Hemos aprendido que no es necesario abrazarse para sentirnos cerca, ser vigilantes de la salud, cuidarnos, trabajar desde la casa, reconocer el trabajo de los demás, dar gracias. Gracias a todas esas personas que en el mundo luchan día a día contra este mal. Muchas oraciones para el ejército de Ángeles que han dado la vida, en el campo de batalla para defender la vida de su prójimo, Gracias a las autoridades del mundo por las medidas implementadas de higiene y convivencia. Sobre todo, gracias a Dios por permitirme estar hoy, en este momento, aquí, dando gracias. 51
Seguimos “covideando” Patricia Anaya Campana, 60 años. Vancouver, Canadá Seguimos “covideando”, esto no se acaba. Sale el sol, luego la luna, nos llenamos de esperanza, luego de desaliento. Olas que vienen y van y como en el mar, no tienen cuándo acabar. Seguimos confinados, la vida de antes ya muy lejos, los sueños de antes como en un espejismo. Nos toca reinventarnos, reubicarnos en tiempo y espacio, porque este virus vino para quedarse y nosotros a adaptarnos. Los 104 rollos de papel higiénico fueron los mudos testigos de nuestro pánico intestinal durante la primera ola, hoy seguimos juntándolos, con algo de fatiga, con desazón de pensar que no será la última vez. Aun, así como en las olas del mar, se visualizan hermosos momentos, nuevas formas de comunicarse que alegran el alma. Se vive aquí y ahora, quien sabe que traiga el Mañana, el Ayer fue hermoso y es Hoy que toca sonreír. 52
Seguimos covideando Patricia Anaya Campana, 60 años. Canadá Ver galería virtual Título de imagen 53
Diálogos en pandemia Ani Brenes Herrera, 68 años. San José Y los días fueron largos y las noches se enredaban en pesadillas y sueños. La rutina era un camino sin señales, sin luces y sin letreros. Y pregunté al calendario la razón de mis desvelos, lo culpé por hacer planes sin preguntarme primero. Luego miré a la pared, donde había colgado el tiempo y descubrí que el reloj me miraba con recelo: señalaba con su horario y agitaba el minutero. Dialogué con la cocina, los sartenes, el trastero… Ninguno me dio razones, todos guardaron silencio. Busqué amigos en el patio y me ignoraron de nuevo. Un grillo me dio la espalda, siguió el pájaro su vuelo, 54
la araña tejió cortinas la lluvia pasó de lejos. Mis preguntas son hormigas camino del hormiguero. ¿Acaso es lunes o martes? El miércoles no lo encuentro. ¿Esa luna es la de anoche? El cielo ¿es el mismo cielo? Vuelvo de nuevo a la cama vuelvo de nuevo a mi sueño. La almohada me habla al oído, me da un abrazo y me duermo; las preguntas de mañana se acomodan en el suelo. 55
Convergencias positivas Carlos Durán Rodríguez, 51 años. Cartago Me quiero enfocar en los aspectos positivos de la pandemia. Por muchos años he trabajado extensos horarios, no solo por lo normal del horario de oficina, sino también por el tiempo en presas, filas y otros detalles, a veces tan obvios que no los contabilizamos como un tiempo que no vamos a recuperar. Se nos ha presentado la oportunidad de mejorar nuestras capacidades virtuales, reuniones, compras, investigación, desarrollo personal, entre muchos otros aspectos, sin tener que considerar el lugar de procedencia o la ubicación geográfica. Estos días de pandemia he tenido la oportunidad de convivir más, realmente convivir con mi familia, escuchar más y mejor, opinar más y también ¿por qué no?, investigar un poco más sobre los gustos y los temas en las redes sociales de las nuevas generaciones. Por eso, aun cuando puedo enumerar un montón de detalles que extraño 56
(besos, abrazos, palmadas, deportes) me quedo con lo aprendido en estos meses. Me siento positivo porque vivo en un entorno de permanente comunicación, en el cual los jóvenes han actuado con suma responsabilidad, algunos han dedicado su esfuerzo en investigar tendencias para compartir las mejores prácticas de cara a la pandemia; es decir, cuento con un entorno en el cual los más jóvenes tratan de ubicarnos, aconsejarnos y se preocupan de muchos detalles preventivos en términos de la propagación de la pandemia. Finalmente, la pandemia me deja un aprendizaje primordial: la salud es primero, el cuido de nuestros adultos mayores es lo principal y cualquier sacrificio que se deba hacer, se compensará en un futuro; por lo general, no será un futuro inmediato, ¡claro que no! Pero ahí radica el ser positivo, saber que ese futuro llegará y muchos que vienen atrás también aprenderán y lo disfrutarán. 57
La importante labor del agricultor Roberto Guillén Córdoba, 44 años. Potrero Cerrado, Oreamuno, Cartago Definitivamente el 2020 marca un antes y un después en la vida de cada ser humano, ya nada será igual. En este año de pandemia, el coronavirus nos sorprendió a todos y nos hemos visto obligados a tomar medidas sanitarias que ni el más adivino podría haberse imaginado, ejemplos: uso de mascarillas, lavado de manos, alcohol en gel; también hemos experimentado restricciones vehiculares fuertes, cierres de negocios totales o temporales, una tasa de desempleo como nunca antes habíamos visto, pero a pesar de toda estas difíciles situaciones, hay una actividad que nunca dejó de funcionar y producir: LA AGRICULTURA. La agricultura nunca paró su actividad y en tiempos de pandemia se comprobó la importancia que tiene para un país. Gracias a la labor diaria del agricultor en Costa Rica nunca han faltado alimentos en nuestros hogares, nuestros hospitales u otros lugares. Por desdicha, los gobiernos nunca le han dado el valor real al agricultor, siempre lo han dejado a la deriva y a la mano de Dios, como popularmente se dice. Pero de lo que sí estoy seguro y orgulloso es de que ser agricultor es una bendición. ¡Que Dios siga bendiciendo a COSTA RICA! 58
Agricultores a primeras horas de la mañana Roberto Guillén Córdoba, 44 años. Oreamuno, Cartago Ver galería virtual 59
Y pasaron los días Cecilia Macha Tenorio, 49 años. Lima, Perú Y pasaron los días, semanas y meses desde el inicio de la pandemia. A veces pareciera que todo lo acontecido este año ha sido un mal sueño... Creo que este 2020 se caracterizará entre otras cosas– por haber sido un año de grandes cambios y también de sentimientos muy profundos para todos…; sentimientos propios, sentimientos de nuestros familiares y amigos, de quienes nos rodean. Y, también sentimientos muy profundos de seres humanos que, aunque no hayamos conocido en persona, nos han impactado sobremanera y sus huellas permanecerán en nuestros recuerdos y nuestros corazones. Hemos sido testigos del dolor más profundo, la enfermedad, el temor, la desesperación de miles de personas ante el sufrimiento de sus seres amados. Nos hemos visto en la necesidad de aprender a acompañar a nuestra familia y amigos a la distancia; “a hacer sentir nuestra presencia, nuestra compañía y nuestro abrazo, a pesar de estar físicamente lejos”… 60
Hemos aprendido a despedirnos de nuestros seres amados sin poder acompañarlos hasta su lugar de descanso final, sin poder darles un último abrazo, un último beso… Gracias a Dios también hemos sido testigos de grandes y maravillosos actos de amor, solidaridad, entrega y sacrificio, y, justamente son esos actos los que creo nos han ayudado a sostenernos todo este tiempo, y los que nos permiten abrigar grandes esperanzas para el futuro. Deseo de corazón que no olvidemos todo lo que hemos vivido y sentido este año, pero principalmente deseo que sigamos esforzándonos en aprender cómo ser mejores seres de luz para nosotros y para todos los que nos rodean. 61
Paciencia y tranquilidad 26 Gabriel Esquivel Camacho, 24 años. Heredia Ver galería virtual
Seamos seres de luz 63 Cecilia Macha Tenorio, 49 años. Lima, Perú Ver galería virtual
12 de agosto del 2020, regreso a Kiev, Ucrania Jeannette María Arauz Muñoz, 49 años. Kiev, Ucrania Durante agosto de 2020, después de estar un mes de vacaciones en España, regresé junto con mi esposo a Kiev, donde residimos. Al iniciar el viaje desde España seguí todos los protocolos de higiene dados por la OMS, para evitar la propagación del virus; es decir, llevaba mascarilla, protector facial, lavado de manos, uso de gel desinfectante y respetaba el distanciamiento social. Al arribar a Ucrania, de acuerdo con las disposiciones sanitarias del país, para poder entrar al territorio había que practicarse una prueba COVID19. En el aeropuerto de Boryspil se había dispuesto un espacio para hacerse el examen y eso nos tranquilizó mucho. Digo tranquilizar porque una de las sensaciones que he experimentado con la pandemia es la zozobra por tener que enfrentarse a la incertidumbre; pues no se sabe lo que pasará. Una vez realizada la prueba pasamos los controles de seguridad, recogimos el equipaje y nos fuimos a casa. Luego, pasadas 24 horas nos enviaron al correo los resultados del test, que gracias a Dios dieron negativos. ¡Reconozco que leer el informe fue uno de los momentos de mi vida más angustiante y feliz a la vez! 64
SecuenciaTest PCR Jeannette María Arauz Muñoz, 49 años. Kiev, Ucrania Ver galería virtual 65
En modo positivo María Auxiliadora Zablah Córdoba, 51 años. San Salvador, El Salvador Al recorrer este 2020 en modo positivo, me doy cuenta del proceso enriquecedor que ha sido, un proceso que tiene entrada, actividades y salida. El inicio fue abrupto, no esperado, disruptivo y podríamos llenarlo de adjetivos. Las actividades han sido muchas, desde aprender cosas nuevas, retomar cosas viejas, encontrar nuevas pasiones o buscar antiguas. Me detengo en todas esas actividades: en mi caso busque aprender dar clases virtuales, hacer dinámicas de grupo en entornos digitales, conectar a través de una cámara, hacer videos, recibir clases de bordado en punto de cruz, integrarme a un grupo de oración, compartir historias en Café ConVerso, acercarme a mis amigas - hermanas latinas, conectar con mucha gente de las que aprendo tanto y hoy emprendo vendiendo mis labores de bordado. El resultado final aun no lo tengo, pero sé que será el de una persona diferente, más consciente de las bendiciones y de esas actividades sencillas, pero de gran valor. 66
He tenido la bendición de estar con mis padres nuevamente, cuidar de ellos, aprender aspectos que me hacía falta saber y solo la experiencia de ellos me podía enseñar. Pondría todas las palabras que son sinónimo de alegría, felicidad, éxito, bendición, amor, experiencia, despedidas, apoyo, pasión, unión, conexión y sobre todo AGRADECIMIENTO. ¡Gracias por el proceso y cada paso dentro de él! Seguiremos tejiendo historias de aprendizaje en MODO POSITIVO. 67
Video: El reloj cotidiano cambió Leda Ureña Umaña, 60 años. San José Ver galería virtual 68
En modo positivo María Auxiliadora Zablah Córdoba, 51 años. El Salvador Ver galería virtual 69
Esperanza en tiempos de pandemia Inés Morales Carvajal, 68 años. Curridabat, San José A casi diez meses de la llegada de esta cruel pandemia que ha dejado llanto, dolor y luto en tantas familias alrededor del mundo, yo, como persona con cierto nivel de riesgo, podría hablar de mis temores, con una madre de 102 años y podría comentar sobre mis ratos de soledad y esa angustia que nos carcome el alma. Pero… NO, no voy a referirme a eso. Voy a escribir del amor, la alegría, la unión familiar y la esperanza en tiempos de pandemia. ¿Cómo puedo expresarme de manera optimista en este momento? ¡Claro que puedo! Y, es que el mismo día en que se anunciaba a nivel mundial la pandemia, en mi familia llegaba una noticia maravillosa, la cual iluminó nuestras vidas desde ese marzo, hasta el 6 de octubre que vimos brillar sus ojitos por primera vez. Sí, estoy hablando de la pequeña Alana, mi sexta nieta, que nos mantuvo llenos de agradecimiento y fe y en un Dios que cada día nos da tanto y a menudo olvidamos; pues según diagnosticó el médico, mi nuera ya no podía procrear. Hoy, Alana tiene dos meses y cada día vemos en sus ojos color cielo, la inmensidad del amor, de lo imposible, lo ansiado, lo que ha hecho que nuestra familia se una en torno a una pequeñita que simboliza el amor, la felicidad y la esperanza en tiempos de pandemia. 70
Esperanza en tiempos de pandemia 71 Inés Morales Carvajal, 68 años. Curridabat, San José Ver galería virtual
Bendita pandemia Sofía Castillo Abarca, 45 años. San Rafael de Alajuela Esposa de Fabio F. Mamá de Fer (11) y Anto (6) ¡¡A la casa por cuarentena!! Fueron las palabras que resonaban un 12 de marzo de 2020 desde la oficina y con los niños ya en casa. En mis adentros dije: “cuarentena = 40 días. ¿Qué son 40 días? ¡¡No pasa nada…!!”. Y así, hoy después de nueve meses en casa puedo decir que, si pasó y todo…. Esas ganas de renunciar a todo, si a tooodo … Pero, que satisfacción da el saber que Dios tejía cada momento vaciando mi corazón de tantas vanidades para llenarme de muchas bendiciones. La principal bendición: tenernos al 100%, haciendo de nuestro hogar una oficina, una escuela y alcanzando nuestras metas solo mostrando los Ojos. ¡¡Bendita Pandemia!!! Que nos hizo regresar a Nuestra Fuente, Fuente de Vida…. 72
Solo mostrando nuestros ojos 73 Sofía Castillo Abarca, 45 años. San Rafael de Alajuela Ver galería virtual
No hay luz sin oscuridad Lygia Morales Vega, 60 años. Sabanilla de Montes de Oca, San José Meses de trabajo en casa, jornadas extenuantes con los ojos resecos por la pantalla. Transmutaciones de la Psicología Laboral del contacto personal a lo físicamente distante, con la intención de encontrar lo humano al otro lado de los dispositivos… Horas de apoyo emocional a compañeros diagnosticados con COVID-19, algunos agradecidos porque fue leve, otros temiendo una complicación, el contagio de sus adultos mayores. Otros, se preguntaban qué hicieron mal para contagiarse, algunos se recuperaban del casi aniquilamiento de su cuerpo después de pasar por la temida UCI. Y…, luego ver partir a mi amigo y compañero Julio, arrebatado de la vida, de sus sueños, por un virus tan pendejo que desaparece con jabón y tan catastrófico como lo permita la rueda de la fortuna. Telón de fondo: mis hijos artistas reinventándose para sobrevivir, mis nietos, mi madre con quien después de meses de encierro panicoso, empecé a recibir el sol mañanero. ¡Oh Dios! ¡Qué luz tan reconfortante…! Verla a sus 82 años emocionada y sorprendida por los pinceles de Dios…, pequeñas flores en las orillas de los caños, en las hendijas de las aceras, en el charral del vecino…, bellezas reflejadas en su hermosa sonrisa… ¡Eso lo valoro ahora más que nada en la vida! 74
Luz de su rostro 75 Lygia Morales Vega, 60 años. Sabanilla, San José. Ver galería virtual
Mi historia COVID-19 Emily Gabriela Alvarado Chavarría, 9 años. San Rafael, Heredia Cuando llegó el COVID-19 nos dijeron que teníamos que quedarnos en Casa y desde entonces he aprendido muchas cosas. Estas son actividades que hice en tiempo de pandemia, es más fácil para mí hacerlo así, con una lista: Aprendí: 1. A dibujar mejor. 2. A pintar mejor. 3 .Que la sala se puede convertir en un campamento. 4. Que, aunque nuestra casa es pequeña, se pueden hacer muchas cosas adentro. 5. Que puedo conversar con amigos y amigas por medio de Microsoft Teams y WhatsApp aunque no estemos en físico. 6. A dibujar espacios y pintarlos. 7. Que puedo escribir historias de diferentes temas y con dibujo. 8. Aprendí a chatear y conocer más aplicaciones. 9. Jugar más con mis juguetes y peluches. 11. A usar la bicicleta y mantener el equilibrio. 12. A disfrazarnos en nuestros cumpleaños. 76
13. A jugar juegos de mesa como Monopoly. 14. A hacer cuadernos y portadas con mi mamá. 15. Aprendí a cocinar algunas cosas en la cocina. 16. A divertirme más con mi hermana. 17. A remodelar la casa. 18. …, y me divertí jugando online. 19. A pasar tiempo con mi abuela y pintar y hacer sopa de letras con ella. Y muy importante, hice muchas cosas con mi familia, como con mi mamá, mi papá, mi hermana y yo. Esta es mi historia de pandemia del COVID-19. 77
Mi historia del COVID–19. La pandemia Tabatha Alvarado Chavarría, 9 años. San Rafael, Heredia. Cuando llegó el COVID-19, nos dijeron en la escuela que nos íbamos para la casa, mi papá y mi mamá nos explicaron a mi hermana y a mí, que para cuidarnos teníamos que estar en la casa. Mi hermana y yo empezamos a recibir clases en línea en la casa y mi mamá a trabajar desde la casa, para papi fue más fácil porque ya él trabaja desde la casa unos días. Para nadie fue fácil y al principio nos aburrimos mucho, nos hacía falta nuestras amigas, pero después nos fuimos acostumbrando y descubriendo que podía hacer muchas cosas Aquí dejo una lista de lo que más disfruté: 1. Aprendí a dibujar técnica Animé mejor y compartirlo virtualmente con mis amigas. 2. Nos reunimos en grupo por medio de Teams y WhatsApp, aprendí a usarlos. 3. Aprendí que la opinión de los niños, niñas y adolescentes es importante, porque participé en actividades del consejo participativo PANI donde mami colabora. 4. Estuve más tiempo en familia. 78
5. Dibujé muchas cosas, como: escenarios, ambientes y paisajes. 6. Me divertí con mi hermana. 7. Fuimos a la playa y disfrutamos de playas solo para nosotros. 8. Canto mejor que antes, porque tuve más tiempo para practicar. 9. Remodelamos la casa en familia. 10. Fuimos a una granja y alcé a una cabrita bebé. 11. Visitamos un río y aprendí a nadar en una poza. 12. Aprendí a dibujar una persona de minecraft. 13. Vimos películas e hicimos campamentos en la sala. 14. Estuve más tiempo con mi abuela y mi hermana. Y lo más importante, aprendí a pasar más tiempo en familia y aunque las cosas salieron como esperábamos, lo importante es que seguimos unidos y nos preparamos para un 2021 aprendiendo más. ¡Gracias por leer MI HISTORIA! U-U 79
Soledad, tristeza, adaptación y esperanza Gabriela Montiel López, 56 años. Krefeld, Alemania Vivo en un país en donde la gente no se caracteriza por ser sociable y amigable como lo es la latina. Si a ello le agregamos que por causa de este insignificante pero poderoso “bicho” hemos tenido que aislarnos aún más entre nosotros, no tengo mucho más que explicar el por qué el COVID me trajo una soledad que nunca antes había sentido en tantos años de vivir aquí. Me provocó tristeza al darme cuenta de cuánto hemos castigado a la naturaleza en nombre del progreso. De cómo la gente se pelea e insulta por un paquete de papel de baño. Del egoísmo y la necedad de quienes se niegan a respetar las normas sanitarias y alegan que ellos deciden sobre su vida, sin darse cuenta que no es solo su vida la que corre peligro, sino también la de la gente que les rodea e incluye la de aquellos que los pudieran salvar de morir. Es increíble ver cómo nos adaptamos y readaptamos “al son que el virus nos toca”: usar mascarilla, guardar la “sana distancia”, convivir durante meses las 24 horas del día con la gente con la que se cohabita, trabajar desde casa con 80
toda la logística que ello implica, ponernos al día en lo básico del uso de las telecomunicaciones para poder continuar relacionándonos; instruir, aprender o notificarnos algo, cambiar hábitos de compra; improvisar para vender: adecuando las formas, estrategias, espacios en el mercado y exposiciones de algunos productos. El percatarnos de que no todo lo que tenemos lo necesitamos: que podemos vivir igual con menos. Que, sin una fiesta, si hay amor, la gente también se casa... Yo también deseo que esta situación se termine y hayamos aprendido la lección; sin olvidar agradecer de que este año con tantas muertes estamos vivos aún. 81
El día que volvió la esperanza Andrés Sandí Vargas, 39 años. Woking, Inglaterra Trabajo en un hospital de Reino Unido desde mayo de 2020, como asistente de pacientes ya que soy médico general, pero la pandemia no me ha permitido acreditarme para ejercer acá. Trabajo en el área de COVID y he visto todo tipo de historias, muertes, recontagios y recuperaciones. Los que trabajamos en Salud hemos tenido que redoblar esfuerzos, porque hay muchísimo trabajo y aunque aquí había mermado con las medidas tomadas, la nueva variante nos tiene al tope de contagios, hospitalizaciones y muertes de nuevo. El 8 de diciembre fue un día esperanzador: ¡llegó la vacuna! A los que estábamos trabajando nos preguntaron si queríamos vacunarnos y la mayoría levantamos la mano. La vacuna promete ser la salida de la pandemia, y nos motiva a seguir trabajando con la garantía de no enfermarnos ni contagiar a nuestras familias cuando llegamos a casa. ¡La vacuna es la esperanza de que ganaremos la batalla! 82
Recordatorio en el andén Gabriela Montiel López, 56 años. Krefeld, Alemania Ver galería virtual 83
Cuando la realidad cambió Manuel Esquivel Alfaro, 57 años. Heredia No dejo de pensar en todos los niños que se quedaron sin su escuela en el país y el resto del mundo. En mi retrospectiva vagan los recuerdos en la memoria de acontecimientos vividos en la escuela. Sí, la escuela es ese espacio donde establecemos nuestros primeros vínculos, más allá de los familiares y construimos nuestras vivencias. Pero de pronto, todo se ha suspendido, las sensaciones de soledad y tristeza que siempre están y cuesta expresarlas con palabras, brotan ahora a flor de piel en este periodo de pandemia. Los niños en este aislamiento social tienden a perder los diversos estímulos sensoriales de forma silenciosa, que van limitando sus capacidades imaginativas y el poder del asombro poco a poco. Pienso en los efectos secundarios de esta generación de niños, que como sabemos, sus etapas de desarrollo no se detienen, la vida sigue y veremos sus impactos con el tiempo. Esta pandemia nos deja un gran reto a todos los encargados o responsables de estas generaciones. Una gran enseñanza también: comprender que la integración social, el contacto entre los seres humanos no es un lujo, es una necesidad como el aire y como el agua en el ser humano. 84
Soledad y silencio 85 Manuel Esquivel Alfaro, 57 años. Heredia Ver galería virtual
Ciudad fantasma Melissa Houed, 37 años. Woking, Inglaterra Londres se ha convertido en una ciudad desolada, lenta y todavía más fría. No se parece en nada a la ciudad que era, los trenes y los subterráneos viajan casi vacíos, ya nadie va a trabajar, no hay filas, nadie se empuja para subir al transporte público, los restaurantes no están abarrotados a la hora del “lunch” (la mayoría no están abiertos por las restricciones o ya quebraron y cerraron definitivamente). Si por algún motivo uno camina por Londres, nadie se acerca, la gente huye de los demás, no quieren ni cruzar miradas. Todos hemos escapado al campo, a la naturaleza; ya que es lo único que está permitido: hacer ejercicio en solitario o con su compañero de casa, o pasear al perro (dicen que los perros nunca han caminado tanto). En fin, la ciudad luce muy distinta y todos creemos que nunca volverá a ser lo que era. 86
Londres. Subterráneos vacíos 87 Melissa Houed, 37 años. Woking, Inglaterra Ver galería virtual
Corrida de toros Dunnia Flores Santamaría, 56 años. Curridabat, San José ¿Y abrieron las puertas…, y salieron a toda velocidad…, como si no pasara nada…, con desdén y deseo de olvidar y negar una realidad que creíamos nos había transformado y enseñado a valorar…, y lo dijimos…, y lo olvidamos…, viernes negro…: iguales ventas, calles, presas muchos carros…, restaurantes llenos, el aforo sin respetar…, cercanía sin mascarilla… Todo sigue igual… ¿¿¿sigue igual??? No lo sé, solo el tiempo lo dirá. Un momento…, también estamos los que hemos vivido resguardados…, sí, resguardados…, no en un encierro. Cuidándonos y cuidando a los demás…, renunciando a la cercanía, al contacto, a la vida cotidiana de antes y en espera paciente, descubriendo mil detalles, creando, concretando y realizando… Sí, en la espera…, una espera que de pronto se volvió productiva… Tampoco olvidar a quienes han vivido con dolor y miedo; la pérdida…, el vínculo roto…, la muerte…, la impotencia. La pérdida del trabajo…, los que han convivido con la realidad desnuda…, una intrusa no invitada que hubo que soportar… ¡Qué duro, qué cruel!, y aun así levantándose…y aun así caminando. 88
Sí, todos ellos nos merecen respeto…, respeto a la vida…, al esfuerzo y al trabajo de quienes han intentado timonear el barco. Nuestra colaboración…, el respeto…, la espera…, la paciencia. Dejemos huella. Está en nuestras manos…, cambiemos, mejoremos, tan solo un poquito es posible y podemos hacerlo. Una responsabilidad histórica…, múltiples caminos, múltiples opciones. Creatividad, flexibilidad, amor, entrega. Ceder…, crecer. 89
Mi familia en medio de la pandemia Susana Ramírez Guillén, 10 años. Cot de Oreamuno, Cartago En el 2020 inició la pandemia, con esto tuvimos que adaptarnos a nuevas movilidades, de estudio, hasta de compartir físicamente con la familia y amigos. Tuvimos que permanecer en burbuja, tal vez no nos podamos ver frente a frente pero sí por una pantalla, y aunque no es lo mismo, es lo único que podemos hacer para vernos y para eso hay aplicaciones como: -WhatsApp -Facebook -Teams -Zoom y Snapchat. Así que usemos esas aplicaciones para no sentirnos solos y quedémonos en casa. No ha sido fácil, pero nos ha dejado muchas enseñanzas a valorar el significado de un beso, un abrazo, o un buen apretón de manos, esto pronto va a pasar y volveremos a estar juntos. 90
Clases Susana Ramírez Guillén, 10 años. Cartago Ver galería virtual 91
Mi experiencia con esta situación de la pandemia Alejandro Robles Cruz, 12 años. San José Mi nombre es Alejandro, tengo 12 años y soy de Costa Rica. Me gustaría contar mi experiencia con esta situación de la pandemia. Comenzaré explicando cómo fue cada situación que viví en este período, luego diré lo que aprendí. Al principio fue difícil; pues íbamos al colegio, pero con medidas que pocas veces eran respetadas. Yo diría que este fue el factor que finiquitó las clases presenciales durante el 2020. Luego de un mes con trabajos asignados para hacer en la casa, comenzaron las clases virtuales, creí que sería fácil adaptarse, pero, al contrario. Los problemas comenzaron con fallas en la conexión de Internet, clases suspendidas y demás problemas. En ese momento el colegio decidió cambiar el programa de recibir clases a “Zoom”. Este cambio fue lo mejor del momento, ya que facilitó mucho lo que fue antes con la anterior aplicación. Mientras yo recibía clases, mi mamá trabajaba virtualmente, estaba en reuniones constantes y trabajaba más tiempo de lo que debía. Al final, logré esforzarme lo suficiente para pasar el año sin mucho inconveniente; por otro lado, fue duro ver al resto de mi familia una vez a la semana, a veces más. Yo extrañaba a mis compañeros de clases, pero al mismo tiempo disfrutaba el nuevo formato de recibir clases. 92
Diría que fue muy duro el tiempo en cuarentena, pues el tiempo se pasaba lento, la creatividad volaba pero en algún momento te aburrías. Quizás fue duro para otras personas, pero agradezco que no fue mi caso y me gusta pensar que fue un tiempo invertido en cosas productivas. Me doy cuenta de que este año me hizo reflexionar sobre la importancia del tiempo en familia y con amigos. Te das cuenta de que el tiempo no se recupera, aprendes a amar a la distancia, demostrar tu afecto con una simple videollamada y otros detalles que hacen feliz a cualquier persona. E stoy de acuerdo que el Internet fue una de las mejores cosas que tuvimos durante la pandemia; pues nos mantuvo informados y en constante contacto con nuestra familia. Aprendí lo difícil que es el mundo de un adulto ya que escuchaba a mi mamá trabajando, estresada porque el tiempo no le alcanzaba y trabajando hasta tarde. Me di cuenta lo mucho que mi mamá y mi papá hacían por traer dinero a la casa. Estoy seguro que este año fue un gran aprendizaje y por más duro que fue no me arrepiento de haberlo vivido. 93
Fluir es parte del milagro Melissa Solano Morales, 31 años. San José Los momentos no son buenos ni malos, simplemente son… Y dentro de la libertad y el poder que se nos ha otorgado, tenemos la posibilidad de tomar perspectiva, enfocar y darle significado a cada situación. Quizá el gran desafío está en aprender a fluir con la realidad, con lo que viene, con lo que va; pero, sobre todo, con la abundancia de oportunidades que siempre nos ofrece el momento presente. Nos vendría bien una amorosa dosis de fe, para experimentar los efectos de “confiar”... Confiar en Dios, en nuestro poder interior, en las personas que tenemos cerca y en las circunstancias que aportan aprendizaje y sentido a este gran milagro que se renueva cada día: la vida. 94
Pintura-Un préstamo en tiempo de pandemia a la obra de don Francisco Amighetti Melissa Solano Morales, 31 años. San José Ver galería virtual 95
El país más feliz del mundo Yahaira Guillén Hernández, 36 años. Oreamuno, Cartago Vi ese atardecer desde la ventana de mi cuarto y salí corriendo y sin suéter, con una blusa ligera, en short y sandalias, caminé 100 metros norte de mi casa, corrí y corrí, me quité las sandalias para sentir la brisa del viento y por primera vez… Caminé sobre el pasto, respiré profundo y vi el atardecer y me preguntaba, ¡qué colores más hermosos, qué privilegio tenía de estar aquí mirando este espectáculo tan lindo! Sentí, respiré ese aire puro, pero a la vez me dije: ¡qué lástima que muchas personas no podían estar aquí, observando las maravillas del señor!; pero tenía que entender que estábamos en tiempos de COVID y, por nuestra salud, teníamos que estar en la casa, pero cuando de regreso me vine descalza hasta mi casa y de camino me dijo la vecina: “viste que hermoso atardecer” y le dije sisí, ¡qué linda vista tenemos!” y me dijo “¿sacaste fotos?” —¡sí claro! —Mándame una, para enviársela a mi hija de Estados Unidos, es que cuando salí no logré verlo completamente. 96
Pero de verdad tengo muchas-muchas fotos con lindos y maravillosos atardeceres, pero ninguno como ese, porque fue especial para mí en tiempo de COVID-19, cuando tenemos que estar en casa y los autos por su restricción no frecuentaban mucho mi pueblo. Tuve la libertad de caminar libremente descalza y respirar ese aire puro. 97
Héroes Mariel López Moya, 42 años. Cartago Ver galería virtual 98
Mi mejor atardecer 99 Yahaira Guillén Hernández, 36 años. Oreamuno, Cartago Ver galería virtual
Carta al Niño María Marta Durán Rodríguez, 53 años. Cartago Deseo que recuperemos pronto las risas sin máscaras, los besos y los abrazos. Gracias al 2020 he crecido muchísimo: agradezco lo vivido, rescato lo aprendido, acepto lo perdido y valoro cada momento. Al acercarse la navidad y el nuevo año, hago recuento de experiencias y de allí nacen mis pedidos para el Niño Jesús, que comparto en la tradicional Carta al Niño: • quiero ver tu sonrisa sin máscaras y poder abrazarte con tranquilidad y seguridad, • quiero dejar el miedo a la cercanía, al contacto físico, y seguir cuidándome y cuidándote, • quiero disfrutar de carcajadas en vivo y directo con vos y con nuestra gente, • quiero invitarte a mi casa a tomarnos un café, ir a la tuya o a cualquier lado a hablar un buen rato, • quiero que vayamos a caminar por el barrio, la ciudad, la montaña, la 100
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