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Huellas Digital v02

Published by rodocampi, 2020-06-10 12:16:11

Description: Huellas Digital v02

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HUELLAS DEL DESEO Poesía y Narrativa Sil Perez 1

Si un libro es alimento para el espíritu, esta obra de Sil Pérez será saboreada por los lectores con mucho placer. La autora es una mujer decidida- mente golosa en materia literaria. Le gusta leer, le gusta escribir lo que siente, le gusta intervenir en actividades relacionadas con el mundo de la literatura. Tiene un sentido agudo de la percepción, es observadora de lo cotidiano aunque siempre va más 2

allá de las imágenes que la rodean. Nos dice: “Escribo porque existe algo dentro de mí que late. Escribo para dar nitidez y soltura a esa 'criatura' que llevo dentro. Ese ser que aflora sólo cuando escribo”. “Las ideas, las emociones y los pensamientos son un trío amoro- so que viven en mi, sólo bajo la luz agrietada de la noche”. Pero no solo al deslizar sus dedos sobre un teclado Sil Pérez es apetecible. Lo es en un sentido amplio, en una actitud vital. “Los sueños me despiertan, me erotizan, me llevan a lugares paradisíacos. Y allí encauzo mis momentos y mis objetivos. Me siento seducida por la vida, y siento que soy a su vez, su gran seductora”, afirma la escritora. 3

Y agrega: “Tengo la virtud de ser sumamente chiquilina, ingenua, sensible, nostálgica y melancóli- ca. Un apasionada sin límites. Encuentro en la osadía, el vértigo de la plenitud”. Con este libro, la autora no solamente nos comparte sus emociones y pensamientos íntimos, sino también su ilusión de dejar una huella en el “otro” que lo haga “feliz”. Una meta que, en cualquier orden de la vida, siempre vale la pena perse- guir. Hugo E. Bento (Periodista y escritor) 4

Huellas del Deseo es sin más, la huella que define el talento de escritora de Sil Perez. ¡Un placer leer a mi querida Sil! Su gran amiga y colega María José Ferrer-Gonzalez Poeta y escritora Sevilla- España 5

HUELLAS del DESEO Sil Perez 6

Perez, Silvia Beatriz Huellas del deseo / Silvia Beatriz Perez. 1a ed . - Banfield : R y C Editora, 2018. 104 p. ; 20 x 14 cm. ISBN 978-987-1991-63-1 1. Poesía. I. Título. CDD A861 Título original: Huellas del deseo 1ª edición: noviebre de 2018 © Sil Perez ISBN: 978-987-1991-63-1 Queda hecho el depósito que marca la ley 11723 Printed in Argentina Reservados los derechos, tanto para TV o adaptación cinematográfica. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reprodu- cida, almacenada o transmitida en manera alguna, ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, de graba- ción o de fotocopia, sin la autorización escrita del titular del Copyright. 7

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez, tu boca se entre- abriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar. . . Julio Cortázar 8

AGRADECIMIENTOS Quiero plasmar en estas líneas mi agradecimiento a quienes, con profundo amor y paciencia, me apoyaron y contuvieron en la rea- lización de este libro. En principio, toda mi conside- ración a la persona que acompa- ña mis días con el amor y la leal- tad más férrea e incondicional. A mi mamá, una gran mujer lucha- dora, de distinguida sabiduría y grandeza espiritual; a todo mi cír- culo familiar, a mis amigos de toda la vida, a los nuevos, a quie- nes se encuentran cerca, y a aque- llos que están lejos. Porque todos, todos, forman parte de esta histo- ria. Pero quiero detenerme y agra- 9

decer muy precisamente a las per- sonas que me ayudaron de mane- ra puntual en la confección de este libro. Esas personas que me acon- sejaron, que me enseñaron y me alentaron en todo momento. Al editor gráfico Rodolfo Campi y a la correctora literaria, y profe- sora del Instituto Superior de Le- tras Eduardo Mallea, María Martha Arce. Pero, sin dudas, quiero dedicar de manera especial mi agradeci- miento a mi gran amigo, el escri- tor, poeta y dibujante valenciano, Luis García Orihuela, quien con destacada generosidad me brindó todo su apoyo y dedicación en la realización de los videos presen- tados, así como también en la con- fección del prólogo y del diseño gráfico y literario en general. Día a día contuvo cada una de mis ex- pectativas y motivaciones con acentuada empatía y sentimiento 10

de profunda amistad. A él, todo mi respeto y admiración por su gran trayectoria en el mundo de las letras. También agradezco a quienes me acercaron las herramientas para crecer en este ámbito litera- rio. Al señor Hugo Bento, por brindarme todo su apoyo y espa- cio cultural; Al señor Hugo Lico, por su destacado espacio de difu- sión radial y por su gran confian- za en mi persona. A todos, y sin medir diferencias, agradezco la gran oportunidad y gentileza brindada en cada instan- cia de esta apasionante profesión. Todos indefectiblemente han dejado en mí sus huellas. 11

PRÓLOGO He querido entrar de pintillas en la poesía de Sil Perez para no despertar- la, y dejar, duerma entre sus sombras y penumbras que revolotean como mariposas, dibujando claroscuros mientras ella duerme, acuarelas que no secan y permanecen húmedas como la piel de sus poemas que nos hace sentir a cada estrofa. Uno siente al pasar sus páginas el nerviosismo del historiador que se 12

sabe es el primero en entrar, en la His- toria, en una cámara secreta de una pirámide. Es consciente del momen- to irrepetible que está viviendo, de un sacramento litúrgico personal, de la ansía que le empuja a querer recorrer todas sus paredes, pero a la par no querer que ese momento mágico y sagrado pueda llegar a tener nunca un fin. El olor de la estancia, el temblor propio de un joven desnudando sudo- roso a su amada. Y así he cruzado la primera página, expectante, con el corazón sobrecogido y en un puño, con la certeza de que lo que hallaré serán poemas de piel suave, tibia y perfumada, y de puntillas he seguido, como uno más de los fantasmas que a veces se dejan ver entre sus letras… agradecido ante el regalo que como una fruta prohibida en un paraíso po- blado de poesías, he lanzado dente- llada y devorado la manzana roja, la fruta prohibida que me era ofrecida entre lienzos impolutos. 13

Todavía hay \"gritos que la montaña necesita\" y nosotros, lectores devotos de su hacer, de su poesía clara y cris- talina como el agua que corre por los ríos, necesitamos también, como esa montaña, de su forma de entender el mundo y de hacérnoslo saber. Sil Perez nos deja a su paso por esta obra, ópera prima, que incluye y con- juga de una manera magistral su arte y talento tanto en prosa, relatos, y cuentos breves, sin obviar en ningún momento ese recuerdo a Banfield que fluye constantemente por sus venas, y que nos habla de su historia, con un homenaje llevado ya desde su propia portada al incluir en ella el recuerdo de su estación ferroviaria; y un cálido sentimiento en su interior hacia Julio Cortázar, siempre tan presente en su día a día, y que no olvidemos, fueron las calles de la infancia de Cortázar hasta sus catorce años de edad. Cómo 14

dice el refrán; \"De tal palo tal astilla\". No dejemos que se pierda el eco de los tacones por las calles y veredas de la ciudad, por ese desgarrarse de las tormentas chocando contra los crista- les de sus ventanales; Sil Perez viene para quedarse y lo hace con sus me- jores sedas y transparencias, con la tibieza de sus poemas tan cercanos, palabras lozanas y refrescantes de una mujer, de una poeta, que sabe lo que quiere contar y como hacerlo, de des- nudar su espíritu y esencia para atra- vesarnos el corazón sin apenas haber- nos dado cuenta. No puedo terminar este prologo sin agradecer a Sil Perez el que me haya brindado este inesperado ofrecimien- to pero que con tanto cariño he aceptado,.A pesar de la distancia que nos separa, la vida literaria, la poesía, nos ha unido en este noble arte que es el escribir y transmitir emociones. 15

Creo correcto, el dedicar a Sil Pe- rez estas palabras de una gran poeta chilena. a la cual admiro desde que supe de ella. Teresa Wilms Montt. Pareciera las escribiese pensando en Sil Perez. \"Soy Teresa Wilms Montt… y aun- que nací cien años antes que tú, mi vida no fue tan distinta a la tuya. Yo también tuve el privilegio de ser mu- jer. Es difícil ser mujer en este mun- do. Tú lo sabes mejor que nadie. Viví intensamente cada respiro y cada ins- tante de mi vida. Destilé mujer. Tra- taron de reprimirme, pero no pudie- ron conmigo\". Demos queridos lectores la bienve- nida a Sil Perez. Pónganse cómodos en un confortable sillón, sentados a la sombra de un árbol, en el banco de un frondoso jardín o en una hamaca a la orilla de una playa. Todos los sitios resultarán adecuados. 16

Sil Perez Sus palabras enamoran, sus poemas convencen. Sus relatos nos hacen so- ñar y sus cuentos son capaces de de- jarnos con la boca abierta. Todo aquí, en este volumen, es Sil Perez en su estado más puro y em- brionario. Un deleite para el alma. Luis García Orihuela Escritor y poeta Paterna, Valencia-España, 22 de Octubre del 2018 17

A JULIO CORTÁZAR UN ABSUELTO IRREME- DIABLE La habitación ardía. Un secreto acudía al pasado de un amor turbulento. Profecías retorcidas en vodka con tintes de Carson Mc Cullers y de Raymond Queneau. Asperezas cotidianas del Club. Lúdicos embriagados. Melodías de Hawkins acariciando sombras. Fantasmas cruzando un patio con macetas a orillas de verdes velas. Blues de Bessie Smith atenuando la pausa. 18

Un final de burbujas ácidas entre humo atrincherado. Y en tanto el poeta, enigmático y fugaz, enciende en su cursiva un insomnio cotidiano. Voracidad irreverente, surrealismo abocanado. Itinerante voraz. Un rostro escondido entre palabras de espejos. Una mirada que vive y que escapa de su tiempo. Migajas de misterios y púas crepitadas. Relámpago de palomas encerradas y de pasiones neblinosas. Tablero imaginario de trozos cenicientos 19

y de un Dizzy Gillespie envuelto en terciopelo. Ilusiones arrulladas del tallador inconformista, del fantástico, del bohemio, del errante, del desordenado. Del intelectual del misterio, la más ambigua de sus melodías. Publicado en el periódico cultural El Banfileño Clandestino, agosto de 2018 20

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SOL DESNUDO No es fácil transitar por Banfield sin que una turbina empañe mis pupilas con espejos rotos. Así es cómo mi sombra recorre el cuerpo latente de los días. Un mural de nostalgias difusas. Crujientes pasos de Cortázar despeinando su cursiva. Tejados desvaneciendo otros latidos. Otros surcos de neblina. Las añejas arboledas de Beruti hoy resisten el paso del olvido. Un pintor, una estación, un poema 22

derraman salvia por sus arterias. Hoy me asiste la urgencia de abrir nuevos rumbos. Desde estos pasadizos empedrados, les clavo, a las profundida- des, el cuadro de mi silencio. Y le arranco a la cima su columna verde erguida. Y planeo un itinerario boreal. Una exploración que recoja el látigo de una mirada. De ella anhelo que me aborde ansiosa en alguna morada. . . Y, mientras las baldosas de rocíos van crujiendo mis deseos, mis alas vislumbran el surco del horizonte sedien- to. 23

Y comienzo a deambular por los laberintos ignotos. Y me gusta, y me excita palpitar ese encuentro. Un itinerario de malezas. Un enjambre de penumbras y de aromas. De sabores a sueños de un sol desnudo, improvisado y altivo. Impregnada en el vasto desierto, busco ofrecer mis alas a pasadizos secretos. Y me sumerjo en el mapa de mi trayecto. Y, desde el sediento barranco que me habita, van emergiendo curiosas golondrinas. Hoy me asiste la prisa de cruzar el terreno de mi frontera. 24

Ahogo, desde mis penum- bras, el río sombrío de mis miedos. Desnudo su torrente y me entrego a la locura. Al murmullo del incierto. Y en esta tarde de lluvia enardecida, y en los cajones repletos de memorias, abro mis brazos hambrientos. Esos barrotes cristalinos azotando escombros empapa- dos construyeron un puente hacia el charco del abismo. Una liturgia que se la debía a mi instinto. Y, mientras camino por las veredas almendradas, sobre un funeral de hojas 25

muertas, siento el roce de una caricia. Una sensación que eriza mis deseos, ante el viento inminente de la partida. Publicado en el periódico cultural El Banfileño Clandestino, mayo de 2018 26

QUIMERA PERDIDA Somos una quimera de ilusiones y de sueños rotos. Memorias que al viento, dejan huella del silencio. De ese instante de eternidad, de ese manojo de inciertos. Cuando la piel agoniza la herida, cuando la soledad quema en los huesos. 27

AUSENCIAS Y pensar que caminé el ritmo de tu mirada. Y tus pasos cautivos sostuvieron con tus manos la orilla de mi mar enardeci- do. Y fui feliz con ese trozo de mundo en el itinerario perdido de la isla de las golondrinas. pero la arena dejó sus huellas y, en el desierto de la duda, tus persianas cayeron al lúgubre vacío del tiempo. Y el bravío del instante fue devorado por la causa natural del destino. Y las noches atravesaron muros. 28

Recovecos donde solo habita el enigma de lo perdido. Y, sin pausa ni remordimientos, tus pasos firmes dejaron huellas en la arena súbita del olvido. Almas estallando en el viento su profundidad húmeda y cautiva. Lanzas de soledades clavadas en la cima de siluetas de fuego. Horizontes sedientos de miradas furtivas. 29

Y FINALMENTE LLEGASTE Y finalmente llegaste, y la oleada de tu mirada golpeó mis alas dormidas. Y, detrás de los ventanales de tus pupilas, observé calles de rincones y veredas tibias. Y una silueta desconocida atravesó mi presente. Y las mariposas emigraron desde la miel de tu sonrisa. Y mi caverna sufrió una devastación inesperada. Una especie de catástrofe. Otra forma de morir, más allá de tu cursiva. 30

REFUGIOS Me refugio en la distancia para acariciar tu recuerdo. Desde ese sosiego tu mirada me devora. Un imperio que reina en mi naturaleza. Una manera de explotar cada vez que te pienso. Espacios de la calma, vericuetos del alma que no perdonan, que no descansan. 31

SÉ QUE NO PODRÉ DISI- MULAR Sé que no podré disimular, que la próxima será diferente. Que una revolución delatará una catástrofe anun- ciada. Y tu presencia generará sismos de intensidad. No me importan tus océanos, tus sombras, ni tu embria- guez. Soy piedra de tus profundi- dades y laberinto de tu cursiva. Será una devastación la esencia de tu cuerpo. Apocalíptico el instante previo al roce de la tormenta. Encontraremos refugio 32

en la taberna perdida de las letras. Será la excusa perfecta que nos salvará del abismo. Una danza Andoke es el ritual que imagino. Elípticas galaxias en el universo de lo prohibi- do. Un ajedrez de ilusión, el juego que nos habita en esta perversión tímida, no asumida. No fue casual el encuentro: ambos lo presentimos. 33

NO VOY A INVADIR TUS ESPACIOS No voy a invadir tus espa- cios: pertenezco a la esfera de tus sueños. No voy a construir castillos: la libertad es la guarida. Mi piel es hábitat de tus besos. Y perímetro de tus caricias. Un circuito frecuente. El hospedaje idílico del abismo. Una escalera húmeda que me conduce al abismo. Un destino anunciado. Tus manos dibujando mi cuerpo emancipado. No me llevaré la gloria. 34

El sabor de tu piel es el trofeo de mi memoria. El relieve de tus instintos, mi deseo declarado. No voy a invadir tu terreno. El universo sobra cuando el silencio devora. Y mirarte a lo lejos y sentir tu voz en mi pecho. Y escuchar tus latidos. La liturgia extrema de lo prohibido. Una arqueología etrusca son los jardines de tu misterio. Turbulentos estallidos dejan huellas en la historia. Coincidencias que explote- mos en esta quimera perfecta. Recorriendo la silueta osada en la ruta del deseo. 35

LA VENTANA Aquella ventana añeja tenía la virtud de conservar, en su delgada estructura, el indomable paso del tiempo. Sus vidrios empañaban la fortaleza de un secreto. Un enigma develado por el impulso del silencio. 36

MISTERIOS Y PALABRAS El misterio dibujó en la palabra un significado curvo. Una figura amorfa en las líneas de la superficie. La noche y el poeta, almas que se desean. Sabores que pertenecen a la ceremonia del silencio. Porque el espacio aclama la soberanía de la mirada. Una dama callada y atrevida. 37

ATRAVESANDO SUEÑOS Hay que soñar con las golondrinas sobrevolando el desierto, en las gélidas puertas de un amanecer de invierno. Hay que soñar con miradas de terciopelo, atravesando los espejos rotos de una sonrisa. Hay que soñar con un mar rojo de peces hambrientos, brotando de la boca de un soñador sin prisa. 38

VESTIGIOS DE AUSENCIA De manera imprevista, desapareció de la habitación. Esa ausencia dejó secuelas de sus sobras. Como una interminable sábana blanca, cruzó por la ventana de la oscura soledad. 39

SUEÑOS RECURRENTES Recuerdo aquel viaje de otoño. La ruta caía sobre mis hombros. Aquella ventanilla en penumbras me había atrapado nuevamente. Espejos que desaparecían con el súbito amanecer. Relámpagos omniscientes de un camino de lluvia. De cristales rotos, de cielos de neblina sobre mis ojos. 40

Huellas de escarchas en mis huesos. Deseos de piel en mis manos. 41

SOLEDADES Me esperaba callada. La nube de tu cuerpo agonizaba en la noche. Lujurias de estrellas enlazando mis pechos. Una esfinge desnuda. La pose perversa de la partida. 42

LA GUARIDA La noche aullaba soledad. Como un lobo hambriento saciaba la sed de un sosiego instalado. Lentamente se devoraba cada rincón de su cuerpo. Ese balcón era su refugio. Una mirilla hacia el olvido. 43

El MURO ATRAVESADO Y la soledad dibujó el más nítido de sus grises. Y un mural de recuerdos atravesó los cristales de mi ventana. Fue una muerte lenta, una agonía cercana. Un derrumbe inevitable de ladrillos muertos. (Factoría Microrrelatos y Micropoesías. Miembro activo). 44

CUERPO AGONIZANTE ¿Y si te digo que soy lluvia de tu sombra? ¿La gota agazapada en tu mirada? ¿Que mis senos estallan en tu boca? Esta distancia es a esta altura, un cuerpo agonizante. Hoy descubrí al hombre detrás de la penumbra. Hoy tal vez lo desnudé y me afiancé al abrigo voraz de su instinto. Ya existía de antes, aunque no quise asumirlo. Se me escapa tu ausencia. Ella se aleja 45

mientras tu mirada se clava en mi sombra. Y en esa guarida secreta espero al \"hombre\" con mi bolso y con mi silencio a cuestas. Me entrego a su locura, a sus ganas y a las mías. 46

El POETA El poeta, el águila silenciosa que habita en las montañas agrestes de la soledad. Desde la cima de su inmensidad abrazo los silencios de su autonomía. Desmenuza los rincones oscuros de su presa dormida. Es un ave altiva, indomable y fugaz. Desde ese imperio desafiante, despliega en un cielo abismal sus alas de oscuridad. El poeta derriba en su ritual 47

la distancia agonizante de su tiempo. Su acecho al vuelo es el hábitat natural. Un ritual rendido a su memoria en el terreno sigiloso de la libertad. 48

PERVERSA Tenía la maldita ocurrencia de aparecer mientras dormía. Las siestas parecían ser el éxtasis de su maldad. A ella la alteraba de tal manera que no podía con su genio. Odiaba ese grumo de silencio. Esa ventana de olvido era una lujuria encendida, el secreto que guardaba su almohada cada noche encendida. 49

AQUÍ ESTOY YO Aquí estoy yo caminando por la orilla de un mar de penumbras, atrapada por la bruma de mis recuerdos y por la tristeza de mis días. Esperando que el cielo dibuje el tórrido amanecer desde una nube en sepia. Dejando huellas de arena en tu boca que, entre aromas y viento, eriza mi piel. Sabor a sal y a tiempo. Aquí estoy yo sangrando de deseos, y celosa del azul intenso. 50


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