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Gabriel Taborin, Catequista Apostólico

Published by Hermanos de la Sagrada Familia, 2020-07-06 15:48:22

Description: La publicación de este libro obedece al deseo de poner en manos de los Hermanos de habla española y de otras personas interesadas, un medio de estudio y de reflexión que lleve a un mejor conocimiento del Vble. Hermano Gabriel Taborin.

A pesar de los años transcurridos desde su redacción, estos estudios sobre la figura del Vble. Hno. Gabriel Taborin conservan una gran actualidad por dos razones igualmente importantes: están escritos con el rigor y la competencia de la metodología científica y son la expresión de un profundo interés y de un gran amor por la persona a la que se refieren. Además, el contenido de los mismos versa sobre aspectos fundamentales y en cierto modo, caracterizantes de la personalidad humana y espiritual del Fundador de los Hermanos de la Sagrada Familia.

Teniendo presente estas características, podemos decir que el Hno. autor de este trabajo, José María Esgueva, se coloca con veinte años de antelación en las perspectivas formuladas por el Capítulo General de...

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JOSÉ MARÍA ESGUEVA H.S.F. GABRIEL TABORIN CATEQUISTA APOSTÓLICO Hermanos de la Sagrada Familia Montevideo, 2018



CARTA DESDE ROMA Fratelli della Sacra Famiglia Curia Generalizia Viale Aurelio Saffi, 24 00152 ROMA Estimado Hermano Francisco: Superior Provincial El Consejo General considera oportuna y muy útil la publicación de los trabajos sobre el Fundador escritos hace años por los Hermanos Héctor, José María y Baltasar. A pesar de los años transcurridos desde que fueron escritos, conservan su validez por el nivel científico en que fueron redactados y por el espíritu de acercamiento a la figura del Hermano Gabriel. Nosotros creemos que los textos se pueden publicar tal como están. Se puede, no obstante, preguntar a sus autores si desean introducir alguna modificación. La publicación de estos escritos está en la línea del Mensaje del Capítulo General sobre la glorificación del Fundador y podía ser el comienzo de una colección que podría titularse \"Estudios Taborinianos\". Reciba un cordial saludo fraterno. Hno. Teodoro Berzal Vicario General



PRESENTACIÓN La aparición de este volumen de \"Estudios Taborinianos\" está en la línea de los anteriormente publicados de los Hermanos Héctor da Rosa y Baltasar Sanz y obedece al deseo de poner en manos de los Hermanos de habla espa- ñola y de otras personas interesadas, un medio de estudio y de reflexión que lleve a un mejor conocimiento del Hermano Gabriel Taborin. Hace ya más de veinte años que fueron redactados al culminar esos Her- manos sus estudios de teología en Roma. Pero desde entonces, pocos han si- do los que han tenido la oportunidad de leerlos, dado el reducido número de copias existentes. A pesar de los años transcurridos desde su redacción, estos estudios so- bre la figura del Hermano Gabriel Taborin conservan una gran actualidad por dos razones igualmente importantes: están escritos con el rigor y la competencia de la metodología científica y son la expresión de un profun- do interés y de un gran amor por la persona a la que se refieren. Además, el contenido de los mismos versa sobre aspectos fundamentales y en cierto modo caracterizantes de la personalidad humana y espiritual del Fundador de los Hermanos de la Sagrada Familia. Teniendo presente estas características, podemos decir que los Herma- nos autores de estos trabajos, Héctor, José María y Baltasar, se colocaron con veinte años de antelación en las perspectivas formuladas por el Capítulo General de 1983-84 cuando en el Mensaje sobre la glorificación del Funda- dor, anuncia la \"nueva etapa\" en que entramos con la publicación de la Posi- tio. Precisamente una de las exigencias de esta nueva fase viene definida por el Capítulo en estos términos: \"Necesitamos que nuestro Fundador sea mejor conocido. Pero a nivel universitario, es decir, con profundidad, aportando datos con rigor científi-

co. Tenemos que ir más allá del nivel de la simple divulgación y de la sola actitud de piedad\". En esta línea el presente escrito sobre el Fundador puede presentarse como modélico y servir de base e inspiración para otros que venga a engro- sar estos \"Estudios Taborinianos\" con aportaciones válidas y serias. El texto del 1964 ha sido revisado por el autor. Las frecuentes citas en francés del original hacían muy dificultosa su lectura, sobre todo, para aquellos que no conocen suficientemente esa lengua. Por eso, se han tradu- cido todas, incluso las notas a pie de página, y se han corregido algunas ex- presiones. Ello facilitará su lectura. En estos tiempos en los que tanta importancia adquiere en la Iglesia el compromiso catequético, la figura y ejemplo de Gabriel Taborin puede ser sumamente orientador. Valladolid, 1994

SUMARIO Introducción: Un hecho en la vida del Hermano Gabriel que origina el presente estudio............................................................................................................................. 1 Capítulo I Una época de restauración religiosa...................................................................................... 7 1.1. Algunos aspectos de la situación religiosa del Ain........................ 7 1.2. Remedio a esta situación.............................................................................. 17 1.3. En la escuela de un obispo catequista................................................. 21 Capítulo II Historia singular de una actividad catequética........................................................... 29 2.1. Catequista en ciernes...................................................................................... 29 2.2. Una vida consagrada al ministerio de la Palabra......................... 36 2.2.1. Maestro de su pueblo natal..................................................... 41 2.2.2. Su estancia en Saint Claude..................................................... 43 2.2.3. Catequista en Brenod y Maestro en Hauteville............ 48 2.2.4. Fundador en Belmont................................................................. 50 2.2.5. Belley, centro de irradiación catequética........................ 55 2.3. Esfuerzos por encarnar un ideal............................................................. 63 2.3.1. Orden de San José............................................................................ 63 2.3.2. Asociación de Catequistas de Saint Arthaud ................ 68 2.3.3. Congregación de los Hermanos de la Sagrada Familia........................................................................... 71 2.4. Tres escritos:........................................................................................................... 75 2.4.1. El Angel Conductor......................................................................... 76 2.4.2. El Tesoro de las Escuelas............................................................. 77 2.4.3. El Camino de la Santificación ................................................ 78 Capítulo III Gabriel Taborin y el Hermano Catequista.........................................................................83 3.1. El Maestro Catequista ......................................................................................84

3.1.1. Santidad de vida .............................................................................. 89 3.1.2. Sólida instrucción religiosa .................................................... 90 3.1.3. Disposición humilde .................................................................... 90 3.1.4. Obediencia .......................................................................................... 91 3.1.5. Paternal vigilancia ......................................................................... 92 3.1.6. Activa participación litúrgica y sacramental .............. 92 3.2. El Catequista parroquial ............................................................................... 95 3.2.1. Alegría .................................................................................................... 104 3.2.2. Sencillez en la exposición doctrinal .................................. 104 3.2.3. Hombre de oración ....................................................................... 105 3.2.4. Santidad personal .......................................................................... 105 3.3. Síntesis final .......................................................................................................106 Capítulo IV Gabriel Taborin, Catequista Apostólico ...........................................................................109 4.1. El paradero del Documento ......................................................................112 4.2. Motivos que le indujeron a hacer una tal petición ...................113 4.2.1. Deseo de hacer el bien a través de la catequesis......... 113 4.2.2. Alta estima de la misión catequética ................................ 115 4.2.3. Gozar de los privilegios inherentes al título ................ 117 4.2.3.1. Mayor autoridad al catequizar .............................. 120 4.2.3.2. Poder para catequizar en la Iglesia universal ............................................................... 123 4.2.3.3. Distinción o recompensa del Pontífice ............ 124 4.3. Significado del término Catequista Apostólico .......................... 126 Bibliografía ....................................................................................................................................... 132 5.1. Obras del Hermano Gabriel Taborin ...................................................132 5.2. Libros empleados por el H. Gabriel en sus catequesis ............ 134 5.3. Obras que hablan del Fundador ............................................................135 5.4. Artículos que han ayudado a esta redacción ................................173 5.5. Otras Obras .......................................................................................................... 173 Cronología biográfica ................................................................................................................ 175

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico INTRODUCCIÓN UN HECHO EN LA VIDA DEL HERMANO GABRIEL QUE ORIGINA EL PRESENTE ESTUDIO El día 25 de mayo del año 1841, el Fundador del Instituto de los Her- manos de la Sagrada Familia, Gabriel Taborin, llegaba a Roma. Iba acompañado de Monseñor Depéry, Vicario general de la diócesis de Belley, perteneciente al Departamento del Ain (Francia). En una carta que Gabriel dirigió al Hermano Mauricio, por aquel enton- ces vicesuperior de la comunidad de Belley, se conservan minuciosos por- menores de este viaje l. (1) \"... Llegamos a Lyon a las cinco de la tarde el mismo día que dejamos Belley. Pasamos el domingo en esta ciudad alojándonos en el Seminario. Salimos de Lyon el día 17, a las cuatro de la mañana, y en barco llegamos a Avignon ese mismo día, hacia las cinco de la tarde. También aquí nos alojamos en el Seminario de es- ta ciudad donde es muy conocido M. Boyer. Avignon está muy bien. Visitamos varios mo- numentos, en especial el Palacio que en otros tiempos sirvió de residencia a los Papas. Salimos de Avignon el día 18 a las siete de la tarde. Podíamos haber tomado el barco de vapor para ir a Marsella, pero mis compañeros de viaje prefirieron la diligencia. Llega- mos a Marsella el día 19, a las siete de la mañana. En esta grande y hermosa ciudad per- manecimos tres días y visitamos sus preciosos monumentos. Dejamos Marsella el viernes 21 de mayo a las cinco de la tarde, y nos echamos a la mar en un barco del gobierno que nos llevó a Civitavecchia a donde llegamos el domingo 23 de mayo a las cinco de la tarde. Al día siguiente salimos de Civitavecchia. Tomamos una diligencia que nos condujo a Roma donde llegamos el martes a la una de la mañana. Como todas las posadas y albergues estaban cerrados nos vimos obligados a permane- cer \"al sereno\". Debo añadir que, en nuestro trayecto por mar, éramos unas ochenta personas, de los cuales tres eran sacerdotes y tres religiosas. Dos minutos después de embarcarnos, me mareé y durante dos días sufrí mucho... La primera noche que pasamos en el mar fue malísima, el mar estaba muy agitado, incluso temimos el naufragar, pero Nuestra Señora de la Garde... no consintió que fuésemos pasto de los peces \". Carta al Hermano Mauricio, 1-6-1841. R. 1. 1

Hno. José María Esgueva Taborin llegaba a la Ciudad Eterna con un fin muy concreto y premedi- tado: conseguir de la Sede Apostólica la aprobación pontificia de la Congre- gación que acaba de fundar 2. El Superior de los Padres Capuchinos  3; el obispo de Saint Jean de Mau- rienne, Monseñor Vivert  4; y un obispo de Rito Oriental, Monseñor Gru  5, le facilitarán la tarea. La empresa no era fácil. Estaba plagada de dificultades de todo tipo, so- bre todo burocrático. Fueron tales las pegas que puso la Curia Romana, que el Fundador se vio en la necesidad de alargar su estancia en Roma más de lo previsto en un principio, en concreto, unos tres meses 6, lo que le permitirá, (2) En un principio piensa confiar el asunto a Depéry. Pero el obispo Billiet le hará cambiar de idea: \"El Señor Arzobispo me dice que prefiere que sea yo mismo quien viaje a Roma para dar las explicaciones oportunas en caso de que me las pidan, y, además, porque es costumbre que sean los Superiores de Órdenes y Congregaciones Religiosas quienes va- yan a presentar al Soberano Pontífice las Constituciones de sus Institutos respectivos...\" Carta a Monseñor Devie, 23-3-1841. R. 1. Ver también Entretien Familial, t. III. p. 786. \"Tengo una fundada esperanza de que obtendremos el favor por el que he emprendido este largo viaje...\" Carta al Hermano Mauricio. 1-6-1841. R. 1. (3) \"... Monseñor Depéry y yo nos alojamos en casa de los Padres Capuchinos\". Carta al Hermano Mauricio. 1-6-1841. R. 1. Aun hoy día conservamos varias cartas que le dirige una vez llegado a Belley, en especial una, con fecha 12-9-1841. R. 1. (4) \"He visto en tres ocasiones a Monseñor Vibert. Hace cuanto está en sus manos por ayu- darnos...\" Carta a la Comunidad, 11-6-1841. R.1. (5) \"Trataré de poner en práctica los buenos ejemplos y consejos que me dio, teniendo en cuenta que provienen de un ...? poseedor de una alta perfección, pero respecto a lo de ha- cerme sacerdote, por mi edad, mi salud y mis escasos talentos y virtud, me temo que haya osadía por mi parte si pretendo llegar al sacerdocio \". Carta a un Obispo de Rito Orien- tal. Roma. 14-9-1841. R. 1. (6) \"Pienso tener la dicha de ver a Su Santidad en los primeros días de junio...\" Carta al H. Mauricio. 1-6-41. R. 1. \"Abandonaremos Roma el 1 de Julio, y si Dios quiere, estaremos probablemente de vuelta en Belley el 11 o 12...\" Id. Ver también a este respecto la Carta a la Comunidad de Belley del 11 de junio del 1841, donde da muestras de perder las esperanzas que en un principio había formulado. \"Yo mismo, personalmente, fui a echarme a los pies del Padre común de los fieles para obtener estos insignes favores. Permanecí tres meses y medio en Roma. Varias veces tuve el honor de ver al Santo Padre Gregorio XVI...\" Carta a Gratot, del Seminario de Sens. 17- 12-1842. R. 2. \"Hice un viaje a Roma, donde permanecí tres meses...\" Carta a Rolland, 5-10-1841. R. 1. 2

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico según él mismo señala \"ver al Papa catorce veces y hablarle en varias ocasio- nes\" 7. Su primera audiencia con Gregorio XVI tiene lugar el 18 de agosto 8, y de ella saldrá contento y con ánimo renovado. El Sumo Pontífice le ha asegurado que la Sede Apostólica aprobará su obra no tardando mucho 9. El Breve de Aprobación llegaría unos días más tarde a Alejandro Devie, obispo de Belley 10. Estaba firmado en la Basílica de Santa María la Mayor y llevaba la fecha del día 28 de agosto. ¿Qué sucedió en ese encuentro con el Papa? Poseemos escasos testimonios escritos. Pero, por los acontecimientos que más tarde se sucedieron, podemos deducir que, entre otras cosas, Ga- briel le expuso su actividad docente y apostólica, así como la aceptación, los buenos resultados y la popularidad de sus catequesis. Por otra parte, nada nos impide, es más, hay fundadas razones para pensar que Gregorio XVI estuviera al corriente de esa actividad catequética por informaciones recibidas de Alejandro Devie o Billiet en sus visitas a la Ciudad Eterna. Una cosa parece cierta: la entrevista se desarrolló en un clima distendi- do, muy familiar, de gran estima y no carente de emoción, pues, fueron mu- chos los favores que Gabriel consiguió para su recién fundado Instituto 11. (7) \"He tenido la dicha de ver al Santo Padre catorce veces y el privilegio de hablarle en va- rias ocasiones...\" Carta a Rolland, 5-10-1841. R. 1. (8) Un detalle histórico: El Padre Vaurés le obtiene el permiso para la audiencia. \"Reciba de nuevo la expresión de mi humilde agradecimiento por tantos favores como me ha dispensado durante mi estancia en Roma, sobre todo por introducirme en la au- diencia del Santo Padre...\" Carta sin fecha. R. 1. (9) Apenas llegado a Belley escribe a Rossi, encargado de llevar los intereses de la diócesis belleysana en Roma: \"Estos dos dignos Prelados (se refiere a los obispos Devie y Billiet) se han mostrado contentos al volverme a ver; el decreto del que yo era portador les ha dado gran alegría; pero los dos esperan el Breve de Aprobación que nos ha pro- metido...\" Car- ta a Rossi, 1-9-1841. R. 1. (10) Cfr. Nouveau Guide. Belley. 1858. p. 807-812 (11) Cfr. Nouveau Guide. p. 812. \"Me ha colmado de gracias y favores...\" Carta a Rolland, 5- 10-1841. Cfr. Carta al Párroco de Belleydoux, 26-11-1841. R. 1. \"No le puedo contar todo esto sin emoción por tantos beneficios... Tendría muchas cosas que contarle sobre mi viaje... y sobre el Sumo Pontífice, del que sólo puedo hablar con ternura...\" escribía a Rolland. Carta al P. Vaurès. R.1. 3

Hno. José María Esgueva El día 25 de agosto de 1841 será una fecha inolvidable para el Fundador de los Hermanos de la Sagrada Familia. Ese día fue de nuevo recibido por el Papa. El Fundador de los Hermanos de la Sagrada Familia deseaba agradecer personalmente los favores que su Instituto había recibido y aprovechó la circunstancia que se le brindaba pa- ra solicitar del Papa lo que anhelaba y tenía en gran estima. Según sus pro- pias palabras, algo que apreciaba por encima de los tesoros de este mundo y de cualquier dignidad humana: el título de Catequista Apostólico. El hecho, con todos sus detalles, nos lo dejó consignado en carta al Car- denal y Arzobispo de Chambery. La fórmula de su petición estaba redactada en estos términos: Santísimo Padre: \"Humildemente postrado a los pies de Su Santidad, el abajo firmante, fundador y Superior General de los Hermanos de la Sagrada Familia, im- pulsado por un gran deseo de ser útil a la juventud y demás fieles a los que, con permiso de los Ordinarios del lugar, enseñe la doctrina cristiana, o só- lo dirija unas palabras de aliento, bien sea en las iglesias o en cualquier otro lugar, suplica a SU SANTIDAD, le conceda el título de CATEQUISTA APOSTÓLICO que prefiere a los títulos y grandezas humanas. SANTO PADRE, si SU SANTIDAD se digna, en su bondad, concederle el fa- vor que solicita llevado únicamente por espíritu de fe y caridad por las al- mas, añadirá un nuevo motivo de agradecimiento a los insignes privilegios que SU SANTIDAD acaba de otorgarle durante su permanencia en la Ciudad Santa. Lleno de veneración y profunda sumisión por su SANTIDAD y de una in- quebrantable adhesión a la Iglesia, quedo, SANTO PADRE, de SU SANTIDAD, su humilde, obediente y fidelísimo siervo\". Hno. Gabriel Roma, 25 de agosto de 1841. Y el Fundador terminaba su carta: 4

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico \"Después de leer esta petición, el Papa escribió en la parte inferior: Fiat ut petitur, y la firmó\". El acontecimiento que acabamos de describir con palabras del mismo protagonista, es el origen y motiva el presente estudio. Estamos ante un hecho hasta entonces único en la historia de la cate- quesis: un Papa que, con su autoridad suprema recompensa con el título de \"catequista apostólico\" la labor pastoral de un religioso laico. Aunque en planos distintos, tenemos un caso similar en la vida de San Luis María Grignon de Montfort. Con fecha 6 de junio de 1706, Clemente XI le concedió el título de Misionero Apostólico como señala su biógrafo Laveille 12. A pesar de su carácter extraordinario, el caso no ha sido estudiado hasta la fecha  13. Es más, el documento original, por razones que luego veremos, está en paradero desconocido. El mismo Fundador señala que en su labor apostólica \"no se vio obligado a echar mano de él\" 14, y sus biógrafos apenas le dieron importancia, incluso algunos lo ignoraron. (12) Laveille lo describe en los términos siguientes: \"Con fecha 6 de junio de 1706, el señor Montfort fue recibido en audiencia por el Sobe- rano Pontífice. Grignon de Monfort comenzó su entrevista dirigiendo al Papa en latín un breve discurso. Las ideas y la forma del mismo llamaron la atención y fueron muy aplaudidas. El Papa comprendía el francés, se lo dijo al misionero, y le invitó con bon- dad a manifestarle sus deseos. Desanimado en Francia por ciertas desavenencias con el clero y los obispos, el Misionero se sentía fuertemente atraído por las misiones en países lejanos y así se lo manifestó a Clemente XI. Pero el Papa era de otro parecer y le dijo: \"Hi- jo mío: Tienes un vasto campo en Francia para ejercitar tu celo apostólico. No te vayas a otro lugar y trabaja siempre con entera sumisión a los obispos en aquellas diócesis don- de te llamen. Sólo así Dios bendecirá tus trabajos.\" El Sumo Pontífice le recomendó que enseñara por los pueblos la doctrina cristiana, en especial a los niños, y que confirmase a todos en el espíritu del cristianismo mediante la renovación de las promesas del bau- tismo. Para demostrarle la confianza que le inspiraba su modo de evangelizar, y para que tuviera más autoridad, le otorgó el título y los poderes de \"misionero apostólico\". Monseñor Laveille: Le B. Louis Marie Grignon de Montfort et ses familles religieuses, p. 156. Cfr. también a Ernest Jac: Le B.G. de Montfort, p. 89. (13) Interesantes en su tiempo fueron los artículos aparecidos en la revista Mi Colegio. En ellos el Hermano Patricio en los números 30, 31, y 32 de los años 1955-1956 se limi- ta a presentar al Hermano Gabriel como modelo de catequistas. No trata del hecho en sí ni de las circunstancias que hemos descrito. (14) Carta a Monseñor Billiet. 9-3-1857 R. 6. 5

Hno. José María Esgueva Al estudiar el hecho, surgen una serie de preguntas con no fácil respues- ta: • ¿Qué motivos llevaron al Hno. Gabriel a hacer semejante petición? • ¿Qué significaba para él el título de \"Catequista Apostólico\"? • ¿Qué privilegios llevaba consigo ?, etc. Para responder a estos y otros interrogantes que irán, sin duda, surgien- do, nos encontramos con escasa documentación escrita que, expresamente, hagan referencia o traten el tema. Por eso, nuestro trabajo estará centrado, básicamente, en aquellos docu- mentos que se relacionen con el pensamiento y la actividad catequética de Gabriel Taborin. La carta antes mencionada, dirigida al arzobispo de Chambery, ocupará, como es lógico, un lugar destacado y será una ayuda de primer orden. Por ello: • Estudiaremos algunos aspectos de la situación histórica, social y concre- ta de su pueblo y región. (Capítulo I) • Humanamente hablando, esta situación explicaría, en cierto modo, su vocación y el correspondiente empeño por ser fiel a ella. (Capítulo II) • En su actividad apostólica, la catequesis ocupa un puesto destacado. Se- ñalaremos cómo él quiere a sus catequistas. (Capítulo III) • Nos preguntaremos de qué peculiaridades está enriquecida la labor ca- tequética del Hermano Gabriel para merecer de la Santa Sede el honor que le dispensó. (Capítulo IV) • Y, finalmente, apoyándonos en algunos textos encontrados y con el apo- yo de la teología, trataremos de dar nuestra interpretación personal. El presente trabajo es el primero en su género. No faltarán, por tanto, la- gunas y deficiencias. Por otra parte, permítaseme una confesión: a pesar de haber consultado los archivos de Belley durante tres veranos, quedaron cen- tenares de cartas sin ver. Me sentiría contento y satisfecho si al presente escrito le siguen otros que completen y aclaren los puntos oscuros que, sin duda, puedan quedar. 6

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico CAPÍTULO I UNA ÉPOCA DE RESTAURACIÓN RELIGIOSA Empecemos por encuadrar en el tiempo y lugar la existencia terrena del Hermano Gabriel Taborin. Nace en Belleydoux (Francia) el 1 de noviembre de 1799 y muere 65 años más tarde en Belley el 24 de no- viembre de 1864 15. Estamos, pues, ante una vida cuya actividad apostólica se enmarca den- tro de un siglo de restauración religiosa en Francia. Un período en el que a la Iglesia se le iban cicatrizando lentamente las graves heridas que la Revo- lución le había producido 16. 1.1. Algunos aspectos de la situación religiosa del Ain. En el período que sigue a la Revolución francesa, la ciudad de Lyon y en especial la región del Ain, estuvieron fuertemente marcadas por la ignoran- cia, la pobreza espiritual y el sufrimiento. Las crónicas de Historia eclesiástica de la época hacen referencia a ello y las describen en un estado de notable abandono. Su situación se agravaría con la ausencia de su primer pastor, el Carde- nal Fesch, quien, desde el año 1814, por razones políticas, se verá obligado a tomar el camino del destierro 17. (15) Cuaderno de Efemérides, Manuscrito del H. Amadeo, cfr. 24 noviembre. (16) \"Después de un siglo de descristianización de los espíritus y de las instituciones en ideas y costumbres; después de una sangrienta persecución que ha diezmado las élites, dis- persado a los pastores... la Iglesia renace de sus cenizas como el ave fénix y sólo Dios sa- be en qué montón de ruinas materiales y morales estaba enterrada...\" P. Broutin: Le nouveau catechisme au XIX siècle. en N. R. Th. 1960. p. 494. (17) El Cardenal estaba emparentado con Napoleón. 7

Hno. José María Esgueva Los lugares en los que se desarrollará la actividad apostólica del Funda- dor de los Hermanos de la Sagrada Familia, el historiador Cognat los descri- be en términos un tanto pesimistas, sombríos y poco alentadores 18. \"(El Ain), alejado de Lyon y carente de ayuda, enviaba muy pocos candida- tos al Seminario de San Irineo. Por eso, Coubon, Vicario General y la perso- na más influyente de la administración diocesana, consideraba como un deber de justicia enviar a los departamentos del Ródano y del Loira a aque- llos individuos que habían salido de esas tierras, dejando sin sacerdote gran número de parroquias y colocando en otras a quienes le ofrecían ma- yores garantías\". \"El departamento del Ain llegó a ser una especie de Siberia para el clero de la diócesis de Lyon, hasta tal punto que, los sacerdotes de aquella época consideraban como una desgracia el ser enviados a Bugey o a Dombe\" 19. \"Quedaban algunos sacerdotes ancianos,\" resto de la época anterior, dig- nos de todo elogio por su virtud y su padecer por la fe, que se mantenían fieles a la tradicional piedad sacerdotal y a la ortodoxia doctrinal de la Iglesia. \"Pero al frente de numerosas parroquias había también sacerdotes \"intru- sos”, sacerdotes que habían jurado la Constitución Civil del Clero, que no quisieron retractarse de sus errores y con los consiguientes escándalos por sus costumbres indignas...\" 20. La página siguiente de Cognat podría dar luz y explicarnos un tanto la vocación de Gabriel, sobre todo su inquietud cultual. Describe así la situa- ción de muchas parroquias: (18) Cfr. Cognat: Vie de Mgr. Alexandre Raymond Devie, Evêque de Belley, t, I. p. 182 y 183. (19) Sobre la situación del Clero en Francia en esta época, se puede consultar, el excelente trabajo de J. Leflon: Le Clergé du second ordre sous le Consulat et l'Empire, en la R.H.E.F. tom. XXXI. pp. 97-113. (20) Cognat. Obra citada, p. 184. 8

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico \"El estado en que se encontraba el culto y la religión en aquel entonces era parejo, naturalmente, a la del Clero. Las ruinas ocasionadas por la Revolu- ción no habían sido reparadas. Las iglesias devastadas y los campanarios destruidos por el representante Albitte no habían sido reparadas ni re- construidos. Tanto las parroquias sin sacerdote, como aquellas que lo tenían, carecían de escuela. Faltaban los recursos materiales y el culto divino era celebrado en muchas iglesias sin dignidad ni decencia y, en ocasiones, sin respeto y sin fe, por sacerdotes que escandalizaban a sus fieles en lugar de edificarlos\". Este estado de cosas influye, como es lógico, en la actitud religiosa del pueblo. De ahí su desorientación 21. \"Después de la Revolución, la diócesis de Belley había recibido sólo una vez la visita de un obispo. Fue en el 1813, año en el que el Cardenal Fesch visitó el departamento del Ain. Esta visita, hecha con una gran rapidez, no per- mitió que el Cardenal descendiese a los habituales detalles de funciona- miento de cada parroquia, ni siquiera administrar el sacramento de la confirmación a aquellas personas que todavía no lo habían recibido. Como el Prelado sólo se detenía en las parroquias más importantes y allí debían ir los fieles de los pueblos vecinos, para muchos, el mal tiempo, la enfermedad y la distancia fueron obstáculos que hicieron el desplazamien- to imposible\" 22. (21) Broutin presenta así a la sociedad de esta época: \"He ahí el estado en el que nos encontramos tanto el pueblo como los individuos. Vivi- mos fuera de nosotros o en la superficie de nuestro ser. Hemos rechazado el pan de vida. El maná que nos cae del cielo nos resulta insípido, fastidioso. No nos molestamos en re- cogerlo cuando cae a nuestros pies. Lo pisoteamos sin mirar... Nuestra sociedad ha deja- do de ser cristiana y está desorientada...\" Broutin: De l' education publique en France au XIX siècle. p. 3. Y Gabriel escribía a sus Hermanos: \"Ah, queridos Hermanos, digámoslo de paso y con tristeza, la indiferencia religiosa es muy grande en nuestros días...\" Biographie des Frères Défunts. F. Romuald. nº II. p. 3. (22) Cognat. Obra Cit. p. 184. \"...Recibí un poco más tarde en Oyonnax el sacramento de la Confirmación de manos de Su Eminencia el Cardenal Arzobispo de Lyon, Monseñor Fes- ch, tío del Emperador...\" Historique et Testament Spirituel, Manuscrito. p. 3. 9

Hno. José María Esgueva Entre los que recibieron el sacramento de la Confirmación en esta oca- sión estaba el pequeño Gabriel que tuvo que desplazarse a la localidad de Oyonnax. Una consecuencia lógica de la anterior situación descrita por Cognat, fue la ignorancia religiosa que se había apoderado de aquellas poblaciones. Monseñor De Chamond (tomamos en lo posible personajes que hayan estado relacionados con Gabriel), al publicar en el 1824 su Catecismo dioce- sano, no tenía reparos en atribuir a esta ignorancia los males que padecía aquella sociedad. \"Esta culpable ignorancia ha ocasionado grandes estragos en el seno de la Iglesia y ha traído la desolación a la herencia de San Luis... ¡Cuántos hay que por no haber sabido discernir quién era su legítimo pas- tor, se han encontrado envueltos en el cisma...! ¡Cuántos ciudadanos, fieles y obedientes un día a su soberano, han llegado a considerar como un de- ber, luchar contra los poderes que Dios ha establecido para gobernar el mundo\" 23. En el 1819, un sacerdote misionero, autor de un catecismo que con fre- cuencia empleaba el Hermano Gabriel en sus catequesis, nos ofrece el si- guiente testimonio: \"Desde hace cincuenta años, Dios me ha concedido la gracia de trabajar en ambientes rurales dando misiones. En casi todas partes he podido consta- tar que la mayor parte de los hombres, en vez de santificar los domingos y (23) Mgr. de Chamond ( 3º Obispo de Saint Claude): Catéchisme du diocèse de Saint Claude. Saint Claude. 1824. p. 6 y 7. \"Lo que nos ha movido a presentaros este saludable antídoto contra los errores mons- truosos y funestos que los enemigos del Altar y del Trono, desde hace un siglo, se esfuer- zan por extender entre vosotros, es que estamos convencidos como el piadoso y sabio autor del \"Catecismo dogmático de la Religión y de la Iglesia\", impreso en el 1798, que \"si uno se remonta a la causa de la atroz persecución levantada contra la Iglesia de Fran- cia, y si se quiere considerar dónde nacieron sus errores... se verá que los males que han afligido a la Iglesia y han asolado a Europa, no vinieron más que del olvido de Dios y de la ignorancia de Jesucristo...\" Mandement. p. 1. 10

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico fiestas, los profanan... Unos en la taberna, entregados a toda clase de exce- sos, contiendas y borracheras..., otros absortos en el juego, la caza, el baile o con trabajos prohibidos...\" 24. El 17 de octubre de 1846, el párroco de Grozon, Sauldubois, se dirigía al Fundador pidiéndole un Hermano. En una extensa carta hace la siguiente descripción de su parroquia 25: \"Este Franco-Condado, en otros tiempos tan famoso, que gozó de tanta con- sideración y cuya fama se extendió tan lejos, por desgracia, hoy no es lo que fue, al menos en la región en la que estoy, distrito municipal de Poliny (Ju- ra). Aquellos ejemplos de otrora se han degradado... Querido amigo, mi ex- trañeza y estupor han sido grandes al volver a mi país... Así es la parroquia que deberemos llevar a Dios: al salir de la Revolución del 89, Grozon que, durante ese tiempo nefasto había sido víctima de lo más impuro de la Constitución civil del Clero, tuvo un pastor que permane- ció en ella medio siglo. No ha dado grandes escándalos, pero tampoco ha hecho nada por ella, ocupado preferentemente en recaudar dinero y rodea- do de parientes de mala calaña... Durante este largo período, esta parroquia no ha recibido la menor ayu- da... ninguna visita del obispo... nada, absolutamente nada, para favore- cerla. No se extrañe, querido Hermano, de la poca vivencia religiosa de Grozon. No se frecuentan los sacramentos; sus gentes carecen de instrucción... Se obliga a hacer la Primera Comunión a niños demasiado jóvenes y con gran ignorancia y, naturalmente, una vez hecha, no aparecen más por la iglesia. En Grozon se trabaja tanto los domingos como los días ordinarios. Se ha- bla en el templo como en la plaza pública. (24) Le Catéchisme des peuples de la campagne et de villes, par un Prêtre Missionnaire. p. 3. (25) Tomamos documentos que, en lo posible, estén relacionados con el Hermano Gabriel Ta- borin. Del \"Catéchisme des peuples de la campagne et des villes\", conservamos un ejem- plar con la firma del Fundador. Lo encontré en la Biblioteca de la Casa Madre, el 4 de octubre del 1963. Personalmente pienso que se inspiró en él para componer el \"Camino de la Santificación\". 11

Hno. José María Esgueva El instructor de Grozon reúne en su persona toda la impiedad de la univer- sidad. Se trata de un hombre casado... que ha llegado a decir a sus alumnos que la Biblia es una idiotez y que las oraciones por los difuntos son inúti- les... Hace siete meses que estoy en Grozon y no le he visto dar clase... Su im- piedad le lleva a no cumplir con Pascua... a estar frecuentemente borra- cho...\" 26. El instructor de Grozon, al que acabamos de referirnos, no es un caso es- porádico. El tema de los maestros sin vocación y de costumbres un tanto li- bres, lo encontramos en cualquier estudio serio de la época. Son individuos raros, excéntricos y egoístas, guiados preferentemente por intereses perso- nales, que dejan a la niñez en el más completo abandono. Las palabras de Gabriel Taborin sobre el particular son para tenerse en cuenta. Al presentar su Proyecto educativo a Hybord le escribía: \"Se trata de una obra de vida o muerte, urgentísima..., ya que nuestros pue- blos y aldeas carecen de maestros capacitados para instruir a la niñez...\" 27. Un Hermano Marista, Louis Laurent, publicó recientemente un intere- sante artículo sobre la obra del Hermano Gabriel Taborin. Al referirse a la situación de la enseñanza primaria en la región del Ain, la presenta en los términos muy parecidos a los anteriormente señalados: \"¿Quiénes son en esos momentos los maestros y maestras en la mayor par- te de las parroquias rurales, e incluso, en las ciudades? Extranjeros expulsados de sus países o fugitivos que pretenden evitar la persecución de la justicia o escapar de la ignominia de sus crímenes; hom- bres despedidos de otros puestos de trabajo en los que fracasaron; vagos, hombres sin energía, sin talento; almas cansadas y viles que no consiguie- ron otro empleo y se dedican a la enseñanza como último recurso; hombres (26) Carta autógrafa del Párroco de Grozon al Hno. Gabriel, 17-10-1846 R. 16. (27) Carta a Hybord, desde Tamié. 29-12-1832. Ver también: Carta al P. Parcieux, 23-10-42. 12

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico divorciados o casados únicamente por lo civil, o que viven públicamente con mujeres sin ninguna unión civil legal o religiosa; borrachos, restos del jacobinismo, empeñados en sembrar y propagar sus principios... La profesión de maestro, la primera en importancia por lo que pretende, ha llegado a ser la última y la más despreciada si se tiene en cuenta las perso- nas que la ejercen y el modo cómo se cumple en la actualidad\" 28. El texto está tomado de un manuscrito del Arzobispado de Lyon. Es fiel reflejo de la situación escolar del departamento del Ain a principios del si- glo XIX. ¿Exageración clerical? No parece. Basta con echar una ojeada a las res- puestas de la encuesta que sirvió de base a la redacción del párrafo que aca- bamos de transcribir, para concienciarnos de la cruel realidad de los hechos: \"En Pont de Vaux, enseñan cinco maestros: Perrier, de 58 años, que fue sacerdote hasta unos días antes de casarse; Pages, de 50 años, también sacerdote casado; Basset, de 58 años, \"guarda las formas\" pero \"olvida sus deberes...\" En Semoyer hay dos maestros, de los cuales, uno, Juan Bautista Prieur, está casado pero separado de su esposa. Es muy inmoral... impide a los niños asistir al catecismo y confesarse... En Poncin, hay tres maestros. El primero, dado al exceso del vino; el segun- do, sacerdote, de unos cincuenta años, se casó durante la Revolución... Pérouge tiene cuatro maestros, de los cuales dos son \"hyvrognes\", que no aparecen por la iglesia... Boug-Saint-Christophe posee dos maestros. El primero es un briansonés ambulante de \"dudosa moralidad\". En cuanto al segundo, se ha merecido esta calificación latina: \"ebriosus et luxuriosus si fuerit unquam\"... En Saint Jean le Vieux hay dos maestros. El segundo alterna su profesión de maestro de escuela con la de carnicero, y aventaja en inmoralidad al pri- mero... (28) Fr. Louis Laurent: Gabriel Taborin. Tomado de una copia mecanografiada p. 1 y 2. 13

Hno. José María Esgueva El maestro de Feillens es polifacético. Es, a la vez, cirujano, médico, botica- rio, sacristán, campanero y sepulturero...\" Ante este panorama desalentador el Hermano Louis Laurent comenta: \"¡Son algunas muestras de las personas a las que los habitantes de Bressant y Bugey confiaban lo que poseían de más querido en este mundo, sus hijos! \" Por otra parte, esta situación nos explica ciertos puntos del Reglamento publicado en 1816 por Alejandro Devie, obligatorio para quienes pretendan instruir a la niñez en la diócesis de Belley 29. a. Será imprescindible una autorización especial para dedicarse a la ense- ñanza 30. b. A los candidatos se les exigirá buena conducta y costumbres y para po- der dar el catecismo en la escuela, los maestros estarán suficientemente instruidos en materia religiosa 31. (29) Se apoya para su publicación en la importancia que da a la educación y en las informa- ciones recibidas de las distintas parroquias. \"Nos, Alejandro R. Devie, por la misericordia divina y la gracia de la Sede Apostólica, Obispo de Belley: Considerando lo importante que es impartir a los niños una educación cristiana que les preserve de los peligros a los que están expuestos y les afiance en la vir- tud... y teniendo presente las informaciones detalladas que hemos recibido de la marcha de las escuelas de nuestra diócesis, decretamos lo que sigue…\" (30) \"En el futuro, ningún instructor de enseñanza primaria podrá ejercer sus funciones en nuestra diócesis si no está en posesión de una autorización especial nuestra. Si careciese de esta autorización será perseguido por la justicia, en conformidad con el artículo 6 del Decreto del 15 de noviembre de 1811...\" Réglement pour les Écoles Primaires du diocèse de Belley. Arch. c. 16. (31) \"No concederemos esa autorización más que a las personas que estén en posesión del Tí- tulo de Capacitación para la enseñanza, dado por el Sr. Rector de la Academia y dos Cer- tificados firmados por Sacerdotes que nosotros conozcamos y que testifiquen que dichos Maestros son de buena conducta, que cumplen fielmente sus deberes cristianos y que tienen la suficiente instrucción religiosa para poder impartir el catecismo a los niños en las escuelas. Esta autorización será renovada todos los años en el mes de octubre en el modo que se indica \". art. 6. Réglement pour les Ecoles Primaires du diocèse de Belley. Arch. c. 16 14

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico c. Las escuelas estarán bajo la tutela y vigilancia de los curas párrocos de la localidad 32. d. Las Conferencias eclesiásticas regionales tendrán poderes particulares sobres los centros educativos 33. Todas estas prescripciones y normas estaban marcadas por la necesi- dad. Eran sumamente oportunas y, únicamente, la prudencia, el conoci- miento de aquella preocupante realidad y el afán de hacer el bien guiaban a quien era el principal responsable de la vida espiritual de aquellas gentes. Por su contenido merecen una atención especial estos dos artículos: \"El maestro debe tener gran aprecio de la misión que desempeña. Debe te- ner presente que es muy importante la tarea que la Religión y la Sociedad le confían y de la que un día le pueden pedir cuenta. Debe poner todos los medios a su alcance para cumplirla con dignidad y religiosamente. Ante todo, debe recordar que los consejos y las mejores re- comendaciones no producirán ningún efecto si no están avalados por el buen ejemplo\" (Art. II). \"El cometido de un maestro no es únicamente enseñar escritura, lectura, cálculo y trabajar con los alumnos. Ante todo, y principalmente, debe lle- varlos a la virtud, enseñarles a obedecer a sus padres, a ser constantes y asiduos en el trabajo, compasivos con los pobres, enemigos de la mentira, delicados en su rectitud, respetuosos del lugar sagrado, fieles en el cumpli- miento de sus deberes religiosos...\" (Art. III, 1) (32) \"Colocamos todas nuestras escuelas y a los maestros que las dirigen bajo la vigilancia inmediata de los señores curas, que las visitarán cada mes\". Réglement pour les Écoles Primaires du diocèse de Belley. Arch. c. 16. (33) \"Además de esta vigilancia especial, recomendamos encarecidamente a todos los sacer- dotes que ejercen su santo ministerio en un cantón, que en las Conferencias eclesiásticas se intercambien informaciones sobre las distintas escuelas y, en especial, en la reunión que tendrá lugar todos los años el miércoles que sigue al domingo del Buen Pastor, des- tinada particularmente a este fin...\" \"El señor cura del cantón, con la ayuda del secretario de la Conferencia y de otros tres sacerdotes, podrán prohibir provisionalmente a un maestro si faltase a su deber y nos hará llegar inmediatamente los motivos de esta determinación...\" Réglement pour les Écoles Primaires du diocèse de Belley. Arch. c. 16. 15

Hno. José María Esgueva Para una mayor y ajustada información del marco en el que se desarrolló la vida del Fundador de la Congregación de los Hermanos de la Sagrada Fami- lia, debemos señalar, además, estas otras situaciones propias y características: • Pobreza material: Debemos tener en cuenta que Francia salía de una gue- rra. En realidad, desde el año 1789 la nación gala se iba empobreciendo lentamente. Napoleón fue, sin duda, un guerrero excepcional, pero no destacó como economista. Por lo demás, existía pocas obras sociales. En la región, la tuberculosis hacía grandes estragos entre la población. Basta leer la biografía de los primeros Hermanos difuntos de la Congre- gación, para confirmar lo dicho. Algunos murieron aquejados de esta dolencia. Cabría añadir que entre la gente el alcoholismo era frecuente. • Pobreza espiritual: Si el país se agotaba materialmente, moralmente vivía peor. Como antes señalábamos, la ignorancia, tanto religiosa como pro- fana, eran generales. Lo cual tiene una fácil explicación: Desde el año 1789 al 1815, prácticamente, no existía preocupación alguna por ins- truirse, ya que se recorría el mundo entero en campañas bélicas. Mu- chos habían estado destinados como soldados en el extranjero, lo cual, como dice Colin, \"no suele ser escuela de virtudes \". Se respiraba una atmósfera viciada por las teorías libertarias de la Revo- lución, con muchos prejuicios contra la Religión y con las ideas filosófi- cas propias del siglo XVII. • Clima de lucha: Lucha en la Universidad, de ideologías, sobre todo, lucha contra todo lo que se presentase como novedad. Los nuevos sacerdotes estaban empeñados en contrarrestar las conse- cuencias un tanto nefastas de la Revolución. Difícilmente podían sentirse a gusto ante el galicanismo, la indiferencia religiosa 34, la campaña del parti- do liberal contra los jesuitas, retornados a Francia en el año 1814. Es notorio (34) Cfr. Biographie des Frères Défunts: F. Romuald. n.II. p. 3. \"... la indiferencia religiosa es muy grande en nuestros días, pero con todas nuestras fuerzas, esforcémonos por combatirla y desterrarla de los niños que se nos ha confiado. Ayudadlos a vivir y morir en el temor de Dios y de este modo les proporcionaréis el ma- yor tesoro\". 16

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico el que por aquel entonces \"cualquier iniciativa religiosa era tildada de jesuí- tica\" 35. Todo esto explicará la actitud y comportamiento de Gabriel y de sus contemporáneos por combatir esa ignorancia religiosa y preparar en su mi- sión educadora a aquellas personas empeñadas en acercar de nuevo a aquel pueblo que, por razones diversas, se había alejado de la Iglesia. 1.2. Remedio a esta situación. Acabamos de presentar a grandes rasgos un cuadro panorámico de las necesidades espirituales y morales de la región del Ain. Mas hemos de reconocer que, a pesar de todo lo ocurrido y de la ola re- volucionaria, en el fondo, el \"alma\" del pueblo francés \"seguía siendo cristia- na\". Así lo comprendió la genial intuición de Bonaparte. Pero el orden moral no se reconstruye como un muro derrumbado. Se necesita tiempo y una metodología apropiada, que no están en la espada ni la posee el actuar represivo de la policía. El espíritu y las doctrinas revolucionarias, aparentemente vencidas, per- manecían en muchas personas y seguían causando estragos. Si en todos los tiempos y lugares se ha considerado importantísima la educación de la ju- ventud, para aquella Francia de 1801 era cuestión de vida o muerte. Su porvenir descansaba sobre una nueva generación que necesariamen- te sustituía a la antigua y que se debía preparar convenientemente  36. Era una opinión generalizada y extendida entre muchas personas de la época. Y, consecuentemente, por aquel entonces, por los distintos rincones geográficos de Francia, surgieron eminentes educadores y catequistas. Nos baste citar, además de Gabriel Taborin, a Borderies, Dupanloup, Devie, Vian- ney, Champagnat, Querbes, etc. Su actuación, será secundada por múltiples Instituciones y Congrega- ciones Religiosas que en esta época tienen su origen. (35) Un ejemplo típico de la Vida del Hermano Gabriel: el folleto difamatorio del que fue víc- tima: Les Jésuites de Belley en 1850-1851 Cfr. Carlier. pp. 154-155. (36) Cfr. Cognat: Vie de Mgr. Devie. p. 64. 17

Hno. José María Esgueva Destaquemos que, para canalizar este esfuerzo renovador, se convoca- rán varios Concilios provinciales, verdaderas \"voces ecclesiae\" 37. Su orienta- ción fue decisiva. Para Broutin, la restauración religiosa y catequética de aquella Francia posrevolucionaria, pasó por grandes dificultades. \"Fue obra de un clero insuficiente en número y a menudo de escasa calidad, que sufría y envejecía dentro de unas parroquias y diócesis desmanteladas, en medio de un pueblo más ávido de supersticiones que de auténtica reli- giosidad\" 38. Y Goyau completa la idea afirmando que el hecho principal y caracterís- tico de la renovación católica en los tiempos de la Restauración, estuvo en la multiplicidad de las iniciativas escolares 39. Lo cual tiene una explicación. Durante muchos años, en las comunida- des cristianas de las naciones occidentales, la iniciación cristiana de los ni- ños comenzaba y se fortalecía en tres núcleos primordiales: la familia, la parroquia y la escuela. Las tres recibieron un duro golpe con la Revolución del 1789. Pero de esas tres instituciones, la que todavía quedaba más al al- cance de la Iglesia, era, sin duda, la enseñanza escolar 40. Será, pues, en la escuela donde se centrará el interés catequético y edu- cador. Nos lo confirman la variedad de Congregaciones que en esta época tienen su origen 41. (37) Broutin en su obra \"De l'Education Publique en France au XIX siècle\" escribe: \"Había que dirigirse a las generaciones nuevas, a aquellas almas vírgenes a las que to- davía la duda no había marchitado; a las almas puras no mancilladas por soplo del mundo, a las almas libres de sus acechanzas; a aquellas cuyos caminos no habían sido todavía pisoteados por los prejuicios del siglo...\" Y acaba diciendo: \"Desde un punto de vista humano, el único remedio a nuestros males que parece eficaz hoy y capaz de curar- los o al menos disminuirlos, es la educación cristiana\". p. 7. (38) Broutin: Art. cit. en N. R. Th. p. 495. (39) G. Goyau: La Sainteté française à l'oeuvre au lendemain du Concordat, en Vie Catholi- que, 15 de mayo de 1962. (40) Cfr. G.d'Avenel: Le goût de l'instruction et son prix depuis trois siècles, en Revue de deux mondes, 15 de agosto del 1929, tom. LII, p. 835. (41) Broutin. Obra cit. p. 608. Esta variedad se explicaría por las dificultades en la comunica- ción, la falta de información y por el aislamiento en que vivían algunas provincias. 18

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico Solamente en Institutos o Congregaciones de enseñanza femeninos, las estadísticas son elocuentes. Broutin señala que, en el 1815, se podían contar 14.226 religiosas, pertenecientes a 43 Congregaciones religiosas y repartidas en 1.829 casas. En el año 1846, el número subió a 26.387 religiosas. Cuando se estudian estos Institutos, vemos cómo muchos de ellos tie- nen finalidades muy similares o parecidas y que, sin duda, circunstancias históricas y sociales influyeron en su fundación. Pero, debemos reconocer que, por encima, está el soplo del Espíritu que vivificó una vez más a su Iglesia con un nuevo Pentecostés. Así lo reconoce Garnier: \"Para la Iglesia, tras el invierno revolucionario, llegó una maravillosa pri- mavera. Tras el viento infernal, sembrador de ruinas y desolación, sopló un viento celeste de luz y de vida. Este viento envolvió a miles de almas, de jóve- nes, hombres y mujeres, como en otro tiempo posó sobre los Apóstoles en el Cenáculo y les arrojó en medio de un pueblo que necesitaba abrir su inteli- gencia y formar su corazón... un pueblo que había que llevar a Dios...\" 42. A las Congregaciones religiosas masculinas ya existentes, se añadieron otras nuevas. Nos permitimos hacer una mera referencia a algunas de ellas. La ciudad de Lyon está a la vanguardia con los Clérigos de San Viator, de Luis de Querbes  43; los Hermanos del Sagrado Corazón, de Andrés de Coin- dre 44; los Hermanos de la Cruz de Jesús, de Mochard; los Hermanos Maristas, de Marcelino Champagnat 45. En sus cercanías: Los Hermanos de la Sagrada Familia de Belley, de Gabriel Taborin; los Hermanos de Saint Paul-trois-Châ- teaux, de Fière, Vicario General de Valence; los Hermanos de Viviers, de Ver- net, Superior del Seminario Mayor. En Burdeos, brilla la figura de Cha- minade con su fundación marianista  46. Debemos completar esta lista con (42) Garnier: L'Église et l'éducation du peuple, p. 273. (43) Cfr. P. Boutin: Louis de Querbes, en N. R. Th. 1959, p. 696-720. Cristiani: Le Père Louis de Querbes. Fayard, 1958. Lestra: Le P. Querbes et les Clercs de S. Viator. Vitte. 1942. (44) Cfr. Vie du P. A. Coindre, fondateur de l'Institut des Fères du S. Coeur et des Religieuses de Jésus et de Marie, par un Frère du Sacré Coeur. Lyon, 1888. (45) Cfr. Mons. Laveille: M. Champagnat. Paris. 1925 (46) Cfr. P. Simler: G. J. Chaminade. Paris, 1905. 19

Hno. José María Esgueva los Hermanos de la Instrucción Cristiana de Plöermel y la rica personalidad de su fundador, Juan María de La Menais 47. Los miembros de estos Institutos, \"los hermanitos\" o \"les petits frères\" del siglo pasado, sintiendo la llamada divina se alistaron en la gran aventu- ra de los \"pobres\" de las Bienaventuranzas. Tal vez los medios que poseían fueron escasos, y su cultura, muy rudi- mentaria y elemental, pero \"se entregaron a su misión confiados y, con la lógica que da el evangelio entraron con esperanza en el riesgo paradójico del grano de trigo que mue- re, y, al morir, produce fruto. Sin pretender ser eficaces, lo fueron más que otros que la buscan precisamente, pues emplearon los medios que el Señor señala...\" 48. En este empeño de restauración, Gabriel se entregará como paladín de primera fila y con un tesón característico y una eficacia sorprendente, uni- rá su voz y esfuerzo al concierto unánime de los catequistas y apóstoles de la época. Nos dejará escrito: \"Ha llegado el momento en que debemos destruir la rebeldía e insolencia con la espada de la oración, con prudentes consejos y, sobre todo, con el buen ejemplo\" 49. Escribía al cura párroco de Lugny: \"Los detalles que me da sobre los males que padece su región, me han ape- nado ostensiblemente. Comprendo que el mejor remedio para paliar las graves consecuencias de esos escándalos que se han dado en su país, sería (47) Cfr. Mgr. Laveille: Jean Marie de La Menais. Paris. 1903 Congregaciones que se ponen bajo el patrocinio de San José: Los Hermanos de San José de Mans, de Bujarrié; los Hermanos de San José de Amiens para quienes Affre publicó en el año 1826 su Tratado de las Escuelas Primarias. (48) Mons. Renard: Pour une évangélisation et une catéchèse d'église, p. 14. (49) Lettres et circulaires, 1-8-1860, p. 19. 20

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico el establecer escuelas en las que Hermanos piadosos pudieran secundar su celo educando a la juventud e inculcándole principios religiosos\" 50. Y al hablar del trabajo específico de su vocación, la enseñanza y educa- ción cristiana, dirá a sus Hermanos en religión: \"Esta clase de enseñanza, tal vez digan algunos, está reservada a los seño- res curas párrocos. Y, en efecto, éstos la desempeñan todos con una fe gran- de y un celo admirable, lo que hace que sean considerados y tenidos como auténticos pastores según el corazón de Dios. Pero, por otra parte, lo decimos apenados, la mayor parte de los padres de familia no asisten cuando su pastor imparte esa enseñanza los domingos y días festivos. Se diría que esos padres olvidan que tienen un alma, no la alimentan con la palabra de Dios y, con frecuencia, privan a sus hijos de ella, pues apenas les permiten ir al catecismo que les debería preparar a la Primera Comu- nión. Prefieren enviarlos a la escuela para aprender a leer, escribir y calcular, y no dan importancia a la doctrina cristiana. Vosotros, queridos Hermanos, conscientes de la importancia de una sólida formación religiosa, y que habéis sido considerados por el Soberano Pontí- fice como \"auxiliares\" de los señores curas, aprovechad celosamente el tiempo que esos niños frecuentan vuestras aulas, instruyéndolos en la ver- dadera religión\" 51. 1.3. En la Escuela de un Obispo Catequista En el año 1823 aparece en la historia de la diócesis de Belley Alejandro Raimundo Devie, persona muy importante y con gran influencia en la for- mación catequética y apostólica del Hermano Gabriel Taborin. (50) Carta al Párroco de Lugny, 31-7-1842, R. 1. (51) Borrador de una conferencia del H. Gabriel. Arch. de Belley. Caj. 13. 21

Hno. José María Esgueva Estamos ante un obispo cuyos esfuerzos y desvelos por la enseñanza re- ligiosa de sus diocesanos fueron dignos de ser destacados. De tal modo, que Dupanloup no dudó en catalogarlo entre las primeras figuras catequísticas de su época, consagrándole el capítulo último de su \"Método General de Ca- tecismo\" 52. Dado que Gabriel pertenece a la escuela de este obispo catequista de la que fue alumno aventajado, una breve reseña de los escritos, metodología y actividades de Monseñor Devie, nos será de suma utilidad 53. Apenas nombrado obispo de Belley, Alejandro Devie enviaba una circu- lar a sus sacerdotes y colaboradores en el apostolado, en la que con gran cla- ridad de ideas expone los problemas y necesidades más acuciantes de sus diocesanos al mismo tiempo que les anunciaba urgentes medidas encami- nadas a remediar tal situación. En muchos puntos hay coincidencia con el panorama presentado antes 54. En su primera visita pastoral, de quince días de duración, veinte mil personas se acercaron a recibir el sacramento de la Confirmación. En este primer contacto no pasó desapercibida la ignorancia religiosa de muchos de sus diocesanos. Sus trabajos y desvelos irán encaminados a atajar de raíz ese mal. Encontró una eficaz colaboración en un clero celoso y entregado de lleno a la causa del evangelio, cuyo modelo más representativo es San Juan María Vianney 55, y en la ayuda oscura y desinteresada de un laicado inquie- (52) Cfr. Méthode Générale de Catéchisme, par Mgr l'Evêque d' Orleans, t.III. (53) Cfr. Guide, p. 50. (54) Circulaire, 9-8-1823, citada por Cognat, p. 185. Obra. cit. \"Del Santuario debe surgir la chispa que encienda en los corazones el fuego de la caridad y el amor por la religión... Por el bien que puede resultar, invitamos a todos los sacerdo- tes a un Retiro espiritual. Allí tendremos ocasión para vernos, entrevistarnos y charlar sobre su estado de ánimo, sobre el bien que están haciendo y sobre lo que pueden hacer... Además del buen ejemplo, de la oración fervorosa y de los correspondientes desvelos por sus parroquias, la divina Providencia en estos últimos años nos ha deparado, como un medio eficaz para desterrar el vicio y renovar la vida de piedad, la misiones... Se las ofrecemos a todos aquellos que las quieran tener... Urgimos a los señores Curas y Vicarios a no descuidar la predicación del domingo; a intensificarla en Adviento y Cua- resma; a aprovechar el tiempo pascual y las primeras comuniones, dando o haciendo lo posible porque otros den charlas religiosas o retiros...\" (55) Cfr. A. Monnin: Le Curé d'Ars. Paris. 1961. 22

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico to y responsable, dignamente representado por Gabriel Taborin, el \"amigo de Dios\", según el Santo Cura. Alejandro Devie era consciente de la importancia que tiene en la trans- misión de la fe una metodología apropiada 56. Por eso ofrece a sus catequistas unas pautas de comportamiento y lí- neas metodológicas de formación cristiana, que son fruto más que nada de una reflexión personal y de su propia experiencia. Las publicó en el año 1837, bajo el epígrafe \"Método Práctico para dar el Catecismo\". Se trata, según Broutin, de una explicación elemental de las primeras lecciones del Catecismo diocesano. \"El tono es muy sencillo y primario, semejante al de muchas otras obras del mismo género compuestas por sacerdotes emigrados o que habían practi- cado su ministerio clandestinamente durante los años de la Revolución\" 57. El plan y finalidad de su obra la expone en los siguientes términos: \"Hoy queremos llamar vuestra atención sobre una de las funciones más al- tas y de la que sólo sucintamente pudimos hablaros en el primer volumen de nuestro Ritual: es el modo de dar la catequesis. Estáis convencidos, sin duda, lo mismo que muchos sacerdotes llenos de ce- lo y de experiencia, de la necesidad de instruir bien a la juventud, en un si- glo en que la fe es débil, en que los malos libros están tan extendidos y en el que los ataques a la Religión se han multiplicado. Pero ¿cómo hacer para que esas verdades tan importantes y tan opuestas al mismo tiempo a la ligereza propia de los niños, sean recibidas por éstos? ¿Cómo captar su atención, ponernos a su alcance, y que lleguen a descubrir la falsedad de muchos razonamientos que les rodean? Después de larga reflexión y tras haber consultado a personas experimen- tadas, nos hemos decidido a daros a conocer el método que nos ha parecido el más adecuado y propio para instruir a los niños y que nosotros mismos (56) Cfr. Mgr, Renard: Pour une évangélisation et une catéchèse d'église. p. 9. (57) P. Broutin. Art. Cit. en R. R. Th. p. 508. 23

Hno. José María Esgueva hemos seguido cuando impartimos el catecismo, método que, sin duda, muchos otros siguen también, pero que no es suficientemente conocido y no está suficientemente extendido...\" 58. \"Un catecismo en acción\", nos dirá. Y en efecto, quiere que los niños es- tén muy atentos y sumamente activos. El autor supone una reunión de niños, y en medio de ellos, el catequista, que durante media hora les dirige una serie de preguntas sobre la letra del catecismo. Luego, explicará cada pregunta o la hará explicar sirviéndose de los mismos niños. Se dirigirá primero a los más instruidos y, si es necesario, rectificará las respuestas incorrectas de los restantes. Finalizará añadiendo sus propias observaciones personales. Para facilitar la labor del catequista, Devie inserta múltiples y variados ejemplos, parábolas, hechos históricos, alusiones locales, etc. muy apropia- dos para captar la atención del niño y hacerle comprender la verdad. Alejandro Devie completa su obra con sabios y atinados avisos sobre el modo de dar el catecismo en notas colocadas en la parte inferior de las pá- ginas 59. Algunos de ellos con plena vigencia en la actualidad. Según Cognat: \"Esta obra, por su misma naturaleza escapa al análisis, llevando en sí el carácter de nitidez, precisión, sabiduría y utilidad práctica, cualidades que distinguieron al sabio y piadoso obispo de Belley\" 60. En esta obra encontraremos el método que el Hermano Gabriel reco- mendará más tarde a sus Hermanos catequistas 61. (58) Citado por Cognat en Biographie de Mgr. Devie. Obra cit. p. 49-51. (59) Cfr. Cognat, t. II. p. 51. (60) Id. p. 51. (61) Guide, p. 50. n. 53 \"Al dar la catequesis, dividiréis a los niños en dos secciones: los de la primera, darán el catecismo elemental, y los de la segunda, el superior. Entre ellos mismos se harán preguntas tratando de responder a las mismas. Finalizado lo cual, vosotros mismos preguntaréis a algunos niños, y desarrollaréis esas preguntas 24

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico Las propuestas de este Obispo catequista despertaron gran interés en Francia y de muchas diócesis limítrofes le llegaron elogios y felicitaciones. No era para menos, ya que día a día eran notorios el acierto y buen hacer ca- tequético en pro de las gentes del departamento del Ain. Y las varias ediciones que en poco tiempo se sucedieron, mostraron el interés despertado y la utilidad de la obra publicada 62. Hay que reconocer que al editar su \"Método Práctico\" para dar el catecis- mo, Alejandro Devie no pretendió dejarnos un compendio completo de las lecciones habituales en cualquier catecismo, sino, más bien, señalar los me- dios que pueden ayudar a que las inteligencias y, sobre todo, el corazón de los niños y jóvenes, asimilen las verdades religiosas dado su carácter \"abs- tracto pero saludable” que le son propias. si no han sabido responder adecuadamente. Al final, haréis una corta exhortación, en la que recordaréis lo dicho en la catequesis anterior. Os extenderéis algo más en el contenido de la catequesis del día, siguiendo en todo lo in- dicado por nuestro primer superior, Monseñor Devie, en su Método para enseñar las verdades fundamentales de la Religión a los niños y a las personas que no saben leer\". (62) He aquí un texto de la Carta que le dirigió el Obispo de Anneçy. Está fechada el 28 de oc- tubre de 1837. Citada por Cognat, Obra cit. Tom. 2º. p. 52. \"Querido en el Señor: Enhorabuena por el libro que el espíritu de la luz y su ardoroso ce- lo le han dictado. Si nos fuese permitido envidiar los dones de Dios, le envidiaría ese don que ha recibido de formar tan bien a los catequistas... He leído con sumo interés su libro. Sin duda es obra de Dios. Solamente El y la experien- cia propia le pueden haber proporcionado un tal conocimiento del corazón humano y de las disposiciones características de los niños. Permítame que le diga, querido amigo, que me he sentido dichoso al entrever una parte de su método en el que empleo yo desde hace cuarenta años. Me ha servido mucho y me ha dado buenos resultados cuando yo daba la catequesis en Chambery y me llenó de ale- gría al encontrar en sus escritos mucho de lo que yo hacía. También yo he puesto en práctica el mismo modo de colocar a los niños, la misma forma de preguntar, aunque con algunas modificaciones. Siempre preferí la iglesia a cualquier otro lugar para dar la catequesis, y colocarme frente el Santísimo. Esta posición ayuda enormemente al catequista y le proporciona medios muy útiles en su labor: una mirada, un gesto, una inclinación hacia el Taberná- culo alimentan la fe del catequista y de los niños... Perdón, amigo, por mi osadía en añadir algunas reflexiones a las suyas. Es una gota de agua en el océano inmenso de su libro que desaparecerá rápidamente sin dejar huella alguna. No ha habido ninguna pretensión por mi parte...\". 25

Hno. José María Esgueva \"Se nos puede argumentar que esta forma de explicar el catecismo requiere mucha atención y exquisita preparación. Y así es. Hay que conocer muy bien a los niños, clasificarlos según sus conocimientos e inteligencia, ani- marles mucho y actuar de tal modo que adquieran ideas religiosas exactas. En cuanto a la preparación es más necesaria que lo que ordinariamente se cree...\" 63. Si lo analizamos con atención, vemos que, su proyecto primero sólo pre- tendía explicar las cuatro primeras lecciones del Catecismo de Belley y de Lyon que hablan de las perfecciones divinas, de la creación, del pecado ori- ginal y de los misterios de la Santísima Trinidad, de la Encarnación y de la Redención. Pero, fueron tantas la peticiones que le llegaron solicitando una ampliación de la obra, que, en el 1837, publicó la segunda parte. En el 1839 publicó otra obra que merece una mención especial. La tituló: \"Diversos Ensayos para enseñar las Verdades Fundamentales de la Reli- gión a las Personas que no pueden aprender la letra del Catecismo\". Pensaba que con su \"Método Práctico\" había solucionado, en parte, el problema de los niños. Pero, y los campesinos mayoritariamente analfabetos, la gente ignoran- te y sin medios para instruirse, aquellas personas sin posibilidad de seguir el método antes señalado, ¿tendrían que permanecer de por vida irremisi- blemente inmersos en sus errores o en la ignorancia? Sólo pensando en ellos, compone sus \"Ensayos\", en los que tiene muy presente el siguiente principio 64: \"Sería conveniente que todos aprendiesen los contenidos, sin preocuparse mucho de las palabras, persuadidos de que las palabras vendrán después más fácilmente \". (63) Cf. Mgr. Devie: Méthode Pratique, t. II. Prólogo. (64) Essais. Prólogo citado por Cognat, t. II, p. 57. 26

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico Señalando algunos aspectos dignos de ser destacados, en especial \"el gusto exquisito por el culto divino\", el P. Broutin enjuicia así la obra: \"A pesar de algunos fallos y del tono un tanto monótono de sus diálogos, este libro con el que se imparte hoy la catequesis de adultos y personas ina- daptadas, merece ser destacado. En él se entrevé cierta preocupación apo- logética \"popular\" propia de la época, un gusto exquisito por el culto divino y un estudio psicológico de aquellas gentes sencillas, lo cual hace que el autor del mismo merezca ser colocado entre los promotores del mo- vimiento pastoral\" 65. Completando el juicio que tratamos de formarnos del buen hacer cate- quético del obispo Alejandro Devie, hemos de añadir que, a toda esa activi- dad apostólica y pastoral, oral y escrita, muchas Congregaciones religiosas dedicadas a la educación cristiana gozaron de una protección especial 66. Y hay pruebas elocuentes de que la Congregación de los Hermanos de la Sagrada Familia entraba de lleno en sus miras, por ello fue mimada y trata- da con especial predilección. Su actitud respecto a esas Congregaciones fue tal, que uno de sus bió- grafos no dudó en afirmar: \"La educación de la juventud pareció siempre a Alejandro Devie la obliga- ción más importante y el primer deber de un obispo\" 67. Todo lo relacionado con la promoción humana, con la cultura y con los principios de la Religión, encontraron en el obispo de Belley un infatigable y generoso protector. Numerosos ejemplos de su vida dan fe de ello. Y con el pasar del tiempo, este proceder fructificó de manera sorprendente. Cognat no duda en atribuir a la rica actividad catequética y apostólica de Alejandro Devie, a sus publicaciones y al impulso en favor de la enseñan- (65) P. Broutin Art. cit. p. 509. (66) Cfr. L. Alloing: Le Diocèse de Belley. Histoire religieuse de l' Ain. Belley, 1938. Entre ellas tenemos: Los Hermanos de las Escuelas Cristianas, los Hermanos de la Cruz de Jesús, Las Hermanas Maristas y las Hermanas de San José. (67) Cognat, Obra cit. t,I. p. 241. 27

Hno. José María Esgueva za, el \"espíritu de fe y religiosidad \"que aún hoy día distingue y caracteriza a la diócesis de Belley 68. La primera entrevista del joven Gabriel con su obispo tuvo lugar el día 25 de febrero de 1827 en la Casa Rectoral de Geney, Cantón de Trévoux. Por aquel entonces, el futuro fundador de los Hermanos de la Sagrada Familia tenía 28 años. Con la mayor sencillez e ilusión expuso a su Prelado sus aspiraciones, esperanzas y también ¡cómo no! sus fracasos y dolorosas decepciones... Ese mismo día, el Obispo encargaba al señor cura de Brenod que acogie- se al joven Gabriel como maestro y catequista. Y siguiendo las consignas del Prelado, el párroco del lugar, Charvet, retendrá un tiempo a su antiguo feli- grés. El joven Gabriel catequizaría a los niños de Brenod y los prepararía a la Primera Comunión. Era la primera \"misión\" que le confiaba su obispo 69. A partir de aquella fecha, para él inolvidable, Taborin estará en contacto permanente con su obispo. En su escuela y bajo su dirección, aprenderá muchas cosas, en especial el arte de conocer, guiar y catequizar las almas, hasta transformarse en un apóstol experimentado e incansable. Podrá escribir a su obispo: \"No puedo terminar mi carta, Monseñor, sin manifestarle que, si a menudo me he encontrado en el Calvario a causa de las muchas pruebas por las que he tenido que pasar para conservar mi vocación de Hermano de la Sagrada Familia, hace unos ocho días me sentí en el Tabor, cuando, después de la co- munión, de rodillas delante de Su Grandeza y al pie del altar, tuvo la ama- bilidad de dirigirme acertados consejos y prudentes recomendaciones... Desearía experimentar más a menudo la misma dulzura que entonces sen- tí...\" 70. (68) Cognat. Obra cit. t, II. p. 60. (69) Cfr. Carlier: Le Très Révérend Frère Gabriel Taborin, p. 57. (70) Carta a Monseñor Devie, 14-9-38. R. 1. 28

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico CAPÍTULO II HISTORIA SINGULAR DE UNA ACTIVIDAD CATEQUÉTICA Tras describir muy someramente la situación sociocultural que, sin duda, marcó la vida de Gabriel, juzgamos conveniente presentar co- mo natural exigencia del estudio que pretendemos, su actividad ca- tequética. Para ello, nos servirán, como valiosa ayuda, las distintas biografías que, más o menos extensamente, describen los hechos y acontecimientos que forjaron su vida (las del H. Federico, de Carlier o de Chiappini, etc.). También algunas cartas y testimonios escritos conservados en los archivos de la Casa Madre de Belley. Merece una mención especial el documento que se elaboró para intro- ducir en Roma su Causa de Beatificación. Este capítulo podría extenderse considerablemente. Trataremos de sim- plificarlo lo más posible, señalando el lugar de referencia al que se puede recurrir. En aras a una mayor claridad, preferimos seguir en nuestra exposi- ción la cronología de los acontecimientos, sobre todo pensando en aquellas personas que no conocen suficientemente la vida del Fundador de la Con- gregación de los Hermanos de la Sagrada Familia. 2.1. Catequista en ciernes Todos los biógrafos del H. Gabriel están de acuerdo en afirmar que, des- de sus más tiernos años, demostró una irresistible superioridad de pequeño caudillo sobre los otros niños del pueblo y que, atraídos, le seguían y obede- cían 71. (71) Chiappini: De Pastorcito a Fundador, p. 16. 29

Hno. José María Esgueva \"Las gentes sencillas, las personas inclinadas a la piedad, le ponderaban, respetaban y miraban como un ángel encargado de instruirlos\" 72. Para sus padres, Claudio José Taborin y María Josefa Poncet, no pasaron desapercibidas las disposiciones y cualidades naturales del pequeño y tra- taron de orientarlas hacia el bien 73. En especial, su madre puso un empeño particular en la formación humana y religiosa de Gabriel. Éste llegará a con- fesar un día: \"Los autores de mis días, por una gracia muy especial de la divina bondad, me dieron siempre buen ejemplo y me proporcionaron una educación cris- tiana desde mis primeros años\" 74. El párroco de Belleydoux, Rey, advirtió en aquel niño inquieto y vivara- cho los gérmenes de una personalidad vigorosa. Por eso le incorporó al coro de monaguillos y, por petición de sus mismos padres, él mismo se encargó de darle los primeros rudimentos de los conocimientos que los niños sue- len aprender en la escuela 75. El sacerdote aprovecharía esta ocasión tan propicia para sembrar en el alma del pequeño las bases de esa fe que con tanto resplandor brillaría más tarde en los momentos difíciles y decisivos por los que tuvo que pa- sar 76. Esta educación marcadamente religiosa, apoyada por los buenos ejem- plos del hogar, no tardó en dar su fruto. Testimonios posteriores dirán: \"Un tanto indiferente a los entretenimientos ordinarios de la infancia, el Siervo de Dios mostró un gusto especial por las prácticas de piedad y por las ceremonias del culto, haciendo del hogar paterno y de la iglesia los lu- gares en los que permanecía más a gusto. Cuidaba con mimo las ceremo- (72) Testimonios recogidos después de su muerte. Pocet. Chapelu. Carp. Testim. (73) Cfr. Proceso, n.2. (74) Historique et Testament Spirituel. Manuscrt. p. 2. Arch. Caj. 6. (75) Carlier: Le T. R. F. Gabriel Taborin, p. 7. Proceso, n.3. (76) Carlier: Id. p. 6. Proceso, n.3. 30

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico nias religiosas. Todos los días asistía a misa y pronto llegó a retener todos los detalles de la misma para reproducirlos después\" 77. Y, empleando una expresión suya, como \"el celo no puede permanecer ocioso. Es como fuego que nunca descansa\" 78, inicia sus tareas apostólicas con gran entusiasmo. Son juegos de niño, candorosos e ingenuos. Tal vez nos hayan llegado enriquecidos con detalles de leyenda. Pero en ellos se vis- lumbra la gigantesca personalidad del futuro apóstol que, hoy en su pueblo natal, y mañana en las aldeas del Jura, se irá fortaleciendo día a día. Sus padres, no pusieron, que sepamos, obstáculo alguno, a sus planes. Al contrario, le dieron toda clase de facilidades. Por eso, con gran alegría trans- formaba en capillas determinadas dependencias de la casa que ponían a su disposición. En ellas celebraba su \"misa\", y dirigía a sus compañeros entusiastas fer- vorines, sus \"sermones\", tratando de imitar al párroco al que atentamente observaba durante la homilía del domingo 79. Su grandeza de corazón, su seriedad, sus cualidades innatas de jefe, con las que, como hemos dicho, se veía enriquecido, explican el ascendiente que ejercía sobre sus compañeros 80. Además, según afirmación de sus biógrafos, al leer frecuentemente la vi- da de los santos, estuvo en condiciones de poder explicar los más diversos te- mas religiosos mezclando parábolas y ejemplos que sacaba de sus lecturas 81. (77) Proceso, n. 4. (78) Lettres et Circulaires, 6-8-1861, p. 2. (79) He aquí algunos testimonios: G. Poncet: \"Cuando quería celebrar su misa, reunía a sus fieles, a aquellos que mostra- ban mejores disposiciones para la piedad. Después del evangelio, se subía al púlpito (un pequeño tonel) y les predicaba. En sus sermones manifestaba un gran celo... por hacer el bien. A menudo hizo llorar a sus oyentes...\" Perrin: \"Un día que el pequeño Gabriel predicaba subido a un pequeño tonel...\" J. Poncet: \"Daba pequeños sermones para hacer el bien a quienes le quería oír...\" Testimonios. Carpeta correspond. Cfr. Carlier, p. 9. Cfr. Proceso, n. 4. (80) Más tarde asistirán personas mayores. Cfr. Carlier, p. 9. Testimonio de G. Poncet: \"Personas mayores asistían a sus reuniones y estaban entu- siasmadas...\" (81) Proceso, n. 5. Carlier, p. 9. 31

Hno. José María Esgueva A los ocho años, sus padres le confiaron el cuidado del ganado que la fa- milia poseía, empleo que desempeñará hasta su primera comunión. Fue un cambio de escenario, pero continuó la misma actividad con un celo redoblado. Ayer fue la casa paterna, hoy, las riberas de Sémine 82. En torno a un rústico altar, reunía a sus compañeros, rezaba el rosario 83 y tomaba ingenuas iniciativas para suplir con sus juegos el catecismo al que no podían asistir 84. Frecuentemente se le veía encaramado sobre una roca que le servía de púlpito y dirigir a los pequeños pastores entusiastas sermones  85. Termina- ba organizando procesiones que animaba con cantos populares. En especial las letanías a la Virgen gozaban de sus preferencias 86. Oigamos a Perrin, criado de la familia Taborin: \"A veces, jugando, organizaba una procesión. En cabeza iba el pendón (un pañuelo en el extremo de un bastón) y una cruz rústicamente labrada. Ha- bía que ver cómo se movía el pequeño Gabriel para que todo saliese bien... (82) J. Poncet: \"Primero llevaba corderos, más tarde vacas\". (83) Proceso: n. 6. Carlier, Obr. cit. p. 13. (84) Entre sus iniciativas, la construcción de capillas: Perrin: \"Desde entonces (tenía ocho años) empezó a construir con piedras pequeños al- tares e invitaba a los otros niños pastores a rezar con él\". J. Chapelu: \"Se le veía ya construir con arte y simetría pequeñas capillas en forma de media luna\". J. Poncet: \"Levantaba pequeñas capillas con pequeños altares, en torno a los cuales cele- braba ceremonias religiosas\". Cfr. Chiapini: p. 22 (85) Cfr. Carlier. Obr. cit. p. 33. Chiappini. Obr. cit. p. 22. (86) Testimonios: Viondury: \"Organizaba procesiones. Un trozo de sábana en un gran palo hacía de ban- dera. Quien la llevaba cantaba las letanías y los otros respondían. Gabriel iba en medio como si fuese el cura. Hasta personas mayores seguían con respeto aquellas procesio- nes. Llamaba la atención sobre todo la presencia de un viejecito sordo. Seguía las proce- siones con ardiente piedad contestando a las letanías. Al terminar una de esas procesiones, Gabriel tomó entre sus manos la cara de aquel viejecillo y le dijo: Abuelito, pienso que los dos iremos al cielo\". Chapelu: \"Se le llegó a ver subido en un carricoche, arrastrado por los mismos pastorci- tos. Cubierto con un pañuelo blanco, daba la bendición a los demás que se ponían de ro- dillas\". 32

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico Incluso acudían personas mayores a las que exigía sumisión y respeto. Más de una vez el criado tuvo que ponerse en la procesión a pesar de tener 18 años más que él...\" 87. Dada su facilidad de palabra a la que unía un gran interés, amor y con- vicción, no es de extrañar los frutos abundantes y duraderos que obtuvo 88. El amor a Dios, la devoción a la Virgen, y la obediencia a los padres, fue- ron los temas favoritos de sus \"sermones\" 89. En el 1809, Mercier fue nombrado párroco de Belleydoux. No tardó en darse cuenta del estado en el que se encontraba la juventud. Por eso abrió una escuela y asumió él personalmente la dirección. Esta preocupación le llevó a ocuparse en particular de los niños en edad de hacer la primera co- munión y, entre ellos, estaba Gabriel 90. Pudo constatar que, en instrucción religiosa, Gabriel \"estaba muy por encima de los mejor dotados\", lo que le supuso que, con frecuencia, \"se le en- cargase de tomar el catecismo a los otros niños, e, incluso, repetir en los ra- tos libres las instrucciones dadas en los retiros preparatorios a la primera comunión\" 91. Gabriel hizo su primera comunión el día de festividad de la Santísima Trinidad. Tenía once años 92. Dos años más tarde, en el 1813, el entonces ar- zobispo de Lyon, Cardenal Fesch, tío de Napoleón, le administró el sacra- mento de la confirmación en la ciudad de Oyonnax. Su buena preparación y su natural inclinación hacia lo sagrado, lo con- virtieron en un valiosos auxiliar del párroco para catequizar a los niños. Josephte Taborin no duda en afirmar: (87) Testimonio de Perrin, Carpeta corresp. (88) Carlier. Obra cit. p. 13 (89) Carlier. Obra. cit. p. 13. (90) Carlier. Obra cit. p. 17. (91) Proceso. n. 7. (92) \"Fui feliz cuando pude hacer la primera comunión a la edad de once años en la iglesia de mi parroquia natal. Fue el día de la fiesta de la Santísima Trinidad y me había prepara- do a este acontecimiento con un retiro. Nunca se ha borrado de mi corazón el día de mi primera comunión y ha dejado en él gratos recuerdos religiosos\". Historique et Testa- ment Spirituel. 33

Hno. José María Esgueva \"Daba la impresión de que anhelaba convertir a todos...\" 93. \"Cuando asistía al catecismo en la iglesia, ayudaba a veces al Señor Cura y tomaba el catecismo a los otros niños\", nos dirá Poncet. Y como los anteriores, he aquí otros testimonios: \"Preguntaba el catecismo a los otros niños. El párroco se ayudaba de él y Gabriel se ofrecía gustoso\" 94. \"Invitaba a los niños a rezar el rosario y lo rezaba con gran fervor... Cuida- ba también de los monaguillos a quienes trataba de formar ... \" 95. \"Sólo pensaba en hacer el bien...\" 96. \"Era un modelo para todos... Sentía una inclinación especial a aconsejar, predicar, catequizar...\" 97. \"Se le veía ordinariamente con un libro bajo el brazo, el catecismo...\" 98. Después de su primera comunión Taborin permanecerá aún otros dos años en su pueblo natal y a pesar de que ni sus padres ni el párroco le obli- gasen, jamás faltó al catecismo. En sus frecuentes contactos con Jesús Eucaristía, el celo por la gloria de Dios y sus anhelos apostólicos, iban en aumento. Alma ardiente empezaba a sentir grandes deseos de convertir todos a Cristo. De ahí el incremento de sus ratos de oración, insistentes llamadas y reuniones 99. Pronto a estas reuniones asistieron personas mayores y las aldeas veci- nas no tardaron en beneficiarse de su actividad catequética y apostólica. Or- dinariamente estas reuniones tenían lugar los domingos después del canto de vísperas 100. (93) Testimonios: M. Josephte Taborin. (94) Id. Rosa Chapelu (95) Id. Poncet. Testimonios tomados después de la muerte del H. Gabriel (96) Testimonios: Chaveyriat. (97) Id. Alexandre Poncet. (98) Id. J. Pocet. (99) Proceso. n. 4. Carlier: Obra cit. p. 18. (100) \"Continuaba a instruir y a catequizar a quienes querían oírle... Más tarde apenas tenía las reuniones en los pueblos: las hacía en sus alrededores...\" Testimonios: Chapelu. Cfr. Testimonio de H. Claude. 34

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico El pueblecito de Bellevoîte, a 1.500 metros de altura, gozó de sus prefe- rencias. Aquí sus padres poseían una casa deshabitada. En ella reunía a los vecinos. Como era en él habitual, el catecismo terminaba con la clásica pro- cesión 101. \"Una fuerza íntima, una auténtica vocación que con los años se iría ahon- dando como el curso de un río, le llevaba hacia los niños, aquellos niños que, por falta de sacerdotes, triste legado de la revolución, no tenían quien les dispensase la doctrina cristiana\" 102. Hasta los trece años Taborin no había manifestado sentir llamada algu- na por un estado de vida especial. Sólo había tratado de vivir el amor de Dios y el servicio a los demás. Pero dada su inclinación a la piedad y el gusto por la enseñanza catequética, hicieron pensar al párroco que debía orien- tarle hacia el sacerdocio y con este fin ingresó en el pensionado de Plagnes. El mismo Gabriel confesará un día: \"Mis buenos padres, que amaban la religión y sus ministros, y por quienes tuvieron siempre el mayor respeto, querían destinarme al sacerdocio. Yo mismo tenía un gran deseo de abrazar el estado eclesiástico. Aquellas pe- queñas capillas que construía para reunirme con los niños de mi pueblo y celebrar algunas ceremonias infantiles, eran como un presagio de que un día me entregaría al servicio de Dios en la vida religiosa\" 103. Con el fin de llegar a ser sacerdote, inició sus estudios de latín en Châti- llon de Michaille. Su comportamiento ejemplar le mereció la confianza del director del establecimiento que le encargó la vigilancia de sus compañeros en determinadas circunstancias 104. He aquí su propio testimonio: (101) Carlier, Obra cit. p. 19 . Proceso, n. 10. (102) Chiappini: Obra cit. p. 35. (103) Historique et Testament Spirituel. p. 3. (104) Cfr. Carlier Obra cit. p. 24. Proceso, n. 13. 35

Hno. José María Esgueva \"Asistí a algunas clases de latín con objeto de hacerme sacerdote. Ningún obstáculo había en contra, ni era previsible que se presentara, para que yo fuera admitido a esa dignidad sublime que eleva al sacerdote por encima de los ángeles y de los reyes. Pero la Providencia tenía sobre mí otros desig- nios. La lectura de la vida de los santos, a la que me entregaba con asidui- dad, me había comunicado una fuerte inclinación por la vida religiosa, y sobre todo por aquel tipo de vida religiosa en el que uno se dedica de modo especial a la educación de la juventud y a adornar los santos altares...\" 105 Durante su permanencia en el Pensionado de Châtillon, esta idea se apoderó de su persona. Nos dejará escrito: \"Anhelaba abrazar un género de vida que uniese a los ejercicios de la vida religiosa, la educación de la juventud, la ornamentación de los altares y las funciones secundarias del culto\" 106. Convencido de haber encontrado su vocación, abandonó los estudios de latín y regresó a Belleydoux dispuesto a llevarla a cabo. No iba a resultarle fácil. Pero, ante la elección de Dios, si el alma está en una fuerte disposición de docilidad, todos los obstáculos son superados. Gabriel será educador y catequista... 2.2. Una vida consagrada al ministerio de la Palabra Según Renard: \"El apostolado es una aventura. Una aventura, obra de fe en el Señor y de amor fraterno... Los apóstoles deben correr el riesgo de la evangelización con la inteligente flexibilidad que dan los medios disponibles y en la fideli- (105) Historique et Testament Spirituel. p. 3. (106) Historique et Testament Spirituel 36

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico dad total al soplo del Espíritu en la Iglesia. Hay que tener una cabeza más de místico que racional para ser apóstol generoso...\" 107. Son palabras que juzgamos oportunas en esta ocasión para caracterizar adecuadamente el apostolado de Gabriel. En un momento dado de su vida confesará al Obispo de Chambéry: \"Hasta la fecha, he sufrido toda clase de pruebas: persecuciones, calum- nias, cansancios y estrecheces. Pero, gracias a Dios, no es el que planta ni el que riega quien da el crecimiento. No me atribuyo nada de lo que he hecho. Sólo le diré que la Divina Providencia se ha dignado bendecir mis trabajos y les ha dado mayor éxito que lo que podía yo esperar\" 108. Su vida, a la postre, será una permanente aventura de fe en el Señor y de entrega amorosa y sin reservas a la educación de la niñez y juventud. A eso consagrará todas sus energías sin dar cabida al desaliento 109. Con tanta nitidez y clarividencia ha visto el ideal al que ha sido llamado por el Señor y con tal empeño se ha entregado en su seguimiento que, nueve años antes de su muerte, podía escribir a Gourmand: (107) Mons. Renard: Pour une évangélisation et une catéchèse d'église, p. 24. (108) Carta a Mons. Billiet, 24-3-1853. R. 5. (109) Damos algunos ejemplos: Pocos años antes de su muerte escribía a Rolland: \"Desde que nos separamos, he trabajado tanto que hoy día, a mis 62 años y robusto co- mo un roble, no podría dejar de trabajar. No me faltan ocupaciones. Todos los días estoy a tope. Si, en ocasiones, llegué a no hacer más que telas de araña, no obstante, siempre tuve en mis miras la gloria de Dios y la salvación de las almas... En medio de tantas pruebas he sentido permanentemente grandes consuelos\". Carta a Rolland, 1-1-1861. R. 8. Y al obispo d'Aix: \"Las pruebas han sido mi herencia, monseñor, ... Ojalá las pueda so- portar con fe y con los ojos puestos en Dios...\" Carta a Mons. D'Aix, 31-3-1863. R. 10. \"Para animarse en las circunstancias difíciles y tormentosas que el Señor puede reservar a la Asociación de la Sagrada Familia, había que conocer la historia de las pruebas que ha tenido que padecer y la admirable protección que la Providencia le ha dispensado. Entonces se vería que lleva en ella misma las señales de la asistencia divina\". Nouveau Guide, p. 135, art. 221. \"Hay tanto bien que hacer, Señor Cura... no nos desanimemos. Dios no nos abandonará en nuestro empeño...\" Carta a Mermillod, Párroco de Belleydoux, 4-10-1851. R. 4. 37

Hno. José María Esgueva \"Os tengo que confesar que, a pesar de mis miserias y dificultades, no me he dejado llevar por el desaliento ni un minuto. He conservado mi vieja activi- dad y, con la gracia de Dios, no retrocederé ni ante los cañones de Sebasto- pol. Cumplo lo mejor que puedo la misión que el Señor ha querido confiar- me. Cuento con su ayuda y espero no ser confundido. Cada día veo cómo la Providencia me ayuda de mil maneras, lo cual me anima y provoca mi agradecimiento\" 110. Pero ha de sufrir mucha incomprensión, incluso de parte de personas muy cercanas 111. Atento y preocupado, y quizás por temor a ser presa de la ilusión, consultará 112. Antes que nada, tratará de mantenerse fiel a las direc- trices emanadas de su obispo 113. Con gran sencillez y naturalidad podrá decir a sus Hermanos: \"Al consagrarnos a nuestro trabajo y en nuestra vida entera, siempre he- mos tenido por principio, no tener otra brújula que la Santa Sede y los (110) Carta a Gourmand. 11-4-1863. R. 5. (111) \"Aunque fuésemos santos como San Juan Bautista y nuestra Sociedad tan buena como la Iglesia católica, apostólica, romana, tendríamos que sufrir pruebas y contrariedades. Pocas Instituciones religiosas no las han experimentado desde el momento en que se en- tregaron a hacer el bien, como creo que nosotros lo hacemos...\" Carta a Mons. Devie, 20- 9-1840. R. 1. \"... tendremos enemigos... incluso entre el clero...\" Carta a Mons. Billiet, 13-5-1856. R.6. (112) \"Si mis ocupaciones me lo permitiesen, gustoso iría a Lons-le-Saunier para pasar unos días con Usted, querido amigo, de quien guardo tan gratos recuerdos. Tendría la dulce satisfacción de abrirle mi corazón y recibir sus consejos ya que brotan de una fuente cristalina y pura...\" Carta a Rolland, 5-10-1841. R. 1. (113) En el momento de mayor tirantez en sus relaciones con Monseñor de Langalerie escribe: \"No piense, Monseñor, que, mientras permanezca en su diócesis, quiera desentenderme de su autoridad. ¡Dios me libre de ello!, pues todo iría mal. Por el contrario, mi deseo es el consultarle frecuentemente como lo hacía a sus dignos predecesores que siempre me animaron y defendieron..., y, francamente, me fue muy bien. Quizá mi modo de ser y de actuar no agrade a todos, pero me basta que sea del agrado de Dios y que lo apruebe mi obispo\". Carta a Mons. de Langalerie, 30-11-1843. R. 6. \"... siempre, Monseñor, con su beneplácito y bajo su paternal y santa dirección...\" Carta a Mons. Billiet, 3-11-1843. R. 2. \"Le he abierto mi corazón en aquellas cosas que Su Grandeza me ha pedido. Espero su de- cisión y estoy dispuesto, como siempre, a respetarla hasta en los menores detalles\". Car- ta a Mons. Devie, 1-11-1835. R. 1. 38

Gabriel Taborin, Catequista Apostólico Obispos del lugar... Nunca hemos pretendido sustraernos de su autoridad y vigilancia, al contrario, las hemos considerado como nuestro apoyo...\" 114. \"Nunca haré nada sin sus consejos y aprobación\" 115. \"Jamás he puesto resistencia a ninguno de mis superiores, es más, estoy dispuesto a hacer siempre su voluntad. Y no me desanimo, Monseñor, con la gracia de Dios espero morir con las armas en la mano...\" 116. Al leer la biografía del Hermano Gabriel llama poderosamente la aten- ción el número considerable de pruebas que experimentó en su vida y el constatar cómo con la ayuda de la fe fueron superadas 117. En repetidas oca- siones afirmará que esas pruebas llevaban \"el sello de las obras de Dios\" 118. El apóstol debe tener una cabeza que se oriente más por la mística que por la razón, nos recordaba anteriormente Renard. En la vida del Hermano Gabriel esta característica es notoria. El idealismo que brotaba de su carác- ter, unido a una fe lúcida, le abrieron amplios horizontes apostólicos e ins- piraron gigantescos proyectos 119. Convencido por la fe de su elección, creyóse instrumento en las manos de Dios, por eso dio muestras de poner en él toda su confianza y entregarse al apostolado sin reservas  120. La fidelidad marcó su vida. Confesaba al pá- rroco de Neuville les Dames: (114) Lettres et Circulaires, Año. 1852. p. 14. (115) Carta a Mons. Devie. 14-3-1853. R. 5. (116) Carta a Mons. Devie, 30-3-1839. R. 1. (117) Escribe a su obispo: \"Las cruces y las pruebas, monseñor, han sido casi siempre mi pan cotidiano. Jamás hubiese podido digerir este alimento sin la fe...\" Carta a Mons. de Cha- landon de Aix, 16-1-1859. R. 7. (118) Carta a Mons. Billiet, 13-5-1856. R. 6. Cfr. Carta a Modelonde, 1-9-1855. R. 5. (119) Cfr. Entretiens, t. III. p. 381. (120) Cfr. Carta a Mons. Devie, 1-11-1835; a Colletta, párroco de Oyonnax, 21-9-1851. R. 4. a Modelonde, 1-9-1855. R. 5. \"Me parece oír interiormente una voz que me dice que, a pesar de ser muy poca cosa y mis débiles talentos, Dios ha querido servirse de mí como instrumento... para fundar una Sociedad... que puede prestar grandes servicios, sobre todo, en la catequesis\". Carta a Mons. Devie, 1-11-1835, R. 1. 39

Hno. José María Esgueva \"Usted sabe que tengo un espíritu muy creativo y fecundo en planes y pro- yectos...\" 121. Sus biógrafos son unánimes en confesar que la vida del Hermano Ga- briel no fue nada fácil, bien al contrario. Por seguir la llamada vocacional, renunció a puestos de marcado relieve social 122 y le exigió frecuentes y has- ta arriesgados sacrificios. Según sus propias palabras: \"todo me parecía pol- vo y pequeñez en parangón a mi Dios y a mi vocación\". \"La corona de espinas comienza a pincharme\", escribirá a su superior eclesiástico en los años de mayor actividad 123. Pero le servirá de aliciente el saber que contribuye a paliar los males de la humanidad 124. Dada su humildad y sencillez, no tendrá inconveniente en confesar con naturalidad que no hace otra cosa que seguir una inclinación y llamada internas 125. Según su biógrafo Carlier, en el Hermano Gabriel predominaba una marcada ambición: salvar almas a través de la educación 126. Siguiendo la llamada y el ejemplo de su Divino Maestro, a lo largo de su existencia, Gabriel dio muestras constantes de un amor entrañable por los niños y los jóvenes. Por todos los medios a su alcance trató de llevarlos a Dios. Tal vez en este amor esté el secreto de su éxito 127. (121) Carta a M. Gourmand, 28-5-1853. R. 7. (122) \"Rechacé colocaciones muy ventajosas, en especial una en casa del Señor Champdor, donde tenía 1.200 francos anuales y muy buena pensión después de su muerte. Por la gracia de Dios, todo eso siempre me han parecido barro y polvo, y he preferido a mi Dios y mi vocación a cualquier bien de este mundo\". Carta a Mons. Devie, 1-11-1835. R. 1 (123) Carta a M. Robert, 31-12-1839. R. 1. (124) \"Vosotros, queridos Hermanos, sois esos arbustos en cuyo ramaje vienen a refugiarse miles de niños con gran satisfacción de sus pastores... Con vuestras oraciones, sabias lecciones y, sobre todo, con vuestro buen ejemplo, contribuís a cicatrizar las llagas de la sociedad tan enferma hoy...\" Biographie des Frères Défunts: F. Maurice, n. 9, bis. p. 5. (125) \"Desde mi infancia, me he sentido fuertemente inclinado a catequizar, a adornar las iglesias en las solemnidades, a ayudar a los sacerdotes en las ceremonias del culto di- vino, a dar clase a los jóvenes...\" Carta a Mons. Devie, 1-11-1835. R. 1. (126) Carlier. Obra cit. p. 194. (127) \"Como maestros, les enseñamos a leer, la caligrafía, etc. Pero todo eso sería muy poco si no nos esforzamos en formar su corazón, si no los educamos. Es importante que, bajo la autoridad de los pastores de la Iglesia, enseñemos a los niños, ante todo, a conocer, amar y servir a Dios, según la doctrina cristiana. Sólo así nos considerarán pastores y misio- neros de la juventud\". Biographie des Frères Défunts. F. Maurice, p. 2. 40


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