playa, o adonde nos dé la gana, • quiero ir a tomar fotos de grafitis y la nuestra también, • quiero que vos y tu familia estén saludables, viviendo la vida y sus procesos con más amor y serenidad, • quiero encontrar mandalas en cualquier lugar, • quiero acercarme a mis chiquitas y mis chiquitos, abrazarles laaaargo y fuerte, darles muchos besos sonoros y hacerles cosquillas, • quiero ir a tus citas médicas y, si te toca hospitalizarte, que sepás y sintás que al abrir tus ojos estaré cerquita también físicamente. Y quiero acompañarte en tu convalecencia: compartir cuido, cariño, historias y anécdotas durante esa etapa... apoyarnos mutuamente frente a lo que venga… ¿Será mucho pedir? Espero que el Niño Jesús se acuerde de mí en Navidad y cumpla mis deseos. Y aunque escribo con la misma esperanza con que de niña le pedía otro tipo de regalos, ya los estoy trabajando e intencionando. 101
Mi vida –“la vida”– en pandemia José Pablo Durán Rodríguez, 49 años. Cartago La vida sigue, diez meses después, la vida continúa, nos hemos acomodado, con gusto o no, a la nueva vida. Lo que era antes, es pasado, y entre más remoto y pasado lo veamos, mejor; pues nunca volverá, como todo. La pandemia nos ha enseñado, a algunos duramente, que la vida son momentos, instantes, resplandores etéreos de alegría, tristeza, emoción, paz, duda, sufrimiento, ansiedad, desesperanza, tantas y tantas emociones. Pero sobre todas ellas, debe prevalecer la esperanza, el agradecimiento, la humanidad, la sensibilidad y el amor… A esos breves momentos, para agradecerlos más, disfrutarlos más, sentirlos más, no en duración, sino en intensidad, en esa memoria que nos ha de quedar en la mente y en el corazón. Hoy sigo decidiendo día a día mi vida en pandemia, como un día de agradecimiento, esperanza y fe, con el deseo para nosotros de que, en las dificultades y las limitaciones, podamos ver siempre la luz de la esperanza, el agradecimiento y de una u otra forma, la mano de Dios que nos guía y nos sostiene. 102
Logros estudiantiles María Marta Durán Rodríguez, 53 años. Cartago Ver galería virtual 103
Aprendizajes Alberto Romero Carvajal, 52 años. Curridabat, San José Luego de diez meses de pandemia, no me pregunto cómo enfrentaré esta situación o cómo será el día a día mientras esto continúe, ahora me pregunto: ¿qué he aprendido? He aprendido que un abrazo, un saludo y un apretón de manos es algo valioso, que no se entrega a la ligera, para algunos ha significado vivir o morir. He aprendido que una buena conversación en torno a un buen café o una comida, mirándose cara a cara está reservado para muy pocos. He aprendido que los días estaban llenos de ruidos innecesarios, de ires y venires que no sumaban nada a mi vida. He aprendido que tener una familia con quien compartir la mesa y pasar el rato comiendo rico y aderezarlo con una deliciosa conversación, es un privilegio y una bendición. Este tiempo me ha enseñado a reírme de los planes, cuando creo que el mañana lo tengo bajo control es para morirse de la risa. Es importante planear, pero no puedo ser rígido ni obstinado cuando la vida te dice: “no es por ahí, esa no es la forma, espere, sea paciente”. 104
También este tiempo me ha enseñado que hay personas tóxicas e irresponsables, de las cuales hay que mantener distancia, con quienes no hay ni siquiera que respirar su mismo aire. La vida permite que camine mucha gente a tu lado, pero la mayoría solo pasarán sin dejar siquiera que el aliento te toque, el verdadero compartir está reservado exclusivamente a muy pocos, realmente pocos, a esos los echo de menos en todo este tiempo. 105
Capullo Jose Romero Flores, 18 años. Curridabat, San José A inicios de la pandemia comprendí que este sería un proceso de transformación, de transmutación, donde me enfrentaría a mí mismo y a mis ideas, algunas se fortalecerían y otras se transformarían. Yo pensaba que ya estaba a punto de salir del capullo. Pero en realidad estaba a punto de comenzar a construir mi capullo. Estos últimos meses me di cuenta de que los inicios de este proceso fueron lo que me alimentaría y me proveería energía para entrar a esta etapa de transformación y quietud en la que nos encontramos. Así como una oruga no sabe lo que le ocurrirá, al universo esto no le importa, el universo sigue y transforma a la oruga en mariposa. Entendí que nosotros también nos encontramos a merced del Cosmos y lo que quiera hacer de nosotros, con la única esperanza de que nos transformemos y surjamos como mariposas que vuelan bajo a cálida luz del sol. 106
El conocimiento y los momentos fueron mi alimento para solidificar un capullo…, un espacio de transmutación de conocimiento en una nueva versión mía más fuerte, libre, consciente y agradecida. No sé qué será de mí mañana, pero sé que será diferente de quien hoy soy. Alguien mejor de quien soy en el presente. 107
El abrazo añorado sin temor Beatriz Eugenia Camacho Soto, 57 años. Heredia El contacto con la naturaleza unido al calor humano es esencial para recibir un Año Nuevo, rebosante de propósitos y esperanza y, al mismo tiempo, despedir otro completo de experiencias, tristes muertes de familiares, allegados, amigos por esta inesperada pandemia, la cual lamentablemente no solo lo causa la enfermedad en sí, sino que ligada a ella nos hemos visto afectados por otras a consecuencia, sufriendo desequilibrio emocional, psicológico que nos ha afectado de una u otra forma... Afortunadamente, si ensayamos, como en un espectáculo teatral el amor, la tolerancia, la paciencia, la solidaridad, la sabiduría, al mismo tiempo que lo hacemos real, en este 2021 nos podamos abrazar de nuevo y aunque ya no será igual, al menos será mejor... 108
El abrazo añorado sin temor 109 Beatriz Eugenia Camacho Soto, 57 años. Heredia Ver galería virtual
Ocho pruebas Adriana Durán Rodríguez, 50 años. Belén, Heredia Cuando en marzo empezamos a experimentar las primeras consecuencias del COVID-19, nunca nos imaginamos que tantas experiencias y pruebas se atravesarían en nuestro camino. Y hablando de pruebas…, que lo diga yo que he pasado por ocho exámenes de PCR para detectar la presencia o no del SARS-COV-2. La primera vez sentí tanto miedo…, estaba realmente asustada a la espera del resultado que duró un día en llegar y, mientras tanto, creía sentir todos los síntomas posibles. Hasta que llegó el correo del laboratorio: NO DETECTADO. Pero esa tranquilidad se esfumó, por el gran pesar de perder en el transcurso de esos días a mi suegra por esta enfermedad, y de no poder acompañarla en sus últimas horas, ni con un funeral como ella se merecía. La segunda vez fue igual de estresante. Y nuevamente juro que sentí todos los males que acompañan el virus…, pero tampoco. Para mi tercer examen de nuevo estaba convencida que tenía COVID, ¡y cómo no!, si mi pareja y dos de mis hijos dieron positivo a pesar de que nos 110
cuidábamos muchísimo. Sin embargo, de nuevo, mi resultado fue “negativo” y la logística para tener a toda la familia en cuarentena fue complicada, pero cumplimos y salimos adelante todos. Luego, por requerimientos laborales y un viaje de trabajo vinieron las otras pruebas con los mismos resultados: No detectado. Ya sé que algunas veces es más molesto que otras, y, como las inyecciones, algunos tienen “buena mano” y otros no tanto para aplicar las pruebas, pero más allá de esto, sigo cuidándome porque es mi obligación, y quiero estar bien para pronto poder abrazar a mis papás (adultos mayores) como antes y no solo verlos desde un portón. ¡Me hacen tanta falta! Por eso, el 2020 nunca lo olvidaremos porque nos cambió la vida. Nos ha hecho reflexionar sobre la aceleración de nuestro día a día, nos devolvió a nuestros hogares, a dejar de reírnos del término “burbuja” y a vivir en ellas de manera literal. Nos ha hecho sentir impotencia, replantearnos la vida, valorar, crear, intentar, dudar..., pero también nos ha enseñado a no claudicar. 111
Cuando el virus es personal Álvaro Moscoa García, 54 años. San José Arrancó el 2020 con una noticia que nos parecía muy lejana; si estaba pasando en China, no nos iba a afectar. De repente, se empezaron a suceder todos los hechos, y sin estar preparados, nos dimos cuenta de que más pronto que tarde, íbamos a estar involucrados en el asunto. En un instante nos llenamos de noticias y estadísticas, y nos empezó a afectar en forma general: economía, educación, movilidad… Hasta que llegó el día en que se hizo personal, y pierdo a un ser especial, la mujer que me dio la vida y me mostró el amor más grande que puede existir. Todos los cuidados posibles fueron insuficientes. ¿Se pudo haber hecho más? Tal vez… ¿Vale la pena confinar a un adulto mayor a no poder estar cerca de su familia cercana, no poder abrazar a sus nietos, no poder disfrutar de sus últimos días y vivirlos con miedo? Es una pregunta para la que no tengo respuesta, pero que en mi experiencia me sugiere que no; pero no podemos adivinar el futuro. 112
Por otras circunstancias, el virus ha seguido acompañándome, incluso personalmente. Sigo creyendo que no hay que aflojar, sin exponerse, sin descuidarse, pero sin culpas y sin miedo, haciendo planes para lo que sigue, construyendo sueños y con el propósito de ser mejores personas. Y, sobre todo, con la tarea de aprovechar cada uno de los momentos que Dios nos concede, disfrutando todos los días de la vida y a las personas que queremos; porque hemos aprendido que el ayer no se puede cambiar, y el mañana todavía no ha llegado. 113
El país más feliz del mundo Alejandra Espinoza Arias, 61 años. San José La pandemia eligió para llegar la fecha en que nació Dominique Sanda para entrar tomada de la mano y filmar en la gran pasarela la película que cambiaría la humanidad. Astor Piazola también nace un 11 de marzo en una noche de luna sin año ni calendarios vino para transformar el dolor en tango que fue cantado en los balcones en una noche de aislamiento. Un fantasma recorre el mundo se atrinchera en palacios y favelas gotas invisibles, contagio minúsculo solidaridad entre miedo y sombra. 114
La esperanza brota en tubos de ensayo colapsan mis emociones en este encierro antivírico quiero abrazar pero con los brazos, compartir el café sin una pantalla en medio que una tos no sea motivo de vergüenza que la ilusión nos devuelva los conciertos. Quiero compartir mi vino despedirme de los que partieron acortar ese metro y medio, propiciar el beso reprimido enamorarme del aire Y cantar con los que resistieron “Solo queda un poco más …” 115
Agosto en Cartago Frecia María Durán Jiménez, 69 años. Cartago Madre Santísima, madre nuestra: no te hemos abandonado a propósito, es que no podemos acercarnos físicamente. Cuando más requerimos visitarte es cuando menos lo podemos hacer. La impotencia de querer luchar contra un invisible enemigo hace expandir nuestro corazón a dimensiones infinitas. Es un recurso espiritual para poder ir guardando en cada rincón los bellos recuerdos de un pasado que no habíamos valorado tanto como ahora. Las lágrimas que contenemos para no debilitar el ánimo de nuestros seres queridos. Las intrépidas estrategias que paso a paso debemos extraer de un bolso mágico para lograr sobrevivir sanos y salvos ... otro día más. Los sueños en ciernes, que dilatábamos siempre: porque había “mucho tiempo”. Pero ahora el tiempo cambió de formato, es ya. Estamos siendo empujados por el fuerte movimiento de una ola invisible que nos arrastra hacia donde no queremos y es donde estamos. Sin nuestro consentimiento, gusto ni deseo. 116
Agosto en Cartago Frecia María Durán Jiménez, 69 años. Cartago. Ver galería virtual 117
Reproche al Covid 19 Daniel Flores Mora, 72 años. Cartago Hace poco más de un año, en diciembre del 2019, el mundo entero se vio sorprendido con TU aparición, Covid 19, virus que te has extendido con rapidez por el mundo entero, provocándonos una verdadera pandemia. Nuestro país empezó a preocuparse y, un par de meses después, nos tenías invadido. ¡Cuánto daño nos has hecho! Has sido un virus capaz de cambiar el mundo entero, has creado una pandemia no solo en la salud pública, física y mental, sino que, tus tentáculos se han extendido en lo social, en lo económico, en la educación, en lo laboral. Gente de todo el mundo te culpamos de que estemos viviendo esta tragedia: hombres y mujeres sin trabajo o con una jornada reducida, educación virtual que no es precisamente la mejor opción en primaria y secundaria y en algunas carreras universitarias. Has provocado un subdesarrollo en la formación, educación, en la adquisición del conocimiento de millones de millones de niños, niñas y jóvenes en todo el mundo. 118
Costa Rica, nuestro pequeño país en vías de desarrollo, no se ha librado de todos tus efectos negativos, Covid 19. Y si bien es cierto has forzado el avance de las ciencias médicas, del uso de la tecnología, etc. para lograr combatirte, tus efectos han sido devastadores: nos encontramos con muchos costarricenses que a consecuencia tuya han pasado por hospitales, clínicas, unidades de cuidados intensivos y lo más doloroso, han fallecido… Se contabilizan casi dos mil familiares, amigos, vecinos, conocidos y otros ciudadanos costarricenses de todas las edades, hombres y mujeres de todos los estratos sociales y económicos que durante estos diez meses de pandemia han muerto por vos, COVID 19. No te lo perdonaremos nunca y te destruiremos para siempre 119
El coronavirus nunca nos robará la Navidad Nazareth Maria Bolaños Solís, 7 años. Grecia Ver galería virtual 120
Trabajo en casa Tomas Durán López, 7 años, Cartago Ver galería virtual 121
Mis ideas de la cuarentena Felipe Durán Brenes, 12 años. Alajuela Ver galería virtual 122
Bici y Volcán Turrialba 123 Wilberth Eduardo Guillén Hernández, 31 años. , Cartago Ver galería virtual
Yo en pandemia Amelia Amén Espinoza, 10 años. Alajuela Ver galería virtual 124
Árbol de navidad en casa, sección 1-2 Escuela la Pitahaya Elsa María González Solano, 54 años. Cartago, Costa Rica. 125 Ver galería virtual
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Una reflexión permanente Para nosotras resulta inevitable al leer estos relatos y observar las imágenes, no quedar identificadas con alguno, muchos o quizás todos, como si se tratara de una invitación para volver a transitar por esos momentos, los cuales nos han permitido mirarnos de distintas maneras, sumergidas en un caleidoscopio de emociones, de muchos matices. Es posible que usted coincida con nosotras. En la vida, los eventos se pueden rescatar de muchas maneras, este, sin embargo, pone especial atención en conservar el acervo emocional, el de los aprendizajes, el de las reflexiones, el de los sentires, el del aquí y ahora que nos regalaba el momento en que el mundo parecía estar en pausa, para convocarnos a tener otro tipo de conversaciones internas y leer y enfrentar la vida de formas diferentes. Como psicólogas podríamos entrar en el análisis de múltiples elementos, que estamos seguras formarán parte a futuro de otros foros. Hoy nos abrigamos como amigas, con la calidez que este entretejido nos regala y es aquí donde sobreabunda su riqueza pues nos toca la piel y nos tatúa el alma, porque trasciende a la academia y al ámbito profesional, nos coloca frente a nuestra 134
propia humanidad y vulnerabilidad y, además, nos vuelve a confirmar nuestra capacidad para elegir en cada circunstancia todo aquello que nos permita crecer, aprender y avanzar. Nos quedamos, además, con una gran riqueza en valores que destacan en la nueva versión de ser humano que se redescubre en el confinamiento a la vez frágil y capaz de enfrentar lo inesperado: la gratitud, la paciencia, la creatividad, el respeto, la igualdad, la sencillez, la paz y la flexibilidad son solo algunos de ellos. ¡Gracias infinitas a todas las personas que con su aporte se sumaron a tejer esta memoria junto a nosotras! María Marta, Lucía, Dunnia y Carolina 135
Contactos Enlaza2 Consultoría, investigación,comunicación y asesoría en ámbitos organizacionales, educativos y de salud mental Sitio web: https://enlaza2cr.wixsite.com/enlazados Correo electrónico: [email protected] Facebook: Enlazados Costa Rica ABC Familiar Atención psicológica, Investigación, PsicoEducación Correo electrónico: [email protected] Facebook: Centro de Estudios y atención para la Adopción CEAAD Educación, comunicación y asesoría Correo electrónico: [email protected] Facebook: ABC Familiar
Este libro reúne una riqueza de aportes con sello personal donde se entretejen historias que nutren nuestro mundo emocional, conectan el sentir y el pensar colectivos. Es un valioso material que recoge lecciones y experiencias de personas de todas las edades; aprendizajes atesorados como joyas personales. Memoria colectiva
Agosto en Cartago Frecia María Durán Jiménez, 69 años. Cartago. Ver galería virtual Si lo deseea también puede copiar este enlace y pegarlo en el navegador de su preferencia: https://enlaza2cr.wixsite.com/enlazados/galeria-nueve-meses-despues 139
Reproche al Covid 19 Daniel Flores Mora, 72 años. Cartago Hace aproximadamente un año, en diciembre de 2019, el mundo entero se vio sorprendido con TU aparición COVID-19 , virus que rápidamente te has extendido por el mundo entero, provocándonos una verdadera pandemia. Nuestro país se empezó a preocupar y en un par de meses después, nos tenías invadidos. ¡Cuánto daño nos has hecho!, has sido un virus que cambiaste al mundo entero; has creado una pandemia, no solo en la salud pública, física y mental, sino que tus tentáculos han provocado una verdadera pandemia en lo social, lo económico, la educación, lo laboral. Gente de todo el mundo te culpamos de que estemos viviendo esta tragedia: hombres y mujeres sin trabajo, o con una jornada reducida, educación virtual, que no es precisamente la mejor opción en primaria y secundaria y en algunas carreras universitarias. Has provocado un subdesarrollo en la formación, la educación, la adquisición del conocimiento a millones de millones de niños y niñas y jóvenes en todo el mundo. 140
Nuestro país, Costa Rica, país pequeño y en vías de desarrollo, no se ha librado de todos tus efectos negativos COVID-19. Además, si bien es cierto nos has obligado a avanzar en las ciencias médicas, en el uso de la tecnología, entre muchos otros aspectos, para lograr combatirte, tus efectos han sido devastadores, nos encontramos con muchos costarricenses que a consecuencia tuya han pasado por hospitales, clínicas, unidades de cuidados intensivos y lo más doloroso han fallecido, se contabilizan casi dos mil familiares, amigos, vecinos, conocidos y otros ciudadanos costarricenses, de todas las edades, hombres y mujeres de todos los estratos sociales, económicos, que durante estos diez meses de pandemia, han muerto a consecuencia de vos COVID 19. No te lo perdonaremos nunca y te destruiremos para siempre. 141
Reconstruirnos en medio del dolor María Alejandra Solís Madriz, 37 años. Grecia, Alajuela La pandemia ha significado una oportunidad de crecimiento en medio de la dificultad. He tenido la bendición de estar en casa para cuidar de mis hijos, me he convertido en docente sin título de mi hija de 7 años que cursaba el primer año. En este proceso nos encontramos como mamá e hija, aprendiendo juntas y descubriendo capacidades que desconocíamos. Lo que parecía ajeno a nuestra realidad nos comenzó a asediar, hasta que un día tocó la puerta de nuestra casa y entró sin pedir permiso y vulneró nuestro ser. Sabíamos que no podíamos derrumbarnos y tenía que ser el sostén de mis hijos y mi esposo, quien estaba librando una gran batalla. En medio del miedo, el dolor y la angustia logramos vencer el COVID-19. Hoy eso es tan solo un recuerdo que forma parte de nuestra historia, el cual nos hizo más fuertes y nos enseñó a valorar lo que tenemos y a quienes tenemos a nuestro alrededor. Hemos cargado y descargado nuestros hombros varias veces y nos volvemos a construir agradeciendo a Dios que, en medio de todo, hoy tenemos vida y salud para seguir agradeciendo y mantenernos en pie de lucha frente a la vida. 142
Trabajo en casa Tomas Durán López, 7 años, Cartago Ver galería virtual Si lo deseea también puede copiar este enlace y pegarlo en el navegador de su preferencia: https://enlaza2cr.wixsite.com/enlazados/galeria-nueve-meses-despues 143
Mis historias en tiempos de pandemia Laura Chavarría Brenes, 42 años. San Rafael, Heredia. Antes de esto tenía una rutina que demandaba muchos esfuerzos, movilidad y contacto con otras personas. Y de repente, un día todo cambio: una casa que pasaba sola ahora la ocupaban cuatro personas con trabajo, estudio y convivencia cotidiana; se convirtió en una aventura nueva, que como tal, generó muchos retos. Podríamos describir una etapa de la humanidad muy difícil, con pérdidas y duelo, con cansancio y desilusiones, pero me aferro a los pensamientos positivos, me aferro a la idea de que de esto estamos aprendiendo mucho, me aferro a la idea de que seremos mejores. Con la pandemia vino una revolución tecnología para todos, unos más adelantados, otros más desventajados, pero al final todos en línea y no puede ser de otra forma, es parte del aprendizaje. Nunca, ni en remota idea me iba a imaginar realizar todo lo que hice desde mi casa para mi trabajo, quizás con jornadas más largas y agotadoras, pero con muchos aprendizajes Sin embargo, resumiré mis aprendizajes más significativos: Aprendí a escuchas los pájaros cantar en las mañanas, a disfrutar el viento entrar por mi ventana, a aprovechar espacios pequeños de mi casa, a crear cosas con mis manos, a compartir pequeños grandes momentos con mi esposo 144
y mis hijas, y reforcé la idea de que, cuando uno quiere hacer la diferencia lo puede hacer no por reconocimiento, no por estatus o dinero, sino porque podemos creer en nosotros mismos y amar lo que hacemos por pequeño que sea. Mis historias de pandemia están llenas de experiencias que me marcarán positivamente para toda mi vida, en 10 o 15 años podré sentarme a pensar en esta etapa, sonreír y sentirme satisfecha de que salí de esta y aprendí, que cada día vale para ser mejor ser humano. 145
Hope/Esperanza Estefanía León Morales, 12 años. San José Mi nombre es Estefanía León Morales, tengo 12 años y curso sexto grado en el Colegio Victoria. Al iniciar la cuarentena por el COVID-19 y tener que quedarme en casa, no estuvo mal. Lo que yo no sabía era que eso se iba a extender por un año. Acostumbrarme a esta nueva realidad no fue fácil, pasaron los meses y me preocupaba no volver a ver a mis amigos y también por mis estudios. En junio aprendí que no todo lo que estaba pasando era malo, leí noticias alentadoras y bonitas como que las aguas en Venecia se habían aclarado y se veían los peces nuevamente, hubo avistamientos de ballenas, la contaminación en China disminuyó. Ahí entendí que en todo lo malo había un poco de esperanza, eso fue lo que me inspiró a hacer este dibujo. 146
Hope / Esperanza Estefanía León Morales, 12 años. an José. Ver galería virtual Si lo deseea también puede copiar este enlace y pegarlo en el navegador de su preferencia: https://enlaza2cr.wixsite.com/enlazados/galeria-nueve-meses-despues 147
Un poquito más cerca Ester Durán Navarro, 19 años. Cartago Bueno, para la edición pasada de Tejiendo Historias conté de que me había ido bien desde la casa, la comodidad que por dicha tengo y lo bien que me he podido adaptar al confinamiento. Esta vez quiero hablar de cómo estos meses me han enseñado a valorar el tiempo de calidad con las personas, y a las actividades que son mías y solo mías. Soy esa típica persona que está más cómoda quedándose en la casa que saliendo a alguna actividad social, me gusta mi zona de confort y me cuesta salir de ella. Pero ¡cómo desearía hoy poder salir de mi zona de confort y poder ver y estar con toda la gente que no he podido abrazar en mucho tiempo! Siempre trato de repetirme que estoy un poquito más cerca de poder hacer todas esas cosas de nuevo, pero igual es difícil (supongo que para todos) ser paciente por tiempo indefinido. Me gustaría sacar un espacio pequeñito para mencionar lo agradecida que estoy de tener una familia tan cariñosa y atenta. Poder ver a la familia, aunque sea con distancia, me ha ayudado mucho, poder tomar cafecito con mis abuelos o mis tíos, jugar con mis primitos pequeñitos, en general ese tipo de contacto hace que todo sea más llevadero. ¡Yo sé que ya casi vamos a poder vernos los findes y darnos mil abrazos que nos caracterizan tanto! <3 148
Un día a la vez ... Lydia Morales Mora, 47 años. San José Un día común, y al otro nos encontrábamos armando consultorios improvisados, bajo el sol de marzo, viendo caritas de incertidumbre en los pacientes que uno a uno fueron llegando al servicio designado para ellos. Tuvimos una tarde muy emotiva al fallecer una paciente: nuestro corazón se estrujó cuando sus familiares nos pidieron poner un velo, pues era primordial para su religión. En ese momento me di cuenta de que tendría que vivir un día a la vez. Aprendimos a sonreír, a dar abrazos cuando un paciente se marchaba a su hogar, esperando que su resultado fuese negativo o que sus síntomas fueran menores, todo a través de nuestros ojos. Aprendimos a dar esperanza entre tanto ambiente de desolación… Aprendimos a vivir un día a la vez… Auxiliar de Enfermería, Clínica Dr. Carlos Durán Cartín. 149
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