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Reflexiones sobre las carceles

Published by Lionel Voltaire, 2020-12-20 00:00:40

Description: Reflexiones sobre las carceles

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El ​espacio el tiempo y la cosmovisión hacen que todas las instituciones tengan una fuerza centrífuga de atracción. Estas fuerzas están simbolizadas por obstáculos que se oponen a la interacción con lo social, es decir, con el exterior. Y con los obstáculos que se oponen a los propios miembros para que no exista el éxodo y permanezcan vinculados a la institución. En palabras de Goffman: ​“la barrera que las instituciones totales levantan entre el interior y el exterior marca la primera mutilación del yo”1. En este caso, para algunas instituciones los obstáculos dejan de ser simbólicos y pasan a ser concretos y reales como pueden ser las puertas cerradas, muros altos, alambres de púas, acantilados… Aquí estamos hablando claramente de una descripción física de lo que serían las instituciones totales. Goffman nos dice que en estas políticas de puertas cerradas, de clausura y de espacio de las instituciones existen 5 tipos diferentes de instituciones que compartirán algunos caracteres. Aquellas instituciones que cuidan personas indefensas, como serian los asilos de ancianos, los asilos de personas huérfanos, instituciones que cuidan personas incapaces de cuidarse a sí mismas, como sería el caso de los antiguos hospitales de ciertas enfermedades infecciosas (los leprosarios). Sin embargo, en la instituciones carcelarias se alojan aquellos que se supone que constituyen un peligro para la sociedad, pero no se trata de aquellas instituciones que están destinadas a mejorar el cumplimiento de las tareas laborales. Estas instituciones comparten unos rasgos comunes aunque haya diferencias. En general, los individuos en la vida social tienden a dormir, trabajar y jugar en distintos espacios de la ciudad y distintos lugares con diferentes personas sin un plan racional amplio. Sin embargo, las instituciones totales se nos presentan rompiendo estas lógicas de la vida social en el mundo abierto. Las instituciones totales y su vida social se da en un mismo lugar y con una misma autoridad. Cada etapa de la vida dentro de la institución social se realiza con otras personas a las que se la da el mismo trato y a las que se les solicita que respeten las mismas normas y hagan las mismas cosas. Todas las etapas están programadas, reguladas, hay funcionarios a cargo, todo un circuito de obediencia al cual responder. Un excelente régimen disciplinario para el mantenimiento del orden. El objetivo del personal es mantener el orden de la institución más allá del bienestar o no de la persona que se encuentra dentro de la institución total. Cuando hablamos de institución total nos referimos a una organización burocrática de las necesidades humanas de un grupo indivisible de personas. Son instituciones altamente regimentales y reglamentadas con obligaciones para los internos y el personal. Están haciendo un régimen de vida regular con recursos disciplinarios para los que no cumplan las normativas dentro de la institución. Se pueden observar dos principales actores dentro de las instituciones carcelarias: el carácter binario y la escisión entre el colectivo interno y el colectivo de trabajadores de la institución. Un grupo como el otro tiene representaciones 1 Goffman, E. (1972) ​Internados: ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales​. Buenos Aires: Amorrortu Editores (pág 27)

hostiles o estigmatizantes del otro grupo. El personal se representa así mismo como superior y justo mientras que los internos se sienten inferiores débiles y culpables. Resulta interesante observar cómo el poder dentro de la institución radica en mantener en la ignorancia de las decisiones que se tomaban sobre el propio destino del interno dentro de la institución. Esto hace presumir un secreto burocrático respecto a la vida del interno. Hay estereotipos antagónicos basados en restricciones de contacto entre los mundos sociales y culturales distintos, que tienen puntos de contactos pero escasa penetración mutua entre el personal los trabajadores y los internos. En las instituciones totales hay procesos de identificación. Por ejemplo el habla del espacio territorial de la institución entre el edificio y el nombre, donde la institución total se une al personal y a los intereses del propio personal. Se apropia de la institución, del vocabulario y de la gestualidad que propone la institución y empieza a construir un proceso de identificación cultural con la misma institución. Tienen todo el dia programado: sus necesidades esenciales planificadas y castigio físico o reclusión en una celda de aislamiento si no quieren contribuir al obligado cumplimiento de las normas. Esto también ocurre en la película “​ Alguien voló sobre el nido del cuco”, ​es decir, en una institución psiquiátrica.​ S​ olamente que aquí nos presentan a la terapéutica de la locura como el arte de subyugar y domesticar al individuo, pues al protagonista McMurphy lo ponen bajo la dependencia de unos sujetos cuerdos que, por sus cualidades físicas y morales, tienen la capacidad de ejercer influencia sobre el interno, llegando incluso a alterar sus ideas. ​Este discurso sobre la locura que es producido por los psiquiatras, celadores y los médicos definen una y otra vez a la locura como algo anormal. Es decir, es mediante esta veracidad donde el poder disciplinario domina el deseo y el pensamiento por un medio o técnica de la normalización. Es a través de la normalidad que se establecen las relaciones de poder en los psiquiátricos, incluso en la sociedad, en la que lo normal tiene poder sobre lo anormal. Esto supondrá catalogar y controlar a los sujetos para que cumplan con su rol dentro del “cuerpo social”. Para que este “cuerpo social” -como dice Foucault- sea normalizado, se emplea el lenguaje. Las prácticas sociales que son llevadas a cabo durante las dos películas, a pesar de ser 2 instituciones diferentes, han fundado un lenguaje que se ampara en definir a algo por su opuesto. Como puede ser un individuo normal/anormal bueno/malo etc. Este lenguaje lo que hace es determinar el discurso. Continuando con la institución carcelaria, esta no reemplaza la cultura de la interna en un principio, solamente elimina ciertas oportunidades que esta persona antes de ingresar tenia afuera, por la separación de la vida con el mundo abierto. Al intern@ se la impide mantenerse al día con lo que sucede afuera, pienso, a diferencia de lo que creía Goffman, que la institución total no persigue una victoria cultural. Lo que sucede es que al pasar los muros la persona no va a tener las posibilidades de contacto en la vida social de vínculos que tenía fuera y además no podrá hacer el seguimiento de lo que sucede en la vida social, y empieza ese aislamiento al interior de la institución.

Este proceso es la palanca estratégica que tiene el personal de la institución para el control y el manejo de las mujeres. Se empieza a preguntar qué está sucediendo afuera y por sus afectos. El interno llega con disposiciones sociales estables desde el exterior, es decir, la interna tiene una vida, una trayectoria y llega a la institución con estas disposiciones. Pero al momento de ingresar a la institución empieza una suerte de degradaciones, humillaciones y depresiones y de profanaciones del yo. La mortificación del yo es sistemática desde el mismo momento del ingreso y a menudo no intencionada. Es decir, el estar privado de la libertad ambulatoria y no poder ir hacia la vida social aunque no dependa de ninguna autoridad en ese momento dentro de la institución hace esa misma sola situación insostenible. Por más que la persona se porte bien, haga actividades tenga el derecho al salir al patio, el no contacto con el exterior hace que el yo sufra mortificaciones. Las mortificaciones del yo se pueden ver en la carrera moral del interno. Las creencias sobre sí mismos y sobre los otros. Obviamente las barreras con el exterior se presentan como la gran mutilación del yo. Hay una muerte civil porque el interno pierde los roles del exterior por el levantamiento de esas barreras. Una vez traspasan los muros comienzan con el proceso de admisión, hay una preparación y una programación a la vida social dentro de la institución para transformarlo en las operaciones de rutina diaria. Las obligaciones que debe cumplir y el respeto “test de obediencia” al personal de las instituciones. En esa instancia tanto los internos como el personal socializan su nueva condición, en estos ritos de iniciación existe un vocabulario estigmatizante por parte del personal como los grupos internos que están formados al interior de la institución que estigmatizan a los nuevos integrantes con palabras infeirorizantes. Por ejemplo, suele ocurrir, que nuevos internos al entrar a la prisión trabajadores le despojen de sus prendas, tomen las huellas dactilares y la hagan preguntas sobre él y sus familiares. Después, tendrá que observar como otros internos le miran de forma intimidatoria, le insultan... Esto habla de un estatus dentro de un grupo inferiorizado de las personas internadas. También suceden mortificaciones directas en la subjetividad de las personas, en el yo. En el proceso de admisión, hay una despedida, un proceso de desposesión de la ropa, de los enseres personales de la persona que ingresa en la institución. Se les dota de un traje personal en el que portan un número del interno y enseres provenientes de la institución para que el sujeto pueda desarrollar su espacio. Y adopta todas esas marcas institucionales. Las instituciones no solamente modelizan las formas de comportarse, de hablar de mirar y de caminar sino que también marcan todo tipo de gestualidad. Obligan a poner las manos en las espaldas, te cachean. La relación forzada con otras personas hacen que los internos miden sus relaciones para no generar conflictos y es posible que se cree un sistema de apodos. La cárcel, desde el momento de su creación ha estado unido a un proyecto que transforma a los sujetos, puesto que desde el inicio de la película cuando empieza la unión entre la policía y la delincuencia nos está explicando indirectamente el fracaso de la cárcel y se conoce que esta no reforma, sino por el contrario, continúa fabricando delincuentes. Por lo tanto, las instituciones tratan de descubrir qué beneficios se pueden obtener de esta fabricación en una

sociedad en crisis. En resumen, la prisión es un instrumento punitivo más que no soluciona ni integra a los delincuentes en la sociedad por culpa de los daños que genera la violencia estructural. Por otra parte, observó una diferencia que se encuentra entre la cárcel y entre tener que estar confinado en casa, que es que la nuestra es una “prisión blanda”. Foucault, en su libro “Historia de la locura en la época clásica” y​ a analizó el transcurso de la gestión de la lepra hasta la gestión de la peste como el procedimiento mediante el cual se desplegaban nuevas técnicas disciplinarias de especialización de poder en la época de la modernidad. La lepra y la peste se confrontaban de diferentes maneras. En la primera, se emplearon medidas necropolíticas que excluían directamente al leproso sentenciando a la muerte o a la vida lejos de la comunidad. Con la peste, se crea una gestión disciplinaria con formas de inclusión, pero que excluyen: se segmenta a la ciudad y se obliga a cada individuo a ser confinado en su casa. Resulta sumamente interesante comprobar las diferentes estrategias que han tomado los distintos países para hacer frente a la epidemia del Covid-19. Se tratan de dos modelos de tecnologías biopolíticas totalmente diferentes. La primera, la cual podemos observar tanto en España como en Francia, emplean medidas estrictamente disciplinarias que no difieren en muchos aspectos a las que se emplearon contra la peste. En resumidas cuentas, es el confinamiento domiciliario de toda la población. La segunda estrategia, puesta en marcha en los países asiáticos como China y Japón además de lo anterior, emplean, en palabras del filósofo Paul B. Preciado: ​“técnicas farmacopornográficas de biovigilancia”. G​ racias a estas técnicas, ahora es la casa y no las instituciones míticas de encierro y de normalización como podrían ser el hospital, el colegio o la cárcel la que se presenta como el flamante centro de producción, control biopolítico y sobretodo, de consumo. Nuestro piso es ahora el centro de la economía del teleconsumo-producción. Se encuentra ciber-vigilado y es muy fácil de identificar por cualquier dron, incluso por un mapa de google a tiempo real. Pero, ¿qué quiere decir el autor con ‘farmacopornograficas’?. Lo que nos explica Preciado es que la Mansión Playboy durante la guerra fría fue la que elaboró estos novedosos dispositivos de “control farmacopornografico” sobre los sujetos y de la sexualidad que ahora se ha extendido hasta la totalidad de la población mundial con la crisis del coronavirus. PlayBoy, hizo una revolución biopolítica que pasó muy desapercibida pero que puso en cuestión la fragmentación de las dos esferas de la producción y la reproducción, la diferenciación entre la fábrica y el hogar y por supuesto la diferenciación patriarcal entre masculinidad y feminidad. Ahora se proponía un nuevo modo de vida: un confinamiento voluntario en tu propio domicilio donde podrías estar conectado a las nuevas tecnologías de la comunicación, donde el nuevo consumidor y sobretodo el nuevo productor semiótico no tiene ni siquiera la necesidad de salir para trabajar ni para practicar sexo. Resulta increíble observar cómo los discursos contemporáneos que podemos escuchar diariamente sobre el teletrabajo y la producción inmaterial los anticipó el propio Hefner, y

ahora esta crisis mundial los ha convertido en un deber de obligado cumplimiento para la ciudadanía. Nos encontramos ante una situación que destruye completamente la distancia que había entre el trabajo y el ocio, entre la propia producción y sexo. Además, Hefner empleaba las drogas para eliminar el cansancio y el sueño. La cama, al igual que con Hefner, se convierte en nuestro propio centro operativo multimedia, en un “calabozo farmacopornográfico”. Es mediante este tipo de drogas que podemos mantener nuestro nivel productivo al máximo. Y esto no difiere en absoluto a nuestras vidas en tiempos de Covid-19. Las medidas que adoptan los gobernantes frente al Covid-19 hacen que nos convirtamos en un trabajador como Hefner. Solo que ahora mismo el espacio doméstico se encuentra mucho más tecnificado de lo que estaba antes. En definitiva, considero que nos encontramos en una prisión “blanda” donde cualquiera de nuestros aparatos electrónicos, los cuales se encuentran siempre conectados son nuestros propios carceleros. Agamben y Zizek??? Referencias Bibliográficas Goffman, E. (1972) I​ nternados: ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales.​ Buenos Aires: Amorrortu Editores Foucault, Michel. (2015): ​Historia de la locura en la época clásica I.​ Fondo de Cultura Económica. tercera edición. México, D. F. Foucault, Michel. (2002): V​ igilar y castigar. Nacimiento de la prisión.​ Siglo XXI. Editores Argentina. Primera edición, Buenos Aires, Argentina: Preciado, P. ​(2010) P​ ornotopía. Arquitectura y sexualidad en «Playboy» durante la guerra fría.​ Anagrama editorial, Madrid.


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