Important Announcement
PubHTML5 Scheduled Server Maintenance on (GMT) Sunday, June 26th, 2:00 am - 8:00 am.
PubHTML5 site will be inoperative during the times indicated!

Home Explore Revista de LCE

Revista de LCE

Published by s.alberto8as, 2020-05-04 22:07:00

Description: Revista donde anexo 4 ensayos propios y 5 ensayos relacionados a los temas que toqué.

Search

Read the Text Version

Las máscaras sociales............................................................................................ 3-6 Autor: Sebastian Alberto Ochoa Sánchez La alteración del sueño por uso de tecnologías.................................................... 7-13 Autor: Sebastian Alberto Ochoa Sánchez Post-feminicidio ¿Qué sucede con las familias?................................................... 14-21 Autor: Sebastian Alberto Ochoa Sánchez Educación en línea: Repercusiones de la pandemia coronavirus…………………... 22-28 Autor: Sebastian Alberto Ochoa Sánchez 1

El individuo y sus máscaras................................................................................. 29-58 Autor: Belén Altuna Trastornos de conducta y redes sociales en Internet…………………………………... 59-76 Autor: Néstor Fernández Sánchez El feminicidio es sólo la punta del iceberg......................................................... 77-108 Autor: Margarita Bejarano Celaya La educación a distancia, una necesidad para la formación de los profesionales....................................................................................................... 109-126 Autor: Fernando Xavier Juca Maldonado Lecciones del Covid-19 para la educación mexicana………………………………….. 127-135 Autores: Marco A. Fernández, Laura Noemí Herrera, Daniel Hernández, Rosario Nolasco y Roberto de la Rosa Bibliografía…………………………………………………………………………………………… 136-145 2

3

Todos tenemos máscaras, algo que ocultamos a nuestros amigos e incluso a nuestra propia familia (en ciertos casos ya que hay personas que son muy abiertas con sus parientes mientras que otras no), según Jacques Aumont esta se entiende como “una tipología construida, social, diferenciable, comunicante o simbólica, llega a dificultar la percepción del rostro individual, innato, personal, expresivo, proyectivo, empático” (1992). En la adolescencia el número de “máscaras” se incrementa demasiado debido a que estamos descubriendo quienes somos y hacia dónde nos queremos dirigir. Al transcurrir los años y estando en diferentes grupos sociales nos vamos adueñando de diversas “costumbres” o “estilos de vida” que van dando como resultado una identidad propia. Creo que todas las máscaras que se forman en la adolescencia se desvanecen al transcurrir los años debido a que las personas encuentran su lugar, se van sintiendo como en “casa”, ya sea por haber encontrado alguna buena y duradera amistad, alguien a quien querer o también una familia, ya dependerá de cada quien. Otro factor que ocasiona el surgimiento de las máscaras en la adolescencia, también en otras edades pero en menor proporción, son las redes sociales; la creación de estas aplicaciones a causado que un gran número de personas tenga por así decirlo una “vida diferente” en cada red social, esto dependiendo las amistades que se tenga en cada una de ellas. 4

Todos los usuarios de la red dejan de ser sujetos ordinarios para convertirse en sujetos virtuales trayendo consigo el cuestionamiento de la identidad de ese sujeto que está sumergido en lo virtual, ya que al tener acceso a este medio puede representarse de diversas formas, de ahí surge la idea de enmascaramiento, el sujeto tiene la libertad de escoger que mascara usar para comunicarse e interactuar. (Ruiz, K., 2015) Supongo que las máscaras son ideas que se nos meten en la cabeza, ya sea consciente o inconscientemente, y se forman a partir de miedos o situaciones vergonzosas que en la niñez no percibimos como algo malo hasta que fuimos creciendo, comenzamos a observar cómo se comporta la gente mayor, las actitudes que toman, las actividades que evitan y así comenzamos a darnos una idea de que hacer y que no. Todas las transformaciones tienen algo de profundamente misterioso y de vergonzoso a la vez, puesto que lo equívoco y ambiguo se produce en el momento en el que se modifica lo bastante para ser ya -otra cosa-, pero aun sigue siendo lo que era. (Cirlot, J., 1992) Uno también va formando máscaras a medidas que las va necesitando para sobrellevar su vida, ya sea estudiantil, personal o laboral, estas se pueden denominar como máscaras forzadas debido a que estas se producir dependiendo la situación, estas pueden quedarse o solo pueden durar el periodo de tiempo que se requiere. Por ejemplo, alguien que en la preparatoria era una persona que no le importaba la escuela, en los equipos era alguien huevon que no ofrecía nada y no le interesaba trabajar en equipo, pero cuando crecio se enfrentó a un trabajo en el que debía trabajar en equipo con otra bola de huevones igual que él, entonces esto lo obligó a ponerse en un postura de líder para así poder dirigir el equipo, sacar adelante el trabajo y así no perder su empleo. Como esta suposición podría sacar más, pero no quiero. Por otro lado las máscaras que formamos en cierto modo no son malas, sino que en ocasiones estas se pueden convertir en algo exagerado a tal grado de aparentar 5

algo que no eres, según Belén Altuna (2008) nos convertimos en esa sociedad de masas tecnificada y , posteriormente, esa sociedad de la imagen y del consumo donde la mirada técnica-objetiva-conceptual transforma la cualidad en cantidad, el rostro en número, en estereotipo, es decir, una máscara. Esto no siempre sucede porque nosotros queramos, existen casos en donde se puede dar inconscientemente para poder tener la aceptación de alguien o para no ser juzgado por tu forma de ser. Esto mismo sucede con un psicólogo, según las personas van a arreglar sus problemas hablando con alguien sobre su vida, pero yo siento que nunca vas a ser cien por ciento sincero con alguien, siempre vas a cambiar alguna cosa por minúscula que sea, evadirla o asumir una postura (en este caso podría decirse “tener una máscara”), Carlos Arcila dice que la “autorreferencialidad nos permite construir continuamente nuestra identidad, o al menos la información que sobre ella queremos transmitir a los demás” eso a mi parecer no sirve y no te ayuda en nada. Según estudios se dice que cuando alguien está expuesto al alcohol revela su verdadera personalidad, es decir sin máscaras, pero la verdad no creo que sea cierto y lo puedo decir por experiencia. Hay ciertas personas que creen eso y es por esa razón que una pequeña parte de ellas abusan de estas sustancias ya que estando ebrios pueden sentir esa “libertad” de poder hacer lo que se te pegue la gana sin temor a ser juzgado, los alcohólicos se mantienen ebrios porque si no lo están viene el arrepentimiento y todo eso. Sin duda alguna opino que todos tenemos máscaras, ya sean para bien o para mal, lo único que podemos hacer es vivir con ellas hasta que al transcurrir los años se vayan quitando o lo que sea que les pase, “parte del camino es el final”. Quiero pensar que existe varios temas con los cuales se puede abordar esto solo que en este momento no tengo en mente otro. 6

7

Hoy en día las personas, en especial los jóvenes, esperan con ansias que una nueva serie o la segunda temporada de una salga, esto para estar todo el día viéndola, sin importar que esto altere su horario de dormir. Recuerdo que en unas vacaciones de verano me encontraba viendo la serie B​ reaking Bad​, solo la veía en la noche para que mis papas no me estuvieran interrumpiendo, pero había días en los que me daban las 4 de la mañana viendo los capitulos y en lugar de dormirme bajaba a la cocina a buscarme algo de desayunar, ya que me moría de hambre, y continuaba viéndola hasta que daban las 8 o 9 a.m. para dormirme y despertar a la 1 p.m. Yo decía “si me duermo a las 4 a.m. y me despierto a la 1 p.m., y me duermo a las 8 a.m. y me despierto a la misma hora, entonces me conviene más dormirme a las 8 a.m., así puedo ver más capítulos”. Quiero pensar que no soy el único que hace eso en vacaciones o en fin de semana si no las tiene. Este siglo se encuentra en una etapa donde se necesita estar en constante contacto con las tecnologías para siempre estar al tanto de todo lo que acontece en el mundo y no quedar excluido de tu círculo de amigos. Muchas veces pasa que al no ver una serie, película o cualquier contenido audiovisual no entiendes memes o referencias que hacen tus amigos. Esto ha generado diversos fenómenos como la ​nomofobia que se define como “el sentimiento de 8

miedo irracional que experimentan muchas personas al salir a la calle sin su teléfono, quedarse sin batería o estar en un lugar con poca o ninguna cobertura de la red”. (King et al., 2013; Bragazzi y Del Puente, 2014) En mi experiencia me ha tocado que olvido mi celular o computadora en la casa al irme a la escuela, por un momento me siento relajado y liberado, pero comienzo a ver que mis amigos o cualquier persona que se encuentra a mi alrededor comienza a usarlos y eso me genera un poco ansiedad por saber si he recibido alguna llamada o mensaje de familiares o amigos. Otro fenómeno es el r​ ingxiety (también conocido como ​phantomringing o ruido fantasma) el cual “se experimenta cuando la persona oye sonar su teléfono o nota su vibración cuando este en realidad no suena” (Avvannavar, Kumar, Shrihari y Babu Are, 2008). Esto suele relacionarse con dolores de cabeza, estrés, depresión y alteración del sueño al siempre estar pendiente del teléfono por si llegas a recibir un mensaje de la persona que te guste o de cualquier otra persona que te importe. Un tercer fenómeno que ha ganado mucha popularidad en los últimos años es el FoMO (fear of missing out), Przybylski, Murayama, DeHaan y Gladwell (2013) definen este término como: una sensación de malestar que puede llegar a sentirse al saber que otras personas están realizando actividades agradables y uno no forma parte de ello,...los usuarios afectados por el FoMO temen quedarse al margen y sentirse excluidos por no haber estado pendientes de lo que estaba pasando en las redes sociales en línea. Como ya lo había mencionado, las personas quieren estar al tanto de todo lo que sale en internet que no se dan cuenta que están perjudicando su salud física y mental al estar distrayéndose en las redes sociales día y noche sin descansar el tiempo que se debe. 9

Estas aplicaciones han generado la necesidad de pertenecer y el deseo de estar conectados, saber que hacen las demás personas e intentar formar parte de estas experiencias al ver sus historias o reaccionar a sus publicaciones, incluso aunque no se tenga demasiado contacto con ciertas personas. Las tecnologías nos han dado una posibilidad para poder conectarse, compartir y tener experiencias gratificantes, independientemente del lugar y la hora. Existen personas que al tener esa libertad abusan y generan una adicción por ellas, existen dos tipos de adicciones; la activa y la pasiva. Olga Arias, Vanessa Gallego, María José Rodríguez y María Ángeles del Pozo definen la adicción pasiva como aquella “que está producida por la televisión que aísla al sujeto, éste pospone o abandona otros contactos sociales y se deja influir por sus contenidos”; la adicción activa la denominan como: la más grave porque produce aislamiento social, problemas de autoestima, económicos y diferentes afecciones al equilibrio psicológico del sujeto. Estas adicciones están principalmente causadas por internet y más en concreto se basa en la adicción al sexo, juego, uso de chats o a las compras. Es innegable que produce un desorden en el individuo que le provoca ciertos efectos negativos a nivel fisiológico, psicológico y social. Otro problema que puede ocasionar el uso excesivo de las tecnologías es la falta de sueño. Si se toma en cuenta que el sueño es uno de los factores que más contribuyen a alcanzar el bienestar físico y psicológico, entonces podemos concluir que si no se duerme adecuadamente (por usar el teléfono o 10

ver la televisión) podemos perjudicar nuestra salud. En palabras de Elena Miró, María del Carmen Cano y Gualberto Buela (2005): el sueño es una función biológica fundamental...es esencial en nuestras vidas y no solo por la cantidad de tiempo que dedicamos a dormir sino también por la significación que atribuimos a una noche de descanso y el efecto que el sueño tiene en nuestra salud. Siempre nos han dicho que lo más saludable para un mejor rendimiento es dormir entre 8-9 horas, pero algunas personas a parte de acostarse tarde se quedan unos minutos más en el celular antes de dormir por ver vídeos, películas, estar en las redes sociales, etcétera. Esos “poco minutos” pueden llegar a convertirse en media hora, una hora o hasta más, a mí me ha sucedido, como siempre llego a casa como a las 8 de la noche, a esa hora comienzo a hacer mi tarea y cuando la termino me voy a acostar, pero hay veces en las que me pongo a ver una película o estar un poco en Facebook e Instagram hasta las 11 o 12 p.m., al siguiente día cuando me levanto desvelado digo: “el fin de semana recupero las horas durmiendome todo el día”. El sábado y especialmente el domingo la gente aprovecha y “recupera” todo ese sueño que se ha perdido entre semana, pero ¿​ ​no les ha pasado que cuando duermes de más hasta te sientes más cansado? Una nota de Guillermina Torresi (2017) dice que: Según Michael Breus, psicólogo clínico y diplomático de la Junta Americana del Sueño, estar más cansado a pesar de haber dormido varias horas es el resultado de despertar en una etapa del sueño equivocado.​ Para entenderlo mejor debemos saber que la persona pasa por cinco ciclos de sueño cada noche y cada uno de esos ciclos dura 90 minutos. Lo más sencillo es despertarse en las dos primeras etapas, luego viene la fase REM y se finaliza con dos últimas etapas en las que dejar de dormir es más complicado. 11

Según Breus, “cuando el sueño se extiende más horas, estos ciclos se alargan y despertarse en mitad de uno de ellos es la explicación” de esa ‘resaca del sueño’. Como pueden ver, ese déficit del sueño que ocasionan esos “minutos” en el celular dan como resultado una alteración del sueño debido a que la gente quiere recuperar esas horas el domingo durmiendo de más. Las personas podrán decir que se “sienten mejor” después de dormir el fin de semana, pero si entre semana siguen desvelándose el rendimiento en la escuela o trabajo seguirá siendo bajo. Antes de que existieran las tecnologías la gente dormía más, en un artículo escrito por Hernán Marín, Andrés Fernando, Stefano Vinaccia, Sergio Tobón y Bonifacio Sandín (2008) afirman que “la población activa duerme 7-8 horas en contra de 8 a 9 horas hace 50 años y que se duerme, una media de 1,5 horas menos que a principios del siglo XX”. Este escrito ya tiene más de 10 años, yo opino que esta cifra ya ha cambiado y para mal, lo más probable es que ahora la población activa duerma entre 6-7 horas o hasta menos. En aquellos tiempos apenas estaban adquiriendo fuerza las redes sociales y las plataformas de streaming, además, no todos contaban con los recursos para adquirir esa clase de tecnología que hoy en día es más fácil de conseguir. Alterar el sueño por dormir poco o dormir demasiado puede ocasionar cambios psicológicos en la gente, como ansiedad, depresión, irritabilidad o dificultad para prestar atención. En mi experiencia, puedo mencionar que algunas veces cuando no duermo lo suficiente me comienza a dar sueño en las clases y por más que quiero despabilarme no lo consigo, la única solución que tengo a eso es ir por un café, pero al momento de ingerirlo comienza a darme ansiedad por la cafeína; esto se convierte en un ciclo hasta que llega el viernes y puedo 12

dormirme igual tarde (por usar el celular) pero tranquilo por que al siguiente día puedo levantarme tarde. Es cierto que los avances tecnológicos han facilitado la vida de la gente, ayudándolos a conseguir con mayor facilidad información para sus trabajos, dándoles herramientas para poder mandar currículums sin la necesidad de moverte, entre otras cosas, pero sin duda algunas estas tecnologías ha conseguido que las personas alteren sus horarios de dormir, generando a su vez fenómenos como la n​ omofobia​, el ringxiety​ y el ​FoMO.​ Si no tienes tiempo para ver una serie o película no importa, ya habrá tiempo el fin de semana para verla, yo apenas acabo de ver B​ reaking Bad y esta serie salió en 2008, todo este tiempo que pase sin verla no paso nada, ahora que ya la vi puedo agarrar cura con mis amigos y entender referencias, pero fuera de eso nada cambio. Conozco amigos que sus papás les quitan el teléfono en la noche para que puedan dormir, supongo que los primeros días si batallaron, pero ahorita ya han de estar acostumbrados; creo que esa es una buena forma de poder dormir más y no alterar tanto los horarios de dormir, claro que habrá ocasiones en las que te desveles por hacer tarea, trabajo o irte de fiesta pero no será algo de a diario. 13

14

Resumen En el siguiente ensayo se aborda como tema general los femicidios, cuanto han incrementado en los últimos años y cuales son las posibles causas. Pero en lo que me centro es en que es lo que sucede con los familiares y amigos cercanos de las víctimas, mencionó uno que otro caso de cómo es que afrontan estos terribles sucesos. Palabras claves:​ femicidio, víctimas, mujeres, femicidas, violencia, familia, hijos Abstract The following essay addresses femicides as a general topic, how much they have increased in recent years and what are the possible causes. But what I focus on is what happens to the families and close friends of the victims, I mention cases of how they face these terrible events. Este país ha sido consumido por la violencia, inseguridad, corrupción, delincuencia, pobreza, desigualdad, desempleo, discriminación y otras cosas. Cada vez que alguien sale de su casa se siente insegura; si salgo de noche o a una zona “considerada peligrosa” mis padres me dicen todas las recomendaciones que debo seguir: “no te detengas si alguien te habla”, “no te distraigas con el teléfono cuando camines”, “siempre checa tu entorno”. También me cuentan anécdotas que ellos vivían dia con dia en Ciudad de México, me dicen lo común que es ser asaltado en el 15

camión o que en el metro siempre hay que tener la mochila o cualquier otra cosa de valor enfrente para que no te lo roben. Todas esas historias que son contadas por familiares o amigos junto con las noticias que transmitidas diariamente van sembrando una enorme preocupación y miedo en las nuevas generaciones. Si hay ocasiones en las que al salir de un lugar tengo miedo de ser asaltado, no me quiero imaginar cómo se deben sentir las mujeres, más ahora con el gran incremento de femicidios1 y feminicidios2. Según una nota de El Financiero, “entre Enero y Octubre del 2019 la incidencia de feminicidios en México continuó en aumento, ya que se registraron una tasa de 1.25, equivalente a 809 feminicidios totales” (2019), también comentan que estas cifras muestran un incremento de hasta un 111 por ciento y que esto sigue en aumento. Todos los casos de feminicidios que publican se centran en la mujer que fue víctima, pero ​¿Qué sucede con la familia de las víctimas?, ¿Cómo enfrentan este terrible suceso?; por lo tanto este ensayo plantea que las familias con un femicidio sufren un duelo muy difícil de afrontar ya que tienen sentimientos de culpa, depresión, angustia, miedo, rabia, impotencia y sed de venganza. Día a día mueren mujeres a manos de hombre que tienen pura basura en la cabeza, todos esos hombres 1 El “femicidio” es un término homólogo a “homicidio”, solo que este se refiere al asesinato de mujeres. 2 Marcela Lagarde define el término feminicidio al acto de matar una mujer pero cargada de “...la variable de impunidad que suele estar detrás de estos crímenes, es decir, la inacción o desprotección estatal frente a la violencia hecha contra la mujer”. (2014) 16

misóginos piensan que están por arriba de ella y pueden hacer lo que se les plazca. A mi parecer esas personas no se les debe considerar humanos porque simplemente no demuestran tener sentimientos, nadie tiene el derecho de privar de su vida a chicas que van a estudiar o mujeres que van a laborar. ...la violencia contra las mujeres y los feminicidios se entienden como la articulación de tres procesos de recomposición. El primero se encuentra anclado al fenómeno de depauperación de las condiciones de vida (en particular de los espacios urbanos) que ha propiciado la expansión de una economía femenina de supervivencia (Sassen, 2003), caracterizada por la precariedad de los salarios y la casi nula existencia de protecciones sociales. En segundo lugar, se observa una transformación del ejercicio de la sexualidad femenina derivada del incremento de la capacidad de decisión de las mujeres sobre su vida, y en particular sobre su cuerpo. Es posible dar cuenta de un desplazamiento de la centralidad del hombre como referente de estabilidad económica y emocional, que desemboca en una crisis de los esquemas patriarcales de género. (Arteaga y Valdés, 2010) El tener estos 3 elementos y que el hombre “se sienta desplazado” no es motivo suficiente para que se comporten como animales y esten matando a mujeres inocentes. Lo que hacen no solo afecta al sector femenino, también lo hace en lo masculino, algunos hombres se sienten incómodos al caminar por la calle. La otra vez estaba hablando con un amigo sobre esto y le comentaba que cada vez que estoy caminando y hay una mujer caminando enfrente de mi que voltea hacia atrás como “manera de prevención” (pienso yo) me incomoda, no se siente bien el pensar que las mujeres piensen que le voy a hacer algo, es por eso que siempre en ese tipo de situaciones prefiero cambiarme de carril. Comprendo la situación que la mayoría de las mujeres viven a diario y se que ellas miran a todas partes por el miedo que tienen (yo también lo hago), solo quería mencionar que este tipo de problemas es algo que no solo mantiene 17

incómodas a las mujeres sino también a algunos hombres. Cada vez que sucede un femicidio la televisión, radio y redes sociales se llenan de noticias en donde solamente mencionan el suceso, existen hasta publicaciones que muestran imágenes del suceso, provocando morbo al público. Yo no puedo decir si eso está bien o mal, pero en mi opinión no creo que sea ético que las fotografías de los cadáveres o escenas del crimen sean publicadas debido a que es algo muy íntimo que únicamente los familiares pueden ver (si así lo desean). Hay que tomar en cuenta un feminicida no solo destruye a su víctima sino que “...el daño y el dolor trascienden el tiempo y el espacio, llegan a las niñas, niños...que quedaron en orfandad, azotan a los que perdieron a una hija, mata...la posibilidad de una vida sin violencia…” (García y Zamora, 2017) y cada vez que las personas comparten publicaciones en donde salen “fotos que incitan al morbo” es más probable que lleguen a los ojos de los familiares y esto les afecte con mayor intensidad. 18

En una nota de Mariela Mejía del 2017 donde entrevista a una psicóloga que trata casos de violencia en las familias habla sobre un caso en donde el padre había matado a su esposa enfrente de sus cinco hijos. La psicóloga comentaba que al principio ellos presentaban crisis nerviosas y que no querían hablar del tema, pero conforme iban pasando las consultas se iban abriendo un poco más a contar el maltrato físico y psicológico que el padre le causaba a la madre. “Lo peor de todo es que fruto de los feminicidios en el país, cerca de 800 niños y niñas quedan en la orfandad cada año, según datos de la Fundación Vida sin Violencia” (Martínez, 2012). Este mismo texto nos va mencionando el impacto psicológico que deriva de este suceso, la muerte de una madre por femicidio puede comúnmente ocasionar depresión, pero también puede dar pie a la rebeldía ya que la niña o niño pierde tanto a su madre como a su padre (porque éste huirá o estará en la carcel). Poco a poco la familia que enfrenta situaciones como esta va convirtiendo su tristeza y miedo en culpa, depresión, venganza, rabia e impotencia, lo que puede ocasionar que quieran matar a feminicida. También puede provocar daños psicológicos en las victimos a tal grado de no poder recuperarse, John Katzenbach, un escritor estadounidense, tiene una frase que dice “aveces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia”. “Durante enero al menos 320 mujeres fueron asesinadas en México, es decir 10 casos por día, según cifras del Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP)” (Reza, 2020). Teniendo estas cifras puedo decir que a diario hay por lo menos 50 personas que son afectadas psicológicamente por ser familiares de las víctimas. 19

No puedo entender que es lo que tienen en la cabeza esos agresores para no darse cuenta de todo el daño que les ocasiona a todas esas familias, lo que se me hace aun peor es que varios de los feminicidas también tienen esposa o hijos y si por lo menos no tienen educación deberían de por lo menos reflexionar y pensar que sentirian si a ellos les sucediera eso. Según Anayeli García y Hazel Zamora (2017): La vida de las mujeres víctimas de feminicidio no es recuperable, pero sí la de las niñas, niños y adolescentes que les sobreviven, sí la de sus madres y padres, la de su familia. Para ello hay sentencias, leyes, acuerdos, obligaciones gubernamentales y hasta morales...cuando un juez penal dicta una sentencia condenatoria a un feminicida, “jamás se le ocurre dar vista a alguien para ver qué ocurre con los niños”, señala la experta en derechos de la infancia, Margarita Griesbach Guizar, y al final, dependiendo del contexto, la familia hace lo que puede hacer. Debería de existir, señala la pedagoga Griesbach, “una cadena de protección” para las hijas e hijos de víctimas de feminicidio”, sobre todo porque desde 2014 existe la Ley General de Niñas, Niños y Adolescentes que contempla responsabilidades para los gobiernos. No me ha tocado conocer de cerca a familiares o amigos de victimas, solo tuve un ligero acercamiento en la preparatoria donde estudiaba, un año después de que me gradué ocurrió el caso de Diana Piggeonountt, aunque no sabía quién era sí lo sentí cerca ya que estudiabamos en la misma preparatoria y yo tengo amigos que eran amigos de ella. Se siente muy diferente cuando lo ves en las noticias que cuando lo ves directamente en publicaciones de amigos tuyos. La doctora Báez recomienda a un hombre que haya pensado en cometer femicidio: 20

...lo primero que él debe saber es que esa mujer tiene familia, probablemente hijos, así como él tiene una madre. Se considera que el ser al cual más amamos es nuestra madre y él tiene que ponerse en la posición de que si fuera su papá que se lo hiciera a su mamá, ¿qué sentimientos surgirían en él? Además, es muy importante recordar que el hombre no es dador de vida y por lo tanto no tiene derecho a quitarla y que si en algún momento la idea cruza su mente debe buscar ayuda, ya sea con algún familiar de confianza o directamente con un especialista, porque aunque muchos no lo crean esto es una enfermedad, se ha convertido en una enfermedad emocional. (citado en Martínez, 2012) Es muy triste ver como hasta se les deben dar “recomendaciones” a los hombres para que no comentan este tipo de delitos. En resumen se dice que los hombre se han comportado así debido a que las mujeres se han independizado, la verdad yo no veo nada de malo en eso, es como si un padre o madre quisiera privar a su hijo de conseguir trabajo, si un joven para tener su propio dinero quiere trabajar pues él es libre de hacerlo. También es importante tomar en cuenta a la familia cuando se publican imágenes de las víctimas ya que las personas que sufren la perdida lo último que quieren es estar viendo y recordando lo ocurrido. Con esto afirmo que las familias con un femicidio sufren un duelo muy difícil de afrontar ya que tienen sentimientos de culpa, depresión, angustia, miedo, rabia, impotencia y sed de venganza. No puedo creer que vivamos en un país donde una mujer no pueda salir de día y noche a la calle por miedo a no regresar jamás a sus hogares. 21

22

Resumen En el siguiente ensayo se abordarán algunas de las repercusiones en la educación ocasionadas por el aislamiento que hemos hecho para evitar un fuerte propagación del coronavirus. Esto hará ver cómo es que situaciones como esta acentúan las desigualdades sociales del país. Palabras claves: Educación, docentes, estudiantes, coronavirus, pandemia, cuarentena, clases en línea Abstract The following essay will boardsome of the repercussions in education caused by the isolation that we have made to avoid a strong spread of the coronavirus. This will show how situations like this accentuate the country’s social inequalities. La pandemia que se ha generado a causa del coronavirus desde su brote en Wuhan a finales del 2019 ha tenido repercusiones en los diferentes sectores; políticos, económicos, sociales y educativos, siendo este último el más afectado por la cuarentena impuesta por el gobierno en la mayoría de los países. En el presente ensayo se abordarán las repercusiones que la cuarentena ha ocasiona en el sistema educativo mexicano al implementar educación en línea, esto con el objetivo de hacer notar las desigualdades que muchas familias enfrentan las no tener el recurso económico para sobrellevar este suceso, así como también comparar las medidas que se están tomando aquí con otros países como Argentina y Paraguay. Tanto padres como estudiantes deben de tener en cuenta y valorar lo que tienen ya que no todos gozan de las mismas oportunidades de seguir aprendiendo aunque estemos enfrentando esta pandemia desde nuestras casas. 23

Los primeros casos de coronavirus, anunciados por Hugo López-Gatell según el noticiero BBC (2020), fueron confirmados el vierne 28 de febrero, hasta esa fecha la población había visto este virus como algo que nunca podría llegar a nosotros. A partir de ahí se fueron tomando las medidas preventivas para salvaguardar la salud de los mexicanos (lavarse las manos frecuentemente, estornudar con el codo), pero al ver que aún se seguía propagando comenzaron a aplicar medidas más drásticas, se comenzaron a cerrar establecimiento, ya no se podía estar en lugares concurridos y comenzaron a cerrar instituciones. “Junto a ese cerrojo educativo surgían las primeras dudas, y algunos miedos también, sobre cómo dar respuesta a los alumnos y seguir apoyando su proceso de aprendizaje sin su presencia en las aulas” (Álvarez, 2020). Claro que esto preocupaba más a los estudiantes de nivel Licenciatura, Maestría y Posgrado que los de Nivel Básico por el simple hecho de que los niños veían esto como vacaciones y la escuela pasaba a segundo plano mientras que los demás estaban concentrados en cómo iban a ser evaluados y cómo esto podría repercutir en su futuro. Esto lo puedo ver en mi casa ya que yo tengo una hermana que apenas va en primaria mientras que yo voy a mitad de la 24

Licenciatura, por un lado ella se la pasa relajada viendo televisión, vídeo de youtube y jugando en lo que mi mamá se preocupa por las actividades que suben los maestros para decirle a mi hermana que las haga y yo estoy un poco estresado porque no me vay a quedar dormido y me pierdas mis clases o no entregue a tiempo una tarea ya que ahora con las actividades que haga tendré una calificación. Con todas esas dudas surgiendo las instituciones comenzaron a implementar clases en línea, las de nivel superior fueron las primeras al ya tener plataformas establecidas, lo único que faltaba era brindarles asesorías a los docentes. Las instituciones de nivel básico también comenzaron a dar clases pero no desde plataforma sino que se comunicaban con los padres a través de las redes sociales y les mandaban las actividades que debían cumplir durante el periodo de aislamiento, hasta ahora que ya se extendió el periodo de cuarentena hasta el 30 de mayo las escuelas comenzaron a incorporarse en las plataformas. Claramente México no fue el único en seguir esas medidas, países como Brasil, Paraguay y Argentina hicieron lo mismo, esto se sabe gracias a un estudio de Mirta Britez (2020) en donde menciona que: ...los tres países observados han recurrido a las clases virtuales como forma de no perder el año escolar. Se habilitaron las plataformas digitales como las de Paraguay y Argentina, se apoyan en diferentes recursos tecnológicos como al WhatsApp, videoconferencias, conversores de archivos, Classroom, etc. cuando no todos los 25

docentes están amigados con el uso de las TIC y eso lo demuestran resultados de estudios realizados en instituciones educativas de los tres países. Las repercusiones comienzan aquí, quienes tienen acceso a Internet y las condiciones económicas para tener un ordenador o móvil propio finalmente se incorporan a la dinámica, pero hay quienes no cuentan con esos recursos. Más del 50% de la población mexicana es de clase baja, según una publicación del Animal Politico del 2013 con datos de INEGI, si a eso se le suma que también gran número de personas de clase media tampoco pueden acceder a clases virtuales, ya sea porque en la zona donde viven no hay buena señal o solamente cuenten con un solo ordenador en toda la familia y los estudiantes no puedan usarlo debido a que sus padres están trabajando en ellos. Una profesora de inglés de secundaria menciona que: Un 10% de mis alumnos ni siquiera han dado señales de vida, y coincide con que estos alumnos son los que tienen recursos socioeconómicos más bajos. Hay otros alumnos con los que me he podido poner en contacto, pero no tienen ordenadores. En muchos casos sus familias son monoparentales y, en la mayoría de ellas, viven con sus madres que siguen trabajando por lo que no pueden dejarles el móvil para acceder a los ejercicios. En otros casos, los padres ni me han contestado al mensaje. (Citado por Asuar, 2020) \"Este es un enorme desafío de equidad educativa que puede tener consecuencias que alteran la vida de los estudiantes vulnerables\", dijo Ian Rosenblum, director de The Education Trust-New York. (citado por Villafuerte, 2020) 26

En mi caso tengo un sobrino que va en secundaria, cuando se queda con mamá no hace nada porque no tiene computadora ni Internet y cuando se queda con su abuela (mi tía) solamente tiene una opción que es pedirle a sus compañeros que le digan que han dejado de trabajos y hacerlos en su cuaderno porque mi tía tampoco tiene Internet, solamente tiene un teléfono con datos. Lo único que puede hacer es pedir los trabajos, hacerlos y esperar hasta que regresen a clase para entregarlos. Esto a mi parecer desfavorece su continuo aprendizaje debido a que no está en constante comunicación con sus docentes. Otra gran repercusión que también va de la mano con el problema económico que está ocasionando la pandemia es la dificultad para pagar las colegiaturas, inscripciones, fichas, etc. Últimamente muchos padres se han estado quejando con las instituciones pidiendo que se reduzca la colegiatura por lo mismo que muchas personas están perdiendo empleos o no están ganando lo suficiente porque no tienen clientes. La instituciones hacen todo lo posible pero tampoco pueden reducir mucho su mensualidad debido a que tienen que pagarles a los docentes, administrativos y demás personal. Este punto lo entiendo porque mi padre es docente y con eso nos mantiene (además de que tiene otro trabajo), por otra parte en la escuela de mi hermana varios padres andan reclamando que quieren como mínimo el 30% cuando ya se les descontó 20%, mis padres siguen pagando normal ya que se les hace 27

injusto que los docentes y demás se vean perjudicados cuando ellos también están haciendo un esfuerzo por entender esta nueva dinámica y aplicarla con los alumnos. En resumen la educación ha sido fuertemente afectada por la cuarentena causada por el coronavirus, estas repercusiones van de la mano con el sector económico que también se ha visto afectado. Está claro que no todos tiene los mismo recursos para las clases en línea por los factores mencionados arriba, pero tampoco hay que culpar a las instituciones por no bajar su colegiatura ya que estas estan haciendo el esfuerzo por seguir adelante con los cronogramas y no afectar tanto a sus estudiantes. Creo que esta situación nos muestra que México es uno de varios países que no están listo para afrontar problemas de esta magnitud, lo “bueno” de esto podría ser que ahora nos veremos en la necesidad de plantear nuevas estrategias para sobrellevar esto en dado caso que vuelva a suceder. 28

29

Resumen Ensayo sobre la contraposición rostro/máscara, donde por 'rostro' se entiende aquello que singulariza a cada ser humano, aquello que hace visible su ser único y valioso, mientras que por 'máscara' se hace alusión a aquello que oculta esa singularidad, aquello que lo remite a una categoría, a un estereotipo. La historia etimológica que relaciona rostro y máscara con persona, y la historia del retrato moderno que alterna representaciones del 'rostro' y de la 'máscara', conducen a la discusión con los autores que diagnostican una \"derrota del rostro\" contemporánea, fruto de la crisis del humanismo y del individualismo ético que dotan de sentido y dignidad a ese rostro. Palabras clave:​ rostro, máscara, persona, individualismo, retrato. Abstract This essay works on the opposition between face and mask, where 'face' is understood as that which makes every human being singular, and makes visible her or his unique worth, while 'mask' is understood as whatever hides that singularity, and refers to a category, stereotype or cliché. The etymological history that relates face and mask to the concept of person, and the history of modern portrait painting, which alternates representations of face and mask, both lead to a discussion with authors who diagnose a contemporary \"defeat of the face\" as a result of the crisis of humanism and of ethical individualism, which give meaning and dignity to that face. Keywords:​ face, mask, person, individualism, portrait. El rostro no suele ser un tema filosófico muy habitual. Siguiendo la vía cartesiana, ha primado la tradición racionalista del pensamiento desencarnado, pura abstracción 30

sin anclaje en la corporalidad situada y concreta. Al menos hasta que las corrientes fenomenológicas y existenciales —hasta Marcel, Sartre y, especialmente, Merleau-Ponty— empezaron a subrayar precisamente esa carnosidad, la idea de que somos una conciencia corporal, mundana, encarnada, situada, temporal. Todos ellos hablaron del \"significar\" del cuerpo, no del rostro en concreto. Si bien resulta claro que por muy expresivo que pueda ser el cuerpo en su conjunto (y lo es), es el rostro el espacio donde esa expresividad y ese \"significado\" se condensan de manera más palmaria. Tuvo que ser otro filósofo, Emmanuel Levinas, ya en la década de 1960 y alimentado por esas fuentes fenomenológicas, quien por primera vez en la historia concediera centralidad filosófica al rostro como categoría metafísica y ética. Por muy valiosa y fascinante que sea la aportación levinasiana, el presente artículo toma otro punto de partida. Por una parte, entiende el rostro como aquello que singulariza a cada ser humano, aquello que hace visible su ser único y valioso, aquello que el humanismo y el individualismo ético han ensalzado; por otra, entiende la noción de máscara como aquello que oculta esa singularidad, aquello que lo remite a un tipo, a una categoría, a un estereotipo, aquello que corre el riesgo de ser intercambiable, borrable, prescindible. Como resume Jacques Aumont, \"la máscara, que tiende a una tipología construida, social, diferenciable, comunicante o simbólica, llega a dificultar la percepción del rostro individual, innato, personal, expresivo, proyectivo, empático\". Ver al otro en sus máscaras sociales es un fenómeno habitual, sin duda, pero ver únicamente la máscara social o el tipado, sin reparar en el rostro único, personal, es la raíz de 31

cualquier tipo de actitud racista, clasista, sexista, etnicista, etc.: mirar a una persona y ver un musulman, un gitano, ver una nariz de judío, una piel oscura, antes que —en lugar de— una cara singular. Esa contraposición entre el rostro individual y único, y un tipo de rostro genérico se aproxima también a la oposición de Levinas (1999) entre el Infinito y la Totalidad, cuando aboga por concebir el rostro del otro como Infinito, como singularidad irreductible a los conceptos, de manera que no pueda quedar en ningún momento subsumido en mi idea de él, es decir, por ninguna tarea de objetivación o tematización que le haga desleír en alguna forma de Totalidad (lindante siempre con el totalitarismo). Levinas es consciente de que todos los mecanismos de percepción que normalmente resumimos bajo la noción de visión están conceptualizados, son una inmensa máquina de clasificación. Es decir, que generalmente vemos los rostros como máscaras, velados y distorsionados por nuestros anteojos culturales, por los prejuicios y estereotipos que nos sirven de atajos cognitivos para tipificar rápidamente a los otros. Son formas de vestir el rostro, mientras que el verdadero rostro —que, según él, \"se expresa\", \"significa\" y nos \"visita\"— estaría desnudo. Ahora bien, sentadas estas similitudes, no seguiremos aquí el desarrollo de la ética metafísica que elabora Levinas, sino que nos centraremos en algunos aspectos de la contraposición rostro/máscara, especialmente en la sociedad individualista moderna, en donde el reconocimiento de nosotros mismos y de los demás se hace a partir de nuestro reconocimiento en cuanto individuo, más allá de nuestra pertenencia a un grupo, una categoría o a un rol social. En este contexto, la singularidad del rostro llama a la singularidad del hombre en cuanto individuo, de modo que la distinción individual hace del rostro un valor, el exponente más nítido 32

de nuestro ser único y singular. Por supuesto, siguen funcionando aquí los mecanismos de la tipificación, de la construcción de máscaras, e incluso habrían sido reforzados en la sociedad de masas, según algunos autores, lo que les lleva a anunciar una \"derrota del rostro\" que analizaremos y discutiremos. Para esa reflexión partiremos de dos historias que rara vez suelen relacionarse: la reveladora historia etimológica que une las nociones de persona, rostro y máscara, y la historia del retrato moderno y contemporáneo que expone un muestrario de 'rostros' y 'máscaras' igualmente reveladora. Terminaremos en nuestra sociedad contemporánea, intentando componer un balance de los dos rostros, los vestidos y los desnudos, que se nos ofrecen en el seno del imperio de la imagen. 1. Rostro, máscara, persona: una historia etimológica Rostro, máscara, rol, personaje, persona… Todas esas palabras están entrelazadas si nos atenemos a su pasado etimológico. Empecemos con el término clásico griego para rostro, prosopon, que literalmente significa \"lo que está delante de la mirada de otros\". Lo más curioso para nosotros es que la misma palabra designa, al mismo tiempo, la máscara (tanto la máscara escénica como la ritual). Es decir, los griegos carecían de un término específico para diferenciar lingüísticamente la cara de la careta, como tampoco las distinguían iconográficamente (en las representaciones de los vasos griegos no aparece ninguna demarcación entre rostro y máscara). Para entender esa indistinción de prosopon tenemos que tener en cuenta que la cultura griega es, como todas las culturas tradicionales, una cultura del 33

cara a cara, de la exterioridad, una cultura del honor y de la vergüenza. Al individuo se le aprehende desde fuera, por la mirada que los otros le dirigen. De modo que el rostro es un espejo del alma, sí, pero siempre para los otros. No tiene en sí la función de esconder; por el contrario, es el revelador de las emociones, de los pensamientos, del carácter. A pesar de los intentos de Platón para prevenir sobre las confusiones entre ser y apariencia, lo cierto es que en la cultura griega no se palpa esa oposición; al revés, la apariencia revela al ser, es el ser. Y el conocimiento de sí que se produzca pasa necesariamente por esa reciprocidad: son los espejos laterales de los otros, de los semejantes, donde se ve uno y se percibe con una identidad determinada. De hecho, en los textos clásicos griegos, prosopon aparece casi siempre referido a otro —tu rostro o su rostro—; los casos de primera persona, de reflexividad, son excepcionales. Así que el prosopon-máscara es lo mismo que el prosopon-rostro: es lo que se presenta a la vista de los otros, lo visible, frente a las partes tapadas del cuerpo. Prosopon está siempre relacionado con el mirar, con lo que se mira y puede a su vez devolver la mirada. Por eso, por ejemplo, no llamaban así a la cara/máscara de la Gorgona, porque cruzar su mirada, según la mitología griega, equivalía a la muerte; y puesto que no podía ser mirada, sólo tenía cabeza, no prosopon. Lo mismo ocurría con la faz de los muertos, dado que ya no era posible la reciprocidad visual con ellos. Pues bien, en esa comunidad del cara a cara, el rostro no disimula, ni encierra o esconde nada. Al contrario, es una película translúcida que expresa y revela, proyecta una personalidad orientada hacia fuera. Exactamente igual sucede con la máscara, cosa que nos cuesta más entender, puesto que nosotros la relacionamos con la 34

disimulación; para los griegos, en cambio, tiene principalmente una función de representación e identificación. Porque: [L]a máscara que se llevaba no escondía la cara que recubría. La suprimía y la reemplazaba. Bajo la máscara dramática, la cara del actor, substituida a la vista, es abolida y su identidad propia, la que revelaba su propia cara, cede su plaza a la del personaje que encarna. Él es ahora Hécuba, Príamo o Paris. (Frontisi-Ducroux 1992 65) Del mismo modo, el fiel que participaba en una mascarada ritual no tenía otra cara que su máscara, ni otra personalidad durante el tiempo de la ceremonia. Para empezar a pensar la cara y la careta como dos realidades distintas que incluso se puedan oponer es necesario primero distinguirlas lingüísticamente. Es lo que hacen los romanos: llaman persona a la máscara y vultus o facies al rostro. La autonomía de esas dos nociones (que se expresa asimismo en la iconografía romana) les permitiría en adelante pensarlas juntas o por separado, tal como lo hacemos nosotros. Según una vieja tradición etimológica, persona derivaría del verbo personare (es decir, \"sonar a través de algo\"); de acuerdo con esta explicación, persona sería en origen la máscara teatral equipada de un dispositivo especial que alzaba la voz del actor. Sin embargo, los etimologistas actuales prefieren enraizarla en el término etrusco phersu, que significaba también 'máscara'. (cf. Dumery 925; Frontisi-Ducroux 1995 16; Mauss 323). 35

Persona designa al mismo tiempo la máscara y el rol o papel, de modo que no señala en primer lugar una individualidad —cuya representación no necesitaría una máscara—, sino un tipo, una realidad atemporal. Pero esta ampliación semántica lo encontrábamos ya en griego, donde, a partir del s. II a. de C., prosopon viene a designar también personaje (en Polibio, Plutarco, etc.). Además, prosopon comienza a designar la \"persona gramatical\": serían algo así como \"las caras puestas en juego por la relación del discurso\" (las tres prosopa o personas del discurso: yo, tú, él). Es interesante relacionar la noción de prosopon o de persona como 'personaje', 'rol' o 'papel' con la evolución del término charakter en griego. Su sentido inicial de \"cuño\", \"marca\" o \"impronta\" visible, adquiere, entre los siglos IV y III a. C., el sentido de \"característica distintiva\" y, al fin, el de \"carácter moral\". Según el sentido original, el carácter sería lo que está inciso en la carne o en el alma al modo de una escritura permanente. Los 'caracteres' (como se les sigue llamando en inglés) o las dramatis personae encuentran una representación figurativa en las máscaras de la tragedia. Estas máscaras congelaban la expresión en algunas configuraciones emblemáticas, reconocibles incluso a distancia, creando así una auténtica tipología expresiva del rostro. El hombre tosco es representado como de piel, ojos y cabellos oscuros, con labios gruesos y nariz con verrugas; los personajes de alma noble, los héroes, en general se representaban con máscaras de grandes narices \"a la griega\", etc. El dramaturgo desarrollaba la caracterización fisonómica tipificando al extremo los personajes. Cada máscara se oponía a las otras enfatizando alguna marca 36

somática: \"una especie de traducción visiva de lo que la enciclopedia de la época definía, a nivel semántico, como un carácter, una pasión, un vicio o una virtud\" (Magli 96). Así, el personaje, el rol hacía referencia a tipos sociales, no específicamente a individuos singulares. Para que persona pase a designar una categoría moral nueva, para que termine por significar \"todo individuo de la especie humana\", han de confluir todavía muchos factores: han de desarrollarse el derecho romano, la ética estoica y la teología cristiana. Son estas dos últimas las que nos han traído la noción de persona moral, mientras que el derecho romano nos ha legado la de persona jurídica. Efectivamente, con el derecho romano se transforman en ciudadanos romanos todos los hombres libres de Roma, todos adquieren persona civil, es decir, se convierten en 'personas' capaces de poseer propiedades, de firmar contratos, de pleitear, de adquirir derechos y contraer obligaciones, etc. En su plenitud, sólo los paterfamilias dispondrán de ese estatus. Por supuesto, \"servus non habet personam\" (\"el esclavo no tiene persona\"), pues el esclavo carece, en efecto, de ancestros y de derechos. Igualmente, los jurisconsultos griegos llaman aprosopon a los esclavos, que no pueden representarse a sí mismos y son 'caracterizados' por sus amos. El derecho romano, por otra parte, subraya el sentido de rol o papel social otorgado a \"persona\": \"homo plures personas sustinet\" (\"el hombre sostiene muchas personas\"), lo que significaba que \"persona\" es, de algún modo, un concepto sobreañadido al de hombre, pues éste es capaz de 'sostener' o representar distintas funciones, de revestirse con diferentes 'máscaras': actuando ora como padre, ora como comerciante, ora como fiel de tal religión, etc. 37

Pero la noción de persona carece todavía de una fundamentación metafísica clara, y va a ser el cristianismo el que se la va a dar. Como insiste Mauss, es entonces cuando se va a producir \"el paso de la noción de persona, hombre revestido de un estado, a la noción de hombre sin más, a la de persona humana\" (Mauss 329). Ese paso comienza a gestarse, curiosamente, en el contexto de las controversias sobre la unidad de la Santísima Trinidad. En el s. IV, en el Concilio de Nicea, los teólogos discuten —en griego— sobre la naturaleza de Cristo, y establecen que tiene una doble naturaleza (la divina y la humana), pero que sólo tiene una persona, la cual es única e indivisible. Ahora bien, el término griego más usado para 'persona' no fue prosopon, sino hipóstasis, algo así como 'substrato' o 'sustancia'. Unas décadas más tarde, San Agustín desarrolló la noción de persona, de modo que podía usarse para referirse tanto a la Trinidad (las \"tres personas\") como a los seres humanos. Además, la idea de persona en San Agustín pierde la relativa exterioridad que seguía caracterizándola, para enfocarse decididamente sobre la intimidad (cf. Ferrater Mora 1994 2.760). Pero fue sobre todo Boecio, en el siglo VI, el que dotó a la noción de persona de una definición que tuvo gran seguimiento: \"persona est naturae rationalis individua substantia\" (\"la persona es una sustancia individual de naturaleza racional\"). \"Persona\" pasaría a ser, así, el nombre de todos los individuos de la especie humana, constituidos por la razón. De modo que el término, que no tenía nada de metafísico en su origen, entra en el vocabulario de la ontología y termina significando el principio último de individuación: es lo que singulariza a cada uno de nosotros, y lo que nos singulariza no accidentalmente, sino sustancialmente, lo que subsiste o 38

permanece más allá de los cambios y transformaciones. La tradición cristiana divulga esta noción que, posteriormente, es enriquecida por numerosos pensadores con las notas de individualidad, igualdad, inmortalidad, dignidad, trascendencia, etc. Entre ellos destaca Kant, quien resalta el sentido ético de \"persona\" como \"un fin en sí misma\", que \"tiene dignidad y no precio\". Una de las cosas más llamativas de esta trayectoria etimológica es que pasamos de una visión exterior y relacional del rostro/ persona a otra interior y sustancialista. Como hemos visto, en la antigüedad griega, el prosopon, tanto como rostro, como máscara o como personaje, es algo que se ofrece a la vista de los otros, que sólo tiene sentido en el cara a cara. También en la persona, como máscara dramática, como personaje o como rol, o incluso en la persona jurídica en la visión del primer derecho romano, percibimos esa exterioridad, ese sentido tan sólo comprehensible en la intercomunicación humana. En todos esos casos se trata de representaciones e identificaciones que requieren álter egos, interlocutores o espectadores. En cambio, en la visión metafísica de persona como sustancia (como la misma palabra indica, lo que sub-yace, lo que está debajo y es invariable, antítesis de nuestra idea de máscara, como algo superpuesto, que esconde), se le otorga un valor intrínseco, una dignidad propia, 39

independiente de sus roles sociales, de sus manifestaciones particulares, de sus máscaras. En la época moderna y contemporánea, sin embargo, han sido muchos los que han reformulado un concepto relacional de la persona, dejando a un lado su definición como \"sustancia racional\". Algunas de estas tendencias modernas retoman el origen teatral de persona para subrayar el carácter de la existencia humana como theatrum mundi y de los individuos como actores que representan distintos papeles en diferentes situaciones, en los tribunales de justicia o en los rituales de sociedad no menos que en los escenarios. Según esta perspectiva, nuestra cara sería una careta, o mejor, un soporte para múltiples caretas, según la ocasión, como en la teoría sociológica de E. Goffman, quien populariza el modelo dramatúrgico para explicar las interacciones sociales en la que el yo no sería más que una percha donde cuelgan los vestidos del papel que interpreta. Así, habríamos pasado de percibir las máscaras como otros rostros, como los griegos, a percibir (en algunos casos) los rostros como máscaras sociales. Y ahora en el triple sentido de representación, identificación y disimulación. Cuando decimos de alguien que \"no enseña su verdadera cara\", que se esconde tras \"una máscara de hipocresía\", etc., no estamos hablando como un griego o como un miembro de una pequeña comunidad donde la comunicación es íntegramente cara a cara, donde la interioridad y la subjetividad no han sido desarrolladas. Estamos hablando como sujetos modernos que perciben el rostro, a la vez, como lugar del ser y de la apariencia, como lugar de la esencia y del fingimiento, de la verdad misma y del artificio. El lugar en el que el alma se muestra y se disfraza. Pero también el lugar en el que proyecta sus propios estereotipos la persona que está mirando ese rostro, el lugar que otros visten de máscaras, que perciben de acuerdo a esas máscaras… 2. Retratos: el sujeto moderno en sus rostros singulares Pues bien, una breve historia del retrato moderno nos lleva a recorrer, desde otra perspectiva, la complejidad de la contraposición rostro/máscara que hemos vislumbrado en la historia etimológica. Lo que generalmente llamamos retrato es la 40

\"representación de un sujeto\", tal como se ha desarrollado —en especial de forma pictórica— desde el siglo XV a las vanguardias del XIX. La idea que nos viene primero a la cabeza es la de semejanza, la de mimesis: la de que el retrato constituye una especie de espejo congelado, un reflejo permanente y generalmente mejorado del sujeto retratado. Por eso, Peter Burke proponía esta definición: \"aquella representación de una persona que sus amigos y allegados pueden reconocer como imagen suya, lo cual incluye desde la caricatura en un extremo hasta la idealización en el otro\" (VV. AA. 2004 92). Pero, en verdad, puede 'representarse' un sujeto sin que el parecido físico exacto sea determinante; el que sea presentado con su nombre, o con toda una serie de atributos o símbolos correspondientes a su cargo o su posición social, ya le hacen 'reconocible'. En general, es por esa razón por la que hablamos también de 'retratos' antiguos, anteriores al Renacimiento (y también de 'retratos' vanguardistas y contemporáneos): porque es suficiente con que el retrato evoque a la persona, aunque no se le asemeje demasiado. Además, la esencia del retrato no suele estar únicamente en su fidelidad a los rasgos físicos del modelo. De alguna manera, se espera de él que plasme el interior del modelo, la viveza de su espíritu, su verdad. Todo retrato aspira así, de algún modo, a ser retrato del alma o de la interioridad. Qué se entienda por interior o alma, he ahí la cuestión, pues no es lo mismo que se trate como algo singularizado (como \"rostro\") o como algo tipificado (como \"máscara\"), como fuente de subjetividad o como eje de la posición social. Por eso, la historia del retrato no puede menos que reflejar la evolución del lugar del hombre en la sociedad, la evolución de las ideas relacionadas a su valor y a su dignidad. Y es fascinante observar cómo se plasma esa evolución en los modos en que va representando su propia imagen, su propio rostro. 41

Será por consiguiente el caldo de cultivo del humanismo del Renacimiento, el paso de una visión teocéntrica de la vida a otra antropocéntrica, el que haga que la figuración realista de las personas comience a considerarse importante y deseable. Habrá que esperar al retrato flamenco del siglo XV (empezando por van Eyck y van der Weyden) y al retrato italiano y alemán del XVI (Durero, Holbein, da Vinci, Rafael, Tiziano) para que esa decisiva transformación y consolidación del género comience a dar sus frutos. Hasta ese momento lo normal es representar tipos esquemáticos, formas santificadas de papas y reyes, sin las marcas físicas reales de individuación. Desde el Renacimiento, el retrato seguirá siendo en gran medida retrato del poder, de los privilegiados; seguirá tratando de impresionar y reclamar el reconocimiento de un estatus elevado del retratado en la sociedad. Pero, poco a poco, comenzará a extenderse el número de personas que reclaman para sí ese preponderante papel social. Así, junto a los príncipes y a los miembros del alto clero y de la nobleza, a partir del siglo XVI se hacen retratar también los burgueses: comerciantes, banqueros, artesanos, humanistas y artistas, contribuyendo así a realzar su reputación. Hasta el siglo XVI, \"la fisonomía no era todavía vitrina del carácter, no aparece aún el interior del ser humano individual, sino la imagen externa de su identidad social\" (Mena Marqués, citado en VV. AA. 2004 350). Hasta entonces lo habitual era 'retratar' las máscaras sociales (los prosopa de los actores protagonistas de la vida civil y religiosa); ahora, poco a poco, irá apareciendo el individuo, se irá pasando \"de la pintura del nombre a la pintura del yo\" (Martínez-Artero 82). En efecto, es casi un lugar común —desde que ya lo hiciera Jacob Burckhardt en La cultura del Renacimiento en Italia (1860)— relacionar la eclosión del retrato en esa época con el nacimiento del individualismo en Occidente. La existencia de \"galerías de hombres ilustres\" para exaltar los hechos de individuos sobresalientes apunta a enlaces entre 42

el auge del retrato y lo que Burckhardt llamó \"el sentido moderno de la fama\". Es asimismo llamativo que coincidiera el auge del autorretrato y el de la autobiografía, o incluso que empezara a desarrollarse el retrato literario, es decir, la descripción narrativa de los rostros de los personajes, cosa inusual hasta la época. Sin duda, la idea de individuo irrepetible encaja bien con las exigencias crecientes de verosimilitud, de búsqueda de parecido. La obra Vida de los pintores (1586) de Vasari es sintomático a ese respecto, pues muestra la preocupación por los retratos y las biografías de los artistas, dos signos evidentes del nacimiento del individualismo, de la valoración de la propia autonomía y de la libertad individual. Aunque esa sociedad individualista no estuviera sino emergiendo tímidamente en el Renacimiento, y el rol social siguiera siendo determinante (como lo corroboran, a su vez, múltiples retratos), lo cierto es que esa visión apunta al aspecto más llamativo desarrollado por el arte occidental, y especialmente por el retrato: su dirección fundamental hacia la mirada introspectiva y hacia el rostro singularizante y único del sujeto retratado. Que esta dirección no fuera en absoluto evidente \"lo demuestra el hecho de que ello no ha ocurrido en las otras tradiciones figurativas maduradas en este planeta. Ni en la pintura china, lírica y naturalista. Ni en la rusobizantina, hierática, trascendente y espiritualista. Ni en la islámica, abstracta e iconoclasta. Ni en la india, plástica y decorativa. Ni en la africana, sintética y a su modo formalista\" (Caroli 12). Según Caroli, ese acercamiento de la pintura figurativa occidental a la psicología individual constituiría su principal \"originalidad\". 43

La búsqueda de parecido que es indicio de esa incipiente toma de conciencia de la propia singularidad no excluía, en cualquier caso, un grado más o menos alto de idealización. Como expuso, a fines del siglo XVI, Lomazzo en su tratado de pintura, \"el pintor, en el retrato, debe hacer resaltar siempre la dignidad y grandeza de la persona y reprimir la imperfección de la naturaleza\" (citado por Schneider 18). Así, muchas de las obras del renacimiento italiano —piénsese en las de Boticelli, por ejemplo—, como también de la pintura francesa de la época, parecían imágenes de estatuas, más que de seres de carne y hueso: figuras nítidas, con superficies lisas, sin arrugas, perfectamente silueteadas. En la pintura flamenca, que continúa la línea abierta por Van Eyck, en cambio, eso es menos habitual. Influido, sin duda, por la reforma protestante, el retrato comienza a funcionar como un espejo que refleja la verdad sin retoques embellecedores; las figuras empiezan a exponerse a cara limpia, a menudo con toda su fealdad. Ello es especialmente claro en los retratos manieristas y barrocos germanos, flamencos y holandeses. Así, la profundización psicológica alcanza en la retratística barroca un virtuosismo más que notable, con artistas como Velázquez, Rembrandt, Franz Hals, Rubens o Goya. El retrato se hace más descarnado y realista, prescindiendo a menudo de la idealización. Además, la lista de las personas retratadas irá en aumento, pues si bien son los retratos de la realeza y los retratos burgueses por encargo los principales, algunos pintores comenzarán a fijarse en los otros, en los miserables, los deficientes mentales, los humildes. 44

No es que hasta entonces no hubieran aparecido reflejados en las obras artísticas, pero \"al igual que ya había ocurrido con la pintura de los locos, ancianos, ciegos, tullidos y deficientes físicos en general que habían invadido el arte de Brueghel y del Bosco, las imágenes renacentistas de los pobres no constituían verdaderos retratos individuales, sino que mostraban tipos humanos casi caricaturescos, cargados además de connotaciones morales. Eran la representación del vicio y la sinrazón más que la de un desposeído en concreto\" (Azara 110). Pero, ya a principios del siglo XVII, Annibale Carracci, Caravaggio, Ribera, Murillo y otros artistas realizaron lo que parecen verdaderos retratos de figuras humildes como un aguador o una freidora callejera de huevos; aunque, eso sí, seguían siendo figuras anónimas, su nombre no importaba. Después, Velázquez pintó a los enanos y bufones de la corte dotándoles ya de una considerable dignidad. En el siglo XVIII, pintores como Traversi, Chardin o Goya retratan también otras figuras humildes, no como meros personajes graciosos o como representantes de alguna profesión, sino como individuos con rostro propio. Los retratos de estilo neoclásico y romántico (David, Ingres, Delacroix), sin embargo, volvieron a dar mayor idealización a los personajes, en detrimento del realismo alcanzado en las etapas anteriores. Con las vanguardias comienza el declive de lo que hasta entonces se había entendido como retrato. A partir de 1900, la mimesis, el parecido del retrato artístico con el retratado deja de ser un criterio definidor, por lo que en esos casos sólo podemos seguir hablando de retratos en un sentido aproximativo, por evocación. Se habla, por tanto, de la decadencia del género retrato. Ahora bien, debemos tener claro que estamos hablando desde un punto de vista artístico, pues desde un punto de vista sociológico no se puede hablar de fracaso, sino de triunfo absoluto del retrato tras la invención de la fotografía y de las posteriores técnicas de reproducción visual. De hecho, no se puede negar que, cuantitativamente hablando, sea ésta, la 45

contemporánea, la verdadera época dorada del retrato. Tanto que, como sugiere Calvo Serraller (cf. VV. AA. 2007 9), podemos hablar del \"«triunfo-derrota » del retrato contemporáneo\": el retrato como mero documento triunfa arrolladoramente; el retrato como arte sufre una derrota o, al menos, una transformación abrumadora. La fotografía, inventada por Niepce en 1824, y perfeccionada por Daguerre, llega al dominio público a partir de 1839. Para entonces el retrato pictórico por encargo ya había alcanzado, desde la segunda mitad del siglo XVIII, una extensión sin precedentes. La demanda a disponer de la propia imagen, la conciencia de la propia singularidad, no hará sino crecer de manera espectacular en capas cada vez más amplias de la sociedad mediante la técnica fotográfica, un modo más cómodo, económico y exacto de acceder a la reproducción de la imagen. La invención de la fotografía coincide, además, con una revolución industrial que modifica en profundidad las pertenencias locales, provoca el éxodo rural, acentúa la urbanización y suscita en cada vez más gente el sentimiento de su propia individualidad. Es significativo, asimismo, la coincidencia con la extensión del espejo, que empieza a ser un objeto doméstico común incluso en los estratos más humildes. Verse a sí mismo, por tanto, se convierte en un hecho habitual, casi banal. Y más con la fotografía, que supone aún más claramente ese \"advenimiento de yo mismo como otro\", en palabras de Roland Barthes: \"[e]s curioso que no se haya pensado en el trastorno (de civilización) que este acto nuevo anuncia\" (44). Sin duda, ya a fines del siglo XIX, nos encontramos en pleno proceso de democratización del individualismo. Precisamente, poseer una imagen propia, un retrato singularizante, deja de ser un signo distintivo, un privilegio de unos pocos. La oportunidad de tener un rostro que proporciona a cualquiera el retrato fotográfico irrita a más de uno, empezando por Baudelaire, quien —en 1859— escribe: \"[l]a sociedad inmunda se abalanza como un 46

solo Narciso para contemplar su trivial imagen sobre el metal\" (citado por Le Breton 42ss). Pocos años antes, en 1850, Melville ya había expresado su profundo disgusto: \"el retrato, en lugar de inmortalizar al genio como hacía antes, no hará dentro de poco más que mostrar un tonto al gusto de la moda. Y cuando todo el mundo disponga de su retrato, la verdadera distinción consistirá sin duda en no tener ninguno\" (ibíd.). Melville, sin duda, no alcanzó a comprender lo que se avecinaba: la absoluta imposibilidad en un mundo como el nuestro de mantenerse anicónico, de sustraerse de tener múltiples retratos e imágenes de sí mismo. Más pronto que tarde, en la segunda mitad del siglo XIX, empezaron a barajarse diversas propuestas para establecer un documento de identificación con una fotografía del rostro. En la Exposición Universal de 1867, en París, fueron utilizadas ya como cartas de acceso. Después, las autoridades policiales y la administración del Estado no tardarían en desarrollar la idea: cada individuo debería ser identificado mediante una carta de identificación con su nombre completo y una fotografía de su rostro. Una fotografía de frente, con la expresión más neutra posible, sin sonrisa o gesto de ningún tipo. Exactamente igual que la foto del Documento Nacional de Identidad que cada cinco o diez años debemos renovar, rostro en reposo sobre un fondo claro. Hecho de forma mecánica, a menudo sin mediación humana (en un práctico fotomatón), solemos llamarlo \"foto de carné\", pues ya ni siquiera solemos ser conscientes de que nos estamos haciendo un retrato. Un retrato que hace ya mucho tiempo pasó a ser absolutamente obligatorio como documento identificador. La pintura difícilmente podía rivalizar con el hiperrealismo que producía la fotografía. Es claro que lo que a un tiempo se interpretó como una dura competencia, 47

también resultó liberador para las artes plásticas. La obsesión por la mimesis, por la semejanza perfecta, decreció —para eso ya estaba la fotografía—; el artista quedaba libre para explorar vías abstractas, más allá de la imitación formal de la naturaleza. Ello, como no podía ser de otra manera, afectó sobremanera al más figurativo de los géneros: al retrato. 3. ¿La \"derrota del rostro\"? Comienza así con las vanguardias —y especialmente, con el cubismo— un proceso de des-figuración, de progresiva pérdida del grado de semejanza que escandalizó a los espectadores de su época. De pronto, el sujeto retratado tiende a desdibujarse, a fundirse con los demás elementos del entorno. Sin carnosidad, los rostros se aplanan, se uniformizan. Para Galienne y Pierre Francastel, ya no puede hablarse de retrato, dado que —siguiendo la vía inaugurada por Cézanne— los artistas consideran a los sujetos básicamente como fragmentos de realidad entre otros fragmentos: [N]o se trata de retrato cuando un artista utiliza simplemente los rasgos de un rostro para introducirlos en una composición que a sus ojos posee otra finalidad, sino únicamente cuando, en su espíritu, la finalidad real de la obra realizada es la de interesarnos por la figura del modelo por sí mismo. Ahora bien, en ningún momento un Matisse o un Picasso se esfuerzan por vincularnos a la personalidad de su modelo. No hacen más que insertarlo en la compleja red de sus actividades imaginarias. (Francastel 228) Dicho de otra manera: Los fauves y los cubistas utilizan al hombre como lo hacen con una botella o una guitarra, como simple accidente de lo sensible, sin otorgar ninguna acción al carácter 48

individual de este objeto, ni a la posibilidad de que encarne algo diferente a ellos mismos. (Francastel 230). Pero no es sólo en los retratos, sino en las representaciones de las cabezas y los rostros en general donde ocurre esa desfiguración, hasta tal punto de que hay quien, como Jacques Aumont, llega a hablar de una \"derrota del rostro\" que se apreciaría de forma evidente en la pintura vanguardista, y que es después extendida a todas partes en la sociedad de la imagen: desde el cine a la prensa, desde la publicidad a la televisión. Esa \"derrota\" se expresaría en factores como los siguientes: Vuelta del tipo, de lo genérico: el individuo sólo interesa en cuanto pertenece a una clase o a un grupo; la representación del rostro excluye la expresión, o sólo la incluye si fortalece el tipo, lo transindividual. Extensión de la rostreidad: […] alcanza a todo, potencialmente —animales, máscaras, paisajes, partes del rostro—. Disgregación del rostro, rechazo de su unidad: partes del rostro recortadas, pegadas, devueltas a la superficie de la imagen. Magnificación infinita, monstruosidad del tamaño, o a veces, por el contrario, liliputización. Toda suerte de daños, tachaduras, desgarraduras [...]. (Aumont 20) Factores, todos ellos, que abundarían en la misma dirección: \"la de un abandono de la referencia al rostro como concentrado expresivo de humanidad, e incluso, en la mayoría de las ocasiones, la de una destrucción deliberada de esa referencia\" (Aumont 170). Todos estos movimientos de desfiguración, de descomposición, se perciben claramente, en efecto, en la pintura contemporánea: rostros explosionados (por el cubismo de Braque o Picasso); rostros disgregados (esparcidos por todo el lienzo, 49


Like this book? You can publish your book online for free in a few minutes!
Create your own flipbook