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TALLER A DISTANCIA 2020/2021 /2
LA PALABRA PRESENTE RECOPILACIÓN DE ESCRITURAS COORDINACIÓN CLAUDIA SANTANERA /3
*©️Fundación Pro Arte Córdoba Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción y almacenamiento. Ninguna parte de esta publicación puede reproducirse en papel u online; o almacenarse por ningún medio sin la previa autorización del editor.* /4
AUTORES Natalia Berger Lucía Cerminato María Eugenia Crespo Erramuspe Marcelo Del Campo Ceci De Pauli Florencia Donadi Felicitas Durany Mariana García Díaz Pablo Garlot Cristina Gordillo De Rogé Magdalena Juárez Domenika Kratzborn Ezequiel Martínez Buteler María Teresa Nannini Leandro Nijamín Roxana Nijamín Mónica Pairola Silvina Ponce Migliore Polo Román Señorita Tiempo Cecilia Spina Magdalena Valdés Paula Videla Aguirre /5
Presentación A veces, cuando se ha recorrido un camino, es bueno detenerse, reorientarse, mirar hacia atrás... Pero solamente para seguirlo recorriendo, con más energías, nuevos desafíos. Esta es, quizás, la parábola que mejor define a todo proceso cre- ativo, en cualquier disciplina artística. El hacer, reflexionar, re hacer y continuar en la búsqueda. Otro aspecto subyacente al hecho creativo es la evolución del mismo, en este caso, desde la pluma solitaria al reto personal que supone su difusión para su reconocimiento, que es cuan- do se completa el ciclo y éste se desnuda ante la mirada de los otros. Este es el proceso de la Antología que, por primera vez, la Fun- dación Pro Arte Córdoba publica digitalmente como fruto de un Taller de Escritura que nos enorgullece. Esta compilación de escrituras de diversos autores, bajo el título de “La palabra presente”, se muestra como una urdimbre ten- sada que Claudia Santanera, a través de líneas temáticas y con enorme capacidad, va entretejiendo para formar una trama de hilos de colores sobre un lienzo blanco. /6
Quiero agradecer su profesionalismo y responsabilidad, al igual que a Mónica Pairola, Consejera correspondiente de nuestro Consejo de Administración, que supo gestionar estos maravillosos Cursos a Distancia. Muchas gracias a todos los participantes de este libro por su esfuerzo y compromiso. Juan Manuel Bergallo Presidente Fundación Pro Arte Córdoba /7
La creciente Dos días después de haberse producido la luna nueva, apa- rece en el cielo la luna creciente. Tiene una forma muy delga- da y una luminosidad pálida que permite ver su lado oscuro desde la tierra. Este resplandor impulsó a filósofos y astróno- mos a buscar una explicación para el fenómeno. Algunos sugirieron que la luna tenía su propio brillo, una especie de fluorescencia, mientras que otros dijeron que era la luz de las estrellas. Fue Leonardo Da Vinci quien resolvió el enigma al imaginar que la tierra podría reflejar la suficiente luz solar para alumbrarla. Las palabras aparecen y desaparecen sumergidas en su pro- pia realidad. Exploran el espacio entre las cosas, lo invisible, lo abandonado. Se dirigen hacia lo imposible de nombrar, hacia ese disco cubierto de ceniza sumando noches a su historia. Así de a poco, cada pequeño impulso las conmueve y las arrastra para llevarlas fuera de sus límites. ¿Cuántas veces van y vienen? ¿Se podrá ver dos veces la misma estrella? Las palabras caen y golpean como las hojas bajo los pies. Son las mismas, o parecen serlo. Su intimidad se entrega al impul- so de la mano. Breves episodios, recorridos o emociones des- garran el lenguaje para recuperarlo en su pureza. Se agitan las palabras como el follaje de los árboles. Crece la joroba de la luna. La escritura avanza mientras todo escribe alrededor. 1 Escribir la primera palabra de un poema. /8
Escribir la última. Fundar un lugar, abrir un tiempo en relación con otro o medi- tar un porvenir. 2 Miles de palabras se han reunido a lo largo de un año de tra- bajo. Ahora, sólo unos pasajes o delicadas piezas llegan a este compilado que no pretende ser completo ni exhaustivo. Sólo algunas flores, en renovada prueba de haber visitado el paraíso. Como anillos sobre el agua se ordenan los escritos del con- junto. Sin límites precisos, unidos por la fragilidad de la imagen que dibujan. A veces dispersos. Temblorosos. Movidos por el aire y el tiempo de lectura. Dos días después de haberse producido la luna nueva, apa- rece en el cielo la luna creciente. Luego de ser sólo una línea de luz recién nacida se expande hasta alcanzar el plenilunio. Las fases de la luna escriben en el cielo su propio alfabeto de luces y de sombras. Escrituras lunares 3 emergen del instante, de la intuición precisa del tiempo. Del presente. Claudia Santanera 1 Marguerite Duras 2 Yves Bonnefoy 3 Leandro Katz /9
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1/ Presente y escritura Me habría pasado la vida buscando las palabras que me fal- taban. ¿Qué es un hombre de letras? Aquel para el cual las palabras desfallecen, saltan, huyen, pierden el sentido. Sin embargo, siempre tiemblan un poco bajo la forma extraña que terminan habitando. No dicen ni ocultan: hacen señas sin descanso. Pascal Quignard /11
1/ Presente y escritura Tiro al aire Leandro Nijamín Siempre el escribir es un acontecimiento único, un instante lleno, tal como la vida. Mi respiración es el blanco, y su in- tención sólo mi abismo. Es para mí muy claro que cada uno es blanco de su propia flecha, y la de sus iguales, no hay tiro ni palabra incierta, pues todos tenemos la palabra a mano, todo lo dicho, todo lo calla- do, todo lo suspirado, es la voluntad de dejarnos en la puerta del otro. Mientras tanto espero, la cuestión no es sólo filosófica, sino celular. Y escribo sobre el acontecer pasado, instantáneo, que sor- prende mi presente. Si la palabra inspira, no sólo es arte, respira. /12
Soliloquio presente Felicitas Durany Me dispongo a escribir sobre el ahora, sobre el presente, sabiendo que a medida que avanzo en el teclado se convierte en pasado. Hoy está acá, en este momento y este lugar. Me incomoda saber que el momento inicial ha terminado. ¡Es- cribe! Me ordeno, sin pensarlo demasiado, que se va acaban- do el tiempo. Intento llegar a la suma metodológica de todos los objetos con distancia temporal nula. Cero. Imposible. Y pienso que somos hombres gracias a la razón. Y eso conlleva tolerar nuestra capacidad de discernir y objetivar que en este momento transcurre el presente y que ha culminado, incluso antes de terminar de enunciar la oración. Conlleva tolerar ser presente con uno mismo en esta relación entre un cierto número de eventos y un individuo autoconsciente. Entre la escritura y el momento. Entre mi persona y aquello que va surgiendo. Concurrente en mis pensamientos, lo encuentro. También me transformo en un espectador actual y reciente. Presente. Es mi regalo, un presente que se otorga a uno mis- mo y a aquellos que se estima. Indicando, de ese modo, la presencia de quien entrega y quien recibe fundidos en un se- gundo que no tendremos la dicha de repetir. El placer de ser conscientes del presente. /13
1/ Presente y escritura ¿Cuánto dura el presente? Natalia Berger ¿En qué momento el pasado, que una vez fue presente, deja de serlo para convertirse en historia? Puede durar solo un instante o toda una época. Puede habitar en nuestra mente o fuera de ella. El eterno presente, nunca se acaba, va cambiando, se renue- va. Avanza a través del tiempo. A veces desapercibido, mien- tras la mente da tumbos entre pasado y futuro. Otras, las menos, camina lento sobre la alfombra roja, consciente de ser el centro de todas las miradas, satisfecho, con la frente en alto, sabiendo que finalmente logró cumplir con su cometido, convirtiéndose, por una vez, en el protagonista del momento. El presente se parece a grabar un paisaje en vídeo. Vamos moviendo la cámara y mirando a través de ella. Las imágenes que capta la cámara son el presente en el instante mismo en que son registradas. Aunque muy pronto dejan de serlo, y se convierten en pasado; un pasado que queda grabado en la cámara y también en la memoria, dejando huellas a medida que avanza. ¿Y qué hay del futuro? No es más que una representación mental de nuestros deseos, miedos, planes o predicciones que pretenden convertirse en presente algún día. Pero el futuro es misterioso, y a veces incontrolable. Por más que in- tentemos dominarlo y arrastrarlo al presente en la forma en que lo planificamos, a veces nos sorprende y llega de la forma menos pensada. /14
La travesía de la palabra al silencio Mónica Pairola El ejercicio de la escritura tal vez sea ese movimiento con el que atravesamos el camino que nos lleva de la palabra al si- lencio. La palabra escrita cuando se convierte en hábito, facilita la representación de ideas y emociones. La travesía de la palabra al silencio recorre una senda en la que aparecen campos fértiles, vegetación frondosa y plani- cies desérticas, que ponen a prueba a quien se aventura en el recorrido. Vagar por esos parajes es errar y errancia, la posibilidad de superarse y encontrar la imagen buscada. Se escribe desde el presente, con las repercusiones del pasa- do y hacia el futuro soñado. Incierto. Silencioso. /15
1/ Presente y escritura El presente y su relación con Proust Marcelo Del Campo Es interesante la relación que existe entre el presente y el flu- jo del tiempo. El presente es una huella que no termina de for- marse, de establecerse. Es, a la vez, un instante y lo absoluto. En cada instante, todo está quieto. El movimiento es la idea que explica el fenómeno de continuo y aleatorio cambio, que es otra manera de definir al tiempo: algo pasó que cambió esto de aquí para allá. El cine vale como analogía: una serie de instantáneas que, concatenadas, simulan un lapso, un interva- lo de momentos. Entre un fotograma y otro se pierden infinitos detalles. De la misma manera, nuestra memoria almacena vagos, borrosos sucesos. Existe una tensión entre tiempo y atención. La atención es la percepción de lo específico, en desmedro de su cambio y evolución. Es como si al actuar el tiempo se acelerara y lo particular desapareciera, tal como observamos por la ventana del auto: todo lo inmediato se funde en un continuo indistinguible. Miramos hacia atrás, pasaron diez años. ¿Qué hicimos? nos preguntamos. Y nos lanzamos en busca del tiempo perdido. Pocos sucesos son más fascinantes que la inabarcable exten- /16
sión de los pormenores. Basta olvidar el tiempo y su paso, la mente y sus fantasías, la vida y sus necesidades, para embelesarnos en la minúscula especificidad. Cuando concen- tramos nuestra atención en lo cercano el tiempo se desacelera y apacigua. Es como si nos apartáramos de su paso implacable. El tiempo es movimiento: el del sol cuando se esconde, el reverberar sonoro que nos llega a los oídos, el peso del cuerpo sobre la silla. El presente es una singularidad en la frontera entre el tiempo y la atención, entre la acción y la quietud, entre lo pequeño y la inmensidad. Por eso podemos notar el universo en el leve andar de una hormiga. /17
1/ Presente y escritura Estado indefinido Paula Videla Aguirre Sin saber cómo ni cuándo el presente se define entre palabras sin sentido un obsequio como si recordar fuese suficiente para olvidar, lo que no sabemos es que el presente se derrite como el reloj de un cuadro, se desgrana como arena. El ruido de la gente que habla y no dice nada los cuentos que jamás fueron contados los susurros de una muerte inventada. Nos engañaron haciéndonos creer que el tiempo trasciende sin embargo, tiempo y presente son parte de una gran jugada. El presente no es realmente lo que conocemos, solo es una parte de este lío. El presente es el feliz tiempo sin tiempo. /18
Relación entre errar, ejercitar, ensayar y escribir Magdalena Juárez La palabra error viene del latín “errare” que significa “fallar o equivocarse” y puede involucrar a cualquier cosa, acto o circunstancia que exista en el mundo. Es posible enfocarse en lo acertado o equivocado de los actos humanos. ¿Que haya error, supone entonces la existencia de una perfección que no es alcanzable? ¿Será que ejercitando esa práctica repetitiva; que sirve para adquirir conocimientos nuevos o de- sarrollar una habilidad; se logrará suprimir la posibilidad del yerro? ¿Qué es la perfección? La perfección es un concepto que se refiere a la condición de aquello que no tiene errores, defectos o falencias. Se trata de algo que alcanzó el máximo nivel posible. Algo perfecto tiene las cualidades requeridas o deseables para un fin determinado. ¿Que haya error, significa que algo sea malo? No si se acep- ta que existen definiciones alternativas. El error es parte del camino, puede ser una gracia, hace al camino del aprendizaje, es la madre del conocimiento, acecha permanentemente al experto, esconde una gran pregunta, deviene de la acción, es inevitable y hasta cierto punto bienvenido. Mediante ensayo y error, se aprende. ¿Ensayo, a qué se refiere? Es la puesta en práctica de una acción o actividad para poder perfeccionar su ejecución. Tam- /19
1/ Presente y escritura bién, hace referencia a la obra literaria en prosa, en la que un autor expone sus ideas acerca de una situación o tema general. Estos pueden ser diversos, lo esencial es que el autor presente sus argumentos justificando su postura. Está implícito que es necesario escribir para hacer un ensayo. Escribir significa representar ideas y palabras mediante letras u otros signos gráficos con un instrumento adecuado. No im- porta el soporte sino poder expresar eso que uno desea. Hay que soltarse y escribir sin preguntarse mucho. Hay que perderle el miedo al error y dejar de buscar la perfección. Es importante ejercitar la escritura, practicando diferentes tipos de ensayos sin tenerle miedo a los errores. Seguir errando es una excelente forma de seguir aprendiendo. /20
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2 / Medir el tiempo /22
2 / Medir el tiempo Están presente y pasado presentes T. S. Eliot tal vez en el futuro, y el futuro en el pasado contenido. /23
2 / Medir el tiempo Bi lengua Florencia Donadi ¿Cómo se mide el tiempo? Siete meses son iguales a 4 centímetros de flequillo. De más, nunca de menos. Como un Ocaso... E se o caso for chorar? ¿Cómo una Ausencia? Una falta Un falsete Un ausente que siente ¿Cómo se mide el tiempo? Temporal Cuántas lluvias ya pasaron por acá Como meço o tempo? ¿Cómo mezo al tiempo? ¿Lo mido o lo acuno? Lo acuno sin medidas Le ahueco una presencia, aquí Ahora ¿Cómo oigo al tiempo? ¿Cómo oso salir por la tangente? /24
En la falta de la u Ouço o tempo, Oh, tiempo. ¿Le dedico una elegía que diga del pasado no estarás? ¿Cómo oigo al tiempo? Al escribir la frase más extensa el verso más difícil que me deje sin aire Sin aire, muero. Sem ar, morte Sem amarte Se a morte Es la medida del tiempo. /25
2 / Medir el tiempo Reposa Leandro Nijamin Reposa la duración del tiempo, lo animado lo desaparecido, fantásticamente real, la piedra y el agua áureas esconden mi cuna, el puente entre nacer y ya no existir. Vuelvo, siempre, mientras camino sobre él buscándome. Allí dejé todos los ecos, las risas con mis hermanos, la palabra de mis padres, el consejo del abuelo, la alegría de mis hijos, el ronquido de los camiones intentando subir la cuesta. Allí dejé todas las ausencias, las presencias, /26
y también las mías. Ahí abajo estoy Seguiré siendo yo? Las orillas se besan /27
2 / Medir el tiempo Rostro fugaz Pablo Garlot Exhalo sobre el vidrio un soplo creador y una aureola traslúcida vela el exterior. El transparente papel me recibe frío. De la punta de mi dedo se desenrolla un dibujo, aparece un rostro. Miro hacia afuera a través de sus ojos ¿O es que el mundo me observa a través de los suyos? Oye ¿Por qué lloras? Las lágrimas se deslizan zigzagueantes en busca de aliados que acompañen su pena. Por todo su rostro corre un sudor frío. ¿Será por el miedo a la fugacidad de su existencia? Entonces me acerco a su oído y exhalando de nuevo, escribo conmovido palabras de aliento que pronto pasarán al olvido. /28
Cómo medir el tiempo Mariana García Díaz El tiempo es extraño. Se escurre entre las manos. Y a la vez va curando, va sanando. Quisiera acordarme que hay un tiempo para todo. Dejar de preguntarme a cada rato si las cosas podrían ser diferentes. Una mariposa vive solamente un día y se la ve tan calma y entregada. En cambio yo tengo tantos hitos marcados. La infancia. Cuando fui madre. El verano. El primer amor. La muerte. El cambio en mi cuerpo. Los nuevos silencios. También algún sueño. Hay certezas donde el tiempo se detiene. Los amigos de siempre, los mismos sentimientos, el mismo paisaje, las mismas canciones. Otras veces lo único que hago es correr. Correr, correr, correr, sin pensar dónde piso, sin mirar alrededor. Lo que más me gusta es sentarme a ver el atardecer en el campo. /29
2 / Medir el tiempo Un tiempo sin tiempo. El silencio es un rumor de pájaros, el aire refresca despacio, las nubes van cambiando de color, la tarde se confunde con la noche, aparecen las estrellas, y se escucha un grillo, un ladrido de perro, mi respiración, mi corazón. /30
Domingo tormentoso en North Sound Magdalena Juárez Es domingo 23 de mayo, casi mediodía, navegamos dos ho- ras en contra del viento. No fue lo más confortable, pero es- tamos llegando a destino listos para anclar frente a la playita de Prickly Pear Island y preparar el almuerzo. De repente el cielo se pone negro, el aire frío y el viento comienza a soplar intensamente. Abortamos el anclaje. Atentos observamos el cielo, cada vez más oscuro, comien- zan a caer gotas y el viento se intensifica. Cierro ventanas y puertas para que el barco no se moje. Busco las camperas de lluvia para tratar de mantenernos secos, especialmente Car- los que está expuesto en el timón. Noto en su mirada cierta preocupación y sorpresa ya que en el pronóstico no había ningún aviso sobre lo que estaba sucediendo. Siento un poco de miedo, y en lo primero que pienso es en mi hija. Decido no pensar mucho y tratar de mantener la calma ya que las tor- mentas no duran mucho. Hay dos barcos anclados en la zona que se sueltan y van al medio de la bahía donde también estamos nosotros. En menos de cinco minutos se desata el temporal más fuerte que experimenté en un barco. Cae agua torrencialmente, el viento supera los cincuenta nudos y la visibilidad es casi nula, parece de noche. Los tres barcos con sus luces de navegación encendidas, y ayudados por sus motores buscan mantener su /31
2 / Medir el tiempo posición sin comprometer a los otros. El vendaval empuja las embarcaciones en forma diferente según su tamaño y forma. Carlos está completamente mojado, veo que empieza a temblar por el frío. Pienso en la hipotermia, dejo de pensar. Está concentrado tratando de controlar la dirección del barco con el timón. Me pide que lo ayude a mirar para todos lados para identificar cualquier riesgo. Estamos a dos metros y si no gritamos no nos escuchamos. Salgo para poder ver mejor y empiezo a mojarme. Estamos cerca de unas boyas que marcan un canal para pasar entre dos islas, y no nos tene- mos que acercar más de lo que estamos. En todo momento tengo que saber donde están, pero con el movimiento de las olas no es fácil. A veces, las tenemos atrás nuestro otras a nuestra derecha. Y así diviso un cuarto barco que se aproxi- ma en nuestra dirección que no parece saber muy bien lo que hace. Por suerte nos esquiva, aunque pasa demasiado cerca y se mete por el canal para volver a los cinco minutos y desa- parecer. Se escuchan mensajes en la radio, pero no se puede entender por el ruido de la lluvia y el viento chocando sobre el barco. Después de casi una hora, el viento y la lluvia aflojan un poco y mejora la visibilidad. Son cinco minutos de tranquilidad que nos permiten con un café caliente recobrar la temperatura corporal. Luego comienza a soplar y llover intensamente por otra media hora hasta que finalmente se estabiliza en un nivel que nos permite anclar y descansar. /32
Son las dos de la tarde, sigue lloviendo, estamos mojados, con frío, cansados, pero sanos y más vivos que nunca. La tempestad pasó, la naturaleza nos demostró una vez más su poder y nuestra vulnerabilidad frente a ella. /33
2 / Medir el tiempo Un whisky con sabor a amargura Señorita Tiempo Sentado en el mismo sofá de siempre, a la misma hora de siempre. Frente esa pared de la cual colgaba un cuadro abstracto con la misma repetición de líneas por todos lados, curvas, líneas rectas, óvalos y puntas. Eran las 21 en punto, me senté en el sofá, podía sentir como el calor del martes pasado en ese mismo sofá, me abrazaba penetrándose en mis huesos. Me serví el mismo trago de todos los martes, un whisky. Ese sabor a alcohol puro, ese aroma, ese color tan amarillo intenso, que me recuerda a sus ojos. El sabor, ese sabor, el sabor de ese martes 13, era difer- ente al martes pasado, la botella era la misma, el sofá era el mismo, la caja era la misma, la pared añeja era la misma y en- tonces comprendí… Esa noche, ese martes 13 era diferente, nada en esa habitación había cambiado, fue entonces que comprendí que el que había cambiado… era yo. /34
Escribo sobre el vapor Mónica Pairola Escribo tres palabras sobre el espejo empañado: Ayer Hoy Mañana Una palabra debajo de la otra. Quedan nítidas muy poco tiempo. ¡Con qué facilidad se desvanecen! ¡Con qué facilidad se desdibujan! Desde Ayer empieza, sin pausa, a formarse un hilo de agua que desciende, se une en alguna letra de Hoy sigue hasta Mañana y desde allí hasta donde termina el espejo. Un hilo junto a otros. Muchos. Constantes. Una lluvia. Las palabras pierden forma. Solo quedan trazos de algunas letras. Solo surcos que atraviesan la superficie. Ayer Hoy Mañana /35
2 / Medir el tiempo Danza con horas María Teresa Nannini Tic tac, tic tac, Péndulo y voy. Empujo a la noche a su cueva de hielo. La atrapo y consuelo. Cucharita de dos, caliento su cama, y me envuelvo en sus senos. Arrastro las horas. ¡La amo en invierno! Tic tac, tic tac, Péndulo y vengo. Calores que matan. Nalgas que cimbran, faldas que trepan. Sudores de obseso, le robo unos besos. Tomo agua en su mano. Arrastro las horas. ¡La amo en verano! /36
Pasado, presente y futuro Ezequiel Martínez Buteler “Toda noche por larga y sombría que parezca tiene su amanecer”. Macbeth. William Shakespeare Lastres, abrumación y expectativa. El eterno atisbo de conectar linealidad con existencia. Abrazamos cualquier concepto que nos ayuda a rescatarnos de la cobardía de lidiar con nosotros mismos, y lo desconocido. El pasado, ese dios intangible e irreproducible fuera de nuestra mente. Aun en cualquiera de sus versiones, oscuridad o reminiscencia, nos da seguridad e identidad. O al menos la ilusión de esto. La seguridad que las cosas son consecutivas, y que no hay nada que le pueda escapar a las palabras y el raciocinio, y la identidad de saber que somos lo que nos pasó. Necesitamos algo o alguien nos gobierne, y el tiempo es un actor más, o acaso alguien puede corroborar que el pasado es algo más que un concepto para que nuestra mente descanse en las alegrías o problemas que este nos dio. Nuestra mente discierne más las cosas que tienen y no tienen sentido, que en conceptos “buenos” o “malos”. Y vaya si el pasado nos da sentido. /37
2 / Medir el tiempo Si la historia la escriben los que ganan, cómo podemos en- tender nuestro presente, como algo más que una ilusión creada desde una falacia. Nos ahogamos en teorías conspirativas, porque hasta eso nos aleja de un universo en el que el único que gobierna es el caos. No podemos aceptar que todo está perdido, porque en el fondo, eso sería reconfortante. Si todo está perdido, no hay nada que perder. Aun así, cabalgamos hacia el constructo social de lo que sería una salvación, cada uno con su teoría y la obnubilación que esta conlleva. La inconsistencia radica en que no hacemos consciente cuánto juega nuestra oscuridad en la proyección del mundo exterior, y cómo entendemos que habría que arreglarlo. Lo que nos lastima del mundo no es su dolor, sino su indiferencia. Para abrazar este concepto, es fundamental escaparse del abrazo contenedor del narcisismo. El presente nos abruma, repleto de dualidades y la soberbia que requiere pretender, aun con mucha seguridad, que las entendemos. Nuestra conciencia no es más que un error de la evolución, y esto nos hace entender que somos más de lo que somos. Somos el único animal que piensa que está pensando y esto hace de alcanzar el aquí y el ahora, cuanto menos, una tarea agobiante. Porque buscamos la salvación en el afuera a través de estos mecanismos, como si hubiera algo más impor- tante que entendernos a nosotros mismos. /38
Para mí el tiempo no existe, y a la vez es el mejor invento del hombre. Quizás esta sea la mayor dualidad de este texto. Sin él, ya estaríamos extintos, asesinados por la imperiosa necesidad de sentir que vamos hacia algún lado. A veces sien- to que somos todos actores, pretendiendo ignorar esta reali- dad, o capaz soy yo, escapando a lo simple. Este es el problema del intelecto, su propia mecánica de en- contrar repuestas y buscar preguntas, lo pone en un lugar adonde lo simple es un espejismo. Quizá este texto hable más de mí que de la realidad, la ver- dad, ya no lo sé. Me vengo escapando de preguntas como es- tas hace tanto tiempo, que ya no sé donde estoy, solo que me cuesta respirar. El fin está siempre cerca, pero al menos que sea el fin que espero, el diablo que conozco, porque nada nos hace sentir más vivos que el dolor, no importa cuánto reneguemos de él, será por siempre el padre que no queremos, pero quizá el que necesitamos. /39
2 / Medir el tiempo El tiempo y yo Ceci De Pauli Medir el tiempo Gestionar su uso Amigarme con su paso y su ritmo El paso del tiempo, sus huellas Su existencia No temerle Abrazarlo Respirarlo Agradecer Disfrutar lo que sucede Estar despierta El milagro del instante Resuena la pregunta de ese encuentro en la India ¿Cuál es el sentido de querer tener una vida larga? /40
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3 / Modos de improvisación La respiración humana trajo la música al mundo. Morton Feldman /43
3 / Modos de improvisación Do menor Florencia Donadi Describir un sonido Fuera de los parámetros estables-sidos. Sin usar palabras como intensidad timbre, duración. Juguemos a que no se puede Juzguemos que es imposible Calcular la fracción del aire siendo expelido. Describir un sonido ¿Será posible? Música vibración físicamente silbante. Si la bean te ¿Ves un balido? Música armonía (en mi palabra, escrita, sería algo como) (en tu palabra, escrita, sería algo como) Una coreografía desnucada. Nunca acabada De do(s). Música ritmo /44
repeticiones. Antígonas furiosas. Bacantes neuróticas. Música melodía menor sonido del do uma dor do menor da menor dor ¿Ves un grito? entonces sí: el trazo sus silencios alcanzan su sonido y dicen destr-H-unden /45
3 / Modos de improvisación Quizás, quizás, quizás Roxana Nijamín Se desliza la hojita de afeitar, la espuma blanca, te miras al espejo Me miras de reojo, te ríes, cantas Quizás, quizás, quizás Con esa sonrisa tan blanca, Como la espuma que se desliza por tu cara Quizás, quizás, quizás ¡Cuidado! La espuma blanca se mezcla con tu sangre La de tu nieto Sentada en el banquito verde Tarareo tu ausencia Quizás, Quizás, Quizás /46
El pulso Mariana García Díaz Sentarme a escuchar mi pulso Sin distraerme Respirar No encuentro el silencio Respirar Respirar Los pensamientos Los ruidos de otros Las voces Respirar (Dónde está la entrada del pozo oscuro Una sombra que apague mis pensamientos) Luces Luces ficticias inquietantes Anhelo la noche de mí misma silencio negro que alivia Ideas que se apagan como estrellas fugaces Juicios que empalidecen pierden su forma Negrura reparadora sin ecos Respirar a tientas Oscuridad tibia /47
3 / Modos de improvisación donde permanecer Como un niño dormido Hasta ver el tenue tembloroso resplandor de una llamita que nace /48
Respóndeme Pablo Garlot ¡Respóndeme! ¿Dónde estoy? La melodía me transporta a lugares donde quisiera estar. Voy volando libre como el cóndor sobre las montañas, sin- tiendo el viento acariciar mi cuerpo. Las teclas resuenan con ritmo. Las notas se convierten en letras. Los acordes en palabras que se van hilvanando en el pentagrama de los sentimientos. Con los ojos cerrados, frente a mí aparece un piano. Las manos se mueven independientes de la mente, poseídas por un espíritu invisible, tecleando notas o letras, no importa, no hay diferencia. ¡Respóndeme por favor! ¿Qué está pasando? ¿Por qué cam- bió todo tan rápido? No puedo entenderlo, no sé cómo interpretarlo, mientras mis manos siguen tecleando movidas por el corazón. Las emociones van in crescendo, se mezclan en torbellino y luego se aplacan con la melodía hasta hacerse casi insensi- bles. De repente la angustia intenta invadirlo todo, por momentos parece que va a resultar victoriosa, pero luego se aquieta, queda como dormida hasta que la impotencia la despierte nuevamente. Estoy paralizado. El tiempo no alcanza. /49
3 / Modos de improvisación Todo cuesta increíblemente más que antes. La vitalidad se escapa lentamente de las manos, mientras el tiempo corre implacable, indiferente a lo que pasa. Sin embargo, algo quiere germinar, algo nuevo está crecien- do. La fuerza creadora se contorsiona pugnando por manifestarse. Pero respóndeme ¿Hasta cuándo debe esperar la esperanza? /50
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