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Texto Corregido 5000 años contigo Wilmer Zambrano

Published by editores legales, 2022-11-09 21:57:02

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traba muy bien. Pasaron las semanas muy lento. Ambos manteníamos una pésima comunicación entre los dos. Yo intentaba solucionar este tremendo problema, pero no podía lograrlo porque fue un golpe muy duro para los dos. Las llamadas, los mensajes de buenos días y todas las formas de intentar animarla no sirvieron para nada, ella se mostraba muy desanimada. Creo que mis esfuerzos por intentar solu- cionar las cosas la estaban atormentando aún más porque no podía asimilar lo que ambos hicimos. Sin embargo, ella no sabía que yo tenía muy bien guardado aquel embrión, aún no sabía para qué lo tenía, pero quise guardarlo. Era un instinto que yo tenía. Después de varias semanas, volví a ver a Soret, pero esta ya no era la misma. Tenía una actitud muy diferente hacia mí. Aquella llama se estaba apagando. Siempre intentaba buscar- la, pero cada vez que salíamos había conflictos entre los dos. La tensión y la comunicación fue empeorando cada vez más. Hubo un momento en el que comencé a preocuparme más de lo debido. Mi ritmo cardíaco aumentaba cada vez que la mi- raba, ella era el amor de mi vida, pero con esa actitud, estaba asustado. Pasó el tiempo y las cosas empeoraron. En uno de nuestros encuentros Soret me pidió que no sea tan cariñoso, me costó al principio dejar de ser tan cariñoso con ella, pero le hice 151


caso. Luego, en otra salida me dijo que no la besara tanto. Esto sí me sorprendió mucho, pero nuevamente le hice caso. Me lastimaba mucho no poder demostrarle el amor que sen- tía. Un día, Soret decidió contarme por primera vez sobre su pa- sado: - Espero que sepas comprender lo que te voy a contar Moret, la vida como princesa no es como todo el mundo se imagina, especialmente, mi vida, ya que fue muy diferente a la de las demás princesas. Pensé que mi vida iba a ser la más hermosa del universo porque iba a ser reina. Algún día, por ley y decreto, este planeta y todo el sistema solar iban a ser míos. Por ello, soñaba con casarme algún día y tener una hermosa familia. Desde muy pequeña, mi madre me presentó a las personas más importantes de todo el mundo para buscar preten- dientes dignos para mí. A mis 5 años conocí muchos niños igual de importantes que yo, jugaba con muchos de ellos, mi madre intentó formar un vínculo desde mi corta edad, pero yo no sabía lo que ella estaba haciendo para mí era solo un simple juego estar con los niños, admito que nos divertíamos mucho todos jugando. A medida que iba creciendo, mis guardaespaldas, por ór- denes de la reina, me presentaban a más niños. Al principio no entendía lo que estaba pasando, pensé que era normal debido a que yo era la única heredera de todo el reinado. Mi madre seguía presentándome más gente. A mis 9 años, llegó un día a la puerta de mi habitación un niño, invitán- dome a jugar. Como era costumbre yo acepté jugar con él, 152


desde aquel momento que llegó a mi habitación noté algo muy diferente, él era muy simpático y muy amable conmi- go, siempre estuvo atento desde que comenzamos a jugar, pasábamos toda la tarde jugando con unos robots que te- nía mi madre. Hacíamos travesuras con ellos, desde ensuciar el jardín, dañar las plantas, vaciar los estanques de agua, hacíamos en un día muchas cosas juntos. Al terminar el día se mar- chó muy amable, había jugado con él todo el día, pero nun- ca le había preguntado su nombre. Él prometió venir otro día a jugar. Y así fue, día tras día comenzó a llegar más seguido y mucho más tiempo, por primera vez tenía un gran amigo al cual yo podía contarle mis sueños, todos mis problemas, todas mis metas. Se convirtió en un gran ami- go. Con él compartí muchos años de felicidad, estuvo en todos mis cumpleaños, no faltó a ninguno, de igual forma, yo tampoco falté a sus cumpleaños. Comenzamos a reci- bir clases juntos, casi todo el día pasábamos juntos, pasó a convertirse en amigo y hermano al mismo tiempo, mi madre, de igual forma, siempre lo trató con mucho respeto y con mucho cariño. Siempre pasábamos momentos diver- tidos juntos, era como un integrante más de la familia. Con ese amor que todos sentíamos como familia, crecimos muchos años más, dejamos de ser niños, ya éramos dos adolescentes que estaban descubriendo el mundo. A pesar de que pasó el tiempo, él se seguía comportan- do igual de lindo conmigo, yo también lo respetaba y lo cuidaba, mi madre ya confiaba mucho en nosotros y nos daba permiso para ir a pasear juntos a muchos lugares, co- nocimos mucha gente nueva, varios lugares, compartimos momentos y risas. Continuamos con esa vida hermosa que 153


teníamos, hasta que un día conocí el sabor de los vicios, un amigo me introdujo en aquel mundo de los vicios, por querer estar ahí, me fui distanciando de él, y me uní más a los vicios. Cada día me iba alejando y distanciando de él. Comencé a tratarlo mal cuando se ponía hablar de mis vicios y de lo que estaba haciendo, por quedarme con mis locuras, come- tí muchos errores, uno tras otro. Comencé a sentirme bien haciendo todo lo que yo hacía, era más seguido todo, mis locuras pasaron a convertirse en un juego, el cual disfrutaba. Conocí muchas personas ma- las que llegaron a mi vida solo para disfrutar del momento, era normal estar con ellos, estar en vicios y disfrutar todo el placer de la vida como el sexo. Mi terquedad hizo que me alejara de mi mejor amigo. Con el pasar del tiempo se fue a vivir a otro estado, a pesar del mal trato que le había dado siempre tuvimos comu- nicados, estaba muy lejos como para poder visitarlo. Me disculpé por todo lo malo que le había causado, ya que él siempre fue el mismo de siempre conmigo. Un día mientras él se encontraba trabajando con su padre, estuvimos conversando por su Udapest de su nuevo estilo de vida en aquella región. Era una conversación muy en- tretenida, me hablaba que ese día estaban transportando equipamiento militar con su padre, pero, de un segundo a otro se cortó la llamada. Los próximos días no pude con- tactarlo, mucho tiempo después me avisaron que había te- nido un accidente. Aquel día perdí un amigo. Mi madre se entristeció porque era un integrante de la familia, después de su muerte mi madre continuó presentándome nuevos pretendientes, pero ahora ya sabía lo que mi madre busca- 154


ba para mí. Quería alguien sumamente inteligente, capaz de estar al frente del reinado conmigo. Desde ese día, mi madre se pasó buscando al hombre perfecto para mí, tanto física como mentalmente para que comparta conmigo el reinado y el resto de mi vida. Yo me quedé sorprendido, ya que era solo un oyente. Ese día fue muy crucial para mí, porque pude conocer un poco de ella. Aunque también Soret ese día me recordó que no quería muestras de afecto de mi parte. Ella no quería que la abrazara ni que le dijera palabras de aliento, no quería absolutamente nada de mí. - Entiende Moret, por favor, en estos momentos no quiero ninguna palabra dulce o motivacional de tú parte, agradezco tu preocupación y sé que estás muy ansioso de levantarme los ánimos, pero hoy no por favor. Yo no sabía qué hacer. Los días pasaron y yo solo sufría el ver como la mujer que tanto amaba se alejaba poco a poco hasta finalmente no responder mis llamadas o mis mensajes des- pués de muchos días. Yo le enviaba audios o videos, pero ella respondía después de un día o dos. Esto me hacía sentir muy inconforme e inquieto. Yo pasaba muy preocupado, muchas de las ocasiones lloré hasta quedarme dormido. En una de mis tristes tardes, finalmente logré comunicarme con Soret y le pedí de una forma muy amable que conversá- ramos para tratar de entender lo que estaba pasando. 155


Después de una breve persecución, logré por fin hablar con Soret de una manera sincera. Gracias a esto Soret pudo decir- me cosas que nunca me había dicho por qué sentía que no me tenía la suficiente confianza. No entendí por qué lo hizo, ya que siempre le pedí que sea sincera conmigo. Entonces, Soret me contó sobre temas que nunca antes me ha- bía comentado. Luego, nuevamente surgió el tema de su ami- go. Aproveché para preguntarle qué tan grande era su amor hacia él, ella me explicó que era algo que jamás había sentido, algo inexplicable, algo que nunca podrá volver a sentir con ningún otro hombre. Esa respuesta me llenó aún más de curiosidad, entonces le dije: – ¿Mucho más grande que el mío? – Sinceramente, es mucho más grande lo que yo sentí por él que lo que yo siento por ti, no hay límite de compa- ración, es algo que hasta el día de hoy no logro compren- der. Esa respuesta me destrozó por completo. Rompió mi cora- zón, despedazó mis sentimientos y las pocas esperanzas de volver a nuestra relación de antes. – ¿Te gustó más el sexo conmigo o lo disfrutaste mejor con él? Sé sincera por favor. – Para serte sincera yo disfruté mucho más con él, has- ta el día de hoy no habido ningún hombre con el cual yo haya sentido lo mismo como aquella vez que sucedió con 156


él. Desde el primer beso que nos dimos, hasta cuando co- menzamos a desnudarnos todo se sentía muy bien y algo muy especial, mucho más cuando comenzó a penetrarme por todos lados. Para ese entonces yo me sentía una completa basura, un pe- dazo de mierda, en mi interior agonizada del dolor. Pero mi rostro estaba muy calmado, esperé el momento para hacerle otras preguntas. – Dices que desde ese entonces solo has tenido sexo ca- sual, con uno y con otro, nunca te has enamorado verdade- ramente de alguien, lo tuyo solo fue vivir el momento, eso explica muchas cosas Soret. Tú me dijiste que habías cam- biado, cuando nos conocimos me mostraste un lado muy bueno y amable, nunca me dijiste nada, siempre intentabas ocultar todo lo que yo te preguntaba, ahora entiendo por qué lo hacías, hasta yo mismo lo hubiera ocultado si me llegara a conocer a mí mismo. – Todo lo que yo te conté fue con mucha sinceridad – dijo Soret. Pero a estas alturas yo ya no le creía nada absolutamente nada, yo pensaba que ella había sido muy sincera conmigo, pero no fue así, todo fue una vil mentira. Nuestra charla se ex- tendió hasta muy tarde, no terminamos de aclarar muy bien todas las inquietudes, pero lo dejamos para otro día. Regresé a casa más que destrozado, estaba muerto por den- tro, esto no se lo conté a Kloe porque era un problema senti- 157


mental que debería resolverlo yo, solamente yo. 158


EPISODIO 11 “EL PLANETA DE LOS CRISTALES” 159


Por esta razón, me acordé del planeta de los cristales, pensé que, si ambos encontrábamos un cristal, nuestro amor volve- ría a nacer. Así que organicé un viaje para aquel planeta, bus- qué una nave y todo lo necesario para poder llegar hasta allá. Le conté a Kloe sobre esta idea del viaje para que me ayudara. Logré encontrar el planeta de los cristales y sacar los permisos necesarios para salir de este planeta, claro, todos eran falsos. Cuando ya tenía todo preparado, se lo conté a Soret, ella acep- tó sin decir ninguna palabra, según yo todo estaba saliendo de acuerdo al plan. Aquella mañana le expliqué a Soret que era un viaje de una semana, ella lo tenía claro. La reina no iba a notar su ausencia porque estaba en otro continente, por motivos de viajes. Llevamos cosas para 5 días. Llevé mis trajes, tanques de oxí- geno y todo lo necesario, como comida, agua, armas, lo ne- cesario para una pequeña excursión que cambiaría nuestras vidas. Los dos primeros días fueron muy importantes para nosotros, aprendimos a compartir cosas. La comunicación era muy im- portante en esos días. Realizamos algunas actividades de re- creación para no aburrirnos. En el espacio no hay cómo diferenciar entre el día o la noche, todo parece lo mismo. Al tercer día llegamos al planeta de los cristales, buscamos en el mapa las coordenadas más cercanas a la cueva para aterri- 160


zar, esto no duró mucho tiempo. Al estar en el planeta aterrizamos la nave no muy lejos de aquel lugar, como era un lugar muy famoso en toda la ga- laxia es muy común ver un poco de basura por los lugares e, incluso, más personas, pero en esta ocasión creo que no había nadie más en el planeta. Nos pusimos los trajes y comenzamos a explorar el lugar, la gravedad era muy idéntica a la de nuestro planeta. Comenza- mos a sentirnos más cómodos en el lugar. Miraron todo a nuestro alrededor y no había más que rocas, un poco de basura y restos de naves. Caminaron por el terre- no, pusimos una antena en el lugar para tener una mejor vista y, sobre todo, para mantener la señal de los trajes por si acaso nos perdíamos dentro de la cueva, pues sería difícil poder sa- lir por nuestra propia cuenta. Llegamos hasta la entrada de la cueva, la observamos por unos minutos para tener una idea de todo lo que nos espera- ba el siguiente día. Yo envié un dron para que nos hiciera un mapa del lugar, es- tos datos me los llevaría a la computadora en unos minutos. Tenía mucha curiosidad de saber cuáles eran los datos que el dron me iba a enviar. Regresamos a la nave a los pocos minu- tos, revisamos la cueva y era mucho más difícil de lo que yo me imaginaba. En la cueva era muy difícil caminar por sus enormes rocas, 161


muchas de ellas eran muy afiladas, un pequeño resbalón po- dría causar daños en el traje. El dron estuvo en el túnel por varias horas hasta por fin tener un trazado del lugar en el que se encuentran los cristales: en lo más profundo de la cueva. Muy pocos han logrado conseguir o ver los cristales, es por eso que es un tesoro muy valioso para los coleccionistas y otras personas. Llegó el día por el cual tanto había esperado, estaba más que seguro que si lograba encontrar los cristales podría estar para siempre al lado de Soret, y eso era lo que más quería en mi vida, estar por siempre con la mujer que tanto amo. Nos adentramos en la cueva llevando nuestros respectivos trajes de protección, caminamos por varias horas hasta donde se suponía que deberían estar los cristales, había muchos más túneles creados, pero estos eran hechos por máquinas o per- sonas que vivieron mucho más antes en busca de los cristales porque se podía ver con claridad restos de máquinas, piezas de varios robots, y ellos caminaban por encima de todo esto. Sus trajes tenían unas buenas luces para alumbrar su camino. No había razón para perderse con la luminosidad de los tra- jes. Caminamos por varias horas sin encontrar nada. Yo camina- ba de frente para asegurar el camino, Soret seguía mis pasos. Sin darme cuenta, yo había movido una pequeña roca del suelo haciéndolo más suave. Al momento de pasar Soret vio que se derrumbaba el suelo y esto provocó que cayera varios metros abajo. Al escuchar los primeros gritos de Soret activé su traje desde mi traje, esto hizo que su traje cree un campo 162


magnético por 2 minutos, de esta manera, no sufriría daños graves al caer. Un campo de energía rodeo a Soret y cayó metros abajo. Yo miraba desde lo alto y gritaba su nombre. –Soret ¿estás bien? Respóndeme Soret. – Me encuentro bien, aquí hay otro túnel puedes bajar. Me enganché con una roca y me dirigí hacia abajo del hoyo de manera muy suave. Mi cuerda metálica era lo suficien- temente grande como para bajar hasta allí Al llegar abajo revisé el traje de Soret para ver si se encontra- ba bien. A pesar de activar al campo magnético, el golpe dañó la mayor parte de sus luces, su cámara estaba fallando y el tanque de oxígeno estaba golpeado. Me acerqué a Soret y le revisé su estado físico, se encontraba muy bien. No podíamos regresar por el mismo lugar, así que continuamos desde donde nos encontrábamos. Bajamos más adentro de la cueva, mirábamos el mapa y este lugar no esta- ba en él, era un lugar no explorado. Continuamos a paso rápido porque yo sabía que el oxígeno de Soret podría dañarse en cualquier comento, vimos al final del túnel una pequeña luz que brillaba muy fuerte en aquel lugar, caminamos hacia allá y logramos llegar al lugar más misterioso donde muy pocas personas habían llegado antes, llegamos al corazón de aquella cueva, el lugar donde se en- contraban los famosos cristales de aquellas viejas historias. 163


Me quedé muy sorprendido, aún no podía creerlo. Era un lu- gar muy hermoso que brillaba con luz propia, su luz era muy brillante, emanaba un resplandor blanco, verdes y celestes, aquellos cristales eran de distintas formas y tamaños. Jun- to con Soret caminamos por toda la cueva hipnotizados por su belleza, aún no lo podíamos creer. Yo sabía que si vendía todos estos cristales sería mucho más que rico, no tenía que preocuparme por nada en la vida, pero el dinero no era lo que estaba buscando, en realidad lo que yo quería estaba a unos metros detrás de mí. Busqué un cristal que no sea muy grande ni muy pequeño, había muchos, pero no sabía por cuál decidirme. En el suelo vi un pequeño trozo de cristal, yo sabía que ese era más que suficiente para mí. Lo tomé con mis manos y lo guardé. Re- gresé a ver a Soret y su tanque se estaba hinchando. Por el golpe recibido, no había tiempo para escoger más cristales. Entonces, tomé de la mano a Soret y buscamos una salida lo más rápido que pudimos, revisamos el mapa ya escaneado y no había un camino trazado. Tomé mi Udapest y activé un dron que tenía en mi nave. Este traía consigo un exoesqueleto y dos tanques de oxígeno. Seguimos a paso rápido, tenien- do mucho cuidado de no caernos con las rocas afiladas. Soret estaba comenzando a sentir los síntomas de la falta de oxí- geno, y su pulso cardiovascular estaba acelerándose. Dentro de muy poco comenzaría a desesperarse por el oxígeno, no teníamos mucho tiempo. Esperaba que el dron llegará con los exoesqueletos, estos se acoplan al traje y como son automáticos, sus inteligencias ar- tificiales están programadas para llevarnos lo más rápido po- 164


sible hasta la nave, justo al lugar donde salimos. Caminamos por varios minutos, pero la presión comenzó a afectar a Soret, al ver esto, la detuve por unos minutos, retiré su tanque de oxígeno y le coloqué el mío. – Soret ocupa mi tanque, tú estás en malas condiciones, esto te ayudará a que te recuperes. A los pocos segundos sentí una fuerte falta de oxígeno. Me costaba respirar, sin embargo, actué como si no pasara nada, no quería preocuparla. Perdimos la noción del tiempo en la oscuridad, solo mirába- mos un camino y esperábamos que nos lleve de vuelta a la entrada principal. La tensión se comenzó a notar poco a poco, la presión de mi cuerpo también, finalmente ya no resistí y me desmayé. Caí al piso golpeando fuertemente contra las rocas. Soret se asustó sin saber qué hacer. Justo llegó el dron con los accesorios, antes de activarlos Soret puso el nuevo tanque de oxígeno en ambos trajes, para luego activar la inteligencia de los exoesqueletos y, como si tuvieran viva, estos comenzaron a llevar los cuerpos hacia la salida de manera muy rápida. En el camino Soret miraba mi estado físico, yo no daba señales de recuperación aun puesto el oxígeno. Ella revisó en mi Uda- pest mi fuente cardiaca y estaba muy baja. De hecho, estaba bajando cada vez más. Si no lograba estabilizarme moriría. 165


Llegamos a la nave y Soret se retiró el exoesqueleto, se acercó donde mí, me revisó y notó que me estaba recuperando muy despacio. Me llevó hacia la recámara de dormir y me acostó para que descansara. Mientras me recuperaba, Soret revisó que en el traje había traído un cristal, entonces ella recordó la razón por la cual estábamos allí, bueno el motivo por el que yo creía que estábamos allí. Pero, la realidad era otra y solo esperaba a que me despertase para decírmelo. Soret tomó el cristal y vio que no se trataba solo de uno, real- mente eran dos cristales casi del mismo porte. Los tomó y los guardó. Pasaron unas cuantas horas hasta que yo me recuperara por completo. Al despertar, lo primero que hice fue ver a Soret. Luego, corrí hacia el traje y busqué los cristales. Estaba des- esperado porque me costó mucho tiempo encontrarlos. Me asusté al principio por no verlos, pero Soret me mostró que ella los tenía y mi cara de felicidad invadió mi cuerpo ¡Por fin había logrado lo que tanto había querido! Si la leyenda era cierta, estos cristales tenían una fuerza desconocida y harían enamorarse perdidamente a las personas que los encontra- ron. - Mira Soret, ¡tengo los cristales, tengo los cristales! – Sonreía con una alegría en el alma. De ahora en adelante nada nos podrá separar, nuestro amor será eterno de eso no hay duda, te amo Soret con todo mi ser. 166


La besé y la abracé muy fuerte. Fue tanta la emoción que sentí que me dejé llevar y, acto seguido, lo hicimos. Antes de regresar a nuestro planeta, estuvimos un día más en aquel lugar. Entonces, tomé los dos cristales, los corté en va- rios más pequeños e hice una figura, un collar para ser exac- tos, donde el protagonista era el cristal. Había creado uno para Soret y para mí, de cada cristal gran- de, aplicando cortes, salieron 3 cristales más pequeños. Era muy hermoso, cada cristal tenía resplandor propio y ema- naba una luz celeste. Se veía muy hermoso en el cuello de Soret, la hacía ver aún más hermosa. Para ese día Soret estaba algo perdida, no se la veía muy con- tenta, se notaba algo de presión en su cuerpo, así que le pre- gunté si le pasaba algo o si la gravedad del planeta le estaba afectando, ella respondió con un “puede ser”. Yo estaba más que contento al tener lo que tanto quería, ya no podía pedir más, tenía todo lo que quería. A la mañana siguiente alisté todas las cosas para el regreso, pero Soret es- taba peor que ayer, aún más rara, se sentía algo incómoda con todo, parecía que algo no le gustaba o que algo se estaba guardando dentro de ella. Yo, por mi parte, sentía que nada ni nadie podía separar este amor que sentía por Soret. Ya en el viaje de regreso, intenté 167


hacer un ambiente más armónico, pero fue inútil, ella no coo- peraba si le preguntaba algo ella era muy fría al responder, intenté en muchas ocasiones forjar una conversa para el viaje, pero fue inútil. Así fueron los dos días de viaje de regreso ¡Pésimos! 168


EPISODIO 12 “EL CONTAGIO” 169


Después de varios días de abandonar el planeta de los crista- les, la nave se estaba adentrando a la atmósfera, cuando una señal llegó hasta el ordenador, era una notificación de emer- gencia, un mensaje de voz de Kloe para ellos, en él advertía un peligro. - Moret acaba de pasar una desgracia, cuando estés de regreso al planeta no olvides ponerte los trajes bacterioló- gicos, el planeta está infectado de un virus mortal, mucha gente ha muerto en cuestión de horas. Muchos han aban- donado el planeta, antes que esto sucediera, los líderes mundiales sabían de lo que iba a pasar y escaparon con todo lo que tenían, todas las ciudades están destruidas, una raza alienígena se ha apoderado del planeta. Son muchos y tienen una tecnología muy avanzada, han logrado apode- rarse de ciertos lugares estratégicos, la fuerza militar junto con la policía está luchando día y noche para detenerlos, pero parecen infinitos. Ni las armas biológicas funcionan con ellos, en cambio, han perjudicado más a nuestro plane- ta al usarlas. Moret te doy un gran consejo, ya no hay esperanzas en este planeta, no ingreses a la atmósfera porque es posible que seas detectado por ellos. Vete de aquí. En la nave hay provisiones para muchos años. Busca en el radar la conste- lación de Even, allí encontrarás una nave interestelar don- de podrás abastecerse por la eternidad. Esa nave la guardó en el espacio mi creador, y la estuve ocultado en el espacio por todos estos años. Envié robots de todo tipo en varias tripulaciones durante estos años que he vivido contigo. Es una nave muy grande que necesita de muchas perso- nas para que pueda funcionar, por eso envié robots con el 170


más alto grado de inteligencia artificial para que puedan ayudarte. Tienen en su sistema los mismos códigos que los míos, eso significa que podrás actualizarlos cuando estés con ellos. Obedecerán todas las órdenes que tú les des. Se- rán todos tuyos. Utilízalos bien para que te puedan ayudar en el mantenimiento de la nave, cuando ya estés en otro planeta, a millones de años luz. Ha sido un gusto poder compartir todos estos años contigo Moret, cuídate mucho y cuida a Soret de mi parte también. Cuídense mucho ustedes son los últimos seres humanos en los cuales puedo confiar la nave de mi creador, él dio su vida por mantener aún activa aquella nave, esperando algún día en que pueda ser utilizada por alguien que la necesite y de un buen corazón que busque rehacer su vida en otro planeta. Nunca olvides todo lo que te he enseñado, me gustaría estar con ustedes en este momento, pero tenía que quedarme en el planeta cuidando los embriones que serán los primeros pobladores del nuevo mundo. Ánimo y nunca se rindan. Un vacío llenó el lugar, se sentía un poco de incomodada en- tre los dos, ambos sabíamos lo que acababa de pasar horas antes, yo estaba preocupado y muy angustiado por todo lo que acababa de suceder y con todo lo que le había pasado al planeta donde vivíamos. Entonces, tomé la iniciativa y dije: – Debemos irnos a la nave que nos dijo Kloe. - ¡Acaso estás loco! Yo quiero regresar al planeta, sé que es mentira todo esto, sé que esto lo hicieron los dos para 171


que me vaya contigo a ese planeta para colonizar algo que querían hacer muchos años atrás. Si no vas tú, yo llevaré la nave por mi cuenta, pero no iré contigo. Me quedé callado y aún más confundido, si esto era real, era muy probable que todo el planeta esté en una fase de extermi- nio total, Yo dudaba de si bajar al planeta o seguir con el plan ya creado, por una parte, no podía tomar una decisión porque estábamos dos tripulantes en aquella nave, para no complicar más las cosas, obedecí todo lo que Soret dijo. - Está bien Soret, vamos a bajar al planeta, pero si es verdad todo lo que está pasando debemos tener mucho cuidado. Te voy a pedir que por favor te pongas el traje es- pacial y que no te lo saques por nada del mundo, recuerda que el aire está contaminado y que puedes ser portadora de algún virus o bacteria. Dirigí la nave hacia la atmósfera y cuando estuvimos ingre- sando, noté que era todo verdad, ya hace días que había co- menzado todo. El planeta se había convertido en un campo de batalla, se podía ver todo lo ocurrido, los robots seguían en pie, todavía había peleas en el aire y en la tierra. Sincronicé un aterrizaje muy cerca del lugar donde vivía, en esos lugares estaba todo completamente devastado y a la vis- ta del enemigo. Al estar cerca del lugar ajusté el modo automático y me equi- pé con todo lo necesario para combatir si fuera necesario, me llevé conmigo dos armas. 172


- Soret escúchame, primero llegaremos a donde se en- cuentra Kloe, una vez allí te llevaré donde tú quieras. - No hace falta, sé cuidarme sola, no hace falta que me cuides. La nave comenzó a descender poco a poco, yo estaba nervio- so por todo lo que pudiera pasar una vez ahí fuera. Finalmente, la nave descendió hasta la superficie y se abrió la puerta principal. Salimos muy despacio de la nave mirando y apuntando hacia los lados. Ambos sabíamos que las cargas no eran infinitas, contaban con una cantidad básica de muni- ción lo que esto implicaría usarlas sólo si realmente nuestras vidas se encontraban en verdadero peligro. Yo di los primeros pasos alejándome de la nave cada vez más, Soret me seguía atrás. – Camina despacio Soret no debemos llamar la atención de nadie, te acompañaré hacia la base de comandos espe- ciales. Ahí deben estar algunos de los supervivientes refu- giados bajo tierra. Soret sacó su Udapest y miró la localización de su madre y, efectivamente, se encontraba en ese lugar. Soret caminó rápi- do sin perder más tiempo. Al estar a mi lado me dijo: – Perdóname por todo lo que te dije y todo lo que pasó, pero ya hace tiempo que te dejé querer, ya no me interesas para nada, ya no te quiero, espero que entiendas y que a partir de ahora me dejes de buscar, porque ya nada va a 173


ocurrir entre nosotros. Me gustaría que fueras otra perso- na, no solo un simple inventor, algo más grande como un verdadero inventor. Cuando me dijo eso, se me salieron las lágrimas, tenía todos los recuerdos muy presentes en mi mente, había hecho mu- chas cosas por ella, y estas palabras hicieron pedacitos todo mi cuerpo. Me salieron lágrimas, no pude resistirme a llorar, terminé llorando muy suavemente. – Está bien te comprendo Soret, solo hay algo que quiero que entiendas, aunque tú no me ames yo si te amo, no tie- nes ni idea de lo mucho que te amo. Soret volteó y se dirigió a su lugar de destino sin decir ningu- na palabra. De igual forma volteé y seguí mi camino, a los pocos minu- tos escuché disparos. Sabía que era Soret, ya que los disparos eran de las mismas armas, corrí a ver lo que estaba pasando y la vi disparando a unos seres muy familiares. Eran seres de la misma especie que una vez intentaron matar a Soret. - Eran los Naurus. Yo estaba confundido, observaba de lejos, cuando de la nada salieron uno tras otro rodeando a Soret. Yo me quedé atónito viendo la cantidad de Naurus que se 174


acercaban, salí del lugar donde estaba escondido y comencé a disparar sin detenerme, matando uno por uno sin parar, los disparos atrajeron la atención de muchos más. Pero, por una extraña razón, todos ellos se dirigían dónde Soret, al parecer la querían a ella y no a mí. Continué disparando a fuego rá- pido sabiendo que muy pronto se iban a terminar mis muni- ciones. Finamente, rodearon a Soret y la desarmaron, eran muchos como para detenerlos, Soret logró verme parado sin nada que pudiera hacer y gritó: - Moret ayúdame, ¡ayúdame! Gritaba cada vez más fuerte, aquellos seres la capturaron, la tomaron de los brazos y la estaban por levantar. Cuando ella puso resistencia, provocó que esas criaturas la golpearan muy fuerte en el estómago y en el rostro, aquellos golpes hicieron salir sangre de su nariz cubriéndole el cuerpo de sangre. Yo solo me quedé mirando, después de todo lo que había pa- sado no tenía ánimos de ir a ayudarla, es más, tenía una rabia muy grande que quería que ella muriera, perdí por un instan- te todo el amor que sentía por ella. Entonces Soret gritó nuevamente, pidiendo ayuda, pero esta vez con el cuerpo y la voz destrozada. - ¡Moret por favor ayúdame! Ese por favor fue el que topó mi corazón. Entonces, me armé 175


de coraje y valentía y comencé a disparar mis últimas balas antes de quedarme sin municiones. Salieron más Naurus de todos lados. Era yo contra cientos de ellos. Sabía que de esta no iba a salir vivo. Un ser, al parecer el lí- der de los Naurus, se quedó mirándome, levantó sus afiladas manos y apuntó hacia mí dando la orden de matarme por completo. Yo lloraba por todo lo que estaba pasando, no solo por espe- rar mi muerte, sino por lo que acababa de pasar con Soret, en el interior, yo amaba perdidamente a Soret, aunque ella no sintiera lo mismo, yo estaba decidido a luchar hasta el final por salvarla. Me arrodillé y grité mirando al cielo: – Si esta es mi segunda oportunidad lucharé hasta mi último aliento. Entonces, un extraño sonido se escuchó en el cielo, era un ac- cesorio de combate que se dirigía justo donde yo me encon- traba, aterrizó rápidamente donde mí y se activó. Eran accesorios para mi traje, y quien me los había enviado lo sabía a la perfección. De entre todo eso, salió una espada eléctrica blanca, sabía que con ese objeto era capaz de partir en dos a quien la toque. Corrí hacia ellos ahora con armas y protegido por el traje blin- dado que me acababa de llegar. 176


Peleé sin parar, destrocé uno tras otros, venga quien venga, haciendo un camino hacia Soret, gritaba sin parar “no me voy a rendir”, “no me rendiré”, lo hacía cada vez con mucha más fuerza, hasta que llegué donde Soret abriéndome entre todos ellos, destruí a quienes estaban con Soret. Eran muchos para los dos, cada vez salían más. Nuevamente, estábamos rodeados listos para lo peor. Un sonido se escuchó desde los aires. Eran misiles que caían del cielo destruyendo a todos esos seres que se encontraban a nuestros alrededores, era Kloe quien estaba detrás de todo eso. - Moret me escuchas, voy en camino, envié robots para que los escolten no tardó. Escuché por mi Udapest la voz de Kloe, estaba muy contento al saber que no estaba solo en medio de todo eso. Finalmente, llegaron los refuerzos y comenzaron a limpiar la zona Parecía estar en un lugar seguro, entonces, levanté del suelo a Soret muy despacio con mis brazos. - ¿Soret te encuentras bien? - Sí lo estoy, muchas gracias Moret. - Ven vamos te ayudaré a caminar. Ambos estábamos parados uno frente al otro. 177


De pronto, un extraño objeto atravesó mi pecho haciéndome levantar por los aires. Yo sabía que era uno de los Naurus que, con una de sus manos, atravesó mi cuerpo haciéndome caer al piso. Ya en el suelo desangrándose sin poder pararme grité con una voz que me lastimaba: – Soret huye de aquí. Soret se quedó en shock por unos segundos, sus ojos solo mi- raban mi agonía en el suelo, reaccionó, quiso agacharse para ayudarme cuando algo atravesó el pecho de Soret también. Yo vi como lo atravesó, lloré y grité del dolor que sentía al ver eso. Ella solo puso en su rostro todo el dolor del mundo, al sentir que algo la atravesó por el pecho. Un disparo sonó a lo lejos, y logró matar aquel Naurus que lastimó a Soret. Kloe corrió lo más rápido que pudo porque sabía que algo muy malo había pasado con los dos, finalmente, llegó al lugar y observó todo lo ocurrido. - ¿Moret te encuentras bien?, resiste te llevaré a la cáp- sula médica y te estabilizaré, resiste. - Ayuda a Soret también por favor, primero sálvala a ella. Kloe llamó a los robots que venían consigo y se llevaron nues- tros cuerpos. 178


Yo miraba con mis ojos borrosos como era transportado hacia mi hogar, vi el cuerpo de Soret también desangrándose con cada segundo que pasaba hasta finalmente llegar. Kloe llevó nuestros cuerpos y los colocó sobre las cápsulas médicas para revisar el daño causado, vio que los cuerpos estaban en muy malas condiciones. Tenían un desgarre muscular interno muy grande, sin contar con la hemorragia que estaban padeciendo. - Los estabilizaré para tener más tiempo. Así que la cápsula comenzó a hacer su trabajo, limpiando rá- pidamente la sangre interna y externa. Vi cómo estaba siendo operado internamente, estaba cons- ciente de todo lo que pasaba, sentí como eran removidos coá- gulos de sangre de todo mi pecho. Mientras esto pasaba Kloe me dijo unas palabras: - Escúchame Moret, es muy lamentable lo que acabo de pasar, solo quiero que me escuche y me entiendas, trato de ganar tiempo para estabilizarlos a ambos, pero tengan en cuenta que así sobrevivan a sus heridas, morían en un día por el virus que ya está en su organismo. Está atacando jus- to en ese momento y los efectos no tardarán en mostrarse al pasar las horas. He estado trabajando en una cura para ese virus, pero es muy poco tiempo para poder encontrarla solo tengo unas muestras que aún no han sido probadas. 179


No hay esperanzas de que vivan Moret, por más doloroso que sea para mí usted no podrá vivir. Yo tenía en mis ojos solo lágrimas, vi a Soret y ella estaba aún más destrozada. Simplemente, acepté mi destino y dejé que pasara, sabía que mi estado físico actual no podría salvarme, ni a mí ni a ella, recordé varios momentos de mi vida, pensé en todo mientras lloraba. Como un instinto de supervivencia, segundos después pensé en utilizar por última vez mi sabio experimento que aún no estaba terminado, pero esta era mi última oportunidad. Le mostré con señales a Kloe que utilizara el proyecto en el cual estaba trabajando, no había garantías de sobrevivir para ninguno de los dos, ambos lo sabíamos perfectamente, sabía- mos de los riesgos que esto podría causar, pero ya no había ninguna otra salida. Yo sabía que, al utilizar el proyecto, provocaría una muerte absoluta en mi cuerpo. Además, esto era solo una falsa espe- ranza de vida para librarme de la muerte. Kloe, siguiendo mis últimas órdenes, conectó el casco neural a Soret. – Soret no tengas miedo por favor, ya no llores si esto funciona estarás viva, y tu mente estará en el cuerpo de un robot, lograrás vivir, ya no llores por favor. 180


Soret, sin tener muchas energías, escuchaba cada palabra que yo le decía. Kloe buscó un cuerpo, y solo tenía dos modelos un poco an- tiguos. - Moret estos son los únicos que tengo, es un modelo antiguo de robot que funciona con una batería, la batería durará poco tiempo, ya están usadas. Vivirán solo por 5 mil años. Ambas baterías durarán lo mismo, después de eso será una muerte absoluta. - No hay problema, no está mal vivir 5 mil años. Kloe inició el experimento final. Puso todo en marcha, activó poco a poco las cargas eléctricas y vio que estaba funcionan- do. - Funciona Moret. - Hazlo Kloe, ya no tenemos otra opción. Kloe se acercó donde ella y le colocó un sedante para que el cuerpo y el cerebro comiencen a sentirse relajados, esto le in- duciría al estado de coma absoluto. - No te resistas Soret, deja que el sueño se apodere de ti. Kloe subió a su máximo poder y el cuerpo de Soret se apagó por completo. - Creo que funcionó. 181


Kloe retiró el cuerpo de Soret y colocó mi cuerpo. - Una última cosa Moret, si esto funciona significa que lo lograste, el trabajo de tu vida habrá dado resultado. Mo- ret también quiero que escuches esto, si logras sobrevivir te enviaré a la nave y seguirás con el plan de supervivencia ya establecido por tu padre, en dos días este planeta que- dará deshabitado por completo, te enviaré junto con Soret para el espacio, ya nadie se quedará en este planeta, uste- des son los últimos habitantes de este planeta. - Ven conmigo Kloe, por favor ven conmigo, te necesito, no me abandones. Eres la única familia en la cual puedo confiar y no te quiero perder, acompáñanos en este viaje sin retorno. Aún consciente y despierto miraba a Kloe, intentando con- vencerlo. – Dime ¿por qué te quieres quedar? Dime ¿por qué quie- res quedarte? – Moret hay algo que tú no sabes, en este momento esta- mos rodeados por Naurus y cada vez están llegando más y más, la nave en que llegaron ya no podemos utilizarla. Está muy lejos. Y solo hay una forma de poder enviarlos al espacio y debe hacerse de forma manual, hay un pasadi- zo secreto en este lugar que nos llevará hacia una nave, es muy antigua, por eso debe maniobrar manualmente desde un comando de control. Moret tengo cinco robots para po- der protegerlos mientras se abre la escotilla y hasta que la nave comience a elevarse, conmigo seremos seis, y cuida- remos de ustedes. 182


Si todo sale bien, en algunos meses llegarán a la nave prin- cipal y desde ese momento estarán solos. Buen viaje y bue- na suerte Moret. Kloe comenzó a activar las ondas eléctricas. – Gracias por todo Kloe. Yo lloraba por los recuerdos que se me venían a la mente y por el triste destino que estaba esperando a que llegara. Kloe comenzó a subir las cargas eléctricas poco a poco. Yo sentía como un pequeño dolor de cabeza que cada vez se iba incrementando, Kloe subió más las cargas, yo sentía mi corazón en mi cabeza, comencé a escuchar un pequeño zum- bido en mis odios y un extraño sonido que salía de mi cabeza. Por último, Kloe subió la máxima potencia. Yo sentí un dolor como nunca lo había sentido, por prime- ra vez pude sentir mi cerebro con claridad, cada parte de él. Mientras subía las cargas eléctricas, noté que las venas y arte- rias de mi cerebro se hincharon y se agrandaron, sentí correr cada carga eléctrica en cada una de mis neuronas. Sentí una fuerte subida de dolor y se apagó mi mente por completo. Kloe activó su cámara frontal y comenzó a grabar. – Espero que este mensaje puedas verlo algún día Moret, mi nombre es JP5000 pertenezco al modelo ya inexistente Kloe 300, mi misión fue cuidar hasta el último día de vida a 183


Moret Walker, hijo único de Staff Walker, obedeciendo mis órdenes y protocolos puedo decir que fue todo un fracaso, Moret ya no posee un cuerpo orgánico, en estos últimos años hemos trabajado en la elaboración del trasplante de conciencia de un humano a una máquina, finalmente creo poder decir que hemos logrado el sueño de Staff Walker, tu padre. La misión de tu padre era mantenerte vivo, y juntos viajar con una tripulación a otro planeta para colonizarlo, sin em- bargo, no pudo escapar con nosotros del planeta cuando te encontré por primera vez. Desde ese momento he perdido total comunicación con él, no sé nada de él, pero a pesar de ya no estar con nosotros, aún mantengo activa mi misión, llevarte hacia la nave que tu padre denominó Sol y luna. Estas galaxias están repletas de vida, por eso Staff buscó un planeta dentro de un agujero de gusano, a 5 mil años luz, un lugar donde la vida es muy primitiva y puedan vivir millones de años en paz libres de guerras espaciales, coloniaje, una vida de total paz y tranquilidad, cuyo único líder será Moret Walker, encargado de contro- lar la supervivencia en ese planeta. Tienes contigo Moret equipo tecnológico que te puede ayudar a tu desarrollo, con el paso de los años he enviado varias cosas esperando que llegue este momento. No hagas que la raza humana desaparezca, será una de las razas más aisladas del universo. El mundo es tuyo, ahora solo debes cuidarlo. Tu padre siempre decía, si algo sale mal volva- mos a comenzar. Kloe terminó de decir estas palabras y comenzó a tomar el cuerpo ya inerte de Moret para moverlo de ese lugar y notó 184


algo muy raro que lo sorprendió mucho, entonces Kloe buscó dos cápsulas de hibernación y las colocó muy despacio en ese lugar. También agarró el cuerpo de Soret, la colocó en la otra cápsula y la cerró. Kloe ordenó a dos robots que se llevaran las cápsulas y los cuerpos de los robots, ellos obedecieron porque Kloe progra- mó un sistema autoritario, Tomaron las cápsulas y las lleva- ron por una puerta donde había un ascensor hacia el subte- rráneo. Otros dos los acompañaron hasta ubicarlos en la nave que saldría al espacio. Kloe llamó al último robot, al más pequeño, al más torpe, al que su sistema ya estaba a punto de colapsar, un robot con pocas probabilidades de auto-ayuda, era Saru. Sin embargo, Kloe confiaba en ese modelo, ya que su progra- mación era muy diferente que las demás, al igual que la suya. Saru, debes prometerme que cuidarás muy bien de Soret y Moret, tu irás con ellos en la nave y deberás pilotearla, quiero que te lleves contigo esta llave, debes cuidarla hasta el final de tu vida y nunca la pierdas por favor. Saru, no sabía lo que tenía en sus manos, sin embargo, la guardó en el pecho al lado de su reactor de energía. Kloe tomó varias cosas de aquel lugar entre todo eso estaba el casco neuronal y toda la información recopilada durante los años de estudio y trabajo de Moret. 185


Pasaron varios minutos en aquel lugar recogiendo lo que más podían, entre ellos los varios artículos médicos. Mientras tanto, los dos robots regresaban de escoltar a Moret y Soret. En ese instante aquellos seres comenzaron por fin a entrar en las instalaciones de Kloe, derribaron la puerta principal y ahora se acercaban cientos de ellos. Fueron tan rápido que al cabo de unos segundos ya estaban en frente suyo. Los ayudantes de Kloe comenzaron a disparar a todas las di- recciones protegiendo a Kloe y a Saru. Kloe corrió hacia el único ascensor, pero una lanza metálica traspasó su cuerpo, el impacto fue tan grande que lo desesta- bilizó por completo. Kloe a pesar del impacto continuó y junto con Saru lograron descender hacia el subterráneo. Notó que sus sistemas comenzaron a fallar poco a poco, pero continúo corriendo como si nada pasara. Cerraron todas las puertas existentes hasta llegar a la nave que los llevaría al es- pacio. Kloe ordenó que dispararan todo lo que adentrar á por la par- te superior. Se acercó y miró a Saru, entonces, cambió la programación de 186


su cámara, ahora Saru también estaba grabando un mensaje para Moret. Kloe metió todo a la nave incluyendo a Saru y le dijo “hasta pronto”, cerró las puertas y la nave comenzó a encenderse y a prepararse para el despegue. Saru caminó hacia el comando principal, se puso el cinturón de seguridad y esperó a que la nave comenzara a despegar. Kloe miró en un holograma todo lo que estaba en la superfi- cie y vio a toda una flota lista para derribar a toda nave que intentará despegar del lugar. Pensó en un plan, y tenía que hacer explotar este lugar si que- ría salvarlos. Kloe comenzó la autodestrucción de todas las instalaciones. El protocolo se activó, todo el lugar en pocos minutos sería un campo minado que no pararía de explotar hasta llegar a su destrucción total. Abrió las escotillas para el despegue, y poco a poco iba ingre- sando la raza alienígena de los Naurus hacia el interior. Aquellos seres comenzaron a atacar a Kloe, él debía tener las manos en el control hasta poder despegar. Finalmente, el motor estaba listo y Kloe inició el despegue, salió mucho fuego de los propulsores quemando todo a su alrededor, finalmente, despegó del suelo y salió en dirección 187


al espacio. Kloe controlaba todo el despegue. Sus camaradas estaban siendo destruidos por los Naurus, ya no tenían municiones para poder contraatacar, Kloe sabía que en pocos minutos le llegaría su hora. Esperaba a que pasara un minuto para activar los últimos propulsores para que pudieran salir de la atmósfera, caso contrario, no lo lograrían. En ese minuto Kloe peleó hasta perder parte de sus compo- nentes, fue destrozado, se movió como la energía, en sus bra- zos tenía una espada eléctrica que consumía su energía, tuvo que hacerlo para esperar a que la nave estuviera en su punto de activación. Finalmente, la nave estaba en el lugar indicado y Kloe activó los últimos propulsores para así salvar el futuro de la huma- nidad, al hacerlo, muchos de ellos lo rodearon cubriéndolo por completo, logró zafarse, intentó correr, pero otra lanza atravesó una de sus piernas metálicas, no podía correr, vino otra y atravesó su otra pierna. Kloe se las sacó, pero ya no podía correr ni mucho menos caminar, giró su cabeza en busca de una salida, pero vio que de lejos venía una última lanza que perforaría su reactor de energía, lo traspasó y comenzó a decaer. Se sintió sin energías, vio cómo su señal estaba desaparecien- do, cayó de espaldas y vio los recuerdos de Moret en su pan- 188


talla. En ellos había uno que siempre lo veía: - Kloe cuando sea grande te construiré un nuevo cuerpo y un nuevo reactor para que siempre puedas vivir conmigo, para siempre jugar juntos, te abrazaré todos los días, hasta que sea viejito. Era Moret de 11 años jugando a ser un inventor. De sus ojos salió una sustancia que parecían lágrimas de todos los recuer- dos que vivió con su hijo postizo. Kloe vio con sus ojos como la nave salía del espacio dando por terminada su misión y por la cual fue construida. Los seres rodearon a Kloe y la destruyeron por completo. Se apagó la cámara y con ella la filmación. 189


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EPISODIO 13 “SARU” 191


Saru, por otro lugar, se encontraba saliendo de la atmósfera del planeta, cuando ya lo hizo estabilizó la nave y desabrochó su cinturón, buscó él mapa y las coordenadas hacia la nave TM2000 (Sol y luna). Buscó entre la información de la nave y al cabo de unos minutos encontró la trayectoria y el tiempo estimado de llegada hacia la constelación de Even. Puso en marcha el viaje, el cual duraría mucho tiempo. Saru se alejó del mando y caminó hacia donde se encontraba todo el equipamiento, miró todo lo que había en él, entre ellos las cápsulas donde se encontraba Moret y Soret, una indepen- diente de la otra. Saru vio que los cuerpos estaban en hibernación, caminó ha- cia los cuerpos metálicos que eran sus nuevos cuerpos. Vio en su escáner que estaban apagados. Intentó encender- los, pero no pudo, revisó cada componente del sistema y no lograba encenderlos, simplemente, los dejo hasta que desper- taran por su propia cuenta. Regresó hacia la cabina de mando, se sentó y esperó un día, dos días, tres días, cuatro días, cinco días, y no lograron des- pertar, al sexto día volvió y los vio igual que el primer día, pues no se movían. Escaneó el sistema de Moret y vio una falla causada en su batería, esta hacía un cortocircuito interno y no le permitían encender. Revisó el cuerpo de Soret y también había ese problema, pen- só en su origen, tal vez era una falla en aquellos modelos an- tiguos o tal vez ocurrió un problema en la transferencia de 192


conciencias, eran muchas cosas para pensar, pero no sabía cuál era el origen de aquella falla. Ella no tenía el conocimiento para poder destaparlos y repa- rarlos manualmente, intentó por semanas, pero sus habilida- des eran inútiles no sabía cómo hacerlo, el poco tiempo que había estado con Moret y Kloe no fue suficiente para apren- der a hacer ese tipo de trabajos. Solo le quedaba esperar hasta llegar con seguridad al TM2000 para poder buscar ayuda allí. Esperó sentada día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Todo lo llevaba apuntado en su calendario interno, Al mismo tiempo Saru aprendió datos muy impor- tantes y revisó cada mensaje enviado por Kloe antes de morir. Hizo muchas cosas que él le pidió, las hizo una tras otra, ab- solutamente todas. Todo esto le sirvió como fuente de apren- dizaje y una gran distracción para aquel largo viaje. Pasó mucho tiempo hasta por fin llegar a la constelación de Even, buscó en el radar la estrella Gaspar, guiándose en la informa- ción recopilada y adquirida por Kloe. La nave TM2000 debía estar muy cerca, para poder encontrarlo Saru activó una fre- cuencia que manejaba aquella nave, la pudo encontrar a unos 391.878 kilómetros de su posición. Cambió el curso hacia la nave, se acercó lo suficiente y pudo ver desde muy lejos a una nave pequeña a diferencia de otras naves. 193


Rodeó la nave que se encontraba en la órbita de la estrella de Gaspar, vio que la nave había sufrido daños de rocas es- paciales, la habían golpeado por todas las direcciones. Pero no parecía que habían destruido la base interior de la misma, estaba en buenas condiciones. Saru envió una frecuencia de radio para que la inteligencia artificial pueda detectarla. Demoró unos segundos hasta po- der conseguirlo, entonces se abrió una compuerta en la cual podría aterrizar la nave. Saru maniobró con cuidado hasta llegar a estacionarse dentro de la nave, cuando esto pasó se cerró la puerta, ahora estaban dentro, la primera parte del viaje ya estaba completada, esto era un gran avance para Saru, ya que estaban a punto de re- poblar un nuevo planeta. Saru se bajó de la nave y caminó por el lugar reconociendo las instalaciones, vio diferentes áreas, había algunas puertas a las que no pudo ingresar, se acercó hacia la cabina de mando y vio que alguien ya había estado en ese lugar hace mucho tiempo. Siguió investigando y encontró el mando principal, buscó la misión principal del viaje y ahí estaba en el mapa el planeta Birdmajoro S17. Puso en marcha la nave en dirección hacia un agujero de gu- sano que se encontraba muy cerca de Gaspar. Reconoció las coordenadas y fijó el curso. Dejó que la nave si- 194


guiera su recorrido. Al suceder esto, la inteligencia de la nave se prendió y activó un robot que controlaba el registro de co- sas que llegaban al compartimiento. Kloe hace poco tiempo envió equipo militar hacia esta nave y debería estar en este lugar, miró como un robot muy idéntico al modelo de Kloe, caminaba por el lugar, como si nada pasa- ra ignoró por completo a Saru. - Hey espera, ¿puedes ayudarme? Tengo un amigo que necesita ayuda. - Todas sus palabras fueron en vano. Aquel robot detectó la nave, entró en ella y sacó todas las co- sas que había dentro; las llevó hacia un área según el paquete. Los medicamentos en un área medicinal, robots en otra área, aquel robot vio las cápsulas y las llevó hacia un área restrin- gida, su inteligencia le decía que debía aislar estas cápsulas de todo lo demás. Saru vio donde lo llevaba, los guardó en un lugar de suma seguridad, dentro de ese lugar también había otras cosas que no pudo descubrir de qué se trataban. Regresó a ver el trabajo de aquel robot y vio que encendió la nave y la llevó hacia un pequeño conducto, Saru no podía ver dónde lo llevaban, caminó hacia esa dirección buscando dónde iban a guardar aquella nave, finalmente, vio el lugar donde la nave se estacionó. 195


Rápidamente, fue ajustada su base sobre el suelo, y a su alre- dedor había otras más. Al parecer eran las naves enviadas por Kloe de todos estos años, había una colección de modelos y tamaños, para el gus- to de quien sea. En pocas horas la nave llegará al puente espacio-tiempo entre esta galaxia con otra, Saru no podía hacer nada, la seguridad de la nave obedecía a los comandos de Kloe, y también a las órdenes de Moret. Solo era un pasajero más hasta que despertara Moret, Saru vio como la nave se aproximaba hacia el agujero de gusano, era algo extraordinario para quienes lo pudieran contemplar de primera persona. La nave ingresó al agujero dejando solo un recuerdo en el espacio. La nave activó todos sus sensores y protocolos de emergencia, esto provocó que se sacudiera por momentos muy fuertes, minutos después se estabilizó. En la inteligencia artificial no podía hacer nada más que dejar que el agujero de gusano hiciera su trabajo, Saru no sabía el tiempo que iba a estar dentro del suceso de eventos. Saru tomó apuntes de todo lo que miraba, y los guardó para que Moret lo viera cuando despertara. Estuvo parado todo el tiempo que fue necesario para que la nave pudiera salir del puente entre los dos universos, final- 196


mente, salió la nave y se vio solamente oscuridad, no había nada visible a su alrededor. Nuevamente, se activó la inteligencia artificial y programó el tiempo de llegada al planeta Birdmajoro S17, una voz se es- cuchó fuertemente en toda la nave.” tiempo de llegada 5 mil años luz.” La nave activó su máxima potencia y se perdió en el espacio. Saru sabía que su batería no iba a durar mucho tiempo, pero estaba relajada, ya que su misión estaba completada, enton- ces buscó el cuerpo de Moret. Saru envió sus archivos hasta la computadora principal. La inteligencia artificial no se activa para realizar maniobras en la nave estando dentro del agujero negro o solo se activa cuando esta se encuentra en peligro, pensó Saru. Llevó el cuerpo metálico de Moret hasta el lugar donde sabía que salió el primer robot a guardar las cosas de la nave, pen- só que cuando la nave llegue a su destino la inteligencia se volvería activar y daría una carga eléctrica para despertar el cuerpo de Moret. Lo llevó con cuidado y lo colocó en el mismo puesto que el anterior, había un conector donde al parecer se conectaba aquel robot con la inteligencia artificial, Saru pensó que aquel robot era el único con inteligencia en la nave, pensó que al desconectar al robot iba a ser reconocido el nuevo robot, así que lo dejó y se alejó del lugar. 197


Saru buscó el cuerpo de Soret por varios lugares, pero fue in- útil no sabía dónde la habían llevado, era muy grande la nave para él solo y, como no podía ingresar en algunas habitacio- nes, era aún más difícil encontrarla. Era muy confuso el lugar donde podía estar, entonces dejó de buscarla y regresó a la cabina de mando, se sentó en el lugar y esperó a que llegara a su destino esperó y esperó ahí sentado. Año tras año, esperó como el amanecer de un día en el es- pacio, mientras que pasaban los años, Saru solo pensaba y recordaba el pequeño tiempo de vida que había tenido, desde que despertó, con el pasar del tiempo fue recordando y desa- rrollando su inteligencia, se acordó de varios momentos im- portantes de su vida, como un fragmento antes de dividirse con la mente de Kloe. Recordó quien era Saru, el tiempo donde había despertado era muy diferente a cuando Saru estaba viva en carne y hue- so, le parecía muy curioso todo ese mundo. Para no hacer muy miserable su vida, entró en la computado- ra principal y se puso a reproducir todo lo que había guarda- do en la computadora, era poco. Luego se le ocurrió una mejor idea, se conectó con la nave para reproducir todos sus recuerdos y momentos vividos. Sería como volver a vivir aquellos momentos desde que des- pertó y conoció a Moret, Kloe y Soret. 198


Fueron hermosos momentos de una familia que apareció de un segundo al otro, recordó en esos instantes cuando esta- ba unida a Kloe, haber escuchado en muy pocas ocasiones lo mismo que escuchaba Kloe. Esta mente también quería, salir del lugar en donde estaba prisionera, por eso aquel día que por fin salió de aquel cuerpo, estaba muy asustado de no saber quién era ni dónde estaba. Después se reconfortó y obtuvo una familia con la cual vivió un corto período, algo muy lindo de experimentar, ya que cuando estaba con un cuerpo orgánico, nunca había tenido una familia como esa. Recordó un fragmento de su pasado, y miró la única familia que tenía. Vio la silueta de un hombre muy atractivo e inteligente, por supuesto, pudo conocerlo un poco más cuando estaba con su cuerpo humano. Su nombre era Kloe Massa y vivía enamorada de aquel hom- bre al cual llamó familia, su nombre era Staff Walker. Finalmente, aquel robot se apagó por completo. 199


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