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Vivencias en tiempos de pandemia

Published by raquel.b.diseno, 2020-06-23 18:39:25

Description: Este libro reúne una riqueza de aportes con sello personal donde se entretejen historias que nutren nuestro mundo emocional, conectan el sentir y el pensar colectivos.
Es un valioso material que recoge lecciones y experiencias de personas de todas las edades; aprendizajes atesorados como joyas personales.

Keywords: pandemia

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VIVENCIAS En tiempos de pandemia Memoria colectiva



Vivencias en tiempos de pandemia Memoria colectiva Compilado por: Dra. Maria Marta Durán Rodríguez. Mag. Dunnia Flores Santamaría Dra. Carolina Rodríguez Vega Mag. Lucia Camacho Soto Autoras y autores: Manuel Rojas Salas • Roxana Gómez Zúñiga • Fabio Falcón Campos • Randall Urbina Paniagua • Ilse Guzmán Arias • Leda Ureña Umaña • Mercedes Flores Vallejos• Beatriz Bron Steinberg • Leonel Bonilla Quesada •María Salomé Mora Fernández •Tatiana Quiróz Ortega • Adriana Gómez Gomez•Joseph Espinoza Morales • Ana Cecilia García Vargas •Josué Francisco Solano Morales • Álvaro Moscoa Garcia • Hazell Chaves Méndez • Georgina Rojas Pochet • Patricia Reynolds Walsh • Patricia Elsa Anayaa Campana • Marianela Vargas Umaña • Alberto Romero Carvajal • Priscilla Montoya Abarca • Sibila Mejia • Lucía Camacho Soto • Ariana Sierra Yunis • Carlos Eduardo Durán Jimene • Yolanda Rodriguez Alvarez • María Pérez Iglesias • Marta Eugenia Rojas Porras • Daniel Mata Sánchez • Ester Duran Navarro •María Jesús Mora Pereira • Laura Morales Ureña • Jorge Manuel Badilla Mena • Rodrigo Rojas Vargas • 3

Autoras y autores (continuación) : Sonia Eugenia Brenes Leandro • Beatriz Eugenia Camacho Soto • Pappiya Sinha • Sofia Duran Navarro • Elsa María González Solano • Melissa Solano Morales •Jimena Esquivel Camacho • Alicia Eugenia Vargas Porras • Carmen Andres Jimenez • Zulay Vindas Solano • Roldán José Aguirre Murillo •Daniel Flores Mora • Alba Nubia Morales González • Dunnia Flores Santamaria • Alicia Privado •Maria Auxiliadora Zablah Cordova • María Yorleni Mora Rivera Zayda Mayela Jimenez Zamora •Nidia Virginia Alfaro Blanco • Martha Castro Benavides •Kattia Arias Salas • Ligia Maria Gonzalez Rivera • Luz Marina Sánchez Vargas • Dinnier Alvarado L. • Blanca • Azucena Brioso Alfaro • Maria Miranda Castro • Ana Obando Alvarado • Milagro Gaitán Rodríguez • Adriana Ruiz • Silvia Isabel Ramírez Céspedes • Vielka Valladares Alfaro • Grace Maria Rojas Jiménez • Maria Trejos Montero • Maria Marta Duran • Carolina Rodríguez Vega • José Pablo Duran Rodríguez • Gabriel Esquivel Camacho • Tomás Durán López • Benjamín Durán López • Isabel Cristina Alvarado Moya 4

Sobre las compiladoras M. Ed. Lucia Camacho Soto Psicóloga, Master en Pedagogía con énfasis en Diversidad en los procesos educativos, 26 años de experiencia.Integrante fundadora del Programa Educativo ABC Familiar, desde el 2013. Costa Rica Mag. Dunnia Flores Santamaría Psicóloga, Master en Psicoterapia de familia, fundadora del Centro de Estudios y Atención para la Adopción, profesora universitaria y coordinadora de maestrías en psicoterapia. Costa Rica Dra. María Marta Durán Rodríguez Psicóloga, posgrado en Psicología del Trabajo. Amplia experiencia en Psicología Laboral, docencia universitaria, investigación, asesoría académica y editorial. Costa Rica Dra. Carolina Rodríguez Vega Psicóloga y psicopedagoga, con posgrado en Psicoterapia de Familia y Educación. Costa Rica 5

Presentación: Sobre lo inesperado, la metamorfosis y la resiliencia A partir de la pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud el 11 de marzo de 2020, el llamado a permanecer en casa para minimizar el contagio del COVID-19 o coronavirus nos obliga a vivir un momento histórico que cada persona transita de manera particular, con impactos y aprendizajes diferentes. Es una época en la cual la cercanía y la distancia adquieren nuevos significados; el tiempo se transforma, también nuestras actividades diarias y se inician procesos de aprendizaje de nuevas maneras de interacción en el hogar, el estudio, el barrio, en la calle. Además, es un reencuentro con nosotras y nosotros mismos y nuestras personas más cercanas, basado en el amor, el respeto, la solidaridad, el cuido y el autocuido. Además, en este contexto resulta necesaria la atención del desarrollo de hábitos de salud, los cambios, su manejo y las posibles reacciones asociadas como ansiedad y estrés; duelo y culpa. Con esta claridad y el interés de aportar en esta coyuntura, desde Enlaza2 compartimos nuestras inquietudes con un equipo de psicólogas de sólida formación y amplia trayectoria laboral; así nace el proyecto Unamos nuestras 6

vivencias para poner en palabras y/o imágenes las experiencias, las emociones y los sentimientos que afloran durante la primera etapa del confinamiento. Se recopilan así, textos e imágenes significativas de personas de edades entre los 7 y 85 años, para crear una memoria colectiva que se integrará al acervo histórico nacional. Nuestro agradecimiento a quienes se enamoraron de la idea y la han acompañado y fortalecido: máster Lucía Camacho Soto de ABC Familiar, doctora Carolina Rodríguez Vega de Bizcopadentro, máster Dunnia Flores Santamaría del Centro de Estudio y Atención para la Adopción (CEEAD) y, por Enlaza2, a la doctora María Marta Durán Rodríguez. Y, a las personas participantes, nuestro respeto por la valentía de entregarse un poco por medio de sus aportes. ¡Somos parte de una historia común que recopilamos para aprender de ella! 7

Nuestro tejido La amistad, el cariño y la mutua admiración nos reunieron en esta oportunidad extraordinaria, para pensar sobre la riqueza de unir relatos o imágenes de personas que desearan brindarnos sus vivencias durante la experiencia del COVID-19. No se trataba de cualquier vivencia, sino de aquella que describiera los aprendizajes más profundos y removedores de esta pausa: el crecimiento ante lo adverso y el reto de reconocer lecciones positivas en medio de la dificultad. Convencidas de que sería un espacio catártico y una oportunidad para canalizar y compartir emociones, lanzamos la propuesta. Coincidimos en fijar algunos criterios para los relatos que recibiríamos y establecimos que serían 100 palabras, con la opción de incluir una imagen propia y significativa o ambos. Sin embargo, cuando recibimos los relatos percibimos que, al igual que la época de aislamiento social, nos está enseñando aspectos nuevos, necesitábamos ser flexibles para aprovechar la riqueza de los aportes que nos brindaron. Más de una participación o más de cien palabras cargadas de emociones y sentimientos, nos obligaron a replantearnos las indicaciones; pues no era posible rechazar o limitar expresiones salidas del corazón y arriesgarnos a que perdieran su sentido o su fuerza. Fue así como decidimos, luego de 8

varias discusiones, flexibilizar los criterios preestablecidos y manejarnos con la realidad de los relatos compartidos y la enorme riqueza que contienen, porque han sido producidos desde la raíz del ser de cada persona participante y eso, en esencia, era lo que buscábamos. Nos sentimos muy orgullosas de presentar este conjunto armonioso de sentires y pensares, donde con cada relato se nutre un entretejido de vivencias comunes que son un verdadero regalo, un abrazo que nos cobija. Lucía, Dunnia, Carolina y María Marta Organiza Colabora 9



Relatos e imágenes

¿Cómo he vivido la cuarentena? Manuel Rojas Salas, 54 años, San José. La vida puede cambiar abruptamente y no queda más que asumirla. Cuando creemos tener absolutamente todo bajo control, viene una especie de terremoto. Así, imprevisto y con tremendas sacudidas, ha llegado el Coronavirus. Ha habido que tomar decisiones de urgencia, desarrollar estrategias y armonizar sentimientos. He tenido que dejar de ir al gimnasio, a mis clases de yoga, a visitar a conocidos. ¡Ni modo!, es lo que hay y por suerte estamos vivos. Por eso, toca cuidarse. Procuro hacer ejercicio en casa, caminar dentro de los límites del condominio con mi hijo y subir y bajar gradas. Me he propuesto hablar por teléfono o video llamada con quienes usualmente no me comunico. Pero saldremos adelante con nuevas enseñanzas. Sabremos ser mejores seres humanos, más solidarios y más compasivos. 12

COVID-19 Pausa o visión. Fabio Falcón Campos, 47, Alajuela Durante esta “pausa” o disminución de la velocidad de las revoluciones cotidianas he experimentado la sensación de dar valor a los pequeños y simples, pero a las vez profundos y satisfactorios, detalles de una vida cotidiana que pasa frente a nuestras narices sin percatar las delicias del día. El aprecio por nuestra casa (nuestro barrio), vuelve a recobrar valor aquella gran palabra “Hogar”. La familia crece en profundidad y comprensión. La visión del mundo cambia para dar paso a uno nuevo, aquel mundo que nos muestra la fragilidad del ser humano, pero también la fortaleza de sus capacidades para salir adelante. Me muestra héroes en cada metro cuadrado. Toma valor lo cotidiano y se refresca la solidaridad. 13

Un regalo para las nuevas generaciones Leda Ureña Umaña, 59 años, San José Y seguimos hacia un mundo más humano, lleno de respeto, solidaridad, amor por la naturaleza. Aprendemos a mirar con humildad y gratitud lo que viene y lo tomamos con el corazón y los brazos abiertos, para construir un mundo de paz; y reconocemos, aceptamos e integramos la historia tal y como fue. Por un planeta azul como regalo a las nuevas generaciones. Nos inclinamos ante algo más grande para recibir la bendición y hacer lo mejor que podamos. 14

“Un regalo para las nuevas generaciones” Leda Ureña Umaña, 59 años, San José 15 Ver galería virtual

Mi experiencia en estos meses de teletrabajo Zulay Vindas Solano, 40 años, San José A la fecha tengo aproximadamente dos meses de trabajar a domicilio y esto ha significado un gran reto personal, laboral y profesional; pues por muchos años creí que mis funciones no eran teletrabajables, pero con la incorporación de la tecnología me ha permitido pasar del “papel” a documentos digitales que me permiten gestionar trámites propios de la oficina que antes solo se efectuaban de manera física (o sea, en papel). Esto me ha permitido maximizar los recursos que me ofrece la institución. He contado con la bendición de estar rodeada de mi núcleo familiar, y juntos nos adaptamos a una serie de cambios que han trasformado nuestro diario vivir. Esta situación mundial me ha permitido sacar lo mejor de mí como ser humano al tener más consideración por los demás y valorar las cosas cotidianas que normalmente hacíamos y ahora es un “reto o lujo” poder llevarlos a cabo. 16

Mis días ante la situación del COVID-19 Roldán José Aguirre Murillo, 21 años. Puntarenas Esta pausa me ha ayudado mucho a conocerme un poco. En estos días me he dado cuenta de que salir es muy complicado, algunas personas son más agresivas, hay mucha tensión social. Todo eso me hace sentir un poco mal; sin embargo, he observado como algunas personas ayudan a otras con lo que pueden, eso me alegra un poco. Sin embargo, entre todo esto surge algo que quizás me perturba y es que, al mirar a ciertas personas, más a los adultos, tienen una mirada vacía. Mi mensaje es que debemos cuidarlos, pero más a las personas mayores, ellos merecen ser respetados y ser considerados. Ellos son personas con emociones y sentimientos. 17

Ese día Roxana Gómez Zúñiga, 55 años, San José En esta tarde te escribo. Cuando el cielo y la tierra se detienen. Te miro y recuerdo. Recuerdo y proyecto a esa Luna nueva. Llamo desde este silencio a ese nuevo día, anhelado, lo imagino. Añoro. Te cuento que se verán muchas señales nuevas. Muchos vacíos emocionados. Te cuento, sí, sonarán las campanas al unísono y las personas de pelo blanco llenarán los parques... Sus ojos iluminarán el mundo. Una bandada de pericos las saludarán al atardecer. Miraremos al cielo para recordar a los que se han ido..., y las personas pequeñas esperarán su momento en este nuevo principio. 18

“Ese día” Roxana Gómez Zuñiga, 55 años, San José Ver galería virtual 19

Mi vida durante esta pandemia Silvia Isabel Ramírez Céspedes, 51 años, Alajuela Mi vida durante esta Pandemia ha sido de grandes retos y cambios, tanto en mi campo laboral como personal y familiar, he aprendido a valorar que la salud es uno de los dones más grandes que Dios nos ha regalado y debemos cuidarla mucho; por lo tanto, quedarse en casa ha sido la mejor opción para librarnos de este virus mortal que estamos enfrentando. He tenido mucha paz y fortaleza, en unión familiar con mi esposo, mis tres hijos y nuestros dos perros, siempre cuidándonos mucho y acatando las medidas del Ministerio de Salud. Aunque ha sido un reto para todos, el lavarse las manos constantemente, los alimentos cuando *se traen del supermercado, quitarnos los zapatos cuando alguno entra a la casa; en fin, situaciones que no estábamos acostumbrados a realizar, hoy ya son costumbre. Me siento muy bendecida y agradecida con Dios por cuidar de mí y mis seres queridos, por darnos la salud, el alimento y el trabajo y orando por quienes están sufriendo por las consecuencias de esta pandemia. Puedo compartir con mis hijos y mi esposo, podemos sentarnos todos juntos 20

a comer en familia, a dialogar más ahora que antes. Incluso, si lo quisiéramos, era difícil por el trabajo, la universidad, entre otras actividades. Ahora trato de cumplir con mis obligaciones, estar disponible para consultas que tengan los padres de familia través de las plataformas virtuales. ¡Me asombro de mi apertura! Si tuviera que vivir nuevamente este periodo, lo primero que recomendaría es que siempre dejemos todo en las manos de Dios, a pesar de cualquier crisis que estemos atravesando…, considero que el impacto que tengamos será positivo para la nueva generación. 21

Cuando las puertas se abrieron de nuevo Leonel Bonilla Quesada, 43 años, Cartago Aún había miedo, sin embargo, poco a poco las puertas se abrieron de nuevo. Quienes salieron, lo hacían con un paso más ligero, cargaban menos rencores y más ganas de perdonar. Buscaban los abrazos pendientes. Sabían que era tiempo de conectarse más con la naturaleza y menos al internet. Era tiempo de soltar el teléfono, liberar así las manos y utilizarlas para acariciar, para crear, para sembrar. Cuando las puertas se abrieron de nuevo, los caminos se recorrieron con entusiasmo y los amores se amaron con ganas. La vida nos enseñó que siempre estuvo ahí… aguardando y que en lo simple estaban las riquezas y en nuestras casas vivían nuestros tesoros. Los trabajos se llenaron de esfuerzo, se valoraron los propios y los ajenos. Las fronteras dejaron de importar. El tiempo nos liberó de apuros y la calma se volvió nuestro ritmo. Los amigos fueron menos, los de siempre. Los que contaban. Cuando las puertas se abrieron de nuevo, dentro de sí, cada persona era la misma, pero el mundo era otro. 22

“Cuando las puertas se abrieron de nuevo” Leonel Bonilla Quesada, 43 años, Cartago. 23 Ver galería virtual

19 de marzo Yolanda Rodríguez Alvarez, 76 años, Cartago Lo que nos tocó vivir el 19 de marzo fue una experiencia que nos marcó para toda la vida. Tenía una hermana un poco delicada, decíamos nosotros y la situación se complicó. Ella ya había cumplido su misión en la vida y nos separamos físicamente el 19 de marzo. Y fue lo más difícil…, para nosotros ha sido muy duro, durísimo porque no estábamos preparados para esto. No poder estar ahí con ella en el hospital, no poder estar en el velorio, no poder estar en el responso, no poder llevarla a la Basílica y asuntos que conversamos entre todos y planeábamos y no se pudieron realizar. Fue lo más doloroso. Irla a dejar al camposanto donde depositamos sus cenizas y no poder abrazarnos y llorar con nuestros hermanos, con nuestros hijos, nuestros nietos, los hijos de ella, los nietos de ella. Pero los creyentes decimos que eso el Señor lo ha permitido con un propósito. Con fe tenemos que sacarle enseñanzas positivas a esta situación y le agradecemos por su vida. 24

El país más feliz del mundo Yolanda Rodriguez Alvarez, 76 años, Cartago En años anteriores, no he compartido la frase que indica “somos el país más feliz”, porque me he dado cuenta de la pobreza que hay en muchos lugares. Sin embargo, en este momento, podría decir esa frase porque tenemos lo mejor en salud, personas entregadas de corazón, con conocimientos actualizados que han recurrido hasta lo imposible por tener en su trabajo lo esencial, para brindar los primeros auxilios a personas que están ya con la enfermedad. Especialmente, observo cómo está actuando nuestro gobierno, las personas encargadas del Ministerio de Salud, la vigilancia, los bomberos, todas las personas que están a cargo de cuidarnos e incluso, a veces, se les olvida cuidarse ellos mismos por entregarse al cuidado de los demás. En este momento todas estas personas y nuestro gobierno son verdaderos héroes, a quienes habría que hacerles un monumento más grande que el de Juan Santamaría y el de las Garantías Sociales. En este momento se pusieron verdaderamente no solo la camiseta, sino que se cobijaron con nuestro pabellón nacional y están dando la mejor respuesta que se necesita. 25

Quietud en la ciudad Sofia Durán Navarro , 28 años. Berlín, Alemania En Alemania la pandemia llegó justo a inicios de primavera y después de un largo y frío invierno; a muchos nos invadió esa frustración de no poder salir a disfrutar del añorado calorcito. He tenido la suerte de vivir en un país en donde no se ha limitado la libertad de salir a caminar, se ven por las calles corredores solitarios o en parejas, disfrutando la ciudad como cuando te dejan solo en casa y existe una calma distinta. Berlín sin turistas ni fiestas, te permiten apreciar la quietud y el cambio de una nueva estación. 26

“Quietud en la ciudad” 27 Sofia Durán Navarro , 28 años, Alemania. Ver galería virtual

Para que sea contado a generaciones futuras Carlos Eduardo Durán Jiménez, 79 años, Cartago Dentro de algunos años lo que estamos viviendo será difícil de creer. Por eso, me parece muy buena idea que este grupo de profesionales recopilen vivencias de quienes, como yo, lo estamos viviendo. Me etiquetaron como persona de riesgo por tener casi ochenta años. Mis hijos me traen los alimentos para compartirlos con mi esposa; pues es la única persona con la que puedo compartir, teniendo los cuidados necesarios. Nunca imaginé ver nuestro Santuario Nacional con sus puertas cerradas, vivir la Santa Eucaristía y la Semana Santa por medio de la televisión. Tener una cita médica por teléfono y que traigan los medicamentos a mi casa, estar dentro de mi hogar sin recibir ni a hijos ni a nietos por temor al contagio. No ver lo que tanto me gusta y entretiene: el fútbol. Tampoco imaginé saludar a los vecinos y los amigos a una distancia de dos metros, largas filas en los supermercados guardando distancia entre ellos, ver morir a mucha gente y desvelarme por las noticias de aumento de contagiados; palpar la solidaridad de la gente con los más necesitados; el esfuerzo sobrehumano de los médicos, 28

enfermeras, guardia civil, bomberos y muchos profesionales más en otras áreas de la medicina. A un gobierno dando respuestas inmediatas, una Asamblea Legislativa poniéndose de acuerdo como nunca antes; ver y vivir la muerte de un ser querido con la mínima cantidad de acompañantes y sin poder estrechar la mano de aquellos dolientes que amamos… Quisiera seguir escribiendo para que el 2020 nunca sea olvidado, el año en que sin esperarlo nos llegó el virus llamado COVID-19, el cual vino de muy lejos y revolucionó al mundo. 29

Tiempo lento Maria Miranda Castro, 38 años, Alajuela Valoro más mi vida. El estar en casa significa todo. Se nota el verdadero valor que nos da el mundo. Mi vida la comparto con mi hijo y esposo. Cuando me despierto y escucho a mi hijo decirme: “buenos días, mamita”, ¡es maravilloso! El mantenerme ocupada con lo laboral y lo artístico es esencial. Tengo muchas emociones y esperanza para soportar la pandemia con pensamientos positivos,el amor de la familia y los amigos, descubro que el amor más grande es de Dios y que debemos disfrutar del momento. Fue un periodo que nos enseñó que somos vulnerables, mente positiva y mantener todos los cuidados a futuro. 30

“Tiempo lento” Maria Miranda Castro, 38 años, Alajuela. Ver galería virtual 31

El día que despertamos Priscilla Montoya Abarca, 25 años, San José No, no nos habíamos dado cuenta de que estábamos adormecidos, estábamos muy ceñidos a vivir una vida de prisa, tal vez una vida de fotos y apariencias, de viajes, todos patrocinados por tarjetas de crédito quizá. Enfocados en vivir una vida consiguiendo seguidores en redes sociales y “me gusta”, no nos habíamos dado cuenta de que los valores estaban dormidos. Pero un día, un simple día de 24 horas nos llegó a cambiar la vida, volvimos a añorar las conversaciones, nos aburrimos de los teléfonos, añoramos las palabras, los abrazos, los besos, volvieron los valores, volvimos a sentir… ¡Despertamos! 32

¡Tita! Lucía Camacho Soto, 54 años, Heredia Con la mirada más tierna e incondicional que he sentido en los últimos años, me llama sin cesar, maravillada por el viento, las flores, las mariposas. Me hace vibrar su alegría y desenfado, precipitando un compás con mis latidos. Ella me ha hecho detenerme, apreciar lo simple, arriesgarme a imaginar, reír en todos los colores. Me ha enseñado que mi caminar era acelerado, y, se puede ir más despacio. Que no importa si debo empezar otra vez, muchas veces lo hace. Que un gesto de aprecio se tatúa en el espíritu, enlazándome con otros. Que hermoso mirar con tanto cariño y delicadeza. Para Emma soy simplemente su Tita. 33

El renacer del ser Melissa Solano Morales, 31 años, San José Un alto en el camino, inesperado pero necesario para volver la mirada ahí donde es tan desafiante llegar: a lo profundo del ser. A esa fuente de amor, autocompasión, reconocimiento y creatividad... Ahí donde aguarda una valiosa niña, llena de sueños, ingenio, sensibilidad y una mágica capacidad de asombro al encontrar en los pequeños detalles, los más extraordinarios regalos de la vida. ¡Cuánta falta hacía esta pausa y también este silencio! Al fin toma su lugar el “ser” antes que el “hacer”... Al fin recordamos que esta es la clave del amor, ese que una vez vivido puede ser compartido. 34

“El renacer del ser” 35 Melissa Solano Morales, 31 años, San José Ver galería virtual

La puesta de la luna Alicia Eugenia Vargas Porras, 72 años, San José A inicios de marzo, cuando ya existía el primer caso de coronavirus en Costa Rica, viajamos a Playa Hermosa para ver “la puesta de la luna llena de marzo”. Fueron madrugadas de momentos mágicos, llenos de armonía y paz. Entre la penumbra y el ritmo de las olas, la luna grande y brillante descendía lenta y suavemente hasta ocultarse en el mar y dar paso al nuevo día. Con el sol, aparecían de nuevo los pescadores en su labor, los turistas de los hoteles, las sonrisas de la gente “pura vida” que atendía en sodas y restaurantes y las ventas de artesanías, granizados, agua de pipa, ocarinas. De regreso a San José llegamos para quedarnos en casa pero los recuerdos vividos me acompañan a diario. En los momentos de angustia, la sensación de paz que generó la puesta de la luna me tranquiliza, pero a la vez las imágenes de Playa Hermosa y de su gente activa y sonriente, me perturban y entristecen. ¿Qué suerte habrán corrido los turistas en sus países? Y, en Playa Hermosa ,¿cómo lo estarán pasando los pescadores, la vendedora de pipas, los atentos camareros? ¿Podrá cada cual rehacer su vida y la de sus familias pronto? ¿Seremos el país solidario e inclusivo que nos creemos ser? 36

“La puesta de luna” Alicia Eugenia Vargas Porras, 72 años, San José. Ver galería virtual 37

Tiempo de incertidumbre Dinnier Alvarado L., 33 años, Alajuela A partir del 17 de marzo del presente año, nuestra educación recibió algunos cambios drásticos a consecuencia de la pandemia COVID- 19. Desde entonces y hasta el momento hay cierta incertidumbre de las decisiones que tomen nuestras autoridades, primeramente en favor de la salud del estudiantado y luego los rumbos académicos que se puedan tomar para beneficio de ellos. Personalmente, este periodo ha sido muy agotador; pues uno dispone de tiempo extra para poder salir adelante con todas las responsabilidades laborales y ese compromiso con los discentes, encargados legales y nuestro centro educativo. Quedarnos en casa ha sido la recomendación insistente del Ministerio de Salud para evitar que seamos contagiados; pero esto ha implicado mucho esfuerzo y compromiso del educador, padre y madre de familia y estudiante para poder avanzar, aunque sea un poco con la malla curricular. Claro está que definitivamente cambiar las clases presenciales por las virtuales, en la mayoría de casos, no se están obteniendo los resultados deseados, falta de 38

compromiso y limitaciones tecnológicas han cumplido un papel importante en la actual modalidad de trabajo. Confianza en Dios, responsabilidad laboral y social, así como amar nuestro trabajo son aristas que nos mantienen positivos hoy. 39

El país más feliz del mundo Manuel Rojas Salas, 54 años, San José. La vida puede cambiar abruptamente y no queda más que asumirla. Cuando creemos tener absolutamente todo bajo control, viene una especie de terremoto. Así, imprevisto y con tremendas sacudidas, ha llegado el Coronavirus. Ha habido que tomar decisiones de urgencia, desarrollar estrategias y armonizar sentimientos. He tenido que dejar de ir al gimnasio, a mis clases de yoga, a visitar a conocidos. ¡Ni modo!, es lo que hay y por suerte estamos vivos. Por eso, toca cuidarse. Procuro hacer ejercicio en casa, caminar dentro de los límites del condominio con mi hijo y subir y bajar gradas. Me he propuesto hablar por teléfono o video llamada con quienes usualmente no me comunico. Pero saldremos adelante con nuevas enseñanzas. Sabremos ser mejores seres humanos, más solidarios y más compasivos. 40

Sin título 41 Isabel ... Ver galería virtual

Los nietos ausentes y los abuelos confinados cumpliendo la cuarentena Rodrigo Rojas Vargas, 69 años, Alajuela Dentro de esta soledad que el CORONAVIRUS COVID-19 nos produce y nos obliga a estar en la casa, hacemos un recuento de la falta que nos hace la presencia de esa energía y bullicio encantador que producen estas criaturas que solo saben expresar AMOR sincero y gracia ilimitada. Pasan las horas, los días y el virus sigue haciendo estragos en la humanidad, lo que nos obliga a que continuemos guardados en este cofre de seguridad llamado residencia y observar cómo pasan nuestros nietos mirando la casa a ver si salimos a saludarlos por lo menos entre las ventanas, para luego seguir su paso y esconderse allá en la lejanía. ¡Cómo cuesta digerir esa situación! Pues bien, testigo de todo ello es y será nuestro cabello color ceniza y nuestra piel que empieza a marchitarse como fiel testigo del paso de los años. Definitivamente los nietos son los que endulzan la vida e inspiran sentido al verdadero amor. (Escribe un abuelo con la pluma del alma y la tinta del corazón). 42

The silent teacher 43 Papiya Sinha, 50 años, . Delhi, India Little that we knew an invisible tiny crud could chain us within our own stranger grids, Now we are harping yes, we are gasping yet we are learning to put aside the “me” to bring home the “we”, Nature is healing Animals are mending pillars of their homes, cleaning rough scars of relationships of the soul, This too shall pass soon for we Won’t let any more ship to sink. Together we shall overcome!

Una pausa en nuestra vida Alba Nubia Morales González, 57 años, Guanacaste El mundo se detuvo y el silencio nos abrazó fuertemente, para enseñarnos el valor y la importancia de vivir cada momento y aprovecharlo minuto a minuto. Definitivamente, todo obra para bien, este confinamiento nos ha ayudado a mirarnos hacia adentro y conocernos mejor. Ahora más que nunca creo en el amor grande. El amor sano, puro, consciente y libre. Esta pausa en nuestra vida vino a darnos una oportunidad de escribir y mejorar nuestra historia, abrir nuestro corazón para amar incondicionalmente la vida y todo aquel que se halle a nuestro alrededor. Basta solo un suspiro de FE para comenzar de nuevo. 44

“Una pausa en nuestra vida” Alba Nubia Morales González, 57 años, Guanacaste. Ver galería virtual 45

Como si de un cuento se tratara Hazell Chaves Méndez, 44 años, Heredia Si alguien me lo hubiera contado, no lo creería. Año 2020, avances tecnológicos sorprendentes, transformaciones a nivel mundial en diferentes ámbitos... De pronto, un día, el mundo necesita retroceder y cambiar, al menos por 40 días en cada país, su vida habitual. Para quienes ya pasamos los 40 años no es tan difícil: en nuestra infancia, la vida tenía un olor y sabor a hogar, a calle, a pueblo, a potrero. Se compartía en familia y no nos hacía falta nada material. Solo necesitábamos la comidita hecha en casa y si tenía uno suerte: un televisor “culón y con patas” a blanco y negro. Para las nuevas generaciones, acostumbradas a otro ritmo de vida desde que nacieron, ha sido un momento difícil de sobrellevar. Pero, como de toda situación se obtienen resultados, sucede que la pandemia, que parece tener un nombre acorde con la época que nos arropa: COVID 19, ha hecho que nuestra visión se agudice, se enfoque, se percate; se humanice. Hemos visto: las aguas de nuestros mares aclararse y a sus habitantes pasearse 46

a sus anchas, la calidad del aire purificarse sin tanta contaminación, las familias unirse en sus quehaceres en total armonía, los animales en general luciendo sus galas por las calles sin restricción... La vida no será la misma después de esta lección: en los momentos de angustia, dolor, incertidumbre... demuestra el valor de tu especie para combatir, con acciones de verdadero amor, la parte de esta historia que hoy parece de terror; crea una versión positiva, como si de un cuento se tratara. 47

Huyendo de la pandemia Mercedes Flores Vallejos, 26 años, China Todo comenzó cuando mi novio y yo tomamos vacaciones por el Año Nuevo chino. Salimos de Guangzhou –ciudad en el sur de China– y nos dirigimos a Vietnam cuando estalló la pandemia. Como ya teníamos planeado viajar más, continuamos el viaje hacia Camboya. Allí nos quedamos atrapados un mes y vivimos una de las más grandes incertidumbres de la vida… No sabíamos si regresar a China o quedarnos donde estábamos. Como dice mi abuela, hay que buscarle la comba al palo; por lo que decidimos darnos unas verdaderas vacaciones y explorar un camino espiritual. 48

Sin título 49 Gabriel Esquivel Camacho Ver galería virtual

Asimilando el cambio Daniel Mata Sánchez, 19 años, Cartago Si hace unos meses alguien me hubiera dicho que la totalidad de mi vida la llevaría a cabo dentro de casa, no le hubiera creído. Como cualquier evento tan inesperado, hizo que ninguno de los miembros de mi familia estuviera listo para esta nueva vida. Sin embargo, la realidad nos ha obligado a adaptarnos y seguir con nuestras responsabilidades. Lo que antes era una clase presencial, ahora lo es virtual; lo que antes era jugar fútbol con mis amigos, ahora es ejercitarme en casa; entre muchas otras actividades. Mantenerme ocupado me ayuda a despejarme de una parte de lo malo que está pasando afuera. Para mi gusto o no, lo que queda es afrontar la situación de manera positiva y agradecer por la salud de mis allegados. 50


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