de las Américas 296-297 Adiós a Roberto julio-diciembre/2019 3 Este es el primer número... año LXI 5 Ante la muerte de Roberto Fernández Retamar. Declaración de la Casa Órgano de la Casa de las Américas de las Américas Fundada en 1960 7 Miguel Díaz-Canel Bermúdez • Hay luto en la Casa... por Haydee Santamaría 7 Nicolás Maduro • Toda la solidaridad de los venezolanos... y dirigida a partir de 1965, 7 Evo Morales • Nuestras luchas, nuestras revoluciones... durante más de doscientos cincuenta números, por Roberto Fernández Retamar Para, de, con Roberto Fernández Retamar Director: 8 Roberto Fernández Retamar • A Juan Gelman, en Buenos Aires Jorge Fornet 9 A Fayad Jamís 11 A Roque Dalton Subdirector: 13 Oyendo un disco de Benny Moré Aurelio Alonso 14 Fanon y la América Latina 21 Hacia una intelectualidad revolucionaria en Cuba Consejo de Redacción: Luisa Campuzano, Pablo Armando Fernández, 38 Academia Cubana de la Lengua /AurelioAlonso /Vicente Battista / Frei Jaime Gómez Triana, Marcia Leiseca, Betto / Jorge Boccanera / Miguel Bonasso /AtilioA. Boron / Fernando Nancy Morejón, Zuleica Romay, Butazzoni / Rosalba Campra / Álvaro Castillo Granada / Consejo Caridad Tamayo Fernández, Roberto Zurbano Latinoamericano de Ciencias Sociales / Gabriel Cortiñas Editora-redactora: 48 Roberto Fernández Retamar • Que veremos arder Lorena Sánchez 49 Cuerpo que no está claro 50 Caliban Correctora: 94 Para una teoría de la literatura hispanoamericana Anele Arnautó Trillo 103 Nuestra América y Occidente Diseño y emplane: 133 José Luis Díaz-Granados / Alexis Díaz Pimienta / Ariel Dorfman / Ricardo Rafael Villares Paul Estrade y Mouny Estrade / Laidi Fernández de Juan / Fun- dación Juan Bosch / Mario Goloboff / Julio César Guanche / Realización computarizada: Sergio Gutiérrez Negrón / Eduardo Heras León / Sylvia Iparra- Roxana Monduy guirre / Andrea Jeftanovic Coordinador de producción: 148 Roberto Fernández Retamar • Juana Jorge Alberto Tartabull 149 Aquiles 151 ¿Y Fernández? Redacción: 155 Ahora, en Managua Casa de las Américas, 3ra. y G, 157 Nosotros, los sobrevivientes El Vedado, La Habana 10400, Cuba. 159 A mi amada Teléfonos: (537) 838 2706 al 09, ext. 108 160 Caliban en esta hora de nuestra América 178 Ángel Rama y la Casa de las Américas (537) 836 7601 Correo electrónico: [email protected] Sitio web: www.revistacasa.casadelasamericas.org Suscripción: [email protected] Precio del ejemplar en Cuba: $ 5 (MN)
Cuatro números por año. 198 Noé Jitrik / Francisco López Sacha / Sergio Marelli / Eugenio Marrón / Toño Martorell / Roberto Méndez / Selena Millares / Mario Roberto Cada trabajo expresa la opinión de su autor. Morales / Freddy Ñáñez / Hildebrando Pérez Grande /Ana Pizarro / Graziella Pogolotti / Elena Poniatowska La opinión de la Casa de las Américas se expresa en los editoriales y en notas 218 Roberto Fernández Retamar • Otro poema conjetural que así lo indiquen. 220 Tumbas y mar 221 José Lezama Lima y su visión calibanesca de la cultura En los casos de colaboraciones que no haya 231 Alfredo Prieto / Francisco Proaño Arandi / Margaret Randall / solicitado, la revista no se compromete a devolver los originales ni a mantener Alessandra Riccio / Hugo Rivera-Scott / Raúl Roa Kourí / Grínor correspondencia. Rojo / John Saxe-Fernández / Boaventura de Sousa Santos / Luis Toledo Sande / Omar Valiño / Raúl Vallejo / Arístides Vega Chapú Inscrita como impreso periódico en la Dirección Nacional de Correos, 243 Al pie de la letra Telégrafos y Prensa. Permiso No. 81222/153. 257 Recientes y próximas de la Casa Este número ha sido impreso gracias 262 Colaboradores/Temas al apoyo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso). 264 Índice de Casa de las Américas 2019 © Casa de las Américas, 2019 ISSN 008-7157 Portada: Raúl Martínez: Para un poeta, un poema. S/f, técnica mixta /cartulina Contraportada: Juan David: Caricatura, tinta y tempera/cartulina
ADIÓS A ROBERTO Revista Casa de las Américas No. 296-297 julio-diciembre/2019 pp. 3-4 Este es el primer número de la revista Casa de las Américas que Roberto Fernández Retamar no alcanzará a ver. Resulta difícil imaginar que nunca volveremos a contar con su ca- pacidad de convocatoria y de diálogo, que ya no dispondremos de su sabiduría y su cultura infinitas, ni de su vocación a toda prueba, su pasión encendida y su aguzado sentido crítico. No contaremos con sus microscópicas y enrevesadas anotaciones al margen, esas que acompañaron miles y miles de páginas de colaboraciones, leídas minuciosamente por él a lo largo de casi cincuenta y cinco años. Es mucho lo que nos falta ahora que Retamar no está. Pero es mucho más lo que le deja a la Casa de las Américas toda y a esta revista en particular, después de dirigirla durante más de doscientos cincuenta números. Cuando Haydee Santamaría lo invitó a encabezarla en 1965, nuestra publicación ya había ido ganando un espacio notable entre sus homólogas del Continen- te, contaba con colaboradores de primera línea y con algunos números sobresalientes. Pero desde aquel número 30 en que Retamar comenzó a dirigirla, la revista se fue consolidando –y gracias en primer lugar a él–, como punto de referencia y uno de los medios más leídos e influyentes entre la intelectualidad de izquierda del Continente. Sin dejar de ser, ante todo, el pro- yecto de una institución, Casa de las Américas tuvo también el indeleble sello de su director. 3
Este número es el homenaje más inmediato y Los demás textos –los debidos a otros cola- explícito que podemos ofrecerle, preámbulo de una trayectoria futura que será parte del legado boradores– fueron escritos a raíz de la desapa- de su máximo inspirador y responsable. Además de la Declaración que la Casa de las Américas rición de Retamar. Son mensajes, evocaciones, hizo pública inmediatamente después de su muerte, de los mensajes de los presidentes Mi- acercamientos diversos a su figura y su obra. La guel Díaz-Canel Bermúdez, Nicolás Maduro y Evo Morales; además de ello, repetimos, ocupa abundante aparición de unos y otros también la mayor parte de esta entrega una selección de textos de Retamar aparecidos en esta misma nos ha obligado a prescindir de muchos que revista, algunos de ellos antes, incluso, de que él comenzara a dirigirla. habrían merecido ser incluidos en estas páginas. Siguiendo el modelo de la colección Materiales Por su parte, la sección «Recientes y próximas» de la revista Casa de las Américas, creada por él y de la que nuestro Fondo Editorial ha publicado reproduce parte de las palabras pronunciadas, varios títulos, hemos seleccionado parte de las colaboraciones más sobresalientes de Retamar en el homenaje que se le brindó a Retamar en en las páginas de esta publicación, muestra de su amplio espectro intelectual. Por inevitables la sala Che Guevara de la Casa el pasado 27 de razones de espacio debimos prescindir de muchas otras no menos valiosas.Algunas han aparecido en septiembre. los números más recientes de la revista o lo harán en próximas publicaciones de la Casa, y resultan, A raíz de la muerte de Cortázar, nuestra revista por tanto, más accesibles. Es preciso aclarar que si bien se brinda información sobre la fuente de cada le dedicó un número doble (145-146, de 1984). uno de los textos incluidos, no reproducimos aquí las versiones originales. Su autor era obsesivo Los disímiles textos reunidos allí (cartas de las revisando y retocando sus propios textos, y hemos respetado ese perfeccionismo, de manera que el que él era autor o destinatario, ensayos, evoca- lector encontrará en estas páginas las versiones definitivas, cuando sea el caso. ciones y poemas de decenas de colaboradores) fueron agrupados bajo el nombre «Para, de, con Julio Cortázar». Hemos querido retomar ese título (debido, obviamente, al propio Retamar) para encabezar la sección central de este número. Las fotografías y obras que lo ilustran pertenecen tanto al Archivo de la Casa de las Américas como a la colección particular del homenajeado, custodiada hoy por su hija Laidi Fernández de Juan, a quien agradecemos la generosidad de facilitárnoslas. Dentro de pocos meses Casa de las Améri‑ cas cumplirá sesenta años de vida y alcanzará la insólita cifra de trescientos números. Seguir sosteniendo este empeño, hacerlo digno de su pasado y de eqsueilenmefujoerraadsiuósaalmRaobpeorrtom. ács de medio siglo, 4
Ante la muerte Revista Casa de las Américas No. 296-297 julio-diciembre/2019 pp. 5-6 de Roberto Fernández Retamar. Declaración de la Casa de las Américas «Puso a disposición de los hombres lo que tenía de inteligencia. // [...] Les entregó lo que tenía de co- raje. // [...] Hizo su parte, llegado el momento // [...] al final, declaró que volvería a empezar si lo dejaran». Así se expresaba el poeta en los versos titulados «Sería bueno merecer este epitafio», y así lo recordamos. La muerte de Roberto Fernández Retamar es una pérdida irreparable para la cultura cubana. Desde que se dio a conocer en 1950 con el poemario Elegía como un himno, su obra fue abriendo cauces y marcando hitos en la poesía de lengua españo- la, a la que legó textos que quedarán para siempre como «Felices los normales», «¿Y Fernández?» o «Con las mismas manos». No menos relevantes son sus penetrantes y esclarecidos en- sayos, que ponen en evidencia la vastedad de su pensamiento y la magnitud de su labor intelectual, tanto si recordamos ese clásico de la reflexión latinoamericana y caribeña, «Caliban», como si pensamos en Para una teoría de la literatura hispa‑ noamericana, en su fervorosa pasión por la obra martiana, o en sus lúcidos ensayos sobre el papel del intelectual y los procesos de descolonización cultural en nuestra América. Es imposible disociar su nombre de la historia de la Revo- lución Cubana, separarlo de un fenómeno que ha sido asunto e inquietud permanente, tanto como escenario vital y caja de resonancia de su figura y su obra. 5
Sería mucho ya si ese fuera el legado de descomunal e inconclusa tarea de la integración Roberto, pero a su obra literaria habría que cultural de la América Latina y el Caribe. añadir su labor docente y su inigualable faceta de editor, que lo llevó a dirigir diversas revistas En ocasión de la dolorosa pérdida de Haydee, antes de asumir en 1965 la dirección de Casa la Casa de las Américas dio a conocer una decla- de las Américas, para consolidarla como uno ración –en la cual se transparenta la escritura de de los más importantes referentes culturales de Roberto– que concluía afirmando: «Es necesario nuestra América. decir que estará con nosotros, en nosotros. [...] Pero desde ahora somos más pobres, aunque nos Pero aún haría más, al frente de la Casa de las acompaña para siempre el honor de haber traba- Américas toda desde 1986, como continuador de jado bajo su guía, bajo su aliento, que seguimos la heroína y fundadora, Haydee Santamaría, y del sintiendo, orgullosos y entrañablemente conmovi- gran pintor Mariano Rodríguez. El privilegio de dos, a nuestro lado». Esas palabras siguen siendo que Roberto presidiera en las últimas décadas válidas para Haydee, tanto como lo son para este esta Casa contribuyó a que –bajo su conduc- entrañable hermano suyo que acaba de dejarnos. ción– ella apostara por el riesgo sin dejar de ser fiel a sí misma, al espíritu que la vio nacer en la Ldeasinhfiancietamtorisstneuzeas,tqrauserpidaroaRtio, beenrteos. tec momento Con Mariano Rodríguez y Haydee Santamaría en el Premio Casa de 1980 6
Miguel Díaz-Canel Bermúdez Revista Casa de las Américas No. 296-297 julio-diciembre/2019 p. 7 Presidente de la República de Cuba Hay luto en la Casa de la intelectualidad latinoamericana, en Cuba y en nuestra América. Retamar ha muerto. Abrazo sentido a su hija Laidi y a toda su familia de sangre y de la Casa de las Américas. Querido Roberto, gracias por dejarnos obra, lucidez y compromiso. Nicolás Maduro Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Toda la solidaridad de los venezolanos con el pueblo cuba- no, ante la irreparable partida física de Roberto Fernández Retamar. Un poeta excepcional y uno de los más grandes de la cultura cubana. Envío mis sentidas condolencias al movi- miento cultural cubano, familiares y amigos. Evo Morales Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia Nuestras luchas, nuestras revoluciones no son nada sin el apoyo de la cultura. Enviamos nuestras condolencias al pueblo cubano y familiares de Roberto Fernández Retamar. Nos quedan sus ideas que inspiran el rumbo de los pueblos libres que mantienen vivo su legado de resistencia. 7
Revista Casa de las Américas No. 296-297 julio-diciembre/2019 pp. 8-9 PARA, DE, CON ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR A Juan Gelman, en Buenos Aires* «¿alguien se llama juan? ¿quién se llama roberto todavía?» J.G. Aquí donde ya casi todo se llama juan, Alguien que todavía (aunque no por demasiado tiempo) se llama roberto, Te dice que tu carta del sur le ha traído en sus alas Una nueva tristeza. Las cartas, a la verdad, no deben hacer llorar Como la tuya ha hecho. En vano el mar Está ahí, al lado, porque el propio mar corre, Leyendo tu carta, hacia el frágil poblancón de pescadores, Y subiendo precipitado las maderas, dejando atrás el vino y los panes Con pescado, no deteniéndose ante nada, se va a buscar el banco Alto donde estás sentado, lágrima en mano, donde no estás sentado Y podemos buscar sin hallarte hasta que la noche se traga banco y pueblo Y vuelve el mar cariacontecido al mar. En cambio, hay Gente canturreando en una bodega, Un puñado de soldados muy jóvenes que bajan de la loma, Y niños desperdigados bajo los flamboyanes, asomándose al escenario, Apedreando la sombra de una chiva. ¿Qué más, Juan, qué más? Ah, no molestes. * Este poema y los dos siguientes fueron publicados en Casa de las Américas, No.13-14, julio-octubre de 1962, pp. 27-30. 8
¿Acaso no ha habido siempre tristeza en el corazón del hombre? ¿Acaso la tristeza no nos acompaña con más fidelidad que un perro? Mi perro va conmigo, y me recuerda La soledad de la noche, me recuerda que charlamos Hasta que ya no quedó espacio entre memoria y esperanza. Hay la Revolución, el amor inmenso de la Revolución Que es un amor de hombre y mujer Que fueran todos los hombres y todas las mujeres. El oído se inclina sobre el pecho del pueblo Y distingue en el estruendo una voz, y (aunque triste) sigue feliz calle arriba, Sabiendo que esta es sin duda nuestra Revolución, Mientras allá se deshojan unas ramas, atruenan los gorriones, arde un fuego, Alguien baja silbando, se desbarata el ronco mar. A Fayad Jamís Por poco olvidamos para siempre aquel primer encuentro. Revista Casa de las Américas No. 296-297 julio-diciembre/2019 pp. 9-11 Afortunadamente no ha sido así: por aquí andas Todavía, entregando a un vejete aquel libro de carátula rizada Y verde. Tienes cara de tomar en serio ese hecho, Y por todas partes la provincia sopla en ti como en un acordeón. Hay todavía a la puerta, entre olor de frituras y de mar, Y gente que pasa voceando periódicos chorreados de noticias Y un billetero cojo, y muchas otras cosas; hay todavía a la puerta, Algo después, dos muchachos recelosos que hablan de poesía. Creo que éramos muy jóvenes, pero no estoy seguro. Probablemente Es ahora que somos jóvenes, y entonces teníamos mil años cada uno. Tus mil años habían transcurrido entre pueblos que se espolvorean En el mapa, y dejaban sabor a ómnibus, a guitarra, a hierba. Pero los más tremendos iban a ser los próximos mil años. 9
Cuando siglos después, subí aquella escalera De la calle Reina, lo supe así. Era en vano subir, porque no se subía Hacia la luz. Aquella mentira verdadera era una vida De poeta, y aquel camastro en que yacías, y aquellos libros Echados entre zapatos, eran un cuarto de poeta. Creo que has hablado Bastante de las moscas, la escalera, el polvo, algún sillón, los amigos, Así se hacía la poesía entonces. Pero era duro y lejano, Y un día apareciste en París, desde luego. En París Te fui a ver entre lechugas y botellas vacías de vino, Al fondo de no sé qué fondo, más atrás, a la derecha, Doblando luego, encogiéndose, agachándose hasta pasar detrás De lo más escondido, y luego, todavía un poco más atrás. Allí te encontré, no sin antes esquivar unos cajones grandes como / abuelos. Pero al fin llegué; o mejor, llegó mi abrigo y me arrastró. Y volví a ver el camastro que te habías llevado a cuestas Dios sabe cómo, a través del océano y calle Daguerre arriba. Pero en realidad, mi querido Moro, me parece que todavía no habíamos / empezado a hablar. Teníamos tantas cosas que callar, cada vez que íbamos a decirnos algo Transcurrían muchos años, pasaba un vendedor de frutas, Llegaba un policía o algo por el estilo. Y lo dejábamos para más ver. Para menos oír. Entonces llegó la Revolución. Entonces llegó la Revolución. Y tuvimos tantas cosas que decirnos, De repente, en torno a un viejo soldado muerto, Mientras alguien leía sus antiguos poemas en la Universidad, Junto al mar de Casablanca donde casi todo sucede, Especialmente si hay estrellas en la noche. Lo demás no es historia, no es memoria: De aquella brújula pequeña y herbosa en la mano de un niño, De aquel polvo, aquellos pasos en la penumbra semicerrada, Claro que iba a levantarse esta guitarra limpia que hoy celebramos 10
Los amigos de ayer y sobre todo los amigos en el porvenir Revista Casa de las Américas No. 296-297 julio-diciembre/2019 pp. 11-12 Donde seguiremos cantando canciones bellas como las que soñamos Hace doce años, a la puerta del caserón, entre olor a frituras Y sabor marino y periódicos en los que en vano buscábamos entonces Esas noticias que hoy florecen en las páginas ¿de los periódicos?, / ¿de los poemas? A Roque Dalton Roque Dalton, caramba, La verdad es que no esperaba encontrarme tu poesía En aquel montón, y de pronto Empezaste a escupir y a reírte desvergonzadamente De tantas cosas, y supe Que allí estaba un poeta. Luego fue entrando cada vez más, Por puertas y ventanas, en aquel libro Que los profesores pudibundos no van a poder Enseñar a sus alumnos, Y del que van a tener que sacar con cuidado Los versos si es que quieren mostrarlos en las antologías. (Cosa que, por lo demás, deben hacer Para que los muchachos les tiren piedras después). Da la impresión de que de tus poesías Salen desbaratándose y manchando esas palabras que parecen tan / poderosas a los niños (Aunque después averiguaremos melancólicos que son como las otras); Palabras con las que uno esperó una pequeña fama en el barrio, Y apenas lee ahora en los libros con que sustituimos el haber dejado de / ser niños. Verdaderamente, me encontré muchas cosas en tu poesía. Desde luego, había cárcel, había recuerdos, había insultos, 11
Había amores sobre la hierba como el del toro y la vaca, Había muchachas fragantes y viejas menos fragantes. Había amigos, había viajes, Había la desdicha y el crimen, la estupidez y la cobardía, Los tiranos y los tontos. Y había la Revolución tal como la hacen los hombres (no los libros), Llena de coraje y cosas, grande como un fuego, con odio a tus curas Y con ganas de cobrársela de una vez para siempre Al embajador americano. Para qué te voy a decir otras cosas: en nuestra isla vienen bien Estos desparpajos de puma borracho. Ya ves cómo está listo nuestro aire para rajar el mundo. cLa Habana, marzo-abril, 1962. Reunión del Comité de Colaboración de la revista Casa de las Américas en 1967. De izquierda a derecha: Ángel Rama, Roque Dalton, Manuel Galich, RFR, Genoveva Daniel, Marcia Leiseca, Julio Cortázar y René Depestre. 12
Oyendo un disco de Benny Moré* Es lo mismo de siempre: ¡Así que este hombre está muerto! ¡Así que esta voz Delgada como el viento, hambrienta y huracanada Como el viento, es la voz de nadie! ¡Así que esta voz vive más que su hombre, Y que ese hombre es ahora discos, retratos, lágrimas, un sombrero Con alas voladoras enormes –y un bastón! ¡Así que esas palabras echadas sobre la costa plateada de Varadero, Hablando del amor largo, de la felicidad, del amor, Y aquellas, únicas, para Santa Isabel de las Lajas, De tremendo pueblerino en celo, Y las de la vida, con el ojo fosforescente de la fiera ardiendo en la sombra, Y las lágrimas mezcladas con cerveza junto al mar, Y la carcajada que termina en punta, que termina en aullido, que termina En qué cosa más grande, caballeros; ¡Así que esas palabras no volverán luego a la boca Revista Casa de las Américas No. 296-297 julio-diciembre/2019 p. 13 Que hoy pertenece a un montón de animales innombrables Y a la tenacidad de la basura! A la verdad, ¿quién va a creerlo? ¿NNoosoetrsotasmmoissmhaobs,lacnodnonaohsoerram? ács que nosotros mismos, * Publicado en Casa de las Américas, No. 22-23, enero-abril de 1964, p. 59. 13
ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR Fanon y la América Latina* Revista Casa de las Américas No. 296-297 julio-diciembre/2019 pp. 14-20 Los condenados de la tierra1 no es el primer trabajo de Frantz Fanon que aparece publicado en Cuba. En 1961, por ejemplo, el libro Argelia, año 7 (La Habana, Editorial Van- guardia Obrera), que debía a Fanon incluso el título, recogió, entre otras colaboraciones, su ensayo «La familia argelina en la revolución», proveniente de L’an V de la révolution algé‑ rienne (1959). Pero esta edición de ahora es la que lo ha dado a conocer ampliamente entre nosotros. Nacido a mediados de la década de 1920 en Martinica, Fanon perteneció a la generación de hombres de los países subdesa- rrollados que están cambiando el curso de la historia: Fidel Castro, Ben Bella, Nasser (un poco mayor en edad), Lumumba, asesinado por el imperialismo en sus primeros pasos políticos, son algunos de sus nombres.2 Fanon, además, hijo de América, * Publicado en Casa de las Américas, No. 1 Frantz Fanon: Los condenados de la tierra, pref. de Jean-Paul Sartre, trad. 31, julio-agosto de 1965. de Julieta Campos, La Habana, Ediciones Venceremos, 1965. 2 De esta generación ha escrito el propio Fanon: «Cada generación, den- tro de una relativa opacidad, tiene que descubrir su misión, cumplirla o traicionarla. En los países subdesarrollados, las generaciones anteriores han resistido la labor de erosión realizada por el colonialismo, y al mis- mo tiempo han preparado la maduración de las luchas actuales. Hay que abandonar la costumbre, ahora que estamos en el corazón del combate, 14
formado profesionalmente en Francia (fue médi- En el prólogo al libro, Sartre nos adelanta co siquiatra) y enraizado por último en Argelia, que para Fanon «la verdadera cultura es la re- con cuya revolución libertadora estuvo vinculado volución». Podría habernos dicho igualmente hasta sus últimos días, es un ejemplo admirable de que la verdadera patria de un colonizado es una ese hombre nuevo que, en el seno de los países co- colonia en revolución. Nuestras revoluciones son loniales, se siente uno frente al enemigo común. una sola revolución, y por eso nuestros países, No es el menos conmovedor de los pasajes de al parecer heterogéneos, forman una unidad. su libro, aquel en que oímos decir a este hombre ¿Y cuáles son esos países nuestros? Indudable- que en Europa sintió y analizó lúcidamente su mente, los que ahora llaman subdesarrollados o condición de negro entre blancos:3 «Nosotros, del tercer mundo; los que Marx nombró alguna los argelinos...» (175). He aquí una prueba de la vez «secundarios», y son conocidos, en general, unidad de nuestro mundo. Por cierto que en la como las colonias. «El Tercer Mundo», dice América Latina conocemos bien este préstamo de grandes figuras de una tierra a otra, y es po- haría pública el 3 de octubre de ese año, ratifica dra- sible que ningún otro país nuestro, a lo largo de máticamente lo que dije en aquellas líneas. Por otra su historia, se haya beneficiado más con esto que parte, el parentesco entre Fanon y el Che Guevara es la propia Cuba: el dominicano Máximo Gómez, considerable. No es extraño que Los condenados de la que dirigió nuestras tropas contra España; el ve- tierra se publicara en Cuba a sugerencia del Che. La nezolano Carlos Aponte, que después de pelear cercanía de estos dos hombres abarca incluso aspectos en las filas de Sandino murió junto a Guiteras, profesionales: Fanon fue médico siquiatra, y el Che y el argentino Ernesto Che Guevara son solo es médico, y se sintió atraído a la medicina, según me algunos ejemplos.4 dijo, por las obras de Freud. Fanon adquirió una sólida formación cultural en Francia, y el Che, aunque más de reducir al mínimo la acción de nuestros padres o autodidacto, es buen conocedor de literaturas hispánicas fingir incomprensión frente a su silencio o su pasividad. y francesa, y versado en varias disciplinas científicas. Ellos lucharon como pudieron, con las armas que poseían Ha escrito versos, y escribe una excelente prosa. Pero entonces, y si los ecos de su lucha no repercutieron en la ambos descubrieron la imposibilidad de aplicar mecá- arena internacional, hay que ver la razón menos en la falta nicamente formas europeas para interpretar y expresar a de heroísmo que en una situación internacional funda- nuestros países, exaltaron la violencia y defendieron la mentalmente diferente [...]. // Nuestra misión histórica, dolorosa especificidad de nuestro mundo. Para ello los para nosotros que hemos tomado la decisión de romper ayudó el desplazamiento físico más allá de sus fronteras las riendas del colonialismo, es ordenar todas las rebel- nacionales, la certidumbre de pertenecer a una vasta días, todos los actos desesperados, todas las tentativas comunidad de desheredados. Si Fanon va a identificarse abortadas y ahogadas en sangre» (Los condenados..., con un país africano que le permitirá comprender al pp. 190-191). tercer mundo en su conjunto, el Che Guevara, después de desempeñar una tarea de primer orden en la revolu- 3 Frantz Fanon: Peau noire, masques blancs, París, Edi- ción latinoamericana, será impresionado vivamente por tions du Seuil, 1952. África, antes de partir hacia «otras tierras del mundo». Más completo aún que el martiniqueño, el argentino, 4 Este texto fue escrito a mediados de 1965, cuando uno de los hombres más conmovedores y ejemplares se ignoraba aún que el Che Guevara había salido de de este siglo, ha podido estar, en la acción, a la altura Cuba. La carta suya dirigida a Fidel Castro que este de su pensamiento, y todavía nos reserva sorpresas y lecciones (Nota de agosto de 1966). 15
Sartre, «se descubre y expresa a través de esa gunda Guerra Mundial, y especialmente a partir voz». Conviene poner en claro el sentido de ese de 1948, en que queda consolidado en Europa el término que hace unos pocos años está en boga: conjunto de las democracias populares (lo que tercer mundo. permite un fortalecimiento notable del socialis- mo en el mundo, y una consiguiente debilitación No hay demasiada claridad sobre esta expre- del capitalismo), lo más sobresaliente de la his- sión. Pero no cabe duda de que ha ido imponién- toria ha sido la obtención de la independencia dose, y ya que todos la usamos, necesitamos saber por muchos de estos países subdesarrollados, a qué atenernos a propósito de ella. En el que quizá pertenecientes pues al tercer mundo, y el paso sea el libro más reciente sobre el tema, Le pillage de no pocos de ellos al socialismo: en 1949, du tiers monde, (París, Maspero, 1965), su autor, surge la República Popular China, e Indonesia se Pierre Jalée, después de expresar sus reparos al independiza; en 1950 la India, y en 1953 Egip- término, nos da esta clasificación de los países to, se convierten en repúblicas; en 1954, tras la en la actualidad: magnífica victoria indochina de Dien Bien Phu, estalla la insurrección argelina. Grupo de países socialistas: Unión Soviética, democracias populares de Europa, compren- Para entonces, ya puede hacerse un primer dida Yugoslavia, China, Mongolia, Corea del balance de la descolonización. Ese balance tiene norte, Vietnam del norte, Cuba. lugar al año siguiente, 1955, en Bandung. No Grupo de países capitalistas: cabe duda alguna: los pueblos de color entran A) Zona del imperialismo: los Estados Unidos en escena. En 1956, el año del xx Congreso del y Canadá, Europa excepto la Unión Soviética PCUS y de los sucesos de Budapest, Nasser na- y las democracias populares, Japón, Israel, cionaliza el canal de Suez, fracasa la intervención Australia y Nueva Zelandia. anglofrancesa, y Fidel Castro desembarca en B) Tercer Mundo: América excepto los Esta- Cuba; en 1958, se constituye la RAU, se forma dos Unidos, Canadá, y Cuba; África completa; el GPRA y Guinea se independiza; en 1959, la Asia, excepto los países socialistas, Japón e Revolución Cubana llega al poder, y en 1960 el Israel; Oceanía, excepto Australia y Nueva Congo obtiene su independencia, con Lumumba Zelandia [12]. al frente. Se ha ido más lejos que cuando Ban- dung: los tres continentes «atrasados», todas las Naturalmente que esta clasificación, que por «razas» participan ya de la descolonización. A lo menos tiene la virtud de existir y de ser clara, la luz de estos hechos, y especialmente de sus es discutible: véase el propio caso de Cuba, por experiencias directas en la lucha independen- mencionar un solo ejemplo, que, siendo un país tista argelina, Fanon escribe Los condenados de gobierno marxista-leninista, participa en las de la tierra. Se trata de un nuevo balance del reuniones de «países no alineados», junto a aque- proceso, donde se recogen y depuran las expe- llos del tercer mundo que, a diferencia del resto riencias, y se incita a nuevas luchas. Aunque de la América Latina, tienen políticas exteriores Argelia obtendría su independencia al año independientes. Por otra parte, a partir de la Se- siguiente, sabemos que a partir del asesinato 16
de Lumumba, gran amigo de Fanon, en 1961, ble el caso de Cuba. El libro, sin embargo, está el imperialismo ha recrudecido los medios a escrito desde una perspectiva anterior a Girón y su alcance para intentar (vanamente) frenar la a la declaración por Fidel del carácter socialista descolonización: los nuevos acontecimientos de nuestra Revolución. (Solo una nota al pie, en el Congo, Vietnam y Santo Domingo son en la página 92, parece haberse hecho después un índice claro de ello. Pero ya esto escapa a de esos acontecimientos). En cualquier caso, su la visión de Fanon, muerto de leucemia hace muerte prematura impidió a Fanon ratificar, en cuatro años, a raíz de aparecido su libro.5 el caso de Cuba, en qué forma un país del tercer mundo, al acometer su revolución radical, ve El primer capítulo, «La violencia», es también cómo esa revolución es socialista, sin por ello el más importante: aquel que expone y sustenta perder, antes al contrario, su fuerza de creación la tesis central del libro. La descolonización solo y originalidad. puede obtenerse por la violencia, «la partera de la historia». En el ejercicio de esa violencia, Sin duda en este capítulo –y en el siguiente, el colonizado se hace otro, un hombre nuevo. «Grandeza y debilidad del espontaneísmo», Por otra parte, ese proceso debe realizarse to- que es su complemento– encontramos no pocas mando en consideración los rasgos específicos observaciones válidas para nosotros los lati- de los países del tercer mundo, sin apresurarse noamericanos, pues aunque el libro se dirige de a aceptar fórmulas válidas para otras zonas. preferencia a los pueblos africanos, contempla Fanon llega a afirmar: «los análisis marxistas el horizonte general de nuestros países todos, deben modificarse ligeramente siempre que se con problemas comunes en no pocos puntos. aborda el sistema colonial». El propio Lenin Cuando Fanon nos habla del papel radical del había dicho que lo más esencial del marxismo, campesinado, de las guerrillas, del surgimiento el alma viviente del marxismo, era el análisis de nuevas organizaciones revolucionarias, con concreto de las situaciones concretas. No es pues cuadros que se reducan en la lucha campesina, sorprendente lo que propone Fanon. Pero a él le ¿cómo no pensar en nuestras tierras? ¿Cómo interesa subrayar, dramáticamente, la necesidad no sentirnos involucrados cuando Fanon nos que tenemos de arribar a soluciones propias, de recuerda, con vehemencia, algo que Marx ya pensar con nuestra cabeza, de ser originales no había señalado en El capital: que el mundo de- por prurito de novedad, sino por fidelidad. Para sarrollado se ha hecho gracias a nosotros, sobre que ello no sea confundido en forma alguna –y nosotros? Marx escribió: no es esa intención de Fanon, como lo reitera Sartre en su prólogo– con la defensa de una El descubrimiento de los yacimientos de oro ilusoria «tercera vía», sirve de ejemplo admira- y plata de América, la cruzada de exterminio, esclavización y sepultura en las minas de la 5 Véase una cálida evocación de los últimos días de Fanon, población aborigen, el comienzo de la con- y en general de varios contactos con él, en el último tomo quista y el saqueo de las Indias Orientales, la de las memorias de Simone de Beauvoir: La force des conversión del continente africano en cazade- choses, París, Gallimard, 1963, pp. 619-624, 633-635. ro de esclavos negros: son todos hechos que 17
señalan los albores de la era de producción excepción. Confesemos que es una dura prueba, capitalista. Estos procesos idílicos represen- pero, a la vez, que solo así contribuiremos a tan otros tantos factores fundamentales en el evitar males de otros, y también a entendernos movimiento de la acumulación originaria [Ed. a nosotros mismos. Es un ejercicio de humil- cubana, La Habana, 1962, I, p. 688]. dad; también de autoconocimiento. Oigamos a Fanon en el capítulo tercero, «Desventuras Fanon corrobora hoy: de la conciencia nacional». Como para él «en los países subdesarrollados la etapa burguesa Europa [y, desde luego, también los Estados es imposible», nuestros países le sirven para Unidos] se ha inflado de manera desmesu- mostrar (casi pudiéramos decir que experimen‑ rada con el oro y las materias primas de los talmente), sobre todo a África, para qué sirve países coloniales: América Latina, China, nuestra viceburguesía: África. De todos estos continentes, frente a los cuales la Europa de hoy eleva su torre La burguesía nacional organiza centros de opulenta, parten desde hace siglos hacia esa descanso y recreo, curas de placer para la misma Europa los diamantes y el petróleo, burguesía occidental. Esta actividad tomará la seda y el algodón, las maderas y los pro- el nombre de turismo y se asimilará circuns- ductos exóticos. Europa es, literalmente, la tancialmente a una industria nacional. Si se creación del tercer mundo [96]. quiere una prueba de esta eventual transfor- mación de la burguesía excolonial en organi- El juicio, pues, sobre lo que nosotros somos zadora de fiestas para la burguesía occidental, capaces de provocar en belleza y esplendor, vale la pena evocar lo que ha pasado en la podemos anticiparlo desde ahora en Europa y América Latina. Los casinos de La Habana, los Estados Unidos; y al revés: el juicio sobre de México, las playas de Río, las jovencitas los crímenes y las devastaciones del capitalismo brasileñas o mexicanas, las mestizas de trece debe hacerse, sobre todo, aquí: no en Europa, años [142-143]. sino en el Congo; no en los Estados Unidos, sino en Vietnam. Solo el tercer mundo conoce en toda ¿Pero no han tenido nuestros países gobiernos, su integridad el horror del capitalismo. De ahí su delegados internacionales, banderas, himnos, carácter de encrucijada esencial de nuestros días. escudos, ejércitos? Pero a nosotros los latinoamericanos el libro La América Latina, formada por países inde- no solo nos ofrece meditaciones de esta natura- pendientes con representaciones en la Onu y leza, válidas para toda la comunidad de pueblos con moneda propia, debería constituir una lec- subdesarrollados, y la misma certidumbre de ción para África. Esas antiguas colonias, desde que esa comunidad existe, sino además nos su liberación, sufren en medio del terror y las invita a ofrecer nuestra historia inmediata a los privaciones la ley de bronce del capitalismo demás países del tercer mundo como ejemplo occidental [92, n.]. de desbarajuste y fracaso, con alguna que otra 18
Y en los gobiernos que hemos contraído, países laterales: «El pueblo cubano sufrirá, pero ¿qué pueden aprender los países curiosamente vencerá [...]. También los Estados Unidos van a llamados nuevos? retroceder un día, quizá ante la voluntad de los pueblos. Ese día lo festejaremos, porque será Lo mismo que la burguesía nacional esca- un día decisivo para los hombres y mujeres del motea su etapa de construcción para entre- mundo entero» (92, n.). garse al disfrute, en el plano institucional salva la etapa parlamentaria y escoge una En cierta forma, el libro de Fanon, en su as- dictadura de tipo nacional socialista. Ahora pecto más estructurado al menos, concluye con sabemos que esa caricatura de fascismo este tercer capítulo. Y, sin embargo, los otros dos que ha triunfado durante medio siglo en la capítulos de que también consta distan mucho América Latina es el resultado dialéctico de ser meros añadidos: uno («Sobre la cultura del estado semicolonial de la etapa de in- nacional») es una comunicación dirigida al Se- dependencia [159]. gundo Congreso de Escritores y Artistas Negros, Roma, 1959;6 otro («Guerra colonial y trastornos En otras palabras: a los ojos de Fanon, la mentales»), es un conjunto de hojas clínicas en América Latina ha resultado un conejillo de que se nos da a conocer una serie de alteraciones Indias para las otras regiones subdesarrolladas. síquicas provocadas por la guerra. En este últi- En nuestras vacunas pueden ellas contemplar mo, el siquiatra que nunca dejó de ser Fanon nos qué les ocurrirá si persisten en aspirar a una im- ofrece in vivo la prueba de cómo el sicoanálisis, posible etapa burguesa, realizable en el siglo xix al margen de sus aberraciones evitables, es fértil, para los países en vías de desarrollo; entre los desde una perspectiva marxista, para la compren- cuales, por cierto, no se encontraba España, y sión y curación de numerosos casos. Más allá menos aún sus desprendimientos ultramarinos. de la polémica, que puede hacerse bizantina, en Para esos países, como lo había anunciado ya torno a la sobrevivencia parcial del freudismo a nuestro Mariátegui, solo una solución es posi- la luz del pensamiento marxista, Fanon ofrece ble hoy. En su prólogo, la resume así Sartre: aquí ejemplos, experiencias. «Fanon explica a sus hermanos de África, de Asia, de la América Latina: realizaremos todos En el capítulo «Sobre la cultura nacional» no juntos y en todas partes el socialismo revolu- podemos entrar sin que de nuevo América nos cionario, o seremos derrotados uno a uno por dé en la cara. Esta vez, no necesariamente por- nuestros antiguos tiranos» (15). Es natural que, que ella nos sea nombrada, como en el capítulo a partir de este criterio, Fanon se refiera de modo especial a la Revolución Cubana, como 6 Es interesante confrontar esta con su intervención en el aquel movimiento que significa para nuestro Primer Congreso, París, 1956, que ha sido publicada con Continente la salida del criptocoloniaje en que el nombre «Racismo y cultura» en su libro póstumo Pour hemos sido situados, hermanándose por ello al la révolution africaine (écrits politiques), París, Maspe- vasto movimiento de descolonización de los ro, 1964. Este libro, que contiene varios trabajos suyos escritos durante la guerra argelina y publicados la mayor parte en periódicos, es un importante complemento de Los condenados... (Hay edición cubana. Nota de 1967). 19
tres; sino porque esa anhelante búsqueda de los latinoamericanos es la de la mayoría de los nuestro ser nacional ha sido un tema obligado pueblos de la periferia. Por primera vez, desde para nuestros escritores durante todo el siglo xx hace más de trescientos años, hemos dejado (Ariel, de Rodó, es de 1900; Lima, la horrible, de de ser materia inerte sobre la que se ejerce la Salazar Bondy, de 1963), y buena parte del xix. voluntad de los poderosos», 172); y Martínez Con razón dice Fanon: Estrada, en la que acaso fue la última página que escribió («Prólogo inútil» a su Antología, Ha podido sorprender la pasión dedicada por México, 1964), reconoce que tuvo oscura con- los intelectuales colonizados a defender la ciencia de este hecho, y menciona incluso a existencia de una cultura nacional. Pero los Fanon, coincidiendo a posteriori con él. que condenan esa pasión exacerbada olvidan singularmente que su mentalidad, su yo se Desborda ya los límites de esta nota insistir abrigan cómodamente tras una cultura fran- en las agudas observaciones de Fanon sobre este cesa o alemana que ya ha sido demostrada y punto: su análisis de la «negritud»; su justa ubi- que nadie pone en duda [193]. cación del folclor («la cultura nacional no es el folclor donde un populismo abstracto ha creído Cuando leemos, además: «Esta búsqueda descubrir la verdad del pueblo»), y, sobre todo, apasionada de una cultura nacional más allá de su síntesis de la verdadera cultura nacional: «La la etapa colonial se legitima por la preocupación cultura nacional es el conjunto de los esfuerzos que comparten los intelectuales colonizados hechos por un pueblo en el plano del pensamien- para fijar distancias en relación con la cultura to para describir, justificar y cantar la acción a occidental en la que corren el peligro de su- través de la cual el pueblo se ha constituido y mergirse», tenemos presentes esas obras que, mantenido» (215). Y también: «Creemos que la como las de Martínez Estrada (Radiografía de lucha organizada y conciente emprendida por un la pampa, 1933), u Octavio Paz (El laberinto pueblo colonizado para restablecer la soberanía de la soledad, 1950), al mismo tiempo que fijar de la nación constituye la manifestación más esas distancias y subrayar lo específico de sus plenamente cultural que existe» (226). ¿Cómo países respectivos, han abordado (sobre todo no recordar la figura y la obra de José Martí? Martínez Estrada) la denuncia de las deforma- En otro lugar he intentado demostrar que solo ciones de esos países. Tales deformaciones, e situándolo en el contexto de lo que iba a llamarse incluso sus mismas peculiaridades, no podían tercer mundo podemos entender plenamente el encontrar explicación suficiente sino a partir de sentido de la tarea y el pensamiento de Martí. ese hecho que Fanon desliza en su observación: Con este libro de Fanon se nos ratifica que lo los meditadores son «intelectuales coloniza- que en tierras de América pensó e hizo aquel dos». Por ello Paz, en la segunda edición de su hombre mayor, encuentra comprobación y con- libro (1960), añade un capítulo en que considera tinuidad en áreas más dilatadas. Ahora, Fanon a los países subdesarrollados («La situación de ltioesnleatminuocahmasercicoasnasosq.uce enseñarnos a nosotros 20
Hacia una intelectualidad revolucionaria en Cuba* Quiero aprovechar esta ocasión para ordenar opiniones Revista Casa de las Américas No. 296-297 julio-diciembre/2019 pp. 21-36 que durante años he expuesto sobre este asunto en tra- bajos anteriores. El posible (y casi imposible) lector que estuviera familiarizado con ellos, se encontrará pues, en estas notas, con algunos criterios conocidos, aunque sobre todo con relaboraciones. En todo caso, no me resigno a sucumbir a las citas propias, pareciéndome mucho más saludable la norma de Alfonso Reyes: Prefiero repetirme a citarme.1 Cultura. Intelectuales. Generaciones Quizá no esté de más entendernos de entrada sobre los términos. «Cultura» e «intelectuales» son términos que voy a emplear * Publicado en Casa de las Américas, 1 Por una sola vez mencionaré varios de esos trabajos. Algo se encontrará No. 40, enero-febrero de 1967, pp. 4-18. en La poesía contemporánea en Cuba, 1927‑1953, La Habana, 1954, y sobre todo en Papelería, La Habana, 1962, y «Martí en su (tercer) mundo», Cuba Socialista, No. 41, enero de 1965. En varios momentos he intentado un balance de la creación artística durante la Revolución; por ejemplo, en Marcha (26 de enero de 1962), y en «La Cultura en México», Siempre! (8 de agosto de 1962). No es esto lo que intento ahora, aunque me valga de ideas expresadas allí, y en varias encuestas, sobre todo la que Carlos Núñez publicó simultáneamente en Marcha y en Casa de las Américas (No. 35, marzo‑abril de 1966) sobre «El papel del intelectual en los movimientos de liberación nacional». 21
en el sentido restringido con que corren habi- han empezado a dar muestras valiosas de su tra- tualmente, aunque sepa que con ello limito sus bajo. Esas generaciones son, una, la «generación acepciones posibles. No proceder así, me obli- vanguardista», la de los hombres de sesenta años; garía a escribir otro trabajo. Aunque «cultura» otra, la «generación de entrerrevoluciones», que es toda la creación de una comunidad humana, madura entre la fracasada revolución de 1933 y aquí voy a referirme a ella sobre todo en relación el acceso al poder de la actual revolución, en 1959; con la literatura, las artes y el pensamiento. No y, por último, la «primera generación de la re- es prescindible, sin embargo, la otra acepción, volución», que madurará en el proceso de esta. especialmente en nuestro país, de modo que Los más precoces entre quienes están surgiendo más de una vez habrán de interferirse ambos ahora («segunda generación de la revolución») campos. «Intelectuales», por su parte, no son coinciden en no pocos puntos con esa generación solo, como Gramsci ha hecho ver con claridad, última, de modo que muchos de estos comen- los escritores, artistas y pensadores, sino muchos tarios también los aludirán,2 aunque habrá que otros, incluyendo por cierto a los políticos. Pero esperar, por supuesto, a los años venideros para aquí voy a utilizar la palabra en el sentido habi- conocer el desarrollo y sentido de su obra. tual, aunque no pueda olvidarse esa ampliación o restitución semántica, que por otra parte se Es sabido que a esta división en estratos cro- aviene con los problemas de una sociedad que nológicos hay que añadir la rajadura vertical de carece de cuadros suficientes, y requiere que las posiciones clasistas (no hablo de origen, sino prácticamente todos los que hayan rebasado la de actitud de clase, pues todavía el origen de la enseñanza primaria desempeñen variadas tareas mayoría de los intelectuales cubanos es peque- de servicio. Por último, los problemas abordados ñoburgués). Así, en la generación vanguardista, aquí afectan sobre todo a los hombres y mujeres por ejemplo, Marinello representará la vertiente cuyo desarrollo intelectual coincide con el de la revolucionaria, y Mañach la conservadora; se- revolución triunfante. Pero no es posible dejar paración que en la generación siguiente podría de aludir a la presencia de otros, aunque, por verse encarnada en Carlos Rafael Rodríguez y encontrarse ya formados al llegar la revolución Humberto Piñera. Esta división es evidente, e al poder, su repertorio de problemas no coin- impide todo excesivo enamoramiento con las cide necesariamente con el que aquí comento. determinaciones provocadas por las generacio- Ofrezco pues, en primer lugar, un breve esquema nes. Pero no es menos cierto que un hombre o generacional de este momento cubano: por su- puesto que sin el menor fanatismo por tema tan 2 En un artículo sobre el tema («Generaciones y revo- vapuleado como el de las generaciones. lución. Meditación inconclusa sobre un problema», El Caimán Barbudo, No. 6, 1966), el joven ensayista En Cuba hay tres generaciones bien visibles, Ricardo Jorge Machado coincide en señalar este acerca- flanqueadas por los sobrevivientes de una mayor, miento entre los hombres que, en dos oleadas, madurarán de ancianos –el más prestigioso de los cuales es con la revolución: «Estas dos últimas generaciones», ha Fernando Ortiz, nuestra primera figura intelec- escrito Machado, «han sellado una profunda alianza y tual–, y los jóvenes en vías de formación, que ya su identificación espiritual es tal que apenas es posible encontrar diferencias entre sus puntos de vista» (14). 22
una mujer que tuviera cerca de cincuenta años temas, muchas de sus preocupaciones vuelven en 1959, no puede haber vivido el proceso revo- a ser asumidos en nuestros días, comenzando por lucionario como la experiencia formadora que el propio marxismo. Es evidente el nuevo interés ha sido para quienes entonces andaban, como que ha cobrado la presencia de lo negro en nues- promedio, entre los veinte y los treinta años. tro país, interés que hizo eclosión con aquellos En estos, y desde su perspectiva, pienso en las hombres. También ellos se preocuparon por la notas que siguen. unidad del Continente nuestro, por nuestro ca- rácter colonial, así como por lo que entonces se Generación vanguardista llamó, bastante candorosamente, «lo nacional y lo universal», todo lo cual se tradujo en un arte Los hombres y mujeres de sesenta años, los de la de voluntad nacional, genuina. Naturalmente generación que surge alrededor de 1925, están hoy, que estas preocupaciones, al ser retomadas, lo o muertos (Martínez Villena, Mañach, Ballagas, son ahora, por así decir, a un nivel más alto de Roldán, Caturla, De la Torriente, Enríquez, Abela) la espiral. El marxismo, que después de la Revo- o exiliados (unos pocos importantes, como lución de Octubre y los sustanciales aportes de Novás Calvo, Montenegro, Lydia Cabrera) o Lenin apenas había progresado (con excepciones consagrados (Carpentier, Guillén, Dulce María como Mao, Gramsci y Lukács), ha reverdecido, Loynaz, Labrador Ruiz, Lam, Amelia Peláez). con el francotirador Sartre, Althusser, Della Vol- En cualquier caso, su participación activa en la pe, Luporini, Fischer, Kosik. La preocupación vida cubana actual, salvo excepciones, es escasa. por lo negro, la unidad continental, el carácter Entre esas excepciones, además de a varios de colonial son ahora aspectos de nuestras preocu- los últimos, cabe destacar a Juan Marinello y paciones como país subdesarrollado: la asunción Raúl Roa. Pero es claro que esa generación ha de este hecho, en relación con el marxismo, ha desempeñado un papel de pórtico. Es justo que ido engendrando en el planeta un pensamiento se la considere como introductora de la van- propio del tercer mundo: Fidel, Che, Fanon. En guardia. (Buena parte de ella se nucleó en torno vez de «lo nacional y lo universal», hablamos al órgano de la vanguardia en Cuba, la Revista ahora de «el subdesarrollo y el pleno desarrollo». de Avance [1927‑1930]). En ella surge la nue- Términos que, por otra parte, también pueden va música, que inauguraron Amadeo Roldán y convertirse en retóricos. Alejandro García Caturla volviéndose hacia los aportes negros; en ella, la nueva pintura, con el Generación de entrerrevoluciones pionero Víctor Manuel a la cabeza; e incluso el nuevo pensamiento revolucionario, con la in- La generación que empieza a darse a conocer serción del marxismo en la historia cubana, que algo antes de 1940, «generación de entrerre- arranca concretamente de Julio Antonio Mella voluciones», es una de las más asfixiadas de (uno de los fundadores, en 1925, del primer nuestra historia. Se abre a la vida entre los partido comunista de Cuba) y Rubén Martínez rescoldos de la abortada revolución de 1933, Villena. Es interesante ver cómo muchos de sus cuyas frustraciones van a ser su aire cotidiano, 23
y será ya madura para cambiar cuando un grupo volucionarias. En el grupo de Orígenes el interés de jóvenes lleve la revolución al poder en 1959. por lo negro se evapora. La atención hacia lo En ella hay que distinguir un grupo que mantie- continental se fragmenta, y «lo cubano» parece ne vivo el pensamiento marxista: José Antonio desmesurarse. Crecen la intimidad y los «inte- Portuondo, Mirta Aguirre, Julio Le Riverend, riores» (véase la excelente pintura de interiores Carlos Rafael Rodríguez, Juan Pérez de la Riva. que debemos por ejemplo a Portocarrero). Es una Son investigadores más que creadores. Cerca de actitud de repliegue, una búsqueda angustiosa ellos debe mencionarse a escritores como los de los últimos destellos de una sensibilidad que narradores Dora Alonso y Onelio Jorge Cardoso en la Isla había conocido su momento de fuerza en y el dramaturgo Carlos Felipe; y, suelto y origi- el siglo xix. Pues este grupo no representa ya el nal, al creciente Samuel Feijoo. Pero el cuerpo estado de espíritu de la burguesía cubana de su más visible de los creadores de la generación se momento –burguesía entonces desarraigada, centra en la poesía, y se expresa en revistas como presa en los módulos estadunidenses de vida–, Orígenes (1944‑1956), de singular relevancia. sino de la que, con un sentido nacional, brilló Ellos trasmitirán a los más jóvenes, desde sus en el siglo pasado. Como, al mismo tiempo, no posiciones literarias rectoras, el desasimiento se resigna a la mera repetición de formas, se da político. Mientras otros escritores se exilian o se a un curioso universalismo imaginario. La ima- dan a actividades como el periodismo y la radio, ginación está obligada a suplir lo que la historia ellos persisten en una tarea obstinada, de con- misma no puede entregar. La creación se mueve fianza, ya que no en la historia presente, en los entre la nostalgia de un pasado armonioso (Eliseo valores espirituales, que acaban confundiéndose Diego), la visión grotesca de un presente absurdo con las esencias secretas3 del país, destartalado (Virgilio Piñera) y el frenesí de la imaginación en casi todos los órdenes. Su ideario encarnará en (José Lezama Lima). Por su actitud religiosa, el libro Lo cubano en la poesía (1958), del mejor varios de estos escritores recuerdan a los que crítico de poesía de estos años, Cintio Vitier. en la Rusia de entrerrevoluciones (1905‑1917) fueron llamados «los buscadores de Dios», y que Si repasamos el repertorio de temas de la an- influirían en su momento sobre el propio Gorki. terior generación, veremos qué pocos atrajeron a La racionalización triunfa sobre el razonamiento, esta. Fuera de aportes como los de la importante la ideología sobre la ciencia. El costado positivo revista Dialéctica (1942‑1947), es escaso el de esta tarea, sin embargo, es digno de señalarse: desarrollo del marxismo, que en lo internacional por ejemplo, la salida del pintoresquismo, que está conociendo los estragos de lo que luego había sido la trampa que acechaba a la genera- se llamará el «culto a la personalidad», y en el ción anterior y en la que sucumbirían los débiles interior el decaimiento de las posibilidades re- de esta. Artistas como Portocarrero o Mariano; poetas como Lezama, Baquero, Vitier, Diego o 3 Ver el notable ensayo de María Zambrano «La Cuba García Marruz; dramaturgos como Piñera re- secreta», Orígenes, No. 20, invierno, 1948, que presentan un considerable enseriamiento en el comenta la antología de Cintio Vitier Diez poetas trabajo expresivo de la Isla. cubanos 1937‑1947 (1948). 24
La contrapartida de esta actitud en otros ór- Fidel Castro realiza la acción homóloga de denes es menos feliz. A pensadores marxistas aquellas –que esta vez sí logrará desencadenar no bastante formados, pero con vislumbres la revolución–, al atacar el cuartel Moncada, en magníficas, como Mella y Martínez Villena; e Santiago de Cuba. En aquellas acciones de 1923, incluso a francotiradores conservadores pero tuvieron participación destacada los intelectua- inteligentes, como Mañach (véanse Indagación les. No ocurriría otro tanto en esta de ahora. En del choteo, 1928, y Martí, el Apóstol, 1933), que el proceso insurreccional reabierto en 1956, y comprendían que su pensamiento o abordaba que conduciría a la toma del poder político al nuestros problemas o no pasaba de una especu- romper el año 1959, la participación de los in- lación hueca, sucede el equipo mediocre de la telectuales coetáneos de los dirigentes políticos Revista Cubana de Filosofía. Si aquellos no eran fue escasa. Aunque los de más claridad política filósofos, pero sí pensadores –de acuerdo con el se nuclearon en la sociedad Nuestro Tiempo –que útil distingo de Gaos–, estos no serán ni filósofos fue un centro de actividades culturales y no de ni pensadores, sino pedantes enseñadores de filo- creación–, y a pesar de contribuciones persona- sofía. Con su mera repetición de temas que tenían les a la insurrección, el desaliento e incluso el cierta vigencia en otras circunstancias, represen- despego político que se habían entronizado en taron, con pocas excepciones, la vaciedad de este la parte más visible de la anterior generación si- momento. En vano buscaríamos entre ellos algo guieron cundiendo.4 No podría decirse, además, comparable a la Teoría del hombre, del argentino que hubiera mejorado la situación intelectual del Francisco Romero, o a los trabajos del mexicano movimiento marxista internacional, mientras Leopoldo Zea. Probablemente no es un azar que que el macartismo ganaba terreno en muchos este haya sido el único equipo intelectual de esta órdenes. La podredumbre del país era mayor generación que abandonaría el país después del que nunca antes en su historia. Esa podredum- triunfo revolucionario. Algunos de ellos –caso bre la encarnaba la tiranía de Fulgencio Batista, excepcional entre los intelectuales cubanos–, la auspiciaban con plena conciencia el sistema incluso habían llegado a encontrar conciliables sus imperante en los Estados Unidos y sus secuaces pretensas vocaciones filosóficas con el régimen locales, que habían hecho de Cuba el lupanar del tiránico de Batista. Caribe (los periódicos norteamericanos procla- maban en 1958: «Visit Havana, the Las Vegas of Primera generación de la Revolución the Caribbean»), y generaba una actitud de lucha En 1923 han tenido lugar en Cuba la Protesta 4 Para decirlo en palabras de Lisandro Otero, «algunos de los Trece, capitaneada por Rubén Martínez escritores, los menos, participamos en mayor o menor Villena (en la que un grupo de escritores jóvenes medida en la resistencia clandestina urbana. Ninguno expresó su repudio a un gobierno corrompido), llegó a destacarse en las guerrillas rurales que luego y el intento de Reforma Universitaria, con Julio tuvieron un decisivo papel en el rumbo tomado». So- Antonio Mella a su frente. Treinta años (o dos bre varios puntos tratados aquí, ver de L.O.: «Cuba: generaciones) después, el 26 de julio de 1953, literatura y revolución», «La Cultura en México», Siempre!, 15 de junio de 1966. 25
violenta entre los más aguerridos y alertados tiene Fidel Castro cuando ataca el Moncada. Que políticamente, y una actitud de rechazo incluso está dotado de extraordinaria claridad política en entre los intelectuales de menos participación sus propósitos, lo demuestra su impresionante política. Se incrementa así entre estos un des- alegato La historia me absolverá. Pero previa- tierro voluntario que los llevaría a Nueva York, mente no ha considerado necesario realizar nada a París, a Madrid, a Roma. Por descontado, se comparable a la crítica de Mella sobre Acosta, trataba de intelectuales de procedencia burguesa al diálogo con los intelectuales coetáneos. En- o pequeñoburguesa. La clase obrera y el cam- tre esos coetáneos, por otra parte, no existe un pesinado difícilmente podían dar de sí una zona Martínez Villena; iba a escribir: ni una Revista de intelectual, sumidas como se hallaban en estado Avance, pero esto último no sería justo: la edad de analfabetismo total o parcial. Mientras tanto, promedio de los editores de la Revista de Avance según ha descrito el Che Guevara, se va gestando al comenzar a publicarse era más o menos la edad una verdadera vanguardia del país en las mon- que teníamos nosotros al llegar la Revolución al tañas.5 No es cuestión de presentar ahora como poder, en 1959. Al decir «nosotros», pienso en idílicas las relaciones entre los intelectuales quienes en esa fecha no llegábamos a los treinta políticos y los otros intelectuales en la genera- años. Así como aquella es llamada por muchos ción «vanguardista» (¿es que lo han sido alguna generación de la vanguardia o de la revolución vez?): que no fueron idílicas, lo demuestran el antimachadista, no veo de qué otra manera ensayo de Julio Antonio Mella sobre Agustín podría ser llamada la nuestra que «primera ge- Acosta, o las actitudes y polémicas de Rubén neración de la revolución», pero entendiendo Martínez Villena una vez que se convirtió en di- esta a partir de 1959. Pues si para la vanguardia rigente político. Este último, en 1927, el mismo política la revolución comienza en 1953, con el año en que aparece la Revista de Avance, dirige ataque al Cuartel Moncada, y adquiere nuevo la revista América Libre, de sesgo enteramente impulso en 1956, con el desembarco del Granma político. Pero sea como fuere, hubo relaciones: lo y el ascenso a la Sierra Maestra –y durante esos atestiguan la Protesta de los Trece o el Grupo Mi- años se va forjando esa vanguardia–, es a partir norista, cuya «Declaración» programática (que de 1959, es decir, a partir del momento en que la fue también el canto de cisne del Minorismo) Revolución está en el poder, cuando la vanguardia redactó en 1927 Martínez Villena. En general, intelectual recibe una verdadera conmoción que la ese no fue exactamente nuestro caso. Mella tiene hace madurar, le va dando su fisonomía histórica. veintiséis años cuando es asesinado. Esa edad De entrada, un hecho es evidente: en relación 5 Ernesto Che Guevara: El socialismo y el hombre en con la vanguardia política, esta vanguardia inte‑ Cuba, La Habana, 1965. Se trata de la carta abierta que lectual quedó retrasada. No desempeñó siquiera el Che enviara a Carlos Quijano, el director de Marcha. el papel de los futuristas rusos en relación con los Sobre la construcción de esta vanguardia en el proceso acontecimientos de octubre de 1917. Por supues- insurreccional de un país subdesarrollado, ver también to que en esto hay responsabilidades personales, la intervención de Amílcar Cabral en la Conferencia que no hay por qué soslayar; pero que tampoco Tricontinental. hay que abultar, olvidando que los hombres 26
hacen su historia, pero dentro de condiciones Por tanto, no es en un medio tenso por la que ellos no han hecho. La intelligentsia rusa espera de la revolución, sino en un medio lleno estaba cargada de inquietud revolucionaria mu- de escepticismo y despego (escepticismo y des- cho antes de que los futuristas empezaran a salir pego traducidos en la difícil vida intelectual), en a la calle con blusas amarillas. Desde el último el que Fidel Castro va a desencadenar una de las cuarto del siglo xix, se sabe que el centro de la más profundas revoluciones de la historia, con su revolución europea se ha desplazado a Rusia. asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953. Voy a mencionar dos ejemplos curiosos, entre Su apoyatura intelectual no va a recibirla de los numerosísimos que pueden aducirse, de la pensadores inmediatos a él, sino de José Martí. conciencia que se tenía, desde nuestra lengua, Y esto, que hoy nos parece lo más natural del de esto: uno es el libro, injustamente olvidado, mundo, esto solo, el saltar por encima de la de Emilia Pardo Bazán La novela y la revolución mediocridad ambiente e ir a entroncar de modo en Rusia, que data de 1885; otro, las numerosas vivo con el único gran pensamiento original que anotaciones que sobre el hecho ha dejado, en se había engendrado en esta tierra, ya era una sus cuadernos de apuntes y fragmentos, José definición. También en la manera de conducir la Martí, y que, a pesar de su importancia, no han lucha militar, a partir de 1956, lo veremos pres- sido, que yo sepa, estudiados separadamente. cindir de las tácticas que una y otra vez habían Pues bien: ese desplazamiento a Rusia de la demostrado su inutilidad durante la República posibilidad revolucionaria, esa espera de la re‑ mediatizada, y hacer renacer entre nosotros la volución, del gran vuelco, está presente, aunque guerrilla de los mambises. Después de todo, no con altibajos, en la vida intelectual rusa durante es tan sorprendente que Fidel haya sobrepasado varias generaciones, y será expresada dramáti- a los intelectuales cubanos, quienes vivían bien camente, llegada la revolución, no solo por los confundidos y desesperanzados en esta tierra, marxistas y por los futuristas, sino incluso por cuando a los políticos más avezados (pienso un simbolista religioso con Alexandr Blok, en en la izquierda, por supuesto) también los sor- sus sobrecogedores poemas «Los doce» y «Los prendió y sobrepasó. En un orden como en otro escitas». No era equivalente la vida intelectual –aquí es el momento de recordar de nuevo que cubana del cuarto de siglo anterior a 1959. No el político es un intelectual, y que solo conven- me refiero solo a densidad intelectual, que haría cionalmente es dable separar estas tareas– puso grotesco el paralelo, sino a tensión esperanzada. el dedo en la llaga. Desde que en enero de 1934 un fugaz gobierno revolucionario es derrocado por Batista, y más Pero sea como fuere, es lo cierto que, a los ojos aún desde que en 1935 este hace asesinar a An- de la revolución, como lo han expresado Fidel tonio Guiteras, alma de aquel gobierno, el país y el Che, los intelectuales teníamos que recupe- vivirá –también con altibajos, desde luego– de rar el tiempo perdido, recuperarnos a nosotros la desesperanza y la desilusión. Esa es la acti- mismos, hacernos intelectuales de la revolución tud que reflejan los «buscadores de Dios» de la en la revolución. Y esto debía ocurrir en una re- revista Orígenes. volución que ya era poder. Así como el partido iba a ser constituido después de ser la revolución 27
gobierno –mientras que, habitualmente, una algunos se han revelado simples juicios, como de las metas de un partido revolucionario es la en lo tocante al «realismo socialista». toma del poder político–, de manera similar, los intelectuales de la revolución iban a hacerse Ese proceso personal no es con frecuencia sino tales, en medida considerable, después de esa la interiorización de un proceso colectivo que toma del poder político. (Todavía a principios debemos ver en su conjunto, y en sus distintos de 1965, en su carta abierta a Carlos Quijano momentos. Esos momentos no se separan por una [«El socialismo y el hombre en Cuba»], el Che fecha, pero tampoco son enteramente imprecisos. expresará su impaciencia por esa intelectualidad revolucionaria. Pero el 15 de diciembre de 1960 Podrían señalarse grosso modo tres instantes: ¿no se había dirigido Fidel a la propia clase uno inicial, que abarcaría hasta la victoria de Gi- obrera para recordarle que su misión no era rón; otro, que incluye la denuncia del sectarismo luchar por migajas, sino por el poder político?). y la Crisis de Octubre, en 1962, y se extiende Ahora bien: no se trata de lamentar la ayuda hasta 1964 al menos; y otro, en nuestros días. que como guerrilleros hubieran podido prestar los intelectuales, sino de conocer (para aliviar) El momento inicial de este proceso es de el retraso en su formación como intelectuales exaltación precrítica. La revolución –que por revolucionarios. entonces muchos tienden a entender tan solo negativamente, como lo otro opuesto a la tira- Etapas de una formación nía batistiana– es tanto una realidad como una posibilidad: vive una indefinición que no hace Los problemas para esa formación no son, por sino traducir las tensiones internas mantenidas supuesto, simples. No basta con adherir verbal- durante ese tiempo entre quienes pretendían mente a la revolución para ser un intelectual amoldar la revolución a esquemas burgueses revolucionario; ni siquiera basta con realizar las tradicionales, y quienes comprendían que ella acciones propias de un revolucionario, desde el estaba obligada, más temprano o más tarde, a trabajo agrícola hasta la defensa del país, aunque hacer estallar esos esquemas. En el orden de esas sean condiciones sine qua non. Ese intelec- la creación artística, ese instante de exaltación, tual está obligado también a asumir una posición mezcla de fervor y confusión, está expresado, intelectual revolucionaria. Es decir, fatalmente principalmente, en el semanario Lunes de Re‑ problematizará la realidad, y abordará esos pro- volución. Hay, en general, más entusiasmo, e blemas, si de veras es revolucionario, con criterio incluso embullo cubano, que reflexión sobre lo de tal. Pero ello es resultado de un proceso, tan que estaba ocurriendo de veras. La reflexión, por intenso y violento como la propia revolución lo otra parte, no podía anteceder a la clarificación ha sido entre nosotros. En ese proceso pesará de los hechos mismos. Por supuesto, apenas hay su formación anterior, las influencias que han algo que pueda llamarse entonces un arte o una gravitado (y no dejarán de hacerlo de repente) literatura de la revolución. Las gavetas se han sobre él, y prejuicios diversos, entre los cuales abierto, y una papelería guardada durante años ha salido a la luz. Habría que ir a buscar la ex- presión literaria y artística de este momento en grandes piezas oratorias, en ciertos reportajes, en 28
algunos poemas y narraciones testimoniales, en en abril de 1961, al día siguiente del bombardeo fotos y documentales intensos. La imaginación, norteamericano a Cuba que preludió la invasión. que había podido reinar unos años atrás, cede su La indefinición ha concluido. La Revolución Cu- lugar al testimonio, incluso al documento. Pero bana, dicho por boca del propio Fidel Castro, es junto a estos crecen formas experimentales que reconocidamente socialista: marxista‑leninista, irán desarrollándose en los años sucesivos y que, como se especificará más tarde. Cuba forma parte aunque no constituyan siempre una novedad, de la comunidad de países socialistas. Nadie garantizan una continuidad imprescindible para podrá llamarse a engaño sobre este punto. Con ulteriores desarrollos. En las artes plásticas, por los mismos hombres al frente, la Revolución Cu- ejemplo, alcanzan su madurez artistas de surgi- bana ha conocido una radicalización que la hace miento anterior, de Mariano a Servando Cabrera pasar de una etapa a otra. Además, la victoria Moreno, y se reconoce como de primera fila a obtenida por Cuba hace que aquella definición jóvenes como Raúl Martínez, Antonia Eiriz y vaya acompañada por un sentimiento de triunfo.6 Ángel Acosta León, con quienes se aclimatan en Cuba desde el expresionismo abstracto hasta Pero a pesar de ese sentimiento de triunfo, el la nueva figuración, el pop art y un original hecho de que Cuba se haya convertido en uno lirismo onírico. En la música, se sale al fin del de los países socialistas hace que muchos se in- folclorismo en que (con excepciones como la de terroguen sobre el destino de la vida intelectual, Ardévol y Gramatges) se desangraba la herencia especialmente del arte. ¿Se conservará la libertad de Roldán y Caturla, y con Juan Blanco y otros de expresión de los dos años anteriores? ¿O, por músicos más jóvenes se inicia la creación de la el contrario, Cuba, como otros países socialistas, música serial y electrónica, que llegará a utilizar- va a implantar normas estrechas a la expresión ar- se en grandes actos masivos. Pero este desarrollo tística? Estas preocupaciones acaban por conducir de lo que había parecido natural en aquel pri- a memorables reuniones de escritores y artistas mer momento, no se realiza armoniosamente, con Fidel y otros dirigentes de la Revolución, sin tropiezos: o al menos, sin sobresaltos. Los en junio de 1961. Al final de esas reuniones, en acontecimientos de 1960 precipitan en Cuba la las que muchos hablan copiosa si no siempre radicalización. Los intentos estadunidenses por lúcidamente, Fidel pronuncia el discurso que aplastar violentamente a la revolución dividen será publicado con el nombre Palabras a los in‑ las aguas: la burguesía decide traicionar al país, telectuales, en que afirma que la Revolución no mientras las clases populares se aprestan a de- implantará norma alguna en cuestiones de arte, fender el poder revolucionario. En una sucesión no existiendo más limitaciones para este que la dramática de golpes yanquis y contragolpes propaganda contrarrevolucionaria. Sin embargo, cubanos, la revolución va asumiendo medidas las preocupaciones no se desvanecen del todo, cada vez más profundas. Ya en septiembre de ese porque el país va a conocer lo que el propio Fidel año, en la primera Declaración de La Habana, se expresa, sin nombrarse, el carácter socialista 6 Sobre la evolución histórica de la Revolución Cubana, de la Revolución. Y el nombre se hará explícito ver el trabajo imprescindible del Che Guevara «Cuba: ¿excepción histórica o vanguardia en la lucha anticolo- nialista?», Verde Olivo, 9 de abril de 1961. 29
desenmascarará, el 26 de marzo de 1962, con el íntimamente connaturalizado con los «artistas nombre de sectarismo. Sectarismo y dogmatismo posibles» y con las «obras de artes posibles».7 han encontrado siempre en el arte una víctima particularmente propicia para ejercer sus errores. Aun vueltos sobre los problemas gremiales, Nuestro caso no habría de ser la excepción. Ello habíamos ido a dar, pues, con el meollo de la explica las enconadas polémicas mantenidas esos revolución toda, la «nueva vida moral», dicho años en torno a los problemas estéticos. Sim- en términos de Gramsci, o la construcción del plificando los términos de esas polémicas, que «hombre nuevo», en palabras retomadas por el involucraban a artistas y a algunos funcionarios, Che. Así entramos en lo que podríamos llamar sus extremos podrían ser, uno (sobre todo el de el tercer instante de este proceso: ni precrítico ni algunos funcionarios), la postulación de un arte defensivo, sino crítico y confiado, en la medida más o menos pariente del realismo socialista; otro en que los hechos mismos, tanto como la medi- (el de la gran mayoría de los artistas), la defensa tación sobre esos hechos, han ido obligando al de un arte que no renunciara a las conquistas de desarrollo de intelectuales revolucionarios. la vanguardia. La derrota del primer punto de vista fue sancionada cuando el Che, en El socialismo y Naturalmente que estos instantes no se separan el hombre en Cuba, dio el puntillazo al realismo bruscamente ni, en rigor, se extinguen. Un poco socialista, aunque no le pareciera enteramente a la manera de las etapas de un artista, de las que satisfactorio el segundo punto de vista: para él, es con tanta lucidez ha hablado Cortázar, encon- menester no contentarse con esa posición, sino ir tramos de pronto un brote, un reverdecimiento más allá. Solo que para ir más allá hay que partir de actitudes que habíamos dado por muertas. de algún lado, y la vanguardia parece un buen Acaso podrían presentarse estas etapas como punto de partida –si no de llegada. el predominio de unas fuerzas sobre otras, pero no necesariamente como el exterminio de unas Por supuesto, las discusiones sobre temas es- u otras. Hay un momento en que predomina el téticos no eran solo eso. Criterios extraestéticos dogmatismo y hay otro en que está mitigado, diversos, como no podía menos de ser, estaban en retirada. Pero el dogmatismo es un mal que en el fondo de esas polémicas. Conviene recordar acecha a la Revolución, porque se apoya en la la observación de Gramsci: comodidad y en la ignorancia, porque dispensa de pensar y provee de aparentes soluciones fáciles a Luchar por un nuevo arte significaría luchar problemas intrincados. El antidogmatismo es su por crear nuevos artistas, lo cual es absurdo, contrapartida: se justifica su vigilante presencia en ya que estos no pueden ser creados artificial- la medida en que, efectivamente, el dogmatismo mente. Se debe hablar de lucha por una nueva amenaza; pero bajo su máscara simpática puede cultura, es decir, por una nueva vida moral, encubrirse quien prefiera decir que está comba- que no puede dejar de estar íntimamente ligada tiendo al dogmatismo para no decir, abiertamente, a una nueva intuición de la vida, hasta con- que es a la Revolución a la que combate. vertirla en una nueva manera de ver y sentir la realidad, y, por consiguiente, en un mundo 7 Antonio Gramsci: Literatura y vida nacional, trad. del italiano por J.M. Aricó, Buenos Aires, 1961, pp. 25‑26. 30
Algunos problemas del intelectual ello supone. Pues no se trata de posar de primi- revolucionario tivo, de pintarrajearse de salvaje, sino de asumir, concientemente, la verdadera condición de nues- Hace poco me preguntaba en México Víctor tra historia. Es como si se nos hubieran hecho Flores Olea por qué los intelectuales cubanos no transparentes cuestiones consideradas en libros participaban sino excepcionalmente en las discu- como Radiografía de la pampa, de Ezequiel siones sobre problemas de tanto interés como las Martínez Estrada, o El laberinto de la soledad, de referidas al estímulo material y al estímulo mo- Octavio Paz. ¿Y por qué no en el ya lejano Ariel, ral, a la ley del valor, etcétera, asuntos que solían de Rodó? Con los instrumentos a su alcance, el ser tratados por el Che, Dorticós y otros. Creo uruguayo se planteaba problemas que siguen que le respondí que tales compañeros también conmoviéndonos. Solo que ahora sabemos en eran intelectuales, y que, por la naturaleza de su qué consiste el «secreto» de nuestra América y trabajo, abordaban tales asuntos. Incluso añadí los vínculos que la unen entre sí, los cuales no que, dada su formación, de ser él, Flores Olea, están sustentados en sentimentalismos ni en ac- un intelectual cubano actual, muy probablemente titudes idealistas, sino en visibles razones estruc- hablaría no como un francotirador, sino desde una turales que destacaría, por ejemplo, Mariátegui. posición de gobierno, como era el caso de los En el Primer Congreso de Escritores y Artistas de compañeros mencionados. La pregunta queda- Cuba, en agosto de 1961, dijo Alejo Carpentier ría pues transformada en esta otra: ¿por qué los que nos hacía falta un Rodó que supiera econo- poetas no hablan sobre los estímulos materiales mía.8 Cuando se lo comenté a Martínez Estrada, y morales?, ¿por qué los dramaturgos no abordan él me dijo: «Ya existió. Fue Martí». En efecto, el la ley del valor?... Si efectivamente respondí así primer intelectual latinoamericano en comprender (como creo), la respuesta podría ser ingeniosa, a plenitud nuestra pertenencia a eso que iba a ser pero era insuficiente. La pregunta va más lejos, llamado tercer mundo, fue José Martí. Él vio la y, entre otras cosas, roza este punto: los intelec- trampa que yacía detrás de la fórmula «civilización tuales cubanos, que han debatido lúcidamente contra barbarie», propagada por Sarmiento. Su sobre cuestiones estéticas, deben considerar otros aspectos, so pena de quedar confinados en 8 «Para que Ariel, de Rodó, significara algo más que una límites gremiales. De hecho, como dije arriba, grácil divagación en torno a la democracia y el utili- tal abordaje está ocurriendo, en ese proceso de tarismo», dijo Carpentier, «[...] hubiese sido preciso, conversión en intelectuales de la Revolución, que sencillamente, que Rodó estudiase un poco de economía no lo serían si no se plantearan problemas así, política». Este discurso fue recogido por Carpentier, referidos a la construcción de una nueva cultura. con el nombre «Literatura y conciencia política en América Latina», en Tientos y diferencias (México, En esa ampliación del conjunto de problemas 1964), y constituye una admirable toma de posición del propio de un intelectual, hemos topado con la gran novelista. Un enfoque moderno de Rodó, donde condición real de nuestro país, la condición de incluso se recogen páginas antintervencionistas casi país subdesarrollado, de país del tercer mundo, desconocidas del autor de Motivos de Proteo, nos lo da con toda la secuela de problemas laterales que Mario Benedetti en Genio y figura de José Enrique Rodó, Buenos Aires, 1966 (ver sobre todo pp. 104‑105). 31
pensamiento y su acción estuvieron consagrados cada semana L’Express o leer cuatro idiomas. a conquistar el ámbito verdadero que corresponde Su óptica toda quedará enmarcada dentro de esa a la que él mismo llamó «nuestra América» para realidad. Escribirá, y sobre todo pensará, dentro distinguirla de «la América europea». Ese ámbito de ese contexto. verdadero no podría ser, de ninguna manera, una réplica boquiabierta de la presunta «civilización», Es dentro de ese contexto, por ejemplo, que sino algo nacido orgánicamente de nuestros pro- nos planteamos un hecho tan importante para blemas. No me parece exagerado decir que Martí nosotros como la irrenunciable herencia de los es el primer pensador del tercer mundo. No es hallazgos de la vanguardia contemporánea. En por eso raro que el pensamiento de la Revolu- Europa ha vuelto a discutirse últimamente sobre ción Cubana se haya vuelto a él desde el primer la vanguardia. Pero nosotros, en la América momento (recuérdense las numerosas alusiones Latina, apenas lo hemos hecho en relación con a Martí en La historia me absolverá), y que los nuestra realidad. Apenas hemos discutido sobre intelectuales cubanos, al afrontar los problemas las relaciones entre vanguardia y subdesarrollo. inherentes a nuestra condición subdesarrollada, Sin embargo, consideraciones teóricas previas, para entender el curso de la Revolución, se hayan que apuntaban a este tema, no nos faltan: en encontrado releyendo (a veces como si leyeran por Martí, en Mariátegui, en el mismo Vallejo, por vez primera) sus páginas. Volver a Martí después ejemplo. La vanguardia nace en Europa de la cri- de haber conocido a Fidel, al Che, a Fanon, a sis del mundo capitalista. Sucede, sin embargo, Amílcar Cabral, es por lo menos un sacudimiento. que nuestras sociedades atrasadas no presentan ¡Cuántas cosas habían sido dichas ya por ese ni pueden presentar crisis similares. ¿Vamos por hombre! Y no es solo hojeando ciertos textos eso a prescindir de lo que ha conquistado esa o escuchando los violentos o pedagógicos vanguardia? ¿Vamos a recluirnos en expresiones discursos de Fidel como un intelectual cubano agrestes y deplorablemente folclóricas? Y si verifica su necesaria pertenencia al conjunto de no, ¿cómo vamos a separar lo que corresponde pueblos cuyos representantes se reunirían en la a la sociedad capitalista y lo que es utilizable, Conferencia Tricontinental en 1966. Vivir en La asimilable por nosotros? En nuestro caso, a los Habana –como supongo que le ocurrirá a quien términos vanguardia –de por sí bastante conflic- viva en la Ciudad de México, en Buenos Aires o tivo– y subdesarrollo, se añade el de revolución. en Caracas– puede no auxiliar demasiado a esa Se trata de hacer un arte de vanguardia en un país verificación. Pero a diez kilómetros de La Habana subdesarrollado en revolución. empieza el tercer mundo, empiezan los bohíos que recuerdan a chozas africanas, empieza el Hacer un arte de vanguardia en un país en brutal trabajo agrícola a mano. Ningún cubano revolución ya se había revelado bastante enma- que haya pasado una temporada cortando caña, rañado. Una de las infelicidades de este siglo ha en el momento en que el hombre se pasea por el sido, precisamente, la separación entre las dos cosmos, duda de que el suyo sea un país subdesa- vanguardias, la política y la estética, las cuales rrollado, aunque personalmente él pueda recibir habían demostrado que podían fertilizarse mu- tuamente, en los primeros años de la Revolución Rusa, los años de Lenin y Lunacharski, de Eisens- 32
tein y Mayacovski, de Meyerhold y Babel, de los vanguardia estética. El resultado ha sido la bifur- constructivistas y de los llamados formalistas.9 cación entre una cultura oficial convencional y una cultura real de vanguardia, pero marginada. Enzensberger ha llamado la atención sobre las Es aspiración nuestra que esto no ocurra en Cuba, vicisitudes del propio término «vanguardia», que como no ha ocurrido hasta ahora.10 saltó del habla militar a otras hablas: según él, Lenin es acaso el primero en aplicarlo a la vanguardia El asunto se complica entre nosotros por política. Sea como fuere, hoy es moneda de uso nuestra condición de país subdesarrollado. corriente entre los revolucionarios. La vanguardia Vivir en un país subdesarrollado quiere decir política es minoritaria, pero no es una minoría, sino vivir en un país que es (en nuestro caso, ha la avanzada de una clase. La vanguardia artística, sido) saqueado, cuya población es semianal- de modo similar, si de veras es una vanguardia, no fabeta, a menudo con escasa confianza en sus es una minoría, una torre de marfil, una pandilla, valores, complejo de inferioridad y fascinación una «trenza» (como se dice en el Río de la Plata) o consecuente por otras formas de existencia. una «piña» (como se dice en Cuba), sino la avan- Parece innecesario insistir en que este cuadro zada de un conglomerado que va a recibir, más puede auxiliar muy poco al desarrollo de una tarde o más temprano, las consecuencias de esa expresión de vanguardia. Pero es evidente que vanguardia. Hoy, aun los más ignorantes de las la Revolución, con la campaña de alfabetiza- realizaciones de la pintura moderna es probable ción primero y de seguimiento después, ha que trabajen en casas, monten en vehículos y uti- afrontado en la raíz misma el desafío cultural licen cucharas, ceniceros y vestidos que son una básico. Sobre estas soluciones se está edificando consecuencia de lo que la vanguardia artística la nueva cultura. Esas campañas masivas, lejos ha conquistado durante más de medio siglo. Sin de estar en oposición a una creación rigurosa y embargo, como sabemos, los que comprenden exigente, son la condición para su desarrollo. bien la necesidad de una vanguardia política no A veces, sin mucho rigor, hemos comparado siempre han comprendido la necesidad de una las actividades intelectuales con las deportivas: ¿cómo, si no gracias a la participación masiva 9 Es evidente que este asunto, que apenas es rozado aquí, en el deporte, podríamos encontrar sus mayores debería considerarse partiendo de un saneamiento del figuras?; ¿cómo, si no gracias a la participación propio término «vanguardia». Además de su primer masiva en las actividades de cultura, podríamos significado militar, y de su desplazamiento político, en tener una cultura rigurosa? Esta se desarrollará el orden intelectual la palabra «vanguardia» ha sido em- en el futuro. Pero esa creación de vanguardia en pleada con estas acepciones: a) conjunto de intelectuales un país subdesarrollado en revolución no es solo de avanzada; b) arte renovador; c) momento particular de ese arte, ubicado cronológicamente, entre nosotros, 10 A lo largo de estos años, abundan los ejemplos in- más o menos en la década 1920‑1930. Todavía puede dividuales de coincidencia de ambas vanguardias: dividirse más este cabello. Se encontrará un enfoque Mayacovski, Picasso, Eisenstein, Brecht, Vallejo, interesante del último punto, tomado en escala euro- Alberti, Neruda, Hikmet, Éluard, Nezval son solo pea, en el libro de Mario de Micheli Las vanguardias algunos nombres. artísticas del siglo veinte, trad. del italiano por G. de Collado, La Habana, 1967. 33
una teoría. Ya van existiendo una poesía (Jamís, que significa para un pequeño país de desarrollo Fernández, Padilla, Barnet), una narrativa (Soler, cultural relativamente escaso.11 Otero, Desnoes, Díaz), una pintura (Martínez, Eiriz, Peña), un cine (Álvarez, Gutiérrez Alea, García En la consideración de estos problemas, no se Espinosa, Solás), una música (Blanco, Fariñas, procede solo como un especulador puro. Un error Brouwer), una dramaturgia (Estorino, Brene, Quin- teórico, cometido por quien puede convertir sus tero), una fotografía (Corrales, Korda, Mayito), una opiniones en decisiones, ya no es solo un error crítica (Fornet, G. Pogolotti, Leal, De Juan) que teórico: es una posible medida incorrecta. Con responden a estos criterios. 11 No sé si se deberá a esta voluntad nuestra de no cerrar- Importancia particular tiene para nosotros el nos dogmáticamente sobre unas cuantas verdades pensamiento que necesariamente habrá de con- reveladas, sino, por el contrario, abrirnos a la amplia siderar hoy un intelectual en Cuba. «Se era car- discusión del marxismo contemporáneo –abertura que tesiano, se es marxista», sentenció con gracia nos ha llevado a publicar a Althusser, Fanon, Sánchez el pintor Braque hace años. Pero hoy, ese «se» Vázquez, Debray y otros en la revista Casa de las no es tan deliciosamente unívoco como la frase Américas–; no sé, digo, pues ella no lo especifica, si podría hacernos creer. En el campo socialista, se deberá a este hecho el haber recibido este comenta- al congelamiento monolítico de muchos años rio de una amiga como Sol Arguedas: «Para aquellos ha sucedido, en lo político, el pluricentrismo; latinoamericanos que vamos conociendo el socialismo en el pensamiento en general, una flora todavía a través de las experiencias de Cuba, y estudiando, más ambiciosa que rica. Entre los que nos han para aprovecharlas, sus enseñanzas prácticas y sus descrito con la mayor lucidez la situación está concepciones teóricas, resulta muy desconcertante Louis Althusser. El propio Althusser represen- leer algunos artículos que aparecen, o aparecían de vez ta uno de los mejores ejemplos existentes. Él en cuando, en la revista Casa de las Américas» (Sol descubrió para el marxismo lo que Chesterton Arguedas: «¿Dónde está el Che Guevara?», Cuadernos para el catolicismo: que la más sensacional de Americanos, mayo‑junio de 1966, p. 68). Y a propósito las heterodoxias podía ser la ortodoxia. Otros, de esto: lo que es verdaderamente descocado es lo que con menos rigor e inteligencia, saltan de una ha escrito en Politika, de Belgrado, Frane Barbieri, al ortodoxia sin ventanas a una heterodoxia sin comentar aviesamente la carta que un grupo de escri- sentido. De cualquier forma, el panorama se tores cubanos enviamos al gran poeta chileno Pablo ha hecho variado. Indudablemente, el mar- Neruda. «En las páginas de la revista habanera Casa xismo ha vuelto a reverdecer. Sin embargo, de las Américas, y en manifestaciones de los artistas no contamos aún no solo con una estética latinoamericanos publicadas en esta revista, en La Ha- marxista suficiente –cuya ausencia fue acaso bana», afirma este impávido calumniador, «comenzó la primera en que reparamos–, sino tampoco a recibir una fisonomía cada vez más determinada la con una ética; y, según preocupa al Che, ni tesis extremista sobre la revolución cultural en este siquiera con una economía política del período continente» (sic). De esta manera, el país socialista que de transición. Si ello puede decirse a escala al mismo tiempo que realiza una gigantesca campaña internacional, no costará trabajo comprender lo de alfabetización publica masivamente a autores como Kafka, Joyce, Proust, Robbe‑Grillet; el país que se en- orgullece de contar entre sus grandes figuras artísticas a creadores de vanguardia como Carpentier, Guillén, Lezama, Lam, Portocarrero, es tranquilamente acusado de fomentar una llamada «revolución cultural» como la que estamos presenciando ahora, preocupados (e insu- 34
medidas incorrectas hemos topado, y ellas plan- con nuestro concurso contribuimos a modificar tean, por lo pronto, un problema de conciencia ese proceso; de alguna manera, somos la Revo- a un intelectual revolucionario, que no lo será lución. Hay un momento en que, al hablar de de veras cuando aplauda, a sabiendas de que ella, se dice: «Hemos hecho esto porque...». Ese lo es, un error de su revolución, sino cuando momento, si es genuino, decide nuestra vida. Ya haga ver a quien tenga que hacérselo ver que no discutiremos palabras, ni (solo) las últimas se trata de un error. Su adhesión, si de veras teorías, sino hechos, y las meditaciones reales quiere ser útil, no puede ser sino una adhesión sobre esos hechos. No creeremos en la salvación crítica, puesto que la crítica es «el ejercicio del individual, calvinista, en busca de la cual salen criterio», según la definición martiana. Cuando tantos fuera del país. Entenderemos por qué hemos detectado tales errores en la Revolución, hombres y mujeres mucho mejores que noso- los hemos discutido. Así ha pasado no solo en tros pudieron consagrar y consagran sus vidas el orden estético, sino con equivocadas concep- al mejoramiento colectivo, a la erradicación de ciones éticas que se han traducido en medidas la miseria, de la humillación, de la ignorancia, infelices. Tales medidas fueron rectificadas, de la fealdad, del sinsentido. Una revolución no unas, y otras están en vías de serlo. Y ello, en es un paseo por un jardín: es un cataclismo, con alguna forma, por nuestra participación. No ha- desgarramientos hasta el fondo. Pero es sobre blo de esto para felicitarnos. Más bien para decir todo la deslumbrante posibilidad de «cambiar que en discusiones así va integrándose más a la la vida», como anhelaba Rimbaud. Cuando así Revolución un intelectual. La Revolución no es lo hemos asumido, podemos decirle a nuestra una cosa ya hecha, que se acepta o se rechaza, Revolución lo que José Martí dijo a su verso: «o sino un proceso, cuyo curso ya no es exacta- nos condenan juntos, / O nos salvamos los dos!». mente el mismo una vez que estamos inmersos en él: de alguna manera, por humilde que sea, Septiembre de 1966 ficientemente informados), en China. En contraste con Posdata de diciembre de 1992 estas mentiras goebelsianas, es interesante saber lo que ha escrito órgano tan poco sospechoso de radicalismo En este ensayo, hecho de hipótesis garabateadas como el londinense Times Literary Supplement (el 11 de prisa hace veintiséis años en medio del fue- de agosto de 1966) sobre la encuesta aparecida en el go, es poco lo que he retocado, no obstante la número 35 de Casa de las Américas. Esta encuesta ver- tentación grande de ir más lejos. Me ha detenido só sobre «El papel del intelectual en los movimientos haberme vuelto uno de los nuevos «hombres y de liberación nacional», y en ella, además de escrito- mujeres de sesenta años» de cuyos equivalentes res europeos como Alberto Moravia y Régis Debray, se habla con admiración pero distanciamiento en participamos escritores latinoamericanos como Jorge las páginas anteriores. Correspondería a alguien Zalamea, Mario Vargas Llosa, Gonzalo Rojas y yo. de la edad que yo tenía entonces, más que escri- En dicha encuesta, afirma el periódico inglés, «puede bir este trabajo, escribir otro distinto. Pero no lo ser discernido, en su conjunto, una ausencia de unción ha hecho, ni es seguro que lo haga. Después de y dogmatismo. Después de todo, incluso en Cuba los excesos del realismo socialista han sido desdeñados». 35
todo, cada escritor, cada ser humano es libre de En cuanto a mi propia ubicación (que solo es hacer lo que le plazca. Yo he sentido la reiterada útil conocer para que no parezca que pretendí necesidad de intentar aclararme y aclarar ciertas escribir sub specie aeternitatis), después de cuestiones. Otros sienten y sentirán otras nece- haber sido hecho un socialista romántico y un sidades, a lo que tienen pleno derecho. vanguardista tardío alrededor de 1946, por au- tores como Bernard Shaw en un caso y Gómez Ahora bien, algunas cosas debo decir sobre de la Serna en otro, a quienes sigo admirando; el ensayo, dejando de lado que hay en él más de de haber conocido la cárcel en 1949, por boico- una presencia que se volverían sobrantes en un tear una delegación dizque cultural enviada por trabajo sobre la intelectualidad revolucionaria el gobierno franquista, en 1950, a mis veinte (pero que además de ser un porcentaje mínimo años, publiqué mi primer cuaderno de versos, no voy a borrar, pues aquellas páginas se refieren Elegía como un himno, dedicado a la memoria al pasado: en cambio, alivié algunas ausencias), de Rubén Martínez Villena, a quien también sigo criterios ya no compartidos, y, en fin, lo habitual admirando, y estuve en 1951 entre los fundadores en un texto de muchos años atrás. Pues si él fue de la sociedad cultural Nuestro Tiempo. Poco un material de inmediata actualidad, ahora hace después, ese mismo año, empecé a colaborar en bueno el verso de Dante que tanto me gusta, y Orígenes, y me sentí a gusto entre los admirables donde se dice de los seres del mañana (quienes poetas de más edad nucleados en torno a aquella en su hornada inicial ya están aquí) «che questo noble revista, que acogería luego a poetas de mi tempo chiameranno antico». Por cierto: lo antiguo propia generación con quienes iba a estar muy ha tenido siempre para mí extraños vínculos con el unido, como Fayad Jamís, sobre todo, Pablo presente y el porvenir. Razón por la cual saludé con Armando Fernández y Pedro de Oraá. Sin em- un cuaderno de versos titulado Vuelta de la antigua bargo, no me consideré (ni, lo que acaso cuenta esperanza el triunfo revolucionario de 1959, que más, me consideraron sus integrantes, a varios para muchísimos fue motivo de júbilo; para muy de los cuales quiero y debo mucho) miembro pocos, de desolación; y para futuros traidores, de del que sería conocido como grupo Orígenes, forcejeos en busca de puestos (en las nóminas y no obstante haber sido él para mí un taller, bajo el sol) y de injurias a quienes consideraban como recordó el propio Lezama al comentar obstáculos en su sórdida cacería, preludio de otras los vínculos que con razón veía entre Orígenes sordideces y de incontables falsedades. y Casa de las Américas. Finalmente, reparé en que, salvo en mi más temprana adolescencia, a Creía cuando escribí aquel trabajo que las pesar de ser gregario nunca he formado parte de generaciones anteriores habían cumplido ya grupo alguno. Quién sabe si ello me ha ayudado su faena mayor, sin duda muy importante. Por (¿impulsado?) a tratar de cumplir un propósito suerte, estaba equivocado. En no pocos casos, que me estremeció cuando leí en Shaw (uno de esa faena se enriquecería después a veces hasta mis primeros maestros, según dijera ya, junto con hoy mismo, e incluso echaría una luz definitiva sobre lo previamente realizado. Aunque los ontirnoasdcioem, poeMroacrotím, CparesanldyerUtnoadmo uynao)to: ndooss.ercnada ejemplos que podría aducir son muchos, basten los de Alejo Carpentier y Cintio Vitier. 36
Fotografía de Henri Cartier Bresson, 1962 Cuaderno de apuntes
ACADEMIA CUBANA DE LA LENGUA Revista Casa de las Américas No. 296-297 julio-diciembre/2019 pp. 38-46 Ha fallecido en La Habana, a la edad de Más allá del ejercicio ininterrumpido de ochenta y nueve años, quien fuera nuestro un oficio literario que alcanzaría más de seis director de 2008 a 2012, el Dr. Roberto décadas, Fernández Retamar desplegó, en la Fernández Retamar. Su legado como Maestro, en segunda mitad de la pasada centuria, una labor el sentido más alto del término, es extraordinario, importante como editor de libros y publicacio- no solo por el valor de la obra literaria que nos nes periódicas, pero, sobre todo, su presidencia deja y en la que siempre vivirá, sino también por de la Casa de las Américas resultó relevante en su coherencia ética, por su fidelidad a los más la consolidación y enaltecimiento de esta insti- altos valores de la cultura cubana y latinoame- tución. Su quehacer docente en las principales ricana, por su sensibilidad e inteligencia, por su universidades del hemisferio occidental, sobre bondad y vocación de servicio. todo en la Universidad de La Habana, lo sitúa en un lugar cimero de los estudios filológicos. La obra literaria de Fernández Retamar es una Su práctica como crítico y profesor de literatura de las más relevantes en nuestra lengua, reali- ha sentado cátedra en disciplinas tales como la zada fundamentalmente a través de la poesía y teoría literaria y la historia de la literatura his- el ensayo. Su poesía abarca numerosos títulos y panoamericana, cuyos cánones ha contribuido alimenta desde siempre la mayoría de los textos a gestar como pocos. Su filiación a una teoría en los que ha comunicado su fe de vida y el equi- de la literatura sin frontera alguna, confirma sus librio de lo cotidiano y lo épico en su propia raíz. exploraciones y acercamientos a otros cuerpos literarios en diversas lenguas. Pensador de nuestra América, sus ensayos abrieron nuevas perspectivas para la exploración La obra de Retamar, por otra parte, ha tras- de la identidad latinoamericana, de ahí su empe- cendido a innumerables ámbitos y fue espejo ño en difundir e interpretar la monumental obra de la inquietud moral e intelectual de varias de José Martí, el más universal de los cubanos. generaciones de creadores, quienes bebieron de su sabiduría y de su preciosa obra literaria. Su obra toda fija el paisaje esencial de este Preferida por los más jóvenes, así como por los escritor que surge con sus hermosos poemas de consagrados, la obra de Fernández Retamar ha afirmación civil y humana en los años cincuenta y alcanzado valores trascendentes que lo han colo- alcanza su esplendor con la creación de una cado a la cabeza de la producción contemporánea figura significativa para la comprensión de la en nuestra lengua. estatura de la cultura continental como resultado de su reinterpretación de Caliban. 38
AURELIO ALONSO ¡Otra vez la muerte...! Hace muchas, pensamiento descolonizador latinoamericano y demasiadas semanas que sabía, sabía- caribeño. Se nos fue el maestro y el compañero. mos, que era algo que podía suceder, que sucedería en algún momento. La última vez No tenemos idea exacta de lo que perdemos que le hablé me hirió como una cuchillada perci- hasta que lo perdemos. bir que se asía al último soplo de vida. Hace vein- ticuatro horas supe por Marcia que ya sucedería, Tuve el privilegio de trabajar muy cerca de Ro- como que el tiempo se había suspendido, de esa berto en los últimos quince años, y solo lamento manera impecable en que la muerte lo suspende. que no haya sido antes. Era un amigo con quien me sentía identificado desde los sesenta, respon- Sin embargo, cuando Silvia Gil llamó, hace sabilizados los dos en aquel entonces en revistas cinco minutos, para decirme que acababa de afines en su vocación hacia nuestra América. suceder, que Roberto había dejado de respirar, el Como un hermano mayor. Las tareas que me tocó batacazo fue inevitable. Como si hubiera sucedi- hacer después me desconectaron en cierta medida do lo imposible. Había partido la pluma que supo de su entorno, aunque no nos alejaron, hasta que dar, con fidelidad, poesía a nuestra Revolución tuvo la idea de invitarme a incorporarme a su lado y revolución a nuestra poesía. La mirada capaz en Casa de las Américas. Me sobran motivos para de desentrañar el significado profundo de la la admiración, para el afecto, para el dolor por metáfora de Caliban y rearmarla en el proyecto su partida y para un recuerdo agradecido. No martiano. Que dejó un legado de claves para el podré dejar de convocar su presencia en lo que me quede de camino. VICENTE BATTISTA Se ha ido uno de los mayores poetas de nizas. Pero sus poemas, sus ensayos, toda su América, un pensador excepcional y un obra seguirá iluminándonos para siempre, con revolucionario total. Pidió que arrojaran la belleza y la fuerza que puso en cada una de sus cenizas al mar y el mar guardará sus ce- sus palabras. 39
FREI BETTO Hermanos y hermanas de la Casa de las profundo espíritu revolucionario, libre de secta- Américas y de Cuba: agradezco a Dios el rismos e intolerancias. don inestimable de la vida de mi querido hermano Roberto Fernández Retamar. Gracias a Haydee Santamaría, a Mariano Ro- dríguez y a Retamar, la Casa de las Américas A lo largo de los últimos cuarenta años se destaca como punto de convergencia de los hemos tenido muchos encuentros como amigos intelectuales, escritores y artistas progresistas de fraternales y en eventos políticos y culturales en la América Latina y el Caribe. Retamar nos deja Cuba, Brasil y Nicaragua. como legado su ejemplo de revolucionario abne- gado, poeta sensible, intelectual dialógico, hombre Roberto era un poeta, no solamente en su dedicado a las más nobles causas de la humanidad. valiosa creación literaria, sino también en su modo de vivir, de hablar, de saber escuchar. Tenía A su familia y a la (mi) familia de la Casa de las una sonrisa iluminada, un humor inteligente, y Américas, mi abrazo fraterno de resurrección. JORGE BOCCANERA Me uno al pesar por el fallecimiento de de una herramienta múltiple –la Casa de las Roberto Fernández Retamar, un intelec- Américas– un diálogo fecundo entre saberes e tual central en la cultura latinoamericana inventivas, convocando y difundiendo a los más durante más de medio siglo, que además de su relevantes escritores y artistas de nuestra Amé- obra poética y ensayística, desplegó a través rica. Su palabra viva nos seguirá acompañando. 40
MIGUEL BONASSO Réquiem para el poeta de la Revolución En su entrañable Habana, donde había nacido Fernández Retamar, al que Cintio Vitier con- hace ochenta y nueve años, se nos murió sideraba el lúcido y tierno poeta de las recatadas Roberto Fernández Retamar, un imprescin- glorias hogareñas, de las cariñosas tardes de su dible de la Patria Grande. barrio, del amor y la amistad, pero también de la ardiente intemperie del ser ante el enigma, es Es muy duro, para los que tuvimos el privilegio –simultáneamente– el pensador profundo de la de su amistad, admitir que no volveremos a verlo, realidad latinoamericana, que se expresa en su a escuchar su risa ronca, a reírnos –cómplices– con magnífico «Caliban», que estaba aumentando sus divertidas anécdotas, con su finísimo sentido en los días previos a su muerte; el director de del humor. Para quienes no lo conocieron queda la revista Casa de las Américas, que cobijó a lo la estampa intrigante de ese Quijote con gorra, más granado del pensamiento latinoamericano bastón, guayabera y lentes, de gesto severo, des- y de la propia institución Casa de las Américas, mentido por la mirada tierna. Como bien recuerda esa formidable caldera cultural, que nació junto su entrañable exégeta, Sergio Marelli, Roberto con la Revolución Cubana y la distinguió a nivel mismo se ocupó de aclarar que se cobijaba bajo mundial. Allí, en 1986, sucedió, durante tres dé- las apariencias: «si en lo exterior tengo figura de cadas, a esa combatiente de la primera hora que Quijote, por dentro tengo más de Hamlet». fue Haydee Santamaría y a Mariano Rodríguez. Como un Pico della Mirandola de nuestra A los que quieran conocer en profundidad a época, Roberto fue muchas cosas a la vez y en Fernández Retamar, como el nexo de la Cuba todas fue excelso. Fue un gran poeta, un gran en- revolucionaria con la cultura internacional, les sayista, un gran promotor y difusor de la cultura recomiendo un libro extraordinario del ya citado latinoamericana y un gran revolucionario. Fue Sergio Marelli, titulado Circunstancias de un un leal militante de la Revolución Cubana, sin poeta, que no es una biografía, sino un desfile perder por eso el sentido crítico, la visión realista de los errores humanos, la capacidad de reacción fascinante de personajes y anécdotas, en el que mar- ante las desviaciones burocráticas. chan codo a codo Lezama Lima, Julio Cortázar, 41
Gabriel García Márquez, Jean Paul Sartre, Rodríguez y, por supuesto, Ernesto Che Guevara Simone de Beauvoir, Ernest Hemingway, Alejo y Fidel Castro. Carpentier, Louis Althusser, Mario Benedetti, Roque Dalton, Ernesto Cardenal, Octavio Paz, Toda una época. Gloriosa. Intensa. Opuesta a Ezequiel Martínez Estrada, Rodolfo Walsh, David esta que padecemos y que encarna como ninguna Viñas, Alfonso Reyes, León Rozitchner, Silvio el título que le dio a la suya Víctor Serge: «Si es medianoche en el siglo». ATILIO A. BORON Este sábado 20, a últimas horas de la tarde, sino también con sus bloqueos, como el que llegaba a Buenos Aires la triste noticia del padece Cuba desde hace sesenta años, o el más deceso de Roberto Fernández Retamar. Se reciente perpetrado con saña feroz en contra de consumaba así una pérdida de verdad irrepara- la Venezuela bolivariana. ble, aunque esto parezca una frase trillada o un lugar común. Roberto deja un hueco en la cultura Retamar fue el prototipo del intelectual com- emancipatoria imposible de llenar, sin que esto prometido, que actuó sin desmayos a lo largo signifique menosprecio alguno para tantas y de toda su larga y fecunda vida. Organizador tantos intelectuales revolucionarios de nuestra cultural, lector incansable, crítico incisivo pero América. Pero Retamar era claramente un fuera siempre amigable. Su labor en la Casa de las de serie: un hombre de convicciones firmes y Américas ha sido extraordinaria, en línea con lo de exquisita cortesía, poseedor de un castellano que hiciera su predecesora, la gran Haydee San- límpido y preciso, siempre armonioso al oído tamaría. No hay palabras suficientes para trasun- de su lectora o lector. Una pluma elegante, que tar el dolor por su pérdida y la relativa orfandad deleitaba con su lectura y a la vez punzante en que a muchos de nosotros nos deja su partida. para con los siervos del imperio, los enemigos Guardo muchos recuerdos de tantos encuentros y de la Revolución y también para la legión de conversaciones con él, en La Habana y en Bue- eclécticos que en momentos como estos vacilan nos Aires, y muy especialmente las dos últimas en condenar categóricamente al imperialismo cuando en su oficina de la Casa de las Américas, por la interminable sucesión de crímenes de mientras dialogábamos sobre uno de sus temas lesa humanidad que comete a diario. No solo favoritos, los intelectuales y la deserción de la con sus bombardeos, sus drones, sus guerras academia, le conté al pasar de mi indignación ante las mentiras y tergiversaciones que pobla- 42
ban un reciente libro de Mario Vargas Llosa (La él y con Jorge Fornet, otro gran escritor cubano. llamada de la tribu) y mi intención de escribir Allí sentí que Roberto me dio el impulso final algo al respecto. Pensaba en un artículo que, tal para resolver un problema que suele ser muy vez, pudiera publicarse en la revista Casa, le serio para muchos escritores: poner punto final dije con cierta timidez. Quedé paralizado cuando a la obra, decidir que ya está terminada y que noté que su cuerpo entero se puso en tensión, solo resta entregarla a la imprenta. Me fui de esa abandonó la charla sobre los intelectuales, y me reunión preocupado porque si bien Retamar con- dijo que eso, una simple nota, no sería suficiente servaba una lucidez asombrosa su físico se había y que el personaje de marras merecía algo más debilitado considerablemente. Pero me marché que una nota. Un libro, me dijo, «escribe un libro aliviado porque me había resuelto el permanente donde expongas todas sus patrañas y traiciones». desafío de saber cuándo poner el punto final a Me sorprendió la fuerza con que se expresó mi escrito. Tuve la inmensa satisfacción de que y debo reconocer que ese fue el origen de El en febrero de 2019, con ocasión de la Feria del hechicero de la tribu. Sentí que lo que me tras- Libro de La Habana, pude entregarle una copia mitía con tanto énfasis no era un consejo sino de mi libro impreso por el Instituto Cubano del un mandato para realizar un ajuste de cuentas Libro. Un brillo relampagueó en sus ojos y creo que percibía como urgente y necesario y que tal que para sus adentros se habrá dicho: «misión vez él sabía que ya no tendría tiempo para hacer. cumplida». Salí de la Casa de las Américas confundido y dubitativo. Pero pocas horas después caí en la Concluyo diciendo que no me alcanzará lo que cuenta de que tenía que hacer lo que Retamar me me queda de vida para agradecer la oportunidad había dicho. Ni bien regresado a Buenos Aires única de haber sido agraciado con su amistad, puse manos a la obra y a lo largo de toda la fase con la de su amada esposa, Adelaida de Juan, de búsqueda de documentación, y por supuesto y haber sido educado con su magisterio. No durante la redacción del libro, el intercambio de tengo palabras para expresar todo lo que siento, correos con Retamar era frecuente, casi sema- y me disculpo ante quienes leen estas líneas y nal. Y no eran uno o dos, sino varios cada vez, en especial con Laidi, su hija. Ocurrirá con Ro- con sus comentarios, aclaraciones, precisiones berto lo que pasa con las estrellas: aun muertas y datos de contexto que estaban en su memoria siguen emitiendo luz. En su caso, sus poemas, alojados en un enojoso anaquel reservado desde ensayos, notas de todo tipo seguirán iluminando hacía décadas a Vargas Llosa y su relación con la conciencia de los revolucionarios de nuestra la Revolución Cubana. Sus observaciones eran América. Solo me resta decir que cuando bien de una precisión quirúrgica e invariablemente pronto regrese a su amada Habana arrojaré una acertadas. Estando sumido en toda clase de flor al mar, justo enfrente de donde se encuentra dudas acerca de cuándo darle el toque final a la Casa de las Américas, para honrar sus ceni- mi manuscrito pude visitarlo una vez más en La zas y su memoria y gritar con toda la fuerza de Habana y mantener otra larga conversación con mi alma «¡Hasta la victoria siempre, Roberto! ¡Venceremos!». 43
FERNANDO BUTAZZONI Queridos hermanos de la Casa: la muerte recordaré con cariño y gratitud, y sé que ustedes de RFR me conmovió porque él era una también. Les mando un fuerte abrazo desde marca indeleble de la Casa y de los puen- Montevideo, que hoy está más gris que nunca. tes culturales entre Cuba y el mundo. Siempre lo ROSALBA CAMPRA Me acaba de llamar un amigo para darme Revisando papeles encontré lo que me que- la triste noticia de la muerte del admi- daba de una carpeta de tarjetas postales que rado y querido Roberto. Abro entonces Gianni me regaló, en las que reproducía un la computadora y encuentro la comunicación poema y una imagen. Entre ellas estaba tu enviada por la Casa de las Américas. Me temía «Ringraziamento al Zoologico per una lezio- que en cualquier momento iba a suceder, pues ne», y eso me llevó a la sección de mi biblio- por primera vez un mensaje mío había quedado teca que te está dedicada. Entre otros libros sin respuesta; se trataba de un e-mail que le tuyos, ahí está Algo semejante a los monstruos envié cuando estaba preparando un trabajo para antediluvianos, y buscando el original de esos presentar en la jornada que en junio tuvo lugar versos me fui leyendo todo el resto: qué ma- en la Sapienza sobre «Relaciones transatlánti- ravilla tu poesía, Roberto. Gracias. cas entre Italia y América latina». Dediqué una sección de mi trabajo a otro querido amigo que Gracias, sí, Roberto, que a la vez nos has le- nos dejó, Gianni Toti. Y estas que copio son las gado una obra que sienta bases para la reflexión líneas donde en mi mensaje a Roberto me refería intelectual y has iluminado la realidad con tu a hallazgos que no puedo llamar inesperados: poesía. Seguirás estando con nosotros. 44
ÁLVARO CASTILLO GRANADA Hace un momento me acabo de enterar, mirar. De «qué cosa más grande, caballero...». don Roberto. Me honró con su amistad. Ese es uno de los Hace apenas un momento. grandes honores y privilegios que me dio la vida. Apenas leí la noticia me quedé de una pieza. Sigo asombrado, don Roberto... Qué le voy a Me paré frente a su sección de mi biblioteca: mi hacer... Las lágrimas en este momento empiezan retamaroteca. No saqué ninguno de sus libros a salir de mis ojos. Sí: «Hoy eres menos». Hoy para abrir una página al azar como hacía, como soy menos. Hoy somos menos. Hasta siempre, hago, con frecuencia. No. Los miré a todos en don Roberto Fernández Retamar. Este librero le conjunto a lo largo y ancho del estante donde da las gracias por todo. habitan y permanecen. Uno tras otro forman un En medio de mis «libros desordenados y bellos inmenso cuerpo que, a través de una voz esplen- como un bosque» lo recordaré diciéndome dorosa, habla preguntando y preguntándose. «Alvarito». Usted para siempre fue y será «don De usted (sé que es una exageración) es Roberto». Así siempre lo prefirió mi corazón y el autor de quien tengo más libros dedica- «con una sola vida para vivir, / Una vida que han dos: ciento setenta. Sí, tengo ciento setenta entregado / Como se entrega lo que solo existe dedicatorias suyas. Para mí, para conmigo. si se comparte». Si hay un escritor, una voz, que habita todo lo que Fue un honor haber compartido con usted, escribo es la suya. Trato de capturar en mis textos contigo, compañero. la música y el ritmo que habitan sus poemas. Esa manera de cantar conversando. De abrazar. De 20 de julio de 2019 Con Mariano Rodríguez, Gabriel García Márquez y Haydee Santamaría, en la década del setenta 45
CONSEJO LATINOAMERICANO DE CIENCIAS SOCIALES La cultura está de luto con la desaparición ser un referente indispensable de la cultura del de Roberto Fernández Retamar, poeta, in- que varias generaciones se nutrieron. Seguirá telectual y ensayista cubano que, desde la por siempre con nosotros, en nosotros. Com- isla caribeña que lo vio nacer, irradió sus versos prometido desde sus albores con la Revolución y su pensamiento hacia toda Latinoamérica y el Cubana, ocupó en estos sesenta años diferentes mundo. responsabilidades políticas y culturales. Entre otros, fue integrante del Consejo de Estado Clacso lamenta con profundo dolor el falle- encargado de la Cultura y, hasta su último día, cimiento de este hombre que, con su trabajo, presidente de la Casa de las Américas. su lucidez intelectual y su compromiso, supo GABRIEL CORTIÑAS Ayer muy tarde me enteré de la muerte de las mejores energías para lo que tenga que venir. Retamar y no pude no pensar en ustedes, en Se fue un grande y, como ya saben, su obra ahora los desafíos y en cómo se deberían sentir. está en ustedes. Desde el sur, les mando un abrazo Este correo no tiene más que ese fin: hacerles llegar a las compañeras y los compañeros de la Casa. 46
Fotografía de Paolo Gasparini, 1965 y manuscrito
ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR Que veremos arder* A Marcia Leiseca, conversando hacia la Plaza de la Revolución Abel derramó su sangre en el comienzo. No lo siguieron más que los humildes, los olvidados. Y, luego de andar sobre el mar, Quedaron doce, y todo empezó de nuevo. Bajaron con barbas al romper el año, Y tuvieron discípulos sobre la vasta tierra. Eso lo sabía ya el libro. Revista Casa de las Américas No. 296-297 julio-diciembre/2019 p. 48 Pero los símbolos que ellos hicieron No tenían libros: los que hicieron las cosas No tenían nombres, o al menos sus nombres No los sabía nadie. Las fechas que llenaron Estaban vacías como una casa vacía. Ahora sabemos lo que significan Cuartel Moncada, 26, Lo que significan Camilo, Che, Girón, Escambray, octubre. Los libros lo recogen y lo proponen. El viento inmenso que lo afirma, barre las montañas y los llanos Donde los que no tienen nombres, O cuyos nombres no conoce nadie todavía, Preparan en la sombra llamaradas c Para fechas vacías que veremos arder. * Publicado en Casa de las Américas, No. 40, enero-febrero de 1967, p. 104. 48
Cuerpo que no está claro* La boca (no el hombre) solloza como un arpa, Ridícula como el sollozo de un arpa, Porque no tiene los tabacos armoniosos de antaño (Los dulcísimos, los inolvidables tabacos de antaño) Sino muy de tarde en tarde, de sobresalto en sobresalto; Las piernas deploran las colas como a enemigos personales; El pecho resopla en las frías madrugadas del campo, Suelta su disnea modesta, nada histórica, Entre las pacíficas hamacas crujientes; Los brazos (¿y qué decir de los hombros?, ¿qué de la cintura?) Llega un momento en que no pueden más De picos, palas, guatacas, mochas; El esqueleto parece hecho de cristal y de astucia Cuando se engrasan de nuevo los himnos de matar; A la piel le molesta el calor, los ojos necesitan más luz, El cuerpo todo añora menos desorden, algún reposo, mariscos, aves, frutas, Y hasta las sobresaltadas contradanzas del vino. ¡Qué poco claro está este cuerpo! Pero el alma lo empuña como una espada Revista Casa de las Américas No. 296-297 julio-diciembre/2019 p. 49 (Como dicen que se empuñaban las espadas), Lo endereza, le hace tragarse sus silencios, Le cierra la mano huesuda sobre la herramienta, Le enciende deshilachados cigarros en la boca, Lo empuja sobre un caballo, lo monta en un barco de latón, Le desliza algunas ideas en la cabeza, Lo hace trabajar soñar esperar. El alma, eessadpefainrtietivqaume,esnetgeúmnonrotasla. sceguran, También * Publicado en Casa de las Américas, No. 60, mayo-junio de 1970, p. 93. 49
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