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5° Concurso de Narrativa "Me lo Contaron mis Viejos"

Published by webmaster, 2014-12-04 11:18:51

Description: “Me lo Contaron mis Viejos”, reza el lema de esta convocatoria literaria, feliz expresión que encierra una amable y querida forma de decir, una afectiva y efectiva relación que cuenta, en su esencia, un sentido de la oralidad más genuina: la que se relata en el entorno familiar, en la mesa, de abuelos a nietos, de padres a hijos, a la hora del sueño o en el silencio cordial de una caricia.

Keywords: Me lo contaron mis viejos,Pabellón 83;,Fundación Cepas,Pabellón 83

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QUINTO CONCURSO DE NARRATIVA “ME LO CMROOINSTNA VIEJOS” MEMORIA POPULAR E HISTORIAS DE LA CUENCA DEL CARBÓN Me lo contaron mis viejos 1

Colaboraron en esta edición Angélica Salinas|Centro Cultural Comunitario Pabellón 83 Víctor Muñoz | Centro Cultural Comunitario Pabellón 83 Pablo Gaete | Jurado Eduardo Pacheco | Jurado Elizabeth Aguilera | Jurado Lincoyán Parada | Fotografía portada Rodrigo Ortiz | Fotografías interiores María José Mendoza | Edición y corrección de textos Cristina Vergara | Diseño y diagramación Benjamín Chau | Director Centro Cultural Comunitario Pabellón 83 Se autoriza la reproducción total o parcial citando la fuente responsable de esta obra. Centro Cultural Comunitario Pabellón 83-Lota www.pabellon83.cl · www.cepas.cl · [email protected] · [email protected] I.S.B.N:9 78-956-7882-10-6 Inscripción Propiedad Intelectual: Nº 2407782 Me lo contaron mis viejos

QUINTO CONCURSO DE NARRATIVA “ME LO CONMTAISRON VIEJOS” MEMORIA POPULAR E HISTORIAS DE LA CUENCA DEL CARBÓN Me lo contaron mis viejos 3

INDICE 07 El guata de lata 11 El gallo metralleta 15 Hermanito ¿te puedo acompañar? Menciones honrosas 21 Parecido era el baulaque 23 El velo del mar 25 La lluvia y el viento 29 Mi amigo, mi compadre, mi carreta 33 Historia de un viejo Seleccionados 37 El minero y la china 39 Miedo 43 Manuel 45 Gorritos de lana 49 El secuestrador del 31 de octubre 51 Una mala experiencia 55 Habitáculos 57 El mortal gas grisú 61 El barreterito 63 La leyenda de la piedra cruz 65 La bruja del Maule 68 La verdad del Cristo de Camilo 69 La huida 73 Historia de mi viejo 75 El precio de un día 78 Agradecimientos4 Me lo contaron mis viejos

PALABRAS DE UN MIEMBRO DEL JURADOPara la nueva etapa que vive nuestra Eduardo Pacheco P. Radio Don Matías de Lota, hemos Director Radio Donm Matías confirmamos que somos la radio de la gente y para la gente, lo que exige un o desarrollar el talento literario, por eso este compromiso con la defensa de los derechos de ejercicio es vital para despertar a la gente del nuestras comunidades, pero también una res- letargo actual. ponsabilidad como emisora en la promoción No es la escritura pulcra la que se busca en de los cambios positivos en la ciudadanía y en este concurso, más bien rescatar tantas histo- el despertar de la conciencia e identidad de un rias que han pasado de generación en genera- pueblo lleno de historia. ción, sin ser retratadas. Con el correr de las edi- Es por eso que nos llena de orgullo escribir es- ciones se han repetido relatos ya contados, pero tas palabras para la nueva edición de este gran cada vez con un énfasis distinto y con la riqueza proyecto literario llamado “Me lo contaron mis de la cultura particular de cada escritor. viejos”, que durante años se ha empeñado en Como medio de comunicación social, nos com- rescatar aquella historia oral que circula entre prometemos a seguir apoyando al Pabellón 83 y los relatos de los abuelos y padres de la zona a la Fundación Cepas en su noble actividad por el del carbón, y que son reproducidos por hijos desarrollo cultural y patrimonial de la comuna de que miran con asombro y nostalgia la esencia Lota. de su pasado. Sin embargo, también remeceremos a las co- Como jurado de esta interesante competen- munidades para que despierten del largo letargo cia, nos encontramos con relatos diversos que han significado los años posteriores al cierre que van desde la cultura propiamente mine- de las minas de carbón, donde no se ha cuidado el ra, aquella que narra episodios de la vida en la patrimonio material tal como lo merecía la comu- mina, hasta escritos que dan cuenta de leyen- na, donde muchos jóvenes han dejado la ciudad das y mitos urbanos que rodean la zona, a tra- en busca de otros horizontes, donde la basura y vés de la pesca artesanal, las ferias, el comercio los perros vagos se han transformado en una tris- y la vida nocturna. te postal de la que es probablemente la zona con En tiempos difíciles para la lectura en sectores mayor potencial turístico de la región del Bío transversales de la sociedad chilena, que más Bío. queda para aquellos que se atreven a escribir Es momento de despertar rescatando la historia, cuidando el patrimonio y construyendo un futuro que muestre a la zona en el lugar que se merece por su contribución al desarrollo del país. Me lo contaron mis viejos 5

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PRIMER LUGAREDL EGLUAATTAA Autor Benedicto Opazo Benítez · Seudónimo Atalón Me lo contaron mis viejos 7

l Guata de lata, de sentido etílico y aliento rasante, veloz como un cóndor, levantador de cañas por excelencia, mentiroso aspirador Edel alcohol, el hombre lagarto. A veces, haciéndose el payaso, consigue algunas monedas para consumir a diario el alcohol. Es el rey del corcho, es kamikaze del tinto, es cuentero y siempre usa el machete afilado. Contaba que tuvo el placer de llevarle el almuerzo a Baldomero Lillo a la pulpería y él lo invitaba a recorrer el Chiflón del Diablo. El tuerto era jocoso, en su repertorio tenía fábulas eróticas, los turistas le ponen atención en Caleta el Blanco; de noche, treinta mujeres se baña- ban desnudas para él, eso no tiene relevancia, sólo tiene el privilegio de dejarlas descueradas. Estuvo combatiendo en el norte y pertenecía a la infantería en el com- bate de Cañaveral. Cuerpo a cuerpo combatió con los marcianos en el conflicto por unas garrafas de aguardiente. El estado chileno murió piola porque fue entre bo- rrachos. Con su fusil mandó a tierra tres platillos voladores, cavaron una fosa y los enterraron en el desierto. “¡Miren las mierdas, querían tomar a la bolsa y no pudieron llevarse el cope- te para el espacio sabiendo que la Tierra está colmada de borrachos!” Por la historia contada se ganó unas monedas, el Guata de lata se fue rumbo a la bodega, se castigaba con una botella de néctar de los dioses. Con un machete en la mano, se adentró en montaña negra a recolectar mur- tilla, le habían mencionado que en Tierra Blanca aparecía el melenudo. Solo los árboles se visten de sombra. Con su farol en mano se señala una huella en el camino, a sus pasos se mecen las quebradas, a zarpazos se rompen las hojas secas, en las quebradas cascabelean las piedras, ruge cercano un fu- rioso león, hasta las copas de los árboles silban. Dice Castillo: “Este lugar de penumbra, Santo Dios, líbrame del mal. Esto tiene olor a muerte”. Se pone a correr en pendiente con el canasto con murtilla, tropieza, rueda por el suelo, se le sale el ojo de vidrio y se lo pone al revés. El rugido es cercano, se abren las quilas, aparece el melenudo, asoma sus patas y muestra sus garras maestras relucientes. Siente algo tibio entre sus calzoncillos, rueda como un pastel aromático en el trasero. “Este león me va a hacer papilla ¿Cómo salgo?”. Frente al león, con la garrafa de vino en la mano: “este es el tónico sagrado que se toma en Lota”.8 Me lo contaron mis viejos

Al león le pone en el hocico la garrafa de vino, el león le da un manotazoen señal de amistad, los dos borrachos se despiden, compadre. El león tiene buena borrachera, el melenudo se pierde entre las quilas,Castillo se dirige a Lota. En la bodega, un parroquiano le señala que tiene un ojo al revés, está enla razón y nadie cree su historia. Pobre Castillo, muerto de sed mira comobuitre su machete que perdió el filo, bebe su propia saliva y señala: “¿Cómomierda me consigo un trago?”. Triquiñuelas y brujas borrachas. En su delirio ve sapos con zapatos y chanchos con corbata. En su cuartooscuro, sobre el velador, una vela encendida con una llama mezquina porSanta Rita: “tengo más sed que un dragón”. En el velador hay una copa devino tinto, al inclinarse sobre ella cae su ojo de vidrio y al sorbo se traga suojo. Plácidamente duerme en su cama, se levanta al rayar el sol. Al pasar por unos matorrales, en el estómago siente un retorcijón, sesienta en cuclillas sobre un tronco. Al defecar se escuchan unos cuantosgemidos alrededor. Un curagüilla escucha esos cuantos gemidos, mira elpoto y el poto lo mira. “Me parece algo extraño ¿Quién es el dueño de ese poto? Me parece co-nocido, es el tuerto Guata de lata”. El otro borrachín cuenta en la bodega que viene el hombre que mira conel culo, el pobre echa chispa con un ojo, siente vergüenza, se marcha a casa,se sienta en la taza y entre el excremento aparece el ojo de vidrio, en lacuenca se pone el ojo al revés, se dirige a la bodega y el cóndor ataca. Están bebiendo unos parroquianos, se apresura. Sobre el mesón obser-va una copa de vino, deposita su ojo adentro como si fuera un trofeo, el pa-rroquiano rechaza la copa, la deja de lado, el tuerto ataca con un trapo enla mano, seca el ojo y se lo ubica en la cuenca, levanta la copa y dice: “hastaatrás San Nicolás, este es mi trago amargo sin cristal”. Me lo contaron mis viejos 9

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SEGUNDO LUGAR EL GALLOMETRALLETA Autor Luis Sandoval Rubilar· Seudónimo Sandokán Me lo contaron mis viejos 11

atricio siempre fue un aficionado a las peleas de gallos y un perso- naje conocido en el ambiente de los torinos de Lota. También tenía Pvarios atributos: charlatán y bueno para la talla. Como buen minero lotino, se dispuso a criar un pollo de pelea en el barrio donde vivía, en la población Bannen, y por nombre le puso “Me- tralleta”. Era un pollo callejero criado a la suerte de Dios, sin una alimentación adecuada como todos los otros pollos que tenían los conocidos galleros de Lota, tampoco tenía la maleta que usan los galleros para transportarlos al Torino. Cada vez que llegaba de su trabajo, lo sacaba para la esquina entre el Pabellón nº 12 y el Pabellón nº 13 y se ponía a entrenarlo con su habitual picardía. Una vez cansado de su entrenamiento, le proporcionaba el hari- nado para que se fortaleciera y se pusiera bravo en el Torino. Patricio tenía un hermano mayor que se llamaba Chundo y que cada vez que lo veía lo seguía a todas partes para pedirle plata o cigarrillos, para pa- sar la tarde ya que no tenía un trabajo estable. Pasado un tiempo, el gallo Metralleta ya había ganado como tres peleas al hilo. Patricio se sentía realizado con las proezas que hacia su gallo. Un día domingo, se hizo acompañar de algunos colegas galleros que eran mineros igual que él, y van en equipo a pelear a Curanilahue. Al gallo Me- tralleta le tocó pelear en segunda posición y -como si supiera- este gallo, que defendía los colores de Lota, se fue encima de su contendor y le ganó por puntos. En el Torino había bastante gente y Patricio, que era bastante alharaco y charlatán, había dado la sorpresa con su gallo. Luego de festejar y tomarse algunas copas, se acercaron los amigos de Curanilahue y le pidieron la revancha para el próximo domingo. Y así se volvieron a Lota con un triunfo. Esa semana de espera para la revancha se hizo eterna ya que hubo bas- tante problemas en la mina y tuvieron que quedarse sobre tiempo, lo cual dificultó el entrenamiento de su gallo y su dosis preferida, el harinado. Llegó el día de la revancha y Patricio se ve en la obligación de presen- tarse con su gallo callejero al Torino de los Mendoza pero en su trayecto de Lota Alto a Lota Bajo se encuentra con su hermano Chundo, que por sobrenombre le decían o lo apodaban Chundo Natre: “¿Para dónde vas hermano?”.12 Me lo contaron mis viejos

A lo cual Patricio contestó: “pelea hoy Metralleta, así es que tengo queestar al lado de él”. Y como acechando su presa, lo siguió para pedirle plata. De repente se escucha la voz del juez de cancha dar a conocer el regla-mento. Los dueños de los gallos entran al Torino, ponen en posición los ga-llos y comienza la pelea. Comienzan a estudiarse ambos gallos, Zarpazo y Metralleta, inmedia-tamente Metralleta comienza a tirar espolonazos y Zarpazo, que veníamejor preparado, lo estudió hasta que pilló la oportunidad y lo mató conun certero espolonazo. Patricio no podía creer lo que estaba viendo. En ese instante se le acercasu hermano y le pide plata y cigarrillos y algo para comer, a lo cual Patricioresponde: “he perdido todo lo que tenía y tú me vienes a molestar, lo únicoque tengo para darte es este pollo que lo he criado con tanto sacrificio. ¿Loquieres?”. Chundo, al ver que la propuesta era buena -comerse un pollo y saciar elhambre-, no lo pensó dos veces. Lo que no sabía es que los pollos ingleses ode pelea son puro nervio y duros, y que no se cocen fácilmente. Chundo se las encamina para su casa, en población Bannen y le pide a suvecina, la mamita Ester, la dueña del negocio del barrio, que le cociera elpollo que le había regalado su hermano. Luego de tres horas de estar cociéndolo, lo llamó y le dijo que no estabadispuesta a seguir gastando gas y se lo entregó. Chundo lo llevó a su casa y lo quiso probar, pero estaba tan duro queno pudo saciar su hambre . Tomó el pollo y lo llevó donde su amigo Tarzánpara que se lo cociera otro poco, porque no había sido capaz de sacarle unmordisco. Este joven también se aburrió de cocerlo y se lo entregó. Y así anduvo como en tres casas más y el pollo no ablandaba. Cuando detanto andar de casa en casa se aburrió y lo mandó a la cresta, porque no lepudo hincar el diente al gallo Metralleta. Me lo contaron mis viejos 13

14 Me lo contaron mis viejos

TERCER LUGAR HERMANITO¿TE PUEDO ACOMPAÑAR? Autor Rigoberto Acosta Molinet · Seudónimo Riacomo Me lo contaron mis viejos 15

ntre tanto saboreo un rico café de trigo con pan amasado, oigo a mi mamá sollozar, mientras mece a mi hermanito entre sus brazos. EBernardo pronto cumplirá los dos años, dicen que está muy enfer- mito. Con voz triste, y sin dejar de mirar a su bebé, mi mamá me dice: “hijito, vaya a comprar velas”. Luego, levantando su rostro y mirándome con una ternura indescripti- ble, como queriéndome atrapar entre sus brazos para no dejarme ir, e in- tentando ocultar su enorme pena, agrega: “traiga cuatro y dígale que ten- ga paciencia, que cuando cancelen el vale le pagaremos sin falta”. Son las once de la mañana de aquel 5 de enero de 1959, mi papá anda en el primer turno, llegará como a las cuatro. Mis dos hermanos mayores, en la escuela. Yo no voy, aún no cumplo los seis. No es la primera vez que me mandan a comprar velas, ignorando que en esta ocasión, las apreciadas cerillas servirían para custodiar, con su trému- la luz, a aquel párvulo e inerte cuerpecito. Mi mamá ya no llora, camina de un lado a otro como buscando algo que no encuentra. Luego, se acerca donde mi hermanita menor que reposa en una rústica cunita que le hizo mi papá, mirándola con evidente preocupa- ción. Yo también la observo, es muy linda, no me canso de mirarla. A Bernardito lo han puesto en una mesa. Está vestido de un hermoso traje de seda. Entre sus manitos entrelazadas, sostiene un ramito de azahar y luce una preciosa corona, parece un príncipe. Unas hermosas sábanas blancas, colocadas tanto en el cielo raso como en las paredes, cubren las viejas y desteñidas tablas de la única habitación. La señora Eduviges se esfuerza por colgar del improvisado cielo de lien- zos, unos adornos de papel en forma de escaleras, las que “servirán para facilitar el ascenso del angelito”, afirman con elocuencia las fraternas ve- cinas. Sigilosamente me acerco hasta la cuna para observar una vez más a Luz María, así se llama mi hermanita. Tiene poco más de un mes y ahora no se ve tan linda, pues su boca está un poquito sucia, parece que vomitó yema de huevo. Sin que nadie se dé cuenta, limpio su boquita con un mantel. A pesar de tener sus ojitos cerrados, se ve muy hermosa, parece un angelito. Ahí viene mi papá, con su rostro ennegrecido por el polvo del carbón, el16 Me lo contaron mis viejos

que se adhiere a su cuerpo mientras libra la dura batalla en las entrañas dela Tierra. Todos guardan silencio. Sin sacarse el caucho ni el guameco, se acerca silenciosamente hasta lamesa donde yace mi hermanito. Con voz baja y entrecortada pregunta:“¿A qué hora se fue?”. “Como a las once”, contesta mi mamá sollozando tristemente. Después de unos minutos, se dirige a la cunita. Mientras observa a suguagüita, su semblante se empieza a transformar, mira a mi mamá alarma-do. Ella corre hacia la cuna estallando en un llanto desgarrador. Mi papá seesfuerza por mantener la calma. Una lágrima indiscreta se desliza por supolvorienta mejilla, arrastrando el negro polvo del carbón, negro como lamuerte que a esa hora nos visitaba por segunda vez. “Vecinita querida, yo le presto otra mesa”, dijo entre sollozos la señoraJuana, abrazando fuertemente a mi mamá. Ahora es mi papá quien mandaa mi hermana: “trae cuatro velas y dile a la señora Herminia que el lunes lepagaremos todo”. Mi hermana mayor tiene nueve años, llora desconsoladamente. Yo estoyfeliz porque han llegado muchas visitas, incluso han venido unos tíos quecasi nunca nos visitan. Me siento culpable por no llorar, pero me alegra verla casa repleta de gente. Algunos han traído flores envueltas en hojas dediarios. Una improvisada comitiva recorre el barrio solicitando una cooperaciónpara los gastos del velorio, con la tradicional frase “hoy por mí, mañana portí”. Durante la noche, “los acompañantes” juegan alegremente a “las pal-maditas”, “al gran moletón”, al “azucarcandia”, “al Simón manda” y a otrostantos. Como a las doce, y a pesar de mis enérgicos reclamos, me llevan a dormirdonde la vecina Juana, justo cuando comenzaban a servir el “gloriao”. Al día siguiente, en blancas urnitas, blancas como la pureza e inocenciade aquellas frágiles criaturas -encabezado por mis padres- el cortejo seencamina hacia el cementerio de Lota. Me dicen que no puedo ir, que soymuy chico. Quedo a cargo de mi tía Inés quien además, junto a otras señoras, estáencargada de preparar el “malayeo” para cuando regresen todos los queacompañaron al cementerio, con excepción, indudablemente, de los que Me lo contaron mis viejos 17

se quedarán enredados en el “Quitapena”. Ponen unos largos mesones en la calle, hay mucha ensalada de repollo, pebre cuchareado, ají y harto pan amasado y, aunque no es fiesta, también hay carne. Y como siempre, no faltarán los colados, esos que sin asistir al cementerio, igual disfrutarán de la comida e incluso, para justificar su pre- sencia, hasta darán detalles del sepelio. Bernardito era mellizo con Gloria Inés. A ella la llevaron por unos días donde la tía Meche, para que no eche de menos a sus hermanitos, dicen mis primas. Llega la noche, ahora todo es silencio, no hay gente. Mis papás están muy tristes. Pienso en Bernardito y Luz María, mi mamá dice que se fueron jun- titos al Cielo. Una sensación de profunda pena me invade, deseo llorar con todas mis fuerzas, y lo hago, pero silenciosamente y en oculto. Hoy, primero de noviembre, mientras visito la tumba de mis viejitos, lle- gó este imborrable recuerdo. Los veo con sus angelicales caritas, recosta- dos en sendas mesas, rodeados de hermosos adornos de papel de volantín blanco, azul y rosado, y las cuatro velas… esas que se pagarían el lunes.18 Me lo contaron mis viejos

MENCIONES HONROSAS Me lo contaron mis viejos 19

20 Me lo contaron mis viejos

PareelcBidauolearqaue Autor Luis Sandoval Rubilar Seudónimo SandokánCada vez que tenía sed o ganas de tomar vino, Y volvía a repetir: “yo conocí a tu padre, tu padre tra- siempre se las arreglaba para poder estar ahí bajó conmigo, sí, tu padre trabajó conmigo”, y así les se- en la bodega de don Saúl, don Polo o la señora guía contando una infinidad de trabajos mineros y todos Esterlina -en calle Lautaro- y esperaba que lle- los parroquianos le ponían atención.garan los clientes. Una vez que se instalaban a degustarlos mostos, Patricio les comenzaba a buscar conversa. Una vez terminada la conversación el joven le dice a Patricio: A medida que pasaba el tiempo, llegan cuatro jóvenesy al bodeguero don Saúl le pidieron un jote (vino con be- “Oiga caballero. mi padre no, nunca fue minero, mi pa-bida). Una vez que se sirvieron, el Patricio estaba presto dre fue profesor, él nunca conoció la mina ni por si acaso”.a buscarle conversa de esta forma: Pachi, al ver que no le apuntaba con la profesión que “Hola muchachitos ¿Cómo están ustedes? Me da gusto les nombraba, los quedaba mirando un buen rato, luegoverlos, yo estoy bien”. les decía: “parecido era el Baulaque. pero no te impa- cientes, ponte un medio litro de vino tinto y seguimos Así, los muchachos lo saludaban y le ponían mucha conversando, dale no más hijo”.atención a este famoso personaje. Patricio sucesivamente todo el día domingo esperaba Luego les decía, mirándo a uno de ellos: “yo conocí a parroquianos para saciar su sed y les volvía a decir: “Yotu padre, tu padre fue un lindo sanitario”. ¡Todos se ex- conocí a tu padre”.trañaban! Me lo contaron mis viejos 21

22 Me lo contaron mis viejos

ElDvEeLlMoAR Autor Eduardo Riquelme Monsalve Seudónimo Guigin FishgelvarCuenta mi bisabuela que hace unos cuantos años olas lamían sus pies. Era de esta manera como este po- atrás, en la comuna de Coronel vivía un hom- bre individuo se podía sentir vivo, aunque fuese por unos bre a orillas del mar, el cual tenía un solo propó- instantes al día, pero el resto del tiempo sólo se llenaba sito, durante cierto período del año y cuando el de pena y soledad, la cual aumentaba con los años, per-clima era aún más implacable que nunca. Cuando el mar forando un agujero en su corazón y sin encontrar algoestaba bravo y hacía notar con más fuerza su magnífico que realmente lo llenara, obviamente algo más que fuepoder y mostrarle de este modo a los pescadores lo pe- el mar.queños que eran ante él. Al vivir solo a orillas del mar, y cuando no tenía nada Velaba el mar para que así los hombres pudieran salir a que hacer, se sentaba en su silla de coligüe y se ponía aalta mar sin ningún problema y así traer el sustento a su observar el vaivén de las olas y se imaginaba que estoshogar. Este hombre vivía solo, pero tenía una hermana movimientos eran de una danza solo para él que el océa-que era nadadora, la cual era muy famosa de Coronel. no le entregaba todos los días y fue así que comenzó a pensar que toda esa pena y soledad sólo se iría cuando Todos en Lo Rojas conocían a este señor y sabían de él y el mar fueran una sola entidad, cuando sus fuerzas sesu grandioso poder y era por eso que cada vez que ha- unieran en una sola danza y, de este modo, el agujero quebía mal tiempo o se perdía algún pescador le pedían que se había formado en su corazón se llenaría de una vez ytranquilizara el mar, para así ellos poder ir a laborar o sa- para siempre.lir en búsqueda del malogrado pescador hasta dar con suparadero y hallarlo con vida. Fue así que una noche de invierno, un fuerte temporal comenzó a azotar las costas de nuestra región, dejando A pesar de todo lo que tenía y del cariño de los mismos una lancha de pescadores artesanales perdidos en altapobladores, la soledad lo embargaba y carcomía su co- mar sin ninguna posibilidad de salir del fuerte oleaje querazón, el cual se llenaba de gozo y alegría cada vez que los rodeaba, fue en ese momento que llegaron los fa-se encontraba cerca del mar. Su rostro se iluminaba y se miliares de los malogrados pescadores a solicitarle porllenaba de alegría cuando sentía la brisa del mar en él o favor que calmara al mar para que así no se los llevaraposaba sus pies a la orilla de la costa y de este modo las Me lo contaron mis viejos 23

para siempre. Él sólo asintió a la petición de los afligidos puesto que habían salido sin ningún rasguño de aquel tem-familiares y salió de su casa con rumbo al mar y detrás de poral en alta mar. Pero cuando quisieron agradecerle a esteél, los familiares de los hombres que se encontraban en hombre que venía de regreso a la orilla remando tranqui-riesgo de morir ahogados por las enormes olas. lamente en su bote, la gente pegó un grito ensordecedor pues a pesar de estar en calma, el mar levantó una sola ola Tomó su bote a remos en el cual se encontraba su vela lo suficientemente alta como para taparlo por completo, élblanca y su lámpara, la cual ponía en la proa para alumbrar dio vuelta su cara y se percató de aquello, soltó los remossu camino en el furioso mar, y zarpó hasta lo más profundo y esperó con los brazos abiertos que su gran amor cu-que pudo llegar ya que el fuerte oleaje le impedía adentrar- briera con su gélido y fuerte abrazo su cuerpo en unse lo suficiente en él para intentar calmar su furia. solo golpe para estar juntos para siempre. Cuando llegó al punto al cual debía llegar, encendió su Fue así como todos en la orilla de la playa comen-lámpara y su vela y comenzó a rezar y cantar su canto de zaron a gritar, otros se lanzaron desesperados al marcuna creado para calmar al gigante enojado y de brazos para poder sacarlo de ahí pero nada funcionó, sus es-fuertes que manoteaba con furia tanto su pequeño bote, fuerzos fueron en vano.como la lancha de los pescadores, y siguió así de todosmodos luchando por mantenerse en pie y salvar a los po- Lo único que lograron sacar fue su bote hecho peda-bres hombres de mar durante varias horas en aquella fría zos por el impacto que hubo, pero de su cuerpo nada.y lluviosa noche de invierno hasta que lo consiguió, como Por ese motivo la gente más antigua dice que él y elsiempre lo había hecho. Logró calmar el fuerte oleaje que mar ahora son uno solo y que cuando el mar se ofuscahabía y de ese modo la lancha de los pescadores artesana- es porque el viejo se sienta a observarlo con cara deles logró llegar a salvo a la costa de Lo Rojas. tonto y cuando el mar está calmo es porque los dos se funden en un solo abrazo y en una sola danza. Los familiares de estos lloraban y gritaban de alegría,24 Me lo contaron mis viejos

la lvliuevniatyoel Autor Marcos Romero Alarcón Seudónimo Andrés ArroyoAquel día nublado y frío llegué a eso de las cua- travesía me enseñaría a trabajar (al menos era lo que tro de la tarde a la casa de mi queridísima tía me esperaba). Alicia, una de aquellas señoras con basta ex- periencia en la crianza de sus hijos y nietos, Fue todo un éxito esa noche; a las cinco de la maña-de las que se caracterizan por resolver los problemas y na cargados totalmente y a las nueve, ya dormía en ladesobediencias de sus chicos de la forma más práctica comodidad de mi cama.y sencilla. Unas de esas madres de esfuerzo y sacrificio,muy querida. Además, me gustó la forma en que nos internamos mar adentro. Sentía que en poco tiempo le tomaría el La mala situación económica que nos afectaba a mí gusto a esto y, por mientras, yo vivía cómodo y espera-y a mi familia, me había traído en busca de una opor- ba más sucesos positivos.tunidad de trabajo acá en Coronel, donde la base es elmar, acá donde todo depende del mar, donde el mar es Me distraía frente al mar en unas rocas y, con lael que entrega y el que quita. compañía de un par de cigarros, me sentía cómodo y relajado. Sentía que era un placer el hecho de presen- A Lo Rojas, la tierra de los Contreras Arroyo, en don- ciar el mar de tan cerca y pensaba: “no logro compren-de mis primos me ofrecerían embarque en “La Gabrie- der que haya gente que no conozca el mar”. Y se mela”, una lancha dedicada a la pesca artesanal de la zona. hacía costumbre, entonces, contemplar el mar por las tardes. Buena era la relación que tenía con mis familiares.Adaptarme no fue complejo pero la inexperiencia a Comía al levantarme y paseaba a la orilla del mar,bordo de una lancha pesquera me tenía un tanto pre- siempre esperando el aviso para zarpar nuevamente.ocupado. Nada conocía yo de la pesca artesanal, nada. Me entretenía mirando los cuerpos robustos y ne- Por otro lado, creo que la crisis también afectaba las gruzcos de los lobos marinos y, de vez en cuando, ayu-costas de la zona. Hacía semanas que había llegado y daba a los hombres que llegaban en sus botes del con-yo quería estar laburando, quizás estaba demasiado grio o los pejerreyes.ansioso. Hermosas eran las tardes de sol en Lo Rojas, incluso Por fin un día, la suerte se decidió por jugar a mi un día, impulsado por el insoportable calor, me decidífavor y a las nueve de la noche estábamos todos em- por bañarme largo rato entre los botes y lanchas de labarcados en “La Gabriela”, listos para zarpar. Aquella caleta. Y a las nueve de la noche zarpando en la cálida “La Me lo contaron mis viejos 25

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Gabriela”, en una noche de calma, de hermandad, dor- caía a pedazos frente a mis ojos. Se golpeaba violentamen-mimos casi toda la noche, puesto que no nos fue muy te una y otra vez entre el mar y la arena, justo en el puntobien y regresamos a las doce, justo cuando caía una donde estos dos se juntan.fuerte lluvia en la playa. El primer paso era ocupar la lancha. No obstante, los Aquel día decidí pasear por la playa, junto a la lluvia que habían tomado un bote y disponíanse a acercarse,y el viento que –mientras- conspiraban contra mí. Es se jugaban la vida porque la embarcación se tumbabamás, creo que el universo completo aquel día conspi- de lado a lado, amenazando con sus golpes.raba contra mí. Las olas no cesaban y era claro que no pasaría el mal Empapado y con frío me fui a la casa, con la idea de temporal en largas horas. El tiempo se acababa y tenía-dormir la siesta, eran las cinco de la tarde. mos que hacer algo al respecto. Yo, mientras, dormía profunda y cómodamente en Y justamente era en esos momentos donde la angus-la cama, como un obrero después de trabajar mil horas. tia y la impotencia me consumían. El hecho de querer y no poder me consumía. Era en verdad horriblemente En las costas, la lluvia y el viento en calidad de socios, insoportable.habían cortado el cordel de mi fuente de trabajo ,“La Ga-briela”. En un momento, vi la lancha entre tumbos que se in- clinó hacia la arena, tocándola. En ese momento corrí y Yo dormía profunda y cómodamente cuando oí una voz corrí hasta cuando me di cuenta que estaba fuertemen-que me dijo: “¡La Gabriela se está varando!”. te sujeto –con mis dos manos aferradas– al borde en la embarcación. Y en eso, esta subió, mientras yo col- Entonces me desperté y vestí rápidamente, saliendo de gaba. En un lapso de milésimas de segundos, la lanchala casa bajo lluvia y frío, corriendo hacia la playa, pensando se azotó contra la arena desnuda de la playa. Yo estabaen las peores situaciones que podrían ocurrir, con la peor entremedio y en ese momento mi vida se desvaneció.de las angustias y nervios que un ser humano puede sentir. La gente que habitaba la playa en aquel nefasto mo- Pese al mal tiempo en la playa, había bastante gente, en mento lanzó un grito espantoso, como un coro.su mayoría señoras. El mar hizo perder mi cuerpo mutilado y tardaron Mis ansias por internarme en el mar para subir en la lan- tres semanas en encontrar mis restos, mis dos mitades.cha me estaban jugando en contra. La razón y todo el en-torno en general me decían que no. La impotencia me con-sumía entonces, ya que era mi fuente de trabajo la que se Me lo contaron mis viejos 27

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Mi amMigoi, mciacromrpeatdrae, Autor Celso Manríquez Marín Seudónimo El maco“Frichmm, frichmmm. Guiñes, vamos”… De mes, muchas veces estábamos con lo justo y lo mínimo. lunes a viernes, todos los días, pasaba a Esto, porque al morir mi padre nos quedó como pensión buscar a mi compadre Guiñes para ir al li- el equivalente sólo a la mitad de sus ingresos originales… ceo. De Julio Rivas a Lota Alto demorába- un maquinista con más de veinte años en la Enacar demos veinte minutos caminando rápido. Estábamos ya en Lota, pero en aquellos momentos las remuneracionescuarto medio pero Guiñes en el B y yo en el E. eran muy escuálidas. La verdad éramos carreta, íbamos a todas juntos. A la El Guiñes me comentaba todos sus secretos y yo lospichanga en la cancha de población Veintiuno de Mayo, a míos. Él tenía, claramente, mucha más suerte en el amordar una vuelta en la tarde a la plaza y muchas noches nos que yo. Era más directo y efectivo. Yo, en cambio, sólojuntábamos en la calle, en “El Lillo”, pa´ echar la talla junto miraba de lejos, escribía mis poemas y los mandaba a laa los otros amigos comunes. Radio El Carbón, a los programas románticos. Pero con Guiñes ya planificábamos que saliendo de Cada uno tenía lo suyo pero pese a las diferencias, nosclases, don Checho, su papá, nos movería una pega en la comprendíamos el uno al otro. Bien claro tenía yo quemina Schwager. Dios da y quita, pero que igual había que echarle pa´ de- lante. Así mismo, con el grupo de amigos de Julio Rivas, paraNavidad realizaríamos un show en el barrio. Finalmente nos licenciamos en diciembre con fiesta de despedida y todo, adiós a los estudios y a trabajar se ha En noviembre, Gerardo y su hermano, el Chipi, habían dicho, ahora ya pensábamos en el show navideño; prepa-entrado a trabajar a la mina Schwager y con ellos nos rar el escenario era lo más complicado.juntábamos cada noche a comentar cómo se desarro-llaba el trabajo en el fondo de la mina. Yo deseaba que Trabajamos hasta que, como a las cuatro de la mañana,las clases terminaran pronto para ganarme mis pesos, un vecino llamó a Carabineros por el ruido que produ-ya que en mi casa las cosas no estaban de lo mejor. La cíamos. Al siguiente día seguimos con todo para termi-pensión de mi madre apenas nos alcanzaba para pasar el nar desarrollando todo lo planificado en el show, llegó Me lo contaron mis viejos 29

mucha gente a vernos, incluso de otras poblaciones. El hacerse ricos. No teníamos cómo imaginar que esa ma- aplauso final fue, indudablemente, la mayor recompensa ñana sería distinta. que pagó todos nuestros esfuerzos. El grupo se dirigió al frente en sus diversas faenas y Quienes trabajamos nos terminamos abrazando, de- -como todos los lunes- parecía que se partía con letargo; seándonos felices fiestas de Navidad y agotadísimos. algunos con la caña mala, otros como el Guiñes maltra- Pero a pesar de todo, con el Guiñes éramos los últimos tado por el partido del domingo, pero el jefe con el látigo en irnos, ordenábamos y dejábamos todo guardado, con nos hacía producir a como diera lugar. la satisfacción de la tarea cumplida. Todo sucedió muy rápido, me refiero a la explosión… Don Checho nos dijo que en la primera semana del año Se escuchó como un silbido apacible de espíritu de cana- saldríamos a trabajar, ya que no faltaría quien pasara de rio que caía lentamente para darnos apenas tiempo de largo con las celebraciones de Año Nuevo. En esas fechas huir o, al menos, buscar un refugio donde protegernos. siempre faltaba gente para las faenas y así fue nomas. ¡¡¡Prugtuuu prgtuuuu!!!… El estruendo fue brutal, El 3 de enero comenzamos en el segundo turno, de tres no hubo tiempo de nada. Luego se escuchaban los gritos de la tarde a once de la noche. Fue emocionante entrar al despavoridos de todas partes: “¡explosión, explosión!”. fondo de la mina y transpirar como condenado. Otros pedían ayuda, todo era un caos, indudablemente se había abierto el mismo infierno. Siempre se nos dijo Nos mandaron a trasladar vigas, maderos que me su- que estábamos muy cerca de él… peraban en mi peso notoriamente pero yo no iba a que- dar chico ante la pega, siempre pa´ delante. Las horas pa- Apenas pude pararme, me di cuenta que había teni- saban rápido, después de la pega, derechito a la camita. do una suerte inmensa de quedar con vida, ya que a mi No quedaban ganas de más nada. alrededor yacían compañeros muertos, quemados, des- trozados… El gas grisú hizo su sorpresiva aparición, aun Cada día que pasaba se aprendía algo nuevo. Cuando en el siglo veinte, y se llevó consigo cuerpos y almas de los ratones me comieron el manche, regañé más que la jóvenes y hombres esforzados. mier… Y pensar que no los podía matar, ya que ellos ha- cían el aseo en el fondo de la mina. De pronto, habiendo vuelto mejor en mí, comencé a llamar a Guiñes, no lo encontraba. Gritaba y gritaba y Los viejitos más antiguos que quedaban en la pega nos no me respondía. Encontré a Chipirunta, estaba herido contaban sus historias cuando hacíamos la choca, nos pero podía salir por sí solo. De pronto escuché una voz trataban de meter miedo con que si se apagaban nues- de auxilio y la reconocí en medio de todo el caos: era mi tras lámparas nos saldría el Cachudo y así, un sinfín de compadre, estaba atrapado debido al derrumbe de gran- leseras más. A mí y al Guiñes no nos atemorizaban, por el des toscas. contrario, nos matábamos de la risa. Acudí de inmediato al llamado y efectivamente era él. Todo iba bien a pesar de lo arduo del trabajo, la remu- Comencé a escarbar con todas mis fuerzas mientras él neración compensaba y, principalmente, el ganarse el me decía que no lo dejara morir. Yo le dije que se callara, pan con el sudor de nuestra frente nos motivaba a seguir que saldríamos juntos esa mañana, como todos los días. adelante. Dos compañeros llegaron ayudarme y en medio de la desesperación las toscas se reacomodaron y aplastaron Ya habían pasado dos meses, y estábamos aclimatados aún más a mi Guiñes. al rigor del trabajo, cuando fuimos citados para el primer turno. Como siempre alegres, bajamos al fondo oscuro a Él gritó más fuerte: “¡Maco, sálvame!”. Yo arrastraba explotar el oro negro pa´ ganarnos los pesos. Y otros a30 Me lo contaron mis viejos

las toscas todo cuanto podía, mis manos sangraban explosión me había quemado la pierna derecha, maspero no sentía dolor. Guiñes no dejaba de gritar y no prevalecía mi dolor sino mi pena. De pronto me di-luego llegó un grupo de otros compañeros a auxiliar- cen: “lo sacamos”. No supe si acercarme o no.lo. Pero de un momento a otro, se fueron diluyendosus reclamos de auxilio. “Maco, ya no puedo, ya no Ahí yacía el cuerpo destrozado sin hálito de vida, elaguanto más”, me dijo. cuerpo de mi amigo, mi compadre, mi carreta. Yo le dije: “Guiñes, resiste, ya llegamos a ti, no te Más de veinte mineros murieron en aquella explo-puedes rendir. Recuerda, siempre pa´ delante”… Pa- sión y yo jamás volví a la mina. Pasaron algunos añossaron unos minutos y su voz no se escuchó más. y la mina fue cerrada, pero no por la tragedia sino porque no para sus dueños no era lo suficiente ren- Lloré, lloré sin consuelo, pues no lo pude salvar. La table. Me lo contaron mis viejos 31

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historia Autor Diego Aguilar Vergara Seudónimo Diciembre de un viejoEn un lugar de Coronel, de cuyo nombre no quiero dón a los monos de yeso que colgaban de las murallas de acordarme, vive un hombre a quienes sus nietos la iglesia. Había días en que iban hartas personas y otras llaman “papito reinerio”. Este viejito de 89 años en que uno o dos creyentes iban a edificarse y nutrirse tiene una fresca memoria y recuerda claramente con la palabra de Dios. cada una de sus vividas anécdotas. Contaba un día, que debido a la necesidad que se sus- Debido a que el cura oficial tenía problemas con el citaba en la comuna, cuando tenía alrededor de 18 años alcohol, en innumerables ocasiones tuve que vestir la tuvo que verse en la obligación de trabajar como sacris- sotana del cura y pararme delante de la congregación a tán en la única iglesia católica del sector. Sin haber reci- exhortar la palabra. Habían días en que estaba curado, bido preparación o haber asistido a algún seminario que tan curado, que no lograba sostenerse en pie y menos lo especializara en el tema, se entregó por completo a su articular palabra alguna. En otras ocasiones, saliente de nuevo oficio. Todo a cambio del ansiado pan y la refres- caña, con una resaca que le ponía el oído tan sensible que cante agua. uno tenía que hablarle por lo menos desde ultra tumba “Hijito –contaba-, la misa se hacía los martes y sába- para no agudizar su dolor de cabeza. do alrededor de las 7:00 de la tarde y los domingos en la mañana. 15 minutos antes debía salir y tocar la campana Fue así, como sin darme cuenta fui metiéndome de para dar aviso a los vecinos que la misa estaba próxima a a poco en el forro y no reaccioné, sino cuando era ya el comenzar. Minutos antes, e incitado por el cura, doblaba cura oficial de la comuna. mis rodillas y comenzaba a rezar en una dirección: que llegue mucha gente con harta plata y dé harta ofrenda Los días martes y jueves eran días de confesión. Me para así tener dinero suficiente y poder salir a dar una sentaba en el confesionario y comenzaba a preguntar vuelta. Tres Ave María, cuatro Padrenuestro y otros re- por los pecados cometidos. Escuchaba de todo, las for- zos de los cuales no recuerdo, formaban parte de mi ple- nicaciones eran las más comunes. Alcalde, profesores, garia habitual. gente común y corriente, acudían secretamente y con- A los pocos minutos comenzaban a llegar los feligreses, taban sus fechorías sin ocultar detalles. Mientras fingía quienes al entrar se arrodillaban con cara de limosnero a escuchar, pensaba en la penitencia: algo realmente ma- la entrada de la iglesia y se persignaban implorando per- quiavélico que debía realizar el pecador para así quedar libre de pecado. Lee 30 veces el Ave María o uno que otro pasaje de la Biblia. A veces les decía que prendieran velitas a San Pe- Me lo contaron mis viejos 33

dro o a cualquier otro santo. En una oportunidad se me Dios. Después de horas de revolverla, regresábamos aocurrió decirle a una señora que debía llevar todos los la casa parroquial -siempre de amanecida-, cantandodomingos una niña vestida de blanco por el lapsus de un felices y normalmente afirmado uno del otro.año. La pobre vieja ya no sabía a quién pedir la hija pres-tada. Ese era el trabajo ideal, lo que un joven siempre sue- ña, trabajar poco y disfrutar harto. Hacía ya tiempo A pesar de su condición, el cura de la iglesia era un que había dejado de trabajar por el pan y la refres-hombre bohemio, le gustaba la vida libre. Los fines de cante agua. Y mi situación financiera había mejoradosemana salíamos a bailar, no a la disco. Íbamos a unos considerablemente: habían pasado los días de nece-locales cerca del centro, en esos años se llamaban casas sidad y contaba mensualmente con dinero suficientede remolienda. Comenzaba temprano la cosa, después para solventar los gastos personales y darle dinero ade las 8:00. Íbamos caminando, porque en esos años no mi mamita Guille.había colectivos como ahora. Todo iba bien, hasta que un día llegaron a supervisar Nunca dejó de lado su condición de cura, siempre sa- al cura desde el Arzobispado de Concepción. Con lalía con sotana, yo creo que era para eludir el pago de en- mala suerte, mi querido amigo estaba curadito, habla-trada o bien para cobrar más fama entre las mujeres del ba puras tonteras y se enredaba solo en sus mentiras.lugar. Inmediatamente los curas decidieron trasladarlo no De él aprendí a tomar los mejores tragos y a fumar de recuerdo a que país y yo, obviamente por ser cómpli-calidad. Le gustaba el whisky y normalmente fumaba ce, por no haber informado lo que sucedía, quedé sincigarrillos “Nevada”, de los cuales, con el tiempo, me trabajo.hice adicto también. Volví a ser un cesante más en la comuna, tardes en- A pesar de que la sotana le llegaba hasta los tobillos, teras daba vueltas buscando trabajo sin obtener resul-nunca fue impedimento para bailar. Ante los ritmos de tados.mambo, samba y otros, tomaba la sotana y se la arre-mangaba hasta la cintura y comenzaba a contonearse. Hasta que un día, en mi desesperación, entré a una iglesia evangélica, me arrodillé y pedí a Dios que per- En las casas de remolienda perdíamos los estribos, donara mis pecados y que me diera un trabajo, porquebailábamos los ritmos más modernos y bebíamos has- lo necesitaba urgente. Fue ahí donde conocí los cami-ta quedar tirados. Ahí nos olvidábamos de nuestras nos del Señor”.responsabilidades, de los santos, de la ostia y hasta de34 Me lo contaron mis viejos

SNELAEDCCOIOS Me lo contaron mis viejos 35

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El ymliancehriona Autor Yanette Silva Silva Seudónimo SoledadContaba mi abuelo que en el año 1900, a la edad Estos se acomodaron tranquilamente en las vigas donde de quince años, comenzó a trabajar en las mi- durmieron a gusto. En cambio a mí me costó porque los nas de Lota. pisos no eran cómodos. Lota Alto era más bosque que casas, caminosde tierra, mucho barro donde transitaban sólo carretas Pasada la media noche me dormí, despertando de untiradas por lentos bueyes. gran salto al escuchar sobre mi cabeza, el canto de un ga- llo que repetía intermitentemente su sonoro cantar. Me Recuerda que antes de la llegada de un vehículo, ya vi obligado a levantarme y de reojo mirar mi pieza: la in-estaba la del tren, que constituía un momento muy en- vitada dormía plácidamente sin importarle el escándalotretenido. Para eso, uno se emperifollaba lo mejor que de sus pollos que, a todo esto, despertaron también a mipodía y semanalmente estaba ahí, en la estación, para madre, que se levantó a exigir tranquilidad en sus horasver caras diferentes y aprovechar de mirar que cositas de sueño:traían los canastos que, generalmente, venían de SantaJuana traídos por lindas huasitas que ofrecían chicha, -“¡Quiero que hoy se largue de mi casa esa china confruta y quesos. sus pollos, mi casa no es gallinero!”. Yo me hice conocido con una niña que venía de Santa Como eran las siete de la mañana, tomé mi mancheJuana a vender sus productos, ella traía pollos y gallinas. con mi charra y me fui a la pega.Me preguntó dónde podía quedarse a pasar la noche, yaque tenía varios canastos con pollos por vender. Ama- Trabajé preocupado pensando en mi invitada y en miblemente le ofrecí mi casa, donde habitaba con mi ma- madre. Quería que terminara el turno a las cinco de ladre. Ella aceptó mi invitación y entre los dos agarramos tarde.los canastos y caminamos hacia Lota Alto. En veinte minutos llegué a mi casa y mi madre me con- Mi madre que era una mujer ruda y poco amable, al tó que había tenido una seria conversación con Rosa, miverme llegar con los pollos, me dijo: “¿vas a ser minero o invitada:te vas a dedicar a criar pollos con esta china?”. - “Mira chiquilla ¿Cuándo piensas regresar a tu casa? Entendí los celos de mi madre ya que al quedar viuda Tus padres estarán preocupados”.pasé a ser su sostén. - “Señora, yo no tengo casa, era dueña de casa desde Llegó la noche y caballerosamente le cedí mi cama y que mi madre murió, pero mi papá buscó otra y a mí meyo me acomodé en unos pisos en la cocina con los pollos. dijo que lo dejara solo con su nueva mujer. Tomé mis aves, que era todo lo que tenía, y me vine sin saber qué hacer”. Me lo contaron mis viejos 37

Doña Amelia, quedó pensando... do la pérdida de sus maridos. - “Toma mate, chiquilla, ahí tienes el canasto con el - “Piénselo David y hágase comerciante mejor, así su pan”. Rosa dió las gracias y tomó mate con pan amasado. vida está más segura y aprovechamos de estar juntos - “Me vine a Lota porque es tan bueno para trabajar, porque, por si usted no se ha dado cuenta, yo lo quiero todo lo que echo al canasto se vende”. y no deseo que nada malo le pase en esa peligrosa mina”. Mi madre me atendió con una fuente de sopa que siempre tenía preparada cuando yo llegaba del trabajo y Rosa dijo esto con tanto sentimiento que rodaron por me preguntó: sus mejillas lágrimas sinceras. - “David ¿vienes muy cansado?”. - “No tanto ¿Por qué?”. Quedé mudo. Le ayudé a acomodar un tablón donde - Te quería pedir que hiciéramos un corral al fondo colocaba la mercadería que era solicitada por los clientes para que esta pobre chiquilla tenga sus pollos, total tene- que Rosa atendía con amabilidad. mos tanto espacio, además yo estoy muy sola mientras trabajas. A los pocos días comenté a mi madre la propuesta que Entre los tres, hicimos un buen corral, muy amplio, Rosa me ofrecía. Ella escuchó con atención y aprovechó donde fueron colocados los pollos que podrían cantar a de declarar sus temores frente al trabajo en las minas del sus anchas. carbón, diciéndole: “ningún hombre sabe si saldrá cami- Yo estaba feliz de tener una madre tan humana y com- nando o como bulto. Eso duele y no deja vivir en sosiego”. prensiva. Rosa era madrugadora, ayudaba en los queha- ceres de la casa de sus anfitriones, en seguida tomaba Muy resuelto, me presenté donde el jefe de turno con- su canasto lleno de pollos y se iba a vender cerca de la tando con mucho entusiasmo que dejaba el trabajo de estación de Lota. minero porque ya tenía otro. Las gallinas cuidadas por mi madre ponían huevos y luego empollaban de tal forma que hubo que agrandar el - “¿Se puede saber cuál es la otra pega que tení?”. corral. - “Seré comerciante de pollos y huevos”. Rosa era hábil vendedora y luego sugirió a doña Ame- - “¡Vas a ser un muerto de hambre! Si tú pa’ lo único lia que hiciera harina tostada y ella se la vendería. A es- que serví es pa’ sacar carbón, olvídate hombre de esa le- tas alturas las mujeres ya estaban haciendo sociedad sera y agarra tu pala”. comercial en la que faltaba la ayuda de un hombre, ya - “Por favor, anote que renuncio a la pega, con pena, que bajar de Lota Alto con los canastos era dificultoso en porque aquí dejo amigos. No quiero que mis mujeres esos tiempos porque se bajaba caminando. queden solas”. Cuando los turnos en mi trabajo me lo permitían, ayu- daba a Rosa a cargar los canastos. Con el dinero de los días trabajados, compré madera Un día Rosa me pidió que dejara el trabajo en las minas, e hice un mesón para colocar los productos que ya sabía ya que había oído que los accidentes eran constantes y cómo vender. los hombres morían siendo jóvenes, dejando a sus ma- dres desamparadas, más cuando algunas ya habían sufri- Así fue que David y su china llegaron a ser prósperos comerciantes.38 Me lo contaron mis viejos

Miedo Autor Carlos Henrique Lizama Carrasco Seudónimo LicanEn los años 1950 yo vivía en Lota Alto en una po- Lo enfrentó y le dijo: ¡oye cabro de mierda, no te da blación llamada “Calero”, cuando me percaté de vergüenza estar fumando y todavía a esta hora! Se esta historia que les relataré. saca su cinturón de cuero para golpearlo y atemori- Casi la mayoría de los obreros mineros de ese zarlo y qué grande su sorpresa, porque el cabro en vez entonces trabajaban en el “Chiflón Carlos”, un corrien- de arrancar, empezó a caminar hacia el minero, que se te antiguo que todavía existe. quedó medio cachudo y a medida que al cabro se acer- Para llegar a dicho lugar había un atajo o pasada de caba iba creciendo. “Caleros” hasta el “Morro” actual. Esta pasada la usa- ban mucho los mineros para traficar y llegar más tem- El viejo minero da media vuelta y se le hiela el cuerpo, prano a sus faenas de trabajo. y se le viene a la memoria que esta persona era el mis- En una de tantas pasadas, había un vecino del mismo mo diablo, lo que era muy común en este tiempo. pabellón en que yo vivía que se quedó “sobre tiempo” y venía de regreso a su hogar como a la una de la madru- No tiene más tiempo de apretar cachete, a correr a gada. Venia pasando dicho “Atajo” cuando encontró un todo lo que daban sus piernas, que parecían de lana, y el muchacho, de unos diez años, escondido detrás de unos cabro venía harto crecido, medía como 3 metros de alto postes de alumbrado que llevaban la corriente eléctrica y casi lo alcanzaba. hacia el chiflón. El cabro estaba fumando, lo que molestó al viejo mi- El pobre viejo alcanzó a llegar a su casa del pabellón, nero, porque en esos años nadie de nosotros se atrevía donde lo esperaba su mujer con la merienda caliente. a fumar ni siquiera a escondida de nuestros mayores y menos a esa edad. Apenas su señora abre la puerta y el minero cae des- mayado a todo el largo de su porte. La mujer gritaba y bajan sus hijos corriendo escalera abajo desde el segun- do piso. Salen asustados a mirar hacia afuera y lo único que ven es una sombra delgada más alta que el mismo Me lo contaron mis viejos 39

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pabellón, caminaba hacia el lugar de donde provenía, dad que como al mes después de lo ocurrido, teníamosquizás el diablo iba en busca de otra víctima o presa a a un vecino muerto de más abajo o sea, del pabellónquien querer asustar. del frente, y que murió en un derrumbe de tosca (roca minera) del mismo corriente del chiflón. Nadie se atre- Todos entran a la pieza asustados, rezan y se persig- vía a pasar por ese atajo y si pasaban lo hacían en gru-nan, trancan las ventanas y puertas. pos porque el miedo era grande. El minero era valien- te en su trabajo pero muy supersticioso, creyente de Una vez repuesto, el dueño de casa relata llorando lo brujerías, mal de ojo, creía en apariciones y que salíanque le había ocurrido y tiritaba aún de miedo al volver- a penar.se a acordar y juraba no volver nunca más a pasar porese atajo o pasada. Nosotros como éramos niños en ese tiempo, visi- tábamos en el día esos lugares que estaban llenos de Al otro día en los pabellones, hornos y lavaderos era cruces que iban a colocar aquellas personas a las queel comentario del día, de lo que había ocurrido al “ve- algún día el diablo les salió a su encuentro. Las poníancino tal”. como una ofrenda para que el “malulo” les respeta- ra sus vidas. Siempre ese lugar me dio mala espina y Las mujeres se persignaban haciendo la señal de la siempre recuerdo esa pasada con respeto y miedo a lacruz y decían: ¡alguien que va a morir!. Pero el diablo vez.nunca se lleva a la persona que asusta, si no a otra per-sona pero del mismo barrio. Bueno, el tiempo nos dio la razón. casualidad o ver- Me lo contaron mis viejos 41

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Manuel Autor Claudio Arévalo Villalobos Seudónimo ClaudioAsu llegada a Lota, un 30 de marzo de 1987, ls, Bakunin y a Luis Emilio Recabarren, todos nombres Manuel experimentó una sensación de intran- prohibidos y proscritos. Después de aquello nunca vol- quilidad, sabía que aquí también la cosa estaba vió a ser el mismo, pues comprendió cabalmente que el fea, pero habían más amigos y mejores contac- sol es para todos, aunque los pobres siempre parecie-tos a los cuales recurrir. ran estar a la sombra. Hijo de un Lonko mapuche de Ercilla, Manuel Lemun Cuando desciende del bus Tacora, a un costado de laCatrileo, para entonces de 40 años de edad, eligió Lota Plaza Chillancito, se encuentra con una ciudad sitiadaporque desde niño añoraba vivir cerca del mar. Pero por militares con fusiles y ropa de combate. Se da cuen-también debido a las luchas encabezadas por los obre- ta inmediatamente que es peligroso pero nada compa-ros del carbón, por su historia y que hacían de esta zona rable al horror experimentado en el campo, una semanaun lugar ideal para un joven consciente y que abrazó si- antes, donde los carabineros y militares irrumpieron amilar forma de hacer frente a las injusticias, todo lo cual balazos en contra de indígenas indefensos, con un saldono fue aceptado ni comprendido por sus hermanos en de 9 muertos, tres de los cuales eran niños menores dela comunidad, quienes a diario se encargaban de pedirle 8 años.que no anduviera metido en “tonteras políticas”. Al bajarse lo esperaba Claudio, su contacto, con un Cuando Manuel llegó al paradero de buses de Lota periódico bajo el brazo. Debía saludarlo con una con-Bajo, debía encontrarse con un hombre al cual sólo de- traseña:bía llamar por su chapa clandesta, “Claudio”, quien seríasu guía silencioso ya que la represión y la persecución - “Aquí les traje los super 8”se habían instalado también aquí debido al fallido in- - “Ah muy bien, los estaba esperando”tento en el Cajón del Maipo por ajusticiar al tirano queazolaba nuestro país con tortura, muerte y exilio. Caminaron en dirección al Hospital de Lota y fue allí donde recién intercambiaron palabras, siempre en voz Manuel militaba desde su época de estudiante secun- baja:dario en el Liceo Pablo Neruda de Temuco, cuando seencontró con un profesor que le hizo leer a Marx, Enge- - “Compañero Manuel, qué gusto me da verte y saber que no te atraparon estos hijos de puta, pero hay que Me lo contaron mis viejos 43

esconderse o salir del país, detuvieron a Sergio y a otros aparece una patrulla militar y un soldado de gruesoscompañeros y me temo que pudieran encontrarnos. bigotes, le apunta con su fusil mouse con bala pasada. Manuel quedó paralizado pero tranquilo, respiró hondo - Lo se Claudio, pero si me quedo en Lota quizás pue- y sin más dijo:da mimetizarme con los pescadores o trabajar calladoen el mar o de minero, yo no me quiero ir de Chile, ni - “Si me busca a mí, no se ha equivocado, soy indígenamenos alejarme de mis peñis, además que nuestro pue- y además revolucionario, así que no espere tanto y dis-blo se está jugando cosas importantes. pare, dispare hombre. Manuel Lemun y Claudio habían sido fusileros encar- El uniformado lo miró fijamente y con voz baja le dijo:gados de disparar a la comitiva presidencial del General - “Manuel, soy yo, el Pato, tu compañero de escuelaen el Cajón del Maipo y, al igual que el resto de com- en Ercilla. Te andan buscando, quieren cazarte a tí y abatientes, habían salido ilesos de la situación. Sin em- todos los que atacaron al general, huye y salva tu vida,bargo, sobre ellos se cernía la cacería despiadada de los te vi en Lota y desde ese momento me propuse ubicarteaparatos de la CNI y la DIPOLCAR. para prevenirte. Manuel se contuvo para no abrazar a su amigo ma- Manuel durmió en el Hotel Ángel de Peredo, en Lota puche, con el cual buscaban piñones y digüeñes cuandoAlto. Debía hacerse pasar por vendedor de insumos niños. Sólo se limitó a agachar la cabeza y partir.agrícolas. Eligió un cuarto cómodo y amplio donde po- Manuel nunca se fue de lota, ayudó a los mineros ender dejar sus libros de filosofía y literatura latinoameri- sus protestas por el cierre de sus fuentes de trabajo.cana –obviamente, prohibida en nuestro país- con auto- Enseñó a leer a los niños hijos de modestas madres pa-res como Galeano, Cortázar o García Márquez. Aquella nificadoras y apancoreras.fue una noche de sobre saltos y sudor intenso, venían a Relatan en el pequeño caserío que por las noches susu mente las muertes de sus hermanos mapuches y el voz se escucha en el mar, donde alguna vez se sumer-dolor de ver partir al exilio a cientos de sus vecinos de gió en busca de ese otro mundo, ese por el cual luchóla comunidad. para regalárselo a los demás, esa cuarta hoja del tré- bol que aún esperaban los hijos del carbón que jamás Por la mañana bajó al centro de Lota, visitó la feria y olvidarán a Manuel Lemun, un anónimo sobrevivientecaminó pensativo por el muelle. Degustaba una exqui- del horror y que llenó de color y poesía los cerros desita empanada de carapacho que había comprado a las Lota… Fin.apancoreras cerca del mercado. Se sentó sobre la línea férrea cuando de improviso44 Me lo contaron mis viejos

gorritos Autor Delmira Melgarejo Aguilera Seudónimo Dermy de lanaEn el año 1955 las monjitas llegan a Bannen, her- Y ella preguntó por qué y si vivía lejos su familia, y pre- manas de la Asunción que visitaban enfermos en guntó a don Desiderio. las casas y en el hospital. Cuando nació mi her- mano menor -en febrero de 1968-, nació en casa, Él responde: “no, mi gente vive en Chivilingo. Ya fue entonces cuando conocimos a la hermana Flor, quien hace más de un año que no vivo con ellos, los perdí nos visitó a menudo y muy temprano, hasta nos prepa- porque cuando me ponía a beber, agarraba la semana ró comida y ayudó a mis hermanas mayores a limpiar entera. Él me hace daño, me pongo loco y le pegué a mi la casa, se preocupó de las tareas del colegio y no nos señora. En una de las tomateras, llegué inconsciente permitía pelear ni meter boche, la guagüita y mi mamá por una subida de azúcar, dijo el doctor. Y yo no hice debían dormir. caso y seguí bebiendo, era tercera vez que caía al hos- Se retiraba cuando papá llegaba del primer turno, a pital y ahí pasó lo que pasó -y se frota las piernas-. Mi las 16:00 horas. familia tiene razón de estar enojados… No los juzgo”. La amistad que se generó con ella fue muy rica y después de misa mamá permitía que acompañara a la Insistió en la pregunta… “¿Cómo lo ayudo?” Él res- monjita a visitar a los enfermos porque llevaba a Dios ponde: “con camiseta y pantalón corto sería bueno, si en la Comunión a quienes no podían ir a misa. es que puede no más…” Entonces yo tenía 14 años y quería ser monjita, me gustaba hacer lo que la madrecita Flor hacía. Nos fuimos a la sala de las guagüitas -esa visita me Un día, visitando enfermos en el Hospital de Lota, encantaba- y el aroma era distinto, ya no era a inyec- conocimos a don Desiderio: hombre grande, de cuer- ción, era más rico. Y nos quedaba solo ropita de bebé. po grueso, voz ronca, nariz un tanto rojiza producto Cuando salimos de la sala mujeres, pasamos a despe- del alcohol, tenía como 50 años. dirnos desde el umbral. Hago con la mano a quienes Cuando nos acercamos a su cama pongo en sus ma- miraban y don Desiderio con su vozarrón de fumador nos la revista de Condorito y la madrecita preguntó dice: “¡Madrecita, no se olvide de los pantalones cor- qué necesitaba. Muy humilde, dice: “lo que usted quie- tos!” ra, madre”. Estaba contento con la visita, ya de antes sabíamos, Yo pensé: “el hospital siempre está calefaccionado, -por la enfermera- de su indigencia, nadie lo visitaba. tenía razón este paciente, era mejor cortar los panta- lones y yo misma haría los dobleces porque sabía co- ser”. Era buena idea. Pasaron dos días y la monjita consiguió el pijama de pantalón corto acompañados de slip, calcetines y ja- Me lo contaron mis viejos 45

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bón. Nos fuimos de inmediato a medicina hombres, el No alcancé a quitar la mirada y logro ver los mu-bolso estaba llenito. ños parecidos a dos codos envueltos en vendas. Algo en mí se quebró, me abracé a mi compañera y Ya en la sala nos conocen, se alegran al vernos y de ella toma las manos del paciente para dar fuerzas.inmediato don Desiderio consulta por el short. Lleva Yo siendo niña quise mirarlo y dar fuerzas, pero mebata de hospital, con letras negras, que se amarran en desmoroné sin ocultar lágrimas que brotaron sinla espalda quedando al descubierto toda la majestad permiso.del hombre. Quedé parada a un lado de la cama y sólo atiné Pero no fue el caso porque don Desiderio nunca nos a guardar silencio y escuchar. Ella, con sus manosdio la espalda. envueltas en las de él que sollozaba. Dice: “disculpe usted, no me di cuenta de su situación. Dios nos pre- Pregunta la madre Flor: “¿Cómo se encuentra? -sa- para ayuda en todo, a él pidamos fuerzas para quecando poco a poco las prendas y las pone sobre la se vuelva a levantar”.cama-. Acá esta lo que pidió y conseguí un pijama depantalón corto, como usted quiere”. Don Desiderio reacciona diciendo: “¡pero sabe mamita déjeme los calcetines, igual me los pongo, “¡Qué maravilla madrecita, lo voy a cuidar!” porque el frio hace que me duelan las piernas que Y sigue sacando: slip, el jabón y el enfermo va a los ya no tengo!.calcetines y los mira tomándolos en sus manos. Yoespero a que diga algo, le miro los ojos y su mirada Y ella me mira, y en su mirada me hace cómplice,dice cosas que no sé describir. comprometiéndose para el día siguiente de reem- Tristeza, dolor, angustia, llanto y un suspiro sale plazar los calcetines por gorritos de lana para susde su pecho, algo no está bien... sus ojos se humede- muños.cen e inundándose tan rápido que me permite ver sudolor. Reacciono, miro a la monjita, pregunta cómo Salimos del hospital, mi corazón apretado y pre-está de su problema y dice: “madrecita, hace 67 días ocupada de cómo haría los gorritos la monjita, si seque me cortaron las piernas, el tren me pilló dur- olvidó tomar medidas. Ella me abraza y dice: “vamosmiendo curao’ en los túneles Los Mellizos pasando a la capillita a rezar para que Dios dé fuerzas y saludColcura. Después del 18 chico me fui tomando de a todos los enfermos, pero antes pasaremos a com-bodega en bodega, no es que maneje mucho dinero, prar lana para hacer los gorritos y cubrir las piernasuno hace amigos de tomatera y yo los tengo en cada de don Desiderio”.botica... vea cómo quedé ahora...” Me lo contaron mis viejos 47

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EL SECUESTRADOR Autor Rodrigo Vega BurgosDEL 31 DE OCTUBRE Seudónimo RodvegaHace 90 años atrás existió un bosque en los al- Ángelo y Miguel- tratarán de esperar hasta la misma rededores de Caleta Lo Rojas donde, según noche de lo sucedido, ya que según lo que dice casi las propias personas que vivían en ese lugar, la mayoría del pueblo existe un ser que aparece to- existía una persona que tenía el cuerpo de hu- dos los 31 de octubre con el propósito de llevarse a mano pero pies de cabra. Según fuentes, este vivía en el los jóvenes que hacen locuras intencionales hacia las bosque y sólo salía de él una vez al año, con la intención demás personas. Lo cual para este joven es ideal para de llevarse a los jóvenes que se burlaban de él y de los tratar de comprender lo que sucedió esa noche. demás, desapareciendo cada año alrededor de dos jóve- nes, sólo los 31 de octubre. Pedro angustiado y desesperado por saber lo que Pedro es un joven de 17 años que investiga la desa- puede encontrar, se consigue un arma con el motivo parición de su hermano gemelo Andrés, quien desapa- de protegerse, ya que no sabe con lo que se encontra- reció un 31 de octubre de 1919 cuando junto con unos rán en esa noche. amigos festejaban el cumpleaños de un tío cercano. Pedro cree que fue culpa suya, ya que piensa que Cuando llega el momento, los cuatro amigos espe- tuvo que haber impedido que su hermano se fuese ran en una de las casas con curiosidad, hasta que a las solo, pues se caracterizaba por ser un joven proble- 3:30 de la madrugada escuchan un grito de una joven mático hacia las demás personas, lo cual lo hace un aterrorizada que pedía ayuda. Pedro, al oír el grito, peligro ya que lo pueden asesinar. saca el arma y se dirige hacia el lugar pero cuando lle- Faltando sólo 2 días desde que desapareció su her- ga queda impactado ya que estaba observando el ru- mano, este joven junto con sus tres amigos -María, mor que se decía: un ser con patas de cabra . Pedro asustado y sin saber que hacer, se esconde en un bote de basura en donde queda inmóvil por varios Me lo contaron mis viejos 49

segundos hasta que uno de sus amigos lo encuentra Pedro sabe que tiene que entrar ya que tiene quesin poder reaccionar de lo que sus propios ojos habían salvar a la joven que este ser había raptado, entrandovisto en ese momento. con cautela a la cueva con pistola a mano en caso que lo quisiera atacar, pero cuando entra, encuentra al ca- Él, profundamente asustado, comprendió que este dáver de su hermano en un recipiente con agua. Ton-ser se había llevado a su hermano por lo que tenía que tamente, y sin poder reaccionar. dispara el arma porseguirlo para poder saber si su hermano seguía vivo equivocación alertando a este ser, por lo cual escapao muerto. Él y sus amigos pierden el rastro de este de la cueva con rapidez.monstruo pero cuando se habían dado por vencidos,Pedro se acuerda que vivía en el bosque y se los in- Pedro toma a la joven y la saca de la cueva, desper-forma a sus amigos, dirigiéndose rápidamente hacia el tándola con brutalidad ya que está demasiado asus-bosque hasta que lo avista de nuevo. tado. Sus amigos, al ver a este ser también quedan impac- Pedro de ese momento se prometió que todos lostados ya que pensaban que Pedro estaba delirando. 31 de octubre iba a estar esperando a este ser paraSe introducen en el bosque persiguiéndolo hasta que poder hacer venganza por la muerte de su hermanollegan a una cueva en donde se refugiaba. gemelo.50 Me lo contaron mis viejos


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