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Liliana Golubinsky e-book

Published by INLUXUS, 2023-04-17 22:34:03

Description: Liliana Golubinsky e-book

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PINTURAS







PINTURAS 9 La pintura como campo de batalla Por Rodrigo Alonso Primera parte 15 Relato Visual Primera parte 85 La pintura como campo de batalla Por Rodrigo Alonso Segunda parte 91 Relato visual Segunda parte 159 Anexo 161 Biografía 171 Índice de obra 179 Texts in english Detalle de obra de tapa Con toda el alma Detalles de obras de introducción Con toda el alma Pertenecer





La pintura como campo de bataLLa Por Rodrigo Alonso 8

El temor del artista frente a la tela en blanco es como el del escritor frente a la página vacía. Una parálisis existencial que no tiene tanto que ver con la posibilidad de no lograr una imagen o una escritura significativa, sino más bien con el peligro de no poder poner en marcha el proceso creativo que sustenta al autor en su lugar. Cada vez que se empren- de una obra se inicia una batalla que es, ante todo, una cruzada personal. Una lucha por sostener la pasión, la vocación y la energía que construyen a diario la columna vertebral del trabajo del artista. Las pinturas de Liliana Golubinsky prolongan esta dinámica hacia el propio terreno pictó- rico. En sus superficies, los personajes y acontecimientos se arremolinan en una suerte de contienda agónica, heterogénea pero productiva. Un movimiento vibrante atraviesa las telas, otorgándoles una vida singular; una vitalidad que se transmite casi de inmediato al ojo que las observa y que recién encuentra la calma a medida que los conglomerados de imágenes van develándose en sus metáforas y sentidos. Aunque los motivos se han ido modificando a lo largo del tiempo, la construcción dinámi- ca del espacio plástico es una marca autoral que traduce con insistencia la complejidad de nuestro mundo contemporáneo. De hecho, son numerosas las referencias a la vida actual, a los problemas que atraviesa la realidad de todos los días, a los valores y las idiosincrasias que dictan actitudes y modos de ser y pensar. Pero todas estas remisiones aparecen más bien en formas lúdicas, en juegos visuales e ironías, en situaciones que plasman una pers- pectiva crítica fundada sobre una mirada aguda y personal. LAs bAtALLAs de LA pintuRA Las obras de finales de los noventas muestran a una Liliana Golubinsky embarcada en Tormenta en alta mar la tarea de erigir su universo imaginario a partir de citas y apropiaciones. Utilizando la 1999 técnica del collage, recorta mapas y figuras de la historia del arte y los pega sobre el Técnica mixta lienzo, conformando unos conjuntos visuales plagados de repeticiones, homenajes y re- 150 x 150 cm sonancias. Algunas imágenes son particularmente recurrentes, como el Retrato ecuestre del Conde-Duque de Olivares de Diego Velázquez, otros jinetes y barcos antiguos. Con todos ellos elabora verdaderos escenarios de guerra, como en Batalla ganada (1995) o en los cuadros relacionados con avanzadas bélicas y conquistas: Cada cual atiende su juego (1999), Tormenta en altamar (1999), La procesión (2000). En todos los casos, el espacio está diseñado mediante el recurso del plano rebatido, que traduce los posicionamientos horizontales en ubicaciones verticales, otorgando al espectador una visión completa e instantánea de todo lo que sucede en él. La pintura se construye mediante veladuras y capas superpuestas, lo cual le otorga una densidad y una oscuridad que contrasta con la liviandad de sus producciones posteriores. 9

Muchas de estas pinturas suelen estar atravesadas por una escritura automática que confi- gura una capa subterránea, al mismo tiempo textual y visual. En ella se despliega un sustrato narrativo que podría funcionar también a la manera de una memoria histórica. No obstante, su contenido es incomprensible, o sólo puede aprehenderse fragmentariamente. De esta forma, es mucho más evocativo que informativo, no apunta a revelar el sentido de la repre- sentación sino que más bien la complejiza con un elemento abierto a la significación. Ya en estos años comienzan a aparecer algunas marcas que se continúan –e incluso pro- fundizan– en los trabajos posteriores. Una de ellas tiene que ver con los títulos. En mu- chos casos estos provienen de la cultura popular, de frases hechas, canciones, películas, refranes, etcétera –Aquel tapado de armiño (1997), Cada cual atiende su juego (1999), El burrito del teniente (2002)–. También se hace presente en este período la mirada irónica, crítica y burlona que se potenciará más tarde; en Gira la calesita (1997), por ejemplo, los jinetes montan caballos con ruedas y la batalla se ha transformado en un verdadero juego. Otro punto importante se encuentra en su naturaleza narrativa. Todas las obras de Go- lubinsky poseen algún tipo de sustrato argumental, incluso si no es evidente a primera vista. Pero lo más destacado es que éste está erigido sobre una multitud de pequeños microrrelatos, muchas veces incongruentes, que parecieran coincidir tan solo en la proxi- midad espacial. Si se los observa con detenimiento, es posible advertir la falta de interco- nexión entre los personajes que pueblan las telas y entre los acontecimientos que cada uno de ellos lleva adelante. Este rasgo se ahondará en los años posteriores, cuando los temas pierdan la pátina de relato histórico y empiecen a abordar el mundo contempo- ráneo. Aquí, las multitudes aparecen conformadas por individuos en actitudes más bien solitarias, ensimismados, realizando tareas específicas con independencia de su entorno, presos de la indiferencia, la abulia o la alienación. HAstA eL cueLLo Aquel tapado de armiño En los albores del milenio, las pinturas de Golubinsky comienzan a sufrir una transforma- 1997 ción importante. Junto a las figuras prestadas por la historia del arte – que ahora son pin- tadas sobre la tela, y no recortadas y pegadas – surgen otras inventadas por ella, delinea- Pastel sobre lino das rápidamente, con rasgos simples pero contundentes. La crítica de arte y académica, 130 x 130 cm Nelly Perazzo, acierta cuando asegura que con esta decisión la artista «empieza a hablar por ella misma en lugar de hacerlo en tercera persona». Blanqueando historias Este proceso se produce de manera gradual. En piezas como Blanqueando historias (2002) 2002 coexisten los jinetes y los barcos con una multitud de figuras humanas que, desde un segun- Técnica mixta 140 x 200 cm 10

do plano, reclaman atención hacia su presencia. A medida que estas figuras van adquiriendo Gira la calesita protagonismo, la materialidad y composición de las telas se modifican. La pintura va abriendo 1997 lugar al dibujo como eje visual y se torna cada vez más ligera. La paleta se reduce y adquieren Pastel sobre lino mayor relevancia los colores puros, que se ajustan a sectores precisos de la representación. 130 x 130 cm En Sin consuelo alguno (2002), por ejemplo, el fondo presenta una coloración ocre homogé- nea, mientras los soldados que la pueblan poseen uniformes de color azul y colorado. Este último dato no es inocente. Para quienes conocen la historia nacional, el conflicto entre azules y colorados recuerda un momento preciso de las luchas intestinas dentro del ejército. Aun cuando la obra no remite a ningún acontecimiento específico, hay en ella una figura compuesta por una mitad femenina – circundada por la bandera argentina – y una mitad de vaca, que es sin dudas una alegoría de la República Argentina. Pero tanto ésta como los caballos que soportan a los militares se desplazan sobre plataformas con ruedas, dando a entender que son entidades semejantes a juegos infantiles. El intertexto político no es casual. En los años inmediatamente posteriores a la crisis social e institucional de diciembre de 2001, éste aparece como horizonte de significación con frecuencia, ya sea de manera consciente o inconsciente. Los títulos de las obras de este período no dejan muchas dudas al respecto: Todos estamos sumergidos (2001), Está llegando al cuello (2002), Hambre de perros (2002), Sin consuelo alguno (2002), y El cartonero (2004). Son trabajos creados en medio de una época oscura y dolorosa para el país, en un momen- to de incertidumbres y cuestionamientos que no podía dejar indiferente a nadie y que fue singularmente intenso en la producción de la mayoría de los artistas que lo atravesaron. En forma paralela, se van diversificando los soportes y medios de producción. El lino se convierte en la superficie predilecta para llevar adelante estas piezas: del derecho o del revés, preparado o sin preparar, liso o tramado, comienza a intervenir con su singular mate- rialidad y textura sobre los universos imaginarios que surgen de la mano de la artista. Sobre él se despliega una batería de herramientas para la creación: los acrílicos, la carbonilla, los pasteles, los pasteles-tiza, los marcadores. Cada una imprime su marca sobre el resultado final de acuerdo con la mayor o menor resistencia al desplazamiento que ejerce el soporte. Por otra parte, Golubinsky trabaja sin bocetos. Toda la composición es creada directamen- te sobre la tela. Según relata la artista, las figuras aparecen en las imperfecciones del lino, en las manchas y las sombras, en las irregularidades y los pliegues; sólo hay que sacarlas a la luz. Con paciencia van surgiendo hasta que la totalidad cobra sentido. Este proceso pue- de llevar varios días e incluso no producirse jamás. Pero la autora se niega a forzar el resul- tado o a preparar unos borradores que pudieran ayudarla a arribar a un puerto prefijado. En la espontaneidad, la investigación y el hallazgo se cifra la clave de su método de creación. 11

equiLibRistAs Congestionamiento Hacia 2004, las telas comienzan a poblarse de personajes voladores, acrobáticos, inesta- 2006 bles. El espacio pictórico es ahora estrictamente vertical, con sectores bajos y elevados, y una composición plana que potencia las lecturas en la bidimensión. Los fondos tienden Técnica mixta a ser homogéneos, aunque en ocasiones esbozan algún intento de volumen o la línea 60 x 80 cm de un horizonte. Pero el peso visual está focalizado decididamente sobre las figuras, que adquieren un protagonismo incuestionable. Algunas pinturas tematizan la aparición de estos personajes. Titiritero (2004), Colgados (2006), El circo (2006), Salto mortal (2006), Todos somos equilibristas (2006), Te sostengo (2008) justifican desde sus títulos la presencia de estos seres suspendidos o que intentan mantener el equilibrio. Este estado de zozobra aparece con frecuencia ligado al ámbito ur- 12

bano como en Congestionamiento (2006), El vestido azul (2006), No soy yo, es usted (2006), Pájaros en la cabeza o Yo te embisto, tú me embistes (2007) pero muchas veces pareciera hablar más bien de 2006 una suerte de sentimiento de lo contemporáneo, de la complejidad del mundo actual y de Técnica mixta sus consecuencias sobre los que lo padecemos a diario. 110 x 120 cm La generalización del desequilibrio construye escenas de un marcado dinamismo. En Del mismo palo (2005), personas y animales giran alrededor de unos ejes verticales que con- figuran una situación ágil, entre móvil y lúdica. En Colgados (2006) y Pájaros en la cabeza (2006) unos individuos se balancean agarrados a otros que desaparecen por el marco superior. Un poquito de viento (2006) se organiza sobre una composición centrífuga en la cual hombres, mujeres y perros –un animal que se repite con asiduidad en estos años– se van proyectando hacia los bordes de la tela con impulso angular. Algunos títulos apelan a los gerundios para enfatizar la imagen general de movimiento, como Soportando (2007) y Dando vueltas (2009). Al mismo tiempo, un conjunto de obras exhibe un espacio fragmentado que introduce una cuota de estatismo, aunque sin eliminar por completo las tensiones. En Ayúdenme a salir (2008) la representación está dividida por una línea horizontal que separa un plano superior diáfano de un sector inferior atestado de transeúntes y vehículos hacinados. En Cuando Periquito era calvo (2009), Llueve en mi ciudad (2009), Se le subió a la cabeza (2009) y Me escuchas (2012) Golubinsky recurre a una grilla de pequeñas pinturas para segmentar la composición. Cada una de ellas desarrolla un relato simple y concentrado que, al multi- plicarse, entra en relación con los universos complejos e intrincados de las telas mayores. Por otra parte, y como una nueva marca de diferenciación, los colores han sido reducidos al blanco y el negro, con algunos toques de rojo que enfatizan líneas y manchas. Acróbatas, contorsionistas, equilibristas, imprimen sobre estas obras un carácter especta- cular. Todo se ofrece a la contemplación con un sentido exhibicionista que apela al espec- tador, aun cuando pareciera no existir esta misma voluntad al interior de los cuadros. En Mi- rame a los ojos (2006), por ejemplo, ninguno de los personajes cruza sus ojos. Éstos aparecen más bien como los actores de historias destinadas a la mirada exterior, y por tanto, involucran al observador. No es casual que muchos títulos sean frases basadas en apelativos: Soy la mujer de tus sueños (2006), Yo te embisto, tú me embistes (2007), No seas negativo (2008), A vos no te lo presto (2009), Ayúdenme a salir (2009) y ¡Cuidado! Me hacés ver las estrellas (2009). Nelly Perazzo detecta sarcasmo en «este mundo funambulesco de personajes en posicio- nes acrobáticas y equilibrios imposibles». En todo caso, es evidente que hay un sentido trágico subyacente. Una capacidad para sortear obstáculos, acompañada por una incapa- cidad para la comunicación. Estos temas se van profundizando en los trabajos posteriores, a medida que estos simpáticos seres van dejando su lugar a la multitud. 13

Con sangre (El Condeduque) 2000 Técnica mixta 100 x 150 cm



Condeduque 2001 Técnica mixta 120 x 160 cm



Mambru se fue a la guerra, de la serie Batallas ganadas 1995 Técnica mixta 170 x 170 cm



Cada cual atiende su juego 1999 Técnica mixta 150 x 150 cm



Tormenta en alta mar 1999 Técnica mixta 150 x 150 cm



La procesión 2000 Técnica mixta 120 x 120 cm



El burrito del teniente I 2001 Técnica mixta 60 x 80 cm



Gira la calesita 1997 Pastel sobre lino 130 x 130 cm



Jugando a no ser siempre los mismos 1997 Pastel sobre lino 130 x 130 cm



Sin consuelo alguno 2002 Pastel sobre lino 100 x 120 cm



Todos estamos sumergidos II 2002 Pastel 120 x 120 cm





Esta llegando al cuello 2002 Pastel 120 x 160 cm

El cartonero 2004 Pastel sobre lino 130 x 130 cm Página siguiente Detalle







Izquierda Titiritero 2004 Pastel sobre lino 100 x 80 cm Derecha Colgados 2006 Pastel sobre lino 120 x 140 cm



Izquierda El circo I 2006 Pastel sobre lino 200 x 70 cm Derecha El circo II 2006 Pastel sobre lino 200 x 70 cm



Salto mortal 2006 Pastel sobre lino 180 x 200 cm




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