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Huellas Digital v02

Published by rodocampi, 2020-06-10 12:16:11

Description: Huellas Digital v02

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Un erizo que abraza tu reflejo en un salobre encuentro. 51

PROPIEDAD DE MI PIEL Tus palabras merecen un instante. Un intervalo que quiero saborear lentamente. Mi soberanía es ahora territorio de tu cuerpo. Una geografía, tus manos. El cauce de mi secreto. Ondulaciones y grutas de deseos. Es propiedad de mi piel disfrutarte cada vez que te pienso. 52

El ENIGMA DE MI SONRISA Mi boca es un acento prosódico. Pronuncia tu nombre y dibuja en mi piel las líneas curvas de tus iniciales. Es tu lengua latido de mi sangre. Énfasis de mis gemidos. Es el enigma que esconde mi sonrisa. El silencio que guarda mis secretos. En ese río bravío habita mi cuerpo. Allí me inundo de vos cada vez que te siento. 53

LA LLUVIA Persiste y abraza otra caricia de cristal sobre sus alas dormidas. Ella se instala en el silencio, y su piel de rocío estalla. 54

SUEÑOS DE UN TUMULTO INQUIETO Y tus manos cubrieron las llamas de tus huesos. Y un amanecer rotundo golpeó tu mirada, y un cielo de sal se instaló en tu mejilla. Y la conquista fue el extremo de tu frontera. Arterias ardientes clamando por tus venas. Fue el destino quimera que la ceniza cubrió. Hoy tu silueta desafía al tiempo, y altiva se desliza por arenas de terciopelo. 55

No habrá tempestad que azote tu cintura. Nunca más muñecas rotas en el rostro turbio de la memoria. Hoy sueltas tus cabellos al viento, y al galope firme de tu honra devoras escombros implacables de titanes muertos. 56

Así, mujer, te recuerdo sangrando sed y azotando sueños en un tumulto perdido. Hoy la historia recoge tu virtud y tu gloria. 57

ESPEJOS Cuando el espejo ya no es mirado, cuando el silencio devora el desierto moribundo, cuando el tiempo dibuja espacios con tu nombre, cuando la distancia muerde el cascarón del olvido, un dolor intenso en la boca y en la tormenta arden. Todavía hay gritos que la montaña necesita. 58

VENTANA AL MIEDO Y un silencio gélido abrazó la noche. Atenta estuve a tu mirada y en la abrupta madrugada vi tu sombra escapar por la ventana del miedo. Detrás de una escalada de grises, vi tu silueta furtiva. La percibí escondida detrás de un gran muro de dudas. Y no hubo consuelo que amortiguara los escombros de mi desconcierto. Porque esperé tu llegada, y vi tu sombra escapar por la ventana del miedo. 59

BESOS DE SOMBRA Y de pronto sentí que mi boca no te necesitaba. Que mi silencio podía besarte con la intensidad que evoca tu sombra. Porque la distancia desmenuza las tinieblas. Porque mis miedos saben a miel cuando te pienso. 60

LA NOCHE La noche se percibe entre malezas de culpas. Fronteras donde el enigma habita su presente. Una locura que nos salva del absurdo. Manos de lluvia borrando huellas. 61

UNA CORTINA DE SILENCIO Mi pelo es una cortina de silencio. Esconde en mi nuca el recorrido de tus labios. Ahí te encuentro cada vez que te pienso en el escenario, detrás del espejo. No fue tu semilla la que sembró mi fuego. No fueron tus besos desnudos lo que desató la tormenta. Fue el rocío de la noche, ese infierno que asumí 62

con tu nombre. Esa luna eclipsada, clavada en mi cuerpo. 63

TROVADOR DE PLACERES Un trovador susurrando al oído el roce del estallido. Itinerante en los balcones del delirio, bucea en las cavernas y en las grutas de la tormenta. Andaluz agazapado, hambriento lobo al acecho. Desmenuza su presa, saborea su instinto. Una maleza de ritmos, que ardiente encuentra en su nido el sudor de sus sombras. 64

DESNUDA Otra vez vos, como una agenda inconclusa. Garabatos que no son sino puertas. Me despliego en tu boca, como una copa de vino. Siempre me desnudé. No le dejé a mi cuerpo ni una sola mentira. Y te entregué mi verdad. Te la arrojé por la cara como una toalla mojada. Y me entregué a tus alas 65

y te besé el alma. Vos y yo, otra vez donde habita lo improbable. 66

CAMUFLADO Mi piel se cubre de tu silen- cio. Desde ese manto de firmeza recurro a tus brazos. Me resta el poeta. A ese hombre camuflado de tristeza hoy le ofrezco mis letras. Un sombrío ritual de deseos que he convertido en poema. Desde ese oráculo despido su partida. Y me entrego al funeral de mis días. Serán tus labios latidos húmedos. Un grito en mis pupilas. Y el tiempo, el faro que alum- bra el naufragio. 67

No hay prisa en el viento, pues sabe con certeza ahon- dar los silencios. Y nosotros, esperar a que amanezca. 68

El FUEGO El fuego siembra en mi nuca una delgada línea de besos. Un incendio provocado por tu boca. Un descuido de la mía por buscarla entre cuerdas temblorosas. Y me quedo atada en el laberinto del fuego. Otra vez buscando en tu incendio el rescate. 69

RUTAS AUSENTES Cuando miro el fuego de tus ojos, un muro de cristal se hunde en mis latidos. Un trueno sin lluvia advierte cenizas en la caída del olvido. Y en la migración de aves ausentes encontré varado tu nombre en la arena. No quise preguntarle a la aurora por el sol deshabitado de tu cuerpo. Y, en esa desnudez absurda, hoy le asiste a mi incierto la ruta fugaz de tu silencio. 70

LUNA ENARDECIDA Tus manos tapando rincones de laberintos en llamas. Tu boca dibujando una luna enardecida. Charcos de gotas derramadas sobre pezones erguidos. Cuerpos sudados, neblinosas miradas. Sombras prohibidas. 71

LLUVIA DE VERANO Es la lluvia, y no el verano, la que incendia el fuego de mi boca. La anarquía de tus besos creando charcos de lenguas sofocadas. De miradas latiendo el secreto de cuerpos anegados. 72

PROFUNDIDADES La noche asoma improvisada, mientras la soledad escapa de su guarida. Sigilosa retoma a paso lento el irremediable viaje hacia el paisaje del tiempo. Fugaces atardeceres enredan sus viejas hojas al viento. En ese crujir rebelde mi piel recorre la tiniebla de tu ausencia. 73

El OTRO La cúspide del misterio. El refugio donde el incierto anida. Un manojo de enigmas se disuelve entre los dedos. Caminar por laberintos de ausencias. Ahondar suspiros en las huellas del deseo. ¿Quién podría arrancarle al viento su dinastía? Gaviotas de ilusión y de un vuelo que estalla en el olvido. 74

HABITANTES DEL OLVIDO Silencios atrapados por una luna moribunda se erizan sobre almas furtivas. Quimeras que fluctúan por el agua turbia de la ilusión. Siempre habrá un pretexto para morder la oscuridad. 75

CÉSPED DE PASIÓN Somos un camino inconcluso. Un mero episodio. Un manojo de inciertos. Aromas de recuerdos cobijados en el tiempo. Un veneno que brota del césped de la pasión. En el pantano de la locura solo hay paladar para ese sabor. 76

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HUELLAS DEL OLVIDO Y pensar que la lluvia pretendió borrar mi cielo. Fue tan ingenua que hasta me dio pena. Un charco otoñal fue nuestra existencia. Un manojo muerto de ilusiones, nuestra partida. 80

ALMENDROS SIN AMANECERES Cuando la memoria invade las huellas de los ausentes. Cuando las letras abren surcos y el tiempo no llega a la cima, un látigo de miedo asoma. Gotas de sangre secas. Un atardecer de bronce hoy cruza, despejando el recuerdo. Y se desploman las vendas sombrías de golondrinas sin poesía 81

y de almendros sin amaneceres. (Factoría de Microrrelatos y Micropoesía. Miembro activo) 82

LA DURMIENTE Y quizá no comprendiste que lo que quemó mis venas fueron los faroles del destino. Y quizá no fue en vano haber yacido sobre el ala de tu sonrisa. Ya nadie sabrá de aquel murmullo ardiente. De aquel cuerpo acurrucado como hierba dormida. 83

Y TU MIRADA Y sentí el calor de tu presencia. Y la respiración en tus letras. Y un silencio tomó mis manos y me llevó a la deriva. Fuimos cuerpo sin luna. Fuimos noche, sin nada. 84

LA POESÍA El huracán que arrastra al silencio y al enigma del letargo habitado. Desconcertado transita el hombre, su ineludible destino. Furtivas pasiones de brisas, vientos de nostalgia y turbias aguas de tormento. Sueños de miel. Energías coexistiendo. 85

SOMBRAS EN LA MADRUGADA Y ocurrirá lo inevitable. El aroma de tu piel descansará en el refugio de mis huesos. Desde esa silueta voraz, mi cuerpo de luna sabrá a miel enardecida y a laberintos sedientos. Ahí estaré abrazada a la bruma del silencio. Por la esquina de tus caricias, mi boca deambulará perdida. 86

CUERPOS ERRANTES El arte de escribir la mirada. El intento de seducir instalando la palabra. Un trozo de ficción habitado. Una fosa común donde la cursiva lleva agonizante al precipicio del instante. Un intento inútil de prolon- gar los rastros del silencio. Cuerpos errantes y una muerte que se anuncia ya fósil y absurda. 87

TORRENTE La distancia es un espejo. Un cuerpo que calla los aromas del tiempo. Sin prisa, sin miedos. En la quietud del errante, soy tormenta y soy grieta. Piel cautiva del río eterno. Soy punto cardinal donde la luz hace el amor con el verano. Soy lluvia de miel y de rocío. Llevo en mis latidos la osadía de 88

un torrente. Son mis manos reflejo consumado de mis silencios desnudos. 89

ESPONJA DE BESOS El agua de tus manos recorriendo mi cuerpo. La humedad de mi piel agrietando tus dedos. Mi boca sedienta en silencio te nombra mientras una esponja de besos desnuda mi sombra. Y la lluvia insistente anida en mis pechos. Y una golondrina se posa en mi instinto. Y me inundo de vos en el rocío de tu boca. Soy burbuja de sales y de lenguas. Te dejo ser agua. Te dejo ser viento 90

y sol de verano. Mi luna se baña en el deseo de abrazar tu alma. 91

PENUMBRAS De las gélidas persianas emergieron docenas de ventanas de fuego. Y un azul soberbio le arrojó al misterio huellas de luciérnagas sobre los tejados. Habitaciones y pasadizos en la escala cristalina de tu cuerpo. Penumbras en llamas. Cortinas de lunas encendidas. 92

UNA MUJER QUE PIENSA Una mujer que piensa, que observa, que analiza, que es capaz de asombrarse y sensibilizarse con la lírica del amanecer, no es efímera, ni vulgar. Es intensa y profunda. 93

POEMAS VALENCIANOS Luis García Orihuela Escritor-poeta-dibujante ASI ERES Es ella La sonrisa eterna dibujada en rostro cruzado por mechones de cabellos que le alcanzan hasta la boca. Jugando con sus labios sonrosados, a su paso por ellos. 94

Sus ojos refulgen fuego y pasión, el brillo de un millón de estrellas, de un millón de luceros del alba. 95

EXTASIS No hay nada como el recuerdo de aquel sueño en que te tuve entre mis brazos. Nuestros cuerpos Se fusionaron en una sola piel, en fuego y lava. La pasión y la lujuria recorrieron cada centímetro de nuestra deseosa piel. Y el tiempo se detuvo, ante aquel grito de placer lanzado a la noche. 96

DEJAME SER AGUA Así Como el agua que recorre quiere ser. Agua que descubre tu cuerpo desnudo cada mañana. Y lo recorre entre pompas de jabón, cuan explorador en tierra de nadie. 97

Llegando hasta tus pies se pierde en el desagüe, dejando oír su alegre canto por las cañerías, que gozoso recorre cada mañana al amanecer. Quiero ser agua que me dejes ser agua conducirme como loco, recorrer saltando tus vértebras con mis dedos siempre curiosos y nada holgazanes. 98

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MIENTRAS DORMÍA Cuando me levanté, no percibí tu ausencia. Siempre dormías un poco más que yo. Para vos, las mañanas no eran sino zumbidos rebeldes. Melodías traspiradas por un insomnio acumulado. Me desperecé con la fuerza de un águila en vuelo. El aroma a rocío me atravesó como una lan- za de fuego. Miré hacia el horizon- te tímido que abrazaba la colina: tampoco allí estabas. Me dispuse a preparar el desa- yuno. Busqué, entre los cajones de la mesada, los utensilios y la taza que me habías obsequiado. (La azul de pintas blancas). Desparramé un mantel con res- tos de aromas dispersos. Aquella había sido una cena inconclusa. 100


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