Unidos Por La Palabra A Lucas le dio mucha gracia su nombre. —¿Qué clase de nombre es ese? —preguntó divertido. —Todos los de mi especie tienen dos cuernos en la cabe- za, yo tengo cuatro, soy raro, así me dice mi abuela. —¿Tenés abuela? —Sí, padres abuelos, hermanos y tíos…pero no tengo amigos, los chicos se asustan al verme. —Bueno, sí, la verdad es que das miedo, pero a mí me gusta jugar. No importa ¿a qué querés jugar? —¿Vas a jugar conmigo? —Sí. —Siiiii, que bien— gritó muy contento Cuatrocuernos. —Shhhh, vas a despertar a mis papás. El monstruo grande gordo y peludo se tapó la boca para callarse a sí mismo. Lucas se levantó y jugaron juntos en voz muy baja hasta el amanecer, hasta que por fin dijo el monstruo: —Bueno amiguito, ya me tengo que ir. —¿Por qué? ¿no podés quedarte a jugar conmigo todo el día? —No, yo solo puedo estar de noche porque así ayudo a más chicos a no tener miedo a la oscuridad, porque vos ya no te asustás mas ¿verdad? —No Cuatrocuernos, ya no me asusto más. —Qué bueno. Recordá siempre que los monstruos no 51
Unidos Por La Palabra existen. —¿Y vos? —Yo tampoco amiguito, yo tampoco Las noches siguientes, fueron para Lucas las más tranquilas de su vida, ya no volvió a despertarse porque entendió que los monstruos no existen, aunque todavía encuentra pedacitos de madera de la silla donde se sentó Cuatrocuernos. 52
Unidos Por La Palabra Raúl Oscar de Souza 53
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Unidos Por La Palabra Raúl Oscar de Souza Suelo escribir bajo el seudónimo de José Ramón Cian- cio. Soy oriundo de la Localidad de Sarandí, Partido de Avellaneda, Prov. de Buenos Aires; lugar donde nací, me crié y vivo. Poseo once libros publicados y varios traba- jos premiados que forman parte de distintas antologías. En “Editorial Sarandí” se encuentran tres de estos libros. 55
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Unidos Por La Palabra Paralelismo El pabilo de esa vela titila un miedo distinto se estira como queriendo escaparse de su abrigo hasta llenar de reflejos el cuarto en donde habito para después de un momento volver todo a su sitio. El humo en sutil baile se eleva y sin sentido va dibujando volutas hasta perder su brillo es que el fuego se achica dejándome casi perdido entre lo que fue y no fue, hoy absurdo y aburrido. Sombras que se proyectan distorsionando el camino la soledad acongoja, pero más el sin sentido porque así como la vela hoy soy fuego extinto ayer la flama encendida, hoy oscuridad y olvido. La luz siempre fue vida, las sombras como decirlo un tropiezo en el sendero, un golpe, ladrón furtivo el dolor de haber sido, un futuro ya perdido brillo, calor y esperanza que lo enfrío el hastío. 57
Unidos Por La Palabra Titilante corazón, rey de un trono perdido de pronto veo mis manos curtidas por el vacío soledad que acongoja, la pasión se fue contigo solo me queda el recuerdo como final del camino. 58
Unidos Por La Palabra El silencio del que espera Yo te espere en silencio. Como lo hace el trigo, a la humectante tormenta. Como se comporta el molino cuando la brisa lo alienta, hasta que con la ayuda del viento realiza ahí su proeza. Yo te espere en silencio. Como lo hace el que sueña, revertir el destino de perdido en tristezas por no haber comprendido que del olvido no regresan esos profundos sentimientos que alentaban la espera. Yo te espere en silencio. Como lo hace el mendigo; como lo hace el poeta. Uno, espera la dadiva como simple respuesta. El otro, la musa que se escurre traviesa. Yo te espere en silencio. Como lo hiciera el pionero al llegar a estas tierras muy húmedos sus ojos y de suelo la estepa, 59
Unidos Por La Palabra pero contra el destino roturo sin pereza acunando en su seno la semilla primera y por más que ese año no tuviera cosecha insistió el siguiente, con más fe y entereza hasta conseguir los frutos, hasta cumplir la promesa de seguir insistiendo por más que el hambre lo aferra. Yo te espere en silencio. Por más que mil voces musitaron su predica intentando explicar con sus palabras perfectas sin saber que el amor, se siente no se expresa. Yo te espere en silencio. Mientras que el viento del sur, con su bocanada reseca fue ajando mi piel, marchitando mi espera, envejeciendo mi cuerpo y destiñendo mi esencia. Yo te espere en silencio. Ya que un hombre que ama sin saber de respuesta, por más que la vida lo golpeó y maltrato su entereza nunca dejo de esperarte, después de cada tormenta. 60
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Unidos Por La Palabra Marta Julia Décima Ama de casa. Amante de las plantas y la naturaleza. Participa en talleres de escritura, de canto y teatro. Apasionada por la escritura y la lectura desde muy pequeña. Actualmente reside en la ciudad de Lincoln, provincia de Buenos Aires. 63
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Unidos Por La Palabra ¡¡¡GUERRAS!!! El pueblo chico, se ha transformado en un gran infierno. Llegaron de la nada. Se adueñaron de todo, o de lo poco que quedaba. Entraron por la calle polvorienta marcando el paso, con sus botas gastadas, embarradas, mojadas. Con sus ropas salpicadas, dibujadas con indescifrables arabes- cos color rojo sangre. Rostros recios, imperturbables, autómatas obedientes de una guerra en la que pierden muchos y solo algunos ganan. Los miserables cañones buscan con su único ojo restos de algún enemigo, pero ya no queda nada por derrumbar o aplastar. La pequeña Amira los ve pasar desde su ventana, escondida detrás de las raídas cortinas. Tiene la mirada más triste que se haya visto jamás. Vacía, opaca de esas que no se puede o no se quiere entender. Que no sabe de milagros, aunque en el fondo de su dolido corazón, espere uno gigante que la aparte de ahí, que la lleve lejos, donde la lluvia y el sol jueguen a ser coloridos arcoíris. Pero tal vez, ese milagro nunca llegue. La guerra le ha quitado todo. Sus cortos diez años solo saben de horrores porque entre ellos nació. Nunca aprendió a leer, pero se la escucha canturrear viejas canciones que le enseñó su abuela. 65
Unidos Por La Palabra Alabanzas a un Dios que no conoce bien. Un soldado levanta la cabeza y la ve, apunta su cámara hacia ella que queda rígida, asustada, inmóvil. Pero es solo un instante. Solo siente el resplandor del flash y ya está. Ahora su rostro infantil va a recorrer el mundo. Nunca sabrá que su carita sucia le dio al soldado una medalla. Premio al mejor retrato de la miseria humana. 66
Unidos Por La Palabra HABLA UN MÉDICO Es una pequeña aldea a la orillita del mar. Solo diez, quince familias. ¡Cuánta vida que ilustrar! Trabajo nunca faltaba, eso lo podría jurar. Traje al mundo a la Hermelinda, partos duros si los hay. Lo operé de suma urgencia al colorado Camacho. Y esa misma tardecita, cambiando mi maletín, a la cabra de los Ponce la ayudé pronta a parir. He sacado alguna muela, curado anginas, gripes, resfriados. Y hasta en alguna ocasión algún animal abichado. Me llamaban “doctorcito”. Me amaban, me respetaban. Y yo les daba mi vida entre ungüentos y pomadas. Así fue pasando el tiempo y me fui poniendo viejo. Hasta que llegó el relevo, un mozuelo muy moderno. Y hoy disfruto mi descanso en paz con buenos recuerdos. Estoy sentado en la playa, en mi silla de madera. El agua choca mis pies hundiéndolos en la arena. 67
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Unidos Por La Palabra Stella Maris Faccioli Reside en Rosario. Ejerció como presidenta de Sade Rosario. Conductora radial Coordinadora de revistas anuales. Compiladora de la antología nacional e internacional: “Noches sin soledad” declarada de interés provincial por la cámara de Senadores de la provincia de Santa Fe. Participó de antologías y concursos ganando varios premios. Asiste a encuentros de escritores a nivel nacional e internacio- nal organizados por el Instituto Cultural Latinoamericano con sede en Junín Bs As. 71
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Unidos Por La Palabra Debilidad Inucitado albedrío de mi corazón alborotado que anuncia un extraño presagio que invade mis días . La vida se enciende a pesar de la distancia que juguetea con tu imágen devorándose las palabras . Debilidad, valentía, quizás es tan constante el deseo que se diluye en pensamientos de volverte a tener entre mis brazos. 73
Unidos Por La Palabra Fugitiva Como en otros tiempos el surco de la noche , me declara fugitiva . el desanimo quiere alcanzar el anhelo de mis sueños . Aguardo la ternura de tus manos, el sabor de tus labios y el calor de tus abrazos para que la hondonada madrugada no me devore.en soledad. 74
Unidos Por La Palabra Marcelo Lázaro 75
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Unidos Por La Palabra Marcelo Lázaro Nació en Vedia (provincia de Buenos Aires). Actualmente vive en Capital Federal, en el barrio de Flores. Ha participado de varios encuentros internacionales de escritores. Organizado por el Instituto Cultural Latinoamericano. Obras publicadas: Bajo Relieve. Año: 2015 Acontecimientos. Año:.2017 Entreparéntesis. Año: 2021 La revolución Querelética. Año: 2021 77
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Unidos Por La Palabra LA MÁQUIMA Mide casi tres metros de alto. Empieza con un embudo grande y termina en un pequeño caño de metal. En el medio, un compli- cado sistema de engranajes, rodillos y herméticas cajas super- puestas le dan un aspecto de robot sin brazos. Hay una escalera para poder llegar al embudo, donde se inicia todo el proceso. ―¿Para qué sirve? ―pregunta, ignorante. ―Para hacer boludos ―le responde el hombre que está a su lado. ―Aaah… ¿y cómo funciona? ―Y… el funcionamiento es complicado. Se carga por el embu- do. ―¿Y qué le pone? ―Depende de que boludo quiera. Yo, generalmente, le pongo unos padres castradores, una infancia infeliz, algunas frustra- ciones, una buena cantidad de TV, declaraciones de políticos delirantes y mucha Fake News, como les dicen ahora a las mentiras. ―¿Y está cargada? ―Sí…, por cada carga salen tres o cuatro boludos. ¿Quiere que la prenda? ―Y… dele, a ver… El hombre aprieta un botón rojo que está en una de las caji- tas. La máquina hace unos ruidos extraños antes de ponerse en 79
Unidos Por La Palabra funcionamiento, luego los engranajes empiezan a andar rítmi- camente y las cajas a moverse, como si adentro hubiese algo que quisiera escapar. Al cabo de unos segundos la máquina se para y por el cañito de metal sale una bolita. ―Un boludo ―dice el hombre. ―¿… ? La bolita tiembla, se infla, toma forma humana y se va cami- nando. ―¡Qué bárbaro…! ¿No la patentó? ―pregunta. ―Hace millones de años que está patentada ―le responde el hombre. 80
Unidos Por La Palabra LA VENTANITA Pablo caminaba por el barrio y vio un muro con una brillante ventanita. La luminosidad que emitía hacía mal a los ojos. Se arrimó un poco y realmente tuvo miedo de quedarse ciego. Antes de alejarse escribió en el muro, a unos metros de la ventanita: “Ojo, no se quede ciego”. Jorge se encontró con la misma ventanita. Con más coraje que Pablo, se puso los anteojos ahumados, camino hacia ella y asomó la cabeza. Vio una verde y hermosa pradera, llena de flores multicolores. Reprimió un creciente deseo de saltar y pasarse para el otro lado. Se apartó y debajo de lo que había escrito Pablo puso: “Mire este hermoso espectáculo”. Cuando pasó Consuelo, la ventanita había aumentado su luminosidad. Se acercó totalmente desprejuiciada, sin ningún temor. Asomó la cabeza y ante tan majestuoso espectáculo no dudó en saltar al otro lado. Antes escribió debajo de lo que había escrito Jorge: “Sea feliz”. El Moncho, el albañil de aquí a la vuelta, cuando pasó por enfrente de la ventanita, se asomó y también quedó encantado con el hermoso paisaje. Como era analfabeto no leyó ni escribió nada. Fue hasta su casa y volvió con una bruta maza. En menos de una hora tiró el muro que sostenía la ventanita y embelleció todo el barrio. 81
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Unidos Por La Palabra María Fernanda Macimiani - Tres de Febrero Buenos Aires Hace años que ando sembrando cuentos, poesía y ganas de leer. Para poder compartir mi pasión creé Léemeuncuento. com.ar. Haciendo Promoción de Lectura llegaron los premios Pregonero (Fundación El Libro) y Hormiguita Viajera. Coordino talleres literarios para niños y adultos. Soy miem- bro de SADE 3F y ALIJ. Como escritora publiqué cuentos, poemas, microrrelatos y artículos en libros propios y escolares, antologías. Varios de mis textos fueron premiados. Soy Diplo- mada en LIJ en SADE Nacional. Mi libro Historias que salpi- can, fue declarado de Interés Cultural Municipal por Tres de Febrero. Recibí una Beca del Fondo Nacional de las Artes por mi proyecto de investigación y ficción PODESTÁ CUENTA. Este año fui columnista de radio, hablando de LIJ. Me encan- ta diagramar libros infantiles, poemarios, páginas web y otras publicaciones para los escritores. Escribir me hace feliz y por eso vivo escribiendo. www.mariafernandamacimiani.com.ar 85
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Unidos Por La Palabra La contadora de historias Alguien miraba entre las hojas. Alguien seguía atentam- ente a Bertha. Ella no lo advertía. Pedaleaba perdida en sus pensamientos. Sus pensamientos también pedaleaban, y se fugaban en el vuelo o en los colores de los árboles. Bertha llevaba una carga pesada. No recordaba los años, pero eran muchos los que había vivido. Arrastraba un carrito bien atado a su bicicleta, con todo lo necesario para su última aven- tura. La montaña sobre ruedas despertaba la curiosidad de ese alguien que la seguía. También de los pájaros y de los que la cruzaban en el camino. El camino de Bertha se abría en un bosque de eucaliptos, ella respiraba profundo, sentía que su destino estaba cerca y ya no temía a nada. ¿De dónde venía esa extraña señora?, se preguntaban los vecinos de Valle Lavandas al verla llegar. Ella saludaba tierna- mente y miraba todo con nostalgia. Ella fue directamente a la pradera llena de abejas y maripo- sas y pétalos. Montó una carpa, acomodó sus cosas y afuera, extendió una manta tejida en miles de colores. No se sabe de dónde sacó una pesada mecedora antigua y se sentó en ella, abrió un libro y fue en ese momento que comenzó a escucharse una música nueva. La música de sus palabras… Nadie sabe tampoco, de dónde sacó tantos libros dotados de poderes lejanos, del que Bertha no habló con nadie. Los libros eran muchos, muchos más de los que podían contarse, y aunque 87
Unidos Por La Palabra ella los cubrió con su mantilla, algunos notaron sus dones. Los títulos duraban minutos y luego ya eran otros, y luego otros y otros… Y esto ante miradas confundidas de oyentes que viaja- ban en la voz de Bertha. Debe ser magia, pensaban encantados. Cuando alguien tocaba un libro no hacía falta que dijera cual buscaba, siempre aparecía el preferido, el que la persona necesitaba escuchar. Entonces Bertha, sin ningún preámbu- lo, lo abría, miraba a los ojos de su público y un nuevo pacto comenzaba. Cuando el sol se fue apagando, la alfombra pareció pequeñita, ya no cabía nadie más en ella. Familias enteras sentadas cómo- damente frente a Bertha, iban y venían en las historias que ella contaba. Al anochecer, Bertha vio desaparecer mariposas, abejas y el brillo de los pétalos, también a la gente. Al mismo tiempo que asomaban los cantos de los grillos, los sapos y el viento, todo eso parecía un susurro desde la carpa que era su mundo. Un mundo viajero, que había llegado en bicicleta al Valle Lavan- das, para que Bertha volviera a sentirse niña, acurrucada en recuerdos de los lugares donde creció, aunque ya nadie le recuerde. Como un farol se encendió la luna para velar el sueño de Bertha. Alguien la había estado observando. La vio compartir su teso- ro con todos los que quisieron escuchar. Entonces, el destino, satisfecho se fue dejando que Bertha viviera sus últimos días en la tierra como si no fuera un hada, como si fuera una simple contadora de historias. Como era su deseo. 88
Unidos Por La Palabra SOLO HAY NOCHE El agua enfría mis sienes Pero no borra la oscuridad Es de noche El sol me dice que es día Pero yo, yo siento el rocío veo el filo de la luna que mengua soporto el anuncio de los grillos Y un vacío inapelable Inunda mi casa Juro que desde hace tiempo Aquí adentro solo hay noche… 89
Unidos Por La Palabra UNA MÁS ella caminaba descalza bajo la lluvia lágrimas rojas en su vestido el dolor palpitando en su cuerpo en las heridas de sus sueños ¿escapar? ya había escapado un espiral confuso le mostraba siempre el mismo reflejo sin sus colores era una gota en el mar una gota perdida en la tormenta una tormenta llena de gotas descalzas descoloridas, entregadas… ella, como tantas gotas se fue antes del final diluida en el suelo sucio 90
Unidos Por La Palabra antes de la puñalada o el disparo o la mano del que amó. 91
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Unidos Por La Palabra Elias Lujan Mosce 93
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Unidos Por La Palabra Elías Luján Mosce - Vedia (Bs As) Nació en L. N. Alem (Bs. As) en mayo de 1981. Reside en Vedia (Bs. As.) Escribe desde los 12 años, ha sido premiado a nivel nacional en olimpiadas de matemática y literatura (1997 y 1998), múlti- ple ganador de concursos en la Biblio-teca Municipal. En 2011 edito la compilación “Poesía Galguera”. En 2014 fue seleccio- nado para varias antologías a nivel nacional e internacional (3 en Argentina y 1 en España) 95
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Unidos Por La Palabra “Aromas…” Ese sentir suspicaz que me provoca tu aroma, Me desvela, me impacienta y hasta a veces me transporta, Al más remoto lugar donde tu alma reposa, Donde culmina el sendero de quien encuentra su hora. Ese aroma perspicaz, sublime, hermoso, soberbio, Es el que marca el camino al rincón de los recuerdos, Aroma de flores tibias, de amaneceres serenos, De abrazos interminables que nos quedamos debiendo. Ese aroma inconfundible de tus ojos sonriendo, De luz que nunca se apaga, de canciones floreciendo, Con arrullos azulados que fueron adormeciendo, El candil de tus pupilas desgastadas por el tiempo. Aroma de mate amargo merodeando en el silencio, De palabras temblorosas, de sensaciones de invierno, De humo que provocaba resequedad en el pecho, Por ese infame tabaco… verdugo de tus momentos. 97
Unidos Por La Palabra Ese aroma inconfundible aun me sigue invadiendo, Me devasta por las noches, envuelto en el me despierto, Me da, me quita, me lleva, me devuelve por momentos, Al rincón de los abrazos… que nos quedamos debiendo 98
Unidos Por La Palabra “Mi blanco alelí” (carta de amor a Vedia) Hoy vine a buscarte, más me iré sin ti, Te he encontrado pura, fresca y juvenil, Conservas la calma, te noto feliz, Así te he soñado, mi blanco alelí. Te he visto paseando en las tardes largas, Tangos y milongas rodean la plaza, También te he observado por la madrugada, Bohemia, cantando, esperando el alba. Todo es alegría y en tu porvenir, Aflora el progreso que ayer emprendí, Y un caballo blanco sale a recibir, A cada viajero que se acerca a ti. Una cruz en alto y un reloj sin vida, Miran de reojo a la insignia argentina, Te veo sentada sobre la otra esquina, Con libros abiertos llenos de sonrisas. 99
Unidos Por La Palabra Destino infinito del ferrocarril, Barrio de la casa en donde crecí, Desvelando andenes por la noche gris, Soñando contigo no pude dormir. En el parque juegan los niños y niñas, Y la vieja escuela desde enfrente mira, ¿Para qué cambiarte? ¡Todo es alegría! Así te he soñado ¡Oh pequeña mía! Hoy vine a buscarte, más me iré sin ti, Quisiera llevarte, pero comprendí, Que tu vida sigue, cual ferrocarril, De infinitos sueños por la noche gris. Tómame la mano, ya debo partir, Ya nunca me olvides, ¡Te amo! ... Joaquín*. *Joaquín: Joaquín Quinteros. Pionero fundador de la actual ciudad de Vedia. 100
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