el ―Sí, ya lo sé. El pobre Heinlein no daba pie contrario, viviendo en la misma sociedad, secon bola. Vaya, vaya a la playa, súbase en una sentían agredidos, perseguidos por la Iglesia,barca, adéntrese en el mar y pruebe con la vio­ etcétera. Por lo tanto, la libertad es un fenómenolencia. No, no ponga esa cara. Aquí no nos me­ absolutamente subjetivo, sin más valor que eltemos en aventuras. Siguiendo con lo que meramente político.hablábamos, la racionalidad en la toma de deci­ ―Usted no debía ser muy tolerante de joven.siones juega un papel ínfimo, casi desprecia­ ―La tolerancia no consiste en que te parez­ble. La libertad, en términos puramente ca bien todo lo que hagan los demás. La tole­psicológicos, se puede definir como la capaci­ rancia, precisamente, consiste en que haydad de un ser humano para ser consciente de cosas que hacen los demás que no te gustan unla cadena de condicionamientos y de influen­ pelo, a veces por razones estúpidas, pero auncias sociales que le afectan. Y entonces, si es ca­ así aceptas que tienen derecho a hacerlo, y tepaz de decidir realmente sustituirla por otra jodes y te aguantas. ¡Pero déjeme que terminecadena de condicionamientos distintos, ese es mi alegato liberticida, hombre! Le decía que lael único acto de genuina libertad que tiene el libertad tiene un valor meramente político. Enser humano. Nada más. una misma sociedad, había homosexuales que Este alegato liberticida me ha dejado no­ se sentían libres y otros, perseguidos. Las es­queado. Negar la existencia misma del concep­ tructuras políticas que erigimos para dirigir lato más elemental que mueve a la especie 39

FUTUROSCOPIASsociedad permiten unas posibilidades de ac­ la humanidad desde el año veintidós… Haceción política y social, y otras no. A la ausencia poco estuve en A Coruña. La mitad de la ciu­de posibilidades de acción política la llamamos dad está desierta. Y Madrid ni le cuento: se caefalta de libertad, totalitarismo, dictadura. Y en­ a cachos. Claro, la gente ya no viaja. ¡Y menostonces construimos otras estructuras políticas por mar! Era inevitable que la gente se organi­nuevas que permitan las acciones políticas y so­ zara de otra manera. Y si uno lo piensa, en rea­ciales que hemos visto restringidas hasta enton­ lidad las comunas que florecen por ahí no sonces, pero que a su vez restringen otras tan distintas de las aldeas y pueblos de haceposibilidades de acción política y social distin­ dos siglos. Son mundos aislados a los que notas ―casi ninguna democracia liberal permitía llega nadie. Nosotros comerciamos y nos lleva­la segregación territorial, por ejemplo―. Y así, mos bien con ellos y tal... pero sí, es cierto queconstantemente. por esos mundos de Dios se ve cada cosa... ―Pero estará conmigo en que no todas las Casares me guía en dirección a la costa. Noestructuras políticas restringen por igual. me siento cómodo con asomarme al océano y se lo digo. Pero me hace notar que conviene ―No, claro que no. que vea la planta desalinizadora y las turbinas ―¿Y ustedes han construido una sociedad hidroeléctricas de emergencia.perfecta en la que todas las posibilidades de ac­ción política son posibles? ―No tenga miedo, rapaz. Nosotros vivimos ―¡Para nada! Nosotros hemos construido al lado del mar y nunca nos ha pasado nada.una sociedad semitotalitaria. Si quieres, te pue­ De vez en cuando, hasta se los ve.des venir. Si no, te puedes ir. Pero si te quedas,tienes que ser tolerante, que no complaciente, Foto: Amador Casares nos muestra su bi­con la conducta sexual y familiar del resto de blioteca. Exhibe orgulloso una novela de Aynlos miembros de la comuna. En especial con su Rand firmada por Paulo Coelho. «Esto estámisantropía. Aquí puedes vivir sabiendo que muy bien, porque el liberalismo es la mayorningún periódico va a publicar un artículo colección de patrañas desde el psicoanálisis»,acusándote de ser responsable de la decaden­ nos dice, muy enfadado. (Reuters).cia de la civilización occidental porque te moleel fetichismo de pies. Ahora, si no te gusta eso, Resulta ligeramente exasperante que lano puedes cambiarlo. Solo puedes irte. energía atómica, antaño temida y odiada a par­ Casares sonríe ampliamente porque sabe tes iguales, se haya erigido en la salvación de laque hemos llegado a la principal objeción ética mermada humanidad. Paradójicamente, fue encontra el movimiento comunal: su sectarismo el sur de Francia, no demasiado lejos de aquí,innato. La idea de vivir al margen de la socie­ donde se terminaron las obras del primer reac­dad, en un lugar aislado, sin sus condiciona­ tor de fusión nuclear. En la actualidad, todosmientos y limitaciones, en medio del campo, los países del mundo cuentan con varios reac­con las florecillas silvestres adornando la cabe­ tores de fusión que alimentan todas las necesi­llera rubia de las mujeres... es seductora, siem­ dades energéticas de la población humana.pre lo ha sido. ―En ese ideal que usted describe, nunca se ―Nosotros okupamos la planta. Solo lamenciona a las moscas, por ejemplo. ¡El puto usamos para los generadores de emergencia ycampo está lleno de bichos! tal. Bueno, y para desalar agua, claro está. ―Pero lo cierto es que, en la práctica, losúnicos grupos humanos que son capaces de lle­ ―¿Teme que en Moscú les desenchufen?var adelante ese ideal de vida comunal aislada ―No. No lo temo. Mire, cuando yo era cha­son sectas, casi siempre religiosas, y las menos val, la gente que no quería pagar electricidadde las veces, políticas. Con todo lo que eso im­ en España lo que hacía era sacar un cable deplica. una farola, enchufar un transformador y ya ―Sí. No le voy a negar que tenga usted tenía luz en su casa. Las compañías eléctricasrazón. Con todo lo que nos ha caído encima a podían mandar un técnico para deshacer eso, pero duraba veinticuatro horas. Y la compañía no podía cortar el suministro eléctrico de toda 40

FUTUROSCOPIASla zona y dejar la calle sin farolas. Pero bueno, reactores de fusión son máquinas gigantescas,de eso hace muchos años. Fíjese que, a la inver­ prodigiosas, que necesitan monstruosas inver­sa, ese ha sido tradicionalmente el arma usada siones de dinero y recursos, pero que a cambiopor Moscú para que la antigua Unión Europea, conceden energía inagotable, no contaminantela de antes del año treinta y uno, no se metiera y relativamente barata.con ellos: abrir y cerrar la espita del grifo delgas y del petróleo. Los polacos se quedaban sin »Y, sin embargo, nadie se tomó en serio es­calefacción y en Bruselas se tenían que callar la te asunto. No son pocos los historiadores queboca mientras los tanques rusos machacaban a ahora investigan por qué todas las economíaslos chechenos. Pero cuando vino la energía de prósperas mantuvieron aquella engorrosa yfusión todo eso cambió. De repente la electrici­ caótica política energética durante años. Lodad no era un problema. Y como no era un pro­ único que tenían que hacer era decir: «¿Cuán­blema, tampoco daba dinero, con lo que las to tiempo falta hasta que podamos contar concompañías no se preocuparon por actualizar la reactores de fusión? ¿Veinte, treinta años?red. Las compañías eléctricas, en España, ¿Qué tenemos que hacer para aguantar hastajamás han puesto un duro para inversión, siem­ entonces?».pre se lo han sacado del bolsillo a los españo­les. Y resulta que, al no haber querido »Y el «hasta entonces» se convirtió en unorganizar la red eléctrica como Dios manda, si debate viciado sobre la energía de fisión, tannos quieren cortar la luz a nosotros se la tienen peligrosa y cuestionable, y las energías que hoyque cortar también a Vigo. ¡Todo por su puta llamamos domésticas y entonces se llamabantacañería! Pero bueno, la central okupada nos renovables. Al albur de ese debate, no fueronsirve para esa eventualidad, que ya le digo que pocas las manos que se enriquecieron a costano va a pasar. de los impuestos de los ciudadanos constru­ yendo gigantescas centrales energéticas que Casares me enseña, orgulloso, la antigua únicamente serían utilizadas durante menoscentral de desalación de agua potable «okupa­ de la mitad de su vida útil. Como esta mismada», como él dice. Y se lanza a un encendido central desalinizadora e hidroeléctrica que lemonólogo sobre el tema: muestro. ―Cientos de millones de dólares gastados »Este adefesio, lo crea o no, está basado endurante décadas en una política energética las ideas surrealistas de un escritor de novelaserrática y absurda. Visto en perspectiva, resul­ de aventuras de cuyo nombre y obra literariata todo tan irracional que a duras penas puede nadie se acuerda hoy en día. Parece que el tipocomprenderse. caía muy mal, porque vendía más libros que nadie y siempre se le sacaba de las listas de au­ »Vea, joven, ya desde los años ochenta del tores más vendidos. ¿Pero sabe qué pasa? Quesiglo XX era obvio que el único futuro energéti­ el director de uno de los periódicos más impor­co al que podía aspirar la especie humana era tantes del país, un golpista de infausto recuer­la energía de fusión nuclear. Replicar lo que el do, amigo íntimo del ministro Innombrable,sol lleva haciendo millones de años. La literatu­ era muy fan del asunto. Me indigna que esera de anticipación de la época... ¿usted lee anti­ diario siga siendo el más vendido de entre loscipación? No, claro, qué va a leer... bueno, que no llevan coeficiente de objetividad.pues ya la literatura de anticipación asumíaque, en el futuro... es decir, en el presente, to­ Casares me muestra la central señalandodos los humanos tendrían un reactor de fusión sus características arquitectónicas. El edificioen su casa para alimentar sus necesidades. Na­ instalado en la costa, horadado por los fera­da más absurdo. Para poder generar una reac­ les elementos de la región, causa verdaderoción de fusión controlada hace falta calentar horror. No tanto por el despilfarro de dineroátomos de hidrógeno a una temperatura tal que supuso, sino por los ortopédicos adjun­que ningún material puede resistirlo. Solo en­ tos presuntamente estéticos que lo acom­tre campos magnéticos puede confinarse tal pañan.reacción. Y eso no se puede hacer en casa. Los ―Sí. Fue otra ideaza del ministro Innom­ brable. Todas las nuevas centrales energéticas 41

FUTUROSCOPIASdel país tenían que estar, por ley, basadas en di­ repentina y enorme que navegaba despaciosaseños artísticos que no dieran por el culo al pai­ rumbo al rompiente de rocas: la habían provo­saje. Por supuesto, él se llevaba sus buenas cado ellos. Durante un instante, tan breve co­comisiones en botellas de vino de los artistas mo una palpitación, pude observar lapaniaguados del partido, que perpetraron, o superficie plateada de una de sus naves. Pa­quizá debiera decir que cagaron, unos horrores recía pulida en un metal brillante, repujado demonumentales dignos del pelotón de fusila­ protrusiones filiformes, aunque bien sabía yo,miento. Pero es que eso es muy típico de Es­ como lo sabemos todos, que estaba hecha depaña, ¿sabe? Este país ha sido asolado durante carne, resistente al mar y al odio.décadas por una gerontocracia intelectual detíos que fueron de izquierdas en el siglo pasado ―Acojona, ¿eh? Ya le digo que aquí no te­y ya eran de derechas a principios de siglo. Esa nemos problemas con ellos. Hace tan malgentuza se pasó décadas cobrando sueldos igno­ tiempo que cualquiera tiene huevos de echarseminiosos de cadenas de televisión públicas a a la mar, aunque solo sea para charlar con loscambio de presentar programas de literatura peces.que nadie veía donde defendían el psicoanáli­sis, la psicomagia, qué se yo qué cosas; y cuan­ La ola nos salpica al alcanzar el acantilado.do no estaban ocupados follándose menores o Y nosotros nos refugiamos en el edificio de lapegándole al drinqui, se dedicaban a insultar­ desalinizadora, no tanto para cobijarnos delnos a los mismos compatriotas que les pagába­ agua como para calmar nuestro propio miedo.mos sus pingües emolumentos con nuestros Porque aunque Casares no lo muestra abierta­impuestos. No sé, en el fondo debe de ser muy mente, sus ojos sí evidencian que está tantriste llegar a ser un viejo carcamal rodeado asustado como el resto de la especie humana.por un mundo que no entiendes y en el que lagente hace lo que le sale de los cojones sin pres­ ―Y... sí. No puedo negarlo. Cuando recuer­tarte atención. do que yo fui de los que se quiso alistar en la armada. Y fue al poco de fundar la comuna, ―¿Cree que es todo una falta de moderni­ ¿eh? El mismo año veintidós. Pero será mejordad? que volvamos. Quiero mostrarle nuestro cen­ tro de inversiones. ―Mire, no me toque las narices, joven. Lamodernidad, o la posmodernidad, y esas cosas, Reconozco que tal ofrecimiento no me loson conceptos que vienen de la crítica del arte. esperaba y me hace olvidar por completo elY la crítica es un género literario en sí mismo. susto. Pensaba, de alguna manera, que iba aFuera de su uso dentro del género, se convier­ tener que batallar ferozmente para que Casa­ten en palabros que nadie comprende. No es res me mostrara uno de los secretos mejorun código de señales compartido. Pero pare­ guardados de Walden III. Algo que diferencia amos un momento. Le dije que quizá podríamos este lugar de todas las demás comunas libresverlos. que han existido a lo largo de la historia de la humanidad. ―No sé si quiero. ―¡Sí! ¡Mire esa ola, rapaz! ¡Ahí están! Volvemos al exterior y echamos a andar a Reconozco que mi primera reacción fue es­ través de interminables prados, en silencio,conderme detrás del adefesio desalinizador, pe­ hasta que alcanzamos una de las casas. Lo cier­ro la calma avejentada de mi cicerone me lo to es que, al abrir la vieja puerta de madera,impidió. tan sólida como la roca de las paredes, uno no Afortunadamente, no era de los más gran­ se esperaría la visión de aquellos enormes ser­des. Pero aun así, tenía un tamaño considera­ vidores. El conjunto hipertecnológico, instala­ble. Como solía suceder, apenas se los podía do en una vieja casona que probablemente fuedistinguir si uno no estaba pendiente de obser­ construida en el siglo XIX, arroja una sensaciónvarlos. Pero en este caso era obvio. El mar esta­ de irrealidad, que no mejora cuando uno seba en calma y el cielo, despejado. Ninguna siente observado, quizá de manera amenazan­condición meteorológica justificaba aquella ola te, por los operarios informáticos que supervi­ san las pantallas de Bloomberg, vestidos con gruesos jerséis de lana y mitones. Como no soy 42

FUTUROSCOPIASexperto ni en informática ni en economía, me ―Los ordenadores. Nosotros no hacemoslimito a echar un rápido vistazo y después me nada. Si es que es todo completamentelanzo a atacar con mis preguntas. ridículo y a nosotros mismos nos encantaría salirnos de esta mandanga. Hubo un tiempo ―¿Confirma usted que Walden III tiene en que a lo mejor eso de invertir dinero teníauna sala de operaciones bursátiles que utiliza un sentido. Pero ahora... Verá joven, cuandoordenadores cuánticos? no existían los ordenadores cuánticos, no se podían correr modelos matemáticos en cual­ ―Le confirmo que nos dedicamos a la in­ quier parte. Si uno quería, por ejemplo, pre­versión, aunque no en commodities, pues no lo decir el clima o las corrientes marinas, cosaconsideramos ético. Nuestra verdadera capaci­ que entonces no se sabía hacer, tenía quedad tecnológica, me va a perdonar, no se la voy comprar, literalmente, tiempo de computa­a revelar. ción en centros de ordenadores punteros. No se podían programar ecuaciones diferenciales ―En cuanto a esta habitación... le ruego en el ordenador de casa. Pero durante la gue­que me perdone, pero resulta un poco... incohe­ rra, calcular las corrientes oceánicas se volviórente, por decirlo de alguna manera, que uste­ esencial. Y ahí es cuando la informática real­des pretendan vivir en una comuna aislada de mente supuso un cambio fundamental en lala sociedad, pero que a la vez funcionen dentro historia de la humanidad.del sistema bursátil para financiarse. »Mire, joven, cuando yo tenía menos años, ―Bueno, más incoherente es que se permi­ leí sobre una teoría que decía que estábamos...ta la misma existencia de dicho sistema. Noso­ que nuestra generación, quiero decir... estabatros, al menos, planificamos nuestra economía. viviendo un cambio de paradigma. Se ilustra­ ba esto con una metáfora: ¿cómo le explicarías ―Es el viejo sueño comunista. internet a un monje de la Edad Media? No ―Que ahora es posible. Mire usted, sobre podrías. Sería imposible. Él no tendría los es­la coherencia... cuando comenzó la Gran Depre­ quemas mentales que le permitieran compren­sión del 2008 se nos prometió que se iba a re­ der lo que le estabas contando. Se habíafundar el capitalismo. Y cinco años después, producido un cambio de paradigma. Un avan­todo seguía exactamente igual o peor, con la ce tecnológico con un impacto tan profundo enpoblación mundial más empobrecida. Y luego, la especie humana que, tras él, la humanidadcuando la invasión, en el año veintidós, tampo­ habría cambiado de forma definitiva, de unaco se hizo nada. ¡Se luchó una guerra mundial manera tal que resulta incomprensible en épo­con una tarjeta de crédito! No se volvió a las cas pasadas.nacionalizaciones, tan comunistas como usteddice, y que son las que nos han sacado del po­ »Bueno, pues nuestra generación pensózo, hasta que perdimos la guerra. que internet era el cambio de paradigma. Y nos ―¿Cuál es el funcionamiento financiero equivocamos. Cuando salieron las impresorasde Walden III? Porque son ustedes bastante tridimensionales, algunos pensamos queopacos. serían el verdadero cambio de paradigma, pe­ ―Somos tan opacos como cualquier otro ro nadie nos hizo ni puñetero el caso. Eso sí,fondo soberano que represente los intereses después de la guerra, la gente pudo sobrevivirde la monarquía gobernante de un país árabe, a las hambrunas y al frío, en buena medida,o como un fondo de inversiones que represen­ gracias a ellas. Y aun así, yo le digo a usted quete los intereses de la vieja oligarquía capitalis­ estos trastos que ve ahí, los ordenadores cuán­ta de toda la vida. ¡Pero si ni siquiera ticos, son el verdadero cambio de paradigma.ganamos dinero con esto! Lo tenemos que ha­cer porque no nos queda otro remedio, para »La literatura de anticipación del siglo XXmantener estables los precios de nuestros cho­ consideraba a los ordenadores cuánticos comorizos. Yo, de hecho, no sé cómo funciona. un mero gadget. No se paraban a pensar en loEsos dos señores son los expertos en mante­ que suponía que se pudiera almacenar un bitner el sistema. de información en el estado energético de una ―¿Quién controla las inversiones de Wal­den III? 43

FUTUROSCOPIASpartícula subatómica. Pero cuando se empeza­ millones de participaciones en una milésimaron a fabricar en serio, entonces se vio su verda­ de segundo, sencillamente no sería posible.dero poder. Hasta entonces, los modelos Los ordenadores de los bancos centrales tar­matemáticos que se aplicaban a la climato­ darían minutos, como mucho, en recalcular ellogía, o a la economía, eran simplísimos. Era la modelo económico y volver a fijar los paráme­«p» con la «a», «pa», de los cuadernillos Ru­ tros para que la inflación no pasara de tanto obio. Cualquier modelo matemático más com­ el desempleo de cuánto.plejo necesitaba el uso de ecuacionesdiferenciales tan complicadas que no podían »Y escúcheme lo que le digo. Yo no voy aser resueltas por un ser humano. Solo proban­ ver el cambio de paradigma del todo, porquedo las infinitas combinaciones numéricas en en muy pocos años, la economía, simplemente,un ordenador se podían solucionar esas ecua­ desaparecerá tal y como la hemos conocido.ciones. Y los ordenadores tenían un límite. Pa­ra modelar una corriente submarina »Aunque nosotros, por otro lado, tratamosnecesitabas días de tiempo de computación de mantenerla a la manera tradicional, al menosusando varios servidores. Y durante la guerra, en cierta forma. Lo verá en el mercado medievalse necesitaba hacerlo, y rápido. de mañana. »Pero ahora... Ahora, esos mismos No puedo evitar tomarme con cierta sornacálculos, estas máquinas cuánticas los hacen este discurso conspiranoico sobre el paradig­en segundos. Con lo cual los modelos matemá­ ma de predictibilidad. Existe un creciente mo­ticos se han podido complicar hasta el infinito. vimiento contestatario entre ciudadanos, sobreHace décadas, a duras penas te podían dar la todo entre los descontentos con el gobierno deprevisión del tiempo para más de una semana. Moscú, que consideran que hoy día las institu­Hoy en día, se puede predecir a meses vista y ciones gubernamentales cuentan con la tecno­con un nivel de detalle de varios minutos. logía necesaria para predecir a la perfección la economía y el clima. Y que se limitan al control »Nadie en mi generación pensó que vi­ de daños: avisar de los desastres naturales másviríamos para ver la jubilación de los hombres graves y poco más, sin hacer un uso pleno dedel tiempo por falta de uso. Y nadie, en toda la esa tecnología para mejorar el bienestar de laespecie humana, pensó que si eso se podía ha­ especie humana.cer con el clima, mucho más fácil era hacerlocon la economía. Porque para calcular una co­ ―La gente podría ser tan feliz ―musita Ca­rriente submarina tienes que tirar un robot en sares mirando a los tubos de refrigeración deel golfo de México, dejar que se lo lleve la co­ los ordenadores―, tan feliz.rriente hasta Santurce, pescarlo, limpiarle losberberechos y ahí tienes todos los datos recogi­ ―Pero Amador, asumiendo que la especiedos. Y con la economía, desde el momento en humana pudiera ser guiada por una tecnologíaque el noventa por ciento de los gastos se ha­ perfecta, de forma que el desempleo y la po­cen por internet y con tarjeta de crédito, y que breza fueran a desaparecer, también desapare­las compañías pueden hacer con esos datos lo cería el impulso de todos los seres humanos deque quieran: venderlos, comprarlos o hacerlos competir, de ganar más, de ir a más.públicos, un ordenador cuántico tiene acceso aun universo entero de datos sobre quién, cuán­ ―¡Todo lo contrario! Por supuesto que losdo y cómo se gasta el dinero. ¡En comparación seres humanos necesitan contar con la percep­con las corrientes marinas, los flujos económi­ ción de que su esfuerzo puede contribuir a me­cos son sencillísimos! Solo hacen falta las ma­ jorar su condición individual y su bienestar,temáticas. pero es que precisamente se trata de eso. Se trata de crear unas condiciones económicas »Si mañana nosotros decidiéramos dar un donde la gente pueda prosperar por su esfuer­golpe de Estado económico como el de los mer­ zo. ¡Eso sencillamente no existe! En los Esta­cados financieros contra las democracias euro­ dos Unidos no sé, porque ustedes siempre hanpeas en el año once, vendiendo miles de sido un poco distintos, pero desde los años se­ tenta del siglo XX, si usted retira todo el mon­ tante de gasto público del Estado, la economía sencillamente se colapsa. Acuérdese de las 44

FUTUROSCOPIASgrandes luchas políticas de principio de siglo. asesinaron a docenas de brókers neoyorquinosSi usted mira las cosas en perspectiva, lo único y londinenses que operaban en commodities?que se hizo fue que el Estado pasara de ser pro­veedor de servicios a ser cliente de esos servi­ ―Me remito a mi respuesta anterior.cios cuya gestión había entregado a empresas ―Confírmeme por lo menos si tuvo ustedprivadas. Y si por lo menos hubiera sido un contactos con miembros de estos grupos.cliente protestón... porque vamos, cualquier ―Ni se lo confirmo ni se lo desmiento.ama de casa montaba el pollo por mucho me­ ―Pero...nos que los que hicieron las eléctricas, o las ase­ ―¡Chitón! Ni se lo confirmo ni se lo des­guradoras sanitarias. miento. ―¿Condena usted dichos actos? »No se trata de que desaparezca la iniciati­ ―No.va individual como sucedía en la Unión Soviéti­ La respuesta me deja helado. Confieso queca, se trata de igualar las condiciones. De que no me lo esperaba. Casares sigue hablando,una economía dirigida por máquinas cree un es­ aunque ya sin restos de indignación en la voz;cenario... en el sentido más teatral de la palabra más bien, con un lejano tono de tristeza.si usted quiere... donde exista una genuina liber­ ―Acabábamos de sufrir el mayor shocktad de oportunidades y no la mierda clasista en al que la humanidad se había enfrentado enla que llevamos hundidos desde el siglo XIX. su historia. Miles de marinos habían muerto¡Ni siquiera en su país hay promoción social, en el fondo del mar. Y esos hijos de puta solopor el amor de Dios! se preocupaban de especular con los alimen­ tos que ya no podían moverse de los puertos ―¡Pero usted quiere que la humanidad se por miedo a que los invasores hundieran lossometa al dictado de máquinas! barcos. ―No es algo que no llevaran décadas ha­ ―¡Pero si ya lo hacemos! Mire si no su telé­ ciendo.fono móvil. ¿A que si lo pierde se queda usted ―¡Pero lo siguieron haciendo después de lasin llaves de casa, sin dinero, sin identidad...? guerra! ¡Yo tenía amigos que murieron tripu­Usted es más esclavo que yo. ¡Y yo lo que quie­ lando submarinos y esos cabrones se enrique­ro es que la gente no pase hambre, coño! ¡¿Sa­ cieron con el trigo que se pudría en losbe usted lo que es el hambre?! puertos! La gente se moría de hambre. ¡De hambre! ¡¿Sabe usted lo que es eso?! No me A Casares le brillan los ojos con ira. Mues­ pida que condene aquellas muertes. Por su­tra los dientes por entre su densa barba y su puesto que no las condeno.considerable altura se alza por encima de su Amador se da la vuelta, mirando con triste­avejentado decaimiento. Y yo, que al fin y al ca­ za y odio a los ordenadores, como si estuvierabo soy periodista, tengo que utilizar este mo­ contemplando su propio pasado, sus propiosmento de debilidad para preguntar, para seguir fantasmas.preguntando, como un escorpión condenado a ―No era terrorismo, eran ajusticiamientos.picar y envenenar a todo el que se le acerca. Se lo merecían. ―¿Participó usted en los asesinatos del añoveintiséis? Casares calla durante un instante. Me miracon fijeza. Sonríe ligeramente, pero me siguemirando con genuina indignación. ―No pienso responder a esa pregunta si noes en presencia de mi abogado. Pero le agradez­co que no use la palabra terrorista. ―Aunque no apretara usted personalmen­te el gatillo, ¿tuvo usted relación con los gru­pos terroristas que...? ―¿Ve? Ya la ha usado. ―¿...asesinaron? Sí, la he usado. ¿Con losgrupos terroristas, decía, que secuestraron y 45

FUTUROSCOPIAS Foto: Una joven de la comuna nos mues­ Agradezco las libaciones, pero lo cierto estra sus caries dentales. «Yo no me pongo vacu­ que desapruebo esta forma de comer que tie­nas ni nada. ¡Todos los inviernos me constipo nen los españoles, máxime en la situación en latres veces!» (Reuters). que está la humanidad ahora mismo. En casi ningún país del mundo se comen dos platos, Casares decide ausentarse hasta después vino y postre todos los días. Es cierto que ende la hora de la siesta: una costumbre que no esta pantagruélica comida hay menos caloríasse termina de perder por la cultura que la in­ que en un menú completo de hamburguesería.ventó, aunque ya nadie la practica, ni se termi­ Pero aun así, qué forma de comer, Dios mío.na de practicar por las culturas que hanintentado adoptarla sin éxito. Cuando termino la comida, me siento un poco soñoliento y me tumbo en el jergón, deci­ ―Mire, una de las cosas que la gente no en­ dido a tratar de echarme la siesta, aunque du­tiende ―continúa, ya más tranquilo, mientras do mucho que pueda conciliar el sueño.me acompaña al comedor― es que los ritmoscircadianos no son exactamente culturales. Para mi sorpresa, me quedo dormido y meLas culturas se adaptan a los ritmos solares de despierto algo menos de una hora después. Eslas geografías que habitan. ¿Usted de dónde curioso, durante un rato más me quedo en laes? De Miami. Ah, ahí no he estado. Ah, ¿pero cama, físicamente cansado, pero sin la sensa­vive en Nueva York? Esa ciudad sí que la co­ ción de somnolencia que me asalta al desper­nozco. No sé qué decirle, si me gusta o no. Bue­ tar por las mañanas. Lentamente me empiezono, a lo que iba, en Nueva York amanece muy a levantar, con el sabor de la empanada quetemprano. A las siete de la mañana ya hace un me vuelve a la boca.solazo y a las tres y media de la tarde ya es denoche. Pero aquí, en España, es distinto. A las Me estaba estirando cuando escuché el so­siete de la mañana es noche cerrada en invier­ nido de los tanques. Inmediatamente salté deno. Y a las ocho y media de la tarde, en Madrid la cama y salí al exterior. El rumor de losy en verano, todavía hay sol. Las culturas tien­ vehículos orugas procedía del prado y haciaden a levantarse alrededor de la salida del sol allá que me fui corriendo. Enseguida los vi.y a aguantar despiertos dos tercios del período Dos unidades completas de defensa costera.de rotación planetaria. Y a comer entre me­ Los vehículos con las antenas deflectoras dedias. Por tanto es antinatural, en el sentido rayos láser iban delante y los misiles ibanmás literal de la palabra, que los españoles co­ detrás. Todos cubiertos por lonas, sobre lasmamos a las doce del mediodía como hacen us­ que veía a varios soldados acuclillados. Casarestedes. Pero para ustedes, es lo que ha de fumaba con el que parecía ser el oficial al man­hacerse. do del grupo, que descansaba contra un Jeep, arrumbado a un lado del fango que removían Así, Amador me deja para que vaya a co­ tras de sí las enormes orugas.mer a mi habitación. Lo cierto es que, por moti­vos culturales o no, mi estómago lleva dos Me acerqué a ellos. Hablaban en esa va­horas rugiendo. Son las dos de la tarde y yo riante extraña del español que no puedo com­tendría que haber almorzado hacía mucho. prender y que se habla en esta región. Casares y él tiraron el pitillo al suelo en cuanto me vie­ Como si mis cuitas fueran escuchadas por ron llegar.la providencia, me encuentro con el típico al­muerzo gallego: caldo caliente, pan frito en ―Usted perdone, espero que no me saqueaceite por si lo quiero echar dentro y una ra­ fumando en el reportaje, no quiero dar malación de empanada de tamaño folio de la que so­ impresión. Súbase, súbase al Jeep, que nos va­bresalen los trozos de pimientos y carne. Todo mos para la costa ―dijo Amador, viendo refle­regado con agua y un vino blanco que bebo de jada en mi cara mi preocupación por lo que laun cuenco de loza también blanca. De postre, presencia de aquellas armas parecía indicar. Elhay dos naranjas y unas cuantas onzas de cho­ vehículo arrancó en silencio y recorrimos va­colate negro. rios kilómetros sin hablar, adelantando a las enormes orugas que transportaban el arma­ mento. Giramos por detrás de unas lomas y 46

FUTUROSCOPIASllegamos a lo que había sido, antaño, un acanti­ otros sitios. Y fue al revés. La gente abrazó lolado. americano, lo anglosajón, que era ya entonces principalmente americano. Me acuerdo de la ―Esto pasó el día antes de que usted llega­ obsesión que tuvimos durante años por lo dera. No se lo comenté porque no quería asustar­ hablar inglés. Nadie lo hablaba bien, empezan­le. Yo... bueno. Yo ya he vivido. do por el ministro Innombrable, que había vi­ vido en Londres, pero rodeado de gente de Bajé del Jeep y comprobé que el acantilado Cuenca porque madre mía, qué forma de pro­había sido horadado en una perfecta forma se­ nunciar. Y lo nuestro se despreciaba.micircular. Con un escalofrío, pude comprobarque los escombros de las rocas que habían caí­ »El problema en realidad viene del siglo XIX.do al fondo del mar se movían, poniendo de Tras la guerra de Cuba, surgió lo que se llamómanifiesto que bajo ellas había algo que las se­ la generación del 98. Intelectuales muy impor­guía removiendo. Temblando, busqué a Ama­ tantes, sí, pero que no hacían más que dar lador, interrogándolo con la mirada. brasa con la mandanga de «España como pro­ blema». Y desde entonces hasta ahora, España ―Qué quiere que le diga. El coronel y yo fue un problema. La dictadura no ayudó nada,opinamos que se trata de un despegue. Esto lo claro. Lo del patriotismo era cosa de fachas ohacen de vez en cuando. No solo aquí, ¿eh? futboleros. No hubo nunca un patriotismo co­También desde el Cantábrico, el Báltico, el es­ mo decía Platón: la preocupación por el bientrecho de Magallanes... se acercan hasta la cos­ común. Era una cosa de pin de bandera en lata, horadan el fondo marino y luego despegan. solapa, que también importamos de los ameri­Su tecnología antigravitatoria lo deja todo he­ canos.cho un asquito. »Y así fue andando el tiempo. La cultura Pregunto al coronel si planean dispararles española eran los toros y el flamenco. Y paraen cuanto los vean. Me mira como si yo fuera de contar. Tenías que viajar al extranjero y en­tonto. contrarte con otros españoles que también vi­ vieran allí para darte cuenta de lo profunda ―Bueno, venga. Venga conmigo, joven, de­ que era la diferencia cultural entre nosotros yjemos trabajar a la Guardia Civil. Venga y ayú­ los demás, en el sentido de la cultura comodeme a preparar las cosas para el mercado contingencias conductuales compartidas.medieval. Volvías a España y te encontrabas con que la españolidad parecía consistir en despreciar a ―¡¿Acaso planean seguir con eso?! otros compatriotas que no hacían lo que tú ―Sí, claro. La vida sigue, hasta que te mueres. querías. Caminamos durante largo rato de vuelta alpueblo. De vez en cuando hablamos de todo un »Y aun así, mientras está uno en el extran­poco y de nada en particular. De la familia, de jero, echa de menos algo aunque a veces no se­literatura, de arte. pa el qué. La nostalgia solo la conoce el que se ―La culpa de nuestra decadencia intelec­ marcha.tual la tienen ustedes, los americanos. Al princi­pio nos pareció estupenda su invasión cultural. Casares termina su monólogo y yo le dejoEn América Latina era otra cosa, claro. Habían hablar sin entender nada de lo que me cuenta.hecho ustedes tantas cabronadas con sus servi­ Pero bueno, los viejos son así, se largan a des­cios secretos que existía una extendidísima des­ barrar sobre temas que no tienen ni pies ni ca­confianza congénita. Se aceptaba la invasión beza.cultural que venía de sus costas: su moda, sumúsica, sus películas. Pero a la vez, se descon­ ―¿Tiene usted idea de lo que se puede lle­fiaba de ustedes. Aquí no era así. Se murió gar a echar de menos un botellín?Franco, ¿sabe quién era? Ya nadie se acuerdade él. Se murió Franco y me contaba mi padre, ―¿Lo cuálo?que en paz descanse, que todo el mundo espera­ Estoy un poco cansado de tener que aguan­ba que España se abriera a la cultura europea. tar, como americano, que todos los europeos yPero continental, ¿sabe? Con todos los intelec­ los latinoamericanos nos echen la culpa de to­tuales que se habían exiliado en Francia y en do. A la mayoría de los americanos nos da 47

FUTUROSCOPIASexactamente igual lo que sucede en otros luga­ dad para cambiar de tema porque las pajasres del mundo. Cuando estuve en Chile, todo el mentales historiográficas me desagradan y amundo me daba la brasa sobre la implicación mis lectores les interesa mucho más lo dede la CIA en el golpe de Estado de Pinochet ha­ siempre.ce más de sesenta años. Y yo tuve que mirarquién era Pinochet en Wikipedia. La gente no ―Dígame, ¿cómo es el sexo en la comuna?parece entender que a nosotros nuestro ombli­ ―Pues como en todas partes.go nos parece un espectáculo grandioso. Y si a ―Ya sabe a qué me refiero.la gente no le gusta nuestra cultura, ¿por qué ―Sí, lo sé. Pero verá, voy a decepcionarle:se la pasan viendo nuestras películas y jugando le insisto en que el sexo en la comuna es comoa nuestros videojuegos? en todas partes. La gente siempre ha fanta­ seado con la idea de que en las comunas como ―Porque es la modernidad. Siempre la la nuestra, al vivir al margen de la sociedad,puta modernidad. Sin Roma no hay carreteras, se ignoran también sus reglas morales. Pien­pero con Roma hay esclavitud. ¿Comprende, san que nos paseamos en pelotas por el fron­joven? dor y que solo tenemos que sacarnos la chorra para que nos la chupen en cualquier esquina. ―No. No niego que haya algunas comunas en que ―Vea, lo malo de las invasiones culturales sea así. Con matrimonios múltiples y esas co­no son las formas en sí mismas, o la lapidación sas. Las orgías y los intercambios sexualesde las formas culturales propias. Son las ideas anónimos siempre han existido y siemprey los valores morales que se transmiten con existirán. Y yo, de joven, me quise unir a unellas. Yo fui disfrazado de matorral al estreno matrimonio múltiple, pero supe enseguidade un bodrio de esos con efectos especiales. que iba a acabar en divorcio.Tras aquella película, la épica estaba por todas »El poliamor y el sadomasoquismo sonpartes. Películas y películas de tíos con abdomi­ corrientes culturales minoritarias. Lo que pasanales dándose de mamporros. Bueno, la cosa es que la gente que las practica es, quizá, exce­ya veía de antes, pero el caso es que el público sivamente proselitista. Constantemente tienense lo llegó a creer. ¿Comprende? La épica había que dejarte claro que a ellos les va que lesdesaparecido por completo de un mundo que meen encima, como si necesitaran justificarsetenía pavor a la guerra por culpa de Hitler y de ante el espejo y te usaran a ti de espejo inde­las bombas atómicas. Pero luego reapareció y seado. Pero aparte de eso, el sexo con la doñase instaló en el inconsciente colectivo de una será siempre el intercambio sexual más habi­humanidad colonizada intelectual y cultural­ tual entre los seres humanos. Y al final, pormente por el Imperio; una humanidad que mucho que tratemos de construir comunida­acabó creyéndose que la guerra molaba, que lo des paralelas a la sociedad, el hecho profundode secuestrar y torturar terroristas era un mal permanece: tú tienes que convencer a alguiennecesario porque lo hacían en videojuegos y lo de que eres una persona agradable con la querepetían en los periódicos. De hecho, al princi­ va a pasar un rato agradable. Y lo de conven­pio de la guerra, recuerde que se regalaban sus­ cer... pues es un esfuerzo, qué quiere que le di­cripciones a videojuegos para que la gente se ga. Yo, como soy fibroso a pesar de ser unalistara. ¡Yo conocí ese videojuego cuando era vejestorio, y tengo esta vitola de líder al que re­en dos dimensiones y lo reprogramaron solo verenciar, pues no tengo que esforzarme mu­para reclutar mozos! Pero cuando los marinos cho para poder beneficiarme a jovencitas. No,empezaron a desaparecer por miles, la gente por Dios, no me mire con esa cara. No soy unvolvió a jugar al cinquillo. asaltacunas. ¡Es que a mi edad, cualquier cua­ Llegamos a la aldea, donde ya comienzan a rentona es una jovencita! Siempre pienso que,colocarse los tablones para el mercado medie­ si hubiera construido Walden III para follar,val. Vemos cómo una pareja de jóvenes se so­ me hubiera ido mejor. Pero qué quiere que lebresalta al toparse con nosotros. Vienen diga. Homosexuales o heterosexuales, aquí lacorriendo de algún lugar ignoto, con las caras gente acaba viviendo en familia. Y si hay inter­sonrosadas y sudando. Aprovecho la oportuni­ 48

FUTUROSCOPIAScambio de parejas, a mí me coge durmiendo y no ―Pues no, para nada oiga. Vea, ahí se ven­me entero. den recados de escribir. A mí me encantan. Yo, cuando me da por escribir sonetos, me pongo a Casares comienza a ayudar a las tareas de hacerlo con papel y pluma, y mojando en elconstrucción del mercado medieval. La fuerza tintero. De esos tengo varios ya. Muchos, defísica que exhibe levantando tablas me hace hecho, porque como saben que me gustan, mepreguntarme cuál será su vigor sexual, pues yo los regalan.a duras penas puedo seguir su ritmo. ―¿Venden drogas? ―¿Sabe qué? El sexo, al final, es un asunto ―Sí, claro. Vea, vea qué marihuana mássolitario. Cuando la gente folla, lo hace por pla­ estupenda. Pero aquí todo el mundo tiene sucer. Por placer de uno mismo. El placer del tarjeta de consumo, hasta yo. Ahora, por lo vis­otro es algo que hace el placer propio más pla­ to, las dan en el instituto, con la asignatura decentero. No es que se trate de un acto egoísta. Destrezas del Ser y el Estar. Se quejan los ra­Es, simplemente, un acto solitario. paces porque dicen que con el nuevo plan de estudios dan doce horas diarias de clase. No sé Foto: Vacas pastando en los prados. Wal­ yo adónde iremos a parar. Anda que... meden III se ha negado sistemáticamente a pa­ acuerdo de que el ministro Innombrable lagar el canon compensatorio a Monsanto por quiso quitar. Con lo que costó que legalizaranusar animales no transgénicos (Reuters). la marihuana. Entonces era un follón. Al Esta­ do le daba miedo que aumentaran los casos de Pasamos bastantes horas preparando la in­ adicción a las drogas y no tener suficientes re­fraestructura más elemental del mercadillo me­ cursos para curarlos, amén de que los mafiososdieval. Para cuando hemos terminado, no se reciclan de la fractura de piernas ajenasempiezan a llegar los vehículos a la aldea. Los al derecho mercantil de un día para otro. Peroviejos amigos se saludan al reencontrarse y claro, en el fondo la perspectiva de los impues­Amador tiene que atender prácticamente a to­ tos que iban a cobrar les molaba. Y montarondo el mundo, pues todos le conocen y quieren el follón burocrático de las tarjetas. Usted no lohablar con él, incluyendo a no pocas jóvenes conoció, pero tenías que sacarte un seguro mé­bastante atractivas ―y bastante por debajo de dico para compensar futuras curas de desinto­los cuarenta años― que lo miran con una mez­ xicación, otro de responsabilidad civil por sicla de arrobamiento reverencial y sexual fasci­ matabas a alguien con el coche, ir a un cursonación. No tengo ni la más mínima duda que de sensibilización de seis meses. Una historia.Casares va a sacarse la fibra de los pantalones Pero vamos, yo todavía la tengo.esta noche. Quizá varias veces. ―¿Venden otras drogas? ―No. Licores y hierba para fumar, nada Tras la charla, la gente comienza a montar más.sus puestos. Y a colgar las mercancías. Tomo di­ ―¿Y alimentos ilegales?versas fotos para que nuestros lectores puedan ―¡Ilegales dice! Pues sí, sí que los vende­hacerse una idea, pues lo cierto es que desco­ mos. Nos bajamos de internet el ADN de semi­nozco los nombres de las ignotas viandas que llas previas a la invención de los transgénicos,comienzan a exhibirse y a llenar de suculentos usamos la impresora bioquímica y luego lasolores el campo. Y me sorprende, la verdad, la cultivamos. Y vea, vea qué pimientos, vea.presencia de artesanías que podríamos conside­ ―¿Es cierto que así consiguen cultivos másrar no esenciales. baratos? ―Muchísimo más. Cuando empezó la his­ ―Pensaba que solo se podrían vender co­ toria de los transgénicos, a todo el mundo lesas de comer y de vestir. daba yuyu que se te metieran los genes dentro del cuerpo y te saliera cáncer en las uñas de los pies o algo así. Pero el problema era el dinero, claro. Cuando tú tenías un cultivo normal, le 49

FUTUROSCOPIASechabas estiércol de vaca de toda la vida y san­ un monstruo que se esconde en el centro de untas pascuas. Pero con las semillas transgénicas, laberinto para romperle el escroto a cornadas ales tienes que comprar a ellos el estiércol artifi­ los pobres. Es una ciencia: el intento de expli­cial. Y el problema es que si tu vecino tenía car un fenómeno humano con matemáticas.transgénicos, pues se contaminaban tus culti­ Tiene usted que diferenciar: el libre comerciovos. ¡Por la polinización! Y si no te dabas cuen­ es legítimo y aquí lo practicamos. Lo que pasa esta, al cabo de un par de años ya lo tenías todo que la acumulación capitalista, o estatista, cuan­transgénico y, quisieras o no, tenías que com­ do pone en peligro la salud de la nación y de laprarles a ellos el abono. Aquí, no muy lejos, en sociedad... pues es como cualquier otro riesgo:Asturias, Monsanto llevó a los tribunales a un es inaceptable y hay que atajarlo.concejo entero por tener cultivos sin pagarlesla licencia. ¡Y habían llegado a sus campos a lo­ ―Como la libre tenencia de armas cuandomos de los abejorros! ¡Y luego quieren que de­ se llega a las armas atómicas.fienda la propiedad industrial! ―¡Jajajaja! Qué cabroncete me está salien­ ―No negará que los transgénicos fueron do usted, joven. Pues sí. Pero vamos, que porun avance en su momento. eso nosotros mantenemos el libre comercio, pero a la vez controlamos nuestras finanzas de ―Para ustedes los americanos, que son tan manera autónoma con los ordenadores. Es co­vagos que sacarles las pepitas a las uvas les pa­ mo usar la meteorología para saber cuándorece un esfuerzo. Pero al cabo de unas pocas dé­ has de llevar paraguas y no mojarte. Pero nocadas toda la agricultura mundial estaba en dejas de salir a la calle porque llueva. Puesmanos de dos multinacionales sin patria ni igual, pero con la economía.abuela ni perrito que les ladrara. Todas las se­millas, todos los fertilizantes. Y lo que más me ―No entiendo que con esto se gane dinero.jode es que los putos liberales no defendieran ―Usted no entiende nada. Ya se lo he en­entonces que los monopolios eran malos. ¡Pues señado antes. Nuestra autonomía económicaclaro que lo fueron! ¡Los precios crecieron ex­ depende de las máquinas. Esto que hacemosponencialmente! aquí, lo hacemos por placer. Por el placer del comercio, del regateo, del descubrimiento de ―¡Pero eso fue por la guerra! cosas cuya existencia desconocías y que te en­ ―Sí, lo sé. La guerra. Críos a los que les da­ cantan. El comercio es una necesidad humana.ban seis semanas de instrucción y los metían ―Entonces, por lógica, usted reconoce queen un submarino. A luchar contra los invaso­ la acumulación de riquezas...res. A defender la Tierra de los alienígenas. A mí, ―Son cosas distintas. El comercio es unapor suerte o por desgracia, porque no sé si es una necesidad humana, ya se lo he dicho. Y un pla­suerte vivir hasta los setenta años para ver morir cer. Y como con todas las necesidades huma­a todos tus amigos, me dejaron en la defensa cos­ nas, hay que satisfacerla. Pero el capitalismotera, por si les daba por invadirnos. Nunca lo hi­ viene de la codicia. Y la codicia es como la luju­cieron. En fin... No hablemos más de aquellas ria: un deseo que no puedes ni quieres contro­hambrunas, joven, vea, vea qué chorizos. lar, y que nace de una necesidad, de sexo o de Me sorprende extraordinariamente el mer­ obtener cosas. Cuando empiezas a dejar que lacado medieval. La gente compra y vende y rega­ gente se muera de hambre para obtener mástea, como se han hecho en los mercados toda la cosas, pues es como cuando violas a una mozavida. Utilizan piezas de plata como moneda, para aliviarte las ganas.claro, porque permanecer al margen de la eco­ »Mientras existió el comunismo, las demo­nomía requiere no utilizar tarjetas de crédito. cracias occidentales tuvieron que esforzarse ―No consigo entenderlo. Pretenden vivir al por ser mejores que el enemigo, por permitirmargen de le economía pero practican inter­ más libertades, más posibilidades de accióncambios comerciales. política y social. Pero cuando cayó el comunis­ ―Pero mire que es usted obtuso, joven. No­ mo, ya no tuvieron que esforzarse. Y entre lasotros no vivimos al margen de la economía. Gran Recesión del año once y la invasión delLa economía... es como la meteorología. No es veinte, vivimos casi diez años de dictadura de 50


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