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Capítulo 2 .

Published by carolinarodriguez, 2021-09-07 05:49:30

Description: Capítulo 2 .

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Capítulo 2 . Los susurros del Zurquí

E l Parque Nacional Braulio Carrillo separa el Valle Central de la zona Atlántica aquí en Costa Rica y durante los años siguientes esa fue mi ruta . Adentrase en el Zurquí, como le llamamos, es penetrar en la exuberancia propia de la vegetación del bosque tropical húmedo , plantas de hojas enormes , “paragua de pobre” como se les conoce popularmente , montañas con la mas variedad de tonos de verde y azul , calles sinuosas y esa mezcla de sonidos de aves cantando mientras transitan a su paso cientos de vehículos diariamente forman en su conjunto todo un espectáculo y aunque muchos le temen a esa carretera , ubicada en el mapa como la Ruta 32 , debo confesar que a mi me encanta .

No en vano hay que pasar un pequeño túnel , que en su momento , en los años ochenta rompió montaña para abreviar el paso , tan parecido a las muchas veces que en la vida , sólo atravesando el túnel podemos ver la luz. ¿Cuántos túneles oscuros habré atravesado? -El Zurquí me habla- , me dije por mucho tiempo y es que regresando para San José o yendo para Limón , la provincia del Atlántico, me convocaba una franca conversación con la “migomisma” , escuchaba mis propias voces , me ponía atención , resolvía los temas de agenda pendientes y me desprendía de lo que no era importante.

El Zurquí se vestía a su antojo . A veces salía de la universidad en medio de una veraniega y soleada tarde y el Zurquí me recibía envuelto en nubes oscuras y cascadas de agua chocolatosa que bajaban de la montaña por las fuertes precipitaciones . A veces salía lloviendo y de noche y el Zurquí estaba con su traje de gala luciendo el esplendor de la luna llena y el brillo de las estrellas .. El Zurquí se confabulaba con mis emociones como si las pudiera anticipar , coincidíamos muchas veces en nuestros vestidos y siempre , siempre se las ingeniaba para susurrarme en el oído el nuevo orden de mis capítulos , de las historias que yo me quería contar , sabía bajar o subir el volumen a mis

asuntos , a veces en sus susurros me alentaba a agrandar mis alas , a veces sus susurros me las cortaban. Así pasaron los primeros años de mis viajes , hasta que empecé a percibir susurros que venían de otros rincones, mas profundos, mas ocultos, con temor a revelarse. Eran susurros silenciosos que poco a poco fueron ganando protagonismo . No era fácil archivarlos en ninguno de mis cofres emocionales , ero como si estuvieran reclamando un lugar , un espacio nuevo, se rosaban con las dudas ,con las ilusiones, con las certezas, con los sueños, con los

proyectos, con el pasado, con el futuro, como si tuvieran vida propia , los sentía como un cosquilleo en mi corazón . Amaba , mi trabajo , estaba casada con la misión de aquel lugar , cuando llegaba a la EARTH sentía que llegaba a casa y eso me hacía sentir segura , pero tardaba en atravesar el Zurquí para iniciar de nuevo ese cosquilleo , que cobraba fuerza . Los susurros me hablaban de cambio , de renuncia , de volar , de moverme , me hablaban de locuras. Tenía el trabajo que soñé, el salario que soñé , los compañeros con los que tanto disfrutaba. Llevar el orden de mis finanzas no era una prioridad en ese momento , entonces fui a la

Oficina de la Asociación Solidarista en la que cotizaba un ahorro mensual como quien no quiere la cosa , le dije al encargado – no me estoy yendo , pero si así fuera , cuánto tengo ahorrado? – me respondió una suma que lejos de ponerme en acción , me paralizó . Quedaba en cero deudas en ese momento, que era , a la postre lo que podía preocuparme . Si en algún momento me había cruzado por la mente el temor de lo financiero si renunciaba , se me estaba cayendo mi propia excusa y supe entonces que no se trataba de un tema económico , era un tema emocional , que me invitaba a viajar

mas adentro y mas profundo , a explorar mas mis cofres para encontrar mis respuestas . Estaba tocando la puerta a otros miedos , las palabras se me agotaban para poder describirlos . Atravesar el Zurquí era la sentencia firmada de que ya no escuchaba susurros , eran verdaderos gritos del alma, como si una fuerza que no lograba entender tuviera urgencia por salir , una fuerza que no tenía nombre aún y que se colaba en todas mis gavetas emocionales , a veces como suave melodía , como bálsamo para organizarlas y otras como ruidos estridentes y confusos .


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