Conocí a Chuy Regalado en Los mochis allá por el año de 1968, precisamente era el jefe de despachadores de la división Sierra Tarahumara. En ese tiempo yo todavía no iniciaba labores en el ferrocarril y me encontraba como practicante aprovechando el gran movimiento administrativo que tenía la estación a cargo de Ramón Rodríguez Santos, para afianzarme en el manejo de las estaciones, lo cual agradezco sobre manera. A mediados del mes de agosto del mismo año, mi amigo Luis Fernando Flores Olave, que se encontraba trabajando en la estación de Topolobampo, me invitó a pasar con él unos días, mientras se presentaba la oportunidad de trabajo. Fue precisamente el día 25 de ese mes, que recibí una llamada de Chuy Regalado pidiéndome que me trasladará a la estación de Heriberto Valdéz, pues el compañero que estaba como jefe de estación, Salvador Frescas Gutiérrez, se encontraba muy enfermo. Llegué a la estación de Heriberto Valdez el día 26 de agosto por la mañana, ese día trasladaron al compañero Frescas para que lo atendieran en Chihuahua. Tomé posesión de la estación y fue hasta el día 31 de agosto de 1968, que se autor- izó formalmente para que me quedara a cargo de dicha estación. Vaya todo mi agradecimiento hacia un gran hombre que creyó en mí. Jesús Regalado se jubiló poco tiempo después. Ya por los años ochenta, el compañero Regalado regresó a la empresa como comisionado del área de trans- portes, en ese tiempo ya siendo yo Agente Comercial, tuve la oportunidad de tratarlo por algunos años. Descanse en paz un buen hombre y un extraordinario compañero. 113
GENARO FRIAS RODRIGUEZ. – jefe de estación por muchos años, agente comercial, auxiliar administrativo en Los Mochis, culminó su función en el Ferro- carril CH-P, como jefe del departamento de comercial- ización en el área de tráfico. Hombre de campo, empresario, muy práctico y excelente negociador. Del señor Frías Rodrí- guez, habló en otros capítulos de este libro, es por eso que en esta ocasión solo les diré que: Genaro Frías Rodríguez, es un gran compañero, pero es, además, uno de mis mejores amigos, un hombre al que siempre he admirado, del que mucho he aprendido y con el que quiero mantener esa amistad por muchos años más, primero Dios. RAMÓN RODRÍGUEZ SANTOS, GENARO FRÍAS RODRÍGUEZ Y JESÚS REGALADO GUADERRAMA. 114
SOCORRO ARMANDO IBARRA CARRASCO. – Llega a la división Sierra Tarahumara en febrero de 1963, como mayordomo en la sección de vía en Agua Caliente, Sin., con el antecedente de haber laborado en la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP) durante la construcción de la obra que unió a Chihuahua con Sinaloa. En ese proceso, Socorro ocupó diferentes encargos. Un hombre que supo forjarse a base de tesón, responsabilidad, lealtad y mucho coraje para salir adelante, es un autodidacta muy dedicado, hombre culto, con una memoria increíble, cada vez que puedo lo visito y mantengo con él, largas y amenas conversaciones, un muy capaz y entregado al trabajo, fueron características que, a Socorro Armando, lo llevaron a acumular muchos éxitos en su carrera ferrocarrilera. Me une a Socorro Ibarra Carrasco un vínculo consanguíneo muy cercano, es por eso que desde niño para mí ha sido guía e inspiración, gracias por sus sabios consejos y por ser para mí un ejemplo a seguir. SOCORRO ARMANDO IBARRA C. 115
Bastante preocupado, el maquinista instruyó a Temo para que accionara la válvula de emergencia, que está del lado del fogonero, Temo acató la orden y accionó la válvula, pero, esta tampoco respondió y el tren seguía su marcha con la misma velocidad, además, observaron que la vía principal estaba alineada hacia las vías del intercambio, por donde se conecta con las vías, uno, dos y tres y, al fondo, se veía estacionada la locomotora de patio. Una vez que no operó la emergencia con el aire, Tav- aritos le dijo no queda otra más que tirarnos, esto ya valió…, dice Temo que él salió por la puerta del maqui- nista y a 60 kilómetros por hora brincó corriendo lo más que podía para evitar una caída, afortunadamente se topó con un montón de tierra suelta, al lado había un tractor que estaba trabajando cerca de la vía, se aventó un clavado sobre la tierra, y se encomendó a Dios y a todos los santos, pidiéndoles la providencia para que su tren se detuviera o, cuando menos, que no se fuera a provocar una tragedia. Dios escuchó su ruego, pues de pronto el airé se tiró como si alguien hubiese accionado la válvula, el tren se detuvo a escasos 20 metros de la maquina de patio. Todo lleno de tierra, dice Temo, corrí desesperado a buscar al maquinista, lo encontré arriba de la locomotora. Tavari- tos no brincó pues tuvo miedo lastimarse por la veloci- dad que traía el tren. Gracias a Dios no pasó del gran susto, tardamos varios minutos para reponernos de la “temblorina” que se apoderó de nosotros. Una vez repuestos, el maquinista revisó y repuso el aire y así pudimos continuar con nuestro viaje, los empleados del servicio de patio… creo que ellos ni se enteraron de la hazaña que recién habíamos pasado. 116
HERIBERTO GOMEZ AGUIÑAGA. – Conductor de trenes, oficial y superintendente de transportes. Ferro- carrilero desde noviembre de 1965 en el FC de Chihua- hua al Pacifico. Llegó a Los Mochis por agosto de 1978 como superintendente de transportes en la división Sierra Tarahumara. RUBEN JARAMILLO AMAYA. – Conductor de trenes, oficial de transportes, superintendente general de trans- portes y gerente de transportes, el escalafón ubica su ingreso al Ferrocarril de Chihuahua al Pacifico en mayo de 1966. Por aquellas fechas en que Heriberto Gómez llega a Los Mochis como superintendente, llegó también Rubén Jaramillo como ayudante del superintendente en servicio de trenes. En esa época me encontraba labo- rando como jefe de estación en Topolobampo, Sin. En mis ratos libres acudía a la escuela donde cursaba el tercer semestre de la carrera en el Tecnológico Nacional de México, campus Los Mochis, con mucho sacrificio, por cierto, debido a los horarios que nos imponía la escuela. Yo no había tratado a Heriberto y por lo mismo no tenía la confianza necesaria para acercarme a él, fue por eso que hablé con Rubén y le expuse el problema que tenía para continuar estudiando, toda vez que era necesario una modificación a mi horario de entrada a laborar o bien que se me permitiera salir cuando menos una hora antes, a fin de poder llegar a tiempo a mis clases. 117
Habló Rubén con Heriberto y en los próximos días me dieron la noticia favorable, donde me daban facilidades para continuar con mis estudios, obviamente con la recomendación de no afectar las labores de la empresa y cumplir con todas mis funciones reglamentarias. Indudablemente que para lograr mi objetivo, hubo mucha gente que me apoyó, de alguna u otra manera, pero dos personas que incondicionalmente me brindaron esas facilidades que se requieren cuando estudias y trabajas, esas personas fueron: Heriberto Gómez y Rubén Jaramillo, gracias a ellos porque fueron parte del empujón que yo necesitaba y con el cual pude terminar con la carrera y lograr salir adelante como profesionista y, sobre todo, haber desarrollado una carrera en los Ferrocarriles del gobierno hasta su desconcentración y quince años más en los Ferrocarriles privados. Vaya pues mi agradecimiento a Heriberto, que se encuentra entre nosotros y a Rubén, hasta donde se encuentre a lado de nuestro creador. HERIBERTO GÓMEZ AGUIÑAGA Y RUBÉN JARAMILLO AMAYA A BORDO DE UN TREN DE PASAJEROS. 118
TRININIDAD M. CARREON OLAYO. - Conocido por todos nosotros como Triny, conductor de trenes y por muchos años oficial de transportes, ferrocarrilero desde octubre de 1955., Originario de Madera, Chih., llega a Los Mochis en la década de los años sesenta, allá se quedó y allá vive actualmente. Lo conozco desde que me inicié en el ferrocarril y desde siempre, lo recuerdo con afecto. Hasta la fecha conservo con Triny una buena relación de amistad. Es un buen hombre y, como ferrocarrilero, siempre diligente y muy responsable, es de los hombres que entregó su vida con gran pasión por el ferrocarril. A continuación, incluyo algunas anécdotas que el propio Triny, me contó. En cierta ocasión, viajaba Triny en el coche comedor del tren Número 8, aquel tren de pasajeros que incluía dormitorios y comedor y que corría de Ojinaga a Los Mochis. En esa ocasión participaba como conductor del Pullman, Rodolfo Levario, un buen compañero de la compañía Pullman, conocido como “el güero Levario. El güero se encontraba sentado en un pequeño escritorio elaborando algún reporte propio de su trabajo, mientras Triny, estaba sentado en una silla de la mesa de enfrente, charlando con el güero. Muy concentrado en su reporte estaba Levario, en el momento en que iban pasando por el túnel del descanso, ese túnel que tiene 1,823 metros de largo y que es el último cuando se viaja a Los Mochis. De pronto, se acerca un pasajero y le hace una pregunta a Triny: ¿Oiga señor, este es el más largo?, como por instinto, antes de contestarle al pasajero, Triny voltea a ver al güero Levario y, éste, con aquella agilidad mental que caracteriza a muchos de los ferrocarrileros, rápidamente le contestó: ¡Que pasó compadre, ya me quemaste! 119
ANICETO CARREON OLAYO. – Mejor conocido como “Cheto”, fue un mayordomo de vía, cuyos inicios en el CH-P datan de diciembre de 1962. Siendo mayordomo de una cuadrilla de vía, se encontraba Cheto Carreón trabajando en algún punto de la sierra tarahumara. A bordo de un tren que pasó por el lugar, viajaba un oficial de transportes. El tren detuvo su marcha en aquella estación y el oficial bajó del tren, allí se encontró y saludó a Cheto, quien mostraba evidentes signos de estar ingiriendo bebidas etílicas y, además, no se preocupaba en los más mínimo por ocultarlo. En la primera oportunidad, el oficial se comunicó a Los Mochis con Triny Carreón, hermano de Cheto, informándole que recién había saludado a su hermano y, que, en horas de servicio presentaba signos de andar tomado. Inmediatamente, Triny tomó el teléfono selectivo y le llamó a su hermano Cheto: ¿Qué pasó contigo Chetooo? ¡por eso ocurren los accidentes!, ya me di cuenta que andas otra vez tomando… ¿Quién habla? Le preguntó Cheto, como queriendo desconocer la voz. No te hagas el chistoso, soy tu hermano Triny, ya me enteré qué sigues tomando en servicio. Cheto le contesta con una pregunta: ¿y tú cómo sabes que ando tomando? Pues fíjate que hasta acá me da el aroma, le contestó Triny…y le responde Cheto: no te preocupes hermano, ¡solo me eche una pa el frio!. En otra ocasión, debajo de un puente se encontraba Cheto jugando baraja con algunos de sus compañeros obreros, muy entretenidos estaban cuando pasa un tren de carga. Claro que los tripulantes del tren sabían que allí había una cuadrilla trabajando, pues a un lado estaba el auto armón, los armones y la herramienta. Muy preocupado, uno de los obreros, quien, por cierto, no participaba en el juego, le lanza una pregunta a Cheto: ¿Oiga Cheto, porque no salió a ver la pasada del tren, que tal si allí viaja algún jefe? Y cheto sin dejar sus cartas, le contesta: es verdad, tienes toda la razón, ¡pero pos… es que tenía muy buen juego! 120
JESUS RAMÓN FIERRO MORENO. – Por todos con- ocido como “El Flaco Fierro” Por muchos años fue tomador de tiempo en Los Mochis. Su ingreso al Ferro- carril de Chihuahua al Pacifico, data de diciembre de 1957. Tengo excelentes recuerdos del Flaco Fierro, conmigo siempre fue buen compañero y mantuvimos buena amistad, solíamos conversar largamente. Era un hombre que en sus ratos libres, buscaba por todos lados ganarse un peso más, pues decía, que la situ- ación económica no permitía dormirse en sus laureles, quizás por eso: fue gestor independiente ante el Infon- avit, a varios compañeros les ayudó a gestionar un crédito, quien esto escribe no fue la excepción. Recuerdo que cuando gestionó mi crédito, me iban a entregar una casa recién construida, estoy hablando del año de 1987. Un día llegó muy contento y me dijo, vamos a que te entreguen tus llaves y accesorios para irnos a recibir la casa. Así lo hicimos, nos entregaron las llaves y, al llegar a la casa le dije, oye Fierro, ¡en esta pichonera no cabe mi familia!, además, no tiene cochera, prefiero quedarme sin casa, pero esta no la acepto. El Flaco Fierro pudo haberme mandado a la porra, total él ya había hecho su chamba, pero lejos de molestarse me dijo: vamos a las oficinas del Infonavit a ver que podemos hacer. Entró con los funcionarios que él conocía y al rato salió y me preguntó: ¿Tu crédito es el número uno, quieres que te lo cambien por crédito número dos, es decir, que te presten dinero para que tú compres la casa a tu gusto? Encantado, le respondí. Gracias a esas buenas relaciones que el Flaco Fierro mantenía con personal del Infonavit, pude hacerme de casa. Mi reconocimiento hasta el cielo a este buen amigo. Descanse en paz Jesús Ramón Fierro Moreno. 121
Habló Rubén con Heriberto y en los próximos días me dieron la noticia favorable, donde me daban facilidades para continuar con mis estudios, obviamente con la recomendación de no afectar las labores de la empresa y cumplir con todas mis funciones reglamentarias. Indudablemente que para lograr mi objetivo, hubo mucha gente que me apoyó, de alguna u otra manera, pero dos personas que incondicionalmente me brindaron esas facilidades que se requieren cuando estudias y trabajas, esas personas fueron: Heriberto Gómez y Rubén Jaramillo, gracias a ellos porque fueron parte del empujón que yo necesitaba y con el cual pude terminar con la carrera y lograr salir adelante como profesionista y, sobre todo, haber desarrollado una carrera en los Ferrocarriles del gobierno hasta su desconcentración y quince años más en los Ferrocarriles privados. Vaya pues mi agradecimiento a Heriberto, que se encuentra entre nosotros y a Rubén, hasta donde se encuentre a lado de nuestro creador. PARADOS DE IZQ.; A DERECHA: TRINIDAD M. CARREÓN, ISMAEL PORTILLO, SR. BOBADILLA, CHUY MUÑOZ, GENARO FRÍAS, OSCAR AMAYA, JESÚS ELÍAS LEDEZMA, TOÑO SALAS Y TOMÁS GRIJALVA. SENTADOS DE IZQ.; A DERECHA: AVELINO SANTOS, ROBERTO MÁRQUEZ, EL FLACO FIERRO, RAMÓN RODRÍGUEZ Y BIENVENIDO VARELA. DEPARTIENDO ALEGREMENTE EN LAS INSTALACIONES DE LA QUINTA BOBADILLA, MUY FAMOSA EN LOS MOCHIS DE LOS TIEMPOS DEL CH-P. 122
USBALDO ROJAS CARDOZA. – Con fecha 31 de marzo de 1970 se inicia como ferrocarrilero llegando a ser conductor de trenes, actualmente radica en La Junta, Chih. Usbaldo mantiene vivos sus recuerdos del gremio, con un pequeño museo que tiene instalado en su casa, donde logró reunir varias piezas que se utilizaron en el ferrocarril y que hoy son parte de la historia. También cuenta con un álbum fotográfico de todos los compañeros jubilados, miles de fotografías de trenes, autovías, todo tipo de unidades de arrastre, todas las estaciones del CH-P y gran parte de la infraestructura, varios de los formatos que se utilizaron como las formas 31 y OD-28 básicas en el manejo de los trenes, documentos, circulares e investigaciones, sanciones, horarios e itinerarios, Etc. Me cuenta Usbaldo Rojas Cardoza, que siendo él garrotero de camino, en una ocasión andaban trabajando entre Temoris y Julio Ornelas en un tren de trabajo, uno de sus compañeros garrotero de aquella tripulación era: Manuel Montes Morales. Por el intenso trabajo que había en aquel tramo, no nos permitía llegar a un lugar donde pudiésemos asearnos y, ya teníamos cuatro días sin bañarnos. En uno de tantos túneles que hay por la zona, caía un gran chorro de agua que se trasminaba de los cerros por las fuertes nevadas que se estaban deshielando, por cierto, el agua estaba a menos cero grados centígrados, ¡super helada!, casi se podría decir, que estaba intocable. 123
Le pregunté a Manuel Montes, ¿como ves viejito, nos bañamos en el chorro del túnel? Con su peculiar estilo, el compañero Montes me contestó: ¡no hombre!, para mí el agua es ácido; ¡viejo cochino!, le respondí, ya no te aguantas de hediondo. Nada dejado como era el buen compañero Montes, me respondió, tú estás igual de hediondo, pero se me hace que no aguantas lo frio del agua, es más, te apuesto una charola de coloradas a que tú no aguantas. ¡hubieras visto! Se metió al chorro de agua el viejito Montes y parecía como si estuviera en la regadera de su casa con agua caliente, ¡pues como no, si el viejo nació en El Largo!, eso queda allá por el municipio de Madera en Chihuahua, donde solo había una estación, la de invierno, porque allá no había ferro- carril. Cuando me tocó mi turno e intenté meterme, recuerda Usbaldo, solo metí el dedo gordo del pie y salí corriendo, ¡ni loco me baño con esa agua! le grité a Montes. Ni hablar…llegando a Mochis, lo primero que hice fue ir a comprar una charola de cerveza Tecate, ¡De las rojas, porque en esos tiempos no existían las light! MANUEL MONTES MORALES 124
ROGELIO ARRAS GODINA. – Laboró en el Ferrocarril de Chihuahua al Pacifico en la rama de trenes, donde llegó a ser conductor. Cuenta Rogelio que alguna vez, laborando como garrotero en la división Sierra Tarahumara, en un extra norte, tren local asignado a Luis Favela Gil como conductor y como maquinista Blas Erasmo Acuña García. En Loreto, recibieron una orden que les marcaba encuentro en Los Pozos con un extra sur. Cuando llegaron a Agua caliente, serían como las 20h00 aproximadamente, allí pararon su marcha para echar agua, aprovechando que en esa estación había un depósito elevado. En esa labor estábamos, recuerda Rogelio, cuando por el rumbo de los Chorohuis, una ranchería que se encuentra a unos cuatro kilómetros al norte de Agua Caliente, pude ver un tren de carga que se aproximaba. De inmediato le pedí a Blas Acuña que echara el tren de reversa, pues en ese momento estábamos desconcertados, puesto que teníamos un encuentro, pero, eso era en Los Pozos, una estación que está a unos 15 kilómetros al norte. Al echar el tren de reversa, no nos percatamos, que saliendo del puente por la punta norte venía un auto armón que intentaba darnos alcance, pues resulta que el despachador de trenes había cometido un garrafal error, al extra sur le cambio el encuentro para que este se diera en Agua caliente en vez de Los Pozos, pero ese cambio no lo notificó a nuestra tripulación, es decir, que para el extra norte el encuentra seguía siendo Los Pozos. 125
A bordo del auto armón que estaba saliendo del puente, venía el telegrafista de Loreto –no está seguro Rogelio, pero al parecer era Héctor Pérez Acosta, alias el caballo-- para entregarnos la orden con el cambio del encuentro. OSWALDO BENCOMO DUARTE. – Laboraba en ese tiempo como motorista de la sección de vía en Agua caliente y, en el momento en que el despachador se dio cuenta de su error, Oswaldo estaba en Loreto a punto de salir rumbo a su lugar de residencia, de manera que fue él quien transportó al telegrafista que perseguía al extra norte. Sin embargo, en el preciso momento en que se acercaban a la parte norte del puente sobre el rio fuerte, el extra norte que había estado echando agua, empezó a retroceder con mucha velocidad huyendo del extra sur que venía llegando a Agua caliente. Este incidente le causó un gran susto a Oswaldo, que lo mantuvo por varios días con el estómago flojo. Afortunadamente todo se redujo a un fuerte susto tanto para la tripulación de Luis Favela y Rogelio Arras, claro está, también para Oswaldo y el telegrafista que la vieron muy cerca, porque el tren paró su carrera a escasos dos metros antes de golpearlos, lo cual hubiese sido de catastróficos resultados pues se encontraban a medio puente. 126
ROGELIO ARRAS GODINA, USBALDO ROJAS CARDOZA, AGUSTÍN CATAÑO FIERRO, RICARDO AGUILAR REGALADO, CAYETANO CHACÓN MONTES, ARMANDO TORRES ORDOÑEZ, OSCAR CORRAL PÉREZ, MARIO RÍOS VENEGAS, ÁNGEL EUGENIO CORRAL PÉREZ, JESÚS M. ALBERTO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, MANUEL VENZOR LUJÁN Y ERNESTO MENDOZA QUINTANA. DERECHA A IZQUIERDA, SENTADOS: OSWALDO BENCOMO DUARTE, FRANCISCO BELTRÁN DE LA ROSA, REYNALDO BENCOMO VARELA, RICARDO AGUILAR REGALADO, JESÚS ELÍAS LEDEZMA RODRÍGUEZ, RAMÓN MIGUEL RODRÍGUEZ VALDEZ, ERNESTO MENDOZA QUINTANA. PARADOS: ARMANDO OLIVAS PEDREGÓN, RAMÓN PADILLA RAMOS, ROGELIO ARRAS. JESÚS MANUEL MAGALLANES RIVERA Y AVELINO SANTOS JUÁREZ. 127
AMBROSIO ENRIQUEZ ANTILLON. – Compañero jefe de estación del Ferrocarril de Chihuahua al Pacifico, mejor conocido como Bocho Enríquez, paisano del mismo pueblo, nos conocimos desde niños, me llevaba unos dos años, fui su chicharo por algunos meses y por lo mismo nuestra relación siempre fue de amigos y buenos compañeros, guardo bonitos recuerdos de los tiempos en que trabajó en Agua Caliente, cuando tenía fuerte amistad con Armando Bencomo Duarte, cuando me traslado a aquella época, siempre los recuerdo juntos, excelentes compañeros. De Bocho voy a contar una anécdota, que desde luego existen muchas, pero esta me incluye y por la cual le tengo gran agradecimiento. Laboraba yo en la estación de Ing. Heriberto Valdez en Sinaloa; aquella estación se la habían asignado en forma definitiva a Bocho y, en virtud de que recientemente lo habían relevado de alguna estación en la división Chihuahua, decidió irse a cubrir la estación de la cual era propietario, --así nos referíamos cuando una estación se asignada en forma definitiva--. Corría el mes de junio de 1976, cuando bocho llegó a Heriberto Valdez, ya traía consigo la autorización para que yo le entregara la estación. Yo sabía que Bocho no iba muy convencido y que seguramente al cabo de poco tiempo, renunciaría para irse a buscar una mejor estación. 128
En ese tiempo yo estudiaba la preparatoria en El Fuerte, Sin. Y me faltaba un año para terminar: Le dije: ¡oye Bocho! a mi se me hace que tu aquí no vas a aguantar mucho, yo inmediatamente me voy a reportar en Topolobampo, pero yo quisiera continuar aquí: ¿qué te parece Bocho, tú te vas a Topolobampo, aprovechando que el puesto está en proceso de asignación y tiene un mejor ambiente, de paso, me dejas continuar con mi escuela? ¡oye! tienes toda la razón, me contestó Bocho, no había pensado que Topolobampo está mejor por donde lo veas, pero, ¿Tú crees que nos acepten hacer el cambio? Esa misma tarde partimos a Los Mochis, llegando nos fuimos a buscar a la señora Ofelia Armendáriz, a quien todos conocíamos como “La Güera Armendáriz”, era la oficial mayor de la superintendencia de transportes, mujer muy estricta y de carácter fuerte, pero muy humana, cuando de ayudar se trataba. Le planteé a la Güera mi problema de seguir estudiando en El Fuerte, para lo cual requería de continuar laborando en Heriberto Valdez. Nos trató muy bien y desde luego me dijo que no había ningún problema. De inmediato hizo todo lo necesario para cancelar la orden de entrega de la estación de Heriberto Valdez y gestionó la autorización para que Bocho recibiera al día siguiente, la estación de Topolobampo. Al poco tiempo a Bocho le llegó una mejor oportunidad y renunció a Topolobampo, se fue a la división Chihuahua. Mi amigo Bocho ya tomó el tren de su último viaje, a donde quiera que se encuentre le mando todo mi agradecimiento. 129
BIENVENIDO ARAGON MOLINA. – Fue un jefe de estación, buen compañero y también buen amigo, “el filósofo de Matachi”, municipio del cual fue originario. Hombre alegre y bullanguero. Hombre culto para cualquier tema tenía información y le sabía imprimir a sus intervenciones una arenga plagada de palabras domingueras, versos y chascarrillos. Siempre de buen humor y en su trabajo muy competente, así lo recordamos todos, incluyendo a muchos de los que fueron sus clientes, a los que sabía tratar con esmero y un trato atento y comedido. Lo recuerdo con mucho afecto, su saludo siempre efusivo y cordial. Desafortunadamente hace unos años nos dejó para tomar el último viaje de su tren, que Dios tenga a su lado al buen amigo y compañero, Bienvenido Aragón Molina. 130
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