BOCANADAS DE LA HISTORIA ORIGINARIA Mario Vilea Condorí Malvinas 40 años Estela Ceballos César Villa
BOCANADAS DE LA HISTORIA ORIGINARIA Mario Vilca Condorí Malvinas 40 años Coautores Estela Ceballos – César Villa 3
Condorí, Mario Vilca Bocanadas de la historia originaria : Malvinas 40 años / Mario Vilca Condorí ; César Villa ; Estela Ceballos. - 1a ed. - Banfield : R y C Editora, 2022. 240 p. ; 20 x 14 cm. ISBN 978-987-8254-01-2 1. Guerra de Malvinas. I. Villa, César. II. Ceballos, Estela. III. Título. CDD 997.11024 © Estela Ceballos – César Villa, [2022] Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna, ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopias, sin permiso pre- vio del editor y/o autor. 4
Tres hermanos originarios Kollas de los Naranjos, Oran Salta- Juan Bautista; Anastacio y Mario; los Vilca Condoi, eran inseparables, changuitos que hacian 7 kilometros por dia para ir a estudiar, a lomo de burra o caballos, cruzando los cerros, bosques y rios. arriaban animales, aun así, eran niños felices, hasta que un dia partieron en busca de un futuro mas prometor, pero la vida le tenia preparada una emboscada fugas donde nada nunca, volveria a ser igual. una guerra asimétrica que duro 74 dias, a Mario de 16 años – el Heroe mas joven del conflicto del Atlantico Sur, lo tomo por asalto, y Mario, por mas que lo buscaron desesperadamente no volvio. Aunque esta historia, el dolor no se trunca ahí, el corazón de su madre se detuvo, un mes y medio despues, tanto dolor del temor de poder haber perdido sus hijos. Al saber que su más changuito no lo volveria a ver. Su corazon no dudo de volar junto a él..cabe aclarar que ya habia perdido una hija y otro hijo en un accidente. Abrimos las paginas de esta historias que creemos convencidamente que merecen ser contadas con amor, sentimientos nobles, y suaves pinceladas de poesía. 5
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Agradecimientos A: Todos los testimonios VCM- Luis Alberto Cruz VGM- Juan Bautista Vilca Condorí VGN- Anastacio Vilca Condorí VGM- Mario Silvera VGM- Vicente José Colaneri Arte de tapa Artista Plástico: Claudio Segundo Docente: de los Vilca Condorí Cristina Guzmán Colaboradores Profesor de Historia: Juan Manuel Doucet Reseñas históricas. Escritora: Lidia Susana Puterman Libro soporte digital. Dibujante: Ariana Muñoz Escritora Anabebel Martina Inda Mi familia y a mi pareja el Arq. Docente Martín Carranza 7
Agradecimientos Quiero agradecer a todos los testimonios En Especial a Thiago Nahuel Huenchullán Maximiliano Mendoza que son niños malvineros. A mi amigo que, gracias a él se gestó este libro VGM- Luis Alberto Cruz. A la familia Vilca Condorí A La familia de Marcos Antonio Lamas A Claudio Segundo, Muralista que gentilmente hizo el lienzo de la tapa. A toda la gente del Sur que nos abrió la puerta de su casa. A mi familia Malvinera, a mi tío VGM- Mario Silvera, quien fue que, me despertó esta pasión. A mi madre, M. Enriqueta Silvera, y a mis cinco hijos, en especial A Camilo que, desde su nacimiento adelantado, es un gran guerrero y también, lo siento parte de este libro. A. César Villa 8
introducción Mucho por investigar Divagando por el paso acompasado de la historia. Un soldado de pueblo originario Kolla de los Naranjos, Orán, Salta, Argentina. Mario Vilca Condorí, era el más joven de los tres hermanos que silenciosos partieron a la guerra con 16 años, Juan Bautista Vilca Condorí y Anastacio Vilca Condori. otros también, con la misma edad de Mario, son nuestros héroes de La Patria caídos en combate en el ARA General Belgrano atacado y posterior hundimiento con 323 compatriotas bajo el mar. Este libro pretende ser una humilde luz de faro para reflotar el ARA Gral. Belgrano, luego de 40 años. Aún no me percato de la dimen- sión de la ofrenda que me está dando la vida. Está prueba que asumo con sentires mundanos, amor, dolor, ternura, temor, responsabilidad a ultranza. Ya es tarde para dudar si estoy preparada o no, para se- mejante desafío de mi parte, tarde para interpelarme si realmente lo merece alguien que no sea una novata en esto. Eso sí, no dudo a la hora de saber que esta historia merece ser contada y que no puede admitir más silencios cómplices de los genocidas. ¡Que se rompan todos los pactos de silencios! Para que se agite la memoria y salgan los hechos de forma efervescente a través de las palabras en esta - Bocanada de la historia originaria - a 40 años de la peor tragedia marítima en la historia. Para, el escritor Cesar Villa, va todo mi agradecimiento por ser con- vocada para realizar este proyecto, abrazarnos a esta causa, en reali- dad nos atraviesan hombres y mujeres, que es tan inconmensurable como es ese océano majestuoso que los posee. Morada azul de tan- tas almas nobles, de tumbas transparentes. No sé por qué razón, tengo la sensación de que, nosotros no elegimos esto. Solo siento que Mario Vilca fue quien nos encontró, una noche de invierno a las 04:00 de la madrugada. Cómo decía la noticia del diario Digital. “El más joven originario Kolla muerto en combate”. 9
Ellos fueron a defender la soberanía en el conflicto bélico entre In- glaterra y Argentina en 1982, conflicto de las Islas de Malvinas. Esta guerra que costó tantas vidas sin sentido, totalmente de un po- derío armamentístico asimétrico y de práctica que nos dejó un saldo de — 649 fallecidos— la mitad de los fallecidos fueron en el bom- bardeo del crucero Ara General. Belgrano; quien cabe aclarar, fue atacado fuera del área de exclusión, sin sus dos barcos de defen- sas. Recibió dos torpedos y un tercero fallido. Por lo tanto, estaban totalmente desprevenidos, lo que hace un acto de alevosía con — 323— bajas. Caratuladas —crímenes de guerra— Es prudente tener en cuenta, cuando los actuales —excombatien- tes— no estén más para seguir defendiendo está causa de la sobera- nía argentina; causa que ya lleva 40 años. Las Islas fueron usurpa- das por el Reino Unido el día -3 de enero de 1833- El colonialismo inglés desembarcó en el archipiélago con la corbeta Clío de la Ma- rina Real Británica y otro buque de refuerzo que estaba en las cer- canías. Teniendo en cuenta que la cantidad numérica de ingleses eran mayor. Con el uso de la fuerza, la tomaron y luego exigieron la rendición. Así fue como invadieron las Islas, a cargo del coman- dante Onslow de la nave británica. Dejó a pobladores en el puerto Soledad a cargo del pabellón y procedieron a expulsar la gente que la habitaban, población de autoridades argentinas y los reemplaza- ron por los Falkland Islanders. Isleños también, denominados Kel- plers desde Argentina. Esa fue una usurpación, porque las Islas fueron donadas a la Argen- tina por quien las descubriera, La Corona Española. El dominio de Inglaterra lleva 189 años. Casi dos siglos —1833-2022— Los In- tereses británicos en esta línea de historicidad y soberanía desde si- glos, se vino dando esta disputa por las Islas. La repartición de un “nuevo mundo” por intereses creados a la hora de disputar la gober- nabilidad política. Más allá, que sabemos cuáles fueron los intereses del Reino Unido (siempre fueron los mayores piratas de la historia), Justamente porque su poderío pasaba por la navegación, las rique- zas y acumulación por la avaricia, el interés por las Islas no era otro 10
que comercial. Históricamente amasaron una fortuna, a quien llevó a ser tercera potencia mundial. En un contexto de argentina vini- mos una metodología feroz donde la dictadura en su proceso final perdía peso y también, en Inglaterra La Ex Primer ministro del Reyno Unido Margaret Thatcher, su mandato caía en picada y tuvo la osadía de no aceptar la rendición y decidió responder con 25 días de navegación, se desata una guerra casi ganada de antemano, con nada menos que volver a recuperar las Islas, luego de ser recupe- radas en el Atlántico Sur. La decisión de ganar nuevamente la so- beranía ejecutada por la dictadura militar; duró —74 días desde el 2 de abril hasta el día 25 junio de 1982— Es sumamente indispensable que lleguen estos ejemplares a las es- cuelas y centros de educación, bibliotecas populares y en especial en escuelas de comunidades de pueblos originarios. Serán los hijos, Hijas, los jóvenes como argentinos, los estudiantes, escritores y del ámbito de la cultura quizás, como futuros políticos, sean quiénes sigan adelante con la lucha en un auténtico reclamo de recuperar la soberanía de las Islas Malvinas y reconocer y mantener viva la me- moria. Pero para eso necesario conocer la historia y no verlo como un “mero acontecimiento del pasado”. El conflicto duró dos meses y medio lo que le tocó vivir a nuestro país y es en el afán de nunca olvidarnos qué, es una parte de nuestra historia y de las personas que fueron afectadas. La llevaran tatuadas en su cuerpo y en su con- ciencia. Todos ellos, hombres y mujeres, queremos que sea la pala- bra viva. La soberanía sobre los archipiélagos del Sur. La recupe- ración se haría en dos fases, con un desembarco de gente especiali- zada. Jamás podía imaginar que ese 2 de mayo a las 16:00, yo, pegada todo el día entero a la televisión con mis 25 años y mi dolor de madre, de hermana, de novia, de tía, de prima, de maestra, madrina, con impregnada angustia, donde casi 40 años más tarde, me aden- trara en ese fondo del mar y sacaría a relucir a esas almas “Héroes 11
Gloriosos de la Patria” que entraron a mi vida, a mi cuerpo, mi casa, mi espíritu y conciencia. En este libro lleno de entrevistas, testimonios directos que realiza- mos para que puedan ser leídos y se plasmen en la historia de mu- chos estudiantes para al menos conocer esa porción de realidad y también, nos encontraremos con el relato de niños que defienden la soberanía con mucha convicción a pesar de su corta edad y no tener familiares que hayan estado en Malvinas. En el caso de Thiago Huenchullán fue entrevistado en Comodoro Rivadavia descendiente de Tehuelches por parte paterna. Luchó por una la -Ley Thiago- que ya está sancionada en Ushuaia de llevar las Malvinas bordadas en los delantales escolares. También, Maximili- ano Mendoza desde Tartagal, provincia de Salta. La Ley ya tiene media sanción. Y los relatos de Madres de Caídos de Malvinas. El triste relato de la mamá de Marcos Antonio Lamas también, héroe con 16 años caído en el buque Belgrano. A demás, el libro es mere- cedor de relatos de familiares, testimonios de Mapuches y Tehuel- ches, serán memoria viviente. Agradezco a la vida 40 años después de esta recuperación de las islas Malvinas y desarrollo de la guerra tenga este privilegio. Ellos serán mis ángeles centinelas hasta el día que la vida ya no me per- mita respirar y mis ojos ya sin brillo los cierren para siempre. Estela Ceballos 12
Capítulo I Malvinas recuperadas Primera fase: Comenzó el 2 de abril a las 00:00 horas por personal de la fuerza, sin soldados, toda gente con rango. Llegaron - buzos tácticos y el batallón de anfibios-. Se produjo la toma del lugar y el objetivo era desalojar la casa del gobernador a través de la persuasión, sin heri- dos. La toma de la casa del gobernador, quien se rindiera recién a las 09:30 de la mañana, salida con su familia bandera blanca en mano. Contaban con 8 buzos tácticos y 8 hombres del batallón an- fibio. Primer caído en la toma: teniente Capitán de Fragata -Infan- tería de Marina- Pedro Edgardo Giachino, mendocino, 34 años, he- rido de 2 disparos, el óbito fue por desangrado. Luego de esa expe- riencia con varios heridos, los hicieron volver el mismo 2 de abril a las 20 horas y la guerra se desata y en la segunda fase intervenían jóvenes del servicio militar. El 25 de junio termino la guerra. 13
Segunda fase: Dado al rechazo de Gran Bretaña. A los primeros que mandaron fueron los conscriptos que eran de -clase 62- que ya le daban la baja y salían para regresar a su vida civil y la -clase 63- era quien tomaba la guardia. Pero nadie salió de baja, los mandaron a cambiarse, les dieron una charla un comandante en jefe y les deseo mucha suerte. Luego los hicieron subir a un avión Hércules y fueron todos amon- tonados rumbo a Puerto Argentino, al General Belgrano y muchos sin ningún tipo de experiencia. Un gran daño causó esta guerra…, no solo por los caídos, sino también, por el gran número de vetera- nos de Malvinas que se quitaron la vida por ausencia del Estado, falta de reconocimiento. No fueron bien recibidos los heroicos y gloriosos soldados. Llegaron en condiciones deplorables, shoquea- dos, con muy bajo peso, heridos. No debemos olvidar jamás que los recibieron como, - “¡Cagones, perdieron la guerra!”- Cabe destacar que, el teniente Capitán de Fragata que llevó la mi- sión a cabo de la toma, Pedro Gerardo Giachino, fue condecorado post-morten con la “Cruz al Heroico Valor en Combate” (máxima distinción Nacional. Pero… Luego, en el año 2007 fue denunciado con serias pruebas por represor, torturas y asesinato a detenidos des- aparecidos en el marco de la dictadura militar que termino de caer en el año 1983 y comienza un gobierno democrático, radical del Expresidente Dr. Raúl Alfonsín. 14
Grandes disputas entre los que fueron reconocidos por el Estado. - Los que combatieron y los que no-. En mi opinión -y esto corre por mi cuenta- movilizados fueron todos, porque nadie nació en las is- las. De todas formas, el mapa deja claro quien estuvo afuera. Esta disputa lleva una lucha de 40 años. Esto también forma parte de la desalinización, puesta en práctica y en forma simbólica Contexto Histórico En el año 1982, en el gobierno militar que estaba a cargo desde 1976, había un descontento generalizado en la parte social. Ya desde 1981, el sucesor de Rafael Videla fue Leopoldo Fortunato Galtieri. Cabe recordar que, vivíamos en un país muy lastimado, violentado en todos los aspectos y en especial en los Derechos Hu- manos. El pueblo estaba cansado y paralizado por el pánico que causaron. Ese efecto parálisis duró muchos años. En el proceso final de la dictadura, se empiezan a organizar los colectivos sociales con marchas de la resistencia. A mi modo de ver, más allá de los intere- ses de la gesta de Malvinas, que no fue producto de una noche de alcohol, fue un proceso que se adelantó dado a tantas presiones. También, actuaron como (manotazo de ahogado). Recurren a to- mar las Islas, el presidente de Facto, Leopoldo Fortunato Galtieri. El -2 de abril de 1982- buscó apoyo popular. Logra obtener una 15
Plaza de Mayo apabullante de gente de todos los sectores. Ese es- tado exitista tapaba el verdadero sentimiento patriótico. Así fue. ¿Ángeles o demonios? 74 días duró su triunfo ficticio que causó un daño irreparable. (650 caídos argentinos y 255 ingleses). Después de la rendición y fin de la guerra, el 25 de junio, luego de ese proceso de desgaste, firma su sentencia y tras la guerra cae la dictadura, con la llegada de la democracia, con el electo presidente de la Nación, Dr. Ricardo Raúl Alfonsín. El pueblo respondió con creces sin saber que se los estaba utilizando para sus propósitos y engañaron a una Nación entera. El periodismo fue atroz como ma- nipuló información, más las estafas económicas, donaciones, oro y una suma millonaria que donó el pueblo uniéndose por la causa. Un día de desconcierto social La gente en la calle estaba muy sonriente, gesticulaba, algunos que salían de trabajar, otros con banderas argentinas, en especial jóvenes donde la brisa movía las largas cabelleras brillosas con el roce del sol. Sus rostros relucientes con los cachetes y frentes pin- tadas con la bandera argentina. Vinchas y alboroto de histeria juve- nil. Los más adultos en cambio, se los podía ver, inclusive distintas clases sociales, paradas frente a las fastuosas vidrieras de Buenos Aires capital, llena de televisores modernos. Para poner en con- texto, ese también, era un año de mundial, lo que hacía que la gente acceda a televisores nuevos; ya veníamos del mundial ´78 como ga- nadores. Ese espíritu futbolero con su práctica social, no lo iba a opacar las Malvinas. Así era como se paraban a mirar, la transmi- sión de la cantidad de gente que había en Plaza de Mayo y escu- chaba el discurso del dictador Galtieri. Se amontonaban en las veredas en silencio sin saber bien. Los transeúntes tenían que pasar por la calle entre el tráfico acumulado, padeciendo una gran contaminación auditiva por la cantidad de bo- cinazos y algarabía. ¡Y claro! Mucha gente desconcertada se ente- raba en las veredas que las Islas del Atlántico Sur eran por fin ar- gentinas. 16
2 de abril de 1982 Fortunato Galtieri en la Plaza de Mayo Transmite por Cadena Nacional Mediante el discurso en la Plaza llena frente al cabildo fiel testigo del tiempo. El pueblo eufórico a viva voz coreaba: La marcha peronista. ¡Argentina! ¡Argentina! ¡Argentina! ¡El pueblo, unido, jamás será vencido! ¡El pueblo, unido, jamás será vencido! Discurso dictador: Acá están reunidos: Obreros, empresarios, intelectuales. Todos los órdenes de la vida Nacional en unión Nacional, en procura del bie- nestar del país y su dignidad. Que sepa el mundo. América, que un pueblo con voluntad, el pueblo argentino. ¡Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla! Y en esto, tenemos la solidaridad de varios pueblos americanos que están decididos a dar batalla con los argentinos. La hidalguía, la hidalguía del pueblo argentino, en esta histórica Plaza de Mayo y en todas las plazas del país. Hace tender la mano al adversario, pero que no se interprete como debilidad. Si es necesario este pue- blo, este pueblo, que yo trato de interpretar como presidente de la Nación, va a estar dispuesto, va a estar dispuesto a tender la mano en la paz con hidalguía y en la paz con honor. Pero también, dis- puesto, a escarmentar a quien se atreva a tocar un metro cuadrado del territorio argentino. Leopoldo Fortunato Galtieri 17
Historicidad y Gobernabilidad del Archipiélago Las Islas Malvinas son un archipiélago, se encuentran en el océano Atlántico Sur. Están a una distancia de 480 km de las costas continentales de América del Sur. Las mismas han permanecido deshabitadas hasta la llegada de los europeos. —Fueron descubier- tas en 1520— por Esteban Gómez, tripulante de la nave San Anto- nio. Uno de los barcos de la expedición de Fernando Magallanes que estaba al servicio del rey de España —Felipe VI—, cuya mo- narquía parlamentaria funcionaba en Madrid —Sede en el Palacio de la Moncloa—. También, se lo denominaba el “Reino de España”. Si bien, estas Islas siempre fueron objeto de grandes controver- sias, según la delineación de las tierras de las Islas, pertenecían a España por quien fueron descubiertas. Sin embargo, navegantes (in- gleses, holandeses y franceses) llegaron al archipiélago en diversas oportunidades en pasajes de la historia. En -1690- el Capitán de Marina Británica Johnston, navegó por El Estrecho de San Carlos, que separa a las Malvinas y lo llamó — Estrecho de Falkland— En -1764- hubo una ocupación francesa por parte de Luis Conde de Bougainvilleas, francés, la bautizó -La Isla Malo- porque, será el nombre dado a los nacidos de San Malo; el puerto francés de donde procedían los españoles que estuvieron en el puerto de San Luis, tras una Sede de protistas y transformación Moulins. En Malvinas en -1765- una expedición inglesa llegó a las Islas y las denominó al “clan islam”. En -1770-, las fuerzas de ocupación inglesas fueron desalojadas por España, que reclamó la soberanía de las Islas por la vía diplomática cuando se creó el virreinato del Río de La Plata; las Malvinas. España decide ceder las islas a Argentina donde se man- dan 62 gobernadores argentinos. Fue así como pasaron a depender de la gobernación de Buenos Aires desde -1774 hasta 1810-. España nombró sucesivos gobernadores para el archipiélago. Si bien la ONU, reconoce que las Islas están en Mar Argentino del Atlántico Sur a una distancia mínima de la Patagonia, a solo -374 km- El con- flicto es entre el -Reino Unido y Argentina-. Data desde -1833- que Inglaterra tiene el dominio por la usurpación de las Islas, las admi- nistró como un territorio británico de ultra mar. Este se interrumpió 18
el -2 de abril de 1982- donde luego del desembarco, flameó la ban- dera con dominio argentino por solo 74 días. La guerra causada por el gobierno militar argentino, a raíz del conflicto planteado en las Islas Georgias del Sur, decidió tomar el territorio del Atlántico Sur por la fuerza, iniciando una corta pero cruenta guerra, muy sangrienta. Los argentinos ocuparon las Islas y desalojaron al gobernador británico; se creó una gobernación mi- litar Argentina y se cambió el nombre de puerto Stanley, la capital, por el de Puerto Argentino. El gobierno inglés envío enseguida una gran flota hacia el Atlántico Sur para recuperar las Malvinas, los combatientes terminaron con el triunfo el 10 de junio de 1833 del mismo año, las Islas volvieron al dominio británico. Desde entonces el gobierno de ese país decidió fortalecer su presencia en las Islas y fomentar diferentes actividades. Hacer una base militar en ella. Se incrementó el poderío militar con armamento y un destacamento de soldados que supuestamente supera los 1500 hombres; la negocia- ción de la soberanía sobre las Malvinas apoyada. En diversas reso- luciones de las Naciones Unidas continúan en el terreno diplomá- tico la administración británica. Las autoridades del gobierno usur- pando las islas, han modificado la condición en que revisan los ha- bitantes del archipiélago según la perspectiva británica en 1985; concedieron al archipiélago una constitución. De acuerdo con esta reglamentación las Islas son administradas por un gobernador bri- tánico y un consejo de 10 miembros de los que 8 son elegidos por la población y otros dos, el director y el secretario financiero no tienen derecho al voto y forman parte de la junta directiva junto a tres legisladores y el gobernador que actúa como presidente de las mismas Georgias y Sándwich de acuerdo con esta misma Consti- tución otorgada unilateralmente por los británicos las Islas Georgias del sur y el grupo de las Islas Sándwich del Sur que forman parte de la provincia de Tierra del Fuego han sido transformadas en un protectorado separado de las Malvinas. El tiempo que duró la guerra, la noticia que más conmocionó a los argentinos fue el hundimiento del crucero General Belgrano, lle- vando consigo hasta el fondo del mar a 323 gloriosos héroes que partieron con la bandera flameando en las Islas, personal alistado, 19
personas entre los que se encontraban conscriptos, suboficiales, ofi- ciales y dos civiles que tenían la concesión de la cantina del buque y que al saber que el mismo se dirigía a la zona de conflicto deci- dieron seguir cumpliendo su trabajo a bordo. En esta imagen se ob- serva en crucero General Belgrano fondeado en las islas de los es- tados antes de partir a su destino final el día 2 de mayo. Supuesta- mente a las 16:00 horas, el crucero es atacado por un submarino nuclear, su nombre Conqueror, que dispara tres torpedos de los cua- les dos impactan en el crucero. Tarda solamente una hora en hun- dirse y desaparecer para siempre en el fondo de nuestro mar. El des- tructor ARA Piedrabuena participó en el teatro de operaciones y rescate a 76 náufragos del crucero Belgrano. También, el destructor ARA Bouchard participó en el teatro de operaciones rescatando a 64 náufragos del crucero Belgrano. Aunque muchos no lo conocie- ron la armada Argentina poseía en su flota un portaaviones, que lle- vaba el nombre de ARA 25 de mayo. También, participó la fragata misilística ARA Hércules pertene- ciente a la Armada Argentina, melliza del buque inglés Sheffieler. Participaron también aviones que eran de la Fuerza Aérea Argentina los aviones A4C Skyhawk. Los clásicos pucará sí observamos las fotos, nos damos cuenta de que nuestro país en el año 1982 poseía una gran dotación de armamento para defensa de la soberanía, pero los británicos poseían una mayor tecnología, más conocimiento de situaciones bélicas y una Armada con muchos buques en su flota; por algo eran en ese momento la tercera potencia mundial. Sí bien a la hora de continuar con este tema, no podemos saber con certeza cuáles fueron los transportes y armamentos con los que con- taba el ejército argentino, que algunos no funcionaban. Grandes errores que anunciaban que la guerra ya estaba perdida. Malvinas y Derechos Humanos La guerra de las Islas Malvinas se vino gestando en un momento muy triste de nuestra historia, a mano de una cruenta dictadura que padecíamos desde el (24 de marzo de 1976). Si bien no hay Dere- chos Humanos en las guerras, mucho menos esperemos, que gente 20
que tuvo treinta mil detenidos, desaparecidos, torturados, bebes na- cidos en cautiverio y apropiados -los vuelos de la muerte-, no pode- mos descartar ese modus operandi. La guerra como broche de oro, la perversidad en estado bruto. Me atrevo a decir que, se llevaron a toda una generación. Y la brecha se sentía en la facultad, entre los jóvenes y los grandes. Fal- taban los del medio. También, así la ausencia de referentes. Muy a pesar de su debilitamiento, seguían con su muestra de poder. Inclu- sive, no solo fue durante la guerra, que era la cara de la rendición del día 14 de junio de 1982, con el fin del conflicto bélico, a pesar de que se recuperaba muy próxima la democracia. La violencia psi- cológica y simbólica seguía con los más frágiles. Que las miserias humanas y las perversidades están a la orden del día y más allá, con las personas que están en situaciones de vulne- rabilidad en los pueblos de provincias pobres, los pueblos origina- rios totalmente invisibilizados. Excombatientes sin oportunidad de haber ido a estudiar. Muchas familias ni eran anoticiadas del deceso de sus hijos. La primera de la violación a los derechos humanos fue, violar la resolución -2065- de la Asamblea General de las Naciones Unidas, firmada por el expresidente Arturo Umberto Ilia. Fue Aprobada el 16 de diciembre de 1965. En ella se reconoció la disputa entre — Argentina y el Reino Unido—. En cuanto a las Islas, también estableció que en los papeles de Argentina figuraran que en los papeles y cartografía vayan recono- cidas la Islas con el nombre de (Islas Malvinas y no Falkland). Que la única manera de destrabar la controversia entre ambos países es: por la vía pacífica de la palabra y la negociación. Terminar con el colonialismo. —Paz y Seguridad— la solución a través del aval de la ONU para llegar a un acuerdo con la soberanía del archipié- lago. Ese fue un hecho muy importante que llevó a cabo el Dr. Ilia, como un logro histórico obtenido con su firma para el bien de nuestro Atlántico Sur, sumado a la ley de los medicamentos, ridiculizaba, sumado a esta resolución. Un complot orquestado con los medios 21
gráficos, radiales y televisivos. No fue casualidad que su presiden- cia, sufrió un golpe Militar. Pero, todo tiene que ver con todo. Actualmente, se insiste con una nueva resolución sobre el tema y cuenta con el apoyo del bloque Latinoamericano. Pero la ONU retrasa los tiempos. Es importante destacar que, en mayor o menor medida, Argentina nunca dejó de hacer los reclamos correspondientes de recuperar nuestra soberanía. Resolución 2065 de la Asamblea General de las Naciones Unidas Un gran logro del expresidente Arturo Umberto Ilia, unos de los hechos históricos más importante en derechos: las Islas Malvinas. Resolución 2065 de la Asamblea General de las Na- ciones Unidas Asunto Cuestión de las Islas Malvinas Fecha 16 de diciembre de 1965 Sesión núm. 1398 A/RES/2065(XX) 22
Votación A favor: 94 Resultado En contra: 0 Abstenciones: 14 Ausentes: 9 Aprobada La guerra de Malvinas, uno de los hechos más cobarde de la his- toria. Un hecho terrible sin duda, momentos perversos de la historia si lo hay, fue el hundimiento de ARA Belgrano. Con 323 caídos, tomados por sorpresa fuera de la zona de exclusión a todos ellos, argentinos, nos dejó sin aire, el hundimiento del ARA Gral. Bel- grano con 323 crímenes de guerra. Por falta de atención médica y contención económica, lo que ha- cía que muchos se suiciden. Solo figuran 43 fallecidos en la Ar- mada. Y lo peor de todo esto es que vergonzosamente no hay re- gistros de óbito por suicidios; se estiman por estadísticas en los Cen- tros de Excombatientes, más de 600 suicidios. Además, otros falle- cen por enfermedades, depresión, etc. Mueren muy jóvenes o viven enfermos. Otros de los flagelos es el estigma social. Rotulados como: loco-esquirla-locura-metralleta- El Guerra. (entre otros) Y la falta de trabajo, no era bien visto, había mucho prejuicio social. También las Mujeres de Malvinas fueron invisibilizadas. Enferme- ras, anestesistas, asistieron a muchos soldados heridos, con ampu- taciones, eran ellas quienes tenían a su lado y estando muy lejos de casa. La complicidad de los medios hegemónicos. Mintieron, desinformaban al pueblo y a los mismos combatientes. Se adormeció un pueblo, se lo amordazó y se les mintió con la com- plicidad de periodistas comprados por los multimedios (“miente, miente, que algo quedará”), esa frase colgada de una tela negra en el obelisco, “el silencio es salud” Me pregunto, ¿Si ésta, no era una manera más para seguir matando a una generación, nada más ni 23
nada menos? O acaso, era parte de la continuidad de ese plan sinies- tro de, torturar y matar a la juventud. Por dictadura que ya era una cáscara vacía y se le había perdido el respeto. Pregunto. ¿Qué pasa- ría si hubieran ganado la Guerra? No tengo dudas que, se hubiesen perpetrado en el poder y otra seria la historia. Malvinas El 16 de enero de 1831 María La Grande llegó a Malvinas invitada por Luis Vernet. En esa época María La Grande, María la Vieja o simplemente la Reina, era la Cacica del pueblo Tehuelche. Sus dominios abarcaban prácticamente toda la Patagonia, desde el Río Negro hasta las costas del Estrecho de Magallanes. Su poder económico se basaba en el intercambio comercial de carne, pieles, mantas de guanaco, plumas de ñandú, ganado y madera. Luis Vernet la había conocido en 1823 en Península Valdés mien- tras faenaba ganado. La gran cacica llegó acompañada por más de mil indios, lo invitó a negociar y conocer los derechos que su pueblo tenía sobre ese territorio. Después de ese encuentro, Vernet la apodó como “María La Grande” en alusión a la zarina rusa Catalina II de Rusia y por el gran liderazgo que ejercía en su comunidad. Años después, y siendo ya Comandante Político y Militar de las Islas Malvinas, la invitó a visitar Puerto Luis. El propósito era la creación de una factoría en la Bahía San Gregorio para el intercambio de ganado y madera entre las Islas y el continente que gozaría de la protección de la cacica. María permaneció varios días en las Islas Malvinas, pero la usurpación inglesa de 1833 truncó la integra- ción. “Soberanas de Malvinas: mujeres que hicieron patria en las Islas” Silvina Gutiérrez 24
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Capitulo II Origen del libro Testimonios del ARA General Belgrano 1 de noviembre de 2018, sonó el celular a las 23:11hs, era Cesar Villa, un compañero de esos que no abundan, trabajamos juntos en la parte cultura y sobre todo en el tema de pueblos originarios; en su caso, está con su lucha de construir un partido fuerte para -el indigenismo de las comunidades del chaco salteño a nivel Nacional. El llamado era para decirme que su amigo Luis Alberto Cruz, que conocía hace algunos años, ambos hincas del club de Juventud An- toniana (El Santo) de salta capital. Pancho, Veterano de Guerra de Malvinas, quería escribir un libro sobre lo que pasó en el hundimiento del ARA General Belgrano, ya que nunca hablo, para que sus hijos y nietos puedan saber lo que había vivido. En su paso por Buenos Aires hablando con su amigo, hacía 37 años que no había hablado nada de lo vivido en la guerra, pero ese día lo hizo por varias horas, cosas que jamás había hecho con nadie. Cesar, me comentó que había pensado en mi para hacer este libro. Como buen adulador, fiel a su estilo, prepara el terreno para lograr su cometido que no es otro que su espíritu malvinero, ya que su tío Mario Silvera, estuvo en la guerra y es veterano de la Armada Ar- gentina. Él tuvo la iniciativa para que su amigo de juventud tenga su libro y por fin pueda poner en palabras lo que nunca pudo contar; ni si- quiera a su familia. Muy eufórico dice: “Hola Estela, ¿Cómo andas, compañera? Te llamaba por algo que seguramente vos no te imaginas, pero sé, te va a gustar mucho. Mira, te propongo escribir el libro de Pancho porque sé que ese libro, la única persona que puede escribirlo sos vos, ¿Me entendes? Yo creo que vos vas a saber manejar como nadie esa situación de Malvinas, ya que al ser terapeuta lo vas a saber llevar bien porque, 26
a Pancho le cuesta mucho hablar del tema y vos lo vas a poder ayudar. Te vuelvo a repetir, solo vos podés hacerle ese libro” Me comentó también, que se veía interesado y reafirmó que: “No acepto un no como respuesta. Acá te paso con él que lo tengo a mi lado”. Me comunicó con él, rompimos el hielo. Su idea era hacer un libro para su familia, que ellos conozcan lo que vivió para cuando él ya no esté. Charlamos bastante con Alberto. Se lo que sentía, parecía muy tímido, emocionado…, igual era mi sorpresa y alegría. Finalmente arreglamos para hacer una primera entrevista. El sábado 1 de noviembre me esperaría en su casa para almorzar y ya era jueves, nada de tiempo para digerir ese plato fuerte. Cabe recordar que se me pasó la comida y que esa noche no dormí por el gran desafío, que sería una bisagra en mi vida; primero como ciudadana y después como escritora. Así fue como ese sábado 1 de noviembre de 2018, llego a la casa domiciliada en Valentín Alsina, muy cerca del puente de Pompeya. Me recibió con toda su familia. La casa con muchas comodidades. Me comentó que ya se había jubilado de la empresa Aguas Bonae- renses. Estaban presentes hijos, nietos, nuera y yerno. Actualmente su estado civil era divorciado y la madre de sus hijos vivía en el sur; ya hacía varios años que se habían separado. Así fue como le vi por primera vez la cara a la guerra; la tenía sen- tada frente a mí, representada en un hombre con varias cicatrices en su cara, las del alma se reflejaban en sus ojos de resignación al su- frimiento que apabulla con sus tempestades de vida. Ahí estaba Luis Alberto Cruz, impávido, lleno de demonios, de fantasmas, que emergían de las frías aguas. Las secuelas a lo largo de años dejaron los puñales de hielo clavados en hombres y mujeres que fueron mo- vilizados sin mucha información. lenguas de fuego, nube espesa de humo que ahoga los sueños. Realidad que los llevó al corazón del horror organizado; para mu- chos fue lo vivido un propio infierno, dejando un tendal de dolor, de heridos, de muertes que dejo la dictadura, me atrevo a decir que aniquiló una generación. Empezamos a conversar y la emoción era de ambas partes, con mates de por medio y facturas. 27
Así comienza a escribirse esta historia, en mi caso como escritora me enfrento a momentos cargados de dramatismo, desesperación, miedos, destrucción y angustia extrema. Tengo que retroceder casi 37 años en el tiempo y conectar con mis sentimientos de mis 25 años, ya madre de dos hijas. Mi mirada en la guerra era de otra forma…, inevitable no pensar lo que sentirían esas madres. La ti- midez de Pancho hacía que de alguna manera se vaya sintiendo más relajado. Trajo y me mostró fotos…, eso fue lo que le dio confianza en sí mismo a su relato. Fue una buena previa, una charla natural sin que él se sintiera interpelado por un grabador y el cuaderno que vendría después. Estábamos almorzando asado con ensaladas, pero en medio de esa euforia, de conocernos y sentirnos contentos, cargábamos a César, el asador, aunque pasó a relatar lo repentino. Se vivió un momento de muchísima tensión y angustia, estábamos almorzando entre risas y bromas y de repente todo cambio; vimos una actitud rara en Pan- cho que, se había ahogado con un pedazo de carne al quedar incrus- tado en su garganta; el ahogo era inminente hasta su piel canela se oscurecía por falta de oxígeno. Trataron que supere el momento. Le levantaron los brazos y le golpearon la espalda, pero nada, Se levantó al borde de la desesperación y se dirigió al patio le grite a Cesar (ya que entré en pánico porque mi madre había muerto por ahogo con un pedazo de carne) “agárralo de atrás hay que apretarle el diafragma para que lo expulse. Salieron detrás los hijos y su amigo, hasta que por fin lograron que pase ese mal trago y se volvió a sentar a la mesa. La tez canela de su cara era más oscura y con los ojos llorosos dijo al sentarse: \"Ya estoy bien, creí que de esta no salía\" Pensé en los mecanismos de resistencia de los laberintos de la mente; en cuanto tenía que ver ese ahogo cómo resistencia a tener que contar lo vivido en esa trágica tarde del 2 de mayo de 1982 a las 16 horas. No es casualidad que en su canal de expresión se haya intentado bloquear. 28
Alrededor de las 16:30 horas comenzamos la entrevista. Era su- mamente importante construir un buen vinculo de confianza, lo mi- raba a Pancho, un hombre de apariencia hosco, pero nada que ver, tenía un grado de timidez importante, un hombre tranquilo, pen- sante y con un poco de ingenuidad, reía muy poco pero ya estaba empezando a hacerlo como un niño travieso. El primer relato fue de su infancia. Nació en Salta, él y sus her- manos eran hijos de padres campesinos. Mientras Pancho daba tes- timonio, no me miraba a los ojos, sus manos juntas estaban sudoro- sas igual que su frente; lógicamente el cuerpo también tiene su pro- pio lenguaje. Con sus manos entrelazadas, su mirada se perdía en la fuga del mantel. Por momentos con voz de resignación, por otra, la voz cortada haciendo fuerza para detener el inminente llanto, si bien se lo podía sentir un tanto estresado, trataba de sacarlo de su angus- tia, hablando de otros temas menos significativamente dolorosos. Pronto contará lo que pasó, a sabiendas que era un esfuerzo muy grande hablar delante de una desconocida, amigó y, con su familia rodeando la mesa, todos atentos a lo que decía. Poco a poco se iba aflojando su armadura, caía, se desarmaba en pedazos. Por momen- tos sentí que nunca se fue del crucero, que su mente pavorosa seguía en ese gigante de metal. 29
Luis Alberto Cruz y familia Testimonio: Luis Alberto Cruz Sobreviviente del ARA Gral. Belgrano 1- ¿Cómo fue su infancia? Si bien me gustaba la libertad, no me gustaba el campo. Trabajé desde niño hasta que decidí escaparme a la ciudad de Salta capital y vivir en casa de los tíos, a los nueve años y, ya no quería volver con mi familia en el campo nunca más. No es que mis padres fueran malos, pero a mí no me gustaba estar ahí. Mis tíos eran buenos, me mandaban a la escuela, pero a mí no me gustaba. Mi tía me mandaba a comprar y yo me desaparecía, tardaba horas en volver. Me gustaba andar por la ciudad caminando, calcu- laba el horario que venía el tío porque era muy rígido conmigo; si venia antes de trabajar del corralón y se enteraba que no estaba…, se enojaba con mi tía y le reclamaba por haber permitido que viviera ahí y no hiciera caso. 30
Era evidente que no me soportaba más. Ese día llegó más temprano del trabajo yo no estaba, así que resolvió llamar a mi madre para que me venga a buscar; vino y me llevó al campo, aunque la estadía duró muy poco porque ni bien amaneció me escapé de nuevo. Esta vez no sería de mi querida tía. Me fui directo a las calles de la ciudad donde me sentía en la gloria. Yo no podía estar encerrado, me sentía en una cárcel y en la calle era donde mejor estaba. Hacía lo que quería, me juntaba con pibes más grandes que yo. Trabajaba de lo que podía, a veces comía, otras no. Después empecé a tomar y ahí me eché a perder del todo. Lógico que mi carácter era así…, no era bueno, que se le va a hacer, cada cual es como es, la vida nos va llevando, pero uno se deja llevar y le erra feo. 2- ¿Dónde dormía, y cuando se enfermaba, ¿cómo se las arre- glaba, llegó a delinquir, a estar detenido? Para dormir me cobraban la caja de un camión o una camioneta y yo me tiraba unos cartones y ahí dormía nomás…, no me hacía pro- blema porque ya me había acostumbrado a todo. Si, estuve enfermo con fiebre, tenía gripe, pero yo me tiraba en algún lugar hasta que se me pasara. En algún momento me fui a un hospital, pero nunca nada grave. Con eso de delinquir ¿De robar dice usted? No, yo más bien tomaba y me gustaba pelear…, era muy peleador, por cualquier cosa me iba a las manos y no podían pararme. Había veces que se armaba con barras de otros barrios y si caía la policía ya me cono- cían, así que no pasaba nada más que agarrarnos a trompadas lim- pias, ¡Ojo que cobraba lindo, eh! Ya estaba acostumbrado a eso. Tengo que reconocer que era medio animal. (Se ríe) 3- ¿De qué forma se enteró que debía ir al servicio militar? ¿Re- cuerda ese día y como lo tomó? Si me acuerdo, me estuvo buscando mi tío y dejó una nota en un negocio que me conocían; dijo que me tenía que presentar. Lo tomé bien porque yo dije, bueno…, esto es una oportunidad de salir de la calle y de dejar de pelear y tomar. Si…, me puso contento la noticia. Se armó un revuelo cuando me toco número alto así que fue marina, Yo estaba muy contento, pero nunca imaginé lo que me esperaba. 31
Me presenté y ya de entrada no caí nada bien. Yo era corto de ca- rácter, me sentía inferior a otros, eso hacía que casi ni hablara y me aislara. A muchos eso no les gustara y empezaban a molestarme; yo aguantaba, pero…, todos teníamos un límite. El día 15 de abril — no me olvido más porque era el día de mi cumpleaños— nos man- dan para el crucero. Nos dan una cajita que siempre la debíamos tener con nosotros. Estaban las sierritas para cortar las sogas de la balsa por cualquier cosa que haya que dejar el buque Gral. Bel- grano. 4- ¿Cómo fue aquél 2 mayo de 1982 y cómo vivió el ataque? Yo me desperté temprano y me puse a limpiar los pisos. El clima era horrible, unos nubarrones negros, fuertes vientos, el mar estaba bravo, grado cuatro. El frio helado te rajaba la piel de la cara. Si bien el ánimo no era malo, ya que estábamos fuera de la zona de exclusión, sin los dos barcos de defensas. Yo estuve con los herma- nos de la cantina y tenían un parlante que me encantaba; escuchá- bamos música, me pedí algo para comer. Limpiamos, nos abaste- cimos de combustible, comimos y después me tiro un rato a descan- sar; no se dormía bien. En guerra siempre había que estar alerta. Dormí un rato y me despierta de un sacudón un suboficial joven, un poco más grande que yo. El tipo me odiaba, nunca supe porque se daba el lujo de torturarme psicológicamente. Recuerdo muy bien ese día. Yo estaba acostado esperando que se sean las cuatro de la tarde para subir y tomar la guardia. A eso de las 15:15 horas viene este suboficial y me manda a pasarle viruta al piso: “Más vale que lo dejes bien brilloso o vas a ver lo que te va a pasar”. Le digo Señor…, tengo orden de ir a cubrir la guardia a las 16 horas. -Usted siga limpiando el piso-. A esa altura, ya estaba muy nervioso por la bronca que tenía, así que le dije que no podía desobedecer esa orden y que por las buenas o por las malas, como sea, voy a subir porque tengo que reemplazar a mi compañero. Yo sabía que fue a las 16 horas porque yo termi- naba de subir la escalera en ese momento. Siento el impacto que me tira tres metros. El ruido fue ensordecedor, la vibración, los oídos 32
parecían explotar, el pánico nos invadió, automáticamente se cortó la luz y se cerraron las puertas. Yo al caer, algo me golpeó la cabeza, me dejó mareado y con náuseas…, al ratito me puse a vomitar y siento el segundo impacto del -Submarino Conqueror-, nos había dado…, totalmente desprevenidos, estábamos “servidos en ban- deja”. Veo una bola de fuego donde estaba este suboficial, ahí mu- rieron todos. Me dio terror pensar que yo podía ser el que estaba en su lugar. Los gritos eran desgarradores…, después me enteré que los de ahí murieron todos. Eran gritos que nunca pude olvidarlos. ¡Y miré que pasó el tiempo! Hay veces que estoy solo en casa y me parece escuchar esos alaridos. Tuve mucho miedo y por un mo- mento era inconsciente de todo lo que estaba pasando. Veo alguien que viene para mi lado y estaba envuelto en una llamarada. Lo re- conocí por la voz…, era uno de los hermanos cantineros, se revol- caba en el piso para tratar de sofocar el fuego y gritaba: “¡Estos hijos de puta nos dieron, nos dieron hermano, me muero, auxilio me muero!” Pancho se quebró, sentado en la cabecera de la mesa relataba con mucha displicencia, Pensaba, se perdía con la mirada, se llevaba las manos a la cara y empezó a llorar sin parar con la cara tapada. Luego le trajeron agua, sacó un pañuelo de su bolsillo, se secó y acomodó el pelo con rulos. Hizo silencio, su lenguaje corporal dio un cierto desfasaje entre sus pensamientos y los gestos, por momen- tos murmuraba en voz baja, parecía estar perdido en tiempo y espa- cio, luego siguió contando el gran acontecimiento. 5- ¿Cómo fue cuando tuvo que abandonar el crucero ya semi hundido, con tanta gente herida ¿Cómo se jerarquizaba el acceso a las balsas? Había que dar la vuelta y hacer la fila. La gente herida, ya sea por quemaduras, heridas se las ayudaba. Había también, un sector de enfermería que traía frazadas suministraba morfina a los que esta- ban en un solo grito por las quemaduras y con las frazadas se usaban para apagarles el fuego del cuerpo que estaban por todas partes. Ha- bía mucho miedo, el mar estaba muy jodido. No era fácil el tema de 33
saltar, muchos si no lo hacían bien, caían directo al agua. Estábamos todos aturdidos y con temor a morir por si disparaban de nuevo. Muchos tragaron aceite. Era toda una locura, el fuego, las nubes negras, el humo tan denso nos asfixiaba. La balsa era difícil, estaba la posibilidad de chocar con el crucero. Además, había una sierrita para cortar las sogas de las balsas, no todos la tenían era todo un caos terrible ¡Uh…, no me quiero ni acordar! Si no cortaban entre dos al mismo tiempo no funcionaba y también, teníamos mucho riesgo de morir…, yo me salvé como tres veces. Estuvimos más de 74 horas con un temporal grandísimo (grado 6 o 7) No podíamos dormir, si nos dormíamos moríamos, teníamos que masajearnos el cuerpo para no congelarnos, tomar mucha agua para orinar, orinarnos u orinar a un compañero que estaba peor, los mareos, los vómitos, había veces que llegamos al desmayo y nos cacheteaban, para que trabajen los riñones. Abrazarnos, había un muchacho que no se dejaba abrazar porque él decía que no era gay, no entendía que era fundamental darse calor. Y bueno…, en un mo- mento no lo pudimos despertar…, luego murió otro. Así que estu- vimos con compañeros muertos. Nuestra balsa tenía dos de más, todos estábamos muy incómodos, uno dijo que, porque no los tira- mos, ya estaban muertos y no servían para dar calor. Todos se mi- raron, para colmo el fallecido era de contestar. Ahí se armó una gran discusión…, que hacían con esos restos que sobraban. Había lugar para 16 y había 18, pero ganó la humanidad de no tirar los muertos al agua y que sean entregados a su familia para ser despedidos como corresponde, como Dios manda. Después de tal calvario son rescatados por el Ara Bahía Paraíso, buque hospital. Muchos fueron directamente al quirófano por amputaciones, los quemados recibían morfina. Yo muchas veces pensaba en morir, no soportaba más, ya estaba entregado. De lo que pude estar seguro, que al haber vivido en la calle, el frio, la lluvia, estar acostumbrado al sufrimiento, me preparó para poder resistir más…, yo creo que eso fue lo que me salvó. 6- ¿Luego de la rendición donde los mandaron? 34
Llegamos a Ushuaia y después de dos días me mandaron al Asti- llero Rio Santiago. Yo para ellos era un inadaptado, muchos salían a La Plata y me pedían que les cubra las guardias, como yo no tenía familia ni nada, me quedaba de guardia. Les cobraba y ahorraba para cuando salga, otras veces le pedía ropa o algún cassette. Había veces que se mandaban alguna macana y me pedían que me haga cargo total yo no salía, pero como muchos eran “chicos bien” …, yo les cobraba. Total, siempre me culpaban, la verdad que por uno de alto rango que me odiaba, porque le di una buena trompada, por- que me había puteado a mi madre y yo me bancaba cualquier cosa, menos eso. Era real que yo no respetaba reglas y desobedecía algunas órdenes. Me iban a dar por eso cinco años de cárcel. Así era mi vida, me la pasaba en el calabozo, me trataban como un animal. Después de diez meses me manda a llamar un comandante en jefe a su despacho y me dijo: “¿Usted por qué cree que todavía está acá”? Él era quien firmaría los cinco años de cárcel. Porque hay un supe- rior que me odia y yo le di una trompada “¿Usted soldado Cruz, se arrepiente o lo volvería a hacer?” Sí Señor, Lo volvería a hacer. Él me hacía tirar la basura y me tenía que agarrar bien, porque al abrir la puerta esas ráfagas de viento me querían llevar y tenía que agarrar con una mano sola, porque en la otra estaba la bolsa y la bolsa según el viento, caía. Varias veces casi pierdo el equilibrio y me lleva, él se reía y me decía: “Tène cuidado, un día el viento te va a llevar” y se reía. Hacía que no me den comida en el calabozo. Yo sé que soy un salvaje señor, un ignorante, pero sé cuándo me discriminan y maltratan. A esa altura sabía que estaba condenado a cinco años de cárcel por desacato a la autoridad, agresión y trastorno de personalidad sin ha- cerme un examen psicológico. Eso decía mi legajo. Me miró y dijo: “Se anima a decirme el nombre” Si como no. Es Juan P. Rodrí- guez. Se quedó mirando y firmó la planilla que estaba sobre un gran libro marrón; me dijo que firme. No dudé, firmé entregado, resig- 35
nado a mi desgracia…, si bien estaba mal, también ya estaba acos- tumbrado. Luego me preguntó: “¿No va a leer el sumario que firma? No mi teniente, lo que diga usted, estará bien. Se paró, me dio la mano y con una sonrisa dijo: “¡Gracias por servir a La Patria! Mañana a primera hora se va a su casa. Eso sí, tiene que firmar esta normativa de confidencialidad que se compromete a no hablar con nadie de lo que aconteció en su estadía para siempre, ni siquiera con su familia” Si señor. Me quedé mirando sin poder creerlo, con los ojos llenos de lágri- mas, entendí que esa pesadilla había terminado. 7- ¿Cómo fue su vida cuando salió a la vida civil? Cuando salí, seguía confundido, tan mentalizado estaba, para mí era un milagro. Estaba más perdido que en medio de la guerra, ya me había acostumbrado a estar encerrado. Esas calles de La Plata eran desconocidas y yo no era el mismo. Fui a la casa de mi her- mana, tomé el tren, me bajé en la estación Quilmes y caminé varias cuadras hasta donde vivía ella. Yo sabía que se había separado y estaba sola con sus hijos, suerte que había juntado bastante dinero cubriendo guardias y me quedé a vivir con ella. Al tiempo me enamoré de una chica, compramos un terreno y nos casamos, tuvimos dos varones y una mujer. Trabajaba bien en Aguas Bonaerenses de la Provincia de Buenos Aires, que afortunadamente tomaban a excombatientes y, luego vinieron los nietos. En cuanto a mi familia de Salta no sé porque fue muy difícil volver, tardé muchos años en ir a Salta. Cuando fui de mis tíos, casi se infartan porque parecía que vieron a un fantasma, todos me cre- yeron muerto. Mis amigos hicieron una gran fiesta, nos juntamos con los de la calle y otros del barrio. Con César somos amigos mu- chos años. 8- ¿Cómo cree que lo marcó la vida luego de la guerra y si le quedaron secuelas? La verdad que marcó muy feo psicológicamente. Viví siempre enfermo, había días que se me paralizaban las piernas, estuve un año sin poder caminar, pero después no tenía nada en los estudios. 36
¿Secuelas? Si, muchas veces perdí la conciencia, hasta manejando me pasó y tuve un choque fuertísimo…, casi me muero; estuve mu- cho tiempo en coma, viví siempre con muchos problemas de salud, pero nadie me encontraba nada. Hacían junta médica de todo, los estudios salían bien. Sufrí depresión al no poder trabajar. Aún tengo muchos dolores de cabeza, pero me hicieron resonancia y no en- cuentran nada. Nunca pude olvidar a mis compañeros muertos, yo no podía dor- mir a oscuras tenía que estar con la luz prendida, me sobresaltaba con cualquier ruidito, más con los fuertes. Tenía muchas pesadillas, a veces me tenían que despertar. Un día me zamarrearon, pensaba en el sueño que era el suboficial del Belgrano; me despertaban por los gritos. Sentía que estaba atrapado, como si fuera uno de mis compañeros y yo ya sabía que iba a morir. Muchas veces yo me sentaba donde estoy sentado ahora en la ca- becera de la mesa y… ¡Mire lo que le voy a contar…, usted va a creer que estoy loco! Pero pasaba tiempo mirando la esquina de la pared, me pasaba que la veía llena de arriba a abajo de moscardones verdes, perdía la noción del tiempo, el zumbido era fuerte, todo mi- nado como una gran mancha negra, eran grandes y asquerosas, se encimaban y ponían larvas. Me pasó de todo ¿Vio todas las cicatri- ces en mi cara? Es por el accidente, tengo un montón de puntos. La verdad que me puse hablar con mi amigo Cesar y empecé a contar que yo nunca hablo de Malvinas, ni mi familia saben que pasé. Pero con mi amigo Cesar hablé porque él viene de una familia malvinera, y bueno, acá estamos. Él me dijo que tenía una amiga escritora que le interesaría escribir de Malvinas. Yo siempre quise hacer un libro para mi familia para cuando yo ya no esté. Mis hijos me salieron todos buenos, estudian, son muy compañeros. Yo me divorcie hace unos años, fue muy buena madre, pero segu- ramente se cansó por mi carácter, yo no soy de hablar mucho. Des- graciadamente, mi madre ya murió así que yo le hice una casa para mi papá en el campo con todas las comodidades porque él está en un geriátrico, pero yo lo voy a sacar y lo voy a cuidar, quiero que 37
esté en su casa. Si Dios quiere, paso navidad con mi familia y des- pués me voy a vivir a Salta, quiero estar tranquilo allá con mi padre. Ese hoy es mi objetivo de vida. Luis Alberto Cruz y Cesar Villa Si bien este libro con crueles pinceladas de la historia aún por de- velar, vivencias de sobrevivientes, la verdad que nunca se sabe lo que realmente pasó, sabemos que, como en toda guerra, reina “el vale todo”. La historia de Pancho parece ser una historia inacabada, si bien su proyecto de vida inmediato era un cierre de su infancia y adolescencia con la reconciliación con su padre, desgraciadamente la vida también, le negó esa posibilidad ya que su padre falleció diez días antes de navidad, diciembre de 2018, apenas a 15 días antes de la mudanza para empezar una nueva vida en Salta. Cruz, luego del fallecimiento, sufrió un deterioro físico y esta vez los análisis dieron un diagnóstico de hidrocefalia y quedó al cuidado de su hija e hijos. La última pregunta que le hice es: 38
¿Si, con toda su experiencia de iría de nuevo a la misma guerra? La respuesta fue si, iría igual. Terminó esa tercera entrevista y brindamos a viva voz por tres ve- ces ¡Viva La Patria! 39
Capitulo III Se resignifica el libro y nace Bocanadas de la Historia originaria- Mario Vilca Condorií, 40 años de Malvinas Todo tiene que ver con todo Si bien el libro del Veterano de Guerra de nuestras Islas Malvinas no pudo seguir su curso…, con Luis Alberto Cruz, dado su estado de salud, la investigación siguió. En una madrugada de lectura, apa- recen los Mario Vilca Condorí y la historia de este libro retoma un nuevo camino, pero que nos lleva al mismo lugar, con los hermanos Vilca Condori. Testigos directos del ARA General. Belgrano, Juan Bautista y en el - Buque Hospital Bahía Paraíso- estaba Anastacio Vilca Condorí, quienes fueron al rescate de las balsas con los náu- fragos y fue quien rescato con vida al VGM- Juan Alberto Cruz. MARIO VILCA CONDORÍ Nació en Queñual provincia de Salta tal vez fue el combatiente más joven de apenas dieciséis años. Navegó junto a su hermano Juan Bautista en el Crucero ARA Gral. Belgrano. En el hundi- miento, Juan logró ser rescatado con vida, mientras que Mario muere dando su vida por la Patria en las heladas aguas del Atlántico Sur. Cómo decírtelo Hoy cobré mi primer sueldo y mientras regreso de la fábrica, me voy imaginando la carita de la vieja cuando la invite a pasear por la peatonal y la sorprenda con su helado favorito, hace tanto que no disfruta de un paseo. 40
Espero tenga ganas de acompañarme, ella siempre dice que hay que cuidar la platita. Mi hermano mayor hace mucho que está en la Armada y mamá lo extraña demasiado, pero se hace la dura y no nos dice nunca nada, pero en cada abrazo, nos dice a gritos que ya no puede soportar esa terrible espera. Tengo muchas ganas de comprarle un abrigo nuevo, ese que usa lo heredó de mi abuela y está tan zurcido y remendado como su corazón, que parece saltar de su pecho cada vez que llega carta de mi amado hermano. Al llegar a casa la veo en el piletón, acariciando las ropas del viejo que también fue marino y hoy sus ropas cubren mi cuerpo y eso me hace sentir un orgullo y un sentimiento especial. Cuando me ve llegar, corre atravesando el patio y celebra emocio- nada nuestro encuentro, mientras seca sus manos frías por el agua, pero que al abrazarme se entibian del amor más puro. Con su tono provinciano que amo ¡Pone la pava hijo que he pre- parado una pastaflora de manzana! ¿Cómo te fue hoy en la fábrica hijo? ¡Trata de cambiarte enseguida la ropa de trabajo, así te la lavo tempranito, sabes que no me gusta que andes con manchas, no quiero verte descuidado! ¡Ay viejita, cómo no voy a abrazarte, levantarte en mis brazos y hacerte girar mientras grito que te amo eternamente! Mientras me cebas esos mates, me vas acomodando el pelo, recla- mándome que me hace falta un cortesito. El helado queda en el olvido, mientras me lees la carta que ha lle- gado y nos encuentra la tarde levantando la ropa de la soga. Sos la hacedora de todo lo lindo que nos pasa siempre cariñosa y mimosa, aunque tengo dieciséis, me seguís mirando con la misma mirada que recuerdo de mis cinco años al despedirme en el jardín. Mientras preparas limonada fresca, cantas las canciones que le gustan a “Bicho” mi hermano querido, esas canciones de música progresiva, ese rock nacional que nos eriza la piel. Nos sentamos en los sillones del patio mientras la madre selva per- fuma la noche, mientras imaginamos cuando lo veamos entrar a “Bicho” diciéndonos que se queda en tierra. 41
Este nuevo día me despedís en la puerta como siempre con un mate, un beso en la frente y un cuídese mi ‘hijo nos vemos por la tarde. Te saludo con un abrazo eterno viejita, tus ojos me miran algo confusos y desconcertados, pero tu corazón de madre no se anima a preguntar el porqué de esta despedida ¿Tal vez presentirás que ha llegado una carta, pero esta vez es para mí’? ¿Cómo decirte que con mis dieciséis jóvenes años también me tengo que embarcar? ¿Cómo decir que tus besos ya no habrán de besar mi frente? ¿Cómo decirte mi viejita querida, que ya no vol- veré de la fábrica y que tu dolor ha de esperarme eternamente…? Anastacio Vilca Condori NANCY SUSANA STANCATO Foto sacada el día que juré la bandera en 1981, solo contaba con 16 años y cursaba mi primer año de enfermería. En 1982 con un año más y sin contar con las herramientas académicas necesarias, cuando se desató el conflicto bélico del Atlántico Sur, supervisada por profesionales debía cumplir las tareas de enfermería asignadas para las que muchas veces no me sentía preparada. Sé que hice lo mejor que pude trabajando en la curación, conten- ción y acompañamiento de nuestros Veteranos de Guerra. Arq. Walter Gustavo Gómez 42
Hoy me duelen Malvinas Hoy me duelen Malvinas, me duele más que nunca y puedo observar que las heridas de treinta y nueve años solo hacen cos- tra…, y la costra se desprende lentamente y corre sangre y no es la mía. Me duele raspar las costras de un pie de trinchera, hacer curaciones en amputaciones, en heridas de bala, en cuerpos destro- zados por esquirlas y de repente levantar mi mirada a esos ojos va- cíos, sin alma, porque su alma sigue peleando en Malvinas. Sostengo su mano, escucho, cada palabra se graba en mí como en roca. No puedo comparar mi dolor con el de ustedes, no estuve allí en el frío, donde rozaban los tiros, donde caían las bombas y las noches se iluminaban como días. Pero me duele Malvinas porque cada uno de ustedes, me dejó un poco de su infierno y su infierno vivido se suma al mío, quien con solo diecisiete años fui hermana, amiga, madre por esas cosas innatas que nos da la vida. Hoy me doy cuenta que nos estamos yendo, que quedamos pocos, que cada uno de nosotros somos un pedazo de historia viva. ¡Viva! y se lo debemos a los que no llegaron, a los que aún están de guardia. No permitamos que los historiadores, después, cuenten la historia más florida. Contemos la verdad de la oscuridad de la guerra, del miedo que da el silencio antes del ataque, de las pérdidas, las heridas, el llanto y el dolor que traspasa nuestra generación y heredan nuestros hijos. Lo que sufrieron las madres, las esposas, las hermanas. Contemos que las guerras no son buenas, que todos perde- mos, que la indiferencia mata y el recuerdo nos mantiene vivos. Ha- blemos, que Dios nos dio por algo el don de la palabra. 43
Entrevista VGM-Vicente José Colaneri Nacimiento: Bahía Blanca, Buenos Aires \"Argentina\" Cargo: Cabo Primero Mecánico de Armas Control Tiro. sobreviviente del ARA. General Belgrano. Vicente José Colaneri El primer contacto que tuve con el Sr Colaneri, fue a través de un video llamado que realizó Juan Bautista, gracias a las bondades de la tecnología. El me presentó y le contó del proyecto del libro, le dijo que sería genial. Él estaba manejando, lo que hizo que pare su vehículo al costado del camino. Cuando se detuvo, me presentó y le comentó quien era. Por supuesto le habló del proyecto del libro. Se quebró el compañero por el emprendimiento del libro para Mario. Le comenté que sería entrevistado y sería muy importante su testi- monio. Se emocionó y comprometió para dar su relato, de cómo y cuándo su amigo lo sacó de esas aguas heladas, que ya no soportaba ni un minuto más. 1- ¿Cómo fue que llegaste a Malvinas? Siendo un joven de 20 años, estaba dentro de la institución \"Ar- mada Argentina\" destinado en el crucero General Belgrano, te- niendo el objetivo en llegar a Malvinas, por la causa de su hundi- miento que fuera de la zona de exclusión marítima, no pudimos lle- gar ya que Inglaterra dio la orden de hundirlo, por el poderío de fuego que tenía este buque, el Belgrano, no les iba a ser fácil poder llegar a ellos a Malvinas, porque la artillería que tenía el Belgrano, eran cañones de torres de 6\", cañones de 5\", artillería antiaérea de 40 mm. Un poderío muy importante para este tipo de crucero de guerra. 44
2- ¿Conociste a los hermanos Condorí, como fue el último día en el ARA Belgrano? La convivencia fue muy buena ya que la unión de camaradería que teníamos en el Belgrano era día de trabajo de 7.30 horas hasta 18 horas. A veces trabajábamos mucho más tiempo para poder zar- par, encargar víveres, munición y terminar de reponer la cubierta de vuelo ya que ésta se encontraba en reparación cuando fue la toma de Malvinas. Si, los conocía a los Condorí, Juan es el que hacíamos guardia juntos de cabo cuarto. Pero tenía más contacto con el her- mano Mario que era panadero y lamentablemente no pudo salvarse. Es un héroe de nuestra pérdida que tuvimos en el Belgrano dentro de los 323 tripulantes que han quedado en el glorioso Crucero Ge- neral Belgrano. \"Honor y gloria\" por cada uno de ellos y los que no volvieron de Malvinas. Ese día hablo con mi camada por teléfono y me dice que estábamos esperando el ataque de aviones ingleses. Ahí, justo en ese preciso momento, sentí una gran explosión. Se cortaron los generadores nos quedamos sin luz. La verdad que no entendía nada, tanto pudo hacer el bombardeo de un avión, es que había sido un torpedo, por el submarino inglés, cuando dicen, por megafonía ir a su puesto de abandono, estábamos subiendo la primera escalera y se siente el segundo torpedo. Ahí la verdad que, realmente pasé mucho temor, no podía salir de cubier- tas bajas para poder llegar a la parte exterior, todo era desespera- ción, confusión, miedo y algunos entraron en pánico. 3- ¿Tenías amigos en el Belgrano? ¿Cómo viviste el caos del bom- bardeo? Si tenía amigos, camadas, compañeros, que siento mucho no po- der verlos más. En ese momento del bombardeo yo estaba en la cen- tral de control tiro, en un lugar de dos cubiertas debajo de la línea de flotación, que tiene una doble coraza con un grosor importante, que está justo en el centro de buque, ya que desde ese lugar se hacen todas las tácticas de guerra para los movimientos de directores, ra- dar de control tiro. Estaba muy aturdido. Iba subiendo la escalera para llegar a cu- biertas exteriores y me tocó ver a muchos tripulantes quemados, lle- nos de petróleo que bajaban para ir a enfermería. Un oficial estaba 45
en la escala, que era una doble escalera, que nos decía: “¡Por acá no pueden salir!”. Por mis camadas que se encontraban destinados en ese buque de altísima calidad humana, por darme su ropa y cama para descansar. Unos de mis camadas, como era una de las prime- ras balsas le saco un par de fotos, que también las tengo, como el salvavida y las llaves de los cuartos de los cañones de 5\", que era yo el encargado. A ellos les estoy inmensamente agradecido por todo lo que nos ayudaron en el rescate. La primera balsa que ellos rescataron había tripulantes sin vida, la segunda éramos nosotros. No estábamos heridos en la balsa, pero si con hipotermia por el frío y contacto con el agua. 4- ¿Cómo fue el rescate y cuántas horas de naufragio? Una vez que dan la orden de abandonar el Belgrano, yo disparo la bolsa, al minuto se abre la balsa y ahí empezamos a abandonar el Belgrano y subir a la balsa. Los primeros en subir eran los conscrip- tos marineros cabos, suboficiales, oficiales. Cuando me toca a mi tirarme a la balsa, era realmente un mar de olas de 4 a 5 metros de altura, las olas eran impresionantes, ver ese mar enfurecido, si bien la balsa estaba atada al crucero por un cabo de soga, era tan bravo, que cuando me toca a mi tirarme al techo de la balsa, se abre en ese momento y caigo en el agua, ahí se me cruzó desde que tenía uso de razón hasta el último día, fue un flash, mi vida se terminaba, ya que con las temperaturas del agua, con una sensación térmica de -8 grados bajo cero, no podía hacer más braceada, estaba con la ropa, bolso de abandono y el salvavida abierto; eso fue lo que me permi- tió estar con vida en el agua unos 5 minutos hasta que Dios iluminó una mano que me rescató y me ayudó a subir. Esa mano era de Juan Bautista Condori, él se arriesgó para salvarme la vida. Le estaré eternamente agradecido. Dios los bendiga, aún hoy, casi 40 años después, es mi gran amigo. En ese momento, ya estaba detrás del suboficial principal. Esquer era mucho más alto que la balsa. Había otro soldado que estaba muy entregado a la muerte, al saltar del Belgrano que ya se hundía. Tam- bién lo pudo rescatar Juan Condori, el jefe de armas. Hacíamos los cambios de guardia, desde ese momento y todos los días de mi vida, soy un agradecido a volver a estar entre los sobrevivientes. 46
La balsa se llenaba de agua y la socavábamos con el birrete, era mucha cantidad que entraba de agua, el salvavida mío se lo di para que el suboficial Bruselario, control tiro, que también había caído en el agua, ahí con Juan Bautista Condori lo levantamos para poder rescatarlo de las aguas heladas del sur de nuestro mar argentino, este suboficial tenía asma y se encontraba muy mal con su respiración, casi se lo lleva a Juan. Pero con mucho esfuerzo se logró subir. Fueron 28 horas de naufragio, en esas horas la verdad que se cru- zaban tantas cosas en nuestra cabeza. Lo que pudo hacer conmigo, no lo pudo hacer con su hermano, que era panadero y es héroe de los 323 que quedaron en el mar. Sí, una vez que ya estaba toda la dotación de la balsa, se cortó el cabo que estaba atado al Belgrano. Ahí nos separamos del buque, todos cantábamos el himno nacional cuando veíamos que se hundía el crucero, voces de ¡VIVA LA PATRIA, VIVA EL BELGRANO! También, desde la ventana de la balsa, vi algo terrible que no olvi- daré jamás. Ver cómo se desprendía el ancla de proa, caía sobre una balsa y se hunden con el ancla. Esos soldados murieron todos. Me sentía muy descompuesto, estar mojado dentro de la balsa, no podía orinar, ya que necesitábamos que nos levante un poco más la tem- peratura corporal. Dentro de las 24 horas, tratamos de no consumir nada de víveres, solo rezamos, de todo un poco, no poder volver a ver a nuestra familia ya que era muy difícil que nos rescaten. A las 24hs, un avión de la armada argentina nos hizo reconocimiento, nos saludó con las alas de avión y ahí se nos vino una luz de esperanza, ya que nos rescató a las horas el destructor ARA Piedrabuena. La verdad, nos dieron todo: un calor humano, caldo caliente, una aten- ción muy personalizada y nos contuvieron mucho. Pero ahí se veía de todo, la gente quemada y muchos que los tenían que amputar. 47
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Chapa de comisión Salvavida El rescate fue del ARA Piedrabuena (P-52) luego de 28 horas de naufragio, con el dolor de no saber qué iba a pasar, aún aturdidos, cansados. La angustia se complotaba con el frio, la lejanía de 49
mundo, la familia, solo mar bravío y cielo. El Belgrano ya solo era una gran mancha de aceite en el océano, no solo se lo tragó el mar, también, en ese preciso instante, se hizo historia y los combatientes caídos se convirtieron en “Héroes de la Patria”. Nosotros, en ese momento, éramos sobrevivientes, sin edad, sin rumbo, cuerpos en esas balsas prestadas; pero seriamos quien contaríamos la verdadera historia de lo vivido, todo lo que pasamos y muchos pudimos su- perarlo. Otros no corrieron la misma suerte, no pudieron sopor- tarlo…, se fueron muy agradecidos. 5-¿Cómo fue el encuentro con tu familia? ¿Seguiste en la fuerza? ¿Cómo te afecto la guerra? A mis padres les llega una información de un hombre de la fuerza, justo una noche antes de aparecer yo en mi casa, que estaba desa- parecido por el hundimiento del Crucero General Belgrano. Mi mamá que es una italiana muy creyente no paró de rezar el rosario todas las noches. Se ofrecieron a traerme a la base naval puerto Belgrano al hospital a Bahía Blanca en la casa donde yo me encuentro con mis papás. Fue un encuentro muy emotivo y los ojos empapados de lágrimas y la alegría de estar vivo, algo muy difícil de llevar. Fue verlos a ellos, -mi mamá arrodillada con velas prendidas frente a la virgen de Lujan y la virgen de Pompeya- la que ella es fiel creyente; implorando la aparición de su hijo que esté con vida en el rescate de náufragos del Belgrano. Muchos vecinos acompañando a ellos en todo el proceso del hun- dimiento del crucero General Belgrano. Seguí en la institución, también prometí por mi camada cabo primero mecánico de armas Leguizamón Raúl Alberto, cabo segundo de comunicaciones, Juan Carlos Bollo de Bahía Blanca, conscripto clase G2, Galeano Hugo, que estos héroes como otros más de Bahía Blanca, cabo principal Pedrito Vendramin, que no aparecieron. Por la memoria de ellos, voy a seguir en la institución. Llegué a una de las jerarquías más altas en el cuadro de sus oficia- les. 50
Sobre el tema secuelas, heridas, siguen estando. Son heridas muy profundas que nunca se van a cerrar, las llevo en mi corazón. Des- pués de 40 años pienso, que Malvinas es algo que no se debe olvi- dar, porque cada hombre que fue a Malvinas dio todo su ser por la Nación, por las instituciones. Los principios y valores de cada hom- bre que estuvimos, nunca se van a poder olvidar. Es por eso, que por nuestros héroes que desaparecieron en el Belgrano y en Malvi- nas, le debemos nuestro mayor respeto, honor y gloria por ellos \"viva la patria\" las Malvinas fueron, son y serán argentinas. Padres en Bahía Blanca VGM- Juan Bautista Vilca Condori. VGM Vicente José Colaneri 51
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