El anuario que tienes en tus manos, estimado lector, refleja la vida de un año de intensa vida colegial. Pero no tendría sentido este esfuerzo si no fuera por todos y cada uno de los alumnos que los educadores hemos acompañado y a quienes nos hemos brindado con tesón, entrega y entusiasmo a lo largo de todo el curso escolar. La tarea de “hacerse persona” es una tarea compleja, continua, permanente. “Aprender a aprender”, “aprender y desaprender” son expresiones que revelan la complejidad de esta desafiante y apasionante tarea que seduce el alma de todo educador. Vaya pues nuestro reconocimiento a quienes desde el aula, el laboratorio, la biblioteca, los patios, las secretarías o el mantenimiento han sido educadores de corazón como quería el Hno. Gabriel. Educar, según el fundador de la Congregación en la Francia del S. XIX, es “desarrollar, fortalecer y perfeccionar los órganos del cuerpo y las facultades del espíritu, y sobretodo educar su corazón, su voluntad, su carácter, ...
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