Gira internacional Gira internacional Como periodista, Gabriel García Márquez tuvo la opor- tunidad de viajar al viejo continente y visitar grandes metrópolis, entre ella: Paris, considerada la ciudad luz del mundo por su inigualable cultura. También pudo vi- sitar y conocer Roma, en donde se interesó por estudiar cine. Realizo giras a países socialistas, también conoció Rusia, Alemania, Italia, Polonia, etc. Durante estas giras internacionales y estadías en grandes urbes y ciudades del viejo y nuevo continente, pudo asi- milar nuevas ideas y conocimientos que sirvieron para fortalecer su cultura y formación como escritor. Página 103
Paris Roma Polonia Italia Página 104
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ Principios garciamarquiano –– <En literatura no hay nada más convincente que la propia convicción>. –– <Los primeros libros que se escriben son de aprendizaje> –– <La solución está en los orígenes mismos del problema> –– <Al narrar un cuento, hay que hacerlo en forma natural, igual a los relatos que escuchamos de labios de nuestros abuelos a personas mayores> –– <El relato debe ser impertérrito, con una seriedad a toda prueba para transmitir al lector la credibilidad necesaria sin poner en duda los hechos narrados> Otros factores importantes que influyeron para la formación del futuro escritor Gabriel García Márquez, fueron sus ami- gos poetas y literatos que llegó a conocer luego de abandonar la capital (Bogotá), debido al cierre de la Universidad, en la cual estudiaba jurisprudencia y por el ambiente inseguro que se vivía en la ciudad a causa del asesinato al líder liberal Elie- cer Gaitán, a cuyo resultado de los sangrientos hechos se lo denominó el “Bogotazo”. En la estadía de Gabo en Cartagena de Indias pudo conocer a personas que ayudaron al frustrado estudiante de leyes, para que se fortalezca en su aprendizaje literario; entre los amigos que conoció se puede citar: al poeta y pintor- posteriormente novelista – Héctor Rojas Herazo, a Gustavo Ibarra Merlano, un versado lector de los clásicos y Clemente Manuel Zavala, lector asiduo de literatura francesa y además jefe de redacción de “El Universal”, diario en el cual entró a colaborar el joven periodista García Márquez. Página 105
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Con el traslado del periodista García Márquez, a Barranqui- lla, el beneficio fue mayor, en donde se vinculó con el experi- mentado escritor Álvaro Cepeda Zamudio, con un grupo de pintores y el catalán Ramón Vinyes, quien era propietario y dirigía una librería; además con el intelectual José Félix Fuen- mayor, quienes decidieron conformar el Grupo de Barranqui- lla o como decía García Márquez “Los mamadores de gallo de la Cueva”. Además del reencuentro con el ambiente del Caribe, las dos épocas en aquellos lugares (Cartagena y Barranquilla) fueron muy positivas, en los que a más de relacionarse con intelec- tuales valiosos, Gabo, intensificó sus lecturas bebiendo en las fuentes de la literatura universal, especialmente de los clásicos y de Norteamérica. La actividad periodística en los dos dia- rios influyentes “El Universal” y “El Heraldo”, en Cartagena y Barranquilla respectivamente, los cuales sirvieron para forta- lecer su manera y estilo de escribir a la que fue dotándola de recursos técnicos y literarios que los adquiría con la lectura. Con una pequeña dosis de experiencia se lanzó a escribir su primera novela a la que tituló “La Hojarasca”. No debemos dejar de reconocer que el periodismo fue un factor decisivo en los inicios literarios del Nobel colombiano; quien había segui- do los pasos de periodistas que se convirtieron en renombra- dos escritores, como el norteamericano Ernest Hemingway. El periodismo pudo dotarle de los recursos para escribir re- latos a García Márquez, cuyas huellas se pueden apreciar en sus otras novelas: “El coronel no tiene quien le escriba” y “Cien años de soledad”. Página 106
El grupo de Guayaquil y el realismo mágico El realismo social mágico Con justa razón, se debe reconocer a destacados escritores ecuatorianos, como los pioneros del realismo social, entre ellos, a los ambateños Juan Montalvo y Luis A. Martínez, autores de importantes obras, escritas para referirse y de- fender a la sociedad de su tiempo. La obra Montalvina es extensa y variada; entre las principales: “La dictadura per- petua”, “El cosmopolita”, “El regenerador”, “Las Catalinas”, “Los siete tratados”, “La mercurial Eclesiástica”, “El espec- tador”, “Capítulos que se le olvidaron a Cervantes” entre otras. La novela realista Social “A la costa” Corresponde al autor Luis A. Martínez. Tres jóvenes escritores guayaquileños: Joaquín Gallegos Lara, Demetrio Aguilera Malta y Enrique Gil Gilbert, la forma de escribir con su libro de cuentos “Los que se van”, en donde ya se incursiona en el realismo con su libro social. Página 107
Gallegos Lara Demetrio Aguilera José de la Cuadra Enrique Gil Página 108
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ La gran concepción de la identidad cultural de Latinoaméri- ca que adquiere García Márquez, es en su estadía en Europa, gracias a las relaciones que hizo con escritores de América Latina, quienes a igual que él, adquirieron fama y alcanzaron la celebridad. La estadía en Europa y su importancia para vi- sualizar la cultura iberoamericana, lo manifestó en una entre- vista, así: “Estoy convencido de que si no hubiera estado en Eu- ropa en el momento en que estuve, mi concepción de América Latina y, particularmente del Caribe, sería distinta. Europa me enseñó, primero, que era latinoamericano, porque cuandó fui sólo conocía Colombia. No había tenido posibilidad de viajar por el resto de América Latina y, por consiguiente, no tenía una concepción geografíca, ni emocional, ni cultural de la América Latina. Pero en los cafés de París conocí a los mexicanos, alos guatemaltecos, a los bolivianos, a los brasileños, y me di cuenta de que yo pertenecía a ese mundo, que no era solamente colom- biano sino latinoamericano. y en relación con Colombia, me di cuenta de lo diferente que era yo de los europeos siendo colom- biano. y no que nos fueran mejores o peores que otros, si no que éramos completamente distintos”. Una vez que Gabo adquirió conciencia de la diferencia de vi- siones entre el continente americano y el europeo, es impor- tante para comprender la forma de escribir del autor colom- biano de Aracataca y que se puede apreciar en forma diáfana en su obra “Cien años de soledad”. La tesis que esgrimió García Márquez la sustentaba también el escritor cubano Alejo Carpentier, el cual sugiere: que todo en este continente es desmesurado, maravilloso, pues el auténti- co espíritu de América, su naturaleza propia, no es otra que el barroco. Las características del barroco están presentes desde la misma apertura de la novela y construyen la puerta de entrada para el análisis de la postura ideológica de García Márquez. Página 109
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ El ambiente que vivió, García Márquez en su país, como el de Zipaquirá y el de Europa, lo ubicó al futuro escritor y pre- mio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, en los es- cenarios precisos para asimilar vivencias multiculturales y plurilinguisticas. Con esta nueva visión del Caribe Y Europa, favorecieron al escritor para percibir y construír la base de una auténtica realidad sociopolítica y una identidad social, cuyos elementos derivados de estas observaciones sirvieron para estructurar las futuras obras que se propuso escribir y contribuyeron a la formación literaria de Gabo. Para escribir es necesario adentrarse en los contenidos se- mánticos, las categorías temporales, las sustancias enuncia- tivas y los procesos estilísticos. En todo escrito debe existir la relación entre la palabra y el sujeto lo cual crea un carácter indefinido, es decir, que debe haber un detenido trabajo en cuanto al lenguaje, el mismo que busca crear nuevas imágenes a partir de distintas equivalencias semánticas; esto consigue que la estructura lingüística resultante no pueda ser captada. Página 110
Madrid Sarria texto Página 112
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ García Márquez, guionista Para escribir guiones es importante que la orientación verbal de las imágenes creadas por el autor en su obra pueda ser transferida a la pantalla cinematográfica. El guionista es uno más, de las piezas claves que forma la estructura en la que consta el interés del argumento. Un ejemplo claro es el autor y premio nobel de literatura, el colombiano Gabriel García Márquez, cuyas obras que fueron llevadas al cine no tuvieron el mismo éxito alcanzado en el campo editorial; por cuanto las imágenes verbales de sus no- velas, a excepción del argumento, el resto de la obra no se po- día transferir a la pantalla. El mismo Gabo, se refirió: “escribir una novela con soluciones totalmente literarias, una novela que es, si se quiere, las antípodas del cine: “Cien años de soledad”. Es posible que el escritor de Aracataca haya estado consciente de lo complejo y problemático que es trasladar palabras con ideas hacia la imagen. A lo mejor, su decepción se deba a la falta de autonomía que encierra la actividad del cine. Por regla general los escritores han creado sus obras en térmi- nos literarios suspensas en el cine, y cuando se han propuesto llevarla, se han presentado serios inconvenientes, por cuan- to al escribirla no pensaron ni tomaron en cuenta el criterio que podía tener el director cinematográfico, las facilidades que tendría el guionista y así, los operadores, los arquitectos y constructores de los escenarios y en fin los técnicos que inte- gran el staff para la filmación. Página 113
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ En México, durante los años 60, época que García Márquez residía en el país azteca, el escritor colombiano, estaba distan- te de ver como es en la actualidad: un grupo artístico integral y cooperativo. Los críticos de cine piensan que Gabo, no tuvo éxito en el cine ni se mantuvo relacionado a él, por carecer de las técnicas necesarias para filmar una película, en la cual solo coinciden en el argumento y difieren las formas de realizarla y editarla. La realización de películas basadas en obras literarias, su re- lación no depende de la competencia o incompetencia de directores y escritores, sino de diferentes factores, como: la característica en general en los escritores, la de no preocu- parles el tiempo ni el espacio, que para eso no cuentan con el flash back(1), son además solitarios que solo dependen de sus propios recursos, en cambio las escenas en el cine deben ser resueltos en forma colectiva. Algo curioso resulta aquella forma de pensar casi irónica de García Márquez, un escritor de marcado individualismo, pero que auspicia y defiende en sus obras la solidaridad colectiva de América Latina. Con los aspectos anteriormente explicados, resulta: que es la forma y no los contenidos, en que depende la significación social de una obra literaria, además de su original proyección artística. Página 114
Amigos de Gabriel García Márquez Escritores, periodistas y amigos Desde que Gabriel García Márquez, salió de su natal Aracataca para radicarse en varias ciudades colombia- nas pudo relacionarse con numerosos amigos con quie- nes entabló una grande y estrecha amistad. En Bogotá, tuvo como compañero de aula en la Facultad de ¿De- recho a Camilo Torres, quien después abandonaría los hábitos de sacerdote pese a verter el uniforme de gue- rrillero. Sus amigos y compañeros periodistas tuvieron importante influencia en la formación del futuro célebre escritor, especialmente aquellos con los que se relacionó en Barranquilla, Cartagena de Indias y durante sus giras internacionales y estadías en otras grandes urbes, pudo vincularse a notables y celebres políticos, literatos, artis- tas, etc. Página 115
Cecilia Porras Alvaro Mutis Alvaro Cepeda Zamudio Alfonso Fuenmayor Manuel Zapata Ramón Vinyes José Felix Fuenmayor German Vargas falta Página 116
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ guionOebsrdaes GllaebvraidealsGaalrcciínaeMcáornquez (1964) “El gallo de oro” basada en un cuento de Juan Rulfo, reescrito y guión de Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, director Roberto Gavaldón, protagonistas: Ignacio López Tar- so, Lucha Villa, Narciso Busquets. (-) “La segunda Western”, guión de Gabriel García Márquez dirección de Arturo Repstein. (1965)“En este pueblo no hay ladrones”, guión de Gabriel García Márquez. (1966)“Tiempo de morir”, guión de Gabriel García Márquez dirección de Arturo Repstein. (1966)“Juego peligroso”, guión de Gabriel García Márquez. (1968) “Patsy mi amor”, guión de Gabriel García Márquez. (1974) “Presagio”, guión de Gabriel García Márquez. (1979) “La viuda de Montiel”, guión de Gabriel García Má- quez. (1979) “María de mi corazón”, guión de Gabriel García Már- quez. (1979) “El año de la peste” y “Diario de Daniel Defoe”, guión de Gabriel García Márquez. (1983) “Eréndira”, guión de Gabriel García Márquez. (1975 -1991) “La mala hora”, obra yguión de Gabriel García Márquez RTI Producciones de Colombia. (-)“María”, guion de García Márquez, junto a Lizandro Duque Naranjo y Manuel Arias. (-)“Edipo alcalde”, adaptación de Edipo Rey de Sófocles, reali- zada por producciones GGM (Gabriel García Márquez). (2004) “Un señor muy viejo con las alas enormes”, obra y guión de Gabriel García Márquez. Página 117
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Lo que dijo el escritor: Gabriel García Márquez “Yo desde que nací sabía que iba a ser escritor. Quería ser escri- tor. Tenía la voluntad, la disposición, el ánimo y la actitud para ser escritor. Siempre escribí, nunca pensé que pudiera ser otra cosa. Nunca pensé que de eso pudiera vivir. Estaba dispuesto a morirme de hambre, por ser escritor”. ▬● ▬ “trataba de escribir cuentos, pero yo señita que conocía el ar- gumento de los cuentos aunque no los sabía escribir. Todas las tentativas que hacía yo, notaba que eran fallidas, que falltba algo. Encontré en el método, que era lo que yo no tenía”. ▬● ▬ “Cien años de soledad es un libro mítico, pero mi libro es El amor en los tiempos del cólera. Este es el que va a quedar”. ▬● ▬ “Vivir no es lo que sucedió, sino lo que uno recuerda y cómo lo recuerda”. Página 118
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ ▬● ▬ -“Ya era viernes. El jueves de la semana siguiente, cuando es- tuve en el hotel de Ginebra al cabo de otra jornada inútil de desacuerdos internacionales, encontré la carta de respuesta”. -“En realidad iba solo (a Ginebra) por los cuatro días que dura- ba la reunión (Conferencia de los cuatro Grandes). Sin embar- go, por razones que no tuvieron nada que ver con mi voluntad, no me demoré dos semanas sino casi tres años”. ▬● ▬ -“Mis razones son más profundas. El 26 de marzo del año pa- sado (1981), cuando Mercedes y yo salimos de Colombia bajo la protección diplomática de México, la reacción de las auto- ridades más altas no sólo fue frívola, sino de una vulgaridad inadmisible”. ▬● ▬ -“En todos estos viajes (Mundiales), la única vez en que tuve un incidente ingrato fue hace dos años, cuando Salí del país bajo la protección diplomática de México, y fue una experiencia tan amarga que he decidido expulsarla para siempre de la memo- ria. Pero su huella es irreparable, porque han sido éstos los úni- cos dos años que he consagrado a reflexionar, casi en cada mi- nuto, encada sitio del mundo, cuál ha sido la razón verdadera por la cual no vivo en Colombia, y no he podido encontrarla”. ▬● ▬ “Toda la controlada desmedida de “Cien años de soledad” es medida en el reportaje canónico, de canon, y en la novela del coronel. Sin esta capacidad de auto concentración educada en el lenguaje periodístico hubiera sido imposible dejar la escritura Página 121
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ de Cien años de soledad, en su justo limite, sin convertirse en una de esas riadas verbalistas a las que tanto nos acostumbra la metodología y la literatura latinoamericana e incluso la es- pañola después del ejemplo mal asimilado de Gabriel García Márquez, al que dos mil años de novela le hicieron posible cien años de soledad”. ▬● ▬ “Dos años después en la ciudad de México no sabía siquiera dónde estaba, cuando me la pidieron para un concurso de no- vela de la Esso Colombiana, con un premio de 3 mil dólares de aquellos tiempos de fama. El emisario era el fotógrafo Guiller- mo Angulo, mi viejo amigo colombiano, que conocía la existen- cia de los originales en proceso desde que estaba escribiéndola en parís, y se los llevó en el punto en que estaba, todavía ama- rrada con la corbata y sin tiempo siquiera para aplancharla al vapor por los apremios del plazo”. ▬● ▬ Así la mande al concurso sin ninguna esperanza en un premio que bien alcanzaba para comprar una casa. Pero tal como la mandé fue declarada ganadora por un jurado ilustre, el 16 de abril de 1962, y casi a la misma hora en que nació nuestro se- gundo hijo, Gonzalo, con su pan bajo el brazo”. ▬● ▬ “La primera vez que aceptaron darme una visa de una sema- na, y circunscrita a la isla de manhattan fue en 1971, cuan- do la Universidad de Columbia, de Nueva York, me ofreció el grado de doctor honores causa en letras. Mi alegría de volver lamentable. El departamento de estado, temiendo que las auto- ridades de inmigración del aeropuerto de Nueva York hicieran Página 122
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ algo indebido que pudiera repercutir en la prensa, mando desde Washington un funcionario, que debía recibirme a las ocho de la noche en el aeropuerto, acompañarme luego al hotel y re- gresar de inmediato en el avión más próximo, para estar al día siguiente en su oficina solo que mi avión no iba desde Fráncfort, sino desde Barranquilla (Colombia), no llego a las ocho de la noche, sino a las cuatro de la madrugada”. ▬● ▬ “Cuando con estricta puntualidad, el secretario permanente y miembro de la Academia Sueca, Per Gillensten, anunció ayer ante un centenar de periodistas y figuras del mundo literario, el nombre del Colombia Gabriel García Márquez como el des- tinatario del premio Nobel de literatura 1982, un murmullo de aprobación recorrió la sala”. ▬● ▬ “Al cabo de casi dos horas de viaje nocturno por una carretera glacial, llegamos a la residencia campestre de harpsund, donde el primer ministro de Suecia, Olaf Palme, nos había invitado a cenar aquella noche del 9 de diciembre. ▬● ▬ Mercedes y yo estábamos preparados para descubrir entre la bruma un castillo medieval de aquellos de los cuentos de An- dersen, y nos encontramos en cambio con una casa muy sen- cilla y limpia junto a un lago dormido en el hielo, y en medio de un prado apacible donde había otras casas iguales para los invitados. Aquel conjunto es la residencia campestre de los pri- meros ministros de Suecia”. ▬● ▬ Página 125
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ “Estocolmo terminaba por convertirse en homenajes públicos a la América Latina. Hace unos años, después de una típica cena sueca en esa casa con carnes frías y cerveza caliente, Lundkvist nos invitó a tomar el café en su biblioteca. Me quedé asombra- do; era increíble encontrar semejante cantidad de libros en cas- tellano, los mejores y los peores revueltos, y casi todos dedicados por sus autores vivos, agonizantes o muertos en la espera. Le pedí permiso al poeta para leer algunas dedicatorias, e él me lo concedió con una buena sonrisa de complicidad. La mayoría eran tan afectuosas. Y algunas tan directas al corazón que a la hora de escribir las mías me parecía que hasta la sola firma resultaba indiscreta complejos que uno tiene, ¡qué carajo!” ▬● ▬ “En los años que evoco estas memoria he logrado el milagro de que ninguna clase de música me estorbe para escribir, aunque tal vez no sea consciente de otras virtudes, pues la mayor sor- presa me la dieron dos músicos catalanes, muy jóvenes y acucio- sos, que creían haber descubierto afinidades sorprendente ente el otoño del patriarca, mi sexta novela, y “El terror” concierto para piano de Béla Bartók. Es cierto que lo escuchaba sin mise- ricordia mientras escribía, porque me hubiera podido influirme hasta el punto de que se notara en mi escritura. ▬● ▬ No sé cómo se enteraron de aquella debilidad los miembros de la Academia Sueca, que lo pusieron de fondo en la entrega de mi premio. Lo agradecí en el alma, por supuesto, pero si me lo hubieran preguntado con toda mi gratitud y mis respetos por ellos y por Béla Bártok me habría gustado alguna de las ro- manzas naturales de Francisco el hombre en las fiestas de mi infancia”. Página 126
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ ▬● ▬ “Meses después volvió Francisco el hombre, un anciano trota mundos de casi 200 años que pasaba con frecuencia por Ma- condo, divulgando las acciones compuestas por él mismo. En ellas, Francisco el hombre, relataba con detalles minuciosos las noticias ocurrida en los pueblos de su itinerario, desde Manau- re hasta los cofines de la ciega, de modo que si alguien tenía un recado que mandar o un acontecimiento que divulgar, le paga- ba dos centavos para que lo incluyera en su repertorio”. ▬● ▬ “Lo cierto es que, el 22 de septiembre de aquel año (1976) un mes antes de la votación Borges había hecho algo que no tenía nada que ver con su literatura magistral; visitó en audiencia solemne al general Augusto Pinochet. Pero los suecos no entien- den el sentido del humor porteño. Desde entonces, el nombre del Borges había desaparecido de los pronósticos”. ▬● ▬ “Otra versión pretende que Jorge Luis Borges era ya el elegido en mayo de 1976, pero no lo fue en la votación final de noviem- bre. En realidad, el premiado de aquel año fue el magnífico y deprimente Saul Bellow, elegido de prisa a última hora, a pesar de que los otros premiados en las distintas materias eran tam- bién norteamericanos”. ▬● ▬ “He dicho por todos los medio que no participo en actos públi- cos, ni pontifico en la catedra, ni me exhibo en televisión. Ni asisto a promociones de mis libros, ni me presto para ninguna iniciativa que pueda convertirme en un espectáculo” ▬● ▬ “Un verdadero profesor de literatura simplemente debe ser buen guía de lecturas”. Página 127
La otra costilla de la muerte Ojos de perro azul Un día de estos La luz es como el agua Un día después del sabado El mar del tiempo perdido Un señor muy viejo con unas Doce cuentos pereqrinos El negro que hizo esperar a los alas enormes ángeles Página 130
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ PRODUCCIONES LITERARIAS Y OBRAS ESCRITAS POR: GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Página 131
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Obras C• ue1n9t4o7:sLyarteelracteoras resignación. • 1948: La otra costilla de la muerte. • 1948: Eva está dentro de su gato. • 1949: Amargura para tres sonámbulos. • 1949: Diálogo del espejo. • 1950: Ojos de perro azul. • 1950: La mujer que llegaba a las seis. • 1951: Nabo, el negro que hizo esperar a los ángeles. • 1952: Alguien desordena estas rosas. • 1953: La noche de los alcaravanes. • 1955: Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo. • 1962: La siesta del martes. • 1962: Un día de éstos. • 1962: En este pueblo no hay ladrones. • 1962: La prodigiosa tarde de Baltazar. • 1962: La viuda de Montiel. • 1962: Un día después del sábado. • 1962: Rosas artificiales. • 1962: Los funerales de la Mamá Grande. • 1968: Un señor muy viejo con unas alas enormes. • 1968: “ La luz es como el agua”. • 1961: El mar del tiempo perdido • 1968: El ahogado más hermoso del mundo. • 1968: El último viaje del buque fantasma. • 1968: Blacamán el bueno vendedor de milagros. • 1970: Muerte constante más allá del amor. • 1972: La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada. • 1992: Doce cuentos peregrinos •N ov1e9l55a:sLa hojarasca • 1961: El coronel no tiene quien le escriba • 1962: La mala hora • 1962: Los funerales de la Mamá Grande • 1967: Cien años de soledad • 1981: Crónica de una muerte anunciada. Página 132
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ R• ec1o9p6i8l:aMcoionnóelos gyordepeo“Irstaabjeelsviendo llover en Macondo”. • 1970: Relato dpeerurnonaázuuflr(a1g) o(r.ecopilación • 1973: Ojos de de cuentos). • 1973: Cuando era feliz e indocumentado. • 1974: Chile, el golpe y los gringos. • 1975: El otoño del patriarca. • 1947-1972, 1976: Todos los cuentos Gabriel García Már- quez 15. • 1978: De viaje por los países socialistas. •O br1a94p8e-1r9io52d:í1s:tTicexatos costeños. • 1954-1955: 2: Entre cachacos. • 1955-1960: 3: De Europa y América. • 1974-1995: 4: Por la libre. • 1980-1984: 5: Notas de prensa. • 1982: Viva Sandino. • 1982: El secuestro. • 1982: El olor de la guayaba. • 1983: El asalto: el operativo con el que el FSLN se lanzó al mundo. •T ea1t9r8o3: Eréndira(2) (1) Edición de 1974 de Plaza & Janés cuando se publicará la versión definitiva con todos los cuentos que lo componen. (2) Guion basado en el relato La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada. Página 133
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ LA HOJARASCA Argumento La hojarasca (1955) escrita a los diecinueve años de edad y publicada ocho años más tarde, es un libro embrionario que narra la historia de Macondo entre 1903 y 1928, a través de los monólogos de tres personajes de una misma familia: un viejo coronel, Isabel, su hija, y el hijo de Isabel. Los tres meditan y recuerdan junto al cadáver de un amigo de la familia, un mé- dico taciturno y misterioso que se ha suicidado. De entrada aparece esa figura, luego característica en García Márquez, del viejo coronel retirado del campo de batalla después de varios años de una asociación febril, pero algo tenue, con las fuerzas de la guerra civil. El coronel, tras la muerte en parto de su primera esposa, vol- vió a contraer matrimonio del que nació Isabel, enérgica y voluntariosa mujer abandonada por su marido que le ha de- jado un niño, borrosa proyección del autor. El ahorcado es el eje de la historia que va reconstruyendo su turbulenta carrera al suicidio. Es un extraño personaje, que solía leer diarios franceses; lue- go años antes a instalarse entre la familia que lo alojó casi sin saber por qué y ejerció su profesión de manera silenciosa y ta- citurna; durante la fiebre del banano; se retiró aprovechando el crecimiento de población que atrajo a otros médicos; presa de los delirios del celibato pasaba las noches en vela retorcién- dose en su colchón vacío. Aunque se corría por el pueblo la voz: que hacia la corte a la hija del peluquero, pobre mujer que vela espíritus, el viejo doctor se fugó cierto día con la criada de la familia, Meme, a quien ya había hecho abortar en una ocasión y vuelto a em- Página 137
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ barazar. La instaló lujosamente, como una gran dama y la mandaba a la iglesia para escandalizar a las beatas del pueblo. Termina comprándole un negocio incluso, pero el resenti- miento del pueblo acusó al médico de haberla asesinado mu- rió de muerte natural para impedir que lo envenenara. Su negativa a asistir heridos durante el bandidaje que asoló Macondo terminó de concitarle la enemistad de todos. Muerto ya, el doctor continúa con sus estragos. El pueblo esta alborotado y el tumulto amenaza en las calles. El espectro del pueblo, es la rabiosa conciencia de Macondo; el nuevo cura desautoriza su entierro en lugar sagrado: solo el viejo coronel lo defiende y se enfrenta al sacerdote; pero quedará su cuerpo en el cementerio? Un pasaje de la Antígona de Sófocles, que encabeza el libro, hace el comentario irónico a esta escena: “Y respecto al cadá- ver de Polinices, que miserablemente ha muerto, dicen que se ha publicado un bando para que ningún ciudadano lo entie- rre ni lo llore, sino que insepulto y sin los rumores del llanto, lo dejen para sabrosa presa de las aves...” Obra impulsiva, escrita a saltos, y de abundosa verbosidad, en ocasiones se pierde en la maraña; episodios superpuestos, tramas entrelazadas, juegos de tiempo con retrocesos y re- peticiones son recursos, que García Márquez, en su primer ensayo narrativo, no aprovecha; toda energía se malgasta, no cuaja, pero ya se ve el embrión de obras más importantes, el inicio de una carrera literaria que dará esplendidas novelas. Parnaso / Editorial Sopena Página 138
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ El coronel no tiene quien le escriba Argumento Escrita en 1957 y publicada en 1961, El coronel no tiene quien le escriba repara los errores de La hojarasca: el desgaste de energías que hay en esta obra se convierte en el Coronel en economía: García Márquez descarta cosas superfluas, ahorra palabras, expresa claridades y deja a un lado la retórica. “El Coronel no tiene quien le escriba”, probablemente la obra más perfecta de García Márquez, su personaje más estudiado y mejor trazado, es un viejo decrépito que vegeta en las ruinas de una casa hipotecada, esperando la pensión del gobierno que le corresponde y que no llega. Tesorero de las fuerzas re- volucionarias de Aureliano Buendía, al fracasar fue amnistia- do; tiene derecho por tanto a su retiro; pero las protestas y so- licitudes del coronel se pierden en la burocracia de la capital donde segón él, sus enemigos no duermen. Mientras el coro- nel espera pacientemente, su hijo Agustín, cuyo nombre sirve de contraseña a los guerrilleros del monte, ha sido muerto por sus actividades revolucionarias. El doctor Giraldo, que sirve de enlace con las guerrillas, bromea con el coronel y trata de alentarlo. Su cuerpo es una ruina: adolece de quebrantos cli- máticos, de molestias de toda clase, pero no pierde su humor. De su hijo ha recibido un gallo de pelea que engordará para que descuartice a otro gallo del pueblo vecino, consiguiendo así honor y fortuna. En su miseria, el coronel apenas puede mantenerse a sí mismo; ahora con el gallo... no importa; ven- derá casa y colchón; en su ilusión de derrotar al otro gallo ha puesto la vida. Así comienzan a salir muebles, anillos de boda... hasta que toda la población se compromete con el ga- llo, porque todos han apostado por él. Página 139
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Las contribuciones de todos los vecinos no tardan en llegar; ya para entonces el coronel se alimenta de alpiste; piensa por un momento vender el gallo al ricacho del pueblo, pero es consciente de que traicionaría a quienes han puesto su fe en él. Seguirá adelante contra todos, contra el invierno que ha llenado de goteras su techo de pajas, contra su mujer, contra el destino que le ha acostumbrado a la desgracia; solo piensa en su dignidad. Por fin llega el buen tiempo y el coronel se le- vanta ansioso. Quiere plantar rosas; las comerán los puercos, le dice su mujer empleando el sentido común; y el coronel que ante nada se arredra, y además ya habla pensado en aquella eventualidad, replica: “Deben ser muy buenos los puercos en- gordados con rosas”. Lo que más conmueve de esta figura es su humorismo, su enfrentamiento con el carácter de su mujer, tan distinto: mientras el hombre es una criatura quimérica, caprichosa, soñadora, débil, la mujer es sólida, sensata, cons- tante, todo un modelo de estabilidad; de ahí que el propio autor defina sus figuras femeninas cómo “masculinas”. “Pocos personajes de la novela latinoamericana seducen tanto como el viejo y maniático coronel que terminado el libro vive largo tiempo en la memoria. Es una especie de niño prodigio envejecido, loco y cuerdo, conmovedor y humano, maravi- llado y tragicómico. Tiene no solo una personalidad sino un alma”. Parnaso / Editorial Sopena Página 140
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ Los funerales de la mama grande Argumento Es el primer, libro de cuentos de García Márquez, publicado en 1962 continúa la historia de Macondo que, iniciada en “La Hojarasca” alcanza su culminación en “Cien años de soledad”. El más antiguo de los relatos, el primero, “La siesta del mar- tes”, relata la llegada al pueblo, en una tarde soporífera, de una viuda y su hija que van a depositar flores en la tumba del hijo. El muchacho fue baleado por un ladrón y la madre hereda los antagonismos del caso. La escena sucede en casa del cura, a donde han ido las forasteras para pedir la llave del cemente- rio. La viuda es una figura altiva y resuelta, dramática, rodea- da por un sentimiento popular de violencia, de hostilidad. Cuando con las llaves en la mano la viuda se encaminan al cementerio, el pueblo entero se lanza a la calle para recibirla con todo su odio; y aquí acaba el cuento, en ese inicio del recorrido de la mujer y la niña, perseguidos por las miradas hostiles de Macondo. En los relatos que Forman: “Los funerales de la mama grande”, el paisaje físico del pueblo se confunde con el humor de los habitantes y con la sucesión de malestares, penas y prodigios. Rebeca Buendía, la viuda de José Arcadio, vive en una casa inmensa de dos corredores y nueve alcobas padeciendo deli- rios y visiones; el padre Ángel duerme desde hace años en el confesionario, carcomido por la indiferencia general hacia su misión a la que renuncio hace mucho tiempo; cuida del cura su casera Trinidad, una adolescente vagamente andrógina y de voz ronca, que pone ratoneras en la iglesia todas las noches y colecciona los que caza en una caja de zapatos. Página 141
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ El dentista tortura a los opositores; el telegrafista transmite poemas de amor a una colega desconocida; el carpintero Bal- tasar sabiéndose rico, construye una pajarera para el hijo de unos gran-des propietarios, los Montiel, que en vez de com- prársela la rechazan fríamente; sin desanimarse la regala y re- corre el pueblo gastando en su imaginación el dinero de la supuesta venta. Los Montiel son los caciques de Macondo; grandes personajes, compraron las propiedades de la Mama Grande, especie de doña Bárbara que regentó sus vastas tie- rras durante noventa y dos años y que tenía sus manos meti- das en todo, desde la minería hasta la política. A su muerte, “virgen y en olor de santidad” acudieron repre- sentaciones oficiales de todo el país e incluso del Vaticano. Pero; aunque desaparecida, su personalidad descuella de ma- nera fantasmagórica; su presencia habita en la mansión mu- cho tiempo después de haberla comprado los Montiel, gente también rara; el pater familia, José, fue rico, tacaño y tacitur- no; a su muerte, la viuda se hizo con el trono de la casa; pasa la vida regañando a su mayoral, Carmichael, un pájaro de mal agüero que atrae la mala suerte abriendo su paraguas en el vestíbulo... Personajes y más. Personajes de este Macondo, pueblo donde solo prosperan las pestes, los adivinos, los saltimbanquis y los encantadores de serpientes. Los funerales con excepción del cuento un tanto superficial que titula el libro es una sátira de un matriarcado y al mismo tiempo “una gran burla de toda la retórica oficial” de la lite- ratura periodística colombiana, según el autor. García Már- quez sublima el paisaje, la naturaleza que ahora refleja con sus cambios las faces mentales de los hombres. Parnaso / Editorial Sopena Página 142
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ la mala hora Luego de las guerras políticas que han asolado a Macondo, y cuando se anunciaban públicamente días de paz y tranquili- dad, comienzan a aparecer en los muros unos papeles que re- velan secretos y vergüenzas, verdaderas y falsas, de las gentes del pueblo. Poco después cae un diluvio bíblico y el alcalde decide elegir una víctima propiciatoria. Pero nadie se oculta la verdad: los carteles son obra de todos y todos descubren en ellos sus propias culpas. A poco de aparecer los carteles comienza la fiebre y la violencia: Cesar Montero, un rico ne- gociante en madera, asesina al amante de su esposa, Pastor. Resucitan los espectros del pasado: viejos feudos, incestos, infidelidades. Cuando se produce el diluvio-bíblico, el único lugar seguro es un terreno alto cerca del cementerio donde se refugian los desposeídos. El terreno pertenece al alcalde, que aprovecha para vendérselo al Municipio. Macondo es una orgia de deses- peración y García Márquez lo compara en ese momento a una de esas saturnales antiguas en que los hombres perseguían a las mujeres en la calle, las madres abandonaban a sus hijos y la gente bailaba entre las tumbas. El alcalde, en medio de esta demencia, explota la situación en su propio interés hasta que por fin decide intervenir declarando el estado de sitio y el to- que de queda. La víctima propiciatoria es un muchacho, Pepe Amador a quien se sorprende haciendo circular volantes en favor de los guerrilleros que merodean por las cercanías. Tras la previa tortura, Amador es asesinado. Temiendo repercusio- nes, el alcalde ordena enterrar el cadáver en el patio del cartel. Página 143
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Al ceder la inundación, retrocede también el ansia de odios y la vida vuelve a la normalidad; pero todos saben que Amador no era el “pasquínero”, sino Macondo en pleno que se había lanzado a la calle para resucitar viejas rencillas, para dar sali- da al odio personal. La construcción de La mala hora es epi- sódica, basada en una serie de breves relatos en que aparecen los personajes para desaparecer a poco sin más referencia; la discontinuidad de las escenas priva de tensión dramática a la obra: por ejemplo, el crimen de Cesar Montero con que se abre “La mala hora” pasa al olvido pronto y no se vuelve a citar a los protagonistas. Otras situaciones se resuelven mediante una huida, cuando el autor se ve arrastrado por los elementos de la acción a un ca- llejón sin salida; la solución para el problema de los pasquines es un “deux ex máchina” que si algunos lo critican, resulta la mejor salida simbólica para el relato. Frente a estas debilidades hemos de señalar otros momentos emotivos, de gran carga subterránea e ilación. Los defectos apuntados en La mala hora, se deben, según el mismo escritor, ha apuntado: a las contínuas interrupciones que sufría la composición de la novela, debido a problemas políticos y personales; para satisfacer a unos amigos que que- rían presentarla a un concurso de la Academia de Letras Co- lombiana, el novelista la remató lo mejor que pudo, dejando muchos cabos sueltos. Parnaso / Editorial Sopen Página 144
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ Crónica de una muerte anunciada Argumento En un pequeño pueblo, cercano ala costa caribe aislado, se- casan Bayardo San Román, rico y recién llegado, y Ángela vi- cario. Tras celebrar su boda, los recién casados se retiran a su nueva casa, después de lo cual Bayardo descubre que su esposa no es virgen. Cuando lo descubre, devuelve a Ángela Vicario a la casa de sus padres donde la madre de la chica le da una paliza. Ángela culpa de lo sucedido a Santiago Nasar, joven y querido vecino del pueblo. Los hermanos Vicario -Pedro y Pablo, obligados por la defen- sa del honor familiar, anuncian a la mayoría del pueblo (por divulgación) que matarían a Santiago Nasar, quien curiosa- mente no se entera sino minutos antes de morir, las intencio- nes de los hermanos Vicario. Éstos, después de considerar- lo en varias ocasiones, acaban matándolo en la puerta de su casa, a la vista de la gente que no hizo o no pudo hacer nada para evitarlo. Pasados 23 años, el mejor amigo de Santiago (el que resulta el narrador) reconstruye los hechos. Años después, Ángela Vicario estaría escribiéndole cada día a Bayardo, primero formalmente, después con cartas de joven enamorada y, finalmente, fingiendo enfermedades. Así pues, Bayardo San Román, vuelve diecisiete años después, clara- mente desmejorado y con toda la correspondencia sin abrir. De éste carácter real y verídico viene el nombre de crónica, que no sólo aparece en el título de la novela, sino que la orien- ta estructuralmente, ya que, desde el comienzo, lo que pre- Página 145
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ tende el narrador es la recopilación de datos y testimonios, que de alguna manera pueden ayudar a entender el por qué del asesinato de Santiago Nasar, lo inevitable del mismo, así como los perfiles humanos y psicológicos de todos los perso- najes que tuvieron, por acción y omisión, algo que ver con el funesto suceso. Temas La imposibilidad de acceder al conocimiento de la verdad es uno de los aspectos de la novela que más llaman la atención, ya que deja sin aclarar un aspecto fundamental de la historia: cómo fue posible que el asesinato de Santiago Nasar no pu- diese llegar a ser evitado dadas las circunstancias públicas en que se desarrolló. Dado que la novela se presenta como la reconstrucción casi periodística de unos hechos reales a través de minuciosa in- vestigación, la conclusión de la misma dejando sin resolver aspectos tan esenciales pone de manifiesto la dificultad ex- trema de alcanzar en ocasiones el conocimiento de la verdad, sobre todo, cuando, como es el caso, se indaga con cierta pro- fundidad en los hechos se presenta un choque entre la casua- lidad y el destino. La muerte anunciada que nadie creyó y los pocos que la tomaron como cierta no la pudieron detener. La puerta que se cierra segundos antes de que Santiago Na- sar pudiera entrar y como ese día había roto la costumbre, decidiendo salir por la puerta principal en vez de por la de la cocina. La violencia no sólo en lo que se refiere en la ejecución del cri- men sino también en otras dimensiones de la historia; se trata de la violencia presente en la vida cotidiana: el machismo, el Página 146
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ sentimiento irreprimible de venganza obligado por un cruel código de honor. Además, el lenguaje utilizado potencia esa violencia. El honor es un implacable mecanismo de venganza al que hay que acudir para restaurar el orden de la moral colectiva; no admite vacilación ni demora para ser restaurado y es obliga- ción inexcusable; además, el honor legitima y sublima cual- quier conducta (por ejemplo, el cura Carmen Amador con- sidera que los Vicario han probado su hombría, recuperando su dignidad y el honor de su familia). La religión y las creencias de los individuos se presenta como una mezcla de fetichismo, superstición, milagrera, credulidad y simplismo; se incluye aquí, también, el tema de la figura del obispo y su visita frustrada, tratado desde un punto de vista crítico, con matices paródicos, irónicos, etc. Estudio y análisis literario Quizá convenga señalar de antemano que nos encontramos frente a una obra de extensión atípica, entre el relato breve y la novela. Esto significa que el campo de visión formal de lo narrado no viene limitado por las líneas de dicción narrativa, propias de los géneros aludidos, consagradas pese a la lógica extraliteraria que consideraría que la extensión esta, o debería estar, en función de las necesidades de lo narrado. Sin embargo, todo lector sabe que en la literatura esta lógica no funciona. El novelista suele encerrar en las proximidades de las tres- cientas páginas veinticuatro horas de la vida de un personaje o una vida entera. “Crónica de una muerte anunciada” es, en este sentido, una excepción, y como tal debe ser enjuiciada. Página 147
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Empieza García Márquez por anunciar el desenlace: la muerte de Santiago Nasar. Y a partir de ahí entra en una escenografía del crimen cuyo interés centra en los motivos y, sobre todo, en la fa- talidad que hace inevitable la muerte de la víctima. Puede que no sea ocioso recordar que nos encontramos ante uno de los títulos mas parafraseados de la historia de la literatura contemporánea, y esto equivale a llevar al ánimo de muchos lectores que la Cró- nica... Es, si no la mejor obra de García Márquez, cuando menos la más representativa. Apresurémonos a aventurar que no es así. pLlaor,eeanlildaaqdume láogqicuaeqsuuecefldueyperdoeyeCciteandaiñmoesndseiosnoleesdhaids,tóproicraesj,esmo-- ciales, estéticas y vitales, queda en esta obra reducida a un ejerci- cio de estilo para contar una anécdota de manera magistral. La anécdota que en una obra maestra como “El coronel no tiene quien 1e escriba” se despliega ante los asombrados ojos del lector como un análisis-síntesis de un universo a escala, en el que vive el héroe; se dibujan los entrelazados entre el individuo y el siste- ma; palpita la poesía, y alienta la universal biografía del cesante, del esperanzado y de los condenados a sufrir, se auto limita en Crónica de una muerte anunciada a un relato piano, de impeca- ble factura cinematográfica. Nada sabríamos por esta obra de las corrientes subterráneas que mueven a los personajes en el contexto histórico. El tema (los hermanos que vengan el mancillado honor de la hermana) abunda en todos los tópicos que le son propicios, aunque con el matiz del escaso entusiasmo de los hermanos por acuchillar al seductor a quien, en realidad, mas que querer ma- tar quieren utilizar como prueba del cumplimiento del deber li- túrgico de la venganza, de su fidelidad al “clan” (cuya especifica idiosincrasia no aparece por ninguna parte) y de la hombría que les da valor para realizar semejante hazaña. Página 148
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ La consumación de la tragedia la justifica García Márquez por circunstancias del temor de que Santiago Nasar entra por una puerta en lugar de hacerlo por otra y de que los dos asesinos, que prácticamente exhiben por el pueblo su decisión de ma- tar, se habrían dado quizás por satisfechos con esta exhibición de no ser porque la víctima se pone demasiado a su alcance. Dicho esto, señalado el carácter atípico de la obra, sobre todo en relación al autor, hay que añadir, que lo que García Már- quez realiza, lo realiza de un modo ejemplar, con una preci- sión y soltura admirables. La crítica al use ha ido, en mi opinión, mucho mas allá de las intenciones de García Márquez que, como es obvio, no pode- mos adivinar pero que parecen puestas en una voluntad de ofrecer un relato desnudo, sin mas artificio intelectual que la propia magia de la palabra. Con ello presta un gran servicio de reafirmación en lo específicamente literario, en la vigencia de “El arte por el arte” en el conjunto de una obra que, como la del autor, corría el riesgo de pagar a plazo fijo el precio de una supervaloración condicionada por variables sociopolíticas. Mas claro: El lector de esta obra se perdería uno de los univer- sos literarios mas inteligentes y apasionantes de la literatura coetánea si se detuviese en la Crónica... ésta, debe servir, en especial a los lectores más jóvenes, como prueba de maestría y de verdad literaria que le inviten a seguir explorando en el riquísimo mundo del autor. Si se detuviera en la crónica, por el contrario, no conocería a García Márquez ni la poética de sus héroes. La obra haría las delicias de directores cinemato- gráficos: la ajustada velocidad del discurso narrativo; los pia- nos vigorosos y ágiles se imbrican de tal manera que no hay lugar para el “fundido”, y la linealidad de lo que sucede, en compactas unidades de tiempo y espacio, con el contrapunto Página 149
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ de observadores que son, desde distintos ángulos, “testigos circunstanciales” asemejan la obra al paso de un tren destina- do al descarrilamiento, y recuerda el excepcional clima crea- do por Lowry en “Bajo el volcán”. La sustancia artística de lo literario no podía, pese a las características apuntadas, excluir radicalmente las connotaciones éticas: Los asesinos se con- figuran y se consuman como tales por la propia visceralidad del pueblo, pedójicamente unida a una pasividad no libre de cinismo a inconsciencia. Parnaso / Editorial Sopena Página 150
ERMEL AGUIRRE GONGALEZ Relato de un naufrago Relato de un náufrago que estuvo diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, que fue proclamado héroe de la pa- tria, besado por las reinas de la belleza y hecho rico por la pu- blicidad, y luego aborrecido por el gobierno y olvidado para siempre es una obra narrativa de Gabriel García Márquez ba- sada en el reportaje a un superviviente del destructor A.R.C. Caldas, en tiempos de la dictadura militar de Colombia. Fue escrita en el año 1955, y está narrada en primera persona. En ella se narra la historia de cómo Luis Alejandro Velasco, un tripulante del buque militar, logró sobrevivir durante diez días en alta mar tras caer de él. El relato tuvo fuerte repercu- sión nacional, ya que fue por culpa de cargamentos de contra- bando que se soltaron en la cubierta la razón por la cual los marinos cayeron al mar, y no por una tormenta como se creía inicialmente. La historia se publicó en veinte días consecuti- vos en el periódico “El Espectador” de Bogotá en 1955, para luego, en 1970, ser publicada en forma de libro. Página 151
Editorial A.B.C (+593)998751380 Lorenzo de Garaycoa 609 y Urdaneta Telf.: (+593)998751380 / Ecuador
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