Carlos Escartín SUDOKU
Todos los derechos reservados.Carlos Escartín, 2016ISBN: 978-84-617-7180-6Depósito legal: [email protected] en España - Printed in Spain
A Letizia, reina de silencios
«Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; de otro modo, verían con los ojos, oirían con los oídos y entenderían con el corazón. ¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen!Pues os aseguro que muchos justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron,y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron». -Mateo, 13, 15-17
SEISAntes del silencio en la mañana,fueron los ríos de memoria escondidosdetrás de los sonidos,cerca de las islas de palabras delgadasque quisieron ser nieve,humedad de trueno temprano,transparencia de nombres abandonadosen la inconsciencia todavía.Seis recuerdos fueron sueños calcinados,forma tardía de un beso o un relámpagode flor inmaculado, pájaro trémulode corazón azul de terciopelo.Tierna se ofrece la mañanacomo una niña que aprieta un secreto verdehexagonal en su mano de mármol y aire cristalino.En su corazón tiembla una cálida amapola,y se abraza su alma aún dormidaal idioma blanco de una alondra. 7
TRESTiempo lejano, siempre escrito de olvido, cinceladode viento y silenciado con sangre aún no nacida.Tiempo y mediodía, quietud de pérdida de vida,rosa iluminada donde palpita todo lo perdido:la paz del final de la tierra, la luz despeñadaen el corazón del día, el reposo en la tiniebladonde se pensaron los nombresque dieron forma a esa voz que tiembla.Como madre nupcial, arropas palabrasque se engarzan en tu nombre,esparces aromas algebraicosen las sombras inciertas de las penas;te aman las verdades sin nombre,las raíces de agua que flotanen las miradas de los márgenes del orbe.No encontramos con qué erigirtodo el brote de recuerdos por dondefluyen los números, de celestes hilos sostenidos.No guardamos nada para mañana,porque nunca vendrá como vinocuando las flores eran vidas, cuando las vidas eran floresdonde crecía un broche de recuerdo alto, enamorado y divino. 8
DOSNo sabemos cuándo llegará nuestra sombra,la que, fértil, vive erizada de muerteen el árbol funeral de una mañana,trueno demorado que partirá en dosel sonido y la memoria de nuestro volumen silencioso,alto y silencioso, como una muerte descarnada.Fracción aparente, todavía asustada de verdades,luz y altura donde escondersemientras nos busca un tropel de niños sin edades.Aroma a pena propagada donde juega el agua y una estrella,respiración silvestre donde un árbol vestido de nosotrosda frutos metálicos de fuego desgranado.Fuiste como un tacto de maízde palabras dulces a tu lado,paréntesis de harina con que aclarar una idea,cuna donde nació una novia en soledadllamada sombra sin edad, blanca sombrade nosotros, en verdad. 9
SIETELágrimas espesas como letras de vientoerigieron su germen sobre una aurora mudadonde la lluvia daba a luzdocenas de recuerdos imborrables,desalmados como nochesdegolladas de luces y silencios.Una llanura fresca fue cementeriode estrellas en la hierba, y un calor de mary destino en la arboleda empapaba el corazónde una canción hecha de zarza,sin música ni viento que le amara.Una niña escondía la nochedentro de los árboles fugaces,y escribía en sus cuerpos palabrasque nacían de sus penascon los siete colores de un arco irisciego, intenso, breve,que todavía le amaba. 10
OCHOTesoro abierto a la noche espesa,se cubren de sonoros octaedroslas tristezas sostenidas en ramasde pétalo y memoria. Avanzan sonesde relámpago en las flores,y las alegrías penden ateridasen un párpado rugoso de tiniebla.Guardaste crepúsculosen las voces de los pájarospara no tener que prestar amor al infinito,y poder despertar a un ayer aún disecadode oro y oxígeno. Todo fue planeadoen la lágrima de un átomo salobre,que daba oscuridad a penas amarillasy a puentes de rocío.Y en las riberas de la aurora,muros de mar y solestallaban dentro de corazones de colibríesque nadaban entre nubes,junto a mariposas con aleteos de platino. 11
UNONos desvestimos de la única purezaencontrada en los orígenes,con un corazón nocturnoque preguntaba por las aguas,por las hojas donde fluye una pena de tierra,interrogada por la ausencia de coloresen los fuegos de las almas.Un viento dulce fluyepor las venas de la dicha,empapa de delicia la bondad de broncede las cosas: salta, huye, serpenteacomo una certeza magnaen los círculos terrestres,donde, un águila de viento,moribunda y hambrienta, otea. 12
NUEVESobre nosotros siempre vuela la vidacon sus gotas de milagro y fruta de luzque se adentra en nuestra alma amanecida,que guarda recuerdos disecadosde un número defectivo y templado,relámpago minúsculo de ideasque nos habitan como lingotes de un recuerdo plateado,recién salido del color de una mirada,lágrima perfumada que enciende el díacon su aroma blanco, y recorre con su dichaun eneágono barnizado de sangre-dulce, cálida, enamorada-, como un beso cruelcon que agotar la vida.Encendiste corazones devastados,abriste puertas frías y ventanas olvidadas,recogiste brillantes mineralesenterrados en dolores silenciosos,fuiste dicha azul de ángel descuidadoy volaste con tu idea por encima de un mundo yermo,de olor transparente, y la vida fue un talismán nocturno,y las rosas tenían sabor a mar embravecido. 13
CUATROLas ideas flotan en el cieloy ensartan su estirpe virgenen el borde azul de las tardesque fluyen por tus horas,ancha roca invisible sin nombredonde encallan tropeles rojosde embarcaciones frágilesen las que transportamos crímenes,palabras de negra ingeniería,cruces verdes hechas de barroy gritos de niños asustados-labios tiernos en los nidos de la noche-,agonía de luz en tu cuerpo de frambuesas.A quién amar cuando estrellas de otoñoconstelan nuestras verdades amarillas;a quién regalar una sombra dulcerecién salida del jardín de un beso desechado;a quién hablar con palabras rosasen la catedral de la auroraque cuelga de los bosques incendiadosen el fondo de un alma delicada. 14
CINCOEncontré en tu pecho una isla de sombradonde vivía enterrado un amorenvenenado de luzy encadenado a una estrella.Vi dos secretos en tus párpados calladosy una gota de aireque era un rubí en tu sangre,sabor a sol y silencio lluvioso.Solo pude recoger tu alma de florque flotaba en el océano de tu mano triste,y sentí una llama de lágrima en tus labiosal musitar los tres mares de la luna.Y pude rescatarte al finalde un sistema quinario azul que te atrapaba,insinuando en silencio la tristeza del cielo,el sabor de los vientos frágilesy el orden tierno de los díasaún dispuestos a seguir amaneciendoen lo alto de tu corazón, de tierra y mudo. 15
CUATROTantas veces fui a verte,amada de los árboles,dulzura azul empapada de tristeza desnuda,y no pude hablarte, incineradaen tu soledad de ternura platina.Tantas veces quisiste hablarme,tatuada de dolores, cincelada de heridas silenciosas;recogías pétalos que latían en los corazones de los ciervos,paseabas con lágrimas que morían en la noche,piedras preciosas ocultas en los silencios de tus labios,acostumbrados a un idioma de sal y llanto aún no nacido.En los callados muros de tu corazón de cuarzo,allí donde hierve el perfume de mi origen,arrumbaste una blanda geología de verdadesque inundarían la tierra de canela y tinieblasi fueran bautizadas de maternidad,desatadas de raíces y de edades. 16
OCHOUn día me trajiste aquella palabra desnudaque habías encontrado tiritandodentro de aquel secreto ancho y olvidado.La arropamos con razas de sangre y sílabas salvajes,como si hubiéramos sido patriarcas, o padres,y solo pudimos enterrarla en la tarde como un pistilo mudocuando la luna pintaba los troncos muertos,donde el río era verde como un avey el aire nupcial tenía tacto de incendio.Guardamos un luto alegre tanto tiempo,que ni los caminos pueden recordaraquel solitario paso al otro mundo,sin testimonio aparente,testigos del amor celeste de los pasos,levantando taulas de orohacia ese cielo que guarda, en lo alto,aquel tesoro. 17
SIETEInventamos un lenguaje de lluviapara despertar todos los cantos nocturnos,para amanecer por un momentotodas aquellas luces apagadasen los corazones de los niños,para reinar en ellos como ramos blancosque iluminaran mil años de silencios.Y te entregué todo el mar que había en mí,tan profundo y florido de pecios dormidosque nunca habrías tenido tiempode pintarlos con el amor de tu sangre.Siete tesoros vislumbraste,el más pequeño, de ternura inquietante;el más grande, con volumen cálido de noche.Todos los dejamos ahí, agrupadoscomo águilas recién llegadas,latentes de verdades como peces de aguade ola en llamaradas. 18
CINCONacimos aquel año. El mismoque el sol helaba las cordilleras,el mismo que azulaba desde los cielostoda la verdad ancestral que las noches evitaban.Cuánto agua tuvo enero; cuántas mariposas septiembre.Cuánto mineral por pulir en las sangres de las tardes,cuánto brillo turquesa en el sueño del cobreque nos vestía siempre de color estrella.Desenvolvimos un secreto de nievey echaron a volar ideas de hieloentre aquellos pájaros tan pequeños,que les brillaba el corazónde tantos sueños.Aún caminábamos en los surcos cristalinosde aquel abismo cuando vimosen la cumbre de un engañoun meteoro dormido cargado de tinieblay de sueños de estaño. 19
NUEVEAquella tarde de luna heladame entregaste el libro escritocon palabras de amatistay verdades muertasen sus páginas de ópalo y tormenta.Tuve que buscar corales en mi almadonde ubicar tanto fulgor esmeralda.Pero no pude prometerte una dinastía de mar,ni siquiera una patria invadida de sal y roca.Solo una lágrima dormida en mis arteriasprometió cantar como una sirena oscurael día que te fueras.Éramos noción espléndida que destruía montañas,y lluvias, y hojas de luzen un desierto de estatuas de rubíesdonde yacían los huesos de ceniza de los sueños.Nunca cruzamos aquella selva de venenoque extendía su niebla hasta una infancia azulprotegida de atmósfera y de umbría. 20
SEISRecuerdo el día que acuchillamos los sonidos,que limpiamos las raíces de espejode un siglo antiguo, cuando extrajimosel agua sagrada del ramo nupcialsobre el altar marinode aquella isla de fuego sin espuma,cuando nació un universo a nuestros ojosfrente a una orilla de amordonde dormían los dioses.Como ternuras deslumbrantesascendían los días por escalones de relámpagode aquella pirámide de luz y tiempoque construimos en un solo verano.Como una estructura de aire ahogadose levantaba un mito de piedra y agonía,vestido de ayer, y que guardabaun aroma de paz en su corazón de florque lento y cálido moría,con color de trueno y fulgor. 21
DOSDos oportunidades nos da el calorde la vida para acoger la luz del mundo,para abrazar el porvenir calladoque acabará por derribar todos los sueños.Vimos a la muerte quieta al lado de un árbol,elevando su brazo sobre la tarde de oro,paseando luego hasta el amanecer,cuando los panales se mueven de ideas amarillas,y el pensamiento es sombra finadonde el cielo amenaza en todo su silencio.Allí cosí a tu corazón dorado mi esperanza asustada.Estábamos heridos de sueños en la puerta del cielo,y tus manos eran flores pensativas desatadas.No encontré mejor reino de solen aquellas tierras germinadasde sombras dulces desgarradas.Desde allí te invoco, antes de irnos al marpara morir un poco. 22
UNOUn sueño nos une.El de desgranar el misterio claroque abraza la tiniebla y nos hace mudos seres de aguaen un día eterno que es lluvia de amorjunto a ríos tiernos de memoria.Un recuerdo nos une.El haber estado juntos en aquel lugar sin nombre,en aquel planeta solitario lleno de vida y silencio,donde todo está por hacer aún, entre nosotros.Una vida nos une.La que clama, sin cesar, con sus palabras de nieve,y escucha el susurro de dos corazones purosdonde brilla la luz de un sueño, solitario. 23
TRESNos esperan. Siempre lo hicieron. Siempre lo harán.No podremos ir muy lejos, ni más cerca.Crees que no hay nadie además del aire entre nosotros,pero hay más que corazones de árboles y piedras.Hay más que vueltas de otoños y primaveras,más que giros de inviernos y veranos.Hay toda una intemperie de cuerpos y silenciodonde el mundo aguarda como una sombra nupcial,desenterrada entre colores de fracasos.Por eso no podemos escaparnosfrente a las nubes profundas,no podemos descender entre verdades,huyendo de flores moribundas.Hemos de quedarnos en este lugarde pétalos de luzdonde los pensamientos palpitan en las manos,para entregar todo este manantial de lágrimaque se aquieta en el almacomo un océano de silencio y frío. 24
CINCORecuerdo el día que sumergimos los recuerdos.Era tan temprano que el aire parecía triste.Casi no cabían tantas penas de limón entre el rocío,pero conseguimos llegar a lo alto de la auroradesde donde se veían las aves,flotando en la noche como sueños de sombra.Pensamos haber perdido un crepúsculoy un invierno en el camino,pero los encontramos enlazadosjunto a una veta de relámpago y un beso.Juntamos toda la ternura blancaque se hacía pequeña entre los marfiles de agua,y lo envolvimos todo en aquel oro transparenteque ni siquiera los árboles miraban.Parecía un peso demasiado fríopara poder hundirse en aquel mar de antracita verde,pero hicimos de aquel secreto algo indestructible,como es la vida de algo que se pierde. 25
UNOUn día te alejaste corriendo,asediada por esas alas grandesque venían temblando como un niño sin alma.Caminaste sobre las olas fragantesy un sabor a sal invisible en tus labiosperfumaba el aire de claridad distante.Asías una nube roja entre las manos,y el silencio era tu abrigoen aquella tarde desnuda de tormentos.Alfombraste una esquina equinoccialde un abismo de cien hojas,y lanzaste una máscara de silencio y fuegoentre las piedras de aquel sueño renacido.Entonces viste todas las verdades perdidas,aquello que pensaste para nunca tuyo,por fin morada de la altura terrestre,que se escondía en la cuna de la nochey era madre de viento, tormenta de no verte. 26
NUEVEDulce arrecife de la aurora huérfana.Mirada perdida en la primera hora.Este fue el páramo, esta fue la tarde,aquí las hebras celestes celebraronsu tierra dorada para atar los amores,los vástagos, las dichas, las guaridas, y una noche.Aquí tus pies dulces descansaron de mañana,junto al trueno de la niebla renacidavestida de agua, oquedad o distancia.Aquí las rocas suavizaron su miradaal tacto de tus manos, porque todo:palabras, sueños, ansia azul, ternura,tuvo vida de azahar dormido.Y el aire abrazó tu cuerpocon su antigüedad milenaria de verdades,y fue lustrando el tierno huracánque eran tus pasos de sombraen esa magnitud que era tu abismo. 27
DOSÉramos dos para semejante cielosobre el duro aire vacío.Nos cogimos las manos, invocamosal olvido ante aquel árbol poderosoque derramaba niebla, susurros blancos en la altura,y que nos conducía a ver el final del tiempo,el final de los seres, aquel final de luzdeslumbradora protegido de sílabas de cuarzo.Tanta energía fluyó sobre tiy entre toda piedra y palabra,que diste vida a todos los muertosque se habían ido, y que eran hoycoro sobre pétalos glaciales,colonia de miradas sobre el arrecife del bosque.Entonces diste luz a todo lo habitado,a la exactitud del silencio terrestre,diste vida a la aurora de jazmín,al dulce amor enarboladosobre el oro torrencial silvestre. 28
CUATROTantas veces llevaste aquel peso tan hondo de pesares,esa tristeza blanca, que erapiedra secreta que te ahogabacomo una guirnalda dura:flor pétrea que te vestía de silencio y frío.Tantas veces intentaste apartar alas de tierra,esmeraldas de aire virgen,para seguir caminando sobre las flores salvajes,sobre olas de nieve y secretos de origen.Tantas veces que no estuviste,y todos te vieron en la noche abrupta,hacia la aurora de penas rojas,contemplando ese fondo de truenoque hería tu vendaval de cielo y hojas.Tantas veces quisimos darte amor,ese canto escrito en idioma de relámpago,con tinta de lágrima sobre aquel acantiladosacudido de luz, palabras y viento forjado. 29
TRESCómo brillaba el solque iba rompiendo las sílabas profundas,anchos gritos del agua, aquella tardeque fuimos a borrar destellos de otros mares.Qué alegría larga al ir cerrandopárpados de nocheen toda aquella geología de adioses.Dejamos que el tiempo cumpliera su cálidodesignio de fronteras rotas,de líneas manantiales borradasal borde del desfiladero de un mañanade solo viento y cordillera,donde el saludo del aire fuera, pétalo a pétalo,ondeando amor como bandera.Te vestiste con polvo de estrellas azulesen aquel bosque todavía claro,y ataste el silencio al albapara coronar tu tierna soledad de ser,reino de luz y calma. 30
OCHOVerticalidad formal del infinito,a tus pies se rindieron águilas enterradasen las cumbres, corazones de granito,manantiales ciegos de ternuras,sombras de piedra grabadasen los libros de las almas claras,geometrías suaves en los vestigiosde luz de la mañana,dos serpientes estrelladasy un octógono equinoccialen un témpano de ventanas veneradas.Nadie vistió la forma más delicada que tú,suavizando el tiempo con el espejo de tu aire,con la mudez de tu muralla en vertiente,siempre sosteniendo un vendaval de luzcomo una catarata de frescura latente.Fuiste puerta de las nieves maceradas,inmóvil temporal inaccesible a linces o promesas,torre amatista donde aguardar las nubes,proporción perfecta, estrella en fulgorque todos los corazones atraviesas. 31
SIETEAquel día recogiste los sietecolores blandos del arco irisque se postraron, arquitecturade virtudes perdidasen busca de una altura esencial,de un camino al cielo,de una luz en la noche elevadaen que rendir luna y ofrenda.Los llevaste a la cúpula de silenciodonde se construían las estrellas,donde las plantas eran voces de amaranto,para devolverlos a su cordillera del mar,quietud de catedrales de trueno,novia de sal, árbol de plata y lamento.Moviste la dirección del tiempo,ola arañada de astro y firmamento,acariciando aire de coral,luz en aquellas huellas de almas tiernas;dibujaste lluvia en las hojas de la noche,y fuiste pétalo de amor y nacimiento. 32
SEISUna noche nos adentramospor la ventana de aquel sueño.Tú quisiste ascender por senderos de lágrimas,sacudir las tierras y preguntar por qué los muertos,y desde cuándo tanto fuego de oro en las ánimas.No supe decirte cómo eran, ni cómo vivían,ni a quiénes amaban aquellosque dormían como novias de luz,cerca del vacío de los dioses.Devolvimos aquel número perfectocerca de la línea del horizontedonde nos cuidaba aquel árbol de frío,y fue imposible socavar la amarguraintentando volver a soñar: amor y destino.Y siempre fuiste un continuo esplendor,un ave palpitando de luzen la dicha del corazón del mundo errado,iluminando el descuido, como agua quietaque todo lo amara sin cuidado. 33
OCHOFuiste trueno de carne hecho ternura,mirada de evocación incomprendida,flor de agua escondida,con tu proporción suave y secretade trascendente altura.En tu súplica, la luzfue hipotenusa tersa de sangre y certezallena de quietud inacabada;y un sueño azul olvidado en el albafue un huracán de amor y de cereza.Tu arquitectura llorabacomo un desorden de lluvia y sombra fría,como una herradura de estambres amarillos,sobre campos verdes, campos suaves,campos sembrados de muertos inocentes,almas pesadas en corazones sencillos. 34
SEISUn día busqué tus huellas perfumadas,aquellas que deberían estar por todas partes,y que debieron borrar las noches y los astrosporque tú no volvías.Las borraron las aguas de las penas,los dolores hijos de una estrella antigua,una caricia de turquesa,y un suspiro de sol por las arenas.Busqué tus dulces signos en las torres,busqué por rocas verdesen la noche constelada,entre el tiempo de voz oscurecida,por los campos blancoshasta el fondo de la tierra,y no vi sino un dolor calladotras una vida de niebla que se cierra.Un sonido de lágrima eran los días,un corazón que tiembla es la semillaque se derrama como luz en el espacio,que es tu luna: vida, surco, aire,todo es silencio y hieloporque se fue tu voz muda de donaire. 35
CUATROQuisiste ser yo, quise ser tú,ser otro ser, estar sin ser,ser cielo alto, pájaro azul,verdad nueva,energía cálida,beso transparente,azucena olvidada,arca sin alianza,tenue planeta,amarillo de siglos,piedra ensangrentada,labios silenciosos.Y no pudiste juntar las tierras lejanas,esa ausencia de agua inagotableque son los laberintos de las penas,y fuiste noche anclada en mi pechocomo rayo de llantobajo astros incontables. 36
TRESFuimos trinidad en aquel ríode joyas blancas enterradas,en aquel ancho cementerio de años de lamentos;fuimos silencios, oscuro anillo,agua de sombra,mar en el vacío,muertos imanes en las venasde aquel fuego que nos nombra.Disecamos un océano de voces,construimos palabras como islas,encontramos palabras nunca dichas,recordamos sonrisas, nunca dichas;abrasamos noches transparentes,abrazamos incendios como dichas,fuimos ayer, recuerdo entreabiertodonde sueñas, lamentas, amaneces,y de nada y de todo te encaprichas. 37
CINCORecuerdo tu cumpleaños.El mes más hermoso de la Tierra.Te encontré entre los árboles azulesde aquel mundo, con un alma verdeamanecida de espíritu y espada.Enterramos estatuas con las manos,allí dejamos flores oscurascomo ramajes de cuchillos,encontramos un canto de amapolas,y fuimos testigos de otro año.Tenía un trozo de cielo para darte,envuelto en amor y un lazo de esperanza.Eran imposibles nubes,imposible exterminar claridades de verdades;y un diamante nació entre mis manoscomo una luz azul que sellara las edades. 38
DOSVimos aquella procesión de ausenciaspasear por el horizonte amanecido;había estandartes de colores,y era todo un frío de ausentes renacido.Nunca pude escoger lo que fuiste.Nunca pude estar en tu firmamentode distancia perfumada.Nunca quisiste compartir tu luz,tu pradera de cristal,tu altura inmaculada.Solo dejaste abierta la puerta blancade tu noche, y solo pude ser abismo,luz dulce, corazón de luz,niebla tierna de mí mismo. 39
SIETEDecidiste no ser más,no estar en el centro,huir del tormento de los días,correr entre las flores moribundas,desatar países o ciudades,morir despedazada de pureza.Y solo pudiste ser tan mía como yo;yo como tú: silencio, soledad,viento imborrable, dorada luzsobre un prado ancho de lamentos.En torno a ti giran esos siete planetasque nos guían: arden, hielan, mueren, tiemblan.Se oyen aullidos de luz y pensamientoentre los bosques de inviernos sepultados.Árboles que son monumentos a la vida,vidas que son monumentos de luz, aire,sol y sentimiento. 40
NUEVETe repartiste entre gentes y olas calientes,te desasiste del misterio de verdades,te encontraste con un adiós de destrucciones,viste rosas rotas, palabras malheridas,cantos tristes y oraciones suaves.Fuiste escogida entre inquietudes,pulida de emociones,perdida por momentos,ensangrentada de luz y sentimientoshasta dejar de ser ser,alma de niña,para ser solo roca y sol,nube y tormento. 41
UNOUn día quisiste quitarte para siempreel tatuaje invisible de tu pecho.Le diste con perfume,oro cuajado de esplendor,con una estrella blandaque encontraste amanecida en los jardines.Creíste haberlo borradoy lo viste creciendo al olor de los jazmines,entre las orquídeas del díacoronadas de musgo y reino.Entonces quisiste quitarte el corazón,con puñados de niebla,con música de lágrimay un puñal de ardor.Y viste que tu corazón no era tuyo,que era de un ángel coronado de paisaje,ángel vestido de aire,ángel de amor de agua,ángel que te cuida hoy día,ángel que te quiere en la noche,ángel que te ama en el alma. 42
SIETEEra un día de diario,para escribir en él,de esos que recogías rayos azules,en los que te vestías de hielo,con perfume de manzano,sobre el rumor del lago cercano,para caminar con tus pies tiernossobre un agua de recuerdos,recoger flores de plata húmeda,dibujar la tarde de cristales,y ser sonrisa de aire,ausencia de oro, brisa dulce,tinta azul con que escribirlas páginas con tacto de sombraque decidiste con sueños bruñir. 43
CINCODiste a luz tanta luzaquel momento de aire equinoccialy música de niebla sobre el día,que no hubo piedra que no temblara de verdor,no hubo beso que no sintierael oro del dolor del vientocon que la vida respondíaa ese amor de lluvia sin lamento.Ya no hubo horas glacialesen las auroras radiantes,no hubo distancia que no fueraalcanzable por un astro,ya solo hubo ángeles guardianes,noches abiertas como rosas,miradas de mar,temblor de pureza en el aire,solo amor y azahar,y rubíes por las venas de los aires. 44
UNOUno no es feliz sin tu presencia distante,sin el éxtasis puro de tus labios ausentes,sin el temblor celeste de tu mirada templada,sin tu alma de niebla de paz elocuente.Uno no se encuentra al perderte de vista,al ver arder la sangre en las ramas del día,al sentir las almas ancianas de los árboles mudos,al encontrarse solo entre tanto absoluto.Uno fue el que te escogió entre los mares,uno fue el que perdió la flor de una idea,uno es el que estará siempre contigo,y será aquel que tu alma de cisne provea. 45
NUEVEAntes sabía quién era,qué era el sol que me helaba por dentro,cuáles los bosques azulesdonde ardían tus silencios,y su sonido verde de temblor de abedules.Ahora no sé quién soy.Sé que soy algo de ti,algo de un resplandor de niebla,algo que me observa por dentro,sé que soy nada de nadie,sé que soy algo de alguien,sé que soy alguien de algo,y que hay un invisible hilo de dolorque nos une en océano,que me hace ser cuando eres tiernacomo flor de harina,cuando eres dura como una espiga de solen esta esencia de airede tu ausencia soberanadonde tu presencia reina. 46
SEISÉramos niños cuando aquella tarde nos vimos.Tanta arena en los pies al correr descalzos,tanta playa detrás de las almas,tanto mar por venir, y a tu lado,tantas sonrisas blancas en aquel mediodía,tantos caballos mudos, que se alejan,por el campo, tantos gritos de pazen aquel incendio, asustado;tantas miradas de nubespara curar las heridas aún no marcadas,tanta alegría por sufrir, aún,que el amor no ha llegado.Hicimos un castillo grande,con ventanas de olas,con sombras en sus estancias,y fuiste mi reina de arena,mi alma de duna,mi corazón de sal,aquella tarde de agua. 47
OCHOEscribiste una canción de plata,soñaste una luz delgada que te amaba,creíste en la noche para atar tu alma,recogiste el color que pintaba la tarde,me regalaste una estrella de marque había en tu aurora,hiciste azul la suerte en la distancia,y escribiste tu nombresobre el abismo del agua.Volamos como aves transparentessobre la noche del mar,sorteamos voces templadas,dolores blancos,ansias lejanas,y llegamos a un reinode estirpe de infanciadonde solo había estelas de amor,ser de sol, aire de mar, mundo tuyo,y fragancia de amar. 48
TRESSiempre al final fuimos tres,nunca solos, siempre el cielo,o una nube muda,o un mar muerto,o un sonido astral,vendrían de la mano.Nadie querría menos.Nadie querría más.Siempre como en el primer día del mundo,ése en el que nadie quiere ir a ningún sitio,ése donde los espacios son vírgenes,ése donde los ríos aún tiemblande ser hijos del orbe, de fluir sin secretos,siempre sin entender el principio,siempre sin deducir el final,siempre alguien, con alguien, hacia alguien,siempre siendo inmortal. 49
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