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Revista POP!

Published by alexsolis188, 2020-05-11 00:39:11

Description: Una colección de ensayos relacionadas con temas de entretenimiento y cultura popular.

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ENSAYOS DE LA AUTORIA DE ALEJANDRO • Máscaras…………………………………………………………………………………………. Pág. 3-5 •El Cine Independiente Frente al Cine Comercial…………………………………………....…… Pág. 6-10 •Como vender una nota a una sociedad perversa: un ensayo acerca del morbo y los feminicidios. Pág. 11-16 • Efectos de la Pandemia: La verdadera cara del Entretenimiento………………………………... Pág. 17-22 ENSAYOS DE AUTORIA AJENA: • V de Vendetta: Liberalismo y Tiranicidio………………………………………………………. Pág. 23-37 • Rorschach de Watchmen: Una existencia auténtica…………………………………………….. Pág. 38-42 • Breaking Bad o la Historia de una Corrupción Moral…………………………………………... Pág. 43-48 • Un ensayo sobre la enigmática apuesta visual de Bad Religion………………………………… Pág. 48-54 • The Cargo y la influencia del cine de terror en la modernidad………………………………….. Pág. 55-63 • Bibliografía………………………………………………………………………………………. Pág. 64-67 • Bibliografía de Ensayos Ajenos…………………………………………………………………. Pág. 68

Máscaras Las máscaras sociales son de las partes más interesantes del ser humano, especialmente en nuestra época contemporánea, dónde estas son potenciadas por el uso de las redes sociales como Instagram el cual está completamente basado en la publicación de imágenes, gracias a esto, TODOS, tienen un ojo encima de ti. Nos surgen distintos cuestionamientos acerca de ellos, principalmente, ¿Por qué? ¿Cuál es la necesidad de mostrar una realidad más “perfecta” de la que en realidad posees? Parecería ser muy simple la respuesta, es evidente que en las redes sociales nadie quiere demostrar algún suceso desagradable o triste, yo creo que nadie desea hacer eso, esto también en la vida real, lo que muestras o presumes a las demás personas son cosas que te gustan o de las que te sientes orgulloso, tu trabajo, algún logro, algo nuevo que compraste, etc. Sin embargo, creo que esto va más allá cuando se trata de las redes sociales; cuando es una interacción física con otra persona, la visualización de lo que estás demostrando se queda con esa persona/as dependiendo de cuantos sean, pero resulta más íntimo, por lo tanto hay más confianza. En Instagram por ejemplo, lo pueden ver todos tus seguidores además de personas completamente ajenas que 1. Pudieron encontrar la imagen al azar 2. Personas que conocen tus seguidores pero tú no conoces y se muestran estas imágenes. El alcance es muchísimo mayor, ya no hay confianza por lo tanto hay una facilidad muy grande para recibir críticas, pero al mismo tiempo te da un cierto tipo de pertenencia y conexión. Reihben dice: “el simple hecho de actualizar el estado en Facebook te puede hacer sentir más conectado, incluso si nadie le presta atención. Y no solamente los efectos emocionales se centran en las reacciones positivas, si

no que si a otras personas \"les enoja\" lo mismo que a ti, sientes que tu opinión cobra fuerza.” (Reihben, 2017). Por lo tanto, creo que por esto las personas se esfuerzan en sus redes sociales para demostrar tener una vida feliz o perfecta inclusive al punto de parecer que vive una completamente diferente a la que en realidad es. Incluyendo lo ya mencionado creo que hay algo dentro de estas personas que tienen estas máscaras sociales tan fuertes que se debe de explorar. Yo creo que en general las personas que le dan una vuelta de 180 grados a sus vidas en sus redes sociales, no solamente muestran una realidad falsa, también muestra un deseo interno; todo lo que muestran estas personas muchas veces es la realidad que les gustaría vivir, sus deseos más grandes, lujos, estabilidad, éxito, felicidad, todo lo que es considerado como algo bueno o algo que se desea alcanzar, como no lo ven en su realidad, resulta un buen escape verlo en sus redes sociales. Algunas veces esto les ha funcionado a ciertas personas a alcanzar el éxito que tanto aclaman, lo supuestos “influencers” nacen todos por esta máscara social. Algo interesante que vemos acerca de estas personalidades con sus vidas dentro de las redes sociales son sus seguidores; creo que estas personas atribuyen mucho a la continuidad de esta “actividad” por así decirlo, los seguidores son los que dan la aceptación a lo que se está publicando, los botones de compartir y “like”, sirven solamente a mi parecer para elevar el ego de las personas que publican las fotos y confirmar lo que suben. La crítica es también algo importante que tenemos que revisar en cuanto a este tema, es evidente que las personas que tienen esta máscara social, que suben su contenido perfecto a sus redes sociales, serán bastante sensibles a la crítica ya sea constructiva o no (obvio también depende de las personas que suben el contenido). Me queda claro que estas personas muchas veces tendrán a lo mejor problemas de

auto estima o una necesidad muy grande de pertenecer como lo afirma Laura Rodríguez, psicóloga de la Universidad de Huerta: “el afán de aparentar en las redes sociales parece estar promovido por una necesidad inherente de aprobación social, de ser aceptados y reforzados por los demás. Por ejemplo, la sensación de bienestar que obtenemos al subir un «selfie» reforzado por los likes y comentarios halagadores” (Rodríguez, 2019), por esto es que les será difícil digerir las críticas, y esto se ve muchas veces por la manera cómo responden a estas. El objetivo de este escrito no es juzgar lo que comparten las personas, esto no resuelve nada, y al final son sus cuentas y pueden subir lo que quieran; sin embargo esto no es excusa para hacernos ciegos a una realidad social, que puede ser una problemática que puede desencadenar problemas de depresión. “La necesidad de aprobación constante puede derivar en un problema ‘patológico’. Elías señala que ‘algunas personas, de tanto aparentar ser lo que no son, son absorbidos por el personaje que intentan mostrar públicamente. Aparentar lo que no se es desgasta, frustra, genera tensión, produce estados emocionales negativos, pudiendo llegar incluso a la depresión” (Negrete, 2016). El aparentar en las redes sociales es inútil, si el tiempo que se utilizara aparentando y mejorando la apariencia de la cuenta se utilizara mejor en alcanzar las metas personales no se necesitaría aparentar y las personas serían más felices.

El Cine Independiente Frente al Cine Comercial El cine es una de las artes más bellas y significativas para nosotros, a través de él se cuentan grandes historias que desafían nuestra visión de la realidad, nos hacen pensar más allá de los confines de nuestra pequeña burbuja. Nos hacen reír, llorar, nos asustan, son un escape para algunas personas y son algo extremadamente significativo para otras, algo más cercano a una inspiración. Algo interesante acerca del cine es lo que algunos se imaginan al pensar en ello; cuando mencionamos la palabra “cine”, lo primero que se nos puede venir a la mente son todas estas grandes películas con enormes producciones, actores reconocidos, explosiones, eventos más grandes de lo que nosotros podríamos imaginar. Y si, es una parte del cine que no podemos ignorar, es enorme, es extravagante, existe y no solamente existe, está tan en tu cara que hacer como que no, sería un pensamiento muy terco. A pesar de esto, debemos voltear hacia el otro lado del cine, ¿qué es? ¿Para que existe? Claro, estoy hablando del bajo mundo del “cine independiente”. Antes de poder hablar de él, creo que es importante poder definirlo, algo un poco complejo de puntuar, ¿qué lo diferencia del cine comercial? Muchos pensarían que el “cine de arte” es cien independiente; muchas veces si lo es, sin embargo, no por las razones que muchos podrían llegar a creer. Según Enrique Martínez-Salanova Sánchez, profesor, pedagogo y antropólogo y tecnólogo de la educación y director dice: “Una película independiente es una película que ha sido producida fuera de los grandes estudios cinematográficos y, en EE.UU., principalmente con personal no afiliado al sindicato. Por lo general es una producción de bajo presupuesto de una productora pequeña”.

Hay muchas cosas con las cuales uno podría estar de acuerdo en la definición, sin embargo, creo que se podrían modificar algunas cosas para llegar a algo más preciso. A mi parecer lo que diferencia del cine independiente al cine comercial es la financiación, las películas independientes están alejados de los grandes estudios cinematográficos, por lo tanto el dinero debe de venir de algún otro lado; ojo, esto no quiere decir que tiene que ser de bajo presupuesto para considerarse “cine independiente”, recordemos la película de “la pasión de Cristo”, que a pesar de tener un presupuesto bastante grande de 30 millones de dólares, se considera una película independiente, debido a que la mayoría del financiamiento vino por parte de su director, Mel Gibson. Aun así las películas independientes generalmente se asocian con la idea del bajo presupuesto, que vaya, no es algo malo, hay muchas películas grandes y que son exponentes del cine que se hicieron que presupuestos bastantes chicos; lograron trascender con todas sus limitaciones, que vienen con el poco dinero como por ejemplo, la película de “Clerks” del director Kevin Smith, tuvo un presupuesto de 230, 000 dólares. Que a pesar de parecer una suma bastante considerable, en términos cinematográficos, es una cantidad bastante pequeña. Supo utilizar sus limitaciones, grabando todo en un solo espacio, presentándolo en monocromático y enfocándose en el desarrollo de personajes y de la historia. Esa es otra diferencia grande entre el cine independiente y el cine comercial es la libertad que hay con las historias. Es muy conocido el hecho de que cuando el dinero viene por parte de los grandes estudios, estos gustan de “meter mano” a las producciones y las arruinan (claro existen las excepciones). Cuando el dinero viene de uno mismo, la libertad creativa que tiene uno sobre las historias es mucho mayor y por lo tanto la visión del directo sería más completa.

Una pregunta muy grande que puede surgir acerca del cine independiente frente al cine comercial, es la financiación; ya se estableció que en el cine independiente tiene su financiación por medios independientes, valga la redundancia, pero, ¿Cuáles son esos medios? EL dinero puede de uno mismo que crea la obra, además de esto, gracias a las nuevas tecnologías fuentes como el crowdfunding, que es conseguir dinero a través de los espectadores o “donadores” que financian parte de las obras, estas fuentes han ayudado a mejorar el proceso de financiamiento de un filme. Otra cosa que es bueno mencionar, es el papel que ha tenido las nuevas tecnologías en la creación de cine, nuevas cámaras con tecnología avanzada logran crear imágenes que en calidad, son iguales o parecidas a lo que te podrían dar las grandes películas, cámaras con calidad de 4k e inclusive 6k, que en algún punto eran reservados para las grandes producciones y estudios cinematográficos grandes, ahora pueden conseguirse en cualquier tienda que venda electrodomésticos. Que es algo muy importante que se debe mencionar, hoy en día gracias a las nuevas tecnologías, cualquier persona en teoría, pudiera hacer cine, claro si este sea buen o mal cine, depende mucho de la calidad de las historias producidas, pero en cuestión técnica, cualquier persona con unos cuantos videos enseñando como hacer tomas y comprando una buena cámara se pudiera hacer cine, y esto amplía y se pueden formar grandes redes de cine independiente. A pesar de la accesibilidad que ha surgido en cuanto a la creación de cine, debemos de pensar, ¿es lo mejor? Esto nos pone a pensar en la pérdida del aspecto magnifico y de arte que se tenía reservado para las grandes industrias; al mismo tiempo la accesibilidad que hay sobre la producción de cine, nos ayuda a cubrir una necesidad creativa que algunas personas tienen, la habilidad de expresar otro tipo de contenidos, de complejidades más elaboradas y profundas, de realidades duras, exacerbando los sentidos y las emociones más anuladas en el cine masivo y tecnológico.

Algo que puede llamarnos mucho la atención acerca del cine comercial frente al cine independiente son las premiaciones. Los óscares es uno de los festivales más grandes y celebrados en el mundo, una masturbación a las grandes producciones hollywoodenses, con gigantescos presupuestos y recaudaciones, en ese día todos los ojos están encima de ellos; y esto es parte del espectáculo que llama la atención de todos. Tenemos que tomar en cuenta que el cine independiente tiene también sus premiaciones y en la mayoría de las veces, estas son mucho más prestigiosas que lo que las premiaciones de los óscares pueden ser, por ejemplo el festival de sundance, que es un festival internacional de cine, principalmente cine independiente. Cannes también es también otro de esos festivales de cine que se nos viene a la mente cuando hablamos del cine independiente. Otro aspecto muy interesante acerca del cine independiente frente al cine comercial, son los movimiento que surgen acerca de este último, se crean corrientes de creación, al igual que las corrientes artísticas; una de las más interesantes es la del Mumble Core, un movimiento del cine independiente que se basaba meramente en la creación, no importaba si se tenía o no el presupuesto, todas las herramientas o actores capacitados, la premisa era grabar y crear una historia con lo que se tuviera. Que es algo que no se pudiera hacer jamás en un ambiente comercial en el cual se pone en juego el dinero de muchas otras fuentes, de empresas grandes que tienen un estándar de calidad, y es lo que se les tiene que presentar. Muchos grandes exponentes del cine han surgido de este movimiento cinematográfico como por ejemplo Barry Jenkins, que se decidió conocer gracias al mumble core y que eventualmente

llegaría y ganaría un premio óscar por su película “Moonlight”. Esto es la importancia del cine independiente, la libertad que esta te da en cuestión historias y producción, no estás atado a los estándares de terceras personas, eres tú, tu propio estándar de calidad, recordemos que muchos de los grandes directores de Hollywood surgieron y aprendieron gracias al cine independiente como Tarantino o Nolan; este tipo de cine tiene su lugar y no es menor.

Como vender una nota a una sociedad perversa: un ensayo acerca del morbo y los feminicidios “Todos nos alimentamos de la tragedia, es como la sangre para un vampiro. Como un vicario vivo, mientras el mundo entero muere, mucho mejor tu que yo” - Maynard James Keenan, 2006 Vivimos en una de las épocas más interesantes del ser humano, los medios de comunicación han sufrido una transformación radical; este cambio que han sufrido a través de un paso de 30 años es algo muy grande, el flujo de información es cada vez mayor y rápido, tanto así, que para nosotros una nota con una semana de antigüedad, ya es considerada nota vieja. La llegada de las nuevas tecnologías, han además, cambiado las formas en la que este flujo de información se da. Otro cambio que parecería no tiene nada que ver, pero que, exploraremos su relación más adelante, es el del feminismo; uno de los movimientos más fascinantes del Siglo XX, ha tenido una evolución súper interesante que ha venido a cambiar diferentes cosas dentro de nuestro entorno social. “El feminismo es un movimiento social que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación, y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo de varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que aquella requiera.” (Mujeres en Red, 2008). Creo que la definición que nos proporciona este periódico en línea es bastante completa y explica bastante bien las bases y el fundamento de este movimiento

social; de menos para alejarnos de estas ideas radicales que tienen a veces las personas a la hora de referirnos a aquellas personas que se siente parte de esto. Ahora lo importante, ¿por qué hablar de estos dos conceptos que al parecer no tienen nada que ver? Por la situación tan difícil que están viviendo hoy en día las mujeres en nuestro país. A principios del mes de febrero, una mujer de 25 años, Ingrid Escamilla, fue brutalmente asesinada, descuartizada y desollada por un hombre de 46 años que presuntamente era su novio; a pesar de la indignación debido a la repugnante acción, lo que movió todo vino después. A través de un periódico de la Ciudad de México al igual que a través de las redes sociales, se filtraron las imágenes del brutal feminicidio, causando gran indignación debido a la utilización de la muerte de ya no solamente una mujer, de una persona, para el lucro y generación de morbo. La cosa aquí es, ¿por qué a pesar de la sensibilización que se ha estado generando en la sociedad en tiempos recientes, se siguen generando este tipo de notas que no sirven más que para generar venta y morbo? ¿Cuál es la necesidad? Incógnitas difíciles de contestar, pero que a través de este escrito y mis mejores habilidades intentaré hacer más comprensibles. • Los Feminicidios en México Antes que nada, creo que tenemos que entender la situación por la que está pasando México en estos momentos con el tópico del feminicidio. ¿Por qué feminicidio? Esto es algo que muchos no terminan de entender, especialmente hombres con ideas un poco más conservadoras (hablo por experiencia propia) que pueden llegar a confundir esto con el “femicidio”. La diferencia entre estos dos términos recae en las condiciones de género, es decir, femicidio, al igual que por ejemplo el homicidio es un asesinato simple y llano sin considerar condiciones de género. Por el contrario el feminicidio, es el asesinato de mujeres y niñas por el hecho de que son mujeres, estos asesinatos evidentemente son motivados por ya sea el machismo y/o el sexismo; esto un problema por el que pasa México gravemente.

“En México fueron asesinadas 1,006 mujeres tan solo en 2019 y, tan solo en el mes de enero (2020) fueron registrados 73 homicidios. Se trata de una situación que muestra un problema estructural y cultural que afecta a las mujeres en casi todos los aspectos de su vida.” (INFOBAE, 2020). Es verdaderamente alarmante la cantidad de actos horridos que suceden en nuestro país en contra de las mujeres, ves esto y es difícil no empatizar con aquellas afectadas, por ello es que el movimiento ha crecido tanto, especialmente en las redes sociales, donde las opiniones se exponen y se puede ver un verdadero malestar en la comunidad. • Morbo, el agente del mal Una parte muy extraña de la sociedad pero en especial la sociedad mexicana es el morbo, a pesar de todo lo mencionado en cuestión de movimientos sociales y sensibilización, se siguen consumiendo y muy bien el morbo en toda clase de medios; pero, a todo esto, ¿Qué es el morbo? El psicólogo Sergio García Soriano explica que el morbo es en realidad una enfermedad, un comportamiento malsano, y la clave para que nos atraiga es su capacidad para dejarnos impactados por algo inmediato. El morbo es una de las cosas que más funciona para la publicidad y para la venta. Se podría pensar que esto no produce un efecto a largo plazo, y hay razón en esto, sin embargo los efectos que tiene si son inmediatos, por algo los programas de chistes son muy exitosos y hay muchísimos, especialmente en nuestro país, donde el consumo de estas, piezas audiovisuales y musicales que tocan temas escabrosos como el narcotráfico, la pornografía, y periódicos donde muestran el cuerpo de una mujer mutilada está en niveles muy altos.

Creo yo que el consumo del morbo denota un sentimiento en la sociedad, un vacío que se necesita llenar con otras cosas que nos resultan escabrosas. Forma parte de este sentido tabú e ilegal al consumirlas algo que en las drogas, no te atrae la droga, te atrae el hecho de que es prohibida. Enrique Cervantes, director y fundador del Centro de Psicología Comportamental, apunta se da un fenómeno interesante: el de la pertenencia a un club. \"Los que hablamos de esto nos reunimos para hablar de esto. Y, como pensamos que todo el mundo está al día del último suceso, nos informamos para poder hablar de ello. Le damos más importancia a aquello que creemos que la mayoría hace y no siempre es así\". (González, 2019). • El Papel de los Medios de Comunicación Los medios de comunicación han tenido un papel fundamental hablando acerca de este tema, ya sea de manera positiva y negativa; viéndolo desde un lado más positivo, los medios nos han posibilitado la manera de exponer estos hechos, hacerlos visibles al ojo público, especialmente en las nuevas tecnologías donde las redes sociales se han convertido en la cuna de las denuncias no solamente de abusos en contra de la mujer, sino de exponer los horridos actos hechos en múltiples feminicidios, a la vez que han servido como una forma de educación a personas que posiblemente no tienen idea de que es lo que está pasando, o la magnitud d que esta tiene. Evidentemente los medios de comunicación tienen una responsabilidad muy grande en cuanto tratar este tipo de temas se refiere, por el simple hecho de que se trata de mujeres que han perdido la vida por el hecho de ser mujeres. Muchas veces no se tienen a las personas correctas detrás de este trabajo y así surgen propuestas para tratar de una manera prudente y correcta este tema, por ejemplo en Colombia, donde surgió una campaña específicamente para tratar la violencia de género: “El Observatorio de Medios y Género es una apuesta de la Universidad Central, principalmente del programa de Comunicación social y

Periodismo y de la campaña No Es Hora de Callar. El objetivo del observatorio es realizar análisis de medios sobre temas relacionados con los diferentes tipos de violencias y vulneraciones de derechos que se dan por razón de género en el país.” Ahora, esto no quiere decir que todo es color de rosa, nos queda claro que en nuestro país falta mucho para lograr algo así y por el contrario nuestros medios de comunicación parece ser que a lo único que se han dedicado es criticar y desacreditar un movimiento el cual protesta porque mueren por el hecho de ser lo que son. En nuestro país parece ser que lo primero es vender y esto nos quedó clarísimo con la falta de ética que tuvo el periódico de la Ciudad de México que puso las imágenes del cuerpo de Ingrid Escamilla en su portada. • El Caso de “Al Extremo” No me queda duda alguna que nosotros como mexicanos somos una sociedad perversa, con una gran falta de moral y buenas costumbres, esto debido a la existencia de este tipo de programas televisivos, que son una gran muestra de lo que puede hacer una empresa con el morbo, con tal de vender. Extremo es un programa de la cadena televisiva mexicana TV Azteca, este programa es de “noticias”, como su nombre lo indica de notas extremas, por lo tanto no es raro ver notas en el programa siendo prácticamente escenas sacadas de películas de horror. Cuerpos descuartizados, violencia extrema, sangre, etc., etc. Este caso lo menciono, porque han sido varias veces que yo he visto como ponen videos y o imágenes de feminicidios como tal; hablando de una experiencia

personal, yo recuerdo en este programa alguna nota, en el cual se veía como una comunidad quemaba viva a una mujer por ser lesbiana, lo interesante aquí fue que justamente después pusieron una transición a la siguiente escena con una modelo hiper-sexualizada, inclusive las tomas que están de las presentadoras son tomadas de abajo hacia arriba, haciendo énfasis en las piernas. En este programa la cual la violencia extrema, los chismes, y la sexualización de las mujeres es el pan de cada día, y es una muy buena representación de los deplorables consumos que hacemos como sociedad. • Conclusión En conclusión yo puedo decir que por lo que estamos pasando como sociedad es un cambio y todo cambio tiene su camino “rocoso” por así decirlo. Es evidente que lo que sucedió con el caso de Ingrid Escamilla fue verdaderamente un caos, y aquellos medios que son culpables deben de tomarse un segundo para pensar que es lo que están haciendo; esta idea de “hacemos televisión para jodidos” que como en este caso me refiero a todo tipo de medios pudiéramos cambiarlo a “contenido para jodidos”, debe cambiar y ofrecer algo positivo para el progreso. En cuanto a nosotros como consumidores se refiere, creo que tenemos la misma culpa que tienen los medios; debemos de aprender a escoger nuestros consumos, buscar un correcto conocimiento e intentar hacer que desaparezcan todos estos programas que lo único que hacen es pervertirnos como sociedad.

Efectos de la Pandemia: La verdadera cara del Entretenimiento El 11 de marzo del 2020 comenzaría uno de los sucesos más extraños y difíciles para la humanidad en tiempos recientes; una enfermedad llamada COVID-19 (llamada Coronavirus coloquialmente), surgida en Wuhan, China se esparciría por el mundo generando una de las primeras pandemias mundiales en este mundo moderno. Algunas cuantas naciones han sido verdaderamente afectados, juntos miles y miles de infectados y muertos, mientras que el resto hace lo posible por evitar una catástrofe; las vidas de las personas se han ido, e intentan recuperarla tomando sus precauciones, utilizando guantes, mascarillas, guardando la supuesta “Susana Distancia” en fin, todo lo que se pueda por hacer las actividades cotidianas sin contagiarse. Una de las estrategias más lógicas y que todo el mundo ha llevado por casi dos meses ya, es la de quedarse en casa; si no hay razones para salir, no salir; esto evidentemente trae una serie de problemáticas sociales, peleas y en general problemas intrafamiliares, depresión, desempleo, moral están en niveles altísimos, de hecho yo apuesto que en poco tiempo los niveles de suicidios en la población, aumentaran estratosféricamente. Evidentemente, las personas han encontrado formas de combatir con estos sentimientos o problemas, a través del entretenimiento y el consumo, los videojuegos y las plataformas de streaming han incrementado su uso debido a la pandemia, Netflix por ejemplo, reporta CNN que han aumentado 16 millones de usuarios nuevos en el primer trimestre del 2020; si de por si sus números ya eran bastante altos, creo que una vez terminando esto nunca volverán a estar como están ahorita; y es que el tráfico es gigantesco con una gran cantidad de personas sin nada que hacer y viendo el infierno que es su realidad es preferible para ellos

consumir y entretenerse, teniendo un efecto sedante en el cual por unas horas todo está bien. Aunque esto suena bastante deprimente tiene su lado bueno y su funcionalidad, aunque muchos busquen criticar y tumbar de alguna el consumo del entretenimiento (con buena razón) estos de alguna forma nos apegan a la normalidad que teníamos y nos ayudan a mantener una cordura social, que sin ellas yo creo que al primer mes de estar atascados en nuestros hogares, ya se hubiera perdido. Ahora, no todo es positivo y bonito como muchas veces se intentan aparentar, el mundo del entretenimiento es enorme y tiene muchísimas vertientes que han hecho cosas bastante cuestionables y poco éticas a lo largo de estos dos mesesitos, que intentaremos explorar de manera objetiva. • Plataformas de Streaming Primero que nada hablemos de las plataformas de streaming en estos tiempos. Parece que estamos entrando en un nuevo proceso en el cual la televisión está muriendo y una gran parte de los canales se están moviendo, haciendo sus propias plataformas; Hulu, Amazon, HBO, Disney, solo para mencionar algunas. Estos han visto un incremento en usuarios y consumo debido a la pandemia. La única pregunta que puede llegar a surgir de esta es su sostenibilidad, mientras si, los catálogos de cada una de las plataformas son bastante enormes, hay una realidad sin embargo en el hecho de que son bastantes las plataformas que hay y cada una tiene un precio que recientemente ha incrementado debido a un impuesto que se les puso a las plataformas de streaming de contenido (nada más en México),

entonces a lo máximo una persona de clase media estará suscrita a dos plataformas; menciono esto, porque debido a la contingencia la producción de nuevos contenidos se han suspendido obviamente, entonces ahí que tan sostenible a largo plazo es esto. Sin embargo hay gente que está en desacuerdo con ver esto como algo negativo, por ejemplo la analista Rich Greenfield de la revista Forbes dice: “el parón de las producciones podría ser incluso positivo para las plataformas de ‘streaming’, ya que se están beneficiando de un aumento de las suscripciones y una reducción de los gastos de producción de nuevos contenidos. Esto podría traducirse en una mayor liquidez y beneficios a medio plazo, pero la prolongación de estas circunstancias en el tiempo podría desequilibrar esta balanza positiva, ya que los estrenos funcionan como grandes reclamos de nuevos suscriptores para estas plataformas.” (González, 2020). • Fake News: Dentro de este ensayo decidí meter las noticias y los medios de comunicación digitales como parte del entretenimiento porque muchas personas las utilizan muchas veces no solamente como forma para informarse sino también para pasar el tiempo. Las cadenas televisivas y el tráfico en las redes sociales también han tenido un incremento bastante grande debido a la pandemia, “las audiencias de TV abierta han aumentado en más de 12% en promedio en nuestro país. A eso, también hay que sumarle la cantidad de gente que lee y se informa en portales digitales de los periódicos o noticieros en línea.” (Aja, 2020). Una problemática que ha surgido debido al incremento del tráfico para informarse ya sea a través de la TV o las redes sociales, es la reproducción de Fake News; es cierto que estas han existido al mismo tiempo que los medios de comunicación sin embargo, su reproducción y exposición a los usuarios

ha sido mucho mayor recientemente debido a la pandemia, y de hecho muchas de estas cosas que se han dicho sin ningún sustento las personas las terminan creyendo y hay repercusiones en la vida real. Es triste decirlo pero hay gente que por ejemplo cree que las antenas 5G que se han estado instalando provocaron el esparcimiento de la enfermedad y esto ha causado que personas estén destruyendo las instalaciones de torres 5G que se han construido. O también las personas que creen que se están robando el “líquido de las rodillas” (líquida sinovial) en los hospitales para venderlo en el mercado negro. Lo que ha provocado que la gente no vaya a revisarse o le tenga miedo ir al doctor, además de que han estado agrediendo a los enfermeros y doctores aventándoles cloro, a pesar de que son lo que principalmente nos están ayudando en esta pandemia. Todas estas cosas son producto de la ignorancia, el miedo y la paranoia, y lo malo es que no son las únicas cosas en las que las personas caen, eso sin mencionar toda la propaganda política y social a la que estamos sometidos y ahora más debido a que no podemos escapar de ella (al menos para aquellos que si ven con regularidad la televisión). • ¿Y dónde quedo la ética? Una de las partes más importantes de consumo y entretenimiento mundial, que se ha visto afectado de gran manera es el deporte, al no poder cumplir con venta de boletos, las ligas de diversos deportes alrededor del mundo han optado por suspender las temporadas hasta nuevo aviso, futbol (que en el caso de México, se decidió tomar la decisión de presentar deporte electrónico a través del videojuego FIFA, esto es aceptable debido a que se puede hacer a distancia), futbol americano, hockey, basquetbol, beisbol, etc, etc. Excepto por uno…

Este siendo uno de los actos más irresponsables e innecesarios que ha salido de esta contingencia es la continuación de eventos de lucha libre a puerta cerrada en Estados Unidos. El chisme es tan grande que es difícil saber dónde empezar, pero quizá lo podemos hacer desde ¿Por qué se están permitiendo continuar los eventos? La compañía que está llevando toda la crítica por esto es la WWE. Esta no es la primera vez que esta compañía ha decidido continuar con shows a pesar de tragedias o eventos que paralizan su mundo como tal, desde la caída de las torres gemelas, hasta una muerte en vivo, nada ha detenido a este monstruo; sin embargo la pandemia resulta algo muy peligroso para aquellos que hacen el show, no solamente los luchadores, sino todo el staff que está detrás de las operaciones del show. A pesar de esto el CEO y dueño de la WWE Vince Mcmahon ha decidido continuar con los eventos en vivo. Diversas fuentes de periodismo luchistico, mencionan que la razón por la que se continúan los shows en vivo es debido a los contratos millonarios que se tienen con las cadenas televisivas, USA y Fox, las cuales por contrato solamente se permiten de tres a cuatro shows pregrabados (que era el plan original, pregrabar el resto del año); por miedo a violar el contrato es que se tomó esta decisión. No conformes con esto, el estado de Florida ha declarado la empresa y sus operaciones como necesarias, al mismo nivel que los establecimientos de abastecimiento básico y las farmacias/hospitales. La periodista de NBC Noticias Ani Bundel dice: “No hay nada

esencial de la lucha libre, y pretender que lo es solamente tira a la basura los intentos heroicos de aquellos que trabajan para mantener al país seguro.” (Bundel, 2020). Aunque hay otra razón por la cual la empresa ha caído de manera negativa por el ojo público y ese es el despido de 36 miembros del staff y luchadores. Muchos pudieran pensar que le está yendo mal a la empresa económicamente y es algo que sucede, sin embargo el Wrestling Observer al igual que Dave Meltzer, dos de las fuentes más confiables de información en el mundo de la lucha libre, mencionan que los despidos surgieron debido a que se buscaba mantener las ganancias que se habían pronosticado para el fin de este año. También agregan que en realidad la empresa tenía más que suficientes reservas para pagarle a cada uno de los despedidos hasta el fin de año. La avaricia es un arma poderosa. Para concluir debo decir que la pandemia ha sido una de las situaciones más difíciles que hemos tenido que atravesar como especie, y es difícil en muchos ámbitos, específicamente y el que más asusta es el económico; sin embargo podemos ver aquí que hay otros lados a la mejor que no ponemos tanta atención que están siendo afectados y nos puede llevar a nosotros también. Lo mejor es ser pacientes, mantenerse positivos y cuidarse, de peores cosas con menos posibilidades hemos salido.

V de Vendetta: Liberalismo y Tiranicidio Pablo Marzocca Gran parte del mundo conocido se encuentra destruido por una guerra nuclear de dimensiones globales. El Reino Unido, casi exento de daños bélicos, es gobernado de manera policial por el partido fascista Norsefire, que ha exterminado a la mayoría de los opositores en campos de concentración. Es en dicho marco que V, un revolucionario que cubre su cara con una máscara de Guy Fawkes, comienza su campaña para derrocar al gobierno y convencer a la gente de que tome el poder. Este es, a grandes rasgos, el contexto distópico en que nos posiciona V for Vendetta, novela gráfica escrita por Alan Moore, ilustrada por David Lloyd y publicada entre 1982 y 1989. Hoy, a más de treinta años de su aparición, podemos aseverar que el impacto cultural y político de la obra ha sido inmenso, tal vez mayor que el de cualquier otra producción artística del género. En particular, no es nada extraño ver presente la icónica máscara de Guy Fawkes en circunstancias tan disímiles como una protesta en Wall Street, una lucha callejera en Kiev o una manifestación en Atenas. Lo que se observa, a primera vista, es que la máscara dibujada por Lloyd se convirtió en un símbolo generalizado y globalizado de la lucha contra la opresión, independientemente de lo que en cada caso se entienda por ello. Anonymous, un importante grupo activista basado en internet, adoptó ya hace años la máscara como símbolo y muchas de las frases de V como doctrina. Lo interesante, precisamente, radica en que este uso oscila entre diferentes significados, desde la mera protesta contra un gobierno particular hasta posturas más radicalizadas que se oponen al “sistema” como un todo.

La multiplicidad de apropiaciones culturales, en mi opinión, responde a una fuerte ambigüedad en la obra original. Respecto de esto, es interesante recordar el conflicto por la adaptación cinematográfica de V for Vendetta, estrenada en el año 2005. En su momento, Alan Moore criticó abiertamente la película diciendo que se había presentado a V como alguien con “valores liberales norteamericanos” en lucha contra un estado de neoconservadores. Según el autor, su novela gráfica no trataba sobre esto sino sobre anarquistas y fascistas en una Inglaterra alternativa. Lo que se critica como una mala adaptación, sin embargo, puede ser visto como una obra que escapa a la intencionalidad de su autor y se convierte en un material pasible de ser interpretado de distintas maneras. En otras palabras, algunos ven en V a un simple defensor de la libertad mientras que otros ven a un anarquista absolutamente radicalizado. En este trabajo intentaré mostrar que, si se interpreta a V en relación directa con Guy Fawkes, su actividad terrorista se puede compatibilizar de manera directa con un tópico de larga data en las discusiones filosófico-políticas occidentales: la justificación del tiranicidio. En general, la intención es reconciliar los conceptos frecuentemente escindidos de revolución y liberalismo. En particular, la hipótesis es que las acciones de V se adaptan perfectamente al molde del proto-liberalismo europeo y, por extensión, al liberalismo clásico de corte lockeano. En primer lugar, se debe intentar responder a la siguiente pregunta: ¿Qué implica que V cubra su cara con una máscara de Guy Fawkes? Por supuesto que el uso de la máscara es una necesidad impuesta tanto por la deformación de su cuerpo como por la urgencia de mantenerse en el anonimato para poder cumplir su misión. Pero, ¿por qué específicamente una máscara de ese sujeto histórico y no de otro personaje? Ciertamente, esta asociación con un nombre y apellido particular cobra especial relevancia en el caso de un personaje al que sólo se llama mediante una letra. Provisoriamente, la idea es que la identidad de V, y en especial su identidad ideológica, debe buscarse mirando a quién pretende representar.

Se cree que Guy Fawkes nació en el año 1570 en York. Su padre murió cuando tenía ocho años y su madre, acto seguido, se casó con un católico. Poco tiempo después Fawkes ya se había convertido al catolicismo y, terminados sus estudios, viajaba a Europa continental. La razón de su travesía era luchar junto a los españoles y contra los protestantes holandeses en la que luego sería bautizada como “Guerra de los Ochenta Años”. Una vez concluido el conflicto, viajó a España intentando obtener apoyo para hacer una rebelión católica en Inglaterra, empresa en la que no tuvo éxito. Sin embargo, fue durante su estadía en el continente cuando conoció a Thomas Wintour, con quién volvió a su país y quién le presentó a Robert Catesby. Catesby tenía un aventurado y arriesgado plan: asesinar al Rey protestante Jacobo I y poner a su hija Isabel en el trono. La intención de fondo era mucho más que una maniobra individual, y se centraba en el intento de restaurar una monarquía católica en Inglaterra. El plan nos es conocido hoy como “Conspiración de la pólvora” (Gunpowder Plot) pues la idea era hacer estallar el Palacio de Westminster, sede del parlamento inglés. El atentado, planificado para el cinco de noviembre de 1605, habría sido un golpe fortísimo para la administración de gobierno de Jacobo I. Sin embargo, una carta anónima advirtió del peligro a las autoridades y Fawkes, por ser quién estaba vigilando el depósito de pólvora, fue el primer conspirador apresado. Finalmente, tras unos pocos días de cautiverio e intensas torturas, fue condenado a muerte por alta traición, sentencia ejecutada el 31 de enero de 1606. Ya desde esa fecha se conmemora de manera festiva en Gran Bretaña el fracaso de la Conspiración de la Pólvora. Originalmente, se dispuso que, a modo de celebración, se encendieran hogueras en varios lugares de Londres. Al poco tiempo, la tradición se complementó con la quema de muñecos representando a Guy Fawkes. Hoy, tras cuatro siglos, el cinco de noviembre se ha convertido en una de

las festividades más características de Gran Bretaña y la quema se ha extendido, en varias ocasiones, a muñecos representativos de otros personajes adversos a la opinión pública. Al elegir su máscara, entonces, V elije recordar a un personaje bien conocido pero detestado por el sentimiento popular. Pero, más relevante que eso, elije traer a la memoria el desafío a la corona y, por extensión, la amenaza al poder estatuido del fascismo de Norsefire. Esto se complementa perfectamente con la recitación de V de un célebre poema inglés, cuyos primeros versos son los siguientes: Remember, remember! The fifth of november The gunpowder, treason and plot; I know of no reason Why the gunpowder treason Should ever be forgot! V convierte en amenaza al régimen lo que desde hacía siglos, en la imaginación inglesa, era visto como un símbolo de la fuerza y solidez de la corona, y todo ello sin cambiar ninguna palabra de los versos y desde un personaje símbolo de la derrota de la insurrección. El éxito de este ejercicio de reinterpretación se da, magistralmente, no sólo dentro de la obra sino hacia afuera, en su impacto cultural. Antes de la novela gráfica, escuchar “Remember, remember!” evocaba la firmeza de la corona. Hoy, en cambio, se entiende como un llamado de atención a los poderes constituidos. Cometeríamos un error, sin embargo, si consideráramos a la Conspiración de la Pólvora una mera anécdota. La posibilidad histórica de atentar contra la vida de un monarca y su gobierno no puede adjudicarse, simplemente, a la

atípica voluntad de un grupo de conspiradores sino que se apoya en la discusión de un concepto político ya bastante desarrollado para comienzos del siglo XVII: el tiranicidio y su justificación ante el mal ejercicio del poder público. Es precisamente en la riqueza de estos conceptos y en su íntima relación con nuestro modo de pensar la política donde la prédica de V cobra más fuerza. En occidente, la discusión sobre la legitimidad del asesinato del tirano no es una novedad de la modernidad sino una tradición que se remonta hasta la antigüedad griega. Originalmente, los griegos de la época arcaica utilizaban el término tyrannos para referirse a todo aquel que se hiciera con el mando de la polis por medios no convencionales. Hay que aclarar que la palabra, adaptada probablemente de alguna lengua oriental, no tenía asociados significados peyorativos. Servía, simplemente, para designar a individuos que, con el apoyo de las clases medias, se hacían con el gobierno en detrimento de la posición dominante de los elementos más aristocráticos de la sociedad. No es casualidad, en este sentido, que en Platón aparezca la idea de que la tiranía proviene de la democracia y de la manipulación de la multitud. Para entender el giro en la consideración de la tiranía basta ver el caso de Atenas. A todas luces, el tirano Pisístrato hizo un gran gobierno de la polis entre los años 546 y 528 a. C., desarrollando profundamente la economía comercial del Ática y, a la vez, dando trabajo mediante obras públicas a gran parte de la población. Sin embargo, sus hijos y sucesores no siguieron ese camino. Al poco tiempo, el gobierno de Hiparco e Hipias, alejado ya de la búsqueda de bienestar para las clases medias, se asentaba en gran medida en el comando de un ejército mercenario. La situación llevó a que en el año 514 a. C. ocurriera el primer tiranicidio de occidente: los conspiradores Harmodio y Aristogitón asesinaron a Hiparco en plenas fiestas Panateneas. Frente al hecho, Hipias volcó al gobierno hacia la coerción y el terror, lo que forzó su destitución a manos de atenienses exiliados, aliados con Esparta, en el año 510 a. C. Históricamente, la consecuencia de los abusos y destituciones de los tiranos a lo largo de toda Grecia fue la diferenciación conceptual entre la tiranía y el gobierno

que se ajustaba a las leyes. En un marco político de ciudadanos que se entendían como iguales, la figura de alguien más allá de las reglas pasó, con el paso del tiempo, a constituir un elemento enorme de tensión. Ya para la época clásica, con Platón y Aristóteles, la noción de tiranía se encuentra distinguida y solidificada, y es vista como algo enteramente negativo, postura que en poco tiempo se extendió más allá del mundo griego. Tito Livio cuenta que, en el año 509 a. C., Lucio Junio Bruto asesinó a Tarquinio el Soberbio, terminando con la monarquía romana. La historia oficial de la república, entonces, comienza con la muerte de un supuesto tirano. Casi quinientos años más tarde, un descendiente de Lucio Junio Bruto, Marco Junio Bruto, sería uno de los principales conspiradores en el asesinato de Cayo Julio César, quién sospechaban que quería imponer un régimen autocrático. Parece bastante claro que ya desde la Antigüedad estaba instalada la tensión entre legalidad, tiranía y la “solución” drástica pero a veces necesaria que suponía el tiranicidio. Sin embargo, habrá que esperar a la Edad Media para encontrar reflexiones más profundas y desarrolladas sobre el tiranicidio y la posibilidad de justificarlo. Este interés se centra, nuevamente, en motivos históricos: las monarquías, con el paso del tiempo, se convirtieron en la forma de gobierno casi exclusiva del mundo occidental, cobrando enorme relevancia la pregunta de qué hacer ante el rey no virtuoso. Ya para la Baja Edad Media el tema del tiranicidio se encontrará presente en los textos filosóficos y teológicos más importantes. San Agustín de Hipona es uno de los primeros pensadores en limitar de manera estricta el tiranicidio, que deja de ser una suerte de derecho de los gobernados oprimidos. El único caso en el que Agustín lo considera válido es aquel en el que un gobernante impide la veneración de Dios, camino excluyente para alcanzar la felicidad. A pesar de esto, para que un acto de tiranicidio fuera justo debía apoyarse, según el autor, o en una ley divina justa o en un mandato expreso de Dios, limitando extremadamente su aplicabilidad práctica. Santo Tomás de Aquino, por otra parte, ofrece una justificación limitada del tiranicidio en los casos en que la ley positiva del tirano se opone a los principios de

justicia asociados con la ley natural, una tradición que se puede remontar, en verdad, hasta Cicerón. El análisis de Tomás coloca a la tiranía como la forma más injusta de gobierno, en la que un individuo utiliza el poder público para su propio beneficio y en total desconsideración de la justicia, lo que, a los fines prácticos, supone el descuido del bien común. La afrenta radica en que un uso injusto del poder temporal supone contradecir el mandato de perseguir el bien de los gobernados bajo el que Dios concede dicho poder a algunos hombres. La asociación a la que llega Tomás es clara: tal y como los mártires prefirieron sufrir la muerte a vivir bajo tiranía, cuando no se pueda recurrir al juicio de un superior, el que mate a un tirano no será cuestionado sino celebrado y recompensado. A diferencia de lo que sucedía en la concepción agustiniana, para Santo Tomás existe un claro paralelismo entre la tiranía y la esclavitud, o entre la defensa frente a un tirano y la defensa de un animal salvaje. Si bien por momentos aparece una moderación de la reacción frente al tirano, incluyendo la tolerancia de tiranías no tan perniciosas y la delegación de estas cuestiones en otras instituciones, filosóficamente el planteo es altamente permisivo del tiranicidio. En épocas de la Contrarreforma, Francisco Suárez y Juan de Mariana sostendrían posiciones similares a las de Tomás de Aquino, pero con una gran novedad: ahora el poder del gobernante no se asentaba sobre la ley natural sino sobre la voluntad de las personas gobernadas. En particular, aparece en estos pensadores la idea de que el pueblo concede al rey el derecho de gobernar mediante un “pacto”, lo que abre las puertas a pensar el tiranicidio como una solución drástica ante el incumplimiento del mismo. Es sencillo ver cómo los desarrollos de esta escolástica de fines de la Edad Media influyeron fuertemente a los primeros pensadores liberales. Sin embargo, a pesar de que el marco conceptual parece llegar a ello como una conclusión natural, Suárez se muestra bastante reticente en sus textos a aceptar la legitimidad del tiranicidio, más allá de dar rienda suelta a la libertad de luchar contra un usurpador. En las antípodas se encuentra el caso de Juan de Mariana, tal vez el más emblemático e importante teórico del tiranicidio medieval y, tal vez no por

casualidad, contemporáneo de Guy Fawkes. En De rege et regis institutione, texto del año 1598, el autor considera el caso de un príncipe que gana control de un reino mediante armas y fuerza y sin derecho legal o aprobación popular. La postura es tajante: ese príncipe puede ser asesinado, sin injusticia, por cualquiera que se encuentre en condiciones de hacerlo. No es casualidad que este tipo de posturas se desarrolle en una España católica en contexto de Contrarreforma. Guy Fawkes viajó allí con la idea de orquestar una guerra religiosa contra Jacobo I y es sobre el asiento conceptual y filosófico presentado antes que se construyó la propuesta práctica de atentar contra la monarquía inglesa. La Conspiración de la Pólvora parece una aplicación práctica de alguno de los múltiples apartados de la escolástica tardía en los que se justificaba la deposición del monarca por “no profesar la religión católica”. La máscara adoptada por V, si bien representa a un personaje histórico, también trae aparejado un desarrollo conceptual sobre el tiranicidio de varios siglos de historia en el mundo occidental. Estos planteos que llegaron a su punto culminante en la obra de Juan de Mariana serían adaptados, con un cambio profundo de lenguaje filosófico, en la producción intelectual de la ilustración y el liberalismo. En particular, la doctrina del tiranicidio y, más específicamente, de la revolución, será un punto central de la filosofía política de John Locke, padre de lo que se entiende por “liberalismo clásico”. El esquema general del Segundo tratado sobre el gobierno civil, obra política central de Locke, no difiere a grandes rasgos de lo ya expuesto respecto de la escolástica tardía: el poder no recae naturalmente en los gobernantes sino que es el pueblo el que se los confiere. Los desarrollos de la modernidad filosófica se traducen, sin embargo, en profundos cambios a la hora de entender y argumentar este proceso. La unidad atómica, en un principio, no es un pueblo sino individuos y casi todo el peso conceptual se encuentra sobre el concepto de “voluntad”, clave de construcción del contractualismo moderno. En el estado de naturaleza planteado por Locke no existe ninguna organización política entre los individuos, pero, a diferencia del planteo de Thomas Hobbes, sí

existe entre los hombres lockeanos cierto de tipo de sociabilidad. Esos hombres son, aún en ausencia de un estado civil, propietarios y agentes económicos: mediante su trabajo pueden hacer suya una parte de la naturaleza que, mientras esté orientada a su consumo y, en última instancia, a la conservación del género humano, está de acuerdo con las leyes naturales impuestas por Dios. Es cierto que estos hombres-propietarios encuentran dificultades en el estado de naturaleza (puntualmente, porque tienen que ser jueces en causas en las que son parte y ello puede inducir a la parcialidad y el alejamiento de la paz) pero no son víctimas de una vida embrutecida, breve y con temor a una muerte violenta como sí sucedía en la pintura presentada por Hobbes. La consecuencia de esto es que, a diferencia del Leviatán hobbesiano que surgía del pacto de unos con otros pero que no tenía ningún tipo de obligación hacia sus súbditos, el estado civil lockeano se encontrará fuertemente interpelado por una esfera de sociabilidad y legalidad pre-política que le marca límites y atribuciones. En estado de naturaleza los hombres-propietarios se reúnen e instituyen el estado civil, pero lo hacen con una finalidad: preservar su propiedad, que, en sentido amplio, abarca sus vidas, libertades y posesiones. Esto se encuentra complementado por una suerte de “duplicación del pacto” que tampoco existía en el caso de Hobbes: un pacto de asociación, por el que los hombres reunidos se constituyen como commonwealth, y un segundo pacto de sujeción, por el que ese commonwealth instituye un gobierno. La combinación de estos elementos hace que, no sorpresivamente, se encuentre en Locke un elemento ausente en Hobbes: la revolución y el derecho a hacerla. Los hombres, por naturaleza, tienen derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, y la institución civil se corresponde con la necesidad de que esos derechos sean ejecutados de mejor manera. Ahora bien, si el gobierno establecido falla en esta encomienda y, peor aún, si va en contra de estos derechos naturales, el pueblo puede instigar una revolución contra ese gobierno, deponiéndolo e instituyendo uno nuevo. Ahí radica la clave estratégica del doble pacto: en un modelo como el hobbesiano, sólo podía actuar contra el gobierno el individuo particular, en un

planteo como el lockeano es el pueblo el que, entidad independiente del gobierno, puede interpelarlo y, en última instancia, derrocarlo, sin por eso volver a la situación pre-civil. Locke lleva adelante una tarea de traducción. Toma el tópico del tiranicidio, de larga tradición en el pensamiento occidental pero invisibilizado y borroneado por Hobbes y lo adapta al lenguaje político de sus tiempos. En esa mezcla de conceptos medievales, modernos, religiosos y laicos que hace el primer liberalismo, la idea de tiranicidio y revolución es clave. Tal vez por eso la máscara de Guy Fawkes sea hoy tan compatible con un modo liberal de pensar un lenguaje político: son elementos que se encuentran dentro de una misma tradición occidental de pensar el tiranicidio. Anteriormente remarqué que cuando V aparece con la máscara de Guy Fawkes y comienza a recitar “Remember, remember!” lo hace a modo de advertencia contra el poder estatuido. Pero V no es una repetición de Guy Fawkes porque tiene con él una profunda diferencia: su problema no es con la religión profesada por sus gobernantes y su revolución no tiene motivos religiosos. Sus acciones tampoco se explican simplemente por motivos personales, como bien señala V al referirse a su máscara: “Behind this mask there is more than just flesh. Beneath this mask there is an idea…and ideas are bulletproof” Lo que resta saber es cuál es la idea detrás de la máscara y, si bien Alan Moore y el propio V nos hablan del anarquismo, la realidad es que V puede ser perfectamente considerado como un liberal comprometido. En este sentido, es interesante, en primer lugar, considerar lo que dice V acerca de la relación entre personas y gobierno: “People shouldn’t be afraid of their government. Governments should be afraid of their people.” Los gobiernos deben tener miedo de los gobernados. Y esos gobernados son individuos autónomos en un sentido fuertemente moderno. Es resonante la afirmación que hace V respecto de la individualidad y la pluralidad:

“Everybody is special. Everybody. Everybody is a hero, a lover, a fool, a villain. Everybody. Everybody has their story to tell.” El gobierno tiene que tener miedo de individuos particulares. En realidad, de lo que tiene que tener miedo es de sus voluntades porque, ¿de dónde proviene el gobierno? Es esclarecedor el mensaje que V dirige al pueblo respecto del mal gobierno de Norsefire: “Though, to be sure, the management is very bad. In fact, let us not mince words … the management is terrible! We’ve had a string of embezzlers, frauds, liars and lunatics making a string of catastrophic decisions. This is plain fact. But who elected them? It was you! You who appointed these people! You who gave them the power to make your decisions for you! While I’ll admit that anyone can make a mistake once, to go on making the same lethal errors century after century seems to me nothing short of deliberate.” Es el pueblo, la reunión de los individuos, el que elige al gobierno. V dice una y otra vez que se trata de un acto “deliberado”: la opresión del gobierno no es la opresión de una usurpación extranjera sino una concesión realizada por los propios individuos. De hecho, a lo largo de la obra insiste sobre este análisis centrado en los conceptos de responsabilidad y voluntad individual y colectiva, indagando en un momento en las razones por las que ocurriría el sometimiento a un mal gobierno: “And the truth is, there is something terribly wrong with this country, isn’t there? Cruelty and injustice, intolerance and oppression. And where once you had the freedom to object, to think and speak as you saw fit, you now have sensors and systems of surveillance coercing your conformity and soliciting your submission. How did this happen? Who’s to blame? Well certainly there are those more responsible than others, and they will be held accountable, but again truth be told, if you’re looking for the guilty, you need only look into a mirror. I know why you did it. I know you were afraid. Who wouldn’t be? War, terror, disease. There were a myriad of problems which conspired to corrupt your reason and rob you of your common sense.”

Esta es la versión de V del estado de naturaleza y del contrato: la razón por la que los individuos establecieron el gobierno fue el miedo. Los problemas asociados con la guerra, el terror y la enfermad fueron los catalizadores para que los individuos dejaran de lado su sentido común e instituyeran un gobierno que terminaría siendo nocivo. ¿Qué perdieron con esa institución? En ese pasaje, V señala la libertad de criticar, pensar y expresarse. En otro momento hace una afirmación de mayor generalidad: “Equality and freedom are not luxuries to lightly cast aside. Without them, order cannot long endure before approaching depths beyond imagining.” Lo que los individuos tenían antes de establecer el gobierno era libertad e igualdad. Han dejado de ser libres porque el gobierno los oprime en pos de la tranquilidad y de “no ser como el mundo exterior” y han dejado de ser iguales porque los propios gobernantes se han colocado en un status distinto de los gobernados, incompatible con la situación al momento de la institución originaria. Para V, la solución pasa por aceptar la libertad y el miedo que trae asociada, como bien le señala a Evey Hammond: “You’re in a prison, Evey. You were born in a prison. You’ve been in a prison so long, you no longer believe there’s a world outside. That’s because you’re afraid, Evey. You’re afraid because you can feel freedom closing in upon you. You’re afraid because freedom is terrifying. Don’t back away from it, Evey. Part of you understands the truth even as part pretends not to. You were in a cell, Evey. They offered you a choice between the death of your principles and the death of your body. You said you’d rather die. You faced the fear of your own death and you were calm and still. The door of the cage is open, Evey. All that you feel is the wind from outside.” La escena se puede interpretar metafóricamente: la puerta de la celda siempre estuvo abierta porque siempre fuimos libres y, en tanto libres, iguales. Nos quedamos detrás de las rejas por miedo, pero hay que aceptar ese miedo y ser libres, no resignarnos y dejar de lado nuestra humanidad. En sentido colectivo, hay que deponer al gobierno y recuperar nuestra libertad. V podría hacer suyas las

siguientes palabras de John Locke respecto de los abusos del gobierno en el parágrafo 222 del Segundo tratado: “By this breach of trust they forfeit the power, the people had put into their hands, for quite contrary ends, and it devolves to the people, who have a right to resume their original liberty.” El punto en el que V se aleja de John Locke y del patrón liberal y se define como anarquista aparece recién cuando describe qué hacer con la igualdad y libertad recuperadas tras la revolución. Él plantea que el objetivo final es llegar a la tierra de “Do-as-You-Please”, que parece implicar una sociedad anarquista funcional. Para alcanzarla, sin embargo, es necesario pasar por una época caótica y revolucionaria a la que alude como la tierra de “Take-What-You-Want”. Esto, sin embargo, no es completamente incoherente con un liberalismo como el lockeano: la tierra de “Take- What-You-Want” podría ser como el estado de naturaleza, en el que los individuos disponen, según sus necesidades, de la propiedad en común. La tierra de “Do-as- You-Please” podría interpretarse, de manera matizada, como un sistema en el que se conservaran las libertades individuales sin condiciones a pesar de la existencia de un sistema de gobierno igual para todos. Para hacer su revolución, V viste una máscara de Guy Fawkes a pesar de no tener motivos religiosos sino mucho más modernos y, más allá de su proclama anarquista, sus acciones no se diferencian demasiado de lo que haría, probablemente, un liberal lockeano comprometido. Ya en las obras de los más importantes pensadores de la antigüedad encontramos el tópico de la tiranía y la reflexión sobre el tiranicidio. La discusión, desarrollada profundamente en la Edad Media de la mano del asentamiento de la monarquía como forma de gobierno, fue traducida a la teoría política moderna de la mano del primer liberalismo en la obra de John Locke. Como novela gráfica V for Vendetta se inserta en el entramado de este tópico de múltiples maneras: Retoma la figura de Guy Fawkes, alguien claramente asociado con las ideas tardo-medievales acerca del tiranicidio, y el propio discurso de V tiene

muchos puntos de extrema similitud con los planteos del liberalismo clásico lockeano. No debería llamar la atención que, más allá de la prédica anarquista, V for Vendetta sea apropiada muchas veces por el discurso liberal y por movimientos que no se encuentran, necesariamente, en oposición a cualquier tipo de orden político. Puntualmente, lo que la obra repite en múltiples ocasiones es que la racionalización de atrocidades en pos de una finalidad supuestamente elevada tiene límites: no se paga cualquier precio por la estabilidad, la supervivencia o la tranquilidad. Esos límites, reserva moral que el individuo se deja para sí, son los que le permiten criticar y oponerse y, en última instancia, deponer al gobierno. Y, precisamente, ese espíritu revolucionario y esa limitación al poder público, que V presenta asociados con el anarquismo, están también en el liberalismo y en la tradición occidental acerca del tiranicidio. El derecho a la revolución es un seguro esencial contra la tiranía. Nuevamente: un liberal comprometido coincidiría con casi todo lo que V tiene para decir y hacer. Se suele remarcar que los textos que pueden ser interpretados de infinitas formas son, precisamente, los clásicos, obras tan ricas que siempre tienen algo nuevo para decirnos. Tanto la apropiación cultural diversa como la adaptación cinematográfica de V for Vendetta muestran que la novela gráfica, efectivamente, es una obra de una riqueza enorme, pasible de ser apropiada por posturas de un espectro ideológico muy amplio. Alan Moore señaló alguna vez que él no quería decirle a la gente qué pensar sino interpelarla a que pensara y considerara estos elementos extremos que se repiten con cierta regularidad en la historia humana. Precisamente, pensar en estos escenarios extremos, que en los albores de la modernidad podían identificarse con la postulación del estado de naturaleza y hoy pueden aparecer representados en el escenario distópico de una novela gráfica, nos permite mirar con ojos más perspicaces nuestro mundo político actual. En este sentido, nadie más indicado para resaltar la fuerza e

importancia de las producciones artísticas que el propio V, cuando al explicar a Evey porqué le hizo creer que estaba presa le dice las siguientes palabras: “Artists use lies to tell the truth. Yes, I created a lie. But because you believed it, you found something true about yourself.”

Rorschach de Watchmen: Una existencia auténtica José de Jesús López Avendaños Watchmen fue escrito y publicado por Alan Moore en 1987. Su trama gira en torno a un grupo de héroes que combaten el crimen entre los que destacan: Dr. Manhattan, El Comediante y Rorschach, quien es el narrador en la obra. Para adentrarnos en el estudio de un personaje de cómic, debemos entender y conocer el lenguaje que utiliza la novela gráfica. Este se integra por dos lenguajes: el lingüístico y el icónico. El segundo se refiere a las imágenes, es decir, a los dibujos que acompañan a los textos. Uno y otro se complementa para desarrollar sus tramas. Así, este tipo de literatura depende tanto de la imagen como de la palabra y, en un mayor sentido, de lo icónico porque se caracteriza por usar textos reducidos o concretos. Esto se debe a que, en un principio, los cómics sólo estaban compuestos de imágenes para que así no se cayera en ambigüedad. Es decir, la imagen en sí misma expresa más que la descripción por palabras. La imagen de un vagabundo; por ejemplo, dice más que la descripción de este personaje. Aunque se explique su vestimenta o su forma de vida, la representación iconográfica dará un mejor resultado al público. Siguiendo con esta línea de explicación, la viñeta es la parte mínima de un cómic, es el recuadro donde se desarrolla la trama, donde los personajes aparecen y los diálogos tienen cabida, es lo que en el cine es el encuadre o la fotografía. En estas viñetas aparecen los textos que cada personaje o narrador dice. Por otro lado, el globo es el espacio donde se encuentran las palabras de los personajes, los diálogos; a veces puede variar en su trazado dependiendo de la expresión de quien habla. Existe una secuencia necesaria para leer los globos: es de izquierda a derecha y de arriba a abajo.

Estos elementos le otorgan al cómic su constitución. Como podemos notar, existe relación cercana con otro arte: el cine. Incluso, me atrevo a decir que el efecto llamado Kuleshov o Hitchcock, que consiste en poner un plano para después hacer un recorte y dejar ver la expresión del individuo que contempla lo sucedido, este efecto está basado en gran medida en el cómic. Ahora, para comenzar con el análisis, hay que centrarnos en Rorschach como narrador. Éste se nos presenta al principio mediante su voz, mediante sus palabras que van describiendo la ciudad; es a través de ellas que imaginamos qué es lo que piensa este personaje y cuáles son sus intenciones. Gracias a sus palabras podemos entender que es un crítico social, pero también es alguien sin pudor pues dice todo tal cual es. Su primera aparición carece de diálogos, es un monólogo a lo Hamlet. Su presentación en la historia ocurre cuando entra a la casa del fallecido Comediante. Hay, por tanto, un inicio in media res; es decir, en una acción. Esto se desarrolla en una secuencia de viñetas que abarca tres páginas que sólo lo muestran a él y que al mismo tiempo lo describen. Funciona bien el adagio de que en vez de describir hay que mostrar. Rorschach, en conjunto con su vistoso traje, aparece para robarnos la atención. Primeros planos y planos figura construyen esta secuencia. Con sólo imágenes podemos saber que el personaje es un tipo preciso, frío, cauteloso, sombrío, misterioso, además de un investigador. Todo esto en pocas viñetas. La gabardina y todo lo que lo compone, tanto física como psicológicamente, nos recuerda a un detective como Sherlock Holmes y también a un enmascarado de la justicia como Batman. La teoría, a la que llega Rorschach después de ver las circunstancias de muerte del Comediante, es la de que existe un asesino de héroes. Su siguiente propósito es

visitar a cada uno de sus excompañeros para ponerlos en alerta, prevenirlos y, al mismo tiempo, seguir investigando. En estas pocas líneas y escenas, Rorschach es puesto como un personaje auténtico, según la teoría de Heidegger, aunque se siente arrojado en el mundo: un mundo podrido, lleno de muerte, injusticia y desamparo; sin embargo, él ha encontrado un camino. A pesar de la contrariedad de vivir bajo estas circunstancias, son estas mismas las que le otorgan sentido a su vida. Antes mencioné el parecido entre Batman y Rorschach. Y no es circunstancial, este parecido es mayor conforme se avanza en la lectura de la novela. Walter es el nombre real de este héroe. Su existencia está condicionada por Rorschach, el nombre y personaje que creó para ser héroe. Digo entonces que es Rorschach el que es auténtico y que incluso ha tenido que dejar de lado o matar, en cierto sentido, a Walter. Su semejanza con Batman es que él nació cuando sus padres murieron, al presenciar este horror su existencia toma un rumbo, se generó en él la iniciativa de crear a Batman y fue la muerte de Bruce Wayne. En este caso, Rorschach nace tras el asesinato de una niña que es secuestrada por un tipo que se la come. Su verdadera naturaleza, su verdadero yo comienza al conocer los pormenores de la muerte, es también el primer asesinato que comete nuestro héroe. A partir de este punto se habla de la muerte de Walter. Con todo esto ya tenemos algunas ideas generales de este personaje. Para adentrarnos en la psicología del personaje es necesario leer sus escritos, el rezago de sus pensamientos. La novela gráfica es bastante detallada y tiene pasajes donde da información extra de los personajes. En el caso de nuestro Rorschach hay una carta escrita por él a los once años y el relato de un sueño a los trece, ambos, más bien, describen a Walter en su adolescencia, que es la antesala o preparación de lo que más adelante vendría a ser Rorschach. Del relato del sueño puede destacarse la imagen del siamés. En la confusión que provocan las imágenes oníricas describe a su madre y al doctor unidos. Esto es una alusión a tres conceptos: al sexo en su representación como unión carnal, al mito

del banquete de Platón y a la unión de dos personalidades que comienza a gestarse en la mente de este personaje. Este último es una alusión al inicio de su cambio de personalidad, a la aparición de los rasgos de Rorschach. Este personaje es el más centrado en sus ideales, para él aunque el mundo esté podrido existe la posibilidad de remediarlo, no actúa; por ejemplo, como el Comediante quien se la pasa desestabilizando a la sociedad con sus acciones, generando más caos, destrucción y muerte. A diferencia del Búho Nocturno, tampoco se queda en la mediocridad, u Ozzymandias quien está encerrado en su egocentrismo y obsesión de una utopía. Rorschach realmente trata de entender su mundo y solucionarlo con base a sus experiencias. No es el indiferente Dr. Manhattan quien ha perdido todo rasgo de interés por la raza humana. Rorschach va tras las últimas consecuencias de su caudal moral, aun sabiendo que su vida está en riesgo, es el Dasein en perfecta claridad. El personaje está en el mundo para sobrellevar esta carga de autenticidad, no tiene familia, está solo, pero tiene ideales que lo sostienen. Un rasgo importante es su carencia de expresión. Su máscara está en constante cambio y quien la mira podrá tener una interpretación de su rostro, aunque en realidad es el pensamiento de quien mira el que es expresado. Su máscara actúa de espejo para develar los recuerdos. Pero, como he dicho anteriormente, Rorschach se ha creado a sí mismo a través de un discurso sobre la moralidad y la heroicidad, su traje en realidad es la representación de su ser. Por eso, cuando está encarcelado por ser culpado por la muerte de Moloc, él reafirma siempre que el nombre de Walter le es ajeno. Sin su máscara deja de tener su distinción especial como si le hubieran quitado una parte de su cuerpo. Al estar sin máscara su aspecto es retraído y sin expresión facial.

El punto medular de su autenticidad está hacia el final de Watchmen donde se le ponen dos opciones: el mentir y solapar las acciones de Ozymandias o decir la verdad y ser fiel a sí mismo. El mundo se sostiene entonces en un engaño y eso a Rorschach no le parece adecuado en absoluto. Su condición de héroe se superpone a su amistad o incluso a una mentira que de verdad podría funcionar. Al final él se nota como el único héroe y el que es más fiel a sí mismo sin dañar a otros, parecido a Batman en esa consigna de no matar.

Breaking Bad o la Historia de una Corrupción Moral Eduardo Martín Gutiérrez El mal es un tema de la filosofía desde el momento en el que reflexionamos sobre su opuesto: el bien. Aunque, con justicia quizás, no se le ha dado el lugar de reflexión que merece en la historia del pensamiento. En primer lugar, habría que distinguir entre el “mal” con minúsculas y el “Mal” mayúsculo (el que procede de una instancia superior divina, a modo de dios maligno, diablo o demonio). Dentro del primer tipo, habría que separar el mal natural (producido por las catástrofes naturales inevitables) del mal moral o social. Para la religión o la superstición, el primero puede ser una consecuencia del Mal mayúsculo; por el contrario, el mal moral es fruto de los hombres de carne y hueso y, por tanto, innecesario y evitable. El segundo tipo es el que aquí nos interesa. Afortunadamente, no solo se reflexiona sobre la realidad del mal desde un ensayo o un sesudo tratado, sino que las series de televisión realizan esta tarea con una gran destreza, libertad y una imaginación sin fronteras. Y precisamente ahí es donde reside el éxito de este fenómeno contemporáneo de series, que algunos vivimos y disfrutamos tanto. Se dice que los mejores guionistas y la mayor calidad creativa a la hora de contar historias que nos atrapen se han trasladado del cine o la novela a las series. Breaking Bad (“Volverse malo”) es un perfecto ejemplo de esto. Muchos de los que nos deleitamos con este fenómeno serial sentimos, quizás, una debilidad no declarada, que roza por momentos la admiración por estos personajes “malos” o no “tan malos”. El bien y el mal como realidades morales y ontológicas no están tan separados como pueda parecer a simple vista, y de esto da buena prueba nuestro químico protagonista de la serie, Walter White, que, como traficante, adopta el científico nombre de Heisenberg. Al ver la serie sublimamos ciertos deseos inconfesos y vivimos otras vidas posibles a modo de sueño provisional, sin los

riesgos que comportaría protagonizarlas en nuestra vida ordinaria. Nos ponemos por unos momentos de parte del “malo”, “nos volvemos malos”, para luego volver a ser de nuevo “buenos” cuando termina el capítulo. Algunos “súper” malos llegan a verse tres temporadas de una tacada en un fin de semana. Paradójico ejercicio moral en el que deseamos que a nuestro malo no lo pillen con las manos en la masa, convirtiéndonos así en cómplices de una ficción moral. ¿Por qué se produce ese fenómeno personal de empatía con este “malo” llamado Heisenberg? ¿Existe algún motivo o argumento moral que lo justifique? ¿O es que simplemente somos unos malos reprimidos? En el famoso pasaje del anillo de Giges de La República de Platón, Sócrates se pregunta por qué actuamos correctamente, cuál es la motivación de la vida moral y virtuosa. Para su interlocutor Glaucón es la mirada del otro (el qué dirán, el miedo al castigo o sanción moral o legal) el auténtico motivo de la acción humana. Así, el bueno y el malo solo se distinguen por la precaución o distinta importancia que dan a la mirada del otro, por la mayor o menor destreza a la hora de ocultarse y no ser descubiertos, evitando la sanción de la comunidad en la que se vive. Si el uno y el otro poseyeran un anillo que les hiciera invisibles, entonces ya nada los distinguiría y cada cual perseguiría su interés egoísta. El planteamiento socrático-platónico es contrario a esta visión: la moral sería el conjunto de principios que todos respetaríamos aun si fuéramos invisibles. Tras conocer su fatídica enfermedad, un cáncer terminal en estado avanzado, parece que al protagonista de la serie poco le importa parecer bueno a los ojos de los demás, e incluso a los ojos de sí mismo. Su historia de corrupción moral parece tomar un rumbo imparable e insospechado. Una vez que la cadena de mentiras ha

empezado, solo cabe una huida siempre hacia delante y adoptar una doble vida moral: por una parte, es buen padre y profesor, decente, honesto, paciente con la gente, siempre hace lo correcto, un héroe a ojos de su hijo; por otra, es el enigmático y escurridizo traficante de metanfetaminas conocido en el mundillo de la droga como Heisenberg. Su inteligencia científica le permite “cocinar” la mejor metanfetamina del mercado y amasar así una fortuna que le permitirá pagar las astronómicas facturas médicas de su tratamiento contra el cáncer y legar un importante y sustancioso capital a su familia. En estas circunstancias límites, Walter White parece liberarse de la tremenda farsa general en la que vive y de esa mirada vigilante de los demás, a lo que ayudará sin duda su clara inadaptación social. A partir de entonces, la mudanza moral hacia el mal de nuestro protagonista no dejará de sorprendernos. Es aquí donde nos preguntamos: ¿se hartó el profesor de química Walter White de parecer bueno a los ojos de los demás?, ¿por qué sufrió esta transformación moral?, ¿está justificada?, ¿somos buenos porque poseemos un carácter bueno o solamente somos buenos para salvar las apariencias frente a los demás en una útil farsa compartida socialmente? Son preguntas de difícil respuesta, pero quizás lo atrayente de esta serie y de este personaje es que la mudanza moral hacia el mal la realiza lo que podríamos llamar un hombre normal, un sujeto corriente, ordinario, habitual y, precisamente por todo esto, supuestamente previsible. Tan normal que forma parte de esa mayoría que no ha conseguido todavía realizar el sueño americano individualista y a la cual el infortunio de una grave enfermedad le coloca al borde de la ruina económica. Walter White no es el típico hombre malo salido de los bajos fondos y fruto de la marginación social, sino que ha sido un brillante investigador químico al cual un desengaño amoroso y su inadaptación social le colocaron fuera de una puntera y lucrativa empresa química, llamada Materia Gris. Interesante nombre que nos recuerda a la zona gris de la que habla la filósofa alemana Hannah Arendt y en la que parece colocarse cada vez más nuestro protagonista al iniciar un proceso en el que, según Primo Levi, “se extingue todo residuo de piedad hacia el otro”, y donde parece que la figura humana deja de conmovernos.

Este carácter “normal” del personaje protagonista le hace atractivo para el espectador de la serie, porque “el malo” fue antes bueno, como la mayoría de nosotros, y las circunstancias le arrastraron a “volverse malo” y mirar sólo por su propio beneficio, obviando las malas consecuencias de su conducta. Es precisamente ese halo de normalidad lo que nos permite colocarnos fácilmente en su lugar y sentir una empatía con el personaje que puede llegar a convertirse en muchos momentos en una cómplice simpatía. Walter White entra en un túnel sin salida, el túnel del mal, y penetra en una pesadilla imparable que le obliga siempre a huir hacia adelante. En su nuevo papel de malo intenta adaptarse y entender, si no justificar, los motivos que a otros como él le movieron hacia el mal. Relativiza el mal desde el momento en el que le resulta difícil saber qué es el bien, aunque nunca llega a realizar este ejercicio de autoaceptación de su nueva situación o condición moral. ¿Nos vemos situados en el mal o empujados a él, o somos malos a modo de condición elegida? Elegir entre uno de estos dos términos plantea una disyuntiva que requeriría un tratado de filosofía moral, pero que aquí nos interesa porque nos puede ayudar a entender cómo nuestro personaje progresivamente necesita recurrir a cierto “situacionismo moral” (la enfermedad terminal, su ruina económica, etc.) para justificar sus acciones y sobrevivir ante las situaciones adversas que se le van planteando en este bucle sin salida en el que se ha convertido su vida. Afirmar a priori una condición o carácter supuestamente virtuosos de poco le sirve, pues eso no le curará su enfermedad ni asegurará un futuro económico a su familia. Al principio de la tercera temporada de la serie y tras una trágica colisión entre dos aviones sobre la población de Albuquerque, el decente y honesto profesor de química, el señor Walter White, hace una auténtica declaración moral ante lo sucedido en el pabellón del instituto en el que trabaja en una especie de terapia de grupo para superar las secuelas del accidente: “hay que mirar el lado bueno, no murió nadie en tierra y eso es casi un pequeño milagro y, además, ningún avión iba lleno… y eso, por el número de muertos, ocupa el puesto cincuenta y cuatro en la lista de los accidentes, porque de hecho cincuenta y tres accidentes en la historia

fueron iguales o peores. En el accidente de Tenerife murieron casi seiscientas personas y aquí ya nadie lo recuerda, porque la gente olvida y mira al frente, seguimos y aquí todos seguiremos. Esto quedará atrás porque es lo que hace el ser humano. Sobrevivimos y lo superamos”. En ausencia de un Dios benigno o de un Bien absoluto, y teniendo que convivir con los males naturales y morales del día a día, el ser humano sobrevive como puede y olvida, mirando siempre hacia adelante y no dejándose turbar por las miradas de los demás sujetos morales con los que convivimos. Una verdadera declaración de escepticismo moral que roza un tipo de nihilismo de supervivencia. En este camino sin retorno hacia el mal, el profesor Walter White tiene un extraño compañero de viaje, su ex alumno Jessie Pinkman, que también sufre una progresiva degradación moral. En una terapia para desengancharse de la droga y tras la muerte de su novia, ahogada por sus propios vómitos tras colocarse con heroína, éste reflexiona sobre si se puede y se debe huir de algo o es mejor afrontarlo, si se debe aceptar quién eres. Pero ¿qué ocurre si aceptas que eres malo? Cuando hacemos daño a alguien, nos sentimos culpables y se produce un cambio o transformación sustancial en nosotros y, a partir de ese momento, ya nada es igual, pues la percepción de la realidad puede cambiar radicalmente. Es entonces cuando cabe preguntarse sobre la situación o la condición moral del que hace el mal, sobre la verdadera ontología del mal moral. El mal moral cambia al sujeto que lo produce y, a su vez, hace que éste perciba la realidad de manera diferente. Su ontología moral cambia y la serie, al completo, es buena prueba de esta transformación moral hacia el mal. En la carretera de la vida hay encrucijadas dilemáticas en las que tenemos que tomar una decisión sin mapa con el que poder guiarnos. Walter White quizás tomó

el camino equivocado, cometió un leve error, que le hizo entrar en una pesadilla imparable cuya narración constituyen las cinco temporadas de la serie. Una vez expulsados del Paraíso bíblico, también nosotros nos enfrentamos a estos momentos dilemáticos sin un mapa moral que nos indique con exactitud dónde está el bien y nos hacemos la eterna pregunta de qué significa ser bueno. Viendo esta maravillosa serie me pregunto a mí mismo si hay en el interior de cada uno de nosotros un Heisenberg en potencia preparado para explotar si las circunstancias así lo requieren.

Un ensayo sobre la enigmática apuesta visual de Bad Religion William Martínez En medio de una conversación, el artista visual español Antoni Sendra me soltó una frase enigmática y provocadora sobre la banda que partió en dos mi vida. “Bad Religion se aleja por mucho del prototipo de imagen asociado al punk. Pienso en portadas de álbumes como Against the Grain (1990), que es una ilustración conceptual, o en Stranger than Fiction (1994), cuya foto podría encajar perfectamente en una banda pop”. Hablar con Sendra, creador del lyric video del sencillo \"The Kids Are Alt- Right\" (2019), con el que Bad Religion volvió al ruedo después de seis años, me impulsó a intentar decodificar su universo gráfico y, en ese camino, encontré al artista independiente bogotano Pedro Ramírez, quien detectó relaciones inesperadas entre la gráfica de los californianos y obras artísticas y literarias: desde los grabados que el francés Gustave Doré hizo hace dos siglos para representar el infierno, pasando por el Gran Hermano del escritor británico George Orwell, hasta la pintura más cara de la historia, Portrait of an Artist (Pool with Two Figures), del también británico David Hockney. La indagación que hizo Ramírez, quien conduce un podcast que explora piezas sonoras no convencionales, Air. Pop. Crack., y mi propia indagación, me permitieron entender que Bad Religion siempre eludió la estética de su propio género. Primero escapó de los clichés visuales del punk en los años ochenta —el excesivo uso del collage, el blanco y negro, las calaveras— y, una década más tarde, cuando el punk californiano se trepó en una ola de popularidad casi planetaria, esquivó el imaginario

gráfico que construyeron agrupaciones de su mismo estilo —NOFX, Lagwagon, No Use for a Name—, que se inclinaron por ironizar, siempre con un dejo adolescente, la cultura popular gringa. En este ensayo, Ramírez expone su visión sonora y estética de cinco álbumes definitivos en la historia de Bad Religion y, por extensión, en la historia del punk melódico global. • SUFFER Es quizás el álbum que empezó a definir el sonido de Bad Religion. Mientras que en las anteriores entregas su sonido es más crudo y la calidad de grabación, más rudimentaria, un rasgo que atravesó a las bandas punk en los años ochenta, Suffer es más refinado y cimienta las bases del subgénero que hizo popular al grupo mundialmente: el punk melódico. En la portada se ve a un niño en llamas, que lleva en su camiseta el famoso logo de la cruz tachada, contemplando un deshabitado suburbio de Los Ángeles, ciudad donde nació la banda en 1980. La imagen se le ocurrió a Greg Graffin, vocalista, y a Jerry Mahoney, artista visual, mientras trabajaban en un restaurante. Para ellos, ésta captura toda la impotencia y la rabia que vivieron en la adolescencia; sentimientos que sirvieron de combustible para componer las letras y los performances en los primeros años de carrera. Interpreto que ese niño en llamas observa críticamente la vida privilegiada y adoctrinada por la religión de algunos sectores de California en los años setenta. Por el tratamiento de los colores planos y la perspectiva extraña de la composición, casi alienígena, relaciono la portada con la obra del artista inglés David Hockney


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