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Je Suis Panaméenne

Published by Dang Le, 2015-02-24 21:27:40

Description: Je Suis Panaméenne

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El Tintero Vol III Je Suis Panaméenne James Ramsburg Gotas de lluvia caían en las ventanas. Poco a poco su incesantezumbido empezaba a despertar a Simone. La mañana parisina iluminabasu cuerpo desnudo. Su piel arde como un chocolate caliente; su afro caíasobre sus hombros como una rica manta.“Este es el día.” se dijo a sí misma.Respiró hondo e intentó levantarse sin despertar al hombre que dormía asu lado. Se vistió rápidamente y, antes de huir, puso una notita en lamesilla. Abrió la puerta y echó un vistazo final a su amante.“No fue el peor, pero no es nada para recordar.” pensó con una sonrisa.La última palabra resonó en su alma, pero ella reprimió la sensación conun fuerte portazo. La nota sólo decía “Adieu.1”1 Adiós GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGEEL TINTERO VOL III

El Tintero Vol III Salió a la calle con gusto. El viento otoñal le pegó con una fuerzaque no esperaba. Tropezó un poquito, pero, como siempre ella seguíaluchando contra sus circunstancias. Por fortuna, la lluvia había parado ypodía caminar por las calles en vez de bajar al metro. Le encantaba andarpor París. Los edificios, esas grandes reliquias de la arquitecturafrancesa, le rodeaban y le hacían sentirse segura. Y eran las fotos de esosmismos edificios, los que le intoxicaban tanto, y que le trajeron comosirenas a La Sorbonne.“Qué lejos me parece aquella vida.” pensó.Seguía caminando, cada paso creando un ritmo que arrullaba su mente adesviarse. En cuestión de segundos Simone volvió a su niñez; los ricosedificios reemplazados por esas hileras de viviendas municipales quedefinían su vida de niña. Una pequeña Simone saltaba a su propio ritmocalle abajo. Vestida con su uniforme escolar recién planchado por unagenerosa amiga de su madre. El aire tropical convertía su pelo en unamelena digna de cualquier léon. Ella seguía ferozmente por la calle,EL TINTERO VOL III GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE

El Tintero Vol IIIsegura que en unos minutos entraría a la escuela – su pequeño receso dela pobreza.“Arrêtez-vous!2”Este grito le sacó de sus recuerdos. Simone parpadeó un par de veces yse dio vuelta hacia la voz desconocida. Encontró a una anciana conmiedo pintado en su cara.“Vous êtes en plein milieu de la circulation!3”Ella volteó la cabeza hacia la esquina llena de coches.Todavía aturullada, Simone le respondió “Merci… beau… beaucoup4” ycontinuó de nuevo su camino. En unos minutos llegó a su piso. No eramuy grande, pero lo había decorado con un estilo impeccable. Puso susllaves en la mesa baja y se desnudó mirando los noticieros del día. Sinninguna preocupación se fue a su cuarto para vestirse para trabajar.2 ¡Alto! GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE3 ¡Casi entra directamente al tráfico!4 Muchas gracias.EL TINTERO VOL III

El Tintero Vol IIIEscogió un traje bien entallado y unos aretes pequeños. Estabaponiéndose los tacones cuando, de repente, se paró.“No tengo trabajo hoy.” recordó.Una desesperación infinita le llenó al instante. Otra vez la reprimió, yrápidamente terminó de vestirse y agarró sus llaves. Después de salir,ella miró el calendario lleno de citas y quehaceres que estaba colgado enla puerta. Qué insignificante le parecía todo. Salió. Era casi mediodía y notó las incesantes punzadas de hambre quegritaba su estómago. Miró su reloj y decidió ir a su café favorito. Llegóantes del ajetreo del almuerzo y se sentó en una mesita escondida en laparte trasera.“Qu’est-ce que vous désiriez?5” preguntó una camarera joven.“Comme d’habitude.6” respondió Simone con una sonrisa.5 ¿Qué le gustaría? GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE6 Lo de costumbre.EL TINTERO VOL III

El Tintero Vol IIICon un pequeño cabeceo la camarera se alejó. En unos minutos, ellavolvió con un café y un humeante croque-monsieur.7 Simone lo aceptócon entusiasmo y disfrutó el calor que emitía su comida. Dejó el vapordel café llenar su nariz y su rico olor le llevó al pasado. De repente, ellavolvío a Panamá, sus alrededores reemplazados por un café pequeño delCasco Viejo.8 Enfrente de ella había una taza de café, el líquido másoscuro y más fuerte que la gente que lo había cultivado desde hacesiglos. Simone lo bebió de un sorbo, la cafeína revitalizándolecompletamente. Ella se fue a la calle y sabía exactamente adonde queríair. En un par de minutos llegó al Mercado de Mariscos, este granhomenaje al mar. Ella corría por las filas de puestos, probando cevichede cada variedad y charlando sin reservas en un español bien tropical.Las palabras sabían tan ricas como el pescado crudo que paseaba por suslabios. En realidad, ella levantó el sándwich a sus labios y lo mordió.7 sándwich de jamón y queso GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE8 barrio colonial de la Ciudad de PanamáEL TINTERO VOL III

El Tintero Vol IIIPero, cuando un sabroso pedazo tocó su lengua lo escupióinmediatamente.“Merde!9” gritó mientras limpiaba su lengua con la servilleta.“No se puede comer veinticuatro horas antes del…” dijo ella, recordandolas instrucciones frías que había recibido.Perturbada, Simone se levantó con prisa y dejó cincuenta euros en lamesa.“Una propina final,” pensó ella con una pequeña sonrisa macabra. Ya era tarde cuando reingresó a la calle. Miró su reloj con ojos comoplatos.“¿Son las tres? ¡Llegaré tarde!”Empezó a correr. Decidió pasar por el parque, sería más rápido quetomar un taxi a esa hora del día. Pasaba por parques infantiles, picnics yjardines inmensos, disculpándose con los que se chocaba. Era todo un9 ¡Mierda! GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGEEL TINTERO VOL III

El Tintero Vol IIIborrón. La mezcla de imágenes y sonidos le rodeaba y le sacó de larealidad. El borrón fue reemplazado por claridad total. De repente, ellaestuvo en un estrecho camino de rocas y alquitrán, rodeado por un marinfinito en ambos lados.“Calzada de Amador.” murmuró Simone con dulzura.Miró sus alrededores. Estaba con sus antiguos amigos, los chicos ychicas con quienes crecía. Las chicas se vestían con ceñidas faldas depoliéster; los chicos imitaban el estilo de sus santos raperos. Un ritmoreggaetón soñaba de algún móvil y todos tarareaban el coro. Simone sedio cuenta de que estaba tomada de las manos con alguien.“Josué.” recordó ella.Miró a su antiguo novio con una renovada pasión y le besó con fuerza.“Qué bueno se siente.” pensó.Ellos seguían caminando por las islas conectadas, pasando entre ellosuna botella plástica de ginebra barata. Cuando se les acabó el camino, yEL TINTERO VOL III GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE

El Tintero Vol IIIla ginebra, ellos miraban el mar que extendía hasta el horizonte. Sinavisar, Josué se levantó y empezó a quitarse la ropa.“¿Qué haces?” le preguntó Simone.“Bañarme.”“¿Vas a bañarte? Mira eso, tonto.”Había una señal plantada en las rocas: “Se prohibe nadar”Sin pensar le respondió, “Esto sólo aplica a los turistas. Somospanameños. Hacemos lo que queremos – es nuestra tierra.”Con eso él se quitó los pantalones y saltó al mar.“¡Josué!” gritó Simone, obviamente asustada.Pero, cuando miró por debajo sólo vio a su tonto, riéndose en las olas.Inspirados por él, los otros hicieron lo mismo, saltando al mar. SimoneEL TINTERO VOL III GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE

El Tintero Vol IIIcayó sobre Josué, tirándole a la profundidad de la bahía. Cuando ellosresurgieron, sus bellos cuerpos desnudos estaban entrelazados.“Te amo.” dijo Simone.Pero, antes de que Josué pudiera responder, un raro olor le golpeó elnariz.“Antiséptico.” dijo ella derrotada.Se separó del abrazo con Josué y empezó a ahogarse. Se hundió porminutos, pero no paró en turbio fondo de la bahía. Se detuvo en elpavimento; se detuvo en la realidad.“Llegué.” Era un edificio inmenso, y dominaba una cuadra entera de la ciudad.Pero este edificio no era como los que estudiaba en su niñez. Era menosque sencillo, era una ausencia de humanidad – una pura caja de concreto.EL TINTERO VOL III GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE

El Tintero Vol III“Bienvenue à l’hopital, comment puis-je vous aider?10” dijo unavoluntaria demasiado amable.“Chirurgie.11” respondió Simone sin emoción.“Ah, par ici.12”Simone siguió a la voluntaria vivaz hacia el corazón del hospital,echando un vistazo final al mundo exterior. La voluntaria le dejó en unasala de espera, corriendo con entusiasmo hacia su próxima víctima.Simone estaba sola en la sala pequeña, y con pocas ganas leía una revistade cultura pop. Le parecía una eternidad hasta que una enfermera entró ala sala con una sonrisa forzada.“Simone Carrillo?” preguntó con incertidumbre.Simone asintió y se levantó para conocer a la enfermera.“Vous êtes ici pour l’ablation d’un–13”10 Bienvenidos al hospital, ¿cómo le puedo ayudar? GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE11 Cirugía12 Ah, por aquí13 Está aquí para resecar un–EL TINTERO VOL III

El Tintero Vol III“–méningiome dans le lobe frontal.14” interrumpió Simone.Obviamente incómoda, la enfermera le dejó en un cuarto de preparación.“La chirurgien viendra bientôt.15”Se sentó en una silla, erecta y con un aire de confianza, rehusandosometerse a la cama. Pero todo esto era una máscara. Por dentro,temblaba con nervios. Preguntas y preocupaciones enjambraban sumente como abejas; ella empezó a ponerse frenética.“Simone, comment ça va?16” dijo una voz robusta.Sorprendida, ella respondió con un débil “bien.”“Bien, alors révisons la procédure: D’abord, j–17”Simone se desconectó de la conversación. Ya conocía el procedimiento ylos riesgos también.14 tumor cerebral GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE15 El cirujano vendrá pronto.16 Simone, ¿cómo estás?17 Bien, entonces revisemos el procedimiento.EL TINTERO VOL III

El Tintero Vol III“Ochenta por ciento de pacientes experimentan una pérdida dememoria.” ella se pensó a sí misma, recordando lo que leyó en la red.“Et finalement, seulement vous avez besoin de signer ce formulaire deconsentement, no?18” dijo el cirujano, trayéndola a la realidad.Sin pensar ella tomó el formulario y sacó una pluma de su bolso. Tomóun segundo para calmar su mano temblorosa y escribió su nombre engrandes letras.“Parfait,” dijo el cirujano, “alors vous pouvez enfiler en la robe et nousserons prêts.19”“Parfait.” respondió Simone con menos entusiasmo.Cuando le dio la bata, todo se volvió real para Simone. De nuevo, ella sepuso frenética. La adrenalina pulsaba por sus venas y su corazón latíafuera de control.“No… no puedo hacer eso.” pensó Simone.18 Y finalmente, sólo necesitas firmar este formulario de consentimiento. GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE19 Perfecto, entonces puedes ponerse la bata y estaremos listos.EL TINTERO VOL III

El Tintero Vol IIITomó su bolso y la bata y huyó del cuarto. No veía a nadie en el pasillo,y corrió hacia la puerta a la sala de espera. Pero, cuando llegó a la puerta,entró la enfermera del otro lado.“Mademoiselle Carrillo, quel est le problème?20” preguntó a Simone.“Uh… rien. Je vais à la salle de bains.21”Con la mirada fija de la enfermera, ella dobló a la izquierda y entró albaño. Simone esperó hasta que la puerta se cerró para empezar a llorar.“¿Qué hago ahora?” pensó Simone. Atrapada en el baño ella empezó ahiperventilar. Su ropa le sofocaba. Se desnudó apresuradamente,lanzando sus tacones a las paredes. Desnuda, se salpicó la cara con aguay se miró a sí misma en el espejo.“¿¡Qué hago ahora?!” gritó desesperadamente a su reflejo.Repetía la frase una y otra vez, cada vez volviéndose más loca. Susrecuerdos llenaban su mente, mezclando y formando una confusión total.20 Señorita Carrillo, ¿hay un problema? GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE21 Uh, nada. Me voy al baño.EL TINTERO VOL III

El Tintero Vol IIISimone pensó en esos preciosos recuerdos; su identidad estaba enpeligro.“No puedo perderlos, no voy a permitirles sacarlos de mi mente!” gritócon una fuerza primigenia.Hubo un golpe a la puerta.“Mademoiselle Carrillo?”La voz de la enfermera le calló. Con ojos cerrados, Simone volvió suatención a su reflejo. Respiró hondo y los abrió. Pero no vio el alma rotaque esperaba. Vio a una mujer confiada, bella y rica. Una mujer valientey fuerte. Vio a una mujer panameña. Empezó a oír algo. Una cancióntropical, como los ritmos de su niñez. Le parecía como si estuvieraresonando de su alma.“Mademoiselle Carrillo?” inquirió la voz otra vez.Revigorizada por el ritmo Simone se vistió en la bata, y echó una ojeadafinal al espejo.“Eres panameña.” dijo su reflejo.EL TINTERO VOL III GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE

El Tintero Vol IIICon una sonrisa ella abrió la puerta. Entró al pasillo como si no leimportara nadie. La enfermera seguía preguntándole pero ella sólo podíaoír el ritmo. Caminó sin prisa hasta su cuarto, moviendo las caderas a sucanción personal. Imaginaba todos sus recuerdos andando detrás suyo,esforzándole con cada paso. Llegó al cuarto de preparación y se tumbólibremente en la cama. Unos minutos pasaron y entró al cuarto el equipoquirúrgico. Simone se sometía completamente a sus preparaciones, hastaque empezaron a moverla al quirófano. El momento en que las ruedasfueron desatadas, sin aviso, el ritmo se fue. Impactada, ella intentabamantenerse calmada. Recordaba su vida, buscando un rato de paz.Cuando entraron al quirófano todo se volvió demasiado. Hiperventiló denuevo, intentaba descubrir una solución.“Êtes-vous prête, Simone?22” preguntó el cirujano.Epifanía. GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE22 ¿Está lista, Simone?EL TINTERO VOL III

El Tintero Vol III“¡Dame eso!” gritó Simone en español, señalando un marcadorquirúrgico.Confusos, ellos le dieron el marcador que señalaba con tanta urgencia.Ella lo tomó con fuerza, extendió su brazo y escribió algo rápidamente.Acabó y se tumbó otra vez. Los médicos miraron lo que escribió. Ennegrita grande se leía: YO SOY PANAMEÑA Ellos miraron fijamente esto con confusión.“¡Dróguenme!” gritó Simone, reorientando su atención.“Simone, nous ne pouvons pas vous comprendre.23” dijo elanestesiólogo.23 Simone, no podemos entenderle. GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGEEL TINTERO VOL III

El Tintero Vol IIIExasperada y bañada en lágrimas, ella tomó su brazo y le dijo “Drogue-moi, tu me comprends? Drogue-moi!24”“D’accord.25” dijo él con un encogimiento de hombros.Los médicos empezaron a darle el anestésico.“Soy panameña” se decía a sí misma una y otra vez, manteniéndosecalmada.“Simone, relaxez-vous.26”Las drogas corrían por sus venas, mareándola.“Bien, Simone.”Se sentía como si ella misma fuera un recuerdo.“Je suis… panaméenne.27” murmuró antes de caerse al vacío.24 Drógame, ¿me entiendes? ¡Drógame! GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE25 De acuerdo.26 Simone, relájese.27 Yo soy… panameña.EL TINTERO VOL III

El Tintero Vol IIIEL TINTERO VOL III GUSTAVUS ADOLPHUS COLLEGE


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